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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras


Lengua y Literaturas Hispánicas
Seminario de Neurolingüística
Dr. Alejandro de la Mora Ochoa

TEL: una búsqueda genómica como respuesta al origen del lenguaje


por Dulce Leonor Medina Olvera
Hipótesis

Con base en los estudios realizados en los últimos años respecto al lenguaje y de dónde

viene éste, se han hecho investigaciones relacionadas con las enfermedades que involucran

trastornos en el lenguaje, entre otras cosas. En este trabajo abordaré las enfermedades

desencadenadas por las mutaciones en el gen FOXP2 (que trajeron consigo la hipótesis de que

existía un gen del lenguaje), así como la enfermedad de Huntington.

A través de este análisis, argumentaré cómo es que el lenguaje no está relacionado

únicamente con cuestiones de carácter genético, sino que se relaciona con muchas otras

situaciones de carácter cognoscitivo, motor y ambiental. Así pues, que no existe un “gen del

lenguaje”, pero que las investigaciones relacionadas con las cuestiones genómicas del lenguaje

son sumamente relevantes para la comprensión de éste.

Metodología

Para la realización de esta monografía, me basé en las discusiones llevadas a cabo en el

Seminario de Investigación Lingüística impartido por el Dr. Alejandro de la Mora Ochoa, así

como en bibliografía especializada en lenguaje y genes: a partir de la lectura y análisis de los

artículos “A recent Evolucionary Change Affects a Regulatory Element in the Human FOXP2

Gene” de Tomislav Maricic, et al publicada por Oxford University Press; “Interference by

Huntingtin and Atrophin-1 with CBP-Mediated Transcription Leading to Cellular Toxicity” de

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Frederick Nucifora et al, publicada en la revista Science; “Genetics of Speech and Language

Disorder” de Changsoo Kang y Dennis Drayna, publicada en el Annual Review of Genomics

and Human Genetics; de igual modo, me basé en el libro Genes y lenguaje. Aspectos

ontogenéticos, filogenéticos y cognitivos de Antonio Benitez Burraco. A partir de estos textos

realicé un análisis comparativo de dos enfermedades relacionadas con el lenguaje para hacer

un acercamiento a la posibilidad de que la genética podría ser la clave del lenguaje.

Discusión de los datos

Una aproximación al gen FOXP2

El Trastorno específico del lenguaje (TEL) se caracteriza por la manifestación anormal

en el desarrollo ontogenético lingüístico en los niños (sin que implique causas de orden no

lingüístico: disfunción neurológica, retraso mental o cognitivo general, problemas auditivos o

falta de estimulación ambiental) (Benitez, 2009). Se analizaron los casos de la familia “KE”,

como describen Kang y Drayna (2011):

The identification in 1987 of a family with a striking speech disorder, designated the

KE family, was an important early milestone in thegenetics of communication

disorders.This large family consisted of three generations containing 37 members,

15 of whom display a severe developmental verbal dyspraxia characterized by a

failure to generate proper orofacial movements required for speech. A number of

these 15 individuals also displayed features of language disorder characterized by

grammar deficits. (p. 152)

Y se creyó que los trastornos tenían únicamente repercusiones lingüísticas, sin

embargo, con las conclusiones de Dewey et al, se afirma que esta variante de TEL involucra

también diferentes problemas motores en la región orofacial que comprometen el habla, así

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como otros de tipo cognitivo (coeficiente intelectual ligeramente menor que en los no

afectados), este patrón fenotípico es semejante al que se observa en determinados tipos de

apraxia, los cuales también se caracterizan por una incapacidad en la programación de

movimientos secuenciales (como se citó en Benitez, 2009, p. 98).

Además, Kang y Drayna (2011) señalan que “FOXP2 mutations were found in only a

few percent of such cases, which suggested that FOXP2 mutations are not a common cause of

speech disorders in the general population” (p. 152).

