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La reparación como tercera vía en el Derecho penal es una postura que cada
vez más se viene comentando, como viable3. No obstante, en el presente
trabajo se discrepa con las posturas que establecen la tercera vía en
coexistencia con la pena privativa de libertad, y para ello se harán algunas
precisiones, que permitirán establecer la problemática que se generaría a raíz de
Agradezco la gentil invitación del Doctor Luis Alberto Bramont-Arias Torres para colaborar con este
artículo para el Libro-Homenaje al Doctor Luis Alberto Bramont Arias, pues no sólo es un honor
participar en esta publicación conjunta, sino además me permite rendirle tributo al penalista más grande
que nos ha dado el país.
*Abogado de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Master en Sistema Penal y Problemas Sociales
por la Universidad de Barcelona, Doctor en Derecho Penal y Ciencias Penales por la Universidad de
Barcelona, Profesor de Derecho Penal de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
1 No obstante es de mencionar que desde el Positivismo Italiano –con FERRI, sobretodo- ya había un
con lo previsto por el Código penal. En el ámbito jurídico español es una alternativa que se le otorga a las
partes para acudir, ya sea a la vía penal o civil, pero no es fijada como regla de conducta. No obstante, en
ambos casos –la reparación- no tiene autonomía de la pena que le corresponde a determinado injusto
penal.
3 Más información, Claus ROXIN, Derecho Penal: Parte General: Fundamentos. La estructura de la teoría
del delito, Tomo I, Editorial Civitas, Madrid 1997, páginas 108 y SS; MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal:
Parte General, Editorial P.P.U., Barcelona 1996, páginas 14 y SS; MAIER, Julio B. J., El Ingreso de la
Reparación del Daño como Tercera Vía al Derecho Penal Argentino, en El Derecho Penal Hoy:
Homenaje al Profesor David Baigún, compiladores Julio B. J. Maier y Alberto Binder, Editorial del
Puerto, Buenos Aires 1995, páginas 46 y SS.
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su inclusión como sanción penal junto con la prisión4. Con ello se puede
apreciar, que su ámbito de aplicación no sólo se circunscribe al Derecho penal
adjetivo, sino también a la parte sustantiva.
Al momento de producirse un conflicto, existen diferentes aproximaciones,
desde una perspectiva del control social, que se pueden hacer al mismo. Por
ejemplo, puede haber una intervención de estilo compensatorio, terapéutico,
conciliatorio, educacional o penal5. Esto lleva a afirmar que la instancia penal
no es la única vía que debe ser utilizada, y siempre tiene que estar presente el
principio de última ratio6 que caracteriza al sistema de justicia penal. En otras
palabras, una vez producido un conflicto, se deben buscar aplicar todas las
otras posibilidades antes de pensar en la solución punitiva, “las situaciones
problemáticas pueden dirigirse a niveles diferentes de la organización
societaria, sin recurrir a la justicia penal, bajo condiciones que permitan y
contribuyan a la libre comunicación entre aquellos que están implicados.”7
Actualmente la vía penal acaba siendo la vía más utilizada, además se aprecia
una dura crisis8 de la sanción punitiva por excelencia (la pena privativa de
libertad), es por ello conveniente utilizar mecanismos alternos, para que de esta
forma la reparación sea considerada una tercera vía en el Derecho penal. Esta
consideración de la reparación como tercera vía en el Derecho penal “aparece
encuentra en Gema VARONA MARTÍNEZ, La mediación reparadora como estrategia de control social:
Una perspectiva criminológica, Editorial Comares, Granada 1998, páginas 350 y 351.
5Para mayor explicación, y con ejemplos de la existencia de diversas forma de abordar los conflictos que
se producen en la sociedad ver Louk HULSMAN, La Criminología Crítica y el Concepto del Delito, en
Poder y Control, Número 0, Editorial P.P.U., Barcelona 1986, página 131 y SS.
6La idea de la incorporación de la reparación como sanción penal, no cuestiona la necesidad de la
existencia de un Sistema de Justicia Penal como instrumento de control social, muy por el contrario, parte
del reconocimiento de esta necesidad, e incluso el principio de ultima ratio, deviene en irrenunciable
dentro de un Estado Democrático de Derecho. Sobre los principios del Derecho penal enmarcados en un
Estado Democrático de Derecho ver MIR PUIG, Santiago, ob. cit., 1996, páginas 63 y SS.
