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Dificultades y retos en la educación colombiana:

Una reflexión desde la propia experiencia.

Presentado por Mariana Ríos Mejía


código: 1’088’010’402

La práctica reflexiva

Para empezar a hablar sobre mi experiencia con la educación debo hacer una breve
contextualización sobre mi entorno social, económico y familiar; crecí en el seno de una familia
de estrato medio, que, durante muchos años, especialmente en mi etapa escolar fue de recursos
muy bajos. Mi padre fue uno de esos colombianos que se quedaron sin empleo a raíz de la
violencia de la década de los 90’s; finalizando la década, a sus 40 años, era un hombre
demasiado viejo para ser contratado como empleado en este país, por lo que mi madre, que
había aprendido a coser por entretenimiento tuvo que ejercer este arte como medio de sustento
de una familia de 5 integrantes.

Vivíamos en Armenia, justo antes de la quiebra de papá, cursaba el preescolar, una


etapa de la que recuerdo pedagógicamente a la dulzura de la profesora, era una mujer joven,
robusta y de ojos claros. De esta etapa de mi vida recuerdo lo que creo que todo niño debería
recordar, juegos, risas, cantos, dibujos, pinturas, lentejuelas, plastilina y abrazos de la
profesora.

Para 1998 yo tenía 6 años, cursaba grado 1ro y fue donde realmente sentí que la escuela
era pesada y confusa; para este año ya las cosas se habían puesto mal en casa, nos cambiamos
de ciudad y paralelo a los problemas económicos, estudié en el Colegio Básico Bosques de la
Acuarela de Dosquebradas. Realmente los recuerdos siempre se tornan oscuros para esta época;
era como estar sentada en un lugar en que los demás hacían algo que yo no entendía por qué ni
cómo, realmente fue una etapa difícil, no comprendía nada y tampoco era consciente de que
existían calificaciones.
Así transcurrió hasta 3ro de primaria, me hice consciente de las calificaciones, pero
tenía naturalizado que siempre eran malas; no recuerdo que alguna vez la profesora me haya
ayudado o prestado atención, hoy en día lo comprendo, recuerdo que éramos demasiados niños
y entre todos habían 2 niños hermanitos que causaban mucho alboroto, venían de una familia
vulnerable con antecedentes de consumo y delincuencia, la profesora dedicaba su clase a tratar
de controlarlos, esos niños eran el reflejo de su familia y su entorno, supongo que yo también.
Los docentes no me hacían repetir el año porque conocían la situación económica de mi madre
y consideraban que esto empeoraría las condiciones; hoy en día me lo cuestiono.

Para el 2001, mis padres tuvieron que enviarnos a mis 2 hermanos y a mí a vivir a la
casa de mis abuelos maternos en Viterbo Caldas, papá se fue a Medellín y posteriormente,
mamá se reunió con nosotros. Nuestra Señora de Fátima fue la escuela en la cursé 4to grado,
la situación mejoró un poco en casa, había comida asegurada, pero mamá continuaba muy
ocupada trabajando; los recuerdos de esta época en cuanto a lo académico los percibo más
alegres, aunque muy solitarios; hasta ese entonces no hubo acompañamiento en casa, mis
hábitos de tareas no habían sido fortalecidos, por ende tenía cero autonomía. La situación en el
aula era similar a la vivida en Dosquebradas, seguía completamente desconectada con los
temas, al recordar lo que pasaba por mi cabeza, es como si sintiera que lo que decían era
complicadísimo, que yo ya no tenía el hilo y no lograba ponerme al ritmo de los demás, siempre
estaba fuera de contexto. La enorme diferencia fue que la profesora Fabiola me prestaba
demasiada atención, constantemente me preguntaba cosas y me ponía a participar, mi letra para
ese entonces era ilegible, ella se interesó en eso porque yo no podía estudiar para los exámenes,
mis apuntes eran prácticamente inservibles. Mejoré en asignaturas como español, ciencias
sociales y naturales, pero las matemáticas continuaban siendo un gran problema para mi.

