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2. 2. ESCOGE LA UBICACIÓN
El dinero y el espacio no son los únicos puntos que se debes tener en cuenta para escoger
dónde estará el almacén:
3. EL TAMAÑO DEL ALMACÉN
A la hora de adquirir un almacén no se puedes escoger la sala de tu casa ni los almacenes de la
ciudad. Debes unificar el tamaño de tus productos, la caducidad, el modelo de negocio y las
obligaciones legales para:
El lugar donde debe estar tu almacén.
El tamaño del recinto.
Es necesario tener en cuenta los siguientes puntos:
La cantidad de los productos que hagas al día / semana / mes.
El tamaño de los productos (forros de celulares o cristales de decoración, para que
entiendas el contraste).
La demanda del mercado (si tus productos se venden mucho necesitarás un sistema más
fluido, si por el contrario vendes poco necesitarás espacio para guardar por mucho
tiempo tus existencias).
El tiempo de producción.
Requisitos de pasillos (mira las obligaciones legales en tu país para las instalaciones de
tu tipo de industria).
Sistemas de manipulación (las maquinarias que usarás para mover la mercancía).
La cantidad de obreros que necesitas para que estén seguros y cómodos.
4. DISTRIBUYE DE LAS ZONAS DEL ALMACÉN
Un almacén debe contar con un diseño (hecho por un profesional) en el que se proyecten el
número de plantas, instalaciones principales, acceso a servicios, salidas de seguridad,
entradas, salidas, entre otros puntos.
Entrada, recepción (carga y descarga)
Zona de reserva
Preparación de pedidos
Zona de expedición
Espacios de maniobras para personas y maquinarias)
Oficinas
Como puedes ver en la imagen:
b) Distribución en “U”
Recomendado apara empresas un poco más ágiles que puedan necesitar modificaciones
posteriores:
c) Distribución en “T”
Combina aspectos del diseño en línea recta y en U:
CONCLUSIÓN
En el entorno actual, cada vez más competitivo y con menores márgenes, las organizaciones
buscan continuamente oportunidades de mejora que las haga más competitivas. En este sentido,
cada vez son más conscientes de la importancia de la gestión de almacenes (y la gestión
logística en general) como parte esencial a la hora de aportar más valor a sus clientes y reducir
sus costes. Esto justifica la tendencia hacia la externalización o subcontratación de los
operadores logísticos, debido a las ventajas en la gestión que se consiguen gracias a la
especialización y experiencia en la distribución física de los productos, con lo que las empresas
pueden concentrar todos sus recursos en lo que representa el centro de negocio.