7HULSMAN, Louk, ob. cit., 1986, página 135.
8 Parece ser que la crisis es más bien una de naturaleza general, que envuelve a todo el sistema jurídico, en
sus diversas manifestaciones, y que se refleja en una crisis de las instituciones que administran justicia, de
las leyes y del propio magisterio. En términos amplios hay una crisis del principio de legalidad, principio al
cual están sometidos los poderes del Estado, y en el cual descansa el Estado Democrático de Derecho. En
sentido más amplio y detallado ver Luigi FERRAJOLI, Derechos y garantías: La ley del más débil,
Editorial Trotta, Madrid 1999, página 15 y SS.
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como una de las soluciones más idóneas al problema y, en todo caso, como un
complemento imprescindible de cualquier otra que se adopte.”9
Es importante acotar que la crisis de la pena privativa de libertad no es más
que el reflejo de la crisis del sistema penal en su conjunto –con la única
diferencia que se habla de la crisis de la cárcel, prácticamente, desde su entrada
en funcionamiento10-; por ello, “tal crisis se manifiesta en la inflación legislativa
provocada por la presión de los intereses sectoriales y corporativos, la pérdida
de generalidad y abstracción de las leyes, la creciente producción de leyes-acto,
el proceso de descodificación y el desarrollo de una legislación fragmentaria,
incluso en materia penal, habitualmente bajo el signo de la emergencia y la
excepción.”11 Es por esta crisis en el sistema penal, que resulta importante
introducir nuevas formas de resolución de los conflictos penales.
En el sistema anglosajón, se aprecia cada vez más una aplicación de penas no
privativas de libertad (las llamadas sanciones intermedias12), en donde se
potencia el uso de las multas o los días-multa, trabajo en beneficio de la
comunidad, entre otras sanciones semejantes. Es dentro de estas sanciones
intermedias que aparece la reparación, pero no como una consecuencia
accesoria de la privación de libertad, sino como una sanción penal autónoma.
Esta entrada en escena de la reparación tiene muchos temas de contacto y que
han alcanzado un desarrollo casi simultáneo. La incorporación de la víctima al
proceso penal con un rol más protagónico es uno de los temas estrechamente
relacionados. No se concibe una idea de reparación con efectos preventivo
generales sin la presencia de la víctima del injusto penal, pues con ella es con
quien se debe alcanzar el acuerdo de reparación. Además, la víctima en un
proceso –donde se permita un acuerdo de reparación- recibe mayores
9Enrique BACIGALUPO, Alternativas a la pena privativa de libertad en el Derecho Penal Europeo actual,
en Revista Poder Judicial, N° 43-44, edición a cargo del Consejo General del Poder Judicial, Madrid
1996, página 134.
10 Más información ver Massimo PAVARINI, Fuera de los Muros de la Cárcel: La Dislocación de la
Obsesión Correccional, en Poder y Control N° 0, Editorial P.P.U., Barcelona 1986, página 161.
11 FERRAJOLI, Luigi, ob. cit., 1999, página 16.
12 Más información en Andrew VON HIRSCH, Censurar y Castigar, Editorial Trotta, Madrid 1998, página
27.
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13La idea de un procedimiento para alcanzar la reparación es una preocupación latente en la moderna
doctrina, tal es el caso de la conciliación autor-víctima, la transacción penal, los acuerdos informales, entre
otros.
14Tomado de PÉREZ SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, páginas 16 y 17.
15Sin embargo, hay que tener presente que el Derecho penal actual se orienta muy por el contrario hacia
16La objetivización de la víctima ha generado tradicionalmente la expropiación del conflicto, y por ende ha
relegado su posición en el proceso penal, materializado con la construcción del concepto de bien jurídico.
La tercera vía en el Derecho penal que la reparación busca ser no debe tener en cuenta exclusivamente los
fines tradicionales del sistema de justicia penal, pues ello llevaría a una nueva objetivización de la víctima,
y no la protección de sus intereses por el hecho punible cometido. En esta línea de pensamiento se puede
consultar Alberto BOVINO, Problemas de derecho procesal penal contemporáneo, Editorial del Puerto,
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Reparación
Buenos Aires 1998, página 103, quien además señala que la reparación como tercera vía del derecho penal
puede producir consecuencias negativas.
