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PROGRAMA DE MAESTRIA EN PSICOLOGÍA

EDUCATIVA

COACHING PROFESIONAL

¿INFLUYE LA SOCIEDAD ACTUAL EN LAS EMOCIONES


VIOLENTAS DE LOS ADOLESCENTES?

DOCENTE: Dr. Gustavo Roca Velásquez

ESTUDIANTE:

Ormeño Vega, Ana Isabel

TRUJILLO- 2019
ÍNDICE

I. Carátula……………………………………………………………….i

II. Introducción……………………………………………………….1

III. Argumentación…………………………………………………..2

IV. Referencias Bibliográficas…………………………………..12


¿INFLUYE LA SOCIEDAD ACTUAL EN LAS EMOCIONES VIOLENTAS DE LOS
ADOLESCENTES?

Aunque parezca una pregunta simple de responder hoy en día es una de las grandes interrogantes
que nos planteamos ante una sociedad que está llena de violencia y diversos problemas sociales
que influyen de manera considerable en el actuar del adolescente moderno. A medida que el
conocimiento avanza y la tecnología se adhiere más al quehacer diario de todos los seres humano
facilitando muchas de sus actividades, también nos ha envuelto en un mundo lleno de agresividad
y malos hábitos; propiciando la falta control emocional en los jóvenes.

Es innegable que los tiempos han cambiado y que las actitudes, así como la forma de pensar y actuar
del adolescente del siglo XXI, no son las mismas de hace unas décadas atrás. Si a ello sumamos el
ímpetu y cambios característicos propios de su edad, muestra de su paso de la infancia a la adultez;
podemos también comprender por qué sus emociones son tan intensas, volubles y difíciles de
entender.

En mi calidad de docente he sido testigo de los cambios físicos, psicológicos y sociales por los cuales
atraviesan los jóvenes durante su estadía en los estudios secundarios, esto me ha permitido
conocer que no siempre la falta de control emocional está asociada a los cambios tecnológicos y/o
biológicos, sino también a otros factores relacionados al ámbito social. Esto se evidencia en el
actuar cotidiano de algunos estudiantes mostrando actitudes agresivas, poco tolerantes y algunas
veces depresivas; ocasionando un deficiente rendimiento académico.

Es importante destacar que la presente investigación pretende analizar si los adolescentes de hoy
en día, han alcanzado la madurez emocional para conllevar y responder de forma asertiva ante
cualquier situación problemática que se les pueda presentar en su vida diaria, así mismo me
permite involucrarme de manera directa con los estudiantes y lograr comprender sus diferentes
reacciones frente a los estímulos que coexisten en cualquier sociedad.

Ante la problemática desarrollada en los párrafos anteriores, asevero que los adolescentes de
nuestra sociedad actual no se encuentran en la capacidad de controlar a cabalidad sus emociones,
por tanto, para argumentar y ratificar esta tesis desarrollaré los aspectos teóricos relacionados a
las emociones, estados de ánimo, el comportamiento, inteligencia emocional, biológico y
psicológico de los adolescentes y finalmente demostraré la influencia de la sociedad en la falta
control emocional que presentan los adolescentes actualmente.

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Todos los seres humanos por experiencia propia sabemos qué son las emociones y la gran
importancia que tienen en nuestras vidas, sin embargo, sobre la naturaleza de las emociones
todavía existen muchas preguntas sin una adecuada respuesta y esto explica la dificultad para llegar
a una definición satisfactoria (Marcus, 2000). La profunda complejidad que caracteriza el habitar
de los seres humanos en el mundo, queda reflejada en el amplísimo y sutil universo de nuestras
emociones.

Denzin (2009), define la emoción como ‘una experiencia corporal viva, veraz, situada y transitoria
que impregna el flujo de conciencia de una persona, que es percibida en el interior de y recorriendo
el cuerpo, y que, durante el transcurso de su vivencia, sume a la persona y a sus acompañantes en
una realidad nueva y transformada; la realidad de un mundo constituido por la experiencia
emocional’.

