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Conocimiento y Ciencia
Objetivos
Desde que la especie humana empezó a crear cultura, es decir, a modificar y remodelar el
ambiente que la rodeaba para sobrevivir y desarrollarse, fue necesario también que comprendiera
la naturaleza y las mutaciones de los objetos que constituían su entorno. Tareas que a nuestros
ojos resultan tan simples como edificar una choza, domesticar animales o trabajar la tierra, sólo
pudieron ser emprendidas a luz de infinitas y cuidadosas observaciones de todo tipo; el ciclo de
los días y las noches, el de las estaciones del año, la reproducción de animales y vegetales, el
estudio del clima y de las tierras y el conocimiento elemental de la geografía fueron,
indudablemente, preocupaciones vitales para nuestros remotos antecesores, por cuanto de esta
sabiduría dependía su misma supervivencia.
Si nos detenemos a estudiar los mitos de los pueblos ágrafos, los libros sagrados de la
antigüedad o las obras de los primeros filósofos veremos, en todos los casos, que en ellos
aparecen conjuntamente, pero sin un orden riguroso, tanto razonamientos lúcidos y profundos
como observaciones prácticas y empíricas, sentimientos y anhelos junto con intuiciones, a veces
geniales y otras veces profundamente desacertadas. Todas estas construcciones del intelecto -
donde se vuelcan la pasión y el sentimiento de quienes las construyeron- pueden verse como
parte de un amplio proceso de adquisición de conocimientos que muestra lo dificultoso que
resulta la aproximación a la verdad: en la historia del pensamiento nunca ha sucedido que alguien
haya de pronto alcanzado la verdad pura y completa sin antes pasar por el error; muy por el
contrario, el análisis de muchos casos nos daría la prueba de que siempre, de algún modo, se
obtienen primero conocimientos falaces, ilusiones e impresiones engañosas, antes de poder
ejercer sobre ellos la crítica que luego permite elaborar conocimientos más objetivos y
satisfactorios.
Lo anterior equivale a decir que el conocimiento llega a nosotros como un proceso, no como
un acto único donde se pasa de una vez de la ignorancia a la verdad. Y es un proceso no sólo
desde el punto de vista histórico que hemos mencionado hasta aquí, sino también en lo que
respecta a cada caso particular, a cada persona que va acumulando informaciones de todo tipo
desde su más temprana niñez, a cada descubrimiento que se hace, a todas las teorías o hipótesis
que se elaboran.
2. Formas de conocimiento:
Se conocen los hechos mediante la experiencia, sin utilizar método alguno, solamente por azar e
investigaciones personales, cuyas características son las siguientes: no verificable, subjetivo,
espontáneo, asistemático, dogmático, especulativo y no generalizable. Su forma de obtenerlo en
el día a día, de generación en generación, de forma casual.
5. Límites de la ciencia
Definimos las cosas por sus límites. En el caso de la ciencia, son también los límites los que, al
ampliarse, marcan su avance y desarrollo.
¿Cuáles son los límites de la ciencia? Podríamos dividirlos en tres clases: los límites de lo
desconocido, los de lo incognoscible y los de lo impertinente.
Un segundo límite es del de lo incognoscible: las cosas que sabemos que nunca podremos saber.
Preguntas como qué hubo antes del Big bang, o si existen otros universos paralelos al nuestro van
más allá de los poderes del método científico, pues —al parecer— no existe posibilidad de
obtener información al respecto. Cierto, los cosmólogos pueden, extrapolando a partir de sus
teorías, intentar construir respuestas plausibles, pero comprobarlas resulta imposible. No es que
la respuesta no exista, sino que la forma en que está hecho nuestro universo no nos permite
explorar para encontrarla.