17Ello no implica que los criterios de oportunidad sean innecesarios en el sistema procesal penal, muy por
el contrario su incorporación es saludable para oxigenar la tramitación de las causas ante el órgano
jurisdiccional, pero ello no le resta su condición de paliativo de los efectos de la enfermedad, y no la
solución al problema de fondo.
18“La pena privativa de libertad –de algún modo en coincidencia con su afirmación como pena dominante
en la primera mitad del siglo pasado- se revela inmediatamente como un fracaso en relación a cualquier
criterio de utilidad social: no induce tanto al delincuente que ya ha violado la ley, cuanto al que todavía no
lo ha hecho; frecuentemente, más que inútil se revela dañina porque favorece la reincidencia.” Massimo
PAVARINI, ¿Menos cárcel y más medidas alternativas?, en Revista de Ciencias Sociales Delito y
Sociedad, año 1, número 2, Buenos Aires 1992, página 77.
19Tomado de Juan BUSTOS RAMÍREZ – Hernán HORMAZABAL MALARÉE, Lecciones de Derecho
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En el presente trabajo se esboza una propuesta con una tendencia penal. Esto
significa, que la reparación contendrá no sólo un pago en dinero por los daños
causados, sino que estará parametrada dentro de los límites de las necesidades
de la víctima y las posibilidades del autor. En otras palabras, la víctima fijará la
reparación, no necesariamente en dinero, por ende en algunos supuestos de
daños morales o psicológicos, ésta víctima podría estar más interesada en la
20Esta diferencia se encuentra más detallada en Jaume SOLÉ RIERA, La tutela de la víctima en el proceso
penal, Editorial Bosch, Barcelona 1997, páginas 181 y SS. No obstante, el citado autor se centra en tratar
de aglutinar ambos conceptos dentro de uno solo, que sería el de resarcimiento, lo que le resta absoluta
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De otro lado, la reparación deberá ser una sanción que podrá ser alcanzada en
vía judicial (como sanción impuesta por el juez) o en vía pre-judicial (a través
connotación penal, y ello conlleva –de forma impostergable- a que la reparación sea considerada una
consecuencia civil del delito, con todos los problemas que esto genera.
21 Más información sobre el concepto de reparación en el ámbito penal, pero como pena, ver Julio A.
RODRIGUEZ DELGADO, La reparación como sanción jurídico-penal, Editorial San Marcos, Lima
1999, Capítulo II, página 133.
22La idea de que la pena adquiera un rol simbólico no implica un mero “simbolismo” sin contenido
práctico, sino que adquiere una función de prevención–integración, esto es que sirva para el
restablecimiento de la paz jurídica alterada, y adicionalmente para generar el efecto social de fidelidad a la
norma, en ello radica el efecto simbólico de la reparación; en la misma línea consultar PÉREZ
SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, página 215.
23Este es parte de la fundamentación que desarrolla VON HIRSCH, para la justificación del castigo,
basado en la censura de la conducta cometida. Para más información consultar VON HIRSCH, Andrew,
ob. cit., 1998, páginas 34 y SS.
24La idea de un aspecto positivo de la reparación es fruto, mayormente, de la experiencia con justicia
juvenil, sobretodo la llevada a cabo en Cataluña. Más información se puede consultar en el mismo sentido
PÉREZ SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, páginas 53 y SS; también en RODRIGUEZ
DELGADO, Julio A., ob. cit., 1999, páginas 225 y SS.
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Pero, para que la reparación sea considera una sanción penal autónoma, debe
cumplir con ciertas exigencias mínimas, como son el respeto absoluto al
principio de igualdad, al principio de proporcionalidad, al principio de
responsabilidad penal o culpabilidad, al principio de lesividad y al principio de
jerarquización de bienes jurídicos penalmente protegidos. VON HIRSCH27
señala, que las sanciones estatales de naturaleza penal, contra la conducta
proscrita deben adoptar forma punitiva, es decir, deben expresar censura y
reproche –de acuerdo al principio de responsabilidad penal-; además, la
severidad de la sanción debe expresar la gravedad del reproche –principio de
lesividad-; y, las sanciones punitivas deben ser ordenadas de acuerdo con el
grado de reproche (en otras palabras por la gravedad, en respeto del principio
de jerarquización de bienes jurídicos) de la conducta cometida. La reparación
es más fácil de ser graduada en esos términos, pues la privación de libertad no
permite una graduación adecuada de la gravedad de las conductas que se
buscan evitar28.