Lawler (1999), define las emociones como estados evaluativos, sean positivos o negativos,
relativamente breves, que tienen elementos fisiológicos, neurológicos y cognitivos y Brody (1999),
ve las emociones como sistemas motivacionales con componentes fisiológicos, conductuales,
experienciales y cognitivos, que tienen una valencia positiva o negativa (sentirse bien o mal), que
varían en intensidad, y que suelen estar provocadas por situaciones interpersonales o hechos que
merecen nuestra atención porque afectan a nuestro bienestar.

(Bisquerra, Grop, 2000), una emoción es un estado complejo del organismo determinado por una
exaltación o perturbación, son reacciones fisiológicas que muestran estados de adaptación a ciertos
estímulos que un sujeto predispone a una respuesta establecida por determinada acción, las
emociones intervienen como respuesta a un determinado hecho o suceso externo o interno, al
percibir objetos, personas, lugares, o recuerdos importantes alterando la conducta a la respuesta
del adolescente.

Zajonc (1980, 1984) nuestras emociones pueden ser más rápidas que nuestras interpretaciones de
una situación, lo cual implica que sentimos algunas emociones antes de pensarlas y que algunas
vías nerviosas implicadas en la emoción no pasan por las áreas corticales vinculadas al pensamiento.

Lazarus (1981,1998), la valoración e identificación de los acontecimientos también determinan


nuestras respuestas emocionales.

(Goleman, Inteligencia Emocional, 2012). Emoción es un sentimiento con sus pensamientos


particulares, y todas las condiciones psicológicas u biológicas que lo caracteriza, así como la
respuesta conductual al estímulo dado, que surge del interior o exterior del adolescente y es capaz
de provocar una respuesta en el individuo, valorando una situación concreta de poder ajustar sus

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estados de ánimo con el mismo y con los demás. Todas las emociones son esencialmente impulsos
a la acción; cada una de ellas conduce a un cierto tipo de conducta

Por tanto, las emociones son el conjunto de reacciones orgánicas que experimenta un individuo
cuando responden a ciertos estímulos externos que le permiten adaptarse a una situación con
respecto a una persona, objeto, lugar, entre otros. Están integradas en la vida de cada persona y
forman parte de la personalidad, el entorno en que se nace está entretejido por emociones que se
viven y que se experimentan día con día. Las emociones son mediadoras del desarrollo humano,
ocupando un papel importante en el desempeño biológico, cognitivo y psicológico, por tanto,
contribuyen de forma significativa en los éxitos o fracasos de la vida.

Hoy en día las diversas emociones que presentan los adolescentes han sido motivo de estudios,
tomando en cuenta los acelerados cambios que se producen en esta etapa de la vida y que en
ocasiones pueden alterar la paz familiar y escolar. La misma es definida por Horrocks (1999) de la
siguiente manera: "La adolescencia es una etapa que demanda la realización de ciertas tareas que
permiten alcanzar la autonomía y hacerse responsable de nuestra propia vida, asimismo se
abandona la identidad infantil y se construye la del adulto". Así pues, la adolescencia suele
considerarse un periodo de transición entre la niñez y la edad adulta, en la cual se dan una serie de
cambios, no solo en lo físico y biológico, sino que también se aprenden ciertas conductas que son
determinantes para la socialización, si se les permite interactuar de manera agradable asegurarán
el éxito en su desempeño, en el hogar o institución educativa, de lo contrario se creará un conflicto
que puede llevarlo a abandonar sus metas propuestas. La posibilidad de aplicar técnicas de
inteligencia emocional en los adolescentes considerados como protagonistas de sus propios
cambios, es un camino certero para la prevención primaria en salud mental y consecuentemente
en el futuro del adolescente.

En este sentido, Bianco (1998) señala que "…el adolescente (adolece) y que le falta crecimiento,
canalización emocional y personalidad. Por lo mismo, el proceso de adquisición de nuevas
conductas presenta, a menudo, situaciones muy especiales y singulares que debe aprender a
manejar”. En otras palabras, esta etapa se concibe como el momento de la vida que realmente se
comienza a aprender sobre el mundo y el adolescente a encontrar un lugar en él. Por tanto, trae
consigo una serie de cambios y transformaciones que en muchas ocasiones son difíciles de aceptar
y que están relacionadas con la activación del sistema hormonal, entre otros.

