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Consejo Directivo Editorial


Dr. Julián Isaías Rodríguez Díaz
Fiscal General de la República
Presidente

Dra. Yalitza García Montiel


Vice-Fiscal General de la República (E)

Dra. Dilia Parra Guillén


Directora del Instituto de Estudios Superiores

Consejo Consultivo
Dra. Elizabeth Galindo Millán
Dra. Geraldine López Sánchez
Dra. Rocío del Carmen Lora

Comité Asesor
Lic. Carmen Celeste Ramírez Báez
Dra. Diana Adarmes Velasco
Dr. Edgar Pérez Pereira
Dra. Enoé Texier Reyes
Dra. Iraida González de Puppio
Dra. Magdalena Moreno Marimón
Lic. Milagros Pérez
Dr. Roberto Delgado Idrogo
Dra. Yanixa Vallenilla Reyes

Revista del MINISTERIO PÚBLICO Nº 4


Depósito Legal: pp 197602CS1464
ISNN: 1690-4435
Producción Editorial: Grupo CDupuy / cdupuy@cantv.net
Coordinación: Dra. Dilia Parra Guillén
Tiraje: 2.000 ejemplares
Instituto de Estudios Superiores del Ministerio Público
Av. Urdaneta, Ánimas a Platanal, Edificio Ministerio Público, piso 5, Caracas 1010 - Venezuela.
Teléfonos: 0212 408.6567 - 408.6554. Fax: 0212 408.6535
Página Web: revistampvzla@gmail.com

El Ministerio Público agradece a los autores de los trabajos publicados su colaboración; sin
embargo, las opiniones y conclusiones expuestas no constituyen doctrina oficial de la Institución.


Contenido

Preliminar

Dilia Parra Guillén


Directora del Instituto de Estudios Superiores
del Ministerio Público 7

Artículos

Criminalización en el Negocio Marítimo:


De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves:
Nuevas Tendencias del Derecho Penal
Dr. Juan Carlos Manríquez R. 11
La Cooperación Internacional
en la Lucha contra el Terrorismo
Dr. Fernando Díaz Colorado 37

El Nuevo “Gulag” Internacional


Dra. Xiomara Martínez Oliveros 61

Imputación Objetiva:
Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación
Dra. Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez 85

El Papel del Ministerio Público en el Control


del Financiamiento de las Organizaciones
con Fines Políticos y las Campañas Electorales
Dr. Keymer Ávila
Lic. Patricia Parra 103

Un Analisis sobre la Gratuidad del Depósito


de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad
Dr. Daniel Alvarado Vicuña 121


La Autopsia Médico-Legal:
Su Justa Valoración en el Proceso Penal
Dra. Yanira Rangel Meneses 139

El Ministerio Público Venezolano


en el Ámbito Iberoamericano
Dra. Yvonne Coromoto Dorta Afonso 155

Documentos

Los Fiscales de las Audiencias y Chancillerías Reales


Lic. Carmen Celeste Ramírez Báez 171

Normas para la elaboración de los trabajos


para la Revista del Ministerio Público 201


Preliminar
Dilia Parra Guillén
Directora del Instituto de Estudios Superiores



Preliminar
Dilia Parra Guillén
Directora del Instituto de Estudios Superiores

L a Revista del Ministerio Público, en el Nº 4 de su IV Etapa, incluye un


conjunto de artículos que han sido seleccionados por la vigencia -en el
mundo contemporáneo- de los temas tratados, y por la profundidad con la cual
sus autores realizaron el abordaje de los mismos.
La criminalidad vinculada al negocio marítimo desde una perspectiva
globalizada; la cooperación internacional y la lucha contra el terrorismo;
los derechos humanos como categoría amenazada debido a su constante vio-
lación por las grandes potencias mundiales; la imputación objetiva como
problema dogmático y su aplicabilidad en el derecho penal actual; la autop-
sia médico-legal y su valor probatorio en el proceso penal; el problema de
la gratuidad del depósito legal de vehículos automotores como medida de
aseguramiento de la prueba; el Ministerio Público venezolano en el ámbito
iberoamericano, el financiamiento de las organizaciones con fines políticos
y las campañas electorales, son temas de primer orden en la dinámica so-


cial mundial. Especial reconocimiento merecen aquellos vinculados con el
proceso globalizador que vive el mundo de hoy, imponiendo nuevos retos
al sistema punitivo tradicional, que busca interpretarlo a través de nuevos
paradigmas y de una nueva cultura jurídica construida desde la base del es-
tudio reflexivo y del debate fructífero de las ideas, parabresponder adecua-
damente a los retos del siglo XXI.
El análisis de los diferentes temas abordados en este número no agota su
tratamiento, pero permite su reflexión profunda y, algunos artículos, llegan a
constituir una luz en la solución de problemas que aún no han sido resueltos
dentro del sistema de justicia venezolano.
En esta oportunidad, contamos con la colaboración de especialistas des-
tacados en el mundo académico como: Juan Carlos Manríquez, catedrático
de la Academia Judicial de Chile; Fernando Díaz Colorado, docente de la
Pontificia Universidad Javeriana de Colombia; Xiomara Martínez, Directora
del Centro de Investigaciones Postdoctorales de la Universidad Central de
Venezuela -CIPOST-UCV. Asimismo nos dieron su aporte, profesionales del
derecho del Ministerio Público venezolano que han brindado su contribución
con la presentación de interesantes artículos, como es el caso de Yanira Rangel
y Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez, Abogadas Adjuntas a la Dirección de
Revisión y Doctrina del Despacho del Fiscal General de la República; Ivonne
Dorta Afonso, Coordinadora de Asuntos Internacionales; Daniel Alvarado Vi-
cuña, Fiscal Auxiliar del Ministerio Público de la Circunscripción Judicial del
Estado Sucre, y Keymer Ávila y Patricia Parra, Asistentes del Despacho del
Fiscal General de la República.
En la sección Documentos, la Lic. Carmen Celeste Ramírez, Coordinado-
ra de la Biblioteca Central del Ministerio Público, nos brinda como recurso
histórico-jurídico una recopilación de las leyes de los Reinos de las Indias, re-
lacionada con la actuación de los Fiscales ante las Reales Audiencias y Chan-
cillerías Reales.


Criminalización en el Negocio Marítimo:
De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves:
Nuevas Tendencias del Derecho Penal

Juan Carlos Manríquez R.


Profesor de Derecho Penal UNAB, UMAR, UST,
Academia Judicial de Chile;
Miembro del Foro Penal para la redacción del ante Proyecto
del Nuevo Código Penal Chileno;
Abogado de Manríquez, Benavides, Mackay y Cía.


10
Criminalización en el Negocio Marítimo:
De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves:
Nuevas Tendencias del Derecho Penal

Juan Carlos Manríquez R.

RESUMEN

Se abordan en el trabajo los conceptos sobre la expansión del Derecho Penal “Moderno”, y por tanto,
del Derecho Penal Económico “Moderno”, enfocando el análisis en la detección de un nuevo espacio que
principia a ocupar la Ley Penal, por medio de la “Criminalización” (Criminalisation) de ciertos aspectos
vinculados a la explotación comercial de las naves, tales como el régimen de las descargas maliciosas de
contaminantes en el mar, de los derrames o vertimientos por negligencia grave, incluso los provocados por
“accidentes”; ciertas cuestiones relativas a las cargas y al transporte, a las nuevas manifestaciones de la
piratería, entre otros casos de afectaciones a intereses “socio-económicos” que configuran “neo valores”
de la sociedad post industrial del mundo globalizado. Se atisba también a la política criminal de “Nuevo
Cuño”, sin dejar pasar el debate y la percepción que los actores de la actividad marítima manifiestan sobre
el proceso descrito, destacando los rasgos comunes de acción entre los principios rectores del Derecho Penal
Euro-Hispano-Latinoamericano de raíz continental y el Derecho Criminal Anglo-Sajón para enfrentar este
nuevo fenómeno. Por último, se analiza también la situación del Derecho Positivo Chileno vigente sobre las
cuestiones planteadas, algunas recepciones en la legislación interna de los preceptos del “Derecho Penal del
Riesgo” en otras áreas, como el mercado bancario y financiero, el tránsito público de rodados, etc., y cómo se
ha previsto el tratamiento en especial de los “Delitos de grave contaminación” en el Ante Proyecto de Nuevo
Código Penal Chileno encargado redactar al Foro Penal.1

11
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

I. NOTAS PREVIAS NECESARIAS

1. Situación actual del Derecho Penal de raíz continental europea,2 de su área


de influjo, y particularmente, del Derecho Penal Económico “Moderno”

Como es sabido, los primeros postulados de regulación penal vinculada a


los ilícitos “no convencionales” para distinguirlos de la criminalidad común
o violenta, que genéricamente ofende bienes jurídicos individuales (muy par-
ticularmente la vida, la salud, la integridad corporal o la propiedad mueble
individual; a saber, el homicidio, lesiones, la violación, los abusos sexuales, el
hurto o el robo, etc.), han surgido sólo recientemente a consecuencia de los in-
flujos de los estudios criminológicos liderados por Edwin Sutherland, desde su
legendaria conferencia del año 1939, luego resumida en su texto a White Collar
Criminality, del año 1949.
En lo fundamental, Sutherland estableció de la mano del estudio empírico
-recurriendo a la revisión de expedientes criminales y administrativos, senten-
cias, entrevistas y relaciones directas con los operadores de ciertas actividades,
que algunas infracciones legales atribuidas a Corporaciones daban lugar a una
caracterización criminógena diferente, que se denominó “delincuencia de la
clase alta”, tipificada por tratarse principalmente de una comisión altamente
ingeniosa, vinculada a las actividades normales de aquellas personas, dotadas
de un gran apoyo técnico, ejecutada normalmente por personas “más allá de
toda duda” y bien por último, por tratarse de hechos que excluían las acciones
de propia mano causantes de delitos de sangre.3
La gran novedad de Sutherland fue tratar de explicar la teoría criminológica
general del delito alejándose del anclaje previsible en el factor pobreza (la Teo-
ría de las asociaciones diferenciales) como determinante principal de la causa-
ción de hechos delictivos, cuestión que llevó a la doctrina italiana a plantear la
noción de “condiciones cosmo-telúricas del delito”, para referirse a todas esas
circunstancias de historia, tiempo, lugar y génesis que influyen necesariamente
en la realización de prácticas ilícitas.4

12
Juan Carlos Manríquez R.

Sin embargo lo más relevante de su aporte fue explicar no sólo la diferencia


con la delincuencia común, sino que también el diferente trato que recibe la
delincuencia no convencional de parte del sistema penal. En efecto, la per-
cepción pública de este tipo de infracciones (o sea, la sensación sobre el nivel
de injusto o daño que conlleva) es notoriamente diferente que la que se tiene
respecto de la delincuencia común de apoderamiento, incluso la bagatelaria, a
la cual se cree y presenta como altamente más gravosa o perjudicial, en circuns-
tancias que técnicamente y por constatación empírica no lo es.5-6
Tan cierto es esto, que hoy en día la Criminología ya no llama a este tipo
de delincuencia no convencional “White collar criminality”, si no que luego de
desarrollar conceptos tales como los “kavalier delickts” en la doctrina alema-
na; delitos de caballeros o “gentleman felonies” en el derecho criminal anglo-
sajón para diferenciarlos de los “blue collar criminality” o delitos de cuello
azul, que serían aquellos de los obreros cometidos contra los procesos indus-
triales, particularmente los sabotajes; hoy los denomina “occupational crimes”
(crímenes ocupacionales) por estar cercanos al “ámbito normal de acción” de
sus autores (verdaderos miembros de una “Empresa Perversa” propias de las
organizaciones criminales, no es un hecho desconocido que por regla general,
en la percepción pública, se tratan como “circunstancias” que las gentes asu-
men al nivel de “oportunidades de mercado” o “altas dosis de ingenio” (bajo
el lamento “por qué no se me ocurrió a mi primero”) como queda de manifies-
to por ejemplo con la percepción de la ilicitud respecto del injusto tributario o
del contrabando.7
Pues bien, probablemente por estas razones y alejándose de la crítica de que
estas constataciones podrían ser instrumentalizadas a objeto de fundar la impu-
tación penal meramente en un alegato de supuesta manifestación flagrante o es-
candalosa de una desigualdad ante la ley, instituyendo una verdadera “justicia de
clase”8 sino que ante todo por la necesidad de constatar e internalizar los efecti-
vos y enormes perjuicios sociales que este tipo de conducta desviada acarrea y
a su turno constatar también las imposibilidades del sistema garantístico o exce-
sivamente formal del derecho penal nuclear o clásico (el viejo, noble y decente

13
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

derecho penal liberal, en palabras de Lüddersen)9 de contrarrestarla eficazmente,


es que ante el fenómeno globalizador y la aparición de la “criminalidad trasna-
cional” y la “criminalidad organizada”,10 algunos han querido ver una verdadera
crisis en el Derecho Penal Clásico o “Derecho Penal Nuclear”.11

En efecto, a partir del enriquecimiento obtenido de esos estudios criminológicos


y constataciones empíricas, se instaló la necesidad de darle a los nuevos fenóme-
nos delictivos (crimen organizado, tráfico de personas, de armas y de drogas, te-
rrorismo, delincuencia transnacional, lavado de dinero, etc.) un tratamiento penal
propio, entendiéndolos especialmente lesivos a los nuevos intereses socio-econó-
micos, diferentes de aquellos bienes jurídicos tutelados por el derecho nuclear o
clásico, y esencialmente “supra individuales” o “transversales” al orden jurídico
mundial, o incluso, prescindiendo de la noción de “bien jurídico” para instalar
la “supremacía de la vigencia normativa”12 propia del “normativismo radical” o
“funcionalismo sistémico” de Jakobs y sus seguidores. Es así por ejemplo, como
la doctrina alemana hubo de elaborar años más tarde el concepto de “unidad
social funcional”13 por ejemplo para referirse a estos nuevos intereses que están
muy cercanos también al “principio de adecuación al cambio tecnológico cons-
tante”, y por ello se ha optado también modernamente por denominarlos “intere-
ses socio-dinámicos” o bien “bienes jurídicos dinámicos”.14
El criterio por tanto no es el de tratar de legitimar una regulación penal
para estos nuevos comportamientos no convencionales que dé paso a la sospe-
cha o abierta imputación de parcialidad ideológica. Por el contrario de lo que
se trata es de reconocer las enormes pérdidas económicas globales y el daño
supra-individual, más allá de la importante “cifra negra”, que pueden acarrear
conductas indebidas o desviadas en el ámbito de la actividad empresarial. En
general se tiende a coincidir que la magnitud económica de la delincuencia no
convencional supera con creces a la del conjunto de la delincuencia convencio-
nal contra la propiedad y el patrimonio.15
Lo que se pretende es evitar el “efecto de arrastre o contagio” (en expresión de
Tiedemann) que puede aparecer en las prácticas mercantiles o comerciales cuando

14
Juan Carlos Manríquez R.

algunos actores del mercado se sienten “más allá de toda duda” o bien “fuera de
toda posibilidad de ser tocados” por el sistema penal, auto-generando y justifican-
do la psicológica disposición a la impunidad y por ende objetivamente una grave
situación de desventaja para los competidores honrados que cumplen con la ley o
bien intentan no incurrir en situaciones injustas o ilícitas que pudieran resultar de
su acción, lo que no puede ser amparado por el sistema de justicia criminal.16
Entonces, en noticia de estas cuestiones, el desarrollo larvario del Derecho
Penal Económico, sobre todo en Latinoamérica, aunque con esperanzadoras
proyecciones17 dentro del cual hasta el día de hoy es muy discutible si es o no
factible incluir la “criminalidad ecológica”18 como una nueva necesidad de
protección penal, por considerarlo así la sociedad actual, o sea, porque el “me-
dio ambiente” o el “ecosistema” (y en particular “el ambiente marino”) son dig-
nos de la mayor respuesta posible a un Estado Social y Democrático de Derecho,
cuál es el uso de la norma penal para darle tutela bajo la amenaza de duras san-
ciones, no acalla la crítica de no saberse con exactitud “qué se está protegiendo”
sin caer eventualmente en un exceso de constructivismo imposible de aplicar, y
por último, la advertencia de no incurrir en el problema de entrar a definir “tipos
penales inasibles” o “bienes jurídicos absolutamente indeterminados” y no in-
cardinados en el mundo real en el cual han de obtener esa protección.19
Como quiera que sea, es posible constatar que en los países europeos el fe-
nómeno de aparición de leyes penales de la actividad económica coincidió con
la Primera Guerra, destinado precisamente a tomar el control de la economía
para dirigirla al esfuerzo bélico, aunque finalmente es con la depresión mundial
iniciada a fines de los años 20 que se instala como una constante característica
de los ordenamientos económicos contemporáneos, nutriéndose fuertemente
desde una perspectiva extra penal.20
Su desarrollo consensuado se mantuvo hasta fines de los 80, pero la aparición
del “Derecho Penal del Riesgo” y del actual “Derecho Penal del Enemigo”, como
hemos dado cuenta en notas anteriores, también ha repercutido innegablemente en
el estado actual del Derecho Penal Económico “Moderno”, uno de cuyos fenóme-
nos curiosamente coincidentes en el mundo anglo-sajón y el europeo-continental,

15
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

es el de la expansión criminalizadora en “áreas raras”, o hasta hace poco extrava-


gantes para la ley penal, y una de ellas es -sin lugar a dudas- la actividad comercial
marítima y el régimen de responsabilidad por el vertimiento de contaminantes,
dolosa o imprudentemente, al ecosistema marino.

2. En primer lugar, la expansión del Derecho Penal de hoy y “de las futu-
ras generaciones”. En segundo lugar, la “modernización” del mismo.21

La expansión del Derecho penal y su eventual modernización, se pueden


resumir sucintamente en la constatación que el Derecho Penal Nuclear o Clá-
sico aparece como insuficiente para poder adecuarse de manera eficaz a las
formas de neo criminalidad, a los nuevos delitos y, por tanto, incapaz de tra-
tar debidamente a los nuevos delincuentes: los criminales organizados en una
empresa perversa, los delitos medioambientales, los atentados a la sociedad de
la información, etc., pues ante todo el proceso globalizador y la globalización
imponen nuevos retos que el sistema punitivo tradicional está imposibilitado
para superar de una manera conveniente.
Las causas de este fenómeno, se dicen, son múltiples. Por ejemplo, los
autores citados Silva Sánchez, Hassemer, el mismo Roxin, y luego Jakobs dan
cuenta, más o menos, de las siguientes cuestiones:
1. Aparición de nuevos riesgos de procedencia humana. Para algunos en
verdad no se trata de nuevos riesgos sino de la constatación de riesgos
ya conocidos, pero que hoy en día se entienden más lesivos, como ocu-
rriría particularmente con la contaminación marina,22 como expresión
de daño al medio ambiente en general.
2. También la institucionalización de la inseguridad creciente, ya sea por
complejidad mayor de la vida moderna, por interdependencia, por crisis
del estado de bienestar, etc.
3. El aumento de la inseguridad subjetiva, la configuración de una socie-
dad de sujetos pasivos, una mayor identificación de la mayoría social
con la víctima del delito.

16
Juan Carlos Manríquez R.

4. El descrédito de las instancias de protección, el discurso antidelincuen-


cia.
5. También como señala el mismo Silva, cierta actitud “gerencialista” o
sea un desprecio por las formas frente al delito, y todas ellas sufriendo
en paralelo profundas transformaciones en la sociedad post industrial.

El cuadro total así visto configuraría una sociedad de riesgos, caracterizada


en un contexto social por el cambio en el potencial de los peligros actuales, en
comparación con los de otras épocas, por la complejidad organizativa de las
relaciones de responsabilidad. Así, el tráfico de vehículos rodados por las vías
públicas, la generación y transmisión de energías, la construcción de inmue-
bles y obras públicas, las faenas marítimo-portuarias y la actividad bancaria y
financiera,23 serían formas de empresas u organizaciones riesgosas, cercanas a
una alta rentabilidad en contra prestación. Por ello, existiría un mayor deber de
prevención y de control en la evitación de la creación de riesgos indeseables
o un mayor deber de administrar competentemente el riesgo tolerado, para no
superar el límite permitido para los operadores de esas organizaciones, de tal
suerte que si incumplen su deber de no generar riesgos o de administrarlos
competentemente, podrán ser imputados penalmente. La sola creación de ries-
gos indeseables o extremación de los permitidos, es el fundamento de la “im-
putación por incompetencia”.
Se conciben, entonces, estos nuevos ilícitos como una expresión de “infrac-
ción de deber” (normalmente de carácter extrapenal) y de “responsabilidad por
la organización”24 si se enmarcan en una actividad industrial (como la naviera);
habrán de tipificarse bajo la técnica de “leyes penales en blanco”, normalmente
sobre la estructura de definiciones de “peligro abstracto”, y en razón de criterios
de Imputación Objetiva,25 o de categorías de “delitos de resultado cortado”.26 Se
abre gran campo a los “delitos imprudentes” (antiguos cuasidelitos) y se adelanta
la punición a la tentativa en los delitos dolosos, relajando las garantías procesa-
les, compensando esta posible laxitud con criterios de “causalidad estadística”
que justifican un sistema imputativo Top-down, que permite iniciar la persecu-

17
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

ción penal de “arriba hacia abajo”, ampliando el concepto de “responsable”


criminal no sólo al encargado de Jure de una obra, faena o empresa riesgosa, si
no que también al encargado de Facto, aunque sea inaparente en la primera línea
y se trate de un verdadero “hombre detrás del hombre”, “autor detrás del autor”,
“autor de escritorio” o “autor mediato”, o sea, el también llamado por Roxin “el
hombre de atrás”27 con tal que sea el “dueño de la acción”.
Cuando esos postulados se extreman, desde el Derecho Penal Político (la
guerra contra el terrorismo internacional) y se intrapolan en los ordenamientos
internos a la delincuencia común y a la no convencional o económica, también
castigable severamente sin garantías y con altas penas privativas de libertad,
estamos hablando de “Derecho Penal de tercera velocidad” o “Derecho Penal
del Enemigo”. En el caso de los delitos económicos, se hablará por tanto de
“Enemigos Económicos” o bien “Enemigos Ecológicos”, y especialmente en el
caso de la contaminación del mar, de “individuos malignos” que actúan contra
el ambiente marino, dentro de la ocupación lucrativa, empresarial y riesgosa de
sus actividades normales, vale decir, se justificará de esa forma la imposición
de un “Derecho Penal Light” o “Derecho Penal Soft” en cuanto a garantías se
refiere, a los infractores de la prohibición de no contaminar, que expresa el de-
ber superior de actuar como “guardador” o “garante” de la puridad o sanidad
del ecosistema marino.
Los delitos ecológicos, dentro de los cuales podemos situar ya a la conta-
minación del mar, a los vertimientos, a los derrames ilegales maliciosos (mens
rea) o imprudentemente causados, incluso por accidentes en la navegación,
convierten en esta lógica a los navieros, a sus agentes y operadores, de facto o
de jure, en posibles “enemigos” de la vigencia del orden normativo, y por tanto,
de susceptibles imputados criminales por acciones que históricamente se han
percibido como “accidentes” o “prácticas” propias de la navegación.
Como este es un fenómeno que ya ocurre en el mundo anglo-sajón, el que
se advertirá, por vías paralelas reconoce similar fundamento, objetivo de políti-
ca criminal y desarrollo que las ideas del Derecho Penal continental económico
de “nuevo cuño” sobre la protección medio ambiental, cabe analizar al menos

18
Juan Carlos Manríquez R.

someramente el fenómeno de “criminalisation” para intentar saber si se trata


de una manifestación de “expansión recomendable y menos ofensiva” del Dere-
cho Penal Clásico a “bolsones tradicionales de impunidad” o de otra expresión
consciente o inconsciente del Derecho Penal del Enemigo.28

II. EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL A LA ACTIVIDAD


MARÍTIMA: “CRIMINALISATION”

A nuestro entender, un análisis puramente dogmático y de política criminal,


y por qué no, de connotaciones criminológicas, constata que el proceso de cri-
minalización anglosajón cercano a la explotación comercial de las naves, tiene
notorias coincidencias con el proceso expansivo del Derecho Penal Económico
Moderno o “de nuevo cuño”, de raíz continental.
Por tanto, entre el Derecho Penal Continental Europeo y el Criminal Com-
mon Law, tanto en U.K. como en Estados Unidos existen parámetros comunes:
En ambos Sistemas, primero, se perciben los riesgos de grave contaminación,
si bien no nuevos, como excesivamente lesivos, que hay que mantener a raya;
y segundo que por tanto se ha de ser excesivamente competente en la adminis-
tración o mantención de ellos, por lo que toda generación de peligro de daño, y
más aún el daño efectivo, que se puedan ocasionar al medio ambiente marino
como consecuencia de esa grave “imprevisión” o bien “culpa por incompeten-
cia” –aunque se alegue no haber querido causarla o no haber podido preverla,
bastando sólo el incumplimiento de la norma técnica reguladora- debe ser se-
veramente castigada, incluso con sanciones penales por ser éstas los únicos ele-
mentos “disuasivos” efectivos que al respecto pueden aplicarse con eficiencia.29

1. Situación general del problema: Razones y justificaciones


de la Directiva del Parlamento Europeo

La Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la


contaminación procedente de buques y la introducción de sanciones, incluso de

19
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

carácter penal, para los delitos de contaminación, Bruselas 05.03.2003 COM


(2003) 92 final, 2003/0037 (COD), tiene en su exposición de motivos el Apar-
tado 2.2: Justificación de la aplicación de sanciones, incluso de carácter
penal a los infractores, páginas 5 y ss.
Reconoce que el régimen actual “disuade poco las conductas negligentes y,
por tanto, resulta limitado como instrumento de prevención de accidentes…”.
También hace mención expresa en sus fundamentos a las consecuencias
ocasionadas por las conocidas COMUNICACIÓN ERIKA II (COM (2000) 802
final) y la COMUNICACIÓN PRESTIGE (COM (2002) 681 final – 03.12.2002),
que no fueron las más deseables a un fin protector del medio ambiente y/o de
las víctimas de los desastres por contaminación marina. En efecto, se lee que la
propuesta del llamado “Fondo COPE”, que formaba parte del segundo paquete
Erika, ya contenía un artículo sobre sanciones financieras (Art. 10), pero dado
que el Reglamento en su totalidad no ha sido discutido de manera detallada por
el Consejo “…no se ha avanzado en esta cuestión”.
Así las cosas, reconociendo bases reales empíricas, el contenido de la pro-
puesta incluye sanciones penales en el Apartado 4.6, las que resultarán aplica-
bles a la “contaminación causada por cualquier buque, se trate o no de petro-
leros, la cual se aplicará no sólo a la contaminación por hidrocarburos si no
también a las descargas ilegales de sustancias nocivas líquidas…”.
Una primera lectura de los Motivos y Justificaciones, advierte un “fin peda-
gógico” o “moralizador” en la propuesta de sanciones penales. Veamos:
“Velar por la seguridad del transporte marítimo y proteger las
aguas comunitarias de la contaminación procedente de los buques
constituye indiscutiblemente un objetivo de la Comunidad… La Co-
munidad no goza expresamente de competencias en el ámbito penal.
Sin embargo… si el Derecho Penal es el único medio de garantizar
la aplicación efectiva de la legislación comunitaria, se puede obli-
gar a los Estados miembros a que dispongan medidas sancionado-
ras de carácter penal… De acuerdo con su política sobre el delito
ecológico, la Comisión considera que sólo las sanciones penales

20
Juan Carlos Manríquez R.

son suficientemente efectivas para asegurar que las normas sobre


contaminación procedente de buques surten los efectos deseados.
Una medida de tipo penal supondrá la aplicación a escala comu-
nitaria de una sanción disuasoria que pueda aplicarse a quienes
transportan mercancías contaminantes por mar… Sólo se obten-
drá un efecto suficientemente disuasor cuando se establezca que
las descargas ilegales constituyen un delito penal, lo cual pone de
manifiesto una desaprobación social de carácter cualitativamente
diferente de los mecanismos de indemnización propios del Dere-
cho Civil o las medidas administrativas. Por tanto, constituye una
advertencia seria a los posibles infractores, con un mayor efecto
disuasorio… los regímenes internacionales de responsabilidad ci-
vil por contaminación causada por accidentes marítimos (son) muy
insuficientes en cuanto a efectos disuasorios…”
En esta misma línea, de hacer sentir los totales efectos económicos de la
pena, también se acordó y aprobó disponer en el Art. 6.6 que las multas y san-
ciones civiles reguladas por la Directiva 2003/0037 (COD) no serán asegura-
bles por ningún ente, ni del mercado asegurador común, ni del mutual de los P
& I Clubs (Clubes de Protección e Indemnización).

2. Delitos y sanciones penales (artículo 6)

Los mandatos de criminalización que contiene la Directiva y el deber de


incorporarlos como tipicidades en los ordenamientos internos de los Estados
miembros,30 son los siguientes:
1. Los Estados miembros garantizarán que se considere delito penal la
descarga ilegal de sustancias contaminantes, así como la participación
en la misma o su instigación, si tales actuaciones se realizan de forma
deliberada o por negligencia grave.
2. Será acreedora de sanción, incluso de carácter penal, si procede, toda perso-
na, (es decir, no sólo el armador, sino también el propietario de la carga, la

21
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

sociedad de clasificación o cualquier otra persona involucrada) a la que un tri-


bunal declare responsable en el sentido del apartado 1 del presente artículo.
3. Las sanciones prescritas en el apartado 2 serán eficaces, proporcionadas
y disuasorias.
4. Por lo que respecta a las personas físicas, se establecerán sanciones
penales, incluidas penas de privación de libertad para los casos más
graves, vista la legislación internacional aplicable.
5. Por lo que respecta a las personas jurídicas, los Estados miembros esta-
blecerán, entre otras, las siguientes sanciones:
a) Multa
b) Comiso de las ganancias procedentes del delito tipificado en el apartado 1.
También podrán establecer las sanciones siguientes, si procede:
c) Inhabilitación temporal o permanente para desempeñar actividades
comerciales.
d) Intervención judicial,
e) Liquidación judicial,
f) Inhabilitación para recibir ayudas y subvenciones públicas.
6. Las multas reguladas por el presente artículo no serán asegurables.

3. Las reacciones y el debate31

a) El ámbito científico: Cadwallader 7 y 8, The London Shipping


Law Centre:

La 7ª Conferencia anual Cadwallader se tituló “Criminalisation in ship-


ping: Human pawns in legal and political games”, destacándose ya al inicio
que en la actualidad uno de los más serios retos que enfrenta la industria marí-
tima es la legislación propuesta para lograr la criminalización por accidentes de
contaminación por hidrocarburos.
El Director del Centro, Dr. Aleka Mandaraka Sheppard, al final de su in-
vocación, recordando la 27 Frances Mann Memorial Lecture, cuando éste se

22
Juan Carlos Manríquez R.

refirió a Guantánamo Bay como “the legal black hole” y como “a monstrouse
failure of justice”, expresa no tener dudas que Lord Steyn, acerca de la deten-
ción del Capitán Mangouras del Prestige, y de la tripulación del Tasman Spirit,
habría realizado respecto de estos casos igual comparación que la anterior, por
tratarse más que de delitos, de accidentes graves y propios de la navegación,
que también afectan a los marinos y a los hombres de mar, cuestión que sin
pretender desconocer la necesidad de enfrentar la realidad de mantener incó-
lume el ambiente marino, debe ser también tenida en cuenta por sus múltiples
efectos, si no se desea romper con la estructura tradicional del sistema de res-
ponsabilidad legal vigente en estas materias.
Luego del debate, en ambas convenciones anuales, los concurrentes con-
cordaron hacer presente sus observaciones a los organismos comunitarios per-
tinentes, a fin de evitar excesos del todo indeseables.

b) El ámbito empresarial

Los navieros, operadores, capitanes, oficiales, ingenieros y marinos, no dudan


en calificar el proceso de criminalización que enfrentan como una verdadera
“pesadilla” y se preguntan: “El día después: ¿es la muralla de una celda de
prisión el mejor panorama para el mañana de los marineros de alta mar?, e,
igual de malo para la industria naviera, con este proceso de criminalización en
crecimiento, cuántos navieros importantes se atreverán en mar abierto?”32
Las principales críticas al proceso de Criminalización elevadas por la in-
dustria marítima son:
a) Inseguridad jurídica por la fuente de responsabilidad.
¿Qué se entiende por negligencia grave?, y ¿cómo se entiende la negli-
gencia grave en una descarga por colisión o accidente en el mar?
b) Exceso intolerable, por penalización criminal de accidentes.
Los capitanes mercantes de alta mar están reacios a asumir gobernar bu-
ques tanque en tráficos difíciles, con riesgo de accidente, ya que los ejem-
plos actuales de encarcelamiento de otros oficiales, los disuaden si tienen

23
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

que eventualmente responder con su patrimonio personal a falta de segu-


ros por lo que consideran hechos propios y tolerados desde siempre en la
actividad marítima como sujetos a responsabilidad civil únicamente.
c) Falta de trato equitativo entre “buenos” y “malos”.
Los navieros no admiten un trato razonable, si se equipara a quien ope-
ra buques High Standar (que suponen gastar millones de dólares en
astilleros, tripulación, seguros y mantención), con aquellos que operan
naves Sub-Standar o que actúan como out siders.
d) Inseguridad personal de los probables responsables.
El concepto amplio de responsable del Art. 6.2 de la Directiva (“…cual-
quier otra persona involucrada…”), desincentiva a los marinos y afecta
la operatividad normal de la industria.
e) Efectos colaterales indeseables:
A los riesgos propios de la navegación, falta de seguros o P & I, se
suman aumentos de costes insostenibles de operación. También la si-
tuación actual de la piratería en el mar de China, que concentra hoy
en poco espacio el tráfico de casi el 60% de la flota mundial de última
generación, y que en el caso de los buques tanqueros (lentos, con poca
tripulación, no armados, con cargas valiosas) son presa fácil de una in-
dustria criminal que según Lloyd’s provocó perjuicios por más de US$
1.600M el último año, incluyendo el secuestro y desguace o cambio de
registros de las naves sustraídas.
Se incluye en estos análisis el suicidio cometido por el Ingeniero Jefe del
Enzian, ocurrido en USA, en julio 2005, tras una inspección hostil de la USCG,
que incluyó llamar al FBI por un incidente con el equipo separador de aceites y
aguas, en la bahía de New London, Conecticcut.

4. Principales argumentos de apoyo a la Criminalización

Tanto en Estados Unidos, Reino Unido, como en la Unión Europea, además


de las justificaciones antes enunciadas, los argumentos a favor del proceso son:

24
Juan Carlos Manríquez R.

a) Mejoría sustancial de las técnicas de control y evitación de daños mayo-


res. Entre ellas, se desarrollan aquellas que permitan incluir un “ADN”
químico en los petróleos transportados por mar, para detectar fácilmen-
te la fuente emisora, previo registro de aquel código.
b) Mejoría sustancial de los procesos internos de los operadores del trans-
porte marítimo. Hoy, si una aeronave de última generación debe realizar
10 check list antes de despegar, una nave debe realizar 15. Si se cumple
la regla técnica extra penal, la absolución por delito de contaminación
estará a la mano.

III. PALABRAS FINALES: CONCLUSIONES Y PROPOSICIONES33

Entendemos que un proceso criminalizador y de adopción de tipicidades


internas tan poco sencillo como el que nos ocupa, no puede abandonar, en el
ámbito del Derecho de influencia continental europea, y por cierto también en
Latinoamérica, un apego cercano a los principios del Derecho Penal Nuclear
o Clásico, evitando así todo exceso indeseable o un tránsito inadecuado a la
responsabilidad penal objetiva.
Pensamos, en consecuencia, que el proceso de “Criminalisation” descrito
sucintamente en este trabajo no responde a la lógica del Derecho Penal del Ene-
migo, aunque sí podría llegar a eso, si no se está atento. Más bien, el proceso
está cercano a los últimos postulados del Derecho Penal del Riesgo, que en su
totalidad permite algunas “expansiones comprensibles, tolerables y aparente-
mente necesarias”.
En esta línea, el mandato criminalizador debe provocar la dictación inter-
na de tipos penales que reconozcan la ductilidad garantista compatible con el
“principio de adecuación permanente al cambio tecnológico constante”, uti-
lizando como técnicas lícitas la ley penal en blanco, la causalidad estadística,
la imputación objetiva en la imprudencia y una estructura de “arriba hacia
abajo”, para facilitar la pesquisa y la exoneración rápida y justa del imputado
diligente. A su vez, el mandato normativo preferentemente deberá ser aquel

25
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

contenido en la regla técnica extrapenal, con mayor razón, aquellas sobre “se-
guridad de procesos”, evitación de riesgos o impedición de superar los límites
permitidos y adecuados a la actividad, operación y características de la indus-
tria marítima, en general.
En tal sentido, concluimos modestamente que el esfuerzo del Ante Pro-
yecto de Código Penal Chileno elaborado por el Foro Penal, va por el camino
correcto.

NOTAS DE REFERENCIA

1 Ideas generales sobre este fenómeno se presentaron en la actividad del 04.08.05, Escuela de Derecho de la
Universidad de Valparaíso, Chile, en Honor del Profesor Dr. Juan Bustos Ramírez. También notas recientes y
referencias, en Manríquez, Juan Carlos “Caen los Dogmas en la Reforma Procesal Penal Chilena”. Revista
de Derecho de la Pontificia Universidad de Valparaíso, XXVI, 2005, Semestre I, pp. 407-419 (p. 413, con
Nota 20). En lo particular, el tema fue expuesto por el autor en el Seminario “Temas de actualidad en la
industria marítima y el comercio exterior”, organizado por la Asociación Chilena de Derecho Marítimo,
Viña del Mar, Chile, 18.10.2005. Con posterioridad, por invitación de la Comisión Organizadora del XVII
Congreso Latinoamericano de Derecho Penal y Criminología, realizado en Guayaquil, Ecuador, entre los
días 24 al 28 de Octubre de 2005, el autor expuso esta tesis en las Magistrales del día inaugural.
2 De antemano conviene esclarecer que en esta área hoy no sólo se incluye la Europa continental, especialmente
la Europa Central y España, sino que curiosamente también a Japón y Korea, países orientales que han
adoptado los principios del área de influjo europeo después de la II Guerra, por sobre todo, del Derecho
Penal alemán. Por ejemplo, Korea ha traducido el StB y los textos de los autores germanos más destacados,
en el idioma local, tales como Roxin, Jakobs, Tiedemann, Hassemer, Schunemann, y otros más modernos,
son consulta obligada en los cursos de pre grado de las Escuelas de Derecho, y también citas frecuentes en
las resoluciones judiciales.
3 Sobre el particular, con detalle y erudición Hernández, Héctor en Persona y Sociedad, XIX Nº 1/2005, pp.
101-124, UAH. También Abanto Vásquez, Manuel en “El Derecho Penal en una Economía de Mercado.
Influencia de la integración económica y la globalización”, Seminario Internacional, UNAB Viña del Mar,
2005, en prensa; él mismo en “Derecho Penal Económico. Consideraciones…” p.194 y ss; Tiedemann,
Klaus “Poder Económico y Delito”, p. 22; García Cavero, Percy, “Derecho Penal Económico Peruano”,
p. 126 y ss, Terradillos Basoco, Juan “Sistema Penal y Delitos contra el Orden Socio-Económico”.
Consideraciones introductorias”, AA.VV., Mendoza, Argentina 2003, p. 53 y ss; y una visión general en
Chile, Manríquez, Juan Carlos. “Situación actual de los delitos económicos: Orden público económico y
delito económico”, XIV Congreso Latinoamericano de Derecho Penal, UV, 2003, Libro de Ponencias, p.
425 y ss. Una visión criminológica en “Criminalidad Económica. Interrelación de factores que explican
su génesis y su persistencia”, diagrama Nº 18, en que asocia comúnmente a este ámbito de ilicitud con
“abuso de poder económico o político” en “Criminalidad Económica. El delito como negocio”, González
B., Marco Aurelio, EJ Conosur, Santiago, 1989.

