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ANÁLISIS Y COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO “LA TEORÍA DE LA

ECONOMÍA” DEL AUTOR WILHELM RÖPKE


CAPITULO II. “HECHOS FUNDAMENTALES DE LA ECONOMÍA.”

Luis Alberto Fernández Ramírez.*

En seguimiento con esta serie de artículos, que buscan resumir las ideas
principales que los autores expresan dentro de las obras y capítulos objeto de
análisis así como sumar las aportaciones propias que quien escribe realiza. En
esta ocasión se aborda el segundo capítulo de la obra consultada, específicamente
en el apartado denominado “El fundamento Moral (Principio Lucrativo.)”

El autor señala como la lucha contra la escasez, que se traduce en la


limitación de los medios con los que se cuenta en contraposición con la gran
variedad y número de necesidades que se pretenden satisfacer, es el fundamento
eterno de la economía; toda vez que los medios siempre resultan escasos e
insuficientes para satisfacer todas las necesidades.

Este fundamento de la economía se divide en dos grupos, una economía de


forma individual, es decir, de tipo aislada, la cual en nuestros días y debido al
entorno en que nos desenvolvemos es inconcebible; y otra economía de forma
social que surge a través de las relaciones que los hombres entablan entre sí, la
cual es la que se lleva a cabo diariamente. Este tipo de economía a su vez, tiene
tres subdivisiones en atención al fundamento moral, que son:
1) La éticamente negativa, la cual recurre al fraude o a la violencia,
misma que busca obtener sus recursos a expensas de otros.

* Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario, Universidad Rafael Landívar. Maestro en
Derecho Civil y Procesal Civil, Universidad San Carlos de Guatemala. Master en Ciencias Forenses, Universidad
de Valencia, España. Doctorando en Ciencias Políticas y Sociales, Universidad de Occidente. Juez de Sentencia
de Quetzaltenango. Organismo Judicial, Guatemala.
2) La éticamente positiva, que es aquella fundada en el altruismo, deseo
de ayuda al prójimo y filantropía donde se proporcionan los medios sin
ninguna contraprestación.
3) La éticamente neutral, que no busca satisfacer sus necesidades a
través de perjudicar a otros, pero tampoco ayudar al prójimo
simplemente, sino tiene una reciprocidad contractual donde cada
persona persigue incrementar su bienestar, pero esto lo logra a través
de incrementar el bienestar ajeno.

En este punto conviene comentar como este tercer método es el que la


mayoría de personas debería utilizar para lograr satisfacer sus necesidades,
desde el punto de vista del fundamento moral de la economía. Esto porque no
logra su satisfacción a expensas de otros utilizando violencia, engaño, argucia,
mentiras u otros métodos censurables, como se señalan en el método uno, que
dicho sea de paso hoy en día subsiste no solo de forma clara, sino además de
modo disfrazado a través de las subvenciones, privilegios o monopolios que se
han comentado con antelación. Pero tampoco se espera la limosna o ayuda de
otros para la superación personal como sucede en el método dos. Por el contrario
ajeno a ambos extremos (aun y cuando en algunos casos los métodos se cruzan)
los miembros de la sociedad buscan su superación personal a través del esfuerzo
propio y colaboración con otras personas, por lo que atendiendo las necesidades
de los demás, logran satisfacer las necesidades propias, es decir, es el método
basado en la prestación y su correspondiente contraprestación, o dicho de otro
modo el que se basa en la división del trabajo y el intercambio.

Tal y como antes se dijo, en algunas ocasiones los métodos uno y dos
pueden cruzarse o encontrarse con el método tres y hacer una especie de mixtura
o atenuación de uno respecto al otro, es decir, no son métodos puros; aun y cuando
se reconoce la total exclusión del método uno con relación al método dos por ser
opuestos entre sí. De hecho la proporción en la que estos métodos se combinan
es lo que se denomina el espíritu económico de determinada época o lugar, o por
decirlo de otro modo la carga o contenido moral que se le asigna a dicho tiempo
o sitio. Lo cual evidencia como el principio lucrativo, está de algún modo (mayor
o menor según el caso) influenciado por lo moral tanto interna, es decir, la que
cada persona tiene como parámetro para sí misma; como por la moral externa,
que es la que las personas asignan a los demás.

Este aspecto que a primera vista se avizora poco relevante y hasta confuso,
permite realmente comprender el verdadero sentido y significado de lo que es el
principio lucrativo o tercer método y como éste no está desprovisto de moralidad,
como hasta hoy día se cree. De hecho es común como mucha gente hoy en día
piensa en el hombre de negocios como un hombre despiadado sin la más mínima
sensibilidad de sus semejantes y que llena sus bolsillos a través del sucio saqueo
de los bolsillos de los demás; formando parte de este grupo además aquellas
personas que piensan que el empresario siempre explota a sus trabajadores. Y,
al contrario permite evidenciar algunas pautas que pareciendo caridad o
altruismo en el fondo son realmente mero negocio. Como aquellas personas sobre
todo en la esfera de los servicios, señalan “que están a las órdenes” “que quedan
a su disposición” “que son parte del servicio al cliente o incluso que son nuestros
amigos”, realmente no buscan ayudar a otros como un acto genuino sino por el
contrario es la parte medular del servicio que prestan, es decir, no hacen lo que
hacen porque sean buenos per se, sino realmente lo hacen porque les es
beneficioso realizarlo de ese modo.

Véase como una adecuada comprensión de los tres métodos de fundamento


moral antes expuestos y un pronto reconocimiento de la posibilidad de mezcla de
estos métodos, permite hacer una lectura correcta de las conductas y actitudes
de las personas, en el escenario económico, para poder diferenciar la aplicación
o al menos la propensión de algún método sobre el otro.
Claro está, este principio lucrativo o principio de contraprestación, es un
producto artificial de la civilización que encuentra su expresión en la libre
competencia, sistema este que a su vez no puede funcionar sin tener previamente
sentadas bases o cimientos éticos realmente sólidos tales como: un decoro y
lealtad general en materia de negocios, una observancia limpia de las reglas del
juego, un orgullo de la clase a la que se pertenece donde se considere denigrante
engañar de modo alguno, o como la normativa comercial señala en el tema de
contratación mercantil, el deber de la verdad sabida y la buena fe guardada como
principios generales.

Es esto precisamente el tema de discusión, ¿hasta qué punto estos


cimientos o bases éticas son realmente sólidos en la sociedad en la que nos
desenvolvemos? o por el contrario ¿si las mismas se han vuelto sumamente
frágiles conduciéndonos más hacia el primera modelo que considerábamos
habíamos superado?

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