Dado que el gen FOXP2 era un candidato interesante para hablar del gen del lenguaje

por su evidente relación con los trastornos lingüísticos es necesario abordar más

profundamente las repercusiones que tiene: cuando este gen se halla afectado tiene

alteraciones en el coeficiente intelectual, procedimental y verbal, en la comprensión léxica,

morfológica y sintáctica, así como en el componente expresivo. Sin embargo, se afirma que el

gen se expresa en el córtex cerebral, así como en el tálamo, fundamentalmente en el núcleo

central mediano, en el núcleo dorsal medial y en el complejo ventrobasal (que representa una

importante conectividad con los córtices motor y premotor). Así como también en las células

de Purkinje y en núcleos profundos del cerebelo. (Ferland et al citado por Benitez. 2009, p.

122-123). Shu afirma que este gen también tiene expresiones fuera del sistema nervioso

central: implica otras regiones del organismo durante el desarrollo embrionario como el

pulmón, el intestino y el corazón. Por lo tanto, estas afirmaciones desmentirían el hecho de

que el gen FOXP2 fuera un gen exclusivamente del lenguaje, dado que repercutía también en

otros órganos. (como se citó en Benitez, 2009, p. 123)

Así pues, Klapp (citado por Benitez, 2009) afirma que existen tres niveles de

regulación que intervienen en los sonidos del habla: preprogramación, programación y

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ejecución (p. 144). Respecto a esto, se sugiere que una modificación diferencial de las

características funcionales de la proteína FOXP2, resultante de las distintas repercusiones

estructurales que tendrían las mutaciones que presentan los afectados podría tratarse de un

trastorno sensorimotor, para referirse a la alteración de circuitos implicados en el proceso de

programación de los movimientos articuladores asociado a las mutaciones del gen FOXP2

(Shrinberg citado por Benitez, 2009, p. 145). A pesar de que el gen FOXP2 es controversial,

dado que se desconoce cuál es el papel que desempeña en el desarrollo del SNC y en la

emergencia del lenguaje, parece existir una evidente interrelación entre la validación de

algunos modelos lingüísticos y con las estructuras subcorticales y las corticales, que conciben

diferentes estructuras neuroanatómicas del lenguaje:

“Lo relevante es la manera en que se agrupan los diversos los diversos circuitos en que

se integran dichas neuronas para formar complejas redes neuronales, cuya estructura

varía en función de las demandas del procesamiento lingüístico, y no tanto la existencia

de una adscripción unívoca entre determinadas estructuras neuroanatómicas y

determinadas funciones lingüísticas.” (p. 153)

Así pues, Benitez (2009) propone que la relación entre gen y lenguaje tiene un carácter

no lineal, como se evidencia en el hecho de que las alteraciones provocadas por FOXP2

provoque alteraciones motoras, cognitivas, conductuales y lingüísticas, pero sin eliminar

completamente la capacidad lingüística del individuo. Y que, en términos evolutivos, la

maquinaria celular que permite el lenguaje sería el resultado a nivel molecular (como

anatómico y funcional) de una mezcla de innovación y reciclado de elementos reguladores de

la expresión génica. Finalmente, afirma que, si bien este gen es relevante para el lenguaje, no

se trata ni del “gen del lenguaje”, ni acaso tampoco de uno de los “genes del lenguaje”, sino de

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un gen cuyo producto permite el establecimiento y la coordinación de los procesos de

computación que llevan a cabo redes de neuronas activas con objeto de solucionar problemas

lingüísticos. (p. 153)

Una aproximación a la enfermedad de Hungtinton

Benitez (2009) siguiendo a Gusella y MacDonald, afirma que la enfermedad de

Huntington se debe a la presencia de una expansión anormal del triplete CAG en la secuencia

del gen HD (HTT), ésta resulta patológica cuando el número de repeticiones es mayor a treinta

y cuatro. Sin embargo, dicha precocidad depende, en menor medida, de factores como la

presencia de determinados polimorfismos en el gen GRIK2, que codifica el receptor 6 de

glutamato. Se trata de un trastorno neurodegenerativo (muerte celular progresiva) que altera el

control motor y provoca diversos déficits de índole conductual e intelectiva. También

presentan trastornos de carácter psiquiátrico (depresión crónica, irritabilidad, agresividad) y

cognitivo. (p. 168-169) Asimismo, las capacidades lingüísticas se ven afectadas en lo

concerniente al ámbito léxico y semántico, así como a la generación de oraciones (Chenery et

al citado por Benitez, 2009, p.168). No obstante, señala Benitez, que “es la capacidad de

utilizar correctamente las reglas sintácticas la que se ve disminuida en mayor grado,

advirtiéndose una correlación inversa evidente entre la misma y el grado de afectación del

núcleo caudado.” (p. 168)