Por esta razón, Goleman (Citado en Vivas, Gallego y González, 2007), plantea que los adolescentes
emocionalmente desarrollados, gobiernan adecuadamente sus emociones, saben interpretarlas y
relacionarse efectivamente con las emociones de los demás, por lo que disfrutan de una situación

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ventajosa en todos los dominios de la vida. Así, el conocimiento de las emociones permite al
adolescente un enfoque más realista y válido de los factores que conducen a la eficacia y adaptación
personal, lo que les ayuda a tener una visión más equilibrada del papel que juega la cognición y la
emoción en la vida de cada uno de los jóvenes.

Por lo anteriormente expuesto, es que resulta importante ahondar en la capacidad que posee el
adolescente para aprender y desenvolverse de modo inteligente y adecuado ante las situaciones
nuevas que se le presenten, y esto se logra cuando desde su temprana edad reciben una educación
emocional de manera operativa.

Así mismo, también juegan un papel importante en la conducta violenta de los adolescentes los
estados de ánimo, para (Heidegger, 1976) son considerados como el fundamento de la conciencia
humana, ya que comprende e interviene una serie de procesos psicológicos, que influye sobre el
resto del mundo psíquico, del adolescente, así como cada una de las experiencias precognocitivas
del ser.

(Scielo, 1998), define un estado de ánimo como un sentimiento base que perdura en el tiempo. El
estado de ánimo es el humor o tono susceptible ya sea positivo o negativo que acompaña a una
idea o situación y persiste por algún periodo. Sus investigaciones certifican que los estados de
ánimo en los adolescentes desarrollan la energía y la tensión y que estos pueden entenderse a
partir de cuatro estados básico que depende del espectro energía- tensión. Cuya expresión se hace
presente a través del comportamiento humano con posibles manifestaciones físicas capaz de
alterar el rendimiento de un individuo.

(Rocha, 2014). Define al estado anímico como un modo subjetivo de sentirnos ante un hecho,
situación, o estímulo concreto, abordando estructuras y mecanismos específicos vinculados con la
parte afectiva de un individuo o adolescentes, expresando físicamente alguna función fisiológica
como reacciones faciales o pulso cardiaco, e incluye reacciones de conducta como la agresividad el
llanto etc.

Por tanto, es concluyente que el estado de ánimo; es el humor o tono sentimental, agradable o
desagradable, que acompaña a una idea o situación y se mantiene por algún tiempo, expresa
matices afectivos y cuya duración es prolongada, de horas o días. Cuando este tono se mantiene
habitualmente o es el que predomina a lo largo del tiempo, hablamos de humor dominante o
estado fundamental de ánimo.

A diferencia de las emociones, como el miedo o la sorpresa, un estado de ánimo es menos intenso,
más duradero y menos específico, también se diferencian del temperamento o la personalidad, los

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cuales son actitudes permanentes en el tiempo. En el lenguaje popular se habla de ánimo o humor
y se suele hablar de buen y de mal estado de ánimo; activado o deprimido. Según algunos
psicólogos como Robert Thayer, el estado de ánimo es una relación entre dos variables: energía y
tensión. Según esta teoría, el estado de ánimo fluctuaría entre un estado energético (de más
cansado a más activo) y un estado referido al grado de nerviosismo (entre más calmado o más
tenso), considerándose el mejor un estado calmado-energético y el peor un estado tenso-cansado.

Dada la estrecha relación que existe entre las emociones y los estados de ánimo como factor
determinante en el actuar de los adolescentes, es necesario mencionar que el comportamiento es
el conjunto de acciones que los organismos influyen sobre el medio exterior para alterar algunos
estados como el anímico o emocionales. De esta manera el comportamiento es toda acción que
involucra un cambio del medio externo e interno y de las capacidades del adolescente en relación
con la sociedad y el mismo. (Piaget, Revista Electrónica de la Facultad de Psicología UBA, 1986)

(Acosta, 2006) El comportamiento es el movimiento que está caracterizado por los cambios en la
musculatura lisa que es la continuación a un estímulo dado reaccionando de esta forma a
situaciones agradable o desagradables, es la forma de proceder que tiene los adolescentes u
organismos ante diferentes incitaciones la cual percibe la relación al entorno en el cual se
desenvuelve.

