Вы находитесь на странице: 1из 463

Acerca de este libro

Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
escanearlo como parte de un proyecto que pretende que sea posible descubrir en línea libros de todo el mundo.
Ha sobrevivido tantos años como para que los derechos de autor hayan expirado y el libro pase a ser de dominio público. El que un libro sea de
dominio público significa que nunca ha estado protegido por derechos de autor, o bien que el período legal de estos derechos ya ha expirado. Es
posible que una misma obra sea de dominio público en unos países y, sin embargo, no lo sea en otros. Los libros de dominio público son nuestras
puertas hacia el pasado, suponen un patrimonio histórico, cultural y de conocimientos que, a menudo, resulta difícil de descubrir.
Todas las anotaciones, marcas y otras señales en los márgenes que estén presentes en el volumen original aparecerán también en este archivo como
testimonio del largo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.

Normas de uso

Google se enorgullece de poder colaborar con distintas bibliotecas para digitalizar los materiales de dominio público a fin de hacerlos accesibles
a todo el mundo. Los libros de dominio público son patrimonio de todos, nosotros somos sus humildes guardianes. No obstante, se trata de un
trabajo caro. Por este motivo, y para poder ofrecer este recurso, hemos tomado medidas para evitar que se produzca un abuso por parte de terceros
con fines comerciales, y hemos incluido restricciones técnicas sobre las solicitudes automatizadas.
Asimismo, le pedimos que:

+ Haga un uso exclusivamente no comercial de estos archivos Hemos diseñado la Búsqueda de libros de Google para el uso de particulares;
como tal, le pedimos que utilice estos archivos con fines personales, y no comerciales.
+ No envíe solicitudes automatizadas Por favor, no envíe solicitudes automatizadas de ningún tipo al sistema de Google. Si está llevando a
cabo una investigación sobre traducción automática, reconocimiento óptico de caracteres u otros campos para los que resulte útil disfrutar
de acceso a una gran cantidad de texto, por favor, envíenos un mensaje. Fomentamos el uso de materiales de dominio público con estos
propósitos y seguro que podremos ayudarle.
+ Conserve la atribución La filigrana de Google que verá en todos los archivos es fundamental para informar a los usuarios sobre este proyecto
y ayudarles a encontrar materiales adicionales en la Búsqueda de libros de Google. Por favor, no la elimine.
+ Manténgase siempre dentro de la legalidad Sea cual sea el uso que haga de estos materiales, recuerde que es responsable de asegurarse de
que todo lo que hace es legal. No dé por sentado que, por el hecho de que una obra se considere de dominio público para los usuarios de
los Estados Unidos, lo será también para los usuarios de otros países. La legislación sobre derechos de autor varía de un país a otro, y no
podemos facilitar información sobre si está permitido un uso específico de algún libro. Por favor, no suponga que la aparición de un libro en
nuestro programa significa que se puede utilizar de igual manera en todo el mundo. La responsabilidad ante la infracción de los derechos de
autor puede ser muy grave.

Acerca de la Búsqueda de libros de Google

El objetivo de Google consiste en organizar información procedente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal. El programa de
Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas
audiencias. Podrá realizar búsquedas en el texto completo de este libro en la web, en la página http://books.google.com
MES A 65 ■ ' •
NUEVOS ELEMENTOS

DE CIRUGIA

Y DE

MEDICINA OPERATORIA.
NUEVOS ELEMENTOS % E G

DE CIRUGIA

y de

MEDICINA OPERATORIA

CON VNA

ESPOSICION COMPLETA DE LAS ENFERMEDADES


QUIRURGICAs , 1 Ui LAs OPERACIONEs QUE HECLAMAK:

POR L. J. BEGIN,
Doctor en Medicina , Redactor , en lo respectivo á la parte qui
rúrgica, de las Memorias de Medicina, Cirugía y Farmacia
militares; miembro de la Academia Real de Medicina de Pa
rís, y de la Sociedad médica de emulacion de la misma ; cor
responsal de las Sociedades de Ciencias médicas de la Muse-
lie, de Ciencias, Agricultura y Artes del Bajo Rliin, de Agri
cultura, Comercio, Ciencias y Artes de Chalons-sur Marne,
de Medicina de Lovaina etc.

TRADUCIDOS AL CASTELLANO
Por Doi» Cayetano Balseyro y Don Justo Aceñ
profesores de
le Medicina ei
en esta Corle.

TOMO L

MADRID:
Imprenta de D. Leon Amarita , plazuela de Santiago , n. x
1827.
PROLOGO DE LOS TRADUCTQRJg.^

La falta de una obra elemental de Ciru


gía que espusiese los afectos llamados ester
nas, y las operaciones con que se les pue
de combatir, se ha hecho tanto mas no
table cuanto mayores han sido los progre
sos de este arte desde que se han ilustrado
muchos de los puntos que mas se resen
tían de las ideas antiguas, y se ha descu
bierto el camino de conducir la ciencia á
su mayor perfeccion; pues aunque dife
rentes obras publicadas en estos últimos
tiempos son un manantial precioso de don
de pueden los me'dicos sacar las ventajas
mas decididas, sin embargo, no presentan
igual utilidad al Cirujano. En efecto , solo
podría llenarse este gran vacío por una
obra que, con esclusion de toda teoría,
espusiese con laconismo y exactitud lo mas
esencial de las enfermedades quirúrgicas,
6
describiese los principales métodos operan
. torios y sus diferentes procedimientos, con
«-especificacion de las ventajas ó inconve
nientes de cada uno de ellos ; y en fin , que
Cífrese ■razon de los adelantamientos del arte,

y pusiese a los lectores al nivel de sus pro


gresos: tales son los estremos que abraza
Ja que en i8s4 escribió M. Begin con el:
título de Nuevos Elementos de Cirugía y
de Medicina operatoria , cuya traduccion
presentamos al público.
La urgente necesidad de una obra de
esta clase para que los principiantes pue
dan imponerse en los principales conoció
mientos de una cirugía verdaderamente ra
cional , y para que los profesores esperi-.
mentados, que no se ofenden de los ade
lantamientos
tica en Variosdel
puntos
arte , que
modifiquen
ciertamente
su prác-.
lo

reclaman; lo delicado de las materias, y


mas que todo los deberes de traductor,
exigían que se trasladase al castellano sim
ple y literalmente el testo del escritor fran
cés; pero la novedad de ciertas ideas,/ js
7
la diferencia entre algunos de los procedi
mientos propuestos por el autor , y los que
han inventado y practican muchos Ciruja
nos españoles, justamente célebres, nos ha
parecido exigian algunas aclaraciones , con
cuyo objeto nos hemos tomado la libertad
de llamar la atencion de los lectores por
medio de notas en los parages que mas he
mos creido reclamarlas: y si uno y otro
trabajo contribuyen de algún modo á los
progresos de nuestra Cirugía , y redundan
en beneficio de la humanidad doliente,
nos daremos por muy satisfechos y recom
pensados.
PROLOGO.

Al paso que una ciencia hace progresos mas


rápidos , y que se enriquece con hechos mas
importantes y preceptos mas variados, se hace
tambien mas difícil examinarla en toda su esten-
sion, y por lo mismo es de cada vez mas imperio
sa la necesidad de obras sucintas que compren
dan sus principales elementos. Esta clase de li
bros presentan al discípulo un resumen de los
objetos que debe examinar, y le sirven de guia,
tanto en la observacion de la naturaleza , como
en la lectura de obras mas clásicas : le ponen á la
vista el cuadro de la ciencia, le hacen vislum
brar todo su conjunto, y le dan un conocimien
to general de sus diversas partes. El hombre
instruido , el práctico que no quisiera olvidar
lo que sabe, y á quien sus muchas ocupacio
nes impiden dedicarse al estudio, desea encon
trar en pocas páginas un compendio de lo que
ha aprendido , y en donde pueda recorrer con
rapidez los puntos, mas importantes de la tea-
ria y de la práctica de un arte, euyo ejerció»
ocupa todos sus momentos.
Presentar en pocas palabras los hechos mas
importantes, y los principios fundamentales de
una cirugía verdaderamente racional, dar á lo»
prácticos y á los principiantes un libro que
pueda servirles de guia á la cabecera de los
enfermos para observar y curar las lesiones, qui
rúrgicas; que les condujtpa en les anfiteatros,
en el exámen y descripi^pn. de \&¡ aceraciones
patológicas que ocasionan ó constituyen estas
lesiones; que les dirija, en fin, tanto en el ca
bra
dáver
y como
ejecución
en el
dehombre
todas las
vivo,
operaciones,
en la manio-
que

exigen las enfermedades de que es susceptible


el cuerpo humano; tal es el triple objeto que
me he propuesto desempeñar,
Pero para incluir en »» solo y¿p\nmm lo
mas interesante de laCúsugía , de Ja Anatomía
patológica relativa é las lesiones quirúrgicas»
cuyo conocimiento es en el día inseparable de
•su .estudio; finalmente, la descripcion de los
procedimientos operatorios mas importantes,
era preciso que á la sencillez de las divisiones
acompañase la claridad y concision del estilo.
r*
Las discusiones especulativas, las hipótesis, las
declamaciones científicas , y todo lo que ha
puesto en boga tantas obras modernas de Me
dicina y Cirugía , debía desterrarse de un li
bro de esta clase; era necesario reducir las
materias, acumular los hechos , dar precision
á las conclusiones, establecer con claridad y
concision los preceptos ; todo en fin debía ser
. exacto y riguroso, tanto en el conjunto como,
en los pormenores. Pero estos deberes han si
do sin duda mejor conocidos por el autor que
desempeñados en esta obra, y en mas de un
higar la sequedad y monotonía de la diccion,,
no menos que la aridez de las materias, po
drán desanimar al lector que no se halle sos
tenido por el amor de la ciencia. Entre las
obras de Cirugía que poseemos, y que andan
en manos de los discípulos , la de M. Delpech
no es ya del día; y la clasificacion viciosa que
le sirve de base es acaso lo que mas ha con
tribuido á que esta obra no haya tenido el
éxito que era de esperar. El tratado, que por
otra parte no deja de ser estimable, del pro
fesor Boyer, parece haber sido compuesto á
fines del último siglo: tal es el empeño .con
14
que se ha propuesto el autor no hacer men
cion de ninguno de los trabajos y descubri
mientos con que la Cirugía se ha enriquecido
en nuestros dias. La Nosografía y la Terapéu
tica quirúrgicas, de M. Richerand, es una obra
superficial y que presenta en cada página los
vestigios de una ontologia proscrita mucho
tiempo hace por los buenos talentos. Seria su-
pérfluo insistir en los defectos de este libro, .
supuesto que el mismo autor ha hecho de él
una crítica tan severa como justa, condenan
do en un discurso académico la mayor parte
de los procedimientos que algunos meses an
tes habia presentado como los mas ventajosos,
habiéndolos hecho dibujar para grabarlos me
jor en la memoria de los discípulos.
El escrito que presento al público no tiene
ninguna analogía con la obra inimitable del
ilustre Sabatier, la cual es en el dia mas que
nunca indispensable á todos los prácticos. En
efecto , estos Nuevos Elementos solo contienen
la historia sucinta de todas las enfermedades
-quirúrgicas, punto en que no se ha ocupado el
autor de la Medicina operatoria, en cuya última
obra se encuentran descripciones y pormeno
i3
res relativos á las operaciones que en vano se
buscarían en otra parte, principalmente des
pues que ha presidido la nueva publicacion
que de ella se ha hecho , un Cirujano célebre
entre los que hacen honor á la Francia.
Es evidente que no existe en el dia trata
do alguno de Cirugía que esté en perfecta re
lacion con los actuales progresos de esta cien
cia: las opiniones fisiológicas aplicables al es
tudio y al tratamiento de las enfermedades qui
rúrgicas, los procedimientos terapéuticos mas
importantes, y la mayor parte de las doctri
nas emitidas por una multitud de prácticos
de nuestra época en memorias particulares ó
monografías especiales, no se han comuni
cado todavía á los tratados generales ni á las
obras elementales. He reunido estos hechos y
principios para poder trazar con rasgos gene
rales y exactos el estado actual de la Cirugía:
dichoso yo si he llenado en parte el objeto
que me he propuesto, y si este trabajo, á pe
sar de sus defectos, logra una acogida favo
rable.
I
NUEVOS ELEMENTOS

DE CIRUGIA

.'f 'i' Y DE
"..*«;. »* * •

MEDICINA OPERATORIA.

LIBRO PRIMERO.

DE LAS ENFERMEDADES QUE PDEDEIC AFECTAR A


TODAS LAS PARTES DEL CUERPO ,
OPERACIONES QUE RECLAMAN.

Generalidades
CAPITULO
sobre las operaciones
PRIMERO.y las curas.

Se da el nombre de operacion á la aplicacion de la Definíconde


mano del Cirujano, sola ó armada de instrumentos, la operacion,
al cuerpo del hombre, con el intento de precaver sus
enfermedades, ó de curarlas. Esta parte, de la Cirugía
es incontestablemente la mas brillante en su ejecu
cion , la mas segura en sus procedimientos, y la mas
generalmente satisfactoria en sus resultados. Pero para
que el práctico pueda conseguir todas las ventajas que
son de esperar de ella, no debe olvidar jamas que las
operaciones que necesitan la division ó la desorga
nizacion de nuestros tejidos van ordinariamente acom
pañadas de dolores muy vivos , á veces de hemorra
gias abundantes , y que son constantemente seguidas
de inflamaciones locales intensas, que pueden llegar
á ser la causa de los mas graves accidentes y aun de
la muerte. No debe, pues, recurrirse á estos reme
dios estremos de la Cirugía / sino en los casos en que
todas las medicaciones internas y esternas sean inú
tiles ó insuficientes; y cuando en tales circunstancias
se decida el Cirujano á operar , debe preverlo , arre
glarlo y disponerlo todo para poder ocurrir á cuanto
pueda suceder, tanto en el acto de la operacion, co
mo antes y despues de verificarla, y que, de una
parte, sea esta ejecutada con seguridad, prontitud y
comodidad , y de otra no la acompañe ni subsiga nin
gun accidente.
Lo que debe Antes de practicar una operacion se debe cono-
hacerse antes er Dastante la naturaleza de la enfermedad, su es-
de las op*ra- tension , la disposicion de los organos', afectados y la
dones.
estructura de las partes inmediatas para asegurarse:
1.* Asegurar- i° de que no existe otro medio de curar al sugeto:
necesTri.0»" 2-° de que el efecto de la operacion será ó la des
postoVes, y que truccion completa del mal, ó un alivio ó prolongacion
producirá de la vida del enfermo bastante considerables para
grandes ven- que estas ventajas compensen los dolores y peligres
,i,Ja,' anejos
y 3.° deá que
la ejecucion
la mismadel
operacion
procedimiento
es posible,
operatorio;
es de

cir, que se podrá ejecutar por completo sin compro


meter inmediata ó remotamente la existencia del su»
»7
geto mas de lo que la compromete la misma enfer
medad. Estas restricciones son las únicas que la ra
zon impone á las operaciones quirúrgicas; y todas
las declamaciones que se han dirigido contra los nue
vos métodos operatorios practicados recientemente en
Inglaterra , en Francia y en Italia quedan sin valor,
supuesto estar demostrado que la mayor parte de los
que se impugnan satisfacen las condiciones que que
dan establecidas. Es evidente que la mayor ó menor
habilidad de los operadores determina diferencias cor
respondientes en las operaciones, que pueden empren
der; asi una operacion fácil y sencilla de ejecutar para
un Cirujano, seria una empresa temeraria para otro;
pero el hombre de genio puede abandonar con ven
taja el camino trillado, abrirse nuevas vias, y eje
cutar cosas cuya posibilidad apenas hubiera podido
concebir el vulgo. Los Cirujanos jóvenes deben tener
siempre presente que no hay operacion dificil para
aquel que une á la presencia de espíritu y á la sere
nidad la destreza y la seguridad que dan los cono
cimientos anatómicos positivos y la frecuente ejecu
cion de los procedimientos operatorios en el cadáver
y en los sugetos vivos.
Los operaciones, unas veces son inmediatamente 2.' Fijar la e-
necesarias, y deben ser practicadas al momento, no Poca en q"»
pudiendo admitir demora alguna sin peligro; y otras M. °**ru"
por el contrario , se puede esperar para practicarlas
á que el sugeto se halle en circunstancias mas favo
rables para una pronta curacion. A la primera de es
tas categorías pertenecen: i.° todos los afectos que
determinando accidentes muy graves , y comprome
tiendo actualmente la vida del sugeto, solo son au-
i8
cesibles á los instrumentos quirúrgicos; tales son las
heridas arteriales, las fracturas con hundimiento de
los huesos del craneo, ciertas hernias estranguladas
y vivamente inflamadas etc. : 2.° las lesiones que de
ben ser inevitablemente seguidas de fenómenos muy
peligrosos, durante cuya manifestacion es imposible
operar , y que pueden ocasionar la muerte , sin que
despues de su cesacion sea la operacion menos ne
cesaria. En este caso se hallan las heridas de armas de
fuego ú otras que necesiten la amputacion. El punto
de doctrina que es relativo á las amputaciones prac
ticadas inmediatamente, ó despues del periodo infla
matorio, no ha sido el objeto de tantas discusiones,
sino porque los autores no han llegado á convencerse
de que en esta parte debian concretarse á tratar de
los casos en que la operacion se juzga absolutamente
indispensable; pero en estas ocasiones es evidente que
operando sin pérdida de momento se abrevian los
dolores del sugeto , al mismo tiempo que se le evi
tan los peligros que resultarían del desarrollo de una
viva inflamacion, de una supuracion abundante, y
de una larga permanencia en los hospitales. En los
casos dudosos puede y debe el Cirujano abstenerse
de operar; pero en aquellos en que la curacion no
podria manifiestamente verificarse sin la operacion,
es incontestable la necesidad de practicar inmediata
mente esta. Pero estas necesidades varían , no solo en
razon de la gravedad de las heridas , sino tambien se
gun las circunstancias en que se halla el enfermo. En
efecto, tal lesion que podria esperarse curar en un
hospital sedentario y bien abastecido, exige imperio-
«amenté la amputacion en un «ampo de batalla don-
de se carece de todo, y cuando el herido, curado
sin el aposito conveniente ó de un modo imperfec
to, debe ser trasportado a' grandes distancias y en
malos carruages.
Las enfermedades que permiten una dilacion mas
ó menos larga son aquellas que no ocasionan desór
denes notables en las principales funciones, ó que
dan esperanza de curarse sin necesidad de recurrir
á la operacion. En el primer caso, no estando la vida
comprometida, ni pudiendo agravar la situacion del
sugeto el esperar algunos meses, es muchas veces
útil, ó diferir la operacion para una estacion mas fa
vorable, ó combatir y destruir desde luego Ijs lesio
nes accidentales que complican la enfermedad prin
cipal, ó en fin esperar la cesacion de algunas afec
ciones morbosas actualmente reinantes. Los antiguos
no operaban la catarata ni estraian los cálculos uri
narios mas que en la primavera y en el otoño; no
porque estas operaciones no puedan practicarse con
buen éxito en todos los tiempos, sino porque creian
estas estaciones mas favorables al pronto restableci
miento de los enfermos. Esta observacion está acaso
demasiado descuidada por la mayor parte de los Ci
rujanos de nuestros dias; pero cuando nada se opone
á ella , soy de pensar que conviene imitar todavía la
conducta de nuestros predecesores. Si algunas enfer
medades vienen á complicar la lesion principal , y
pueden perjudicar al resultado de la operacion, no
debe practicarse esta hasta despues de haberlas des
truido; tales son las oftalmías y los dolores de cabeza
«n los casos de catarata ; los cólicos habituales y la
sensibilidad del vientre en los de cálculo vesical etc.
En fin , no es prudente operar sin una obsoluta ne
cesidad , siempre que reinen enfermedades mas ó me
puestos
nos peligrosas.
que los otros
Los sugetos
i contraer
operados
estas afecciones,
estan mis es-
las

cuales agravan entonces los resultados de las opera


ciones, comprometiendo su éxito ó destruyendo sus
buenos efectos. Esto supuesto', seria inútil insistir en
la
dades
necesidad
susceptibles
de diferir
de curarse
la operacion
por unenmétodo
las enferme-.'
inter

no ó esterno apropiado, basta estar bien conven


cido de la insuficiencia de este método ; y solo
en esta época es cuando debe proponerse la opera
cion. Pero á medida que la medicina fisiológica sea
mas general y juiciosamente aplicada á la Cirugía, se
verá aumentar el número de curaciones producidas
■por los medios terapéuticos ordinarios, y disminuir
.en la misma proporcion el de los casos en que se creen
necesarias las operaciones mas graves.
3.* DetermI- Se admite generalmente para las operaciones un
nar el lugaren lu_ar ¿le necesidad y otro de eleccion , v se dice que
que debe ha- « « 'J *
cersela opera- el primero lo indican y señalan la misma naturale-
,lon' aa y el asiento de la enfermedad, que exige se opera
sobre los órganos afectados; mientras que correspon
diendo el otro á partes que no estan enfermas, puede
»er elegido mas cerca ó mas lejos del parage que ocu
pa la lesion. Asi, la estirpacion de un pecho cance
roso, y la reseccion de una articulacion se ejecutan
siempre en un lugar ó sitio de necesidad, mientras
que en las enfermedades del pie puede amputarse la
pierna mas ó menos superiormente, y en los aneuris
mas poplíteos practicarse la ligadura , ya en la corva,
jra ea medio del muslo, Pero estos lugares no son
indiferentes respecto del resultado de la operacion, y
por lo mismo no debe elegirse á ciegas el que prime
ro ocurra ; pues segun que la operacion se practica
•n tal ó tal parage , ó la curacion es mas ó menos
fácil y segura, ó el sugeto puede servirse con mas ó
menos facilidad de los órganos mutilados que le que
dan , ó en fin se manifiestan otros inconvenientes ú
otras ventajas: no hay, pues, en este caso lugar de
eleccion, hablando con propiedad; pues aquel lugar
por el cual pueda atacarse mas directamente al mall
destruirle con mas prontitud , seguridad y menor pa
decimiento posible ; aquel lugar que permite á la he
rida cicatrizarse mas fácilmente, y á las partes opera
das ser desde luego mas útiles , es un lugar de necesi
dad que debe ser adoptado, y que el Cirujano jui
cioso debe elegir con preferencia á cualquiera otro.
Sentadas estas ideas preliminares , conviene fi- 4/ Elegir »'
jar el método y determinar el modo con arreglo ",etodo y mf"
. , , dooperatone.
a los cuales se trata de operar. Los metodos ope
ratorios se distinguen unos de otros segun las partes
en que se divide la ejecucion de una operacion cual
quiera. Los modos son por el contrario las diversas
maneras de que pueden dividirse las mismas partes.
Se ve pues que los métodos tienen entre sí diferen- Definicion de
cias bien señaladas y muy importantes de cono- 11110 ydeotr0,
cer: varian ya por la situacion, ya por la forma
de las heridas, y ya en fin por la mayor ó menor
facilidad con que se verifica la curación. Los modos,
por el contrario , no se distinguen las mas veces mas
que por la especie de instrumento de que se hace
uso, ó por el parage en que se empieza la incision,
por la direccion que se le da etc. l pero la operacion.
m
es en el fondo la misma , y presenta constantemente
casi todas las ventajas y todos los inconvenientes que
son anejos al método á que se refiere.
Motivo* Los Cirujanos han dado por espacio de mucho
guiar coton- t^111?0 Ia mayor importancia en la eleccion de sus
ees al Cira» operaciones á la facilidad y prontitud con que po
jan», d.^^ ejecutarlas; pero puede decirse que se proponían
mas bien escamotar que dividir y separar metódica
mente las partes enfermas. Para conseguir este objeto
inventaron la mayor parte de esos instrumentos mecá
nicos, por medio de los cuales creian suplir á la des
treza , á la atencion y á los conocimientos anatómi
cos. Uno de los argumentos mas perentorios que cier
tas personas repiten todavía en favor de sus modos de
operar , consiste en decir que son de una ejecucion
pronta y fácil. No deben sin duda despreciarse estas
ventajas, antes bien deben mirarse con especial aten
cion ; pero la sana práctica no puede colocarlas en pri
mer lugar. Todos los métodos , todos los modos de ope
rar llegan á ser fáciles y de una pronta ejecucion para
el práctico ejercitado y bien instruido en la anato
mía. Lo que importa determinar en la eleccion que se
trate de hacer entre estos métodos y modos es el
éxito mas ó menos favorable que de ellos debe resul
tar. Vale mas que el Cirujano tenga mas dificultades
que vencer , y el enfermo algunos mas dolores que su
frir, á fin de que la operacion ejecutada con seguridad,
proporcione una cicatrizacion rápida de las heridas,
que operar con mas prontitud y dejar soluciones de
continuidad, cuya dificil curacion se prolongue por
largo tiempo. En la eleccion de los métodos propios
de las grandes operaciones, los resultados clínico».

í
ai
deben llamar poderosamente la atencion del Cirujano,
pues son los que presentan mayor número de proba
bilidades en favor de la curacion que se debe adop
tar. Obrando de otro modo el práctico preferiría la
satisfaccion de su amor propio á las ventajas reales
que el enfermo debe esperar de la operacion.
En un gran número de casos debe el práctico de
cidirse menos por los preceptos generales que por las
modificaciones especiales que presenta la enfermedad
que tiene á la vista. Asi, aunque la amputacion del
brazo por el hombro debe ser en general practicada
conservando las partes anterior y posterior de la ar
ticulacion, hay sin embargo circunstancias en que
estando destruidas estas partes es necesario hacer otros
colgajos. Por razones que haya para preferir la de
presion á la estraccioh en la catarata , es sin embargo
preciso emplear algunas veces este último modo de.
operar.
En toda operacion es necesario no solo hacer Debe repre-
eleccion del método y modo mas convenientes, ««ntarsecons-
J ' tantemento
das
sino las
tambien
circunstancias
representarse
y todas
en ellasentendimiento
dificultades que
lo- ficnIta<les
toda» las 1ue
di-
... pueden ocuj-
pueden ofrecerse durante su ejecucion. Es tambieu rirle,
indispensable determinar con anticipacion el parti
do que se tomará si llega á cortarse tal parte , si se
presenta tal alteracion, si la enfermedad se prolon
ga hasta tal órgano : en una palabra , cuando el Ci
rujano empieza una operacion debe haberlo previsto
todo, calculado y dispuesto para que nada pueda de
tenerle; y cuando se ve obligado á abandonar la em
presa, se le puede acusar con justa razon de imprevi
sion ó de temeridad.
M
o.' Preparar El sugeto á quien te va á hacer una operacion
el sugeto a la j u •j j • j
operacion. grave debe considerarse como una persona destinada
á sufrir una irritacion brusca , violenta y seguida da
tina inflamacion mas ó menos intensa y duradera : im
porta pues prepararle para que soporte con la posi
ble serenidad , tanto el sacudimiento que debe espe-
rimentar, como la enfermedad que será su inevitable
í/. Prepara- resultado. A este efecto el práctico, examinando las
cion anticipa- dlferentes partes de la organizacion , y observando las
principales funciones, reconocerá el estado general
del sugeto y el de las visceras mas importantes, con
cuyos datos le será mas fácil prescribir el régimen y
los medicamentos preparatorios mas convenientes.
Combatir la disposicion á las irritaciones por medio
de evacuaciones sanguíneas, de baños y de bebidas
emolientes; disipar las congestiones locales aplicando
sanguijuelas en las inmediaciones de los órganos afec
tados , ó poniendo de antemano vejigatorios en partes
distantes de las que deben ser el asiento de la opera-
eion; tales son las preparaciones mas generalmente
'... . útiles á los sugetos á quienes se trata de operar. Se
oflao'nsbaó3 sab* 1ue ^os purgantes, de que se ha hecho en estos
'• casos un uso rutinario, no deben administrarse sino
cuando estan positivamente indicados por los signos
de la retencion de materias saburraJes en el canal di
gestivo. Debe observarse tambien que los vejigatorios,
cuyo. uso se juzgue conveniente, deben aplicarse lo
menos diez ó doce dias antes de la operacion , á fin
de que el movimiento de escitacion y de calentura
que frecuentemente determinan, no venga á reunirse
con el que provoca la operacion , y á aumentar, de este
modo su violencia. Lo moral de los enfermos merece
iS
tambien fijnr entonces toda la atencion del Cirujano:
casi todos tienen necesidad de que se les anime y
tranquilice en cuanto á los dolores y riesgos de la
operacion, y aun algunos desean ser engañados en
este punto , mientras que hay otros con quienes con
viene no disimular ninguno de loa tormentos que
deben esperimentar, á fin de que la violencia de estos
en el momento de la accion instrumental no des
mienta lo que el práctico ha prometido. Hay hombres
cuyo espíritu se remonta con facilidad al nivel de las
circunstancias en que se encuentran , y á quienes
es ventajoso por esta razon hacer conocer y casi de
mostrar todos los pormenores .del modo operatorio
que se trata de ejecutar. Por lo demas, estas reglas
no pueden tener una aplicacion general, y solo al
práctico toca determinar , con arreglo al conoci
miento que haya adquirido de lo moral del sugeto,
los medios mas á propósito para disponerle bajo este
respecto á la operacion.
Rasurar la parte enferma , si es que se halla cu- B. Prepara-
bierta de pelo ó de vello ; limpiarla , llenar á veces los lnm*
órganos ó los trayectos fistulosos por medio de inyec
ciones , á fin de que sea mas fácil descubrirlos y cor
tarlos; evacuar, por el contrario, en otros casos las
cavidades inmediatas para que sus paredes deprimi
das se alejen del trayecto que deben recorrer los ins
trumentos; tales son algunas de las preparaciones
mas importantes que conviene poner en práctica an
tes de operar. La operacion de la talla sub-pubiana
y la de la talla lateralizada presentan ejemplos de cir
cunstancias en que son necesarias estas diversas pre
cauciones. . " ,
a6
C* Disponer Para toda operacion debe haber dispuestos dos
.' aparato. aparatos, uno instrumental y otro para la cura: con
viene no confundirlos, y disponer por separado to
dos los objetos de que debe componerse cada uno
de ellos. Es evidente que estos objetos varian segun
la naturaleza de las operaciones, segun los tejidos
que deben cortarse, los órganos que pueden ser
interesados etc. No puede establecerse en este pun
to ninguna regla general , sino que el Cirujano
ha debido prever todas las circunstancias aun acci
dentales que puede presentar la operacion , debe
tambien disponer en sus aparatos todos los . obje
tos, cuyo uso puedan reclamar estas circunstancias.
Asi es como son necesarios los cauterios, los hilos en
terados, las erinas, pinzas de diversas especies , sier
ras, legras etc., en los casos en que se teme cortar
vasos, descubrir caries, y esperimentar dificultades
durante la diseccion ó la estirpacion de tumores etc.
7.- Colocar. Terminadas todas estas disposiciones conviene
^.Abugeto. cojocar aj sugeto para la operacion en una situa
cion tal que siendo cómoda para él, lo sea tambien
para el Cirujano , y que perfectamente descubierta en
toda su estension la parte enferma , se presente , di
gámoslo así , por sí misma á los instrumentos. Deben
disponerse algunos paños para envolver al sugeto, ó
bien colocarlos debajo de la region afectada para que
reciban la sangre ó los otros líquidos. Los antiguos
usaban con frecuencia de lazos para sujetar á los
enfermos ; pero los modernos han proscrito estos apa
ratos mas horrorosos que útiles, y que daban á la
Cirugía un caracter de barbaridad sin hacerla por eso
mas eficaz. La operacion de la talla sub-pubiana es
27
acaso la única en que se sujeta todaiia de este modo
á los enfermos.
En las demas operaciones se apoderan, ya de n. AlosAju-
los miembros, ya del tronco ó de la cabeza algunos ^antes'
ayudantes vigorosos y atentos ; y sin incomodar al
enfermo, sin abrumarle con su peso, y sin sujetarle
de modo que le tengan enteramente inmóvil, limitan
sus movimientos, los detienen ó dirigen de manera
que no perjudiquen i la operacion ; en una palabra,
le contienen sin fatigarle, y sin aumentar los dolo
res demasiado vivos que está ya sufriendo. Entre estos
ayudantes hay algunos que deben ser discípulos ejer
citados , y cuyas funciones contribuyan realmente á
la operacion. El Cirujano coloca ordinariamente de
lante de sí á un discípulo inteligente que debe ayu
darle á atar los vasos, que separa las partes, limpia
la herida de la sangre que la cubre, y facilita de este
modo el curso y la accion de los instrumentos: á estos
ayudantes ejercitados es á quienes confia el cuidado de
comprimir los vasos en la base de los miembros, de
tener y de dirigir las luces de que necesita hacer uso
cuando la natural es insuficiente , de asegurar espe
cialmente la inmobilidad de la parte en que opera, y
en fin de presentarle y de recibir los instrumentos á
medida que los necesita , ó que se ha servido ya de
ellos. Todas estas personas deben colocarse de modo
que puedan desempeñar sus respectivas funciones
con desembarazo, sin confusion ni ruido; y sus ac
ciones deben guardar tal armonía con las del Ciruja
no que todo se haga con oportunidad y en el orden
mas conveniente.
Finalmente, se aproxima al sugeto el mismo ope- c. El mira*
38
Cirujano. rador , y despues de reconocer de nuevo la existencia
y todas las particularidades de la enfermedad, y de
recapitular todo lo que se propone hacer, se coloca
de modo que pueda ejecutar sus movimientos con
entera libertad , y en una situacion tal que no espe-
rimente
sible la operacion
fatiga ni dificultad
sin mudar , ydeque
postura.
concluya si espo-

Lo que debe .Una vez comenzada la operacion nada debe dis


hacerse míen. traer al CirulaDo del objeto que se ha propuesto con
tras se practi. ■ # * 1 1 r
ean las opera- seguir. Los medios de precaver la hemorragia ó de
"l"* Precaver exím'rla de peligro han debido fijar especialmente su
6 detener las atencion. En unas ocasiones , ejercida de antemano la.
arteriales*' y compresion sobre el tronco principal que se distrihu-
Tenosas. ye en la parte, no es posible que se verifique ninguna
sos
hemorragia,
hasta despues
y por de
consiguiente
la operacionno; en
se otras
ligan , los
porva*-
el

contrario, no habiéndose podido suspender el cur


so de la sangre, salta este líquido de todos los vasos
abiertos , que deben ser ligados al paso que se los di
vide , y aun en ciertos casos cortados entre dos liga
duras. En fin en otros casos , como en la amputacion
del brazo por el hombro , los grandes troncos se re
servan para el, fin de la operacion , y se cortan por
delante de los dedos de un ayudante, que los coge
y comprime en el espesor de las partes que se divi
den
derseúltimamente.
ninguna operacion
Es evidente
que que
no permitiese
no deberiaabsoluta
empren-.

mente al Cirujano hacerse dueño del curso de la san


gre antes , despues ó en el acto de su [ejecucion. La,
abertura de las venas es menos peligrosa que la da
las arterias; sin embargo de que en algunas ocasiones
suministran torrentes de sangre negra que amenaza
por momentos la vida del sugeto. En este caso con
viene suspender por un instante la accion de los ins
trumentos, tranquilizar al enfermo y hacerle respirar
profundamente y sin esfuerzo para que no se deten
ga la circulacion pulmonal , con lo que se consigue
que cese la hemorragia por sí misma para no volver á
aparecer.
Los Cirujanos de la edad media miraban como 2.* Dismi-
cosa de grande importancia el precaver ó disminuir j»T{^¡
los dolores que ocasionan las operaciones. Para esto dolores,
riormente
administraban
, y hacian
con ligaduras
prodigalidad
circulares
los narcóticos
muy apretadas
inte- »

en las partes. Pero estos remedios, mas perjudiciales que


titiles , estan desechados de la sana práctica , la cual se
contenta con administrar, si los sugetos son muy sen
sibles é irritables, una bebida antiespasmódica , lige
ramente opiada, algun tiempo antes de la operacion;
pues la Cirugía moderna encuentra los medios mas
•eguros de abreviar los dolores del enfermo, y de
disminuir su violencia en la celeridad y en el modo
metódico de hacer obrar los instrumentos.
Evitados asi en lo posible en las operaciones el 5. * B eme-
dolor y la hemorragia, hay todavia dos accidentes que 1*"r 1,°,m<m"
pueden entorpecerlas, y poner al Cirujano en la ma- vuUivos y los
yor perplejidad ; estos son los movimientos convulsi- desm*Y0'.
vos y los desmayos reiterados del sugeto. En el primer
caso es necesario suspender la accion de los instru
mentos, y esperar para continuar á que se restablezca
la calma. Para precaver este accidente y no fatigar
demasiado al enfermo, se ve á veces el Cirujano
obligado á dividir la operacion en dos tiempos , que
se ejecutan a intervalos mas « menos largos. Las
3o
operaciones de la fístula lagrimal y de la talla son es
pecialmente susceptibles de dividirse de este modo.
En cuanto á los desmayos se verifican mas bien por
la pérdida de sangre ó por el temor que esperimenta
elsugeto, que por ninguna otra causa; pues los dolo
res de la operacion son mas propios para disiparlos
que para producirlos; pero aunque se manifiesten no
por eso debe dejarse de continuar operando , siempre
que se hubiese detenido al principio la hemorragia,
Precepto de casoM,deB.que
Travers
existiese.
llega hasta proponer el hacer caer
M. B. Tra- . ,. 6 , . , r, / . , ,
de
versesterespecto
punto. ¿0
siempre
profundo
a losde
sugetos
síncope
timidos
antes ede
irritables
operarles
en uu
; y esta-
para

esto les saca de una vez muchas libras de sangre: es


te método hace, segun él, que las consecuencias de
la operacion sean mas simples y mas favorables que
en los casos ordinarios. Pero si esta práctica puede
ser útil en algunos sugetos, la sustraccion repentina
de una grande cantidad de sangre, seguida inmedia
tamente de una operacion , no deja de presentar in
convenientes demasiado graves para que se la pueda
autorizar antes que la esperiencia haya confirmado
definitivamente sus buenos efectos.
Lo que de- Terminada la operacion debe el Cirujano buscar
despídelas los vasos divididos que han quedado por ligar: los
operaciones, conocimientos anatómicos le guiarán siempre con se-
el flujo can- guridad en la indagacion de los grandes troncos y de
guineo. las ramas principales ; y descubiertas sus estremida-
des y asidas con las pinzas de ligar , hará que un ayu
dante las ligue con un hilo encerado. Esta ligadura
inmediata de los vasos es el medio mas sencillo y efi
caz de detener las hemorragias. Los hilos encerados
3t
no molestan las heridas ni se oponen á la reunion de
sus bordes: su accion no acrecienta la irritacion de
los tejidos ; y siempre que se les pueda emplear de
ben ser preferidos al tapon, á la cauterizacion, á los
cáusticos y á los demas medios de detener las hemor
ragias. Sin embargo , cuando no puede asirse el va.
so , es frecuentemente muy útil la compresion direc
ta sobre su abertura, y todavia mejor una compresion
distante practicada sobre su trayecto entre el punto
de su division y el corazon. Pero los remedios que en
tonces se emplean molestan siempre las partes , su ac
cion disminuye facilmente de intension, y la hemor
ragia que habian detenido al principio vuelve a apa
recer con bastante frecuencia muy poco tiempo des
pues. La cauterizacion con el hierro candente debe
merecer la preferencia respecto de la compresion,
siempre que el vaso se abra en el fondo de una heri
da estrecha y en medio de partes sensibles é irrita
bles , cuya inflamacion se aumentaría con el tapon.
En cuanto á los cáusticos, tan usados en la antigüedad,
estan definitiva y casi umversalmente desechados.
Desembarazada en seguida la solucion de conti- 2.* Limpiar
nuidad de la sangre que cubria su superficie y sus rida™1 t*
bordes, se aproximan estos cuanto sea posible, y se
procede á una reunion tan exacta cuanto lo permita
la disposicion de los órganos. Los emplastos agluti
nantes son ordinariamente útiles en esta parte de la
cura, los vendoletes ó tiras de cerato estendidas so
bre
de hilas
los labios
con que
de laseherida
la cubre
sostienen
y algunas
las planchuelas
compresas .

sostenidas por un vendaje apropiado completan el


aposito.

