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lealtad del
cliente
Técnicas y
Estrategias de
Comercialización
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Una orientación hacia el
mercado
Estamos en una realidad en la que las empresas se encuentran inmersas en
entornos muy competitivos, lo cual se acentúa con el paso del tiempo.
Cada vez hay más jugadores y nuevas necesidades que satisfacer. La
competencia ya no es local sino global, y las nuevas tendencias erosionan
los hábitos de consumo actual.
En la mayoría de los sectores puede verse una oferta que supera con
creces una demanda, lo cual lleva a una saturación respecto de productos
y/o servicios disponibles en el mercado. Esto hace que los clientes, al
contar con más posibilidades de elección, se vuelvan más exigentes y
menos leales a las marcas, lo que obliga a las empresas a tener que
reajustar su dirección para continuar siendo competitivas.
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El enfoque en el cliente
Según Roger Best (2016) existen dos tipos de empresas: aquellas que
perciben la dirección de los cambios provenientes de los clientes, la
competencia o el entorno y sobre ellos adoptan una postura de liderazgo; y
aquellas que esperan advertir los cambios para recién adaptarse a las
nuevas reglas del juego, corriendo el riesgo de quedarse atrás de sus
rivales o fuera del mercado.
Es en ese sentido que las primeras gozan de los beneficios de contar con
una orientación hacia el mercado, la cual les permite moverse al ritmo del
cambio y poder liderarlo. A su vez, esto les asegura, en el largo plazo, la
supervivencia del negocio, y en el corto plazo, la obtención de una mayor
rentabilidad para los accionistas.
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Satisfacción de clientes
Cabe destacar que las empresas deberán mostrar una actitud proactiva
tanto con sus clientes satisfechos como insatisfechos, entre otras cosas,
para incentivar a estos últimos a formalizar sus quejas y reclamos con el fin
de minimizar los efectos de la disconformidad y convertirlos en
oportunidades de mejora.
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Clientes fieles, perdidos y nuevos
o Por otro lado, los clientes nuevos son los que consumen en menor
medida, ya que al estar transitando la etapa de evaluación no
muestran un grado de compromiso con la marca. Esto reduce
tanto el valor de sus compras como el del margen de ganancia.
Para estos casos, los egresos del marketing salen en términos de
publicidad y promoción.
Best (2016) afirma que si bien existe una relación entre el grado de
satisfacción de los clientes y el nivel de recompra, ésta puede verse
modificada según las condiciones competitivas del mercado.
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o En mercados altamente competitivos, no se puede garantizar ni
los niveles de recompra ni los beneficios a percibir de parte de los
clientes, dado que tanto la diversidad de alternativas como los
bajos costes de cambio afectan hasta los más altos niveles de
satisfacción.
De ahí que el índice de lealtad del cliente se encuentre conformado por los
siguientes indicadores del marketing:
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Ahora bien, es importante señalar que las empresas tendrían que
mantener y desarrollar a determinados clientes de su cartera por encima
de aquellos que no generen valor de rentabilidad o lealtad. De igual modo,
cuando se habla de adquisición de clientes es necesario tener claro a
quiénes conviene desarrollar y a quiénes no. Todo lo mencionado forma
parte del proceso de marketing de relaciones.
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Así mismo, dentro del grupo de nuevos clientes, están los recuperados o
de segunda oportunidad, que dejaron de consumir por algún motivo los
productos de la empresa y optaron por los de la competencia. En este caso,
los programas del marketing relacional deberían estar orientados a
recuperar al nivel de relación dejado. Best (2016) señala que “los clientes
recuperados proporcionan un nivel de compra inicial y un valor actualizado
mayor” (p. 24).
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Bibliografía de referencias
Best, R. J. & Best, R. J. (2016). Marketing estratégico. Madrid: Pearson.