26
Juan Carlos Manríquez R.

4 Vid. Fvr al respecto en sentido diferente al expresado por Sutherland, la expresión sociológica de Luhmann,
desde la perspectiva de la teoría social de sistemas, Das Recht der Geselleschaft, 2ª edición, 1997, pp. 582 y
ss; formulando la propuesta que la diferenciación moderna entre “Inclusión y exclusión es estructuralmente
más profunda que la diferenciación en clases sociales…”. También Young, La sociedad “excluyente”.
Exclusión social, delito y diferencia en la modernidad tardía, 2003 (…”La imputación de criminalidad
sobre el otro desviado es parte necesaria de la exclusión…”); Bergalli “El nuevo paradigma criminológico
de la exclusión”, estos citados por Cancio Meliá, Manuel en “La expulsión de ciudadanos extranjeros
sin residencia legal (Art. 89 Código Penal), p. 187, con Nota 21, en Homenaje al Profesor Dr. González
Rodríguez Mourullo, Thomson, Civitas, España 2005. En otra senda de la criminología norteamericana;
Oxley, Shaw y Mackay y la Escuela de Chicago, “Distribución geográfica de la delincuencia juvenil
masculina en Chicago 1900-1933”, y en Chile González Berendique, Marco Aurelio, “Criminología”, II,
p. 965 y ss, EJCh 1998.
5 Basta sólo ver lo que ha ocurrido en Chile últimamente con la discusión sobre la seguridad ciudadana
vinculada a los delitos bagatelarios como el “hurto-hormiga”, o hurto-falta, y todo el debate técnico
político-jurídico que ha dado lugar a las sucesivas modificaciones introducidas por las leyes adecuatorias
de la Reforma Procesal Penal, en los Arts. 7, 9, 50, 51 y 494 bis del Código Penal, mediante la ley Nº 19.950
de 05.06.2004 sobre la materia, y los efectos jurisprudenciales contradictorios posteriores, que llevaron a la
E. Corte Suprema a declarar como “ley penal en blanco” a la norma que tipificaba el hurto-falta frustrado
y tentado, ya que no establecía la pena aplicable a dicha infracción, toda vez que el Código Penal sólo
contempla la punición de los grados imperfectos de comisión para los “crímenes y simples delitos”. Ya a
poco andar la ley, en 2004, Carnevali Rodríguez, Raúl en “¿Es el Derecho Penal que viene? A propósito de
la ley 19.950 que modifica el delito de hurto”, Semana Jurídica 192, Lexis-Nexis, 12.07.2004, p. 14 y ss,
reclamaba que estas disposiciones “…alteran principios básicos que constituyen el basamento garantístico
del sistema punitivo, como lo es, por ejemplo, el principio de lesividad concreta…”. Sobre la urgente
necesidad de tratar las disfunciones criminológicas y dogmáticas que se advierten en Chile sobre los delitos
de hurto y robo, Vid. Fvr Künsemüller, Carlos “Delitos de hurto y robo: Una reforma inaplazable en el
Código Penal Chileno”. El penalista liberal, homenaje a Manuel de Rivacoba y Rivacoba, Hammurabi,
Buenos Aires 2004, p. 457 y ss
6 Tanto es así, que hoy se tiende a convenir en que la magnitud económica de la delincuencia no convencional
supera con mucho al todo de la delincuencia convencional contra la propiedad y el patrimonio. Vid fvr.
Tiedemann, AT p. 20 y ss, Dannecker, Janovisky, en Alemania; en el ámbito anglo-sajón Nelken, Strader, y
en España Terradillos Basoco, todos citados por Hernández, op. cit ut supra, p. 103, con Nota 8 y para otros
efectos, pero sobre igual constatación expansiva del poder dañoso de la delincuencia económica, Kuhlen,
Portilla Contreras, Silva Sánchez, y otros citados por Abanto en “El Derecho Penal en una Economía
de mercado…” op cit, p. 5-6, con Notas 15 y ss. En el ámbito del derecho penal-tributario chileno, y la
disposición psicológica frente al impuesto (sub cultura de la evasión-elusión), Manríquez, Juan Carlos en
“El fraude tributario. Uso malicioso de débito/crédito IVA. Análisis penal en el Derecho chileno”, UV,
Memoria, 1991, p. 21-31, con Notas 37 a 54. En la línea de reclamar garantías procesales efectivas para los
imputados por delito tributario, Ugalde Prieto, Rodrigo y Rodríguez Oro, Sergio, en “Delito tributario y
Reforma Procesal Penal” Lexis-Nexis, 2002.
7 Interesante mirar los gráficos, cuestionario y respuestas al “público” elaborados por las investigaciones de
Serrano Gómez en España y Strumpel en Alemania, entre 1968 y 1985, incluidos todos en Manríquez, “El
fraude tributario…”, op. cit.
8 Al respecto Schünemann, Achenbach, Martínez Buján, Corcoy Bidasolo, Abanto Vásquez, este último, El
Derecho Penal. Op.cit., p. 5, Nota 13, y Hernández, en op.cit., p. 103.
9 Sobre el punto, vid.fvr. Künsemüller, Carlos “¿Tiene un futuro el bueno, viejo y decente Derecho Penal
Liberal?”, Nuevas tendencias del Derecho, Facultad UCh, Lexis-Nexis, 2004.
10 Tiedemann, Klaus, Criminalidad Transnacional y Derecho Penal, 1980, sobre las dificultades de abordar la
actividad criminal de empresas transnacionales por los medios tradicionales del Derecho Penal, citado por

27
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

Hernández, op.cit., p. 115 con Nota 42, y más recientemente Schünemann, Bernd “Del derecho penal de la
clase baja al derecho penal de la clase alta.” Un cambio de paradigma como imperativo moral?, y también él
mismo en temas actuales y permanentes del Derecho Penal después del milenio, Tecnos, Madrid 2002, p. 49
11 Un punto obligado de referencia es atender a la pugna entre los seguidores de la Escuela de Frankfurt,
vinculada a los Profesores del Instituto de Estudios Criminales de dicha Universidad, como Hassemer
Luderssen, Nauke, Albrech Herzog y Prittwitz, que propugna un irrestricto apego a los principios del
Derecho Penal ilustrado, garantista y culpabilístico (Derecho Penal Nuclear); las posiciones intermedias del
“Derecho Penal de la intervención” a medio camino, de Hassemer, que propugnan una “Co-habitación” del
núcleo duro con las formas expansivas adecuadas a la “Neo-criminalidad”; las prevenciones de Roxin en
Problemas Actuales de Dogmática Penal, Ara 2004, traducción de Abanto, p. 20, 45 y 46; y todo ello versus
la arremetida del “Derecho Penal Moderno” o “Derecho Penal del Riesgo”, concepto introducido por el
sociólogo Ulrich Beck, en su texto “La sociedad del riesgo: hacia una nueva modernidad”, Frankfurt 1986;
y de ahí la difusión hecha en lengua hispana de Silva Sánchez, Jesús María “La expansión del Derecho
Penal. Aspectos de la política penal en las sociedades post-industriales”, Civitas, Madrid, 1999, 2001,
quien ha propugnado la categoría de “Derecho Penal de primera velocidad” para el Derecho Penal Clásico,
y de “Derecho Penal de segunda velocidad” para el Derecho Penal Moderno o Extendido, que supone
ampliarlo también a la delincuencia económica, con menos garantías procesales y mayor intervención
con tipos de peligro y adelantamiento de la punición a la tentativa, pero a cambio ofreciendo “casi nula
aplicación de la privación de libertad”. Estos postulados han sido objeto de muchas críticas, bien expuestas
y recogidas por Hernández y Abanto, en op.cit. ut supra.
Hoy el asunto está en el “Derecho Penal de tercera velocidad” o “Derecho Penal del Enemigo”, según
expresión acuñada por el Profesor alemán Günther Jakobs en “Derecho Penal del Enemigo”, traducción,
Civitas, Madrid 2003, en conjunto con Cancio Meliá, Manuel, quien se muestra contrario a dicho postulado,
por entender que ofende la igualdad ante la ley. Vid.fvr, al respecto “La expulsión de ciudadanos…”,
Cancio, cit. ut supra p. 206 y ss, p. 214, 215, Notas 131-135. En igual sentido crítico Mir Puig, Santiago
en “Límites del Normativismo en Derecho Penal”, Homenaje al Profesor Dr. Gonzalo Rodríguez, Madrid
2005, p. 676, Nota 32, ya que la distinción de Jakobs entre “persona” e “individuo”, señalizando como
“und-personen” (no persona) a quien no comunica el mensaje que la norma en sí conlleva, afecta la vigencia
de ésta, y por tanto, el funcionamiento del orden jurídico-social todo (y por eso ha de ser considerado “el
enemigo” o “el maligno”como sinónimo del Diablo, en buena comparación de Cancio) sobre el cual se
debe dejar caer con todo su peso la “tercera velocidad”, se relativiza en definitiva los derechos humanos.
En el Chile de hoy la “Guerra antidelincuencia común” y el paroxismo cuasi histérico infundido en la
población por “mayor seguridad ciudadana” son expresiones no develadas de la política de “guerra contra
la delincuencia y los delincuentes”, por sobre todo, los comunes, manifestando acciones imperceptibles
para la mayoría de intervención del Derecho Penal del Enemigo. Para una explicación particular sobre el
origen del Derecho Penal del Enemigo, justificada en “…la crisis del Estado asistencial... (que)…obedece
a razones económicas, a una reacomodación del mundo en que nos encontramos y en que aparecen
fenómenos nuevos como el terrorismo, la emigración masiva de los países pobres a los países ricos, y el
ascenso imparable del crimen organizado- lavado de dinero, narcotráfico, etc., -. Este es un mundo muy
complejo, con una nueva readecuación del poder y de los centros del poder mundial.” Vid.fvr Serrano
Piedecasas, José Ramón, “Derecho Penal del Enemigo. La expansión en la respuesta penal”, Semana
Jurídica Nº 256, p. 4 y ss, Lexis-Nexis, 03.09.2005.
12 En una explicación general sobre esta posición, Jakobs, en “La ciencia del Derecho Penal ante las
exigencias del presente”, UE Colombia, Nº 24, 2000, p. 9 y ss, traducción de Manso Porto, Teresa.
13 Al respecto, Abanto, Manuel “Derecho Penal Económico. Parte Especial. Lima, Idemsa. 1999, p. 22 y ss,
con Nota 2.
14 En este sentido Stratenwerth en Alemania; siguiéndolo, Corcoy Bidasolo. En Perú, García Cavero, y en un
sentido diferente para hacer distinciones entre “bien jurídico” y objeto de protección, Abanto, Vásquez,
todos citados en Abanto “Derecho Penal…” op.cit. p. 5, 7, 9, con Notas 11, 20, 31 y 32.

28
Juan Carlos Manríquez R.

15 Vid. Fvr. Notas 5 y 6.


16 La idea de “ventaja mediante infracción” también ha sido desarrollada particularmente por la dogmática
alemana a propósito de la competencia desleal, el caso específico de la prohibición genérica es el párrafo
1.- de la ley alemana sobre competencia desleal.
17 Vid. Fvr. “Diez años de Derecho Penal Económico Peruano: Un balance”, Abanto, RPCP, Nº 11-2002, y
él mismo en “El Derecho Penal en una Economía de mercado…” p. 11 y 12, UNAB, 2005. García Cavero,
Percy “Derecho Penal Económico Peruano”, Ara, 2003-2004. En Chile, los aportes de Avilés Hernández,
Victor, “Orden Público Económico y Derecho Penal”, Conosur, 1998, y especialmente Hernández Basualto,
op. cit. P. 119 y ss, y él mismo en sus referencias, en el marco de sus serias investigaciones en la Universidad
Alberto Hurtado, en Santiago, y en el Magister sobre Derecho Penal Económico de esa Casa de Estudios,
dan cuenta del avance progresivo en estas materias.
18 Al respecto, Hernández, op. cit. p. 112 al decir: “Las tipificaciones que pretenden hacerse cargo de nuevos
riesgos tecnológicos, ámbito en el cual los delitos ambientales son el icono indiscutido…”. También Silva
Sánchez, La Expansión…, p. 67. En Chile, por la queja de una “llamativa inexistencia de una genuina
legislación penal ambiental” Vid.fvr un diagnóstico en Matus, Jean Pierre “Derecho Penal Ambiental”,
Jurídica, Santiago 2004. Y un estudio acabado sobre el régimen jurídico de la Contaminación Marina
en Chile, con referencia pormenorizada a su evolución y situación, con notas al aparente régimen de
responsabilidad penal hoy vigente en el Art. 136 de la Ley General de Pesca, en desmedro de su propia
aplicación efectiva y de las reglas generales sobre contaminación o envenenamiento de aguas interiores
de los Arts. 289 y ss del Código Penal “párrafo 9. Delitos relativos a la salud animal y vegetal” y Arts.
315 y 317 del Código Penal sobre envenenamiento o infección de aguas, en términos de poder provocar la
muerte o grave daño para la salud, Vid.fvr. Tomasello Hart, Leslie “Régimen Jurídico de la Contaminación
Marina” Librotecnia, 2004, p. 110 y ss.
19 Al respecto las Advertencias de Klaus Roxin en Problemas actuales…, Op.cit., p. 20, 45 y 46, y la anterior
de Trapman, PM, Derecho Penal holandés, 36, p. 80, cit. por Politoff, DP I, Conosur, Prólogo, XI, al
recomendar un espíritu moderado, práctico por excelencia, que contraste con el “ingenio constructivista”
viendo el sistema como medio auxiliar, la práctica como pauta, es más aconsejable que la doctrina que por
encima y fuera de la realidad “atribuye la significación primaria al sistema”.
20 Como claramente lo deja establecido Abanto, en sus textos citados. En verdad, la mayor cantidad de las
normativizaciones de la actividad económica y empresarial, como la Banca, el mercado de valores, el cambio
internacional, etc., provienen primeramente por vía reglamentaria, desde las autoridades administrativas
reguladoras, llámense oficinas centrales, superintendencias, jefaturas nacionales, etc.
21 Sobre la modernización y la expansión, Silva Sánchez, Hassemer, Muñoz Conde, y otros cit. ut supra.
Sobre el Derecho Penal de las “futuras generaciones” y la ampliación moderada del ámbito de regulación
penal más allá de la protección subsidiaria de bienes jurídicos, Vid. Fvr Roxin, Problemas actuales…, p.
44, 45, 46, cuando escribe en la conclusión: “Entonces, si bien no se obtienen panaceas para el problema
de la legitimación de los tipos penales, sí surgen pautas de argumentación bastante concretas que pueden
ayudar a impedir una extensión exagerada, contraria al estado de derecho, de las potestades punitivas
interventoras. Sin embargo, debe reconocerse que el ámbito de la protección penal hoy en día ya no puede
limitarse a los bienes de las personas en vida, si no que se tiene que incluir a las personas en formación,
la naturaleza en general y también a las bases de vida de las futuras generaciones…”
22 Sobre este punto, Kuhlen, p. 347 y ss, citado por Abanto en El Derecho Penal en una Economía de
mercado…, p. 5 con Nota 14.
23 Un ejemplo de cómo se han recibido en Chile los postulados del Derecho Penal del Riesgo en el mercado
de valores, el sistema bancario y el tratamiento preventivo y penal del lavado de dinero, hay en la Ley Nº
19.664, que creó la Unidad de Análisis Financiero (UAF) y amplió el ámbito de los delitos-origen del lavado
de dinero, creando un deber de salvaguarda para un número bastante importante de sujetos cualificados,
de raíz extra penal, cual es el deber de detectar “operaciones sospechosas” (Art. 3º de la Ley). Vid.fvr al
respecto Manríquez, Juan Carlos, “Delitos de Blanqueo y Lavado de Activos, en el marco de operaciones

29
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

sospechosas. Notas sobre la Ley Nº 19.913 que crea la Unidad de Análisis Financiero (UAF)”, publicado
en la Revista Escuela Derecho Universidad del Mar, año 2005, pp. 107 a la 125. También, el análisis
penal del tipo imprudente contenido en el Art. 19-4 de la misma Ley, que se lee en Manríquez, Juan Carlos,
“Omisión propia y posición de garantía por cualificación en el rol del sujeto activo. Lavado o blanqueo
culposo de bienes o activos de origen ilícito en la Ley Nº 19.913”, XVI Congreso Latinoamericano de
Derecho Penal y Criminología, Lima, Perú, publicado en el Libro de Ponencias, Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, pp. 123 y ss, año 2004.
24 Al respecto, Roxin, Claus, Strafrecht AT2, p. 252, Nota 51; y él mismo ya en 1963 “Autoría y dominio del
hecho”, citado por Abanto en “Autoría y participación y la Teoría de los delitos de infracción del deber”,
Revista Penal Nº 14, p. 3 y ss, julio 2004. Jakobs en “La ciencia del Derecho Penal ante las exigencias
del presente”, traducción de Manso, UEC, 2000, p. 24 y ss, reclama como necesario para ordenar una
“sociedad de explotación” en que el sistema “economía” se impone en caso de dudas frente a todo lo
demás, que los “estándares de respeto, por ejemplo hacia los llamados bienes colectivos –de manera
distinta al desarrollo, pongamos por caso, de los estándares denominados “reglas de la técnica”- no
puede dejarse en manos del propio mercado… los estándares deben dictársele al mercado desde fuera, lo
cual no puede tener lugar a través de cláusulas generales… los estándares deben más bien determinarse
inelásticamente, bien como permisos individuales exactamente delimitados, o bien como valores-límites
precisos de validez general…”
25 Sobre el estado más o menos actual de la teoría de la imputación objetiva, desde la óptica de reflexionar en
base a “avances reales en seguridad jurídica y sobre el contexto sistemático de esta teoría, ya que no hay
una teoría de la imputación objetiva, si no más bien varias aproximaciones que usan esa terminología,
pero no siempre coinciden en lo material…”, Vid.fvr Cancio Meliá, Manuel “Aproximación a la teoría de
la imputación objetiva”, XVI Congreso Latinoamericano de Derecho Penal, Lima, Perú, 2004, Libro de
Ponencias y Apartado; y Clase Magistral en la Clausura del Seminario Internacional de Derecho Penal,
UNAB, Viña del Mar, Chile, Agosto 2005. Sobre la utilidad y límites de la imputación objetiva en el
Derecho Chileno, en el ámbito de las faenas riesgosas (generación y transportación de energías; transporte
marítimo; la construcción de edificios y la actividad médica), Vid.fvr. Manríquez, Juan Carlos, “Delito
Culposo: Utilidad y límites de la imputación objetiva”, XV Congreso Latinoamericano, VII Iberoamericano
de Derecho Penal, Córdoba, Argentina, Libro de Ponencias, T.1, p. 163 y ss, 2003.
26 Que es la opción del Foro Penal, encargado de la discusión y redacción del ante proyecto del Nuevo Código
Penal Chileno, al proponer castigar la alteración del genotipo, la clonación y la fecundación artificial no
consentida, en el Libro II, Título 7º. Delitos de peligro común, párrafo 3º, “de los delitos relativos a la
manipulación genética, Art. 154 APCPCh. Esta técnica posibilita el castigo anticipado de conductas cuya
materialización puede llevar a enormes paradojas, “…principiando por el establecimiento del status del
ser alterado genéticamente, clonado o creado para un fin distinto de la fecundación artificial…”. Vid.fvr,
Unidad 4, parte especial, delitos de peligro común A. Fundamentos.
27 En el APCCh del Foro Penal citado más arriba, algunas de estas cuestiones fueron francamente recogidas
en la tipicidad propuesta para los delitos contra el medio ambiente, teniendo muy en cuenta el cómo de la
regulación penal más que el si de la misma. En este sentido, fue acuerdo del Foro permanecer cercanos
a un “sistema de Derecho Penal heredero en cierta medida del espíritu de la ilustración liberal”, a pesar
de la evidente falta de una regulación adecuada. Por ello se acordó “excluir del ámbito de lo punible la
contaminación de bagatela, producto de la actividad diaria de todos y cada uno de los habitantes de la
República…”, dejándola para los casos de más grave contaminación o de peligro de contaminación. Vid.
fvr, Unidad 4, parte especial, Delitos de peligro común, citado en nota anterior, y la tipicidad propuesta en
los Arts. 130 y 131.
“Artículo 130.- El responsable o administrador de una fuente emisora que produzca una grave pérdida,
disminución, detrimento o menoscabo al medio ambiente o a uno o más de sus componentes, será castigado
con la pena de reclusión menor en su grado medio y multa de 2.000 a 3.000 Unidades Tributarias
Mensuales…”. Las penas personales y multas se elevan si el grave daño ambiental puso en serio peligro la

30
Juan Carlos Manríquez R.

vida o la salud de personas determinadas, y más aún si del peligro creado han resultado lesiones o muerte.
“Artículo 131.- El responsable o administrador de una fuente emisora que por imprudencia o incumplimiento
de las disposiciones legales o reglamentarias cause un grave daño ambiental en los términos del artículo
anterior, será castigado con la pena de reclusión menor en su grado mínimo y multa de 2.000 a 4.000
Unidades Tributarias Mensuales…”. Las penas también se aumentan si del riesgo creado se siguen lesiones
o muerte.
28 Después de los verdaderos desastres ecológicos ocurridos con el “Prestige” y también con el “Erika”,
la Unión Europea incentivó una Directiva del PE y del Consejo, para tratar la contaminación procedente
de buques, la que contiene el mandato de criminalizar los vertimientos y derrames ilegales maliciosos,
imprudentes y en algunos casos, accidentales, pero estragantes para el medio ambiente marino, mediante la
imposición de sanciones incluso penales.
En efecto, la D 05.03.2003; 2003/0037, 92, de Bruselas, y la Decisión Marco sobre responsabilidad penal
por la contaminación procedente de buques, el Dictamen del Comité Económico Social Europeo Arts.
29, 31, 34.2, b), y la aprobación del TUE, marcaron un antes y un después en estas materias, dando lugar
hasta hoy a un intenso debate académico, jurídico, industrial, operativo y de “sensibilidad” de los distintos
actores de la industria marítima mundial, sobre todo en el ámbito anglo-sajón (UK, USA) quienes ven
con un alto grado de preocupación la imposición de altísimas penas penales y de cuantiosas multas, luego
de encarcelamientos preventivos hasta hace poco impensados, en hechos considerados normalmente
“accidentes de mar” o “riesgos propios, tolerados o permitidos, necesarios en la actividad marítima”.
Vid.fvr, al respecto, Fairplay Magazine, diciembre 02.2004 y 04.04.2005, sobre el caso del Presidente de la
Sabine Maritime Transportation., quien por un derrame ilegal en el mar del Sur de China, en que participó el
BT Juneau (1974) en 1999, fue condenado, junto a otros cuatro empleados seniors de la empresa a 33 meses
en prisión y al pago de US$60.000., más US$2.000.000.- La base de la sentencia fue “…illegal dumping
of oil contaminated grain in to the South China Sea and obstruction of justice”.
Schunemann, en Alemania en “Acercamiento crítico sobre la ciencia penal en Alemania”, GA 1995,
201, y Marinucci/Dolcini en Italia, RD (UCN) 8 (2001), 231 (244) ambos citados por Hernández, en
Perspectivas…, op.cit. p. 107 con Notas 22 y 23, habían puesto el acento sobre reacciones detectadas en
sus países cuando la pena privativa de libertad y el problema de la cárcel, empezaron a estar más cerca de
la delincuencia no convencional, al escribir el primero: “Y no es quizás casual que se haya iniciado una
campaña de opinión –que de por sí merece consideración- en contra de la pena privativa de libertad, en el
momento en que se ha perfilado el riesgo de que las puertas de la cárcel podrían abrirse no sólo para las
clases más débiles, sino que inesperadamente, también para los exponentes del mundo de la economía y
de las finanzas” (el destacado es nuestro.
También sobre este particular, en Chile, Miguel Soto Piñeiro, ha comentado que a su juicio estas
manifestaciones de nuevos mandatos de criminalización constituirían ejemplos de ampliación o expansión
del Derecho Penal a “bolsones tradicionales de impunidad”, pero que no pueden desconocer la vigencia
ante todo de los presupuestos garantísticos de toda tipificación interna ajustada al Derecho Penal Clásico.
Me quedo con esta conclusión luego de oír su opinión en la Jornada del 04.08.2005, en Honor a Bustos ya
indicada, y en una conversación en la que le pedí autorización para citarlo, de hace pocos días.
29 Vid.fvr desde una perspectiva del Análisis Económico del Derecho Penal y de las sanciones penales en
USA, Keith N. Hylton, “The Theory of penalties and the Economics of Criminal Law”, Boston University
School of Law, Review of Law & Economics, 2005, y también al incluir el análisis de Philbrick “In the
heart of the sea: The tragedy of the Whaleship Essex”, New York, Penguin Group (USA) Inc. 2000, cuando
plantea su tesis y dice: This paper presents a model of penalties that reconciles the conflicting account
of optimal punishment by Becker who argued penalties shoot internalize social costs, and Posner, who
suggested that penalties shoot completely deter offenses… I use the model to generated a positive account
of the function and scoup of criminal law doctrines, such and intent, necessity, and rules governing the
distinction between torts and crimes. The model is also consistent with the history of criminal penalties set
out by Adam Smith”

31
Criminalización en el Negocio Marítimo. De la Responsabilidad del Naviero,
Operadores y Agentes de Naves. Nuevas Tendencias del Derecho Penal

30 El Art. 297 StB, contiene en el Derecho Alemán, la norma de Derecho interno que sanciona las actuaciones
dolosas o imprudentes del Capitán de una nave, que con ello causa daño a ésta, a los intereses del Armador,
o a terceros. Por su supuesta inutilidad o insuficiencia, ha generado críticas como las expuestas por el
Profesor de Göttingen, Ralf Krack, en Wistra 21, 15.03.2002 (colaboración de Abanto, en su visita a Viña
del Mar, agosto de 2005).
31 Un grupo de casos, exposiciones prácticas y argumentos de defensa y justificación de los operadores no
jurídicos, en USA y U.K, puede seguirse en Fairplay Magazine, (www.fairplay.co.uk) desde abril 2004
hasta octubre 2005
32 Hooper, David, Special Report, en Fairplay Magazine, 34, 06.10.2005.
33 Otras manifestaciones curiosas de posible “Criminalización” a la moderna en el Derecho Penal Chileno
vigente, sobre las cargas y el transporte de ellas, son el tratamiento en el ámbito Latinoamericano de las
figuras de apropiación indebida y hurto calificado del Capitán, de los Arts. 470-1; 470 Nº 2, 447 Nº 4 del
Código Penal Chileno, ya que si la carga no llega a puerto o no es entregada, se han visto casos en que
se han ejercido acciones penales conjuntamente con medidas cautelares (como el arraigo de la nave) y la
rendición de prueba anticipada del Capitán u oficial extranjero, lo que ciertamente ha determinado una
salida alternativa más rápida que el reclamo de carga, a través de un acuerdo reparatorio del Art. 241
del CPP, encerrando verdaderas “gold giddens actions” o “acciones encubiertas destinadas a conseguir
dinero”. También se sabe de casos similares en la costa Oeste Norteamericana, Ecuador y Perú.

FUENTES CONSULTADAS

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33
34
La Cooperación Internacional
en la Lucha Contra el Terrorismo

Fernando Díaz Colorado


Magíster en Filosofía Latinoamericana.
Especialista en Derecho Penal y Ciencias Forenses. Especialista en
Administración Pública y Docente
de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia

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La Cooperación Internacional
en la Lucha Contra el Terrorismo

Fernando Díaz Colorado

E l terrorismo como acción humana se ha venido presentado durante todo


el devenir de su historia. Los actos humanos dirigidos a producir en otros
seres humanos terror, pavor, miedo, temor, angustia y desesperación, han forma-
do parte de su permanente realidad. Aunque su origen se remonta a la época de
la Francia revolucionaria, para denotar a aquel Estado que ejercía sus acciones
mediante la intimidación, sólo hasta 1948, el alemán Kart Heinzen, comenzó a
utilizar la palabra como categoría de análisis, para señalar que todos los medios,
incluido el atentado suicida, eran buenos para acelerar el advenimiento de la de-
mocracia.1 Es importante anotar que el concepto de terrorismo desde esta pers-
pectiva, está asociado al concepto de defensa y consolidación de la democracia.
Sin embargo el 11 de Septiembre de 2001, será sin duda el momento más impor-
tante en el acontecer del debate por alcanzar una definición del terrorismo.

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La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

Para Habermas, lo ocurrido fue un acontecimiento histórico mundial, ya


que el mundo global fue testigo ocular universal directo de lo que estaba ocu-
rriendo.2 Para este filósofo, el terrorismo es un acto de destrucción indiscrimi-
nado, de enemigos, de mujeres y de niños, de vida por vida. Es un acto de terror
global que comporta las características de una revuelta impotente en la medida
en que se dirige contra un enemigo que no puede ser derrotado de acuerdo con
los conceptos de la acción orientada a fines. El terrorismo global ejerce la falta
de metas realistas y la utilización cínica de la vulnerabilidad a la que están
expuestos los sistemas complejos.3 Para Chomsky, las atrocidades del 11 de
septiembre sirven como dramático recuerdo de lo que ya es un lugar común
desde hace tiempo: con la tecnología contemporánea, los ricos y poderosos ya
no tienen asegurado el casi monopolio de la violencia que ha prevalecido du-
rante mucho tiempo en la historia.4
De esta manera, el terrorismo es visto como el conjunto de acciones eje-
cutadas por grupos individuales minoritarios, extremistas, de regímenes au-
toritarios o totalitarios, que pretende ahogar toda oposición y toda resistencia
mediante el ejercicio del miedo, así como mantener el poder mediante el uso de
la violencia. Desde esta perspectiva, el uso calculado de la violencia o la ame-
naza para alcanzar fines políticos, religiosos o ideológicos, mediante la intimi-
dación, la coerción o la inculcación del miedo, presenta ciertas dificultades ya
que como lo señaló Chomsky, implica de cierta manera la eventual legitimidad
de acciones violentas con el fin de lograr el derecho de autodeterminación, la
libertad o la independencia, según lo establecido en la carta de las Naciones
Unidas, de los pueblos privados por la fuerza de esos derechos, en particular de
los pueblos bajo regímenes coloniales y racistas o una ocupación extranjera.5
Esta concepción de terrorismo ha permitido que para pensadores como Ha-
bermas, se plantee la aparición de nuevas categorías de análisis que permitan
el surgimiento de un nuevo orden cosmopolita, que admita pensar no ya en
Estados Nacionales, sino en un nuevo supraestado. Esta posición ha generado
oposición por parte de aquellos que plantean que la idea de un supraestado im-
plica la tolerancia de un poder hegemónico del imperio que en esta época está

38
Fernando Díaz Colorado

representado por los Estados Unidos y que es una de las razones que alimentan
el terrorismo, por considerarlo incapaz de permitir la autodeterminación y au-
tonomía de los pueblos en la tarea por imponer el modelo político y económico
neoliberal globalizado, que desconoce la diversidad y alteridad del complejo
mundo de lo humano.
Para Ralf Dahrendorf,6 cinco años después de los atentados a las torres ge-
melas en Nueva York, y al Pentágono en Washington, en los Estados Unidos, se
implementó la denominada “Ley Patriot”, que produjo un efecto general ero-
sionando los grandes pilares de la libertad como el Habeas Corpus, el derecho
a acudir a un tribunal independiente cuando el Estado priva a un individuo de
su libertad. Desde el principio, la cárcel en la bahía de Guantánamo se convirtió
en el símbolo de algo insólito: el encarcelamiento sin juicio de combatientes
ilegales a quienes se les priva de todos los derechos humanos. Esto ocasionó
que la libertad no fuera ya el derecho de las personas a definir sus propias vidas,
sino el derecho del Estado a restringir la libertad personal en nombre de una
seguridad que sólo el Estado puede definir, lo que genera una nueva forma de
autoritarismo de Estado. Es esto lo que ha permitido que países como Alema-
nia, consideren que el involucramiento en la lucha contra el terrorismo permite
el aumento de la amenaza de padecer actos terroristas. Incluso se ha planteado
un debate en relación a si el ataque terrorista a los Estados Unidos es realmen-
te un ataque a toda la humanidad. En términos generales la consideración de
estos planteamientos implica que desde el atentado terrorista, las libertades se
han visto menguadas y el lema de la lucha: “la defensa de la democracia” ha
recibido un daño muy grave y de tal magnitud, que ha sido mucho más fuerte el
golpe dado por los defensores de la democracia, que el impacto alcanzado por
los terroristas.
Es indispensable entonces, para lograr un entendimiento del terrorismo in-
dagar por sus raíces, antes de analizar e intentar comprender sus manifestacio-
nes y emprender una lucha con la colaboración internacional. Uno de los aspec-
tos del estudio actual del terrorismo, es que lo horroroso de sus consecuencias
ha impedido ahondar en las causas profundas de su surgimiento y su signi-

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La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

ficado. La muerte, la destrucción, el caos y la desesperanza, han opacado la


búsqueda de explicación que subyace a este fenómeno cruel y despiadado, pero
paradójicamente muy humano. El mundo gira asombrado hacia una fórmula
que nos permita acabar con el terrorismo, como si esto fuera algo que surgió de
la naturaleza malvada de algunos pocos extremistas locos y despiadados; y que
por lo tanto, hay que eliminar de la faz de la tierra. De esta manera, la invasión
a Afganistán e Irak, y las prisiones de Abú Ghraib y Guantánamo, son daños
colaterales sin importancia, ya que el fin justifica los medios, además, porque
se está haciendo uso de la legítima defensa frente a un ataque descomunal y
malvado. El hombre está intentando por todos los medios acabar con el terror
y los terroristas, pero lo que ha olvidado es indagar por su razón de existencia.
El acto terrorista no es más que la expresión profunda de unas condiciones que
lo posibilitan y alimentan.
El hombre inició en la modernidad un camino con la ilusión de alcanzar el
dominio del universo, apoyado por la ciencia y la tecnología, intentando alcan-
zar la felicidad y la armonía. No hay duda que este proyecto ha hecho crisis
y parece ser que el camino lo hemos perdido o hemos estado perdidos todo el
tiempo. Estamos en una carrera impresionante frente a la tecnologización y
mecanización de la vida humana. Pero si hubo un tiempo en que el hombre ha
tomado conciencia de su inseguridad es justo en los actuales momentos. No ha
existido una época más crítica que la actual. Ha surgido el terror de no saber
dónde está el horizonte para salir del caos que el mundo actual presenta. Esto
nos debe permitir reflexionar, sobre si estamos en el camino correcto o debe-
mos iniciar de nuevo el camino. La lucha contra el terrorismo como estrategia
global implica reconocer las condiciones del proyecto hegemónico dominante,
que intenta perpetuarse sin revisarse ni criticarse. Si bien es cierto que como
lo señala Laqueur,7 hay muchos terroristas y su talante ha cambiado con el
tiempo y de un país a otro, y que la empresa de formular una teoría general del
terrorismo, una explicación global de sus raíces, es para él inútil e insensata,
no hay duda que hay factores inherentes de gran importancia que ameritan ser
analizados, no para formular una teoría completa y acabada frente al fenómeno,

40
Fernando Díaz Colorado

pero sí como un intento por comprender las razones del surgimiento de esta
abominable amenaza para la humanidad. En el texto “La guerra sin fin” La-
queur8 hace un pormenorizado estudio de los factores inherentes al terrorismo,
pero enfocado fundamentalmente en la concepción del fanatismo religioso y
nacionalista, que es el comportamiento que hace la diferencia frente a grupos
terroristas que tuvieron su origen en la época de la guerra fría en la lucha por
alcanzar el poder.
Desde otro punto de vista, el concepto de terrorismo no es necesariamente
una categoría reducida al campo de la lucha armada o de la ejecución de muer-
tes violentas y estallidos de aviones y bombas en ciudades del mundo, que
producen víctimas inocentes. Es necesario mirar en qué mundo nos encontra-
mos, qué conquistas hemos alcanzado en el campo del bienestar y la dignidad
humana. Es decir, en la tarea de alcanzar la civilización como aquel proyecto
dirigido, encaminado a que la humanidad alcance la mayor felicidad posible,
donde la igualdad esté dada por el reconocimiento de la diferencia y la autono-
mía. Las acciones terroristas para Mendoza,9 nacen de la consecuencia de un
mundo donde el mercado pretende dominar toda la cultura, la religión, la polí-
tica, la educación. Es decir, el imperio de la racionalidad del mercado. Tenemos
un nuevo fundamentalismo que se convierte en enemigo de la vida humana, el
fundamentalismo del mercado que ha dividido y polarizado al mundo entre los
que tienen y los que no tienen. Este fundamentalismo significa que nos guiamos
como sociedad por la vía de la maximización de la ganancia para beneficio de
mínimos sectores de la población mundial, sin considerar las consecuencias
que producen sus efectos intencionales y no intencionales. En su opinión es-
tamos ante la presencia de una de las formas de terrorismo más radicales en la
historia de la humanidad. La pedagogía del terrorismo para Mendoza,10 es una
pedagogía del castigo al culpable, pero en el caso de un mundo globalizado, su
objetivo es toda la humanidad, a todo aquel que atente contra sus principios.
Castigar para reparar, pero también castigar para prevenir, propagando de esta
manera el terror universal, como estrategia que usa como arma el miedo que
nos es imposible eliminar.

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La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

El modelo económico dominante no ha permitido a la mayoría de la huma-


nidad llevar una forma de existencia digna. Estamos en la época donde paradó-
jicamente se tiene vida pero no se puede vivir. El proyecto humano falla desde
su esencia ya que no garantiza la supervivencia de la humanidad. Es por esto,
que para Dussel, la vida es de su interés porque la gente muere. El ser humano
es una corporalidad vigente, que debe comer que debe beber, ya que el cuerpo
es el que tiene el sentido, por lo tanto el criterio de peligro es conservar la vida.
Por ello señala:11 “Se equivocan completamente quienes dicen que hay derecho
a la vida. Permítanme, como va a haber derecho a la vida. Habría que estar
vivo para tener derecho a la vida después. La vida es el fundamento de todos
los derechos, que es muy distinto. Yo no tengo derecho a la vida, yo soy viviente
y porque vivo tengo derecho a la sobrevivencia y tengo derecho a comer y a
trabajar, o a tener una visión mística del absoluto. Nadie me lo puede negar
porque soy viviente humano”.
El mundo se está dividiendo en múltiples partes y se está victimizando,
ya que no está respondiendo a las necesidades del hombre en la actualidad. El
tejido social y su relación con la economía están fragmentándose, así como las
relaciones tradicionales se están rompiendo. Lo que se está logrando es que los
sectores privilegiados en el campo de lo económico, adquieran nuevas formas
de interacción al nivel de la velocidad con que se apropian y consumen la in-
formación para intentar reducir el riesgo de la incertidumbre. La pérdida del
control estatal por la fragmentación del Estado, es vivenciada por el terrorismo,
como si asistiera a un declive de todo el ámbito de lo político; donde lo políti-
co es sólo un espectáculo que corresponde a una metamorfosis de los partidos
políticos y de la conversión de éstos en vehículos mercadológicos de distribu-
ción de cargos y maquinarias electorales para la obtención del financiamiento
público.12
Es por ello, que la concepción de las víctimas como dolor y sufrimien-
to producto de la injusticia del crimen, se amplía y eleva a una condición de
comprensión aún mayor. Las víctimas son entonces: los desplazados, los re-
fugiados, los pobres, los excluidos, exiliados, errantes, la periferia, en dónde

42
Fernando Díaz Colorado

una forma totalitaria de racionalidad (racionalidad centro-europea-americana)


genera la división de los territorios quedando demarcados geográficamente por
el reconocimiento “de lo mismo” y por el rechazo de “lo otro”. El mundo actual
está bajo el dominio del imperio liderado por los Estados Unidos, desde donde
surge el discurso homogeneizante y dominador, donde todo aquello que es bue-
no para el imperio es bueno para todo el mundo; es decir, la teoría del destino
manifiesto, que todo el universo debe acatar, con la pretensión de que seguir el
Proyecto Americano es la mejor alternativa para alcanzar el Proyecto Comu-
nitario. Desde esta perspectiva todo aquél que se oponga, debe ser enrumbado
de cualquier modo en el proyecto planteado. De esta manera, la periferia queda
sometida bajo el discurso hegemónico y dominante que no admite discusión.
La perspectiva multiétnica y multicultural es vista como una alternativa viable,
opuesta a la pretensión dominante y de exclusión. Como lo recordara Dussel:
“La pretensión de universalidad de cada cultura (desde la esquimal
o bantú, hasta la azteca náhuatl o moderna europea posconvencio-
nal) indica la presencia del principio material universal dentro de
toda cultura, lo que se opone al etnocentrismo. Etnocentrismo o
fundamentalismo cultural es el intento de imponer a otras cultu-
ras la pretensión de universalidad que mi (nuestra) cultura posee,
antes de haber sido discursiva e interculturalmente probada. La
pretensión seria de cada cultura a la universalidad, debe probarse
por el diálogo racional cuando hay confrontación entre culturas. Y
cuando se confrontan históricamente las culturas, el diálogo es po-
sible desde la pretensión de universalidad de cada una, y material-
mente desde el principio contenido, de la reproducción y desarrollo
de la vida de todo sujeto cultural, que alienta a cada cultura y a
todas, por dentro, y que permite materialmente descubrir articula-
ciones reales al comenzar a dialogar sobre el cómo cada cultura
reproduce o desarrolla la vida humana en concreto. El momento
intersubjetivo discursivo es exactamente el momento procedimental
que permite formalmente dicho diálogo, pero que no niega la lógica

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La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

del contenido material del cual los dialogantes deben partir. Todo
esto lo hizo fracasar el eurocentrismo de la modernidad ante las
culturas periféricas desde finales del siglo XV hasta el presente.”13
Para Isaac Enrique Pérez,14 economista mexicano, la globalización suele
presentarse como un proceso “novedoso, prometedor y salvador de los malefi-
cios de la humanidad”. Desde la perspectiva de la sociología del conocimiento,
el estudio de la globalización como ideología permite encarar el extremismo
del discurso globalista sintetizado en una sabiduría convencional cimentada y
fomentada por poderosas fuerzas e intereses, habiéndosele instalado entonces
como un paradigma montado sobre varias falacias, mitos o slogan, como que es
un fenómeno nuevo, homogéneo y homogeneizante que conduce a la democra-
cia, el progreso y el bienestar universal; que acarrea la desaparición progresiva
del Estado y que los actuales procesos de regionalización, tipo Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), o son consecuencia de la globaliza-
ción, o inevitablemente conducen a ella.
Para Pérez,15 la globalización es un proceso de dominación y apropiación
del mundo. La dominación de estados y mercados, de sociedades y pueblos,
se ejerce en términos político-militares, financiero-tecnológicos y socio-cultu-
rales. La apropiación de los recursos naturales, la apropiación de las riquezas
y la apropiación del excedente producido se realizan desde la segunda mitad
del siglo XX de una manera especial, en que el desarrollo tecnológico y cien-
tífico más avanzado se combina con formas muy antiguas, incluso de origen
animal, de depredación, reparto y parasitismo, que hoy aparecen como fenó-
menos de privatización, desnacionalización, desregulación, con transferencias,
subsidios, exenciones, concesiones, y su revés, hecho de privaciones, margina-
ciones, exclusiones, depauperaciones que facilitan procesos macrosociales de
explotación de trabajadores y artesanos, hombres y mujeres, niños y niñas. La
globalización se entiende de una manera superficial, es decir, engañosa, si no
se le vincula a los procesos de dominación y de apropiación.
En opinión de James Petra,16 la globalización, como la hegemonía y el
concepto de centro-periferia no son adecuados. En primer lugar, es necesario

44
Fernando Díaz Colorado

comprender que lo que ejerce los Estados Unidos sobre el mundo no es hege-
monía, ya que entonces no tiene sentido el uso de la fuerza, por esta razón lo
que realmente ejerce es la dominación, que a su vez si puede ser explicada por
el uso que hace de la fuerza en los países del mundo donde hace presencia.
En cuanto a la globalización es bueno analizar, que si bien es cierto que las
barreras económicas se están flexibilizando y existen multinacionales, éstas no
tienen nacionalidad, el Estado está desapareciendo. El término globalización
no explica las relaciones de poderes entre los Estados, no explica por qué hay
multiplicación de la violencia, no explica la conquista y la resistencia. El ca-
pital no está flotando en todas partes, hay modelos de acumulación dirigidos a
capitalizar en los Estados Unidos. Hay transferencias en gran escala de dineros
lavados que van a Londres, Suiza e Israel. Por ende, estos capitales no son
autónomos, tienen una ubicación concreta y mantienen mecanismos de cola-
boración con las actividades del Estado imperial, que facilita la expansión de
las multinacionales. Por ello, las multinacionales no son autónomas. El Estado
no es autónomo. El Estado es esencial para el imperialismo, para la política de
expansión y conquista y la protección de los intereses de las multinacionales.
Se debe rechazar el concepto de globalización por el de uno más riguroso como
es el de imperialismo. Es por esto, que la política militarista sólo se puede en-
tender en el contexto del imperio económico.
Para Enrique Dussel, la lógica de la globalización en su fase actual parte
de la concepción del sistema-mundo, es decir, del sistema interregional (si por
región se entiende una alta cultura o sistema civilizatorio, por ejemplo: Chi-
na, India, Mesopotamia, etc.) en su fase actual, mundial, global o planetaria,
resultado de un proceso de cuatro estadios: a) en el primer estadio, el sistema
interregional estaba conformado por la estructura de las relaciones de la región
egipcio-mesopotámica, mientras la India, China y América aún no estaban di-
rectamente conectados; b) en el segundo estadio, el sistema interregional creció
comprendiendo desde el Mar Mediterráneo y el norte del África hasta el Medio
Oriente, la India y la China a través de las estepas euroasiáticas, hegemoni-
zando o teniendo por centro-conector el mundo persa o el helenístico; c) en el

