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LA SANTIDAD DE UN DANZOR.

La palabra de Dios muestra la santidad de varias formas, en los idiomas bíblicos la


palabra santificar y santo tienen un significado muy importante y es “separado para
Dios”. Cuando la santificación es de una persona, instrumento o armas de
ministración significa que es totalmente separado para Dios. 1ª Pedro 1:15-16.

-Como danzores de Dios lo primero que debemos poseer es un TRAJE DE


MINISTRACION (Cobertura en la presencia de Dios).
-Es importante recordar que hemos sido elegidos por determinación de Dios al estar
en el ministerio de danza *Deuteronomio 7:6 21:5.

-La obediencia no es una opción, puesto que es el fruto y propósito a la santificación.


*Deuteronomio 30:19.

-Los danzores no podemos ser santos a la hora de danzar o de ministrar al pueblo


de Dios es una actitud diaria y constante. El danzar es un compromiso hecho con
Dios y con lleva a Dios en todo momento, no solo con la danza sino con nuestro
estilo de vida.

-El tema de la santidad como danzores es porque somos ministros y sacerdocio


escogido por Dios, la palabra Santidad se expone en nuestras vidas e implica
muchos aspectos.
-Un ejemplo muy claro de la santidad que Dios nos demanda está en:
*Éxodo 20:18-19.

Observemos lo que dice la Biblia sobre la santidad:


- 1ª Corintios 3:16-17. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios
mora en vosotros? 17. Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a
él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es,

*Efesios 2:21-22. En quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser
un templo santo en el Señor. 22, en quien vosotros también sois juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Ef. 5:8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad
como hijos de luz.
Col. 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.
1 P. 1:15 “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en
toda vuestra manera de vivir”
En estos versos podemos ver que cada uno es responsable de buscar la santidad,
que ésta no nos cae del cielo sino que es consecuencia de una búsqueda personal.
En 2º de Crónicas 5:1-14 se destaca la importancia de la dedicación al templo que
había construido el rey Salomón, el cual se había destinado para la adoración. Los
levitas debían saber que ese lugar era donde estaba su deleite destinado al gozo,
como dice el Salmo 87:7:
Y cantores y tañedores en ella dirán: Todas mis fuentes están en ti.
Podemos ver aquí que el esfuerzo, ánimo y corazón de un levita es la adoración a
Dios. El templo es símbolo del perdón, la gracia y la misericordia divina, por esta
razón el levita debe entender claramente y enseñar al pueblo que este es el lugar
en el que la oración es un vínculo para con el Padre. Te pregunto: ¿Es esta tu
motivación cuando te dispones a ministrar? Recuerda que la disciplina está unida
con la consagración, y que cuando esta falta, la iglesia pasa por una etapa de
esterilidad, ¡debido a la ausencia de gloria! Esto no debe ser así; el servicio tiene
que ser glorioso.
En 2º Cr. 5:4 leemos lo siguiente:
“Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel, y los Levitas tomaron el arca”.
Esto muestra que fue necesario usar las manos para tal propósito. Te pregunto:
¿Cómo están tus manos? ¿Acaso tomas de lo inmundo y luego tomas el arca?
Jamás se te olvide que las manos son el reflejo de tu conducta cristiana, la cual
debe ser digna del Dios al cual servimos.
En nuestra época, es un hecho, estamos frente a la adulteración de lo santo con lo
inmundo, de lo que muchos danzores y músicos participan. De igual manera vemos
a la iglesia participando de lo inmundo y luego llegando al lugar de reunión para
“alabar a Dios” como si nada hubiera pasado, sin ningún temor de Dios en sus vidas.
Lo peor de todo, es que la santidad de muchos de los llamados danzores (levitas),
músicos o salmistas, está diluyéndose junto con buena parte de la iglesia.
El llamado de Dios para ministrar es primero para los levitas y sacerdotes. Observa
lo que dice el verso 12:
“Y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán, y los de Jedutún,
juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con
címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes
que tocaban trompetas”
Nuestro ministerio como levitas esta enfáticamente especificado. Sin embargo hoy
en día algunos músicos no se distinguen, no se sabe si son parte del grupo o no. La
falta de disciplina en sus vidas los lleva a una irresponsabilidad en su trabajo
ministerial, lo que se refleja, por poner un ejemplo, en sus constantes ausencias al
grupo de ARTES O ALABANZA sin notificar. Estos aparecen de repente después
de unas “vacaciones” y pretenden volver a ministrar como si nada hubiera pasado.
Esta clase de danzores y músicos agreden la reputación del ministerio porque no
se puede contar con ellos. Y son los indisciplinados, que hasta se autodenominan
“apóstoles”, “misioneros” o “evangelistas”, dándose el lujo de adjudicarse el título
que les place, menos el de cumplidores de su ministerio de adoradores o salmistas.
Esto no debe ser así, cada adorador debe estar comprometidos íntegramente, al
cien por ciento, dando su vida al Señor en el ministerio donde fue establecido.

