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CURSO

COMPETENCIAS CIUDADANAS EN LA SEGURIDAD VIAL

Presentado por: ALFONSO LIDORO ROSERO DIAZ

Servicio Nacional de Aprendizaje


SENA
San Juan de Pasto
2019
Contenido

I.- Descripción del problema.


II.- Situación
III.- Estrategias puede generar el consorcio para proceder ante esta situación.

IV.- Propuesta para presentar al organismo de tránsito con el fin de subsanar esta
problemática y aminorar los trancones que se están presentando constantemente en
este tramo de la vía.

V- Investigue cómo actúan las veedurías frente a la problemática vehicular.


Introducción

El espacio público puede abordarse desde diversos enfoques complementarios,


referentes a la dimensión jurídica, al uso que puede dársele y a la diversidad de
actividades que genera; esto es, existen rasgos que permiten caracterizar en el plano
del deber ser a un espacio público.

Jurídicamente, el espacio público está sometido a una regulación específica por parte
de la administración pública, propietaria o que posee la facultad de dominio del suelo,
que garantiza su accesibilidad a todos los ciudadanos y fija las condiciones de su
utilización y de instalación de actividades. En cuanto al uso, el espacio público es el
escenario de la interacción social cotidiana, cumple funciones materiales y tangibles:
es el soporte físico de las actividades cuyo fin está orientado a que las necesidades
urbanas colectivas sean satisfechas. Por ejemplo, la práctica de actividades
deportivas, recreativas, artístico culturales encuentran en el espacio público el lugar
idóneo de realización.

De manera complementaria, se puede advertir una dimensión social, cultural y política


en el espacio público, en cuanto es un lugar de relación y de identificación, de
manifestaciones políticas, de contacto entre la gente, de vida urbana y de expresión
comunitaria. En este sentido, los espacios públicos son concebidos como lugares por
excelencia de desarrollo, recreación y ocio en donde se realizan múltiples y diversas
actividades colectivas; allí se favorece el aprendizaje social, y también se propicia la
tolerancia, el respeto, la diversidad y la equidad. En suma, los espacios públicos
permiten detonar relaciones sociales sanas, críticas y constructivas entre diferentes
grupos de la población.
I.- Descripción Del Problemas

Como ya se mencionó, los espacios públicos permiten el goce y disfrute de los


ciudadanos, al ser escenarios de encuentro, expresión y convivencia; en ellos cada
individuo reivindica su sentido de pertenencia a un grupo, a una sociedad, o a una
nación. Así, su aprovechamiento coadyuva a la construcción de identidades colectivas
y a promover paradigmas de espacios comunitarios: primero, por ser abiertos, no
excluyentes y apropiables por todos; y segundo, por favorecer formas de relaciones
sociales sanas, seguras y constructivas.

Por lo anterior, los espacios públicos son concebidos cómo el soporte material para
crear ciudadanía y civilidad, por ello uno de los grandes retos de todas las ciudades y
zonas metropolitanas del país es la adecuada dotación y el mantenimiento de
espacios públicos para asegurar un equilibro urbano y mejorar las condiciones de vida
de la población.

Sin embargo, a pesar de su libre acceso y uso, los espacios públicos son escenarios
que se redefinen continuamente a través de conflictos y negociaciones sociales a
diversa escala. Si bien el Estado es el garante para su utilización, los grupos sociales
establecen estrategias específicas para su aprovechamiento, organización y
significación, desplegando y recreando los referentes necesarios para su
reproducción.

Un ejemplo de conflicto en un espacio público surge al presentarse conductas de


riesgo derivadas de la apropiación del lugar por un sector de la comunidad que le da
un uso diferente al original, generalmente calificado como antisocial. Cuando esas
conductas de riesgo se aúnan al deterioro físico de los espacios, a la falta de
correspondencia con las necesidades de la ciudadanía o las insuficientes actividades
recreativas que promuevan la concurrencia de la población, se tienen las condiciones
para observar un espacio público abandonado o subutilizado, que resulta poco
funcional para el barrio o colonia en que se ubica y que en el mejor de los casos se
convierte únicamente en un lugar de tránsito.
II.- Situación

Un reconocido consorcio de obras públicas ha decidido contratarlo como asesor vial


por su alto conocimiento y manejo del Código Nacional de Tránsito Terrestre, esto con
el fin de generar estrategias que permitan solucionar la problemática vehicular que se
está presentando debido a que por motivos de invierno el consorcio incumplió con el
contrato de reparación de un tramo de la vía Terminal - Aeropuerto, lo que dio lugar a
que empleados de las empresas vecinas, estacionen sus vehículos en este espacio,
bloqueando el normal tránsito de la vía, tenga en cuenta que los propietarios de los
vehículos manifiestan que no tienen donde parquear y por tal razón hacen uso de la
vía pública como estacionamiento.

III.- Estrategias puede generar el consorcio para proceder ante esta

situación.