3. * Volver En seguida se debe trasladar con suavidad el en-
«ama?et° * * ferino » su cama y situando la parte operada de mane
ra que, libre de toda compresion, no esperimente la
4." Prescri- mas leve molestia. Conviene que el mismo enfermo
Lirle
dios higiein-
los me- adopte , y conserve la posicion mas
. . cómoda y favora-
v
eos y medí- ble al órgano operado: su habitacion debe tener una
cinales mas temperatura media, con disposicion para que el aire
conformes a r ' r r t
»u estado. se
masrenueve
escrupulosa
con frecuencia
limpieza. ,Ely enfermo,
manteniendo
tantoenmas
ellacula .

bierto cuanto mayor sea el frio, debe mantenerse en


un estado constante de calma y de tranquilidad mo
ral y física. Si concluida la operacion se hallase muy
debilitado por el dolor, pueden administrársele con
ventaja algunas gotas de vino añejo. Pero entonces
tantes
conviene
y principalmente
en general abstenerse
sustanciasdealcohólicas,
administrarque
esci-
en

el estado de desaliento que sueede á las grandes ope


raciones acaban frecuentemente de destruir el resto
de las fuerzas por la reaccion momentánea que oca
sionan , haciendo caer á los sugetos en una debilidad
mas profunda que la de que les han sacado por algu
nos instantes. El mejor tónico que entonces pueda
." usarse,
enfermoconsiste
al verseen
libre
la satisfaccion
de su mal, enqueelesperimenta
reposo que se
el

le deja gozar y en el sueño que frecuentemente se.


apodera de él. Una bebida calmante prepara maravi
llosamente estos felices efectos y acaba de apaciguar
en los sugetos irritables el tumulto interior escitado
por la operacion; y solo despues de un intervalo da
algunas horas, y cuando la economía viviente ha re
cobrado el ejercicio regular de sus funciones, es
cuando se puede tratar de dar á los enfermos algu-
33
nas sustancias propias para reanimar sus fuerzas y
reparar las pérdidas que han sufrido. Pero no debe
jamas olvidarse q«e va a desenvolverse muy pronto
en las partes operadas una viva inflamacion , y que
importa evitar todo lo que pudiera aumentar su vio
lencia y preparar los elementos de una escitacion fe
bril, intensa y peligrosa.
Despues de la administracion de estos primeros s.° Tratarle
remedios, y siendo felices los resultados inmediatos ¿«pues como
' * a los sugetos
de la operacion , debe curarse al sugeto como á todos heridos gra-
aquellos que padecen de heridas graves ó de inflama- vememe-
ciones mas ó menos intensas y violentas. Mas adelan
te se tratará de los remedios y cuidados que deben
prodigarse en este estado.
.Se llama cura la aplicacion metódica de los apó- Definicion
litos y de los medicamentos esteraos á las pai tes en- ^e^aoura'
fermas. Si la accion bien dirigida de los instrumen
tos prepara el buen éxito de las operaciones, las cu
ras consecutivas ejecutadas con cuidado le aseguran
y le hacen todavía mas completo y brillante por la ra
pidez y facilidad de las curaciones que proporcionan.
El arte de cuidar una herida, de curar una fractura,
de aplicar convenientemente las diversas piezas de
un aposito, no debe ser despreciado, pues constituye
una de las partes mas importantes de la Cirugía; y
sin embargo es raro encontrar hombres que sobre
salgan en la práctica manual de las operaciones que
exige. *
Antes de proceder á una cura conviene preparar Lo que ¿leba
desde luego todo lo que debe emplearse en ella. Va- ¿escura"1'*
sijas apropiadas para recibir las porciones sucias del
aposito que se va á quitar, agua tibia, simple ó car-
I. 3
34
gada de alguna sustancia medicinal, destinada y»
¿ remojar los objetos de que está cubierta la par
te enferma á fin de levantarlos con mas facilidad, ya
á lavar los bordes de la solucion de continuidad, ya
en fin á empapar los lechinos ó compresas de que
va á hacerse uso ; lumbre en un braserillo si la tem
peratura es muy baja ó si deben calentarse con an
ticipacion algunos objetos como los emplastos aglu
tinantes; sábanas dobladas, en fin una ó muchas lu
ces artificiales si la natural es insuGcieute: tales son
los objetos, por decirlo así, accesorios á la cura, y
que deben disponerse antes de comenzarla. En se
guida vienen los instrumentos y las piezas de aposi
to de que debe hacerse uso. Los primeros son ordi
nariamente tijeras para cortar el lienzo, hilas ú otras
sustancias igualmente suaves, una espátula destinada
á estender los ungüentos ó emplastos, pinzas de ani
llos de que se hace uso para levantar el aposito y,
segun los casos, cánulas, sondas, estiletes y otros
instrumentos del mismo género que se emplean pa
ra introducir mechas, torundas ó bordones. Entre las
piezas del aparato de que mas ordinariamente se ha
ce uso para las curas, se encuentran las hilas dispues
tas en colchoncillos huecos y esponjosos ó en plan
chuelas aplanadas y bastante sólidas para poderlas cu
brir de ungüento, compresas largas, cuadradas y de
otras diversas figuras segun los usos á que deben des
tinarse, vendas y vendages apropiados relativamente
á su forma, y á su estension, al volumen y figura de
las partes que deben cubrir ; en fin en algunos casos
particulares se agregan i estos objetos los bordones,
las mechas, los trociscos medicinales, hilo, agujas,
35
«sponja preparada , y en una palabra todo lo que
juzgue conveniente para satisfacer las indicaciones
que presenta la enfermedad que exige la ejecucion
de la cura. Deben colocarse estos diversos objetos en
.una bandeja ó tabla , y disponerlos en orden tal que
se presenten, si puede decirse así, por sí mismos al
Cirujano á medida que los necesite.
Tomadas todas estas disposiciones, y no habiendo Duraste la
olvidado nada de cuanto puede ser útil , el operador cura.
acompañado de uno, dos ó mas ayudantes descubre
con cuidado la parte afecta y le da la situacion que
debe tener para la cura. Esta situacion varía segun la
naturaleza de la lesion y la region del cuerpo que ésta
.ocupa. Pero en todos los casos los movimientos que
es indispensable dar al sugeto , deben ejecutarse
con delicadeza y precaucion ; y para no escitar fatiga
ni dolor, tomarán los ayudantes á su cargo el levantar
la parte, dirigirla y sostenerla en la situacion que
convenga. Para recibir los líquidos y las materias que
pueden fluir de la herida , se destina una f abana ple
gada en muchos dobles y colocada debajo de la parte,
aunque algunas veces es indispensable servirse de va
sijas para este último objeto. Entonces el Cirujano
separa y quita las primeras piezas del aposito , y su
cesivamente las que tienen unasituacion mas profunda.
Todos estos movimientos deben ser suaves, ligeros y
ejecutados con cuidado para no ocasionar ningun
sacudimiento, ni escitar una sensacion desagradable
ó dolerosa. Si el aposito se hallase endurecido y pe
gado á las partes por haberse penetrado de sangre
coagulada, pus ú otros líquidos, seria necesario hu
medecerle con agua tibia algun tiempo antes de la cura*
Conviene abreviar todo lo posible la operacion;
porque la accion del aire sobre las heridas y su pene
tracion en los focos purulentos es siempre desventa
josa. Se deben evitar las mudanzas repentinas de la
temperatura de la cama del sugeto á la del aposento
por medio de un brasero que se tiene cerca de la
parte, calentando en él ligeramente las piezas del apo
sito antes de aplicarlas. Importa evitar las corrientes
de aire , para lo cual deberá estar todo cerrado en el
aposento del enfermo. Mientras se limpian los bordes
de la herida deberá ésta cubrirse con una compresa;
y aun muchas veces conviene, cuando es muy grande,
no descubrirla sino por partes que se curan sucesiva
mente antes de tocar á las inmediatas. Finalmente,
todo el cuerpo debe estar cubierto á fin de que el su
geto no esperimente ninguna sensacion de frio. To
das estas atenciones contribuyen al buen éxito del
método curativo; y es frecuente ver que el olvido ó
descuido de ellas no solamente retarda la época de la
curacion , sino que ocasiona ya el aumento y la de
generacion de las heridas, ya metastasis y otros acci
dentes las mas veces funestos al enfermo.
Despues de Terminada la cura y quitada la sábana y demas
' cula* paños que sirvieron para ella, deben volverse á colo
car las partes en la situacion que conservan habitual-
mente. Importa tambien asegurarse, antes de dejar al
enfermo, de que nada le incomoda, que el aposito no
está apretado ni flojo, en una palabra, que no exista
al rededor de él ningun cuerpo capaz de ocasionarle
dolor ni de aumentar la irritacion de las partes afec
tas. No debe olvidarse que en un enfermo que per
manece en cama y cuya susceptibilidad está constan-
37
teniente aumentada , las causas irritantes mas ligeras,
prolongando su accion , concluyen por hacerse inso
portables , y bastan para ocasionar los mas graves ac
cidentes. Un pliegue, una compresa algo apretada,
una vuelta de venda que obre con mas fuerza que las
otras, escitan el dolor y determinan frecuentemente
la hinchazon inflamatoria mas intensa.
Las curas deben en general hacerse por la ma- Epocas en
- ñana. Esta es la hora en que los enfermos fatigados 1ae convlen#
« D renovar la
de la inmobilidad de la noche esperimentan mas curas,
necesidad de ejecutar algunos movimientos. Tam
bien entonces las partes heridas calentadas con
el calor de la cama, cubiertas de pus ó solo rodeadas
de apositos secos demasiado flojos, hacen esperimeu-
tar una sensacion dolarosa , y reclaman en cierto mo
do una nueva cura que cambie su situacion , que las
refresque y ponga en contacto con ellas sustancias
mas blandas. La naturaleza parece indicar este mo
mento como el mas conveniente para la renovacion
de los apositos. En efecto, terminada la operacion,
debe renovarse el aire del aposento, con lo que el
enfermo siente cobrar mas vigor y adquirir una exis
tencia nueva. Si se juzga necesario hacer una segun
da cura durante las veinte y cuatro horas, deberá,
practicarse por la noche, á fin de que pueda ser in
mediatamente seguida de un sueño apacible. '
La mayor ó menor frecuencia de las curas es un Su mayor <>,
ebjeto demasiado importante en la curacion de los ™g„c°ar
heridos para que pueda abandonarse á la casualidad depender de
, , i . T . , , , la naturaleza.,
o a la rutina. Los intervalos mas o menos largos que ¿e ias eufer.
deben separarlas , han de fijarse con arreglo á la na- «edades.
turaleza de la enfermedad , á¡ la estension de las he-
38
ridas, á la abundancia de la /supuracion y á otras
circunstancias del mismo género. Las indicaciones que
se trata de satisfacer , y la naturaleza de los apositos
que se emplean, contribuyen tambien en muchos ca
sos á resolver este problema. Así es que siendo las.
curas muy raras en las fracturas, en que solo se tra
ta de contener las partes, son mas frecuentemente
necesarias en las heridas y en las úlceras que supu
ran. Cuando las partes afectas estan in llamadas y su
ministran grandes cantidades de pus, es las mas vece»
necesario hacer dos ó tres curas al dia. Una cura ca
da veinte y cuatro horas basta en general para la
mayor parte de las enfermedades quirúrgicas, y e*
mas veces necesario alargar este término que acortar
le. En muchas soluciones de continuidad que supu
ran poco, las curas renovadas solamente una vez cada
cuarenta y ocho ó setenta y dos horas , proporcionarían
curaciones mas prontas y fáciles que las que se con
siguen por el método ordinario. Hay heridas que
podrían curarse en tres ó cuatro dias abandonadas
á sí mismas bajo el aposito que las cubre, y que du
ran meses enteros solo por atormentarlas todas las
mañanas sin necesidad , y por conformarse a la cos
tumbre.
39

CAPITULO IL

Z)« /a inflamacion y de las operaciones que reclama,

La inflamacion es aquel estado en que los tejidos La inflaina-


. . i ii i . i i ii i- cion ocasiona
.vivientes se liallan hinchados, dolorosos, mas callen- ia mayor par
tes y penetrados de una cantidad mayor de sangre te de ,as en-
, , , _ i <. • fermedade»
que en el estado natural. Lsta es la aleccion que mas llamadas qui-
frecuentemente reclama la atencion del Cirujano, rúrgicas : e»
, . .. , mi come-
como que constituye por si misma una multitud de cuencia de to-
enformedades, á las que se han dado diversos nom- das 'a? lesi°"
' . 1 , nes tisicas de
bres, segun su asiento y la naturaleza de los fenó- fosórgnnos Tí
menos que ocasionan ; tales son la erisipela , el fleg- ^ientes > y de-
1 _ ' rio Jtie siempre lla
mon, la oftalmía, la otitis etc. En el mayor número mar de na mo
da casos, la flogosis es un resultado de las lesiones d° esPecial
' o atencion del
físicas esteriores, que obran constantemente como Cirujano.
causas poderosas de irritacion. Las contusiones, las
heridas y las dislocaciones producen siempre en los
tejidos que ocupan , un aumento de intension en
los movimientos vitales , y el aflujo de sangre. Si los
órganos no se inflamasen á consecuencia de las vio
lencias ejercidas sobre ellos, y si esta inflamacion no
perturbase simpáticamente la accion de las principa
les visceras, la mayor parte de las heridas y las
operaciones mas graves estarían exentas de peligro:
la muerte no podria ser ocasionada mas que por la
lesion profunda é instantánea, ó por la destruccion
mecánica de los órganos centrales de la economía.
4o
viviente. Pero estos accidentes son bastante raros:
las operaciones no llegan jamas á producirlos ; y
puede asegurarse que, tanto en Cirugía como en Me
dicina propiamente dicha, la inflamacion es la que
hace perecer la inmensa mayoría de los sugetos á
quienes se prodigan los socorros de la Terapéutica»
Es pues un deber del Cirujano fijar toda su aten
cion en esta enfermedad , y es necesario que los ór
ganos afectados de ella sean el objeto continuo de
sus esploraciones. Precaver y combatir la flogosis en
las partes heridas, ó en las que han sido el asiento
de operaciones mas ó menos graves, tales son las dos
principales indicaciones que tiene constantemente
que satisfacer; indicaciones que deben dominar toda
su práctica y dirigirle en toda sus acciones.
Caracteres Cuando se inflaman los tejidos vivientes se peno
la
generales
inflamacion
de tran ^e san„re
° se enrojecen
. y se hinchan: la accion
aguda. orgánica de los vasos capilares aumenta en ellos de
intension , y se esperimenta un calor , acre unas ve
ces, y otras halituoso, acompañado de un dolor pul
sativo y de una tension mas ó menos considerable. Al
mismo tiempo que se manifiestan estos fenómenos , el
tejido afecto pierde las propiedades físicas que le dis
tinguían; la sangre, que parece penetrarle en todas di
recciones, le hace mas compacto, más homogéneo y
frágil; los materiales orgánicos de que estaba pene
trado desaparecen por la absorcion , y despues de un
espacio, de tiempo mas ó menos largo no se descu
bre en él mas que una sustancia celulo-vascular, cu
ya
ganonaturaleza
afecto. Así
apenas
es como
varía, lacualquiera
piel, los músculos,
que sea el ór-,
las

membranas mucosas, la sustancia cerebral, los car^


4t
tjlagos y los mismos huesos se desnaturalizan por la
inflamacion cuando esta es intensa y prolongada.
Pero la flogosis no permanece jamas aislada en Accidente*
el órgano que ocupa ; propende constantemente á 1ue ocaskum.
estenderse, á propagarse por la via de las simpatías
á los principales órganos de la economía .viviente,
y á producir desórdenes notables en la accion del
cerebro, del corazon y del aparato digestivo. Si esta
flogosis es moderada, se manifiesta una calentura
poco intensa que sigue las modificaciones sucesivas
que aquella esperi menta : si por el contrario es
intensa, ocasionará en los sugetos nerviosos espas
mos , convulsiones i'i otros fenómenos del mis
mo género : en los llamados biliosos , en quienes
el aparato gastro-hepático goza de un aumento de
actividad, producirá desganas, náuseas, vómitos y
todos los accidentes que caracterizan las vivas irri
taciones de este aparato: en fin, si ocasiona sim
páticamente una gastro-enteritis intensa, se ven so
brevenir los fenómenos propios de aquel estado que
los médicos han llamado por largo tiempo calentura
adinámica y calentura atáxica. En todos los casos el
pronóstico es tanto mas grave cuanto mas importante Pronóstico.
á la vida es el órgano primitivamente afecto, su flo
gosis mas violenta , y mas fuerte su accion simpática
sobre las partes centrales de la economía.
No podria dejarse impunemente á las inflamacio- El método cu
nes, aun las mas ligeras, correr sus periodos sin re- rftivo V}eTeT
° r clama es local,
por
mover lo las
mismo
causas
es que
siempre
propenden
prudenteá exasperarlas,
oponerles cony general
vulsiT0- ó re-

oportunidad los medios curativos apropiados. Las


operaciones quirúrgicas que estan indicadas para las
4*
inflamaciones agudas, pueden dividirse en tres órde-
denes. Las unas pertenecen á la curacion local de
estas afecciones; las otras á los medios generales,
cuyo uso reclaman ; y las últimas á la revulsion que
frecuentemente se les opone.
Operaciones Si la inflamacion es poco intensa , ó está situad»
relativas a profundamente, el plan curativo puede limitarse á cu-
la curacion * . ' r r
local. brir la parte afecta, ó la region que le es corres
pondiente, con una flanela plegada en muchos do
bles, ó con una compresa empapada en un líquido.
1.* Fomentos, emoliente, como el agua de malvas. Importa que este
tópico se renueve con bastante frecuencia para que
no pierda su calor; y para que el lienzo ó la flanela
no mojen la cama del enfermo , se tiene cuidado de
esprimirlos antes de aplicarlos. De esta manera la
parte afecta está en cierto modo sumergida en un
baño de vapor que la ablanda y disminuye la vio
lencia de la irritacion , de que es el asiento. M. Bla-
quiere ha propuesto sustituir á la flanela y al lienzo
pedazos delgados de esponja fina, aplicándolos á las
partes , y cuidando de rociarlos frecuentemente con
agua de malvas. Este tópico tiene la ventaja sobre
los fomentos ordinarios de poder permanecer apli
cado por espacio de mucho tiempo. La esponja es
preferible por otra parte á la flanela , y principal
mente al lienzo, que es compacto y se enfria con la
mayor facilidad. Siendo mas ligera que la cataplas
ma ocasiona menos embarazo , no empuerca la parte
que cubre, fatiga menos por su peso, y satisface las
mismas indicaciones. Es fácil concebir cuanto im
porta mientras se renuevan los fomentos precaver
la accion irritante y repercusiva del frio sobre las
43
partes afectas que se mantienen en un estado conti
nuo de traspiracion , y aun sobre todo el cuerpo del
enfermo que participa mas ó menos de este estado.
Apenas es útil hacer observar que, empleando
líquidos de diferente naturaleza, se pueden hacer
los fomentos tónicos, irritantes, narcóticos ó reper
cusivos, y satisfacer con ellos las indicaciones mas
variadas.
Las embrocaciones que se usan contra los dolo- 2-* Embroca
res producidos por las irritaciones de las partes pro
fundas, con mas frecuencia que en los casos de fleg
masia esterior aguda , se practican por medio de
aceites ó de grasas tibias estendidas sobre las partes
afectas. Algunos Cirujanos varían casi al infinito los
tónicos de este género, y los emplean contra una
multitud de enfermedades, no obstante ser dudosa
su eficacia , al menos en muchas circunstancias , y
que no pueden penetrar hasta la profundidad de los
órganos. Pero sea de esto lo que quiera, para que
las embrocaciones sean útiles, es necesario cubrir
la parte, despues de terminadas, con una flanela ca
liente que mantenga en ella una suave traspiracion.
Las cataplasmas constituyen un tópico mas gene- z.* Cauplit-
ralmente empleado que los precedentes contra las ma*,
inflamaciones agudas. Se las prepara haciendo una
especie de puches con miga de pan ó harina de se
millas emolientes y agua. Para apliear la cataplasma
debe estenderse su masa sobre un lienzo , cuyos bor
des se doblan á fin de impedir que se derrame y
empuerque las partes inmediatas. Importa tambien
que no sea ni muy espesa ni muy liquida , pues en
el primer caso su accion seria casi nula, y en el
44
segundo no se la podría fijaír sobre el órgano que-
debe cubrir. Para mantenerla aplicada es necesaria
, ycolocar
sostenerla
sobrecoh
ella un
unavendage
compresaque
de lamayor
apriete
estension,.
mas en

sus estremidades que en su parte media. Unas veces


se. coloca este tópico inmediatamente sobre la parte
enferma, y otras, por el contrario, se interpone un
lienzo fino entre la cataplasma y el órgano : en el
primer caso obra con mas eficacia ; pero en el otro
no empuerca la piel ni penetra en ninguna cavidad,
lo que es ventajoso cuando la aplicacion se hace en
el rostro, en los ojos, en las orejas etc.
Las curas en que entran las cataplasmas deben,
renovarse con frecuencia , porque el calor de las par
tes inflamadas seca muy pronto, ó hace fermentar
fácilmente la pasta que forma su base. Estos incon
venientes son muy sensibles cuando entra la leche
en la composicion de las cataplasmas, y esta es la
razon por que se sustituye generalmente á este líqui
do el agua de malvas. El remedio que ños ocupa es
susceptible de adquirir , como los fomentos , propie
dades diferentes , y de satisfacer una multitud de in
dicaciones segun la naturaleza de las sustancias que
entran en su composicion : así es que la tierra sella
da y el acetate de plomo le hacen resolutivo , el vino
y los aromas le dan cualidades escitantes y tónicas etc.
Aplicacion Otro de los mejores sedativos que pueden em-
del frío. plearse contra la* inflamaciones es [el frio; pero con
viene mas en el principio que en el periodo de la ma
yor intensidad de estas enfermedades. Es especial
mente útil en aquellos casos en que , despues de la
accion de una violencia esterior, se trata de precaver
45
la congestion local de que está amenazada la parte
herida. Se hace su aplicacion , ya sumergiendo los
órganos afectos en agua muy fria, y aun helada,
ó ya cubriéndolos con una vejiga llena de hielo
machacado, ó con paños empapados en agua de.
poxo. Pero de cualquier modo que esto se practi
que , es necesario tener presente, que para que
el frio sea sedativo y calme ó evite los movimien
tos inflamatorios , debe permanecer largo tiem
po aplicado á las partes vivientes. Si su impre
sion no fuese mas que momentánea, seria inevita
blemente seguida de una exaltacion nueva de accion
que acrecentaría la violencia de los accidentes que
se trata de combatir. Tres, cuatro, diez y aun mas
horas son los términos medios de la duracion que
debe concederse á las aplicaciones refrigerantes. Es
casi inútil añadir que se debe renovar el líquido á
medida que se caliente, y el hielo tan luego como
se derrita.
Algunos prácticos ingleses han propuesto curar ¿ • comp,
las inflamaciones, aun las que son agudas y violen- »ion-
tas, con la compresion, ya de las partes enfermas,
ya de los troncos arteriales que se distribuyen en
ellas. Pero seria necesario para esto que la compre
sion pudiera ejercerse de una manera igual y sos
tenida en toda la estension del miembro afecto. Es
evidente que este remedio no obra sino haciendo me
nos viva y rápida la llegada de la sangre, y opo- >
niéndose á que este líquido vaya á aumentar con su
presencia la irritacion de la parte flogoseada. En
este caso la compresion obra de un modo análogo
á las evacuaciones sanguíneas locales, no porque
6er medianamente gruesa , recien sacada de una agua
clara y corriente, y tener los movimientos prontos y
vigorosos. Para que agarre mas fácilmente convie
ne tenerla fuera del agua una ó dos horas antes de
aplicarla. Esta aplicacion puede hacerse en todas las
partes de la superficie esterior del cuerpo, y en todas
las porciones de las membranas mucosas accesibles á
los instrumentos : debe únicamente cuidarse de lavar
las á fin de quitar las sustancias estrañas y olorosas que
pudieran cubrirlas : en algunos casos es tambien útil
fomentar las partes con leche, sustancia que apete
cen mucho las sanguijuelas. Estas deben ser en se
guida puestas en un vaso ó en medio de un lienzo,
y colocarse sobre la parte enferma. Conviene pro
ceder de este modo cuando se hace la aplicacion en
una superficie ancha ; pero cuando importa hacer pi
car al animal en una parte determinada y poco es
tensa, como la parte interna de los párpados, la
abertura de las narices , las encias etc. , es preciso co
gerlas con un paño hasta cerca de su estremidad mas
delgada, que es la cabeza, y dirigir esta estremidad
al punto en que debe agarrarse. Para esto algunas per
sonas meten la sanguijuela en un tubo formado por
un largo cañon de pluma, hendido longitudinalmente,
tapando una de sus estremidades , y apoyando la otra
á que corresponde la cabeza del animal, sobre el pa-
rage en que debe hacerse la picadura.
Despues de la caida espontánea de las sanguijue
las , conviene en general dejar correr libremente la
sangre por espacio de muchas horas ; esta evacua
cion prolongada es mas favorable todavia que la que
ha hecho el animal inmediatamente. Se cubre en se
49
guida la parte con fomentos emolientes que favorecen
los buenos efectos producidos por la sangría local.
Si no obstante la hemorragia se hiciese considerable,
y amenazase la vida del sugeto , como se ve algunas
veces en los niños, es fácil detenerla, ya aplicando
sobre la parte un pedazo de trapo quemado que se
mantiene por algunos minutos en contacto con las
picaduras, ya cubriendo estas con pedazos de yesca,
ya en fin poniendo sobre ellas pequeñas compresas
de lienzo plegadas en muchos dobles, y aplicando en
cima un cauterio ó la estremidad de una llave bastan
te caliente. Es muy raro que estos medios no deten
gan completamente la evacuacion sanguínea: yo por
mi parte he sido testigo de su constante eficacia.
Se prescribe generalmente no aplicar las sangui
juelas sino en las inmediaciones de las partes , cuyos
tegumentos estan inflamados, por temerse que colo
cándolas sobre los tejidos flogoseados causarían una
irritacion superior al alivio que puede producir la
sangría que ocasionan. Pero las últimas observacio
nes no justifican enteramente este consejo: yo he vis
to que las sanguijuelas puestas en el centro de las
erisipelas y de los flemones lian producido efectos mas
felices y mas rápidos que cuando se las aplica en los
tejidos sanos inmediatos; y entrelos casos en que
se ha empleado esta práctica no hay un solo
ejemplo de que haya ocasionado fenómenos alar
mantes.
Es bastante raro emplear el instrumento cortante B. Incisiones
solo para verificar la desengurgitacion de las partes suPerficiales.
inflamadas : las incisiones superficiales ocasionarían
una irritacion superior á las ventajas que pudiera pro-
r. 4
5o
ducir la evacuacion sanguínea que producen. Sin em
bargo , se hace algunas veces uso de este medio con
buen éxito en las inflamaciones vivas de la conjuntiva,
del tejido de las encías , del glande y de la membrana
interna del prepucio, partes sumamente vasculosas
en que la incision de los vasos mas pequeños es se
guida de un flujo sanguíneo bastante abundante. Pa
ra ejecutar estas incisiones se hace uso de la punta
de una lanceta, con la que se practican divisiones,
superficiales, poco estensas, mas ó menos numero
sas , y dirigidas de tal modo que corten al traves los
vasos
cha lainyectados,
operacion, que
se favorece
surcan lala parte
salidainflamada.
de la sangre
He- ■

por medio de lociones hechas con agua tibia y con


tinuadas por espacio de muchas horas.
Las • incisiones ejecutadas de la misma manera
han sido tambien propuestas para desengurgitar el
escroto infiltrado en el anasarca ; pero en este caso no
son mas que un remedio paliativo poco útil, y aun pa
ra esto deben ser poco numerosas, y estar separadas
unas de otras á fin de que no esciten en la parte una
inflamacion, á que suele seguirse con mucha frecuen
cia la gangrena.
C. Escarifica- Las escarificaciones, mas profundas y estensas que
ciones. las incisiones, convienen casi en las mismas circuns
tancias y obran de la misma manera que estas. Se
practican pasando el corte de un bisturí por encima
Escarificador de los tejidos. M. Larrey ha imaginado para esta li-
4eU. Larrey. ^era operacion un instrumento particular bastante
semejante á la fieme de que los veterinarios hacen,
uso para sangrar á los caballos; pero el filo de este
«scarificador es tan redondeado y corto , que se em
Si
hota con la mayor facilidad. Por otra parte es difícil
hacer que sea muy fino, y en último analisis su ac
cion no se diferencia en nada dela del bisturí ordinario;
■por lo que puede decirse que es uno de los instrumen
tos que sobrecargan inútilmente el arsenal del Ciru
jano , y cuyo uso puede abandonarse sin ningun in
conveniente. Los Cirujanos alemanes hacen mucho Escarificador
uso de un escarificador que consiste en diez , doce ó ^e resor,e.
veinte hojas cortantes metidas en una caja cuadrada
de cobre, que por medio de un resorte son impelidas
rápidamente acia afuera , y hacen sobre las partes
divisiones muy superficiales. Para servirse de este ins
trumento se prepara el resorte , se pone en contacto
con la piel la superficie de la caja que presenta las
aberturas para la salida de los cortes , y despues apo
yando sobre el basculo se termina en un momento
la operacion. Este escarificador presenta la incontes
table ventaja de no producir casi dolor por la suma
prontitud con que obra ; pero á mas de ser muy cos
toso, es dificil conservarle limpio, y su construccion
es tan compheada que se inutiliza con bastante faci
lidad. Estos inconvenientes han impedido que su uso
se generalice entre los prácticos.
Debe proscribirse el uso de las escarificaciones en
los casos de anasarca, pues las heridas que producen
se hacen casi siempre el sitio de una viva inflamacion
que se estiende fácilmente, y cuyo término es las
mas veces la gangrena.
Si estas reflexiones sobre las escarificáciones de- Di Ventosas,
muestran que son de poca utilidad cuando se trata
de practicar sangrías locales, no sucede lo mismo
cuando se reune su accion á la de la ventosa. Esta
5a
obra en efecto por succion , y atrayendo de las he
ridas que se han hecho con el escarificador una can
tidad mas ó menos considerable de sangre, da lugar
á uno de los efectos mas importantes que producen
las sanguijuelas. Sin embargo, no puede negarse que
estos animales tienen sobre las ventosas una superio
ridad incontestable, que deben á la facilidad con que
se hacen por su medio sangrias muy abundantes ; pero
en ciertas circunstancias y en algunas provincias en
que no se encuentran absolutamente las sanguijuelas,
deben reemplazarse con las ventosas escarificadas,
cuya eficacia es incontestable.
Se las distin- La ventosa es un vaso de vidrio redondeado en
gue en secas, su fon¿0 > con una abertura circular mas ó menos
ancha, cuyo borde debe ser liso é igual. Un vaso
cualquiera puede, en caso de necesidad, servir para
el mismo uso. Rasurada la parte en que debe
colocarse el instrumento, y situada conveniente
mente, se pone un poco de estopa en el fondo de
la ventosa, se enciende con la llama de una cerilla, y
en el instante en que la combustion se verifica con
. -mas fuerza , se vuelve el vaso y se aplica sobre los
tegumentos, á los cuales se adhiere al momento. En
esta operacion, el aire.que contiene la ventosa es al
principio dilatado por el calor que resulta de la com
bustion de las estopas ; estas se apagan despues de
la aplicacion, y bajando la temperatura del interior
de la campana , se forma en ella un vacío imperfecto
que sustrae la parte cubierta de la presion atmosférica.
Al momento se ve á esta parte ponerse roja, hin
charse y dirigirse con fuerza ácia el interior del
vaso. Esta accion es á veces tal que se escapa la san
53"
gre de sus vasos, y forma equimoses en el espesor
del dermis, ó sale por los orificios capilares de los
tegumentos. Las estopas pueden ser reemplazadas por
tiras de papel ú otra cualquier materia fácil de que
mar. Algunas personas se sirven de un pedacito de
cerilla
nen un pegada
instanteá laun
ventosa.
naipe,Ensobre
fin, los
cuya
Cirujanos
llama ale
tw-

manes hacen uso de una lamparilla, sobre la que co


locan un momento la ventosa , y en seguida la apli
can rápidamente á la parte. Esta accion basta para
enrarecer el aire contenido en el instrumento; y el
movimiento de aplicacion estan vivo que se termina
antes de que haya podido bajar la temperatura del
interior del vaso. Pasado un espacio de tiempo mas
ó menos largo , se quita la ventosa apoyando la es-
tremidad del dedo ó el mango de un bisturí cerca de
su borde, hasta hacer penetrar el aire en su cavidad. La
rubicundez que ha producido se disipa al segundo ó
tercer dia , y todo vuelve á entrar en el orden natural.
Aplicando de este modo las ventosas se llaman se
cas, las cuales obran evidentemente produciendo
en los parages en que se las aplica una congestion,
sanguínea artificial , que se opone como derivativo de
la congestion morbosa producida por la irritacion
que se combate.
Pero cuando , se trata de unir las escarificaciones y en escarifi-
á las ventosas, y de practicar asi una sangria local, cadas,
es necesario aplicar primero el vaso á la parte en
los
ducirtérminos
en ellaque
el quedan
aflujo sanguíneo
indicados; , en
á fin
seguida
de pro-
se ,

quita la ventosa , y se hace en el parage que cubria


un número mayor ó menor de escarificaciones, des-
54
pues de lo cual se la aplica de nuevo. La sangre sata
• entonces de las soluciones de continuidad con una
fuerza y una abundancia proporcionadas por una
parte á la profundidad, estension y multiplicidad de
las escarificaciones, y por otra al grado de rarefac
cion comunicado al aire contenido en la ventosa. Por
esta observacion se concibe cuanto importa, cuando
se desea producir evacuaciones sanguíneas abun
dantes , bacer las escarificaciones bastante profundas,
para que penetren en el espesor del dermis, y abran
en gran número los vasos que se distribuyen en su
tejido. Cuando la ventosa , estando ya casi llena de
sangre, ha dejado 'de obrar, es necesario separarla;
pudiendo en caso de necesidad renovar la evacua
cion sanguínea , ' lavando la*parte con agua tibia, y
volviendo á aplicar á ella el instrumento despues
de haberle limpiado.
Uso delbdelo. Pero todas estas maniobras son largas , dolorosas
metro" y molestas para el enfermo y para el Cirujano; y
esto hizo imaginar á M0&. Demours y Sarlandiere
el reemplazar la ventosa por un instrumento, á
que el segundo de estos prácticos da el nombre
de bdelometro. Este instrumento, semejante á la
ventosa por la forma del vaso, presenta en su fondo
una abertura que recibe una bolsa de cuero, en la
que entra rozando una varilla de acero. La estiemi-
dad interior de esta sostiene una plancha ó chapa
cuya anchura es variable, y en cuya cara inferior se
fijan un número mayor ó menor de hojas de lanceta.
En uno de los lados de la ventosa hay otra segunda
abertura, á la que se fija una bomba aspirante des
tinada á hacer el vacío en el vaso. En fin, en el ins
truniento de M. Sarlandiere hay una torcera aber
tura situada cerca del borde y guarnecida de una
llave , cuyo uso es dar salida á la sangre á medida
que se acumula en la ventosa.
Para hacer uso del bdelometro se le aplica á
la parte enferma, y mientras que se sostiene con
una mano , con la otra se hace obrar al piston de
la bomba. Se forma el vacío, y al momento se enro
jecen é hinchan los tegumentos ; apretando enton
ces sobre la porcion esterior de la varilla de acero,
se introducen en el espesor del dermis las lancetas
de la plancha interior. Hecha esta operacion, salta
inmediatamente la sangre al vaso , y su salida puede
prolongarse ó acelerarse obrando sobre la bomba á
proporcion que propende á llenarse el vacío.
Es incontestable que el bdelometro es de tina
aplicacion mas fácil y pronta que la ventosa escarifi
cada comun ; pero su complicacion y fragilidad son
inconvenientes superiores á esta ventaja. En efecto,
son tan multiplicadas las piezas de este instrumento,
que á poco que se use penetra el aire en él por todas
partes , y es imposible aplicarle de nuevo. La tercera
abertura de M. Sarlandiere aumenta sin necesidad el
número de estos inconvenientes ; y como en último re
sultado el bdelometro no produce ningun efecto mas
que las ventosas escarificadas comunes, se le puede
colocar entre los instrumentos que testifican el genio
inventor de sus autores, pero que no son de una
grande importancia en la práctica. La costumbre,
unida á la destreza y á la velocidad de la mano , hacen
desaparecer la tardanza y casi todos los dolores que
ocasiona el uso de las ventosas escarificadas.
, 56
M. Sarlandiere ha propuesto sustituir en afgu-
, nos casos a la ancha abertura del bdelo metro un
tubo estrecho, susceptible de ser introducido en la
nariz, la boca, la vagina, etc. Hay un pincel de cerda
de jabalí , contenido en el instrumento que sirve para
picar las membranas mucosas de estas partes, y hacer
salir la sangre. Pero la esperiencia no ha decidido to
davía acerca de la utilidad de un instrumento de este
género.
7.° Desbri- Hay casos en que resistiéndose la inflamacion á
damie.itos. todos los remedios indicados hasta aquí , aumenta in
cesantemente de violencia , á pesar del plan curativo
mas metódico. Examinando entonces con atencion las
paites, se descubre casi constantemente en ellas una
disposicion especial que esplica esta tenacidad y esta
violencia, siempre en aumento, de la irritacion ; ha
blo de la estrangulacion de los tejidos afectos.
Soh.neeesa- Cuando ciertas partes del cuerpo, tales como los
Aflama" iones1" Paquetes celulo-grasientos , contenidos en las celuli-
eon estran- Has fibrosas de la cara profunda del dermis , los teji-
gulacioa. cubjertos de fuertes aponeuroses , ó los órganos
accidentalmente introducidos por las aberturas ines-
tensibles, son el asiento de inflamaciones, propenden
á hincharse y hacen esfuerzos contra las barreras que
los contienen. De aquí resulta una doble accion de la
parte irritada sobre su cubierta , y de esta sobre aque
lla. El dolor, la rubicundez y el calor se aumentan
considerablemente, sobreviene la calentura , y los ac
cidentes no se calman hasta que la gangrena se apo
dera delos tejidos comprimidos ó de los comprimen-
tes. Unos y otros padecen casi de un modo igual:
los primeros por la compresion , y los segundos por
57
la
ni distension.
las aplicaciones
En tal
emolientes,
estado de ni
cusas
las es
sangrías
evidente
locales,
que .