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La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

tercer estadio, el mundo cristiano, el bizantino primero y el musulmán después


reemplazan al helenístico y juegan el papel de enganche en todo el sistema (desde
la China y la India hasta el mar Mediterráneo); d) en el cuarto estadio, la Europa
periférica reemplaza al mundo musulmán-turco y conforma el primer sistema-
mundo, colocando a América como su primera periferia al colonizarla. Por centro
entendemos a los países o regiones con horizontes culturales determinados por su
posición hegemónica dentro del sistema-mundo, mientras el resto de los países
y regiones son marginados y explotados, por lo tanto, son periféricos. Hoy en
día el centro del sistema-mundo o fase actual de la globalización, lo constituyen
la Europa Occidental, Estados Unidos y Japón, mientras que continentes como
África, regiones como América Latina y países como México son periferia.17
La aguda crisis que ha vivido el modo de producción capitalista en los úl-
timos treinta años hace pensar, que como organización y formación social se
encamina al desfiladero de la disolución; sin embargo, la globalización en su
fase actual como proyecto representa un respiro y una aspiración para fomentar
la gestión cotidiana de la crisis. Es decir, la mundialización de las mercancías y
su inserción hasta en los lugares más recónditos del planeta, no sólo en cuanto
a su consumo sino también en cuanto a su producción, sustentada en relaciones
casi de tipo esclavista como en el caso de las maquiladoras, y su ensanchamien-
to en la fábrica global retardan la agonía del capitalismo. Su principal fracaso
como formación social se centra no tanto en lo económico sino en el plano de
lo político, al no actualizar la promesa de asegurar la reproducción social de
la vida humana en el plano de la libertad, y en la imposibilidad de impulsar un
discurso democrático, una sociedad incluyente y una prosperidad económica.
La constante violencia que impulsa se hace más que evidente día a día, y ante
ello el proceso de des-socialización y su reducción a la nada del medio ambien-
te y de la vida humana acelera sus ritmos y tendencias. Este caos generalizado
y apocalíptico del mundo se presenta sin mediación alguna del poder político,
debido a la redefinición que han sufrido las instituciones del Estado liberal.
El Estado como forma de organización de lo social bajo el ejercicio del
poder fundado en la relación mandato-obediencia ha tendido a la desatención

46
Fernando Díaz Colorado

de esos fines en nombre del mercado; si bien toda sociedad requiere de meca-
nismos “naturales” de poder basados en esta relación, en la realidad nos encon-
tramos con una sociedad desagregada, colapsada y asediada por la catástrofe
política de la ausencia de poder. El descrédito del Estado como conjunto de
instituciones que impulsan el orden de las sociedades se ha profundizado ante
la reconversión de la política en objeto comercial y ante la mercantilización y
privatización de la cosa pública por parte de los gobiernos y las cúpulas diri-
gentes de estas instituciones. El mercado como un poder real en la sociedad
ejerce su dominación de manera despótica, excluyente y represiva extendién-
dose de manera imperial sin cesar a todas las relaciones humanas, reprodu-
ciendo los estándares del miedo, la inseguridad, la competencia despiadada y
la violencia entre los individuos. Conjuntamente con el aparato gubernamen-
tal-guardián-policíaco-militar, buscan legitimarse y disfrazar sus intereses al
tratar de contener los bolsones de pobreza, a los enfermos, a los “bárbaros”, a
las étnias y a todos aquellos grupos sociales que rechazan las mercancías ca-
pitalistas. Sin embargo, esta contención es impulsada por el miedo inculcado
y del cual se alimenta todo poder, miedo que se instala como ley, como ley del
más fuerte y sin esencia jurídica. El neoliberalismo según Valenzuela Feijóo,18
es un desarrollo económico distinto al propuesto por los grandes economistas
clásicos; estos tenían una visión macro, dinámica y estructuralista, concebían
al mercado libre como uno de auténtica libre competencia, con movilidad de
capitales y tendencia a la igualación de las cuotas de ganancia, atacaban a los
grandes monopolios, su postura en general fue radical y revolucionaria; mien-
tras que los neoclásicos como Milton Friedman, Hayek, Lucas, etc., tienen una
visión micro, estática y no estructural, defienden los mercados oligopólicos y
los monopolios, y su postura es conservadora y reaccionaria. Pregonan también
que el progreso económico sólo se logra con la apertura de los mercados y con
la postura de los Estados a dejar libres a los individuos para que compitan, se
promete un aumento de la productividad y una generación de riqueza sin poner
trabas al mercado. En términos políticos, el neoliberalismo como doctrina se
basa en la democracia, en el respeto a la libertad privada de los ciudadanos; tie-

47
La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

ne nula consideración en la igualdad de los aspectos sociales de los individuos,


una tendencia a que el Estado no debe preocuparse por la asistencia social, la
igualdad de oportunidades, además de considerar que el acceso a los bienes y
servicios sociales se logra sólo con el aumento de la riqueza.
El neoliberalismo como doctrina se ha impuesto tras la generación de
una mentalidad individualista que debe entrarle a la competencia rapaz que
impera en la sociedad; todo debe medirse en torno al dinero, a los propios
intereses, luchando unos contra otros sin contemplar la situación de las víc-
timas. En este proceso se cuenta “con el eficacísimo apoyo de la aplastante
mayoría de los medios de comunicación, con la relativa debilidad orgá-
nica y política de las fuerzas populares, y por último con el recurso de la
violencia o coacción estatal.”19 En la dimensión de política económica, el
neoliberalismo se ha presentado como un proceso de desnacionalización tras
una desregulación estatal y una privatización económica en las que la inter-
vención del Estado y la actitud a favor de la “espontaneidad del mercado”
supuestamente es para favorecer la libre competencia que en la realidad no
existe. Ha influido también en la regulación de los salarios, las políticas de
relación externa, y el predominio del capital dinero de préstamo que consis-
te en la apropiación hecha por el sector del capital de la masa de plusvalía
global generada por el sistema.20
Para Yocelevzky,21 algunas ideologizaciones que se presentan en torno al
fenómeno de la privatización y que no permiten la confrontación teórica, pues
se basan en la descalificación del “otro”, son las siguientes: se dice que el
gobierno dejó de intervenir en la economía, pero en la realidad lo que se dio
fue una refuncionalización, un cambio en sus actividades económicas; en mu-
chos de los casos ahora funge como el Mesías, el salvador, el socializador de
las pérdidas y quiebras privadas; la privatización aparece como una necesidad
del progreso económico y social y su correlato es el retiro del Estado de cier-
tas actividades, lo cual permite su adelgazamiento, como una meta ideológica
indiscutible, pero fundada en las evidentes deficiencias de la acción del Esta-
do como elemento definitorio de la etapa anterior del desarrollo. Esta es una

48
Fernando Díaz Colorado

visión polar que a la luz de la práctica se ha ido relativizando en los últimos


años, pero que sigue siendo importante en el trasfondo liberal de la ideología
hoy dominante. Se piensa que el sector privado será el satisfactor de todos
las necesidades sociales sin tomar en cuenta a las víctimas producidas por el
sistema y mucho menos los desequilibrios que puedan causar éstas; se piensa
que este proceso como práctica dominante debe tener un carácter “natural” y
que debe ser aceptado por todos así sin más, por lo que no se toman en cuenta
las divergencias al respecto; es un proceso llevado a cabo para contrarrestar la
corrupción gubernamental y la ineficiencia de sus bienes y servicios.
Según Marx, el verdadero límite de la producción capitalista lo es el pro-
pio capital,22 pero la vida es el límite absoluto del capital, al destruirse la vida
humana, tal como está sucediendo hoy en día, se destruirá el mismo capital. La
destrucción ecológica y la destrucción de la vida humana es la destrucción de
la misma sociedad, al ser destruida ésta, no existirá el capital. Se da una con-
tradicción entre la misión histórica del capitalismo (aumento de la producción
y de la ganancia) y las relaciones sociales de producción que de él emanan (ex-
propiación y empobrecimiento de la masa de productores directos). Es decir, el
modo de producción capitalista tras su ceguera que persigue sólo la obtención
de la ganancia por la ganancia, no se ha dado cuenta que la vida humana es la
condición absoluta del capital, por lo que su aniquilación destruye al capital;
entonces surge como limitante el hecho de que la muerte de la vida humana
es la liquidación del mismo capital, y peor aún, de la misma humanidad. El
desgarramiento de la vida humana en la miseria y en el hambre de la mayoría
de la humanidad, así como la privatización de los bienes y servicios públicos,
además de la conciencia de los sujetos proporcionan clara constancia de ello.
Sin embargo, es bueno recordar que hace más de sesenta años las Naciones
Unidas prometieron liberar a las futuras generaciones del flagelo de la guerra,
proteger los derechos humanos esenciales, y promover el progreso social y
mejores niveles de vida en un entorno de mayor libertad. La Declaración del
Milenio adoptada en el año 2000, prometía reducir la pobreza extrema y am-
pliar los derechos universales de allí al 2015. Pero, si el mundo continúa con la

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La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

tendencia actual, no se reducirá la mortalidad de los niños menores de 5 años


y el déficit equivalente a 4,4 millones de muertes evitables en el 2015. Más
de 41 millones de niños morirán antes de cumplir los 5 años, por causa de la
pobreza, que es la enfermedad más grave del momento actual, para este mismo
año, 308 millones de personas tendrán un ingreso inferior a 1 dólar al día; 47
millones de niños de los países en desarrollo seguirán sin poder estudiar.23 La
era de la globalización se ha caracterizado por enormes avances en el campo
de la tecnología, el comercio y las inversiones, así como por un impresionante
aumento de la prosperidad. El progreso en desarrollo humano va quedando a la
zaga. Las diferencias entre ricos y pobres, están aumentando. La brecha en la
mortalidad infantil entre ricos y pobres muestra los mismos índices. A pesar de
sus logros, la globalización y el progreso científico están muy lejos de terminar
con el sufrimiento innecesario, las enfermedades debilitadoras y la muerte por
causa de enfermedades evitables que siegan la vida de los pobres.
Vivir una vida larga y saludable es un indicador básico de las capacidades hu-
manas y las desigualdades en esta área están ampliándose. Desde una perspectiva
global, desde 1960 a la fecha, la esperanza de vida aumentó en más de 16 años en
los países en desarrollo y apenas 6 en los países desarrollados. Sin embargo, la
brecha media de la esperanza de vida se ha ampliado entre países de ingreso alto y
bajo y es de 19 años actualmente. De esta manera, alguien nacido en la India puede
esperar vivir 14 años menos que aquel que ha nacido en los Estados Unidos.
En cuanto a la democracia en América Latina, según el informe de Desarro-
llo humano,24 se encuentra que la participación electoral es irregular, la repre-
sentación de pueblos originarios y afro-descendientes en el Parlamento, es en
general muy reducida. Los partidos políticos atraviesan una crisis muy severa,
y no son reconocidos por la mayoría de los pueblos como confiables. A pesar de
los avances normativos la no discriminación no está aún suficientemente garan-
tizada. Se mantienen fuertes desigualdades en el trato a personas pertenecientes
a distintos grupos, las leyes que protegen a los niños en el trabajo son fre-
cuentemente desconocidas y los trabajadores han visto disminuir su protección
social. Los grupos más excluidos del ejercicio pleno de la ciudadanía social

50
Fernando Díaz Colorado

son los mismos que sufren carencias en las otras dimensiones de la ciudadanía.
Los problemas centrales en este plano son la pobreza y la desigualdad, que no
permiten que los individuos se expresen como ciudadanos con plenos derechos
y de manera igualitaria en el ámbito público, y erosionan la inclusión social.
Los indicadores muestran que todos los países son más desiguales que el pro-
medio mundial. En 15 de los 18 países estudiados más del 25% de la población
vive bajo la línea de la pobreza y en 7 de ellos más de la mitad de la población
vive en esas condiciones; ello incluso aunque en 12 de los países la pobreza
disminuyó. El alza en los índices de desocupación durante la década de los 90,
es una de las más grandes carencias de América Latina. La protección social
de las trabajadoras disminuyó y aumentó el empleo informal. En general de
baja calidad y escasa utilidad social e insuficiente para generar una integración
social que garantice un mínimo de bienestar.
La crisis política se expresa en el divorcio entre los problemas que los
ciudadanos reclaman resolver y la capacidad política para enfrentarlos.25 Para
algunos, la democracia será inviable mientras no se resuelvan los problemas de
la pobreza y se logre un mínimo aceptable de igualdad. Sin embargo, el informe
sostiene que sólo con más y mejor democracia las sociedades latinoamericanas
podrán ser más igualitarias y desarrolladas, ya que sólo en las democracias los
que carecen de niveles mínimos de bienestar y sufren las injusticias de las des-
igualdades, pueden reclamar, movilizarse y elegir en defensa de sus derechos.
Como lo señala Pierre Rosanvallon en el mismo informe, la ciudadanía carac-
teriza una condición de inclusión en una ciudadanía de ciudadano. Pero esta
última no puede ser definida simplemente por el derecho al voto y la garantía de
ver protegido cierto número de libertades individuales. La ciudadanía se carac-
teriza también por la existencia de un mundo común. Tiene necesariamente en
otros términos una dimensión societal. La democracia es más que un conjunto
de instituciones y principios políticos. La democracia para alcanzar su plena
realización requiere de personas capaces de decidir y argumentar, pero una vez
sus condiciones materiales de existencia le proporcionen una vida digna, que le
posibiliten vivir de acuerdo con el proyecto que ésta establezca.

51
La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

La democracia como lo señala el informe de la ONU, implica el acceso


sustantivo al poder del Estado, es decir que no haya otra organización, formal o
no con poder igual o superior al Estado, atributo que implica el monopolio del
uso efectivo y legítimo de la fuerza, la capacidad para impartir justicia de modo
efectivo y definitivo, En los actuales momentos asistimos a la presencia del
crimen organizado con estrechos vínculos con los políticos, que ha dado origen
al fenómeno mafioso en el poder.26 El Estado en América Latina no garantiza la
seguridad de sus ciudadanos, hasta el punto de que la tasa de homicidios es de
25,1 por 100.000 habitantes la más alta del mundo. No ha habido avances sig-
nificativos en relación con el respeto a los derechos de la vida, la integridad, la
discriminación y la seguridad. La magnitud de las deficiencias de los aparatos
de justicia en América Latina emerge con mayor contundencia cuando se ob-
servan indicadores sobre población carcelaria, presos sin condena y capacidad
carcelaria existente. La cantidad de presos sin condena o procesados es de 54, 8
% del total de la población carcelaria, que comparada con el 18% que muestra
para los Estados Unidos es una cifra escandalosa.27
Es por esto, que amar la democracia es vivir y reproducir la vida en comu-
nidad. La comunidad de vida es una condición de una comunidad de trabajo
que a su vez puede ser la única base sólida sobre la que se construya una co-
munidad de diálogo y argumentación apenas acorde con el estilo democrático.
El discurso por lo tanto, no se circunscribe a una polarización entre el Norte
y el Sur, ni entre el centro y la periferia, como contra-argumentos que permi-
tan dar la razón a uno de los dos polos. Por esto, es que se invoca el principio
ético universal que es negado por el sistema vigente que se globaliza: el deber
de la producción y reproducción de la vida, específicamente perentorio en las
víctimas de este sistema que excluye a los sujetos éticos y sólo incluye el au-
mento del valor de cambio. La ética se construye sobre juicios de hecho y el
hecho masivo al que estamos refiriéndonos, es el de la exclusión de la mayoría
de la humanidad del proceso de la modernidad y del capitalismo, que son los
que monopolizan para sus agentes la reproducción y el desarrollo de la vida,
la riqueza como bienes de uso y la participación discursiva en las decisiones

52
Fernando Díaz Colorado

que los beneficia como el grupo de los 7 y que excluye a sus víctimas. La ética
deviene así como el último recurso de una humanidad en peligro de auto-ex-
tinción. Sólo la corresponsabilidad solidaria, desde el criterio de verdad, vida-
muerte puede ayudarnos a salir airosos de esta encrucijada.28
Ante este panorama es importante señalar las conclusiones a las que se ha
llegado en los diferentes foros internacionales sobre como enfrentar el terroris-
mo desde una estrategia global. En la Cumbre Internacional sobre Democracia,
Terrorismo y Seguridad, celebrada en el mes de marzo de 2005 en Madrid, la
cooperación internacional, recomendaba mucha democracia, educación y ayu-
da al desarrollo económico de los países más desfavorecidos como los mejores
instrumentos para derrotar el terrorismo. Con la asistencia de Hamid Karzai,
Presidente de Afganistán, Miguel Ángel Moratinos, Ministro de Asuntos Ex-
teriores de España, Kjell Magne Bondevik, Primer Ministro de Noruega, Ja-
vier Solana, alto representante de la política exterior europea, Enrique Iglesias,
Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y el financista Jorge Soros
Presidente de la Sociedad Abierta, las conclusiones del encuentro plantearon
las siguientes recomendaciones para una acción conjunta de cooperación inter-
nacional: 1. Realizar una concertación global contra el terrorismo. 2. Avanzar
en la construcción de una definición de terrorismo que facilite una acción más
eficaz. 3. Elaborar una agenda de lucha contra el terrorismo que combine la
eficacia con respecto de los valores democráticos. 4. Reforzar el sistema mul-
tilateral, a través de las resoluciones 1.373 y 1.377 del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas, que permiten que el Comité contra el Terrorismo, depen-
diente del Consejo sea un instrumento útil, para apoyar e incluso forzar la lucha
contra el terrorismo por parte de todos los estados miembros. Sin embargo, esto
no alcanza a satisfacer la creación de un entorno global favorable a esta lucha.
Para Von Hippel, investigadora del King’s College de Londres,29 lo ideal sería
un enfoque multidimensional coordinado que contenga una combinación de
medidas militares, policiales, legales, de servicios de inteligencia y de control
financiero, y una visión y voluntad claras de combatir la ideología y el entorno
favorable en el que nace el apoyo a las redes terroristas. Este tipo de respuestas

53
La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

presenta un problema obvio, si el interés es una confrontación universal frente


al terrorismo, ¿quién define a los excluidos del acuerdo, por ser considerados
nichos o lugares de afianzamiento del terrorismo? Se retorna a la misma lógica,
es el imperio el que determina quien es o quien no es terrorista. Un aspecto
interesante es que la incapacidad de formar un frente común multilateral, con
la participación de todas las naciones es debido a: 1. La ausencia de voluntad
de los Estados Unidos de buscar la creación de una plataforma para consensuar
una estrategia y un plan de acción globales a través de la ONU, sino que ha
tomado la iniciativa desde su propia y particular posición, sin lograr un apoyo
unánime, y en la mayoría de los casos ha producido un rechazo a sus acciones
como las ocurridas recientemente en Afganistán e Irak. 2. La enorme brecha
creada entre partidarios y detractores de la guerra de Irak, que ha generado
un impacto negativo en la comunidad internacional y que ha impedido una
adecuada colaboración. 3. La diversidad de opiniones y reacciones frente a las
causas profundas de la violencia terrorista, donde los intereses y las alianzas
de los países que los valoran son difíciles de concertar. 4. Diferencias en la
concepción del terrorismo musulmán frente a otro tipo de terrorismo, y al uso
legítimo de la violencia. 5. Los diferentes matices frente a la consideración del
terrorismo como la gran amenaza o como un problema más. 6. La necesidad de
reformar o no el marco legal internacional para luchar contra el terrorismo, in-
cluyendo la modificación del artículo 51 de la Carta de la ONU, para incorporar
una noción más amplia de la autodefensa y más flexible del ataque preventivo.
Estas consideraciones no hacen más que confirmar que mientras no haya una
meridiana claridad sobre la definición de terrorismo y sus implicaciones polí-
ticas, la cooperación contra esta amenaza está muy distante. Pero uno de los
aspectos de mayor debate consiste en que para algunos hay una necesidad de
adoptar una ley internacional más fuerte, mientras defienden la legalidad de la
guerra de Irak, las detenciones extrajudiciales en Guantánamo y las altas cifras
de víctimas civiles en operaciones de combate. Ya que si todo esto es legal,
en que otros aspectos entonces se pueden rebajar las salvaguardas actuales.
De igual manera, se propone reformar el Consejo de Seguridad, para darle la

54
Fernando Díaz Colorado

capacidad y representatividad necesarias para generar una respuesta global al


terrorismo.
Esto nos hace pensar que no es posible un acuerdo global internacional
desde las Naciones Unidas tal como están constituidas. El poder omnímodo de
los Estados Unidos y su uso discrecional de acudir o no, cuando lo consideren
útil a sus intereses, impide la conformación de este bloque. Se hace necesario
entonces una búsqueda desde otra perspectiva que considere una nueva forma
de aceptar la diversidad de la humanidad. Hay que considerar que no hay un
universo único que hay es un multiverso, y que la tarea es permitir que cada
sociedad establecida construya su horizonte de sentido, donde el valor ético
universal sea la defensa del vivir con dignidad. Se hace necesario rehacer el
contrato para permitir la participación de los excluidos, de los sin voz y de los
olvidados. Es imprescindible construir una nueva racionalidad que contemple
otras formas de conducirnos y de soñar el mundo. Otras formas de trabajar y de
gobernarnos. Otras formas más cercanas a los sueños y a las utopías. Un mun-
do donde todos tengamos la oportunidad de participar y de disentir. Un mundo
donde la diferencia no la haga el capital, sino donde la unidad sea la diversidad
y la alteridad, donde la disyuntiva no sea vida-muerte. La actual racionalidad
ha permitido la proliferación del odio, el resentimiento y la humillación, que
son el alimento formidable del terrorismo. Se podrá eliminar físicamente a mu-
chos terroristas, arrasar gran cantidad de países, destruir ciudades enteras pero
mientras en el sentimiento de los hombres se almacene el odio y la humillación,
la posibilidad de una acción terrorista siempre estará presente.

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La Cooperación Internacional en la Lucha Contra el Terrorismo

NOTAS DE REFERENCIA

1 MENDOZA, M. V. Pedagogía de la Esperanza en una Época de Terrorismo. México. Universidad de la


Salle. 2004. p. 30.
2 BORRADORI, G. La Filosofía en una Época de Terrorismo. México: Universidad de la Salle, 2003. p. 85.
3 Ibíd. p. 65.
4 CHOMSKY. Terrorismo y Respuesta Justa. Artículo tomado de la Web. Traducción de Juan Mari Madarriaga
Znet. 18 Ene./2003.
5 Ibíd. p. 1.
6 DAHRENDORF, R. (2006). El 9/11 y el Nuevo Autoritarismo. Artículo publicado en el diario El Tiempo.
Sep./10/2006, pp. 1-27 El autor es ex Comisionado europeo de Alemania, Miembro de la Cámara de los
Lores Británica, ex-Rector de la London School of Economics, ex-Decano del St. Antony´s.
7 LAQUEAR, W. La Guerra sin Fin. Bogotá, Ed. Planeta, 2003, p. 29.
8 Ibíd. El autor hace un pormenorizado análisis de los factores políticos, económicos, ideológicos y religiosos
del terrorismo, intentando rebatir muchas de las afirmaciones tradicionales frente a las causas del terrorismo,
como el antiamericanismo y las condiciones de pobreza y exclusión. Intenta relacionar las formas de lucha
partisana y reivindicativa con la aparición de grupos nacionalistas radicales. Considera que el terrorismo
actual se debe principalmente al fundamentalismo religioso. Se apoya en estudios de corte psicológico y
sociológico realizados a prisioneros y a terroristas árabes y palestinos.
9 Mendoza. Op. cit., p. 35.
10 Op. cit., p. 44.
11 DUSSEL, E. La verdad consensual o hermenéutica y la no-verdad de las víctimas, Conferencia Universidad
Autónoma de México. 1998, p. 240.
12 Mendoza. Op. cit., p. 63.
13 DUSSEL, E. Ética de la Liberación. Madrid: Trotta, 1998, p. 382I.
14 PÉREZ, I. E. Globalización y Privatización: Dos procesos de desnacionalización. Conferencia.México.
2003.
15 Ibíd., p. 2.
16 PETRA, J. (2004). ¿Globalización Imperio o Imperialismo? Un debate contemporáneo. Conferencia
en la Inauguración de la Cátedra de la Formación Política Ernesto Che Guevara. Abril 13. En: www.
lospobresdelatierra.org.
17 Dussel. Op. cit., p. 58.
18 VALENZUELA, J. F. Cinco dimensiones del modelo Neoliberal. En: Revista Política y Cultura. Xochimilco.
Universidad Autónoma Metropolitana, Nº 8, 1997, p. 15.
19 Ibíd., p. 9.
20 Ibíd., pp. 15, 16 y 17.
21 YOCELEVZKY, R. Privatizaciones, ideología y modelo de desarrollo. En: Revista Iztapalapa Nº 38, 1996, p. 40.
22 MARX, C. El Capital. Tomo III, México, Fondo de Cultura Económica, 2da Ed. 1985, p. 248.
23 ONU (2005). Informe de Desarrollo Humano 2005.
24 Ibíd., p. 58.
25 Ibíd., p. 150.
26 BELIKOW, J. Las Nuevas Amenazas. Conferencia en las XXV Jornadas Internacionales de Confrontación
en Seguridad. Bogotá. 2004. El autor sostiene que se está consolidando una alianza mafiosa entre el crimen
organizado y el terrorismo, dando origen a la configuración mafiosa, donde el interés es consolidar un poder
político para afianzar su negocio criminal.
27 Op. Cit. ONU, p. 168.
28 YORI, P. La interpretación de Dussel a la globalización. En: Revista Sosiego, Nº 6. Montevideo. 2002.
29 Cumbre Internacional sobre Democracia y Terrorismo. Madrid. Febrero 2 de 2005. Documento tomado de
la página Web del evento.

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Fernando Díaz Colorado

FUENTES CONSULTADAS

a) Fuentes Bibliográficas

BORRADORI, G. La Filosofía en una Época de Terrorismo. México: Universidad de la Salle, 2003.

DUSSEL, E. Ética de la Liberación. Madrid: 1998.

LAQUEAR, W. La Guerra sin Fin. Bogotá: Ed. Planeta, 2003.

MENDOZA, M. V. Pedagogía de la Esperanza en una Época de Terrorismo. México: Universidad de la Salle,


2004.

MARX, C. El Capital. 2da Ed. México: Fondo de Cultura Económica, 1985.

ONU. Informe de Desarrollo Humano 2005.

b) Fuentes Documentales

BELIKOW, J. Las Nuevas Amenazas. Conferencia en las XXV Jornadas Internacionales de Confrontación en
Seguridad. Bogotá: 2004.

DAHRENDORF, R. El 9/11 y el Nuevo autoritarismo. Artículo publicado en el diario El Tiempo. Septiembre


10 de 2006. Bogotá.

DUSSEL, E. La verdad consensual o hermenéutica y la no-verdad de las víctimas. En: Conferencia Universidad
Autónoma de México. 1998.

PÉREZ, I. E. Globalización y Privatización: Dos procesos de desnacionalización. En: Conferencia. México:


2003.

VALENZUELA, J. F. Cinco dimensiones del modelo Neoliberal. En: Revista Política y Cultura. Universidad
Autónoma Metropolitana, Xochimilco, Nº 8. 1997.

YOCELEVZKY, R. Privatizaciones, ideología y modelo de desarrollo, En: Revista Iztapalapa Nº 38. 1996.

YORI, P. La interpretación de Dussel a la globalización. En: Revista Sosiego, Montevideo, Nº 6. 2002.

c) Fuentes Electrónicas

CUMBRE INTERNACIONAL SOBRE DEMOCRACIA Y TERRORISMO. Madrid. Febrero 2 de 2005.


Documento tomado de la página Web del evento.

CHOMSKY, N. Terrorismo y respuesta justa. Artículo tomado de la Web. Traducción de Juan Mari Madarriaga
Znet. 18 de Enero de 2003

PETRA, J. ¿Globalización imperio o imperialismo? Un debate contemporáneo. En: Conferencia en


la Inauguración de la Cátedra de la Formación Política Ernesto Che Guevara. E. Abril 13. En: www.
lospobresdelatierra.org. 2004.

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El Nuevo “Gulag” Internacional

Xiomara Martínez Oliveros


Profesora de la Universidad Central de Venezuela.
Directora del Centro de Investigaciones
Post-doctorales de la Universidad Central de Venezuela
/CIPOST-UCV/

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El Nuevo “Gulag” Internacional

Xiomara Martínez Oliveros

C omo es de todos sabido, la democracia liberal descansa en los princi-


pios de libertad e igualdad, principios que, sin duda alguna, donde mejor
parecen estar reflejados es en la doctrina de los Derechos Humanos; esa, que
recordando a Kant y a los ilustrados, indica categóricamente que toda persona
tiene un valor intrínseco, que sus intereses “deben” (los de “todos”) ser tenidos
en cuenta por el Estado y que todos también deberán recibir protecciones con-
tra el maltrato, el abuso y la opresión.
También, como todos sabemos, la articulación y difusión de la doctrina
de los Derechos Humanos cobra auge en la posguerra, y a más de cincuenta
años de la Declaración Universal ya algunos juicios se han hecho en torno a
los avances o efectividad “universal” de tal doctrina. Justamente, es en ese
impostergable diagnóstico donde cobra relevancia el hecho de que, de manera
creciente, importantes teóricos de las ciencias sociales y humanísticas, sobre
todo desde la segunda mitad del siglo pasado, comiencen a declarar la crisis
sin retorno de la modernidad. Crisis que, como ya se sabe, apunta directamente
al incumplimiento de la promesa de Progreso con la que la razón universal del
capitalismo universal pregonaba el insoslayable telos de la felicidad y la paz
democrática “para todos”.
Toni Negri no se equivocó cuando con gran patetismo llamó al siglo XX “el
siglo del horror”. Del mismo modo, Hannah Arendt dijo que el horror de ese si-
glo parecía ser insuperable. Autores como Rawls y el propio Habermas marcan

61
El Nuevo “Gulag” Internacional

también un hito importante sobre cómo, desde las mismas filas de los ideólogos
del liberalismo, se comienza a asumir abiertamente la necesidad de reconocer
el fracaso y –contradictoriamente- el rescate utópico (renovación de la ilusión
liberal de lograr la cuadratura del círculo) de la idea perdida de progreso del
mundo capitalista occidental a partir de seguir esperanzados en alcanzar una
soñada democracia sustentada en la existencia de instituciones básicas justas:
El predominio del enfoque de la agregación, con su reducción de la
democracia a un conjunto de procedimientos para el tratamiento del
pluralismo de los intereses grupales, es lo que empezó a cuestionar
la nueva ola de la teoría política normativa, inaugurada por John
Rawls en 1971, con la publicación de su libro Teoría de la Justicia.
[...] Desde su punto de vista, el futuro de la democracia liberal de-
pende de que logre recuperar su dimensión moral. Pese a no negar
“el hecho del pluralismo” (Rawls) y la necesidad de abrir un espa-
cio para los muy diversos conceptos del bien, los demócratas deli-
berativos afirman que sin embargo es posible alcanzar un consenso
más profundo que el de un mero acuerdo sobre los procedimientos,
un consenso que podría calificarse como “moral”.1
Desde esta perspectiva, el presupuesto inicial de esa crítica interna que in-
tenta revitalizar al liberalismo, frente a lo que consideran una profunda crisis de
legitimidad de las instituciones democráticas occidentales contemporáneas, co-
mienza postulando la imposibilidad de cualquier idea universal del bien (en un
claro rescate del presupuesto ontológico del individualismo). Ningún Estado
democrático, dice Rawls, puede atender a una idea del bien sin que se violente,
en el mismo acto ese collage de “bienecitos” que de alguna podamos ilustrar
con la ciudad de Nueva York.
En tal sentido, uno de los problemas políticos por excelencia para la concep-
ción liberal en las sociedades democráticas actuales lo constituye la necesidad
de reformular un criterio de estabilidad política, y de fundamentación -normati-
va- de lo político mismo como espacio de lo público, que en el marco de lo que
Rawls llama un pluralismo razonable, mantenga la unidad y los fundamentos

62
Xiomara Martinez Oliveros

de justicia de esa sociedad. ¿Cómo puede existir por tiempo prolongado una
sociedad justa y estable de ciudadanos libres e iguales profundamente dividi-
dos por doctrinas razonables de índoles religiosas, filosóficas y morales?, esta
es la pregunta clave que expone en su texto Qué es el liberalismo (1995:19).
¿Cuáles son, en esas condiciones de fragmentación, los términos justos de la
cooperación?
Lo primero que tenemos que destacar acá es la reintroducción del concepto
de justicia bajo el supuesto de lo razonable, como aquella condición moral
que nos permite tener un sentido de justicia así como una concepción del bien
(bien político) no derivable de lo racional, con el mismo estatus, pero de otra
naturaleza. Sin dudas, el concepto de justicia en Rawls expresa el propósito de
fundamentar moralmente, desde la tradición contractualista, un orden social
y político caracterizado fácticamente por las desigualdades y las diferencias.
Sin abandonar el liberalismo, vuelve a proponer, no obstante, la recuperación
de la dimensión moral como substrato de una nueva relación inseparable entre
los derechos liberales (como criterio de racionalidad) y la legitimidad demo-
crática.
El velo de la ignorancia funciona entonces escondiendo a las personas y
dejando sólo los cuerpos vacíos de todo valor que no sea el de la cultura del
mercado. En este constructivismo político se homogeiniza la humanidad he-
terogénea, desde un concepto de justicia que sólo alimenta la ilusión política
moderna de autonomía y universalidad, al mismo tiempo que se pretende con-
validar las pasiones y compasiones individuales de una sociedad que se cree
“bien-ordenada”. Por lo tanto (como ya hemos dicho en el texto de nuestra
autoría: Política para los nuevos tiempos (2001: 105), “en el marco de una
sociedad que es pensada por Rawls -y otros- sin los ideales políticos modernos,
pero que tampoco se piensa con un proyecto societal distinto al de la propia
modernidad burguesa del liberalismo político; frente a la paradoja de la plura-
lidad y la diferencia, pero más que eso, de la trágica realidad de las profundas
desigualdades inherentes a las lógicas de poder y privilegios sociales de un
mundo absolutamente mercantilizado, no estamos frente a alguna cosa distinta

63
El Nuevo “Gulag” Internacional

que no sea la reedición de una democracia constreñida a los fundamentos so-


cietales y al complejo plexo de relaciones sociales desiguales y excluyentes de
la institucionalidad capitalista contemporánea y su hegemonía americana”.
Sin embargo, debemos reconocer que la ficción rawlsiana recupera, como
aspecto a nuestro juicio positivo, esa condición esencialmente moral de la po-
lítica, lo que pudiera ser preludio –desde otras lógicas teóricas y políticas, por
supuesto – de la sustantividad ético política de la democracia. Cosa para nada
presente en esa máxima del utilitarismo2 neoliberal, la cual, si bien al igual que
en Rawls, desconoce la posibilidad de existencia de una idea sustantiva de bien
superior desde el Estado, hace- a diferencia de Rawls- de las restricciones mo-
rales fuerzas indirectas y secundarias tal como también son secundarias e indi-
rectas las restricciones libertarias que prohíben la agresión contra los otros.
Tal es el planteamiento de Robert Nozic (Anarquía, Estado y Utopía,
1988:45):
No hay ninguna entidad social con un bien, la cual soporte algún
sacrificio por su propio beneficio. Hay solo personas individuales.
[nadie] obtiene algún bien predominante por su sacrificio y nadie
está facultado a forzarle a esto –menos aún, el Estado o el gobier-
no que reclama su obediencia (en tanto que los otros individuos
no) y que, por tanto, tiene que ser escrupulosamente neutral entre
sus ciudadanos. (:44-45).
Hayek, otro teórico neoliberal, explicita la idea (en su texto Derecho, legis-
lación y libertad), de que la justicia social es la amenaza más grave que puede
existir contra los valores “de una civilización de la libertad”, “es incompatible
con la soberanía del derecho”, y hace que la acción política se aproxime cada
vez más al totalitarismo. ¿Quién ha dicho que los resultados del mercado (el
cual sí es considerado un “orden espontáneo”) pueden ser injustos, si producir
desigualdades forma parte de sus cosmos? De esta forma, si bien se apoya en
el reconocimiento, profundamente moderno, de la igualdad de los hombres en
derecho (de manera de preservar el orden del mercado, que supuestamente abre
“a todos” oportunidades iguales para mejorar sus condiciones) el problema de

64
Xiomara Martinez Oliveros

los llamados derechos de crédito no puede tener jamás una solución política.
Es decididamente de una naturaleza no-política (queda confiado a un histori-
cismo economicista).
Obviamente, los subrayados, comillas y negrillas las pondremos en la pos-
tulación explicita de que la justicia no es un asunto que deba ser resuelto por la
política y, en consecuencia, no es de esto que se debe ocupar la democracia. Esta
es tal vez la razón por la cual muchos liberales han creído, y siguen creyendo,
que su versión de democracia puede funcionar perfectamente en ausencia de
una ciudadanía especialmente virtuosa, que los mecanismos institucionales y
procedimentales (tales como la separación de poderes, la estructura legislativa,
federalismo, etc.) sirven para frenar cualquier tendencia opresora y excluyente,
gracias a la correlación “espontánea” de fuerzas entre intereses individuales
privados. Sólo bastaría el acuerdo sobre principios políticos comunes, útiles
para mantener la unidad social.
Pero también, como señala Hill Kymlicka, en otra variante actual de recon-
figuración del liberalismo desde la perspectiva del multiculturalismo, es im-
prescindible contar con un sentimiento de identidad nacional compartida (cfr:
La Política vernácula, 2003:366).
Más concretamente, habla Kymlicka de una suerte de integración orgánica,
que conceptualiza como cultura societal:
Una cultura concentrada en un territorio, centrada en torno a una
lengua compartida y utilizada por una amplia gama de institucio-
nes sociales, tanto en la vida pública como en la privada (colegios,
medios de comunicación, derecho, economía, gobierno, etc.)...
implica una lengua e instituciones sociales comunes, más que
creencias religiosas comunes, hábitos de familia o estilos de vida
personales (:39-40).
Y que (es preciso subrayar esto) “ha sido el resultado de políticas estatales
deliberadas”. De estos dos elementos -los principios/procedimientos políticos
comunes y la pertenencia a una cultura societal- se deduciría la obligación mo-
ralmente vinculante, el asentimiento de la identidad y la conformidad social.

65
El Nuevo “Gulag” Internacional

No obstante, repetimos, como señala el autor (y también como lo señala


Walzer) ello es el resultado de políticas estatales deliberadas, no precisamente
democráticas, decimos nosotros (en atención a los principios sustantivos de
la libertad y la igualdad de “todos”) porque nunca han sido expresión, en el
mundo occidental capitalista, de ninguna “neutralidad cultural”, bien por el
contrario, se han abierto camino a sangre y fuego -violentamente, con todas las
manifestaciones de la violencia-. Sobre la base de la invisibilidad y la exclu-
sión violenta de esa multiplicidad compleja y heterogénea que son los pueblos.
“Cultura societal” es otra manera de nombrar lo que Rawls llamó “razonabili-
dad de la cultura pública compartida”. Es decir, forzamiento de la multitud po-
limorfa que es el pueblo en una unidad trascendente que anula singularidades,
cuantifica y comunica con la atomización individualista.
Por eso, la ciudadanía que soporta esta particular conceptualización de la
democracia liberal es aquella de la sociedad civil, la única que se corresponde
plenamente con la cultura societal liberal, porque es el resultado, justamen-
te, de la institucionalización (fijación) de las estructuras de la socialización y
de la asociación y formas de comunicación organizadas (cfr: Cohen y Arato,
Sociedad Civil y Teoría política, FCE, 2001: 10). Dicho de otra manera, el
ciudadano sólo es entendido como una legitimidad institucional o constituida,
segregada desde el poder. Jamás, fuente originaria del poder (que es por donde
comienza -contradictoriamente-la defensa liberal de los derechos individuales
frente al Estado). Esa ciudadanía está constitutivamente incapacitada para lo-
grar una sociedad más libre, igualitaria y democrática, fundamentalmente por
que ese ciudadano es el individuo cuyo derecho a la libertad no se basa en su
unión con los otros hombres, sino, por el contrario, en la separación de sus
semejantes:
La libertad es el derecho a esa separación, el derecho de un indivi-
duo delimitado, limitado a sí mismo. [...] la libertad individualista
y su aplicación liberal constituyen el fundamento de la sociedad
burguesa; una sociedad que hace que todo hombre encuentre en el
otro no la realización de la libertad, sino su límite irrebasable.3

66
Xiomara Martinez Oliveros

La creación y mantenimiento deliberado por parte de los Estados de cultu-


ras societales, es la respuesta política que se despliega siguiendo la lógica de la
protección privada de los individuos. Y también es, en consecuencia, reducción
de lo político a la policía, esa particular manera moderna de concebir el arte
de gobernar como una economía que administra “como es debido” individuos,
bienes y riquezas. En palabras de Foulcault (“La Gubernamentalidad”), tener
con respecto a habitantes, riquezas y conductas, de todos y cada uno, una forma
estricta de vigilancia y control, que corresponde a una sociedad controlada por
los dispositivos de seguridad. La policía, como dice Jacques Ranciere (“Polí-
tica, identificación y subjetivación”) como “proceso de gobernar que crea el
asentimiento de la comunidad, cosa que descansa en la distribución, desde el
poder, de participaciones y de la jerarquía de lugares y funciones.”
El propio Kymlicka reconoce que históricamente las sociedades liberales
han tratado de difundir una única cultura societal en todo su territorio, no sólo
argumenta el autor –como asunto de imperialismo cultural o prejuicio etnocén-
trico (cfr.:41) sino además para que todos tengan formalmente igualdad de ac-
ceso a la corriente principal de las instituciones que operan con esos elementos
de la cultura dominante o cultura oficial. Igual ocurriría con los requisitos para
admitir la ciudadanía. Sin embargo en cualquier caso, los grupos subordinados
o dominados no dejarían de sentirse ajenos y llenos de desconfianza hacia el
proceso político, excluidos de las instituciones principales “ciegas a las dife-
rencias” pero que aparecen como neutrales (;55).
Estamos hablando de ese aspecto de la política liberal que exige para la uni-
dad de la nación una cultura unitaria. Proceso compulsivo de ficcionar una na-
ción homogénea donde hay diversidad de pertenencias comunitarias. Es en este
punto donde podemos ubicar cómo el concepto de ciudadanía condensa, desde el
liberalismo, el establecimiento de una relación social inseparable de justicia y
exclusión. El acto de igualación política en el ciudadano es así, al mismo tiempo,
un acto de imposición de los criterios de nacionalidad dominantes que ratifica an-
tiguas y origina nuevas exclusiones. Desde esta perspectiva, Justicia política no
es la antitesis de la exclusión, sólo es una de las formas que la exclusión adopta.

