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MONOGRAFÍA
“Título”
Mitos sobre la sexualidad
Autores:
Ganoza Ipanaqué Angie
Pariona Ramirez Camila
Vargas Moran Gianella
Zavaleta Quiroz Aracely
Asesor:
Dra.
Chimbote – Perú
2019
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN
III. CONCLUSIONES
ANEXOS
I. INTRODUCCIÓN
El presente estudio titulado “Mitos sobre la sexualidad” es importante por cuanto conocer la sexualidad
el sexo de cada individuo. Es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida.
1. Explicar con claridad el tema sobre los mitos de la sexualidad resaltando sus características.
personas.
Asimismo, esta investigación permitirá definir cuáles son los modos de expresar su sexualidad, así
En cuanto a los antecedentes del tema en mención José García con su tesis “Mitos sobre la sexualidad”
llegó a la siguiente conclusión: Los mitos sobre sexualidad que hoy perduran en nuestra sociedad son
la suma de las tradiciones ancestrales que durante años representaron las normas sociales que no se
podían transgredir.
Este nuestro primer trabajo monográfico está dirigido a todos los jóvenes chimbotanos, para que puedan
conocer sobre los mitos de la sexualidad, embarazo, aborto, métodos anticonceptivos, ETS, para que
El sexo es el conjunto de características biológicas que diferencian a los seres humanos en femenino
y masculino.
El término sexualidad se refiere a una dimensión fundamental del ser humano, basada en el sexo,
incluye al género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación
afectiva, el amor y la reproducción. Se experimenta o se expresa en forma de pensamientos,
fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La
sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos,
culturales, éticos y religiosos o espirituales. La sexualidad se experimenta y expresa en todo lo que
se es, se siente, piensa y hace. (Ramírez, 2007, p. 6)
Por su parte Adell (2011, p. 14) nos dice que la sexualidad no es aceptada ni practicada de la misma
manera por unos y otras, y las diferencias conllevan jerarquías y valoraciones que hacen aceptables
algunas acciones e inaceptables otras en tanto son hombres o mujeres quienes las ejercen.
Dependiendo del desarrollo psicológico de cada quien, serán las reacciones en cada persona.
Las creencias sin fundamento alguno en la verdad no son exclusividad de los novatos, algunos
profesionales con alto nivel de educación pueden conservar una colección curiosa y posiblemente
peligrosa de prejuicios sexuales. Por tanto, el error engendra al error y el ciego conduce al ciego,
las actitudes ilógicas, al igual que la información errónea, se filtran a través de todas las edades y
niveles educativos y socioeconómicos.
“Los mitos sobre sexualidad que hoy perduran en nuestra sociedad son la suma de las tradiciones
ancestrales que durante años representaron las normas sociales que no se podían transgredir”
(Brenot, 2003, pp.12-13).
No debe olvidarse que Freud creció y vivió durante una larga etapa de la época victoriana,
desarrollando su teoría psicoanalítica poco más tarde, y en ese periodo la sexualidad fue reprimida
y castigada. Por ejemplo: la masturbación no sólo era algo “malo”, sino un flagrante pecado, de
modo que a algunos niños llegó a cubrírseles el pene con un forro de cuero o de metal, el cual
ocasionaba infecciones y eyaculación precoz. El cuerpo humano era algo que debía ocultarse, de
ahí la utilización de la “sábana santa” para no ver ni tocar a la esposa por completo, misma que sólo
permitía introducir el pene para realizar el coito, ninguna otra posición excepto la del “misionero”
y ningún preámbulo sexual.
La época victoriana trajo como consecuencia un retroceso enorme del culto al cuerpo, la sexualidad
y el erotismo. La sexualidad sólo era un dispositivo para la reproducción de la especie, permitida
en los hombres en ciertas circunstancias socialmente toleradas y prohibidas en absoluto para las
mujeres. La sexualidad femenina cuando salía de ese marco era castigada con severidad; si una
mujer tenía orgasmos con frecuencia o, peor aún, se masturbaba, era considerada disfuncional, loca,
incontenible y peligrosa para la sociedad. La literatura médica y psiquiátrica de la época llegó a
reportar casos de cirugías en las que se extirpaba o cortaba el clítoris (Foucault, 1977, pp.9-11).
