/RV6LHWH6HOORV

9HUGDG3UHVHQWH
Javier Escobar
javier144000@tutopia.com

8QD LQWHUSUHWDFLyQ DOWHUQDWLYD GH OD SURIHFtD GH ORV VLHWH VHOORV (O

DXWRU VRVWLHQH TXH ORV VHOORV WLHQHQ PiV TXH GHFLUQRV DFHUFD GHO
WLHPSR HQ TXH YLYLPRV GH OR TXH WUDGLFLRQDOPHQWH VH KDEtD FUHtGR

¢ Dónde nos encontramos actual-

mente en el cronograma proféti-
co? Diríamos que estamos entre
el juicio investigador, que se inició
en 1844, y la segunda venida de
Cristo. ¿Qué nos dicen las profecías
acerca de los eventos que ocurrirían
entre estos dos acontecimientos?
Podríamos formular la pregunta de
otra manera, ¿por qué Cristo no ha
regresado? Muy bien, sabemos que
todavía debe ocurrir la lluvia tardía,
el fin del tiempo de gracia, las siete
postreras plagas y el Armagedón.
Todo esto está en el futuro. Pero,
¿qué hay del tiempo actual? Ya te-
nemos más de 150 años predicando
la inminencia del regreso de nuestro
Señor. ¿Debemos seguir predicando
lo mismo? ¿O será hora de adaptar-
nos al mundo moderno y predicar
acerca de cómo ser cristianos exito-
sos a los ojos de los infieles?
Lo que me atrajo del mensaje
adventista fue su énfasis en las pro-
fecías. Esta iglesia aseguraba tener
un oráculo que había descrito de an-
temano la historia de la humanidad.
Al estudiar las profecías con cuida-
do, corroboré esta pretensión y fui
familiarizándome con el oráculo ce-
lestial. Afiné mi comprensión acerca
del tiempo del fin, el período proféti-
co en el cual nos encontramos ac-
tualmente. Entonces, algo llamó mi
atención. Los maestros interpretaban
la mayoría de las profecías como
habiéndose cumplido en el pasado.
Las pocas que no se habían cumplido
estaban reservadas para el futuro.
Salvo escasas excepciones, en medio
había un gran vacío. Me pregunté
entonces si la profecía no tenía nada
que decir para la actualidad. Vean lo
que dice el Espíritu de Profecía acer-
ca del Apocalipsis:
«Sus verdades se dirigen tanto
a los que viven en los últimos días
de la historia de esta tierra como a
los que vivían en los días de Juan.
Algunas de las escenas descritas en
esa profecía pertenecen al pasado,
otras se están cumpliendo ahora;
algunas tienen que ver con el fin
del gran conflicto entre los poderes
de las tinieblas y el Príncipe del
cielo, y otras revelan los triunfos y
alegrías de los redimidos en la tie-
rra nueva». HAp 466,467.
Evidentemente el libro del
Apocalipsis tiene cosas que decirnos
para hoy y pienso que mucho más de
lo que normalmente se cree. En el
2 LOS SIETE SELLOS
resto de este artículo abordaremos
una de las profecías más relevantes
para nuestros días y que proporciona
respuestas a las preguntas anterior-
mente planteadas. Esta profecía en-
cierra el poder para despertarnos del
letargo en el cual nos encontramos
actualmente. Me refiero a la profe-
cía de los Siete Sellos. Pero, ¿no se
refieren acaso los siete sellos a perío-
dos de tiempo paralelos a las siete
iglesias? Esta es la interpretación
tradicional, la que nos dice que la
mayoría de los sellos se han cumpli-
do. En este estudio quisiera que el
lector se tome la libertad de revisar
conmigo el Apocalipsis con una ópti-
ca diferente.
En primer lugar necesitamos
saber el marco temporal en el cual
debemos ubicar los sellos. Necesita-
mos lo que se llama un ancla de
tiempo, un punto de partida para co-
menzar a buscar el cumplimiento de
la serie de los siete sellos. Cuando
Miller intentó interpretar la profecía
de las 2.300 tardes y mañanas, tuvo
un punto de partida, sin el cual no
habría podido situar dicho período en
la historia. Esta ancla de tiempo fue
el año 457 a.C. Miller obtuvo este
punto de partida no de una manera
arbitraria, sino gracias a una correcta
interpretación de la profecía de las
70 semanas que se encuentra en el
capítulo 9 de Daniel. ¿Dónde debe-
mos buscar el ancla de tiempo para
los siete sellos? En Apocalipsis 4 y
5, ya que éste es el contexto inme-
diato de la apertura de los siete se-
llos, que se encuentra en el capítulo
6.
El Concilio Celestial
«Después de esto miré, y he
aquí una puerta abierta en el cielo;
y la primera voz que oí, como de
trompeta, hablando conmigo, dijo:
Sube acá, y yo te mostraré las co-
sas que sucederán después de
estas». Ap. 4:1.
El primer versículo del capí-
tulo cuatro ya está situando cronoló-
gicamente la visión. Jesús le dice a
Juan que se le mostrarían cosas que
sucederían después. Pero, ¿después
de qué? Hay dos posibilidades: (1)
Después del tiempo de Juan. En tal
caso sitúa la visión como posterior al
año 95, tiempo en que se cree que el
apóstol escribió el Apocalipsis. (2)
Después del cumplimiento de la vi-
sión de las siete iglesias (Ap. 2 y 3),
ya que esta serie antecede a los se-
llos. Esta posibilidad es bastante
interesante, pues ubicaría la visión
de Apocalipsis 4, 5 y 6 finalizando el
período de las siete iglesias. En este
sentido, la declaración cronológica
de Apocalipsis 4:1 contrasta con la
que introduce los mensajes a las igle-
sias. A Juan se le dijo: «Escribe las
cosas que has visto, y las que son, y
las que han de ser después de estas»
(Ap. 1:19). Esta declaración nos in-
dica claramente que los mensajes a
las iglesias tendrían un cumplimiento
a partir de la época del apóstol en
adelante. El contraste entre Ap. 1:19
y 4:1 es una evidencia de que la serie
de las iglesias y la de los sellos no
corren paralelas.
Le sugiero al lector que lea
ahora los capítulos 4 y 5 del Apoca-