Ella lograba que las cosas que nos estaba enseñando fueran fáciles de comprender,
recuerdo que parecía contándonos cuentos a modo de chismes y eso me gustaba, porque para
las evaluaciones recordaba el momento en el que nos había hablado de ese tema, el momento
en el que nos contó “ese chisme”; en ciencias naturales nos hablaba de insectos y su
clasificación y luego en educación física nos llevaba a trotar por las veredas del pueblo y
buscábamos esos insectos y los clasificábamos de acuerdo a lo aprendido en el salón. Fue en
cuarto de primaria que recuerdo leí un texto y lo comprendí sin dificultad, antes de ella, solo
decodificaba, pero el mensaje no era comprendido. A esta falencia en la comprensión lectora
atribuyo mis dificultades para hacer las tareas sola y estudiar para los exámenes. Al finalizar el
año, pese a mis avances, mis notas no daban para promoverme, recuerdo demasiado que la
profesora Fabiola citó a mamá de última para poderse quedar hablando con nosotras, le dijo
que basándose en mis notas no podía promoverme a 5to, pero que, si se basaba en mis avances,
si, esa tarde hice un compromiso con la profesora Fabiola.

Para 5to de primaria no me di ni cuenta, pero ya tenía amigos con los que me reunía a
hacer tareas y a estudiar, a jugar y a cantar; ingresé a la banda músico marcial del colegio, al
grupo de teatro de la tercera edad, al grupo de danzas folclóricas de la casa de la cultura, iba a
natación, a patinaje y clases de dibujo. En la escuela no tenía nunca notas “Excelentes” pero
tampoco perdía evaluaciones; para este entonces yo misma no me consideraba “mala
estudiante” aunque tampoco era de las buenas. Al finalizar 5to grado, la profesora Fabiola hizo
algo que causó molestia entre los compañeros y padres de familia, me dió la medalla de
excelencia con matrícula de honor para pasar a 6to grado. Yo estaba sorprendida, pero
realmente me lo creí, ya me sentía diferente; esto sólo lo comprendí después de muchos años,
ella sabía muy bien qué estaba haciendo, ese día de clausura me dijo que confiaba en mí y que
yo tenía todas las capacidades para ser excelente.

La profesora Fabiola fue un antes y un después de mi vida escolar y académica. En 6to


y 7mo de bachillerato los docentes me asumieron como una estudiante de mención de honor,
yo misma asumí así el colegio y recuerdo que me esforzaba bastante por llevar buenos trabajos
y sacar buenas notas, salía en el cuadro de honor entre los primeros puestos cada periodo,
descubrí que la lectura y la escritura realmente me encantan, las matemáticas me seguían
atormentando, y la educación física me avasallaba, pero la buena actitud que siempre mostraba,
lo preguntona en clase que me ponía y el interés que mostraba me ayudaban a levantar esas
notas. Fue una época bonita, logré dejar de lado las dificultades económicas y concentrarme en
lo que realmente correspondía en esa etapa de mi niñez.

Mi hermano mayor terminó el bachillerato y nuevamente mi familia se regresa a


Dosquebradas en 2005, ingreso al Fabio Vásquez Botero en Dosquebradas a cursar grado 8vo,
el ambiente escolar allí es muy hostil, tanto en compañeros como en docentes, yo vivo una
completa desacomodación en mi vida académica y social, el ritmo de trabajo se hace más
rígido, los docentes son más fríos y dejo atrás todas las actividades culturales que realizaba.
Para esta época había perdido completamente el interés por hacer las cosas bien y los docentes
se mostraban indiferentes a mi historial y a mi situación de transición; nuevamente los temas
de clase se hicieron confusos y no lograba comprender muchas de las cosas que sucedían en el
salón de clases.
Para grado 9no, decidimos con mamá que cambiaría de colegio, me gradué como
bachiller pedagógica de la Escuela Normal Superior “el Jardín” de Risaralda en 2008. Allí me
sentí mucho más cómoda, si bien no alcancé a recuperar el nivel académico que obtuve en los
2 primeros años del bachillerato logré una estabilidad académica con la que me sentí tranquila.
En esta etapa mejoré bastante mi comprensión lectora, especialmente porque allí me encontré
con una profesora que hizo mucho más atractiva la literatura para mi y que potenció mis
habilidades de escritura, Gloria Arismendi es una de las docentes que ha logrado que hasta
ahora recuerde vívidamente lo que enseñó en sus clases, ella, al igual que Fabiola, entregaban
lo que tenían por enseñar con mucha pasión y vocación; con un humor fresco y satírico, te decía
en la cara que no sabías nada y ni cuenta te dabas, una mujer realmente inteligente. Ella, por
ejemplo, explicaba los tipos de análisis, posteriormente leía un párrafo de la novela que
estuviésemos leyendo y con preguntas orientadoras nos hacía llegar hasta un nivel inferencial.
Explicaba con tanta fluidez el subtexto de los textos que nuevamente sentía que me “contaban
chismes”. Para esta época de mi vida, en plena pubertad y con una situación económica y
familiar que seguía siendo álgida me hice un poco difícil el paso por el grado 11.