El mito de la sexualidad ligado a la locura permanece vigente desde un punto de vista simbólico.
En la actualidad, todavía muchas mujeres piensan y temen que si tienen la experiencia de un
orgasmo se volverán locas y después no podrán contenerse. Aunque parezca extraño, este miedo
persiste en la cultura actual, marcando en lo psicológico a mujeres y hombres que niegan su
sexualidad, sea en hombres que desarrollan eyaculación precoz o en mujeres con anorgasmia y
deseo hipoactivo, lo que en ambos casos se encuentra en el terreno de la disfunción, o colapsado,
es la sexualidad y el erotismo plenos (Aldana, 2000, p.43).
En la sociedad occidental, las edades de la vida sexual tienen una gran importancia y se encuentran
reglamentadas. Queda castigada la sexualidad infantil y sólo se admite a partir de la fertilidad, por
lo que la edad de ejercer la sexualidad sea después de la primera menstruación o de la primera
eyaculación, hasta la última posibilidad de reproducción en la mujer. Todo lo demás es castigado,
ignorado o reprimido por el aprendizaje social.
El inicio de la forma en que los hombres construyen su erotismo y sexualidad difiere al de las
mujeres. A menudo llega a la vida adulta con la idea de que su sexualidad está en espera de
desarrollarse en función de su compañero de vida, su sexualidad no le pertenece, porque le pertenece
a él y, por extensión, el hombre debe construirlo en lugar de ella, al “crear” el placer que ella espera,
como si esto fuera posible. En la misma lógica de educación por género, las mujeres son concebidas
como infantes también en el terreno de la sexualidad; su erotismo tiene que ser “descubierto” y
“despertado” por el otro y no por ella misma. La satisfacción sexual femenina se cumple en función
del otro; su cumplimiento pasa por la guía y la satisfacción masculinas.
Los hombres, por otra parte, se autoestimulan sexual y eróticamente, conocen bien sus genitales y
las sensaciones que producen, así como el resto de su cuerpo por educación de género. Ellos pueden
hablar del tema, ellas no. Las mujeres no se exploran sus genitales ni se autoestimulan.
Aquellas mujeres que se salen de este modelo educativo represivo suelen ser ignoradas o excluidas
del grupo social y familiar al que pertenecen, con lo que se les priva de su significación de
pertenencia y se borra su historia. Otra manera en que actúa la sociedad es castigándolas si expresan
su erotismo en lo privado, que al final de cuentas es lo público.
Una mujer bisexual o lesbiana, está por completo excluida de la sociedad y es castigada con
términos despectivos y peyorativos como “puta”, “ninfomaníaca”, “adicta sexual”, “perversa”,
“destroza familias”, “perdida” y demás. Lo que es peor, la mujer en efecto introyecta la represión
sexual de tal manera que su respuesta sexual humana es castigada con la represión o la
manifestación de ésta, por lo que termina cargando culpas (Aldana, 2000, p.48).
Cuando se consigue que el erotismo-vida sea una postura del pensamiento, las mujeres y los
hombres permiten la posibilidad de una vida con mayor placer en todas sus áreas, es decir, la
sexualidad, el trabajo, la recreación, el dormir bien, lo cotidiano y todo lo que hacen, les permite
tener más placer y vivir a plenitud (Rubio, 1994, pp.51-52).