lipsis. El capítulo cuatro nos mues-
tra la corte celestial presidida por el
Eterno. Los ancianos y los querubi-
nes adoran al Creador (vers. 11). En
el capítulo cinco hay un libro miste-
rioso con siete sellos. El Cordero lo
toma y el universo entero se llena de
júbilo al tiempo que reconocen la
supremacía del Padre y el Hijo.
¿Cuándo está ocurriendo todo esto?
¿Qué implicaciones tienen en el con-
flicto de los siglos los eventos que
allí se describen? La misma Biblia
debe ser la que responda estas pre-
guntas.
¿Dónde buscar la respuesta?
El Espíritu de Profecía nos señala un
camino. Tenemos los siguientes
consejos para abordar el estudio de
las profecías:
«En el Apocalipsis todos los
libros de la Biblia se encuentran y
terminan. En él está el comple-
mento del libro de Daniel. Uno
es una profecía, el otro una revela-
ción. El libro que fue sellado no
fue el Apocalipsis, sino aquella
porción de la profecía de Daniel
que se refiere a los últimos días.
El ángel ordenó: "Tú empero Da-
niel, cierra las palabras y sella el
libro hasta el tiempo del fin" (Dan.
12:4)». Hap 467.
«Al libro de Daniel se le quita
el sello en la revelación que se le
hace a Juan, lo cual nos permite
avanzar hasta las últimas escenas
de la historia de este mundo.
¿Tendrán en cuenta nuestros her-
manos que estamos viviendo en
medio de los peligros de los últi-
mos días? Leed el Apocalipsis en
relación con Daniel. Enseñad
LOS SIETE SELLOS 3
estas cosas». TM 112,113.
«Estudiad el Apocalipsis en
relación con Daniel, porque la
historia será repetida. . . Nosotros,
con todas nuestras ventajas religio-
sas, debemos saber hoy mucho más
de lo que sabemos». TM 113.
En estas citas hemos resaltado
que los libros de Daniel y Apocalip-
sis abordan los mismos temas, y que
el Apocalipsis es una ampliación del
libro de Daniel. Es interesante cons-
tatar que en Daniel hay una visión
que guarda un paralelismo significa-
tivo con Apocalipsis 4 y 5. Esta vi-
sión se encuentra en el capítulo 7.
Después de describir el surgimiento
de los imperios babilónico, medoper-
sa, griego y romano simbolizado por
cuatro bestias, (Dan. 7:1-7), el profe-
ta describe el dominio papal a lo lar-
go de 1.260 años (vers. 8). Finali-
zando este período tiene lugar un
evento en el cielo que involucra el
establecimiento de un tribunal celes-
tial, la ejecución de un juicio y la
coronación del Hijo del Hombre
(vers. 9-14). A Daniel se le mostró
en esta visión el paso de Jesús del
Lugar Santo al Santísimo y el inicio
del juicio investigador.
En la tabla 1 se muestran los
paralelismos entre las visiones en
cuestión. ¿Son estos paralelismos
casuales? Tomando en cuenta lo que
dice el Espíritu de Profecía en cuanto
a la relación entre Daniel y Apoca-
lipsis, creo sinceramente que no.
Esto significa que Apocalipsis 4 y 5
están haciendo referencia al paso de
Jesús del Lugar Santo al Santísimo
 DANIEL 7
Mientras yo miraba fueron puestos tronos, y un Ancia-
no de muchos días se sentó. Su vestido era blanco como
la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura. Su
trono llama de fuego, y sus ruedas fuego ardiente.
(Vers. 9).
Un río de fuego salía delante de él. (Vers. 10).
Millares de millares le servían, y millones de millones
asistían ante él. (Vers. 10).
Seguí mirando en la visión de la noche, y vi que con las
nubes del cielo venía como un Hijo de hombre. Llegó
hasta el Anciano de días y fue llevado ante él. (Vers.
13).
Y le fue dado dominio, y gloria y reino. Y todos los
pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es
eterno, que nunca pasará, y su reino nunca será
destruido. (Vers. 14).
Y vino el tiempo, y los santos poseyeron el reino.
(Vers. 22).
Tabla 1 - Paralelismos entre Daniel 7 y Apocalipsis 4 y 5.
* «Delante del trono, sobre el mar de cristal, -ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho que
resplandece con la gloria de Dios- hállase reunida la compañía de los que salieron victoriosos "de la bestia, y de
su imagen, y de su señal, y del número de su nombre"». CS 706. En esta cita Elena de White dice que el mar de
vidrio es un piso muy pulido que se encuentra delante del trono y refleja la gloria de Dios. Esto fue lo que descri-
bió Daniel como un río de fuego delante del trono.
en 1844. La puerta abierta que vio
Juan en el cielo (Ap. 4:1) es la que
separa estos dos departamentos (ver
Ap. 3:8 y CS 483, 488). Ya tenemos
nuestra ancla de tiempo, un marco
temporal que nos servirá para ubicar
los siete sellos en el tiempo correcto.
APOCALIPSIS 4 Y 5
Alrededor del trono había otros veinticuatro tronos.
Y sentados sobre ellos veinticuatro ancianos vestidos
de blanco, con coronas de oro sobre sus cabezas.
(Vers. 4:4).
Ante el trono había como un mar de vidrio semejante
al cristal. (Vers. 4:6).
Y vi como un mar de vidrio mezclado con fuego.
(Vers. 15:2).*
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del
trono, de los seres vivientes y de los ancianos. Su
número era miles de millares, y diez mil veces diez
mil. (Vers. 5:11).
Entonces, en medio del trono, de los cuatro seres
vivientes, y de los ancianos, vi de pie a un Cordero
como si hubiera sido inmolado, que tenía siete cuer-
nos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios
enviados a toda la tierra. Y él vino, y tomó el libro
de la mano derecha del que estaba sentado en el
trono. (Vers. 5:6,7).
Y decían a gran voz: "El Cordero que fue muerto es
digno de recibir poder y riquezas, sabiduría y
fortaleza, honra, gloria y alabanza". Y a todos los
que estaban en el cielo, en la tierra, en el mar y deba-
jo de la tierra, y a todas las cosas que hay en ellos, les
oí cantar: "Al que está sentado en el trono y al Corde-
ro, sean la alabanza, la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos". (Vers 5:12,13).
Y cantaban un nuevo canto, diciendo: "Digno eres de
tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste muerto,
y con tu sangre compraste para Dios gente de toda
raza y lengua, pueblo y nación; y de ellos hiciste un
reino y sacerdotes para servir a nuestro Dios, y
reinarán sobre la tierra". (Vers. 5:9,10).
El Libro Sellado
Antes de abordar los sellos,
debemos aclarar algo con respecto al
rollo de los siete sellos. La imagen
que se da en Apocalipsis 5 acerca de
este objeto consiste en un trozo de
papiro o pergamino enrollado, atado
y sellado con sellos de arcilla, tal

como se muestra en la figura 1. Esta
era la manera como en la antigüedad
se preservaba un documento para
que no lo pudiese leer otra persona
salvo el destinatario. Lo que esto
implica es que hay que desatar los
siete sellos antes que el contenido
del libro pueda leerse. Esto es justa-
mente lo que se entiende al leer los
versículos 2 y 5 del capítulo 5.
Al abrir los cuatro primeros
sellos aparecen jinetes ante el tribu-
nal celestial. Estos jinetes y sus ca-
ballos están relacionados con ciertos
eventos de la tierra, como se puede
constatar del segundo y cuarto jine-
tes. ¿Cuándo están ocurriendo los
eventos descritos por los jinetes? Se
solía pensar que los eventos a los
cuales aluden los cuatro jinetes esta-
ban registrados en el libro con los
siete sellos, y que a medida que se
iban quitando los sellos, estos even-
tos salían a la luz y su respectivo ji-
nete se presentaba ante el tribunal.
Esta hipótesis estaba basada en la
suposición de que el libro pudiese
ser parcialmente leído a medida que
se desataban sus sellos. Si esto era
así, lo que estaba ocurriendo en la
tierra justo en el momento en que el
tribunal estaba sesionando, no guar-
daba necesariamente una relación
cronológica con los eventos descritos
por los jinetes. Sin embargo, hemos
visto que el libro no puede ser leído
hasta que el último sello sea desata-
do. Lo más natural es pensar que los
eventos descritos por los jinetes ocu-
rren en el mismo momento que se
abre el sello. Es decir, mientras que
se abre el sello en el cielo, el jinete
LOS SIETE SELLOS 5
Figura 1—Apariencia de un rollo sellado con
siete sellos tal como lo sugiere Apocalipsis 5.
describe la situación que se presenta
en la tierra justo a continuación. Es-
to tiene mucho sentido práctico, pues
correlacionaría lo que ocurre en el
cielo con ciertos acontecimientos en
la tierra. Este es un elemento que el
Espíritu de Profecía nos dice que se
encuentra en el Apocalipsis:
«Una cosa se comprenderá con
certeza por el estudio del Apoca-
lipsis: que la relación entre Dios y
su pueblo es estrecha y decidida.
Se ve una maravillosa conexión
entre el universo del cielo y este
mundo». TM 111,112.
El libro de los siete sellos está
relacionado con el juicio final. Al
abrirse el séptimo sello, Cristo ha
retornado a la tierra (ver lo que ocu-
rre bajo el sexto sello). Lo que sigue
es el milenio, cuando tendrá lugar el
juicio final. De modo que el libro
con los siete sellos parece ser una
pieza clave en el juicio milenial, y la
apertura de los sellos es algo así co-
mo una cuenta regresiva que apunta
al inicio de dicho juicio. Por medio
de los jinetes tenemos una idea de
cuánto falta para que se inicie el jui-
cio final, y la visión de los siete se-
llos se convierte en un mapa proféti-
co que cubre el período entre 1844 y
la segunda venida de Cristo.
6 LOS SIETE SELLOS
CIELO
I II
TIERRA
Paso de Jesús del
Lugar Santo al
Santísimo en el
Santuario
Celestial en 1844
(Ap. 4 y 5).
Figura 2—Relación entre los eventos del cielo y de la tierra en
Apocalipsis 4,5 y 6.
El Primer Sello
Las escenas del primer sello
deben estar ocurriendo en torno a
1844, pues del contexto (Apocalipsis
5) vemos que Jesús acaba de entrar
al Lugar Santísimo del Santuario Ce-
lestial. Estudiemos con más deteni-
miento los detalles que se mencionan
en este sello.
Le fue dada una corona... La pala-
bra griega traducida aquí por corona
es stephanos. Esta no es una corona
que denota poder sino victoria. Era
la señal de triunfo que le daban a los
deportistas al ser vencedores en las
competencias. En Apocalipsis
"stephanos" parece indicar invaria-
blemente victoria espiritual, como se
puede apreciar en Ap. 2:10; 3:11.
Esto es ratificado por la declaración:
«y salió vencedor, para seguir ven-
ciendo». De modo que el primer
jinete debe estar representando un
movimiento espiritual que tuvo gran
éxito en torno al año 1844. El pri-
mer jinete debe ser entonces el movi-
miento adventista, cuyo éxito espiri-
tual puede constatarse de la siguiente
cita:
III IV V VI VII
FIN DEL SEGUNDA VENIDA
TIEMPO DE DE CRISTO
GRACIA
Juicio Milenial
(Ap. 20)
APOCALIPSIS 6
«El movimiento adventista de
1840 a 1844 fue una manifestación
gloriosa del poder divino; el men-
saje del primer ángel fue llevado a
todas las estaciones misioneras de
la tierra, y en algunos países se
distinguió por el mayor interés
religioso que se haya visto en país
cualquiera desde el tiempo de la
Reforma del siglo XVI». Maranata
18.
La Iglesia Adventista del 7º
Día fue la heredera de este movi-
miento, y sus orígenes se encuentran
en el mismo chasco de 1844. La his-
toria de la Iglesia dice lo siguiente:
«Hiram Edson se ganaba la
vida como agricultor en el norte de
Nueva York. [Después del chas-
co,] Edson sugirió a uno de sus
amigos (Crosier), que fueran a visi-
tar a algunos de los milleritas veci-
nos a quienes ambos habían ayuda-
do a llevarlos a Cristo, a fin de
animarlos con esa nueva confianza.
Tal vez para ganar tiempo comen-
zaron a cruzar un sembrado de
maíz.
«Mientras lo estaban atrave-
sando, dice Edson, "fui detenido a
mitad de camino en el campo. El
cielo parecía abierto ante mi vista,
y vi distinta y claramente, que en