ni la compresion, ni elfrio pueden ser de una utilidad


real. Cuando el órgano afecto es importante á la vi
cion
da, óycuando
estrangulacion
resultan, accidentes
no convienegraves
insistirdedemasiado
su ii rita_

en estos remedios, y sí recurrir desde luego á la opera


cion quirúrgica, que es la única» capaz de restablecer
la calma en la economía viviente. Ella liace cesar al
momento la compresion de los tejidos sobreirritados,
les permite estenderse libremente ácia afuera, y des
truye de este modo la causa que exasperaba su irrita-
t ,. . . . . . * . a Tales como
cion. Los diviesos , el anthrax , el panarizo, la ínlla- divieso, ei
macion delos músculos y del tejido celular del mus- anihrax,_, el
lo, de la pierna y del ante-brazo, la del tejido lami- y muchas ir'ri-
noso sub-epicraniano, y en ciertos casos la del mismo laciones de
cerebro; en fin, la flogosis de las bernias estrangula- tenidos en vai
das : tales son las principales enfermedades , en cuya uas "trosas,
curacion es casi siempre indispensable el des-
bridamiento.
Cuando la parte afecta es simple en su estructura, Procedimien-
j ,. ... to operatorio.
y de una mediana importancia en el organismo, se 1
puede introducir con resolucion el bisturí profunda
mente, y cortar de un solo golpe las cubiertas del
órgano inflamado y el órgano mismo. Asi es como el
Cirujano debe obrar en aquellos diviesos considera
bles que en los sugetos nerviosos escitan dolores in
sufribles, y escitan una calentura violenta, una es
trema agitacion y convulsiones reiteradas. En el car
bunco , una incision crucial ó en forma de estrella, es
tendida desde el centro del tumor á las estremldades
de su circunferencia, y comprendiendo todo su es
58
pesor, es el mejor medio de limitar los estragos de la
irritacion, y de calmar todos los fenómenos simpáti
cos que la acompañan. Los remedios mas convenientes
que deben emplearse despues de la operacion son las
presiones bastante fuertes para nacer salir las porcio
nes celulosas gangrenadas, ó el núcleo, y las curas
suaves que favorezcan la cohesion de las partes y la
caida de las escaras. El mismo método es apli
cable á los panarizos, á las inflamaciones de los teji
dos sub-aponevróticos de los miembros ó de la ca
beza , y á todos los afectos del mismo género. Pero
cuando el órgano estrangulado es muy importante,
y cuya lesion seria peligrosa , es necesario dividir con
cuidado las paredes de la cavidad que le contiene,
y desbridar los tejidos que le comprimen , dejando el
órgano intacto. Tal es el principal objeto de la ope
racion de la hernia estrangulada, de que se tratará
mas adelante.
Curacion Asi como las inflamaciones locales producen sim-
general de las páticamente irritaciones en las principales visceras , y
ínUamacumes. r ...
perturban de este modo todas las funciones orgáni
cas, asi tambien debe el Cirujano, no solo combatir
la flogosis en las partes primitivamente afectas, sino
seguir ademas sus efectos hasta en los órganos mas
distantes, en los que ocasiona una sobreescitacion
mas ó menos intensa. El Cirujano no debe tampoco
olvidar que todo está unido y ligado en el organismo
viviente, y que asicomola plétora y la irritabilidad ner
viosa aumentan la susceptibilidad á las inflamaciones,
las disposiciones contrarias propenden á disminuir
sus síntomas y á facilitar su feliz resolucion. De aqui
resulta que no debe descuidarse jamas el proporcio
59
nar al sugeto todas las circunstancias capaces de con
ciones
tribuir vitales
á disminuir
inflamatorias.
en él laUn
violencia
aire fresco,
de lasel estila
reposo Se compone

absoluto de cuerno y de espíritu, la abstinencia de to. d? »icdios lu-


l J » ' guineos , del
do alimento escitante , sólido ó líquido, y aun , cuando uso interior
la enfermedades grave, la proscripcion de toda sus. ^^"^"s'd*
tancia alimenticia, las bebidas diluyentes , acidulada?) la d¡c:a y d*
las lavativas emolientes y los baños tibios; tales son 'l^ sangría™
los remedios generales mas propios para bacer menos
activas las simpatías, para precaver la irritacion delas
visceras y calmar la violencia de la que ya existe.
Pero estos remedios no siempre son suficientes, y las
mas veces es necesario recurrir a las evacuaciones san
guíneas generales que disminuyen de un modo repen
tino la cantidad, y por consiguiente las cualidades
escitantes de la sangre. La operacioE que entonces se
practica es á la que especialmente se da el nombre de,
sangría.
La sangría puede hacerse por la abertura de las Esta se divide
venas ó por la de las arterias. En el primer caso se le en fleDO'pmia
ua el nombre de flebotomia , y en el segundo el de ar- "mía.
teriotomia.
La lanceta es el instrumento con que se practica La primera
• • i • j i ü .' debe hacerse
casi siempre la sangria de las venas. Esta compuesta coniaianceta,
formar
lanceta
bordes
las
muy
cerca
cuatro
de cinco
dos
puro,
de
líneas
se
ha
la
partes
reunen
punta.
sestas
pulgada
recibido
aplanada
de: la
anchura
partes
Se
enhoja
ydiferentes
dice
yángulo
media
cortante
yanteriores
,lanceta
las
y está
mas
de
cachas.
nombres,
por
longitud
formada
de
ó de
menos
sus
grano
La
sudos
segun
primera
estension.
, de
agudo
yde
bordes
de,
unque
cebada,
tres
acero
tiene
para
sus
La
ená que sedisún
6o
d"egrauo°de Por eÍen'p^°> cuando la punta es ancha, y los bordes
cebada, que la forman hacen un ángulo muy abierto. Si éste
ángulo es mas estrecho , y la punta mas alargada , el
de grano de instrumento se llama degrano de avena. En fin , cuando
esta punta es muy estrecha y afilada , se dice que la
y en pira- lanceta es piramidal. La hoja de la de grano de ce-
bada hace, por la simple puncion, una abertura mu
cho mas ancha ácia aíuera que ácia adentro , lo que
facilita la abertura de las venas, y la libre salida de
la sangre: la de grano de avena exige que el práctico
incline la mano al introducirla, y la levante cuando
la retire, á fin de dar á la herida una disposicion fa
vorable: finalmente, la lanceta piramidal se emplea
rara vez , y solo sirve para hacer aberturas pequeñas,
y para picar las venas situadas muy profundamente.-
La parte de la hoja opuesta á la punta se llama el
talon del instrumento. Dos hojas de concha , de cuerno
ó de metal constituyen las cachas de la lanceta : estas
cubren y protegen la hoja; y fijadas por medio de un
clavo remachado por los dos lados de su talon , es fá
cil abrirla bajo todos los ángulos , en todas las direc
ciones , y limpiarla en todas sus partes.
Aparato para -"-"Os objetos necesarios para la ejecucion de la san
ia saDgria. gria son, ademas dela lanceta, una ligadura propia
para atar la parte, á fin de detener en ella la sangre,
y de hacer hinchar las venas, una vasija destinada á
recibir este líquido , paños con que se cubre al enfer
mo para evitar que se manche la cama ó los vestidos,
una compresa cuadrada, plegada en muchos dobles,
y una venda que sirve para la cura : en fin, agua fria,
una esponja fina, un frasco con ácido acético, y al
gunos otros objetos del mismo género, propios para
6i
disipar el síncope que sobreviene algunas veces á con
secuencia de la sangria. La ligadura de que acaba de
hablarse es ordinariamente una cinta de lana encar
nada, que tiene la ventaja de ser elástica, y de com
primir con menos violencia las partes que las vendas
de lienzo. Pero desde luego se concibe que el Cirujano
necesitaría tener muchas cintas de estas á su dispo
sicion, y hacerlas limpiar con frecuencia para no apli
car la misma á todos los sugetos , cualesquiera que
fuesen las enfermedades que padeciesen. En cuanto
á las vasijas en que se recibe la sangre de la sangría,
no son otra cosa que unas tazas bajas y muy an
chas. Importa mucho que el Cirujano se habitúe á
apreciar la cantidad de la sangre por el volumen del
líquido y por el espacio de tiempo que emplea en sa
lir, porque muchas veces no hay tazas para medirla
con exactitud.
Todas las venas superficiales pueden ser abiertas, En que parte
y servir de este modo para la ejecucion de la san- del cuerpo s»
gria general. Sin embargo, el brazo, el pie y el cuello PracUca*
son las partes del cuerpo en que con mas frecuencia
se practica esta operacion. Los antiguos sangraban
tambien de las venas frontales , de las de los ángulos
de los ojos, del interior del tabique de la nariz, del
frenillo de la lengua etc.; pero en la actualidad se
usan poco estas sangrias especiales. M. Janson ha re
conocido sin embargo que abriendo las venas su
perficiales, cuyas raicillas nacen de los tejidos infla
mados, se hace una sangria que hasta cierto punto
puede reemplazar á la que producen las sanguijue
las, al mismo tiempo que obra mas directamente que
«sta última sobre el conjunto del sistema circulatorio.
62 ,
Los felices resultados que estas sangrias venosas in
mediatas han producido ya e» el Hótel-Dieu de Lyon
deben estimular á los prácticos á recurrir á ellas
siempre que juzguen útil producir una grande eva
cuacion sanguínea en la inmediacion de los órganos
' inflamados; y de este modo las sangrias numerosas
que los antiguos practicaban en la cabeza podrian re
comendarse de nuevo en los casos de oftalmia, de oti
tis , de glositis, y aun en aquellos en que las menin
ges estan vivamente irritadas. Estas evacuaciones san
guíneas mas inmediatas al sitio del mal serian tal vez
mas eficaces que la abertura de las venas del brazo,
y aun de las yugulares. Verdad es que no es fácil
distender con las ligaduras las venas cefalicas ; pero
esta objecion desaparece casi enteramente . cuando
se reflexiona que no se trata de abrirlas sino en los
casos en que los órganos de donde nacen estan in
flamados , y por consiguiente cuando estan distendi
das por la sangre procedente de ellos.
ratorio
Método para
ope- brazo , sangrta
en cuyodelsitiobrazo
bay cuatro
se practica
venasenconsiderables
la flexura del
y

brazo ^ sub-cutáneas , que son, procediendo de dentro afuera,


la cubital, la basilica, la mediana y la cefálica. De
todas estas venas se puede sangrar , y solo conviene
observar : i.° que la basilica está aplicada en una gran
de estension sobre la arteria braquial , de la cual solo
está separada por el tenue espesor ó"e la aponevrose
bicipital : i." que la mediana , sumergida en el tejido
celular por la parte de afuera, se aproxima tambien
ácia adentro y cerca de su union con la precedente
al trayecto de la arteria principal del brazo : 3.° en fin
que los otros dos vasos estan distantes, tanto ácia
dentro como acia afuera , de todos los órganos im
portantes. De estas disposiciones resulta que la san
gría de las dos primeras venas del brazo no está siem
pre exenta de peligro, mientras que las dos últimas
pueden ser constantemente abiertas sin temor de que
resulten accidentes graves.
Si el sugeto está muy enfermo ó se teme que se Situacion del
desmaye, se le debera sangrar echado en la cama; suSet°-
pero
cer sentar
en caso
en de
unaque
silla.
esto
Una
no vez
suceda
descubierto
se le puede
y esten
ha -

dido el brazo procura el Cirujano asegurarse en pri


mer lugar del trayecto de la arteria braquial y de sus
relaciones con las venas inmediatas. En seguida se
coloca el centro de la ligadura sobre la parte inferior Aplicacion de
del brszo á tres dedos de la flexura del codo , y cru- 'a ''6adura.
zando sus cabos detras del miembro , se dirigen acia
la parte esterior donde deben atarse por medio de una
lazada simple. Debe apretarse esta ligadura hasta que
se hinchen las venas del ante-brazo, pero sin que la
arteria radial cese de latir. Se hace en seguida .do
blar el miembro, y mientras que la sangre dilata las
venas se elige y prepara la lanceta que debe ser de
grano de cebada para las venas gruesas y superficiales,
y de grano de avena ó piramidal para las que son pe
queñas ó estan profundamente situadas.
La sangría que nos ocupa debe practicarse en el
brazo izquierdo con la mano izquierda y recíproca
mente. Abierta la lanceta de manera que su hoja for
me un ángulo recto con las cachas, se la coloca en la
boca con el talon vuelto ácia la maño que debe ope
rar. Puesta delante del Cirujano la persona que tiene
la vasija y la que debe alumbrarle, si la luz natural es
64
Modo de insuficiente, estiende aquel el brazo del sugeto y le
zoJ<del enfer- mantiene inmóvil, sujetando por un lado la parte
•no, posterior del codo y comprimiendo por otro entre el
brazo y el costado la mano del enfermo estendida.
La palma de la mano que abraza el codo por la parte
esterna y por la interna las estremidades de los de
dos, sirven para estender de uno y otro lado los tegu
mentos que cubren la vena que se va á abrir. Con
la cara dorsal de los dedos de la otra mano hace el
Cirujano sobre la cara palmar del ante-brazo algunas
fricciones ascendentes destinadas á impeler nuevas
. cantidades de sangre al parage de la picadura. Al mo
mento que se concluye la última de estas fricciones,
el dedo pulgar de la mano que sostiene el codo se
aplica al través sobre ios vasos y mantiene su disten
sion , al mismo tiempo que estiende la piel de arriba
á abajo. Entonces se toma la lanceta de modo que la
hoja esté cogida por en medio de su longitud entre el
dedo pulgar y el índice , y que las cachas salgan por
de practicar arriba. Ultimamente, despues de haber esplorado de
la puncion de nuevo las venas y de haberse asegurado de su estado
la vena. ^ dlstens;on y ¿e sI1 movilidad mas ó menos gran
de, apoya el Cirujano los tres últimos dedos de la
mano que opera sobre la parte interna de la flexura
del codo é introduce la lanceta en el vaso.
Precauciones
_ . Esta puncion
r debe hacerse en dos tiempos que se.
que deben to.> confunden por la rapidez de su ejecucion : en el pri
marse para a- mero se introduce el instrumento oblicuamente de
bnr »orno cor
responde el arriba abajo en la vena , hasta que la sensacion de
Yaso' una resistencia vencida da á conocer que ha pene
trado , en el otro se levanta la muñeca al mismo tiempo
que se retira la lanceta. Estos dos movimientos tienen
65
por objeto dar ¿ la abertura de los tegumentos una
estension mayor que á la del vaso, y por consiguien
te hacer mas facil la salida de la sangre.
Cuando se abre una vena situada superficialmen- Dificultades
te y negada á una arteria ó á un nervio , conviene in- Jj!"" 2!?"
troducir la lanceta muy oblicuamente á fin de no te- parte de la o-
ner que internarla mucho para hacer una incision Perac'on*
bastante estensa. Por el contrario, si el vaso es pro
fundo y poco aparente, una vez asegurado de su si
tuacion por medio del tacto, es necesario dirigir casi
perpendicularmente sobre él la punta de la lanceta.
Cuando se opera en personas obesas , debe el tacto
reemplazar á la vista ; y las venas pueden casi siem
pre sentirse como unas especies de cordones elásti
cos y renitentes situados roas ó menos profundamen
te. Supuesto que en este caso está el Cirujano es
puesto á equivocarse, es necesario recurrir á los co
nocimientos anatómicos, los cuales le harán constan
temente distinguir estos cordones de las salidas que
forman los tendones, los nervios ó cualquier otro ór
gano análogo. Cuando las venas son muy movibles
conviene fijarlas con el dedo pulgar, colocándole muy
cerca del parage en que se va á hacer la abertura, y
dirigir la lanceta casi trasversalmente. Si hay algu
nas cicatrices que disminuyan el diámetro del vaso,
debe ejecutarse la operacion por debajo de estos
obstáculos. En fin, si la ligadura, aunque colocada
como corresponde, no basta para hacer manifiestos
los vasos de la flexura ó sangria del brazo, de suer
te que sea imposible descubrirlos con la vista ni con
el tacto, lo que no deja de ser bastante raro, con
viene ó meter el miembro en agua caliente, á fin de
I, 5
66
aumentar en él el aflujo sanguíneo, ó abrir una de
las venas superficiales y mas aparentes del antebrazo,
de la muñeca, de la mano ó de los dedos. Las venas
gruesas pueden abrirse longitudinalmente ; las media
nas deben cortarse en direccion oblicua, y en las pe
queñas es las mas veces preciso hacer la incision tras
versal para no errarlas.
Dejar correr De cualquier modo que sea, una vez abierta la
a sangre. vena, la sangre salta con mas ó menos fuerza a la
vasija preparada para recibirla. El Cirujano debe sos
tener con las dos manos el brazo despues de haber
cerrado y dejado la lanceta. Una mano debe corres
ponder al codo y continuar estendiendo la piel y di
rigiendo la abertura enfrente de la de la vena ; y la
otra se coloca debajo de la estremidad del antebrazo
para sostenerle. Se hace que el mismo enfermo dé
vueltas con los dedos al lancetero u otro cualquier
cuerpo sólido , á fin de hacer obrar los músculos y
de dirigir mas sangre á las venas superficiales.
Aplicar el Luego que ha salido la cantidad conveniente de
endage. sangre desata el Cirujano la lazada de la ligadura con
la mano correspondiente al antebrazo del «nfermo,
al mismo tiempo que coloca el dedo pulgar de la otra
mano sobre la abertura de la vena: se lava el miem
bro con un lienzo mojado y se le enjuga en seguida.
Deslizando despues el dedo pulgar ácia abajo de ma
nera que estienda la piel en el sentido de la longitud
de la incision , y sin dejar de comprimir al mismo
tiempo el vaso por debajo de ella, coloca el Cirujano
la compresa ó cabezal cuadrado sobre la herida y le
sostiene con el dedo índice, el de corazon y el anu
lar de la mano que ha hecho la abertura de la vena,
«7
y cuyo dedo pulgar corresponde á la cara posterior
del miembro. Entonces se pone sobre la flexura del
brazo una venda comun, no arrollada y de dos
varas y media de larga. Uno de los cabos se sostiene
con el dedo pulgar de la mano que abraza esta par
te , mientras que con el resto de su estension se dan
alternativamente sobre el antebrazo y el brazo vuel
tas que se entrecruzan en forma de 8 sobre la com
presa, atando por último los dos cabos ó asegurán
dolos por medio de un alfiler en la parte esterna del
miembro.
Tal es la operacion de la sangría; operacion mi
nuciosa en sus pormenores, difícil á veces en su eje
cucion, y que los prácticos jóvenes nunca repetirán
demasiado si lian de hacerse familiares todas las par
ticularidades y movimientos que exige.
Hay diversas circunstancias que despues de hecha Obstáculos
la puncion con la lanceta, pueden impedir la salida $Yde la tan-
de la sangre. Puede desde luego suceder que se haya g".
errado la vena, la cual muy movible ó demasiado pe
queña haya huido delante de la punta del instrumen
to, ó que este, en razon de su profundidad , no haya
podido llegar á interesarla. En este caso nada sale
por la cisura, y la vista ó el tacto hacen reconocer la
situacion del vaso delante, <letras ó debajo de ella.
En su consecuencia se debe introducir de nuevo la
lanceta
cunstancias,
en la abrir
incision
la vena
, y mejor
sin titubear.
cerciorado
Otrasdeveces
las cir-
la

abertura hecha en esta última es demasiado pequeña,


y la sangre no puede salir mas que gota á gota : esta
circunstancia se reconoce por las mismas observacio
nes, y dando un poco d« roas estension á la picadura,
68
se restablece tambien la regularidad de la operacion.
Sucede con bastante frecuencia que en los movimien
tos que son consiguientes á la puncion de la vena, la
abertura de este órgano deja de ser paralela á la de
la piel: en este caso debe el Cirujano poner dichas
aberturas una delante de otra y mantenerlas así hasta
concluir la operacion. Otras veces, y cuando los suge-
tos son obesos, suelen deslizarse algunas porciones
de gordura por entre los labios de la herida y los te
gumentos, obstruyendo del tal modo la abertura que
■ impiden la salida del líquido : este accidente se reme
dia separando dichos obstáculos con la cabeza de un
alfiler, ó estrayéndolos con las pinzas. Finalmente se
observa muchas veces que despues de haber sa
lido al principio con libertad y con fuerza el chor
ro de sangre , se para de pronto sin causa mani
fiesta , y se interrumpe repentinamente la sangria.
Este fenómeno depende casi siempre de que estando
demasiado apretada la ligadura no afluye al miembro
la sangre arterial , y las venas dejan de suministrarla
tan luego como ha acabado de salir la que las disten
día. Si se esplora en este caso la arteria radial se ob -
serva que ha dejado de latir ; pero aflojando la liga
dura se restablece la circulacion arterial y vuelve á
aparecer la sangre. La poca fuerza del chorro de san
gre depende tambien á veces de que la abertura de
la vena es demasiado ancha respecto de su diámetro;
y para destruir al menos en parte este inconveniente,
es preciso comprimir con los dedos las otras venas de
la flexura del brazo para hacer que pase mayor can
tidad de sangre á la que está abierta.
Accldtntes La sangria, aunque sencilla en la apariencia, y
69
practicada en órganos poco importantes, puede sin °¿ue pueden
, " i , .j sobrevenir á
embargo ser acorupauada de accidentes muy graves. consecuent.¡a
La mayor parte de las venas sub-cutáneas , por ejem- de la oper¡v.
pío, van acompañadas en su trayecto de filetes ner
viosos que se entrecruzan al rededor de ellas, y que
pueden facilmente ser interesados con la lanceta.
Esta lesion va acompañada de un dolor agudo que ^. Lesion
i/ii íii i ii de los filete»
se estiende a lo largo del brazo, y que puede llegar nerviosos.
hasta producir espasmos y convulsiones. Para disipar
estos síntomas bastan ordinariamente las aplicaciones
emolientes sobre la parte y algunos narcóticos admi
nistrados
medios es alnecesario
interior. recurrir
Pero cuando
á la instilacion
no ceden del
á estos
láuda
re*

no líquido en la herida , y aun cortar trasversalmente


el fílete nervioso dislacerado. Los antiguos atribuían
estos accidentes á la lesion de los tendones, de las
aponevroses ó del periostio; pero hace mucho tiem
po que la anatomía patológica ha destruido este error.
Guando sobreviene el síncope durante la sangría B. Síncope,
es necesario suspender esta y aplicar el vendage. En,
las personas débiles y tímidas se precave este acci
dente, confortándolas y ocultándoles cuanto sea po
sible la vista y el olor de la sangre : en fin , no ha
ciendo mas que una abertura muy pequeña en la ve
na, por la cual solo salga un chorro muy delgado de
este líquido. En efecto, se ha observado que cuanto
mas ancha es la abertura del vaso, mayor es tam
bien y mas rápida la pérdida de sangre y mas pronto
seguida de desmayos profundos; pero puede sacarse
partido de esta observacion cuando conviene debili
tar prontamente por medio de la sangría á los
sugetos.
'e. Equimosis La falta de paralelismo entre la abertura de la
y trombo. vena y la de los tegumentos , ó la poca estension de
esta última ocasionan algunas veces la estravasacion
de la sangre en el tejido celular inmediato y la for
macion de un tumor que se designa con el nombre
de equimosis cuando es aplanado y poco prominente,
y con el de trombo cuando es mas voluminoso y cir
cunscrito. Este accidente que se precave evitando
las circunstancias que le producen, es muy comun en
aquellos sugetos cuyo tejido celular es laxo y lami
nado:
sa empapada
de todos
enmodos,
agua fria
la aplicacion
ó en agua salada
de unabasta
compre,
pa

ra escitar la pronta absorcion de la sangre, principal


mente si se ejerce una mediana compresion sobre el
tumor.
D. Abertura La abertura de la arteria es uno de los acciden-
' tes mas graves de la sangria del brazo. Esta lesion se
reconoce en la ola de sangre roja que sale de repen
te de la herida, y cuya salida corresponde á las pul
saciones arteriales. Pero comprimiendo por encima
de la abertura se detiene este chorro y solo aparece
la sangre venosa, y por el contrario la presion ejer
cida por debajo de la incision da nuevas fuerzas á la
salida del líquido arterial. La mayor parte de los au
tores aconsejan en este caso el uso de muchos medios,
que no tienen otro objeto, ni en último resultado
otro efecto que el de disimular la desgracia que aca
ba de suceder, y de poner á cubierto la reputacion
del operador. Pero semejantes subterfugios son in
dignos del verdadero Cirujano, pues qtie su uso no
contribuye mas que á agravar el mal y á hacer fre
cuentemente necesaria la ablacion de un miembro
7*
que hubiera podido conservarse á beneficio de una
conducta mas franca y mas metódica. Es pues nece
sario en estas ocasiones aplicar desde luego sobre la
herida un vendage compresivo , é instruir al enfermo
del accidente que acaba de suceder, . á fin de que se
deje practicar inmediatamente la ligadura de la ar
teria, operacion que entonces es poco grave, y que
mas tarde tal vez no sería ya tiempo de ejecutarla.
Finalmente, la sangria es á veces seguida, de la lnfls™8*
D ~ cion, ya de laf
flogosis
tejido celular
intensadelde miembro
la vena que
; y sería
se hainjusto
abiertoatribuir
ó del venas
^ ° e*, ya
miem'
de

al Cirujano el desarrollo de estos accidentes, supuesto


que la misma picadura de la vena puede ocasionarlos
sin que ningun procedimiento operatorio sea capaz
de precaverlos. Sin embargo importa hacer siempre
mso de lancetas perfectamente limpias y bien afiladas;
porque se ha observado que los instrumentos toma
dos, y sobre todo los que estan impregnados de ma
terias virulentas pueden ocasionar estos accidentes,
ya por la dislaceracion que producen , ya por la in
oculacion que es consiguiente á su accion sobre los
órganos. Sea de esto lo que quiera , la flogosis de
las venas está caracterizada por fenómenos especia
les, y reclama el uso de medios terapéuticos de que
se tratará mas adelante. En cuanto á la de las otras
partes del miembro debe combatirse con los remedios,
antiflogísticos, locales y generales indicados contra
todas las enfermedades del mismo género.
La sangria del pie, mucho menos espucsta á ac- Método para
cidentes, aunque menos usada que la del brazo , pue- la sangría del:
de practicarse en cualquiera de las venas safenas que 1)161
pasan por delante de los maleolos, ó en las numero»
7a
Sas ramificaciones venosas que cubren el tarso y e!
metatarso. La ligadura puede aqui colocarse, ó in
mediatamente encima de los maleolos, ó debajo de la
rodilla. En uno y otro caso conviene sumergir en
seguida el miembro en un librillo de agua caliente,
á fin de hacer mas aparentes las venas. Hecho esto, el
Cirujano , sentado enfrente del enfermoy hace sacar
el pie del agua, aplica el talon sobre su rodilla, cui
dando de poner un paño debajo, y despues tomando
la lanceta con la mano que corresponde al vaso que
se propone abrir, ejecuta la operacion segun las re
glas indicadas para la sangría del brazo. Se vuelve á
meter en seguida el miembro en el agua hasta que
haya salido la cantidad de sangre necesaria: entonces
se coge el pie colocando el dedo pulgar sobre la he
rida , se retira del agua, y colocado de nuevo sobre
la rodilla se le enjuga y se pone la compresa sobre la
incision. El vendage ques en este caso se aplica tiene
el nombre de vendage estribo.
Aplicacion Para hacer este vendage se toma una venda de dos
3el vendage. varas ¿e larora arrollada en un "lobo. El cabo de esta
venda se coloca
o debajo del talon
o , y se deja colgando

por el lado opuesto de la sangría; se conduce des


pues el globo sobre la compresa al rededor de la
parte inferior de la pierna por encima de los maleo
los ; de aqui vuelve sobre la compresa á cruzar la pri
mera vuelta y á ganar la base del pie: se dan dos ó
tres vueltas semejantes, y se termina pasando obli
cuamente la venda por detras del talon, al cual abra
za por el lado de la compresa, y levantando por últi
mo el cabo que se dejó colgando , se le ata con el
otro al lado opuesto del pie. Vuelto el sugeto á la
73
Cama debe tener por dos ó tres dias en reposo abso
luto Las
el miembro
dos venas
operado.
safenas , y en especial la interna, Accidentes
. que pueden
estan acompañadas de troncos nerviosos bastante «Prevenir.
considerables , cuya picadura puede ocasionar los
mas
dios graves
propiosaccidentes.
para combatir
Ya helos
dado
síntomas
á conocer
que los
se mani
reme-

fiestan á consecuencia de las lesiones de este género,


y á ellos debe recurrirse sin dilacion en casos seme
jantes. Por delante de las venas safenas pasa una capa
aponevrótica bastante delgada, pero muy manifiesta
y medianamente apretada, que necesariamente debe
ser cortada por la lanceta que abre estos vasos ; y
cuando se inflama á consecuencia de la operacion el
tejido celular subyacente, la tirantez de esta apone-
vrosis, que le cubre, se opone á su tumefaccion, y
complica la flogosis con la estrangulacion. De aqui los
fenómenos alarmantes que entonces se manifiestan, y
los desórdenes' considerables que produce la enfer
medad , y que llegan á veces á ocasionar la gangrena
del periostio y la denudacion consiguiente de la ti
bia. La pronta dilatacion de la abertura, producien
do un desbridamiento saludable, es el medio mas efi
caz de contener los estragos déla flogosis, y debe
recurrirse á él siempre que la enfermedad no ceda en
poco tiempo ala quietud, alas aplicaciones emolientes,
y á las sangrias locales de que conviene hacer uso al
principio.
go deLaslasvenas
partes
yugulares
laterales esternas,
del cuello,
estendidas
y cubiertas
á losola-
lar- laMétodo
s,ang"apar»
«™
• ii cuello,
mente
carnosopor
y membraniforme
una piel fina ydedelgada,
los músculos
y porcutáneos,
el plano
74
se descubren y pueden picarse con facilidad. Sentad»
el sugeto en una silla ó en la cama, vuelta ligera
mente la cabeza , é inclinada acia el lado opuesto , y
cubiertos los hombros y el cuerpo con una tohalla
ó sábana, se hace una ligadura floja en la base del
cuello , atando los cabos despues de la segunda vuel
ta. En este sitio no puede hacerse la compresion cir
cular como en el brazo ó la pierna, y por lo mismo
es necesario suplirla por una compresion local y di
recta ejercida sobre el vaso que se debe abrir. Para esto
se coloca
tada y durasobre
que este
se sostiene
órgano por
una lacompresa
ligadura muy
de que
abul-
he -

hablado. Esta debe ser tomada con los dedos de un


ayudante que la tire ácia adelante del lado opuesto,
de manera que la haga dirigir con fuerza sobre la
compresa que cubre la vena, y sobre toda la parte
correspondiente del cuello; pero sin que la traque-
arteria esperimente ninguna incomodidad. Luego que
la sangre ha distendido al vaso, se abre este con la
lanceta, que debe dirigirse de abajo á arriba y de atras
á adelante, á fin de economizar la lesion de las fibras
del músculo cutáneo. Es raro que la sangre salte á
larga distancia ; casi siempre , al contrario , cae por la
piel abajo, y como suele decirse rastreando, y esto
á pesar de que se acelere su salida , haciendo mascar al
sugeto un pedazo de papel , de corcho ó de otra ma
teria semejante. Para recoger el líquido es las mas
veces necesario emplear una cánula de plata ó un
naipe doblado á lo largo , que se coloca debajo de la
incision , por cuyo medio llega la sangre á la vasija
que debe recibirla. Concluida la sangría se hace cesar
la compresion ; se lavan las partes , y quitada la ligaT
75
dura, se la reemplaza con una pequeña compresa y una
venda circular , que para que no se descomponga se
da una vuelta con ella por debajo de la axila del
lado correspondiente á la operacion. Esta sangria or
dinariamente es pesada en su ejecucion, pero casi
siempre exenta de inconvenientes (i).
Los pormenores en que acabo de entrar bastan Método para
para hacer comprender cómo deben practicarse las j*"™^™
sangrías de las otras venas del cuerpo. En efecto, vena»,
basta siempre hacer manifiestas las venas por medio
de una compresion ejercida sobre ellas entre el cora
zon y el punto en que se las quiere abrir , y conclui
da la salida de la sangre, colocar sobre la abertura
una compresa sostenida por una venda medianamen
te apretada.
Cuando se quiere reiterar por intervalos coitos Lo que con-
i • . i i . viene hacer
Ja evacuacion sanguinea, basta estender una sustancia cuan<j0 d,ue
grasa
si
vena
de
dura
asi
losbastarian
se
no
sobre
bordes
ve
sucediese,
casi
lade
para
compresa
siempre
la herida.
separar
unas saltar
ligeras
para
Al
losvolver
bordes
de
retardar
percusiones
nuevo
á de
poner
la
la sangre,
abertura,
adhesion
sobre
la liga-
lay reiterarte
sanSm" la

(i) Al llegar á este punto nos ha parecido conveniente hacer


mencion de un instrumento inventado por el célehre Cirujano
español D. Antonio Gimbernat para la sangria de la vena yugu
lar; el cual consiste en una especie de aro de hierro , construi
do de tal modo que dejando libre la laringe para no dificultar
la respiracion, permite comprimir gradualmente el vaso por
medio de una especie de almohadilla ó pelota que tiene en el si
tio correspondiente á las partes laterales del cuello. Este instru
mento tiene el doble uso de interceptar el curso de la sangre, y
de favorecer despues la cicatrizacion de la cisura, colocando
Bobre ella la almohadilla. Nota de los Traductores.
76
cuya adhesion no se forma sólidamente hasta pasadas
vejnte y cuatro ó treinta y seis horas despues de la
operacion.
2.° Dclaar- La arteria temporal es acaso la única que se pue-
tenotomia. de ahr¡r Sln riesgQ en razon de su situacion sobre los
huesos del cráneo, contra los cuales se la puede com
primir facilmente; pero este vaso es poco volumino
so, y las mas veces no se consigue sacar de una vez
sino cantidades muy cortas de sangre, y esto hace
que sean todavía poco conocidos los resultados fisio
lógicos y positivos de la arteriotomia comparados í
los de la sangria de las venas. Todo lo que dicen los
autores acerca de los efectos mas prontos y ventajo
sos de la primera, está mas bien fundado en congetu-
ras que en la observacion ; de lo que es fácil conven
cerse á la cabecera de los enfermos. Son pues indis
pensables todavía nuevos ensayos para ilustrar este
punto de práctica. Pero sea de esto lo que quiera, los
objetos necesarios para la sangria de la arteria tempo
ral son un bisturí ó una lanceta fuerte , una compresa
cuadrada algo abultada, y una venda de dos varas y me
dia de largo arrollada en un globo. Sentado el sugeto,
ó echado con la cabeza levantada, se dirige el dedo á la
region temporal , y se reconoce la situacion y la direc
cion de la arteria. Si las pulsaciones no son percep
tibles á la vista , se hace con la uña una señal en la
piel que cubre la arteria: en seguida se practica en
los tegumentos una incision de algunas líneas en una
direccion perpendicular á la del vaso, en cuyo fon
do debe ser abierto este. Si no se verificase la sec
cion al primer golpe , se conseguirá hacerlo fácil
mente introduciendo de nuevo el instrumento en la
77
herida. Importa que la arteria no se corte entera
mente, porque en este caso sus dos estremidades se
retraerian , se internarian en los labios de la heri
da, y seria mas dificil el que suministrase sangre.
Es tambien útil algunas veces en este caso servirse
de la cánula, á fin de conducir el líquido á la vasi
ja que debe recibirle , porque el chorro que sale del
Taso, chocando contra el labio opuesto de la herida,
se encuentra interrumpido, y la sangre no corre por
los tegumentos.
Despues de la operacion debe colocarse una com
presa cuadrada sobre la incision, y reunir sus bordes.
Los antiguos la sostenian por medio de un ven-
dage llamado nudo de enfardelador , el cual, hecho
con una venda de cuatro varas y media de largo, y
arrollada en dos globos, consiste en circulares hori
zontales y verticales que se hacen alternativamente
alrededor de la cabeza, cambiando de mano los glo
bos despues de cada uno de ellos , de manera que
formen un entrecruzamiento y una especie de nudo
sobre la compresa. Pero este vendage es difícil de so
portar, tanto por la presion incómoda que ejerce
sobre toda la cabeza , como por la accion directa y á
veces muy violenta de los nudos que le componen
sobre la region temporal. Yo he visto siempre dete
nerse fácilmente y con seguridad la hemorragia con
la aplicacion de algunos circulares medianamente
apretados al rededor del craneo, añadiendo una vuel
ta de venda por debajo de la barba para evitar la
descomposicion del vendage.
La fisiologia patológica y la observacion clínica Operacion
han demostrado que oponiendo á las inflamaciones rílati^a a U
7*
curacion re ciertas irritaciones artificiales , se disminuye frecuen*
vulsiva de las temente su violencia , y se hace mas rápida v com-
inflamaciones. ." r
Esta cura- pleta su curacion. Para producir estos efectos se em-
cion es mter- plean frecuentemente los irritantes de la membra
na ó esterna. 1
na mucosa gastro-intestinal y los de la piel. El uso
de los primeros, que es puramente médico , exige que
los órganos digestivos se hallen en estado de salud,-
de manera que su estimulacion no desenvuelva en
ellos una flogosis interna y susceptible de aumentar
simpáticamente la que se desea combatir. Eri cuanto
á los revulsivos esteriores ó cutáneos, pertenecen
enteramente al dominio de la Cirugía, y consisten en
Beglas gene- operaciones mas ó menos delicadas. En todos los
rales que de- casos para que la revulsion sea ventajosa , debe prac-
ben observar- 1 ... . .
»e
racion.
en esta cu- ticarse,
clinacionya, óalcuando
principio
pasa
de alla estado
inflamacion,
crónico.
ya En
en su
el pri
de-

