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CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA.

KANT

Sensibilidad: para Kant sensibilidad es la capacidad de tener representaciones al ser afectados por
objetos. No sabemos qué objetos serán esos; ni sabemos tampoco cuál será el mecanismo de la
afección. Pero sí sabemos que de ese encuentro primero con el objeto (encuentro en el que la mente
se comporta pasivamente) resulta una representación.

Las formas de la sensibilidad son la representación del espacio y la representación de tiempo. Kant
demuestra que el espacio y el tiempo no son conceptos sino intuiciones, y que no son
representaciones de origen empírico, sino que su origen es independiente de toda experiencia: son
representaciones a priori. Espacio y tiempo no pertenecen a los objetos sino al sujeto sensible.

El precio del conocimiento a priori es altísimo: todo lo conocido en la sensibilidad se habrá adaptado
siempre ya a unas formas que pertenecer al sujeto; y por tanto, lo conocido en la sensibilidad no se
presentará tal como es en sí mismo, sino solamente tal como se aparece al sujeto. Ningún objeto de
la sensibilidad se presenta al sujeto tal como es en sí mismo, sino que todo objeto de la sensibilidad
es sólo fenómeno: dato de la intuición sensible, configurado por la forma de sensibilidad. Y como
tenemos acceso a objetos sólo gracias a la sensibilidad, resulta que no tenemos acceso a las cosas
en sí.

Toda síntesis efectuada por el entendimiento podrá clasificarse como un caso de alguna de estas
síntesis, fundamentales; por eso, estos conceptos puros del entendimiento reciben el nombre de
categorías.

La imaginación produce un elemento mediador entre el pensamiento puro y la mera sensibilidad: el


esquema. Este elemento mediador garantiza cierta homogeneidad entre los dos extremos de
entendimiento y sensibilidad, y hace posible así la aplicación de los conceptos puros a objetos.

Los esquemas pueden entenderse, por tanto, como procedimientos para conectar esos conceptos
puros con los objetos.

Lo que nos empuja necesariamente a traspasar los límites de la experiencia es lo incondicionado,


que la razón reclama, con todo derecho, necesariamente en las cosas en sí mismas. BXX.

La crítica de la razón pura se opone al dogmatismo, entendiendo a éste como la pretensión de


progresar únicamente con un conocimiento puro por conceptos, de acuerdo con principios que la
razón tiene en uso desde hace tiempo, sin investigar la manera y el derecho con que ha llegado a
ellos. El dogmatismo es por tanto, el proceder dogmático de la razón pura, sin previa crítica de la
facultad propia de ella. (BXXXV)

INTRODUCCIÓN

La experiencia es, sin duda, el primer producto de nuestro entendimiento, cuando él elabora la
materia bruta de las sensaciones sensibles. (A1). No obstante, este no es un conocimiento necesario
porque no es universal, el conocimiento universal es a priori.

La diferencia entre juicios analíticos y los sintéticos: “en todos los juicios en los que se piensa la
relación de un sujeto con un predicado es posible de dos maneras. O bien el predicado B pertenece
al sujeto A como algo que está contenido en ese concepto A; o bien B reside enteramente fuera del
concepto A. aunque está en conexión con él. En el primero caso llamó analítico al juicio en el
segundo sintético. Los juicios analíticos son, por tanto, aquellos en los cuales la conexión del
predicado con el sujeto es pensada por identidad; pero aquellos en los que esta conexión es
pensadas sin identidad, deben llamarse juicios sintéticos. Los primeros podrían llamarse también
juicios de explicación, y los otros, juicios de ensanchamiento”. (A6 a A7).

El conocimiento puro es aquel en el que no hay mezclada ninguna experiencia ni sensación. “Ahora
bien la razón es la facultad que suministra los principios del conocimiento a priori”. (A11)

INTRODUCCIÓN B

“Aunque todo conocimiento comienza con la experiencia no todo procede de él. Pues podría ser
que nuestro conocimiento de experiencia fuese, él mismo, un compuesto formado por lo que
recibimos mediante impresiones”. (B1).

La metafísica como disposición natural: “Ahora bien, hay que considerar esta especie de
conocimiento también, en cierto sentido, como dada; y la metafísica es efectivamente real, si no
como ciencia, si empero como disposición natural (metafísica natural). Pues la razón humana,
acicateada por su propia necesidad, sin que la mueva a ello la mera vanidad de pretender saber
mucho, progresa inconteniblemente hasta aquellas preguntas que no pueden ser respondidas por
ningún uso empírico de la razón ni por principios tomados de allí; y así, en todos los hombres, tan
pronto como la razón se ha ensanchado en ellos hasta la especulación, ha habido siempre
efectivamente alguna metafísica, y seguirá estando allí siempre”. (B21).

“La razón es la facultad que suministra los principios del conocimiento a priori. Por eso, razón pura
es aquella que contiene los principios para conocer algo absolutamente a priori”. (B25).