De los dos millones de nacimientos que ocurren en México cada año, 480 mil corresponden a
mujeres de entre 14 y 19 años, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal dados a
conocer en 2012. Según expertos, más del 60% de los embarazos en adolescentes no fueron
planeados. El desconocimiento o mal uso de los métodos anticonceptivos, la poca información sobre
la sexualidad, la baja escolaridad, la inadecuada comunicación familiar y el contexto cultural, son
algunos factores que han provocado el aumento de embarazos no planeados entre jóvenes.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año 16 millones de adolescentes
en el mundo, entre los 15 y 19 años de edad, tienen embarazos y partos. En México, de acuerdo con
información del Consejo Nacional de Población, uno de cada seis nacimientos ocurre en mujeres
menores de 19 años. El embarazo en la adolescencia eleva cinco veces el riesgo de morir durante la
atención obstétrica. También hay repercusiones en la salud del recién nacido, como bajo peso,
inmadurez pulmonar y problemas de control de temperatura. Por otra parte, la falta de uso de algún
método anticonceptivo en la primera relación sexual aumenta el riesgo de presentar embarazos no
planeados y que terminan en aborto, el contagio de infecciones de trasmisión sexual como el virus
del papiloma humano y el VIH/ SIDA. Además, los padres adolescentes presentan una disminución
de oportunidades de educación y trabajo, así como también el truncamiento de muchos planes de
vida.
De acuerdo con Velasco (1993, pp.61-67), las consecuencias derivadas del embarazo en la
adolescencia son evidentes a distintos niveles, entre los cuales destaca los relacionados con:
Aspectos psicológicos:
Ansiedad ante la sospecha del embarazo y miedo ante su confirmación.
Preocupación por su esquema corporal debido al embarazo.
Inquietud ante la necesidad de comunicar el embarazo. En ocasiones negación del mismo.
Miedo ante el futuro.
Resentimiento contra el hijo, pareja o familia.
Depresión ante la responsabilidad.
Pérdida de tiempo libre y de oportunidades para desarrollar la personalidad.
Preocupación por la capacidad para desempeñar adecuadamente su papel de madre.
Aspectos sociales:
Desaprobación social.
Disgusto del futuro padre en la mayoría de los casos.
Pérdida de la compañía de los amigos.
Aislamiento en el hogar.
Dependencia de los demás para obtener ayuda.
Matrimonio forzoso o abandono de la pareja.
Dificultad para encontrar una pareja posteriormente.
Maltrato psicológico y físico del niño cuando nazca.
Reclamos, hostigamiento y maltrato físico por parte de los padres a la joven embarazada.
Las jóvenes deciden someterse a un aborto con o sin el consentimiento de los padres.
Otras personas prefieren dar en adopción a su bebé.
Aspectos médicos:
Complicaciones del embarazo.
Prematuridad.
Anomalías congénitas.
Morbi-mortalidad infantil elevada.
Cuidados inadecuados para el niño.
Embarazos subsecuentes sin espaciamiento.
Aspectos económicos:
Pérdida de oportunidades de formación e ingresos.
Necesidad de apoyo económico para la madre y el niño.
Gastos para la atención médica.
Dificultades laborales; en general, las adolescentes tienen trabajos mal remunerados, sin
contrato, y es habitual el despido cuando se sabe que está embarazada.
Aspectos educativos:
Deserción escolar.
Pérdida de oportunidades para seguir estudiando.
Necesidad de educación sobre el embarazo.
El embarazo no deseado y las consecuencias que trae consigo, implican grandes responsabilidades.
También se ha escrito acerca de los peligros de hacer viajes, hacer ejercicio y manejar automóviles
durante el embarazo. Además de pensar que el embarazo es un período crítico, una razón importante
para evitar la relación sexual, éstas concepciones falsas sobre las relaciones sexuales durante el
embarazo como lo son; el pensar que la mujer tiene riesgo de aborto, el pensar que las mujeres
pueden definir el sexo del bebé con cierta dieta y otros mitos.
Mito/Realidad Hombre Mujer
Mito: La dieta alimenticia de la mujer durante el embarazo influye en el
sexo del bebé.
Realidad: Ni los síntomas, ni la forma del vientre, ni la alimentación, ni la
redondez de la cara, ni la frecuencia cardiaca determinan el sexo del bebé.