Los tipos de comportamiento que puede presentar un adolescente es el agresivo, que es aquel que
doblega y somete a los demás, o ignora totalmente los derechos de los individuos, expresando
todas sus capacidades cognitivas de manera negativa u hostil. Por lo general utiliza la ironía y el
sarcasmo, es manipulador y dominante, pretende controlar todas las situaciones y por lo general
siempre quiere tener la razón en todos los aspectos.

A diferencia del comportamiento pasivo, en donde su actuar es de manera condescendiente en


expresar todas sus necesidades, pensamientos, sentimientos, respetando cada una de las ideas u
opiniones de los demás.

Y por último el comportamiento asertivo, que es ser capaz de hablar sinceramente acerca de los
propios pensamientos, sentimientos y necesidades, al mismo tiempo que se toma en consideración
la de los demás, aunque no se obtenga beneficios el sentirse útil es mucho mejor y el proceso será
personas más plenas y felices. Mejora su autoestima personal y de los demás, actúa con confianza,
defiende los derechos propios cuando lo amerite el caso, negocia los problemas con respeto mutuo,
fomenta el crecimiento y relación personal y tiene óptimas relaciones interpersonales sin conflictos.

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Es necesario detallar que el comportamiento desarrolla formas de interiorización representativas
como en el caso de la inteligencia humana, donde los comportamientos se prolongan en
operaciones mentales. Es así que toda acción implica siempre un ejercicio del organismo en relación
y función con el medio para alcanzar determinados objetivos.

Lo ideal sería que estas acciones sean direccionadas a un comportamiento asertivo, sin embargo,
es un desafío en estos tiempos; donde los diferentes factores sociales internos y externos que
presenta nuestra actual sociedad dificulta un adecuado desarrollo de la inteligencia emocional en
los jóvenes de hoy en día.

El mencionar la inteligencia emocional, responde a otro modo de entender la inteligencia más allá
de los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad para resolver problemas. Es la
capacidad para dirigirnos con efectividad a los demás y a nosotros mismos, de conectar con
nuestras emociones, de gestionarlas, de automotivarnos, de frenar los impulsos, de vencer las
frustraciones.

Según Mayer y Salovey (1997), “la inteligencia emocional incluye la habilidad para percibir con
precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando
facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la
habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual”. La
inteligencia emocional se refiere a “un pensador con un corazón” (“a thinker with a heart”) que
percibe, comprende y maneja relaciones sociales.

Goleman (1995) definió la IE como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los
sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos
con los demás y con nosotros mismos” (p. 89). Desde ese momento, las emociones pasaron de ser
elementos perturbadores de la razón a ser información extra, vital para el funcionamiento
adaptativo del ser humano, hasta el punto de suponer que proporcionaban el éxito a nivel no sólo
profesional sino también personal, familiar, académico, etc. El gran interés motivado por este tema
en la sociedad, se reflejó en la publicación a posteriori de numerosos artículos e investigaciones.

Las dimensiones que conforman la Inteligencia Emocional según Daniel Goleman es la


autoconciencia emocional, la automotivación, la empatía y las habilidades sociales.

La autoconciencia, hace referencia a nuestra capacidad para entender lo que sentimos y de estar
siempre conectados a nuestros valores, a nuestra esencia. Algo así supone tener una especie de
brújula personal bien calibrada que nos permitirá guiarnos en todo momento por el camino más

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acertado. Siempre que tengamos en cuenta esas realidades internas, ese mundo emocional,
sabremos actuar en consecuencia.

La auto-motivación, destaca la habilidad para orientarnos hacia nuestras metas, de recuperarnos


ante los contratiempos y focalizar todos nuestros recursos personales en una meta, en un objetivo.
Si unimos optimismo, constancia, creatividad y confianza sobrellevaremos cualquier dificultad para
seguir conquistando triunfos y logros.