Finalmente, nos topamos con el límite de lo impertinente: las cuestiones en las que el método
científico resulta inadecuado, fuera de lugar. Van desde las muy profundas (¿existe un dios —o
diosa— creador del universo? ¿cuál es el sentido de la vida humana?) hasta las muy terrenales y
cotidianas (¿cómo resolver problemas políticos, amorosos, éticos..?). En todos estos casos, la
ciencia no sólo no tiene nada que decir; debe permanecer al margen del debate.
6. Características de la ciencia
Racionalidad: es otra característica de suma importancia para definir la actividad científica, que
se refiere al hecho de que la ciencia utiliza la razón como arma esencial para llegar a sus
resultados. Los científicos trabajan en lo posible con conceptos, juicios y razonamientos y no
con sensaciones, imágenes o impresiones. Los enunciados que realizan son combinaciones
lógicas de esos elementos conceptuales que deben ensamblarse coherentemente, evitando las
contradicciones internas, las ambigüedades y las confusiones que la lógica nos enseña a superar.
La racionalidad aleja a la ciencia de la religión, y de todos los sistemas donde aparecen elementos
no-racionales o donde se apela a principios explicativos extra o sobre-naturales; y la separa
también del arte donde cumple un papel secundario, subordinado a los sentimientos y
sensaciones.
Falibilidad: la ciencia es uno de los pocos sistemas elaborados por el hombre donde se reconoce
explícitamente la propia posibilidad de equivocación, de cometer errores. En esta conciencia de
sus limitaciones es donde reside su verdadera capacidad para autocorregirse y superarse, para
desprenderse de todas las elaboraciones aceptadas cuando se comprueba su falsedad.
Las ciencias que tratan de los seres humanos, de su conducta y de sus creaciones son, en
principio, también ciencias fácticas. Entre ellas cabe mencionar a la psicología, la historia, la
economía, la sociología y muchas otras. Pero, como cuando estudiamos las manifestaciones
sociales y culturales necesitamos utilizar una conceptualización y unas técnicas de investigación
en parte diferentes a las de las ciencias físico-naturales, se hace conveniente abrir una nueva
categoría que se refiera particularmente a tales objetos de estudio. Se habla por eso de ciencias
humanas, ciencias sociales o de ciencias de la cultura, como una forma de reconocer lo
específico de tales áreas de estudio y para distinguirlas de las que suelen llamarse ciencias
naturales (llamadas también ciencias físico-naturales o, con menos propiedad, ciencias exactas).
Según el tipo de interés
El método científico es una herramienta básica del administrador, ya que a través de él aprende a
manejar las variables que determinan los resultados de las impresas. Cabe señalar que nuestro
interés no radica en dilucidar si la administración es ciencia o no, algo que ha sedo ampliamente
discutido. Lo que debe destacarse es la importancia que tiene el abordar los problemas
administrativos metodológicamente, ya que ello sentará una base objetiva para fundamentar la
toma de decisiones e implantar las medidas administrativas adecuadas.
"Una clase de actividad humana orientada hacia la formulación sistemática de las posibilidades
de repetición, hipotética y real de determinados fenómenos que para sus fines se consideran
idénticos".
Principio y ley: "Las leyes y los principios científicos son verdades fundamentales que se tienen
por tales en un momento dado; explican la relación entre dos o más conjuntos variables".
Para motivar al personal, introdujo el sistema de incentivos de trabajo diferencial, que consistía
en crear dos tipos de tarifas. Ejemplo si un trabajador obtiene una producción estándar se le paga
una primera tarifa, independientemente de su salario normal. Si este mismo trabajador rebasa el
estándar se le remunera con una segunda tarifa y esta es mucho mayor que la primera.
Postuló que para aplicar la administración científica era necesaria una revolución mental, tanto en
la mente del trabajador como en la de la gerencia misma, que comprende los siguientes aspectos.
a) En lugar de que ambas partes estén en pugna por la división del superávit, deben unirse para
aumentarlo.
b) Para efectuar cada tarea debe utilizarse el método científico a través de la experimentación y
de la observación, lo que incrementa la eficiencia.