Logro culminar el bachillerato en 2008 y debía esperar a que por lo menos mi hermano
mayor se graduara para poder seguir estudiando, pues ya mi segundo hermano había entrado a
la universidad y era imposible costear otra carrera más. Un hermano de mamá, que para ese
entonces es docente nombrado en Anserma Caldas, me ofrece ir a vivir con él, su esposa y mis
primas a su casa para realizar allí el Programa de Formación Complementaria en la Escuela
Normal Superior Rebeca Sierra Cardona, yo acepto sin miramientos.

El PFC es una de las experiencias más enriquecedoras, sobre todo para fomentar en mí
el trabajo autónomo, el trabajo en equipo, la fluidez verbal y el habla en público. Los docentes
fueron puntuales, llegaban al aula de clase, daban un abrebocas de los temas a tratar y
posteriormente el trabajo de indagación, interpretación y comprensión era propio. Siempre la
evaluación fue por medio de exposiciones, lo que me hizo sentir muy cómoda, pues las
evaluaciones escritas para mí son traumáticas debido a mis primeros años escolares, en los que
me enfrentaba a un papel con preguntas de las cuales ni siquiera comprendía su origen o tenía
idea de cuándo habían enseñado eso, o si lo leí, no había comprendido el mensaje; la evaluación
escrita provoca en mí mucha inseguridad y ansiedad, por el contrario, escribir un texto o hablar
en público son habilidades que se fortalecieron por la experiencia en la normal.

Egreso como normalista superior en diciembre del 2010, para inicios del 2011 empiezo
a ejercer en un jardín infantil como profesora de párvulos y prejardín, ya con una estabilidad
económica que dependía en un grado mayor de mí, ingreso en el 2do semestre del mismo año
a la Licenciatura en Español y Literatura (LEL), fueron 3 semestres de esta carrera en los cuales
trabajé y estudié simultáneamente. El paso por esta licenciatura fue un abrebocas al rigor
universitario, los docentes presumen que los estudiantes que llegan a esta licenciatura son
chicos que tienen unos niveles de lectura avanzados y que por ende eligieron ese programa, lo
cierto es que si bien, algunos cuentan con esas habilidades, otros nos encontramos en un
proceso aún de desarrollarlas. Se me hizo muy similar la metodología de la universidad a la de
la normal, el docente orienta, el estudiante indaga, interpreta, comprende y luego muestra lo
que aprendió; para esta época tuve la oportunidad de enfrentarme a la evaluación escrita de una
manera muy cercana y frecuente, poco a poco me fui acostumbrando, pues a medida que mis
habilidades textuales y lectoras se afianzaban mi confianza frente a una hoja con preguntas se
acrecentaba; aun así, quedan ápices de aquel trauma.

Dejé la LEL, seguí ejerciendo como docente, me hice mamá, seguí trabajando e intenté
continuar la carrera, pronto me di cuenta que realmente no me gustaba lo suficiente, me retiré
definitivamente; por 2 años más continué trabajando como profesora jardinera hasta que decidí
ingresar nuevamente a la universidad, pero esta vez a la Licenciatura en Comunicación e
Informática Educativas, carrera que siempre me llamó la atención pero que descarté por ser
diurna y yo debía trabajar para ayudar económicamente a mi familia. En 2016 inicio este
programa, me encuentro nuevamente con docentes muy apasionados y que encantan con sus
palabras, cuentan “chismes” que nunca se me olvidarán. debido a la naturaleza de la carrera,
las dinámicas de enseñanza-aprendizaje se hacen más dinámicas, además por el hecho de estar
mediadas por las TIC, lo que, a mi estilo de aprendizaje le es más a fin. Hay docentes muy
teóricos que basan su clase en la cátedra, pienso que para las personas que realmente estamos
interesadas en su tema, es muy interesante y provechoso.

