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Lengua Castellana y Literatura 2º bach.

Prof.: Andrés Giner Latorre

FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936)

1. BREVE TRAYECTORIA BIOGRÁFICA.

Federico Garciá Lorca, considerado uno de los grandes escritores españoles del siglo XX, nació
en Fuentevaqueros (Granada) en 1898. Fue un artista polifacético, puesto que cultivó tanto la
poesiá , como el teatro, la prosa y otras artes como la pintura y la música, esta última inculcada
desde su niñez por su madre y su tía. Además, dirigió la compañiá teatral “La Barraca”, con la que
difundió a lo largo de la geografía española el teatro clásico español.

Desde su niñez mostró fascinación por las representaciones teatrales que él mismo creaba y
llevaba a la práctica, así como el guiñol o los juegos del lenguaje. Creció en un ambiente rural,
rodeado de naturaleza y con una obsesión por la muerte, que le acompañará en toda su trayectoria
vital. Desde bien joven se reunía en las tertulias del Café Alameda de Granada con intelectuales
burgueses de la zona, lo que ellos mismos llamaban “el Rinconcillo”. Más tarde, abandonó sus
estudios de Derecho y se trasladó a Madrid en 1918 para vivir en la Residencia de Estudiantes y
donde conocería a otros grandes artistas de la época, a pintores como Dalí, a cineastas como Luis
Buñuel, a crit́ icos literarios, y a otros escritores que sin duda marcariá n indeleblemente su
trayectoria literaria. A pesar de no ser muy buen estudiante, volvió a Andalucía para graduarse
como abogado (aunque nunca ejerció) y en Filosofía y Letras. Fue en la Universidad donde conoce
a Fernando de los Ríos, futuro ministro de Instrucción Pública durante la República. Fue esta tierra
de la que extrajo los ambientes folclóricos para el conjunto de sus composiciones: la herencia mora,
el carácter popular de sus personajes, lo natural… Inspiración para obras como Romancero gitano.

En 1929, tras un desengaño amoroso con el escultor Emilio Aladrén y el éxito agotador de su
Romancero…, decide marchar a Nueva York, que le servirá de inspiración para plasmar en sus
versos las impresiones causadas de una gran ciudad industrializada, asfixiante para el ser humano.
Surge de esta experiencia su libro Poeta en Nueva York. El gran impacto, además, se da en el
conocimiento de las injusticias hacia otras razas (los negros), religiones (judíos) o el mundo natural
frente a una jungla de hormigón. Todo este ambiente de magalópolis le inspiró para los versos
angustiados de su poemario.

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Ya en 1931, con la instauración de la Segunda República en España, destaca sobre todo por su
producción teatral más significativa, con obras como Bodas de sangre (1931) o Yerma (1934),
dirigidas por Rivas Cherif y protagonizadas siempre por Margarita Xirgu. Además, su éxito en
todos los rincones de España vendrá con la fundación de la compañía teatral universitaria “La
Barraca”, donde no solamente produjo y dirigió, sino que actuaba, diseñaba los decorados, el
vestuario…, es decir, era un “hombre de teatro”. Se trataba de un grupo financiado por el Ministerio
de Instrucción con la finalidad de “Misiones pedagógicas” y cuyo planteamiento era adaptar varias
obras teatrales del Siglo de Oro español.

Su éxito traspasaba fronteras, y por eso en esa etapa viaja a Argentina, donde dictó algunas
conferencias y puso en escena varias de sus obras representadas en España. Hasta 1936 fija su
residencia en Madrid, aunque sigue muy vinculado a su Andalucía natal, como muestran sus obras
Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (un poema elegiá co dedicado a la muerte de su
amigo torero y mecenas de arte) o La Casa de Bernarda Alba (drama rural, obra cumbre del teatro
español del Siglo XX).

Tres días antes del levantamiento nacional en agosto de 1936, el poeta regresó a Granada para
reunirse con su familia y sus amigos. Tras las amenazas recibidas, decide refugiarse en casa de los
Rosales, amigos falangistas. Sin embargo, la insistencia de las fuerzas armadas por detenerlo fue
flagrante y, después de estar tres días encarcelado, fue fusilado. Todavía a día de hoy se desconoce
dónde está enterrado.