lugar de que nuestro Sumo Pontífi-
ce saliera del lugar santísimo del
Santuario Celestial para venir a la
tierra (el 22 de octubre)... por pri-
mera vez entró ese día en el segun-
do recinto del santuario; donde
tenía una obra que realizar antes de
su regreso a este mundo".
«Tan sencillo este evento; y sin
embargo se cuenta entre los mo-
mentos más dramáticos de la histo-
ria religiosa. En un sentido muy
especial, la Iglesia Adventista del
Séptimo Día nació en ese momen-
to, en ese campo, cuando ese agri-
cultor contempló a Cristo».1
De esta manera, los adventis-
tas del séptimo día salieron victorio-
sos del gran chasco. Es interesante
constatar que a la iglesia de Filadel-
fia, que representa al movimiento
adventista, se le dice: «Retén lo que
tienes, para que ninguno tome tu co-
rona» (Ap. 3:11). Esta Iglesia, i. e.,
este período profético del pueblo de
Cristo, es la única de la cual se dice
que tiene corona. Este detalle nos
permite vincular al primer jinete con
ese período de la historia.
Vi un caballo blanco... El blanco es
símbolo de pureza (Sal. 51:7; Is.
1:18). Esto simboliza la pureza del
mensaje que tenía el movimiento
adventista, y el fervor y sinceridad
de sus miembros. Comprendían cla-
ramente que el Señor los estaba
guiando en una obra vital a favor del
mundo. El movimiento adventista
llegó a distinguirse por su carácter
reformador, rescató verdades que por
mucho tiempo se habían perdido
acercándose a la condición de la
LOS SIETE SELLOS 7
iglesia apostólica primitiva. Un dato
curioso es que el apellido White sig-
nifica en inglés "blanco". ¿Podría
esto tener relación con el color del
caballo del primer jinete?
El Segundo Sello
Es evidente que el segundo
jinete está representando una condi-
ción de violencia extendida y aumen-
tada que surge en la tierra. Se dedu-
ce que el conflicto es mundial por las
palabras: «Y a su jinete se le dio el
poder de quitar la paz de la tierra».
Esta situación la debemos ubicar cro-
nológicamente después de lo que
está representado por el primer jine-
te. Si tomamos, por ejemplo, que la
condición de la iglesia pura descrita
por el primer jinete perduró mientras
vivió Elena de White, quien murió
en 1915, resulta un cumplimiento del
segundo sello bastante exacto.
Para que se matasen unos a otros...
Esta expresión parece implicar una
acción bilateral, en ambos sentidos
(ver por ejemplo Mat. 24:10; Luc.
12:1; Juan 13:34; 15:12; Hech. 7:26;
21:6), de modo que no parece apli-
carse a una persecución religiosa.
Además lo que representa el segundo
jinete implica un conflicto mundial,
como se dijo más arriba. De manera
que la imagen representada debe ser
algo de carácter bélico. El color del
caballo está en armonía con un cua-
dro de luchas y matanza, pues es el
color de la sangre. A continuación
vemos lo que la historia presenta y
que encaja con el simbolismo del
8 LOS SIETE SELLOS
segundo sello:
I Guerra Mundial (1914-1918)
El 28 de junio de 1914 fueron
asesinados el archiduque Francisco
Fernando y su esposa por nacionalis-
tas de Serbia en Sarajevo, población
de Bosnia. Esto da inicio a un con-
flicto de carácter mundial que dura
hasta 1918. Los países vieron redu-
cida su población. La pérdida de
soldados se calcula en 10 millones.
Período Interbélico (1918-1938)
La etapa de veinte años que
va de 1918 a 1938 es verdaderamen-
te problemática y, en lugar de paz, es
de preparación para la segunda gue-
rra mundial.
II Guerra Mundial (1939-1945)
Se luchó en Europa, África,
Asia, Oceanía y las islas Hawaii.
Como se ve, la guerra ocupó el ám-
bito más vasto que guerra alguna: el
noventa por ciento de la humanidad
tomó parte en ella en forma directa o
indirecta. El grupo racial más sufri-
do fue el de los judíos, de quienes
murieron más de seis millones, la
mayoría en campos de concentración
alemanes.
Europa fue destruida en su
mayor parte, sus grandes capitales
fueron bombardeadas. El hecho más
desastroso fue la devastación causa-
da por las bombas atómicas en dos
ciudades japonesas. Murieron 32
millones de personas: 52% militares
y 48% civiles.
Después de las dos grandes
guerras se han sucedido guerras me-
nores, pero frecuentes y devastado-
ras. Se pueden mencionar entre
otras, la guerra de Corea (década de
los 50) y Vietnam (década de los
60). Podemos ver en estas guerras
secuelas del 2º jinete.
Y se le dio una gran espada... Esto
podría simbolizar el gran poder des-
tructor de las armas modernas. El
mundo vio en la primera guerra
mundial el empleo de los primeros
tanques, aviones militares y ametra-
lladoras. En la segunda guerra mun-
dial se empleó extensamente el sub-
marino y se desarrollaron los misiles.
La aviación también fue desarrollada
para el combate y empleada con efi-
cacia para el bombardeo intensivo.
No se ha visto algo tan devastador
como la bomba atómica, el invento
más terrible empleado en la guerra.
El Tercer Sello
El tercer jinete viene con una
balanza. Cuando se está presentando
ante el trono se oye una voz que pa-
rece provenir del trono mismo que
indica una relación de precios. Di-
cha relación nos dice que un kilogra-
mo de trigo cuesta un denario y tres
kilogramos de cebada un denario
también. Un denario era el sueldo de
un día de trabajo (Mt. 20:2, 9, 10,
13).2
Esto quiere decir que los pre-
cios mencionados en el tercer sello
son excesivamente elevados para la

