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Establece como fundamento que una parte en un todo es distinta a esa parte
aislada, o en otro todo, que se deduce de una serie de principios o leyes de la
organización perceptiva -obtenidos por incontables experimentos-, que son los
siguientes:
Ley de la proximidad
En la figura 1 vemos seis líneas paralelas, pero que a primera vista parecen tres
bandas separadas por dos espacios mayores. En la figura 2 tendemos a relacionar los
triángulos de manera horizontal, y nos es muy difícil percibir una relación vertical. En la
figura 3 vemos que no influye la forma, el color, etc. sino que el único factor que logra
esta agrupación es la proximidad; y verás que no es intuitivo establecer otra relación
entre los círculos, triángulos y cuadrados, más que tres conjuntos separados.
Esta ley es la que comentamos arriba, en el ejemplo del automóvil, así que ya debes
oler por dónde viene la cosa. La palabra alemana Prägnanz -de difícil traducción-, es
entendida como la tendencia a percibir las formas complejas de un modo más simple,
simétrico, ordenado, resumido y esquematizado, de modo que sea más sencillo
memorizarlas. Pero esto no sólo ocurre en imágenes estáticas. Cuando observamos
algo moverse, generalmente el móvil es un complejo conjunto de elementos, que
agrupamos en un todo-simplista, gracias a que cada parte sigue un destino común. Y
para referirnos a aquellas formas que ya de por sí son simples y fácilmente
memorizables, se emplea la expresión “buena forma” (recuerda este término).
Una vez que hiciste el dibujo y lo tienes en mano, compáralo con la figura 7,
presionando este link. Deberías notar que tu dibujo es más simple, simétrico y
resumido que la figura original. ¡Si no es así, y tu figura es exactamente igual, te
felicito, porque tienes una memoria increíble! Y si finalmente, tu figura difiere bastante
de la original ¡no te preocupes!, es absolutamente normal.
Ley de cierre
Esta ley es muy interesante, porque indica que la percepción es capaz de completar
imágenes, con información que en ellas no hay. Veamos unos ejemplos.
La figura 8 consta de cuatro líneas curvas, ajenas unas a las otras. Sin embargo,
gracias a la buena forma de la figura que existiría si esas curvas se unieran -un círculo-,
la percepción tiende a agregar la información que falta para que percibamos una figura
coherente. Pero… ¿la información que añadimos, de dónde la obtenemos? Los estudios
indican que la respuesta es la experiencia previa. Por ejemplo, la figura 9 consiste en
tres “pacman” que, como forman tres vértices de 60º, intuitivamente percibimos un
triángulo equilátero como centro de la figura, que es una buena forma por excelencia,
luego del círculo (Esta es una simplificación del triángulo de Kanizsa). Y la figura 10
depende radicalmente de la experiencia previa. Alguien que nunca en su vida haya
visto una imagen con perspectiva –con aparente profundidad–, percibirá un dibujo
plano y desordenado, con seis flechas apuntando hacia fuera, una “L” en el centro, y
una “Y” acostada. Pero la mayoría de ustedes, seguramente verá un cubo, añadiendo
la información que hace falta, proveniente su conocimiento de esta figura (cubo de
Necker).
Ley de la simetría
¿Por qué todo es tan simétrico en el Universo? Es muy fácil notar que en la naturaleza
encontramos simetrías por todas partes, como en nosotros mismos. Por ejemplo, casi
todos los organismos tienen una mitad de su cuerpo exactamente igual -externamente-
que la otra mitad. Hay teorías que indican que es causa de la gravedad, que seamos
simétricos de izquierda y derecha pero no de arriba y abajo. Cuando una figura cumple
con esta simetría de eje vertical, resulta ser mejor buena forma que otra con un eje
distinto.
En la figura 11 vemos un caso de simetría con eje vertical, que es favorecida por la
Prägnanz, es decir que es muchísimo más fácil de recordar que una figura no simétrica.