LA AUSENCIA DE SANTIDAD EN UN DANZOR.

La ausencia de santidad en un ministerio trae consecuencia, porque el ministerio es


un equipo y si uno está mal, todos están mal, ya que este no permite el fluir del
Espíritu Santo. Tanto para el ministerio como la congregación, esta puede ser
apatía, estancamiento, falta de una real ministración por parte de Dios al su pueblo,
y así como estas cosas pueden haber infinitas posibilidades que pueden interferir
en la obra de Dios en el ministerio y en las personas.
La multiplicación física y espiritual viene luego del pacto con Dios, este es un
principio que nos enseña la palabra, en el versículo 3 de Génesis que dice Abram
se postro sobre su rostro y Dios hablo con él. Nos enseña y demuestra que para
poder comunicarse con Dios el primero se humillo. Otro caso lo encontramos en
Isaías 6 Dios no hablo al profeta sino hasta que él dijo: ¡ay de mí!, reconoció su
pecado y se humillo delante de la presencia de Dios Para poder llegar a tener una
comunicación excelente con Dios y que Él hable a nuestras vidas, lo primero que
debemos de hacer es humillarnos, tener una intimidad constante en oración, ayuno
y vivir su palabra y así El podrá hablarnos...
Es importante que en todo prediquemos con nuestro testimonio de que Dios es
nuestro Señor y que todo lo que hacemos es para su gloria y honra.es importante
aclarar que para levantar un reino (ministerio) para el señor debe basarse en
santidad y esta no es una opción, pues sin santidad el ministerio simplemente no se
levanta Jeremías 4:4.
Con el pacto Dios trata varios puntos con el hombre; La responsabilidad del hombre
al aceptar la soberanía y supremacía de Dios. La fe en la palabra de Dios Romanos
4:11-12. Un estado constante de humillación y alabanza a Dios, Lo que nos
demuestra como la santificación no ha de ser de una sola persona, sino de todo el
ministerio cuando se hace un pacto con Dios, todos los integrantes del ministerio
deben guardar la santidad que el pacto demanda.
Otro punto importante es que al realizar un pacto con Dios, es para acercarnos más
a Él, para crecer espiritualmente, para capacitarnos, un pacto con Dios nos lleva a
otro nivel espiritual, y este ascenso espiritual requiere también de un ascenso en el
nivel de santidad, porque si nos guardamos en santidad que Dios demanda, no
podemos permanecer en ese nivel espiritual al cual ascendimos 2 crónicas 34:31-
33 Josué 5:1-9.
Indiscutiblemente la santidad tiene un precio ¿estamos dispuestos a pagarlo? El
precio es alto y varía de acuerdo a cada persona, pero una cosa si es cierta, sin
santidad no hay autoridad, sin autoridad no se puede ministrar y el pueblo paga por
eso, es impresionante como si una parte del cuerpo de cristo no funciona en
armonía, todo el cuerpo se ve afectado.
No tenemos excusa somos siervos y ministros del señor, debemos entregar
nuestras vidas totalmente en santidad a Él como forma de alabanza, para que
podamos servir y ministrar al pueblo en la forma que Dios lo desea.
Un ejemplo claro de lo que pasa cuando no tenemos el nivel de santidad que Dios
nos demanda, lo vemos en éxodo 20:18-19. Dios quiere que anhelemos poder
habitar en su gloria y que podamos vivirla, así que su gloria se debe manifestar en
nosotros, por eso el desea que le temamos, porque sin temor a Dios no hay
santidad, el verdadero temor a Dios es ese sentimiento de respeto y amor, muy
grande que se tiene por El, que te lleva a no pecar y donde no hay pecado su
presencia puede habitar y manifestarse libremente, Dios desea que podamos
habitar en su presencia y el poder habitar en medio de la alabanza de su pueblo y
como danzores debemos llegar a su presencia con alabanza salmos 95:2
CONCLUSION
El Espíritu Santo es el que hace la obra a través de nosotros, la guía del Espíritu
Santo es la autoridad, tan especial que el Señor nos da para ministrar al pueblo,
enseñarle y ser una conexión de unción hacia los demás. El demanda a sus
sacerdotes a buscar y anhelar la santificación y poner el ministerio en las manos de
Dios para seguir avanzando y para que nadie impida que su obra se desvanezca.
*Génesis 17:1-2 Cuando hay una real santificación, el ministerio avanza, crece y los
danzores manifiestan la gloria de Dios.

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