cantidad de trigo y de cebada a la
que se hace referencia. El Comenta-
rio Bíblico Adventista, comentando
esto, agrega: «Según los precios de
los cereales que da Cicerón (Contra
Verres iii. 81) para Sicilia, los que
menciona Juan eran unas 8 ó 16 ve-
ces más altos que los precios norma-
les».3 Lo que queremos saber ahora
es qué significado tiene esta relación
de precios. Tenemos que descifrar,
en primer lugar, dos símbolos: el di-
nero y los granos (trigo y cebada).
El dinero figura, por ejemplo,
en la parábola de los talentos (Mt.
25:14-30). Esta parábola la dijo Je-
sús después de haber descrito las se-
ñales que precederían a su segundo
advenimiento y Jesús quería que los
fieles tuvieran la actitud correcta
mientras él no regresara. Jesús dijo:
«Velad, pues, porque no sabéis el día
ni la hora en que el Hijo del Hombre
ha de venir» (Mat. 25:13). Con la
parábola de los talentos, Jesús quiso
explicarles a los discípulos qué que-
ría decir con el término "velad". El
Espíritu de Profecía nos aclara este
punto: «No se debe pasar el tiempo
en ociosa espera, sino en diligente
actividad. Tal es la lección que él
enseñó en la parábola de los talen-
tos» (PVGM 261).
Somos siervos de Dios, y todo
lo que tenemos es suyo:
«Todos los hombres han sido
comprados por este precio infinito.
Al derramar todos los tesoros del
cielo en este mundo, al darnos en
Cristo todo el cielo, Dios ha com-
prado la voluntad, los afectos, la
mente, el alma de cada ser huma-
LOS SIETE SELLOS 9
no. Todos los hombres pertenecen
a Dios, ya sean creyentes o incré-
dulos. Todos son llamados a servir-
le, y en el día del juicio se requeri-
rá de todos que rindan cuenta de la
forma en que hayan respondido a
esa demanda». PVGM 261,262.
La palabra talento en la pará-
bola se refiere a dinero. ¿Qué sim-
boliza? Al comentar esta parábola
en el capítulo 25 de Palabras de Vi-
da del Gran Maestro, Elena de Whi-
te declara:
«Los talentos que Cristo confía
a su iglesia representan especial-
mente las bendiciones y los dones
impartidos por el Espíritu Santo...
Los dones especiales del Espíritu
no son los únicos talentos repre-
sentados en la parábola. Ella inclu-
ye todos los dones y talentos, ya
sean originales o adquiridos, natu-
rales o espirituales. Todos han de
ser empleados en el servicio de
Cristo. Al convertirnos en sus dis-
cípulos, nos entregamos a él con
todo lo que somos y tenemos. El
nos devuelve esos dones purifica-
dos y ennoblecidos, a fin de que
los empleemos para su gloria ben-
diciendo a nuestros prójimos».
PVGM 262,263,264.
En el mencionado capítulo de
"Palabras de Vida" Elena de White
hace una lista de lo que engloba el
símbolo del talento. Esta lista inclu-
ye: los dones espirituales, las faculta-
des mentales, el habla, la influencia,
el tiempo, la salud, la fuerza, el dine-
ro y los impulsos y sentimientos
bondadosos. El dinero simboliza en
la Biblia todo lo que el Señor nos ha
10 LOS SIETE SELLOS
dado, que no es nuestro, y que Él
quiere que lo empleemos en el en-
grandecimiento de su reino mientras
regresa. El dinero mismo es uno de
los talentos concedidos, y por eso se
lo usa como símbolo de todos los
demás.
Veamos ahora el símbolo del
grano. Jesús habló de granos en dos
parábolas que son significativas para
entender lo que está representado en
el tercer jinete. Estas parábolas son
la del sembrador (Mat. 13:1-9,18-23)
y la del desarrollo de la semilla
(Mar. 4:26-29). En ambas parábolas
se habla del desarrollo de una planta
como símbolo del desarrollo del ca-
rácter cristiano. La última fase del
desarrollo, la madurez del carácter,
se presenta cuando la planta produce
granos o frutos. El fruto es el que
produce el Espíritu Santo, como nos
lo declara Pablo:
«Pero el fruto del Espíritu es:
amor, gozo, paz, paciencia, benig-
nidad, bondad, fidelidad, manse-
dumbre, dominio propio. Contra
estas [virtudes], no hay ley». Gál.
5:22,23.
La plenitud del carácter cris-
tiano es mostrar estas virtudes. Aho-
ra que tenemos los símbolos del di-
nero y de los granos descifrados po-
demos tratar de interpretar lo que se
describe bajo el tercer sello. La ima-
gen que se nos presenta bajo el tercer
sello es que por un lado la iglesia
está invirtiendo grandes cantidades
de dinero y por el otro lado está sa-
liendo una cantidad de grano despro-
porcionadamente menor. La iglesia
está invirtiendo muchos recursos,
tiempo y energía para predicar el
evangelio y se están bautizando al-
mas, pero la pregunta es, ¿cuál es la
calidad de esos cristianos?
En la ceguera de la iglesia
ésta cree que todo lo que invierte, o
por lo menos una buena parte, se le
está revirtiendo en grano. Pero la
voz que procede del trono, la del
Testigo Fiel,4 está declarando la si-
tuación real: El verdadero grano es
escaso, y la iglesia se está empobre-
ciendo en lugar de enriquecerse. Es-
to es un misterio. ¿Cómo es que se
puede estar invirtiendo tanto y estar
recibiendo tan poco? Por otro lado,
¿cómo es que la iglesia no se da
cuenta de lo que está pasando?
Si uno busca la palabra
"balanza" en una concordancia, los
versículos que se obtienen son bas-
tante interesantes. Entre ellos se en-
cuentran Pr. 20:23; Eze. 45:9-12; Os.
12:6-8; Am. 8:4-6; Miq. 6:6-16. Su-
giero que leas en este momento los
versículos citados para que tengas
una mejor comprensión de la idea
detrás del símbolo de la balanza.
El jinete trae una balanza.
Aparentemente esta balanza está fal-
seada e indica mayor cantidad de
grano del que verdaderamente hay.
De los versículos anteriores se puede
deducir que los antiguos príncipes de
Israel eran responsables por el enga-
ño al pueblo menesteroso realizado
con balanzas falsas. Actualmente
hay dirigentes eclesiásticos que co-
nocen muy bien cuál es la situación.
Es más, hay unos que traman cómo
engañar al pueblo de Dios para

hacerle creer que la iglesia está bien.
La responsabilidad de estas personas
es terrible y su pecado los alcanzará.
Pablo, refiriéndose a este tipo de di-
rigentes, los representa como edifica-
dores del templo, que es la iglesia
(ver 1 Cor. 3:10-15). Estos ministros
emplean materiales combustibles
para edificar la iglesia de Cristo, la
cual no resistirá el fuego de las prue-
bas. Ellos pesan en las balanzas
humanas su obra a favor de la igle-
sia, y se autojustifican en su proce-
der. Pero la Palabra de Dios dice
claramente que ninguna balanza
humana puede evaluar el desempeño
de la iglesia:
«El rey habla en nombre de
Dios, y no debe traicionar la justi-
cia. Pesas y balanzas justas son del
Eterno, todas las pesas de la bolsa
son obra suya. Abominación es a
los reyes hacer impiedad, porque la
justicia afirma el trono». Pr.
16:10-12.
El tercer sello es una repre-
sentación de la situación de la iglesia
de Laodicea. En ella los tibios dicen
que son ricos y que se han enriqueci-
do, pero esta evaluación está hecha
con balanzas humanas. Tinieblas
espirituales cubren nuestro pueblo.
Estas tinieblas, representadas por el
color negro del caballo del tercer
sello, ha enceguecido el discerni-
miento espiritual de dirigentes y pue-
blo. Es por ello que necesitamos
colirio. Necesitamos desesperada-
mente comprender cuál es nuestra
situación real delante de Dios. Tene-
mos que discernir cómo el mensaje
LOS SIETE SELLOS 11
del Testigo fiel se relaciona con no-
sotros como individuos y como igle-
sia.
El Cuarto Sello
El mensaje del cuarto jinete es
claro: MUERTE. Así se llama su
jinete, al que se le da poder para ma-
tar a través de cuatro elementos. Su
caballo es amarillo, y, según vamos a
ver más adelante, el color exacto es
amarillo pálido y evoca el matiz que
cobra la piel de los cadáveres huma-
nos. A su paso deja desolación y
muerte, de tal manera que el sepulcro
lo sigue. Lo que queremos saber es
cómo se aplica este jinete a nuestra
historia profética. Por otro lado, si
nos encontramos bajo el tercer jinete,
el cuarto representa lo que viene a
continuación, es decir, está en el fu-
turo inmediato. Es por ello que este
jinete es de suma importancia y lo
debemos interpretar con exactitud.
Necesitamos entonces refe-
rencias de la Biblia y del Espíritu de
Profecía para entender lo que simbo-
liza el cuarto jinete. Es interesante
observar las referencias al pie de pá-
gina que trae la Reina-Valera del 60
de Ap. 6:8. La referencia nos señala
los siguientes versículos: Jer. 15:3;
Eze. 5:12,17; 14:21. Al revisar estos
textos nos damos cuenta de que el
lenguaje empleado en ellos es muy
parecido al de Ap. 6:8. Una de las
citas, la que guarda el mayor parale-
lismo, dice lo siguiente:
«Por eso dice el Señor, el Eter-
no: ¿Cuánto más, si enviara mis
cuatro malos juicios, espada, ham-
12 LOS SIETE SELLOS
bre, mala bestia y peste, contra
Jerusalén para extirpar de ella
hombres y bestias?» Eze. 14:21.
Nótese cómo llama este versí-
culo los elementos de destrucción del
cuarto jinete, los cuatro juicios de
Dios. Uno podría pensar que estos
juicios son contra los impíos, pero
Eze. 14:21 dice otra cosa; dice que
los juicios son contra Jerusalén. To-
das las referencia de la RV60 inclu-
yendo Eze. 14:21, pertenecen al pe-
ríodo cuando Judá estaba a punto de
ser llevado en cautiverio por mano
de Nabucodonosor rey de Babilonia.
Profetas como Jeremías y Ezequiel
anunciaron las advertencias de Dios
al pueblo rebelde. De modo que los
cuatro juicios se cumplieron en el
cautiverio babilónico. Daniel nos
dice que fue Dios el que retiró su
protección de Jerusalén:
«En el tercer año del reinado
de Joacim rey de Judá, vino Nabu-
codonosor rey de Babilonia a Jeru-
salén, y la sitió. Y el Señor entre-
gó en su mano a Joacim rey de
Judá, y parte de los utensilios de la
casa de Dios. Los llevó a la tierra
de Sinar, a la casa de su dios, y
guardó los utensilios en la casa del
tesoro de su dios». Dan. 1:1,2.
¿Por qué razón Dios haría es-
to con su pueblo escogido? Jer. 15:4
tiene la respuesta (recomiendo leer
todo el contexto, vers. 1-14):
«Y los entregaré para horror
entre todos los reinos de la tierra, a
causa de Manasés hijo de Ezequías
rey de Judá, por lo que hizo en
Jerusalén».
Después del rey Salomón,
Judá tuvo una serie de reyes que eran
gradualmente unos más corruptos
que otros. Uno de los más corruptos
fue el rey Manasés. Gracias a las
reformas de su padre, el rey Ezequí-
as, Judá regresó por los caminos del
Señor. A pesar de esto, Manasés
revirtió todo el proceso y fue aún
más perverso que los reyes preceden-
tes. Podemos leer la apostasía de
este rey en 2 Rey. 21:1-9. Veamos
lo que le dijo Dios a Manasés a tra-
vés de sus profetas (ver 2 Rey.
21:10):
«Manasés rey de Judá ha hecho
estas abominaciones, ha hecho más
mal que todos los amorreos que lo
precedieron, y con sus ídolos hizo
pecar a Judá. Por eso, dice el Eter-
no, el Dios de Israel: Traigo un mal
tan grande sobre Jerusalén y Judá,
que quien lo oiga, le zumbarán
ambos oídos. Extenderé sobre
Jerusalén el cordel de Samaria y el
plomo de la casa de Acab. Limpia-
ré a Jerusalén como se limpia un
plato, que después que lo han lim-
piado, lo vuelven al revés. Desam-
pararé las reliquias de mi heredad,
las entregaré en manos de sus ene-
migos, y serán presa y despojo de
todos sus adversarios. Por cuanto
hicieron lo malo en mis ojos, y me
han provocado a ira, desde el día
que sus padres salieron de Egipto
hasta hoy». 2 Rey. 21:11-15.
Ya Israel se estaba ensoberbe-
ciendo en tiempos de Ezequías, y, en
ocasión de la visita de unos embaja-
dores de Babilonia, el rey mostró sus

