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PSICOPATOLOGÍA DE LA INTELIGENCIA

A pesar de que no existe un consenso general sobre una única definición de la


inteligencia, se puede decir a partir de las definiciones más aceptadas que es una aptitud
cognitiva orientada hacia la adaptación óptima del sujeto a su entorno, mediante
resolución de problemas y análisis abstractos, así como actuar de forma reflexiva con
contraste con los instintos, según algunos autores se trata de varias inteligencias y según
otros es un factor general que se divide en diferentes dimensiones. Para efectos de la
psicopatología, se tiende a cuantificar la inteligencia, en los casos necesarios, a través de
instrumentos psicométricos que toman en cuenta la proporción entre la edad cronológica
del sujeto y su edad mental, obtenida según su desempeño en tests normativos. Sin
embargo en ocasiones, como una comparación retrospectiva en la que no se encuentren
medidas directas de inteligencia anterior a un suceso, proceso o síntoma que pudiere
afectarla, se revisan diferentes factores relacionados con la inteligencia, dependiendo de
la historia del sujeto, como desempeño académico, laboral o incluso procesos de
comprensión lectora (Jaspers, cp. Aymami, 2015), (Thurstone, cp. Beltrán, 1996).

Retraso mental: La persona con retraso mental presenta una inteligencia y en ocasiones
desarrollo cognitivo significativamente inferiores al promedio, esta falta de capacidad
históricamente fue percibida como demoníaca, progresando eventualmente a debilidad
hasta el concepto actual, cuyo diagnóstico, a pesar de que dicha deficiencia en ocasiones
es evidente, requiere no sólo una medición que compara la edad mental del sujeto con
su edad cronológica, ubicando su puntaje en una distribución con una media (M) de 100
y una desviación típica (DT) de 15, a dos desviaciones típicas debajo del promedio, es
decir 70 puntos. Cualquier puntaje inferior a este obtenido en un test de inteligencia es
considerado síntoma de retraso mental. Existen casos en los que aun cuando la presencia
del retraso es notoria, es insuficiente la información otorgada por tests psicométricos,
por lo que se acude a medidas cualitativas con respecto al desempeño del sujeto en la
vida cotidiana, así como consultas clínicas directas e incluso la historia prenatal para
llegar a un diagnóstico (Aymami, 2015).

Características Clínicas

El retraso mental puede presentar 4 modalidades según su gravedad, tres de ellos se


caracterizan por el CI obtenido a través de instrumentos y una de las modalidades
(Retraso mental de gravedad no especificada) tiende a presentar un CI mayor al límite
inferior considerado retraso mental, y sin embargo presentar problemas similares a las
personas con esta o menores puntuaciones, estas personas tienden a presentar
dificultades en la escolaridad que pasan desapercibidas debido a sus capacidades
sociales, incluso, al ser diagnósticos anclados al momento de su realización, pueden no
ser definitivos sino la suma de varios factores afectando a la persona al momento de la
evaluación. Las otras tres modalidades se caracterizan de esta forma (Aymami, 2015):

1) Retraso mental leve: CI de entre 50-55 y 70, la persona


2) Retraso mental moderado: CI de entre 35-40 y 50-55
3) Retraso mental grave: CI de entre 20-25 y 35-40
4) Retraso mental Profundo: CI menor a 20-25

La persona con retraso mental leve tiende a presentar dificultades en su etapa escolar,
en ocasiones pasando desapercibido, sin embargo pueden manifestar aislamiento,
reacciones emocionales desproporcionadas y una gran dificultad en su pensamiento
hipotético deductivo. Cuando el retraso es moderado, presenta los síntomas del retraso
leve pero con mayor magnitud, pero con un pensamiento concretista a pesar del cual
pueden llegar a aprender a leer y escribir, así como mantener una escolaridad estable si
se les brinda el apoyo necesario. En los casos graves y profundos suelen presentar
limitaciones fuertes en el lenguaje, control de esfínter, control de impulsos, aislamiento
y hasta autolesión, les es imposible adquirir independencia y necesitan de instituciones
especializadas, además su condición suele estar acompañada por múltiples
discapacidades.