67
El Nuevo “Gulag” Internacional

Cierto es que los derechos de ciudadanía son un corolario de las constitu-


ciones políticas, que pertenecen a las contingencias de la legislación positiva
y, por lo tanto, forman parte del orden normativo del Estado, se enmarcan y
están condicionados históricamente en la racionalidad hegemónica del poder
existente. De allí que, como nos recuerda Luis Villorio,4 es preciso recalcar que
“los derechos del ciudadano no coinciden necesariamente con los derechos
humanos, los cuales expresan exigencias inherentes a toda persona moral, in-
dependientemente del sistema político al que esté sujeta”.
Cierto es también que desde la Revolución Francesa se planteó la distinción
de género entre los derechos del hombre y los derechos ciudadanos, sobre la
base de una concepción metafísica propia del naturalismo jurídico que remite
a la hipótesis el derecho natural. Desde esa postura, el Estado, ningún Estado,
“otorga” derechos humanos, sólo estaría obligado a reconocerlos públicamente
como valores que constituyen a la persona moral. Y ese reconocimiento ya no
aludiría a la dimensión estrictamente política del Estado, sino a su dimensión
ética. La ciudadanía queda, por su lado, remitida a los contenidos de la partici-
pación de ciertos “sujetos” en el poder político. Una porción de esa comunidad
hipotéticamente universal de sujetos morales queda en mayor o menor medida
excluida de la asociación política.
Ahora bien, tal vez lo novedoso del asunto está, como hemos dicho en pá-
ginas anteriores, en la convicción creciente y fatalista de que las tendencias do-
minantes del capitalismo actual hacen cada vez más absolutamente imposible
construir -y mucho menos creer en esa posibilidad- parafraseando a McPher-
son, alguna fase fáctica de igualdad que las personas y grupos puedan ver como
superior a todas sus desigualdades factuales, para deducir de allí la obligación
moralmente vinculante, el asentimiento de la identidad dada y la conformidad
social. Cada vez hay menos posibilidades, dentro de los parámetros capitalistas
neoliberales -del egoísmo como virtud sustancial- de que quienes “componen
la sociedad” se vean o pueden verse así mismos como iguales en algún aspecto
más fundamental o decisivo que en aquellos en los que son desiguales. Los sen-
timientos de Unsicherheit se reducen con frecuencia a una simple preocupación

68
Xiomara Martinez Oliveros

por la ley y el orden (es decir, la protección del cuerpo, de la propiedad privada
y del hogar) y el problema del orden se mezcla continuamente con la presencia
problemática de minorías y mayorías étnicas, raciales o religiosas identificadas
con lo “anormal”:
Esta involución de los procesos de democratización se manifiesta
en la limitación de los ámbitos políticos abiertos a la intervención
“normal”, en los sistemas representativos, de la “soberanía popu-
lar”; en la progresiva subordinación de las libertades y garantías
individuales a la “seguridad” del funcionamiento de los aparatos
de poder; en la pérdida de la centralidad del parlamento en el sis-
tema político; en el creciente carácter “político” de las decisiones
administrativas o estatalmente subalternas -por desplazamiento a
la administración de funciones fundamentales del Estado-; en la
transmutación en curso de los partidos políticos tradicionales en
sindicatos de intereses corporativos y en su escasa democracia in-
terna; en la intervención conformadora de los mass media en el
momento electoral de expresión de la soberanía, etc. Estas mani-
festaciones dibujan un autoritarismo creciente y sutil, que elude a
los procedimientos democráticos de toma de decisiones y vuelve
anómica la vida política.5
Aquí se radicaliza el hecho de que los derechos humanos cada vez más se
divorcian (aunque nunca ha preexistido la correspondencia, como decíamos al
principio) de los derechos políticos –derechos que sólo algunos que si parecen
ser considerados humanos-. El asunto es, precisamente, como la política de
seguridad (policial) desplaza aceleradamente y sin ningún recato, la política
de reconocimiento de los derechos humanos universales como fundamento y
sustancia ética del Estado.
Al igual que Auschwitz en su momento mostró el horror de seres exter-
minados, en el corazón mismo de la civilización occidental, por la mano de
la barbarie más atroz (un impacto mortal contra la idea de Razón moderna y
su progreso), expresión extrema de la indecencia, es decir, de la carencia total

69
El Nuevo “Gulag” Internacional

de voluntad de no humillación del otro. Abu Ghraib, con todo el despliegue


mediático de las fotos de las torturas aplicadas por las tropas de ocupación
estadounidenses y británicas en Irak, marca de igual modo en nuestros días la
persistencia de personas que quedan en la exterioridad sombría del derecho
universal. En palabras de Fernando Bárcena:6
Es la vida de aquellos a quienes se les obligó a ver lo que ningún
ser humano debe contemplar sin sentir una vergüenza infinita, las
vidas de aquellos a quienes se les robó su pasado, la memoria que
constituía su identidad o se les privó de esperanza y de futuro, de
posibilidad de una continuidad en el tiempo de la historia. Es la
vida de cuantos no disponen ya de un cuerpo entero, de un cuerpo
humano; da lo mismo la forma que tenga o su belleza, la vida de
quienes, sumidos en un silencio profundo, fatigado, poco a poco
se fueron arruinando hasta convertirse -tal era el abandono de su
vida- en un mero perfil de su propia sombra.
Pero Abu Ghraib sigue siendo también, como dice Ernesto Sabato (Antes
del fin, 1999: 106), el espectáculo de “un sistema cuyo único milagro ha sido
el de concentrar en una quinta parte de la población mundial más del ochenta
por ciento de la riqueza, mientras el resto, la mayor parte del planeta, muere
de hambre en la más sórdida de las miserias”.
Es preciso repetir que mientras el horror de Auschwitz, es punto de partida
también para el posible fortalecimiento de posguerra de la Doctrina Universal
de los Derechos Humanos (así como de condena de toda forma de terrorismo),
Abu Ghraib es un símbolo contundente de la política de la seguridad -del Esta-
do policial- desplazando letalmente los contenidos sustanciales de la libertad y
la igualdad que soportaban la moderna concepción utópica de democracia. Me
permito citar las palabras de Michelangelo Bovero:7
La lógica de las instituciones políticas, que son (digamos en ge-
neral), reglas para impedir la disgregación de la convivencia, es
superada, así, por la lógica del valerse de ellas para sobrevivir y
para ganar, por la lógica de la potencia, ya no sólo a nivel del uso

70
Xiomara Martinez Oliveros

de las armas, sino al del juego económico. En uno y otro caso, el


universalismo de los derechos, el cosmopolitismo, se ha replega-
do totalmente en el fondo. En el momento en que se define el ‘eje
del mal’, el choque de civilizaciones de Huntington se convierte
en una profecía autocumplida. Y de este modo reaparece todo lo
viejo: las barreras, las fronteras, los cañones. Todo lo peor. / Tan
es ‘lo peor’ que también esto se dirige, incluso con mayor eficacia
y de manera más directa, en contra de las reglas del juego y sus
principios, de los derechos universales. En efecto, al mercado éstos
le son indiferentes, ya que los rodea; pero Bush los cancela: pro-
duce el Patríot Act, la Executive Order, que desconocen como seres
humanos en Guantánamo a los sospechosos de ser terroristas.
Quiero aquí reintroducir algunos elementos señalados por Roberto Espósi-
to, quien refiriéndose a Auschwitz, ubicaba el nexo de partida entre el mal y la
8

política justamente en la naturaleza totalitaria de la sociedad que ha generado


el crimen. Los mismos argumentos para arribar a esta conclusión, nos sirven,
sin que nos quede ninguna duda, para explicar a Abu Ghraib:
- En primer lugar, se excluye la interpretación en términos de anormalidad,
patología o monstruosidad: todo se reduce, para los gestores del poder, a la
conducta anómala de una minoría de soldados.9
- Tampoco sirve la referencia a instintos bestiales en los torturadores, bien
porque no existe, como queda probado en las investigaciones etológicas, tor-
turas ni exterminio dentro del mundo animal; bien porque tampoco hay ningún
instinto que empuje a los hombres a alistarse en la guerra.
- Entonces la clave de la abominación no está en el individuo aislado, sino
“en aquello que precisamente lo excluye, en el tipo de sociedad específica del
que proviene privado de cualquier cualidad individual” (s.n. Cfr:156).
La forma totalitaria, como lugar específico de producción del mal radical,
tiene actualmente, al igual que en los totalitarismos nazi y stalinista, en el Es-
tado policial de los Estados Unidos, al menos las siguientes tres características
o figuras esenciales:

71
El Nuevo “Gulag” Internacional

- La figura del enemigo interno: la interiorización del enemigo crea una


verdadera compacidad totalitaria que combate, expulsa y literalmente aniquila
todo lo que no forme parte del “Uno-Todo en el poder”. No sólo opera, siguien-
do a Esposito, la común criminalización del otro, sino su deshumanización, a
través tanto de la maquinaria propagandística como de los mecanismos físicos
de coerción y guerra (campos de concentración, cárceles, exterminios masivos
a través de productos químicos, bombas atómicas, etc.) Todo eso en nombre de
una especie de humanidad superior representada absolutamente como Bien por
ellos (léase su Democracia “de mercado”,10 por ejemplo):
Es exactamente este ataque ultrahumanista al resto de la humani-
dad el punto de concentración del mal extremo: la maldición del
otro hecha posible por la propia bendición, por la proclamación de
sí mismo como bien (:157)
-La figura del supersinsentido ideológico: En este punto señala Espósito
que la insensatez parece ser el contenido indispensable para preservar el poder
y el funcionamiento de la máquina totalitaria (Cfr:158). Ciertamente, así como
este autor se interroga sobre el sinsentido de movilizar millones de recursos
(personas y costes económico y militares) de una costa a otra del III Reich,
en una guerra decidida por los recursos materiales, vale preguntarse sobre el
sinsentido de toda la incalculable parafernalia militar, las invasiones y guerras
“preventivas” norteamericanas en el medio oriente, sus campos de concentra-
ción y sus cárceles (Guantánamo y Abu Ghraib) por ejemplo.11 Y como ha
dicho Hannah Arendt, “parece supérfluo solamente porque sirve para hacer
supérfluos a los hombres”.
La figura de la Mimesis de lo Absoluto: la radicalidad del mal adopta aquí
el sentido dado por Arendt de “banalidad”, es decir, el mal presentado como
actuación de una norma y él mismo como norma absoluta. Se trasciende, como
sigue Espósito, cualquier alternativa entre gobierno legal o ilegal apelando a
una suerte de derecho positivo que revela su propia legitimidad en la necesidad
de “instaurar la justicia sobre la tierra”. Parafraseando al autor, el Estado poli-
cial Estadounidense es un Estado ilegal (recuérdese, por ejemplo, su actuación

72
Xiomara Martinez Oliveros

al margen de la ONU para invadir a Irak, sin hablar de los consuetudinarios y


característicos procedimientos a lo CÍA) sublimado por una Ley que no nece-
sita ninguna legitimidad que no sea su propia fabricación de una comunidad
sobre la base de su propio modelo. Precisamente, esta es la situación que devela
la ONG pro derechos humanos, con sede en Londres, Amnistía Internacional,
cuando en su último informe (mayo 2005) afirma que “los derechos humanos
están amenazados en todo el mundo y Estados Unidos tiene la mayor parte de
la responsabilidad”:12
La tragedia de Bagdad fue un claro recordatorio [...] de la ame-
naza global que representan los que están dispuestos a avanzar de
cualquier modo en sus objetivos políticos. Condenamos sus actos
de forma inequívoca. Son culpables de abusos contra los derechos
humanos y de violaciones del derecho internacional humanitario,
en algunos casos equiparables con crímenes de guerra y crímenes
de lesa humanidad. / El programa de seguridad global divulgado
por la administración estadounidense está falto de principios y
desprovisto de perspectiva. La política de sacrificar los derechos
humanos en nombre de la seguridad nacional, cerrar los ojos a
los abusos en el resto del mundo y utilizar de forma preventiva
la fuerza militar donde y cuando convenga no ha aumentado la
seguridad ni garantizado la libertad. / ...Estados Unidos y sus
aliados aseguraron que hacían la guerra a Irak para proteger los
derechos humanos; sin embargo los menoscabaron abiertamente
con el fin de ganar ‘la guerra contra el terror’, [ello] ha oscure-
cido el mayor desafío al que se enfrentan los derechos humanos
en nuestra época.13
Desde esta perspectiva, el totalitarismo del Estado policial es tal desde el
mismo momento en que su afán “globalizador” es precisamente el de “unir”
a los hombres, no separarlos. El panóptico de Bentham y Foulcault, deviene
sinóptico, en un movimiento que reconfigura y radicaliza el tránsito de la
sociedad disciplinaria a la sociedad de control, con el progresivo alisamiento

73
El Nuevo “Gulag” Internacional

de las estrías institucionales y la generalización en toda la sociedad de su


lógica de poder y sus infinitas ondulaciones, como dijera Deleuze. Muestra
este totalitarismo, repetimos, su doble cara de Jano bifronte: como Estado
totalitario y Estado militar en permanente guerra. Todo se “normaliza”: el
Estado total de guerra, en el que lo normal es que en algún momento se active
la “alerta roja”, como también entonces el no-pensamiento entendido como
la más servil conformidad a la ley. La fabricación totalitaria de la comunidad
sólo “funciona si alcanza la abolición de la distancia y de la soledad, que es
la condición misma del pensamiento. Si consigue la cancelación de cualquier
ruptura respecto al modelo”.14 He aquí también ese aspecto fundamental de
la subsunción real, como generalización uniforme del estriado disciplinario
por toda la sociedad, a través de una red de circuitos en constante movimiento
circular, autopoiético:
Toda dialéctica social queda suprimida; la democracia se ha rea-
lizado; la historia ha terminado... / ...La legitimación democrática
posmoderna es la síntesis perfecta entre consenso y autoridad. Allí
donde surgen prácticas sociales desviadas o antagonistas, que-
dan incluidas en la noción de criminalidad. Fuera de la ley de
la sociedad pacificada no hay sino patología y terror. En lo que
respecta al poder, sólo cabe definirlo en un sentido democrático,
sencillamente democrático; nada excede, nada puede exceder la
racionalidad democrática.15
Por eso es que creemos que la erupción y resistencia de los pueblos, de su
polimorfidad étnica y religiosa, de los problemas de género, de la pobreza, del
racismo, en fin, luego de un largísimo y complejo etcétera, prefiguran posibili-
dades de inclusión democrática que vincule realmente el asunto de la doctrina
de los derechos humanos y su adjudicación a toda persona de un valor moral
intrínseco, con una idea de justicia que reivindique, a contrapelo de la sociedad
controlada por dispositivos de seguridad, el ejercicio efectivo de las soberanías
políticas personales y colectivas.

74
Xiomara Martinez Oliveros

La coexistencia pacífica de grupos humanos con diferentes historias, cul-


turas e identidades es, como ciertamente dice Michael Walzer,16 una buena
cosa. Aunque también se encarga Walzer de decir que no se está refiriendo
a la convivencia pacífica entre amos y esclavos, de la misma manera como
parece ignorar las relaciones de poder asimétricas -de todo tipo- que su país,
los Estados Unidos, le ha impuesto histórica y violentamente, al menos en el
último siglo, al resto del mundo. Por eso dice Walzer que “ninguna persona
puede justificarse sin aceptar el valor de la coexistencia pacífica, y el de la
vida y la libertad a las que sirve dicha coexistencia”. Y que son los prac-
ticantes de la intolerancia, los que no dejan a otros vivir en paz, “quienes
necesitan autojustifícarse, y normalmente no lo hacen defendiendo lo que
están haciendo, sino negando lo que hacen”. En esto último tiene, de igual
modo, toda la razón, y es que también -¿tenemos que decírselo a Walzer?- los
Estados Unidos uno de los exponentes máximos de esta política de la simu-
lación.17 En ese “negar lo que hacen” se muestra justamente el lugar liminar,
ese en el cual la justificación se pliega sobre su propio significado y aparece
la política, el conflicto atravesándolo internamente, develando su ficción, in-
terrumpiendo su mito.
Parafraseando lo que ha señalado Pietro Barcellona (El individualismo
propietario, 1996: 25), ¿Cómo seguir creyendo, desde la saturación pestilente
de la modernidad capitalista, en el triunfo de los derechos humanos, como mera
técnica jurídica, como última oportunidad de salvación de una sociedad que
ya ni siquiera se propone realizar su paradoja de unificación de una sociedad
atomizada; en momentos de máximo divorcio entre la concepción dominante
del derecho como técnica de control social y la concepción de la justicia como
realización de un fin sustancial, de un valor compartido y perseguido por to-
dos?. “Cada vez más, la sociedad necesita ser regulada jurídicamente; y cada
vez más, la justicia aparece lejana e indecible.” (:27).
Este alejamiento de la justicia, que es consustancial al crecimiento estruc-
tural de la exclusión social, marca justamente la crisis paradigmática o epocal
de la modernidad capitalista, su barbarie: su condición fiera, inhumana y cruel

75
El Nuevo “Gulag” Internacional

que, en palabras de Boaventura de Sousa Santos,18 adquiere una nueva y sus-


tancial condición: el surgimiento del fascismo social. Aquí estaríamos en pre-
sencia de otros rasgos totalitarios de la sociedad capitalista globalizada que, a
juicio de este autor, podrían resumirse en los siguientes:
1. El fascismo del Apartheid Social: que alude a la segregación social de
los excluidos en una suerte de cartografía urbana que divide zonas salvajes de
zonas civilizadas y que cruza todas las relaciones sociales, económicas, políti-
cas y culturales.
2. El fascismo del Estado paralelo: bifurcación diferenciada de la acción
estatal; una, democrática y protectora para la zona civilizada; y otra, fascista,
predadora e irrespetuosa del derecho, para la zona salvaje.
3. El fascismo paraestatal: Usurpación, por parte de otros actores sociales
poderosos, de las funciones y prerrogativas estatales de coerción y de regula-
ción social. Esta forma de fascismo tiene dos versiones sobresalientes:
a) fascismo contractual: disparidad y asimetría radical, onerosa y despó-
tica entre el capital y el trabajo, así como imposición de procesos de
privatización de servicios y bienes públicos:
“Con estas incidencias extracontractuales, el fascismo pa-
raestatal ejerce funciones de regulación social anteriormen-
te asumidas por un Estado que ahora, explícita o implícita-
mente, las subcontrata a agentes paraestatales. Esta cesión
se realiza sin que medie la participación o el control de los
ciudadanos, de ahí que el Estado se convierta en cómplice de
la producción social del fascismo paraestatal.”19
y b) fascismo territorial: el capital patrimonial sustrae al Estado el control
del territorio en el que actúa, reconfígurando nuevas formas de colonia-
lismo privado.
4. El fascismo populista: como simulacro de la democratización de la trans-
parencia política y de los consumos básicos.
5. El fascismo de la inseguridad: se trata de la manipulación discrecional
del sentimiento de Unsicherheit.

76
Xiomara Martinez Oliveros

6.- El fascismo financiero: como imposición compulsiva desde los países


centrales de un modelo internacional y criterio operacional para las nuevas ins-
tituciones de la regulación global. De Sousa Santos considera que es el fascismo
que impera básicamente en los mercados financieros de valores y divisas y en
la especulación financiera, lo que se ha venido a llamar “economía de casino”.
Es, al mismo tiempo, el más refractario a cualquier intervención democrática y
vuelve completamente vulnerable a toda economía real o régimen político.
Por todas estas razones -de reconfiguraciones fascistas y totalitarias del Es-
tado y la socialidad política neoliberal y globalizante-, creemos que las pers-
pectivas positivas para los derechos humanos en el siglo XXI, parecen estar,
con gran agite y angustia, soportadas en las posibilidades de avanzar en un
proceso democratizador radical, no liberal, que enfrente a su política policial y
globalizadora. Como decía Levinas, “lo humano del hombre está en desvivirse
por los otros hombres”, y si algún sentido tiene los derechos humanos, es pre-
cisamente, el ejercicio de un inmenso y colectivo esfuerzo solidario que, para
decirlo con Camus, impida que el mundo se deshaga.

NOTAS DE REFERENCIA

1 CHANTAL, Mouffe. La Paradoja Democrática. Barcelona: Gedisa, 2003, p. 97.


2 “La publicación de A Theory of Justice de John Rawls, en 1971, fue un momento que marca una nueva
época en la discusión del tema [...] la filosofía política estaba dominada por el utilitarismo: la teoría de
que la buena política social procura aumentar al máximo el bienestar. A Rawls le parecían irreconciliables
dos características del utilitarismo. Objetó, primero, su carácter totalizador, su desinterés por el patrón de
distribución del bienestar, lo que significa que no es necesario justificar la desigualdad en su distribución.
[...] también objetó el supuesto utilitarista de que el bienestar es el aspecto de la condición de una persona
a la que debe darse atención normativa. Rawls reemplazó la totalidad por la igualdad y el bienestar por
los bienes primarios. Recomendó una evaluación normativa con nuevas argumentaciones (los bienes en
vez de la cuantificación del bienestar) y una nueva función (la igualdad en vez de la totalidad) que nos
llevará de esos argumentos a los valores” (G.A. Cohen, “¿igualdad de qué? Sobre el bienestar, los bienes
y las capacidades”, en: Martha C. Nussbaum y Amartya Sen (compiladores), La calidad de vida, México,
Fondo de Cultura económica, 2000, pp. 27-28.
3 AMADEO, Javier y MORÉIS, Sergio, Republicanismo y Marxismo. En: BORÓN, Atilio, Filosofía Política
Contemporánea, Buenos Aires: CLACSO, 2003, p. 99.

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El Nuevo “Gulag” Internacional

4 Sobre el principio de la injusticia: la exclusión. En Isegoría, N° 22, 2000, p. 131.


5 CAPELLA, Juan Ramón. Los Ciudadanos Siervos, p. 112.
6 En Rev. RELEA, N° 20, Caracas: 2004. En imprenta.
7 Debate Filosófico y Realidad Política (Entrevista). En: Revista Internacional de Filosofía Política, N° 22,
Madrid. Diciembre 2003, p. 137.
8 Cfr.: Confines de lo Político, pp. 157-160.
9 ...con una argumentación que nos conduce fácilmente a las palabras de Primo Levi: los guardianes de los
campos de concentración “no eran verdugos natos, no eran (salvo pocas excepciones) unos monstruos:
eran hombres normales. Los monstruos existen, pero son demasiado pocos para ser verdaderamente
peligrosos: son más peligrosos los hombres comunes”.
10 “En una sociedad de consumo, compartir la dependencia del consumo –la dependencia universal de
comprar- es la conditio sine qua non de toda libertad individual; sobre todo de la libertad de ser diferente”...
(BAUMAN Z., Modernidad Líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002, p.90).
11 “La extensión de la violencia terrorista es la principal coartada de quienes, en nombre de la defensa de la
democracia, no cesan de cometer agresiones contra ella, la más resonante de todas, hasta el momento la
constituye la doctrina de la guerra preventiva. La decisión de los gobiernos estadounidenses y británico
de invadir a Irak, en una operación bélica que conculcaba manifiestamente la legalidad internacional, se
basó abiertamente en la suposición de que así podría conjurarse un peligro mayor. Previamente a dar la
orden de ataque, los gobernantes se dedicaron a aterrorizar a las poblaciones, anunciándoles inminentes
y devastadoras acciones terroristas si Bagdad no era bombardeada. Occidente ha destruido a Afganistán,
para capturar a Bin Laden aún en libertad-, y arrasado el Estado Iraquí, para detener a Sadam Hussein,
pero el precio pagado en vidas humanas y daños materiales resulta ingente... La guerra preventiva es
el corolario del sueño fundamentalista de la Casa Blanca, dispuesto como está, el presidente Bush a
empuñar la espada flamígera de la purificación que acabe con el imperio del mal” (CEBRIÁN Juan Luis.
El Fundamentalismo Democrático. Buenos Aires: Taurus, 2004. pp. 169-171).
12 Cfr.: Diario El Nacional, Caracas, Jueves 26 de mayo, 2005, p. A-11.
13 Cfr.: LINARES Mariadela. El GULAG Gringo, en Diario Ultimas Noticias, Caracas, 29 de mayo de 2005,
p. 58.
14 ESPÓSITO, p. 159.
15 HARDT y Negri, p. 94.
16 En la Introducción de su Tratado sobre la Tolerancia, p. 16.
17 En el reciente informe Anual de Amnistía Internacional (mayo 2005), esta Organización pro Derechos
Humanos con sede en Londres afirmó que la prisión de Guantánamo, con más de quinientos presos
sospechosos de terrorismo, era “el GULAG de nuestros tiempos”. La respuesta dada por George W. Bush,
Presidente de los Estados Unidos, en rueda de prensa el martes 31 de mayo de 2005, no podía ser otra que
calificar de “reporte absurdo”, tal constatación hecha por esa ONG. De igual forma, Scout MacClellan,
portavoz de la Casa Blanca, calificó de “ridículas e infundadas” tales críticas de Amnistía Internacional
porque, a su juicio “Estados Unidos defiende los derechos y la libertad humana. Nosotros liberamos a más
de cincuenta millones de personas en Irak y Afganistán, hemos trabajado para hacer avanzar la libertad
y la democracia en el mundo”. Para este mismo personero, las acusaciones en Abu Grahib carecen de
fundamento por cuanto se basan en fotografías: “Al parecer, al portavoz de Bush le hace falta una sesión
en vivo del sadismo militar gringo para convencerse de que en verdad el terror son ellos”. (Cfr.: LINARES
Mariadela. El GULAG Gringo).
18 El Milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política, Madrid: Editorial Trotta, S.A., 2005. Cfr.:
pp. 353 y ss.
19 Ob. Cit., p. 355.

78
Xiomara Martinez Oliveros

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82
Imputación Objetiva:
Consideraciones acerca
de su Ámbito de Aplicación

Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez


Abogado, egresada de la Universidad Central de Venezuela (2003),
cursando la Especialización en Ciencias Penales y Criminológicas
en la Universidad Central de Venezuela, abogado adjunto adscrito
a la Dirección de Revisión y Doctrina del Ministerio Público.

83
84
Imputación Objetiva:
Consideraciones acerca
de su Ámbito de Aplicación

Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

I. INTRODUCCIÓN

El estudio de la Teoría de la Imputación Objetiva, no ha sido una labor


fácil para quienes se han encargado de su análisis. Incursionar en su ámbito
y esencia resulta una ardua tarea, sin embargo, destacados pensadores se han
adentrado en ella y han llegado a sostener valiosos argumentos que permiten
considerar que -a pesar de su reconocido desarrollo doctrinario- esta teoría
no ofrece respuestas satisfactorias a determinados planteamientos dentro del
derecho penal moderno. En un acto de real gallardía o más bien de osadía. Nos
referiremos en el presente estudio a algunas de las críticas de las que ésta ha
sido objeto.

85
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

Pareciera odioso hacer un análisis de las críticas que se le han opuesto a la


Teoría de la Imputación Objetiva y no más bien hacer énfasis en el estudio de
sus valiosos aportes, ciertamente así es, pero, indiscutiblemente, desarrollar lo
primero puede servir para ampliar las virtudes de lo segundo, lo que visto así
podría ser aún de mayor utilidad.
La Imputación Objetiva ha sido definida desde varios prismas, de aquí pue-
de advertirse la importancia de su definición en tanto que, de la concepción que
de ella se tenga, dependerá entonces no sólo la explicación de su origen sino
además su ámbito de aplicación y, en consecuencia, las críticas que de ella han
de surgir. Siendo esto de esa manera, creemos que el análisis de su evolución
servirá de gran ayuda para comprenderlo y así dar respuestas a algunas de las
cuestiones planteadas. A continuación, adentrémonos a su estudio.

II. Breve Referencia al Origen de la Teoría


de la Imputación Objetiva

Hasta principios del siglo XIX, la Teoría del Delito se fundamentó en la


“Imputación Jurídica”. Ese concepto de “Imputación Jurídica” se basó en el
Teologismo Neokantiano y Hegeliano, que a su vez se valió de la Teoría de la
Acción de Pufendorf introducido en el Derecho Penal por Bohmer en el siglo
XVIII.
Entre el siglo XVIII y XIX, se distinguió entre la imputación de hecho y de
derecho, la primera entendida como la relación de causalidad, mientras que la
segunda era definida como imputación a la culpabilidad. Luego, esta distinción
-por influencia de los seguidores de Hegel- fue abandonada.
Los Hegelianos utilizaban una definición de “Acción” que estaba orientada
por la concepción de Pufendorf, no obstante, los términos utilizados por éstos
denotan una clara influencia de Hegel,1 esto los llevó a crear un concepto de
acción que predominó durante la época de los años ochenta, sin que éste pu-
diera adaptarse luego al desarrollo dogmático. De esta manera, desapareció el
concepto de Imputación, aunque sólo por un momento.

86
Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

La inadaptabilidad Hegeliana a esa dogmática penal en progresión, abrió


paso al estudio de la teoría causal que se vio también motivada por la influencia
que ejerció el positivismo, que con su ideología forzó a hacer a un lado todo lo
metafísico, enfocándose en la ciencia, en lo verificable. La Imputación reque-
ría necesariamente de una valoración que el positivismo no estaba dispuesto
a aceptar, y por ello, se obligó a voltear la mirada al plano de lo empírico. La
Teoría del Delito se construyó desde entonces sobre el concepto de acción.
Al inicio del siglo XIX, el Derecho Penal estuvo marcado por una fuerte
dependencia al plano naturalístico. Esto trajo como consecuencia la pretensión
de hacer valer en el ámbito normativo, un concepto de acción con carácter
ontológico. Empero, ese carácter que se atribuyó al concepto de acción, no
resolvía los problemas planteados en el Derecho Penal.
La causalidad se definió desde las ciencias naturales exigiéndose una nece-
saria relación entre el antecedente y el consecuente. Así, comenzaron a crearse
distintas teorías de la acción, marcadas inicialmente en su desarrollo por una
concepción positivista -representada por la tesis de F. V. Liszt- que colocó a la
acción causal como base del sistema.
Las reacciones contra la corriente positivista se vieron protagonizadas por
las ideas Neokantianas desarrolladas por Mezger, quien le dio un contenido
a la acción esencialmente valorativo. También, Welzel hizo oposición con su
doctrina de la acción final. De esta manera se enfrentaron los Ontologicistas
con los Teologicistas valorativos, reapareciendo entonces el concepto de Impu-
tación.
Se vuelve a hablar de la Imputación debido a una obra escrita por Larenz,
basada en la doctrina de Hegel. Esto influyó en lo que luego se entendería por
Imputación Objetiva, concepto éste que ya no tendría bases filosóficas, como
se hizo en los primeros tiempos de la discusión, sino que estaría fundamentado
más bien en la finalidad del Derecho Penal.
Larenz, Honig y Mayer dieron las primeras concepciones de la Imputación Ob-
jetiva concluyendo que: sólo la “acción objetivamente imputable” podía ser “impu-
table”, lo que no resulta un simple juego de palabras o una redundancia sin valor.

87
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

La causalidad traía consigo un problema a resolver: el llamado Regresus


Ad Infinitum. Cuando resurge el concepto de Imputación se le vinculó a este
problema y de esa manera se le atribuyó el carácter de correctivo que pretendía
limitar la expansión creada por la Teoría de la Equivalencia, mediante la apli-
cación de la conocida fórmula de la Conditio Sine Qua Non.
Con la aplicación de la Teoría Causal se amplió el fundamento de la Teoría
del Delito: La Acción, esto trajo graves consecuencias: todo pasó a ser Injusto.
Ello hacía un llamado urgente a la doctrina: ¡Había que buscar correctivos!.
Nació así la Teoría de la Causalidad Adecuada o Teoría de la Adecuación, a la
que se le enfrentó como mayor crítica el haberse presentado como una teoría
causal, siendo más precisamente sólo un criterio de Imputación, una teoría so-
bre la Responsabilidad.
Surgió luego la Teoría de la Relevancia desarrollada por Mezger, teoría
ésta que no supo establecer muy bien los límites para determinar la relevancia
jurídica de la causalidad; no logró resolver los casos dudosos y dejó muchas
interrogantes que en definitiva no dieron respuestas al problema que de la cau-
salidad se derivaba.
Quizás la problemática radicó en que la causalidad había sido vista hasta
entonces como el único criterio útil para atribuir un resultado, razón que hizo
desaparecer de la discusión el tema de la Imputación, obviamente fracasaron
con sus pretensiones y al darse cuenta de ello decidieron buscar criterios de
“Imputación”. De allí que algunos la consideren como un correctivo de la teo-
ría causal. Pero... ¿realmente es la Imputación un correctivo de la teoría cau-
sal? Analicemos este planteamiento en el siguiente punto.

III. Imputación Objetiva:


¿Correctivo de la teoría causal?

Una tendencia doctrinal afirmó que ciertamente así era, consideraron que la
causalidad era la base para atribuir un resultado a una acción. Esa relación cau-
sal era determinada con base a la Teoría de la Equivalencia de las Condicio-

88
Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

nes, mediante la aplicación de la fórmula de la Conditio Sine Qua Non, la cual


producía el efecto del regreso al infinito que debía ser corregido por criterios
valorativos, se pensó que la Imputación Objetiva podía lograrlo.
Contrariamente, otro grupo se ha pronunciado a favor de que la Imputa-
ción Objetiva no se subordina a la relación causal, más bien la separan de esta
última y la subordinan a ella y en algunos casos prescinden de la misma. La
Imputación Objetiva es para ellos una reelaboración del tipo de Injusto.
Efectivamente como se ha explicado, la Teoría Causal (Equivalencia de las
condiciones) a través de la fórmula de la conditio sine qua non, produjo una
grave consecuencia: el fundamento de la Teoría del Delito se amplió por el lla-
mado regreso al infinito. La Teoría Causal no supo resolver esto, por lo que se
trató de crear correctivos con la llamada Teoría de la Adecuación y, posterior-
mente, con la Teoría de la Relevancia. A pesar de los aportes de estas teorías,
ellas no constituyeron la solución al problema planteado.
Afirmar que la Teoría de la Imputación Objetiva nace como un correctivo de
la Teoría Causal tiene desde luego una lógica explicación. En un determinado
momento de la dogmática jurídico-penal, la causalidad fue el criterio esencial y
exclusivo de atribución de resultados. Quienes fueron sus defensores termina-
ron por acoger la Teoría de la Equivalencia como la única Teoría Causal y con
ello todo se hacía Injusto. Percibido el problema, todos los esfuerzos se vieron
dirigidos a “corregirlos” y no a considerar más bien que quizás el error radica-
ba en la escogencia de un fundamento equivocado o al menos incompleto.
Cuando dentro de este contexto nace la Imputación Objetiva, ésta es enten-
dida como un correctivo de la causalidad que cumpliría una función delimi-
tadora del ámbito de aplicación del tipo penal. Esta concepción trajo a su vez
ciertas consecuencias: si se entiende que la Imputación Objetiva sirve como
límite a la causalidad, consecuencialmente ésta sólo podría aplicarse a los de-
litos de resultado material, por cuanto sólo en ellos actúa la relación causal,
de esta manera se restringe entonces el alcance o ámbito de aplicación de la
Teoría de la Imputación Objetiva, lo que sin duda, a pesar de que ha contado
con respetable aceptación, ha sido objeto de merecidas críticas.

89
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

Para el profesor Juan Luis Modolell,2 la Imputación Objetiva nació como


un correctivo de la causalidad, pero ella evolucionó conceptualmente hasta ser
considerada por algunos como el fundamento de la responsabilidad penal, sin
que ello deba suponer la prescindencia de la relación causal dentro de la Teoría
del Delito, aunque así un sector doctrinal lo haya pretendido.
Ese afán de fundamentar la Teoría del Delito en lo causal, hace compren-
sible el que, cualquier enfoque novedoso que pretendiera darle fundamento a
la responsabilidad penal debiera estar referido a lo causal, bien sea como su
complemento, o como un elemento de sustitución o superación.
Consideramos que el problema dogmático radicó en el carácter exclusivo
que se quiso atribuir a las teorías que fundamentaban la responsabilidad penal.
Por una parte, la determinación de la causa de un efecto con base a las ciencias
naturales, no era en sí mismo un criterio suficiente para establecer responsabi-
lidades, pero por otro, tampoco la Imputación Objetiva puede atribuirla sin el
estudio de la causa de un modo inicial, así como con prescindencia del análisis
de los elementos subjetivos de esa acción. Se trata de un complemento entre
la Teoría Causal y la de Imputación, y de la aceptación de un doble desvalor
sin detrimento de alguno de ellos.3 Esto nos lleva a realizar algunas considera-
ciones acerca del ámbito de aplicación o alcance de la Teoría de la Imputación
Objetiva.

IV. Alcance de la Teoría de la Imputación Objetiva

Sostenemos tenazmente que el resultado y la conducta deben ser valorados


para determinar si son lesivos o peligrosos para el bien jurídico penalmente
protegido y esa apreciación -según el autor Juan Modolell4- debe hacerse ex
post, luego, ese resultado debe ser apreciado (ex ante) guardando relación con
la conducta que ha infringido un deber establecido por la norma. A su vez, esa
conducta y ese resultado deben estar vinculados y ser relevantes para el dere-
cho penal. Visto así, todo delito tiene resultado, al menos desde el punto de
vista valorativo.

90
Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

Afirmar esto último ampliaría el alcance de la Teoría de la Imputación Obje-


tiva extendiendo su aplicación a los delitos de mera actividad y no sólo a los de
resultado material, igualmente se haría aplicable a los delitos de omisión propia,
con lo que se reformaría la visión tradicional que a esta teoría se le ha dado.
A propósito de esto, representantes de la doctrina española han sostenido
la tesis de que la Imputación Objetiva puede aplicarse a otros delitos distintos
a los de resultado material, ello lo hacen asumiendo a la Imputación Objetiva
como esencia del Injusto.
Para Santiago Mir Puig,5 la Imputación Objetiva no es propiamente un co-
rrectivo de la causalidad sino más bien “una exigencia general de realización
típica”,6 este autor extiende su alcance a los delitos de mera actividad, pero no
por acoger un concepto valorado del resultado -dado que defiende una acep-
ción material de él- sino partiendo de la división que hace de la Imputación
Objetiva: “Imputación de la conducta” e “Imputación del resultado”, aplicán-
dola entonces a esos casos mediante la utilización del llamado “Criterio de la
Previsibilidad”. Sostiene el interés del desvalor de la acción en los delitos de
mera actividad, que materializaría o haría sólo posible la “Imputación de la
conducta”, lo que explica por sí solo los equívocos de su posición.
Otro autor español, Torío López, en defensa de la ampliación del ámbito de
aplicación de la Imputación Objetiva, plantea un aspecto interesante: para él, la
Imputación Objetiva implica el desvalor de una acción que conduce al desvalor
de un resultado. Fundamenta la Imputación Objetiva en el desvalor del acto
pero habla de dos niveles: uno referido a la conducta y otro referido al resulta-
do. Con respecto al desvalor dice que, tanto el del acto como el del resultado,
están presentes pero se estudian autónomamente. Para Torío, el desvalor de la
acción, siempre está presente, por ello lo califica de nivel mínimo y por tanto,
se encuentra en los delitos de resultado y en los de mera actividad, así como en
los tipos restantes.
De la tesis de Santiago Mir y la de Torío López se advierte que, con parti-
culares argumentos, sostienen una posición clara: La Imputación Objetiva es
aplicable no sólo a los delitos de resultado material.7

91
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

Sin duda, creemos que el resultado de una conducta tiene un valor al igual
que ella, ese resultado consiste en la lesión al Bien jurídico protegido o su
puesta en peligro, por eso sostenemos que debe extenderse el ámbito de apli-
cación de la Imputación Objetiva a delitos distintos a los de resultado material,
pero ello puede explicarse mejor respondiendo a si el resultado causado por el
acto ha lesionado el Bien Jurídico tutelado o si lo ha puesto en peligro, y si así
ha sucedido, esa conducta y su resultado se hacen imputables.8
El autor Bustos Ramírez, ha dicho que el tipo penal protege bienes jurí-
dicos, lo que “implica la concreción de determinada situación que encierra
un proceso de interacción entre sujetos”.9 Esto requiere de un juicio de valor.
Determinar la situación típica no significa un proceso de simple subsunción,
sino de valoración. Según él, la causalidad no da paso a ese juicio valorativo,
por eso ella no puede ser fundamento de la Teoría del Delito, de lo que se trata
es de establecer criterios de atribución de una situación típica que sí da cabida
a valoraciones.
En ese orden de ideas afirma que, lo importante en el injusto no es la acción
sino el Bien Jurídico que se protege. El resultado y la imputación constituyen
entonces un problema de antijuricidad y, de lo que se trata de resolver es si
¿el resultado que concreta una lesión o puesta en peligro del bien jurídico es
imputable objetivamente a una realización típica?. Desde su perspectiva, la
Imputación Objetiva gira alrededor del Principio de Lesividad, ella pretende
comprobarla, si esto es así, se aplica entonces a todos los delitos y no sólo a los
de resultado material.10
Por su parte, la doctrina alemana ha considerado que, la Imputación Objeti-
va es la esencia del Injusto.
Roxin ha desarrollado las ideas de Honig prescindiendo de la causalidad
como elemento referencial dentro de la discusión de la Imputación Objetiva.
Para este autor, se trata de buscar una estructura que tenga carácter normativo
y no ontológico del concepto de acción, y sostiene que el problema de la Impu-
tación Objetiva consiste en el establecimiento de criterios que permitan atribuir
un resultado a una persona.

