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Exposición del libro IV (Las diversas formas de las constituciones) del texto Política de
Aristóteles

Por: Víctor Hugo Mejía Valencia

Asignatura: Filosofía Antigua

Docente: Ysis Vélez

Introducción
El presente texto, pretende sintetizar y exponer las ideas fundamentales insertas en los 15
capítulos que conforman el libro IV de la Política de Aristóteles, el cual de acuerdo a la
traducción ha recibido diversas denominaciones, las cuales, no obstante, siguen el hilo
conductor y las directrices establecidas por el filósofo de Estagira, para configurar parte de
su ambicioso proyecto ético-político. Es importante acotar que la configuración de este
documento esta ceñida a la traducción de Editorial Gredos, pero que es complementada por
otras ediciones, que hacen más didáctica la presentación, sobre todo para los neófitos en el
tema, como quien escribe estas líneas.

En consecuencia, se ha considerado apropiado y pertinente intitular el libro y cada uno de los


capítulos, en aras de desglosar el mismo, tal y como pasa a indicarse a continuación.

Primeramente, es importante remarcar que el objeto del precitado libro IV o Teoría general
de la ciudad perfecta, es abordar los problemas relacionados con los regímenes que la ciencia
política debe resolver, para lo cual, los acápites del mismo se han discriminado de la siguiente
manera:

 Capítulo 1 de la vida perfecta


De acuerdo con las elucubraciones de Aristóteles, cada estado en particular engendra para
sus asociados un determinado modo de vida, por lo que, será más idóneo aquel que posibilite
el género de vida que goce de todas las preferencias, esto es, aquel que haga plausible el goce
de la más perfecta felicidad. Además, hay que señalar que los bienes que el hombre puede
gozar son de tres clases: bienes externos, bienes del cuerpo y bienes del alma, por lo que, la
felicidad consistirá en poder disfrutar del cumulo de estos, sin perder de vista que hay una
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jerarquía entre dichos bienes, siendo los más altos los del alma, puesto que no se consiguen
por azar. De conformidad con las leyes de la naturaleza, los bienes exteriores solo son
apetecibles en interés del alma y no a la inversa. Por otra parte, la posesión de bienes
exteriores no garantiza la obtención de los bienes del alma, puesto que son estos los que
hacen posible la obtención de riqueza y prosperidad.

 Capítulo 2 de la felicidad con relación al estado

En este apartado indaga Aristóteles, si hay una concordancia entre la felicidad del individuo
y la felicidad respecto al Estado, señalando el filósofo que todo parece indicar que sí, debido
a que según se haga consistir la felicidad de este en la fortuna, en el poder o en la virtud, se
predicará entonces, que un estado rico, despótico y honesto, respectivamente, es dichoso. De
manera que cualquier estado para ser perfecto, debe hacer viable a todos sus súbditos el
ejercicio de la virtud. No obstante, piensa Aristóteles, que los partidarios más sinceros en
todas las épocas de la virtud han abrazado o la política o la filosofía.

 Capítulo 3 de la vida política


centra la atención Aristóteles en este acápite, en el hecho irrefutable de que algunas personas
prefieren la vida política, y otros valoran la vida privada, siendo muchísimo más valioso por
supuesto, ser libre que señor de esclavos. no obstante, la autoridad del político sobre los
gobernados no es como la del amo sobre el esclavo. por otra parte, la felicidad solo se
encuentra en la actividad, ya que este fin consiste en obrar bien.

 Capítulo 4 de la extensión que debe tener el estado


Para ilustrar esto, el filósofo de Estagira se vale de una interesante metáfora, señalando que
no es el médico de mayor estatura el mejor médico, puesto que es relevante observar las
cualidades y destrezas, además de la virtud. En consecuencia, para el caso del estado, no
basta únicamente con observar la tierra ni el número de habitantes, puesto que hay que
detenerse en otros elementos como el poder, la ley, puesto que esta determina un cierto orden,
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es decir, las buenas leyes producen un buen orden, aunque el orden es imposible en una
muchedumbre para considerar los negocios, repartir los cargos y funciones según los méritos.
Por tanto, es relevante que los ciudadanos se reconozcan entre sí y se aprecien mutuamente,
por lo que no recomienda Aristóteles como extensión propicia del Estado, el que este se
configure en una ciudad populosa. Por otra parte, cree el filósofo que, amparándose en la
muchedumbre, los esclavos y extranjeros usurparían el derecho de los asociados. El número
más adecuado es el mayor posible para abastecer todas las necesidades de la existencia, pero
no tan numerosos que dificulte la inspección y la vigilancia, y que además impida un estrecho
conocimiento entre los individuos de las polis.