mer caso , si el sugeto es vigoroso , se añaden á la re


vulsion las sangrías generales y locales , y la aplica
cion de fomentos emolientes ó del frio; y á fin de
desviar con mas seguridad la fluxion que se practica,
se coloca el revulsivo mas fuerte en la region del
cuerpo mas distante de la enfermedad. En el segun
do , al contrario , siendo la flogosis antigua , y es
tando ya arraigada en los órganos, es necesario operar
lo mas cerca que sea posible del sitio que ocupa. Asi
es que en las neumonías y las pleuresias crónicas , del
mismo modo que eh los arthrocaces , se colocan los
revulsivos en la piel que cubre el pecho ó las ar
ticulaciones enfermas. En las congestiones incipientes
basta oponer una irritacion pasagera y superficial,
pero viva y estensa , reproduciéndola cuando se juz
gue conveniente ; las inflamaciones crónicas , al coa
79
trario , deben combatirse por otras inflamaciones igual
mente profundas , duraderas y acompañadas de su
puracion abundante. En fin, no deben intentarse
jamas las revulsiones durante la violencia de las infla
maciones agudas , porque las aumentarla en lugar de
hacerlas cesar ; y antes de recurrir á ellas es siempre
necesario disminuir , á beneficio de las evacuaciones
sanguíneas, la violencia de la irritacion que se desea
combatir por su medio.
Entre los revulsivos esternos , uno de los mas sa- j. Friccione!,
ludables son las fricciones practicadas en toda la su
perficie del cuerpo, ó solo en una de sus regiones,
sea con la mano desnuda , sea con franelas ó cepillos
suaves. Para ello es necesario frotar de un modo igual,
sobre una grande estension de la superficie cutánea,
y con bastante fuerza para producir la rubicundez de
los tegumentos, pero sin llegar á levantar el epider
mis, y á ocasionar la vejigacion. Las fricciones son
simples ó secas cuando se hacen con los instrumentos
indicados; y por el contrario, son húmedas cuando
se trata de hacer penetrar por su medio sustancias
medicinales. Se aumenta frecuentemente su efec
to, impregnando de vapores aromáticos las franelas ó
cepillos que sirven para ejecutarlas.
La acupuntura, de que los orientales, y en parti- b. Acupunu-
cular los chinos , hacen un uso tan frecuente, puede
considerarse como un medio de revulsion. Esta ope
racion puede hacerse en todas las partes del cuerpo,
y se ejecuta con uña aguja muy fina , embutida en
.un mango que se hace girar rápidamente entre los
<Iedos, haciéndola penetrar lentamente, ó por medio
de algunas ligeras percusiones. El instrumento es
8o
susceptible de penetrar hasta una grande profundi
dad, separando las mallas de los tejidos, y sin oca
sionar lesiones graves ; debiendo únicamente cui
dar de alejarle de las articulaciones , del curso de
los vasos y de los nervios considerables , como tam
bien de todos los órganos importantes. El resultado
de la acupuntura es una ligera irritacion, sobre cuya
eficacia no ha decidido, por otra parte, la esperien-
cia de un modo favorable.
C. Sinapis- Los sinapismos, mas activos que las fricciones,
moi' consisten en cataplasmas de harina de simiente de
mostaza, de cloruro de sosa y de vinagre, que se
preparan y aplican del mismo modo que los otros
tópicos de este género. Se puede moderar cuanto se
quiera la fuerza irritante del sinapismo, incorporán
dole una menor ó mayor cantidad de harina comun.
En general para que sea eficaz debe ser muy ac
tivo , estendido á grandes superficies ; y cuando se le
aplica en los pies, por ejemplo, debe cubrir no solo
la totalidad de esta parte, sino tambien casi toda la
pierna.
d. Vejigtto- Los revulsivos precedentes no producen en la piel
rio». mas que una rubefaccion mas ó menos intensa. Los
vejigatorios escitan un aflujo mas considerable de lí
quidos , una irritacion mas viva, y la formacion de
flictenas llenas de una serosidad , las mas veces muy
abundante , en la superficie de los tegumentos. El
tópico , destinado á producir estos efectos, se compo
ne ordinariamente, ya de una masa de levadura añeja
pulverizada de cantáridas y humedecida con vinagre,
ya de un emplasto irritante cubierto de las mismas
sustancias , ya eu fin de una especie de tafetan com
8t
puesto que contiene la materia estractiva de las can
táridas. En todos los casos se redoblan los lados del
lienzo, en que se estiende la materia irritante para im
pedir que se corra , y que lleve su accion mas lejos
de lo que conviene. Debe rasurarse la parte, y fro
tarse despues con vinagre hasta que se ponga rubi
cunda; por último , cubrirla con el emplasto vejigato
rio que se sostiene por medio de un vendage apropia
do. Pasadas doce horas , el electo está ya producido:
se quita el aposito , y en seguida se cortan con las
tijeras las paredes de la flictena , y despues de haber
fluido la serosidad se la cubre con una hoja de acelga,
de papel de estraza ó con un lienzo fino, en el que
se estiende un poco de manteca fresca. Si es que no
debe mantenerse abierto el vejigatorio, se continuan
estas curas por algunos dias, y se verifica la curacion
por la desecacion y caida espontánea dela epidermis;
los vejigatorios de esta especie se llaman ambulantes.
Los otros , ó los vejigatorios permanentes , exigen que
á la segunda cura se corte toda la circunferencia de la
epidermis levantada, á fin de separarla y de curar la
herida , puesta al descubierto , con una sustancia
grasa , destinada á mantenerla abierta. Hay diver
sas pomadas, y entre otras la de orvisco, desti_
nadas á renovar la irritacion de. los vejigatorios, ¿
impedir que se cierren siempre que manifiesten ten
dencia á secarse. • >
Cuando se trata de sustituir una fuente á la Haga Conversion
de un vejigatorio , siempre difícil de sostener por rie0 en "fuente!
largo tiempo , basta colocar en el centro de esta llaga
un guisante , pequeño al principio y despues mas
grande, que se sostiene por medio de una compresa
l 6
8a
medianamente gruesa. Este cuerpo estraño deprime
muy pronto la dermis , la desorganiza y se forma un
hoyo mas ó menos profundo. Durante todo este
tiempo debe curarse la llaga del vejigatorio del modo
ordinario ; y cuando el guisante ha producido el electo
que se espera de su aplicacion , puede curarse la úl
cera del vejigatorio con sustancias suaves; y de este
modo se cierra muy pronto, á escepcion del punto en
que se halla el exutorio.
E. Cauterio*. Se da el nombre de cauterio , ó todavía mejor el
de fuente, á unas úlceras artificiales, mas ó menos es
tensas , que se mantienen abiertas por medio de un
cuerpo estraño , como un guisante, una bola de cera,
de raiz de lirio , etc. Todo lo que puede encentar la
piel puede servir para formar fuentes. Se practican en
puntos distantes de los huesos , del centro de los mús
culos, del curso, de, los tendones y de todos los
parages que soportan habitualmente presiones fuertes
Para es en 0 rozamientos considerables. Los parages en que mas
que se les comunmente se practican las fuentes son : en el brazo,
puede apliear. en la depres¡on situada debajo de la insercion infe
rior del deltoides; en el muslo, en el intervalo cpm-
prehendido inferiormente entrela porcion interna del
tríceps y el tercer adductor ; en la pierna , entre la
tibia y el solar debajo de las espansiones tendinosas
del sartorio, del recto anterior y de los: otros múscu
los del muslo que van á atarse á la parte interna del
miembro; y en fin, en el pecho en los espacios in
tercostales. Pueden, sin embargo , practicarse tambien
las fuentes á los lados de la columna vertebral, en la
nuca , en la separacion que dejan entre sí los mús
culos esplenios, en los hipocondrios, en las articula
83
ciones enfermas , y en una palabra, en todas las par
tes en que se juzguen necesarios.
Uno de los modos mas sencillos de establecer las ge esiaWecert-
fuentes' consiste en hacer en los tegumentos un plie- 1.° con el bis-
gue, sosteniendo sus estremidades una el Cirujano y
otra un ayudante , y dividiéndole hasta su base. En
la parte media de la herida se coloca una bola de
cera 5 y un lechino untado de cerato, una com
presa y una venda completan el aposito. Tres ó
cuatro dias despues se renueva la cura, y muy
pronto se cicatriza toda la herida , á escepcion de
su parte media, en donde se continúa colocando el
cuerpo estraño.
En los sugetos pusilanimes , ó cuando se desea pro- 2.* Con la
ducir una viva irritacion local , se sustituye el oáus- Pota«a cáu».
_! i ■ »u , % tra
nco al instrumento cortante. El metodo que á
este efecto debe emplearse es muy sencillo: se pone
desde luego sobre la parte, haciendo que se adhiera
con la mayor exactitud, un emplasto de diaquilon
gomado con una abertura redondeada, y muy pe
queña en su centro, en la que se colocan algunos pc-
dacitos de potasa cáustica ligeramente humedecida, y
encima de todo otro emplasto mns grande que el pri
mero , al cual debe cubrir en toda su circunferencia.
Esté aposito, cubierto con un vendage contentivo, se
mantiene colocado duranie ocho ó diez horas. Es ne
cesario' procurar hacer el agujero' central del primer
emplasto mucho mas pequeño que Iá escara que se
dleséa producir , porque la potasa estiende siempre su
accjoh^u'n' poca mas allá de sus límites. Producido el
efecto' diel cáustico , se quitan los emplastos , y limpiada
la paite, se cura la escara con una sustancia grasa,
84
hasta qüe verificada su caida se pueda colocar un gui
sante en la herida que ha dejado.
Curas conse- ^as curas consecutivas consisten en renovar el
eutivas. cuerpo estraño y cubrir la herida con una hoja' de ye
dra ó con un lienzo untado de cerato. Si se disminuye
la supuracion , la aplicacion de cualquier pomada ir
ritante basta para escitarla. Las vegetaciones que pro
penden á formarse sobre los bordes de la . solucion
de continuidad , se precaven por medio de una com
presion metódica, y en caso de necesidad se las puede
reprimir con el nitrate de plata , ó cortarlas con las
tijeras.
F, S»dal. Algunos prefieren á las fuentes el sedal , que ocu
pando una estension mayor debajo de los tegumentos,
suministra una supuracion mas abundante. La nuca
es el parage en que con mas frecuencia se aplica este
exutorio ; aunque algunos prácticos , y entre ellos
Mr. Vaidy , hacen mucho uso de este remedio contra
las enfermedades del pecho , y le colocan en las pa
redes de esta cavidad. Para hacer el sedal debe pre
pararse una mecha de lienzo, desfilachada por los
bordes , de modo que su parte media esté solo for
mada por cinco ó seis hilos , y que sus barbas tras-
Se puede versales tengan cinco ó seis líneas de longitud. Segun
operacioncon el método mas simple se pasa esta mecha por el
una aguja ojo de una aguja ancha, aplanada y terminada por
íamenteespara una punta acerada y cortante , á que se da el nombre
»»ta obj»to. de aguja de sedal. Se hace un pliegue en la piel en
una direccion perpendicular, á la que debe tenerla
úlcera; y mientras que el Cirujano sostiene una
de las estremidades de este pliegue , confiada la
otra á ua ayudante, se introduce la aguja por la
85
base , la cual atraviesa , llevando tras sí la mecha,
y esta se deja en la herida. La cura se hace con dos
parches, untados de cerato, una compresa, sobre
la cual se redoblan las estremidades de la mecha, y
una venda.
Con arreglo al segundo método , se intro- O con el
duce en la base del pliegue de los tegumen» bl,turí-
tos la hoja de un bisturí recto, y en seguida se
pasa por la herida un estilete que conduce la me
cha, cuidando de hacer una abertura igual por am
bos lados.
Cualquiera que sea el método que se haya em- Curas come*
pleado , las curas consecutivas tienen por objeto es- cuUTas"
traer la porcion de mecha que ha permanecido veinte
y cuatro horas en la herida, y sustituirle otra untada
de cerato ó de una pomada ligeramente escita nte.
Luego que se ha acabado la primera mecha se pone Cómo se ¡n-
otra nueva, cosiendo las dos por una de sus estremi- ,ro^ucs una
. ' r mocha nueva.
dades, de suerte que al mismo tiempo que se saca la
una se introduce la otra sin lastimar la herida. Debe
preferirse el lienzo desfilachado al algodon, de que
algunos hacen uso para curar los sedales , porque es-
menos irritante y mantiene fácilmente la supuracion.
Los sedales deben ser curados con la mayor suavidad,
porque
r ^ no es raro ver sobrevenir en ellos la inflamacion,» TInflamacion
a
gangrenarse la piel que los cubre, y estenderse alarga ygangrenade
distancia la flogosis y la desorganizacion de los tegu- 'SjcTlos
mentos. En dos circunstancias en que yo he visto á cuales se pone
estos accidentes producir tales estragos , que uno de el *e<*al*
los sugetos sucumbió á ellos , no tuvo otro origen la
flogosis
La moxa
que las
, mas
curas
doloros
toscas
a en
y mal
su aplicacion
hechas. que los g. Moxa.
86
dos remedios precedentes, consiste en un cilindro de
algodon , ó de cualquiera otra materia análoga que se
quema sobre la piel. Para prepararla se toma un poco
de algodon, y se hace un rollo medianamente apre
tado , que se envuelve en un pedazo de tela para que
conservela foi nia cilindrica. M.Perey sustituye á esta
moxa pedazos de la médula del girasol (helianthus
annus). Mr. Larrey emplea de preferencia las moxas
chinas ó japonas que tienen la forma de unas varitas
redondeadas, y cuya base está formada por la borra ó
pelusilla de la artemisa. En fin, M. Sarlandiere ha
propuesto hacerlas con la pelusa y las hojas macha
cadas de esta última planta, con lo que forma una
pirámide cuya base coloca sobre el parage en que
debe hacerse la quemadura.
Las moxa* ^o cs ^e es,ra"ar que se hayan multiplicado asi
deMM. Percy, Jos modos de preparar la moxa; pero que cada
Larrev V Sar. , ,
landieréuu se uno haya atribuido a su instrumento la ventala
diferencian de Je hacer las quemaduras mas ligeras y suaves, hé
las que se pie. . . . . ,. „, . . , .
paran con el ac[ul lo 1ue debe admirar a los lisíeos. Introducir se-
algodou, sino melantes pretensiones es querer que la Cirugía retra-
por la mayor , ,, . . . •
cantidad de ceda a la epoca de ignorancia en que se creia que la
suministran
calorico que, quemadura
1 de los cauterios de, oro ó de plata
.... era mas
y por el poco agradable que la de los de hierro; y seria injuriar á
espesor de las ioS ]eetores detenerme á refutar errores de este gé-
escaras que °
produce su nero. Es evidente que las moxas, de que acabo de
aplicacion. hablar, no se diferencian entre sí mas que en razon
de la mayor ó menor cantidad de calórico , suminis
trada por la materia que las forma, de donde resultan
quemaduras mas ó menos profundas, y escaras de
•diferente grueso y estension. Las indicaciones que se
trata de satisfacer son las únicas que deben guiar en
87
la eleccion que conviene hacer entre ellas bajo este
respecto ; y las moxas que obran con mas fuerza,
son tambien las mas convenientes y eficaces. Los
cilindros de artemisa , una vez encendidos , se que
man por sí solos ; pero en los otros es necesario
soplar con un canuto , á menos que no se haya
tenido la precaucion de cocerla materia que los forma
en una disolucion concentrada de nitráte de potasa;
pero esta circunstancia es muy poco importante en la
práctica.
Para aplicar la moxa se toma uno de los cilindros, Modo de
de que he hablado, y despues de haber encendido P^"118'*
una de sus extremidades á la llama de una vela, se
aplicá la otra sobre la piel. Este cilindro no debe te
ner mas que unas diez líneas de longitud; y cuidando
de cortar con igualdad su base , y de que la parte
tenga una situacion horizontal , regularmente se
tiene él solo derecho. Pero si el sugeto es indócil, ó
si, cediendo al dolor, hace algunos movimientos, es
necesario sostener la moxa con las pinzas. Tambien se
la puede coser al centro de una compresa que se pone
sobre la parte, y que estando mojada preserva la
piel circunyacente de las chispas que saltan á veces
dela moxa. Tomadas estas precauciones , se activa, si
es necesario , la combustion del cilindro , soplando
por la parte superior, ya con la boca sola, ya por
medio de un canuto. Bien pronto se ve enrojecerse la
piel; y á una sensacion agradable de calor sucede
rápidamente un dolor vivo, que se aumenta por gra
dos hasta la desorganizacion del dermis. Esta mem
brana amarillea en efecto debajo de la moxa , se encoge
y se transforma en una escara pardusca ; seca é inselí-
88
si ble, al rededor de la cual se forman unos pliegues
resplandecientes a espensas de los tegumentos inme
diatos. Despues de la combustion debe cubrirse la
parte con un lienzo, seco y una venda. La inflamacion
se concentra gradualmente al rededor de la escara,
la cual separa, dejando debajo una llaga simple que
se puede , ó dejar que se cicatrice , ó mantenerla
abierta por medio de guisantes ó de otros cuerpos
estraños. . . ,• i .
Pormedin Je Cuando se quiere producir con la moxa una ir
la moxa pue- rjtacion viva y prolongada en las partes esteriores del
de nacerse re- .* * «° * '*
vuisiva la ir- cuerpo, es necesario hacerlas pequeñas, y apli-
ntacion per- tíarjas ¿e ¿os en ¿os con cinco ó seis dias de in-
mauente.
tervalo , de manera que haya siempre un gran nú
mero de llagas existentes, de las cuales unas se ci
catricen, otras esten en el lleno de la supuracion, y
otras empezando á separarse la escara. Este método
«s las mas veces. muy útil en las inflamaciones cró
nicas de los órganos interiores ó de las articulacio
nes profundas. , ,
H Uso del • . A los medios que quedan ya indicados de produr
amon i aco oír la rubefaccion ,. la inflamacion ó la desorganiza
cion de los tegumentos, debe añadirse el amoniaco
concentrado. M. Gondret ha combinado este alcali
con el sebo , y ha formado una pomada , por medio de
la cual se puede producir al arbitrio cualquiera de los
tres efectos de que se trata. Esta pomada , estendida
sobre un pedazo de lienzo , y formando una capa de
media ó una línea de espesor, na necesita estar apli
cada mas que de seis á diez ó quince minutos. para
producir todo su efecto. Entonces se quita el tópico,
se lavala parte, y el sitio de la operacion se cubre;
80
con un lienzo seco, ó untado de cerato si está levan
tada la epidermis. La pomada de M. Gondret presenta
ventajas incontestables; pero tambien tiene el incon
veniente de perder muy pronto su fuerza , de suerte
que es muy difícil conservarla á un alto grado de ac
tividad. Algunos prefieren tambien servirse del amo
niaco puro, en el que empapan una compresa gruesa,
y despues de bien esprimida la aplican á la parte»
y la dejan por un espacio de tiempo mas ó menos
largo. De esta manera se producen con mas seguridad
los efectos que se esperan de la sustancia irritante»
cuyo grado de concentracion se puede fijar ó variar
á cada momento segun parezca necesario.
Uno de los medios mas sencillos y activos de pro- Aplicacion
ducir revulsiones al esterior es el agua hirviendo , en vfe'n¿o?a
la que se empapan compresas, que aplicadas rápida
mente á la piel, la enrojecen, la inflaman ó la desor
ganizan en una estension mas ó menos considera
ble. Este medio puede emplearse con seguridad
siempre que se trate de producir una accion irritante,
viva, repentina y capaz de ocasionar un sacudimiento
violento: tales son los casos de apoplegía, de sínco
pes , de convulsiones etc.
revulsion:
El dolores,es pues,
el elemento
claro que
indispensable
los agentes
de ytoda
los Regla
Lo9 general.
aeeu,e*
* * , ° J mas doloroso»
medios que escitan dolores mas vivos constituyen son los que
los revulsivos mas poderosos y mas seguros en Prodncen c°Ij
* Jo mas seguridad
sus efectos ; y estos son los que deben preferirse las revulsio-
siempre que las irritaciones esten arraigadas en los nes*
órganos , y que por lo misino sea difícil desalojarlas
de ellos. Tambien convienen esclusivamente en todos
los casos en que las visceras mas importantes son el
asiento de congestiones violentas, peligrosas, y de
cuya pronta cesacion depende la vida de los sugetos;
pero teniendo siempre entendido que en estas cir
cunstancias graves deben unirse al uso de los revul
sivos las evacuaciones sanguíneas y las aplicaciones
refrigerantes locales.

CAPITULO III.

De losproductos de la inflamacion , y de las operaciones


que reclaman.

Cuando la inflamacion aguda no lia cedido al uso Primer pro-


. , . . ,. ductu.
metodico de las prescripciones anteriormente indica
das, se termina ordinariamente
, ...
por la secrecion
... de La
es supuracion
uno de los
un liquido, que cuando es suministrado por el telí- efeotol ,nas
do celular se llama pus. Este líquido acumulado eu comune» de U
. r r r ' inflamacion,
lo interior de nuestras partes forma locos mas o me
nos considerables que constituyen los abscesos. An
tes de fomarse el absceso se ve al órgano inflamado
llenarse por ranas partes de una materia líquida, opa
ca, sanguinolenta y de color amarillo. Estos peque- AnMomía pa-
r ' , , . lológica de los
nos locos aumentan de volumen, se aproximan!, se focu° puruieü.
confunden y forman gradualmente una cavidad única, ios.
cuyo líquido, sanguinolento y cargado de residuos
celulosos y. vasculares al principio, se va haciendo mas
y mas homogéneo. El pus perfectamente elaborado
es semejante á la crema , de un color blanco amari
llento, y su base está formada, por el agua y la al
bumina. Por otra parle, las paredes de los focos pu
rulentos, reunidas todavía. por algunos vasos y . ner
vios que se han opuesto á su separacion , son par
duscas, tomentosas y formadas por una especie de
membrana preternatural creada por la inflamacion , y
que resulta principalmente del trastorno y de la aplica
cion de las láminas celulosas, entre las cuales está
depositado el absceso. Mientras se verifican estas tras- Signos de su
91
formacion. formaciones, la inflamacion disminuye de violencia;
al dolor quemante que ocasionaba sucede una sensa
cion de pesadez y de tension ; el calor desaparece casi
enteramente, y la rubicundez, reemplazada por un
color obscuro, se concentra en la punta del tumor.
Cuando este está cubierto de partes blandas, y se
le comprime con los dedos de una mano, mientras
que se aplica la palma de la otra al lado opuesto, se
percibe el choque de la columna de líquido que des
aloja la presion. Este fenómeno, á que se da el nom
bre de fluctuacion , constituye uno de los signos mas
seguros de la formacion de los abscesos ; pero cuan
do el foco purulento está situado profundamente, es
necesario tener mucho cuidado para no confundirle
con el movimiento undulatorio que se puede dar á
las partes blandas, comprimiéndolas alternativamen
te con los dedos en dos sentidos opuestos.
Contiene casi Los movimientos orgánicos propenden siempre á
siempreahrir- dirigir -el pus ácia afuera, y en algunas ocasiones se
puede esperar á que salga espontáneamente. Pero
las mas veces se verifican con dificultad la inflama
cion y la ulceracion de las partes que cubren los
abscesos; y durante el tiempo que la naturaleza em
plea en este trabajo , los tejidos irritados padecen,
se engruesan, y no vuelven despues sino difícilmente
á su estado natural. Se ve pues, que el medio de
abreviar los dolores del sugeto, de acelerar la cu
racion y de asegurarla, es abrir los abscesos cuando
estan completamente formados. Yo no cuento entre
los motivos que inclinan á la operacion el temor de
que el pus ocasione caries en los huesos , ó penetre
en las cavidades serosas ó sinoviales: la misma na
95
turaleza cuida de que no se verifiquen estos acciden
tes, fortificando los tejidos profundos sobre que re
posan los abscesos.
Algunos emplean para abrir los abscesos la po- y con los
tasa aplicada al centro del foco purulento con las cau5llcoí,
precauciones que quedan indicadas; pero este alcali
ocasiona dolores vivos , y de su aplicacion resulta una
pérdida de sustancia bastante considerable , y una
cicatriz aparente y deforme: es pues en general ne- con e* ln*"
r J r o truniento cor-
cesario preferir á este medio el instrumento cortan- unte,
te, que presenta tantas ventajas como inconvenien
tes ofrece aquel.
Siendo los abscesos una de las enfermedades en De las inclsio-
que con mas frecuencia se practican las diversas es- neí-
pecies de incisiones simples , permítaseme detenerme
un instante sobre la ejecucion de estas operacio
nes. El bisturí, de que casi siempre se hace uso en Del bisturí,
estos casos, es un instrumento bastante semejante á
un cuchillo pequeño, compuesto de una hoja y de
un mango : la hoja, de unas tres pulgadas de longitud,
es recta ó corva , obtusa, puntiaguda , ó terminada por
un boton en su estremidad libre; su corte, ya recto
ya convexo, debe estar perfectamente vaciado. En
los bisturís corvos esta hoja es estrecha y alargada,
y el corte unas veces está en la concavidad, y otras
en la convexidad , como en el bisturí de M. Du-
puytren; y á veces no tiene mas que de ocho á doce
líneas de estension hasta el boton en que termina,
como se observa en el bisturí de M. Cooper. En fin,
la hoja unida al mango por medio de un clavo re
machado se mantiene estendida sin poder ir acia
atrás por impedírselo una prolongacion que deseen-
94
diendo por esta parte, se detiene contra él dorso del
mango en razon de su figura aplanada. Para impe
dir que la hoja se cierre sin querer el operador , se
han empleado diversos mecanismos, que en general
son de poca utilidad.
De las díver- Las incisiones que se hacen con el bisturí solo,
sas especies de pue<jen ejecutarse dividiendo las partes, ya de fuera
incisiones, rá dentro J, ó ya de dentro á fuera. ; y en cada una

de estas dos maneras de obrar puede ser el instru


mento dirigido de izquierda i derecha , de derecha
st izquierda , de atrás á delante y de delante á atrás.
Para hacer una incision de fuera á dentro y de
r*torio° par* izquierda á derecha, debe aplicarse el borde cubital
lic»er las inci ¿e \a man0 izquierda sobre las partes, y fijarlas en
sienes: l.« de ,. . , , , J u
fuera adentro. una direccion perpendicular a la que debe tener la
division: el pulgar por un lado y los tres últimos
dedos por el otro estienden trasversalmente la piel.
da
j. Deizqnief-
i derecha. manera
Entoncesquela el
mano
dedoderecha,
pulgar y que
el de
tiene
corazón
el bisturí
corres
de

pondan á la union del mango con la hoja, soste


niendo ademas aquel con los dos últimos dedos, y
apoyando su estremidad contra la palma de la mano,
mientras que el dedo índice está estendido sobre el
dorso de la hoja; k mano derecha, digo, presenta
la punta del instrumento ¿ los tejidos, y la introdu
ce en una dirección perpendicular i su superficie.
Inclinando en seguida el filo sobre las partes , se cor
tan estas en la estension que se juz-gue conveniente,
y se termina la seccion , volviendo el bisturí á la di
reccion perpendicular para que los tejidos sean cor
tados con igualdad en toda su profundidad.
ti De delante Para cortar de delante á aftíás, debe colocarse k
9*
mano izquierda de la misma manera que en el caso i atras,
precedente, á escepcion de que ha de dirigirse la pal
ma acia el operador, y tomando el bisturí, ya como
para cortar de izquierda á derecha , ya como una
pluma de escribir , le introduce en las partes , y las
divide segun las reglas establecidas.
Si se trata de practicar la seccion de atrás á de- C. De atras »
lante, debe aplicarse la mano izquierda de plano so- deIante*
bre los tegumentos y estenderlos , estirándolos ácia
el operador. Se toma entonces el bisturí con el dedo
pulgar y el de corazon , apoyándolos sobre el clavo
que une la hoja al mango , y haciendo que el índice se
adelante y situe sobre uno de los lados de este y los
dos últimos dedos sobre la cara lateral correspon
diente de la hoja, se vuelven ácia el Cirujano la pal
ma de la mano y la punta del instrumento, de modo
que su corte esté dirigido ácia las partes en que se
ha de operar. En esta situacion se introduce el ins- o. De dere-
trumento y se dividen en seguida los tejidos. Mu- <**aízquier-
dando de dirección la mano izquierda y estendien-
dp con ella las partes ácia la derecha, al mismo
tiempo que la mano de este lado vuelve el bisturí
como para cortar á izquierda, es fácil ejecutar la in
cision en este último sentido.
Las incisiones de dentro á fuera y de izquierda á 2." De den-
derecha exigen que la palma de la mano izquierda se '^"jj»; "ier-
coloque de plano sobre las partes, de manera qpe su da a derecha,
borde radial corresponda á la incision y que estien
dan los tejidos en sentido contrario á la, direccion
en que debe practicarse aquella. Entonces se toma el
bisturí con la mano derecha de modo que el dedo
jpulgay y, e.1 de corazón apoyen sobre la union de
96
la hoja con el mango, el índice sobre la cara lateral
de este último, y los otros dos dedos sobre el lado
correspondiente de la hoja. El corte debe dirigirse
acia la palma de la mano, volver esta sobre el an
tebrazo y presentar la■ punta del instrumento perpen-
dicularmente á las partes. Luego que esta ha penetra
do á bastante profundidad,' se inclina el dorso de la
hoja acia los tejidos, y adelantando en esta disposi
cion la punta, se corta en la estension que sea con
veniente, y se termina la seccion, volviendo el instru
mento á la perpendicular.
B: De delau- Un cambio de direccion en las dos manos basta
te a atras. para permitir que se corte de dentro á fuera y de
delante á atras. En efecto, de esta manera el borde
radial de la mano izquierda mira acia el operador,
y estiende las partes en una direccion opuesta, al
mismo tiempo que se presentan á los tejidos la pal
ma de la mano derecha y la punta del bisturí en dis
posicion de dividirlos en esta nueva direccion.
C He dere- Para cortar de derecha á izquierda es necesario
cha á izquier- que la mano izquierda presente su borde cubital á
la incision, y que estire las partes ácia la derecha.
Se toma el bisturí con la otra mano de modo que el
talon de la hoja esté sujeto entre el dedo pulgar y
el de corazon, debiendo colocar el índice al lado y
delante de este. Los otros dos dedos sostienen el man
go en la palma de la mano , y presentando á las par
tes la punta del instrumento, cuyo corte está vuelto
ácia arriba , se introduce en ellas y se practiea có
modamente la incision.
D De atrasó Mudando las dos manos de direccion, esto es,
delante. colocando en una direccion trasversal el borde cu
97
bital de la mano izquierda, cuya palma, apoyando
sobre los tegumentos , debe estirarlos acia el ope
rador, y tomando el bisturí como en el caso prece
dente, se introduce la punta por delante de la otra
mano, y de este modo es facil dividir las partes de
dentro á fuera y de atras á delante.
Las incisiones de dentro á fuera convienen siem- Hay cirruns-
pre que se teme herir alguna parte importante. Todas ,anf,as,;r' que
, . , . no se pueden
ellas son fáciles de ejecutar, y solo el hábito del Ci- ejecutar indi-
ruiano podrá dar á una la preferencia sobre las otras. 'eren,e,ncnte
. . Jns incisiones
Las incisiones de fuera á dentro por el contrario de- que acaban de
ben preferirse siempre que convenga penetrar con e,cnl"«e.
circunspeccion en los tejidos. Entre ellas las incisio
nes de izquierda á derecha y de delante á atras son
mas convenientes que las otras dos, porque permi
ten estender las partes trasversalmente delante del
bisturí , y dirigir este con roas seguridad que cuando
se opera de atras á delante ó de derecha á izquier
da. Estas últimas son tau desventajosas, que para evi-'
tarlas conviene en general cambiar de mano el bisturí
y estender convenientemente los tejidos con la ma
no derecha.
Para evitar con mas seguridad el peligro de he- Incision des-
, , , , , pues de haber
nr los organos subyacentes, se toma a veces la pre- nechounpi¡e-
fiando
caucionuna de levantar
de sus estremidades
la piel y formar
á un un
ayudante,
pliegue,y con-
sos sue enla Pi

teniendo la otra el mismo Cirujano con la mano iz


quierda. En esta disposicion se dirige perpendicular-
mente sobre este pliegue la hoja del bisturí, y se cor
ta de un solo golpe hasta su base. Si la incision es
todavia demasiado pequeña, coge el ayudante el la
bio de la herida que le corresponde , y el Cirujano el
*• 7
98
otro, y dirigiendo el instrumento al ángulo dela di
vision, la prolonga euanto es necesario. En aquellos
casos en que no pueden levantarse los tegumentos, y
en que , no obstante esto , conviene cortar con mu
cha circunspeccion, se estienden las partes, y pasan
do sobre ellas la hoja de un bisturí convexo, se divi
de su espesor capa por capa, cuidando de introducir
Incision obli- el instrumento muy poco cada vez. En fin cuando se
lua trata de penetrar en un órgano con muchas precau
ciones por ser espuesta y peligrosa su lesion, como
en la operacion de la hernia, se cogen con las pin
zas de disecar las pequeñas porciones de tejido ce
lular que se van levantando sucesivamente, y se cor
tan con el bisturí oblicuamente.
Incisiones Es necesario muchas veces , para descubrir mejor
ST'enV etc"1 ciertas partes> dividir los tegumentos en muchos
' sentidos. En este caso, hecha la primera incision, si
se cortan sus dos bordes perpendicularmente á su di
reccion , resulta una incision crucial. Al contrario,
dividiendo solo uno de los labios de la herida, se le
da la forma de una T. Estas secciones secundarias se
hacen á veces levantando el labio que se ha de cortar,
y atravesándole por su base con el bisturí, se le cor
ta hasta su borde libre. Otras veces empieza la divi
sion en este borde, y se termina en la base del labio
de que se trata. En fin si se reunen dos incisiones en
un mismo punto , la herida que resultará tendrá la fi
gura de una L ó de una V. Pero en estos casos cuan
to mas colgajos hay, mas dificil es despues la reunion
de la herida; y por esta razon deben en general pre
ferirse en las operaciones las incisiones en V ó en T
á las division«s cruciales , que son mas complicadas.
99
sin que por eso permitan descubrir mejor los tu
mores, las caries y las otras lesiones con cuya oca
sion se practican. Las incisiones elipticas no convie
nen sino cuando se trata de separar porciones de piel
mas ó menos considerables.
En muchas ocasiones sería espuesto introducir en Incisione»
las partes la punta del bisturí desnuda. Por esta ra- conductores6
zon se hace entonces uso ó de bisturís con boton,
cuya estremidad no puede herir, ó de conductores
que reciben, cubren y dirigen la punta de l»s bis
turís ordinarios. Entre estos conductores el dedo ín
dice es el mejor, el mas útil y el que debe preferir
se siempre que pueda ser empleado. Se apoya sobre
6u cara palmar la hoja del bisturí y se la introduce así
en las partes sin temor de herirlas hasta que, llegan
do á la profundidad que se desea , se levanta el cor
te y se practica la seccion de los tejidos. En los casos
en que no puede procederse de este modo, se intro
duce una sonda acanalada en las partes que se han
de dilatar, ó por debajo de las bridas que han de
cortarse. Colocada la mano izquierda en una posicion
supina y trasversal delante de la abertura, recibe el
pabellon de la sonda y la mantiene con el dedo pul
gar, mientras que el dedo índice, estendido debajo
del cuerpo del instrumento, le hace ejecutar un mo
vimiento de basculo que levanta la otra estremidad, y
hace que las partes queden estendidas sobre ella. En
tonces, tomado el bisturí como para cortar de den
tro á fuera, se introduce en la ranura de la sonda, y
se le hace recorrer hasta su estremidad. Este es uno
de los modos operatorios de que con mas frecuencia
se hace uso en Cirugía.
100
Reglas gene- Cualquiera que sea la especie de incision que se
ejecucion* de ejecute, deben observarse las'reglas siguientes:|i.a ser-
todas las in- virse de un instrumento bien afilado : 2.a cortar las
cisiones. partes serrando mas bien que apretando: 3.a hacer
obrar el instrumento con toda la rapidez que per
mita el estado de las partes: 4.a no multiplicar las
, divisiones sin necesidad, y hacerlas siempre de un
solo golpe; 5.a y en fin conducir el bisturí con tal
precision que las secciones sean limpias sin dejar co
las al principio ó al fin , y sobre todo cuidar de que
no se escape el bisturí, y pueda herir al enfermo, á
los asistentes ó al mismo operador. Estas reglas son
de una grande importancia en la práctica de las ope
raciones quirúrgicas. '
Los abscesos Una vez abiertos los abscesos ordinarios produci-
ordmanos no d inflamaciones agudas, se debe evitar con cui-
exigendes- » ° »
pues de su a- dado el introducir los dedos en las cavidades que
bertura mas c i • ,
quecurassim- 'orman > porque estas manipulaciones romperian los
pies. lazos vasculares y nerviosos que unen todavía sus par
tes opuestas. Bastan comunmente las curas simples
para favorecer la union de sus paredes y la cicatriza
cion de las heridas que en ellas se han hecho.
llaman
Los que
absce-
se porLosunaabscesos
inflamacion
llamados
local,
frios,
no seproducidos
diferenciantambien
de los
sos fríos de- r . . .
ben ser abier- otros sino por la menor intension de la flogosis de que
tos por medio son efecto. E1 pus qUe ios l]ena es seroso, suelto v
de la puncion. r 1 »
mezclado de copos de albumina medio concreta. El
mejor método de curarlos consiste en introducir la
punta del bisturí en su parte mas declive, y despues
de la evacuacion de la materia que contienen irritar,
sus paredes, si la naturaleza de los tejidos lo per
mite, con una inyeccion de vino tibio ó de cual
lor
quiera otra sustancia análoga. Despues se mantienen
en contacto sus superficies opuestas por medio de
una ligera compresion que favorece su mutua ad
herencia.
Los abscesos por congestion , ó aquellos en que En los afcs-
di j- . • cesosporcon-
pus proviene de parages distantes, exigen gran- gestio„ BO ¿e.
des precauciones para ser abiertos. Estos abscesos, beu hacerse si-
, . . -ii no aberturas
cuya materia pardusca y saniosa ha recorrido largos muy pe<lue.
espacios, y que son el resultado de la caries de ñas,
las vértebras, ó de diversas enfermedades de las
grandes articulaciones, tienen unas paredes muy di
latadas que la impresion del aire inflamaría viva
ves.
mente,Para
y esto
evitar
daria
estaocasion,
impresion
á los peligrosa
accidentesdel
masgrar
fluido

atmosférico no se hacen en estos abscesos mas que


unas aberturas muy pequeñas con un bisturí de ho
ja estrecha, y despues de la evacuacion de una cierta
cantidad de pus, se reunen los labios de la herida por
medio de un emplasto, aglutinante , reiterando estas
punciones todas las veces que sea necesario. M. Boyer
aconseja servirse de una aguja candente ; pero de este
modo se convierte el punto de la herida en una
escara, cuya caida facilitará casi inevitablemente ej
acceso del aire al foco purulento.
La flogosis aguda y ligera lejos de terminarse 2.* proJacto.
siempre por la supuracion, produce frecuentemente ^« a<^rtg^
la adherencia mutua delas superficies que invade, cuan- naturales,
servándose
do estar, encon
contacto
frecuencia
y en este
un estado
resultado
de áreposo,
consecuen
obr

cia de las inflamaciones de los órganos contenidas en


las hernias. Hay ciertos tumores que al parecer no
estan sino debilmente adheridos á los tejidos en que

n -
102
La ie»g»r- se desarrollan. Para romper estas ataduras cuando
mejor3 medfo son blandas, esponjosas ó filamentosas, basta estirar
de destruir. en sentido contrario los tejidos que se quieren rom-
lascuandoson , , , .. , , , r .
blandas y es- Peri o p^sar el dedo índice entre las superficies que
ponjosas. se tratan de separar. Esta operacion se llama ras
gadura; pero es raro que se presente ocasion de
Inconve- emplearla en la práctica quirúrgica, porque silos va-
mentes
presentan que
eu sos „ue
1 se dividen por su , medio
, . no
. suministran
. san-
los demas ca- gre, produce dislaceraciones e irritaciones profundas
sos, en los tejidos sanos cuando se usa para destruir su
continuidad.
3.* producto. La inflamacion aguda y violenta tiene por efecto
Induracion, enrojecer los tejidos y hacerlos homogéneos y bas
tante semejantes al tejido del hígado ó del bazo, cu
yo estado puede llegar á ser permanente y formar lo
que se llama hepatizacion. Pero si la flogosis prolon
gándose disminuye de intension, el órgano afecto se
pone
suerte muy
que parece
pronto que
blanco,
una linfa
tirante
coagulable
y compacto,
infiltrada
de

en sus mallas y combinada con ellas sirve para darle


un aspecto semejante al tocino. Se concibe desde
luego que esta induracion ó transformacion puede
presentar una multitud de grados, y que segun sea
mas ó menos completa, permitirá reconocer todavia
la lestura primitiva del órgano , ó habrá destruido
hasta su menor vestigio. En todos los casos los fe
nómenos inflamatorios esteriores, locales y simpáti
cos han desaparecido; y los Cirujanos vulgares, des
conociendo el origen y la naturaleza del mal, aplican,
á la parte sustancias irritantes, que sostienen la dege
neracion orgánica y aceleran sus progresos : pero la
fisiología patológica enseña á seguir otros caminos.