92
Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

Según este autor, las normas imponen un deber de determinación. Quien


cumple con el deber impuesto y determinado, no incurre en una acción típica.
Si se actúa conforme a la determinación típica normativa y se produce un resul-
tado típico, no puede considerarse a ese resultado como obra del autor porque
la Infracción al deber es lo que debe hacer suyo el resultado.
No se trata entonces de un problema de dominabilidad, o de lo que preten-
da el actor sino que, para que un resultado le sea imputable a éste, debe ello
determinarse con base a determinados criterios,11 tales como: la creación de
un riesgo jurídicamente relevante de lesión típica de un Bien Jurídico y, por
supuesto, la pertinencia del resultado al ámbito de protección de la norma.
Según Modolell, Roxin fundamenta su Teoría de la Imputación en el desva-
lor de la acción. Él habla de la imputación de un resultado pero, lo que funda-
menta a la Imputación es la acción.
La Imputación Objetiva en cambio para Jakobs, pretende garantizar la se-
guridad de las expectativas y actúa de forma más útil en los delitos de resulta-
do material. Este autor entiende que las expectativas a las que se refiere, son
defraudadas por conductas “objetivamente defectuosas”. Hace a un lado los
aspectos subjetivos, lo que es criticable por la prescindencia de los aspectos
individuales que llevan a defraudar esas expectativas.
Habla acerca del “quebrantamiento de un rol”, pero a pesar de la impor-
tancia que le da a este requisito para que se configure la defraudación de una
expectativa, no considera que el Derecho Penal tenga por fin garantizar el cum-
plimiento de ese rol que se ha impuesto, sino la seguridad de esas expectativas
a las que se refiere. De esa manera, lo relevante para el Derecho Penal no es
que con esa conducta se lesione o se ponga en peligro un Bien Jurídico, para
él, la sociedad está organizada normativamente respondiendo a competencias
determinadas, los comportamientos dentro de esa organización social se en-
cuentran entonces delimitados por lo que se entiende como adecuado para el
grupo social.
De todo lo antes expuesto, puede colegirse claramente que las respuestas a
las interrogantes de ¿Cuál es el ámbito de aplicación de la Teoría de la Impu-

93
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

tación Objetiva?, o si acaso ¿Es ella aplicable sólo a los delitos de resultado
material? dependerá entonces de cómo ella sea concebida.
Si se afirma que la Teoría de la Imputación Objetiva es un correctivo de la
Teoría Causal, es evidente que, como esta última sólo es aplicable a los delitos
de resultado material, entonces sólo a ellos sería aplicable su correctivo, pero
como se ha expuesto, algunos autores le han excluido ese carácter y de esa
manera se ha extendido su alcance a otros delitos.
Efectivamente, la Teoría de la Imputación Objetiva nace como un correc-
tivo, ¡y es que de algo tenía que partir!, pero ella se ha desarrollado buscando
una solución al problema del fundamento de la responsabilidad penal al que
ha sabido aportar distintas consideraciones, pero, sin duda, después de la Im-
putación Objetiva debe venir algo que, aunque ha dado con ésta sus primeros
pasos, no se ha concretado aún en la dogmática jurídico penal. La Imputación
Objetiva no es el final del cuento sino sólo parte de su evolución.
No podríamos afirmar que la Imputación Objetiva es un correctivo de la
causalidad y por tanto sólo aplicable a los delitos de resultado material, ella
nace o, mejor dicho, renace a partir de ella, pero luego cobra vida y aún se
desarrolla. Insistimos en que su aplicación puede extenderse a otros tipos de
delitos distintos a los de resultado material y ello se debe a que el resultado
debe entenderse no materialmente sino valorativamente y decir esto, es afirmar
que el resultado se encuentra en todos los delitos y que por tanto, la Imputación
Objetiva es aplicable a todos ellos. Dependerá entonces de la posición que se
adopte y decidir esto último estará determinado por lo que se crea o no es lo
más correcto o acertado.
Creemos que la finalidad del tipo es brindar protección a determinados Bie-
nes jurídicos que, por su relevancia para el Derecho Penal, abre paso a la apli-
cación del Ius Puniendi del Estado. Ahora bien, el problema de la asignación
de responsabilidad penal, no está supeditado a la determinación de un proceso
causal que, por simple operación lógica, permita saber cuál ha sido la causa
del efecto, más que eso, se trata de que un acto desvalioso ha ocasionado una
lesión al Bien Jurídico o lo ha puesto en peligro y, por lo tanto, es ese resultado

94
Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

valorativo producto de una acción desvaliosa lo que genera responsabilidad


penal.
Lo que debe determinarse entonces es si esa conducta lesiona o pone en
peligro al Bien jurídico, en esos casos, el resultado -así entendido- es imputa-
ble. Defendemos la importancia de la relación causal que se hace imprescin-
dible por necesaria, ya que ella será la que nos permita determinar esa lesión
o peligro a la que nos hemos referido. La verdad es que la causalidad es una
referencia obligada para el estudio de la Imputación Objetiva como intento de
nuevo fundamento de la Teoría del Delito pues, difícilmente, una teoría nace
de manera espontánea.12
La Imputación Objetiva tendrá por fin entonces, determinar esa “Lesivi-
dad” que produce la acción desvaliosa (por contraria a la norma) con el re-
sultado que ha provocado (valorativamente entendido) y si se afirma esto así,
se da otra razón para considerar que la Imputación Objetiva puede aplicarse
a delitos distintos de los de resultado material dado que todos los delitos se
encuentran previstos en tipos que protegen Bienes Jurídicos relevantes para
el Derecho Penal y que son susceptibles de lesión, por lo que la Imputación
Objetiva será útil para precisar la Lesividad, incluso en esos casos.

V. Conclusiones

La imputación Objetiva nace por el afán de darle a la responsabilidad penal


una explicación y a la Teoría del Delito un fundamento cuyas bases no pudie-
ron ser bien sostenidas por los defensores de la acción y la teoría causal, y es
que utilizaron un arma filosa: el carácter “exclusivo” que podría también hacer
desfallecer a la Imputación Objetiva si intentara incurrir en el mismo fallo.
Algunos dicen que la Imputación Objetiva es un correctivo de la teoría
causal, pero consideramos que sólo puede afirmarse que aparece por ella o más
bien que por sus fracasos. Antes de hablarse de Acción, primero se habló del
concepto de Imputación a la que se le dio una definición muy abierta, fuera de
lo empírico, que la hizo tambalear. Esa Imputación (originaria) no se desarro-

95
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

lló, no se adaptó y no fue corregida en sus desaciertos, en vez de ser sometida


a consideración, fue desechada para centrarse en el estudio de la acción que en
definitiva dio valiosos aportes, pero a pesar de ello no supo brindar la solución
esperada.
De esta manera reapareció la Imputación a la que se le abrió paso para que
sirviera de correctivo y limitara los efectos expansivos derivados de la Teoría
Causal, por esto se consideró que era ella tan sólo eso, un correctivo ¡grave
error!, aunque aparece en la dogmática como correctivo de la causalidad y
actúa en principio con un papel de delimitador (de las causas), realmente lo
que reaparece es la Imputación como un intento de fundamentar al injusto con
firmes bases. ¿Es entonces un correctivo de la causalidad? No, la causalidad
sólo fue la razón que trató de convencer a la doctrina de que aquélla no servía
por sí sola para fundamentar al Injusto y explicar la Teoría del Delito y la res-
ponsabilidad penal, digamos que no fue ella quien dio origen a la Imputación
Objetiva, sino la que explicó el retorno a su estudio.
Por supuesto, la Imputación originaria no había dado en su momento la
respuesta que se esperaba y menos lo iba a hacer después, por eso cuando se
retorna a ella no se acoge su mismo concepto sino que se le da una nueva defi-
nición, esta vez con elementos de carácter normativo.
Todas estas consideraciones son fundamentales para comprender que la Im-
putación Objetiva no sólo es aplicable a los delitos de resultado material sino a
todos los delitos, pero ¿Sólo por no ser un correctivo de la causalidad? No, se
trata de un razonamiento aún más complejo. Se trata de que “el resultado” de
una acción no puede ser entendida en un sentido material y apreciarse con una
visión simplista como la modificación del mundo exterior. El resultado debe
ser comprendido en su acepción valorativa, como una afección al Bien Jurídico
protegido penalmente, que puede consistir en una lesión efectiva o en la puesta
en peligro del mismo. Este tipo de resultado está presente en todos los delitos,
pues cuando un tipo describe una conducta como delictiva, lo hace para brindar
una protección penal al Bien Jurídico que se afecta cuando aquélla es desple-
gada por el sujeto. El individuo con su actuar puede afectar al Bien Jurídico

96
Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

protegido por una norma penal, con su acción puede provocar un resultado que
puede o no evidenciarse en el mundo exterior (como algo que a su vez puede
estar separado temporalmente de la acción o no), ese resultado será: la lesión
que se ha causado o el peligro en el que se ha puesto al Bien jurídico protegido.
De esta manera puede explicarse más acertadamente por qué un delito de mera
actividad, por ejemplo, igualmente, se hace imputable: por la causación de un
resultado valorado.
Esto nos permite hacer críticas a la teoría que sostiene que la Imputación
Objetiva tiene un alcance limitado, restringido sólo a los delitos de resultado
material, siendo lo correcto que ella se extienda a todo tipo de delito en cuanto
que, la Imputación Objetiva, tiene por fin la atribución de ese resultado valo-
rado y éste está presente en delitos de cualquier especie.
Consideramos que uno de los errores en los que se ha incurrido con respecto
a la Imputación Objetiva, es el considerar que ella es un criterio de determi-
nación de la situación típica. Como se ha dicho, ella pretende determinar si el
actuar de un sujeto ha causado la afección a un Bien Jurídico protegido penal-
mente y estudiar la relación de esa afección con la conducta infractora de lo
dispuesto por la norma. Ella no pretende descubrir si una conducta es típica o
no, sino que se traslada al ámbito de lo antijurídico.
El establecer si una conducta afecta al Bien jurídico penalmente relevante,
requiere de una valoración que no se da en el proceso de adecuación típica sino
en la antijuricidad, por eso, quienes se han valido de criterios que determinan la
situación típica para hacer imputable un resultado, se han olvidado de la finali-
dad de la Imputación Objetiva y, en consecuencia, se han valido de argumentos
errados.
Ciertamente, para llegar al campo de la antijuricidad debe pasarse por lo
que es típico pero, la Imputación Objetiva no debe quedarse sólo hasta allí y,
menos, creer esto suficiente para atribuir responsabilidad penal.
Otro equívoco ha sido pretender desprenderse de la relación causal. No
sólo es ella un punto de la dogmática al que debe hacerse referencia como an-
tecedente, sino que es necesaria para relacionar la conducta infractora con la

97
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

afección al Bien Jurídico que se ha causado. Sin ella, no se puede determinar de


quién ha sido obra la lesión que justifica a la Imputación y por eso en el texto
del presente trabajo se afirma que la teoría causal que determina esa relación
y la Imputación Objetiva, se complementan, no se excluyen ni se subordinan.
Esa relación causal tiene un orden de análisis lógico: primero, debe estudiarse
la causa y luego su resultado, así que el que pretende alterar este orden natural
y razonable incurre en un equívoco y, mucho más si se pretende con ello afir-
mar que por medio de tal desacierto se prescinde de la relación causal.
Por último, no debe considerarse que lo imputable es el resultado o la con-
ducta pues el Injusto se comprende del desvalor de ambos y, por tanto, el uno
y el otro resultan importantes.
En esta aproximación al estudio de este interesante tema, se ha podido
constatar que, realmente lo que los diversos autores critican es la concepción
que cada uno de ellos tiene de ella. Pareciera que cada sector tiene su propia
“Teoría de Imputación Objetiva”, algunos muy arriesgados incluso la conciben
como aplicable a sólo una parte del tipo: la objetiva, con lo que se ha dado
paso, con razón, a la mayor de las críticas: se olvidan del elemento subjetivo
del tipo y con ello lo desnaturalizan, por lo demás, esto no sólo es combatible
con tan valioso argumento sino que, como ya se ha afirmado, la Imputación
Objetiva no es un problema de adecuación típica ni se resuelve con ella, pero
aún respetando como lo hacemos a esta posición, debemos también oponer
que en caso de consistir aquélla en la determinación de la situación típica, ella
debería comprender entonces tanto el aspecto objetivo como el subjetivo del
tipo, que es uno sólo y no, por el contrario, fragmentarlo.
Lo que venga después de la Imputación Objetiva debe considerar todos es-
tos planteamientos y hacer entonces una nueva concepción mejor estructurada
y concebida.

98
Migdalia Mercedes Vásquez Jiménez

NOTAS DE REFERENCIA

1 Puede afirmarse que Hegel fue quien estableció el principio fundamental sobre el cual se edificó la teoría
de la Imputación Objetiva, para él, sólo era imputable la conducta que pudiera ser reconocida como propia
y no derivada de un origen distinto. Alrededor de este aporte ha girado la Teoría de la Imputación Objetiva,
de allí su importancia como antecedente.
2 MODOLELL GONZÁLEZ, Juan Luis. Bases fundamentales de la teoría de la imputación objetiva.
Caracas: Livrosca, 2001. p. 18.
3 El estudio de la acción es importante, pero al incursionar en él debe comprenderse su parte objetiva y
subjetiva, por otro lado, el estudio del resultado es también necesario pero entendiéndolo como un resultado
valorado, lo que es más que un resultado material.
4 Ibídem. p. 200.
5 MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal: Parte General. 5ta Ed. Corregrafic, S. L. Barcelona: 1998. p. 231.
6 Íbidem.
7 A pesar de que disentimos respecto a algunos de los argumentos utilizados por estos autores para sustentar
sus tesis, consideramos que sus posiciones ilustran cómo doctrinalmente el alcance de la teoría de la
Imputación Objetiva ha logrado ampliarse, por tal motivo han sido citados en este ensayo como una
respetable tendencia.
8 En este sentido disentimos de las tesis españolas.
9 BUSTOS RAMÍREZ, op. cit. p. 25.
10 A propósito de este punto, es preciso expresar que consideramos que Bustos acierta al asumir un concepto
de resultado valorado, pero yerra al querer prescindir de la causalidad, en tanto que es ella la que permite la
comprobación de esa lesividad a la que el mismo se refiere, en ese sentido disentimos.
11 Nos reservamos las críticas que oponemos a estos criterios postulados por el destacado autor Claus Roxin,
por no quedar ellas comprendidas en el propósito del presente ensayo.
12 Por tal razón disentimos de la opinión de Bustos quien parece acercarse a la solución para luego alejarse de
ella al querer prescindir del estudio de la relación causal.

FUENTES CONSULTADAS

a) Fuentes Bibliográficas

BUSTOS RAMÍREZ, Juan. La Imputación Objetiva-Cuestiones Metodológicas y Sistemáticas. En BUSTOS-


LARRAURI. La Imputación Objetiva, Bogotá: Temis, 1989.

JAKOBS, Günther. La Imputación Objetiva en el Derecho Penal. Traducción de Cancio. Madrid: Civitas, 1996.

MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal: Parte General. 5ta Ed. Barcelona: Corregrafic, S.L. 1998.

MODOLELL GONZÁLEZ, Juan Luis. Bases Fundamentales de la Teoría de la Imputación Objetiva. Caracas:
Livrosca, 2001.

MUÑOZ CONDE, Francisco y García Arán, Mercedes. Derecho Penal. Parte General. 2da Ed. Valencia: Tirant
lo Blanch, 1996

REYES ALVARADO, Yesid. Imputación Objetiva. 2da Ed. Revisada. Bogotá: Temis, 1996.

99
Imputación Objetiva: Consideraciones acerca de su Ámbito de Aplicación

ROXIN, Claus. Derecho Penal: Parte General. Traducción y notas por Luzón Peña, Díaz y García Conlledo y
de Vicente Remensal. Madrid: Civitas, 1997

ZAFFARONI, Eugenio. Manual de Derecho Penal. Parte General. Buenos Aires: EDIAR, 1997

100
El Papel del Ministerio Público
en el Control del F inanciamiento
de las Organizaciones con F ines Políticos
y las Campañas Electorales

Keymer Ávila
Abogado Magna Cum Laude,
egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Asistente del Fiscal General de la República

Patricia Parra
Licenciada en Ciencias Políticas y Administrativas,
mención Administración Pública, egresada de la UCV.
Asistente del Fiscal General de la República

101
102
El Papel del Ministerio Público
en el Control del F inanciamiento
de las Organizaciones con F ines Políticos
y las Campañas Electorales

Keymer Ávila
Patricia Parra
1. ROL DEL MINISTERIO PÚBLICO

El Ministerio Público (MP) es la institución encargada de garantizar el re-


speto a los derechos constitucionales en los procesos judiciales; así como de
ordenar y dirigir la investigación de la perpetración de hechos punibles y ejercer
en nombre del Estado la acción penal, para establecer las responsabilidades a
que haya lugar. La dirección de la investigación y el ejercicio de la acción penal
son las competencias del MP que revisten mayor importancia para el tema del
financiamiento de las Organizaciones con Fines Políticos (OFP) y de las Cam-
pañas Electorales (CE), pues es a partir de la existencia de conductas de carácter
delictivo relacionadas con el financiamiento de éstas, que el Ministerio Público
interviene en el área.

2. EL FINANCIAMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES CON FINES


POLÍTICOS Y LAS CAMPAÑAS ELECTORALES

2.1. Visión política o sistémica


La Ley Orgánica del Sufragio y la Participación Política (LOSPP) -que
es una ley pre- constitucional-, en su artículo 203 establecía como régimen

103
El Papel del Ministerio Público en el Control del Financiamiento
de las Organizaciones con Fines Políticos y las Campañas Electorales

de financiamiento de los partidos políticos y las campañas electorales, el


sistema público, según el cual se destinaba a través del organismo comi-
cial, una partida presupuestaria para gastos ordinarios de funcionamiento
de las organizaciones políticas y otra para gastos específicos de la campa-
ña electoral. A pesar de existir este financiamiento público, puede decirse
que el sistema generaba discriminación para las organizaciones políticas
minoritarias y/o nacientes, pues el aporte público se repartía proporcio-
nalmente a los números de escaños obtenidos en el parlamento nacional,
dándole mayores ventajas a los partidos políticos más grandes y consoli-
dados.
Esta misma Ley, permitía el financiamiento privado de los partidos
políticos y las campañas electorales, colocando restricciones que garan-
tizaran el manejo equitativo de recursos y evitar excesos. Podría decirse
entonces, que estábamos en presencia de un sistema de financiamiento
mixto que combinaba los elementos público y privado, pero mantenía la
jerarquía del primero en el sistema de financiamiento.
Con la entrada en vigencia de la Constitución de la República Boliva-
riana de Venezuela de 1999 (CRBV), se modificó radicalmente el sistema
descrito, suprimiendo el financiamiento público y estableciendo las normas
legales de control y regulación del financiamiento privado (Art. 67, CRBV).
Si bien esta medida para el momento pudo ser considerada -en apariencia-
como de “avanzada”, realmente con ella se abre la puerta para una interven-
ción más fuerte de los intereses privados en los asuntos públicos que, como
sabemos, no necesariamente favorecen al conjunto de la sociedad, sino a
intereses particulares de factores del poder económico que buscan incidir en
la formulación de políticas públicas, con la única finalidad de satisfacer sus
intereses. No obstante, consideramos de importancia la intención del cons-
tituyente de controlar la utilización de los recursos del Estado para activida-
des partidistas que sólo representan a una parte de la sociedad, sin embargo,
el Estado debe garantizar que se mantenga el concepto de lo público en este
tema tan importante. En este sentido, consideramos pertinente la apertura

104
Keymer Ávila / Patricia Parra

de una discusión que gire en torno a la posibilidad de otorgarle nuevamente


al Estado, la capacidad de financiamiento de las OFP y las CE, regulando
especialmente el fin de los recursos que se otorguen, para evitar que sean
utilizados sólo en cuestiones de “marketing” electoral y además, se salden
las inequidades existentes del sistema anterior, donde las OFP minoritarias
no tenían el mismo tratamiento.
Podría exigirse que buena parte de los recursos destinados, sean utili-
zados en actividades organizativas y de formación que impliquen la dis-
cusión de ideas y la construcción de una cultura política de participación
protagónica en la sociedad.
Todas estas consideraciones tienen especial importancia, para abordar
las actividades de financiamiento que puedan constituirse en actividades
delictivas, en especial las que conciernen a los delitos contra el patrimonio
público o de salvaguarda.

2.2. Base legal y normativa


En materia de financiamiento de OFP y CE, resulta importante desta-
car, la existencia casi mayoritaria de sanciones administrativas, pues por
vía constitucional, se le otorgó esta facultad de control y regulación al
Poder Electoral. No obstante, el Sistema de Administración de Justicia,
en especial el Ministerio Público (MP), conocerá los casos que presun-
tamente acarreen sanciones penales cuando así el organismo comicial lo
solicite, o bien puede también iniciar de oficio, las investigaciones corres-
pondientes. De esta manera, circunscribiéndonos al bloque de legalidad
venezolano, encontramos en nuestro ordenamiento jurídico las siguientes
normas que regulan esta temática:

● Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV)1


Como ya señalamos, la CRBV en su Art. 67, consagra el derecho de
asociación política, estableciendo particularmente la prohibición del
financiamiento público de las OFP.

105
El Papel del Ministerio Público en el Control del Financiamiento
de las Organizaciones con Fines Políticos y las Campañas Electorales

Por otra parte, en el artículo 293.3, se le otorga al Poder Electoral


dentro de sus funciones, la creación de directivas de carácter vincu-
lante en materia de financiamiento y publicidad político-electoral, así
como la aplicación de sanciones administrativas cuando las directrices
no sean acatadas.

● Ley Orgánica del Poder Electoral (LOPE)2


Del Art. 64 al 67, establece las competencias de la Comisión de
Participación Política y Financiamiento; en el Art. 69, contempla las
atribuciones de la Oficina Nacional de Financiamiento (subordinada a
la Comisión de Participación Política y Financiamiento) instancia en-
cargada de llevar los informes que contienen el seguimiento y control
de los “recaudos” presentados por las OFP en la materia.

● Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política (LOSPP)3


La LOSPP -como ya mencionamos- es una ley pre constitucional,
que establecía el financiamiento con dineros públicos de los partidos
políticos y de sus respectivas campañas (Art. 203), planteamiento que
contradice el mandato recogido en el Art. 67 de la CRBV.
En su Art. 201, establece las competencias de la Oficina Nacional
de Financiamiento de Partidos Políticos y CE; y en el Art. 202 con-
templa la prohibición de recepción de contribuciones dinerarias anó-
nimas.

● Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones


(LPPRPM)4
En su Art. 25.4 prohíbe la aceptación de donaciones o subsidios de
entes públicos o del extranjero; y en el Art. 25.5 se establece la obli-
gatoriedad de llevar un registro de los ingresos e inversiones de los
partidos políticos para ser consignados ante el CNE cuando así este
órgano lo requiera.

106
Keymer Ávila / Patricia Parra

● Estatuto Electoral del Poder Público (EEPP)5


Es importante destacar, que esta normativa fue aprobada especial-
mente con ocasión de la celebración de las denominadas “mega-elec-
ciones” del año 2000, que tenían por objeto la relegitimación de todos
las autoridades electas popularmente, así como del resto de los Pode-
res Públicos por la entrada en vigencia de la CRBV. Este Estatuto, en
su Art. 26, reitera el mandato constitucional según el cual se le otorga
al CNE, la potestad de dictar las reglas sobre los gastos e inversiones
en el tema de financiamiento de las OFP y las CE.

● Normativas dictadas por el CNE:


□ Reglamento para el control del financiamiento de las organizaciones
con fines políticos y del financiamiento de las campañas electorales
(RCFOFPFCE).6
□ Normas para el financiamiento de la campaña electoral presidencial
Diciembre 2006 (NFCEP).7

En estas normativas se establecen específicamente, los procedimientos


que deben cumplir las OFP para rendir cuentas al Estado con respecto al
origen de su financiamiento organizativo y de sus campañas electorales.
Las normas de 2006, regulan exclusivamente el proceso de elección presi-
dencial de diciembre próximo en los mismos términos que el reglamento
de 2004.
a) Revisando este bloque normativo se evidencia la reiteración de pro-
hibiciones, incluso se llegan a realizar repeticiones innecesarias.
Por ello, sería interesante que el CNE a través de sus resoluciones,
pudiera establecer (como de hecho se constata en las resoluciones
administrativas revisadas), las especificaciones técnicas generales
y específicas para todos los procesos electorales por igual. Con esta
medida se estaría evitando la duplicación y repetición de esfuerzos

107
El Papel del Ministerio Público en el Control del Financiamiento
de las Organizaciones con Fines Políticos y las Campañas Electorales

para un mismo tema que no cambia con el proceso eleccionario de


que se trate, pues los riesgos de ilicitud en el financiamiento de las
OFP y CE, se produce en cualquier proceso electoral e inclusive
en momentos no electorales, siendo estos últimos espacios, en los
que mayor énfasis debe colocarse a la regulación, porque es allí
donde se definen los objetivos e intereses de las OFP con respecto
al Estado y la sociedad a la cual afirman representar.

3. Delitos Relacionados con el Financiamiento


de las Organizaciones con fines Políticos
y Campañas Electorales

Como ya señalamos, el MP es la institución encargada de hacer efectivas


las responsabilidades penales de las personas que hayan cometido delitos. En tal
sentido, de acuerdo al ordenamiento jurídico vigente, podríamos identificar tres
bienes jurídicos que, de manera más frecuente, pudieran verse vulnerados en el
caso de que las actividades de financiamiento tengan carácter delictivo. A conti-
nuación los mencionamos:

3.1. La Independencia, Autodeterminación y Seguridad de la Nación


En la CRBV se consagran como valores y principios la independencia
(Arts. 1, 152, 159, 326 y 328), autodeterminación (Arts. 1 y 130) y segu-
ridad de la nación (Arts. 15, 156.7 y 322). En la materia de financiamiento
específico que estamos tratando, los principios mencionados están ínti-
mamente relacionados con el ejercicio de los derechos políticos que son
privativos de los venezolanos (Art. 40 CRBV), prohibiéndose por ende,
la injerencia de entes externos en los procesos de definición de la política
nacional.
Todos estos principios, valores y derechos constitucionales se verían vul-
nerados si las organizaciones políticas y sus campañas electorales, fue-

108
Keymer Ávila / Patricia Parra

sen financiadas por entes extranjeros (compañías, Estados u organizacio-


nes). La protección de estos valores constitucionales se encuentra en dos
áreas:
i) La administrativa: en la LPPRPM, Art. 25.4 se establece como obli-
gación de los partidos políticos, la “no aceptación de donaciones o sub-
sidios (...) de compañías extranjeras o con casa matriz en el extranjero
(...) de Estados extranjeros y de organizaciones políticas extranjeras”.
En esta misma línea y bajo idénticos términos, el RCFOFPFCE y las
NFCEP8 ratifican la protección de los principios de no injerencia extran-
jera en los asuntos de política interior venezolana, a través del financia-
miento de las OFP y CE.
ii) La penal: en el Art. 132 del Código Penal, aparte único, se tipifica el
delito de conspiración contra la forma política, que bajo una de sus mo-
dalidades, se materializa cuando se solicita la intervención extranjera en
los asuntos de política interior, que como ya señalamos, son de interés
privativo de los venezolanos.

3.2. El patrimonio público (Delitos de Salvaguarda)


La CRBV en varias disposiciones ordena la protección del patrimonio
público (Arts. 65; 116; 271; 274 y 289.4). Como ya mencionamos, prohí-
be además el financiamiento de las OFP con fondos provenientes del Es-
tado (Art. 67). Este mandato es desarrollado en el resto del ordenamiento
jurídico, en la LPPRPM (Art. 25.4) y en las recientes NFCEP (Arts. 27,
28, 29 y 39.5 y 6).
Para garantizar la protección del patrimonio público, la Ley Contra
la Corrupción, establece una gama de conductas delictivas dentro de las
cuales pudiera encuadrar el financiamiento de OFP o de CE, como por
ejemplo: Peculado (Art. 52) en sus distintas modalidades: culposo (Art.
53) o de uso (Art. 54); Malversación (Art. 56); Aprovechamiento o dis-
tracción de dinero o valores concedidos (Art. 74), etc. Todo dependerá del
caso concreto que logre detectarse.

109
El Papel del Ministerio Público en el Control del Financiamiento
de las Organizaciones con Fines Políticos y las Campañas Electorales

3.3. Protección de la Administración Pública y del bloque de legalidad


(el caso de la Legitimación de Capitales)
La CRBV establece que Venezuela se constituye en un Estado demo-
crático y social de Derecho y de Justicia, consagrando entre los valores de
su ordenamiento jurídico: la justicia, la responsabilidad social y la ética
(Art. 2); asimismo, ordena la sujeción de todas las personas y de los ór-
ganos que ejercen el Poder Público a los mandatos constitucionales. Esto
se encuentra en sintonía, con los principios que rigen la actuación de la
Administración Pública (Art. 141), entre los que queremos destacar: la
honestidad, la transparencia, la rendición de cuentas y la responsabilidad
en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la Ley y al
Derecho. Tan importantes son estos valores constitucionales, que se orga-
nizaron entes especiales para la protección de los mismos conformándose
de esta manera, el Poder Ciudadano, que entre sus funciones tiene la pre-
vención, investigación y sanción de los hechos que atenten contra la ética
pública y la moral administrativa.
Toda esta explicación es útil para comprender el problema de la le-
gitimación de capitales a través del financiamiento de las OFP y CE; ya
que no se puede garantizar la transparencia, la ética, la honestidad, ni la
sujeción a la ley por parte de la Administración Pública, si los miembros
que llegan a ella por elección popular, le deben su triunfo al dinero prove-
niente de actividades delictivas.9 Por otra parte, tampoco el ente comicial
puede permitir que uno de los principales ejercicios democráticos del país,
sirva como medio para el aprovechamiento de bienes provenientes del
delito, ya que de lo contrario no sólo se estaría afectando la transparencia
del sistema político, sino también se pondría en entredicho la confiabili-
dad e igualdad de condiciones entre las OFP participantes en los procesos
electorales.
De allí, la serie de prohibiciones y sanciones administrativas y penales
que buscan disuadir a los actores políticos para que no incurran en este
tipo de conductas:

110
Keymer Ávila / Patricia Parra

i) Prohibiciones de carácter administrativo: La LOSPP en su Art. 202,


prohíbe la recepción de recursos anónimos, pues bajo esta figura, po-
drían esconderse actividades ilícitas. Asimismo, sanciona -más allá del
ámbito administrativo- en su Art. 258, con pena de prisión, la recepción
de contribuciones o financiamiento de forma anónima. En esta misma
línea, el RCFOFPCE (Art. 17) y las NFCEP (Art. 29), prohíben la recep-
ción de recursos anónimos.
Es importante resaltar, que esta prohibición genérica también busca evitar
el desvío de los fondos públicos o la recepción de recursos de entes ex-
tranjeros para el financiamiento de OFP y CE. Estos mismos fines se per-
siguen con la obligación que tienen las OFP de presentar al CNE los libros
de contabilidad, así como toda la información financiera para su control
(RCFOFPFCE, Art. 18 y Capítulo VI; NFCEP, Art. 7; Ley Orgánica contra
la Delincuencia Organizada -LODO- Arts. 51 al 55 y Ley General de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras –LGBIF- Arts. 416.13, 424 y 427).

ii) El delito de legitimación de capitales de actividades ilícitas o de deli-


tos graves: está contemplado en los artículos 4 y 5 de la LODO. En esta
línea también pudieran encontrarse algunos delitos bancarios, estable-
cidos en la LGBIF, tales como: fraudes documentales (Art. 433) y falsa
información financiera (Arts. 434 y 435).
Por último, la LOSPP en su artículo 258 trata de manera específica la
legitimación de capitales en materia de financiamiento político. Establece
que si se llegase a probar que el candidato o su delegatario han recibido
dinero o bienes provenientes del delito, esta conducta será sancionada con
una pena que oscila entre los 4 a 6 años de prisión.

4. ESTRUCTURA DEL MINISTERIO PÚBLICO

Para llevar la investigación y hacer efectiva las responsabilidades penales de


los delitos descritos, el Ministerio Público cuenta con la siguiente estructura:

111
El Papel del Ministerio Público en el Control del Financiamiento
de las Organizaciones con Fines Políticos y las Campañas Electorales

DIRECCIÓN GENERAL DE ACTUACIÓN PROCESAL

1. Dirección de 2. Dirección de 3. Dirección de


Delitos Comunes Salvaguarda Drogas

Fiscalía 60º con 290 Fiscalías 55 Fiscalías 38 Fiscalías


Competencia Plena en el Territorio en el Territorio en el Territorio
y Especial Electoral Nacional Nacional Nacional

Las direcciones anteriormente señaladas, son las que tendrían la competencia


para investigar y hacer efectivas las responsabilidades penales de las personas in-
volucradas en delitos relacionados con el financiamiento político. Para comprender
el papel de las mismas, pasamos a describir brevemente su funcionamiento:10

Dirección General de Actuación Procesal


Es la dirección que coordina, supervisa y ejerce el control de gestión sobre la
actividad de las direcciones operativas que ejecutan los procesos medulares. Es
la que reúne la mayor cantidad de fiscales del MP11 en todo el país. Sólo una de
sus dependencias, la Dirección de Asesoría Técnico Científica e Investigaciones,
no agrupa fiscales, porque funciona como un órgano asesor para la conducción de
las investigaciones que los fiscales deben llevar. Las direcciones de línea adscri-
tas a esta Dirección General, evidencian la gama de actividades de orden jurisdic-
cional que ejecuta el MP, que va desde la protección de derechos fundamentales
ante los abusos de funcionarios del Estado, pasando por la protección integral de
la familia y el resguardo del patrimonio público, hasta la protección de todos los
bienes jurídicos presentes en el Código Penal: vida, integridad personal, libertad,
propiedad, orden constitucional,12 etc...13

112
Keymer Ávila / Patricia Parra

Dirección de Delitos Comunes


A esta Dirección le compete supervisar la actividad de los fiscales del MP en
cuanto a los procesos penales relativos a los delitos previstos en el Código Penal
y demás leyes colaterales.14 De ella forman parte en la actualidad, 290 despachos
fiscales en el territorio nacional, que conocerían del financiamiento extranjero y
de la legitimación de capitales genérica. Esta dirección cuenta además, con una
Fiscalía especializada en materia electoral, que se encarga de resguardar sólo el
derecho al voto cuando su ejercicio se vea afectado o amenazado (que no es la
categoría delictiva que estamos analizando en el presente trabajo).

Dirección de Salvaguarda
Es la encargada de la supervisión de los fiscales en materia de salvaguarda
del patrimonio público, bancos, seguros y mercado de capitales.15 Esta Dirección
investiga los llamados delitos de cuello blanco, o criminalidad de los poderosos.
Debe trabajar en coordinación con la Contraloría General de la República. Ac-
tualmente cuenta con 55 Fiscales en el territorio nacional, que conocerían de los
casos de desvío del patrimonio público para el financiamiento de las OFP y CE.

Dirección de Drogas
Su función es la coordinación de todas las acciones a emprenderse en materia
del ejercicio de la acción penal por los delitos previstos en la Ley Orgánica sobre
Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas.16 Esta dirección tiene bajo su cargo
38 fiscales en el territorio nacional especializados en el área, quienes serían los
que conocerían de los casos de legitimación de capitales provenientes del narco-
tráfico.

REFLEXIONES FINALES

Lograr una cultura de rendición de cuentas y de apego estricto a la Ley por


parte de las OFP en materia de financiamiento, es una función que deben asumir
todas las instituciones del Estado, ya que como pudimos observar, cuando las

113
El Papel del Ministerio Público en el Control del Financiamiento
de las Organizaciones con Fines Políticos y las Campañas Electorales

sanciones exceden al ámbito de competencias administrativas que posee el Poder


Electoral, otros entes deben intervenir y cooperar para garantizar la transparencia
y confiabilidad del sistema político venezolano.
En tal sentido, la construcción de una política de Estado en la materia se hace
impostergable, siendo necesaria para su configuración, el establecimiento de ca-
nales de comunicación lo suficientemente fluidos entre las distintas instituciones
involucradas -con las menores “trabas burocráticas” posibles- para actuar con
eficacia en esta materia.
El compromiso de las distintas instituciones del Estado debe empezar con
la capacitación de los funcionarios públicos, para que éstos obtengan un conoci-
miento profundo y preciso sobre el funcionamiento del sistema de control y san-
ción en torno al financiamiento de las OFP y de las CE. Sólo así, tendríamos una
ciudadanía confiada en el control ejercido por las instituciones del Estado hacia
el manejo financiero de sus representantes en el ámbito electoral.

NOTAS DE REFERENCIA

1 VENEZUELA. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En: Gaceta Oficial de la República


de Venezuela (5.453 E, 24 /3/2000).
2 VENEZUELA. Ley Orgánica del Poder Electoral. En: Gaceta Oficial de la República de Venezuela
(37.573, 19/11/2002).
3 VENEZUELA. Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. En: Gaceta Oficial de la República de
Venezuela (5.233 E, 28/5/1998).
4 VENEZUELA. Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones. En: Gaceta Oficial de la
República de Venezuela (27.725, 30/4/1964).
5 VENEZUELA. Estatuto Electoral del Poder Público. En: Gaceta Oficial de la República de Venezuela
(36.884, 3/2/ 2000).
6 VENEZUELA. Reglamento para el Control del Financiamiento de las Organizaciones con fines Políticos
y del Financiamiento de las Campañas Electorales. (13/4/ 2004).
7 VENEZUELA. Resolución del Consejo Nacional Electoral N° 060807-712, 7/8/2006.
8 Art. 17. RCFOFPFCE y Arts. 29 y 39.1 y 2 NFCEP.

114
Keymer Ávila / Patricia Parra

9 Con esto no pretendemos legitimar el discurso “hollywoodense” de la lucha contra el crimen organizado
transnacional, o de las “luchas” contra las drogas o el terrorismo. Mucho menos queremos sobredimensionar
estos gastados temas, cuando nuestras realidades sociopolíticas son distintas a las de los países creadores
de estas teorías. Para nosotros la legitimación de capitales no es más que el delito de “aprovechamiento
de cosas provenientes del delito”, es decir, que es un delito subsidiario de otro que sería el principal, que
no sólo está relacionado con el publicitado y “moralizante” tema de las drogas, el terrorismo o el crimen
organizado. Al respecto existe extensa bibliografía, por ejemplo: Elsie Rosales: Terrorismo y Globalización
del control penal: una mirada desde el derecho penal y la reforma legal. En: Revista del TSJ Nº 6, 2002.,
pp. 36-77; El blanqueo, reciclaje o legitimación de capitales: Enfoque jurídico penal. Anuario Nº 13-14.
ICPC, UCV. 1995-1996. pp. 91-117; Globalización del control penal: Una síntesis sobre Venezuela y la
política internacional antidrogas. En: Revista del TSJ. 2006 (en imprenta); Raúl Eugenio Zaffaroni: El
crimen organizado: una categoría frustrada. Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Colombia.
1995; La legislación antidroga latinoamericana: sus componentes de derecho penal autoritario. Anuario
Nº 13-14, ICPC, UCV. 1995-1996., pp. 139-153.
10 Para toda esta sección: Keymer Avila: “Aproximación a la elaboración, seguimiento y evaluación de las
políticas en el Ministerio Público”: http://www.cejamericas.org/cejacommunity/?id=369&item2=3768.
11 Decimos mayor cantidad porque la Dirección de Contencioso Administrativo y la Dirección General de
Ambiente tienen también a su cargo despachos fiscales. Los primeros son fiscales en derechos y garantías
constitucionales, los segundos son fiscales ambientales. La Dirección General de Apoyo Jurídico, por su
parte, tiene bajo su dirección a los fiscales ante el TSJ.
12 Orden constitucional, en el sentido que la profesora Rosales le da en su obra: Terrorismo y Globalización…
pp. 49-50.
13 Cf. Art. 4 de la Resolución Nº 979, a través de la cual se dicta el Reglamento Interno que define las
competencias de las dependencias que integran el Despacho del Fiscal General de la República
(RICDDFGR).
14 VENEZUELA. Informe Anual del Ministerio Público. 2003. p. 2 (Presentación de la Dirección General de
Actuación Procesal) y Art. 15 del RICDDFGR.
15 Íbidem. Informe Anual del Ministerio Público. 2004, p. 2.
16 Informe Anual… 2003. pp. 2-3 (Presentación de la Dirección General de Actuación Procesal) y Art. 14 del
RICDDFGR.

FUENTES CONSULTADAS

a) Fuentes Bibliográficas

ZAFFARONI, Raúl Eugenio. El Crimen Organizado: Una categoría frustrada. Facultad de Derecho, Univer-
sidad Nacional de Colombia. 1995.

b) Fuentes Documentales

CORDERO, Luis Alberto. Sistemas Electorales y Financiamiento de Partidos Políticos. En: Conferencia El
Financiamiento de las Campañas Electorales, Memoria. Washington. Fundación Internacional para Sistemas
Electorales, Consejo Nacional Electoral, Comisión para la Reforma del Estado (COPRE) y Embajada de
Estados Unidos en Venezuela. 1998.

MORENO O, Luis. El Financiamiento Público y la Sociedad Civil. En: Conferencia El Financiamiento de las
Campañas Electorales, Memoria. Washington. Fundación Internacional para Sistemas Electorales, Consejo

115
El Papel del Ministerio Público en el Control del Financiamiento
de las Organizaciones con Fines Políticos y las Campañas Electorales

Nacional Electoral, Comisión para la Reforma del Estado (COPRE) y Embajada de Estados Unidos en
Venezuela. 1998

ROSALES, Elsie. Terrorismo y Globalización del Control Penal: una mirada desde el derecho penal y la
reforma legal. En: Revista del TSJ N° 6. 2002.

ROSALES, Elsie. El Blanqueo, Reciclaje o Legitimación de Capitales: Enfoque jurídico penal. Anuario N°
13-14. ICPC, UCV. 1995-1996.

ROSALES, Elsie. Globalización del control penal: Una síntesis sobre Venezuela y la política internacional
antidrogas. En: Revista del TSJ. 2006 (en imprenta).

_______. La legislación antidroga latinoamericana: Sus componentes de derecho penal autoritario. Anuario
N° 13-14, ICPC, UCV. 1995-1996.

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. Asamblea Nacional. Código Penal. En: Gaceta Oficial de
la República de Venezuela. N° 5.768 E. 13/Abr./2005.

_______. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En: Gaceta Oficial de la República de


Venezuela. Nº 5.453, E. 24/Mar./2000.

_______. Estatuto Electoral del Poder Público. En: Gaceta Oficial de la República de Venezuela. Nº 36.884.
3/Feb./2000.

_______. Ley Contra la Corrupción. En: Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 5.637, E.
7/Abr./2003.

_______. Ley General de Bancos y otras Instituciones Financieras. En: Gaceta Oficial de la República de
Venezuela Nº 5.555, E. 13/Nov./2001.

_______. Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada. En: Gaceta Oficial N° 5.789, E. 26/Oct./2005.

_______.Reglamento para El Control Del Financiamiento de las Organizaciones con Fines Políticos y del
Financiamiento de las Campañas Electorales. Resolución del Consejo Nacional Electoral N° 040413-509.
13/Abr./2004.

_______. Ley Orgánica del Poder Electoral. En: Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 37.573.
19/Nov./2002.

_______. Consejo Nacional Electoral. Normas para el Financiamiento de la Campaña Electoral Presidencial
Diciembre 2006. Resolución del CNE N° 060807-712. 7/Ago./2006.

_______. Ministerio Público. Resolución Nº 979, a través de la cual se dicta el Reglamento Interno que define
las competencias de las dependencias que integran el Despacho del Fiscal General de la República.

REPÚBLICA DE VENEZUELA. Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones. En: Gaceta
Oficial de la República de Venezuela. Nº 27.725. 30/Abr./1964.

116
Keymer Ávila / Patricia Parra

REPÚBLICA DE VENEZUELA. Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política. En: Gaceta Oficial de la
República de Venezuela Nº 5.233, E. 28/May./1998.

c) Fuentes Electrónicas:

ÁVILA, Keymer. Aproximación a la elaboración, seguimiento y evaluación de las políticas en el Ministerio


Público. http://www.cejamericas.org/cejacommunity/?id=369&item2=3768.