Etiología

El retraso mental puede ser causado por condiciones genéticas, de nacimiento e incluso
por un desarrollo coartado por su entorno y familia. Por lo que en algunos casos es
posible devolver a una persona a sus capacidades estadísticamente normales a través de
apoyo y/o tratamiento, o al menos se puede mejorar su calidad de vida y capacidades de
adaptación a casos más graves y/o orgánicos.

Demencia. Es un síndrome neurodegenerativo de pérdida o afectación, generalmente


progresiva de al menos tres facultades cognitivas, como inteligencia, memoria, sin
pérdida de la vigilia, afectando las actividades cotidianas del sujeto, causado por una
enfermedad mental. Su diagnóstico toma estos factores como principales señaladores,
sin embargo no siempre se presentan estos de la misma manera y no siempre es una
condición progresiva, en ocasiones el deterioro se puede (Aymami, 2015)

Etiología de la demencia

La demencia puede ser causada por un considerable número de condiciones, sucesos o


incluso factores genéticos. A continuación se listan las categorías principales de los
mismos (Aymami, 2015):

Demencias degenerativas: Incluyen enfermedades que afectan de forma progresiva el


funcionamiento cerebral, como el alzheimer, enfermedades de Parkinson, Huntington,
demencia talámica y otras. Demencias vasculares: Daño encefálico producto de
deficiencias circulatorias, problemas cardíacos, aneurismas, o enfermedad de
Binswanger. Demencias Hidrocefálicas: Comunicantes o no comunicantes, daño
producido por la presencia excesiva de líquido cefaloraquídeo en el cerebro, en
ocasiones causando daño por aplastamiento, inflamación, infección etc. Infecciones del
Sistema Nervioso Central: Cualquier infección que afecte la masa encefálica puede ser
causa de demencia, se incluyen la neurosífilis, encefalitis vírica, meningitis crónica y
otras.

Trastornos metabólicos: La falta o insuficiencia de un flujo de sangre adecuado al


cerebro y/o a sus distintos lóbulos, así como una cantidad nula o escasa de oxígeno en la
sangre, o la imposibilidad de limpiar impurezas por fallas hepáticas o renales, o incluso
la secreción incorrecta de hormonas pueden llegar a causar demencia producto del daño
cerebral.

Demencias tóxicas: Causadas por sustancias nocivas para el cuerpo, que pueden
alojarse en SNC, dañarlo o alterar su funcionamiento con usos repetidos, se encuentran
la demencia alcohólica, por monóxido de carbono, por pesticidas, tolueno, agentes
psicotrópicos y otros tóxicos.

Demencias Neoplásicas: Surgimiento de tejido anormal en el cerebro y sus zonas, que


puede bloquear flujo de sangre o dañar otros tejidos mecánicamente, se encuentran la
metástasis, el meningioma, la encefalopatía límbica y otras enfermedades.

Demencias Traumáticas: Causadas por traumatismos causantes de daño cerebral.

Características Clínicas
La demencia tiene varios niveles, clasificaciones creadas según la gravedad de los
síntomas que se acumulan, los síntomas van desde leves alteraciones de memoria,
desorientación, pensamiento, lenguaje y dificultades cotidianas generales entre otros
síntomas menores, a la pérdida completa de alguna o de todas las facultades
mencionadas, debido a que tiende a ser progresiva, los síntomas van empeorando, a
pesar de que a menudo la persona intenta ocultar sus deficiencias, a medida que avanza
el tiempo estas se vuelven cada vez más evidentes. Cuando la demencia es grave los
síntomas mencionados se intensifican, pérdida de memoria de primeros años de vida,
desorientación total, pensamiento pobre y la comunicación es mínima o imposible,
incapacidad para vestirse o realizar tareas básicas de supervivencia, agnosia, rigidez
motora y generalmente la muerte llega antes de un estado final de decorticación
(Aymami, 2015).

REFERENCIAS

Beltrán, J. (1996) Psicología de la educación. Marcombo. España.


Jaspers K. (1993) Psicopatología general, segunda edición en español, de la quinta
edición en alemán, 1946. Ed. Fondo de Cultura Económica, México.
Aymami, M. (2015) Psicopatología de la Inteligencia. En J. Vallejo, Introducción a la
Psicopatología y la Psiquiatría (pp. 2139-2200). España: Masson

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