-
(
io3
En efecto la inflamacion crónTca y la induracion que
produce deben ser combatidas a beneficio de eva
cuaciones sanguíneas locales, poco abundantes y repe
tidas, de aplicaciones emolientes y de baños ; y cuan
do ha desaparecido toda especie de dolor, cuando
la parte empieza á ablandarse, las fricciones hechas en
ella con linimentos alcalinos, las cataplasmas cubiertas
de jabon raspado y otros remedios análogos aceleran
los progresos de la resolucion. La aplicacion de un
vejigatorio tambien puede ser útil, pero no debe em
plearse hasta que se halle muy adelantado el mal,'
y es preciso estar muy á la mira de sus efectos, á
fin de suprimirle si es perjudicial, y de volver al mé
todo antiflogístico.
El origen de esos tumores fungosos tan comunes 4> producto.
en las membranas mucosas de la nariz , de la vagina, '^umorfs ful?"
' o > gosos o cuta-
del recto etc., debe referirse á una irritacion viva neos,
y considerable algunas veces, pero mas comunmente
obscura y apenas sensible. Esta misma causa es in
contestablemente la que determinados tumores pedi-
culados de los tegumentos. Unos y otros, cuando son
accesibles á los instrumentos, deben ser separados, ya
por medio de unas tijeras á raiz de su pedículo , ya á.
beneficio de hilos encerados atados fuertemente á su
base. El primer medio es mas pronto ; pero el segundo
no menos seguro se emplea mas generalmente, y debe
preferirse cuando el tumor es voluminoso, porque evi
ta la hemorragia. En este caso la ligadura, compuesta Se Ies eom-
ó de un hilo encerado ó de una hebra de seda, debe ba,ecasl siera"
7 pre por medio
estar fuertemente apretada; y de este modo estrangu- de una liga-
lando las partes que comprende, priva de nutricion al
resto del tumor, y éste se marchita y cae. Si no bastase
io4
una ligadura para producir este efecto , y dejase
vivo el centro del pedículo despues de haber ul
cerado circularmente su circunferencia, sería necesa
rio aplicar otra por encima de la primera , ó conti
nuar apretándola á medida que los tejidos compren
didos entre ella fuesen disminuyendo de volumen.
5.' Producto. Hecha crónica la inflamacion, y continuando el
tengan
te; naturales^
ó no a- trabajo
alterando
desorganizador,
mas y mas los de
tejidos,
que ella
pervierte
es el origen,
su nutri-
va
nalopía con loi . , , . *. , , , , ,
dría economía partes
viviente. C10n 5 yfibrosas
o bien, les
cartilaginosas,
da el aspectohuesosas
y la testura
ó mucosas
de las

naturales, ó bien, por el contrario, las trasforma en


materias y tejidos nuevos , mas ó menos densos,
tales como los escirros , los cánceres , los tejidos
nielanosos, tuberculosos, cerebriformes etc. El es
cirro, caracterizado por una trama fibrosa infil
trada de un líquido seroso , ablandándose por la
secrecion, cada dia mas considerable, de una ma
teria pultácea , amarillenta ó blanca , que invade y
destruye su parenquimu, adquiere los caracteres de
los tejidos cancerosos y cerebriformes. Si una por
cion de la totalidad del tumor se trasforma y adquie
re un color negro , se le da el nombre de melanosis.
Si el órgano está como infiltrado de pequeños, gru
mos blanquecinos, llenos de materia pultácea y casi
calcárea , se dice que está tuberculoso. En todos los
casos, estas materias estrañas aumentan de volumen
bajo la influencia de la flogosis que ha producido
su primera formacion , invaden poco á poco la to
talidad del órgano , y convirtiéndose en una causa
nueva y poderosa de irritacion , reproducen en él un
movimiento inflamatorio agudo que le destruye, y
que frecuentemente se propaga á largas distancias, y
ocasiona la muerte. La esperiencia no ha decidido
todavia hasta qué punto deben llegar las trasforma-
ciones orgánicas preternaturales, para que dejen de
ser susceptibles de resolucion , y por consiguiente de
curacion completa sin operacion quirúrgica. Lo que
puede establecerse de mas positivo es , que debe adop
tarse y continuarse con perseverancia el meto do an
tiflogístico local y general, siempre que la constitu
cion del sugeto no esté alterada, que la enfermedad
no parezca estar próxima á terminarse por ulcera
cion, ó que los progresos de esta sean lentos, y que
no haya ejercido una influencia manifiesta y peli
grosa sobre las principales visceras. En tales circuns
tancias se han visto ceder á las sangrías y á las apli
caciones emolientes locales cánceres ya confirma
dos (i). Pero cuando estos medios, ayudados de los
revulsivos, colocados en puntos distantes etc., son
infructuosos , y cuando la enfermedad parece ser ya
superior á los recursos de la Medicina , es necesa
rio proceder á la estirpacion de los tejidos nuevos.
Esta operacion debe intentarse siempre que la vida
no parezca estar ya gravemente comprometida por
la irritacion simpática, y la alteracion de las prin
cipales visceras.
Para estirpar metódicamente los tumores canee- Reglas gene
rosos ú otros es necesario: i.° descubrirlos por me- "les relativa»
,. . . . -iii r , á las estirpa-
dio de una division simple de }os tegumentos, o si cion«s.
son voluminosos, practicar sobre ellos incisiones cru-

(i) Desearíamos tener ocasion de ver confirmado este hecho


singular. Nota de los Traductores,
io6
cíales en T ó en V, segun la disposicion de las par
tes; pero siempre economizando cuanto sea posible
la piel: 2.° dejar sobre el tumor y circunscribir con
cuidado las porciones de tegumentos que estan alte
radas ó adheridas á su superficie : 3.° disecar en segui
da á grandes cortes el tejido celular circunyacente,
economizando los vasos, los nervios, los tendones,
y todas las partes importantes: 4-° 61 el tejido celu
lar es blando y flojo , y el mal está bien circunscri
to , se puede sustituir á la diseccion la rasgadura prac
ticada con el dedo al rededor del tumor: 5.° ligar
los vasos al paso que se van cortando: 6.° investi
gar si despues de la estirpacion del tumor principal
han quedado en las partes algunas producciones se
mejantes, ó algunos restos del primero: y." limpiar
la herida, acabar de ligar los vasos, aproximar los
tegumentos por medio de emplastos aglutinantes, y
colocar un aposito compuesto de planchuelas unta
das de cerato, de compresas y de un vendage apro
piado. Es necesario proceder, segun estas mismas
reglas, bien que se trate de operar un escirro, un
cancer, un tumor enquistado , ó una lupia, ó en fin
producciones fungosas nacidas en la profundidad de
nuestras partes; y solo en este último caso importa
casi siempre desorganizar con el cauterio actual los
parages de donde nace el tumor, á fin de precaver
su recidiva.
Mas adelante se describirán en particular las ope
raciones mas importantes de este género.
6." Producto. ^ esceso de inflamacion tiene, frecuentemente por
Gangrena. resultado la muerte de las partes; y esto es lo que
se llama gangrena. Cuando las partes gangrenadas se
endurecen, y se hacen mas densas y sólidas, se dice
que la gangrena es seca; y por el contrario, cuando
los tejidos estan infiltrados de líquidos, y su moni- .
ficaeion va acompañada del reblandecimiento, se la
llama húmeda. La causa mas general de la gangrena
es la escesiva violencia del movimiento inflamatorio.
La debilidad dispone los sugetos á esta terminacion,
porque los tejidos poco vivos y enérgicos no pueden
soportar sin desorganizarse una inflamacion muy
activa. Por esta misma razon , la alteracion de la
sangre en el escorbuto es una causa predisponente
de la gangrena. La compresion y la estrangulacion de
los tejidos flogoseados, determinan costantemente su
mortificacion cuando el arte no viene al socorro de
la naturaleza. Finalmente ciertos principios como el
de la pústula maligna y el carbunclo , el veneno de
la víbora y el centeno atizonado ocasionan inflama
ciones, á que sucede casi siempre la gangrena.
Las flegmasias llamadas gangrenosas por los au- Las infla-ma-
tores, deben atribuirse á la influencia de algunas de Ciones 8a"'
* o grenosas de
estas causas sobre el curso y los efectos de la infla- los autor«s
macion. Lo que M. Richerand ha dicho, respecto de seaíainfíaen-
este punto, ya de la falta de equilibrio entre las cía de camas
r ' , ii 'i i i <. fáciles de co-
tuerzas generales y las locales, ya de los electos que nocery de de-
produce la escesiva intension de la flogosis local terminar,
comparada con la dela reaccion general, es entera
mente hipotético ; y las consecuencias que ha dedu
cido de estos principios deben ser consideradas como
juegos de una imaginacion siempre fecunda en fisio
logía , y su aplicacion práctica como eminentemente
peligrosa.
Todo lo que el práctico debe hacer á fin de pre- El método
I o8
curativo dees- caver ó de circunscribir la gangrena en las inflama-
dades 'consis- ciones , consiste por una parte en disminuir la vio-
te en coraba- lencia de estas , y por otra en combatir las causas
tir dichas can- , , , , , . . ,
sas_ locales y generales que propenden a determinar la
mortificacion. Asi en Jos diviesos y los an traces, la
incisiones grandes y profundas detendrán seguramen
te los estragos de la enfermedad. En el carbunclo
y pústula maligna , caracterizados por un tumor
duro, quemante, de un color oscuro, cubierto en
su centro de flictenas llenas de serosidad , cetrina , y
coronado muy pronto por una escara parda ó negruz
ca, cuya circunferencia se estiende á bastante distan
cia ; en estas enfermedades terribles por sus estragos
es necesario aplicar inmediatamente el cauterio ac
tual al centro del tumor, desorganizar en él la causa
escitante de la flogosis, y producir en los tejidos un
modo de inflamacion menos temible. Si el sugeto es
escorbútico, ó ha hecho uso del centeno atizonado,
al mismo tiempo que se cubre la parte inflamada de
tópicos apropiados á la violencia de los accidentes
que se verifican en ella , es necesario tambien ha
cer uso de alimentos de mejor naturaleza, y emplear
algunas sustancias medicinales que obren modifican
do el estado de las visceras. Si en todos estos casos
el sugeto es débil , el pulso pequeño y lento , el ros
tro pálido y flaco; si no se manifiesta ningun signo
de irritacion gastrointestinal, se pueden administrar
interiormente, sin titubear, los tónicos como pro
pios para reanimar y sostener las acciones vitales. En
los casos contrarios estas prescripciones no convienen
jamas. En fin, cuando la gangrena es el resultado de
un esceso de inflamacion aguda , es necesario cora
batir hasta el último momento los accidentes que
tienden á producirla con los antiflogísticos locales
y generales.
Metodo cu
Una vez declarada la gangrena, despues de es rativo local.
tenderse á mas ó menos distancia, circunscribe sus
estragos ; y un círculo inflamatorio rodea las partes
mortificadas. Estas se separan, caen y dejan al des
cubierto una herida rubicunda que propende á cica
trizarse. Cuando la enfermedad es ligera puede el
Cirujano abandonar este trabajo á la naturaleza , li
mitándose á favorecer sus esfuerzos por medio de
buenos alimentos, y de la repeticion frecuente d«
las curas. La reabsorcion de las materias pútridas se
precave por medio de escarificaciones con que se
da paso á los humores, y con la aplicacion de la
corteza de encina ó de quina en polvo , que los ab-
sorven. Los licores estimulantes como el vino y el
alcohol alcanforados, sostienen y escitan la accion
eliminatoria de las carnes inmediatas. Finalmente las
partes gangrenadas superficiales deben separarse con
las tijeras y las pinzas hasta muy cerca de los te
jidos vivos. Si la mortificacion comprende todo el
espesor de un miembro , constituye el esfacelo , y
debe practicarse la amputacion por encima de las
partes gangrenadas tan luego como el círculo infla
matorio haya marcado los límites del mal.
I IO

CAPITULO IV.

De las soluciones de continuidad y de las operaciones


necesarias para su curacion.

Variedades Los Cirujanos han dado diversas definiciones de las


entre la defi- nerKJas : unos exigen que no se comprendan bajo esta
n ;non que . . . .
han dado los denominacion mas que las divisiones recientes y san--
autores de las orientas de los tejidos vivos: otros quieren que se es-
hendas y de *> . * . * *.
las úlceras, tienda
que supuran
su acepcion
; perohasta
cuidando
las soluciones
siemprede
decontinuidad
separar las

que estan sostenidas por causas morbosas interiores.


Segun los primeros , las heridas que supuran son úl
ceras; y segun los otros, las úlceras no son otra cosa
que soluciones de continuidad sostenidas ú ocasiona
das por causas internas locales ó generales. M. Riche-
rand , por ejemplo, no comprende entre las úlceras
las que estan sostenidas por callosidades , varices y
producciones fungosas , mientras que M. Boyer las
coloca en esta categoría.
Se dirá que prescindo de hablar de las opiniones y
de las distinciones establecidas por los autores entra
las úlceras telephinas , chjroninas , phagedenicas etc.;
pero lo hago porque es ya tiempo de dejar todos estos
absurdos para los libros consagrados á la historia del
arte. ¿ Mas á qué vienen las disidencias que todavía se
observan en el dia sobre estos mismos objetos? Creo
que deben atribuirse á la manía de separar lo que
se toca por todos los puntos á ese resto de espíritu es
eolástlco, de que no estan exentos los mejores talen
tos , y que consiste en querer siempre cortar y divi
dir, dando una importancia casi ridicula á distincio
nes sin utilidad. Guando un práctico es llamado para Las distin-
asistir a un sugeto
o que
». presenta
* una solucion de con- blecidas
., entre
tinuidad, ¿qué otra cosa tiene que hacer mas que estas en ferme-
i dades son in-
examinar el aspecto que presenta y procurar su cu- ut¡|eJ en ¡a
racion, separando las causas locales ó generales que práctica:
la sostienen? Que esta division sea una herida ó una
úlcera importa poco , pues esto en nada cambia las
indicaciones curativas que presenta la enfermedad:
todo el talento consiste en observar bien los fenóme
nos de esta; y la habilidad en practicar las operacio
nes ó administrar los remedios interiores que sean
convenientes. .
Por lo que á mí toca no admitiré mas que solu- paramínohay
i .i i . ^ »i masque solu
ciones de continuidad; y si trato de las causas que cjonesde con
pueden producirlas, de los accidentes que pueden tjnuidad oca-
_ i ii i.» . , . , sinnadas ó sos-
acompanarlas, y de las modihcaciones organicas, lo- tenidas pordi-
cales ó generales que las sostienen y perpetuan en al- versas causas.
gunos su ge tos, habré terminado su historia, y hecho
conocer de qué manera debe el práctico combatirlas
en todas las circunstancias.
Las soluciones de continuidad , producidas casi Estas solucio-
siempre por la accion de los cuerpos esteriores sobre nes son el re*
, ..j . . i i , suitado, ó de
los tejidos vivientes, pueden depender o do una se- violencias es-
paracion repentina de las fibras de nuestros órganos, 'erloref• ° de
JL J 1 J » • J 1 • la aCC1°n de
o de la desorganizacion de una parte de estos ultimos, ios agentes
ya por el calórico , ya por los agentes químicos ; ó <Iuimicos i . ó
*. , . de flegmas1a»
bien del desarrollo de una inflamacion que produzca ulcerosas.
la ulceracion de los tejidos que invade. En el primer
¡Basola division existe desde el primer momento; en
el segundo no tendrá realmente lugar hasta despues
, de la caula de la parte desorganizada , y en el tercero
se ve ser debida á causas irritantes, internas ó ester
nas que propenden á aumentarla.
Las causas de Las primeras pueden ser el resultado ó de la ac
ias primeras c¡on de in strum en tos punzantes , cortantes ó contun-
son muy va- r '
riadas. dentes, ó de tracciones inmoderadas ejercidas sobre
los órganos. De aqui las divisiones que se designan
con los nombres de heridas por picadura, por inci
sion , por contusion , y por rotura ó avulsion. En el
mayor número de casos estas heridas son manifiestas,
es decir , que se verifica la division de los tegumentos
al mismo tiempo que la de los tejidos sub-yacentes:
otras veces por el contrario , se dice que son ocultas,
porque los tegumentos que cubren los órganos divi
didos quedan intactos, como sucede en las contusio
nes , las roturas musculares ó tendinosas etc. ; y otras;
finalmente, los tejidos son simplemente divididos,
con destruccion ó pérdida de una parte de su sustan
cia , producida por la accion de la causa vulnerante,
lo que ha hecho distinguir ademas estas lesiones en
heridas simples y en heridas con pérdida de sus
tancia.
1> Método Las heridas por picaduras cuando no estan acom-
eurativo de paña<las m- de dolores vivos que anuncien la lesion de
las picaduras. 1 . . . .
un nervio , ni de tumor sanguíneo , producido por la
herida de un vaso considerable , deben dejarse aban
donadas á sí mismas, pues sus bordes y las paredes de
toda su estension nunca llegan á separarse mucho, y la
hinchazonligera quesobreviene en ellosbasta para man
tenerlos en contacto. La aplicacion de un parche de
emplasto de diaquilon gomado en cada una de sus es
n3
tremíJades, de compresas mojadas en una ligera di
solucion de acetato de plomo , y el reposo absoluto de
la parte , bastan ordinariamente para curar esta es
pecie de heridas. La inflamacion aguda , de que sue
len ser á veces seguidas, se precave y combate á be
neficio de evacuaciones sanguíneas generales , de apli
caciones emolientes y aun de sangrías locales. Cuando
se interesa algun miembro rodeado de fuertes apone-
vroses, y viene la estrangulacion á complicar la flo
gosis , es necesario desbridar; pero como estos acci-
nentes son bastante raros , conviene limitarse en el
primer momento 4 la prescripcion de remedios gene
rales y preservativos , y aguardar para ejecutar ope
raciones dolorosas y graves á que los fenómenos de
la irritacion las hagan necesarias. '
Cualesquiera que sean la profundidad y la direc- 2." Método
1 1 * * ^ curativo cía
cion de las heridas hechas en nuestras partes por ins- h» incisiones.
trunientos cortantes, el primer fenómeno que pre
sentan es la separacion de sus bordes, producido por
la
ó por
elasticidad
la contraccion
y la retraccion
de aquellos
de los
quetejidos
puedendivididos,
ejercer Deben reunir-

esta accion. .....


La indicacion principal
... que tambien
i-ihay mente.
se inmediata-
entonces que satisfacer , despues de haber estraido los
cuerpos estraños, ligado los vasos y limpiado la su
perficie de la division , consiste en aproximar y reu
nir los.labios de esta.
Para esto es necesario colocar desde luego la parte ¿- Situacion
en una situacion tal que los bordes de la herida tien- Parte*
dan á aproximarse por sí mismos , y que los tejidos
afectados esten relajados y flojos. Con esta intencion
se inclinan las porciones del miembro inmediatas á la
que esta herida, acia la parte de la solucion de con-
tinuidad cuando esta es trasversal. Asi , por ejemplo,
las heridas trasversales de la parte anterior del muslo
exigen que la pierna esté estendida, y todo el miem
bro doblado sobre la pelvis; pero si la division ocu
pase la cara posterior del miembro , entonces una si
tuacion contraria seria la mas útil. En una palabra,
es necesario siempre aproximar las ataduras de los
músculos cortados al través: de este modo se les pone
en relajacion , y si la herida no queda enteramente
reunida por este medio , á lo menos se colocan sus
bordes en la condicion mas favorable para esta reu
nion. En cuanto á las heridas longitudinales se reco
mienda generalmente dar al miembro una situacion
tal que sus angulos esten separados para que sus bor
des se aproximen con mas exactitud ; pero la tension
que acompaña á una situacion de este género la haca
mas perjudicial que útil, y vale mucho mas poner las
partes en un estado d« relajacion entre la flexion y la
estension. Las divisiones oblicuas deben en general cu
rarse como las heridas trasversales.
S. Vendage Pero la situacion sola no basta jamas para poner
uniuvo. en contacto ios bordes de las soluciones de continui
dad, y es necesario unir á ella la accion de otros me
dios , entre los cuales uno de los mas útiles es el ven-
Es diferente dage unitivo. Si la herida es trasversal se preparan dos
en las heridas Compresas iguales en longitud á la que tiene el miera-
trasversales, .
bro herido, y tan anchas como larga es la herida.
Una de estas compresas debe dividirse en tantos cabos
cuantas son las pulgadas que tiene de longitud ; y en
la otra se hacen otros tantos ojales cuantas son las
lengüetas en que se ha cortado la primera, comple
tando el aparato con dos vendas arrolladas cada una
en un globo. Se pone sobre el miembro la compresa
hendida, y su estremidad , opuesta á los cortes , se fija
debajo de la herida por medio de la venda , cuyos cir
culares pasan por encima de esta estremidad, la cual
se redobla muchas veces sobre ellas , subiéndola des
pues por medio de círculos oblicues hasta la inmedia
cion de la herida , en donde se hace tener el globo á
un ayudante. La otra compresa se coloca y fija en la
parte superior de la misma manera ; y la segunda ven
da, llevada tambien cercado la herida, se confia igual
mente al ayudante. Pasando entonces las tiras de la
una por los ojales de la otra, que deben correspon
der á la solucion de continuidad , y tirando de sus es-
tremidades en sentido contrario, aproxima el Ciru
jano exactamente los bordes de la herida. El globo de
la venda superior desciende formando espirales sobre
la compresa superior, cuya estremidad se redobla mu
chas veces sobre laj últimas circulares. La venda in
ferior sirve á su vez para mantener superiormente los
cabos de la compresa inferior; y de este modo todo
el miembro se encuentra exactamente cubierto. Este
vendage obra de una parte impeliendo una acia otra
las paredes opuestas de la herida, y de otra compri
miendo los músculos, y oponiéndose á sus contrac
ciones. Para que esté bien hecho , es necesario que
comprimiendo con igualdad todas las partes que com
prende no produzca nipgun dolor. Para precaver el
infarto edematoso de la porcion inferior del miembro
conviene rodearle con una renda desde la estremidad
de los dedos hasta la parte inferior del vendage
unitivo.
Para las heridas longitudinales se toma un pedazo y en la» herí
a»f longitud!- de lienzo de una anchura algo mayor que la esten-
n'k'' tres
sion ódecuatro
la herida,
vueltasy al
bastante
miembro.
largo
Estapara
venda
poder
se arro
dar

lla en un globo , y su cabo libre debe estar cortado


en tiras de diez ó doce pulgadas de longitud , y de una
de ancho : á una distancia mas ó menos larga se ha
cen otros tantos ojales cuantas son las tiras. Se colo
can longitudinalmente dos compresas graduadas y
gruesas á los lados del miembro, haciendo que las
sostenga un ayudante á fin de empujar una acia otra
las partes laterales de la division, aumentando la es-
tension del diámetro á que corresponden. Entonces
se aplica el medio del intervalo comprendido entrelos
ojales y la base de las tiras sobre la region del miem
bro opuesto á la herida ; y llegados los cabos sobre
esta se pasan por los ojales, y tirando de aquellos en
sentido opuesto se reune perfectamente la division.
Finalmente , con el globo de la venda se dan sobre
todo el aposito tres ó cuatro circulares que le dan la
seguridad necesaria.
V. Tiras aglu- Los emplastos aglutinantes, útiles solamente en
tmuites. las d¡vis¡onej superficiales , estan compuestos de una
sustancia tenaz, susceptible de adherirse íntimamente
á la piel , y estendida sobre una tela fuerte ó sobre un
tafetan tupido. Se les corta en tiras de tanta mayor
longitud y anchura, cuanto mas se desee que aprie
ten los labios de la herida; y segun sea la naturaleza
del emplasto asi se les calienta ó humedece ligeramente
antes de aplicarlos : despues , pegando una de sus mi
tades sobre uno de los labios de la herida, se la sos
tiene con los cuatro últimos dedos de la mano iz
quierda , mientras que con el pulgar se aproxima el
ii7
labio opuesto hasta que esté en contacto con el otro,
y se aplica sobre él la otra mitad de tira á fin de man
tenerle en esta situacion. Segun sea la herida, mas ó
menos larga , asi se multiplican mas ó menos estas
tiras, las cuales deben tener siempre una direccion
perpendicular á los labios de esta: en fin, se les es
cota un poco en su parte media para que sus bordes
puedan estar en contacto en toda su estension , menos
en el parage de la division , en donde deben dejar un
intervalo para la libre salida del pus. A las tiras aglu
tinantes se añade frecuentemente el vendage unitivo,
y se cubre la herida con una corta porcion de hilas.
Cuandjg parece haberse verificado ya la reunion de la
solucion de continuidad , se empiezau á levantar los
emplastos por sus estremidades hasta la herida , y des
pues se les acaba de separar , sosteniendo con los de
dos los bordes de esta última.
La sutura, tan empleada por los antiguos, halle- d. Sutura:
gado á ser para los Cirujanos modernos una operacion
casi inusitada. Su ejecucion , perjudicial algunas ve- Está cari enta-
ces y las mas inútil , ha venido poco á poco á reducirse nte VT01*.
á ciertos casos especiales fáciles de determinar , y en
que la necesidad de conseguir una reunion exacta so
brepuja al deseo de evitar algunos dolores al enfermo:
tales son las heridas de las mejillas, de los labios, de
las paredes del vientre , del canal intestinal etc. Sin
embargo se emplea tambien en todas las partes del
cuerpo cuando los colgajos medio separados tienden
incesantemente á abandonar la superficie de la divi
sion. La sutura que entonces conviene es la que se
llama entrecortada. Para ejecutarla se hace uso de
agujas aplanadas semicirculares , cortantes por los do*
Ii8
lados de su punta, y con un ojo en su estremidad
opuesta , por el que se pasa un cordoncito de hilo en
cerado. Armada asi e sta aguja , y tomada entre el dedo
pulgar, qué debe corresponder á su concavidad, el
índice y el de corazon , que apoyan sobre su convexi
dad , se presenta á las partes en una direccion per
pendicular á su superfic ie. La punta debe penetrar al
principio de fuera adentro al traves de uno de los la
bios de la herida , y lleg. ada al fondo de esta se la re
tira para hacerla atravesar despues el otro labio de
dentro á fuera. La aguja debe introducirse á tanta
mayor distancia del borde sangriento de la piel, cuanto
mas profunda sea la herida y mas separados esten sus
bordes uno de otro. Despues de haber dado un nú
mero suficiente de puntos, un ayudante aproxima las.
partes, mientras que el Cirujano ata por sí mismo los
hilos por medio de un nudo simple y una lazada. Es
necesario evitar con cuidado el apretar uno contra
otro los labios de la herida , pues basta ponerlos lige
ramente en contacto ; y sin esta precaucion la hin
chazon que debe apoderarse de ellos los obligaría á
rehacerse sobre los hilos , ocasionarla dolor , y tal vez
inutilizaría la sutura. Para disminuir el esfuerzo, que
los hilos deben entonces ejercer, conviene favorecer
su accion por medio de una situacion conveniente y
del vendage unitivo. Ácia el octavo ó décimo dia, ve
rificada ya la reunion de la herida, se corta cada hilo
sobre una sonda acanalada, cerca de su entrada en
los tegumentos, y volviendo la otra estremidad se van
sacando con precaucion , teniendo cuidado de soste
ner las partes, y poniendo despues en su lugar algunas
tiras de emplasto aglutinante, que deben permanecer
por algunos dias. Siempre que se emplee la sutura es
necesario no perder de vista su accion, á fin de aflo
jarla si se manifestase una hinchazon considerable que
pusiese los hilos demasiado tirantes.
Por corta que sea la estension de los colgajos Es muy du-
separados de nuestras partes, siempre es necesario paites «átera-
volverlos á aplicar de nuevo; y aun se ha llegado á mente separa-
, • . i-i das del cuerpo
pretender que ciertas porciones, como la nariz, las sereunan,
orejas y las extremidades de los dedos , enteramente
separadas de él son susceptibles de volverse á unir
á sus correspondientes superficies ; pero debe dudar
se de la realidad de los hechos citados en favor de
esta opinion. En efecto , para que se verifique la reu
nion, es necesario que las dos partes apuestas una
á otra gocen de vida y puedan inflamarse. Pero como
la porcion separada debe morir por el solo hecho
de su ablacion total , es imposible que en lo suce
sivo resida en ella ninguna accion vital; y por lo mis
mo es casi siempre inútil aplicarla d« nuevo, y solo
un impulso de curiosidad puede intentar esta ope
ración , lá cual por otra parte no presenta ningun
riesgo. Pero si esto no obstante se intentase, es ne
cesario observar que si al tercer dia el frio de la,
parte aplicada y su cofor negruzco anuncian su des
composicion, debe quitarse como una pieza de apo
sito inútil, y curar la division segun el método or
dinario.
Puestas en contacto las paredes ensangrentadas Mecanismode
i i i •i . n i i rlla reunion in-
de las heridas, se inflaman, se cubren de una falsa mca¡atadelaa
membrana análoga á la que se observa en las mem- heridas,
branas serosas , que organizándose en tejido ce
lular denso, apretado y semi-fibroso , forma la base
120
de la cicatriz. Las disecciones practicadas en todas*
" las épocas del trabajo de la cicatrización de las he
ridas, han puesto fuera de toda duda este hecho
importante de anatomía patológica. Por consiguien
te el Cirujano ha de considerar la parte herida como
Un órgano que debe inflamarse, pero cuya inflama
cion importa contener dentro. de ciertos límites. En
efecto, si es demasiado intensa, en lugar de ser ad
hesiva, se terminará por la secrecion de pus, lo
que haria inútiles todos los esfuerzos del arle en fa
vor de la reunion. Para evitar este accidente es ne
cesario mantener al sugeto en un reposo absoluto,
someterle á una abstinencia severa, al uso de bebi
das emolientes , y si es pletórico, hacerle una san
gría mas ó menos abundante: si á pesar de estas pre
cauciones sobreviene una grande hinchazon inflama
toria , debe recurrirse á las aplicaciones de sangui
juelas sobre los bordes de la herida , y calmar de es
te modo el esceso de irritacion. Finalmente, si es
tos remedios no bastan, lo que sucede rara vez, es
necesario aflojar y aun suprimir los medios de union
empleados, y abandonar la herida á sí misma.
Debe inten- La reunion de las heridas debe intentarse en to-
tarse siempre. ¿os los casos; pues aun cuando sea imposible ve
rificarla enteramente, aproximando los labios de las
soluciones de continuidad siempre se abrevia mucho
3.° Metodo la curacion. Sin embargo , algunas veces es necesa-
eurativodelas ri0 oDrar de otro modo. Cuando la superficie ensan-
henaas con _ 1
perdida
taneia. de sus- tacto
grentadadel por
aire una
, cubriéndola
herida ha despues
estado espuesta
con los cuerpos
al con-

inflama
estrañosfuertemente
que nosotros
l una
empleamos
tumefaccion
paralas
mas curas,
ó menosse
Considerable rodea sus bordes; las partes á cuyas es-
pensas se forma, son penetradas por la sangre, que
inyecta todos los vasos é infarta todos los tejidos;
la superficie misma se pone roja, seca, de un color
oscuro , y se produce en ella un dolor mas ó me
nos vivo. Ácia el segundo dia adquieren estos fenó
menos su mas alto grado de intension , y se desar
rolla una calentura cuya violencia es proporciona
da á la estension y á la vivacidad de la flogosis lo
cal. Veinte y cuatro horas despues disminuyen los
accidentes; una resudacion serosa y sanguínea, y
despues mas consistente, penetra el aposito, y se es
tablece la supuracion sanguinolenta al principio, y
muy pronto dotada de las cualidades del verdadero
pus. En este tiempo los tejidos que entran en la com
posicion de la herida pierden su caracteres orgáni
cos especiales ; la fibrina de los músculos , la gelati
na de los tendones, de las aponevroses, de los cartí
lagos etc., son absorbidas ó destruidas; y la super
ficie entera de la herida se cubre de granulaciones
rojizas, celulosas y vasculares que se llaman mame
lones carnosos. Estas granulaciones forman una espe
cie de membrana que continua segregando pus, y que
desecándose despues de la circunferencia al centro,
constituye el tejido de la cicatriz. Estos fenómenos
se suceden rápidamente en las partes celulosas y car
nosas , y se verifican con mas lentitud en las apo
nevroses , los tendones , los cartílagos y los huesos;
cuyas partes puestas al descubierto son frecuentemen
te heridas de muerte, y se separan á la manera de
las escaras. La formacion de la cicatriz es siempre
precedida de la depresion de los bordes de la heri-s
123
da, los cuales se alargan acia el centro de la divi
sion ; lo que ha hecho creer por mucho tiempo en
la regeneracion de las carnes y de los tegumentos.
Tales son los fenómenos que presentan los di
versos periodos de las heridas con pérdida de sus
tancia. Es evidente que la inflamacion desempeña en
ellos el principal papel , y que el deher del Cirujano
consiste en moderar su violencia, y por consiguiente
en hacer menos considerable la duracion de la en
fermedad. Para esto se emplearán las curas suaves y
sencillas hechas con hilas finas blanqueadas en lejia,
observando con mucha atencion el estado general del
«ugeto y el de la parte afecta , á fin de combatir en
cualquier parte que se presenten los fenómenos de
una irritacion demasiado viva. Luego que la herida
empieza á cicatrizarse , deben colocarse al rededor de
sus bordes vendoletes untados de cera to para preca
ver que las hilas se peguen á ellos, y por consiguien
te1 los tirones y rasgaduras que esto podia ocasionar.
Estas precauciones generales y estas curas bastan
para que en poco tiempo se cicatricen completamen
te las heridas mas estensas.
Obütá«ulos Sin embargo, diversas circunstancias pueden re
para la cica- tardar aun el trabajo reparador de la naturaleza; y la
heridas que su- inflamacion de la superficie de las heridas puede,
P^a°- . como todas las otras, estar sostenida y exasperada en
delas FÍsceras, términos de llegar á desnaturalizar las partes que in
vade, y aun á destruirlas. Debe observarse aqui que
las visceras, y en especial las digestivas, ejercen la
influencia simpática mas poderosa sobre las heridas,
y que su irritacion ocasiona con mucha frecuencia la
degeneracion de estas últimas; de suerte que tanto
123
para el Cirujano como para el Médico , propiamente
dicho, el examen de los principales órganos de la
economía es un objeto del mayor interes. Basta las
mas veces hacer cesar una irritacion gástrica poco
intensa para ver mejorarse el aspecto de una heri
da, y para que la cicatrizacion vuelva á adquirir su.
curso regular.
Cuando una irritacion repentina y violenta del n. Metastasis,
pulmon , de la pleura ó de cualquiera otro órgano
hace cesar la de una herida, y ocasiona lo que se de
signa con el nombre de metastasis, al mismo tiempo
que se combate la nueva flogosis por medio de sau-
grias generales y locales, es necesario cubrir la solu
cion de continuidad con sustancias irritantes, sus
ceptibles de producir en ella una revulsion saludable.
La irritacion de las heridas tiene algunas veces c. Hemorra-
por efecto la exhalacion de sangre de los vasos capi- Sla apilar,
lares de los mamelones celulosos y vasculares. Este
accidente es easi siempre el resultado de curas toscas
é irritantes que aumentan la accion vascular y el aflu
jo de la sangre, y se remedia con el uso de sustan
cias emolientes y de curas mejor dirigidas. En al
gunos sugetos esta exhalacion sanguínea parece de
pender de una disposicion especial á las hemorragias,
en cuyo caso es necesario cambiar el modo de irrita
cion de la herida, y recurrir á los astringentes mas
enérgicos: yo he sido testigo de un caso de esta espe
cie, en que fué necesaria la aplicacion del cauterio
actual á la superficie de una herida de sable , simple y
produciéndose
poco profunda,sinencesar,
que laamenazaba
hemorragia
la vida
capilar,
del re-,
he

rido.
ia4
Callosida- Los endurecimiento! callosos de los bordes de las
heridas , producidos siempre por una irritacion pro
longada, ceden por una parte á la sustraccion de las
causas que los han ocasionado , y por otra á la apli
cación de tópicos emolientes que las ablandan y des
truyen. Guando estas callosidades son secas y consi
derables , es las mas veces necesario cortarlas con un
instrumento.
bordes
E. Adelgaza.
de las o enSucede
las 'Ierí^as
algunas
GOnveces
desprendimiento
en los abscesos
de subcutáneos
la piel, que

heridas. esta, despojada de su tejido celular, queda tambien


destituida de propiedades vitales, y no puede re
unirse al fondo de donde ha sido separada. En estos
casos la cicatriz no puede comunmente organizarse,
y la solucion de continuidad se perpetúa. Para ocur
rir á esto es necesario comprimir las porciones se
paradas sobre la parte que cubren ; y si este medio
convenientemente empleado y favorecido con algunas
inyecciones irritantes no fuese suficiente, se deben
cortar con las tijeras de bordes corvos, ó dobladas
en el mismo sentido las porciones desprendidas de
los tegumentos.
V. Vegetacion Cuando los mamelones celulosos y vasculares cre-
demasiado ac. cen con demasiada rapidez , sobresalen muy pronto
tiva de los mi- ,
melones car- de la superficie de la piel inmediata , y no pueden tras-
nosos. formarse en cicatriz. Este accidente se precave apre
tando moderadamente el aposito; y si esto ijo basta
se reprimen las carnes exuberantes, pulverizándolas
con alumbre calcinado , ó mejor aun tocándolas
con el mírate de plata fundido. Este cáustico , pasa
do ligeramente por la superficie de los mamelones
carnosos •, produce en ella una escara delgada y blan-.
y
medio
qnecina
que de
enque
ulteriores
caso
se separa
de necesidad
aplicaciones.
á las veinte
puedey renovarse
cuatro horas,
por

En los tiempos frios y lluviosos, cuando los heri- G. GangTea»


, .. , ... de hospital,
dos
húmedas
eStan yreunidos
mal ventiladas;
en gran cuando
numerose enemplean
salas bajas,
para

las curas objetos poco limpios, ó alterados por una


larga permanencia en los almacenes, ss observa fre
cuentemente que las heridas contraen una inflamacion
ulcerosa que se ha designado con el nombre impropio
de gangrena de hospital. La solucion de continuidad
se pone repentinamente muy dolorida ; sus bordes se
inflaman, se hinchan y se ulceran ; el pus es viscoso,
glutinoso , y mezclado de copos albuminosos; los ma
melones celulosos y vasculares se ponen de un color
pardusco , y se destruyen ; el tejido celular inmediato
le gangrena rápidamente, y la herida aumenta á la
vez en superficie y profundidad por la sucesiva denu
dacion y muerte de los tegumentos , los músculos,
los ganglios linfáticos y los vasos. Se declara simpáti
camente una gastro-enteritis violenta , las fuerzas se
disminuyen , y frecuentemente sucumbe el enfermo.
El contacto de las materias impregnadas del pus de
las heridas que estan en este estado, y aun los mias
mas que se elevante ellas parecen ser suficientes para
propagar la enfermedad. ... .;
La curacion preservativa de esta irritacion terri
ble consiste en remover las causas de su desarrollo
que quedan indicadas. Una vez declarada , todaviá
deben combatirse estas mismas causas, examinar con
cuidado el estado del enfermo , y hacer uso de los emo
lientes y de las sangrías locales cuando la llaga está
126
muy inflamada y dolorida , y la calentura os muy viva.
Si estos primeros remedios no bastan , ó si los acci
dentes son moderados , es necesario recurrir inme
diatamente á la quina , al polvo de carbon y al cloro
para curar la llaga, y aun á la cauterizacion de su.
superficie con el hierro candente. Inteiiormente una
abstinencia severa y bebidas emolientes,; cuando la
gastro-enteritis es intensa, un régimen severo, pero
■compuesto de sustancias de buena calidad, si es que
los síntomas no son muy graves tale? son los me
dicamentos que deben emplearse. No dehp olvidarse
que las medidas higiénicas, la dispersion de los heri
dos en parages mas sanos, las fumigaciones con el
cloro, y la limpieza mas escrupulosa, son los medios
mas eficaces para circunscribir ó hacer cesar los es
tragos de la enfermedad. .
H. Degenera- Irritadas las soluciones de continuidad por la fal-
cion cancero- . j •i i i ■ ' i i.
sadeks heri- *a "e cuidado en las curas, o por la aplicacion reite
ras, rada de sustancias estimulantes, no es r&ro verlas in
flamarse con violencia , aumentarse y degenerar en

' (i) No siempre se declara simpáticamente una gastro.enteritís


violenta , como parece suponer el autor , á consecuencia de la
degeneracion pútrida de las heridas y de las úlceras; pues estas
pueden irritarse, adquirir la degeneracion pútrida de que se
trata, y obrando simpáticamente sobre el sistema vascular,
ocasionar la calentura , si no con absoluta independencia de la
inflamacion de la radmbrana muscosa gastrointestinal , presen
tando al menos síntomas tan ligeros que .apenas testifiquen su
existencia. En este cafio, y cuando la accion de diversas causas
debilitantes han llegado á agotar las Fuerzas del enfermo, creemos
que se deben emplear los medicamentos internos tónicos y esti
mulantes , tan recomendados por los autores en casos de esta
especie para auxiliar la curacion esteiior. Notti de ios Traductora.
«7
úlceras cancerosas. Esta terminacion es mas frecuen
te en el rostro, en los labios, en el miembro, en una
palabra en todas las pattes que abundan de nervios
y de vasos sanguíneos, que en las demas. La úlcera de
que se trata depende á veces de la cansa mas ligera;
un mamelon carnoso, irritado incesantemente por el
enfermo, da origen á una llaga estensa. El cancer de
las soluciones de continuidad tiene mucha analogía
con la gangrena de hospital. En efecto, principia co
mo ésta por un aumento de la sensibilidad local , y
una viva inflamacion de la superficie y de los bordes
de la solucion de continuidad: estos se elevan, se
enrojecen, se ponen duros y doloridos, las carnes
Angostadas se destruyen , la solucion de continuidad
aumenta incesantemente, dolores agudos y lancinan
tes la traspasan en todos sentidos y los tejidos que
afecta se endurecen , se ponen lardaceos y se confun
den en una alteracion absolutamente homogénea.
¿Quién no reconocerá en estos fenómenos los efectos
de una inflamacion prolongada y continuamente exas
perada de los órganos ? La verdadera naturaleza de
la enfermedad resalta en cierto modo de todas las
circunstancias que la acompañan, y solo los sofismas
y la direccion viciosa dada por la escuela de Bayle á
la anatomía patológica, han podido hacerla des
conocer.
A fin de precaver el desarrollo de esta afeccion
cancerosa de las heridas basta curarlas con suavidad
y no aplicar á ellas mas que sustancias emolientes ó
incapaces de exasperarlas. Cuando , descuidadas estas
atenciones, se manifiesta el cancer, debe recurrirse
á las aplicaciones relajantes, á las sangrías locales., ¿
128
los baños, y en una palabra á todo el aparato de re
medios antiflogísticos, á beneficio de los cuales ss
consigne frecuentemente restituir las partes a su es
tado natural. Cuando estos remedios son inútiles es
necesario , para detener los estragos de la enfermedad,
ó estirpar la úlcera, ó destruir los tejidos que ocupa,
ya con el hierro candente, ya por medio de causti
cos. Para que estas operaciones surtan buen efecto,
importa cortar la totalidad de los tejidos enfermos, ó
reducirlos a' escara mediante una ó á lo mas dos apli-
de Aplicaoion
la pomada ocasiones,
caciones. Entre
uno delosloscáusticos
mas eficaces
que seesemplean
el polvoenllama-
estas
arsemcal. 1
do
de óxido
de Rousselot,
de mercurio
en cuya
sulfurado
composicion
rojo , 0,22
entran
de 0,70
san

gre de drago, y 0,08 de óxido blanco de arsénico.


