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Sobre el tema a tratar se debe analizar ahora las distintas responsabilidades en que una misma
persona jurídica o natural puede incurrir en una conducta contraria a Derecho y si dicha
responsabilidad es subjetiva u objetiva.
Por haber cometido una infracción o contravención administrativa, el sujeto activo puede llegar
a responder civilmente por los perjuicios ocasionados a un tercero; o penalmente si, a la vez, la
conducta en que incurrió se encuentra tipificada en la ley penal como delito; o
administrativamente ante una entidad estatal (autoridad administrativa) que, generalmente,
ejerce funciones de control, vigilancia e inspección. También se puede dar el caso de que
concurran dos o las tres responsabilidades mencionadas.
La Responsabilidad Civil :
“(…).
“La responsabilidad civil es para SAVATIER ‘la obligación que puede incumbir a una persona de
reparar el daño que ha causado a otra por su hecho o por el hecho de las personas o de las cosas
dependientes de ella’ (citado por MONTOYA, Mario -La Responsabilidad Extracontractual- De.
Temis, Bogotá 1977, pág. 14).
“En concepto de ESCRICHE, es ‘la obligación de reparar y satisfacer por si o por otro, cualquier
pérdida o daño que se hubiere causado a un tercero’ (ESCRICHE, Joaquín- Diccionario razonado
de legislación y jurisprudencia- Librería de la Vda. de Ch. Bouret, nueva edición, 1931, p. 1.440).
“En este orden de ideas, importa destacar que la responsabilidad civil surge si se reúnen los
elementos que la determinan a saber: El hecho, el daño y el nexo de causalidad. Por
consiguiente, la falta de uno de tales presupuestos es óbice para su advenimiento. Para mayor
inteligencia de estos asuntos, es oportuno examinarlos brevemente así:
“1º. El hecho: Resulta de la acción u omisión físicamente libre, pero no legalmente, que ocasiona
daño a otro y que es imputable al sujeto obligado; vale decir a quien actúa en un cierto
momento, pese a que le está prohibido, o se abstiene de obrar cuando tiene la obligación de
hacerlo.
“Luis M. Rezzonico (nombrado por Montora Mario -op. cit. pág. 41) afirma: ‘Son acciones y
omisiones voluntarias prohibidas por las leyes, decretos o reglamentos dictados por las
autoridades competentes, que causen daño a otro, imputable al autor’.
“Nuestro Código Civil exige el requisito que se comenta (entiéndase aquí culpa) en los artículos
1.604, 2.341 y 2.356 para los fines de estructuración de la responsabilidad civil. Tal ‘culpa’ no es
otra cosa que la no previsión de lo que hubiese podido preverse y evitarse. Los Hermanos
Mazeaud señalan que ‘La culpa es un error tal de conducta, que no se habría cometido por una
persona cuidadosa, situada en las mismas circunstancias ‘externas’ que el demandado’
(MAZEUD, Henry, León y Jean. Lecciones de Derecho Civil -La responsabilidad Civil, Los
cuasicontratos- Buenos Aires, Jurídicas Europa América, 1980 – pág. 123).
“En lo atinente al dolo debe afirmarse que conforme con el Código Civil es ‘… la intención positiva
de inferir injuria a la persona o propiedad de otro’.
“2º El daño: Los Hermanos Mazeaud, opinan que no es necesario definir este elemento “… por
que el sentido jurídico del término no es otro que su sentido corriente’. No obstante, entre
nosotros el jurista doctor Fernando Hinestrosa lo define así: ‘Daño es la lesión del derecho ajeno
consistente en el quebranto económico recibido, en la merma patrimonial sufrida por la víctima,
a la vez que en el padecimiento moral que la acongoja’. (nombrado por Montoya Mario -op cit.
pág. 101).
“En términos elementales debe decirse que la relación de causalidad consiste en el vínculo
necesario entre un acto culpable y voluntario y el daño que con él se ocasiona, por lo cual su
autor está llamado a indemnizar.
Por regla general, la responsabilidad civil es subjetiva, o sea que cabe entrar a analizar si la
conducta se realizó con dolo (o intención) o con culpa (imprudencia, negligencia o impericia).
Sin embargo, por excepción la responsabilidad puede ser objetiva, como ocurre, entre otros, en
los siguientes casos:
1º) Responsabilidad por ruina originada en un vicio de construcción (arts. 2351 y 2060 del C.C.);
2º) Daños causados por animal fiero (art. 2354 del C.C.);
3º) Responsabilidad por daño causado por una cosa que cae de un edificio (art. 2355 del C.C.); y
4º) Daños causados como consecuencia del ejercicio de una actividad peligrosa (existe
presunción de culpa, según el art. 2356 del C.C.).
“No estarán sujetos a dicha responsabilidad, quienes no hayan tenido conocimiento de la acción
u omisión o hayan votado en contra, siempre y cuando no la ejecuten.
“En los casos de incumplimiento o extralimitación de sus funciones, violación de la ley o de los
estatutos, se presumirá la culpa del administrador.
“De igual manera se presumirá la culpa cuando los administradores hayan propuesto o
ejecutado la decisión sobre distribución de utilidades en contravención a lo prescrito en el
artículo 151 del Código de Comercio y demás normas sobre la materia. En estos casos el
administrador responderá por las sumas dejadas de repartir o distribuidas en exceso y por los
perjuicios a que haya lugar.
