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CAPACIDAD DE USO
CLASE - I
1.- Introducción
Los suelos de la clase I no presentan riesgo de daños por desbordamiento. Son p
roductivos y aptos para el cultivo intensivo. El clima local debe ser favorable para
el cultivo de muchas de las especies extensivas comunes.
Los suelos de la clase I que se utilizan para cultivos requieren prácticas de gestión
ordinarias para mantener la productividad, tanto en cuanto a fertilidad como a
estructura del suelo. Tales prácticas pueden incluir el uso de uno o más de los
siguientes elementos: fertilizantes y abonos cálcicos, cubiertas vegetales o el
abonado en verde para los cultivos, la conservación de restos de cosechas y
estiércol animal y la rotación de cultivos adaptados.
2.2.- Textura
Según el tamaño y la proporción de las diferentes partículas del suelo, se crearán
propiedades distintas del mismo. Pueden ser tan pequeñas como las de la arcilla,
o tan grandes como las de la arena gruesa.
Por ejemplo, los suelos arenosos son considerados como ligeros porque son
permeables, o permiten el flujo del agua.
En contraste, los suelos que tienen muchos espacios pequeños entre sus
partículas, como la arcilla, son considerados más pesados porque retienen agua.
2.3.- Estructura
Es la estructura ideal llamada también "migajón". Los agregados son partículas
redondeadas, humosas y porosas de 1 a 10 mm de diámetro y se denominan
gránulos, si son mayores de 10 mm.
Los suelos de estructura granular son suaves y sueltos lo que permite una
adecuada movilización del aire y del agua. También pueden trabajarse fácilmente.
Se originan en suelos ricos en materia orgánica debido a la fuerte actividad del
edafón sobre éste y a la sustancia mineral lo que influye notablemente en la
fertilidad del suelo. La mejor estabilidad de los agregados contribuye a disminuir la
erosión.
Los organismos del suelo al digerir y excretar los minerales y sustancias orgánicas
confieren mayor estabilidad (contra los impactos de agua de lluvia, aniegos,
vientos u otra actividad de degradación) a los agregados conformados por
compuestos orgánico minerales tales como: arcillas, carbonatos, sustancias
húmicas, sustancias orgánicas etc.
Los suelos arcillosos son difíciles de trabajar porque la tierra mojada es una masa
densa, y cuando están secos es demasiado duro.
Los suelos arenosos son secos; no almacenan el agua como los arcillosos y hay
que regar bastante. Con los arcillosos no hay problema en este aspecto, incluso
puede ser negativo si retienen demasiada agua.» Mejora: en tierras arenosas, y
por tanto, con baja capacidad de retención, puedes darle cohesión añadiendo
unos 100 kilos por cada 100 m2 de turba u otro tipo de materia orgánica e, incluso,
añadiendo algo de tierra arcillosa.» Si retiene poca agua, riega con menos
cantidad pero con más frecuencia. El riego por goteo en suelo arenoso es ideal.
Los suelos arcillosos tienen tendencia a encharcarse, lo cual pudre las raíces.
Aunque no todos los suelos arcillosos drenan mal. Cuidado en las zonas bajas,
que es donde se acumula más agua.» Mejora: para mejorar un mal drenaje,
puedes hacer lo siguiente:
1. Esponja el suelo.
3. Aporta nutrientes minerales poco a poco para las plantas a medida que se
descompone (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Magnesio, etc.).
» Lo mejor es echar materia orgánica año tras año. Por ejemplo: estiércol,
mantillo, compost casero, turba, guano, humus de lombriz, etc..
Todas las plantas necesitan tomar del suelo estos 13 elementos minerales.
– Fósforo (P)
– Potasio (K)
– Calcio (Ca)
– Magnesio (Mg)
– Azufre (S)
– Zinc (Zn)
– Manganeso (Mn)
– Boro (B)
– Cobre (Cu)
– Molibdeno (Mo)
– Cloro (Cl)
Los suelos arcillosos suelen ser ricos en nutrientes y los suelos arenosos, pobres.
Ejemplo extremo de suelo arenoso es la playa .Para saber si un suelo es rico o no
en nutrientes se hacen análisis de la tierra en un laboratorio especializado.»
Mejora: mediante los abonos orgánicos(estiércol, compost, turba, etc.) y los
fertilizantes minerales aportamos al suelo los nutrientes necesarios. Si no lo
hiciéramos se agotarían más tarde o más temprano
.
