A lo largo y ancho del mundo, Papá Noel tiene múltiples y
variados nombres: San Nicolás, Santa Claus, Viejito Pascuero, Padre hielo… Lo que no varía es la figura del viejecito barrigudo, de tez rosada, vestido con traje rojo y larga barba blanca que se ha convertido en el personaje de Navidad más querido. La leyenda de Papá Noel nos da a conocer su origen y procedencia, algo que resulta muy curioso para todos los niños. ¿Quién es este señor al que miles de niños de todo el mundo escriben una carta contándole cómo se han portado y pidiéndole un regalo para la noche de Navidad?
Cuenta la historia que Nicolás de Bari, que luego se convertiría
en San Nicolás, nació en el siglo IV en Patara, una ciudad del distrito de Licia, en lo que actualmente es Turquía, dentro de una familia rica y acomodada.
Desde su niñez, Nicolás destacó por su bondad y generosidad
con los más pobres, preocupándose siempre por el bien de los demás. Siendo todavía muy joven, el muchacho perdió a sus padres, presas de una epidemia de peste, y se convirtió en el heredero de una gran fortuna. A sus 19 años, Nicolás decidió dar toda su riqueza a los más necesitados y marcharse a Mira con su tío para dedicarse al sacerdocio.
Allí fue nombrado obispo y se convirtió en santo patrón de
Turquía, Grecia y Rusia. Además fue nombrado Patrono de los marineros porque, cuenta una historia que, estando alguno de ellos en medio de una terrible tempestad en alta mar y viéndose perdidos, comenzaron a rezar y a pedir a Dios la ayuda del santo, y las aguas se calmaron. LA HISTORIA DEL ARBOL DE NAVIDAD El árbol de Navidad o árbol navideño es un elemento decorativo, típico de la fiesta de Navidad. Tradicionalmente suele emplearse una conífera de hoja perenne, destacando entre ellas las especies de abeto,1 o también los árboles de pino. En la actualidad también está muy popularizado el uso de árboles artificiales, de plástico y otros materiales sintéticos. Un árbol artificial en su fabricación equivale a cortar cerca de mil árboles. Se decora con adornos como bolitas de colores de cristal u otro material menos frágil, luces, estrellas, campanas, lazos, espumillones, guirnaldas u otras decoraciones. Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín); y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos). Posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los conversos2 tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado. Se dice que San Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las velas, se transformaron en esferas, luces y otros adornos. Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por los San Nicolás o también conocido como Santa Claus (y Papá Noel) o los Reyes Magos, dependiendo las costumbres de la zona donde se encuentre. HISTORIA DE NAVIDAD Tan antiguo es el festival religioso del 25 de diciembre que su origen se pierde en las profundidades del tiempo. Durante todos los milenios y siglos precedentes a Jesús, todos los considerados salvadores y redentores del mundo supuestamente nacieron en diciembre. Por una cuestión vinculada a leyes espirituales y cósmicas, se creía, ningún Mensajero de Dios podía nacer en otra época que no fuera esa. Los antiguos egipcios celebraban el 25 de diciembre el nacimiento de varias de sus divinidades más importantes, especialmente de Osiris, hijo de Geb y Nut. También festejaban a fines de diciembre el cumpleaños del dios Horus. Sobre éste último, un autor de apellido De Septhenes consignó en un libro titulado Religión de los Antiguos Griegos: "Los egipcios fijaban en marzo el comienzo del embarazo de Isis, la Reina del Cielo y Virgen Madre del Salvador Horus, y a fines de diciembre celebraban el aniversario de su nacimiento". En esta misma fecha festejaban en Grecia el nacimiento de Hércules, hijo de Zeus. Según los griegos, sus dioses Dionisio y Adonis también nacieron un 25 de diciembre. En la India, muchos siglos antes de la aparición del cristianismo, cada 25 de diciembre celebraban el Parto de la Reina del Cielo. La gente adornaba sus casas con guirnaldas y flores y los parientes y amigos se intercambiaban regalos. También con siglos de anterioridad a la era cristiana, los chinos celebraban los días 24 y 25 de diciembre el solsticio de invierno. En esos dos días de fiesta el comercio cerraba sus puertas, igual que los tribunales y los centros sociales. Los persas celebraban igualmente espléndidas fiestas en honor de Mitra, cuyo nacimiento festejaban el 25 de diciembre. Éste dios, hijo de la virgen Anahíta, tiene mucho que ver con que hoy el mundo cristiano esté celebrando la Navidad. Mitra fue traído a Roma en el año 62 DC por los legionarios que habían invadido Persia. Su culto se insertó tan fuertemente entre los latinos que durante tres siglos compitió cuerpo a cuerpo con otra popular corriente religiosa: el cristianismo.