 Capítulo 5. Del territorio del estado perfecto


Puesto que, desde la perspectiva aristotélica, la característica fundamental del estado es la
soberanía, es importante señalar que para que esto se materialice, este Estado, debe ser
autosuficiente y tener una extensión y fertilidad suficiente para el abastecimiento de toda la
población. Pero como ya se remarcó en el anterior apartado, no es provechoso que sea tan
grande, ya que custodiarlo y abastecerlo, se tornaría difícil, y no hay que perder de vista que
su posición geoestratégica debe ser la más favorable para defenderse, y la de más difícil
acceso al enemigo.

 Capítulo 6. De las cualidades del ciudadano


En este apartado, centra Aristóteles la atención en la relación del contexto con la naturaleza
de los pueblos, señalando que los de clima fríos, incluida Europa, son valientes, pero poco
inteligentes, esto es, aman la autonomía, pero son indisciplinados y manipulables
políticamente, las poblaciones de Asía son más inteligentes y artistas, pero les falta corazón
y valentía. Los griegos, aunque con marcadas diferencias entre las diferentes polis, aglutinan
las ventajas de unos y otros, puesto que son inteligentes, valerosos y con corazón, un hecho
relevante, pues en consideración de Aristóteles, este es el que impulsa el amor a la libertad y
a la dominación, quién se alza en cólera más fuerte y sentida, sobre todo si la injuria viene
de un amigo.
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 Capítulo 7. De los elementos indispensables para la ciudad


Siguiendo con el hilo conductor, tendiente a configurar los elementos sustanciales y
relevantes de la polis, señala categóricamente Aristóteles que esta entidad, es una corporación
o asociación de individuos iguales, que propenden por alcanzar para una vida dichosa,
materializada en la felicidad, bien superior, consistente en el ejercicio y aplicación completa
de la virtud. Sin embargo, es importante acotar, que, en el orden natural de las cosas, la virtud
está desproporcionadamente distribuida entre los hombres, por lo que, algunos tienen muy
poco y otros ninguna. Esta evidenciada desigualdad en cuanto a la posesión de la virtud, es
el origen de las diferencias entre los distintos estados. Finalmente, señala explícitamente el
filósofo que todo estado, para existir, debe tener seis elementos indispensables e
imprescindible, puesto que, son cosas básicas y determinantes para la existencia de la polis:
subsistencias, artes, armas, riquezas, culto divino y jueces, cuya gravitación e injerencia se
explica por su sola mención.

 Capítulo 8. Elementos políticos de la ciudad


En este apartado indaga Aristóteles por la manera idónea de repartir y distribuir las diferentes
funciones al interior de la ciudad. Indicando que los ciudadanos se abstendrán de efectuar el
comercio y las labores manuales, pues son ocupaciones contrarias a la virtud. En
consecuencia, se ocuparán únicamente de la vida política, en sus dos facetas, esto es, fase
guerrera, reservada a los jóvenes, puesto que requiere fortaleza y vigor, y la fase judicial o
legislativa, para los ancianos, debido a que se requiere para esto prudencia y sabiduría, que
solo se tienen cuando se es viejo. Los más viejos se ocuparán del culto divino, puesto que no
hay que perder de vista que únicamente a los ciudadanos pertenece el servicio de los dioses,
lo cual los anula para dedicarse a la agricultura. Por último, hay que acotar, que, desde la
perspectiva aristotélica, los artesanos y labradores, sin derecho político, se dedicaran a
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realizar los trabajos manuales y la agricultura, teniendo para ello la condición de esclavos,
puesto que la propiedad de las tierras debe estar en manos de los ciudadanos libres.

 Capítulo 9. Antiguedad de ciertas instituciones políticas


Haciendo un ejercicio de historiografía, indica Aristóteles en este aparatado, que el origen de
la segmentación de los hombres por clases, hay que ubicarlo en Egipto de la época del faraón
Sesostris (1800 A. C). Exhortando a que es menester seguir a nuestros predecesores en todo
aquello en que han actuado bien, pasa el filósofo a señalar que el territorio debe fraccionarse
en dos partes, esto es, propiedad pública, trabajada por esclavos que son propiedad del
Estado, cuyos beneficios se consagran por un lado al culto y por otro a las comidas en común;
la otra porción del territorio se debe repartir entre los ciudadanos, otorgándoles una parte en
la frontera y otro cerca de la ciudad, esto, para que tengan el mismo interés en defender la
propiedad contra los enemigos. Los esclavos se dedicarán a trabajar estas propiedades,
teniendo para esto en cuenta que no es conveniente que sean todos los esclavos provenientes
del mismo país, para impedir que subleven.

 Capítulo 10. De la situación de la ciudad


En este acápite, se refiere Aristóteles a la ciudad perfecta, señalando que esta debe construirse
en un lugar saludable, pues esto es determinante para sus posibilidades de pervivencia y por
qué la salud es muy importante, siendo el agua un factor determinante y que favorece en gran
medida a la polis una vez constituida. Para seguir adelante con este cometido, piensa el
filósofo que las casas que conforman la ciudad, deben edificarse teniendo en cuenta la
comodidad y la fácil defensa. Para este cometido, son indispensables las murallas, con
abundantes torres y puestos de guardia. Piensa Aristóteles que en general, debe tenerse como
canon en la configuración de la ciudad que esta posibilite una fácil salida para sus habitantes,
y, un difícil ascenso y penetración del enemigo.