2.9.- pH comprendido entre 5,5 y 8
Afortunadamente el 80% de los suelos está entre estos valores, pero si fuera un
pH por debajo o por encima, deberías corregirlo. Los métodos para medir el pH los
tienes en esta página.
b) Si el suelo es neutro (pH entre 6,5 y 7), perfecto, hay una óptima disponibilidad
de todos los que las plantas necesitan normalmente. Aunque algunas, llamadas
acidófilas, lo prefieren inferior a 6,5, y otras (calcícolas), son felices con un pH
superior a 7.
Turba rubia
Aportando TURBA RUBIA SPHAGNUM, que es un material muy ácido (ph=3,5),
se reduce el pH de la tierra. Dosis: 1 kilogramo de turba rubia por metro cuadrado.
A los 2 ó 3 años se debe repetir el tratamiento.
Azufre en polvo
Otra opción para acidificar consiste en mezclar los primeros 25-30 cm. de tierra
con AZUFRE EN POLVO. Dosis: 90 grs./m2. Aplica durante el otoño para que en
primavera se note el efecto.
Los suelos ácidos (pH<6.5) son fáciles de corregir aportando caliza molida, pero
los suelos alcalinos (ph>7) son mucho más difíciles porque tiende a revertirse a la
situación anterior, lo que obliga a repetir el tratamiento.Además de bajar el pH,
aplica al suelo un fertilizante especial, rico en hierro llamado “quelatos de hierro“.
También hay otros fertilizantes formulados con los demás micronutrientes, aparte
del hierro, como el manganeso, cobre, zinc, etc. para las posibles carencias.
No es frecuente, pero se puede dar. Los suelos salinos son los que tienen una
cantidad excesiva de determinadas sales (Cloruros, Sulfatos, etc.). Más
información sobre suelos salinos y su recuperación aquí.
3.1.-Tierras arenosas
Estas tierras son muy sueltas, se pueden observar a ojo los diferentes materiales
de los que están formadas, si le añadimos agua y le frotamos los dedos notaremos
aspereza y diferenciaremos los diferentes tipos de arena, además, notaremos
que se satura con rapidez y que se seca rápidamente al aire.
Se trabajan con facilidad, pero retienen muy mal la humedad y los nutrientes (los
pierden por lixiviación), para conseguir una tierra mullida y con capacidad de
retención de humedad y nutrientes, le aportaremos materia orgánica.
3.2.-Tierras francas
Si las tierras son francas, estamos de suerte. Son las tierras ideales de huerto o
jardín. Retienen bien la humedad sin apelmazarse, pues integran de forma
equilibrada arcilla, arena, limos y humus.
3.3.- Tierras arcillosas
Este suelo, al añadirle un poco de agua se vuelve resbaladizo y puede amasarse
como plastilina, pero cuando se seca queda un poco adherido a la piel. Retienen
mucho el agua y tardan en secarse.
Las tierras arcillosas resultan más difíciles de trabajar. Se apelmazan con la lluvia
o el agua de riego y cuando se secan se endurecen demasiado. Para trabajarlas,
es aconsejable añadirle materia orgánica, pues aportará más porosidad y
aireación.
A continuación tienes las características ideales que debería tener un suelo para el
cultivo de plantas.
4.1.-Suelos azonales
Corresponden a suelos inmaduros, que se encuentran en las primeras etapas de
su desarrollo por no haber actuado los factores edafogenticos durante el tiempo
suficiente (aclimácicos), en los que los caracteres predominantes son los debidos
al tipo de roca madre. Son los presentes por ejemplo sobre sedimentos recientes
(alóctonos), desiertos, suelos helados. Escaso o nulo desarrollo y diferenciación
de horizontes.
4.2.-Suelos intrazonales
Son los desarrollados bajo condiciones en que predominan los factores
edafogenéticos pasivos, como roca madre, pendiente, acción humana,… Son
suelos aclimáticos, ya que el factor clima no es determinante en su formación, y
(climácicos).
4.3.-Suelos zonales
Desarrollados bajo la acción de los factores activos de formación del suelo, en
especial el clima, durante el tiempo suficiente. Son, por tanto, climácicos y
climáticos. Se trata de suelos Existen numerosos sistemas de clasificación, entre
los que hay que destacar.
4.1.1.-Tipos de suelos
CLASE - I
Integrantes:
Mireya Cardozo S.
Marcela Ortega V.
Aleida Flores
Docente: Ing. Ramon Gareca Romero
2018