Este polvo se deslie con saliva hasta formar una pas
ta blanda, de la cual se estiende una capa de me
dia á una línea de espesor sobre la herida, limpián
dola bien antes. Esta pasta sostenida por un venda-
ge conveniente, se endurece muy pronto y forma
sobre las partes una costra sólida que cae desde el dia
diez hasta el veinte, dejando debajo una solucion de
continuidad de buena índole, y aun cubierta en par
te de una materia espesa y blanquecina. Esta prepa
racion no debe emplearse sino con grande precaucion
en las úlceras de mucha estension , pues se han visto
casos de esta especie en que la absorcion del arsénico
ha ocasionado todos los síntomas del envenenamiento
y aun la muerte.
']. Atonía de Para que se forme la cicatriz es necesario que los
T*ididastes d " tejldos divididos conserven un grado conveniente de
' irritacion. La exasperacion de su flogosis puede pro
ictucir accidentes graves, como acaba de verse; pero
si su atonía no es seguida de fenómenos tan peligro
sos, á lo menos tiene por efecto dejar la solucion de
continuidad en una inaccion completa. Las heridas,
cuya irritacion no es bastante viva para permitir que
se forme el nuevo tejido de la cicatriz, estan pálidas,
casi insensibles, frias al tacto, y todas las aciones vi
tales son en ellas evidentemente débiles: los sugetos
linfáticos, escrofulosos y débiles presentan frecuente
mente soluciones de continuidad de esta especie. En
tales casos conviene emplear los remedios higiénicos
y medicinales mas propios para fortificar la constitu
cion y curar la herida con sustancias estimulantes y
tónicas, como el cocimiento de la quina y del vino,
el alcohol, el algodon , la lana etc.
La dilatacion varicosa de las venas inmediatas á x. Varice»,
las heridas es bastante frecuente en las piernas, y
ocasiona el retraso de la curacion. Pero para remover
este obstáculo basta una compresion melódica sobre
los vasos dilatados, y el uso de algunas lociones as
tringentes; teniendo entendido que si hubiese una
irritacion viva en la herida sería preciso abstenerse
de este último remedio , ó sustituirle las aplicaciones
emolientes.
El escorbuto es una de las causas mas poderosas t Escorbuto,
que se opone á la cicatrizacion de las soluciones de sífilis, herpes,
., , ,. , sama etc.
continuidad, cuyas carnes se ponen entonces blandas,
fungosas, azuladas, inyectadas de sangre venosa y
propensas á la hemorragia. Guando se reconoce esta
complicacion es necesario apresurarse á combatirla
por medio de algunas aplicaciones tónicas, á benefi
cio de las cuales toma muy pronto la herida un as
l. 9
i3o
pecto mejor, y se la ve caminar acia la cicatrizacion.
En los casos en que la sifilis, los herpes ó la sarna
hayan ocasionado la solucion de continuidad ó con-
trihuyan á perpetuar su existencia , deben emplearse
estos mismos remedios ú otros análogos. La historia
de las prescripciones internas, de que conviene hacer
uso en estes casos, me llevarían mas allá de los lí
mites que me he prescrito.
4.» Método Las heridas contusas acompañadas de magulla-
' ""herid as mient0 7 aun de la desorganizacion de los tejidos que
contusa». forman sa superficie, no son susceptibles de reunir
se inmediatamente. Para que sus paredes puedan con-
i traer adherencias, es preciso esperar á que la supura
cion las haya desembarazado de los restos de vasos y
tejidos que les cubren. En las heridas de armas de
fuego, que son contusas en el mas alto grado, estos
restos forman verdaderas escaras estendidas sobre to
da la estension de la division , y no se separan sino
despues de mas ó menos tiempo. Habiendo sufrido
una violencia muy considerable las partes contusas y
divididas, deben ser necesariamente el asiento de in
flamaciones mas graves que las heridas simples hechas
con instrumentos cortantes, y por lo mismo recla
man tambien bajo este respecto atenciones particula
res. Despues de haberlas desembarazado de los cuer
pos estraños que pueden cubrirlas, deben aproximar
se cuanto sea posible sus colgajos, curar su superficie
con sustancias demulcentes, poner la parte en rela
jacion y cubrirla de lienzos empapados en un líquido
emoliente y al mismo tiempo narcótico , como una
disolucion muy ligera de opio gomoso' en agua de
malvas. Rociando incesantemente la herida con este
i3r
líquido se consjgue las mas veces dismjnuir consi
derablemente la inflamacion. Pero si este remedio no
basta, las sangrías locales son dela mayor utilidad.
Una vez establecida la supuracion se pueden reunir
las partes susceptibles de serlo, y entonces se ve que
los mamelones celulosos y vasculares se reunen, con
traen adherencias, y de este modo abrevian mucho
la curacion.
Estos mismos remedios son los que mas convie- 5.* Método
i i • i i i i c • • curativo delas
nen en las heridas hechas con armas de mego: sin em hermas ¿e ar-
bargo, dabiendo inflamarse en toda su estension las mas de fuego.
partes que recorren las balas, y no pudiendo veri
ficarse esto sin ocasionar su hinchazon, cuando la he
rida afecta al miembro rodeado de una fuerte apone-
vrose, es necesario hacer en él una ancha incision á
fin de dilatar la herida y precaver la estrangulacion
de los órganos profundos. Estas incisiones no deben
prodigarse; es decir, que no deben hacerse en los
parages en que no sea de temer la estrangulacion; pe
ro tampoco deben omitirse en los casos contrarios, y
entonces vale mas que sean grandes que no pequeñas.
El Cirujano debe buscar y estraer con la mayor so
licitud las balas, los pedazos de vestido , las monedas
y aun las porciones huesosas fracturadas que hayan
podido introducirse en las heridas ( i ). Si estos cuer- Efectos de
pos permaneciesen introducidos en las partes vivien- 'a presencia
. . i • i i i i i, . de los cuerpos
tes, se les vena producir al rededor de ellos una in- estraños ea

(1) Lo» Cirujanos españoles no estraen al instante, ni en


todas las circunstancias, como aconseja el Autor, los cuerpos es
traños de las heridas de armas de fuego; pues la situacion dema
siado profunda <le estos , el haber corrido un espacio muy lar
go y tortuoso eu un miembro voluminoso , el hallarse colocados
x32
las partes vi- flamacíon que, siendo poco viva, ocasionaria la or-
,unus. ganizacion de un quiste celulo-fibroso, dentro del
cual quedarian contenidos, y acaso irian alterándose
y destruyéndose insensiblemente. Pero mas intensa
esta flogosis produce la supuracion y la formacion de
un absceso , con cuya materia salen los cuerpos estra-
Reglas gene- ños. Para estraerlos , lo primero que debe hacerse
«traccion *" es asegurarse de su situacion y dirigir ó unas pinzas,
que no deben abrirse hasta haber tocado inmediata
mente el cuerpo estraño, ó una cuchara que se intro
duce á lo largo de la pared opuesta de la herida , á
fin dp hacerlos caer en su cavidad, ó en fin un tira
fondo, cuyo uso conviene principalmente cuando la
bala está fuertemente encajada en la sustancia de un
hueso. Algunas veces conviene practicar contra-aber
turas
traer mas
de mas
facilmente
ó menoselestension
proyectil,
, yayacon
parael facilitar
fin de es-
la

salida del pus. Esta operacion debe practicarse con


el bisturí guiado ó por la huella de la bala , ó por la
eslremiciad de un estilete introducido en la herida,
cuidando de salvar el curso de los nervios y de los
vasos. Hechas estas primeras diligencias, debe curar
se la herida del modo mas suave, y estar pronto á
combatir por todos los medios convenientes el esceso
de inflamacion que puede sobrevenir en ella.
Losacciden- Entre los accidentes á que las heridas de armas
tes mas gra- de fue„0 dan ocasion mas particularmente que las
.ves a conse- ° r t.
junto
chas veces
á unanoarteria,
pueda verificarse
y mil otrasnicircunstancias,
aun deba intentarse
hacen su
queestrac-
mu-

cion. En estos casos se presentan con la supuracion entre las hi


las al cabe de mas ó menos tiempo, sin ocasionar los malos re
sultados que indica ei Cirujano francés. Nota de los Traductores.
i33
otras, debe colocarse la conmocion y el estupor mas cuencíadees-
f r i i i i_ 'j tas heridas,
omenos graves y prorundos de las partea heridas, soniaconmo.
los espasmos y el tétano , resultado de la dislacei acion cion, el estu-
de los tejidos apretados y abundantes de nervios. Los e?* té-
primeros exigen que se hagan todos los esfuerzos pa- tano-
ra llamar la vida á los tejidos, á beneficio de friccio
nes y de aplicaciones tónicas, despues de lo cual se
vuelve á el uso ordinario de los atemperantes. Los
otros reclaman la aplicacion de los remedios locales
mas propias para hacer cesar la irritacion y el dolor,
y al mismo tiempo la administracion de medicamen
tos internos capaces de oponerse á la afección simpá
tica de los centros nerviosos.
La avulsion de los miembros mas considerables e.« Método
no ha dado lugar á accidentes graves. Las heridas de curatlvo. áe
° D « las heridas
ragias,
este género
cualquiera
no sonque
comunmente
sea el volumen
seguidas
de las
de hemor-
arterias, por avulsion,

arrancadas: tal es el modo como estos vasos, despues


<3e haber sido escesivamente distendidos, vuelven so
bre sí mismos y se ocultan profundamente en las
partes. Las indicaciones que se presentan en todos
los casos de este género , y que bastan para conseguir
una pronta curacion , consisten en ligar los vasos que
puedan descubrirse , aproximar cuanto sea posible los.
bordes de las heridas, y precaver y combatir la infla-,
maciori demasiado viva de los tejidos.
Hay circunstancias en que, al mismo tiempo que Método
se hace una herida , se deposita en el tejido de nues^ h^^heridas
tros órganos una materia estraña mas ó menos activa envenenadas,
ó irritante, que produce por su absorcion accidentes
de mayor ó menor gravedad. En todos estos casos la
herida está envenenada, y la primera indicacion debe
i34
ser siempre neutralizar el veneno. Por esta razon la*
cortaduras que se hacen al disecar cadáveres de mu
chos dias, deben cauterizarse al momento. Las pica
duras de abeja, cuando son muy multiplicadas, exi
gen que se saque inmediatamente el aguijon que el
animal ha dejado en ellas , y en cuya base hay una
Vesícula que vierte un líquido irritante en el centro
de la herida. En seguida debe meterse la parte en un
baño de agua de nieve, y cubrirla por espacio de
muchos dias de compresas empapadas en agua y vi
nagre fria, renovándolas a' medida que se calientan.
.¿.Mordedura La mordedura de la víbora ocasiona mas acciden-
de la víbora. tes graves que las heridas precedentes ; y aunque co
munmente no sea mortal esta lesion para el hombre
en nuestras provincias, sin embargo ocasiona fenóme
nos los mas alarmantes. Se siente al momento un dolor
vivo, la hinchazon inflamatoria se desarrolla y propa
ga muy pronto, las manchas lívidas que cubren las
partes afectadas y anuncian la tendencia á la gangre
na, los vértigos, los desmayos y una sensacion de
postracion general demuestran cuan profunda es la
impresion hecha por el veneno sobre el sistema ner
vioso. Dilatar la herida por medio de incisiones con
venientes, aplicar á sus paredes mediante un pin-
celito el hidroclorato de antimonio líquido, fro
tar todas las partes hinchadas con una mezcla de
aceite comun y de amoniaco, cubrirlas con compre
sas mojarlas en este tópico, administrar interiormen
te los cordiales, los sudoríficos y aun el amoniaco
diluido en las bebidas: tales son los remedios que
redama desde luego el herido , y á los cuales debe
recurrirse al momento. Esta conducta es la única que
i35
conviene seguir en los casos de mordeduras hechas
por los reptiles de las regiones ecuatoriales, sir es
que la muerte siempre pronta que ocasionan da lu
gar á hacer uso de algun medio terapéutico.
La cauterizacion instantánea y profunda de las B. Mordedft.
, ., . . . - ra de los ani-
heridas es tambien el remedio mas ehcaz que cono- roaies rabio-
cemos contra las mordeduras de los animales rabio- sos'
sos. La indicacion que en este caso debe satisfacerse
es la de precaver la enfermedad, oponiéndose á la
absorcion de la baba depositada en la herida. A fal
ta de cauterios ó de cáusticos deben hacerse lociones
reiteradas y presiones dentro del agua para hacer
salir la sangre y todo lo que puede contenerse en
la herida; pero estos remedios no bastan, y es siem
pre necesario recurrir lo mas pronto posible á la cau
terizacion hecha con el hidrocl'orato de antimonio ó
con el hierro candente. Una vez declarada la rabia,
no se conoce hasta ahora ningun medio capaz de con
tener sus estragos: sin embargo la inyeccion de agua
en las venas parece haber producido buenos efectos
en un animal rabioso que M. Magendie sometió á este
esperimento; pero á pesar de que este medio haya
sido empleado en el hombre, es necesario esperar
para apreciarle definitivamente á que ensayos ulterio
res confirmen los efectos que produee.
Las contusiones son soluciones de continuidad 8/ Curacion
ocultas, en las que los tejidos son mas ó menos des- de las contu"
* siones.
organizados por la accion de la causa vulnerante. La
sangre que sale de sus vasos infiltra las mallas celulo
sas
nicos
, y; se
demezcla
maneralasque
masllega
veces
á reducir
con los el
despojos
órgano orgán
con

tuso á una especie de líquido pultáceo hqmogéneo,


i36
bastante semejante á las heces del vino. A desórdenes
tan considerables sucede necesariamente una infla
macion intensa. Si la contusion parece ser de mediana
presas
consideracion
empapadas
, deben
en un
aplicarse
líquidoá la
resolutivo,
parte herida
rociadas
com-»

frecuentemente, y sostenidas por un vendage media


namente apretado. Cuando á pesar de este medio,
ayudado
flogísticos,
desela desarrollan
quietud, deloslasaccidentes
sangrías yinflamatorios,
de los anti-

es necesario sustituir á los resolutivos los emolientes,


y practicar sangrías locales mas ó menos abundan
tes. Aunque la parte contusa presente fluctuacion, y
contenga evidentemente sangre estravasada , no con
viene practicar al principio ninguna incision. En efec
to, lo mas comun es que el líquido se absorva, y que
se verifique rápidamente la curacion, mientras que la
impresion del aire sobre las paredes de los tumores
sanguíneos ocasiona siempre ó una inflamacion viva ó
una supuracion prolongada. Por otra parte nada se ar
riesga en esperar, porque si la absorcion no se veri
fica ningun inconveniente puede resultar de que se
retrase la abertura de la coleccion sanguínea. Si hu
biese alguna arteria considerable abierta en un tumor
de este género , sería necesario descubrirla y ligarla
por mas arriba de la herida, mas bien que dividir el
tumor y esponerse á no poder encontrar el vaso en
medio de los cuajarones y de los despojos orgánicos.
Es evidente que cuando un miembro entero es redu
cido á esta especie de papilla, y que los mismos hue
sos han sido pulverizados y mezclados con los col
gajos de los músculos y de las aponevroses , es nece-r
sario recurrir inmediatamente á la amputacion.
,37
Las roturas de los músculos , de los tendones , de 9.* Curadol»
. i-i i- delasroturas.
las aponevroses etc.-, producidas por diversas cau
sas, serán examinadas cuando se trate de las enfer
medades de los órganos en que se verifican. Baste
decir aquí que la conducta que conviene observar en
iguales casos se reduce á precaver y combatir la in
flamacion local , aproximando al mismo tiempo las
partes rotas.
Los agentes químicos, tales como los cáusticos, 10.° Curacion
i i
obran desorganizando i ilos tejidos
-.j vivientes,
... 1
y rei'u~ de las heridas
hechas por los
ciéndolos á cuerpos inertes que se llaman escaras. Los agentes quí-
, . . i . , , , micos.
álcalis parecen ejercer una accion especial sobre los
fluidos grasicntos, y saponificarlos en cierto modo,
mientras que los ácidos minerales concentrados obran
particularmente sobre los elementos sólidos, destru- A. Por la ac-
yéndolos. Sea de esto lo que quiera , una vez formada cáusticos *°s
la escara presenta diferentes caracteres, segun la na
turaleza de la sustancia que la ha producido : blanda
y de un gris negruzco á consecuencia de la accion
de la potasa y de la sosa, es seca y amarilla despues
de la aplicacion de los ácidos nítrico y nitroso , y
negra por el contrario cuando es debida al ácido sul
fúrico. Luego que se adhiere á los tejidos se forma
al rededor de ella un círculo inflamatorio, mas ó me
nos intenso. Despues de su caida se presenta á la vista
una herida con pérdida de sustancia , cuyo plan cu
rativo nada ofrece de particular.
Las quemaduras, producidas por la accion de los s. Por el fue-
cuerpos candentes , presentan diversos grados. M. Du- 6o ° los cuer"
.... , , pos candentes,
puytren las distingue segun que producen: }.° la
rubefaccion de los tegumentos; a.° la vejigacion; 3.°
la destruccion del cuerpo mucoso ; 4-° la reduccion á
i38
escara de todo el espesor de la piel ; 5." la carboni
zacion de los músculos, y 6.° en fin, la combustion
total de una parte. En todos los casos, despues de ha
ber alejado la causa del mal , debe el Cirujauo esfor
zarse en precaver ó hacer abortar la inflamacion que
tiende siempre a' manifestarse con una estrema vio
lencia. Si los baños de agua de nieve, y las aplica
ciones prolongadas de líquidos resolutivos ú opiados
no basta, debe recurrirse á los emolientes y á las eva
cuaciones sanguíneas. Los tópicos opiados sirven para
calmar el dolor; y el cerato incorporado con el es-
tracto gomoso de opio es muy conveniente para cu
brir las superficies quemadas. Despues de los primeros
accidentes debe ocuparse el Cirujano en favorecer la
caida de las escaras, y la cicatrizacion de las he
ridas que estas dejan, teniendo cuidado de mantener
las partes en una situacion tal que se evítela forma
cion de cicatrices deformes , ó la reunion de unas con
otras.
1 i.' Curacion Ciertas causas , de que se ha tratado anteriormente,
ciones
de lasdesolu-
con. Como
. el escorbuto,. la sífilis
.. , y los herpes,... producen
tinuidad, pro- frecuentemente en los tejidos vivos, y principalmente
ducidas por en ]a p¡el y en las partes esteriores de las membranas
las inflama- • n ' •i i
ciones ulcero- mucosas , inflamaciones que son seguidas de la ero-
•*•• continuidad
sion rápida de de las
estepartes
géneroafectas.
tienenLas
un soluciones
aspecto espe
de

cial : asi la úlcera escorbútica es descolorida , sangui


nolenta y cubierta de carnes blandujas y babosas : la
úlcera herpética, ancha y cutánea casi siempre, está
rodeada de un círculo rojo, y sus bordes doloridos
estan cortados perpendicularmente y vueltos ácia
fuera ; en fin , la úlcera sifilítica tiene una superficie
i3g
pardusca, y sus bordes rojos y dentados tienden á
destruirse y á hacer mas considerable la solucion de
continuidad. En el primer caso debe hacerse uso de
las aplicaciones tónicas, añadiendo las prescripciones
internas mas propias para combatir la enfermedad , de
que la úlcera no es mas que un efecto; y en todos los
demas añadir á estas últimas prescripciones los tópicos
emolientes. En algunos casos la accion repetida de
sustancias irritantes las inflama y ulcera; y esto es lo
que sucede en los sugetos, cuyas manos estan some
tidas á la accion continua de sustancias acres ó de
cuerpos duros , asi como tambien en los cocineros,
los lavanderos y todos los demas obreros que trabajan
de pie , y cuyas piernas estan metidas en agua tria ó
espuestas á la accion directa del fuego. En estos casos
es necesario alejar al principio las causas que han oca
sionado la enfermedad , recurrir en seguida á aplica
ciones convenientes , y mantener las partes afectas en
reposo. La situacion horizontal, y una compresion
metódica ejercida sobre toda la estension de los
miembros, bastan casi siempre para curar en poco
tiempo las ulceraciones de las piernas; y esta misma
compresion es tambien suficiente para precaver la
recidiva de la enfermedad.

/
LIBRO SEGUNDO.

DE LAS ENFERMEDADES DEL APARATO DE LA


DIGESTION , Y DE LAS OPERACIONES QUE
RECLAMAN.

CAPITULO PRIMERO.

De las enfermedades de la porcion sub-diafracmática


del aparato digestivo , y de las operaciones que en
ella se practican.

Á. fin de establecer un orden riguroso en el exa


men de las numerosas lesiones que pueden afectar á
los órganos comprehendidos en este capítulo, y en
la descripcion de las operaciones todavia mas multi
plicadas que reclaman estas enfermedades, conviene
dividir unas y otras segun el orden de las partes que
ocupan.
S. i.'

Lesiones de los labios, y operaciones que necesitan.

i.' Valonean- La adhesion congénita de los bordes libres de los


genita de los laD¡0s es muy rara; no se estiende casi nunca mas
labios entre sí, i i • i •
allá de la inmediacion de las comisuras de estos or
ganos ; y aun en los casos en que esta adherencia es
sumamente íntima, un surco trasversal indica el pa-
rage en que debe existir la separacion natural. Si la
reunion solo es parcial , una sonda acanalada ó el de
«jft
do índice , introducidos en la boca , separan los la
bios de las encias y sirven de guia al bisturí , con el
cual se destruye el medio de union que se opone á la
completa abertura de la boca. Cuando no queda nin
gun espacio libre entre los labios, es necesario sepa
rarlos con cuidado, piimero en un solo punto é intro
ducir en seguida la sonda por la herida como en el
caso precedente. Los gritos del niño y la accion de
mamar bastan para precaver toda union nueva ; pero
para mayor seguridad podrá colocarse entre los labios
durante el sueño un trapito con una ligera capa de
manteca, á fin de evitar el contacta inmediato de las
heridas. . •
Si los labios estuviesen adheridos á las encias ó á ° con las en-
11 - • . , ... i. cía» y la len-
la lengua, seria necesario cor*ar con las tijeras obtu- gua.
sas ó con el bisturí de boton las bridas nías ó menos
apretadas que forman esta union. El dedo de la no
driza introducido de cuando en cuando en la boca y
pasado por entre las partes separadas, precave con
seguridad la renovacion sucesiva de las adherencias.
en términos
Se ha vistode algunas
estrecharveces
considerablemente
pegarse estos la
órganos
aber- '1^ent*1
La union¿ges
ac-
tas partes exi-
tura de la boca á consecuencia de quemaduras pro- ge la ejecucion
fundas de los labios. En casois semejantes conviene operaciones"
dividir las cicatrices viciosas y mantener separadas
las partes con el' mayor cuidado , á fin de evitar una
nueva coartacion, á que estan muy dispuestas.
Los labios son divididos con bastante frecuencia 2.* Labio le
en todo su espesor, y perpendicularmente á la di- Portno*
reccion de su borde libre, y esta deformidad ha reci
bido el nombre de labio leporino. Eh muchos sugetos Se le distin-
es coBgénito, otras veces es resultado de heridas en Suee» «°ngé.
142
nítoyenaccl- nue se han dejado cicatrizar las dos partes por sepa-
dental; , r. , • e V 1 1 •
de
rauo.
continuidad
iin el primer
una película
caso se delgada
forma sobre
y rojiza
la solucion
y un te

jido eréctil semejante al que cubre los bordes libres


de los labios; en el segundo se cubre aquella de un
tejido blanquecino, sólido, cutáneo, que en nada se
diferencia del que forma las cicatrices ordinarias. Se
en simple, dice que el labio leporino es simple cuando consiste
endeble, en una sola hendidura; pero puede ser doble ya pre
sentando los dos labios divisiones semejantes, ya exis
tiendo dos de ellas en uno de estos órganos. En fin,
y en compli- el labio leporino se complica á veces con la salida de
tac'°' los
maxilares,
dientes con
anteriores
la separacion
y de una
deporcion
estos huesos
de. losy huesos
la del

velo palatino, de tubérculos carnosos desarrollados


en la separacion de las dos partes del órgano, y aun
de la adherencia de este á las encias. Ultimamente,
en ciertos sugetos se encuentran entre los dos huesos
maxilares los incisivos que estan separados de ellos
lateralmente por dos ranuras; de suerte que la bóve-
. da palatina presenta la forma de una Y.
Particularí- El labio leporino congénito existe casi constante-
dadesquepre. mente en ei labio superior, no se separa nunca ácía
lenta la enter- 1 1
medad.
Si el labio le- El
casi
frecuente
ólos
direccion
menos
labio
lados
siempre
leporino
oblicuas,
mas
en
generalmente
simple;
elallá
labio
accidental
del
y puede
inferior
existe
nivel
es paralela
presentar
frecuentemente
del
por
como
ala
el en
alde
contrario
direcciones
eje
el
la superior;
nariz,
delacompa-
cuerpo.
esymas
tan
su
es

porino conge- f¡acio ae una pérdida de sustancia mas ó menos con-


nito existe sin . .
perdidadesus
tancia, está las de
siderable
una simple
en el division
labio. El preternatural
otro es siempre
de el
losresultado
tejidos,
i43
sin que falte parte alguna de ellos, como lo liabian mas veces a-
entrevisto Franco y Paré, y como lo ha demostrado co"1Panad° de
* '» la taita de des»
Luis. Sin embargo es un hecho á que estos prácticos arrollo del la.
no han atendido bastante que el labio afectado de di-
vision congénita se estiende menos que el otro; bien
es verdad que no existe pérdida de sustancia, sino
mas bien una falta de desarrollo, muy sensible en al
gunos sugetos. Las leyus conocidas de la órganogene-
sia esplican perfectamente esta observacion, y podrian
demostrar su exactitud, si la simple inspeccion de las
partes no fuese una prueba todavía mas directa y
evidente de ella.
constantemente
La division preternatural
la triple indicacion:
de los primero,
labios presenta
de se- cura,lvas
Indicaciones
1ae
r ' r ' presenta.
parar las complicaciones capaces de oponerse á la
ejecucion ó al buen éxito de la operacion ; segundo,
avivar los bordes dela solucion de continuidad, y ter
cero , reunirlos á fin de hacer desaparecer la de
formidad.
Roonhuysen, Muys y Ledran operaban en la edad La edad de
mas tierna á los niños afectados del labio leporino ¿p^ca"^^^
congénito , pretendiendo que la reunion es entonces vorable para
mas facil , y que no habiendo contraido todavía aque- 'a °Perac'on'
líos el hábito de los movimientos de succion , pue
den permanecer los labios en una perfecta inmobi-
lidad; pero la mayor parte de los prácticos piensan
con Dionis, Garengeot, y M. Boyer, que en general
conviene esperar á que los labios hayan adquirido
bastante firmeza para soportar la accion de las agu
jas. Acia la edad de los tres años son ya los niños bas
tante razonables para no lanzar continuamente gritos
inútiles; los huesos deben adquirir todavía un grande
*44
desarrollo y no se ha perdido nada bajo tíl respectó
de la prontitud con que los órganos pueden volver á
su situacion natural, al paso que se ha ganado mucho
bajo el de la facilidad de operar y de las condiciones
que aseguran el buen éxito de la operacion. No con
viene derogar esta regla sino cuando la division de
Solo debe o- los labios se opone , en los niños de muy poca edad,
perarse cuan-
do la enfer- al e¡ercicio
J ¿Q la succion,' ó cuando la bóveda rpala-
prometela
medad com- vi. ia
tina
lecue
estáque
de tal
se vierte
modo hendida
en la boca
quevuelve
la mayor
por parte
las fosas
de
da del sugeto. 1 _ r
nasales. En este caso la vida del niño está comprome
tida, y ninguna consideracion puede hacer retardar
la operacion.
Metodo ope- Antes de operar es necesario examinar con cuidado
ratono. las partes , y remediar los desórdenes que complican
la solucion de continuidad, y pueden oponerse á su
7. Separar reunión. Cualquiera que sea la separacion de los labios
las complica- d la ¿ de los lluesos maxilares, la única in-
ciones que a- ' 1
gravan la en- dicacion que de esto resulta es la de operar con pron*
ferinedad. titud. Solo en el caso de que los bordes del labio le
porino estuviesen muy separados, y que no se les pu-
j. Habituar diese reunir sin estirar mucho el labio , seria necesa-
las
estarpartes
en con-a . hacer que * el enfermo llevase por r algunos
o dias un
tacto cuando vendage unitivo, propio para mantener las partes en
la separacion contacto á nn ¿e habituar el órgano á la nueva dis-
ble. posicion que se le quiere dar. Fabrício de Aquapen-
dente es el primero que ha demostrado las ventajas de
este método.
B. Empular La salida de los dientes incisivos de las porciones
ácia atrás los huesosas que los sostienen ó de los huesos incisivos
dientes mcisi- separados 1del resto de la mandíbula
vos y losbue- , superior, es una
»os que los sos- coniplicaGÍon mucho mas grave que la precedente.
M5
La estraccion de los d íentes no es una operacion im- tienen cuando
portante cuando se ejecuta antes del principio de la ¿^Upu *
segunda denticion, porque entonces brotan nuevos
dientes, mejor dispuestos que !os primeros. Pero no
deben arrancarse los dientes persistentes sino despues
de haber ensayado el colocarlos en su situacion,
■natural , á beneficio de los medios mecánicos de que
se tratará mas adelante. Ludovico, Franco, Van-
Horn, La-faye y otros muchos prácticos hábiles no
dudan en cortar el borde demasiado sobresaliente de
los huesos maxilares superiores , y sobre todo en ar
rancar los huesos incisivos prominentes entre los pri
meros. Pero el resultado de esta pérdida de sustancia
era el encojimiento del arco dentario, y por consi
guiente que los dientes de las dos mandíbulas dejasen
las mas veces de corresponderse. Desault ha evitado
estos inconvenientes, impeliendo ácia atras, por me
dio de una compresa doble y de una venda asegu
rada en la nuca, los huesos incisivos y los dientes que
sostienen. El efecto de la compresion es en este caso
tanto mas rápido y feliz, cuanto que estos huesos , !i- No deben ar-
bres y aislados por abajo , no estan mas que débil- rancars.e •»*
T * r _ * unos ni qui-
mente adheridos por arriba al tabique nasal; y solo tarse los otros
cuando este medio ha sido ineficaz es cuando se puede slno |;uanc'0
r no se ha po-
recurrir á la rescision ; debiendo esperar despues de dido colocar-
practicarla á que se disipe la irritacion que ocasiona los'
antes de ocuparse en el labio leporino. Si algun diente Deben limar-
incisivo , colocado de canto, presentase ácia adelante s" los ,
• ..... 1,,e s? «alien
uno de sus bordes , seria necesario disminuir su sali- colocados da
da , ya volviéndole á su lugar ó ya limándole. En los canto*
niños de corta edad se podria estraer sin inconve
niente el diente desviado ; pero otras veces una plan-
J. 10
i46
chita de plomo estendida sobre «1 basta para impe
falta
C. Suplir
de los
la ternatural,
dir Cuando
que dañepara
faltan
la desigualdad
suministrar
los dientes un
que
detras
punto
produce.
de de
la division
apoyo ápre-
los

. dientes por .... .


una plancha medios unitivos se puede colocar sobre los que quedan,
metálica. y hasta en la encía, una planchita de plata ó de plo
mo que se mantiene en una situacion conveniente por
D. Estraer medio
Cuando
del vendage
los bordes
con del
quelabio
debe leporino
cubrirse preternatu-
el labio.

los tubérculos ral estan separados por un tubérculo rubicundo y


carnosos si* r . r J
los
tuados
bordesentre
del carnoso,
i - ói bien cuando este ~ boton •, aunqne.. cubierto
i j
labioleporino Por P ' es muy Pcc[uen0 > conviene cortarle de un
golpe de bisturí. En los sugetos en que presenta bas
tante volumen , se le debe respetar y hacerle concur
rir á la operacion. Finalmente, cuando el labio está
adherido es necesario separarle hasta el ángulo supe
rior de la division , á fin de que puedan aproximarse
con facilidad los bordes de esta , y ponerse en contacto
en toda su estension.
ii ¿vivar ios Restituida la enfermedad al estado simple por me-
bordes de la ¿¡Q ¿e €stas operaciones preparatorias , debe tratarse
solucion de * * A
continuidad. ue hacer sangrar los bordes del labio leporino, y que
sean susceptibles de una reunion inmediata. Thevenin
Los cáusticos ha aconsejado para esto el hidro- clorato de antimonio:
tos^'-vej'ígato" F&bricio de Aquapendente hacia uso del ácido niiro-
dos
rios para
emplea-
esto muriático; y otros
, han . propuesto cubrir
, las superficies
.
estan des- que se trata de aproximar con una tira de emplasto
echados de la vejigatorio; pero es evidente que la accion de estos
práctica. medios terapéuticos es lenta, doiorosa, difícil de di-
Se prefiere rigir, y las mas veces insuficiente: de aqui es que es
to 'cortante? tan g«Beralm*nte proscritos, y todos prefieren el
bisturí ó las tijeras. :
i4y
"Los objetos necesarios para practicar la opera- Aparato im-
'. „ ". ,'. , , trumental.
.cion del labio leporino, son: i. >in bisturi .pecio de
hoja fuerte y punti bi/en acerada: a.° un pedazo de
carton grueso , de madera- ó de marfil, de cinco á seis
centímetros de largo (unas ojos pulgadas) , j de tres ó
cuatro de ancho; 3.° algunas Agujas rectas , cilíndrir
.cas, sin ojo , de punta aplanada y muy aguda : 4-° una
asa bastante larga de hilo encerado; 5.° y en fin si se
juzga conveniente servirse de tijeras, se reemplaza el
bisturí y el parton , de que acaba de hablarse , con las
de M. Dubpis. Para las curas debe tenerse preparado: Aparato para
¡i.8 des compresas delgadas, estrechas, de una longi- la cura"
iüd igual a la aj tura del labio, que deben colocarse
debajo de las estremldades de las agujas : a.° un le
chino delgado, uutado de cerato: 3.° dos pelotas de
forma oval, ó dos compresas graduadas: /\° una .venda
de unas cuatro varas de larga, y de centímetro y me
dio (media pulgada) de aneíia, arrollada en uno ó
dos globos; 5.° y finalmente das vendoletes de sesenta
y cuatro .centímetros ( media vara escasa ) de largos,
y tan anchos como las compresas, y una fronda co
mún para la barba.
Dispuestos todos estos objetos, se coloca el Girn- Modo de
jano delante del enfermo : este debe estar sentado en Prafctlcar '» °-
una silla alta, fija la cabeza .contra el pecho de un-oyu-
dante, situado detrás de él, el cual coloca una de sus
manos
fermo. Si
sobrela
el labüxes
parte,
delgado
y otra
^blando
sobre y3aesponjoso
barba del
, como
en- 1

en los niños, .deben preferirle las tijeras al bisturí


para la reseccion de los bordes del labio leporino: en
los adultos al contrario , cuando los tejidos son den
sos., diiros y sólidos , se debe hacer uso del último d«
i 48
estos instrumentos. Las tijeras son mas fáciles de ma
nejar; y el bisturí exige que el práctico sea ambi
cies tro. La accion ligeramente contundente de las pri
meras apenas es sensible en los jóvenes; pero pasada
esta edad se hacen los tejidos mas dificiles de cor
tar , y el bisturí los divide sin magullarlos tanto co
mo las tijeras. Estos dos modos de operar deben, por
lo mismo , ser igualmente familiares al Cirujano.
Cuandoseha- Cuando se emplea el bisturí, debe introducirse
turí S° ^ el pedazo de carton por debajo de la porcion recta
del labio, y se fija este órgano sobre él con la ma
no izquierda que le sostiene, de manera que esté bien
estendido debajo del bisturí. Este se toma con la ma
no derecha , se introduce un poco mas allá del án
gulo de la division natural , á lo largo de las partes
que se han de cortar, y se dividen estas de un solo
golpe. En seguida se repite la misma operacion en
el lado opuesto; pero entonces se cambian de mano
los instrumentos , debiendo siempre tener el bistu
rí en la que corresponde al borde que se trata de
cortar. . .
Y cuando se Cuando se hace uso de las tijeras , debe tenerse
Jeras.eanlas " presente que las de M. Dubois son las mejores en
razon de la solidez de sus hojas y de la perfeccion
de su corte. Deben tomarse con la mano derecha, y
estendido con la izquierda uno de los lados del la
bio , se dirige el instrumento sobre su borde preter
natural que se corta de un solo golpe ; haciendo en
seguida lo mismo en el otro lado de la division.
Reglas genera- Las reglas más importantes relativas á este pri
les. mer tiempo de la operacion consisten en cortar en
el labio leporino congénito tedo lo que esté rubicun-
>49
do; cuadrar perfectamente la dimision, y hacer su
superficie perpendicular á la de los tegumentos; y]
disponer de tal modo las incisiones, que los bordes
de la nueva herida se reunan ácia arriba en ángulo
agudo , sin conservar nada de los antiguos tejidos.
Diga lo que quiera M. Richerand, debe temerse oca
sionar una pérdida de sustancia demasiado conside
rable, principalmente en el labio leporino acciden
tal; y por consiguiente cortarse todo lo que sea in
dispensable para hacer la herida susceptible de una
reunion linear; pero nada mas : el demasiado atre
vimiento seria en este punto tan desventajoso , como
una timidez escesiva.
Estando todo dispuesto para hacerla division pre- Reunion ¡too*
ternatural susceptible de ser reunida inmediatamente, Miosdelaho-
debe el Cirujano proceder a esta segunda e importan
te parte de la operacion. Los antiguos, y la mayor
parte de los cirujanos modernos , han reconocido la
utilidad de la sutura en este caso. Franco y Purmann
son casi los únicos que creyeron deber sustituirle los
emplastos aglutinantes, y Luis renovó esta práctica
que á fines del último siglo habia ya dejado de usar
se, y no pudo hacer que se sostuviese , sino por muy
poco tiempo. En efecto, si la introduccion de las
agujas es dolorosa,y si su uso mal dirigido ha dado,
lugar á algunos accidentes, los emplastos son casi
siempre insuficientes , y no pueden asegurar una reu
nion perfectamente exacta en toda la estension do
la herida. Por otra parte la satura entortillada cuan- t_,s sutura en.
do se ejecuta metódicamente, no acarrea ningun ac- t°rtI"ada es el
., • i i *ii mejor medio
cidente, y en casi todos los sugetos es seguida de tan para precaver
buen ésito que no deja ninguna deformidad sensi- '» deformidad.
ble , y esta es la razon por que todos los prácticos!
han vueíto á adoptar su uso. A las agujas de plata pre
conizadas por Sharp y Hourtet , y guarnecidas de una
punta de acero, susceptible de separarse de ¡a va
rilla , y á las agujas de oro propuestas por Ledran y
adoptadas por Bell y Desault , se pueden sustituir
agujas de acero brujido , a pesar de que presentart
á veces el inconveniente de oxidarse en términos da
hacer su estraccion dolorosa y dificil. Pero en último
resultado 7 lo qne importa para el buen éxito de la:
operacion , es menos la fornia y la materia de estos
instrumentos, que el modo de colocarlos, supuesto1
que, teniendo una varilla redondeada y perfectamen
te lisa, una punta muy acerada, aplanada y cortante
por los bordes , una longitud y un diámetro propor
cionados al volumen del labio , reunen todas las con
diciones necesarias á su objeto, siempre que sean ma
nejadas por manos hábiles.
Modo de eje- Cogido Con la mano izquierda el borde izquier
dearla. ¿0 <jc| iabio, introduce el Cirujano en él, á dos li
ncas de la herida, y una y media por encima del lí
mite de los tegumentos , la punta de una de las agu
jas que haya elegido. Este instrumento , dirigido dé
fuera á dentro, de delante á atrás y un poco de aba
jo á arriba , debe salir por entre los tres cuartos an
teriores y el cuarto posterior del espesor del órga
no , media línea por encima del punto de su entra
da. El ayüdáfcte, colocado detrás del enfermo, em
puja las partes acia adelante, ¿ fjn de aproximarlas:
se coge entonces el borde derecho, se dirige acia el
otro , de modo que se correspondan perfectamente,
y se atraviesa con la punta de la aguja de dentro a
i5i
afuera , de atras a .".delante, y de arriba i abajo , á fin
de que vuelva á salir exactamente enfrente del pun
to de su entrada en el otro lado. Habiendo recor
rido el instrumento en las partes una línea curva»
cuya convexidad es superior, resulta que su varilla
bace salir acia abajo los bordes de la herida , de mo
do que , en el labio leporino central del labio su
perior, imita el botoncito que se observa en me
dio del bordo libre de este órgano. Desde luego se
concibe que semejante manera de practicar esta ope
racion seria inútil en todas las otras variedades de
esta enfermedad , y que es necesario contentarse con
poner á nivel las dos partes opuestas del labio. So
bre esta primera aguja se echa una asa de hilo en
cerado, que un ayudante tira ligeramente acia aba
jo, en cuyo tiempo coloca el Cirujano las otras agu
jas. Si el sugeto es joven bastan dos puntos de su
tura ; pero en los adultos se necesitan tres. En to
dos los casos, una vez terminado este tiempo de la
operacion , se coloca sobre la primera aguja la par
te media de una especie de cinta compuesta de dos
hilos encerados, cuyos cabos se dirigen acia abajo,
entre la piel y las estremidades del instrumento , y
cruzados despues sobre éste, se dirigen de nuevo acia
arriba de modo que formen un 8 delante de los bor
des aproximados del labio y al rededor de la aguja.
Luego que se han dado bastantes vueltas, se entre
cruzan los hilos en el intervalo de la primera agu
ja á la segunda, al rededor de la cual se entrelazan
de la misma manera. Finalmente, si se ha practi
cado una sutura de tres puntos , se termina por la
aguja mas próxima á la nariz. Mientras dura esta

»
l52
aplicacion del hilo encerado , el ayudante encarga
do del asa del hilo simple, no debe haber cesa
do de tirarle con suavidad ácia abajo , á fin de ase
gurar y de estender el labio ; pero siendo ya inútil,
se cortan los cabos cerca del órgano.
Lahemorra- La aplicacion de los bordes de la herida basta co-
Íle°?nemW. munmente para detener el flujo de sangre; sin em-
go es necesario bargo es necesario observar con cuidado al enfermo
estar á la mira i ^ t • i>* i *
de los niños por algun tiempo , pues Luis y Bichat citan elem-
despuea de la píos de hemorragias de la cara bucal del labio, que
oneracion. i 11 i • i i
han llegado a ser mortales en algunos nmos que
chupaban y tragaban la sangre al paso que iba flu
yendo. Despues de la reseccion de un labio leporino
accidental y lateral , sería tal vez necesario colocar
. una ligadura sobre el tronco dividido del boi de labial
correspondiente.
Aplicacion Limpias las partes de la sangre que las cubría, se
iiU¡vondl>Sei1 introducen las dos compresitas lengüetas debajo de
lasestremidades de las agujas, cubriendo la herida con
una ligera planchuela untada de cerato ; las dos com
presas gruesas y graduadas, ó las dos pelotas ovales
que deben aplicarse á los carrillos , se colocan y man
tienen
te todaenla estas
operacion
partes ha
pordebido
un ayudante,
dirigir incesantemen
quien duraría

te las partes ácia adelante;.)' en este estado se aplica el


De Luis. vendage. El de Luis, que me parece ser el mejor,
exige que la venda esté arrollada en dos globos des
iguales: se aplica el ceniro de esta venda á la frente^
ymadirigidos
de las orojas,
en seguida
se entrecruzan
los globosenácia
la nuca
atrás ypor
vuelven
enci-?

