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Por la ley no se llora, uno la

reemplaza – Capítulo 3: La
suspensión del proceso por
prejudicialidad
Por
Motivación Aparente
-
5 febrero, 2015
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Por Nicolás de la Flor, asociado del Estudio Priori & Carrillo Abogados,
especialista en temas de Derecho Procesal y Arbitraje.

La prejudicialidad

Un ingeniero no puede construir el penthouse de un edificio si es que no


ha construido previamente los cimientos y todos los pisos inferiores. De
manera similar, al momento de resolver un caso y determinar la
fundabilidad de una pretensión, un juez debe resolver lógicamente una
serie de elementos controvertidos que, en conjunto y bajo un orden
lógico, construyan la decisión final sobre dicha pretensión.

En consecuencia, el juez “se encuentra frecuentemente frente a


cuestiones de cuya previa solución depende la solución final”[1]. No se
podrá resolver la pretensión si no se resuelven previamente todos los
elementos controvertidos que la configuran. Si bien tales elementos en
controversia suelen encontrarse dentro del proceso (los puntos
controvertidos), existen casos en los que no lo estarán y serán parte de
un proceso distinto. En ello, precisamente, se basa la prejudicialidad.
La prejudicialidad es entonces la relación de subordinación lógica que
existe entre dos pretensiones de procesos distintos, que genera que una
pretensión no pueda ser resuelta válidamente sin la resolución previa de
la otra[2].

La conexidad como presupuesto de la prejudicialidad

La conexidad entre las pretensiones es un elemento esencial de la


prejudicialidad. De no existir conexidad (causal, semi-causal o mixta),
será imposible que se presente una situación de prejudicialidad.

Sin embargo, no basta solamente con que exista conexidad. La


prejudicialidad requiere de un elemento adicional: la subordinación
lógica entre una pretensión y otra. Es decir, que la resolución de una
pretensión sea relevante para la resolución de otra y que, por ende, esta
última requiera de la resolución previa de la anterior.

Frente a un supuesto de prejudicialidad, la solución más eficiente es la


acumulación de los procesos, ya que así se logra una solución integral
mediante un único proceso que incluya ambas pretensiones. Es la
denominada acumulación sucesiva.

Dicha acumulación deberá realizarse necesariamente cumpliendo los


requisitos establecidos en el artículo 85 del Código Procesal Civil. Cabe
resaltar, que las recientes modificaciones a dicho artículo flexibilizan los
requisitos para que proceda la acumulación[3], por lo que la situación
señalada será más recurrente que antes de la reciente modificación. Con
requisitos menos estrictos es más sencillo acumular procesos y,
consecuentemente, remediar la prejudicialidad de la manera más
eficiente: mediante la acumulación sucesiva de procesos.

Sin embargo, la acumulación de procesos no siempre es posible. En tales


casos, el remedio aplicable será la suspensión de uno de los procesos
por prejudicialidad. Sobre eso, precisamente, se han emitido
modificaciones en el artículo 320 del Código Procesal Civil.
¿Cuáles son las modificaciones?

Las modificaciones al Código Procesal Civil en materia de suspensión por


prejudicialidad regulan de manera eficiente dicho remedio. Si bien
anteriormente era posible solicitarla, tal remedio no se encontraba
expresamente previsto en la norma ni mucho menos detallado como
aplicarla, por lo que su desarrollo no era común ni eficiente.

Las modificaciones son las siguientes:

ARTÍCULOS MODIFICADOS MODIFICATORIA – LEY No. 30293

Artículo 320. Suspensión legal y


judicial.- Se puede declarar la suspensión
del proceso, de oficio o a pedido de parte,
en los casos previstos legalmente o cuando
a criterio del Juez sea necesario. El Juez a
pedido de parte, suspende la
expedición de la sentencia en un
Artículo 320. Suspensión legal y
proceso siempre que la pretensión
judicial.- Se puede declarar la
planteada en él dependa directamente
suspensión del proceso, de oficio o a
de lo que debe resolver en otro proceso
pedido de parte, en los casos previstos
en el que se haya planteado otra
legalmente, y cuando a criterio del Juez
pretensión cuya dilucidación sea
sea necesario.
esencial y determinante para resolver
la pretensión planteada por él. Para
ello es necesario que las pretensiones
sean conexas, a pesar de lo cual no
puedan ser acumuladas, caso
contrario, deberá disponerse su
acumulación.

Se puede identificar dos grandes novedades:

 Determinación expresa de la suspensión por prejudicialidad.


 Mecanismo mediante el que se lleva a cabo la suspensión por
prejudicialidad.

En ambos casos, las modificaciones generan una regulación eficiente y


que definitivamente significan una mejora a la norma anterior.

Determinación expresa de la suspensión por prejudicialidad

La regulación existente en materia de suspensión del proceso es


sumamente pobre, y más aun si se analiza desde la perspectiva de la
prejudicialidad. El artículo 320 de Código Procesal Civil no establece
supuestos en los que el juez pueda suspender el proceso, limitándose a
establecer que podrá hacerlo cuando lo considere necesario.