Haciendo un recuento de mi proceso académico, puedo darme cuenta de los avances


que fui dando. En lo que a mi concierne, considero que aún hay algunos reflejos de mi niñez
en la actualidad, reflejos de los que ahora soy consciente y trabajo en ello para superarlos.
Recuerdo con cariño a los profesores que marcaron mi vida académica, porque ellos
representan un antes y un después de cada etapa. Es importante resaltar que las circunstancias
sociales, económicas, familiares y académicas, el ambiente escolar y la disposición de los
docentes para apoyar a un estudiante determinan en gran medida el avance o retroceso del
mismo.
Saber pedagógico- educativo- Problemática

Algunas de las problemáticas más comunes en nuestro país se ven reflejados en mi


propia experiencia: la falta de acompañamiento escolar en casa porque los padres de los niños
tiene trabajos demasiado extensos y al regresar del trabajo, generalmente encuentran a sus hijos
dormidos y muchas veces ellos no resolvieron las tareas o las hicieron solos y como las
entendieron; la sobrepoblación en las aulas de clase con la que los docentes deben lidiar,
teniendo en cuenta que la mayoría de niños proviene de poblaciones vulnerables, violentas, con
falencias alimenticias y problemas intrafamiliares y la falta de diagnóstico oportuno que
posiblemente se desprende del factor anterior, el docente no tiene tiempo para identificar y
atender casos específicos, y también es posible que se dé por falta de actualización profesional
de los docentes que atienden en las escuelas públicas.

De las tres problemáticas me voy a centrar en la primera, pues considero que fue la que
más afectó mi proceso académico, pues los problemas económicos de mi familia trascendieron
hasta hacer casi nulo el acompañamiento escolar en casa, lo que se tradujo en un bajo
desempeño escolar. Como en mi caso, muchos padres de familias colombianas se ven obligados
a ausentarse, unos de forma permanente, para buscar recursos económicos en otras ciudades,
otros se ven aislados de sus hijos incluso viviendo es su propia casa debido a que las jornadas
laborales son extensas.

Para comprender más a fondo esta categoría, considero que primero debemos entender
la palabra desde un punto de vista estrictamente semántico, GHOUALI, (2007) define
acompañar como “unirse con alguien para ir a donde él va al mismo tiempo que él.
Subyacentemente, acompañar se define como el proceso que dinamiza tres lógicas: relacional,
espacial y temporal. (pág. 208) de este modo, los estudiantes deben ser acompañados desde
diferentes aspectos.

Sobre el sistema educativo GHOUALI, (2007) afirma que “[...] es una relación
adaptada y personalizada, pero sólo se habla de acompañamiento para los alumnos en
dificultad, los sujetos frágiles. Es un papel ambiguo, el acompañante ocupa una posición de
fuerza, terapéutica, es el maestro de la acción. La elaboración del campo semántico del verbo
acompañar muestra que se construye a partir de tres sinónimos que le son muy frecuentemente
asociados: conducir, guiar, escoltar. (pág. 210) Esta definición clara sobre el acompañamiento
escolar que brindan los docentes desde sus aulas, con lo que se puede hacer un contraste con el
que es asumido por parte del núcleo familiar.
Generalmente, cuando se habla de acompañamiento escolar y educativo, se tiene la
impresión de decir que hay que volver a dar a los niños el gusto y el deseo de aprender;
devolverles la confianza en la escuela; reavivarles la capacidad de producir ellos mismos los
conocimientos, los saberes, los saber-hacer, las actitudes; encontrar el lugar que pueden ocupar,
pero también que hay que hacerlo todos juntos: educadores, padres, ciudadanos, docentes,
responsables de asociación, funcionarios locales. (GHOUALI, 2007) El acompañamiento
escolar asumido así, debe ser entonces una actividad holística que se da entre pares, tanto la
escuela como la familia deben hacer un seguimiento del proceso académico que el estudiante
está llevando en la escuela.