La empatía, es nuestra forma de relacionarnos e interaccionar con los demás, a través de gestos,
con un tono de voz particular, con determinadas posturas, miradas y expresiones. Descifrar todo
ese lenguaje, ponernos en el lugar del otro y descubrir aquello por lo que está pasando.

Esa capacidad nos permite no solo obtener información sobre aquellos que tenemos en frente. Sino
que, además, nos ayuda a establecer vínculos más fuertes, lazos sociales y afectivos más profundos,
además nos conlleva a reconocer las emociones y los sentimientos de los demás. Las personas
empáticas son las que, en general, tienen mayores habilidades y competencias relacionadas con la
Inteligencia emocional.

Las habilidades sociales, responden las siguientes interrogantes: ¿cómo te relacionas con los
demás? ¿Te comunicas con efectividad y de modo asertivo? ¿Sabes manejar los conflictos o las
diferencias? Todas esas dinámicas comportamentales potencian o limitan nuestra capacidad para
disfrutar o no de nuestras relaciones.

La inteligencia emocional se aprende y se puede potenciar ya que responde a esa plasticidad


cerebral donde cualquier estímulo, práctica continuada y aprendizaje sistemático crea cambios,
construye conexiones y nuevas áreas donde se puede lograr ser mucho más competente en cada
una de las cuatro dimensiones antes señaladas.

Es recomendable detectar la emoción que hay detrás de cada uno de nuestros actos, es necesario
que ampliemos nuestro lenguaje, controlar lo que piensas para controlar cómo te comportas.
Buscar un por qué al comportamiento de los demás y ser capaz de entender las perspectivas y los
mundos emocionales ajenos. Se deben expresar las emociones de forma asertiva y esto mejorará
las habilidades sociales. La automotivación es aprender a luchar por los objetivos que pueden
acercarnos a la auténtica felicidad.

En tal sentido es necesario detallar que la inteligencia emocional empieza con la conciencia de uno
mismo y con la conciencia social, es decir, cuando somos capaces de reconocer las emociones y su
impacto en todo lo que nos rodea. Asimismo, supone entender que gran parte de nuestros
comportamientos y decisiones se basan en emociones, ya que el ser humano es una criatura

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emocional que un buen día aprendió a pensar y a razonar. Por tanto, sería de gran provecho que
estas cuatro dimensiones de la Inteligencia Emocional se puedan promover en las instituciones
educativas a través de estrategias adecuadas, con el propósito de lograr mejores actitudes y
comportamientos en los estudiantes.

El desarrollo emocional en la adolescencia ha sido en los últimos años una línea de investigación,
las competencias emocionales experimentan un gran desarrollo debido al cambio que se da en la
capacidad intelectual, pasando del pensamiento operacional concreto a las operaciones formales,
lo que supone adquirir una mayor complejidad de pensamiento, por lo que se ven incrementadas
las habilidades del procesamiento de la información (Rosenblum y Lewis, 2004). Asimismo, al tener
una mayor capacidad para la introspección permite, a los adolescentes, examinar sus propias
emociones.

Los estudios sobre los procesos emocionales en la adolescencia presentan una serie de
características (Ortiz, 1999): Se tiene una mayor conciencia de los estados afectivos que en edades
anteriores y hacen más referencia a estados mentales a la hora de explicar sus emociones.
Adquieren un mayor conocimiento acerca del efecto que tienen sus estados afectivos –negativos y
positivos, existe la conciencia de que una persona puede motivar simultáneamente emociones
contrarias y esto no anula los sentimientos de afecto o cariño. Han desarrollado una mayor
comprensión de las emociones de los demás, siendo el adolescente mucho más sensible a las
características personales de los otros pueden influir en la modulación de su respuesta emocional.

El mayor avance de su pensamiento hipotético permite al adolescente considerar la influencia de


múltiples factores personales en las reacciones de los demás, a su vez, posee más capacidad para
indagar y recabar información sobre las personas a la hora de inferir y explicar emociones
complejas. La autorreflexión y las competencias cognitivas de los adolescentes se asocian con una
mayor referencia a estrategias cognitivas en la modulación de los estados emocionales y una mayor
confianza en la regulación de sus estados afectivos.