Los genes son lo que determina el sexo de los individuos
Con base en los mitos sobre el embarazo antes mencionados se destaca la realidad de cada uno de
ellos, dando paso a que los jóvenes universitarios conozcan y se den cuenta de las ideas erróneas en
las que aún siguen creyendo y pueden dejar de creer si se informan apropiadamente, ya que el
embarazo implica grandes responsabilidades y frecuentemente no alcanzan a darle a tal suceso la
importancia que tiene debido a su propia inexperiencia. Por tal razón los jóvenes tienen que estar
informados para que su vida sexual sea más saludable y responsable.
Existen dos tipos de aborto: el inducido o provocado, ya sea por prescripción médica o por el deseo
de no continuar el embarazo y, el espontáneo.
El aborto inducido no prescrito por el médico puede afectar gravemente la salud física de la mujer,
consecuencias que van desde infección y hemorragia hasta esterilidad y muerte. Dado que el aborto
está penalizado aún, se practica en condiciones inadecuadas y por personas sin entrenamiento o no
especializadas.
Existen muchas razones por las cuales una mujer o una pareja deciden abortar un embarazo, el
rechazo familiar y social, la falta de preparación psicológica y económica para cubrir las
necesidades del nuevo ser y las suyas propias, la ausencia de un padre, los estudios en la escuela,
entre otras; pueden ser las determinantes de tener un hijo no deseado. Estudios muestran que los
hijos no deseados presentan características psicológicas particulares como tender más a la
depresión, apatía, tener poca confianza en sí mismos y baja autoestima. Sin embargo, también el
aborto se puede dar de manera espontánea, sin que la mujer o la pareja hayan deseado abortar; y en
ocasiones, son catalogadas como irresponsables y malas personas, cuando no lo son.
Por todas estas razones es importante analizar las consecuencias antes de decidir tener una relación
sexual sin protección anticonceptiva. El aborto inducido no debe considerarse como un método
anticonceptivo ya que muchas veces los jóvenes creen este mito pensando que después de un aborto
inducido ya no se podrá embarazar la mujer, es por ello que no debe considerarse como método
anticonceptivo pues involucra importantes riesgos físicos y psicológicos que pueden evitarse con la
adecuada prevención y planeación.
Es importante que un aborto sea realizado por un especialista en el campo para prevenir los
problemas que muchas veces se encuentran por falta de experiencia del proveedor del servicio.
El aborto espontáneo es el que se da sin que haya manipulación externa intencional incluyendo los
causados por lesiones o fiebres altas.
Los métodos utilizados por médicos o personal capacitado para realizar abortos son:
Extracción instrumental por vía vaginal (legrado o raspado quirúrgico, aspiración al vacío o
succión).
Cirugía uterina (histerotomía e histerectomía).
Inducción médica mediante la administración de sustancias que provocan el trabajo de parto.
Las consecuencias psicológicas de los abortos son muy variadas. Sin importar que el aborto sea
provocado o espontáneo, las mujeres pueden tener desde sentimientos de alivio y tranquilidad hasta
sentimientos de depresión y de culpa.
Tener uno u otro de estos sentimientos depende del deseo o no deseo de tener un hijo, de la
preparación psicológica que se tenga para abortar, de la forma como sea realizada la intervención,
del apoyo de otras personas, etc.
Mito: Si las mujeres abortan por un legrado ya no pueden tener más bebés
Realidad: Si el aborto se realizó con los cuidados y la limpieza necesarios y
no quedó ningún residuo que provocara infección o alguna hemorragia, no
hay ningún problema y se pueden tener más bebés. Muchos de los problemas
surgen cuando un legrado se hace en condiciones poco higiénicas; esto
sucede cuando lo lleva a cabo alguna persona no calificada. Actualmente
existen técnicas para efectuar abortos con un alto
grado de seguridad.