Burrows y Olivares (como se citó en Atehortúa, Giraldo, Gallego, 2015) consideran


que hay diferentes tipos de acompañamientos, entre ellos se da el tipo de acompañamiento
Controlador, es decir, dan órdenes estrictas para hacer cumplir las tareas, lo que obstaculiza el
desarrollo de la autonomía, la independencia y la seguridad en sí mismo. También se da el tipo
de acompañamiento práctico, se puede señalar que el aprendizaje en este modelo y la
orientación que dan los padres a sus hijos está en la lógica de hacer rápido la tarea, por tanto,
las explicaciones de la misma no incitan al interés o trascendencia en el conocimiento. El tipo
de acompañamiento lúdico, se da al utilizar juegos que faciliten el aprendizaje, que diviertan y
que además involucren percepción, atención y memoria a corto y largo plazo.

Los estudiantes tienen como responsabilidad asistir al menos medio jornada escolar, la
otra mitad del tiempo es una administración propia, la forma en que usan su tiempo libre
depende de si mismos y su círculo familiar y social, GHOUALI, (2007) piensa que “La mayoría
de los pedagogos están de acuerdo sobre el hecho de que lo que pasa fuera del tiempo escolar
es tan importante como lo que pasa durante él”. (pág. 218)

Sobre el acompañamiento escolar en casa, GHOUALI, 2007 dice que “Esas acciones,
que tienen lugar fuera de los horarios de la escuela, están centradas en la ayuda a las tareas y a
las aportaciones culturales necesarias para el éxito escolar”. (pág. 219) Lo que hace referencia
directamente a las dinámicas culturales, hábitos familiares y valores.

GHOUALI, 2007 afirma que “el acompañamiento escolar percibido como una
continuidad de aprendizajes, ofrece a los niños desfavorecidos lo que las clases medias tienen
en su casa y lucha contra las desigualdades sociales”. lo que se puede interpretar como una
seria hipótesis del porqué este país se mantiene arraigadamente en índices de escolaridad de
bajo desempeño.
Sobre la cuestión de quiénes necesitan acompañamiento escolar y quiénes no,
GHOUALI (2007) dice que “en realidad, no se enfoca solamente a los niños con dificultades,
sino a los que tienen necesidad de ello”. (pág. 2019). con base en esta afirmación, el apoyo se
debe enfocar entonces en el bien común que prima por encima de las minorías.

Análisis crítico de la categoría

Es preciso iniciar resaltando que, más allá de lo meramente pedagógico, este análisis
está permeado por reflexiones que alcanzan temas de políticas gubernamentales, desde las
esferas sociales y culturales. La infancia de un niño en Colombia de clase baja es un desafío
realmente incierto, su futuro como ciudadano es dicotómico entre caminos opuestos: o “sale
adelante” o “se convierte en una pérdida para la sociedad”.

El contrato fundacional de la escuela, nace por ejemplo de la necesidad de transformar


una sociedad como la nuestra, de este modo los procesos históricos se vieron modificados, la
escuela surge basado en ideales revolucionarios, debido a ideologías políticas republicanas
(revolución francesa), entiéndase esto como la necesidad de un pueblo por recibir por parte del
estado el bienestar que merece. Se vió la necesidad de construir lugares (Edificios) donde se
enseñaran los conocimientos suficientes para la formación de un espíritu ciudadano. Este
contrato tiene diferentes objetivos con enfoque político y social, “Instruir al pueblo y formar
ciudadanos”; los métodos y maneras en que se cumple este cometido, difiere según el contexto,
el tipo de escuela y de sociedad, aun así, el del resultado de este contrato fundacional surgen 4
lógicas de las que se rige la escuela: cívica, económica, científica y doméstica. La lógica
doméstica se refiere a las familias e individuos, aquí es donde entra en materia el aporte que
cada familia le otorga a un estudiante.