La crítica de la razón pura sería verdaderamente negativa; serviría, no para el ensanchamiento, sino
sólo para la depuración de nuestra razón.

El conocimiento trascendental: “llamo conocimiento trascendental a todo conocimiento que se


ocupa, en general, no tanto de objetos, como de nuestra manera de conocer los objetos, en la
medida en que ella ha de ser a priori”. (B25).

LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL

“cualquiera que sea la manera y los medios por los que un conocimiento se refiere a objetos de
una forma inmediata, y que todo pensar busca como medio, es la intuición”. (B33).

“La capacidad de recibir representaciones gracias a la manera como somos afectados por objetos,
se llama Sensibilidad. Por medio se la sensibilidad, entonces, nos son dados objetos, y sólo ella nos
suministra intuiciones; pero por medio del entendimiento ellos son pensados, y de él surgen
conceptos”. (B33)

La Sensación: “El efecto de un objeto sobre la capacidad representativa, en la medida en que somos
afectados por él, es Sensación. Aquella intuición que se refiere al objeto por medio de sensación se
llama empírica. El objeto indeterminado de una intuición empírica se llama fenómeno”. (B34).
La materia y la forma: “En el fenómeno llamo materia de él a aquello que corresponde a la
sensación; pero aquello que hace que lo múltiple del fenómeno pueda ser ordenado en ciertas
relaciones, lo llamo la forma del fenómeno. La materia de todo fenómeno nos es dada, ciertamente,
sólo a posteriori, pero la forma de todos ellos debe estar presta a priori en la mente, y por eso debe
poder ser considerada aparte de toda sensación”. (B34).

La forma de la sensibilidad se llamará también Intuición Pura. La intuición pura no contiene ningún
elemento de la sensibilidad empírica, cuando separamos los elementos empíricos de un objeto
sensible nos queda la extensión y la figura. (B35).

La sensibilidad se divide en: sensibilidad empírica y sensibilidad Pura.

Los dos tipos de ciencia a priori: La ciencia de todos los principios de la sensibilidad a priori es la
Estética trascendental. En contraposición está la ciencia que contiene los principios del pensar puro
(B36).

Por medio del sentido externos nos representamos objetos como fuera de nosotros, y a éstos todos
no los representamos en el espacio. Por medio del sentido interno, la mente se intuye a sí misma o
intuye su estado interno; de modo que todo lo que pertenece a las determinaciones internas es
representado en relaciones de tiempo. (B37).

Argumentos del Espacio como intuición a priori

1. El Espacio: no es un concepto empírico que haya sido extraído de experiencias externas. Pues
para que ciertas sensaciones sean referidas a algo fuera de mí, y también para que yo pueda
representármelas como contiguas y exteriores las unas a las otras, y por tanto, no sólo como
diferentes, sino como situadas en diferentes lugares, para ello debe de estar ya el fundamento la
representación del espacio. (B38)

2). El espacio es una representación a priori necesaria que sirve de fundamento de todas las
intuiciones externas. Nunca se puede hacer una representación de que no haya espacio, pero si
puede uno representarse un espacio sin objetos. Por consiguiente, el espacio es considerado la
condición de posibilidad de los fenómenos. (B39)

3). El espacio no es un concepto discursivo, o, cómo se suele decir, universal, de relaciones de las
cosas en general; sino una intuición puara. Pues en primer lugar uno puede representarse un único
espacio; y cuando se habla de muchos espacios, se entiende por ellos sólo partes de uno y el mismo
espacio único. (Crítica al concepto del espacio de Leibniz). (B39).

4). El espacio es representado como una cantidad infinita dada. Ahora bien, todo concepto se debe
pensar como una representación que está contenida en una multitud infinita de diferentes
representaciones posibles. Y que por tanto las contiene a estas bajo sí; pero ningún concepto, como
tal, puede ser pensado como si contuviese en sí una multitud infinita de representaciones. Y sin
embargo, así es pensado el espacio. Por tanto, la representación originaria de espacio es intuición a
priori, y no concepto. (B40).
Exposición trascendental: entiendo por exposición trascendental la explicación de un concepto como
principio a partir del cual puede ser entendida la posibilidad de otros conocimientos sintéticos a priori. Para
este propósito se requiere que tales conocimientos procedan del concepto dado; que esos conocimientos
sean posibles sólo bajo la presuposición de una manera dada de explicar el concepto.

CONCLUSIONES DEL ESPACIO (B42).

a). El espacio no representa ninguna propiedad de cosas en sí, ni las representa a ellas en la relación que
tienen entre ellas que sea inherente a los objetos mismos, y que subsista aunque se haga abstracción de todas
las condiciones subjetivas de la intuición.

b) El espacio no es más que la mera forma de todos los fenómenos de los sentidos externos, es decir, la
condición subjetiva de la sensibilidad, sólo bajo la cual es posible para nosotros la intuición externa.

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