Mito: Si la mujer aborta dos o tres veces, después ya no puede tener más
hijos
Realidad: Si los abortos son hechos con las medidas higiénicas necesarias,
no hay ningún problema de este tipo.
Con esto se puede concluir de acuerdo con los mitos sobre el aborto que no por ser mujer o
por ser hombre se debe creer todo lo que otras personas les dicen porque una inadecuada
decisión puede llegar a un riesgo mortal, como la pérdida de la vida en la mujer y del embrión.
De ahí la importancia en que el hombre como la mujer se orienten con personas capacitadas
sobre el tema del aborto, ya que con ello podrían tomar la decisión sobre qué hacer realmente
y no tomar una decisión equivocada.
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2.5 Mitos sobre métodos anticonceptivos
Los métodos anticonceptivos permiten decidir cuántos hijos se quieren tener y cuándo, porque
son procedimientos que sirven para evitar un embarazo, para decidir el tiempo de espera entre
un embarazo y otro, y para cuidar la salud de la mujer evitando una enfermedad de transmisión
sexual si se utilizan adecuadamente (Álvarez, 2004. pp.44-47).
Existen distintos métodos anticonceptivos; algunos son temporales (evitan el embarazo cuando
se usan, pero no si se dejan de usar) se clasifican en tres grupos: de barrera, hormonales y
naturales. Los de barrera incluyen el condón femenino y masculino, el dispositivo intrauterino
y los óvulos. Los hormonales implican el uso de pastillas, implantes e inyecciones; finalmente
los naturales se conocen como el ritmo, coito interrumpido y método Billings. Y existen los
métodos anticonceptivos permanentes (ya no permiten tener hijos) como son la salpingoclasia
y vasectomía.
En la vida sexual de los jóvenes hay que tomar en cuenta factores como la frecuencia de
actividad sexual, el desarrollo físico y emocional, el tipo de pareja (si es estable o no), así como
la actitud y la motivación para la utilización de métodos anticonceptivos.
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Mito: Un hombre que se hace la vasectomía pierde virilidad.
Realidad: La vasectomía es la intervención quirúrgica mediante la cual se
cortan los conductos deferentes, de forma que se evita que en la
eyaculación aparezcan espermatozoides. Tras la vasectomía el hombre
sigue eyaculando, y la eyaculación tiene el mismo aspecto que antes, ya
que lo único que no lleva el semen eyaculado son espermatozoides, pero
como estos son microscópicos, el aspecto externo del semen no cambia.
Como vemos, la vasectomía en ningún momento tiene que interferir en la
respuesta de la erección, ni en la “virilidad”. En aquellos casos que sí
ha interferido es por causas psicológicas y de autosugestión.
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eficaz.
Mito: La píldora anticonceptiva se toma sólo el día que vayas a mantener
una relación sexual.
Realidad: Una creencia errónea muy extendida entre la gente joven, es
que la píldora anticonceptiva sólo hay que tomarla el día que vaya a
mantener una relación sexual. La píldora debe tomarse todos los días
mantengan o no relaciones sexuales. Para ello es imprescindible que
vaya al ginecólogo/a.
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Mito: Si el hombre saca el pene de la vagina antes de eyacular no se
produce un embarazo
Realidad: Aunque hay personas que creen que retirar el pene de la vagina
antes de eyacular (retiro o coito interrumpido) es una forma de prevenir
el embarazo, la realidad es que la probabilidad de que se haya expulsado
algo de fluido preeyaculatorio antes de la eyaculación es muy
alta, por lo cual ésta no es una forma efectiva de anticoncepción.
Mito: El hombre puede usar un condón más de una vez durante el acto
sexual
Realidad: Aunque no se note que el condón esté roto, se ha deteriorado
con el uso y es posible que tenga agujeros pequeños, invisibles, pero que
permiten el paso de semen. De hecho, sí se “puede” usar más de una vez
pero no sirve como anticonceptivo, ni preventivo de enfermedades
de transmisión sexual.