117
118
Un Análisis sobre la Gratuidad
del Depósito de Vehículos Automotores:
Naturaleza y Realidad

Daniel Alvarado Vicuña


Especialista en Ciencias de la Criminalística.
Instituto Universitario de Policía Científica - IUPOL.
Fiscal Auxiliar 6º del Ministerio Público
del 1er Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Sucre

119
120
Un Análisis sobre la Gratuidad
del Depósito de Vehículos Automotores:
Naturaleza y Realidad

Daniel Alvarado Vicuña

I. Introducción

Con la entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, y por con-
siguiente de la Fase Preparatoria, se instauraron una serie de medidas asegu-
rativas dirigidas a la recolección de los elementos probatorios (objetos acti-
vos y pasivos) relacionados con la comisión de hechos punibles, a los fines de
garantizar que ese acervo probatorio pueda ser incorporado al proceso como
elemento de convicción para la demostración del delito que se investiga. En
este sentido, es necesario adentrarse en el estudio de los aseguramientos de
los vehículos automotores con fines probatorios en la comisión de los delitos
contemplados en la Ley sobre el Hurto y Robo de Vehículos Automotores; es-
pecíficamente lo relativo al ejercicio de esas medidas en cuanto y tanto tales
unidades automotoras son “depositadas” en depositarias judiciales o estaciona-
mientos, asumiendo los propietarios de dichos bienes la “obligación” de cance-
lar lo concerniente al pago de emolumentos por el tiempo que permanezca el
vehículo en esas instalaciones. En contraposición a la situación anteriormente
descrita, las sentencias emanadas por el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala

121
Un Análisis Sobre la Gratuidad del Depósito de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad

Constitucional con fecha 17 de septiembre de dos mil tres y 28 de abril de


dos mil cinco, relacionadas con los expedientes de ese Máximo Tribunal de la
República, números 02-2012 y 05-0238, respectivamente, han establecido en
esas decisiones, que es el Estado quien está obligado a costear los gastos por
concepto de depósito no judicial a los depositarios judiciales, por el asegura-
miento de los objetos pasivos de delito en dichos establecimientos, en virtud
de que estos casos se han constituido en la causa más frecuente de imposición
de medidas de aseguramiento. Se hace necesario entonces realizar un análisis
tanto de la naturaleza del depósito como institución, así como del procedimien-
to que en la actualidad se ha venido ejecutando en cuanto al resguardo en las
instalaciones que funcionan como estacionamientos de vehículos hurtados y/o
robados; situación ésta que se ha convertido en un problema socio-económico
para las personas afectadas, sobre todo para aquéllas pertenecientes a los estra-
tos sociales menos favorecidos, tal y como lo son los propietarios de vehículos
de transporte público y particulares que no cuentan con los suficientes recursos
económicos que les permitan costearse un sistema de seguridad anti-delito para
sus unidades, esto sólo por mencionar dos ejemplos palpables del día a día.

II. Una Trascendente Decisión

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, como ya se men-


cionó, en fallos del año 2003 y 2005 (ésta última sentencia basada en la del año
2003 caso Almacenadora El Recreo C.A) fijó lo que a consideración del autor
constituye un acto de JUSTICIA SOCIAL, en razón de que los dictámenes a
quo establecen el marco de regulación de la relación existente entre Deposi-
tario y Estado en aquellos casos en los que se produce la retención de un bien
mueble recuperado por parte de algún cuerpo policial en virtud de la comisión
de un hecho punible; siendo tal acto un DEPÓSITO NO REMUNERADO por
parte del propietario del bien de que se trate, por ser ésta obligación del ESTA-
DO. Esto es en resumen el contenido de las sentencias in conmento.

122
Daniel Alvarado Vicuña

A continuación se transcriben los extractos más importantes de ambas juris-


prudencias constitucionales para desglosar el fundamento objeto del presente
análisis:

SALA CONSTITUCIONAL:
SENTENCIA DEL 17 DE SEPTIEMBRE DE 2003.
…/…
“Las figuras cautelares del proceso civil como el embargo y el secuestro,
tienen una regulación en las leyes que establecen derechos y deberes para
quienes solicitan o son objeto de las medidas, así como para los depositarios./
Ahora bien, con motivo de la comisión de delitos, surgen una serie de medidas
asegurativas de los objetos activos y pasivos del delito, lo que incluye la incau-
tación de aquéllos (activos) que permitan probar la perpetración del mismo,
así como los que resulten efectos del delito./Los primeros los ocupa la policía
de investigación o el Ministerio Público y los guarda para utilizarlos en el
proceso; mientras que a los otros se aplican las normas sobre bienes recupera-
dos, contenidas en la Ley de Bienes Muebles Recuperados por las Autoridades
Policiales, si es que se trata de muebles, no siendo éstos aseguramientos idén-
ticos a las medidas de embargo y secuestro contendidas en el Código de Pro-
cedimiento Civil./Conforme el artículo 3 de la citada ley, el entonces Cuerpo
Técnico de Policía Judicial y por ende su sucesor el Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas, debe tener locales destinados al depósi-
to de bienes, no señalando dicha ley, en su articulado, que dicho depósito sea
oneroso para el propietario de los bienes./(Omissis), y lo lógico es que el depó-
sito de esos bienes se haga en los lugares o locales destinados a depósito según
la ley, por lo que se trata de un depósito no oneroso./(Omissis), ellos pueden
ser depositados en los locales designados como depositarias judiciales, pero
éstas no podrán igualmente cobrar emolumento alguno o ejercer el derecho de
retención sobre los bienes depositados, por cuanto la persona que tiene dere-
cho sobre los mismos no dio origen a la medida de incautación, y por lo tanto
no queda obligada a pagar los gastos del depósito, tal como se desprende de

123
Un Análisis Sobre la Gratuidad del Depósito de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad

la letra del artículo 16 de la Ley sobre el Depósito Judicial./ En todo caso, los
gastos que se generen a causa del depósito serán sufragados por el Estado,
quien queda obligado a pagarlos como consecuencia de no tener los locales o
lugares para tal fin o por resultar éstos insuficientes, y será sólo éste -el Esta-
do- a quien el depositario tendrá que exigirle el cumplimiento de la obligación
relativa al pago de almacenaje o depósito”.1

SALA CONSTITUCIONAL: SENTENCIA DEL 28 DE ABRIL DE 2005


…/…
“Así mismo, ratifica el criterio sostenido por la sala nº 3 de la Corte de
apelaciones de ese Circuito Judicial Penal, en cuanto a la obligación del esta-
do de pagar los gastos causados con ocasión del depósito de bienes que cons-
tituyen objetos pasivos de delito, y que para su aseguramiento, se depositan en
lugares o locales destinados a tal fin, de conformidad con la Ley de Depósito
Judicial, en razón de que el estado no dispone de esos establecimientos o los
mismos son insuficientes, constituyendo una carga en razón de que la medida
de incautación partió de una orden dada por él (el estado)./De allí que la Sala,
con fundamento en los razonamientos expuestos, confirma el fallo dictado el
25 de enero de 2.005 por la sala nº 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que declaró sin lugar la
acción de amparo constitucional interpuesta contra la decisión dictada el 28
de octubre de 2.004, por el Juzgado Trigésimo Octavo de Primera Instancia
en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana
de Caracas, que ordenó al administrador del Estacionamiento Mampote II,
hacer entrega de un vehículo (camioneta Feroza Daihatsu, vino tinto, placas
YEG-005) al ciudadano César Enrique Ochoa Itriago sin que se le cobre emo-
lumento alguno por el depósito del mismo (omissis)”2
Como puede observarse ambas máximas establecen un corolario en el sen-
tido de que el propietario del bien que es objeto de depósito no ha solicitado la
retención del mismo; haciendo la traslación al caso que nos ocupa, sería como
decir entonces que el dueño del vehículo hurtado o robado no tendría, por ende,

124
Daniel Alvarado Vicuña

que cancelar los gastos por concepto de retención de tal unidad automotora en
la depositaria judicial de que se trate, en virtud de que éste “NO DIO ORIGEN
A LA MEDIDA”, así en la sentencia; simplemente se trata de la recuperación
de su vehículo el cual fue objeto de sustracción a causa de la acción delictiva,
y como consecuencia de ello es obligación de las autoridades policiales res-
guardar tal bien a los fines de proceder a las Investigaciones de oficio que le
corresponden por mandato constitucional y legal al MINISTERIO PÚBLICO,
recayendo finalmente la obligación de depósito al Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC).

III. Objetos activos y pasivos:


Medidas de aseguramiento

Antes de entrar a analizar la legislación nacional en materia de depósito ju-


dicial y no judicial, clasificación que a juicio del autor se desprende del amparo
de los dictámenes sub examine, es bueno señalar cuáles son las bases legales
que sustentan lo concerniente al aseguramiento de los objetos activos y pasivos
de delito por parte de la vindicta pública, siendo éstas el ordinal 3 del artículo
285 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el ordinal 8
del artículo 34 de la Ley Orgánica del Ministerio Público y el artículo 283 del
Código Orgánico Procesal Penal, el cual indica lo siguiente:
Art. 283. “Investigación del Ministerio Público. El Ministerio Públi-
co, cuando de cualquier modo tenga conocimiento de la perpetración
de un hecho punible de acción pública, dispondrá que se practiquen
las diligencias tendientes a investigar y hacer constar su comisión,
(…), y el aseguramiento de los objetos activos y pasivos relacionados
con la perpetración”.3
Sobre este particular el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucio-
nal, ha dispuesto que:
…/…

125
Un Análisis Sobre la Gratuidad del Depósito de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad

“Con relación al Ministerio Público, la vigente Constitución en su artículo


285, numeral 3, le atribuye el aseguramiento de los objetos activos y pasivos
de delito relacionados con la perpetración del delito./La captura de estos ele-
mentos activos y pasivos puede ser el resultado de una actividad probatoria,
oficiosa, del Ministerio Público, o de una efectuada previa autorización judi-
cial. Tal posibilidad dimana de la letra del Código Orgánico Procesal Penal;
y la aprehensión de los bienes, tanto por impulso del Ministerio Público como
por el Juez Penal, se ejecutará mediante varias figuras de aseguramiento de
bienes mencionados en la ley adjetiva penal (…) las medidas de aseguramiento
en general, tienen por finalidad la aprehensión de los objetos activos y pasivos
del delito. Son activos aquellos que se utilizan para perpetrar el delito, mien-
tras que son pasivos los que se obtienen como consecuencia directa o indirecta
del delito, es decir, el producto del mismo...”4
De acuerdo con lo planteado, queda sobreentendido entonces que los ve-
hículos que son objeto de hurto y robo, bajo las definiciones que hace la Ley
sobre el Hurto y Robo de Vehículos Automotores para uno y otro tipo penal,
constituyen sin lugar a dudas OBJETOS PASIVOS DEL DELITO, ya que el fin
del agente del delito o sujeto activo es despojar a la víctima de su vehículo.
Asimismo, la aludida sentencia señala claramente cuál es el tratamiento que
se le debe dar a los objetos activos y pasivos de delito; lógicamente los activos
-que fueron los instrumentos utilizados por el partícipe del hecho para ejecutar
por ejemplo el robo del vehículo- en su generalidad están referidos a objetos
punzo cortantes y armas de fuego (pistolas, revólveres, armas de proyectil com-
puesto, etc.); este tipo de objetos debe ser depositado como evidencia física en
los departamentos de objetos o materiales incautados que se encuentran en los
diferentes Cuerpos de Investigaciones Penales. En relación con este particular,
existen instrucciones en el MINISTERIO PÚBLICO giradas por el ciudadano
Fiscal General de la República, mediante Circular DFGR/DVFGR/DGAP/DID/
DCJ/DRD/DATCI-006-2003, de 18/03/03, sobre la obligación del representante
del Ministerio Público de requerir a los órganos de investigaciones científicas,

126
Daniel Alvarado Vicuña

penales y criminalísticas, el depósito de las evidencias u objetos recogidos o in-


cautados con motivo de la investigación penal, la cual establece que:
“Habiendo quedado de manifiesto la citada inconveniencia, hasta
tanto este organismo pueda contar con las “áreas de resguardo de
evidencias físicas”, para cuyo logro se están realizando las tramita-
ciones correspondientes…” (omissis).
Siguiendo este orden de ideas, a pesar de existir una regulación normativa
contemplada en el artículo 10 de La Ley sobre el Hurto y Robo de Vehículos
Automotores en cuanto al proceso a seguirse para la entrega de vehículos re-
cuperados a sus propietarios, en la práctica ese DEPÓSITO a que se refiere la
norma sub iudice está dirigida al aseguramiento de ese vehículo en una Depo-
sitaria Judicial por parte del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas, y es desde ese momento cuando se inicia para el propietario
del vehículo una serie de erogaciones que comienzan con el servicio de grúa y
finaliza con la cancelación del monto total, por concepto de permanencia del
vehículo en dichas instalaciones; esto es lo que según el autor podría denomi-
narse victimización de la víctima; a ello se le suma la inseguridad a la que están
sometidas tales unidades durante su permanencia en esos sitios de resguardo,
ya que son recurrentes las innumerables denuncias de sustracción de partes au-
tomotoras, e, incluso, los casos de desvalijamientos, lo cual agrava aún más la
situación de los propietarios de los vehículos que fueron objeto de delito.

IV. Depósito Judicial versus Aseguramiento


de Vehículos Automotores

Es momento entonces de establecer las argumentaciones en cuanto a la


naturaleza del Depósito y su implicación en el procedimiento de entrega de
vehículos recuperados bajo la vigencia de la Ley Especial en la materia.
El magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero, en su ponencia del 17/09/03,
hizo un breve análisis de lo que según se considera un verdadero Depósito Ju-

127
Un Análisis Sobre la Gratuidad del Depósito de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad

dicial, a los fines de contraponerlo al caso objeto en estudio. El referido cons-


titucionalista hizo mención de los artículos 1.781 y 1.785 del Código Civil,
alusivos a la Institución Civil del Secuestro en sus dos clases, la Convencional
y la Judicial, donde la primera es libremente ejercida por las partes con pres-
cindencia del órgano jurisdiccional; en estos casos, la cosa litigiosa queda en
manos de un tercero mientras dure el juicio, y el depositario está obligado a
devolverla a la persona que resulte victoriosa en el proceso. Este Depósito es
por regla general Remunerado, tanto así que el artículo 1.784 del mencionado
Código Civil establece al depositario que “sus derechos arancelarios los co-
brará a las partes que constituyeron el depósito”.5
Frente a esta modalidad de Secuestro tenemos el SECUESTRO JUDI-
CIAL, donde el tribunal de la causa es quien ordena el depósito de la cosa, con
la obligación de cuidarlo para el depositario como un buen padre de familia; así
mismo el artículo 1.787 del citado Código Civil expresa claramente que:
“el depositario podrá cobrar sus derechos arancelarios de los frutos
mismos, o del producto del remate de las cosas depositadas, y, en todo
caso, de aquél a cuya solicitud se acordó el embargo”67
Del mismo modo, el Código de Procedimiento Civil dentro de las Medi-
das Cautelares Nominadas expresamente señaladas por la Ley, establece en el
ordinal 2, del artículo 588 de la citada Ley Civil Adjetiva, el secuestro de
bienes determinados, apuntando más específicamente a qué cosas está
dirigida esta Medida Preventiva del artículo 599 eiusdem, que como señala el
ut supra el Juzgador Constitucional, no es más que un Secuestro Convencional,
pero a requerimiento de parte.
Una vez analizada, no sólo la naturaleza del Depósito (procedencia y legi-
timados activos), sino también el órgano que lo dicta (Providencia Judicial),
es menester formularse la siguiente interrogante: ¿se adecúa acaso este tipo de
depósito a los supuestos de procedencia del depósito de vehículos recuperados
y no entregados a sus propietarios, tras haber sido éstos objeto de los delitos
de hurto y/o robo? Indudablemente que la respuesta es negativa, ya que como
puede evidenciarse en el Secuestro Convencional y Judicial los mismos poseen

128
Daniel Alvarado Vicuña

un carácter REMUNERADO, per se, requieren en primer lugar la contrapres-


tación por parte de quien lo solicita, es decir, existe una carga de las partes que
quieren hacer uso de esta facultad, y la misma se hace extensible de igual for-
ma en el caso del Judicial. En segundo lugar, existe la condición del particular
(parte) de querer secuestrar la cosa para garantizar su pretensión en el juicio.
Por lo tanto, ninguna de estas situaciones se enmarca en el caso planteado; es
por ello que cabría entonces establecer una distinción bien marcada dentro de la
terminología a utilizar para distinguir entre ambos depósitos, que el “secuestro
sería el JUDICIAL, porque ciertamente existe un litigio, incluso para el secues-
tro convencional” (pleito), y el que nos ocupa en este estudio que no es más que
el “derecho legítimo de propiedad” que hace valer el propietario del vehículo,
quien ha sido víctima del hurto o robo de su bien, ya que como dispone la sen-
tencia “(omissis) la persona que tiene derecho sobre los mismos no dio origen a
la medida de incautación”;7 simplemente fue sujeto pasivo de un delito produc-
to de la delincuencia común u organizada, por lo que la recuperación de su bien
obedece sencillamente al aseguramiento del mismo como parte de la investiga-
ción, aseguramiento que como ya se dijo, se realiza en Depositarias Judiciales.
Ante lo dicho, no es posible hacer uso para estos casos, del artículo 16 de
la Ley sobre Depósito Judicial que establece lo siguiente:
“El depositario tendrá derecho de retención sobre los bienes deposi-
tados hasta tanto le sea cancelada su cuenta, sólo cuando tales bienes
hayan de ser entregados a la parte que solicitó la medida que dio ori-
gen al depósito o la persona que hubiere quedado obligada a pagar
los gastos del depósito”.8 9
Ninguno de tales supuestos es aplicable al Depósito de Vehículos Hurtados
o Robados que se hacen en tales Depositarias Judiciales porque no tiene las ca-
racterísticas del Depósito Judicial, y por tanto no se pueden aplicar las normas
contenidas en la aludida Ley.
A criterio del autor, la única excepción a lo antes dicho dentro del proceso
penal venezolano en el cual el Depósito Judicial tendría plena vigencia, es decir,
que exista un “Pago por el Depósito”, es cuando el Juez de Primera Instancia

129
Un Análisis Sobre la Gratuidad del Depósito de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad

en Funciones de Control dicta alguna Medida Preventiva Cautelar Nominada o


Innominada, en atención a lo dispuesto en el artículo 551 del Código Orgánico
Procesal Penal, que indica que:
“Las disposiciones del Código de Procedimiento Civil relativas a la aplica-
ción de las medidas preventivas relacionadas con el aseguramiento de bie-
nes muebles e inmuebles, serán aplicables en materia procesal penal”910
Es claro pensar al respecto que pudiera el Tribunal de Control dictar una
Medida Cautelar Nominada de Secuestro y de este modo se acciona el Depósito
Judicial como tal, visto de la manera que ya fue explicada.
El Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional ha dicho en cuanto
a esto lo siguiente:
…/…
“Entrado en vigencia el Código Orgánico Procesal Penal, esa facul-
tad de los Jueces de Control de decretar la medida de prohibición de
enajenar y gravar se mantuvo, como lo ha señalado esta sala (en la
sentencia del 14 de marzo de 2.001, caso: (Claudia Ramírez Trejo),
entre otras, cuando se trate de igual manera de aseguramiento de los
objetos activos y pasivos del delito que se investiga, facultad que se
reforzó en la última reforma de ese código Penal Adjetivo, al introdu-
cirse el artículo 551 (…)”.1011)
Siguiendo con el análisis de las Sentencias emanadas de Sala Constitucio-
nal, es importante dejar claro que ciertamente el Depósito de Vehículos Auto-
motores tiene una normativa legal constituida por la vigente LEY DE BIENES
MUEBLES RECUPERADOS POR AUTORIDADES POLICIALES, de fecha
18 de julio de 1966, que en su primer artículo dice:
“La presente ley tiene por objeto regular el destino de los bienes mue-
bles sustraídos o extraviados, recuperados por las autoridades poli-
ciales nacionales, estadales o municipales”11
y el artículo 3 de dicho cuerpo normativo señala:
“Los bienes recuperados por el Cuerpo Técnico de Policía Judicial o
por otros organismos policiales y entregados a ésta serán depositados

130
Daniel Alvarado Vicuña

en los locales o lugares que para tal fin destine el Cuerpo Técnico de
Policía Judicial”12
Es necesario concordar entonces el supuesto de hecho de la norma antes
señalada, con el artículo 10 de la Ley sobre el Hurto y Robo de Vehículos Au-
tomotores, del 26 de julio de 2000, que dice:
“Los Vehículos Automotores objeto de robo o hurto recuperados por
cualquier autoridad de policía, deberán ser entregados por éstas de
inmediato al Cuerpo Técnico de Policía Judicial para su depósito,
previa notificación al Ministerio Público. / Los vehículos se entre-
garán al propietario por orden del Juez de Control o del Ministerio
Público, en cualquier estado del proceso, inclusive en la Fase de In-
vestigación, una vez comprobada su condición de propietario” 13
Vistas ambas normas, a pesar de la diferencia notable en las fechas de pro-
mulgación y publicación, puede evidenciarse que las mismas establecen el De-
pósito como forma de resguardo de los vehículos que han sido recuperados lue-
go de que tales unidades fueron objeto de Hurto y/o Robo; tal responsabilidad
corresponde al hoy Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Crimina-
lísticas. Por otro lado, ninguna de estas normas establece el carácter pecuniario
u oneroso de esta medida de aseguramiento, lo que se convierte en un común
denominador en ambos cuerpos de leyes, constituyendo ésta otra diferencia con
el Depósito Judicial.

V. El Ministerio Público y El Pago


de Depósito de Vehículos

A este respecto, la Dirección de Consultoría Jurídica del Despacho del Fiscal


General de la República ha emitido un pronunciamiento sobre este álgido punto;
esta posición es compartida por el autor en virtud de que el Ministerio Público no
atiende en sus juicios a intereses de carácter patrimonial, sino sólo en los casos en
que la ley expresamente lo señala, como sería en las acciones civiles derivadas del
hecho punible cuando la víctima carece de recursos económicos para intentarla.

131
Un Análisis Sobre la Gratuidad del Depósito de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad

Por tanto, no es posible entonces esgrimir el argumento de que por ser el


Ministerio Público el Titular de la Acción Penal, sería en consecuencia respon-
sable, por efecto, del pago objeto de estudio. Ello no sería posible ya que ese
interés de tutela hacia el cumplimiento de la Justicia, es el Interés Público, así
como la buena marcha de la administración de justicia no conlleva intrínseca-
mente una valoración de tipo pecuniaria, sino por el contrario, trae consigo esa
labor de velar por el respeto de los derechos y garantías, no sólo dirigidas a la
efectiva realización del debido proceso, sino también las encaminadas a la sal-
vaguarda de los derechos humanos, y es claro advertir lo antes dicho cuando se
observan y analizan las diferentes atribuciones que en la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela y las Leyes le tienen atribuidas al Ministerio
Público, no constando entonces facultades que de una u otra manera obliguen
a esta Institución a cumplir con alguna contraprestación derivada de la Acción
Penal (principio de oficialidad).
Lo expuesto anteriormente queda soportado en la opinión expuesta en ofi-
cio Nº DFGR-DVFGR-DCJ-6-2003-15579, del año dos mil tres, emanado de
la Dirección de Consultoría Jurídica, que estableció que:
“(…) el Ministerio Público no reviste la condición de ente contratante
de los servicios de guarda, depósito, custodia y entrega de vehícu-
los retenidos o recuperados que presta la empresa Estacionamiento
y Grúas Raúl SRL. (Omissis) resulta claro advertir que el Ministerio
Público, dada la inexistencia de una relación de naturaleza contrac-
tual con la empresa Estacionamiento y grúas Raúl SRL, no ha asumi-
do en ningún momento obligación dineraria alguna con la misma. /
Aunado a lo anterior es de mencionar por una parte, que dentro de
nuestro ordenamiento jurídico positivo ninguna ley obliga al Minis-
terio Público a realizar los pagos reclamados y, por la otra, que de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 54 de la Ley Orgánica
de la Administración Financiera del Sector Público, publicada en la
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Nº 37.029
del 5 de Septiembre de 2000, aplicable a nuestro Organismo, “Ningún

132
Daniel Alvarado Vicuña

pago puede ser ordenado sino para pagar obligaciones válidamente


contraídas”, lo cual no ha ocurrido en el caso analizado. / (Omissis)
este Organismo, considera que no tiene ninguna obligación legal ni
contractual, de pagarle a la empresa Estacionamiento y Grúas Raúl
SRL, monto dinerario alguno por concepto de la guardia y custodia de
los vehículos a los cuales se ha hecho referencia.”14

VI. Una Propuesta Ante La Realidad Existente

Existe una realidad que es necesario abordar y es que al no existir esta-


blecimientos destinados para este TIPO DE DEPÓSITO, por cuanto la Policía
Científica no cuenta en la actualidad con un local o lugar de resguardo para
este fin (véase que la norma no establece el término estacionamiento), tal
custodia se “auxilia” en las Depositarias Judiciales, por lo que dicha relación
conlleva entonces a que a lo largo de este tiempo, por lo menos desde la en-
trada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, se ha dado una mala
interpretación del ya mencionado artículo 16 de la Ley sobre el Depósito Ju-
dicial que ha generado a que se trasladen todos los gastos originados por este
resguardo a los particulares; en pocas palabras a las Víctimas sin estar éstas
obligadas a ello.
Se recomienda entonces como solución principal a esta problemática el
establecimiento de los lugares o construcciones destinadas a la protección y/o
resguardo de los vehículos recuperados, ya que de esta manera se garantiza la
gratuidad que debe imperar en esta incidencia procesal, como en general de
todo el Sistema de Administración de Justicia, constituyendo esto una verdade-
ra eliminación de cargas dinerarias para los dueños de vehículos víctimas de la
delincuencia, quienes solicitan la devolución de sus unidades automotoras, ya
siendo suficiente para ellos haber sido objeto de un delito que es considerado
como uno de los más graves por la forma de comisión.
Otra propuesta sería que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 311
del Código Orgánico Procesal Penal, en cuanto a la devolución de los objetos

133
Un Análisis Sobre la Gratuidad del Depósito de Vehículos Automotores: Naturaleza y Realidad

incautados (pasivos directos) en la Averiguación Penal, el Ministerio Público


debería no sólo pronunciarse en relación con la entrega del bien solicitado,
sino que también en atención a la protección del interés público, establecido en
el ordinal 2, del artículo 34 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (origen
en el Principio de Defensa del Estado de Derecho establecido en el artículo 1,
eiusdem), el mismo podría decidir lo concerniente a la exención de las víc-
timas respecto al pago de los emolumentos por concepto de depósito en las
depositarias judiciales; todo ello a través de una extensión de la dispositiva de
los fallos que fueron objeto de estudio, guardando por supuesto el principio
de autonomía e independencia del que goza este órgano (reconocido así por la
misma Sala Constitucional del Máximo Tribunal de la República en sentencia
de fecha 11/02/2004 Ponente: Magistrado Pedro R. Rondón Haaz).

NOTAS DE REFERENCIA

1 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de 17-09-2003/ Expediente Nº


2532.
2 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de 28-04-2005/ Expediente Nº 665.
3 VENEZUELA. Código Orgánico Procesal Penal. En: Gaceta Oficial Nº 5558 E. 14/Nov./2001.
4 VENEZUELA. MINISTERIO PÚBLICO. Memorándum Nº DCJ-9-330-2003, de 25-02-03 de la Dirección
de Consultoría Jurídica del Despacho del Fiscal General de la República.
5 VENEZUELA. Código Civil. En: Gaceta de la República de Venezuela Nº 2990. 26/Jul./1982). Artículo
1.784.
6 Íbidem.
7 VENEZUELA. Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de 17-09-03,
Expediente Nº 2532.
8 VENEZUELA. Ley sobre Depósito Judicial. En: Gaceta Oficial Nº 28213. 6/Dic./1966.
9 Op. Cit. Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 5558. 14/Nov./2001.
10 ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Aníbal. Jurisprudencia. Sala Constitucional. Tomo I. Ed. Homero. 2004, p. 255.
11 VENEZUELA. Ley de Bienes Muebles Recuperados por Autoridades Policiales. En: Gaceta Oficial Nº
1032. 18/Jul./1966.
12 Op. Cit. Gaceta Oficial Nº 1032. 18/Jul./1966.
13 VENEZUELA. Ley sobre el Hurto y Robo de Vehículos Automotores. En: Gaceta Oficial Nº 37000.
26/Jul./2000.
14 VENEZUELA. MINISTERIO PÚBLICO. Informe Anual del Fiscal General de la República. 2003.
Oficio Nº DFGR-DVFGR-DCJ-6-2003-15579.

134
Daniel Alvarado Vicuña

FUENTES CONSULTADAS

a) Fuentes Bibliográficas

ALVAREZ, ANIBAL. Jurisprudencia Sala Constitucional. Tomo I. Ed. Homero. 2004.

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. Tribunal Supremo de Justicia. Sala Constitucional.


Expediente Nº 2532, de fecha 17-09-2003.

_______. Tribunal Supremo de Justicia. Sala Constitucional. Expediente Nº 665, de fecha 28-04-2005.

_______. Asamblea Nacional. Código Orgánico Procesal Penal. En: Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela. Nº 5558. 14/Nov./2001.

_______. Asamblea Nacional. Ley sobre el Hurto y Robo de Vehículos Automotores. En: Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela. Nº 37000. 26/Jul./2000.

_______. Ministerio Público. Dirección de Consultoría Jurídica del Despacho del Fiscal General de la República.
Memorando Nº DCJ-9-330-2003, 25/02/2003.

_______. Ministerio Público. Fiscal General de la República. Circular Nº DFGR/DVFGR/DGAP/DID/DCJ/


DRD/DATCI-006-2003, de fecha 18/03/2003.

_______. Ministerio Público. Informe Anual del Fiscal General de la República. Año 2003.

REPÚBLICA DE VENEZUELA. Congreso Nacional. Código Civil. En: Gaceta Oficial de la República de
Venezuela. Nº 2990. 26/Jul./1982.

_______. Congreso Nacional. Ley sobre Depósito Judicial. En: Gaceta Oficial de la República de Venezuela.
Nº 28213. 16/Dic./1966.

_______. Ley de Bienes Muebles Recuperados por Autoridades Policiales. En: Gaceta Oficial de la República
de Venezuela. Nº 1032. 18/Jul./1966.

135
136
La Autopsia Médico-Legal:
Su Justa Valoración en el Proceso Penal

Yanira Rangel Meneses


Especialista en Criminalística
en el Instituto Universitario de Policía Científica,
abogado adjunto adscrito a la Dirección de Revisión
y Doctrina del Ministerio Público venezolano.

137
138
La Autopsia Médico-Legal:
Su Justa Valoración en el Proceso Penal

Yanira Rangel Meneses

I. Generalidades
La dinámica geopolítica ha permitido, en el curso de unos pocos años, que
lo que había sido, hasta mitad de este siglo, comunidades pasivas, aisladas en
su centro de poder económico - cultural, hayan despertado de manera abrupta
en una especie de pandemonium que ha trastocado los conceptos elementales
de urbe, sociedad y relaciones humanas. Las grandes metrópolis de los años
50 se han convertido en lugares inhabitables, invivibles e inseguros, donde el
empobrecimiento mundial, la pérdida de los valores fundamentales del hombre
y la desarticulación de las leyes que norman las relaciones de la sociedad civil,
ha dejado puerta franca a la violencia, la degradación moral, la pérdida de los
sentimientos y de las virtudes primordiales de la raza humana.
Las grandes capitales de América Latina y de Europa, conviven semanal-
mente con una detallada relación necrofílica, que permite que las estadísticas
vitales hayan cambiado las causas de muertes producidas por algún fenómeno
salud, enfermedad, por la muerte violenta a manos de un semejante. Heridas
por arma de fuego, heridas por arma blanca, accidentes de tránsito, envenena-

139
La Autopsia Médico-Legal. Su Justa Valoración en el Proceso Penal

mientos, suicidios, agresiones e injurias de todo tipo, conforman el repertorio


semanal de la estadística de muerte y de los índices de morbi-mortalidad de
nuestras principales capitales.
Todo acto que atente contra la integridad física y moral de un ser humano, es
considerado por la Ley a nivel mundial como un delito, el cual debe ser penaliza-
do imputando alguna sanción o correctivo a la persona causante de tal falta.
A través de la historia de la evolución humana las infracciones directas con-
tra las personas se han ido agravando, hasta el punto de llegar a delinquir contra
la vida, y de exterminar a la víctima sin importar su condición o posición; por
esto, los diversos organismos responsables de impartir justicia, considerando
éste hecho, como la peor falta contra cualquier ser humano, se han visto en la
necesidad de elaborar métodos que lleven al esclarecimiento del hecho de la
manera más veraz posible, así como establecer con certeza, la identificación del
infractor, a fin de que cumpla con el castigo correspondiente.
En la actualidad, esta acción se realiza básicamente bajo el nombre de exper-
ticias médico-legales, -entre ella la autopsia médico-legal- en las que se conjugan
de una manera cooperativa los principios médicos, del estudio del cuerpo huma-
no y las alteraciones que pueden ser ocasionadas en él, y los legales, destinadas
a enmarcar toda la pesquisa dentro del sistema de leyes vigentes, a través de una
investigación netamente objetiva del hecho por medio del método científico de
observación e interpretación de resultados; que presentan elementos importantes
para el hallazgo de la verdad, muchas veces modificada por el infractor.
En nuestro país, Venezuela, la realización de todo este proceso se muestra
alterada, primero, por el alto índice de muertes violentas acaecidas, y segundo,
por la ignorancia o la poca información acerca de estos importantes procesos de
investigación, que poseen los que en realidad los llevan a cabo.
El aumento impredecible del número de fallecimientos por muerte violen-
ta en el área metropolitana de Caracas y en el resto del país, ha hecho que se
eleven, así mismo, en forma alarmante, el inicio de averiguaciones penales,
destinadas a demostrar la perpetración de un delito y, consecuencialmente, la
responsabilidad y autoría de determinada(s) persona(s).

140
Yanira Rangel Meneses

A partir de la década de los años sesenta, es más que evidente la impor-


tancia de las experticias médico-legales en la interacción de los procesos
judiciales. Los actos que concurren en esta experticia, denominada Autopsia
Médico-Legal, ha cobrado, mayor valor en la aplicación de la justicia, no
sólo porque, ilustran, enseñan, explican y suministran información que se
requiere para establecer culpabilidades, responsabilidades en cada caso par-
ticular, tomando en cuenta los hechos y circunstancias como se dieron, sino
porque se han convertido en los instrumentos que facultarán al Juez, al Fiscal
del Ministerio Público, al Abogado, al Defensor y al investigador Policial,
para esclarecer los hechos que pudieran presentar dudas y al mismo tiempo,
permitirán, mediante un proceso científico ubicar la responsabilidad penal en
quien verdaderamente la tiene.
Por esto, es imperioso, que quienes intervienen en el proceso de Adminis-
tración de Justicia conozcan, manejen, supervisen y clasifiquen este tipo de ins-
trumentos médico-legales, que han de constituirse a la vuelta de pocos años en
un elemento cada vez más veraz, asertivo y de calidad científica que permitirá
administrar justicia con altos niveles de racionalidad, equidad e imparcialidad.
Este es el objetivo.
Sin embargo, la realidad que hoy se acomete es otra, el conglomerado de
personas que intervienen en la pesquisa de los hechos criminales, que pueden
conformar delito, evidencian la carencia de conocimientos médico-criminalís-
ticos, el desconocimiento de los instrumentos que utiliza la ciencia médico-fo-
rense y el desinterés por profundizar o ahondar en la búsqueda de información
en estas áreas, ello hace, en muchos casos, que el resultado de una averiguación
penal produzca decisiones a veces a favor de quienes han cometido el delito,
con lo cual es innegable que no se imparte justicia; al mismo tiempo, el empleo
sin conocimiento de estos instrumentos, produce interferencia en los procesos
penales que, lejos de permitir una decisión justa en algunos casos, llega a no
producir decisión alguna con lo cual se ocasiona el entrabamiento del proceso
judicial general y, consecuencialmente, el sin fin de problemas que vienen sien-
do denunciados cotidianamente en los medios de comunicación audiovisual.

141
La Autopsia Médico-Legal. Su Justa Valoración en el Proceso Penal

A continuación, desarrollaremos algunos aspectos básicos acerca de la Au-


topsia Medico-Legal.

II. Autopsia
Dentro de la práctica de la Medicina Forense, la autopsia representa el
examen más importante, por intermedio de ella se puede determinar la causa
de la muerte y su etiología médico-legal. La palabra autopsia significa el
estudio del cadáver que el examinador hace con su vista. (Auto = por sí mis-
ma, opsis = vista).1 Son sinónimos: necropsia (necros = muerte) y tanatopsia
(tanatos = muerte).

1. Concepto de Autopsia
La autopsia es el examen anatómico y patológico del cadáver para co-
nocer las causas de la muerte, así como las manifestaciones de la misma
naturaleza relacionadas con ella.2 Otros autores, han coincidido al definir
la autopsia como el examen del cadáver a fin de determinar la causa de la
muerte y los cambios patológicos ocurridos en las vísceras.
2. Tipos de Autopsia
Dentro de los procesos a cumplir, luego del fallecimiento de una per-
sona, se encuentra la realización o práctica de la autopsia ejecutada por un
profesional de la medicina, con la finalidad de esclarecer las causas que
provocaron la muerte. En los estudios de Medicina Legal se observa que
desde hace cierto tiempo (1997) se describen dos tipos de autopsia:
- Autopsia Clínica.
- Autopsia Médico-Legal.
En la primera, es decir, en la Autopsia Clínica, se pretende establecer
la reciprocidad entre los diagnósticos clínicos y las causas de la muerte.
Se busca la confirmación del diagnóstico dado, haciendo énfasis en el es-
tudio de los órganos cuyas lesiones posiblemente provocaron la muerte,
así como la relación o vinculación que haya podido tener el tratamiento
ordenado o prescrito. Por su parte, la Autopsia Médico-Legal aspira, a

142
Yanira Rangel Meneses

partir del tipo de muerte, determinar las causas que la provocaron, in-
dicar con la mayor precisión la hora en que se produjo e identificar el
cadáver, que, en muchos casos, a partir del momento de la muerte, puede
ser un desconocido.

3. Diferencias entre Autopsia Clínica y la Autopsia Médico-Legal


- La Autopsia Judicial o Médico-Legal es ordenada por el Ministerio Pú-
blico; la Autopsia Clínica puede ser prescrita por el Director de la clínica
u hospital, por el Médico residente o por él tratante.
- La Autopsia Médico-Legal es siempre obligatoria; en la Autopsia Clí-
nica, si el Médico tratante acepta que la muerte atendió a la patología
previamente diagnosticada y así lo certifica, nadie podrá practicar la au-
topsia sin consentimiento de los familiares.
- La Autopsia Clínica, es llevada a cabo por médicos Patólogos Clíni-
cos que laboran en centros hospitalarios o clínicas privadas; la Autopsia
Médico-Legal es realizada por Anatomopatólogos Forenses con cono-
cimientos en medicina legal, y adscritos a la Coordinación Nacional de
Ciencias Forenses, División de Anatomopatólogia Forense del Cuerpo
de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.
- En la Autopsia Judicial es imprescindible la revisión exterior del cadá-
ver, en la buscada de huellas o señales de violencia; en la Clínica este
aspecto carece de importancia.
- La Autopsia Clínica es realizada poco tiempo después de haberse produ-
cido la muerte; la Autopsia Médico-Legal no tiene tiempo determinado
de ejecución.
- El valor de la Autopsia Clínica viene dado por su relación con la historia
médica del paciente; el resultado de la Autopsia Judicial no siempre es
claro, lo cual origina discusiones y aclaratorias.3

143
La Autopsia Médico-Legal. Su Justa Valoración en el Proceso Penal

III. Autopsia Médico-Legal

1. Concepto
Los estudiosos de la Medicina Legal, entre ellos Gisbert y Calabuig,
coinciden en expresar que la Autopsia Médico-Legal:
Es aquella en la cual se investigan y estudian las lesiones
o alteraciones anatomopatológicas, cuyo descubrimiento
o comprobación van a servir para ayudar al esclareci-
miento de la causa de la muerte en un caso jurídico.4
En un homicidio, el Protocolo de Autopsia, el Levantamiento del Ca-
dáver y el Certificado de Defunción, constituyen el cuerpo del delito. Para
Humberto Giugni, la Autopsia Médico-Legal “es una operación compleja
que debe permitir, ante todo, hacer “hablar” al cadáver, la reconstitu-
ción de los sucesos y de las circunstancias que han ocasionado el falleci-
miento”.5

2. Objetivos de la Autopsia Médico-Legal


Atendiendo a la importancia de esta experticia, la misma persigue cier-
tos fines que a su vez la acreditan. Los objetivos de la Autopsia Médico-
Legal son:
a) La indagación de la causa médica del fallecimiento y de los estados
patológicos preexistentes.
b) Discernir la etiología de la muerte con miras a determinar el aspecto
legal de la misma (homicidio, suicidio, accidente, muerte natural).
c) Señalar la data de la muerte.
d) Identificación del cadáver
Para llevar a cabo estos objetivos, el Médico Anatomopatólogo debe
cumplir ciertas reglas y procedimientos referidos a la práctica de la autop-
sia, los cuales han quedado establecidos, en tres tiempos.6

144
Yanira Rangel Meneses

3. Casos en que se realiza la autopsia médico-legal


Resumiendo lo consagrado en el Código Orgánico Procesal Penal y el
Código de Instrucción Médico-Forense, se puede establecer que la Autop-
sia Médico-Legal deberá ser practicada en los siguientes casos:
- Muertes violentas: homicidios, suicidios y accidentes, ya sean éstos de
tránsito, laborales o domésticos.
- Muertes no violentas: muerte súbita o si se desconoce cuál ha sido la
causa de ella.
- Otros casos: muertes de personas detenidas en centros correccionales,
policiales, penales; cadáveres sin identificación, sospechas de mala
praxis médica.

4. Perito Facultado para Ejecutar la Autopsia Médico-Legal


El experto encargado de practicar la Autopsia Médico-Legal ha de ser
un profesional de la medicina especialista en anatomía patológica adscrito
a la Coordinación Nacional de Ciencias Forenses del Cuerpo de Investiga-
ciones Científicas Penales y Criminalísticas. Se considera que tiene bajo
su responsabilidad el examen de mayor importancia dentro del campo de
la medicina legal, por lo cual, su profesionalismo debe ser reconocido. El
resultado que arroje la autopsia debe establecer la causa de la muerte y la
etiología médico-legal.

5. Tiempos de la Autopsia Médico-Legal


La autopsia puede ser complementada con investigaciones microscópicas,
químicas y bacteriológicas, sobre la sangre, órganos, contenido traqueal o gás-
trico, dependiendo de la esencia de la investigación que se lleve a cabo.
Se ha pautado que la realización de la Autopsia Médico-Legal, se eje-
cuta en tres etapas, las cuales deben cumplirse metódicamente con el fin de
lograr el objetivo de esta experticia. Los tiempos descritos en la Autopsia
Médico-Legal son:

145
La Autopsia Médico-Legal. Su Justa Valoración en el Proceso Penal

A.- Examen externo del cadáver.


B.- Abertura del cadáver o Examen interno.
C.- Abertura del cráneo.