2. GARCÍA LORCA Y LA GENERACIÓN DEL 27.

Aunque muchos especialistas ponen en duda el término de “generación”, ha terminado por


aceptarse esta nómina de poetas con intereses literarios afines y con inquietudes personales.
Publican sus obras capitales a mediados de los años 20. El contexto inmediato fue el origen de la
Residencia de Estudiantes de Madrid, fundada en 1910 con las ideas de libertad e igualdad en la
educación de la Institución Libre de Enseñanza (desde 1876). En este espacio conviven artistas de
diferentes disciplinas, que supuso la creación de un foco de cultura europea. Algunos ejemplos son
el pintor Dalí, el cineasta Buñuel, Juan Ramón Jiménez, Celaya, Alberti, Unamuno, o incluso
científicos como Severo Ochoa, entre otros.

No obstante, la base referencial de este grupo poético bebe directamente del Modernismo de
Rubén Darío, la publicación de Campos de Castilla (1917), de Antonio Machado y, sobre todo, la
recuperación de formas, métrica y temas de la tradición literaria, como sonetos, romances y liras,
como en los clásicos de los Siglos de Oro (Quevedo, Góngora, Fray Luis de León, Garcilaso de la
Vega), así como las vanguardias más innovadoras del panorama europeo: los ultraístas, el
Surrealismo, etc., además de las técnicas más avanzadas como el versículo o verso libre. Pero
quizás la influencia mayor fue Gómez de la Serna, como introductor de las vanguardias en España y
su creación de la revista Prometeo; el pensamiento de Ortega y Gasset y su teoría estética plasmada
en La deshumanización del arte, así como la creación de la Revista de Occidente (desde 1923), que
sirvió para dar a conocer las nuevas voces de estos autores. Aunque el magisterio de Juan Ramón
Jiménez fue, sin duda, el más significativo, puesto que siguió de cerca las creaciones de los
integrantes.

Originalmente, la generación se configura de forma natural en diversos grupos regionales,


especialmente andaluces, como Sevilla, Granada o Málaga. Pero se desarrolla en Madrid, no solo en
la Residencia sino también en tertulias como las del Café Gijón. Además, por esta época están en

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plena vitalidad revistas como Mediodía, Litoral, Verso y prosa o Gallo (1928), fundada esta última
por García Lorca.

El acto generacional será la celebración del tercer centenario de Góngora, que supone una
forma de manifiesto, pero también el encuentro de estos poetas con la estética barroca, donde nace
su valoración de la metáfora y que les llevará a una revolución del lenguaje poético. Se reconocen
diez integrantes fundamentales: Lorca, Alberti, Cernuda, Salinas, Guillén, Gerardo Diego, Dámaso
Alonso, Vicente Aleixandre, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Aunque desarrollan estilos
diferentes, a todos ellos les unieron intereses y características comunes, pero sobre todo una férrea
amistad.

Las etapas de los autores es, más o menos, similar en todos sus integrantes: una primera fase
postmodernista, caracterizada por el esteticismo y sensorialismo, cromatismo de formas poéticas,
aunque con una depuración lingüística respecto a la época anterior; una segunda etapa,
caracterizada por la penetración de las vanguardias que, con la unión de la admiración por Góngora
nacerá la conjunción entre innovación y tradición, es decir, su principal rasgo: el Neopopularismo.
Se trata de la reelaboración culta de los códigos de la poesía popular medieval y renacentista, de
Cancionero, pero con una intencionalidad vanguardista. El Surrealismo no se considera una etapa
propiamente pero se desarrolla en algunos poetas del grupo, sobre todo en el uso de la metáfora y
metonimia.

