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Ivan Diaz Peña

201216940
Monstruos y literatura
Universidad de los Andes
La monstruosidad en el texto bíblico.

Los seres humanos siempre han narrado historias de su propia creación. Podría decirse que en todas
las culturas se transfieren conocimientos hacia las nuevas generaciones para perseverar una historia
de nuestro origen, aquello que nos une. Cada religión, como parte fundamental de cada cultura,
cuenta una historia. El catolicismo, por su parte, plasma en su primer libro sagrado la biblia nuestro
origen. Desde el primer texto de este libro sagrado, el génesis, se nos muestra que en la creación
del hombre, también se crearon los monstruos. De igual modo en su libro final, el apocalipsis nos
cuenta de varios monstruos que rodean el fin de los tiempos ¿Para qué se crearon los monstruos?
¿Qué función cumplen allí ? El objetivo de este texto es hacer una reflexión en torno a dichas
preguntas. Para responder estas preguntas se acudirá tanto a la lectura del génesis como del
apocalipsis y luego se hará una conclusión.

El texto bíblico de la tradición Cristiana es consciente de la monstruosidad desde la creación. Dios


creó los monstros antes de la creación del hombre. Dios creó al Leviatán, el monstruo marino que
custodia los mares. No es posible determinar de la sola lectura del génesis porque se crearon los
monstruos primero que el hombre. Algo sí es claro y es que Dios tiene la capacidad de crear y
destruir los monstruos que el mismo creó. Ningún monstruo puede ser superior a Dios. Es por ello
que la monstruosidad cumple la función de exaltar la grandeza de Dios. En la creación misma los
monstruos no son vistos como la maldad, pues son creados por Dios y sería ilógico pensar que Dios
es el creador del mal. Los monstruos se convierten en maldad cuando desobedecen a Dios. La
grandeza de Dios consiste en que él es único capaz de destruir el mal. El bien y el mal son una
clásica división de la región cristiana en la que cuentan que al final de los tiempos, Dios siempre
va a vencer al mal. El mal es necesario para que triunfe el bien, sin mal no habría algo que vencer.
El monstruo en los primeros pasajes de la Biblia no representa el mal necesariamente, simplemente
son unas criaturas creadas por Dios que cuando desobedecen a Dios son castigadas. Después, en el
apocalipsis los monstruos van adquiriendo mayores características de maldad que en el Génesis.

Una función que cumplen los monstruos es controlar el espíritu del hombre por medio del terror.
La condición monstruosa del leviatán, hace que los hombres se asusten y teman a Dios. Dios no
puede bajar a la tierra controlar a los hombres personalmente, son sus criaturas que deben
obedecerle. Los hombres son creados a imagen y semejanza de Dios según el génesis. No obstante
en la primera interacción de Adán y Eva con Dios, cometen una equivocación que desata la ira de
Dios. El Dios del génesis no tiene miedo de mostrar su poder. Es un Dios severo tanto con los
monstruos como con los humanos. Él debe mostrar su poder para ser respetado. No se puede decir
que Dios sea un monstruo porque se estaría contradiciendo a la definición misma de Dios del
catolicismo. Que Dios actúe con severidad ante ciertas conductas solo lo hace para que sus
creaciones obedezcan, si no le temen lo suficiente van a desobedecer.

Ahora bien, uno de los monstruos más importantes en la tradición cristiana es la serpiente, ella es
quien incita a Eva a comerse la manzana y desobedecer la palabra de Dios. Este monstruo tiene
algo especial a los demás, una suprema inteligencia. Con sus astucia logra engañar a Eva y según
la tradición Cristiana, desde ese momento surgió el mal en la tierra. Adán y Eva fueron expulsados
de la tierra sagrada. La serpiente modificó el espíritu del hombre para siempre y con ello el curso
de la historia. Eva se dejó seducir por la serpiente porque poseía libre albedrío, tanto la serpiente
como la mujer tuvieran la posibilidad de elegir y eligieron desobedecer a Dios. Por ello, podría
decirse que tanto los monstruos como los seres humanos fueron dotados de libre albedrio. Dios con
su poder maldice a la serpiente y la condena a andar sobre su pecho. Esa condición de arrastrarse
sobre su pecho representa la monstruosidad en un sentido físico. En general, se tiene la conciencia
que los animales que se arrastran son monstruosos, generan cierto terror. En efecto, dada esa
condición física impuesta por Dios, aquí la monstruosidad adquiere un sentido estético y moral.
Moral porque la serpiente modificó por medio de engaños el espíritu del hombre y estética porque
la serpiente tiene una condición física que genera cierto terror entre los hombres.

Po último, hay que mencionar en el apocalipsis aparece un dragón escarlata con siete cabezas,
aparecen también dos bestias una del mar y otra la tierra. En este libro la monstruosidad es estética
pues los monstruos poseen características de terror. Ellos son los que van a destruir la humanidad.
En este libro también se nombran los 4 jinetes que llenan de cosas malas a la humanidad. La guerra
entre el bien y el mal es el tema central en el apocalipsis. En este libro, los monstruos claramente
sí representan el mal. El mal es representado por el gran monstruo, Satanás. En conclusión puede
decirse la monstruosidad en el apocalipsis es tanto moral como estética, moral porque los
monstruos representan el mal y estética porque son descritos para producir terror.

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