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1.2.

Lo preliminar: La Advertencia y el Ver

(1.2.1) Advertencia

Escrita en marzo de 19471, la Advertencia es un pequeño prólogo del mismo sacerdote francés que
busca orientar de forma introductoria su presente obra. En la misma señala que buscará “descubrir
entre los elementos del universo, no ya un sistema de relaciones ontológicas y causales, sino una ley experimental de
recurrencia que precise su aparición sucesiva en el curso del tiempo(...)”

Desde esta Advertencia, Teilhard definirá el FH como un ensayo2 basado en la experiencia


del saber científico, pero también impregnada de ideas personales aun cuando esté basada en datos
objetivos. Ya en el primer párrafo lo dice3: una memoria científica. Lo siguiente será ver en qué
medida, el jesuita comprende -y se autocomprende en- la idea de una memoria científica que es a
su vez un ensayo en el cual dará su punto de vista personal.

Continuando con esta “advertencia a la advertencia”, él mismo indicará que no busca


aventurarse, y que es una memoria científica del género ensayístico, que posee meramente la
apariencia de una filosofía. Pero, incluso aunque sospechemos de que será filosófico, el padre
Teilhard dirá que no corresponde a una metafísica, sino a una “hiperfísica”, en la cual pretende
entregar su interpretación científica del Universo4.

Su interpretación bebe de las ciencias naturales para su elaboración primera, pero implica
la creación filosófica de un sistema acerca del todo, ya que elaborará una interpretación científica
e “hiperfísica” del Universo, en su pasado, presente y futuro. Volviendo al des-cubierto su
intención, es que comenzará a encajar la idea de un ensayo de base y contenido científico natural,
que incluirá especulaciones sobre un porvenir del ser humano, no solo en su dimensión material,
sino también en su futuro espiritual y psíquico.

El método de trabajo teilhardiano, será hacer este ensayo científico especulativo, basándose
y teniendo como centro de trabajo solamente al fenómeno del humano, pero a todo el fenómeno5.
Él mismo indica que esta forma de obrar deja abierto el espacio para reflexiones posteriores de
filosofía y teología.6

Finalmente, él mismo expone en este “prólogo” sus 2 hipótesis respecto a cómo entiende
que se debe hacer una presentación coherente del fenómeno humano. Explícitas en el último
párrafo se lee que para hacer posible la representación del fenómeno humano, hay que reconocer
la “Significación preeminente del Hombre en la Naturaleza y estructura orgánica de la Humanidad(...)”7.

1
FH 41
2
FH 40
3
FH 39
4
FH 40
5
FH 40
6
FH 39
7
FH 41
La primera consiste en que el ser humano muestra una cúspide de la materia, la cual está
siendo alcanzada por el proceso de la evolución. Esta cúspide se expresa en este pensamiento que
puede reflejarse hacia sí. La segunda hipótesis busca dar cuentas de que solo en la composición
anatómica y fisiológica del mismo ser humano -lo que más adelante podemos identificar como
cefalización- es que esta expresión última de la materia puede ser posible.

(1.2.2) Ver

Esta acción es definida por el mismo autor como resumen y conclusión del Fenómeno Humano8.
Para Teilhard la conciencia -y la posibilidad de vivir y de inteligir el mundo- está ligada a la
capacidad de ver. Son proporcionales, y mientras uno pueda ver mejor el mundo que le rodea,
mayores posibilidades tendrá de sobrevivir. Dirá Teilhard que “la perfección animal, la supremacía del
ser pensante ¿no se miden por la penetración y el poder sintético de su mirada?(...) Ver no es un lujo. Ver o perecer” 9.

Además, esta capacidad de observar no es objetiva para Teilhard. Reconoce que todo
investigador, por muy científico que busque ser, lleva consigo convenciones apriorísticas por parte
del sujeto que observa10. Sin embargo, esto no obstaculiza la observación plena de algo. Es cosa
de estar en una condición privilegiada, que es cuando “el punto de vista subjetivo coincide con una
distribución objetiva de las cosas. Se establece la percepción en toda su plenitud”11. Teilhard dirá que este es el
privilegio del conocimiento humano.