25En el mismo sentido se puede consultar PÉREZ SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, página 224, o
para más detalle de la transacción penal ver RODRIGUEZ DELGADO, Julio A., ob. cit., 1999, Capítulo
III.
26Con esto se evita que una persona se dedique a delinquir, y así se le impone en otras oportunidades una
sanción de reparación más severa (se cambia la modalidad de cumplimiento de la misma sanción),
conjuntamente con otras sanciones jurídicas, como son penas limitativas o restrictivas de derechos,
trabajos en beneficio de la comunidad y multas a favor del Estado.
27Tomado de VON HIRSCH, Andrew, ob. cit., 1998, página 42.
28Esto se hace más difícil en nuestra legislación, pues con la normatividad de emergencia –que se convirtió
en la regla- se generó una desjerarquización de los bienes jurídicos objeto de tutela. En otras palabras, si la
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Constitución Política de la Nación establece que el hombre es fin supremo de la sociedad, se entiende que
la vida debe ser el bien jurídico con mayor reprochabilidad y censurabilidad, sin embargo hay otros bienes
jurídicos que son protegidos con mayor severidad en nuestra legislación, como la Seguridad Pública, la
Salud Pública e incluso el Patrimonio.
29Sin embargo, en el Código Procesal Penal peruano de 1991, la reparación en la aplicación de criterios de
oportunidad no es exigida para todos los supuestos, ya que en los casos de falta de necesidad de pena no
puede exigirse una reparación. Más información en César SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal
penal, Editorial Grijley, Lima 1999, Tomo I, páginas 229 y SS.
30En el mismo sentido consultar PÉREZ SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, página 217.
31Estos supuestos nuevos fines como la pacificación la recuperación de la paz social alterada, no son en sí
mismos nuevos, sino que por las ansias retribucionistas y utilitaristas fueron postergados a un segundo
plano.
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35 Debe recordarse que la reparación del daño constituye el núcleo cristalizador del acuerdo transaccional
entre el autor y la víctima, aun cuando en cuanto la prestación material (comúnmente dineraria) a favor de
la víctima no resulte imprescindible en todo caso para que pueda darse por zanjado el conflicto, igual
opinión en PÉREZ SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, página 23.
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36 Para más detalle ver Iñaki RIVERA BEIRAS, La devaluación de los derechos fundamentales de los
reclusos: La construcción de un ciudadano de segunda categoría, Editorial Bosch, Barcelona 1997.
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Resulta indispensable establecer los parámetros de la Tercera Vía que busca ser
la reparación para centrar su ubicación en el catálogo de sanciones del
ordenamiento jurídico-penal.
sanciones- a la privación de libertad dado que es la pena más usada, la que figura casi en la totalidad de
delitos, a diferencia, por ejemplo del sistema alemán en donde casi el 80% de sanciones son días-multa.
Además, las mal llamadas “penas alternativas” (suspensión condicional, trabajo en beneficio de la
comunidad, reserva del fallo condenatorio, etc.) están siempre condicionadas en muchos casos a la
imposición de una pena privativa de libertad, o su ámbito de aplicación es tremendamente reducido por la
elevación constante de las penas en el sistema penal.
38 La privación de libertad ha mostrado su efecto casi nulo en el aspecto de resocialización, su efecto
elevadamente estigmatizante, y su elevado costo (económico y personal); por ende, se puede hablar de su
fracaso desde el punto de vista de su función manifiesta; más información en RODRIGUEZ DELGADO,
Julio A., ob. cit., 1999, Capítulo I. En el mismo sentido consultar, Elena LARRAURI, Criminología Crítica:
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ello, el sistema reparatorio reduce profundamente los costos del Estado, sin
olvidar que beneficia a la víctima, y al propio victimario, aumentando la
legitimación social de la administración de justicia estatal; y en delitos
económicos se beneficia incluso la colectividad en su conjunto.
Abolicionismo y Garantismo, en Nueva Doctrina Penal, N° 1998/B, Editorial del Puerto, Buenos Aires
1999, página 736 y 737.