Con la República surge una poesía de compromiso social y político, de oposición al fascismo
europeo y poniendo la voz en las clases más desfavorecidas, como Alberti en Un fantasma recorre
Europa o Prados y su No podréis. No obstante, el trágico suceso de la Guerra Civil motivó la
dispersión del grupo, unos fueron desterrados o se exiliaron, Lorca es asesinado y los pocos que
quedaron en España iniciaron otros rumbos y trayectorias poéticas: unos, sujetos a los parámetros
del régimen, la conocida como poesía arraigada, este es el caso de Gerardo Diego; otros, aunque
de forma atenuante y burlando a la censura franquista, la desarraigada, como reacción a los
primeros y de crítica social a las consecuencias del conflicto bélico, como Aleixandre o Dámaso
Alonso y su obra Hijos de la ira.

3. OBRA POÉTICA DEL AUTOR.

La obra de Lorca se puede dividir en dos etapas fundamentales:

- La mítico-andaluza, que se inaugura con su primera obra de juventud Impresiones y


paisajes (1918). Aunque sea en prosa, el poeta muestra sus intereses políticos y estéticos. Su
segunda obra Libro de poemas (1921), de corte postmodernista (influenciado por Rubén Darío,
Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez) y donde el mundo natural y animal cobran un especial
sentido, así como el tema de la infancia, una clara proyección de su niñez en Granada. Más tarde,
llegaría la Oda a Salvador Dalí (1926) o sus Canciones (1927), elaboradas entre 1921 y 1924.

No obstante, será con la publicación de Poema del cante jondo (1931) donde se inaugura su
proceso de plenitud. Escrito entre 1921 y 1924, Lorca se inspira en la música de Manuel de Falla,
con quien organizó el Concurso de Cante Jondo en 1922. Es la muestra más explícita de lo que
suponía para el granadino el ideal de la esencia trágica de Andalucía. Todo emana del cante
flamenco: el amor, a soledad, la muerte, el destino trágico y la pena, que se prolongarán al
Romancero Gitano (1928). La muerte está muy presente en el eje temático de su último poemario
de la etapa, pero sobre todo es una obra de compromiso social. Lorca rehúye de la visión pintoresca

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y colorista del mundo gitano y eleva a la etnia como símbolo de la lucha constante del pueblo
andaluz.

Por tanto, esta etapa representa un Lorca que, aun en contacto con las vanguardias europeas y
españolas, muestra el fuerte sabor popular, andaluz, natural y con una idea del amor total (sexual,
pasional…). Sus formas, también de tintes tradicionales, le llevan al empleo de la canción popular,
el flamenco, el romance, etc. Esta combinación le convierten en el más claro ejemplo de su
generación del Neotradicionalismo.

- La irrupción surrealista. Durante su estancia en Nueva York asistimos a un cambio de formas


y recursos poéticos con Poeta en Nueva York (1930), más herméticos y complejos para el lector/a;
así como un despego de la métrica tradicional, aunque nunca perderá sus raíces ni la importancia
del tema de la naturaleza, la niñez, la muerte o el amor. De hecho, algunas especialistas inciden en
este último como tema absoluto del poemario. El Surrealismo le lleva a un frecuente uso del
versículo, esto es, un acercamiento a la prosa por no ser la regularidad silábica o distribución
acentual marcas fundamentales de su composición. Del mismo modo, las metáforas, repeticiones
(anáforas, paralelismos, etc.) y la ruptura de estrofa son algunas de las características del poemario.
Se suma, sin duda, la proyección personal del poeta. Su visión terrorífica y desolada de la ciudad se
resumen, en boca del autor, en “geometría y angustia”. Descubre que la civilización moderna y la
naturaleza son incompatibles.

También de esta época son la ya citada Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1935),
como homenaje a la muerte de su amigo, compuesto de cuatro poemas donde expresa el dolor por la
pérdida; Seis poemas galegos (1935), en gallego; el Diván del Tamarit (1935-36), que rinde
homenaje a los poetas árabes de Granada con la creación de “gacelas” y “casidas”. En este caso,
regresa a un andalucismo más lírico que mítico, a diferencia del presentado años atrás. Por último,
los Sonetos del amor oscuro (1936, aunque no concluidos). Los dos últimos se publicaron de forma
póstuma, en 1940 en el primer caso y 1970 en el segundo.

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