En el proceso de investigación sobre los argumentos esgrimidos desde ambos lados de la
polémica, descubrimos que no existe un consenso sobre el significado exacto del término «laicidad», y que este problema no es nuevo. En 1964 Reina Reyes escribía: “Si con respecto a varias palaras se ha experimentado la necesidad de diferenciar su contenido ideológico del sentido con que se las ha usado o usa, en lo que se refiere al término «laicidad» tal práctica resulta ineludible. Tal vez no exista palabra en nuestro idioma que genere más encontradas oposiciones ideológicas que la palabra «laicidad».” Esto nos obligó a investigar sobre el significado la palabra, y en este proceso, descubrimos que conviven dos formas de entender el término: una hace énfasis en los conceptos de neutralidad y homogeneidad, y la otra en los de pluralidad y libertad individual. Quienes están en contra del uso del pañuelo islámico en la escuela pública, enfatizan el primer par de conceptos, y quienes están a favor, el segundo. En consecuencia, lo que está en juego son dos formas de entender la laicidad: una forma más violenta que se orienta a neutralizar las diferencias y uniformizar, y otra más hospitalaria, que se orienta a la aceptación de la diversidad. Nosotros adherimos a esta segunda forma, ya que, según nuestra perspectiva, el principio de laicidad no se trata de la obligación a ser iguales, sino igual derecho a ser diferentes. Además, creemos tener buenas razonas para esta preferencia. Concluimos que el uso del pañuelo islámico por parte de niñas y adolescentes sirias no es contrario a nuestro principio de laicidad. Contrario a este principio sería el adoctrinamiento religioso en las escuelas, no la expresión religiosa de los alumnos. La expresión religiosa es un derecho humano fundamental que sólo puede ser legítimamente restringido en casos que esté demostrado que atenta contra el orden y la seguridad pública, o los derechos y libertades de otros alumnos. Pero el caso es que esto no está demostrado, y por tanto, no es legítimo restringir este derecho. Entonces debemos preguntarnos cuáles son los motivos por los cuales se pretende limitar este derecho, y nuestra conclusión es que los principales motivos son estereotipos y prejuicios sobre la cultura musulmana y la religión islámica, estereotipos y prejuicios que no contribuyen a su integración, sino al contrario. Sabemos que en Europa (especialmente Francia y Bélgica) estas limitaciones a que manifiesten sus valores religiosos, culturales o tradicionales llevando prendas específicas, contribuyen a su marginación y aislamiento. Es por esto que las personas musulmanas deben tener la posibilidad de escoger con independencia la forma en que desean expresar sus valores culturales y religiosos, por ejemplo, la decisión de vestir o no prendas concretas, incluso en los espacios públicos. Lo que está en riesgo no es la laicidad de nuestras instituciones educativas, sino la integración y los derechos de la población musulmana radicada en nuestro país. Ilustración de Eneko. Caricaturista y humorista gráfico venezolano de origen vasco.