A. Examen externo del cadáver


Es el primer paso a cumplir en toda Autopsia Médico-Legal. Debe ser
realizado con atención logrando observar con detalle el exterior del cuerpo
que será autopsiado. Esta exploración que efectúa el médico en forma sis-
temática supone:
- Indagar acerca de señales de identidad, vale decir, talla, contextura,
signos particulares, cicatrices, tatuajes.
- Verificar los fenómenos cadavéricos. Se hace a través de los signos abió-
ticos inmediatos como enfriamiento, rigidez, livideces, entre otros.
- Reconocimiento de las regiones médico-legales externas: cuello, cuero
cabelludo, orificios naturales, órganos genitales, mano y uñas (manchas
o salpicaduras de sangre, restos de pólvora y huellas digitales).
- Examen de signos de violencia: Equimosis - erosiones, fracturas, for-
ma, tamaño y dirección. Signos de asfixia, fracturas; topografía de le-
siones de caída, topografía de lesiones de defensa y otras.
- Análisis de manchas: De encontrarse sangre impregnada a la piel o
vestimenta, se tomará nota de tal circunstancia y se remitirá la muestra
al laboratorio.
- El cuello representa una parte del organismo humano de marcada im-
portancia al momento de practicar una Autopsia Médico-Legal, ya que
en él se pueden encontrar marcas o evidencia de lesiones de estrangu-
lamiento o ahorcamiento.
Además de lo descrito, no deberá obviarse el examen de piezas denta-
rias, examen ginecológico, y otros. Todo ello orientado a que la realización
de esta operación, arroje resultados definitivos y concluyentes que ayuden
a esclarecer el hecho cometido, así como el establecimiento de responsabi-
lidades.

146
Yanira Rangel Meneses

B. Abertura del cadáver o examen interno.


Representa el segundo tiempo a realizar por el anatomopatólogo en la
ejecución de Autopsia Médico-Legal. Ya cumplida la exploración exterior,
se procederá a la apertura del cuerpo, en cuyo procedimiento se emplean,
usualmente, dos tipos de incisiones: Incisión en “T” e Incisión “Y”.
Esta exploración interna del cadáver necesariamente ha de ser comple-
ta, comprendiendo la exploración de todos los órganos, mediante la abertu-
ra de la cavidad tóraco-abdominal. La apertura del cadáver se realiza de la
siguiente forma:
1º Incisión cutánea en forma de “ T “, que se extiende de hombro a hom-
bro y de horquilla esternal hasta pubis, dejando al descubierto la parri-
lla costal y haciendo una sección del plastrón costal con desarticulación
externo-clavicular.
2º Sección con el cotóstomo de un ancho plastrón torácico, oval, con do-
ble desarticulación externo-clavicular.
El examen interno empieza con la inspección general de las vísceras y
exploración e incursión de las cavidades y de los fondos de sacos pleurales.
Luego se continúa en busca de desgarro de órganos, focos hemorrágicos y
equimosis. Luego se procede a la extracción del bloque, cortando con el
cuchillo, sobre la columna dorsal hasta llegar al recto, en las mujeres, este
corte debe llevarse hasta el nivel más inferior de la vagina.
Se continúa examinando órgano por órgano. A tal efecto se inspec-
ciona la faringe y la base de la lengua; el esófago, se separa de la tráquea;
los pulmones se exploran con tijeras, las ramificaciones principales de
vasos y de bronquios constatando su permeabilidad, estado de obstruc-
ción y lesiones.
Para la disección del corazón, se corta y quedan al descubierto las cua-
tro cavidades del corazón y sus válvulas, pudiendo entonces proceder a
analizarlas.
El tiroides se estudia junto con la paratiroides y los ganglios cervicales;
el intestino delgado y grueso se palpan, observándose su contenido.

147
La Autopsia Médico-Legal. Su Justa Valoración en el Proceso Penal

El estudio médico-legal del estómago va dirigido al contenido que en él


se encuentre, su aspecto y composición informan sobre la naturaleza de los
productos ingeridos. Cuando hay sospecha de envenenamiento -otro tipo de
muerte violenta- el órgano entero es retirado y posteriormente analizado en
el laboratorio.
El aparato urinario es separado, retirando ambos riñones y luego si-
guiendo con ambos uréteres hasta la vejiga, al mismo tiempo, son explora-
das las glándulas suprarrenales.
Los órganos genitales femeninos merecen cuidadosa disección, que se
llevará al detalle cuando existe historia de aborto. La vejiga, es abierta
y enviada al laboratorio cuando existe sospecha de envenenamiento. Los
miembros superiores e inferiores se exploran cuando sea necesario.
En la práctica de Autopsia Médico-Legal se hace énfasis en la zona del
cuerpo donde se evidencia la causa de la muerte, pero a pesar de ello, el pa-
tólogo debe seguir el procedimiento establecido, para que las conclusiones
de esta operación sean a cabalidad satisfactorias y, en lo posible, definiti-
vas.

C. Abertura del cráneo


Mediante una incisión previa del cuero cabelludo que va de un pabe-
llón auricular a otro, pasando por el vértice, tirando los dos colgajos ha-
cia adelante y hacia atrás, respectivamente; luego el cráneo es aserrado
transversalmente, seccionando al mismo tiempo, el cerebro, siguiendo un
plano fronto-occipital. Se continúa con la inspección del pericráneo y de
la cara profunda del cuero cabelludo, despegamiento de la duramadre, de la
bóveda y de la base, para simplificar la búsqueda de fisuras traumáticas, al
examen de las meninges, del cerebro, del cerebelo, de los ventrículos, del
bulbo y demás partes que conforman la zona orgánica, con la finalidad de
constatar su condición, su estado y las posibles lesiones que tuviere.
El conocimiento por parte de los juristas con respecto a todo lo descrito
anteriormente, representa un soporte de gran importancia para el esclareci-

148
Yanira Rangel Meneses

miento de la verdad en todos aquellos casos relacionados con muerte vio-


lenta.

IV. Protocolo de Autopsia Médico Legal

Toda información recaudada por el anatomopatólogo forense, al momento


de realizar el examen del cadáver, debe ser vaciada en forma descriptiva, deta-
llada y sistemática en el Protocolo de Autopsia, que incluye:
1. Encabezamiento: Indica el nombre del fallecido, fecha y hora del exa-
men.
2. Causa de la muerte: Debe ser expresada en términos sencillos y con la
terminología médica entre paréntesis.
3. Otros hallazgos de la autopsia: Es la numeración de los principales
traumatismos.
4. Forma de la muerte: Desde el punto de vista médico-legal.
5. Resultado de exámenes de laboratorio: Con una interpretación senci-
lla de las conclusiones médicas.
6. Observaciones y comentarios: En él se destacan las lesiones, debe
incluirse fotografía del rostro de frente, para propósitos de investiga-
ción.7

CONCLUSIONES

El Levantamiento del Cadáver y la Autopsia Médico-Legal, constituyen
dentro del ámbito del Derecho Penal, una pieza imprescindible, debido a que
en los casos de muertes violentas, representan el cuerpo del delito, es decir, el
delito mismo.
Dada su significativa importancia, los jueces, fiscales del Ministerio Pú-
blico, abogados, defensores públicos de presos y demás profesionales, rela-
cionados con la Justicia, tienen el compromiso de adquirir o profundizar sus

149
La Autopsia Médico-Legal. Su Justa Valoración en el Proceso Penal

conocimientos referidos a las experticias médico-legales, a objeto de lograr un


desempeño más apropiado en sus funciones.
El crecimiento desproporcionado de la delincuencia, la variedad de móviles
y causas de producción de muertes brutales, en los últimos años, ha generado,
el aumento de casos inconclusos y, por ende, impunes, en detrimento del Esta-
do de Derecho existente en Venezuela.

NOTAS DE REFERENCIA

1 CABANELLAS, B. y Alcalá-Zamora, L. Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, p. 30.


2 GIUGNI M., Humberto. Lecciones de Medicina Legal, p. 717.
3 VARGAS ALVARADO, Eduardo. Medicina Legal, p. 69.
4 CALABUIG GISBERT, J. A. Medicina Legal y Toxicológica, p. 276.
5 GIUGNI. Op. cit., p. 717.
6 SIMONIN, C. Medicina Legal Judicial. 1982, p. 784.
7 Íbid, p. 72.

FUENTES CONSULTADAS

a) Fuentes Bibliográficas

ALCÁNTARA, Francisco. Recorrido del Juicio Criminal. 8ª Ed. Caracas: Ed. Libra, 1994.

ANGÚLO A., F.S. Cátedra de Enjuiciamiento Criminal. Caracas: Ed. La Torre, 1973.

ASTI-VERA, Armando. Metodología de la Investigación. Buenos Aires: Ed. Kapeluz, 1973.

ORFILA, M. Tratado de Medicina Legal. Tomo II. Madrid: Imprenta Alonzo, 1847.

SGAMBATTI, Sonia. El Médico: auxiliar de la Justicia. Caracas: Ed. de la Biblioteca, 1988.

SIMONIN, C. Medicina Legal Judicial. Barcelona: Ed. JIMS, 1982.

SMYTH, Frank. Causas de Muerte. Mercedes de Lloret Grimalt. Barcelona: Editorial Plante, 1983.

VARGAS A., Eduardo. Medicina Legal. 2da Ed. San José de Costa Rica: Lehmann Ed., 1980.

150
Yanira Rangel Meneses

b) Fuentes Documentales

FARÍAS, Flor. Conocimiento del Levantamiento del Cadáver y la Autopsia Médico Legal para su justa
Valoración en el Proceso Penal. Fuente Testimonial. Caracas, Venezuela. 1997. Entrevistada por Yanira Rangel
M. Farías, Flor. Abogada. Juez de 1ª Instancia en lo Penal de Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas.

CAÑIZALES, Daisy. En: Criminalística General. Caracas. IUPOLC. Apuntes de clases. 1996.

DE DOMINICIS, Anttonieta. En: Medicina Legal. Caracas. IUPOLC. Apuntes de clases. 1996.

DE LOS RÍOS, José R. En: Sociedad como Factor Determinante en Labor del Criminalista. Caracas. Tesis.
1996.

GAMBOA, Belén. Conocimiento del Levantamiento del Cadáver y la Autopsia Médico Legal para su Justa
Valoración en el Proceso Penal. Fuente Testimonial. Caracas. 1997. Entrevistada por Yanira Rangel M. Gamboa,
Belén. Abogada. Juez 18º de 1ª Instancia en lo Penal de Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas.

PÉREZ, Nancy. Conocimiento del Levantamiento del Cadáver y la Autopsia Médico Legal para su justa
Valoración en el Proceso Penal. Fuente Testimonial. Caracas, Venezuela. 1997. Entrevistada por Yanira
Rangel M. Pérez, Nancy. Abogada. Juez 35º de 1ª Instancia en lo Penal de Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

PIERRE T., Oscar. Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. Tomo VIII. Caracas: Empresas El Cojo,
1980.

REPÚBLICA DE VENEZUELA. Congreso Nacional. Código de Enjuiciamiento Criminal. 1971. Caracas: Ed.
La Torre.

_______. Código de Instrucción Médico-Forense.1878. Caracas: Ed. La Torre.

_______. Constitución de la República de Venezuela. Caracas: Distribuidora Escolar, 1983.

SOCIEDAD VENEZOLANA DE MEDICINA FORENSE. En: Foro: La situación médico-legal en Venezuela,


Mayo, 1986.

YRAZÚ, José. Conocimiento del Levantamiento del Cadáver y la Autopsia Médico Legal para su Justa
Valoración en el Proceso Penal. Fuente Testimonial. Caracas-Venezuela. 1997. Entrevistado por Yanira
Rangel M. Yrazú, José. Abogado, Juez 37º de 1ª Instancia en lo Penal de Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

151
152
El Ministerio Público Venezolano
en el Ámbito I beroamericano

Yvonne Coromoto Dorta Afonso


Coordinadora de Asuntos Internacionales
del Despacho del Fiscal General de la República.
Especialista en Ciencias Penales y Criminológicas,
Universidad Católica Andrés Bello.
Punto de Contacto de la Asociación Iberoamericana
de Ministerios Públicos -AIAMP-, de la Red Iberoamericana
de Cooperación en materia Civil y Penal -IberRED-
y del Grupo de Trabajo en Asistencia Legal Mutua
en Materia Penal de los Estados Miembros
de la Organización de Estados Americanos - OEA

153
154
El Ministerio Público Venezolano
en el Ámbito I beroamericano

Yvonne Coromoto Dorta Afonso

A l referirnos al Ministerio Público venezolano en el ámbito iberoame-


ricano es preciso hacer mención a la Asociación Iberoamericana de
Ministerios Públicos -AIAMP- y a la Red de Capacitación de los Ministerios
Públicos Iberoamericanos -RECAMPI-, en las cuales nuestra Institución ha
tenido una destacada participación. Veamos seguidamente una síntesis históri-
ca de cada una de ellas:

I. La Asociación Iberoamericana
de Ministerios Públicos - AIAMP

Para introducirnos al tema de la Asociación Iberoamericana de Ministerios


Públicos es preciso retrotraernos en el tiempo hasta el año 1954, cuando el
Procurador General del Estado de Sao Paulo, República Federativa del Brasil,
en el marco de la celebración del cuatricentenario de la fundación de la ciudad
de Sao Paulo, convocó a sus homólogos de los países Iberoamericanos a una
reunión para intercambiar experiencias y examinar problemas de interés para
los Ministerios Públicos de la región.

155
El Ministerio Público Venezolano en el Ámbito Iberoamericano

Es así como se celebra en Brasil, durante la semana del 21 al 27 de no-


viembre de 1954 el I Congreso Interamericano de Ministerios Públicos, al
cual concurrieron representantes de los Ministerios Públicos de las Antillas
Holandesas, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador,
Estados Unidos, México, Paraguay, Perú y Venezuela; contando además con la
participación de España y Portugal.
Este Congreso concluye con la creación de la Asociación Interamericana
del Ministerio Público; la declaración del 26 de noviembre como Día Intera-
mericano del Ministerio Público y la decisión de convocar cada tres años el
Congreso Interamericano.
En el año 1957 se realizó en La Habana, Cuba, el II Congreso Interame-
ricano del Ministerio Público, el cual contó con la participación de repre-
sentantes de los Ministerios Públicos de Brasil, Costa Rica, Estados Unidos,
Honduras, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela.
En esa oportunidad se aprobaron los Estatutos de la Asociación, se estable-
cieron los Principios que la rigen, entre los cuales destacan la independencia, el
espíritu de solidaridad y colaboración institucional; y se aprobó el Decálogo del
Fiscal del Ministerio Público, presentado por el Dr. César Salgado en Brasil.
En el año 1963, se celebró en Ciudad de México, el III Congreso Inte-
ramericano del Ministerio Público, en el cual se desarrollaron temas rela-
cionados con la función investigativa de los Ministerios Públicos, la prueba
científica y la medicina forense.
Durante el mes de mayo de 1972, se llevó a cabo en la República Federativa
del Brasil el IV Congreso Interamericano del Ministerio Público. Tres años
más tarde, en 1975 se celebró en Panamá el V Congreso Interamericano, en
ambos se continuó con la labor difusora de los procedimientos, técnicas y ex-
periencias comunes a nuestras Instituciones.
En el año 1977, se realizó en la República del Ecuador el VI Congreso
Interamericano, en el mismo año en que ese país promulgó su primera Ley
Orgánica del Ministerio Público. En esta oportunidad los temas discutidos ver-
saron sobre el aumento de la eficacia del Ministerio Público, la búsqueda de su

156
Yvonne Coromoto Dorta Afonso

independencia funcional y administrativa, el control de la policía técnica judi-


cial así como la posibilidad de exigir la colaboración de las demás autoridades
del país, y la lucha contra las drogas, para lo cual se sugirió la promulgación de
una legislación común en el continente.
En el año 1980, se celebró en Venezuela el VII Congreso interamericano
del Ministerio Público, en el cual se reiteró la necesidad de fortalecer las me-
didas en la lucha contra las drogas y se modificaron los Estatutos de la Asocia-
ción en cuanto al estatus de sus miembros.
En noviembre del año 1983 se celebró en la República de Argentina el VIII
Congreso Interamericano del Ministerio Público.
En 1996, trece años después, se llevó a cabo en Venezuela el IX Congre-
so Interamericano del Ministerio Público. En el mismo participaron repre-
sentantes de los Ministerios Públicos de Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil,
Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Grenada, Gua-
temala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay,
España, Francia, Irlanda y Portugal.
En esta ocasión se trataron temas relacionados con la protección del medio
ambiente; el consumo y el tráfico ilícito de drogas y los derechos humanos del
menor.
En el mismo se acordó impulsar la integración de los Ministerios Públi-
cos de los países iberoamericanos como una forma de optimizar su labor, se
propuso la creación del Instituto Interamericano del Ministerios Público, se
resolvió celebrar cada dos años, en lugar de tres, los Congresos Interamerica-
nos e incluir la posibilidad de convocar a reuniones extraordinarias antes de la
realización de tales congresos.
Al año siguiente, durante el mes de noviembre de 1997, se realizó en Méxi-
co la primera Reunión Extraordinaria de la Asociación Interamericana del
Ministerio Público, en cuyas sesiones de trabajo se abordaron temas relativos
al incremento de la cooperación legal en materia internacional, la necesidad de
colaborar en el diseño de mecanismos para búsqueda y localización de fugiti-
vos de la justicia a través de la Policía Internacional -INTERPOL-, así como de

157
El Ministerio Público Venezolano en el Ámbito Iberoamericano

propiciar una mayor asistencia jurídica mutua en materia penal, con la suscrip-
ción y ratificación de acuerdos sobre la materia.
En el año 1998 se efectuó en Brasil, el X Congreso Interamericano, en el
cual se desarrollaron temas relacionados con el narcotráfico, crimen organizado
y corrupción, así como la discusión sobre la posibilidad de incorporar en los
ordenamientos jurídicos de cada uno de sus miembros, figuras tales como los
testigos protegidos, entregas vigiladas, interceptaciones telefónicas, decomiso
o extinción de dominio sobre bienes producto del narcotráfico y disminución
de penas para los colaboradores de la justicia.
El principal logro del evento lo constituyó la creación del Instituto Intera-
mericano del Ministerio Público, dirigido a la formación, capacitación y actua-
lización científica de los miembros de la Asociación.
Durante el mes de noviembre del año 2000, se llevó a cabo en la República
de Guatemala, el XI Congreso Interamericano del Ministerio Público, cuya
celebración concluyó con la suscripción de la Declaración de Guatemala, en la
cual se destacan aspectos en relacionados con la protección de víctimas y testi-
gos, la eliminación del secreto bancario y la lucha contra el crimen organizado
transnacional.
Los días 21 y 22 de noviembre del año 2002, se realizó en la ciudad de
Cartagena de Indias, Colombia, la XII Asamblea General Ordinaria de la
Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos, cuyo objetivo fue la
búsqueda de alternativas para luchar contra la delincuencia organizada transna-
cional. Entre los logros de esta Asamblea se destacan la promoción del estudio
de fórmulas de cooperación internacional; la presentación del Proyecto Fiscalía
Virtual para Ibero América, como un mecanismo de cooperación entre los Mi-
nisterios Públicos de la región, y el compromiso asumido por cada Ministerio
Público de designar en su seno, Puntos de Contacto como intermediarios de la
cooperación internacional.
A partir de esta reunión la Asociación Interamericana del Ministerio Públi-
co cambia para llamarse Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos.
Asimismo, el Congreso Interamericano del Ministerio Público cambia su deno-

158
Yvonne Coromoto Dorta Afonso

minación por Asamblea General de la Asociación Interamericana de Ministe-


rios Públicos.
Durante el mes de abril del año 2003, se celebró en Madrid, Reino de Es-
paña, la Asamblea General Extraordinaria de la Asociación Iberoamericana de
Ministerios Públicos; en la cual se acuerda reforzar la cooperación judicial
internacional y la lucha contra el terrorismo. Además, se inició el estudio del
Proyecto de Reglamento de la Red Iberoamericana de Cooperación en materia
Civil y Penal -IberRED-, entendida como la concreción del denominado “Es-
pacio Judicial Ibero Americano”, conformado por una red de puntos de contac-
to capaces de operativizar la asistencia legal entre los países participantes de la
Comunidad Iberoamericana de Naciones. Asimismo, se destacó la designación
de una Comisión Técnica para el estudio del Proyecto Fiscalía Virtual de Ibero
América, integrada por representantes de los Ministerios Públicos de España,
México, Paraguay, Venezuela, Argentina, Guatemala, Portugal, Chile, Hondu-
ras, Canadá y Colombia. La cual se encargó de recopilar y analizar las observa-
ciones formuladas por los miembros de la Asociación al referido proyecto.
Los días 3 y 4 de diciembre de 2003, se celebró en la ciudad de San Francis-
co de Quito, la Asamblea General Extraordinaria de la Asociación Iberoameri-
cana de Ministerios Públicos, la cual tuvo como objetivo primordial fortalecer
los mecanismos de cooperación en materia penal entre los países miembros.
Entre sus logros destaca la suscripción del “Acuerdo para Incentivar la
Cooperación y Asistencia Legal Mutua entre los miembros de la Asociación
Ibero americana de Ministerios Públicos” y la aprobación de la Ficha Técnica
de Solicitud de Asistencia, definida por la Comisión reunida en Cartagena.
Los días 5 y 6 de junio del año 2004, se efectuó en la ciudad de Bogotá,
República de Colombia, la Reunión de la Comisión Técnica, integrada por los
representantes de los Ministerios Públicos la República Bolivariana de Vene-
zuela, Reino de España, Paraguay, Ecuador y Colombia.
En la misma se insistió en la necesidad de aplicar las Fichas Técnicas de
Solicitud de Asistencia; además se continuó con el análisis del borrador del
Reglamento Constitutivo de la Red Iberoamericana de Cooperación en materia

159
El Ministerio Público Venezolano en el Ámbito Iberoamericano

Civil y Penal -IberRED-, y sus documentos asociados, el Descriptor Orgánico


para la definición de los Puntos de Contacto de la Red Iberoamericana, el cual
define el perfil del funcionario que debe fungir como punto de contacto; y el
Manual de Buenas Prácticas en la Cooperación Judicial.
La Comisión concluyó su labor recomendando a la Asociación acoger los
referidos documentos.
Entre los días 27 y 29 de octubre de 2004, se celebró en la ciudad de Carta-
gena de Indias, la Reunión Aprobatoria del Reglamento de la Red Iberoameri-
cana de Cooperación Judicial en Materia Civil y Penal -IberRED-; en la cual se
reunieron por primera vez representantes de la Conferencia Iberoamericana de
Ministros de Justicia, de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos
y de la Cumbre Judicial Iberoamericana. La reunión concluyó con la adopción
del Reglamento Constitutivo de la IberRED, el Manual de Buenas Prácticas y
el Descriptor Orgánico.
Este encuentro contribuyó a fortalecer un aspecto fundamental de la Aso-
ciación para crear y perfeccionar mecanismos de coordinación y comunicación
directa, e instar a las autoridades estatales a incrementar la capacidad operativa
de los Ministerios Públicos y Fiscalías, destinando los medios suficientes para
atender adecuadamente las responsabilidades en la investigación penal.
En noviembre de 2004, se realizó en la ciudad de Asunción, República del
Paraguay, la XIII Asamblea General Ordinaria de la Asociación Iberoamerica-
na de Ministerios Públicos, en la cual se celebraron los cincuenta años de la
Asociación.
En la misma se asumió el compromiso incondicional de luchar contra el cri-
men organizado transnacional; se estableció la necesidad de aplicar el principio
de reciprocidad en la cooperación internacional; se sugirió el perfeccionamiento
de los canales de comunicación entre los puntos de contacto con la finalidad de
optimizar la asistencia; se resaltó la importancia de brindar capacitación técni-
ca a los funcionarios de nuestros Ministerios Públicos; se asumió como propio
el Reglamento de la IberRED, adoptado en la reunión de Cartagena de Indias;
se recomendó tomar nota del avance del sistema de Correo Seguro Groove, con

160
Yvonne Coromoto Dorta Afonso

la finalidad de estudiar la conveniencia de incorporarse o permanecer en el mis-


mo, según el caso; se sugirió estudiar la propuesta sobre la orden de detención
regional; se propuso evaluar los proyectos de colaboración con la Oficina de
las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito -ONUDD-; y además se llevó
a cabo la elección de sus autoridades, resultando electo como Presidente de la
Asociación el Dr. Oscar Germán Latorre Cañete, Fiscal General del Estado del
Paraguay, como Vicepresidente, el Dr. Guillermo Piedrabuena Richard, Fiscal
General de la Nación de la República de Chile, como Presidente del Instituto
Iberoamericano del Ministerio Público el Dr. Luis Camilo Osorio Isaza, Fiscal
General de la Nación de la República de Colombia, y como Vice- Presidenta
del Instituto la Dra. Nelly Calderón, Fiscal General del Perú.
Los días 17 y 18 de junio de 2005 se efectuó en la ciudad de Asunción, Pa-
raguay, la Reunión de la Comisión Técnica, integrada por los representantes de
los Ministerios Públicos de Colombia, Brasil, España, Chile, Paraguay, Perú y
Venezuela. En esta oportunidad se recomendó celebrar el reconocimiento de la
personería jurídica de la Asociación, efectuado a través de un Decreto del Pre-
sidente del Paraguay, lo cual constituía un requisito indispensable para optar
a los programas de financiamiento de organismos internacionales. Asimismo
se recomendó posibilitar la firma de acuerdos de cooperación financiera; así
como comunicar a la Asamblea General la participación de la Asociación como
miembro asociado en el Programa EUROSOCIAL, integrado por consorcios
conformados por organismos públicos o dedicados al servicio público de los
países latinoamericanos, liderizados por un país europeo, con la finalidad de
obtener financiamiento en áreas relacionadas con la justicia, salud, educación,
recursos fiscales y empleo. En nuestro caso, la Asociación participa en el con-
sorcio relacionado con la justicia que lidera España y actualmente se encuentra
a la espera de la decisión por parte de la Comisión Europea respecto a la desig-
nación del consorcio ganador en cada área.
Además, en esta reunión se recomendó fortalecer los puntos de contacto
en IberRED, brindándoles no solo capacitación sino dotándolos de los equipos
tecnológicos necesarios para el desarrollo de su labor; examinar en el seno

161
El Ministerio Público Venezolano en el Ámbito Iberoamericano

de cada Ministerio Público los Estatutos de la Asociación; desarrollar un plan


estratégico para el quinquenio 2006-2010 e intensificar los procesos de capaci-
tación a través del Instituto Iberoamericano del Ministerio Público.
Entre los días 14 y 15 de julio de 2005, se llevó a cabo en la ciudad de Lima,
República del Perú, la Asamblea General Extraordinaria de la Asociación Ibe-
roamericana de Ministerios Públicos, en la cual participaron representantes de
los Ministerios Públicos de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecua-
dor, España, Honduras, Perú y Venezuela.
La reunión se inició con la presentación del informe de la Comisión Técnica,
reunida en Paraguay durante el mes de junio del presente año. En ella se trató
lo relativo a los Sistemas de Redes de Cooperación Jurídica Penal, entre ellos
IberRED y el Proyecto EUROSOCIAL, a cargo del representante de la Fiscalía
Española; y AMERICAjus, por parte del representante del Ministerio Público
del Paraguay. Este último proyecto, propone la creación de un organismo hemis-
férico encargado de promover y fortalecer la asistencia legal mutua en materia
penal entre los países miembros de la Organización de Estados Americanos.
Asimismo, se presentaron los avances y proyectos del Instituto Iberoame-
ricano del Ministerio Público, a cargo de la representante de Colombia, y se
debatió ampliamente sobre dos tema fundamentales para el futuro de la Aso-
ciación, como son la necesidad de reformar sus Estatutos y el diseño del Plan
Estratégico para el quinquenio 2006-2010.
Además, por Venezuela el Fiscal General de la República, Dr. Isaías Ro-
dríguez, intervino con su ponencia “Estrategias para la lucha contra la De-
lincuencia Organizada Transnacional”, mientras que la Fiscal General de la
República del Perú, Dra. Nelly Calderón, se refirió a los “Mecanismos de Co-
operación en Materia de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas”.
Los acuerdos y conclusiones de esta reunión fueron:
• El reconocer a la IberRED como medio idóneo y eficaz en materia de
asistencia;
• Incorporar Puntos de contacto a la IberRED conforme a los criterios
establecidos en el Descriptor Orgánico;

162
Yvonne Coromoto Dorta Afonso

• Solicitar a la Secretaría General de la IberRED optimizar las convocato-


rias a las reuniones de puntos de contacto y separar las Divisiones Civil
y Penal;
• Asimismo se recomendó analizar el Proyecto AMERICAjus, con la fina-
lidad de estudiar su conveniencia o no para los Ministerios Públicos de
nuestros países.
• Profundizar en la experiencia relativa al Sistema de Correo Seguro Gro-
ove de la Organización de Estados Americanos.
• Apoyar las gestiones de la Fiscalía General del Reino de España ante
EUROSOCIAL.
• Además, se conformó un Grupo de Trabajo para la Reforma de los Es-
tatutos de la Asociación, el cual quedó integrado por Chile, Colombia,
España, Honduras, Paraguay y Venezuela.
• Se recomendó saludar la iniciativa del Ministerio Público venezolano de
efectuar las gestiones pertinentes a los fines de obtener fondos para la
creación de la Secretaría Permanente de la Asociación Iberoamericana
de Ministerios Públicos con sede en la ciudad de Caracas.
• Incentivar la participación de los miembros de la Asociación en sus re-
uniones.
• Saludar la inclusión del proyecto Fiscalía Virtual en el Plan de Acción
del Grupo de Acción Financiera de Sudamérica –GAFISUD-, en la re-
unión celebrada en Buenos Aires en diciembre de 2004.
• Auspiciar el plan de capacitación para funcionarios de nuestras institu-
ciones a través del Instituto Iberoamericano del Ministerio Público.
• Encargar a la Fiscalía General de Chile la elaboración de un Plan Estra-
tégico para el período 2006-2010; y
• Solicitar a la Secretaría General de la Organización de Estados Ameri-
canos la incorporación de la Asociación Iberoamericana de Ministerios
Públicos, en calidad de observadora en las asambleas de la Reunión de
Ministros de Justicia de las Américas -REMJA-.

163
El Ministerio Público Venezolano en el Ámbito Iberoamericano

II. La Red de Capacitación de los Ministerios Públicos


Iberoamericanos - RECAMPI

Por iniciativa del Ministerio de Justicia español, a través del Centro de Es-
tudios Jurídicos, se convocó a todas las Unidades de Capacitación de los Minis-
terios Públicos de los países Iberoamericanos a participar entre los días 12 y 16
de noviembre de 2001, en el seminario titulado “Hacia una Red de Formación
del Ministerio Público Iberoamericano”.
A este evento asistieron los representantes de las unidades de capacitación
de los Ministerios Públicos de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba,
Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Pa-
namá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Vene-
zuela.
Al año siguiente, el 20 de febrero de 2002, se efectuó la Asamblea consti-
tutiva de la Red de Capacitación de los Ministerios Públicos Iberoamericanos
-RECAMPI- y entró en vigor su Carta Fundacional.
De acuerdo a su Carta Fundacional, los directores y responsables de la ca-
pacitación de los Ministerios Públicos en el ámbito iberoamericano, se com-
prometieron a participar como una comunidad de enlace en el intercambio de
información sobre programas, metodologías y sistemas de capacitación en
materias de interés común para nuestras instituciones, pues la Red pretende
fomentar la cooperación entre los Ministerios Públicos de los países iberoame-
ricanos, para compartir y aprender de las diferentes experiencias.
Posteriormente, el 22 de abril de 2003, el ciudadano Fiscal General de la
República, Dr. Julián Isaías Rodríguez Díaz, de acuerdo a lo establecido en la
disposición decimotercera de la Carta Fundacional de la Red de Capacitación
de los Ministerios Públicos Iberoamericanos, solicitó a su Presidente el ingreso
del Ministerio Público venezolano a la RECAMPI.
La inclusión de nuestra Institución como miembro de pleno derecho en la
Red, se produjo en el marco de la II Asamblea General de la RECAMPI,
celebrada en Madrid, España, los días 9, 10 y 11 de diciembre de 2003, con el

164
Yvonne Coromoto Dorta Afonso

objetivo de favorecer la cooperación entre los Ministerios Públicos o fiscales


de los 21 países participantes.
Entre los días 7 y 9 de diciembre de 2004, se llevó a cabo en Tlalpan, Méxi-
co, en la sede del Instituto Nacional de Ciencias Penales, la III Asamblea de
la Red de Capacitación de los Ministerios Públicos Iberoamericanos.
En la cual, cada uno de los miembros tuvo la oportunidad de compartir sus
distintas visiones y perspectivas, así como de plantear sus propuestas, inter-
cambiar programas académicos y reanudar los compromisos para consolidar la
excelencia académica en procura de una justicia cónsona con la satisfacción de
las necesidades sociales.
Finalmente, en el marco de esta Asamblea se otorgó la Presidencia de la
RECAMPI a España, la Secretaría Protempore a México, y se eligió a Vene-
zuela, conjuntamente con México, Argentina, Perú y El Salvador para integrar
la Junta Directiva.

FUENTES CONSULTADAS

a) Fuentes Documentales

Asociación Interamericana del Ministerio Público. Estatutos 1957 y Reforma de 1980 y 1983.

Participación del Ministerio Público de Venezuela. En: Informe del Procurador de la Nación ante el Congreso
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_______. 2. La Habana, 1957. Participación del Ministerio Público de Venezuela. En: Informe del Procurador
de la Nación ante el Congreso Nacional. Año 1959.

_______. 3. México. Memoria. México. Procuraduría General de la República, 1964. 855 p. ilus. 22cm.

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165
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_______. 7. Caracas, 1980. /Recopilación de documentos. En: Biblioteca Central “Rafael Arvelo Torrealba” del
Ministerio Público de Venezuela.

_______. 8. Mar de Plata, 1983. /Recopilación de documentos. En: Biblioteca Central “Rafael Arvelo Torrealba”
del Ministerio Público de Venezuela.

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Documentos

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Los F iscales de las Audiencias
y Chancillerías Reales

Carmen Celeste Ramírez Báez


Coordinadora de la Biblioteca Central
“Rafael Arvelo Torrealba”
del Ministerio Público venezolano.

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Los F iscales de las Audiencias
y Chancillerías Reales

Carmen Celeste Ramírez Báez

LIBRO II. TÍTULO DIEZ Y OCHO:


DE LOS FISCALES DE LAS AUDIENCIAS
Y CHANCILLERÍAS REALES DE LAS INDIAS

Ley Primera: Que en las Audiencias de Lima y México haya dos Fiscales,
y que negocios han de despachar.

D. Felipe IV en Madrid a 5 de octubre


de 1626 y en Valencia a 22 de abril de 1632.

Es nuestra merced y voluntad, que en cada una de las Reales Audiencias de


Lima y México haya dos fiscales, que el mas antiguo sirva la plaza en todo lo
civil, y el otro en lo criminal. Y porque a los más antiguos pueden ocurrir tantos
negocios, y pleitos civiles, que les falte tiempo, y los del Crimen se hallen más
desocupados. Mandamos a nuestros Virreyes del Perú y Nueva España, que
provean y ordenen, que siendo necesario se repartan entre los dos fiscales los
pleitos, causas y negocios, como mejor les pareciere, de forma, que en su vista
y determinación no haya alguna dilatación.

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

Ley II: Que los Fiscales tengan el lugar y asiento, que por esta ley
se declara.

D. Felipe II en Madrid a 29 de agosto de 1570.


Y en la Ordenanza 89 de Audiencias en Toledo a 25 de mayo
de 1596. Don Felipe IV en esta Recopilación.

Los Fiscales de lo civil se asienten en los Reales Estrados en la misma orden,


que los oidores; pero en el último lugar, y lo mismo se guarde en Lima y México,
respecto de los Alcaldes, para el asiento que ha de tener en su sala el Fiscal del
Crimen, y en las visitas de cárcel, prefiriendo en estas y todas las demás concu-
rrencias a las Justicias Ordinarias, y Alguaciles Mayores, de forma, que se les
guarde en todo lo perteneciente a sus oficios lo que está ordenado, y se guarda
con los Fiscales de nuestros consejos y chancillerías de Valladolid y Granada.

Ley III: Que los Fiscales asistan en las Audiencias las tres horas de
la mañana, y se puedan excusar de ir a los Acuerdos, y tra-
tándose negocios del Fisco, sean avisados y vayan a ellos.

D. Felipe II en Toledo a 2 de junio de 1560.

Mandamos, Que los Fiscales asistan en las audiencias las tres horas de la ma-
ñana, aunque no se traten negocios fiscales, para que tengan lugar a ver los pleitos,
ordenar las peticiones, y otras cosas, que tocan a sus oficios, se pueden excusar las
tardes: y en caso que en los Acuerdos se traten, o determinen pleitos, o negocios
que toquen a nuestro Real Fisco, sean avisados, y se hallen presentes.

Ley IIII /IV/: Que los Fiscales se puedan hallar en los Acuerdos, y no se
les ponga impedimentos.

D. Felipe II en Madrid a 15 de agosto de 1564, y a 3 de marzo


de 1566. Y Don Felipe IV en esta Recopilación.

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Carmen Celeste Ramírez Báez

Ordenamos a los Presidentes, Oidores y Alcaldes, que en los Acuerdos, que


se hicieren en las Reales Audiencias y Salas de Alcaldes, no impidan, ni estorben
a los fiscales, según les tocare por el ejercicio de sus plazas, el estar, y hallarse
presentes todo el tiempo que duraren, así por lo que toca a negocios de nuestra
Real Hacienda, como a otros cualesquiera, que hubiere, y se trataren, porque así
conviene a nuestro Real Servicio, buena administración de justicia hacienda.

Ley V: Que los Fiscales se hallen en las Audiencias, Juntas y Acuer-


dos extraordinarios.

D. Felipe II en Madrid a 15 de agosto de 1564.


En Mentrida a 21 de mayo de 1577. En San Lorenzo a 2 de
septiembre de 1587. En Toledo a 25 de mayo de 1596. Ord. 90
de Aud. D. Felipe III en Madrid a 20 de septiembre de 1607 y
D. Felipe IV en esta Recopilación.

Porque en Audiencias y Acuerdos extraordinarios se tratan muchas cosas


tocantes a nuestra Real Hacienda, y bien de los naturales, y conviene que se ha-
gan con asistencia de los Fiscales. Mandamos a nuestros Presidentes y Oidores,
que los hagan llamar para todas las Audiencias, Juntas y Acuerdos extraordi-
narios, así de justicia, como tocantes a Real Hacienda, con los oficiales de ella,
o para cosas de gobierno, o en otra cualquier forma, aunque sea fuera de los
acuerdos, o en otras cualesquier partes donde se hallaren, o los trataren, y no
hagan las audiencias, juntas y acuerdos extraordinarios sin avisar a los Fiscales
y que se hallen presentes.

Ley VI: Que los Fiscales no aboguen, sirvan por sus personas y vean
si se guarda lo ordenado.

D. Felipe II en la Ordenanza 79. de 1563. En Toledo a 25 de


mayo de 1596. Ord. 88 de Audiencias.

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

Mandamos, que los Fiscales no pueden abogar en ningún negocio, y en-


tiendan solamente en lo que a nos tocare, y a nuestra Cámara y Fisco, y así lo
juren ante los presidentes y oidores, y sirvan por sus personas; salvo cuando
se ausentaren por justa causa, y por breve tiempo, y con licencia de nuestros
presidentes, o si dieren poder para algunos pleitos, que se siguieren fuera de
las ciudades donde residan las audiencias, y tengan grande cuidado en ver si se
guardan las previsiones dadas y las Ordenanzas, que están hechas, mayormente
las que tocan a la instrucción, conversión y buen tratamiento de los Indios, y su
conservación.

Ley VII: Que se muestren y participen a los Fiscales las Cédulas.


Provisiones y cartas del Rey.

El Emperador D. Carlos y el Príncipe en Valladolid a 2 de


agosto de 1553. D. Felipe IV en esta Recopilación.

Porque los Fiscales puedan mejor servir sus oficios, y estén mejor informa-
dos de lo que deben hacer. Tenemos por conveniente y necesario, que los Pre-
sidentes y Oidores les muestren y participen nuestras cédulas, instrucciones,
provisiones, y las demás escrituras, que para las audiencias se hubieren dado y
dieren todas las veces que las pidieren.

Ley VIII: Que los Escribanos entreguen los procesos, o escrituras,


que el Fiscal pidiere.

D. Felipe II en la Ordenanza 131 de 1563 y 146 de Aud. de


2596 /sic/ y D. Felipe IV en esta Recopilación.

Si los Fiscales pidieren algún proceso, o escritura, diciendo, que lo quieren


ver, o se les hubiere mandado, que lo vean para alegar y procurar el derecho de
nuestra Real Cámara y Fisco, el Escribano de Cámara, u otro cualquiera ante

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Carmen Celeste Ramírez Báez

quien pasare, o hubiere pasado, se lo entregue, o envíe el día que lo pidieren, o


mandare la Audiencia, a otro día siguiente, pena de cuatro pesos para los estra-
dos, por cada vez que hubiere falta en lo susodicho.

Ley IX : Que pidiendo los Fiscales algunos testimonios, se los den los
escribanos, las Audiencias lo provean.

D. Felipe II en Aranguez a 31 de mayo de 1573. D. Felipe III


en Madrid a 16 de junio de 1617.

Nuestra voluntad es, que por ninguna vía, ni forma se impida a los Fiscales
el darnos cuenta de todo lo que pareciere necesario a nuestro Real Servicio y
causa pública. Y para que así se cumpla y ejecute, mandamos, que los Escriba-
nos de Cámara de las Audiencias, y todos los demás de sus distritos, den a los
fiscales todos los testimonios, que le pidieren, en pública forma, para que los
puedan enviar a nuestro Consejo, o a las partes, que tuvieren por convenientes.
Y ordenamos a las Audiencias, que les hagan dar los testimonios, que pidieren
en todas las causas y materias de nuestro Real servicio y hacienda, citando las
partes, si las hubiere, y estuvieren presentes, y no lo estando, sin citarlas.

Ley X: Que los Fiscales salgan a las causas del Gobierno.

D. Felipe IV en Madrid a 25 de agosto de 1627.

Los Fiscales salgan a las causas, que se siguieren en Gobierno ante los Vi-
rreyes, o Presidentes, por los inconvenientes y daños, que por no lo hacer así,
resultan contra nuestra Real Hacienda, y los Virreyes y Presidentes los compe-
lan a lo susodicho, y los Fiscales pidan lo que convenga.

Ley XI: Que los Fiscales respondan a los negocios de que los Conta-
dores de Cuenta les mandaren dar traslado.

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

D. Felipe IV en San Lorenzo a 20 de octubre de 1633. Para


esta ley, y las siguientes, se vea la I, 106, tít. I, lib.8.

Mandamos a los Fiscales de las Audiencias de Lima y México y Santa Fe,


que respondan a todos los negocios de que nuestros contadores de cuentas le
dieren traslado, pidiendo y alegando lo que tuvieren por mas conveniente.

Ley XII: Que los Fiscales defiendan los pleitos de Hacienda Real,
que pasaren ante Oficiales Reales, y puedan ser citados
para ello.

D. Felipe II en San Lorenzo a 1 de junio de 1574. Y en Arroyo


del Puerco a 8 de marzo de 1583.
Don Felipe IV en Madrid a 12 de octubre de 1625. Y a 10 de
septiembre de 1630.