riquezas materiales en lugar de lla-
mar la atención a la verdadera fuente
de toda prosperidad duradera: el
Eterno. El profeta Isaías le dijo al
rey Ezequías:
«"¿Qué dijeron esos hombres,
y de dónde vinieron a ti?" Ezequías
respondió: "De lejana tierra han
venido, de Babilonia". Él le volvió
a preguntar: "¿Qué vieron en tu
casa?" Ezequías respondió:
"Vieron todo lo que había en mi
casa. Nada quedó en mis tesoros
que no les mostrara". Entonces
Isaías dijo a Ezequías: "Oye Pala-
bra del Eterno: Vienen días, en
que todo lo que está en tu casa y lo
que tus padres han atesorado, será
llevado a Babilonia, sin quedar
nada, dice el Eterno. Y de tus hijos
que has engendrado, tomarán, para
que sean eunucos en el palacio del
rey de Babilonia". Entonces Eze-
quías dijo a Isaías: "La palabra que
el Eterno habló es buena". Y él
pensó: "¿Habrá paz y seguridad en
mis días?"» 2 Rey. 20:14-19.
La profecía de Isaías se cum-
plió con el cautiverio de Babilonia, y
Daniel y sus amigos estuvieron entre
los hijos de los príncipes de Judá
convertidos en eunucos para servir
en el palacio del rey. Dios cambió la
actitud de Judá a través de sus cuatro
juicios. Ese medio lo empleará de
nuevo Dios con la iglesia de Laodi-
cea. Ésta ha fallado en preparar a un
pueblo para recibir a su Señor en
gloria y se ha adormecido en su pros-
peridad, sufriendo el mismo síntoma
de autojustificación de Uzías y Eze-
quías. El propósito de Dios con su
LOS SIETE SELLOS 13
pueblo se cumplirá en la crisis:
«La obra que la iglesia no ha
hecho en tiempo de paz y prosperi-
dad, tendrá que hacerla durante una
terrible crisis, en las circunstancias
más desalentadoras y prohibitivas.
Las amonestaciones que la confor-
midad al mundo ha hecho callar o
retener, deberán darse bajo la más
fiera oposición de los enemigos de
la fe. Y en ese tiempo la clase su-
perficial y conservadora, cuya in-
fluencia impidió constantemente
los progresos de la obra, renunciará
a la fe.-2JT 164 (1885)». EUD
178.
Esta palabra es bastante dura,
y a mí me zumbaron los oídos la pri-
mera vez que la oí. Pero pienso que
es peor si cerramos nuestro corazón
ante el mensaje. Creo que es claro
del mensaje a Laodicea que sobre-
vendrán juicios de Dios sobre el pue-
blo cuando dice: «Yo reprendo y dis-
ciplino a todos los que amo. Sé,
pues, celoso, y arrepiéntete» (Ap.
3:19). El apóstol Pablo nos asegura:
«Si nos examináramos a nosotros
mismos, no seríamos castigados.
Pero si el Señor nos castiga, es para
enmendarnos, para que no seamos
condenados con el mundo» (1 Cor.
11:31,32).
Pero, ¿cómo se cumplirán és-
tos juicios? De la misma forma co-
mo se cumplieron en el pueblo judío.
Dios empleará elementos inconver-
sos, los enemigos del pueblo de
Dios, para ejecutar su castigo.5 En
aquel tiempo fue el Imperio Babiló-
nico el opresor, en estos tiempos va a
ser la Babilonia simbólica la que los
14 LOS SIETE SELLOS
ejecutará, a saber, la triple alianza
del espiritismo, el papado y el pro-
testantismo apóstata (ver Ap. 13:11-
17).
Pronto se despertará el celo
por la observancia del domingo, has-
ta el punto en que los poderes reli-
giosos se unan con los civiles para
imponer esta práctica. En Estados
Unidos esto se efectuará por medio
del protestantismo apóstata, lo cual
dará un ejemplo que esta nación in-
ducirá al resto del mundo a imitar.
En Latinoamérica y Europa no es
difícil darse cuenta que la Iglesia
Católica será la promotora de esta
unión entre iglesia y estado. A todos
aquellos que se nieguen a guardar el
domingo en detrimento de la obser-
vancia sabática se les impondrán
obstáculos legales para comprar y
vender. Esto desencadenará una
gran crisis en nuestro pueblo.
El Quinto Sello
Apocalipsis 6:9 nos dice cla-
ramente que estas almas son mártires
que fueron víctima de una persecu-
ción religiosa, pues ellos fueron ase-
sinados «por la Palabra de Dios y por
el testimonio que habían dado». Del
contexto no es difícil deducir que la
persecución en cuestión es la que se
inició en el cuarto sello. Esto nos
confirma además que el cuarto sello
se refiere a una persecución religiosa
contra el pueblo de Dios. El versícu-
lo 10 parece indicar que dicha perse-
cución continúa en el quinto sello,
pues las almas están pidiendo justicia
y venganza «en los que moran en la
tierra». Que habría mártires en el
tiempo del fin es claro de la siguiente
cita:
«Muchos serán encarcelados,
muchos, para salvar sus vidas, hui-
rán tanto de las grandes ciudades
como de las poblaciones pequeñas,
y muchos serán mártires por causa
de Cristo al permanecer firmes en
favor de la verdad». EUD 154.
El clamor de las almas bajo el
altar representa la angustia de Dios y
el colmo de su paciencia ante el su-
frimiento de su pueblo por las perse-
cuciones. Estas almas son cautivas
de la muerte, y su clamor es de libe-
ración, ya que en la Biblia, en ciertas
ocasiones, la palabra juicio es sinóni-
mo de liberación. Éste es el caso,
por ejemplo, en el libro de los jueces
(ver Jue. 2:16-18; 3:9,10).
La razón por la cual las almas
están bajo el altar, la encontramos en
los ritos del Antiguo Testamento li-
gados al santuario. Cuando una per-
sona se consagraba a Dios traía un
holocausto. El procedimiento era el
siguiente:
«Si su ofrenda es vacuna, será
macho sin defecto. De su voluntad
lo ofrecerá a la entrada de la Tien-
da de la Reunión, ante el Eterno.
Pondrá su mano sobre la cabeza de
la víctima, y el Señor la aceptará
para expiarlo. Entonces degollará
el becerro en presencia del Eterno.
Y los sacerdotes, hijos de Aarón,
ofrecerán la sangre y rociarán con
ella alrededor del altar que está a la
entrada de la Tienda de la Reu-
nión». Lev. 1:3-5.