En la figura 12, en virtud de la ley de cierre, es intuitivo percibir tres botellas
separadas. En cambio en la figura 13, resulta fácil visualizar tres botellas dadas
vueltas. Pero mirando con atención habrás descubierto que la forma (la línea curva)
que se repite en ambas imágenes es exactamente la misma (por eso también puedes
ver en la fig. 12 cuatro botellas dadas vuelta, y en la fig. 13 al revés). Esto es lo que
logra la simetría, y más adelante veremos que es un recurso muy valioso en las
ilusiones ópticas.
Ley de la continuidad
Esta vez voy a usar una fotografía porque no es algo fácil de representar con simples
líneas. Allí vemos que las formas alejadas son casi indescifrables de por sí. Pero
sabemos bien lo que son, gracias a que los elementos cercanos son nítidos, y esa
nitidez se desvanece gradualmente. Para comprobarlo, mueve la barra de
desplazamiento de tu navegador hacia arriba, de modo que sólo se vean tres
centímetros de la parte superior de la imagen. Notarás que ese contenido es
indescifrable, pero que al ver la imagen completa, percibes que son edificios. El
significado de esta ley es, entonces, que podemos percibir cosas que no deberíamos
poder, si no existiera una continuidad ‘suave’ entre los elementos.
Ley de la experiencia
Desde que fue propuesta, esta ley ha estado en debate psicológico, como también
filosófico. Es seguro que, como ya vimos, toda experiencia previa influye en la forma
en que percibimos las figuras, pero… ¿los modos de percibir, también los adquirimos
con la experiencia?, ¿o ya son propios del ser humano, por naturaleza? Es decir, ¿existe
ya en el ser humano, conocimientos nativos, apartados de la experiencia, que le
indiquen cómo debe percibir, y qué elementos debe añadir? Es aquí en donde las
aguas de la psicología se empiezan a dividir; y te darás cuenta que este asunto es
puramente filosófico. (Casualmente, de esto se ocupó Immanuel Kant en el sigo XVIII,
logrando una revolución en el rumbo del pensamiento en la humanidad).
Este dibujo, fue utilizado por Robert Laws (1851-1934) para poner a prueba esta ley.
Cualquiera que esté habituado a vivir en ambientes angulares -como tu casa-, percibirá
que se trata de una habitación, cuyas paredes y techo están insinuados por el rayón
central, en virtud de la ley de cierre, y por la ventana del lado izquierdo. Pero cuando
este dibujo les fue mostrado a personas residentes en Malawi (sudeste de África), la
mayor parte respondió que la familia que allí aparece se encuentra bajo un árbol, y que
la “ventana” del lado izquierdo es una caja que reposa sobre la cabeza de la mujer.
(Recuerda que hablamos del siglo XIX). Nota cómo el ámbito social resulta ser un factor
clave en la interpretación de las figuras.
Ley de la figura-fondo
Esta es la frutilla del postre. Es la ley más utilizada de todas, a la hora de crear
ilusiones ópticas. Se trata de que una figura pueda tomar el papel de fondo, mientas
que el fondo pueda convertirse en una figura. Pero ¿qué son en verdad los fondos y las
figuras? En verdad, no son nada en sí — son lo que queremos que sean. Intuitivamente,
consideramos que los fondos se extienden por detrás de las figuras, y que suelen ser
difusos y menos llamativos; mientras que las figuras son cuerpos definidos, mejor
estructurados, y que prevalecen sobre el fondo. En el mundo del Arte, jugar con estos
dos conceptos, haciendo que ambos tengan simultáneamente las propiedades
nombradas, es un recurso valiosísimo, como en los siguientes ejemplos.
Este es el ejemplo más conocido de todos. Se trata del Jarrón de Rubin, de Edgar Rubin,
en donde el fondo se convierte en figura y la figura en fondo. Nota cómo saca partido
también de la Ley de simetría y de la buena forma del jarrón y los perfiles.
Otro ejemplo no menos impactante es “Mariposa a la Flor“, de Octavio Ocampo. Allí
podemos ver una planta y una mariposa como figura, y el resto rosado como fondo. O
bien, podemos percibir ese resto rosado como figura -el rostro de una mujer- y la
planta y mariposa como condicionantes para esa figura, pero no como figuras en sí.