En todos los pleitos, que se ofrecieren de nuestra Real Hacienda ante Ofi-
ciales Reales, se muestre parte los Fiscales de las Audiencias, y la defiendan, y
hagan su oficio, sin poner dificultad, ni otro ningún impedimento: y asimismo
lo hagan en todos los dichos negocios en los casos que fueren citados por los
Oficiales Reales, con el cuidado y diligencia, que a nuestro Real Servicio, y
buen cobro de nuestra hacienda conviene.
Otro sí. Ordenen a sus solicitadores, que acudan a ellos con mucho cuidado,
y les noten las peticiones, y hagan las demás advertencias convenientes.

Ley XIII: Que los Fiscales se muestren partes en los pleitos de Ha-
cienda Real, que fueren en grado de apelación de Oficiales
Reales.

D. Felipe II en Badajoz a 11 de noviembre de 1580. Y D. Felipe


IV en Madrid a 4 de agosto de 1616.

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Carmen Celeste Ramírez Báez

Los Fiscales salgan a todos los pleitos y negocios tocantes a Hacienda Real,
que en grado de apelación de los autos y procedimientos de los Oficiales Reales
fueren a las Audiencias, hasta que sean fenecidos y ejecutoriados, y lo proveído
sea llevado a debida ejecución

Ley XIIII /XIV/: Que los Fiscales sigan los pleitos de condenaciones he-
chas por los Fieles Ejecutores, aplicadas a la Cámara, si
se apelare para las Audiencias.

D. Felipe II de Madrid a 18 de mayo de 1572. D. Felipe III


a 23 de mayo de 1607.

Conviene al buen gobierno de las ciudades, cobranza de las condenaciones


aplicadas a nuestra Real Cámara, que cuando se apelare para las Audiencias de
las condenaciones, que hicieren los fieles ejecutores a algunos mercaderes, y
regatones, de lo que compran y venden contra ordenanza, sigan nuestros Fisca-
les las dichas causas, para que no se queden por determinar, y administrándose
justicia no sea perjudicada la Real Hacienda. Y mandamos a las Audiencias y
Fiscales, que así lo hagan, cumplan y ejecuten.

Ley XV: Que en pleitos de acreedores, en que la Real Hacienda sea


interesada, salga el Fiscal, y se le guarde su privilegio.

D. Felipe IV en Madrid a postrero de diciembre 1616.

Siempre que nuestra Real Hacienda fuere interesada en algún pleito de


acreedores, que pasare ante los Jueces Ordinarios por derecho, que nos perte-
nezca. Mandamos, que salga a él nuestro Fiscal, y que se le guarde privilegio,
que por derecho se le debe.

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

Ley XVI: Que el Fiscal salga a los pleitos que resultaren de cuentas
de Oficiales Reales.

D. Felipe II en San Lorenzo a 1 de junio de 1574.

Mandamos, que en todos los pleitos, que se ofrecieren ante contadores, que tomen
cuenta sobre Hacienda Real, en virtud de nuestras ordenes y comisiones a Oficiales
Reales, salgan los Fiscales de las Audiencias, y hagan las defensas convenientes.

Ley XVII: Que el Fiscal se halle a las almonedas de Hacienda Real.

El Emperador D. Carlos y la Emperatriz G. En Valladolid a


31 de julio de 1536. Don Felipe II en la Ordenanza 60. de
Audiencia de 1573.

En todas ocasiones que se hubiere de vender por los Oficiales Reales al-
guna cosa de nuestra Hacienda, donde hubiere Audiencia, se halle presente,
juntamente con ellos, el Fiscal, a la venta y remate. Y mandamos a los Oficiales
Reales, que no vendan ninguna sin esta calidad.

Ley XVIII: Que los Fiscales de Santo Domingo y Filipinas se hallen a


las visitas de Navíos con los Oficiales Reales, y no conozcan
de las causas.

D. Felipe II en Monzón de Aragón a 25 de septiembre de 1563.


Y en capítulo de carta de 1570. Y en Arroyo del Puerco a 8 de
marzo de 1582. D. Felipe III en San Lorenzo a 21 de septiem-
bre de 1612. Y en Mérida a 4 de mayo de 1619.

Ordenamos y mandamos, que los Fiscales de nuestra Reales Audiencias de


Santo Domingo y Filipinas, se hallen, juntamente con los Oficiales Reales, a

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Carmen Celeste Ramírez Báez

las visitas de los navíos, que entraren en aquellos puertos, y salieren para estos
Reinos, o los de la Nueva España: denuncien lo que llevaren, o trabajaren, de-
más de la permisión: pidan se aplique a nuestra Hacienda, y que los culpados
sean castigados con rigor de derecho, y no consientan que los navíos vuelvan
sobrecargados, ni se entrometan en conocer de ninguno de los negocios, que de
ellas resultaren, ni en mas de lo referido.

Ley XIX: Que los Fiscales defiendan la Real Hacienda, y contradigan


el cumplimiento de libranzas en la Caja.

D. Felipe II en Madrid a 17 de enero de 1578.

Nos tenemos proveído y mandado a los Virreyes y Audiencias de las Indias,


que no den libranzas sin nuestra orden expresa en las Cajas Reales, y a nuestros
oficiales, que los susodichos libren algunas cantidades, no cumplan sus órde-
nes, ni libranzas. Y porque nuestra voluntad es, que precisa y puntualmente se
guarde y ejecute. Mandamos a los Fiscales de las Audiencias, que cuando se
hicieren estas libranzas en las Cajas Reales, contra lo proveído por Nos, salgan,
y se muestren partes, luego que les fuere avisado por los Oficiales Reales, o de
cualquiere suerte llegare su noticia, y hagan todas las diligencias convenientes,
para que no se cumplan, y sea guardado y ejecutado lo proveído por Nos en esta
razón.

Ley XX: Que los Fiscales envíen al Consejo copias y relaciones de los
acuerdos de Hacienda.

D. Felipe II en San Lorenzo a 18 de agosto de 1595. D Felipe


III en El Pardo a 27 de febrero de 1620.

Los Fiscales de nuestras Audiencias, donde conforme a lo dispuesto se de-


bieren hacer, y hicieren Acuerdos de Hacienda, envíen al Consejo copias de los

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

Acuerdos generales, que hacen los virreyes, con asistencia de oidores, fiscales
y oficiales reales, para gastos, que parece necesario se hagan de nuestra Real
Hacienda, y tengan particular cuidado de enviarlas con toda claridad, para que
conste lo resuelto en ellos, y hagan una relación de todo los demás que se tratare
y determinare en los Acuerdos, donde pongan por su propia mano lo tratado y
determinado en cada día, o lo encarguen al Escribano, que allí asistiere, y en
cada año envíen una copia a nuestro Consejo, para que sepamos y entendamos lo
que se hace en aquellos Acuerdos, y qué utilidades resultan. Y mandamos a los
Virreyes y Presidentes, que la ejecución tengan continuo y especial cuidado.

Ley XXI: Que en cada un año se envié al Consejo relación de los plei-
tos sobre Hacienda, en que el Fiscal sea actor, y se determi-
nen con brevedad.

D. Felipe II de Madrid a 15 de diciembre de 1567. D. Felipe


III en Lerma a 5 de junio de 1610.

Mandamos, que en fin de cada un año los presidentes, o en su ausencia los


oidores más antiguos con los fiscales de nuestras Reales Audiencias manden
hacer, y que se haga con efecto, y nos envíen en todas las ocasiones de viajes a
estos Reinos, relación muy particular y puntual de los pleitos fiscales, que hu-
biere, en que por nuestro Real Fisco sea actor el Fiscal, y nos pueda pertenecer
cualquiera hacienda y maravedis por comisos y condenaciones o por otro cual-
quier derecho, prefiriendo la calidad y cantidad sobre que son, o pueden ser, y
el estado en que estuvieren, todo con mucha distinción, para que le mandemos
ver, y le entienda el cuidado y cuenta que en esto tienen y provean, que en los
pleitos fiscales pendientes se haga lo que convenga, y sean determinados sin
alguna dilación.

Ley XXII: Que el Fiscal prefiera en asiento a los Oficiales Reales en las
Almonedas.

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Carmen Celeste Ramírez Báez

D. Felipe II y la Princesa G. en Valladolid a 5 de septiembre


de 1556.

Los fiscales de nuestras Reales Audiencias prefieran en asientos en las al-


monedas a los Oficiales Reales.

Ley XXIII: Que los Fiscales tomen la voz de las causas concernientes a
la ejecución de la Justicia.

D. Felipe II en la Ordenanza 94 de Audiencias de 1532. Y D.


Felipe IV en esta Recopilación.

Ordenamos y Mandamos, que los Fiscales de las Audiencias tomen la voz,


y interpongan su oficio en los pleitos y causas concernientes a la ejecución de
nuestras Real Justicia, cuando se apelare de los Corregidores, y de otros jueces.

Ley XXIIII: /XXIV/: Que los Fiscales tengan cuidado de que se ejecute lo
proveído sobre el tratar y contratar los Ministros.

D. Felipe III en Madrid a 9 de marzo de 1620.

Porque está ordenado lo que ha parecido conveniente para remedio de los


excesos, que ha habido en negociaciones, tratos, y contratos de Ministros, y
sus criados y allegados. Mandamos a los Fiscales de nuestras Audiencias, que
tengan particular cuidado del cumplimiento y ejecución de lo proveído, pidien-
do lo que convenga, si supieren, o entendieren, que se contraviene a alguno, o
algunos de los casos contenidos en las Leyes, que desto /sic/ tratan.

Ley XXV: Que los Fiscales contradigan las prorrogaciones de los Co-
rregimientos.

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

D. Felipe III en Madrid a 16 de enero de 1619.


Veáse con la ley 61, título 2, libro 3, con la ley 9, título 26, libro 8.

Ordenamos a los Fiscales de Audiencias, cuyos Presidentes fueren Virreyes, o


tuvieren el gobierno superior de la tierra, que tengan particular ciudadano de con-
tradecir las prorrogaciones de los oficios, que fueren a provisión de los virreyes
y presidentes, de forma, que por ningún caso por ellas, ni por tácita, ni expresa
disimulación, ninguna de las personas nombradas por los Virreyes y Presidentes
sirva mas tiempo del que se le permite, conforme a leyes y ordenanzas; y si para
la ejecución y cumplimiento de lo sobredicho fuere necesario que las Audiencias
provean y ordenen alguna cosa, acudan a ellas, para que así lo hagan.

Ley XXVI: Que los Fiscales procuren saber si los que han comprado
oficios han llevado confirmación.

D. Felipe II en San Lorenzo a 31 de mayo de 1596.

Conviene saber y entender si las personas que han comprado los oficios,
que se han beneficiado por nuestro mandado, han llevado y tienen de Nos con-
firmaciones dentro del término, que se les ha ordenado. Mandamos, que los Fis-
cales hagan diligencia en pedir a todas las personas, que hubieren comprado los
oficios, que manifiesten las confirmaciones, y no manifestando, pidan, que sea
apremiados a que los dejen, o lo que mas conviniere a nuestra Real Hacienda.

Ley XXVII: Que los Fiscales procuren que se acaben los pleitos de resi-
dencias y renunciaciones de oficios.

D. Felipe III en San Lorenzo a 18 de octubre de 1607.

Es importante a nuestro Real Servicio, que se fenezcan y acaben con brevedad


todos los pleitos y causas, que estuvieren por sentenciar y determinar de nuestras

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Carmen Celeste Ramírez Báez

Audiencias, y especialmente los que tocan a residencias de Jueces Ordinarios, y a


renunciaciones de oficios. Y mandamos a los Fiscales de ellas, que tengan particu-
lar cuidado de hacer las diligencias necesarias, para que se acaben y determinen.

Ley XXVIII: Que los Fiscales envíen testimonio de las residencias, que se
vieren en las Audiencias.

D. Felipe IV en Madrid a 11 de octubre de 1635.

Mandamos a los Fiscales, que todos los años envíen al Consejo testimonios
de las residencias de los Gobernadores, Corregidores, Alcaldes Mayores, y to-
dos los demás Ministros de Justicia, que son a provisión de nuestros Virreyes, o
Presidentes, y se hubieren visto en las Audiencias, refiriendo la sentencia, que
con cada uno se hubiere pronunciado, y las penas y condenaciones impuestas,
y si ha cumplido con el tenor de la sentencia, para que anotado y prevenido
en las relaciones, puestas en las Secretarías del Consejo de servicios, partes y
calidades de los pretendientes, cuando se hicieren las proposiciones de oficios,
que nos proveemos, y en todo tiempo, conste de los méritos de cada uno, y se
proceda con el acierto y ajustamiento, que conviene.

Ley XXIX: Que los Fiscales defiendan la jurisdicción y Hacienda Real,


y el Patronazgo, y pidan, que se castiguen los pecados pú-
blicos, y den cuenta de todo.

D. Felipe II en la Ordenanza 84 de 1563. En Toledo a 25 de


mayo de 1596. Ord. 92 de Audiencias.

Ordenamos a los Fiscales, que tengan gran cuidado de la defensa y conver-


sación de la jurisdicción, Patronazgo y Hacienda Real, y castigo de pecados
públicos, y de darnos cuenta con particular relación de todo lo que en esto hu-
biere, y de cuanto más convenga a nuestro Real servicio.

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

Ley XXX: Que los Fiscales sigan las causas de inmunidad, y otras, ante
jueces eclesiásticos, por sus personas, o las de sus agentes.

D. Felipe III en Madrid a 3 de junio, y en San Lorenzo a 14 de


agosto de 1620.

Los Fiscales de nuestras Reales Audiencias sigan las causas, que pasan ante los
Ordinarios, y otros jueces eclesiásticos, sobre inmunidades de las Iglesias, y otros
cualesquier negocios y pleitos, por sus mismas personas, o las de sus Solicitadores
fiscales, con que firmen las peticiones en las cosas y casos que les tocare, o las rubri-
quen.

Ley XXXI: Que cuando los Obispos proveyeren sobre lo contenido en


esta ley, el Fiscal use del remedio, que hubiere lugar de de-
recho.

D. Felipe IV en Madrid a 26 de septiembre de 1623.

Cuando se ofrecieren casos en que los Obispos reserven en si las confesio-


nes y absoluciones sacramentales de los Alcaldes Mayores, Corregidores, Jus-
ticias y Ministros de sus distritos, o otros semejantes. Mandamos, que el Fiscal
de la Audiencia del Distrito de presente en la Audiencia, y use del remedio, que
hubiere lugar de derecho.

Ley XXXII: Que los Fiscales pidan lo que convenga sobre donaciones de
Clérigos a sus hijos, y tratos y contratos.

D. Felipe III en Arada a 17 de julio de 1610.

A los Fiscales toca por la obligación de sus oficios pedir lo que convenga,
sobre las donaciones que los clérigos hicieren a sus hijos y que lo hubieren ad-

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Carmen Celeste Ramírez Báez

quirido en tratos y contratos, y ganancias, que en ellos hubieren tenido contra


lo dispuesto por los Concilios Provinciales. Y mandamos, que así lo hagan,
cumplan y ejecuten con todo el cuidado y la solicitud necesaria.

Ley XXXIII: Que los Fiscales procuren se ejecute lo dispuesto contra ca-
sados en estos Reinos, que residieren en las Indias.

D. Felipe II en 26 de mayo de 1573.

Mandamos, que los fiscales hagan instancia con mucho cuidado en que se
cumpla y ejecute lo que ésta mandado acerca de que los casados, que estuvie-
ren en las Indias sin sus mujeres, vengan a hacer vida con ellas, y sigan las
causas, que sobre esto se movieren, para que se fenezca con brevedad.

Ley XXXIIII /XXIV/: Que los Fiscales sean protectores de los Indios, y los
defiendan y aleguen por ellos.

D. Felipe II en Monzón de Aragón a 6 de septiembre de 1563.


Y en la Ordenanza 81 de Audiencias de este año en Madrid a
8 de enero de 1575. Allí a 23 de junio de 1587. Y en la Ord. 93
de Aud. De 1596. D. Felipe IV en esta Recopilación.

Los Fiscales de nuestras Reales Audiencias sean protectores de los Indios,


y los ayuden y favorezcan en todos los casos y cosas, que conforme a derecho
les convenga, para alcanzar justicia, y aleguen por ellos en todos los pleitos ci-
viles y criminales de oficio y partes, con españoles demandando o defendiendo
y así lo den a entender a los Indios, y en los pleitos particulares entre Indios,
sobre hacienda, no ayuden a ninguna de las partes, y en las Audiencias donde
hubiere Protectores generales, Letrados y Procuradores de Indios, se informen
como los ayudan, para suplir en lo que faltare, y coadyuvarlos, si les pareciere
necesario.

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Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

Ley XXXV: Que siendo el pleito de Indio con el Fisco, se provea perso-
na, que defienda al Indio.

El Emperador D. Carlos y el Príncipe G. en Valladolid a 13 de


febrero de 1554.

En caso que el fiscal siga pleito contra algún Indio, y no hubiere Protector,
o los Procuradores estuvieren impedidos, porque concurren al pleito otros liti-
gantes, nombre la Audiencia a una persona, la que hallare mas a propósito para
su defensa.

Ley XXXVI: Que cuando para dar tierras se citaren los interesados, se
cite al Fiscal por los Indios.

D. Felipe II en Aranjuez a 24 de mayo de 1171.


Y D. Felipe IV en esta Recopilación.

Deseamos, Que los Indios sean en todo relevados, y bien tratados, y no


reciban alguna molestia, daño, o perjuicio en sus personas, o hacienda. Y man-
damos, que en todos cuantos casos y ocasiones se ofrecieren de enviar a hacer
información, sobre si resulta perjuicio contra algunas personas para conceder
tierras de labor, o pastos, o otros efectos, los Virreyes, Presidentes u Oidores
hagan citar a los que verdaderamente fueren interesados, y a los Fiscales de
nuestras Reales Audiencias, por lo que tocare a los Indios, para que todos los
susodichos, y cada uno, puedan hacer sus diligencias, y alegar su derecho con-
tra cualquier agravio, que en su perjuicio pudiere resultar.

Ley XXXVII: Que los Fiscales tengan por obligación particular el acudir
a la libertad de los Indios.

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Carmen Celeste Ramírez Báez

El Emperador D. Carlos y el Príncipe en Valladolid a 11 de


agosto de 1553. D. Felipe IV en esta Recopilación. Véase la
I.10, tít. 2, lib. 6.

Ordenamos y mandamos a los Fiscales, que visto y entendido lo que cer-


ca de la libertad de los Indios está dispuesto, tengan muy grande y particular
cuidado de reclamar en las Audiencias universalmente la libertad de todos los
indios, e indias, de cualquier calidad que sean, o estén debajo de servidumbre,
o color de esclavitud, así de los que residen en las casas y servicio de los espa-
ñoles, como en sus estancias, minas, granjerías, labores, haciendas, y en otra
cualquier parte donde se hallaren detenidos, y sin su natural libertad, y para
que la gocen, y cese aún el menor perjuicio en materia de tan grave escrúpulo,
se informen con mucha particularidad de las partes y lugares donde estuvieren,
y del número de ellos, sigan y prosigan sus causas sobre la libertad, hasta las
fenecer y acabar: y en caso que los indios, e indias fuere necesario ser decla-
rados por libres, les hagan saber y entender, que lo son, y dar y librar todos los
despachos, que convengan, para que puedan hacer y disponer de sus personas
lo que quisieren, y por bien tuvieren, como libres y no sujetos a alguna especie
de servidumbre, y los dichos Fiscales hagan y sigan estos pedimentos y causas
de oficio en nombre de los indios, sin que ellos lo pidan, digan, ni hagan alguna
diligencia mas de las que los Fiscales hicieren, de forma, que ningún indio, ni
india, deje de conseguir y conservar libertad.

Ley XXVIII: Que los Fiscales no acusen sin delator, si no fuere en hecho
notorio, y no afiancen de calumnia.

D. Felipe II en la Ordenanza 83 de 1563.


D. Felipe IV en Madrid a 2 de abril de 1637.

Mandamos, Que los Fiscales no acusen sin preceder delator; salvo en he-
cho notorio, o cuando fuere hecha pesquisa. Y declaramos, que saliendo por

187
Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

si solos, o coadyuvando al delator, debe afianzar, no tienen obligación de dar


fianza de calumnia y costas, y que el delator debe afianzar, conforme a derecho,
aunque nuestro Fiscal le asista y coadyuve.

Ley XXXIX: Que los Fiscales pidan memoria de los testigos que se han
de ratificar, y los Escribanos se la den.

D. Felipe II en la Ordenanza 147 de 1563.

Los Fiscales sean obligados, cuando los pleitos criminales se recibieren a


prueba, de pedir memoria a los Escribanos de las Audiencias, de los testigos
para ratificar dentro de tercero día: y el día siguiente, después que la pidieren,
los Escribanos se la den, pena de cuatro pesos.

Ley XXXX /XL/: Que los pleitos Fiscales se vean en las Audiencias con
cuidado todos los días, y los Ministerios sean diligentes en
su despacho.

D. Felipe IV en Madrid a de junio de 1621.

Ordenamos, Que se continúe lo dispuesto por la Ordenanza, en cuanto al


despacho de los pleitos fiscales, y que esto sea con mucha puntualidad, por ser
muchos los que suelen retardar, y no pudiéndose cómodamente despachar los
Miércoles, siendo necesario ocupar más días y horas, se haga de forma, que se
prosigan, fenezcan y acaben, y que los Relatores los antepongan a todos los
demás, y sí fueren negligentes en la prevención y despacho, el Presidente de
la Audiencia, a pedimento del Fiscal, los multe, hasta privación de oficio: y
porque en la tela judicial, y en el substanciar estos pleitos puede haber inteli-
gencias y dilaciones, encargamos y mandamos a los Presidentes, que una tarde
de las del Acuerdo, u otro día desocupado, ordene se haga relación del estado,
hasta que se concluyan y pongan en poder del Relator en el artículo que hubiera

188
Carmen Celeste Ramírez Báez

lugar de derecho, de forma, que en el substanciar y determinar las causas haya


la brevedad que conviene, y el Fiscal, conforme a la Ordenanza, vaya haciendo
diligencias con el Presidente, en razón de darle noticia de los pleitos fiscales,
según es obligado: y que asimismo como el Presidente ha de proceder contra
los Relatores negligentes, lo haga contra los Escribanos de Cámara, y Oficiales,
que en lo susodicho fueren remisos.

Ley XXXXI /XLI/: Que cuando los Fiscales recusaren a los Jueces hagan
los depósitos, conforme a esta Ley.

D. Felipe II en Camarena a 2 de junio de 1579.


D. Felipe IV en Madrid a 1 de diciembre de 1625.

Mandamos, que en todos los pleitos, que nuestros Fiscales recusaren a los
Presidentes, Oidores, o Alcaldes, juren y prueben las causas como las demás
partes, y hagan el depósito, conforme a las Leyes, de las penas de Cámara,
pero si el pleito fuere sobre Hacienda Real, es nuestra voluntad, que le puedan
hacer de cualquiera hacienda nuestra, que hubiere y estuviere en poder de los
Oficiales Reales, a los cuales ordenamos y mandamos, que den y paguen lo que
fuere necesario para los depósitos, cuando los Fiscales se lo ordenaren.

Ley XXXXII /XLII/: Que los Ministros y Fiscales escriban al Rey con dis-
tinción y particularidad, excusando generalidades.

D. Felipe III en San Lorenzo a 14 de agosto de 1620.

Cuando los Ministros y Fiscales de nuestras Reales Audiencias nos escri-


bieren sobre las materias de su cargo, no usen de términos y palabras generales,
sino particulares y especiales, y con tal distinción y inteligencia y fundamentos,
que se pueda poner en cada punto el remedio, que convenga, y no se embaracen
en escribir los casos ordinarios en que las Audiencias, haciendo justicia, hubie-

189
Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

ren proveído, y estuviesen fenecidos, si no fuere concurriendo alguna novedad


tan grande, o otra especialidad de las dispuestas por derecho, por donde se pue-
da revocar la cosa juzgada, o en caso que sea de gobierno proveerse lo que mas
convenga, y guardando esta orden nos avisen de todo lo que se ofreciere digno
de nuestra noticia, o de mas especial provisión, o despacho.

Ley XXXXIII /XLIII/: Que los Fiscales envíen cada año relación de los
casos graves, que se ofrecieren.

D. Felipe IV en Madrid a 7 de junio de 1621.

Los Fiscales nos envíen en cada un año relación de las cosas y casos graves,
que se ofrecieren en las Audiencias de sus distritos.

Ley XXXXIIII /XLIV/: Que antes de dar cuenta el Rey los Fiscales en
casos graves, y de gobierno, acudan a los Virreyes, Presi-
dentes, o Audiencias.

D. Felipe III en Lisboa a 14 de agosto de 1619. D. Felipe IV


en Madrid a 13 de septiembre de 1627. Y en Aranjuez a 11 de
mayo de 1654.

Ordenamos y mandamos a los Fiscales, que antes de escribir y darnos cuen-


ta en lo tocante a casos graves, o medios, que se les ofrecieren, para el mejor
gobierno de aquellas Provincias, o otras cualesquier materias en que se deba
proveer, acudan a los Virreyes, Presidentes, o Audiencias, y les propongan y
representen lo que pareciere digno de remedio, y todo lo que fuere mas conve-
niente a nuestro Real Servicio, para que habiéndolo conferido y comunicado los
Virreyes y Presidentes con las Audiencias, o con otros Tribunales, o Ministros,
nos informen y den cuenta de lo que conviniere resolver en nuestro Consejo,
y con entera noticia se excuse la retardación, que ocasiona enviar por nuevos

190
Carmen Celeste Ramírez Báez

informes; y si estas diligencias hachas por escrito no aprovecharen, en tal caso


los Fiscales no den aviso, y envíen los recaudos, que fueren menester, para que
mandemos proveer del remedio necesario.

Ley XXXXV /XLV/: Que los Fiscales no lleven asesoría de los pleitos que
sentenciaren en discordia.

D. Felipe III en Madrid a 20 de septiembre de 1607.

Es nuestra voluntad, que cuando a los Fiscales se remitieren algunos pleitos


en discordia, en que no son partes, no lleven derechos de asesoría como los
demás Letrados, porque tienen salario nuestro.

Ley XXXXVI /XLVI/: Que donde no hubiere Fiscales, los Factores de la


Real Hacienda hagan las probanzas tocantotes al Fiscal del
Consejo.

El Emperador D. Carlos y el Príncipe D. Felipe en su nom-


bre en Valladolid a 7 de agosto de 1648. Véase la I. 37 tit.. 4
lib.8.

Si el Fiscal del Consejo se le ofreciere tener necesidad de hacer probanzas,


y otras diligencias en las Indias. Mandamos, que los Factores de nuestra Real
Hacienda, donde no hubiéremos proveído de Fiscales, entiendan en esto con
todo cuidado y diligencia, y envíen respuesta de lo que se obrare en los nego-
cios, sobre que el Fiscal les escribiere, en que no pongan excusa, ni dilación,
que así conviene a nuestro Real Servicio.

Ley XXXXVII /XLVII/: Que siendo necesario solicitador Fiscal, se nom-


bre, como se ordena.

191
Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

D. Felipe II Ordenanza 91 de audiencias en Toledo a 25 de mayo


de 1596. D. Felipe III en Ventosilla a 15 de octubre de 1603.

Conforme a la calidad y cantidad de negocios fiscales, que hubiere, si pare-


ciere conveniente, que cada Fiscal de nuestras Audiencias tenga un Solicitador,
como la tienen los Fiscales de nuestros Consejos y Audiencias. Mandamos, que
le pueda tener, y no mas, cuyo nombramiento se haga en la forma y por quien
se acostumbra, y con la moderación de salario que pareciere a Presidente y
Audiencia, los cuales se le pueden señalar.

Ley XXXXVII I /XLVIII/: Que el salario de los Solicitadores Fiscales se


pague de gastos de Justicia y Estrados.

D. Felipe II en Madrid a 16 de mayo de 1573. D. Felipe III en


San Lorenzo septiembre de 1611. Y en Madrid a 23 de marzo
de 1620.

Es nuestra voluntad que el salario de los Solicitadores-fiscales se pague de


gastos de Justicia y Estrados, y a falta de estos dos géneros, de penas de Cá-
mara, con que habiendo después efectos de gastos de Estrados, se satisfaga, y
pague a las penas de Cámara, lo que de ellas se hubiere suplido.

/Otras/:

Ley XXII: Que los Fiscales de las Audiencias Reales no sean asesores
del Santo Oficio, y puedan ser Consultores.

D. Felipe II en Madrid a 10 de noviembre de 1634.

Ordenamos y mandamos, que ninguno de los Fiscales de nuestras Reales


Audiencias pueda ser, ni sea Asesor del Santo Oficio de la Inquisición, y permi-

192
Carmen Celeste Ramírez Báez

timos, que puedan ser Consultores; pero no por esta causa, ni otra alguna dejen
de asistir con la Audiencia en todos los actos y concurrencias, que se ofrecieren
con el Tribunal de la Inquisición, o sus Comisarios y nuestros Virreyes, Presi-
dentes y Oidores lo hagan cumplir y ejecutar.

Ley XXVI: Que los Acuerdos tengan días señalados, y conviniendo ha-
cerse en otros, se llame al Fiscal.

D. Felipe II en Madrid a 7 de julio de 1572. En Mentrida a 21


de mayo de 1577. D. Felipe III a 2 de mayo de 1607.

Ordenamos que se hagan los Acuerdos en los días diputados y señalados


para ellos, y no en otros: y cuando por causa necesaria convenga hacerse algu-
nos extraordinario, no se haga sin llamar al nuestro Fiscal de la Audiencia, para
que se halle presente.

Ley XXVIII: Que en el Acuerdo no esté persona, que no tenga voto sino
el Fiscal.

El Emperador D. Carlos y la Emperatriz C. año de 1530. D.


Felipe II en Aranjuez a 23 de mayo de 1607.

En el Acuerdo de las sentencias no estén los Relatores, Escribanos, ni otra


persona, que no tenga voto por si mismo, si no fuere el Fiscal; pero los Oidores
puedan llamar al Relator, para que ordene lo que hubieren acordado en la cau-
sa, que él hubiere referido, o al Escribano, para que la escriba, porque se guarde
el secreto, hasta que la sentencia se pronuncie.

Ley XXIX: Que en vacante del Fiscal sirva el oficio el Oidor más mo-
derno de la Audiencia.

193
Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

D. Felipe IV en Madrid a 7 de diciembre de 1639.

Ordenamos y mandamos, que en todos los casos de vacantes de Fiscal su-


pla por él, y haga su oficio, durante la vacante, el Oidor mas moderno de la
Audiencia, donde sucediere, habiendo en ella suficiente número de Jueces para
la expedición y despacho de los negocios fiscales, y de parte, de fuerte, que el
Oidor no haga falta en ellos, y así se observe general y uniformemente en todas
nuestras Audiencias de las Indias.

Ley XXX:
Que el Oidor mas moderno, que hiciere oficio de Fiscal pre-
ceda a los Alcaldes del Crimen, y excuse al ir a su Sala.

D. Felipe IV en El Pardo a 12 de enero de 1650.

El Oidor, que por mas moderno no hiciere oficio de Fiscal de lo Civil en las
Audiencias de Lima y México, ha de preferir en todas las Juntas al Alcalde
del Crimen mas antiguo, y a los demás: y porque no concurran en la Sala del
Crimen, cuando se vea en ella algún negocio en discordia, o por otra causa o
accidente, se ha de excusar de ir a la Sala, y para estos casos nombre el Virrey
un Abogado, que en ella defienda a la parte de nuestro Real Fisco.

Ley XLV: Que los Virreyes, consulten en los Acuerdos las materias ar-
duas, y si las partes recurrieren a la Audiencia, sobresean.

El Emperador D. Carlos y el Príncipe G. en Valladolid a 18


de diciembre de 1553. D. Felipe II en la dicha Instrucción de
1597, cap. 70. D. Felipe III en Madrid a 17 de marzo de 1619.

Es nuestra voluntad que los Virreyes solo provean y determinen en las ma-
terias de gobierno de su jurisdicción; pero será bien que siempre comuniquen
con el Acuerdo de Oidores de la Audiencia donde presiden, las que tuvieren

194
Carmen Celeste Ramírez Báez

los Virreyes por mas arduas e importantes para resolver con mejor acierto, y
habiéndolas comunicado, resuelvan lo que tuvieren por mejor, y si las partes
interpusieren el recurso, que conforme a derecho les pertenece, para ante las
Audiencias, sobresean en la ejecución, si por las leyes de este libro no se excep-
tuaren algunos casos especiales, hasta que visto en ellas, se determine lo que
fuere justicia.

Ley LXI: Que los Oidores y Fiscales de Santo Domingo no carguen


frutos, y de lo que se les llevare paguen los derechos.

D. Felipe IV en Madrid a 27 de marzo de 1619.

Sin embargo de un capítulo de Cédula del señor Emperador Don Carlos


nuestro bisabuelo, su fecha en dos de Mayo de mil quinientos y cincuenta, por
la cual esta permitido a los Oidores de nuestra Real Audiencia de Santo Domin-
go, que se les envíe de estos Reinos en retorno de lo procedido de algunos fru-
tos de aquella Isla, lo que han menester para sus casas, sin pagar derechos por
el perjuicio y daño, que de esto se sigue, hemos proveído, que se les paguen sus
salarios en dinero. Y mandamos, que el Presidente no consienta a los Oidores,
ni Fiscales de ella, que carguen para estos Reinos de los dichos frutos, y que de
todo lo que llevaren paguen los derechos, que justamente debieren, como ge-
neralmente está prevenido, respecto de los demás Ministros de nuestras Reales
Audiencias.

Ley XXVI: Que los Relatores y otros Ministro no lleven derechos a los
Fiscales.

D. Felipe II en Toledo. Ord. 190.

Mandamos, que los Relatores no lleven derechos a nuestros Fiscales, ni


a quien su poder hubiere, en las causas fiscales, que ante ellos pasaren: y asi-

195
Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

mismo no lo lleven los Corregidores, Alcaldes mayores, y otras cualesquier


Justicias, Alguaciles, Marinos, Escribanos, y otros oficiales en las ejecuciones,
que se hicieren en bienes y maravedis, que se aplicaren a nuestra Real Cámara,
o en otros negocios, de cualquier calidad que sean, y el que lo contrario hiciere
incluya en pena de cuarenta pesos para los Estrados de la Audiencia, y devolver
lo que hubieren llevado, con el doblo para nuestra Cámara.

Ley XXVII: Que los Relatores no lleven derechos a las partes condena-
das costas por lo tocante a los Fiscales.

D. Felipe II en Toledo. Ord. 201. /25 mayo 1596/.

Los Relatores no lleven derechos en pleitos y causas civiles y criminales, ni


los pongan en el memorial, que de ellos se diere, ni los cobren de los que fueren
condenados en costas por la parte que toca a los Fiscales, so la pena contenida
en la ley antecedente.

Ley XXVIII: Que los Relatores despachen los pleitos de los Indios con
brevedad y moderados derechos.

D. Felipe II en Toledo de 25 de mayo de 1596/ Ordenanza 222


de Audiencia de 1596.

Débese ejecutar, que los pleitos de Indios lleguen a estado de verse por Re-
lator: y en caso que sea preciso, mandamos a los Relatores, que los despachen
brevemente, y le lleven los derechos moderados a la Ley 25, título 8, libro 5.

Ley LII: Que los Escribanos de Cámara no cobren derechos por la


parte del Fisco, aunque la contraria sea condena en ellos.

D. Felipe II en las Orden. 124 y 186 de Audiencia de 1563.

196
Carmen Celeste Ramírez Báez

Mandamos, que los Escribanos de Cámara y Salas del Crimen no lleven


derechos de los pleitos fiscales, que se siguieren en nuestras Reales Audiencias
por la parte que toca a los Fiscales, con cualesquier personas, aunque se dé
sentencia a favor de los Fiscales, con condenación de costas, ni las pongan en
el memorial, ni las cobren de los reos condenados; porque los Fiscales no las
han de dar, ni pagar, pena de cuarenta pesos al que lo contrario hiciere, para los
Estrados de la Audiencia, y de volver lo que llevaren, con el doblo, para nuestra
Cámara.

Ley LIII:
Que los Escribanos no lleven derechos a los Fiscales de con-
denaciones aplicadas a la Cámara.

D Felipe II. Ord. 138 de Aud. de 1596.

Los Escribanos guarden lo proveído, y no lleven derecho a nuestros Fisca-


les, ni a otras personas en su nombre, aun en caso que la condenación sea para
nuestra Cámara, ni la ejecución, que esto se hiciera.

FUENTES CONSULTADAS

a) Fuentes Documentales

Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias. Madrid: Ivlian de Paredes, 1681. Tomo Primero, Libro
18. Edic. facsimilar: Madrid: Ediciones Cultura Hispánica, 1973.

197
Los Fiscales de las Audiencias y Cancillerías Reales

198
Normas para la elaboración
de los trabajos para la
Revista del Ministerio Público

199
200
Normas para la Elaboración de los Trabajos
para la Revista del Ministerio Público

1. Características de los trabajos

1.1. Temas
Los trabajos que serán publicados en la Revista del Ministerio Público,
deberán referirse a temas de actualidad, científicos-técnicos-jurídicos,
que constituyan un aporte inédito a la construcción de la cultura de paz y
el enriquecimiento de la cultura jurídica dentro de un espíritu didáctico y
democrático.

1.2. Requisitos
Los trabajos deberán incluir su título, temario y fuentes consultadas,
anexándose breve reseña curricular del autor, que incluya dirección postal,
institucional y/o electrónica.

1.3 Extensión y formato


Los artículos propuestos tendrán una extensión máxima de 10 páginas
en papel tamaño oficio, fuente Arial, tamaño 12, escritas a espacio y medio
(incluyendo notas, gráficos, cuadros y referencias bibliográficas).

1.4. Recepción
Los trabajos serán recibidos únicamente en el Instituto de Estudios Superiores,
ubicado en la Av. Urdaneta, Edif. Ministerio Público, piso 5, en versión impresa
y en diskette de alta densidad, en tamaño 3 1/2, para computadoras compatibles

201
IBM y formateados compatibles con Microsoft Word versión Office 2000 o
anteriores.

2. Normas metodológicas

2.1. Citas bibliográficas y notas explicativas

2.1.1. Las citas bibliográficas y notas explicativas se ubicarán al final


del artículo numeradas correlativamente. Se sugiere consultar las
fuentes primarias, siempre que sea posible.

2.1.2. En las citas bibliográficas se indicará:


● Apellido y nombre del autor
● Título de la obra
● Páginas consultadas
Ejemplo:
(1) ROSAS, Armando. Ideas Educativas de Simón Bolívar,
pp. 18-24.

2.1.3. Cuando se cita una obra más de una vez:


a) Si la nueva cita está inmediatamente a continuación de la
primera vez se escribe Íbidem, lo cual indica que se trata de la
misma obra anterior.
Ejemplo:
(11) Foray. L’Economie de la connaissance, p. 59 y sig.
(12) Íbidem o Íbid.

b) Si la nueva cita no está seguida de la primera vez, se escribe


el apellido del autor y a continuación Op. cit. señalando la
página consultada.

202
Ejemplo:
(11) Foray. L’Economie de la connaissance, p. 59 y sig.
.
.
.
(42) Foray. Op. cit. p. 123

2.2. Fuentes consultadas


Al final del trabajo se incorporará el listado de obras o fuentes
consultadas, ordenadas alfabéticamente y separadas de la siguiente
manera:
a) Fuentes bibliográficas: Libros, folletos, publicaciones periódicas
impresas bajo cualquier medio. Debe señalarse:
● Apellido y nombre del autor
● Título de la obra
● Nombre y apellido del traductor (si lo hay)
● Número de edición (si es una sola no se coloca),
● Ciudad donde fue publicada
● Editorial (o en su defecto el nombre de la imprenta),
● Año de publicación

Seguir los formatos de los ejemplos del Cuadro 1.

203
Cuadro 1 Ejemplos para referencias bibliográficas
a) Un sólo autor (1) ROSAS, Armando. Ideas Educativas de Simón Bolívar.
3ª. Ed. Caracas: Monte Ávila, 1996.

b) Dos autores (2) ALEXANDER, Carter y Burke, Arvid J. Métodos


con traductor de Investigación. Traducción de la 4ª. Ed. rev. por
Miguel Angel Piñero. Washington, Unión Panamericana. 1962.

c) Tres o más (3) HARKINS, William A., et al.


autores (basta
indicar el primero
seguido de et al.)

d) Autor corporativo (4) REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.


(organismos oficiales MINISTERIO PÚBLICO. Informe del Fiscal General de la
y privados) República. 1983. Caracas: Avilarte, 1984.
(5) REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.
Asamblea. Nacional. Ley Orgánica del Ministerio Público.
En Gaceta Oficial de la República de Venezuela, 5,262
E. 11/Sep./1998.
(6) AMERICAN LIBRARY ASSOCIATION. Clarification.
Chicago. 1947.

e) Artículo de una (7) COVA ARRIA, Luis. La Responsabilidad Civil derivada de


publicación los derrames de Hidrocarburos. En: Boletín de la Academia
periódica de Ciencias Políticas y Sociales. Caracas: 68(138):123-169
Ene./Dic.2001.

f) Artículos (8) MAZA ZAVALA, D.F. La Economía en un Año Complicado.


de Prensa En: El Nacional.23/07/1999 Caracas: A/8/.

g) Seudónimos (9) NERUDA, Pablo./NEPTALI REYES/ Canto General.


Santiago de Chile. 1945.

h) Cita sobre cita (10) ORLANDO, V. E. Principii di Diritto Administrativo. Ediz,


(solamente cuando de 1910, citado por POSADA, A., en Tratado de Derecho
no se logró el acceso Administrativo, 2dª Ed. Madrid, F. Suárez. 1928.
a la obra original)

i) Sentencias (11) REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. Tribunal


Supremo de Justicia. Sala Político Administrativa.
Sentencia Nº XXXXX del 07/07/07. Caracas.

204
b) Fuentes documentales: Documentos no impresos custodiados en
archivos.
Deben estar reseñados:
● Archivo al cual pertenece
● Año de consulta
● Sección contentiva del documento
● Documento
● Lugar
● Institución donde se encuentra el archivo
Ejemplo:
(21) ARCHIVO DEL CONGRESO, (1936). Diario de Debates de
la Cámara del Senado, Sesión del 23 de abril de 1936. Caracas,
Congreso Nacional.

c) Fuentes electrónicas: Páginas consultadas en Internet.


Debe señalarse:
● Apellido y nombre del autor
● Título de la obra o documento
● Nombre de la página web
● Lugar y fecha de publicación
● Fecha en que fue consultado
● Dirección electrónica
Ejemplo:
(1) CARROLL, Lewis. Alice’s Adventures in Wonderland. Texinfo
[Dormund, Germany]. Noviembre, 1994 [Citado 10 de febrero
de 1995]. Disponible en World Wide Web: http://www.germany.
eu.net/books/carroll/alice.html

3. Condiciones para la publicación


a) El autor recibirá cinco (5) ejemplares de la Revista del Ministerio Público
en el cual haya sido publicado su artículo.
b) El Ministerio Público no se hace necesariamente solidario respecto a
las opiniones emitidas por los autores, lo cual estará explícitamente
indicado en la publicación.

205

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