Y, sin embargo, de entre todos los objetos observados en la historia del ser humano, el
único que se mantiene en la paradoja del ser más observado pero aún manteniéndose en misterio,
es el mismo hombre. “Se ofrece como un espectáculo a sí mismo”12. Nosotros somos un misterio para
nosotros mismos. Teilhard lo dirá así: “un objeto errático dentro de un mundo dislocado”13, pero también
“(...) cima momentánea de una Antropogénesis que corona a su vez una Cosmogénesis”14 una vez se desvanezcan
la “triple ilusión de la pequeñez, de la pluralidad y de la inmovilidad”15.

El discurso sobre el fenómeno humano ya comienza a dar más consolidación al sentido de


su título. Teilhard ha identificado al origen y al mismo ser humano como cúspide y sentido de la
evolución material y espiritual del Universo. Y, si se continúa profundizando en este sistema, el ser
humano, en su capacidad de pensamiento, y luego veremos en su dimensión espiritual, implica y
es el objetivo y la meta a la cual apunta la materia, ya que busca expresar la conciencia.

8
FH 43
9
FH 43
10
FH 44
11
FH 45
12
FH 45
13
FH 46
14
FH 47
15
FH 46-47
Expresada su hipótesis antrópica, es que el mismo Teilhard dirá cómo se seguirá el
transcurso de la lectura del Fenómeno Humano, a saber “la Previda16, la Vida17, el Pensamiento18; estos tres
acontecimientos que dibujan en el Pasado y dirigen para el futuro (¡la Sobrevida19!) una sola y única trayectoria: la
curva del Fenómeno Humano”.20

El mismo Teilhard se expresa de forma exacta:

“En primer lugar, para afirmar que el Hombre, dentro de la Naturaleza, es de verdad un hecho que reclama (por
lo menos de una manera parcial) unas determinadas exigencias y métodos de la Ciencia.
Seguidamente, para hacer comprender que entre los hechos que se presentan a nuestro conocimiento ningún
otro puede ser ni más extraordinario ni más luminoso.
Finalmente, para insistir mucho sobre el carácter particular del Ensayo que aquí presento.
Mi único fin y mi verdadera fuerza a través de estas páginas es sólo y simplemente, lo repito, el de intentar
ver; es decir, el de desarrollar una perspectiva homogénea y coherente de nuestra experiencia general, pero
extendida al Hombre. Todo un conjunto que se va sucediendo.
(...) Ha llegado el momento de darse cuenta de que toda interpretación, incluso positivista, del Universo
debe, para ser satisfactoria, abarcar tanto el interior como el exterior de las cosas -lo mismo el Espíritu que la
Materia-.”21

Sobre la primera parte de la cita aquí expuesta, el ser humano requiere un enfoque
particular debido a que todo investigador del hombre es, precisamente, un hombre. El observador
es el observado. Además, al observarse a sí mismo, hay que considerar que habrán presupuestos
respecto a lo observado diferentes a como si observase otro objeto. Sin embargo, el ser humano
es extraordinario: el único ser, hasta ahora conocido, de darse cuenta de que piensa, que puede
catalogar al cosmos, y que expresa capacidades de maneras mucho más avanzadas a que otras
especies.

Al final Teilhard señala cuál es su intención: el buscar ver en su máxima integridad al ser
humano, ver, precisamente, al fenómeno humano. Esta visión, como se dijo, abarcará la capa
externa de las cosas, lo material; pero también incluirá la capa interior, la energía interna espiritual,
también llamada psíquica, que está en todas las cosas.

Solo siendo material y espiritual, una visión puede considerarse completa.

Finalmente, las últimas frases de este prólogo llamado Ver entregan un dato clave para el
trabajo aquí escrito:

16
FH 51
17
FH 95
18
FH 197
19
FH 283
20
FH 47
21
FH 47-48
“El hombre, pues, no como centro estático del Mundo -como se ha creído durante mucho tiempo-,
sino como eje y flecha de la Evolución, lo que es mucho más bello.”22

Concluyendo la visión global de estos prólogos, es que se irá reafirmando y consolidando


la idea de que la evolución permea, impregna y se da en todas las cosas, y es el proceso por el cual
esta realidad material expresa una inmaterial. Como se ha visto, en el sistema teilhardiano, la
comprobación de una realidad inmaterial se da en el ser humano, un ser material.

22
FH 49

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