B- La Responsabilidad Penal:
Al respecto, comparto en su totalidad las acertadas consideraciones de la Superintendencia de
Sociedades en el aludido concepto jurídico y que transcribo a continuación, advirtiendo que se
refieren a las normas del Código Penal de 1936:
“Enfocado el problema desde el ángulo penal, han de hacerse las consideraciones siguientes:
“La responsabilidad, desde este punto de vista, surge como consecuencia de una infracción a la
ley penal. Así lo consagra el artículo 11 del C.P. en donde se advierte:
“‘Todo el que cometa una infracción prevista en la ley penal será responsable, salvo los casos
expresamente exceptuados en este Código’.
“Es importante, pues, que no exista duda alguna respecto a que este tipo de responsabilidad
implica que el sujeto activo del delito o de la contravención haya realizado una conducta
sancionada por la ley penal o se haya obtenido -sic- de obrar a pesar de estar obligado a hacerlo
según dicha ley (tipicidad). Se requiere además, que el proceder delictuoso típico, lesione o
ponga en peligro injustamente el interés jurídico protegido por la ley (antijuridicidad) y que,
finalmente, se realice con culpabilidad. De ahí que los tratadistas de la materia enseñen que
para que el autor de una cierta conducta pueda ser sancionado penalmente, aquélla debe ser
típica, antijurídica y culpable”[31].
De suerte pues que, por regla general, la responsabilidad penal es de carácter subjetivo, es decir,
que la conducta delictual se ha debido cometer con dolo o con culpa. Sin embargo, en
tratándose de las contravenciones penales, dicha responsabilidad era objetiva, según las voces
del art. 13 del Código Penal de 1936. Al parecer, en el Código Penal de 1980 continúa siéndolo
aunque no se haya consagrado expresamente.
En el sector financiero, los administradores de las instituciones que lo conforman pueden ser
sujetos activos de determinados tipos penales, que exigen sujeto calificado y que forman parte
del llamado (el verdadero) Derecho Penal Financiero. Entre otras conductas tipificadas en el C.P.,
pueden cometer delitos contra el orden económico y social (tales como el acaparamiento, la
especulación, el pánico económico, la usura, la usurpación de marcas y patentes, y la violación
de la reserva industrial). Así mismo, pueden incurrir en el delito de falsedad en documentos
privados, como lo establece el art. 395 del Código de Comercio, que reza:
“Los administradores de la sociedad y sus revisores fiscales incurrirán en las sanciones previstas
en el Código Penal para falsedad en documentos privados, cuando para provocar la suscripción
de acciones se den a conocer como accionistas o como administradores de la sociedad, a
personas que no tengan tales calidades o cuando a sabiendas se publiquen inexactitudes graves
en los anexos a los correspondientes prospectos.
“La misma sanción se impondrá a los contadores que autoricen los balances que adolezcan de
las inexactitudes indicadas en el inciso anterior”.
El extinto Decreto Legislativo 2920 de 1982, consagró las siguientes conductas delictuales,
sancionables con la pena de prisión: El control de entidades vigiladas sin autorización legal,
utilizando fondos captados del público (art. 18); el otorgamiento ilegal de créditos y descuentos
a accionistas de la institución financiera (art. 19); y la intermediación financiera irregular,
consistente en la captación masiva y habitual de recursos provenientes del ahorro privado, sin
tener la previa autorización legal (art. 20).
“2. Operaciones no autorizadas con accionistas. A la pena anterior estarán sujetos los directores,
administradores, representantes legales y funcionarios de las entidades sometidas al control y
vigilancia de la Superintendencia Bancaria, que otorguen créditos o efectúen descuentos en
forma directa o por interpuesta persona, a los accionistas de la propia entidad, por encima de
las autorizaciones legales.
“3. Captación masiva y habitual. Quien capte dineros del público en forma masiva y habitual sin
contar con la previa autorización de la autoridad competente, incurrirá en prisión de dos (2) a
seis (6) años.
“4. Competencia. Para los efectos de los delitos contemplados en los numerales 1º, 2º y 3º del
presente artículo será competente para conocer el juez del circuito del domicilio de la respectiva
empresa o persona. La investigación se iniciará de oficio o por denuncia del Superintendente
Bancario o de cualquiera otra persona”.
Por su parte, la Ley 190 de 1995 (estatuto anticorrupción) consagró dos nuevos tipos penales en
los cuales podrían eventualmente incurrir los administradores de las instituciones financieras.
Se trata de los arts. 27 y 31 que expresan:
“ARTICULO 27. El Código Penal tendrá un artículo con el número 148 A, del siguiente tenor:
“1. Si los bienes que constituyen el objeto material o el producto del hecho punible provienen
de los delitos de secuestro, extorsión, o de cualquiera de los delitos a que se refiere la Ley 30 de
1986.
D- Concurrencia de Responsabilidades:
Las tres clases de responsabilidades mencionadas son acumulables. Es decir, que una misma
persona, al cometer una sola conducta antijurídica o contraria a Derecho, pueda eventual y
simultáneamente responder desde el punto de vista civil, penal y administrativo. También se
puede dar el caso de que solamente responda civil y penalmente (cuando deba resarcir un daño
ocasionado por una conducta tipificada en la ley como delito); o civil y administrativamente
(cuando la conducta que causa un perjuicio no es constitutiva de delito pero sí de falta o
contravención administrativa); o penal y administrativamente (cuando no hay lugar a resarcir
daño alguno, pero la conducta es simultáneamente constitutiva de delito y de contravención
administrativa).