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Mito: El ritmo no es un método anticonceptivo eficaz para las jóvenes
Realidad: Para las jóvenes que tienen relaciones sexuales seis antes y seis
días después de su período menstrual, y sus ciclos son regulares, no se
pueden embarazar y les resulta eficaz este método. Sin embargo, hay
mujeres que son irregulares en
el ciclo hormonal-ovulatorio y les resulta ineficaz, ya que se embarazan.
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Mito: La abstinencia no es el único método para prevenir embarazos 100%
efectivo
Realidad: La única forma de estar absolutamente seguro de evitar un
embarazo e incluso una enfermedad de transmisión sexual, es no tener
relaciones sexuales.
Es fundamental que los y las jóvenes conozcan información verídica y comprobable de los
métodos anticonceptivos; ya que esto, les servirá para una toma de decisión significativa para ellos
mismos cuidando aún más de su sexualidad.
Los conocimientos del adolescente sobre estas enfermedades son confusos, más relacionados con
miedo que con la prevención, lo cual se manifiesta en una alta incidencia de éstas en adolescentes
y jóvenes.
Es necesario crear la conciencia de que cualquier persona está expuesta a contraer ese tipo de
padecimientos, así como algunas otras enfermedades, pero lo más importante es la aplicación de
medidas higiénicas para prevenirlas y, por tanto, tener una mejor salud física y mental que permita
disfrutar más la vida y la sexualidad.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) las enfermedades de transmisión
sexual, anteriormente conocidas como enfermedades venéreas, son un grupo de enfermedades que
se contagian durante las relaciones sexuales sin protección por vía anal, oral o vaginal
(IMSS,2008), y:
Son causadas por virus, bacterias, hongos y otros gérmenes microscópicos.
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Se propagan de una persona infectada a otra pudiendo ser contagiadas sin saberlo, ya que
las enfermedades en algunos casos pueden ser asintomáticas y la infección puede pasar
desapercibida.
Atacan a personas de cualquier edad y sexo, pero los adolescentes y adultos jóvenes son
los que están en mayor riesgo de contagiarse, no es necesario tener múltiples parejas para
contraer una enfermedad de transmisión sexual.
Si no se evitan o tratan rápidamente ocasionan esterilidad, enfermedades crónicas o incluso
la muerte.
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El tratamiento de una enfermedad de transmisión sexual debe ser otorgado y vigilado por un
médico y se trata tanto al paciente como a su pareja sexual. No se deben de auto-recetar, debido a
que si son tratadas de manera errónea pueden tener graves repercusiones. Además, la mayoría de
las enfermedades de transmisión sexual son curables siempre y cuando se identifiquen a tiempo.
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Mito: Si la persona no tiene síntomas no puede contagiar a la pareja
con una enfermedad sexualmente transmisible
Realidad: Muchas enfermedades sexualmente transmisibles se pueden
contagiar aunque la persona no presente síntomas, mientras que
algunas enfermedades de transmisión sexual pueden ser
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completamente identificadas por los síntomas.
Mito: Cuando una persona ya tuvo una enfermedad de transmisión
sexual se vuelve inmune a ellas
Realidad: Se pueden contraer enfermedades de transmisión sexual
cada vez que se tiene relaciones sexuales con una persona infectada.
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(a) a adquirir alguna enfermedad, sin importar quienes sean los
implicados, basta con que uno de ellos esté infectado.
III. CONCLUSIONES
es una cosa como de jóvenes, pero la sexualidad tiene cambios a lo largo del ciclo
2) Los mitos sexuales son los rumores, y tienen tanto fundamento como éstos. Una
diferentes clases que en nuestro mundo existen sobre la sexualidad, y que a pesar
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IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Aldana, A., et al. (2000). Terapia sexual clínica, pesquisa e aspectos psicossociais,
http://www.imss.gob.mx/mujer/ets
Pick de Weiss, S., (2004). Planeando tu vida: Programa de educación sexual y para
Velasco, L., (1993). Manuales de bolsillo del Programa Educativo para Madres
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