á delante sobre las compresas que cubren los carri


llos: en el sitio de la herida la porcion mas larga de
i53
la venda presenta dos ojales, por Jos cuales deben
pasar dos cabos en que está dividida la mas corta ; se
tira en sencido contrario de las estremidades opues
tas , y estas se conducen á la nuca, y de allí al rede
dor de la cabeza, en donde se concluye el resto de
la venda, dando circulares que aseguran el aposito.
El vendage de Dessault se diferencia poco del prece- DeDessault.
dente: la venda con que se ejecuta está arrollada en
un globo, se asegura el cabo por medio de dos cir-' ,
eulares al rededor del cráneo, y dirigiéndole en se
guida acia abajo por encima de las compresas de los
carrillos y sobre el labio operado, se mantienen las
partes aproximadas, despues de lo cual vuelve la ven
da a la nuca y sé termina por circulares al rededor de
la cabeza. Dos vendoletes fijos á las compresas de los
carrillos y á las vueltas de venda que las sostienen,
se dirigen acia arriba y se entrecruzan sobre el sin
cipucio; y la venda aplicada debajo de la barba aca
ba de asegurar la solidez del aposito, y precave los
movimientos demasiado estensos de la mandíbula
inferior.
Si hay dos hendiduras en el mismo labio, y la por- Operacion pa
cion media es estrecha , se la puede atravesar con las ra ef lab'° ,e-
agujas despues de haber avivado sus bordes. Esta por- Pormo 0 e*
cion no puede á veces descender hasta el nivel del
borde libre del órgano; y en este caso se le debe dar
una forma triangular de suerte que su punta , colo
cada ácia abajo, esté comprehendida y sujeta por la
tes
aguja
de que
la division.
atraviesa su vértice entre las otras dos par- *

En los sugetos en quienes la porcion media del


labio leporino es muy ancha, es ventajoso practicar
i54 '
la operacion en dos tiempos, porque entonces, im>
siendo el órgano atravesado á la vez por cuatro ó seis
agujas, su irritacion. es menos violenta y los tirones
que sufre su parte central son tambien menos consi
derables, lo quedebe contribuir á asegurar mas el
buen éxito de la operacion. Sin embargo, se puede
tambien hacer la doble operacion en un solo tiempo.
Cuidados con- Debe dejarse al enfermo en perfecto reposo, en-
secutivos que , ' i u
reclama el en- cargando que no tome masque algunos caldos, y que
Rrmo. evite todo lo que pudiera comunicar movimientos á
la parte operada. Al tercero ó cuarto dia puede le
vantarse el aposito : se quita con cuidado el vendage,
y tan luego como tos pelotas de hilas quedan libres,
cuida un ayudante de mantener las partes aproxima
das; se cortan los hilos, se estraen las agujas despues
de haber untado di cerato sus eslremidades, cuidan- "
do de sostener el lado del labio acia el que se tira de
ellas y se reemplaza el antiguo aposito con emplastos
aglutinantes, una planchuela y un nuevo vendage
unitivo basta que la cicatriz esté enteramente con
solidada.
Despues de la reunion la compresion suave y
constante ejercida por las partes blandas sobre la
mandíbula superior basta para aproximar los huesos
maxilares er< caso de que esten separados; y esta de
formidad desaparece tanto mas pronto cuanto es me
nos considerable y el sugeto mas joven.
3.° Heridas Las divisiones accidentales y recientes de los la-
ie los labios. lilqs no ¿»l^i, ser confundidas con el labio lepori
no propiamente dicho, sin embargo de que deben cu
rarse de un modo análogo. Los remedios que en tal
caso deben emplearse son los emplastos aglutinantes,
i55
cuando el órgano no está dividido en todo su espe
sor; la sutura en el caso contrario, y despues dela re
seccion del labio leporino el vendage unitivOé
En los labios se forman frecuentemente úlceras Caac»rd»
cancerosas corrosivas, de que ya hemos hablado. Pe-
ro este es tambien lugar á propósito de recordar que
estas enfermedades, corjtra las cuales se cree no po
der emplear mas qiie la cauterizacion ó la escision
de las partes-, son susceptibles de curarse á beneficio
de aplicaciones emolientes, de sangrías locales y de
remedios antiflogísticos y revulsivos metódicamente
administrados. La úlcera Ocupa casi constantemente
el labio inferior, estendiéndose mas ó menos desde
su borde libre ácia su base. Finalmente, cuando la Cuando no
operacion es al parecer indispensable , conviene re-. *!as,a el.
• , ... ,. . , do antiílogis-
cunr á ella inmediatamente y ejecutarla , cualquiera tico debe na
que sea la éstension del mal, siempre que los jran- ceise la esUr"
. » » pacion.
gaos maxilares y cervicales no esten todavia afecta
dos. La proximidad de la boca hace peligrosa la ac
cion áe la pasta arsenical , y ordinariamente no per
mite recurrir á ella.
En los casos bástante comunes en que la ulce- Método de
racion solo oeüpa la parte mas inmediata al borde M.Dupuytien.
libre, ó solo la mitad superior de la altura del la
bio inferior, se la puede estirpar con el bisturí, di
rigido oblicuamente sobre el órgano, cortando, me
diante una Seccion semicircular, toda la parte en
ferma. Despues de esta operacion deben ligarse los
vasos , y curar la herida como todas las divisiones
con pérdida de sustancia. Los botones celulosos y
vasculares se elevan muy pronto en su superficie,
las extremidades de la solucion de continuidad se
i56
aproximan al centro; y aunqüe no haya regeneracion
orgánica, el labio recobra su elevacion natural de
modo que de la operacion no resulta ni deformidad
desagradable, ni dificultad sensible en los movimien
tos del órgano. M. Richerand se ha atribuido este
método a' pesar de hallarse su idea en la obra de Fa-
bricio de. Aquapendente, y no obstante de haberse
practicado en el Hotel- Dieu por M. Dupuytren mu
cho tiempo antes de que se ejecutase en el hospital
de San Luis. , .
Método co- Cuando el boton canceroso y la úlcera que de él
resulta se estienden hasta el parage en que la mem
brana mucosa se repliega de la mandíbula sobre el
labio inferior , es absolutamente necesario cortarle
por medie de dos incisiones que, descendiendo por
• los lados de la ulceracion, vayan á reunirse en ángu
lo agudo debajo de ella. Esta operacion es de una
sencillez tal que no Se necesita describirla.. Despues
de su ejecucion deben reunirse los labios de la he
rida triangular que se fya practicado, del mismo mo
do que se haria despues de la rescision de los bordes
del labio leporino. En los sugetos en quienes la eu-
i ; fermedad se estiende hasta la barba, puede tambien
practicarse la operacion con buen éxito: solo debe
cuidarse de desprender; del hueso maxilar los tegu
mentos inmediatos, á fin de que despues de la estir-
pacion los labios de la herida puedan aproximarse
inferiormente tambien como en la parte superior. La,
estension trasversal de la ulceracion no debe jamas
arredrar al práctico, pues en muchas ocasiones ha
faltado enteramente el labio inferior sin otro incon
veniente que un estrechamiento roas d menos consi
*5?
derable en la magnitud de la abertura bucal , defor
midad que la estension de los tejidos inmediatos ha
ce desaparecer casi enteramente en los sugetos jóve
nes. Ultimamente, cuando el mal tiene tal estension
que no puede verificarse la reunion de las partes
despues de la operacion , es preciso limitarse á aproxi
mar cuanto sea posible los bordes de la herida, y
despues de la cicatrizacion remediar como se pueda
la deformidad y la pérdida de la saliva por medio de
un labio de plata ó de carton.
En todos los casos de solucion de continuidad en Es necesario
el labio inferior , es necesario tener mucho cuidado eT1'"' 1"e se
' _ establezca una
con la reunion de la parte mas declive de la herida, fístula salival
por ser un punto por donde la saliva tiende cons- en 'a ^ar^im
pre
tantemente
rebelde á yabrirse
dificilpaso,
de curar.
y á formar una fístula siem*

Los métodos operatorios indicados mas arriba no Debeoperarse


se diferencian esencialmente en su ejecucion , cual- d*50'™
' ' cuando el can-
quiera que sea la parte de la estensiou de los labios cer ocupa la
que ocupe i,la ulcera.
M r>
Pero cuando
i ' esta ocupa la
i co- jos
comisura
iajiios da
misura de dichos órganos , conviene que las incisio
nes , partiendo del punto mas inmediato á los dos
labios, se reunan á mas ó menos distancia sobre el
carrillo , haciendo en la cara una herida trasversal
que comunique con la abertura de la boca. En se
guida debe ligarse la arteria labial , cuyo tronco se
interesa casi constantemente , y reunir la herida por
medio de un pnnto de sutura entre- cortada en el
lado de la boca, y de emplastos aglutinantes apli
cados al carrillo. Deben sostenerse las hilas y com
presas que se colocan en la herida , con una venda
medianamente apretada, que levante la mandíbula
i58
inferior , y no permita que se abra la boca mas de
lo que sea necesario para introducir algunos líquidos»

S- H.

Lesiones de la mandíbula inferior. .

• Fraciura!.. Las fracturas de la mandíbula inferior son casi


siempre directas. Cuando son simples y afectan el
cuerpo del hueso, basta para reducirlas aproximar
los arcos dentarios, poner les fragmentos en con
tacto y asegurar su inmovilidad por medio de com
presas gruesas empapadas en un líquido resolutivo,
y estendidas á lo largo de la base del hueso; sien
do suficiente para sostener el aposito una fronda
ó el vendage llamado Cabestro. Si se separase del res
to del hueso algun fragmento, pero quedando toda-
■via adherido por medio de las partes blandas, seria
necesario mantenerle en »u lugar ,, atando unos a
otros los dientes inmediatos , y aplicando con do
ble cuidado el aposito; pero si las esquirlas estu
viesen enteramente aisladas deberian estraerse. Cuan
do son fracturadas las ramas de la mandíbula , el
músculo masewro , que se ata á los dos fragmentos,
los mantiene en relacion, de suerte que el aposito
mas sencillo basta pana .proporcionar una consolida
cion exenta de deformidad. Finalmente , en las frac
turas del cuello del cóndilo maxilar , quedando in
clinado acia delante el fragmento superior por la ac
cion del músculo pterigoideo esternp , y no pudien-
do oponerse nada á esta desviacion , debe ponerse
una compresa gruesa detrás del ángulo de la man
díbula, á finí Je inclinar el resto del hueso en el mismo
sentido, y conseguir asi una coaptacion exacta. Las he
ridas , las contusiones y la flogosis de las partes blan
das
rian deberán
si no existiese
ser curadas
la fractura.
del mismo
Eu los primeros
modo queveinte
lo se-ry

cinco días deberá mantenerse inmóvil la mandíbula in


ferior y aplicada contra los dientes opuestos , hacien
do que el enfermo solo tome por todo alimento cal
dos , á cuyo efecto se separarán un poco los arcos
maxilares; despues se le permitirá una sémola cla
ra, y gradualmente sustancias mas sólidas.
La luxacion de la mandíbula inferior se verifica 2.° Laxado-
siempre acia delante , y es producida por la escesi-
va depresion de esle hueso , durante la cual se con
traen los músculos maseteros : está caracterizada por
la abertura permanente de la boca , el aplanamien
to de las sienes y de las mejillas , la salida de Ja
ap0fisis coracoides por debajo de la piel, y el au
mento del espacio que ocupa el conducto auditivo
esterno. Esta luxacion no puede verificarse en los
niños de corta edad. Para reducirla debe sentarse el
sugeto en un banco con la cabeza fuertemente apo
yada contra -el pecho de un ayudante. Entonces el
Cirujano introduce en la boca del paciente los dos
dedos pulgares envueltos en un trapo , y los coloca
sobre los últimos dientes molares inferiores, y mien
tras que apoya sobre ellos, sostiene la barba con los
cuatro últimos dedos que coloca debajo de esta par
te. El esfuerzo que se ejerce así de arriba á abajo
tiene por objeto hacer descender los condilos y des
encajarlos; y luego que se reconoce 4jue han llegado
hasta debajo de las raices trasversas de las apofises
i 6o
zygomáticas , basta elevar un poco la barba y diri
gir el hueso acia atrás para .verle volver repentina
mente á su lugar. En algunas ocasiones es tan viva
la contraccion espasmódica de los músculos elevado
res, que los arcos dentarios se aplican fuertemente
uno contra otro, de suerte que el Cirujano se espone
á ser mordido si no aparta rápidamente los dedos so
bre la cara esterna de los dientes. Una mantonera bas
ta para mantener las partes en reposo y para preca
ver la recidiva; pero la mandíbula conserva siempre
una tendencia á dislocarse de nuevo, y se ven hom
bres que se luxan este hueso, y le restablecen con la
mayor facilidad á su situacion natural. Cuando la le
sion solo existe en un lado, á los signos indicados
que presentan las partes correspondientes, se agrega
la inclinacion de la barba acia el lado opuesto..
Cancer del Las ulceraciones corrosivas de los labios se pro-
ío maular a„an a veces hasta los huesos inmediatos destruyen-
erior. r *, . . J
do su periostio y desorganizando su sustancia. Cuan
do es superficial se le puede combatir con la legra ó
mediante la cauterizacion. Cuando la enfermedad
afectad la barba y la mandíbula inferior, si la altera
cion del hueso es superficial, es necesario separar pri
mero las partes blandas afectadas , poner despues al
descubierto toda laestension de la erosion huesosa, ras
parla con la legra, y aplicar por último á ella un cau
terio candente hasta estar seguro de haber destruido
la raiz del mal. La herida debe curarse simplemen
te ; y luego que aparezcan sobre su superficie boto
nes celulosos y vasculares de buena índole , debe tra
tarse de aproximar los bordes á fin de disminuir ó
de precaver enteramente la deformidad.
i6r
Pero si el afecto canceroso invadiese la mayor Cuantiola man-
-parte ó la totalidad del espesor del hueso , esta fündaineiiie'aí-
práctica seria insuficiente. En estos casos queda- terada, dehcse-
, , _ . .... pararse la por-
ban los enfermos sujetos a una muerte inevitable; ¿¡on enferma,
pero M. Dupuylren lia ensayado cortar enteramente
la parte enferma. Para ejecutar con buen éxito una Aparato.
operacion tan grave, es necesario proveerse de un
serrucho, cuya hoja sea fuerte y sólida , de bistu-
rís, de tijeras, de hilos encerados , y de pinzas de
ligar, con lo que se completa el aparato instrumen
tal. Para la cura deben prepararse agujas de su
tura , emplastos aglutinantes, hilas, compresas , una
venda de cuatro ó cinco varas de larga , y una man
ton era.
Estando el sugeto sentado en ün banco , con Método opera-
la cabeza sostenida fuertemente en el pecho de un ,"no
1 Dupuytreu.
ayudante , y el cuerpo envuelto en una sábana do*
blada, corta el Cirujano con un bistuí recto la por
cion afecta de las partes blandas, haciendo dos in
cisiones que desde el borde libre del labio inferior
se estiendan hasta debajo del mal , donde deben reu
nirse en ángulo agudo, siendo muchas veces preciso
prolongarlas hasta cerca de la parte media del cuello^
y en seguida se disecan á derecha é izquierda los te
gumentos hasta mas allá de los límites de la enferme
dad del hueso y del periostio. Los vasos abiertos en
este primer tiempo de la operacion deben ligarse con
forme se vayan dividiendo. Levantados los dos col
gajos y dirigidos acia atrás, corta el Cirujano el perios
tio ácia fuera , acia abajo , y adentro , y despues sierra
el hueso con cuidado de fuera adentro y del lado de
la enfermedad , colocando una hoja de carton deba
I. li
162
jo del sitio en que debe obrar la sierra. Repite en
seguida la operacion en el lado opuesto , y concluye
la amputacion separando todas la» partes que se adhie
ren á la cara posterior de la mandíbula. Las arterias
sub-maxiliares y algunas otras ramas de la lingual
deben ligarse inmediatamente. Se reunen despues los
colgajos sobre la línea media á beneficio de dos pun
tos de sutura en la parte mas declive de la herida, y
de emplastos aglutinantes aplicados al resto de la es-
tension de sus bordes; completándose el aposito con
tina planchuela, algunas compresas y un vendage. De
resultas de esta operacion el sugeto queda sin barba,
y se ve obligado á llevar una artificial que remedie la
deformidad, y haga posible el ejercicio de la palabra.
M. Dupuytren ha visto algunas veces reunirse me
diatamente los dos estremos de la mandíbula por me
dio de una sustancia sólida, elástica, y fibro-cartilagi-
nosa que reproducia una especie de barba. Pero en la
mayor parte de los sugetos los dos lados del hueso
permanecen separados por un intervalo de una á dos
pulgadas.
Esta operacion, de que la accion de las balas ha
suministrado ejemplos en el ejército, ha sido prac
ticada muchas veces con buen éxito por M. Dupuy
tren, y muy recientemente por el profesor Lallemand
de Montpeller.
§• III.
Enfermedades de la mandíbula superior.

Este hueso Lfls fracturas de la mandíbula syncraniana son


puede ^er ^a- muy raras , y no se necesita ningun aposito para man-
eaueer. tenerlas reunidas. El cancer de las partes blandas es
i63
teriores se propaga rara vez hasta lo* huesos maxilares
superiores. Sin embargo, en un sugeto que presentó un Exige la a-
ejemplo de esta enfermedad, *M. Dupuytren , arma- parte,■"f,^.,aa,i
do de un escoplo y de un martillo, derribó casi todo *M. Dupuy-
el arco dentario, y una porcion considerable de la bó. ticadu esuo-
veda palatina. La aproximacion de las láminas hueso- p«acion coa
111 .i butn exito.
sas tapo parte de las aberturas practicadas , y se las
acabó de cerrar enteramente cou un obturador.
Las úlceras corrosivas de la bóveda palatina son La» úlreras
casi siempre debidas á la sifilis , y exigen, despues de paúnna"^^
la curacion, la aplicacion de un obturador que se- c»si todas si-
pare de niievo las fosas nasales de la boca. úcu.

S. IV.

' Lesiones de los dientes.

Las enfermedades de los dientes son muy nume- Las enferme-


... ' . * rlades de lus
rosas, y se diferencian por sus causas, sus fenomenos, dieutes son
sus efectos,.y por los remedios qu,e exigen; sin em- lmiy nKmero"
bargo de que todas puedan reducirse á las siguientes:
i.° irregularidad en la situacion de estos órganos : a.°
dientes supernumerarios ó estraviados: 3.° conmo
ciones, estracciones y fracturan : 4.0 desgaste: 5.° ero
siones: 6.° destruccion del esmalte ó denudacion da
las coronas dentarias: 7.0 caries: 8.° destruccion ó
caries do la estremidad de las raices: g.° inflamacion
de la membrana fibrosa alveolordentaria: 10. 0 exos-
tosis: n.° necrosis de la sustancia de los dientes:
ia.° y en fin inflamacion de la pulpa vasculo-nerviosa
que ocupa el centro de estos órganos. A estas enfer
medades se pueden añadir las concrecione» mucoso-
i64
calcáreas que se forman en la superficie de los dien
tes, las fístulas, las caries y la necrosis de que las
diversas enfermedades que se han indicado pueden
ser causa determinante por la irritacion y la flogosis
que sostienen en las partes.
Las opera- Asegurar la regularidad de la segunda denticion,
oiones que re- . .
claman no son estrayendo a tiempo los dientes inmediatos a los que
menos nume- yan á salir: colocar en su lugar los que se han des
viado, ejerciendo sobre ellos presiones suaves y con
tinuas por medio de hilos atados á los dientes inme
diatos, ó á beneficio del plano inclinado de M. Cata
lan : limar los ángulos demasiado salientes que hieren
la lengua ó la membrana mucosa-bucal : destruir con
el mismo instrumento las caries ligeras ó superficia
les : colocar en su lugar y mantener en reposo los dien
tes conmovidos, mas ó menos completamente estrai-
dos ó rotos por el choque de los cüerpos esteriores:
combatir con remedios apropiados el escorbuto, la
influencia mercurial y las otras afecciones análogas
que ocasionan la flogosis de las encías y la conmocion
de los dientes: emplomar aquellos que la caries, mas
profunda en su fondo que en su entrada, propende á
destruir : estraer los que no pueden soportar el plomo,
y que son el asiento de dolores violentos habituales
que con nada se calman, asi como los que ocupan el
sitio de los dientes situados fuera de su lugar ; final
mente, oponer dientes artificiales, y aun dentadu
ras completas á la pérdida aislada de algunos de estos
órganos, ó á su destruccion total: tales son algunas
de las operaciones mas usuales y mas importantes que
forman el objeto especial del arte de dentista, y que
Reglas gens- por esta razon yo no hago mas que indicar aquí. Pero
i65
el Cirujano no debe jamas olvidar: I.* que las enfer- jlue ¿e-
medades de los dientes son frecuentemente debidas íe siempre en
al mal régimen de los enfermos y á la irritacion gas- la curacion de
° • las enferme-
trica; a. que en todos los casos en que los accidentes dades de los
no reconozcan una causa mecánica evidente, que solo diente»,
la operacion puede destruir , es necesario combatirlas
por medio de los antiflogísticos, de los narcóticos y
delos revulsivos, y hacer todos los esfuerzos posi
bles por conservar los órganos afectos: 3.°, y final
mente, que las fístulas, las ingurgitaciones crónicas,
y las induraciones de las partes blandas, las caries y
las necroses de los huesos , que dependen de enfer
medades de los dientes, exigen primero la estrac-
cion de estos órganos, y despues la administracion
de los remedios que se les opondria si ocupasen otra,
cualquier parte del cuerpo.

s. v.

Lesiones de los carrillos y de los órganos salivales.

Las heridas de los carrillos deben aproximarse y Entre las en-


mantenerse reunidas por medio de emplastos aelu- fennedades de
. . . los carrillos
tniantes.
den hastaJNo
la exigen
comisura
la de
sutura
los labios,
sino cuando
cerca de
se la
estien-
cual deben
Su,rse: las
disua
/¡e"

debe darse entonces un punto, a fin de asegurar la


buena conformacion de las partes. Si el conducto de
Stenon estuviese dividido , se evitará la formacion de
una fístula salival, colocando por el lado de la mem
brana mucosa un bordon sostenido por un hilo , y
asegurado en la parte esterior, y reuniendo con cui
dado la herida de los tegumentos. Las fluxiones que ¡os tumores
i66
ocasionan en los carrillos las odontalgias, las corrien
tes ile aire ó la supresion de la traspiracion deben
combatirse con ló's mismos remedios que todas las
y las perfora- congestiones sanguíneas. Cuando á consecuencia de
r'"''' pérdidas de sustancia considerables en el carrillo , los
bordes de la perforacion se cicatrizan por separado,
es las mas veces posible hacer desaparecer la defor
midad que resulta de semejante lesion avivándolos y
reuniéndotós por medio de la sutura entortillada. En
los casos en que esta operacion es impracticable con
viene aplicar á la abertura preternatural un obturador
compuesto de dos chapas reunidas por una varilla,
de las cuales la mas esterior tenga un tinte semejante
al de la parte del rostro á que se aplica,
i.* Fístulas Las soluciones de continuidad recientes, y las úl-
mhvalesd»ite- ceras antiguas que penetran hasta el tejido de las
jido parotida). »
glándulas parotidas , van frecuentemente acompañadas
de la lesion
gano, y de una
de algunos
fístula de
salival
los ramos
situadaescretorios
detras deldel
ángu-
ór-

, -^5$g»n la lo de la mandíbula. Luego que se ha reconocido bien


í;vS°%la naturaleza y el asiento del mal , es necesario , para
-* '*, r' ,-• .pombatirle eficazmente, reunir los bordes de la he-
- iida, ejercer despues sobre ellos y sobre toda la glán-
' > * una comPreslon bástante fuerte para favorecer
, j. r, v»'-V su, adherencia, y hacer que el strgeto guarde por al
gunos dins una abstinencia severa , alejando de él todo
lo que pudiera escitar su apetito , y despertar la ac.
ó la cauterí- cion secretoria 'que se desea suspender. Si este reme-
djo no produce buen efecto , ó si la herida es dema
siado a'ncha para que sus bordes puedan aproximarse,
se
ciadebe
cáustica
aplicar
masá ella
ó menos
el cauterio
activaactual,
que inflame
ó una sustaiit
su su^
167
perficie y oblitere los conductos salivales esternos.
La estirpacion completa de la parótida ha sido 2.' Tumores
... . ,. , . ' eidrrosos de
considerada como impracticable, en razon de la prc- ¡as parótidas.
sencia de la arteria carótida interna y de un gran nú
en
mero
el interior
de nervios
del tejido
importantes
de este en
órgano.
las inmediaciones
Pero se puedeó Puede em-

, ,. . . , , prenderse
intentar y practicar con buen éxito la ablacion de los tu estirpac¡on
tumores duros y escirrosos de la region parotidea siempre que
, ., ... % el mil no se
cuando es posible asegurarse con anticipacion de que cstiendaáuua
no se es tienden a demasiada profundidad. Entonces 8r*n.d? ,Pro"
• , fuudidaa.
importa poco que la enfermedad tenga su asiento en
los ganglios cervicales superiores, ó en el mismo te
jido glandular: lo que debe esclusivamente guiar al
Cirujano es la estension del mal, y la posibilidad de
destruirle completamente sin tocar á los troncos vas
culares y nerviosos que le rodean. En estas operacio- Modo ordi-
nes debe descubrirse el tumor por medio de las con- nanodeprac-
r ticar la ope-
venientes
tenderse
Conviene
atras á adelante,
desde
empezar
incisiones,
la áoreja
la
fin diseccion
cuyo
deacia
levantar
diámetro
la base
de abajo
eldetumor,
mayor
laá mandíbula.
arriba
debe
volvién-
y es-
de racion.
i¡¿.i Ití
- ?(ífv*

dole
biendo
sobre
ligarse
el carrillo
los vasosá tan
medida
luegoque
como
se lese separa;
cortan. de^y^.*'^
Ei\i, .$r¡? r¿ ^,

fin , cuando habiendo llegado á separar todo el tumor^' * h ,4.£t


no queda que cortar mas que una especie de pedtcu-^.fo^..^^s
lo nudoso, grueso y denso , sin ser escirroso, es ve
rosímil que esta parte contenga vasos considerables,
que deben ligarse fuertemente con un hilo encerado , y
despues cortarles por encima de la ligadura. En los P™ctica del
. , . ., Autor para la
casos muy graves en que el cancer de la parotida pon- estirpacion to-
dria en peligro inminente la vida del enfermo, seria la par
acaso permitido cortar de un modo análogo la tota-
i68
lidad de la glándula. En efecto , si !a carótida estuviese
manifiestamente cubierta por el escirro , se la podria cor
tar primero por abajo, entre dos ligaduras, levantar
en seguida la parte superior del vaso con la parótida,
ligar las ramas arteriales asi como se fuesen dividien
do, y terminar la operacion ligando de nuevo la ca
rótida por encima y en el pedículo del tumor, de
modo que pueda concluirse la seccion sin temor. Si
es posible ejecutar la estirpacion completa de la pa
rótida , como algunos Cirujanos , y recientemente
M. Weinhold , dicen haberlo hecho , este modo de
practicarla me parece el mas conveniente para conse
guir un objeto tan difícil , poique permite al Ciruja
po
no hacerse
de la operacion.
dueño de la sangre durante todo el tiem-

3.* Concredo- Es bastante raro que se formen concreciones ó cál-


nc.s salivales, cu\os salivales en el conducto de Stenon: sin embargo,
Jurmadas enel " *
espesor del ear- se han observado muchos ejemplos de esto; y yo he
T!ll°' tenido á la vista un cuerpo estraño de este género,
cuyo volumen igualaba al de una nuez pequeña , y fue
Del>en es- estraido dela mejilla por M. Tardeaude Saumur. Pa-
traerse rece que el canal <le Stenon puede padecer de erosio
nes, y que la saliva estravasada, á causa de su rasga
dura , es susceptible , como la orina , de formar cálcu
los fuera de las vias naturales que pudieran facilitar su
por lo interior salida. Sea de esto lo que quiera, las concreciones de
de la boca, este género deben estraerse inmediatamente, y con
viene casi siempre hacerlo por el interior de- la boca
á fin de evitar la deformidad y de precaver la forma
cion de una fístula salival en la parte esterior. Para
esto se empuja acia dentro el cálculo, tirando al mismo
tiempo acia fuera la cornisura de los labios, y con un
i6g
bisturí, cuya hoja debe estar rodeada cíe un trapo
hasta cerca de la punta , se practica sobre el cuerpo
estraño una incision suíiciente para darle salida. Sin
embargo , si el cálculo solo estuviese cubierto por la ó bien ti trt-
piel, y esta se hallase ulcerada en el parage que le yes de la pie''
cubre, se deberia dilatar la abertura esterior, estraer
el cuerpo estraño y curar despues como las demas la
fístula que resultase de la operacion.
Cuando se observa que por una solucion de con- 4/ Fístulas
tinuidad mas ó menos ancha, situada en las inmedia- sal,vales del
conducto pa
ciones del canal de Stenon , fluye un líquido cristalino, ntideo.
sin color, mas abundante cuando el sugeto habla y
durante la masticacion que en el estado de reposo, es
evidente que existe una fístula salival. Para curarla se Se lesopoDen
presentan tres métodos : el uno consiste en restable- tres met°do*
, . ' , . operatorio»,
cer las vias naturales por donde fluye la saliva : el se
gundo en suspender ó suprimir la secrecion salival;
interior
y el último
que en
le sirva
oponerdeá canal
la fístula
de derivacion
esterna unay lefístula
per .

mita cicatrizarse.
Luis parece haber sido el primero que tuvo la a. Kestablc-
idea de restituir á la saliva su curso natural. Para esto flmie.nto de
las vias natu-
es necesario asegurarse ante todo de que la porcion rales,
de conducto anterior á la fístula está libre. El catete
rismo, comunmente fácil del canal de Stenon , se prac
tica con un estilete que se introduce en la herida, di
rigiéndole de atrás á delante , de fuera á dentro , y un
poco de arriba á bajo. Para que este estilete pueda in
troducirse en la boca es necesario estender el carrillo
y enderezar de este modo el ángulo que forma la es-
tremidad del conducto, atravesando la membrana mu
cosa de esta cavidad. Si se hallase obstruido por algun
*7°
cuerpo estrafío debería procederse inmediatamente á
la estraccion de este; y si el canal estuviese estrechado
, deberia
la que conduciendo
pasarse con de
el estilete
la bocauna
aciahebra
la herida
de seda
esterior
, con

mechas de hilas de un volumen cada vez mayor se fa


cilitase su dilatacion.■ Se deja fuera de la herida uno
de los hilos correspondiente a la estremidad esterna
de la mecha , el cual puede atarse al gorro del enfer
mo; y el otro, estendido á lo largo de la pared de la
. boca, se fija cerca de la comisura de los libios con un
parchecito de tafetan gomado. Finalmente, luego que
se ha restablecido la libertad del canal, se cauterizan
los bordes de la fístula con el nitrato de plata ; se sos
tiene la escara por medio de un parche de tafetan go
mado, y se hace que el enfermo guarde por diez ó
doce dias una abstinencia severa , manteniendo apro
ximadas las mandíbulas, y evitando todo lo que pu
diera escitar la secrecion de la saliva. Estos modos de
practicar la operacion han sido eoronados por el buen
éxito en manos de Luis, de Morand, de Ferrand , de
Beaune, de M. üubois etc.; pero son inciertos, y
cuando no corresponde el resultado la cauterizacion,
hace la fístula mas ancha y mas rebelde por la pérdida
de sustancia que ocasiona en las partes.
II Suspension ^e lia propuesto curar la fístula salival compri-
ó supresion de miendo el conducto de Stenon ácia atras, de modo
salival. n íue se retenga allí el líquido hasta la formacion de la
cicatriz ; .pero esto es difícil de ejecutar. Desaul quiso
comprimir la misma parótida, atrofiarla y hacerla in
capaz de desempeñar sus funciones; pero es dudoso
que haya conseguido jamas su objeto por este medio;
tan difícil es obrar sobre todos los puntos de la paró.
*7l
tida con los instrumentos compresivos , y tan doloro
so por otra parte una presion capaz de desorganizar
la ; por lo mismo se ha abandonado esta práctica.
, i r. C. Abertura
La primera idea que se presento para curar las lis- ¿e una v¡a ar_
tulas salivales, y á la que todavía es necesario recur- tüiciaL
rir en el mayor número de casos, fue la de agujerear
el carrillo con un instrumento punzante , practicando
la
nnsaliva
conducto
en lapreternatural,
boca. La varilla
por rusiente
el cual de
pudiese
Roy , caer
y la Sehan afean-
. , , ii. , . . , ., i • donado lo»
canula
cion dedeesta
Duphenix
operacion.*
, sonEl.inutiles
modo para
de practicarla
la ejecu- ¿e
instrumentos
l}oy y ^e
1 . 1 Diipnemx.
usado por Monró es mas sencillo y eficaz; solo que á 'Modo de
la lezna de zapatero , de que se servia este gran prác- Pracll.car lao"
r ' 1 . . ljeration, 9»-
tico, debe sustituirse un trocar de corta dimension, gun Monró.
Este instrumento , provisto de su cánula, debe diri
girse a la solucion de continuidad del carrillo, é in
troducirse oblicuamente al traves de esta parte en
el sentido de la direccion que sigue el canal de Ste-
non, cuidando sobre todo de no tocar al borde ante
rior del músculo masetero. Por medio de la cánula
del trocar se introduce una hebra de seda , dejando á
la parte de afuera una de sus estremidades , y sacando
la otra por la boca: á esta última se ata una mecha
de hilas , que tirando de la otra , es conducida hasta
las inmediaciones de la herida esterior que solo el hilo
debe atravesar. El volúmen de esta mecha se va au
mentando cada dia, y cuando parece estar ya formado
el conducto preternatural se avivan los labios de la
herida esterior, y se reunen por medio de emplastos
aglutinantes ó de la sutura cntortillada. Esta práctica
es incontestablemente una de las mas seguras que
pueden emplearse.
1^2
Modo de Sin embargo, M. Beclard ha conseguido la cura-
practicar la o- clon uei "os
j eniermos
r i.
peraeion , se. *por un medio que
T no exijce»" cu-
guu Beclard. ras consecutivas tan prolongadas. Este práctico hizo
en el fondo de la fístula dos picaduras que atravesa
ban oblicuamente el carrillo. En estas aberturas in
trodujo una asa de hilo de plomo , cuya parte media
dejó oculta en el fondo de la herida esteiior, mien
tras que cortó sus estremidades despues de retorcidas,
y flotantes en la boca por muy cerca de la membrana
mucosa-bucal. A medida que se reunía la herida este-
rior , la saliva íluia por la parte interior á lo largo de
los dos hilos meta' lieos, y no tardó en verificarse la ci
catrizacion. Las partes comprendidas en el asa del hilo
se cortaron , y el cuerpo estraño cayó en la boca algun
tiempo despues, dejando una abertura bastante grande
para asegurar la curacion. Esta ingeniosa operacion
reune en su favor todas las ventajas , y no dudo que
la esperiencia confirmará mas y mas su utilidad.
Ránula. Un tumor blando, blanquecino, aplanado, situa
do debajo de la lengua y á los lados del frenillo de
este órgano, caracteriza la ránula; enfermedad mas
comun en los niños que en los adultos, y que da lu
gar á la obstruccion ó á la obliteracion completa del
Exigela ater- conducto de Warthon. En el primer caso debe des-
tnra del tu- emjiarazarse es(e canal de las mucosidades ó concre-
mor, ciones que le ocupan ; en el segundo conviene hacer

en .el tumor otra abertura. Al cauterio actual, de


que se servia Hippocrates, M. A. Severin y nuestro
buen Paré, y á los cáusticos empleados por otros
prácticos yque presentan mas inconvenientes todavía,
y aun la escl- se na sustituido el bisturí, con cuya punta se divi-
»ion. den las paredes siempre delgadas del tumor. Esta
operacion es suficien te cuando la ránula es pequeña;
pero en el caso contrario es necesario cortar con las
tijeras corvas por el plano una parte de las mem
branas que la forman. Si contiene cálculos salivales
se les estrae, se aproximan en seguida las paredes del
tumor , y la conversion de la herida que se ha prac
ticado en una abertura fistulosa, hace radical la cura
cion. Esta abertura debe practicarse mas bien cerca
de la lengua que de los dientes incisivos, á fin de
evitar que durante el ejercicio de la pronunciacion
se lance la saliva fuera de la boca.
Algunas veces es difícil mantener abierta la heri- Cuando la
da hecha en la ránula. A las mechas de hilas , á los herida ,iende
' a cerrarse , es
hilos de plomo , á los 'pedazos de candelilla y á las necesario sos-
eánulas empleadas por Luis, Sabatier y algunos otros p^medto^de
prácticos, á las cauterizaciones reiteradas, preconi- la introduc-
zadas por Camper, prefiere M. Dupuytren *una es- pos™ entre "sus
pecie de cilindro con dos cabezas que forman'un do- labios,
ble boton, y que teniendo solo dos líneas de longi- practicaría o-
tud puede introducirse facilmente en la herida. Con peracion se
las dos estremidades de este cilindro, de las cuales |Uytren'. U
una corresponde al interior de la bolsa, y la otra
queda en la boca , se mantiene colocado por sí solo:
la saliva fluye con facilidad entre él y los labios de
la herida, y su presencia en nada incomoda para
los movimientos de la lengua ni para la masticacion.
Este método operatorio tiene sobre los precedentes
la ventaja de ser incontestablemente mas sencillo y
mas seguro en sus efectos.
s- vi.

Lesiones de la lengua.

