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el relato como veremos casi mítico de los hechos a los que puede dar lugar
un intento de divorcio, es lo que constituye el principal argumento de la película,
y es la excusa perfecta para dar un repaso a lo más característico del entramado
social familiar de Norteamérica.
gavin d’amato (danny devito) es el abogado que media entre los dos aspirantes
al trono simbolizado por la escritura de propiedad de la casa, pero antes que eso,
se convierte en testigo privilegiado de las desventuras de los rose.
la historia que gavin cuenta se detiene apenas en el prólogo, que por lo demás
resulta en la narración completa en la que se recrearían los relatos clásicos; lo
que realmente importa a d’amato es esa parte nunca contada de la historia,
cuando los cónyuges comienzan a disgregar el alma que antes era una sola, en
suma de individualidades por lo general profesionalmente definidas, para acabar
separándose en mónadas incomunicadas e inconciliables.
pero una de las características de esa familia es por extraño que nos parezca
aquí, en la muy católica España la asunción del divorcio como método de
pacificación conyugal; la separación más o menos civilizada y amistosa, ley
mediante, favorece que haya toda una cohorte de ex parejas que por lo general
se llevan mejor con los antiguos compañeros que con los actuales. pero el
divorcio constituye también un elemento productivo fundamental de la cultura
estadounidense, de modo que pueda llegar a existir una especialidad entre los
letrados denominada “abogado divorcialista”.
así, haciendo honor a una tradición que dice que el índice de divorcios en los
estados unidos de américa es del 50% en el primer matrimonio, del 62% en el
segundo y hasta del 70% en el tercero comer y divorciar, todo es empezar lo raro
sería que los rose no entraran en algún momento en crisis matrimonial que
pudiera desembocar en divorcio, máxime cuando existe toda una legión de
colaboradores necesarios esperando iniciar un proceso en el que ellos y no los
cónyuges deben erigirse en únicos y auténticos ganadores.
lo que resulta un tanto extraño es que ese proceso se enquiste hasta el punto en
que lo hace el de los rose. la metodología, el protocolo y el algoritmo debieran
estar, en los estados unidos, lo suficientemente bien engrasados como para que
una separación no se tornara traumática. sin embargo, es la suma de elementos
externos la que hace difícil la separación de los rose, y a estos elementos es
donde apunta la crítica de Danny debito como director, inspirado como dijimos
por la obra literaria de Warren Adler que a su vez bebió de las amargas fuentes
del divorcio real de un famoso empresario de la comunicación, William rose.
Billy rose y su mujer Eleanor protagonizaron un divorcio muy mediático, que pese
a lo sonado, no fue ni de lejos tan extremo como se muestra en la película, lo
que redunda en su carácter de fábula moral casi evangélica.
lucha de sexos
no quiere decirse con esto que cualquiera de ellos tenga razón y que además la
definición sea certera; la sutileza refiere aquí a lo sibilino. pero la toma de postura
inconsciente está hecha con la mala intención de conducir a situaciones
irresolubles: si la lucha de sexos es esto, entonces la síntesis dialéctica no es
superadora, sino destructora.
bárbara aparece como una mujer independiente, pero que renuncia a trabajar
para que Oliver pueda ascender en su carrera. esa larvada frustración reclamará
posteriormente una satisfacción, pero para entonces los roles activo-pasivo ya
estarán enquistados. Bárbara sólo encontrará salida en la ruptura del “techo de
cristal” que la oprime (simbolizada quizás en la lámpara), pero con ello destruye
también aquello que más quería su identidad propia, ya que admite usar las
armas y métodos del enemigo para alcanzar sus objetivos: la afirmación frente a
los demás, la territorialidad y por último la violencia destructiva.
esta lucha de sexos, como dijimos, constituye uno de los temas centrales de la
película, pero no el único. como elemento detonador puede hablarse del
materialismo, dado que lo que de verdad lleva la guerra a sus posiciones más
cruentas es la posesión de la casa el territorio donde de nuevo bárbara se
muestra aparentemente más beligerante.
los que de verdad entablan batalla por la casa son ellos; a ellos les va el pan en
la victoria. el arrepentimiento de Gavin acontece un instante antes de que las
cosas lleguen a término, pero entonces ya es demasiado tarde, y se da cuenta
de que él mismo provocó aquella situación, con su sabiduría jurídica. cuando las
voces de la razón y de la conciencia se hacen oír, la razón y la conciencia de
Oliver ya están perdidas. Gavin es despedido por pusilánime, y sólo queda ya
una batalla por librar, a vida o muerte.