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3.1.

3 UBICACIÓN

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS:


Artículo 7 “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a
igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda
discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación.”

CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

Artículo 1. “Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar


los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno
ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación
alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas
o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.

Artículo 2. “Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el


artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro
carácter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus
procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las
medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer
efectivos tales derechos y libertades.”

Artículo 24 “Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia,


tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley.”

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1993: Artículo 2, inciso 2

3.2 DEFINICIÓN

Huerta Guerrero, (2005). El derecho a la igualdad implica que todas las


personas deben ser tratadas en forma igual por parte del Estado. En consecuencia,
todo trato diferente está prohibido. Este trato desigual de los iguales se conoce como
discriminación.

3.2.1 EN EL PERÚ
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1993

Artículo 2.- Toda persona tiene derecho:

2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen,
raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera
otra índole.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

[…]La igualdad como derecho fundamental está consagrada por el


artículo 2º de la Constitución de 1993, de acuerdo al cual: “(...) toda persona
tiene derecho (…) a la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por
motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica
o de cualquiera otra índole”. Contrariamente a lo que pudiera desprenderse de
una interpretación literal, estamos frente a un derecho fundamental que no
consiste en la facultad de las personas para exigir un trato igual a los demás,
sino a ser tratado de igual modo a quienes se encuentran en una idéntica
situación.

Constitucionalmente, el derecho a la igualdad tiene dos facetas: igualdad ante


la ley e igualdad en la ley. La primera de ellas quiere decir que la norma debe
ser aplicable por igual a todos los que se encuentren en la situación descrita
en el supuesto de la norma; mientras que la segunda implica que un mismo
órgano no puede modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en
casos sustancialmente iguales, y que cuando el órgano en cuestión considere
que debe apartarse de sus precedentes, tiene que ofrecer para ello una
fundamentación suficiente y razonable.

Sin embargo, la igualdad, además de ser un derecho fundamental, es también


un principio rector de la organización del Estado social y democrático de
Derecho y de la actuación de los poderes públicos. Como tal, comporta que
no toda desigualdad constituye necesariamente una discriminación, pues no
se proscribe todo tipo de diferencia de trato en el ejercicio de los derechos
fundamentales; la igualdad solamente será vulnerada cuando el trato desigual
carezca de una justificación objetiva y razonable. La aplicación, pues, del
principio de igualdad, no excluye el tratamiento desigual; por ello, no se
vulnera dicho principio cuando se establece una diferencia de trato, siempre
que se realice sobre bases objetivas y razonables.” (STC 00009-2007-PI/TC,
fundamento 20).

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