39 Para mayor información ver AAVV, La Víctima en el Proceso Penal, Editorial Depalma, Buenos Aires
importante utilizar mecanismos reparatorios que se le pueden exigir a la empresa de forma solidaria con
los sujetos naturales. Hay muchos autores que se decantan por la aplicación de sanciones a las personas
jurídicas, incluso se establece que estas deberían ser responsables, lo que implica que a la persona jurídica
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se le puede exigir la reparación del daño. Más información, y mostrándose a favor de la responsabilidad de
la persona jurídica, ver Klaus TIEDEMANN, Lecciones de Derecho Penal Económico, Editorial P.P.U.,
Barcelona 1993, página 234.
41Más detalle en VARONA MARTÍNEZ, Gema, ob. cit., 1998, páginas 358 y SS.
42Hans Joachim HIRSCH, La reparación del daño en el marco del Derecho penal material, en De los
delitos y de las víctimas, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires 1992, páginas 64 y 65.
43En sentido contrario a la postura de HIRSCH, se afirma que “también la prevención general positiva resulta
armonizable con esta tercera vía del derecho penal, dado que el actus contrarius es una manifestación del
reconocimiento de la vigencia de la norma que contribuye a estabilizar la confianza en la misma.”,
BACIGALUPO, Enrique, ob. cit., 1996, página 133.
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44Más información en PÉREZ SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, página 229.
45Luis GRACIA MARTÍN, Las Consecuencias Jurídicas del delito en el Nuevo Código Penal Español,
Editorial Tirant lo Blanch, Valencia 1996, página 41.
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paradigma “cárcel o pago”, que es lo mismo que decir “prisión por deudas”, habría una convivencia
menos perniciosa entre las medidas de seguridad y la reparación, que la coexistencia de las tres en la
llamada Tercera Vía, se puede hablar de una tercera vía cuando la convivencia se produce entre las penas
(no privativas de libertad), las medidas de seguridad y la reparación; para mayor información sobre esto
último ver MAIER, Julio B. J., ob. cit., 1995, páginas 27-52.; en igual sentido se señala que el derecho penal
de triple vía, que incluye junto con las penas y las medidas de seguridad una tercera alternativa constituida
por la reparación, implica un nuevo giro en la búsqueda de una respuesta contra la problemática de la
prisión, ver BACIGALUPO, Enrique, ob. cit., 1996, página 132.
49 La reparación no puede ser vista como una formula de abolición del sistema penal, muy por el
contrario, lo que se busca es tratar de presentar mejores opciones a la tradicional forma de castigar del
Derecho penal actual, pues la idea que subyace es la del reproche, y este puede ser alcanzado por la
reparación. En este sentido, VON HIRSCH señala que la sanción penal expresa desaprobación y censura,
lo que las multas administrativas o sobretasas no hacen, por ende deviene en necesaria la inclusión de la
reparación en la esfera penal del sistema jurídico. Más información sobre la idea de censura y reproche de
las sanciones penales en VON HIRSCH, Andrew, ob. cit., 1998, páginas 35 y SS, quien además expresa de
forma clara que la función reprobatoria de las sanciones penales enfatiza la idea de proporcionalidad, esto
es, que el quantum de castigo guarde una relación razonable con el grado de reprochabilidad de la
conducta ilícita. Este quantum resulta más fácil de determinar en el caso de la reparación que en el caso de
la pena privativa de libertad.
50Más detalle en ZEDNER, Lucia, The Framework of reparation, en Reparation in Criminal Law:
International Perspective, Editorial Iuscrim (edición a cargo de Albin Eser & Susanne Walther), Friburgo
1996, página 165.
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del centro penitenciario; de allí que sea necesario que no se aplique la privación
de libertad como pena, dentro del catálogo de sanciones penales existente.