Rosenblum y Lewis (2004: 284), analizando el desarrollo emocional en la adolescencia, sugieren


que en esta etapa evolutiva se han de desarrollar las habilidades para: Regular las emociones
intensas, modular las emociones que fluctúan rápidamente, autocontrolarse de manera
independiente, lograr el conocimiento de sus propias emociones y poder atenderlas de manera
efectiva, sin que les sobrepasen, comprender las consecuencias sobre sí mismos y los demás,
transformar el significado de un acontecimiento negativo para que sea menos dañino, separar
experiencias emocionales momentáneas de la identidad y reconocer que el “yo” puede permanecer
intacto a pesar de las variaciones emocionales, distinguir entre las emociones y los hechos, para

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evitar razonar en base a las emociones, negociar y mantener relaciones interpersonales en
presencia de fuertes emociones, sobrellevar la excitación emocional de las experiencias que
despiertan empatía y simpatía, utilizar las habilidades cognitivas para obtener información sobre la
naturaleza y fuente de las emociones.

Debemos tenerse en cuenta que todas estas competencias requieren de un proceso de enseñanza
aprendizaje y que es en este periodo de la adolescencia donde más se debe ayudar a desarrollarlas,
tanto desde las familias, como en la educación formal con el fin de contribuir a una construcción
integral de la personalidad, ya que la competencia emocional es “la capacidad que tiene la persona
de actuar eficazmente en un tipo definido de situaciones” (Soriano y Osorio, 2008: 130).

Algunas autoras apuntan en esta misma dirección al sugerir que “las relaciones interpersonales,
con los pensamientos, sentimientos y emociones que las acompañan, conducen a situaciones de
una complejidad con frecuencia mayor que la de cualquier materia curricular”.

Es necesario enfatizar que si el adolescente no recibe una adecuada orientación en el control de


sus emociones puede darse el caso que se dejará llevar por sus impulsos sin ninguna reflexión
previa, lo cual conduce a respuestas primitivas, como pueden ser agredir, inhibirse de actuar,
esconderse en el resentimiento y otras respuestas similares. Cabe señalar que los resultados
obtenidos en diversas investigaciones han mostrado que los adolescentes que tenían bajas
competencias emocionales tienden a tener más problemas de identidad, estrés, depresión,
alteraciones psicosomáticas, menos habilidades para pedir ayuda y apoyo social, así como más
ideas suicidas (Ciarrochi y col., 2003; citado en Alegre, 2006).

Así mismo, se pudo observar que las mujeres obtenían mayores puntuaciones en inteligencia
emocional que los varones y que las adolescentes con alta inteligencia emocional eran más capaces
de establecer y mantener relaciones interpersonales, tenían más amistades y apoyo social, sentían
mayor satisfacción con las relaciones establecidas en la red social, disponían de más habilidad para
identificar expresiones emocionales y presentaban un comportamiento más adaptativo para
mejorar sus emociones cuando se controlaban los efectos de otras variables psicológicas como
autoestima o ansiedad.

Igualmente, Soriano y Osorio (2008) señalan que numerosas investigaciones, en torno a la


inteligencia y educación emocional, ponen de manifiesto que una carencia emocional puede
conllevar fuertes repercusiones para la vida cotidiana de las personas, debido a que la falta de
control en las emociones y sentimientos puede desencadenar en la infancia y la adolescencia
problemas graves de salud como la anorexia, la bulimia, drogadicción, conducta sexual no protegida
y comportamiento agresivo.

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Los estudios realizados por Ortega, Sánchez y Menesini (2002) sobre la violencia y el bullying
escolar, indican que las investigaciones mostraban que los agresores de sus compañeros eran
sujetos torpes o rudos, pero con buena intención, las investigaciones más recientes manifiestan
que los maltratadores son “buenos estrategas cognitivos, hábiles manipuladores de sentimientos
ajenos, capaces de percibir los detalles de sus actos y, en consecuencia, de reconocer el dolor, si
bien con escasa capacidad de empatía sentimental.