La educación de un sujeto no puede estar desligada en ningún caso de los diferentes


contextos que la rodean, los factores externos amalgaman los procesos que dentro del seno
académico se llevaron a cabo. La lógica doméstica dentro del contrato fundacional de la
escuela, es la que ratifica que la participación de la familia en la vida académica de un
estudiante se constituye como un órgano vital de su funcionamiento, debe haber un aporte de
parte de esta para que realmente funcione el contrato.

El tiempo que pasa un estudiante fuera del aula de clase es tan importante como el que
pasa dentro de ella, pues todas las experiencias influyen en la apropiación de un carácter ético
y moral, que posteriormente se verán en acción en la convivencia escolar; el ejemplo que está
recibiendo en su hogar fundamenta la importancia que le da a las responsabilidades, al respeto
por la otredad, a los compromisos con sigo mismo y con los demás, estos son entre muchos,
valores que se asumen en casa y se fortalecen en la escuela.

Tan sencillo como la simple presencia de un padre de familia en casa justo cuando un
niño sale de la escuela y tiene un mundo de aventuras por contar, ese es el primer paso al
acompañamiento, estar al lado de un ser que requiere ser escuchado y al mismo tiempo que le
aporten desde una perspectiva empática y filial a su experiencia; este momento se podría
considerar como el feedback o retroalimentación diaria y necesaria que un niño necesita,
posterior a esto, el segundo paso para brindar un acompañamiento escolar es ponerse al tanto
de lo que le están enseñando a su hijo y por lo tanto asegurarse de que el niño si lo está
comprendiendo significativamente.

En algunas ocasiones, en las familias colombianas, no se da ninguno de los tipos de


acompañamiento (controlador, crítico, lúdico), pues por diferentes razones, hay un abandono
de este compromiso, y cuando se da, se trata del acompañamiento controlador, una situación
que deviene de un padre cansado por agotamiento mental y físico, estresado debido a las cargas
económicas, la situación política, las problemáticas sociales y en el mayor de los casos
conflictos familiares. Estos casos se dan con frecuencia en las familias con escasos recursos
económicos.

El buen desempeño escolar, además de provenir de un buen sistema escolar, un docente


con buenas prácticas, una gestión administrativa adecuada, depende en gran medida por la
ayuda que los acudientes le brinden en casa a los estudiantes. Más allá del acompañamiento
está el clima familiar y de esto se habla cuando se mencionan las “aportaciones culturales” que
se otorgan en casa, el niño es el reflejo de lo que es su hogar y de esto son responsables los
padres de familia.

Ya se ha mencionado antes que en los hogares de bajos recursos hay ausencia de


acompañamiento escolar, esto por las condiciones que un país le ofrece a sus habitantes, por
eso, es importante la continuidad de los aprendizajes más allá de las aulas, esto mejora las
condiciones de una sociedad en retroceso por falencias en los hábitos escolares. La falta de
tiempo por parte de un padre de familia para realizar un acompañamiento escolar en casa,
deviene de una problemática del estado. Esta es una de las falencias más álgidas de un gobierno
que no logra garantizar educación de calidad a sus habitantes. Viene de la raíz, de las
condiciones de precariedad que afectan directamente a la niñez. Mientras no se garanticen las
condiciones para adquirir por medios legales vivienda digna, alimentación y seguridad, los
padres de familia deben salir a buscar por sus propios medios y en condiciones no dignas, con
jornadas laborales irracionales, estos recursos, lo que implica un abandono en la niñez. Esta es
una realidad que se da en las sociedades con escasos recursos y es una de las razones por la que
no se supera la pobreza.

Algunos programas de gobierno se han interesado en comunidades con escasos recursos


para ayudar a solventar la ausencia de acompañamiento escolar, la cuestión es que aún quedan
muchas poblaciones desatendidas y la solución no es agregar un agente externo a las familias,
haciendo dependiente a los individuos afectados, la solución es mucho más estructural y radica
de las políticas de bienestar social, económicas, laborales, de salud, de justicia y educación, así
como también del financiamiento de todas estas esferas.