La víctima estaba identificada
con la persona cuando el creyente
colocaba su mano sobre el animal.
De modo que la sangre de la víctima
representaba la vida de la persona,
pues «la vida de la criatura está en la
sangre, y yo, Dios, os la he dado para
expiar vuestras personas sobre el al-
tar. Por eso la misma sangre expiará
a la persona» (Lev. 17:11). En un
procedimiento diferente, cuando al-
guien traía una ofrenda por el peca-
do, la sangre era untada en los cuer-
nos del altar de los holocaustos y el
excedente era derramado al pie del
altar (ver Lev. 4:7,18,25,30). Esto
permitía que los pecados quedaran
registrados en el santuario. Elena de
White nos dice lo siguiente:
«Aunque la sangre de Cristo
habría de librar al pecador arrepen-
tido de la condenación de la ley, no
había de anular el pecado; éste
queda registrado en el santuario
hasta la expiación final; así en el
símbolo, la sangre de la víctima
quitaba el pecado del arrepentido,
pero quedaba en el santuario hasta
el día de la expiación». PP 371.
De manera que la unción del
altar con sangre representa el registro
de los pecados en el libro del cielo.
Podemos ahora tratar de responder
qué significado tendría derramar el
excedente de la sangre al pie del al-
tar, en el caso de la ofrenda por el
pecado, o rociarlo, en el caso del
holocausto. Ya que la persona se
identificaba con la víctima, la sangre
del animal representaba la vida de la
LOS SIETE SELLOS 15
persona. Ésta quedaba de alguna
manera registrada en el santuario.
Cuando una persona se entrega al
Señor su nombre queda registrado en
el libro de la vida. De modo que el
altar puede ser un símbolo del libro
de la vida, que retiene los nombres
de todos aquellos que alguna vez
aceptaron a Jesús. Lo que estamos
viendo en Apocalipsis 6:9 sería en-
tonces las vidas (almas) de los márti-
res preservadas en los registros del
libro de la vida simbolizado por el
altar (presumiblemente el de los
holocaustos). Podríamos explicar el
clamor de las almas por el hecho de
que en ese momento se estarían revi-
sando sus casos, y, al verificar la ma-
nera en que murieron, Dios se senti-
ría dolido y angustiado.
A las almas se les dan vesti-
duras blancas según Ap. 6:11. En las
Escrituras, las vestiduras de gala re-
presentan la justicia de Cristo y el
acto de vestir a alguien con ellas es
un símbolo de la justificación. Esto
puede verse en Zacarías 3, la visión
de Josué y el ángel. Esta visión tiene
una aplicación especial al juicio in-
vestigador.6 El blanco además signi-
fica pureza, y, en las vestiduras, sim-
boliza la pureza de la justicia de
Cristo. Sin embargo, la justificación
es algo que está disponible para no-
sotros mientras estamos vivos (ver
Hech. 13:39; Rom. 3:28). ¿Por qué
justificar a los muertos?
La única forma de compren-
der este acto es a la luz del juicio
investigador. Si revisamos Ap. 3:4,5
nos daremos cuenta de lo que signifi-
ca la acción de dar vestiduras blan-
16 LOS SIETE SELLOS
cas a los muertos. Este pasaje es una
advertencia a la iglesia protestante
(iglesia de Sardis) de la inminencia
del juicio investigador que comenza-
ría en los tiempos de la iglesia de
Filadelfia («he puesto delante de ti
una puerta abierta...»). Si bien puede
parecer a primera vista en este pasaje
que las vestiduras blancas se otorgan
instantáneamente, hay que notar cier-
tas palabras que están subrayadas a
continuación: «Con todo, tienes unas
pocas personas en Sardis que no han
manchado su ropa, y andarán conmi-
go vestidas de blanco, porque son
dignas. El que venza, será vestido de
ropa blanca» (Ap. 3:4,5a). El pasaje
implica que la investidura es algo
futuro y no es un acto que se prome-
te inmediatamente. Además la in-
vestidura es condicional, se le pro-
mete a aquellos que venzan. Esta
victoria es una total y definitiva so-
bre el pecado, por lo tanto sólo pue-
de aplicarse al final del proceso de
santificación de la persona.
Una cosa es no haber mancha-
do las vestiduras y otra es la imposi-
ción de vestiduras blancas. El mis-
mo texto explica qué significa la in-
vestidura cuando dice: «No borraré
su nombre del Libro de la Vida, y
confesaré su nombre ante mi padre y
ante sus ángeles» (vers. 5). Precisa-
mente en esto consiste el juicio in-
vestigador. Se revisan los registros
de todos los que están inscritos en el
libro de la vida, caso por caso. Si la
persona aceptó a Cristo hasta el final,
y confesó su nombre ante los hom-
bres (ver Mat. 10:32), Jesús interce-
derá por él vindicándolo como su
abogado, confesando su nombre ante
el Padre y los ángeles. En esto con-
siste la imposición de las vestiduras
blancas: la vindicación del hombre
ante el universo por medio del sacri-
ficio de Cristo. Por el contrario, si la
persona alguna vez aceptó a Cristo,
fue inscrito en el libro de la vida,
pero después lo rechazó y no confesó
su nombre delante de los hombres
(Mat. 10:33), Jesús no podrá interce-
der por él como su abogado ante el
universo. En consecuencia su nom-
bre será borrado del libro de la vida
(ver Éxo. 32:31-33).
Nótese cuan adelantado está
el juicio investigador en el quinto
sello. El juicio comenzó por los
muertos y ya para el quinto sello es-
tán siendo vindicados aquellos que
acababan de morir durante las perse-
cuciones del tiempo del fin que se
iniciaron en el cuarto sello. Una vez
vindicados los muertos ¿qué ocurri-
ría a continuación? La vindicación
de los vivos. Ap. 6:11 hace referen-
cia a esta vindicación de una manera
implícita:
«Se les dijo, a las almas bajo el
altar, que descansaran un poco más
de tiempo, hasta que se completara
el número de sus consiervos y sus
hermanos, que también habían de
ser muertos como ellos».
La palabra "número" de este
versículo, no se encuentra en el ori-
ginal. Esta palabra ha sido agregada
para darle sentido a la frase, un senti-
do que ciertamente implica una de-
terminada interpretación del texto.
Es interesante estudiar la palabra que

aparece en este pasaje como
"completara", que proviene del verbo
griego pleróo. Veamos los usos que
se le dan en el Nuevo Testamento.
En la tabla 6.2 se da una lista de tex-
tos donde se menciona la palabra y la
manera como se la traduce.
Vemos de estos textos que la
palabra pleróo se usa frecuentemente
no en sentido numérico, sino que
más bien se aplica al desarrollo espi-
ritual del cristiano. En Col. 2:10 se
emplea la palabra "pleróo" sola, sin
ninguna otra palabra que la condicio-
ne. Aquí la palabra "pleróo" designa
un estado espiritual y no implica un
parámetro cuantitativo sino cualitati-
vo. ¿Tendría sentido la frase de Ap.
6:11 si se eliminara la palabra
"número"? Sí, pero tendría un senti-
do diferente que el que se le ha dado
tradicionalmente. Este pasaje estaría
haciendo referencia a un proceso es-
piritual. En la Biblia hay dos mane-
ras en las que se usa la palabra
"pleróo" para referirse al desarrollo
espiritual:
1. Completo en el proceso de la
santificación (Col. 2:10).
2. Completo al final del proceso, o
sea, el ideal (2 Cor. 7:1; 1 Ped.
1:15,16; Ap. 3:2-5).
¿Cuál sería entonces el senti-
do empleado en Ap. 6:11? El juicio
investigador está culminando en el
quinto sello, ¿qué sigue después? El
fin del tiempo de gracia. Entonces
Jesús dejará de interceder en el san-
tuario celestial y los hijos de Dios
que estén vivos sobre la tierra ten-
LOS SIETE SELLOS 17
drán que permanecer de pie delante
de Dios sin intercesor. Ellos tienen
que ser perfectos, pues la sangre de
Cristo ya no está siendo administrada
para limpiar los pecados. De manera
que la palabra "pleróo" en Ap. 6:11
se refiere a la madurez del desarrollo
del carácter cristiano.
Ap. 6:11 nos está hablando de
una obra especial a favor de los san-
tos vivos para que puedan resistir
después del fin del tiempo de gracia.
Otra traducción de Ap. 6:11 sería:
«Y una túnica blanca les fue
dada a cada uno de ellos, y se les
dijo que debían reposar todavía un
poco de tiempo, hasta que sus con-
siervos y sus hermanos, que están
por ser muertos como ellos lo fue-
ron, pudieran ser hechos comple-
tos».7
Cuando se dice que los santos
vivos debían ser muertos como las
almas bajo el altar se está insinuando
que Dios intervendrá para proteger a
su pueblo, que de lo contrario sería
aniquilado.8 Dios permite el martirio
como medio para atraer almas a Je-
sús, pero llegará un momento cuando
todos los habitantes de la tierra
habrán tomado su decisión (Ap.
22:11). En ese tiempo el martirio no
tendrá objeto.9
Aunque la vindicación de los
santos vivos no se mencione explíci-
tamente en el quinto sello, se puede
deducir que está ocurriendo. Cuando
se inició el ministerio de Jesús en el
santuario celestial, el evento fue no-
torio en la tierra por el derramamien-
to del Espíritu Santo el día de Pente-
18 LOS SIETE SELLOS
costés (Hech. 2; Ef. 4:8). Asimismo,
en ocasión de la terminación del mi-
nisterio celestial será derramado de
manera abundante el Espíritu Santo.
El Pentecostés fue la lluvia
temprana para la iglesia, cerca del fin
del tiempo de gracia, en la conclu-
sión de la obra de la iglesia en el
mundo, vendrá la lluvia tardía. Co-
mo en el Pentecostés se predicó ex-
tensa e intensamente el evangelio, en
ocasión de la lluvia tardía ocurrirá el
fuerte pregón, la predicación más
potente de la verdad presente que la
humanidad haya conocido.10 Este
acontecimiento está descrito en Apo-
calipsis 18, tal como nos lo relata
Elena de White:
«Cuando fue abierto el quinto
sello Juan, el Revelador, vio en
visión debajo del altar al conjunto
de los que habían sido muertos por
causa de la Palabra de Dios y del
testimonio de Jesucristo. Después
de esta visión siguieron las escenas
descriptas en el capítulo 18 de
Apocalipsis, donde se llama a los
fieles y los sinceros para que sal-
gan de Babilonia». Maranata 197.
El Sexto y el Séptimo Sellos
El sexto sello comienza con la
descripción de ciertas señales que se
producen en el cielo y en la tierra y
que para los adventistas resultan fa-
miliares. Estas señales son: el gran
terremoto, el oscurecimiento del sol,
el enrojecimiento de la luna y la caí-
da de las estrellas. Tradicionalmente
estas señales se cumplieron en el te-
rremoto de Lisboa en 1755, el "día
obscuro" en Estados Unidos en 1780
y la lluvia de meteoritos del 13 de
noviembre de 1833 (ver CS 349-362,
380-382). ¿Cómo puede ser enton-
ces posible que el sexto sello esté en
el futuro? Si revisamos cuidadosa-
mente lo expuesto acerca del quinto
sello nos daremos cuenta que lo des-
crito bajo este sello no pudo haber
ocurrido antes de 1844, pues en el
quinto sello se describe la justifica-
ción de los muertos en el juicio in-
vestigador. ¿Cuál sería entonces el
cumplimiento del sexto sello?
Las señales del sexto sello se
encuentran descritas en Mateo 24:29:
«En seguida, después de la
tribulación de aquellos días, el sol
se oscurecerá, la luna no dará su
resplandor, las estrellas caerán del
cielo, y los poderes de los cielos
serán sacudidos».
Como Mateo 24 es una profe-
cía de cumplimiento múltiple, pode-
mos esperar que estas señales se re-
pitan de una manera más amplia al
final del tiempo del fin. Nótese có-
mo las señales en Mateo 24 se men-
cionan de tal manera que coincide
con la estructura de los sellos. El
versículo 14 describe la lluvia tardía
y los versículos 21 y 22 hablan del
tiempo de angustia de Jacob. Esto
corresponde al quinto sello. Luego
el versículo 29 describe las señales
del sexto sello al final del tiempo de
angustia, pues ese texto dice que las
señales se dan «después de la tribula-
ción de aquellos días».
Otro pasaje que presenta la
misma estructura es el libro de Joel.
 LOS SIETE SELLOS 19