Las diversas investigaciones ponen de manifiesto la gran importancia que tienen las emociones y
los sentimientos para el buen desarrollo de los individuos y como su carencia puede producir graves
alteraciones, tanto comportamentales como de salud física y psíquica. La etapa de la adolescencia
es el tiempo donde se han de redefinir y desarrollar las competencias emocionales, de ahí la
importancia en recibir una educación emocional desde la misma infancia, para que favorezca este
proceso.

Es necesario que no solo se desarrolle intelectualmente a los adolescentes, sino también se debe
potenciar su desarrollo emocional, muchos de los problemas radican en esa falta de orientación
por ello podemos observar comportamientos inadecuados y antisociales, no educar
emocionalmente en las escuelas sería una grave equivocación, todas las personas deben alcanzar
el máximo desarrollo de todas sus capacidades, individuales y sociales, intelectuales, culturales y
emocionales para lo que necesitan recibir una educación de calidad adaptadas a sus necesidades.
Sumado a esto se debe consolidar una educación basada en valores, lo que conllevará al
adolescente a tomar decisiones positivas y asumir responsabilidades en todos los aspectos en una
sociedad plural y democrática.

Es necesario ante una sociedad multicultural, como la actual, fomentar desde el sistema educativo
formal la empatía, elemento clave para la comprensión, con el fin de lograr alcanzar la equidad y el
principio de justicia social entre todos y para todos, buscando la comprensión, la generosidad y
solidaridad ante las incertidumbres del futuro en el que vivirán los adolescentes de hoy.

De acuerdo a la información vertida, puedo concluir que la adolescencia es una etapa muy compleja
a nivel emocional en donde presentan diversos cambios de humor, inexplicables altibajos
emocionales, rebeldía, etc. Estos aspectos son propios de la edad y pueden ser atenuados en gran
medida, por unas buenas prácticas emocionales trabajadas en familia. El conocimiento, la
comprensión y el manejo de sus emociones van a ser claves en su presente, pero también en su
futuro personal y profesional.

Además, también es concluyente que a mayor práctica de las habilidades emocionales se tiende a
ser más eficaces en la vida y alcanzar la felicidad deseada, caso contrario pueden convertirse en

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personas insatisfechas, por ello se debe aprender a manejar las conductas mentales a beneficio
propio. De no ser así se perjudicaría radicalmente una convivencia en su entorno familiar y social.

Es necesario desarrollar la inteligencia emocional en los adolescentes con la finalidad de que


puedan identificar las causas que originan los diferentes sentimientos como la ansiedad, la ira, la
tristeza, entre otros, así como asumir las consecuencias de sus decisiones con la finalidad de buscar
soluciones y mejorar de esta manera sus relaciones sociales.

Finalmente, de acuerdo a todo lo expresado en la presente redacción; puedo afirmar que la


sociedad de hoy en día influye en las emociones violentas de los adolescentes, por tanto no se
encuentran en la capacidad de tener un control de ello, generando conductas muchas veces
inapropiadas y propiciando un ambiente inadecuado plagado de violencia y actitudes inmorales,
mostrando la falta de práctica valores; los cuales son los pilares indispensables para toda sociedad
que desea lograr una convivencia en armonía.

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LINKOGRAFÍA

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http://www.sagepub.net/isa/resources/pdf/Emociones.pdf

 Asociación Mentes Abiertas. “Trastornos del estado del estado de ánimo”. Madrid, España.
Recuperado de https://www.mentesabiertas.org/trastornos-del-estado-de-
animo/depresion/bipolar/tratamiento-psicologico/psicologos/terapia-adultos-
infantil/asociacion-psicologia-madrid

 Valeria Sabater. (2017). “Daniel Goleman y su teoría sobre la inteligencia emocional”.


Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/daniel-goleman-teoria-la-inteligencia-
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 María del Carmen Fernández, Joana Colom Bauzá. (2009). “Adolescencia y desarrollo
emocional en la sociedad actual”. Recuperado de
https://www.redalyc.org/pdf/3498/349832320025.pdf

 Departamento de psicología de la salud. (2006). “La emoción”. Recuperado de


https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/4298/26/TEMA%208.La%20emoci%C3%B3n.p
df

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