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Un Perú verdadero

¿Es Perú mejor que Chile? Todos aquí presentes pensarán de manera automática que
sí, que somos el mejor país. Pero en la vida cotidiana, casi ningún peruano parece
pensar eso. La falta de interés por conocer la historia peruana, la discriminación hacia
personas de diferentes partes del país, incluso la constante crítica vacía hacia lo que
pasa en la realidad, son pruebas de que un peruano posee identidad nacional solo
cuando es necesario, pero no lo aplica a su estilo de vida.

La cultura peruana actual abarca una serie de sentires y cosmovisiones, a menudo


opuestas, debido a la existencia de diversos grupos humanos ya que el Perú no solo es
la añoranza de un pasado inca glorioso: el Perú también es negro, es chino, es blanco,
es aymara, es cholo, es migrante, es asháninka, fue en su momento también parte
español como casi la mitad de América Latina. En las escuelas nos pintan el imperio
incaico como si fuera el origen, el alfa y omega de la nuestra cultura, pero no nos dicen
que antes ya existían civilizaciones como Caral, tan antigua como la de Egipto. Al hablar
coloquialmente de cultura peruana, omitimos muchas veces, por desconocimiento o
falta de costumbre, el sentir de ciertos grupos humanos que, de igual manera, forman
parte de nuestro país, tan solo porque comercialmente estamos acostumbrados a
vincular la cultura con lo que enseñamos de manera abierta al mercado internacional.
Uno de los objetivos de la campaña publicitaria de la marca Perú era promocionar la
identidad nacional, pero nos enseñaba solo una cultura de consumo. Exhibe la comida,
la danza, la música peruana, en otras palabras, el ocio. ¿Es eso todo lo que somos? Se
deja a un lado la historia, la política, los problemas sociales. Presentan al peruano como
un consumista, que mantiene su estilo de vida con comida deliciosa y danzas alegres,
olvidando que también es ciudadano.

La identidad nacional no se puede basar solo en la parte bonita de la cultura actual,


que vemos de vez en cuando, la verdadera identidad surge del conocimiento, de la
valoración. Si no sabemos quienes somos, no podemos apreciar lo que tenemos. La
ignorancia es el mal que siempre ha estado presente y que, a pesar del tiempo, no se
busca erradicar en lo más mínimo. Los Ashaninka, un pueblo indígena de más de 2.500
años que aún existe en la selva amazónica; Yma Sumac, la única mujer peruana en el
paseo de la fama cuya voz de soprano podía imitar el canto de los pájaros; Túpac
Amaru, recordado comúnmente como el hombre que descuartizaron los caballos más
que por la causa que lo llevo a eso.

Muchos culpan al Estado de esta falta de promoción de la verdadera identidad


nacional, sin embargo, las pocas veces que se ha intentado hacer algo, la respuesta de
los ciudadanos ha sido negativa. En los últimos meses, la crítica a los programas basura
ha ido en aumento, mencionando la falta de programas culturales o educativos. Antes
de la aparición de los programas basura, se creó un canal nacional con abundante
contenido cultural, que, hasta la fecha, es visto por una mínima parte de la población.

Si no existe el interés por conocer quiénes somos, de dónde venimos o cómo llegamos
a dónde estamos, entonces no entenderemos totalmente la verdadera cultura
peruana. Y si no entendemos la cultura a la que pertenecemos, no se puede esperar
que nos identifiquemos con esta. Somos no solo la danza, la música o la comida, somos
cada problema social, cada partido político, cada pueblo indígena. Somos lo que fue,
es y será el Perú.

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