Asimismo, señala que las evidencias obtenidas a partir de esta enfermedad han

permitido perfilar algunos detalles acerca de la hipótesis general de que los ganglios basales se

encargarían del componente procedimental en un modelo de procesamiento lingüístico que

como el propuesto por Pinker (1991), contaría con un subcomponente declarativo (Ullman,

2001), cuyo modelo señala que el componente procedimental se encargaría simultáneamente

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de tareas sintácticas y morfológicas. No obstante, señala Benitez, “parece concluirse que los

ganglios basales podrían estar implicados más bien en la aplicación de lo que Longworth et

al., (2005) denominan tareas de procesamiento lingüístico que requieren la inhibición de

alternativas plausibles” (p. 169).

Conclusiones

Según Benitez (2009), los trastornos referidos anteriormente comparten el hecho de

que el déficit articulatorio no justifica los otros problemas de procesamiento lingüístico,

además coinciden en que hay una afectación de los ganglios basales (p. 152). Como ya se ha

argumentado anteriormente, es difícil afirmar que las alteraciones lingüísticas son provocadas

únicamente por la mutación del gen dado que el lenguaje involucra muchas otras cuestiones, o

bien, que esto se deba a que la cognición se ve afectada en primer término y como

consecuencia surge una disfunción en la capacidad lingüística. Benitez (2009) afirma que:

Esta variante del TEL no se diferenciaría de otros síndromes neurodegenerativos, en

el sentido de que una compleja manifestación fenotípica, que implica a menudo

alteraciones motoras, cognitivas, conductuales y lingüísticas, puede ser debida a la

mutación de un único gen, precisamente porque dicho gen se encuentra integrado en

un complejo sistema molecular de regulación, cuya más leve alteración provoca

importantes modificaciones en la expresión de todos los genes que lo constituyen. (p.

153)

Entonces, puedo afirmar conclusivamente que no es posible hablar de un “gen del

lenguaje” dado que esto implicaría que dicho gen se especializara únicamente en cuestiones de

carácter lingüístico, pero es evidente que los genes (como el FOXP2 que codifica una proteína

cuya función es activar o reprimir otros genes, es decir, en una escala de conectividad, muchos

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genes dependen del mencionado) tienen funciones que involucran a muchos otros procesos

relacionados, no sólo con la cognición, sino con el correcto desarrollo de otros órganos.

No obstante, es necesario insistir en el hecho de que la aparición de estos trastornos y

su exhaustivo estudio, ha traído consigo un avance sumamente relevante en cuanto a la

comprensión del lenguaje y su procesamiento genético y cognitivo, puesto que necesariamente

se habría de llegar a los procesos específicos involucrados (para esto sirve bastante estudiar los

trastornos), después, consultar el estado de las moléculas que irremediablemente participan

─dígase transmitiendo una carga eléctrica, asimilando neurotransmisores, creciendo axones

funcionales, eliminando deshechos, etc.─ y estas moléculas, que en su mayoría serán proteínas

y RNAs reguladores, para que, a través de estos últimos, pueda llegarse finalmente al genoma.

La importancia de explorar genómicamente estos trastornos radica en el hecho de que a

través del ADN se pueden realizar estudios de carácter antropológico, así pues, se trata de

realizar un acercamiento a la solución de la pregunta ¿de dónde viene el lenguaje? Que,

inevitablemente, se conjugará con muchas otras respuestas relacionadas con la condición

humana. Actualmente se siguen realizando estudios en relación con estos genes:

En cuanto al gen FOXP2, Maricic et al (2012) a partir de diversos estudios que se han

hecho relacionados con el factor de transcripción POU3F2 afirma que es razonable suponer

que éste regula la expresión de FOXP2 en las neuronas. Proponen la teoría de que se produjo

un cambio funcional que podría ser responsable de un barrido selectivo que afecta a este gen

durante los últimos 50000 años. Asimismo, señala que:

Es tentador especular que la sustitución de la posición en el gen FOXP2 estuvo

involucrada en la evolución del lenguaje moderno. Sin embargo, otros trabajos

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(Enard et al 2009, Reimers-Kipping et al., 2011) han demostrado que dos

sustituciones de aminoácidos en la proteína FOXP2 que se comparten con los

humanos arcaicos (Krause et al., 2007, Green y otros, Reich Et al., 2010) afectan la

plasticidad sináptica y los árboles dendríticos en los circuitos de los ganglios cortico-

basales cuando se introducen en ratones. Por lo tanto, se puede especular que estos

cambios anteriores de codificación que ocurrieron antes de la divergencia de los

humanos arcaicos y modernos fueron seguidos por cambios regulatorios posteriores

que fueron únicos para los humanos modernos. (p. 849)

Por lo tanto, señalan Maricic et al (2012), se puede esperar que los individuos

homocigóticos para el alelo ancestral se produzcan a una frecuencia de aproximadamente el 1%

de la población, y en estos individuos el fenotipo de la cáscara anatómica debería ser observable,

incluso si es más frecuente con el alelo derivado (p. 849).

De igual forma, no solamente es importante una búsqueda del lenguaje en nuestro

genoma por motivos antropológicos, sino que además ─sin afán de caer en una obviedad─ es

necesario estudiar los trastornos lingüísticos para buscar soluciones a estos, es decir, buscar la

forma de conseguir tratamientos efectivos a dichas enfermedades. Se han realizado

investigaciones relacionadas con la enfermedad de Hungtinton (HD) con esta finalidad.

Nucifora et al (2001) afirman que HD es un trastorno neurodegenerativo causado por

expansiones de poliglutamina en las proteínas Huntington y que existe una hipótesis que

sugiere que la poliglutamina expandida altera la conformación de la proteína, dando como

resultado interacciones aberrantes de la proteína, así como también señalan que:

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CREB binding protein (CBP) is a coactivator for CREB-mediated transcription

(18) and contains a 15 (mouse) or an 18 (human) glutamine stretch. CREB-

mediated gene transcription promotes cell survival, and CBP is a major mediator

of survival signals in mature neurons (19–21). CBP has been found in

polyglutamine aggregates in vitro and in vivo (16, 17, 22, 23). We tested the

hypothesis that the expanded polyglutamine in HD and related disorders can

interact with the short glutamine repeat in CBP, interfering with CBP function,

causing transcriptional abnormalities, and leading to cellular toxicity. (p. 2423)

Asimismo, tienen la hipótesis de que el BDNF, una proteína de supervivencia celular

cuya cuya expresión está regulada por CREB, en el tejido del paciente con enfermedad de

Huntington está regulada negativamente. Así pues, afirman: “Our data suggest that expanded

polyglutamine interactions with proteins containing short polyglutamine stretches are relevant

for polyglutamine pathogenesis and therefore that these interactions might be targets for future

therapeutics” (p. 2428).

Finalmente, es necesario aclarar que, aunque actualmente es una tarea compleja hallar

estos genes que involucran al lenguaje, inevitablemente, dentro de poco tiempo los avances

tecnológicos facilitarán el hallazgo y estudio de estos. Seguramente tendremos respuestas

convincentes respecto al origen del lenguaje. Es nuestra responsabilidad seguir con la

investigación.

Referencias

Benitez, B. A. (2009). Genes y lenguaje: aspectos ontogénicos, filogenéticos y cognitivos.

Barcelona, España: Reverté.

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Kang, C. y Drayna D. (2011). Genetics of Speech and Language Disorders. Annu. Rev.

Genomics Hum. Genet 12: 145-64. Recuperado de www.annualreviews.org

Maricic T., Günther V., Georgiev O., Gehre S., Curlin M., Schreiweis C… Pääbo S. (2012). A

Recent Evolutionary Change Affects a Regulatory Element in the Human FOXP2

Gene. Mol. Biol. Evol. 30(4): 844–852, doi:10.1093/molbev/mss271

Nucifora, F., Sasaki M., Peters M., Huang H., Cooper J., Yamada M… Ross C. (2001).

Interference by Huntingtin and atrophin-1 with CBP-Mediated Transcription Leading

to Cellular Toxicity. Science. 291: 2423-2429. Recuperado de

http://science.sciencemag.org

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