Por otro lado, RÖSSNER51 se decanta a favor de la conceptualización de la
reparación como una tercera vía junto a las penas y a las mediadas de
seguridad, con una exigencia formal de integración dentro del ámbito de las
consecuencias jurídicas del hecho ilícito. No obstante, el autor antes citado
establece que es necesario la coexistencia de la reparación con la pena privativa
de libertad, ya que todavía ésta debe operar en casos especialmente graves, para
compensar la culpabilidad del actuar ilícito del autor y satisfacer los fines
penales tradicionales, otorgándole un carácter subsidiario frente a la
reparación. Agrega, que incluso en aquellos supuestos en donde la reparación
no bastara para restablecer la paz jurídica perturbada, quedaría como último
recurso la pena, o también en los casos de reparación parcial, se podría
considerar para una reducción prudencial de la pena. Sin lugar a dudas, esta
concepción de la reparación permite la posibilidad de que el Derecho penal sea
utilizado como un mecanismo efectivo de cobrar dinero, sin tener en cuenta su
vocación de tutelar bienes jurídicos de relevancia colectiva, ya que la amenaza
de la prisión podrá ser utilizada como un mecanismo ideal (económico,
efectivo y represivo) para el pago de deudas, poniendo en acción la coacción
estatal desplegada a través del sistema de justicia penal. Por ello, esta idea de un
tercera vía parece muy perversa en un Estado Democrático de Derecho52.
La reparación podrá ser una adecuada tercera vía, siempre y cuando exista la
posibilidad de que la pena privativa de libertad sea descartada. Por lo tanto, la
convivencia se podría realizar con otro tipo de penas, como la restrictiva de
derechos, limitativa de derechos, inhabilitaciones, entre otras. De acuerdo a lo
anteriormente expresado, y con la posibilidad de que la reparación no será un
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mero pago dinerario se respeta el principio de igualdad. Por otro lado, resulta
cuestionable que la reparación sea una tercera vía en el Derecho penal, si es
que se mantiene la privación de libertad como sanción penal53, pues su
cumplimiento pendería de la suspensión de la ejecución de la pena, por lo
tanto carecería de toda autonomía respecto de la privación de libertad.
Es indiscutible que la reparación como elemento de un Derecho penal de triple
vía tiene su fundamento más importante en el principio de subsidiariedad y en
una redefinición del conflicto social producido por la realización de una
conducta antijurídica. El conflicto ya no es tan sólo entre el autor y la sociedad
(apropiación del conflicto), sino una oposición contrafáctica de intereses entre
el autor, la víctima y la sociedad54.
Como se mencionó anteriormente, se cree, erróneamente por supuesto, que la
incorporación de la reparación como consecuencia jurídica del delito en
calidad de pena es parte de una propuesta abolicionista, que tiene como
consecuencia la negación de los intereses de la sociedad55. Por el contrario,
dicha propuesta reconoce la necesidad de un sistema punitivo-sancionador,
pero que prescinda del mecanismo punitivo más aplicado, y más violento: la
privación de libertad. No sólo por los efectos estigmatizantes y desocializantes
tan agresivos que genera dicha sanción tradicional, sino por no poder generar
efectos preventivos generales ni especiales56.
de la reparación dentro de la idea de una tercera vía en el Derecho penal, considerando la presencia de la
privación de libertad como opción.
53Incluso se señala que la reparación sería tremendamente ambigua y no podría ser utilizada como una vía
distinta en el sistema de justicia penal, sino más bien sería una suerte de condición para la suspensión de la
ejecución de la pena privativa de libertad, más información en PÉREZ SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit.,
1999, página 212.
54BACIGALUPO, Enrique, ob. cit., 1996, página 132. Se aprecia que estos intereses contrafácticos,
pueden ser armonizados a través de la reparación, pues en ella se beneficia al Estado, a la víctima y al
agente infractor de la conducta ilícita, en este mismo sentido se puede ver PÉREZ SANZBERRO,
Guadalupe, ob. cit., 1999, página 63.
55Hans Joachim HIRSCH, Acerca de la Posición de la Víctima en el Derecho Procesal Penal, en De los
delitos y de las víctimas, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires 1992, páginas 105 y 106.
56La reparación posee efectos preventivo especiales, desde que produce en el agente una suerte de
expiación en el plano subjetivo, que implica una asunción de responsabilidad, y además desde un punto de
vista preventivo general o prevención-integración, permite la restitución de la paz social alterada con la
comisión del injusto penal. En el mismo sentido se puede consultar par más detalle PÉREZ
SANZBERRO, Guadalupe, ob. cit., 1999, páginas 213 y SS; también RODRIGUEZ DELGADO, Julio A.,
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Conclusiones
ob. cit., 1999, páginas 155 y SS, quien incluso establece que desde una perspectiva funcionalista-sistémica
fundamentadora la reparación se adecua a los fines de la pena.
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