Al no existir regulación expresa alguna, la posibilidad de suspender un


proceso por prejudicialidad se reduce a la discrecionalidad y criterio del
juez, cuando es evidente que no suspender un proceso, pese a la
existencia de un supuesto de prejudicialidad, puede generar graves
consecuencias como la existencia de sentencias contradictorias entre sí.
La regulación previa a la modificación, por ende, es pobre e implica por
lo tanto un alto riesgo para la efectividad de los procesos judiciales en
tanto, al no estar regulada expresamente, la suspensión por
prejudicialidad es solicitada (y también otorgada) en menor cantidad.

La Constitución prevé en su artículo 139.2 que “ninguna autoridad


judicial puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional
ni inferir en el ejercicio de sus funciones”. Dicho artículo establece que
un juez no podrá resolver materias que se encuentran pendientes de ser
resueltas ante otro órgano jurisdiccional, que es precisamente el
fundamento de la prejudicialidad en tanto una pretensión puede ser un
presupuesto lógico para la resolución de otro proceso, por lo que este
segundo no puede ser resuelto sin que se resuelva primero el anterior.

Sin embargo, la falta de una regulación expresa sobre la suspensión por


prejudicialidad generaba el grave problema de limitarla a la
consideración del juez. En muchos casos, la falta de una regulación
expresa genera que dicha institución no sea aplicada por los jueces.

Por ende, si bien la reciente modificación no crea una figura


estrictamente novedosa, sí la regula de manera expresa siempre que la
relación de subordinación sea tal que la resolución de una pretensión sea
“esencial y determinante” para la resolución de otra en un proceso
distinto.

Al regularla de manera expresa, se está logrando que el remedio de la


suspensión por prejudicialidad vaya a aplicarse de manera
verdaderamente efectiva y no sea objeto de rechazos por su falta de
regulación específica, lográndose así brindarle un mayor grado de
efectividad al sistema procesal civil.

Mecanismo mediante el que se lleva a cabo la suspensión por


prejudicialidad

La reciente modificación establece también un mecanismo eficiente a


través del cual se lleva a cabo la suspensión por prejudicialidad, que sí
marca una diferencia notable frente a al modo en el cual se lleva a cabo
actualmente.

A la fecha, si un juez ordena la suspensión de un proceso por


prejudicialidad en función a la interferencia de otro proceso, dicho
proceso será suspendido en ese momento hasta que se resuelva la
pretensión del otro proceso que constituye un elemento esencial para la
resolución del primero. La situación, gráficamente, es la siguiente:
(Hacer click en el gráfico para agrandar)

Es decir, que desde el momento en el que el juez ordene la suspensión


del proceso, no habrá actividad procesal alguna hasta que se resuelva
definitivamente el otro proceso cuya resolución es esencial para el
primero. La conclusión de tal situación: i) evitar pronunciamientos
contradictorios; pero al mismo tiempo ii) desperdiciar gran cantidad de
tiempo con un proceso suspendido. La solución, por lo tanto, no es
perfecta. Si bien se evita la emisión de pronunciamientos contradictorios
y se garantiza, en ese sentido, la efectividad del proceso, se trata de un
mecanismo que dilata aún más los ya extensos procesos judiciales.

Frente a ello, las recientes modificaciones plantean un mecanismo que


mantiene la garantía de la efectividad evitando pronunciamientos
contradictorios, pero que al mismo tiempo no dilata excesivamente la
duración del proceso. El nuevo texto del artículo 320 establece que el
proceso que debería ser suspendido ya no suspenderá su actividad
procesal sin importar en el estado en que se encuentre, sino que
únicamente se suspenderá la emisión de la sentencia; es decir, la etapa
final en la cual ya solo es necesaria la actividad del juez

Gráficamente, esta situación es la siguiente:


(Hacer click en el gráfico para agrandar)

Con la reciente modificación, la suspensión por prejudicialidad ya no


tiene el negativo efecto secundario de dilatar innecesariamente el
proceso que debe suspenderse. Al suspender únicamente la emisión de
la sentencia, el proceso subordinado igual continuará desarrollándose
hasta el momento en el cual se requiera aplicar lo decidido en el otro
proceso, que es precisamente el momento en el que el juez deberá
emitir la sentencia. Hasta antes de tal momento, el proceso continuará
avanzando y no se desperdiciará tiempo sin actividad procesal alguna.

Conclusiones

Un proceso judicial sin efectividad es un proceso que pierde su esencia.


El contenido de las recientes modificaciones en materia de
prejudicialidad promueve precisamente un mayor grado de efectividad
en el proceso civil. Se ha establecido una regulación expresa para los
supuestos de prejudicialidad, aumentando la potencialidad del uso de tal
remedio al establecerlo expresamente y consecuentemente, evitando en
mayor medida pronunciamientos contradictorios, pero al mismo tiempo
regulando un mecanismo para su ejercicio que evita que los procesos se
extiendan indebidamente.
[1] ALSINA; Hugo. Las cuestiones prejudiciales en el proceso civil.
Buenos Aires. EJEA, 1959. P 15.

[2] LIEBMAN, Enrico. Problemi del proceso civile. Morano Editores, 1962.
P 292.

[3] Al respecto, recomiendo leer la entrada anterior a este artículo,


sobre las modificaciones al artículo 85 del Código Procesal
Civil: http://enfoquederecho.com/por-la-ley-no-se-llora-uno-la-
reemplaza-capitulo-2-la-acumulacion-originaria-de-pretensiones/.

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