En las ciudades tradicionales, el Espacio Público es el que da identidad y carácter a


la ciudad, el que permite reconocerla y vivirla en sus sitios urbanos: naturales,
culturales y patrimoniales. Aunque los gobiernos locales se ocuparon de su gestión a
través de la regulación, la normativa y los proyectos urbanos, no pudieron prevenir ni
corregir las constantes y, muchas veces toleradas, invasiones privadas que
deterioraron la calidad de vida y el medio ambiente.

Con importantes inversiones en centros de recreación y consumo (los nuevos


espacios del encuentro) y en las urbanizaciones privadas, introduce el concepto de
espacio privado de uso público. Sin embargo, el tratamiento de los espacios públicos
cotidianos, con fuerte participación ciudadana, multiplica las acciones y la diversidad
de soluciones mejorando la calidad ambiental del conjunto. Esta ponencia presenta
algunas experiencias desarrolladas con resultados positivos.
Generar un área peatonal consiste básicamente en facilitar el desplazamiento de
peatones y el desarrollo de actividades complementarias que hacen más atractivas
los paseos ciudadanos, los paseos de compras.

Se utilizaron diversas modalidades de peatonalización:

Peatonalizar separando espacialmente el flujo peatonal del vehicular resolviendo cada


uno de ellos en forma independiente, a veces en diversos niveles. Los puentes y calles
sobre elevadas y los túneles son soluciones utilizadas para separar los flujos
peatonales de los vehiculares.

Peatonalizar reservando todo el espacio circulatorio vehicular, la calzada, a los


peatones.

Peatonalizar de manera parcial, es decir incrementar los recorridos peatonales a


expensas de los vehiculares, ampliando la superficie de la vereda y reduciendo en la
calzada el espacio de estacionamiento y circulación de los vehículos. La
peatonalización parcial mantiene la convivencia de los flujos peatonales y vehiculares
en una misma arteria; incrementa el espacio destinado a peatones mejorando sus
desplazamientos y las posibilidades de detenerse en el encuentro informal sin que ello
implique la eliminación del paseo en auto, las operaciones de carga y descarga de
mercadería, o la adaptación a la época del año o de la semana más conveniente.

Es una solución menos costosa en términos económicos y de menor impacto sobre el


sistema circulatorio, sobre todo en las áreas centrales en general congestionadas.

IV.- Propuesta para presentar al organismo de tránsito con el fin de


subsanar esta problemática y aminorar los trancones que se están
presentando constantemente en este tramo de la vía.
La fórmula mágica para acabar los trancones con solo tronar los dedos no existe. Lo
que hay es una serie de soluciones que indudablemente deben ir de la mano para que
sí se pueda acabar con el problema.

El problema radica en que el País se ha llenado de normas que han sido dictadas sin
haber tenido un plan vial concebido; a congestión se debe también a que no se toman
otras alternativas.

No todas las soluciones en materia de movilidad implican inversiones y obras de gran


envergadura. Existen nueve acciones puntuales, de costo e inversión relativamente
bajos, que podrían contribuir a reducir los trancones que a diario se toman las calles.

Talleres participativos donde, los vecinos se encuentran en talleres de discusión,


actualización y seguimiento de las actuaciones sobre el espacio público.

V.- Investigación como actúan las veedurías frente a la


problemática vehicular

¿Qué es una veeduría ciudadana? “

Se entiende por Veeduría Ciudadana el mecanismo democrático de representación


que le permite a los ciudadanos o a las diferentes organizaciones comunitarias,
ejercer vigilancia sobre la gestión pública, respecto a las autoridades, administrativas,
políticas, judiciales, electorales, legislativas y órganos de control, así como de las
entidades públicas o privadas, organizaciones no gubernamentales de carácter
nacional o internacional que operen en el país, encargadas de la ejecución de un
programa, proyecto, contrato o de la prestación de un servicio público. Dicha
vigilancia, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 270 de la Constitución
Nacional, se ejercerá en aquellos ámbitos, aspectos y niveles en los que, en forma
total o parcial, se empleen los recursos públicos, con sujeción a lo dispuesto en la
presente ley. Una veeduría ciudadana, de acuerdo con la Ley 850 del 2003, es un
mecanismo democrático de representación de los ciudadanos o de las organizaciones
comunitarias, que permite vigilar la gestión pública de autoridades y entidades
estatales o privadas, o de organizaciones no gubernamentales, en aquellos ámbitos,
aspectos y niveles en los que total o parcialmente se empleen los recursos públicos.
Funciones generales de las organizaciones dedicadas al control ciudadano.

Sus funciones se pueden resumir en dos modalidades; la primera tiene que ver con la
relación entre la veeduría y el Estado: vigilar la gestión pública y recaudar indicios y
pruebas de corrupción o ineficacia en aquellas entidades que manejan recursos
públicos; la segunda tiene que ver con la relación entre la veeduría y la comunidad
que representa: de un lado, fortalecer la participación ciudadana y comunitaria en la
toma de decisiones, la gestión de asuntos que los afectan y el seguimiento y control
de proyectos de inversión, y de otro lado cuidar los intereses de las comunidades
beneficiarias de la acción pública. Independientemente de que se cree un grupo
formal, como una veeduría, o de que se actué de manera informal, todas las
organizaciones de control ciudadano a la gestión estatal deben cumplir unas funciones
genéricas.