 Capítulo 11. De los edificios públicos y de la policía


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En esta parte del libro IV, centra su atención el filósofo estagirita, en una parte relevante de
la ciudad perfecta, haciendo una notable exposición arquitectónica. Indica Aristóteles que
los edificios sagrados, dedicados al culto, tienen que construirse, de manera que puedan ser
observados desde los cuarteles de la ciudad. Una especial atención debe dársele a la plaza
pública, que debe lucir siempre limpia, impecable, silenciosa, y en la que no podrán ingresar
los artesanos, labradores, ni individuos de dicha estirpe, puesto que, al interior de esta plaza
los hombres de edad madura se dedicarán a los ejercicios gimnásticos. Además, lejos de esta
plaza y en otro punto de la ciudad deberá estar construida otra plaza, dedicada exclusivamente
al tráfico e intercambio de mercancías. Las comidas de los sacerdotes y pontífices,
encargados del culto en la ciudad, tendrán lugar en los templos, la de los magistrados o
ciudadanos encargados de fallar todos los pleitos, se realizarán en algún lugar próximo a la
plaza pública.

 Capítulo 12. De las cualidades de los ciudadanos

Piensa vehementemente Aristóteles que todos los hombres aspiran a alcanzarla y tienen como
fin, la felicidad, que no es algo diferente a la práctica idónea y completa de la virtud absoluta.
Además, piensa el filósofo que este fin es, en sí mismo bueno, sin embargo, no a todos los
individuos les está permitido alcanzarlo. Hace notar Aristóteles que para ello se requieren
ciertas circunstancias y condiciones que posibiliten alcanzar este fin supremo. Acota además
el filósofo que, es incuestionable e incontrovertible el hecho de que un estado será virtuoso,
únicamente si la totalidad de sus ciudadanos lo son, por lo cual es pertinente advertir, cuales
son las condiciones que hacen posible al ciudadano llegar a la virtud. Dichas entidades son
tres: la naturaleza, la costumbre y la razón. Primeramente, es necesario que la naturaleza
pueda convertirnos en hombres, y no en otra especie de animales, por otra parte, es perentorio
y necesario que otorgue ciertos dones corporales y espirituales. Sin embargo, hay que señalar
que a veces estos dones naturales no alcanzan y es imperioso modificar las cualidades
naturales por la costumbre, bien sea viciándola o mejorándola. Finalmente, advierte
Aristóteles es el momento de constatar que el hombre cuenta con la razón para influir sobre
la naturaleza y los hábitos.
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 Capítulo. 13 De la igualdad y de la diferencia entre los ciudadanos


En esta parte de la exposición del libro IV de La Política, indica Aristóteles que en toda
sociedad política hay jefes y subordinados, lo cual lo lleva a indagar si la autoridad y la
obediencia son alternativas o vitalicias. Haciendo el análisis pertinente, indica Aristóteles,
que, sin lugar a dudas, debido a que se trata de ciudadanos libres, debe existir alternativa en
el mando y en la obediencia. Por lo que considera que la mejor forma de sucesión, es la
basada en la edad, pues así se evitan los celos y la vanidad, ya que todos están seguros de
poder seguir en la madurez tal prerrogativa. Ahora bien, como uno y otros van a desempeñar
funciones diversas les corresponde diferente educación, la cual será determinada por el
legislador de turno.

 Capítulo 14. De la educación de los hijos


Señala explícitamente Aristóteles que la primera infancia dura hasta los siete años, en dos
etapas, la primera hasta los cinco. Los impúberes deben tomar mucha leche y nada de alcohol,
además, se les debe ir instruyendo para tolerar el frío, pero sin fatigas. Por otra parte deberá
impedirse que los infantes tengan contacto con esclavos y con cuadros y representaciones
obscenas.

 Capítulo 15. De la educación durante la primera infancia

Indica Aristóteles en el último capítulo del libro IV de la Política que desde los siete años
hay dos etapas, una hasta la pubertad y la otra hasta los veinte años. Vehementemente, señala
el filósofo que la vida no debe meditar por septenarios, sino por segmentación natural. El
interés evidenciado en Aristóteles por el tema de la educación infantil, se hace latente en la
precisión y abundancia de detalles que expone sobre este particular, tanto que llega incluso
a plantearse si es o no conveniente prohibir a los niños llorar y gritar.

Referencias Bibliográficas

Aristóteles. Política. (1988). (Trad. Manuela García Valdés). Gredos. Madrid-España.


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_________. Política. (1993). (Trads. Carlos García Gual y Aurelio Pérez Jiménez). Altaya.
Barcelona-España.

_________. Política. (1974). (Trad. Patricio de Azcarate). Austral. Madrid-España.

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