En busca de un análisis profundo a las artesanías Ibaguereñas, se hace muy
necesario identificar los tipos de artesanos que forjan su vocación en el día a día, ya sea en un negocio propio, un local arrendado, o por el contrario en una acera de la ciudad. Artesano de bajo Estatus: Este nombre es dado por una sociedad jerarquizada la cual siente la necesidad de escalonar a todo el mundo, y el artesano no es la excepción. Fundamentalmente las personas perciben a un artesano de bajo estatus como a una persona descontrolada e inestable la cual vive en las calles, literalmente en el rebusque, la cual muchas veces sufre algún tipo de adicción, ya sea a un vicio o a un juego de casino. Pero esto es simplemente el imaginario de las personas del común a lo largo y ancho del país, ya que, si hacemos una contextualización cultural, a el artesano siempre se le ha excluido de las esferas sociales, generando cambios drásticos en los distintos entornos en donde se empieza a mirar el desvanecimiento de los grandes pioneros del arte Tolimense, los cuales por muchas razones tienen que vivir en las calles, debajo de un puente o en el lugar en el que anochezca. Para complementar esta información hemos hablado con un artesano de Calle, quien nos dio grandes rasgos de un artesano “de bajo estatus”. El no niega en ningún momento su adicción a las drogas, pero tampoco niega el mal trato que ha tenido por parte de toda la sociedad colombiana. Habló de Juan Cañas un señor de ya 47 años de edad el cual se encontraba desayunando en el parque Galarza el día 9 de junio del año electo. Nos narró lo siguiente, “Soy artesano y vivo en la calle, provengo de Mocoa la capital del putumayo, a mis 27 años fui desplazado por la guerrilla del sur de Colombia. Desde ese entonces no he vuelto a ver a mi familia, ya que vivo moviéndome constantemente en busca del sustento diario, y todo lo hago atravez de arte, manillas, collares en cáñamo, pulseras de chochos, figuras en madera y varias cositas más.” Ese pequeño relato de vida da muchas interpretaciones, desde un contexto social hasta el abandono propio. Así como vive este artesano, existen muchos mas en situaciones similares los cuales desde hace décadas viven en las calles sumergidos en los vicios, y sin duda Ibagué de alguna u otra forma a logrado desplazar lentamente a estos personajes de sus entornos, caracterizándolos como sujetos desordenados los cuales deben mantenerse aislados de la lógica de ciudad culta y ordenada. Artesano de Estatus medio: Literalmente Alfonso Mejía artesano del norte de la capital Tolimense se definió como un artesano de estatus medio, quien hace de todo un poquito, y lo que es mas digno de resaltar; todo lo hace con pasión. En el día a día los artesanos en esta escala de organización por estatus social, lucha contra la pobreza y se dedica a los trabajos en madera, hierro, y todo tipo de artesanía pesada como lo es la carpintería y la herrería, las cuales son dos grandes pilares de el desarrollo en la gran mayoría de las civilizaciones, y no se les tienen en cuenta a los artesanos como pioneros en estas profesiones. “Se de todo un poquito” esa fue la expresión de muchos de los personajes que se dedican a las artesanías a lo largo y ancho de Ibagué. Sus trabajos son de jornadas largas ya que su arte es el principal ingreso económico para sostener a sus familias, algunos en talabarterías, zapaterías, y en su mayoría artesanías muy manuales, las cuales demuestran sus capacidades como menestrales. Nuestras fuentes orales fueron varias, y en algo en las cuales todas coinciden es en el inicio de sus vocaciones como artífices, la cual se fundamenta en la elaboración de artesanías para su uso personal, o para sus casas. Además, algunos atribuyen su crecimiento como artista a los viajes por distintos lugares del país, en donde lograron captar nuevas ideas para de esa forma agrandar su bagaje como artesanos, y empezar a independizarse bastante respecto a sus formas de hacer arte. Alfonso Mejía, comenzó como artesano hace aproximadamente 20 años, en donde desde un principio le llamó la atención trabajar con madera, pero expresa que “Era un muchacho de bajos recursos, sin estudio, y sin apoyo al que le constaba tener su propio montaje de máquinas y por esa razón me vi obligado a trabajar en los grandes negocios de ebanistería”. Fue apenas en el año 2006 en el cual logró independizarse con un par de máquinas, en un local oculto y desconocido del barrio el salado, pero con mucho talento y ganas de salir adelante, y su presente dice lo mismo ya que vive totalmente de su vocación como buen artífice de arte, haciendo desde grandes elaboraciones como armarios, empotrados, camas; hasta detalles personales como marcos para fotos, cajas de sorpresa y nombres en madera. Artesano de Estatus Alto: Fundamentalmente existen dos subtipos de artesanos en esta categoría. Por un lado, el artesano que trabaja para las grandes industrias, o en ocasiones los que tienen su propio negocio, con todas las normas legales; Y por el otro lado está el personaje que realizan arte en tiempos libres, por gusto, ya que tienen una carrera profesional, o se dedica a otra labor. El primer artesano en esencia lo encontramos en lugares mas cultos, según la idea de ciudad tecnificada, en donde el hombre pasa a ser remplazado por una máquina, y básicamente ellos elaboran prototipos iniciales para luego hacerlos en masa. En donde luego sus ideas se convierten en réplicas de manera abundantes en todos los negocios de cadena, por determinado lugar, tal es el caso del Municipio Mayor del Quindío, Salento, en donde sus artesanías son en su mayoría realizadas en otros lugares para luego ser trasladadas a las tiendas de arte para finalmente ser vendida a los turistas de dicho lugar. La misma lógica es aplicada en Ibagué, en donde el consumismo es un factor clave al momento de producir algún artículo; en cual debe ser reproducido de manera intensiva para luego ser llevada al mercado, para su venta. Esta faceta no es aplicada del todo en Ibagué ya que la industria artesanal tiene fuerte vínculos con marcas muy reconocidas en el exterior, las cuales son traídas desde otros lugares ya sean del país o del exterior para ser comercializadas a lo largo y ancho de la ciudad, generando un bajo nivel de autenticidad de los productos tanto que se les llega a llamar mercancías y dejan de ser arte, y más si existe miles de réplicas del mismo objeto. Ya el segundo subtipo de artesano de estatus alto, tiene su propio negocio, en donde trabaja sus productos para ser vendidos, este tipo de artesanías no tiene que ser confundidos con los negocios de vitrina industrial, en donde todo este hecho en grandes escalas. Al contrario, el artesano busca ser muy auténtico en cuanto a sus manualidades, las cuales siempre representarán sus cualidades idóneas como artífice. En la plazoleta de los artesanos en la ciudad de Ibagué se ve un claro ejemplo de una serie de menestrales, los cuales luchan por realizar obras auténticas y escasas en el mercado, para que de esta forma se les acredite como buenos artesanos, debido a sus excepcionales trabajos los cuales no son réplicas ni copias de otros tipos de artesanos. Estos tres tipos de artesanos son los que se les conocen en una escala jerárquica dentro del entorno social de Ibagué, en donde se hace evidente durante las últimas dos décadas la caída de el arte propio del nuestra tierra Tolimense, para ser remplazada por unos productos totalmente industrializados, los cuales no dan ni el más mínimo chance a estos personajes emprendedores para que logren restablecer una identidad cultural propia de Ibagué, la cual se ha ido perdiendo por la homogenización cultural que hemos venido sufriendo en los últimos tiempos debido al escaso apoyo a lo nuestro, como lo son las artesanías Colombianas.