Así, su propia naturaleza de grupos de control les asigna las siguientes:

-Vigilar que los recursos se usen según las normas, planes, programas, proyectos y
contratos.

-Velar por que las acciones estatales sean pertinentes, oportunas, lícitas y ajustadas
a la técnica.

-Conocer las normas, planes, programas, proyectos y contratos, así como el grado de
avance real en la gestión de todos ellos. La información que se pida a este respecto
debe ser la que importa y el grupo pueda manejar, tanto por el tema como por el
volumen.
-Estudiar y analizar las explicaciones, razones e informaciones de las entidades
controladas.

-Agotadas las vías directas de entendimiento con las entidades cuya gestión se vigila,
presentar informes, denuncias, demandas y acciones escritas a las autoridades
competentes para controlarlas.

-Por su parte, las veedurías ciudadanas tienen las siguientes funciones asignadas por
el Artículo 15 de la Ley 850 de 2003:

-Vigilar la constitucionalidad y participación en la planeación.

-Vigilar que los presupuestos se ejecuten rápida, equitativa y eficazmente, y que se


destinen ante todo para necesidades básicas insatisfechas.

-Vigilar el proceso de contratación.

-Vigilar y fiscalizar la ejecución y calidad técnica de la gestión.

-Recibir informes, observaciones y sugerencias de ciudadanos y organizaciones.

-Pedir datos de la gestión a interventores, supervisores, contratistas, ejecutores,


autoridades contratantes y otras.

-Comunicar a la ciudadanía los avances de su actividad.

-Dar sus informes a las autoridades correspondientes.

-Denunciar irregularidades de los funcionarios


Conclusiones

El derecho a un nivel de vida "adecuado" y dentro de él, específicamente, a una


vivienda "adecuada", se trata de la facultad que debe tener todo ser humano para
desarrollar su vida en un lugar apropiado para vivir, para habitar. En este sentido, el
espacio público constituye un elemento fundamental, que puede contribuir a la
satisfacción de necesidades humanas como la identidad, el sentido de pertenencia y
la belleza. Para ello, es necesario que esté dotado de cualidades tanto espaciales
como materiales que convoquen a diversos grupos humanos para que accedan a él
en condiciones de igualdad. Así, la presencia de espacios públicos de calidades
similares en las diferentes áreas habitacionales urbanas, más allá del nivel socio-
económico de la población que habite en cada una de ellas, puede contribuir a
alcanzar condiciones de equidad para todas las personas que habitan nuestras
ciudades.

Sin embargo, en el desarrollo de los procesos urbanos relacionados con la


planificación, el diseño y la construcción de áreas de vivienda social, importantes
esfuerzos y recursos se han concentrado en resolver la urgencia por un techo digno,
desde una perspectiva que -en general- comprende al problema como una carencia
de objetos habitables más que como la necesidad de espacios para habitar. Este
enfoque ha desencadenado una predominante preocupación por la construcción de
gran cantidad de unidades de vivienda y ha concentrado reflexiones y aportes
principalmente en la solución de la unidad habitacional, descuidando la calidad del
diseño y la materialidad del entorno de estas unidades, lo que propicia diversos
problemas espaciales que, al ritmo de dicho proceso de construcción, se reproducen
masivamente en la periferia urbana.

Al respecto, es importante señalar que buena parte de dicho entorno está constituido
por espacios nominalmente destinados al dominio público, pero que en realidad se
transforman en áreas baldías debido a su baja calidad, influenciada -entre otros
aspectos por su configuración residual derivada de una ocupación territorial mecánica,
centrada en las edificaciones y no en el espacio urbano, circunstancia que las
predispone como foco de problemas tanto espaciales como sociales.

En este contexto, la reflexión sobre diseño urbano a la cual se recurre, constituye un


aporte significativo a la búsqueda de una mejor calidad en los espacios públicos
habitacionales, ya que hace énfasis en la relación entre las personas y el espacio que
habitan, integrando en parámetros de diseño aspectos vinculados a la dimensión
física de éste, así como a la subjetiva de quienes lo ocupan.
Fuentes Bibliográficas

Borja, Jordi, Ciudadanía y espacio público”, en Ambiente y desarrollo, septiembre


1998.

Cabrales, L. F. (2002) Latinoamérica: Países abiertos, ciudades cerradas,


Universidad de Guadalajara, México.

Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad. Inseguridad en México.


Resultados de la Quinta Encuesta Nacional sobre Inseguridad. 2008. disponible
en
http://www.icesi.org.mx/documentos/publicaciones/articulos/inseguridad_en_mexi
co.pdf

Ramírez Kuri, Patricia, La fragilidad del espacio público en la ciudad segregada,


septiembre 2006.

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