Los versículos 2:28,29 describen la amparadas de su deslumbradora

lluvia tardía y después dice: claridad». «Es a medianoche
cuando Dios manifiesta su poder
para librar a su pueblo. Sale el sol
«Y mostraré prodigios en el
en todo su esplendor. Sucédense
cielo y en la tierra, sangre y señales y prodigios con rapidez.
fuego, y columnas de humo. El Los malos miran la escena con
sol se volverá en tinieblas, y la terror y asombro, mientras los jus-
luna en sangre, antes que venga tos contemplan con gozo las seña-
el día grande y espantoso del les de su liberación. La naturale-
Eterno». Vers. 30,31. za entera parece trastornada. Los
ríos dejan de correr. Nubes negras
El versículo 30 parece estar y pesadas se levantan y chocan
unas con otras». CS 693,694.
haciendo referencia a las plagas y el
31 son las señales del sexto sello.
Las señales de la liberación
Abordemos ahora qué es exactamen-
del pueblo de Dios son las que se
te lo que está ocurriendo en el sexto
describen en el sexto sello, a saber,
sello y qué papel juegan las señales.
el gran terremoto, el oscurecimiento
Una vez más el Espíritu de Profecía
del sol y de la luna y la caída de las
nos ayudará a atar los cabos de la
estrellas. A continuación Elena de
Biblia. El capítulo 41 de Conflicto
White describe los efectos del gran
de los Siglos describe la liberación
terremoto, a lo cual sigue la resurrec-
del remanente del tiempo de angustia
ción especial de los muertos:
de Jacob. A continuación leamos la
descripción de este evento según se «Los muros de las cárceles se
le mostró a la pluma inspirada: parten de arriba abajo, y son liber-
tados los hijos de Dios que habían
«Multitudes de hombres per- sido apresados por su fe.
versos, profiriendo gritos de triun- «Los sepulcros se abren y
fo, burlas e imprecaciones, están a "muchos de los que duermen en el
punto de arrojarse sobre su presa, polvo de la tierra serán desperta-
cuando de pronto densas tinieblas, dos, unos para vida eterna, y otros
más sombrías que la obscuridad de para vergüenza y confusión perpe-
la noche caen sobre la tierra. Lue- tua." (Daniel 12: 2). Todos los que
go un arco iris, que refleja la gloria murieron en la fe del mensaje del
del trono de Dios, se extiende de tercer ángel, salen glorificados de
un lado a otro del cielo, y parece la tumba, para oír el pacto de paz
envolver a todos los grupos en ora- que Dios hace con los que guarda-
ción. Las multitudes encolerizadas ron su ley. "Los que le traspasa-
se sienten contenidas en el acto. ron" (Apocalipsis 1: 7), los que se
Sus gritos de burla expiran en sus mofaron y se rieron de la agonía de
labios. Olvidan el objeto de su ira Cristo y los enemigos más acérri-
sanguinaria. Con terribles presen- mos de su verdad y de su pueblo,
timientos contemplan el símbolo son resucitados para mirarle en su
de la alianza divina, y ansían ser gloria y para ver el honor con que
20 LOS SIETE SELLOS
serán recompensados los fieles y
obedientes...
«Un cambio maravilloso se ha
realizado en aquellos que conser-
varon su integridad ante la misma
muerte. Han sido librados como
por ensalmo de la sombría y terri-
ble tiranía de los hombres vueltos
demonios. Sus semblantes, poco
antes tan pálidos, tan llenos de
ansiedad y tan macilentos, brillan
ahora de admiración, fe y amor.
Sus voces se elevan en canto triun-
fal: "Dios es nuestro refugio y for-
taleza; socorro muy bien experi-
mentado en las angustias. Por tan-
to no temeremos aunque la tierra
sea conmovida, y aunque las mon-
tañas se trasladen al centro de los
mares; aunque bramen y se turben
sus aguas, aunque tiemblen las
montañas a causa de su bravu-
ra" (Salmo 46: 1-3, V.M)». CS,
Cap. 41, pp. 695, 696, 697.
Se ha cumplido la promesa
hecha a las almas bajo el altar en el
quinto sello. Han sido libertados de
la muerte todos aquellos que murie-
ron como mártires teniendo la fe del
mensaje del tercer ángel. Después
de esto, se ve en el cielo la señal del
regreso de Jesús:
«Desde el cielo se oye la voz
de Dios que proclama el día y la
hora de la venida de Jesús, y pro-
mulga a su pueblo el pacto eterno.
Sus palabras resuenan por la tierra
como el estruendo de los más es-
trepitosos truenos. El Israel de
Dios escucha con los ojos elevados
al cielo. Sus semblantes se ilumi-
nan con la gloria divina y brillan
cual brillara el rostro de Moisés
cuando bajó del Sinaí. Los malos
no los pueden mirar. Y cuando la
bendición es pronunciada sobre los
que honraron a Dios santificando
su sábado, se oye un inmenso grito
de victoria.
«Pronto aparece en el este una
pequeña nube negra, de un tamaño
como la mitad de la palma de la
mano. Es la nube que envuelve al
Salvador y que a la distancia pare-
ce rodeada de obscuridad. El pue-
blo de Dios sabe que es la señal del
Hijo del hombre. En silencio so-
lemne la contemplan mientras va
acercándose a la tierra, volviéndo-
se más luminosa y más gloriosa
hasta convertirse en una gran nube
blanca, cuya base es como fuego
consumidor, y sobre ella el arco
iris del pacto. Jesús marcha al fren-
te como un gran conquistador».
CS, Cap. 41, p. 698.
Cuando se ve la señal del Hijo
del Hombre en el cielo, y se distin-
gue a Jesús en medio de la nube de
ángeles, los impíos se llenan de te-
rror, mientras los justos se llenan de
gozo. La Biblia nos describe la esce-
na en el sexto sello:
«Entonces los reyes de la tie-
rra, los grandes y los ricos, los ca-
pitanes y los poderosos, y todo
siervo y todo libre, se escondieron
en las cuevas y entre las peñas de
los montes. Y decían a los montes
y a las peñas: "Caed sobre noso-
tros, y escondednos de la vista de
Aquel que está sentado sobre el
trono, y de la ira del Cordero.
"Porque ha llegado el gran día de
su ira, ¿y quién podrá quedar en
pie?"» Ap. 6:15-17.
Elena de White describe lo

