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DE LO JUSTO Y LO LEGAL.

Luis Alberto Fernández Ramírez.*

Los conceptos que titulan el presente ensayo han sido objeto de múltiples y
diversos tratamientos y opiniones por parte de las distintas corrientes doctrinarias a
lo largo del tiempo. Los mismos son sumamente relevantes para cualquier
estudiante o estudioso del Derecho, habida cuenta que la claridad que pueda
tenerse respecto al significado de estos, se constituye en una condición o
presupuesto necesario fundamental para la adecuada comprensión e interpretación
de toda la Ciencia Jurídica.

(Ossorio, 1982), al referirse a dichos conceptos señala:


- Justicia. Virtud que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde. En sentido jurídico
equivale a lo que es conforme al Derecho. Ese último sentido no es muy exacto, porque
no siempre la Justicia y el Derecho son coincidentes, que puede haber derechos
injustos. (El resaltado y subrayado es propio.)
- Legal. Lo ajustado a la ley y, por ello, lo lícito, lo permitido o lo exigible en el Derecho
positivo.

Del análisis de las anteriores definiciones, se puede establecer que la justicia


y la legalidad son conceptos distintos aun y cuando algunas corrientes doctrinarias
–Positivismo- pretendan equipararles, siendo ello inadecuado. (Hayek, 1979),
enfatiza en su obra dicha confusión al indicar:
De particular importancia es la delicada cuestión relativa a las relaciones entre justicia y ley,
cuestión esta que ha sido tergiversada tanto por la idea de que todo lo que legislativamente
se estatuya haya de referirse a la justicia, como por el supuesto de que la voluntad del
legislador sea capaz de determinar lo que es justo.

*
Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario, Universidad Rafael Landívar. Maestro en
Ciencias en Derecho Civil y Procesal Civil, Universidad San Carlos de Guatemala. Master en Ciencias Forenses,
Universidad de Valencia, España. Doctorando en Derecho, Universidad San Carlos de Guatemala. Doctorando
en Ciencias Políticas y Sociales, Universidad de Occidente. Juez de Sentencia de Quetzaltenango. Organismo
Judicial, Guatemala.
Nótese como resulta esencial ser consciente y comprender tal distinción,
para no caer en el burdo error de considerar que toda aquella disposición
gubernamental emitida por la entidad competente mediante los conductos y
procedimientos estipulados necesariamente gozará de un contenido de justeza
respecto a lo que prescriba y por ende debe ser ciegamente obedecida por sus
destinatarios, tal y como el viejo aforismo refiere: “Dura lex sed lex”. A lo sumo este
tipo de normativa gozará de legalidad precisamente en virtud de cumplir los
requisitos antes señalados, sin que esto de modo alguno califique la justeza o
aceptación del contenido de dicha norma.

Cabe recordar como a lo largo de la historia, se ha ido evolucionando


respecto al contenido normativo de los diversos pueblos, pasando desde regímenes
totalitarios {no significa que hoy no los haya} donde no se sometían a norma alguna
sino a la mera voluntad del gobernante –autocracia-; luego sometidos a un régimen
de mera legalidad a través de la división de los poderes del gobierno, fruto de la
revolución francesa –constitucionalismo- donde la esencia era el culto irrestricto a
la ley, a tal punto que la misma no podía ser interpretada sino únicamente aplicada
(escuela exegética) y donde el juez fue considerado simplemente “la boca de la ley”
ideología propia de la corriente Positivista; hasta avanzar a estadíos más actuales
donde no solo se toma en cuenta la legalidad de una norma sino principalmente su
contenido y la observancia y respeto de los derechos fundamentales de toda
persona –neoconstitucionalimo-, donde cabe incluso cuestionar y hasta invalidar la
norma deliberadamente creada.

Es en ese orden de ideas donde puede establecerse la clara distinción entre


lo que es simplemente legal con aquello que puede ser considerado justo, o al
menos próximo a la justicia según el examen negativo o de universalidad que
(Hayek, 1979) refería. “Sólo un initerrumpido esfuerzo por eliminar lo falso o lo
injusto puede aproximarnos tanto a la verdad como a la justicia.”
En conclusión, es muy importante tener claros dichos conceptos para no
confundirlos o incluso considerar que uno se haya necesariamente inmerso dentro
del otro, lo cual no es así. Muestra de ello la nociones expuestas por (Couture,
2019), al indicar su cuarto mandamiento lo siguiente: “Tu deber es luchar por el
derecho: pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por
la justicia.” Con lo cual claramente se determina que ambos conceptos (derecho o
ley y justicia) no son sinónimos, ni mucho menos van siempre unidos o son
equiparables, ya que incluso es posible y lamentablemente hasta usual que se estos
se contrapongan.

Trabajos citados
Couture, E. (07 de 06 de 2019). www.ambitojuridico.com.
Hayek, F. A. (1979). Derecho, Legislación y Libertad. España:
Unión Editorial.
Ossorio, M. (1982). Diccionario de Ciencias Jurídicas,
Políticas y Sociales. Argentina: Heliasta S.R.L.

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