No es posible ignorar que las desigualdades sociales y económicas de este país son muy
marcadas, las minorías adineradas tienen ventajas que siguen haciendo presión a las
poblaciones con altos índices de pobreza. La cosmovisión del mundo frente a la corrupción y
la forma de ganarse la vida, son concepciones que alejan a los niños de las verdaderas lógicas
de la escuela y del contrato fundacional, que desde sus inicios pretenden transmitir valores y
creencias que legitimen el derecho y el orden económico y social establecidos, transmitir
saberes necesarios para el mundo del trabajo y crear condiciones para la producción de otros
saberes, para el desarrollo y para el progreso social.

Proyección

Hallar una solución a la falta de acompañamiento escolar por parte de los padres de
familia o cuidadores es una tarea de grandes envergaduras, primero porque en este caso
intervienen ideologías de orden paradigmáticas; hay comunidades en las que se considera que
la educación no es necesaria, que es el trabajo lo que representa el futuro próspero, hay
pensamientos similares y aún así opuestos, pues también minimizan la importancia de la
educación pero le dan relevancia al dinero fácil, la delincuencia, el narcotráfico y todas esas
actividades que han estigmatizado a nuestro país; lastimosamente, la falta de acompañamiento
escolar en casa, también es causada por una idiosincrasia muy lamentable. Estos escenarios son
producto también de la hipótesis planteada anteriormente, y es que los malos gobiernos inciden
directamente en la sociedad, sus formas de vida, sus costumbres, su economía, su ideología, su
educación y la relación de la familia con estas.
Hay otras soluciones a esta problemática, se van graduando desde lo más global hasta
lo más mínimo; una de ellas es que debe haber un cambio de las políticas gubernamentales en
todas las esferas; se trata de una falencia que viene de raíz y se desencadena en una secuencia
de afectaciones que termina por asfixiar las dinámicas familiares y a su relación con la escuela.

En nuestro país hay demasiados docentes con vocación, yo misma fui testigo de cómo la pasión
de algunos docentes hizo que creyera en mí misma, que podía estar entre los mejores, y pese a
mis condiciones de aprendizaje, que nunca tuvieron un diagnóstico y que siento que aún me
acompañan, pude superar esa etapa en la que había una especie de bloqueo cognitivo.
Considero que los docentes con vocación, con buenas prácticas pedagógicas y una excelente
actitud y empatía, sin duda son una solución, quizá a pequeña escala, pero con gran impacto.
En el ámbito educativo la inspiración y la autoestima basada en la confianza al otro, son
fundamentales. Si bien existen docentes agotados y desairados por el sistema, hay otros que
aún creen en la sociedad y en sí mismos para transformar el mundo y estos últimos hacen parte
de una de las soluciones

Otra manera de solucionar esta problemática es directamente desde el seno de la familia,


que desde el interior de ellas se geste la consciencia de la importancia del acompañamiento
escolar, entendiendo los procesos pedagógicos como una totalidad que depende cognitiva y
emocionalmente del tiempo que se pasa dentro del salón de clase como las que se pasan fuera
de él. Este es un trabajo que ya vienen haciendo las instituciones educativas por medio de las
escuelas de padres, sin embargo, es una estrategia que se está agotando y que necesita una
reformulación; también se da de manera empírica, en algunas familias en las que el deseo de
superación los ha llevado a comprender la importancia de la educación y se unen para hacer
los esfuerzos necesarios para realizar ese acompañamiento escolar que es tan necesario.

Para finalizar, cabe mencionar que la razón por la que decidí enfocar mi vida
profesional hacia la docencia, es por una preocupación constante que esta sociedad me
despierta. Yo hago parte de una población vulnerable, y en gran medida, el comprender la
importancia de la educación, me ha llevado a experimentar un gran crecimiento profesional y
personal. Este ejercicio reflexivo me ha ayudado a comprender el porqué de algunas decisiones
de mi vida, tanto en el campo personal como profesional, y es que realmente la educación, ha
sido una de las grandes metas de mi vida.
Bibliografía

Atehortúa, G. G. (2015). Acompañamiento escolar: Punto de conexión para el rendimiento


académico en niñas de primer grado. Medellín: Funlam Journal of.
Frigueiro, P. T. (1992). Las instituciones educativas Cara y Ceca. Elementos para su
comprensión. TROQVEL Educación Serie FLACSO-Acción.
GHOUALI. (2007). El Acompañamiento Escolar y Educativo en Francia. La mirada de los
especialistas., 36.

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