que sucede cuando las huestes celes-
tiales se acercan a la tierra:
«Ante su presencia, "hanse
tornado pálidos todos los rostros";
el terror de la desesperación eterna
se apodera de los que han rechaza-
do la misericordia de Dios. "Se
deslíe el corazón, y se baten las
rodillas, . . . y palidece el rostro de
todos". (Jeremías 30:6; Nahum
2:10, V.M). Los justos gritan tem-
blando: "¿Quién podrá estar fir-
me?" Termina el canto de los án-
geles, y sigue un momento de si-
lencio aterrador. Entonces se oye
la voz de Jesús, que dice:
"¡Bastaos mi gracia!" Los rostros
de los justos se iluminan y el cora-
zón de todos se llena de gozo. Y
los ángeles entonan una melodía
más elevada, y vuelven a cantar al
acercarse aún más a la tierra». CS,
Cap. 41, p. 699.
Comparemos este texto con lo
que ocurre bajo el séptimo sello:
«Cuando el Cordero abrió el séptimo
sello, hubo un silencio en el cielo de
casi media hora» (Ap. 8:1). El sépti-
mo sello se abre cuando Jesús está
viniendo a la tierra y todos le con-
templan. En ese momento se abre el
libro y queda expuesto ante todos la
verdadera dimensión de su rechazo a
Cristo. Los más acérrimos enemigos
de Cristo, los que participaron en su
condenación cuando vino a la tierra
como ofrenda por el pecado, han re-
sucitado especialmente para verle
como Rey de Reyes. Se cumple la
profecía que le reveló Jesús a Caifás
en el sanedrín la noche que lo conde-
naron: «Además, os digo que en el
LOS SIETE SELLOS 21
futuro veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del Todopodero-
so, y que viene en las nubes del cie-
lo» (Mat. 26:64). En ese momento,
cuando los impíos que condenaron a
Jesús en su primera venida contem-
plan al Siervo Sufriente como Rey
de reyes, se abre el libro de los siete
sellos. Efectivamente:
«Cuando Pilato se lavó las ma-
nos diciendo: "Inocente soy yo de
la sangre de este justo", los sacer-
dotes se unieron con la turba igno-
rante en su exclamación apasiona-
da: "Su sangre sea sobre nosotros,
y sobre nuestros hijos". Así hicie-
ron su elección los dirigentes judí-
os. Su decisión fue registrada en el
libro que Juan vio en la mano de
Aquel que se sienta en el trono, el
libro que ningún hombre podía
abrir. Con todo su carácter vin-
dicativo aparecerá esta decisión
delante de ellos el día en que este
libro sea abierto por el León de
la tribu de Judá». PVGM 236.
Conclusión
Querido lector, este es una
breve explicación de la comprensión
a la que hemos llegado sobre la vi-
sión de los sellos. Muchos detalles
han sido obviados por el espacio li-
mitado que poseemos. Sin embargo,
creo que lo expuesto es suficiente
para dar una idea clara del cumpli-
miento de esta profecía. Hay sufi-
cientes evidencias para verificar que
la interpretación es correcta, y el
mensaje es claro: Dios no se ha olvi-
dado de nosotros. Él tuvo en cuenta
ese tiempo de “retraso” entre 1844 y
22 LOS SIETE SELLOS
la segunda venida de Cristo, y nos ha
dejado en la visión de los sellos un
mapa profético que, por una parte,
profetizó los acontecimientos que
iban a ocurrir entre 1844 y la actuali-
dad. Esto nos da la seguridad de que
la interpretación es correcta y que el
resto de la profecía se va a cumplir.
Por otro lado, al describir nuestra
situación actual nos advierte acerca
de nuestro peligro y además nos in-
dica la solución. Al profetizar los
acontecimientos que están delante de
nosotros nos prepara para las pruebas
v
finales. ¡Alabado sea el Señor por
esta luz!
Notas y Referencias
1. C. Mervyn Maxwell, Dilo al Mundo,
APIA (1990), pp. 47, 48.
2. Diccionario Bíblico Adventista, p. 312.
3. 7CBA 793.
4. El tercer sello y el mensaje a la iglesia de
Laodicea son paralelos. Allí se describe
la verdadera situación actual de la iglesia.
Es el Testigo Fiel el que denuncia la
situación de la iglesia en Ap. 3, mientras
que la voz que sale de en medio de los
cuatro seres vivientes es la que lo hace en
Ap. 6. Tanto el Testigo Fiel como la voz
señalan la solución a esta situación. La
voz de Ap. 6 proviene de en medio de los
cuatro seres vivientes, esto es, un lugar en
o cerca del trono. Cuando Jesús pasó del
Lugar Santo al Santísimo comenzó a
ministrar frente al trono del Padre. Por lo
tanto la voz es la del Testigo Fiel, nuestro
Señor Jesucristo.
5. «A menudo el Señor emplea a sus
acérrimos enemigos para castigar la
infidelidad del pueblo que profesa
seguirle. Los impíos podrán triunfar por
algún tiempo, viendo a Israel sufrir el
castigo; pero llegará el momento cuando
ellos también habrán de sufrir la sentencia
de un Dios santo que odia el pecado». PP
635.
6. «La visión de Zacarías con referencia a
Josué y el Ángel se aplica con fuerza
especial a la experiencia del pueblo de
Dios durante las escenas finales del gran
día de expiación». PR 431; 2 JT 175; 5 T
447.
7. Traducido de E. Gane, Enlightened by the
Spirit, Adult Sabbath School Lessons,
Jul. – Sep 1995, Pacific Press Publishing
Association (1994), p. 97.
8. «Los centinelas celestiales, fieles a su
cometido, siguen vigilando. Por más que
un decreto general haya fijado el tiempo
en que los observadores de los manda-
mientos puedan ser muertos, sus enemi-
gos, en algunos casos, se anticiparán al
decreto y tratarán de quitarles la vida
antes del tiempo fijado. Pero nadie puede
atravesar el cordón de los poderosos guar-
dianes colocados en torno de cada fiel.
Algunos son atacados al huir de las ciuda-
des y villas. Pero las espadas levantadas
contra ellos se quiebran y caen como si
fueran de paja. Otros son defendidos por
ángeles en forma de guerreros». CS 689.
9. «Si la sangre de los fieles siervos de Cris-
to fuese entonces derramada, no sería ya,
como la sangre de los mártires, semilla
destinada a dar una cosecha para Dios. Su
fidelidad no sería ya un testimonio para
convencer a otros de la verdad, pues los
corazones endurecidos han rechazado los
llamamientos de la misericordia hasta que
éstos ya no se dejan oír. Si los justos ca-
yesen entonces presa de sus enemigos,
sería un triunfo para el príncipe de las
tinieblas». CS 692.
10. «La gran obra de evangelización no termi-
nará con menor manifestación del poder
divino que la que señaló el principio de
ella. Las profecías que se cumplieron en
tiempo de la efusión de la lluvia tempra-
na, al principio del ministerio evangélico,
deben volverse a cumplir en tiempo de la
lluvia tardía, al fin de dicho ministerio».
CS 669,670.
 1
&,Ð
/RV6LHWH6HOORV
022
9HUGDG3UHVHQWH
35
(
xiste el sentimiento
en el pueblo adven-
tista de que nos encontramos en
una especie de Mar de los Sarga-
zos en el viaje hacia la Canaán
celestial. Hace más de 150 años
que predicamos que la segunda
venida de Cristo es inminente y
nos preguntamos cuánto tiempo
más va a tardar nuestro Señor.
¿Debemos seguir predicando este
mensaje? ¿Por qué la tardanza de
nuestro Señor? ¿En qué punto
del cronograma profético esta-
mos? La respuesta a estas pre-
guntas se encuentran en el libro
de Apocalipsis. ¿Dónde? La
profecía de los Siete Sellos puede
traer esperanza y reavivamiento a
nuestro pueblo. De todas las pro-
fecías del Apocalipsis, ésta per-
manece todavía incomprendida.
La presente obra llevará al lector
/26
a una sorprendente revelación de
6,(7( 6(//26
la maravillosa profecía de
y le mostrará que
es una...
9HUGDG3UHVHQWH .
Visite nuestra librería en:
http://www.union-nomianista.org/
librería.htm
Hay más artículos de profecías
y otros temas espirituales en la
Revista Nomianista en línea.
Visite:
http://www.union-nomianista.org/
revista/
Tapa dura, 318 páginas,
formato medio oficio.