1. * Lmgltud La lengua puede estar fija á la pared inferior de la


"rcnMo dfta ^úca Por el frenillo, que esterídido hasta, la pua-
¡engua. ta del órgano no la permita levantarse, coger el pe
Operacion cion.
zon niEsta
ejercer
disposicion
los movimientos
preternatural
propios
es facil
de lade suc-
re-

queicclama. conoceri introduciendo en la boca el dedo índice y


observando que la lengua no le comprime. En es
te caso es necesario separar las mandíbulas del ni
ño, é introduciendo despues debajo de la lengua el
pavellon de una sonda acanalada, se levanta el órga
no y se estiende el frenillo , el cual va á parar á la
hendidura que presenta el instrumento. Dirigiendo
en seguida por debajo de la sonda unas tijeras rectas
de hoja obtusa , se corta la porcion escedente del
filete. Esta operacion es de las mas fáciles de prac
ticar; sin embargo, se la ha visto ocasionar la muer-
te por haberse abierto las arterias raninas, en cuyo
caso los niños chupan y tragan la sangre al paso que
va saliendo, de suerte que no se reconoce el acci
dente sino cuando ya no es tiempo de remediarle.
Esta hemorragia se evita con seguridad, dirigiendo
acia abajo la punta de las tijeras; pero si á pesar
de esto se verificase, seria necesario aplicar la es-
tremidad de un estilete rusiente al punto por don
de sale la sangre.
2.* Adhrnn. Es muy raro ver los bordes de la lengua adherí-
»ia^de la Un- <]os a las encias; pero si se reconociese esta dispo
sicion , unas tijeras obtusas ó un bisturí de boton sr"1 ¿ las »*'
bastarian para destruir los lazos que unen estas par
tes. La diseccion de la lengua totalmente adherida á
la pared inferior de la boca es mas larga , mas deli- ó ¿ la pared
cada y dificil. Sin embargo, debe procederse á ella '"^r dc la
sin demora para dar al niño la facultad de chupar y de
tragar. En todos estos casos es facil oponerse á la
nueva aglutinacion de las partes, haciendo que la
nodriza introduzca con frecuencia el dedo en la bo
ca del niño.
Las heridas de la lengua deben abandonarse á sí 5.* Hetídas
{. . , y de
mismas si son superficiales , poca esten si. on; pero de la lengua.
°
cuando se ha separado alguna parte del órgano, de
be practicarse un punto de sutura entrecortada que
mantenga el colgajo en contacto con el resto de la
herida, y asegure su reunion inmediata. El venda-
ge ó saquillo de Vibrac es inútil en este caso , así
como en todos los otros, y merece la proscripcion
en que ha caido ; pues la actividad vital de que goza la
lengua, la testura vasculosa de su tejido, y la saliva
que la baña , son otras tantas circunstancias que ha
cen muy rápida la curacion de sus heridas, aun las
mas complicadas.
La lengua está bastante espuesta á una especie de A.' Hincha.
congestion sanguínea violenta que en muy poco tiem- *™ j£^£a£"
j>o llega á aumentar de tal modo su volumen que gua.
sale fuera de los arcos dentarios, y llenando la boca
liasta el punto de elevar el velo del paladar, amena
za al .sugoto de sofocacion. Esta enfermedad debe
ser pronta y enérgicamente combatida. Para este Exige que so
efecto se haeen en el órgano, con un bisturí recto taSan.(fn e.lla
™ . escariiicacio-
comun, tres ó cuatro cortaduras largas y profundas nesprofundas.
■i . *76 '
que producen una sangria local abundante y una
evacuacion tan completa que poco despues pare
ce no haberse hecho mas que unos pequeños ara
ñazos en la lengua. En los casos menos graves y ur
gentes puede reemplazarse esta operacion con la a-
plicaciun de ocho ó diez' sanguijuelas, completándose
solutivos.
en seguida la curacion con algunos gargarismos re»

5.' Jumen- En algunos sugetos la lengua es naturalmente


to considerable voiumlnosa . pero haciéndose despues el asiento de
de volumen. una nutricion ' rdemasiado activa, adquiere
r dimensio

nes enormes: se la ha visto salir muchas pulgadas


fuera de la boca , deprimir é invertir los dientes de
la mandíbula inferior y aun los alveolos, y ocasionar
una pérdida continua de saliva que, unida á la dificul
tad de injerir alimentos , acarrea un enflaquecimien
to «stremo. En los niños que presentan esta disposi
cion deben hacerse todos los esfuerzos para llevar la
lengua ácia atrás y mantenerla en la boca , oponién-
Sele opone dose ¿ la separacion de las mandíbulas. Mas adelan-
la compresion, {ada la enfermtída(l se ha propuesto aplicar al ór
gano un vendage compresivo; pero este medio que
ha sido eficaz en un caso de ingurgitacion accidental
y reciente, tratado por M. Mirault, no sería sufi
ciente en los de que tratamos. Algunos prácticos han
hecho en este caso la ligadura de la parte esceden -
te de la lengua, atravesándola por dos puntos, desde
su cara dorsal á su cara inferior con agujas enebra-
das cada una con un hilo doble encerado ; atando
despues estos hilos de modo que estrangulen sepa-
.radamente las tres porciones del órgano que cir
cunscriben, Esta práctica ha sido algunas veces co-
i77
ronada de un buen éxito, pero ocasiona una flogo
sis intensa, y por espacio de mucho tiempo fluye un
pus sanioso y fétido del sitio que ocupan los hilos
antes de la separacion de las partes muertas. Es pues « mejor todi-
1 . * 1 via la resci-
mas
cortante,
ventajoso
y á ejemplo
recurrir de
en M.
estePercy,
caso alcortar
instrumento
con el sion.

bisturí la porcion superabundante del órgano, ha


ciendo la division trasversal, ó de modo que resul
ten á los lados del órgano dos 'colgajos separados en
forma de V, que se reunen de un lado á otro. El
flujo moderado de sangre y la supuracion que su
ceden á esta reseccion, acaban de disipar la in
gurgitacion del resto de la lengua , y completan la cu
racion.
Las úlceras de la lengua son muchas veces pro- c.° uUeras
ducidas por la irritacion continua de este órgano con- de la l"'aua*
tra las asperezas de algun diente mal situado ó afec
tado de caries: otras veces reconocen por causa la
existencia de la sifilis. La primera indicacion que en
tonces se presenta consiste en destruir la causa del
mal, ya limando ó estrayendo el diente, ó ya comba
tiendo la enfermedad venérea*
Cuando la úlcera , cualquiera que sea su origen, 7 ° cáncer de
está acompañada de un estado tal de .irritacion y de este órgano.
flogosis que sea de temer su degeneracion cancerosa,
antes de recurrir á la operacion es necesario hacer
uso de gargarismos emolientes y calmantes, é insistir
en la aplicacion reiterada de sanguijuelas al rededor
de lá solucion de continuidad, á lo que debe anadirse
unaydieta
tes el reposo
severaabsoluto
, el uso dedel
bebidas
órgano.
diluyentesy
Estos remedios
laxan- 1

han sido eficaces aun en los casos en que existian afec-


I. .ia
i;8
tos cancerosos profundos del tejido de la lengua (i).
Modo de Por último, cuando esle método curativa es in-
estirpacion de fructuoso, y la destruccion del órgano hace progre-
las
cancerosas
úlcerasde Sqs,
, ' debe_ procederse. sin demora» la ,estirpacion
. de la
la estremidad ulcera. Para esto, si el boton canceroso es circuns-
de la lengua, crito , y ocupa la estremidad del órgano, se debe
cortar, á ejemplo de M. Boyer, por medio de dos in
cisiones reunidas detras de él en forma de V , para
cuya operacion bastan comunmente dos tijeretazos,
siendo suficientes dos ó tres puntos de sutura, prac
ticados en la estremidad y á lo largo de los colgajos
laterales de la lengua para ponerlos en contacto y para
hacer cesar el flujo sanguíneo. Despues de la cicatri
zacion la lengua ha perdido muy poco de su esten-
sionj su forma apenas se ha alterado, y sus funcio
nes no esperinientan mas que una dificultad poco
sensible.
ó de los bor- Cuando la úlcera ocupa uno de los bordes de. la
des de este ór- lengua, despues de hacer sacar este órgano, se puede
S una
cortar
incision
toda lasemilunar,
porcion afecta
mas ó, menos
circunscribiéndola
estensa, y la por
es

cotadura y la pérdida de sustancia que resultan de


esta operacion, desaparecen casi enteramente por la
aproximacion espontánea de los bordes de la herida.
Amputacion Finalmente , cuando el cáncer ocupa toda la an-

(i) Al ver como asegura el Autor en diversas partes de la


obra la curacion completa de cánceres confirmados por medio
de los anti-flogísticos, no podemos menos de referirnos á la nota
que se halla en la página 105, y manifestar , como en ella, nuestro
deseo de hallar ocasion en que confirmar este hecho singular,
que tanto bisa deb« ocasionar a la humanidad. Nota de los Tra-
ductor*!.
179
chura del órgano y hasta una distancia mas ó menos de la lengua,
considerable de su punta , es indispensable la ampu
tacion. Se encarga al sugeto que saque la lengua , y
fijándola con las pinzas de erina, que deben tenerse
con la mano izquierda , con un bisturí recto y bien
cortante, que se tiene ea la derecha, se corta de un
solo golpe trasversalmente, y por detras del mal todo
lo que presente vestigios de ingurgitacion cancerosa,
aplicando en seguida sobrela porcion restante y san
grienta de la lengua un cauterio, ó mas bien una
planchita metálica , bien caliente y fijada en ángulo
recto á la estremidad de una varilla de hierro. Esta
cauterizacion presenta la doble ventaja de cohibir la
hemorragia y de destruir los últimos restos del afecto
canceroso. Apenas es necesario hacer observar que
despues de estas operaciones las funciones del órgano
se ejecutan con tanta mayor dificultad, cuanto mas
considerable sea la pérdida de sustancia que ha
sufrido.
$. VIL

Lesiones del velo del paladar y de las amígdalas.

En algunos sugetos adquiere la epiglotis un desar- j.« Caída ó


rollo mas considerable que un el estado natural ; y en- pr"l'p¡"¡ <¡*
•i j i » i » ii. la campanilla.
tonces su estremidad, tocando a la base de la lengua,
escita una sensacion incómoda y movimientos de
deglucion, incesantemente reiterados. Algunas veces
desciende acia la abertura de la laringe, irrita las par
tes inmediatas y ocasiona toses continuas que hacen
creer la existencia de flegmasias crónicas del pecho , ó
que las producen. La campanilla alargada, unas veces
i8o
practicar
Modo, de
la por
d¡0
casí
se pone
mas
el
trasparente^
contrario,
sencillo
dura é La
yhinchada
seseguro
reseccion
hace más
dealremediar
de
delgada,
mismo
este órgano
tiempo;
las
masincomodi-
es
blanda
elotras,
me-y

reseccion de •i
este órgano. dades , de que este accidente es la causa. Las tijeras ue
hojas cóncavas de Levret , las que M. Percy ha pro
puesto, y que tienen una lengüenta trasversal en la
estremidad de una de sus hojas , son igualmente in
útiles. Abriendo el enfermo cuanto le sea posible la
boca es fácil coger la campanilla con las pinzas de
anillos, y dirigiendo entre tanto las tijeras de derecha
á izquierda, y casi trasversalmente sobre la base del
órgano, se corta este de un solo golpe, en cuyo caso
vale mas cortar demasiado que de menos, pues no hay
ningun inconveniente en que llegue el corte hasta el
velo del paladar, de suerte que este órgano presenta
un reborde entre la boca y la faringe.
2 i Diñs'wn ^ velo del paladar está espuesto , como los labios,
lo
•vertical
delpaladar.
del ve. par|.e
á una lnetl|a.
divisionEsta
congénita
lesion,, análoga
estendidaal álabio
lo largo
leporino,
de la

pero mucho mas rara que este, hace singularmente


Exígela ejecu- difícil
sonidos.la De
deglusion
algunos, yaños
sobre
á esta
todo parte
la articulacion
se han ocupado
de los

c:on de '» es- los Cirujanos alemanes en hallar el medio de reme-


tapnyloraua. ...
Modo
„ de diar esta. deformidad incómoda 1J
, y en Francia M. Rouí
practicarlase- ha imaginado aplicar la sutura entrecortada. Esta ope-
iiunM. Roux. racion exige que el enfermo esté dotado de mucha
docilidad y paciencia ; y para ejecutarla se hace uso de
unos hilos encerados largos y enebrada cada una de
sus estremidades en una aguja semicircular. Sostenida
abierta la boca del sugeto , y la cabeza inmóvil contra
el pecho de un ayudante, coge el Cirujano con las
i8r
pinzas cada uno de los labios de la division , y con un
bisturí de boton , dirigido de abajo á arriba, aviva sus
bordes, cortándoles cerca de media línea. Hecho esto
coloca el talon de la primera aguja en una especie de
lapicero, y dirigiendo la punta de atras á adelante,
atraviesa en este sentido uno de los labios del velo
del paladar , perforando el otro de la misma manera.
De este modo se dan de abajo á arriba dos ó tres
puntos, segun la longitud de la parte ; y en seguida se
aproximan los hilos , se atan y se cortan los cabos muy
cerca de los nudos.
La estapbylora fia no es por lo comun seguida de Susremhadoi
•i , son bastante
ningun accidente grave ; pero tampoco corona siem- ¡nc¡ertos.
pre el suceso los esfuerzos del práctico. Aunque se
mantengan las partes en un estado de reposo abso
luto , y que durante los cinco ó seis primeros dias se.
prive á los sugctos de todo alimento sólido y casi de
toda bebida cuando existe una separacion preternatu
ral de los huesos palatinos y maxilares , al mismo tiem
po que la división del velo del paladar, casi nunca se
verifica la reunion. En el caso contrario pueden cor
tarse y estraerse los hilos á los ocho ó diez dias, y en
tonces se percibe que el metal de la voz del sugeto se
ha hecho ronco y nasal: sin embargo, las funciones
del velo del paladar se perfeccionan con rapidez , y
todo vuelve á entrar en el orden natural.
M. Roux cree que la facilidad con que puede con- La facilidad
seguirse la curacion de las heridas del velo del pala- de ejecutar es-
no
darsiempre
debe animar
que esto
á los
pueda
prácticos
hacer ámas
dividir
facil este
la ejecu-
órga- Clr
no debe
a dividir
¡ndu:
. . . sin necesidad
. cion de las operaciones que se practican en la cá- el velo del pa
ulara posterior de la boca. Pero la estafilorafia es una laclar*
lS2
operacion bastante dificil, dolorosa é incierta en sus
resultados para que no se economice su ejecu
cion.
Z.° Turne- Las amígdalas estan muy espuestas á irritacio-
f»iccion clónica . . ,
de las amigda- nes que' cuando se prolongan o se repiten con fre-
las- y
cuencia,
una induracion
ocasionan mas
en estos
ó menos
cuerpos
considerables:
una hinchazonsin

embargo su degeneracion escirrosa es muy rara, y sa


da este nombre á tumefacciones crónicas que no tie
nen ninguna analogía con el verdadero escirro. Pero
sea de esto lo que quiera , cuando las amígdalas se
hacen demasiado voluminosas dificultan á la vez la
deglucion, la locucion y aun la respiracion. Cuan
do la enfermedad es reciente es posible curarla á
beneficio de gargarismos detersivos ayudados de to
das las precauciones capaces de oponerse al retor-
Exige la re- no de la irritacion gutural. Pero en algunos suge-
secclon de es- .. • i i • i • ,,
tos óiganos. tos en <Puenes la hinchazon es muy antigua, y
cuando está acompañada del endurecimiento del te
jido foliculoso, la rescision del órgano es el único,
remedio eficaz que puede ponerse en uso.
La avulsion, La rescision de las amígdalas hinchadas, reco-
cáuftíco'y' la men<iatla va Por Celso , quien proponía arrancar en.
seccionenmu- ciertos casos estos órganos, es una de las operaciones
son^peracio- mas senci"as de ** Cirugia. En efecto, no se trata
«es que han en este caso de estraerlas enteramente, lo que es"
usarse. ^ 6 pondría á la lesion de las arterias carótidas internas,
sino mas bien de cortar su parte mas prominente,
esto es, la que escede del nivel de los pilares del velo,
del paladar. El cauterio, preconizado por Marco Au
relio Severino, Jos cáusticos empleados ya por Fa-
bricio de Aquapendente y despues por el inglés Wis
i83
man, Heister y algunos otros, estan generalmente
abandonados. La ligadura, aconsejada por Sharp,
es casi constantemente impracticable en razon de la
profundidad a' que está situado el órgano, de la an
chura de su base y de la movilidad de las partes que
le rodean: por otra parte, su accion seria mas dolo-
rosa y seguida de una inflamacion mas vii?a que la
del bisturí. Es de admirar ver á Moscati temer esta
operacion hasta el punto de quererla ejecutar en mu
chos tiempos. El speculuin oris de Caqué, destinado
á deprimir la lengua, y á mantener las mandibulas
separadas, sin duda no ha sido usado jamas.
En la actualidad se procede á la rescision de las Método ope-
amigdalas del modo siguiente: las pinzas llamadas de ra,orlo Bene-
° o r raímente a-
Muzaux , cuyas ramas estan terminadas por una doble doptado.
erina, sirven para cogerla punta de la amtgdala, mien
tras que se dirige por debajo de la base del tumor urt
bisturí de boton, cuya hoja debe estar envuelta en
un trapo hasta una pulgada de su cstremidad, y se-
corta aquel de un solo golpe de abajo á arriba. Cuan
do se opera sobre la amígdala izquierda, deben to
marse las pinzas con la mano de estelado, y recípro
camente. Algunos prefieren la erina doble ordinaria,
á las pinzas de Muzaux; pero este último instrumen
to permite apoderarse con mucha mas seguridad de
la porciou del órgano que se trata de cortar. En los
sugetos indóciles conviene mantener separadas las
mandíbulas, colocando dos pedazps.de corcho entre
los dientes molares : tambien se puede hacer deprimir
la lengua con la parte mas ancha de una espátula;
pero en los casos comunes estas precauciones no son
indispensables, y la destreza y el hábito de operar
í84
dispensan casi siempre al Cirujano ejercitado de re
currir á ellas.
Consecnen- Despues de la operacion es muy raro ver sobre-
ría* delaope- venír mngQn flujo sanguíneo considerable, y algunos
racion. gargarismos con agua y vinagre bastan para poner
término á la rezumacion que pueda manifestarse. La
superficie de las heridas supura un poco; pero bien
pronto impide la cicatriz percibir el mas ligero ves
tigio de la salida de- la amígdala.
4.* Ahscesos Guando las amígdalas se inflaman con violencia
"¡H/"' amigda suelen ser el asiento de abscesos bastante considera-
EKigenlapun- bles, y se reconoce esta terminacion de su flogosis en
la hinchazon del órgano y en la blandura y lisura de
su superficie. Con el faringótomo de Lafaye ó con
un bisturí, cuya hoja esté rodeada de un trapo has
ta cerca de su estremidad, se practica en la amíg
dala supurada una puncion por donde sale con fa
cilidad el pus.. i
S. VIII.

lLesiones de la faringe y dsl exófago.

i.' Heridas Es muy raro que los instrumentos cortantes con


no/"0' 0rS"" 1ue suele operarse al traves de la parte anterior y
superior del cuello, interesen la faringe , pues los car
tílagos de la laringe la preservan ordinariamente de
este genero de lesiones. En las heridas situadas mas
abajo es todavía mas raro herir la porcion cervical
del exófago, en razon de su profundidad; pues tie
ne delante de sí la traquear teria y las carótidas> Si á
pesar de esto ocurriese el caso de una division he
cha en las paredes de algunos de estos órganos , se»
i85
ría necesario hacer doblar la cabeza acia delante y
reunir la herida. Para precaver los trastornos que
resultarian de la ejecucion de los movimientos de de-
gluticion, se introduce en el exófago hasta debajo de
la herida una sonda de goma elástica, por donde
se permite introducir los caldos y bebidas de que
necesite el enfermo ; y la cual contribuye al mismo
tiempo á mantener unidos los labios de la solucion
de continuidad. Las heridas de armas de fuego que
interesan la parte superior del exófago, reclaman las
mismas diligencias, y se concibe desde luego cuanto
importa en casos tan graves, precaver con una abs
tinencia completa, con el uso de bebidas diluyen-
tes , de evacuaciones sanguíneas generales, y sobre to
do de aplicaciones reiteradas de sanguijuelas, el desar
rollo de una violenta inflamacion en las partes afectas.
mismoLas modo
heridasque
de las
la porcion
roturas de
torácica
este órgano,
del exófago,
acciden-
del P.orc'°"
Las del»
tora-
te de que Boerhaave,
* Desault, y M. Guersentban
n ' re- cica
go sonmorta-
del exola-
ferido algunos ejemplos, constituyen lesiones mor- les'
tales , casi de necesidad , en razon del paso de las ma
terias alimenticias y de las bebidas á la cavidad del
pecho. Sin embargo, si la salida del líquido injerido
pudiese hacer sospechar la existencia de la herida, la
sonda exofágica podria tal vez poner término al der
rame y hacer posible la formacion de la cicatriz.
Este mismo instrumento deberia tambien em- 2.° Paralisis
plearse, y suministraría un medio tan sencillo como delexó/aS°-
eficaz de alimentar al enfermo en los casos de parali
sis del exófago, el cual permitiría ademas esperar con
seguridad el efecto de las prescripciones medicinales
internas y esternas que se oponen á esta afeccion.
i&6*
3.' inflama. La inflamacion prolongada de la membrana nrn-
eton crónica y -, . . _ »
engrasamiento cosa exotagtca ocasiona con bastante frecuencia su
de las membra. engrosamiento , y el tejido celular situado detras de
nas del exófa- . . . ' . . ,
ga. esta membrana, y el que rodea al mismo organo par
ticipan ordinariamente de esta degeneracion. El diá
metro del exófago se estrecha mas ó menos: la deglu-
ticion , hecha de cada vez mas dificil , concluye
por no poderse ejecutar sino con un trabajo estremo
; el
y elefecto
enfermocombinado
se debilita
de yla sucumbe
flogosis ymuy
de lapronto
falta por
de

alimentacion. El método curativo mas conveniente en


casos de esta especie consiste en mantener el órgano
en reposo, en hacer uso de los antiflogísticos y en
colocar en el exófago una sonda de goma elástica.
ratono
Metodo para
ope- ^ estas
La flexibilidad
son<Jas n0 pueden
y poca superar
resistencia
grandes
■de lasobstácu-
paredes.

íntroducir las .
sondas exofá. los , ydebeti tener desde fres ó cuatro hasta seis ú ocho
gicas. líneas de diámetro y una longitud de quince á veinte
pulgadas. Para introducirlas, estando sentado el en
fermo con la cabeza doblada acia atrás y la boca abier
ta, se dirige su estremitíad untada en una grasa
cualquiera hasta la faringe, y se continua empujando
la varilla hasta que su estremo baya ¡legado al estó
mago. La parte esterior de la sonda no puede per
manecer sin inconveniente en la boca, y es necesa
rio dirigirla á las ventanas de la nariz : para esto se
introduce en. una de las fosas nasales una sonda de
Bellocq, y desplegada la estremidad del resorte en la
boca, se ata á ella un cordonete que, tirado por la
nariz, lleva tras sí la estremidad de la sonda, la cual
se lija en la parte esterior. Esta operacion es mucho
mas facil de ejecutar que aquella en que se introduce
187
primero la sonda por la nariz. En efecto, formanda
el eje de la faringe un ángulo recto con el suelo de
las fosas nasales, la estremidad del instrumento cho
ca contra la pared de la cámara posterior de la bo
ca, y es preciso introducir los dedos á fin de do
blar la sonda ácia abajo y dirigirla al esófago. Pe •
ro estas tentativas son siempre trabajosas, molestas
para el enfermo, y algunas vect-s terminan por hacer
pasar el instrumento á la laringe.
La tos, el dolor y la salida del aire par la sonda Fenómenos
indican esta introduccion estraviada; en tuvo caso debe 1"e . ia<"cin
relirarse la estremidad del instrumento y darle una cienen la larin-
direccion mejor. La ausencia d-e toda especie de in- *>e*
comodidad, y el calor agradable que se siente en el
estómago, á consecuencia de la inyeccion de líquidos
calientes y nutritivos , hacen conocer que el instru
mento está colocado como corresponde. De cualquier
modo que sea, la sonda no constituye ordinariamente
en los casos de estrechez del exófago mas que un
recurso precario que permite alimentar al sugeto sin
preservarle del resultado funesto que acarrea casi
constantemente la inflamacion crónica de que está
afectado.
La faringe y el exófago, contractiles y lubrifica- 4.» Cuerpoi
dos por un líquido mucoso abundante, son al mis- estranos dete-
* nidos en la/a-
mo tiempo susceptibles de una dilatacion muy con- riage 0 en ele
siderable que les permite dar paso a cuerpos estra- x°fa&°-
ños de bastante volumen. Sin embargo , no es raro
ver detenerse estos cuerpos en alguno de los puntos
del conducto que constituyen estos órganos, cuyo ac
cidente se anuncia por un dolor vivo que se aumen
ta por los movimientos, de degluticion , acompa-
iSS
ñado de la agitacion y ansiedad del sugeto.
El Cirujano En este caso puede el Cirujano adoptar tres par-
puede obrar tklos Et) eject es pos¡ble: i.° abandonar el cuer-
entonces de 7 »
tres maneras po estraño á sí mismo y esperar á que se desprenda
diferentes. espontáneamente: 2.° empujarle hasta el estómago;
y 3.° estraerle por la boca ó por una abertura he
cha en el conducto en que está melido.
^.Abandonar Los cuerpos estranos detenidos en el exófago y
el enfermo á , , , , , . » , , ,
los solos es- abandonados a si mismos producen a su derredor una
fuerzos de la inflamacion violenta, que aumenta al principio la
fuerza que los' detiene. A esta flogosis sucede una re
lajacion mas ó menos completa, y la supuracion que
resulta de ella arrastra algunas, veces la causa irritan
te. Asi sucede cuando vemos ciertos cuerpos estraños
que , despues de haber permanecido mas ó menos
tiempo en el exófago, descienden espontáneamente
hasta el estómago ó salen por la boca j pero tambien
en muchos casos la inflamacion que ocasionan tiene
por efecto la adherencia del exófago á los órganos
circunyacentes y la ulceracion de sus paredes. Se re
fiere un ejemplo de erosion de la arteria carótida,
producida por esta causa ; y en otro sugeto en quien
el exófago se habia unido á la traquia -arteria , for
maron los alimentos un derrame mortal en las vias
aéreas. En algunos casos de los mas felices se des
arrolló un absceso en el cuello, y dió salida al cuer
po estraño : pero si este accidente se verifrcase en el
pecho , la muerte sería su inevitable resultado. Se ve,
pues, que abandonando á sí mismos los cuerpos de
tenidos en el exófago, se espone al enfermo á una
suerte muy desventajosa, y a' accidentes cuya gra-
, Tedad es imposible prever y evitar. De donde resul
i8g
ta que este es el partido peor que puede tomar el Ci
rujano , y que no debe adoptarle sino en los casos
estremos en que todos los medios empleados para des
prender el cuerpo estraño hayan sido inútiles; en cu
yo caso debe recurrirse á la dieta absoluta , á las san
grías y á las aplicaciones de sanguijuelas á fin de mo
derar la violencia de la inflamacion. B« Empujar
Es facil conocer que es menos ventajoso conducir el cuerpo es-
, , , trauo hasta el
la
un boca.
cuerpoEnestrano
efecto,hasta
¿ escepcion
el estomago
de lasque
sustancias
sacarle que
por estómago.

la accion digestiva puede alterar y destruir , las ma


terias impelidas así por el canal alimenticio, pueden
irritar sus paredes, dividirlas, perforarlas y ocasionar
de este modo desórdenes mortales; y en ciertos ca
sos los inconvenientes de la exofagotomia serán me
nos graves. Sin embargo, suponiendo que la estrac-
cion no pueda absolutamente verificarse, y que el
cuerpo sea liso, redondeado, é incapaz de ofender las
membranas gastro- intestinales , se le debe precipitar.
Algunas palmadas entre las espaldillas, la degluticion
de grandes sorbos de agua, ó de masas voluminosas
hacer
de alimentos
descender
blandos
los cuerpos
y pulposos
estraños
, suelen
pocobastar
abultados
para ,

ó debilmente sostenidos en el sitio que ocupan. Pe


ro si estos medios simples no bastan, se puede, á
ejemplo de Paré, introducir en el exófago el tallo de
un puerro largo, cuya eslremidad redondeada y vo
luminosa choque contra el cuerpo estraño. Una va
rilla de ballena con un pedazo de esponja en una de
sus estremidades puede servir tambien para satisfacer
facilmente la misma indicacion.
Pero nada es preferible á la estraccion del cuer- c. Practican
§u estraceion. p0
char,
estraño,
cortar principalmente
ó rasgar las partes
si esque
susceptible
toca, como
de pin*
ha

cen los fragmentos de huesos, los pedazos de vidrio,


las agujas etc. En casos de esta especie, sentado el
enfermo con la cabeza doblada acia atrás y sosteni
da por un ayudante, se le debe hacer abrir bien la
boca, y deprimiendo la base de la lengua, tratar de
reconocer ante todo la verdadera situacion del cuer
po estraño, que si está detenido al fin de la farin
ge es facil percibirle con la vista ó con lac estremidad
del dedo. Pero cuando está situado mas profunda-
Debe empe- mente, es necesario introducir, como hace M. üu-
earsepor ase- tr una varilla de pj^a flex¡ble con una bola
gurarse de la * J / i
situacion del poco voluminosa en su estremidad, á beneficio dela
cuerpo es - cual se puede reconocer el punto en que el cuerpo
está detenido, la direccion que afecta y la fuerza que
le retiene. Adquiridos estos conocimientos prelimi
nares, y procurando saber el Cirujano si existe algun
espacio libre acia adelante, acia atrás, ó á los lados
del cuerpo estraño, puede evitar el andar tocando y
palpando, como se hace casi siempre en iguales ca
sos, con dolor y molestia de los pacientes,
y tratar en se- Cuando el cuerpo estraño está situado muy ar
güida de a- r¡ba se le pUet]e COorer con unas pinzas rectas ó en-
traerle acia, a- r ° r
íu»ra. corvadas por sus bordes 5 y cuyas ramas no se toquen
mas que en sus estremidades libres, á fin de evitar el
asir con ellas algunas porciones de la membrana mu
cosa. Este instrumento debe introducirse cerrado, y
cuando las estremidades reunidas de sus ramas apoyan
sobre el cuerpo estraño se le coge del mejor modo po
sible y se estrae con cuidado.
Diferente» Cuando el cuerpo estraño tiene una situacion mas
*9»
baja se puede introducir entre él y la pared del ex.ó- modos que se
fago una varilla de plata aplanada, roma y encorvada conseguir
en forma de gancho en su estremidad, de suerte que este objeto,
«ea fácil atraerle acia afuera , cuyo medio es uno de los
mas eficaces. Se han empleado tambien la esponja
atada á uu hilo y metida en un tubo de plata , de don
de se la hace salir cuando está introducida debajo del
cuerpo estraño, á fin de que distendiéndose entonces
pueda arrastrarle ácia arriba cuando se la retira : las
bolillas de estopa atadas á la estremidad de una al
galia comun , y destinada á asir los cuerpos ligeros y
poco voluminosos ; y los anillos de plata embutidos
unos en otros t y fijados á una varilla de ballena, con
los que J. L. Petit queria atraer los cuerpos que no
podia coger f cuyos instrumentos deben untarse con
aceite á fin de que su introduccion sea mas facil. Tam
bien
dolaspudieran
mas grandes
emplearselas
que las pinzas
que sedeusan
Hunter,
para hacién-
estraer ;

los cabos de la3 sondas que se rompen en la uretra.


Si fuese absolutamente imposible estraer el cuerpo La exofa<»oto-
estraiio, y si su progresion hasta el estómago presen- mia puede He-
1 1 . 1i l • 1 « Bar » ser in-
tase
riesgos
uihcuitaues
muy considerables
insuperables,
, seria
o espusiese
necesario al
practicar
sugeto laa ¿iSpensable.

cxofagotomia.
operacion
cuerpo
ocupe laes porcion
bastante
sino Sin
en embargo,
cervical
el
voluminoso
caso de
delnoque
para
exófago.
debe
elsobresalir
proponerse
cuerpo
Cuandoestraño
deeste
esta
un Practic.ar
Modo esta
de

1 1 operacion, se-
modo manifiesto por debajo de los tegumentos, se gun Guattani,
debe hacer echar al enfermo de espaldas , con la ca
beza doblada ácia atras, y practicar una incision de
unas dos pulgadas delante del borde anterior del mús
culo esterno cleidomastoideo y en el centro mismo de
i9s
la tumefaccion. Separados los labios de la herida se
dejan á la parte de afuera la arteria carótida y los nér- •
tíos que la acompañan; se ligan los ramos vasculares
que es preciso abrir, y luego que se ha llegado al
exófago se cortan sus membranas y se hace salir el
cuerpo estraño. Cuando no existe ningun tumor con
viene operar en el lado izquierdo del cuello , en donde
el exófago se separa un poco de la traquia- arteria , en
cuyo caso solo los conocimientos anatómicos pueden
guiar al Cirujano. Esta operacion , aconsejada por
Guattani, ha sido practicada con buen éxito en el
hombre vivo por Roland y GoursaulJ ; y de algunos
años á esta parte no hay uno de cuantos se dedican á
hacer esperimentos que no la haya practicado en los
animales vivos sin ocasionar accidentes graves.
Segun M.Vac- M. Vacca Berlinghieri ha imaginado un modo de
hierf erli"^" practicar la «xofagotomia que la hace segura y facil,
aun en el caso de no existir ninguna elevacion debajo
de la piel. Para esto , situado el enfermo como en el
caso precedente, y terminada la incision de los tegu
mentos , se introduce en el exófago un instrumento
llamado por el autor ectopexófa^o. Este instrumento se
compone de una sonda de goma elástica cerrada por
su estremidad y hendida por el lado izquierdo en la
estension dedos ó tres pulgadas, cuya sonda contiene
en su interior un estilete de acero, compuesto de dos
ramas, terminadas por un boton de figura de acei
tuna. Cuando se introduce el estilete hasta la estremi
dad de la sonda , las dos ramas se mantienen en con
tacto ; pero cuando se le saca , hallándose desprendida
la varilla izquierda , sale por la hendidura y se sepa
ra del resto del instrumento. Introducido pues el ec
io3
topexófago, cerrado hasta el parage en que se hace la
incision, fija el Cirujano la cánula, y retirando un poco
el estilete, la rama divergente de este levantala pared
correspondiente del canal, y le hace formar en la he
rida una eminencia que sirve de guia al bisturí. Un
ayudante mantiene el instrumento en la situacion que
le ha dado el operador, al mismo tiempo que este,
asiendo el boton que eleva el exófago, divide este ór
gano en una estension mas ó menos considerable. In
troduciendo en seguida el dedo en la cavidad del ór
gano impide que se pierda su abertura , y sirve de
guia á las pinzas , con las que se procede á buscar y
estraer el cuerpo estraño, habiendo sacado antes por
la boca el instrumento conductor.
Este modo de practicar la exofagotomia la hace Sus ventajas,
tan segura y fácil de ejecutar, como aventurada y ro
deada de graves dificultades ha parecido ser hasta
aqui; y es digno de admiracion verá M. Lisfranc reco
mendar todavía en esta operacion el uso de la sonda
de dardo que espone á herir de dentro á fuera las par
tes mas importantes.
En un caso en que el exófago , distendido por un La broneoto-
i
cuerpo estrano muy voluminoso, comprimia dej atras miaindicada,
tar puede es-
adelante la traquia-arteria , y amenazaba de sofocacion
al sugeto, practicó Habicot la operacion de la bron-
cotomia. Pero para imitar este ejemplo seria necesario
que el sugeto estuviese en el último estremo, y abso
lutamente imposibilitado de soportar ninguna de las
operaciones indicadas mas arriba. En efecto, la inci
sion de la traquia-arteria, ó de la laringe, no puede
tener otra utilidad que la de ocurrir á la dificultad
que el obstáculo induce en la respiracion , pues nada
I. i3
194
influye en la situacion del cuerpo estraño, y despues
de su ejecucion seria necesario ocuparse en estraer ó
empujar este como si nada se hubiese hecho todavía
en favor del sugeto , sino agravar su mal estado con
una nueva herida.

>
CAPITULO II.

D¿ las enfermedades de la porcion sub-diafragmática


del aparato digestivo, y de las operaciones que
reclaman.

Se tratará en este capítulo, en artículos separados, Division d»


de las heridas del abdomen con lesion ó sin ella de este capitulo.
los órganos contenidos en esta cavidad, de los cuer
pos estranos detenidos en el canal digestivo, de las
lesiones del hígado y del bazo, de los derrames for
mados en la cavidad del peritoneo, y finalmente, de
las enfermedades del recto y del ano.

s: i.

De las heridas del abdomen.

Las soluciones de continuidad hechas en el recin- La5 i,er¡c] as


to del abdomen deben distinguirse, segun que inte- abdoraina-
resen solamente
i ilas paredes
i de
j esta cavidad,
• j i oi que les
trames
son opene-
no
penetren en el interior del peritoneo. Los antiguos penetrantes,
daban una grande importancia á la seguridad en esta
parte del diagnóstico, y para esto recurrían i la in
troduccion de sondas fuertes ó flexibles, y a' la inyec
cion de líquidos mucilaginosos en la herida. Pero
estos medios , cuyo uso siempre «s inútil y frecuente
mente peligroso, han sido abandonados por los Ciru
lanos de nuestros días. Cuando un hombre se presen- .^uan^° son
■, r simples recla
ma con una herida abdominal , sin ninguna lesión ma- man en uno y
Tiifiesta en los órganos contenidos en esta cavidad, el ^¡unioninaie*
método curativo debe ser el mismo , penetre ó no en diata.
i96
el vientre la division; y si la estension de la herida , la
salida de las visceras ó de las materias que contienen,
no dan á conocer de un modo positivo la naturaleza
de la lesion, toda investigacion respecto de este pun
to es supérflua , y debe procederse á la reunion de las
Situacion d«l partes divididas. El sugeto debe estar situado de modo
«ugeto. qUe la cabeMi el pecho, las piernas, los muslos y la
pelvis esten doblados y aproximados en términos que
las paredes abdominales queden en un estado de re
lajacion. Esta situacion se asegura por medio de al
mohadas colocadas debajo de las partes superiores
del cuerpo y de las corvas, i fin de que el enfermo
pueda conservarla sin hacer esfuerzos ni contraccio
nes que propenderian á separar los labios de la heri
da , y á destruir la accion de los medios contentivos.
Reunion de Cuando la solucion de continuidad es de muy poca
loMabjos de estension, aunque penetrante, o cuando siendo mas
larga no interesa mas que la piel y las fibras apone-
vróticas ó musculares mas superficiales , basta la apli
cacion de emplastos aglutinantes para asegurar su
«xacta reunion. Las heridas hechas con espadines,
laOperacion
gaitrorafia.
de un
floretes,
quienes
parchelabayonetas
herida,
de tafetan
ademas
etc.
gomado.
, nodereclaman
ser
Pero
penetrante
enmas
los aposito
sugetos
se estien
que
en

de á mas de dos pulgadas ó dos y media , semejantes


remedios son insuficientes, y es necesario sustituirles
la sutura , cuya operacion tiene en este caso el nom
bre especial de gastrorafia.
La sutura de las paredes del abdomen, conocida
ya de los antiguos , y que los modernos han prodiga
do flecuentemente sin utilidad, no debe proscribirse,
«pino pretendian Pibrac y Louis j solo si debe cuidar
i°7
se de no emplearla mas que en los casos en que está
realmente indicada , y antes de decidirse á ejecutarla
conocer, no solo las dimensiones de la herida, sino
tambien su situacion , la direccion que sigue, y so
bre todo el estado de rigidez ó de relajacion de las
paredes abdominales. Asi , las heridas de la parte su
perior del vientre, las que son longitudinales, y las
que existen en las mugeres poco tiempo despues del
parto , pueden ser reunidas sin sutura mas facilmente
que las que dividen trasversalmente la parte inferior
del abdomen, ó las que recaen en sugetos en quienes
las paredes de esta cavidad se hallan en un estado de
tension y de rigidez.
La gastrorafia puede ejecutarse de dos modos di- Puede pre
ferentes. El i.° consiste en la sutura entrecortada, y t'«a™e de dos.
' •• i modos,
el otro en la sutura enclavijada o emplumada.
Para ejecutar la sutura entrecortada es necesario Sutura en (re-
preparar hilos encerados reunidos, y formando cor- corta<la'
doncitos aplanados, de una á dos líneas de anchos,,
de ocho á diez pulgadas de largos, y enebrados por
las dos estremidades en dos agujas semicirculares. El
número de estos cordoncitos debe ser igual al de los
puntos de sutura que se trata de practicar, y se com
pleta el aparato con tijeras, compresas, hilas y un,
vendage de cuerpo, colocado con anticipacion debajo
del enfermo. Echado el herido sobre el borde de la
cama en la situacion indicada, introduce el Cirujano
el dedo índice de la mano izquierda en el abdomen,,
y atrae el peritoneo al nivel de las otras partes, fijan
do entra tanto los tegumentos con el pulgar. Toma
en seguida con la mano derecha una de las agujas, de,
modo que el dedo índice esté doblado sobre su con-.
ir,8
vexidad, y que sobresaliendo de la punta la cubra; y
sujeto el instrumento con el deilo pulgar que se apoya
sobre su concavidad, se introduce en el vientre por
debajo del peritoneo, al cual atraviesa de dentro i.:
fuera á una distancia tanto mayor de los labios de'
la herida, cuanto mas estensa sea esta. A medida
que penetra la punta se retira el dedo índice y se co
loca al través, y cuando ha salido de la piel la mitad
de la aguja, se la coge por la parte de afuera y se la
acaba de sacar, siguiendo exactamente su corvadura.
Se ¡leva entonces el dedo índice de la mano izquierda,
que no se ha apartado del abdomen, debajo del otro
labio de la solucion de continuidad, que se asegura
del mismo modo y se atraviesa con la aguja colocada
en la estremidad opuesta del cordon, segun las reglas
indicadas ; y se van dando sucesivamente los otros pun
tos á una pulgada de distancia, tanto unos de■ otros,
cuanto de los ángulos de la division. Entonce» uní
ayudante aproxima y mantiene en contacto los labios
de la herida, al mismo tiempo que el Cirujano, em-
pezando por las partes mas declives, ata los cordones
sobre el labio superior de aquella por medio de un
nudo simple y de una lazada. Se pone en seguida so
bre la division una planchuela untada de cerato; se
cubre esta con una compresa, y se asegura el aposito
con el vendage de cuerpo..
Sutura encía- La sutura enclavij-ada exige que se doblen por me-
Ja a' ydiocuya
los cordoncitos
longitud debequeserdeben
por consiguiente
servir para ejecutarla,
de diez y

ocho á veinte pulgadas. Se enebran en una aguja las


dos estremidades reunidas del hilo , y en la otra su
doblez ó parte media , y se practica la sutura, segun
m
las reglas que quedan establecidas. Luego que se han
colocado todos los cordones, se abren las asas que
forman en un lado, y se separan al otro sus estremi-
dades. En las primeras se introduce un rollo de espa
radrapo, ó un pedazo de bujía de goma elástica, me
dianamente grueso, y de una longitud igual á la es-
tension de la herida; y se atan en seguida sobre un
cuerpo semejante las estremidades del hilo, de modo
que mantengan aproximados los bordes de la heri
da. Guando estos son angulosos deben dividirse los
rollos á fin de poder seguir facilmente sus diversas
direcciones, y el resto de la cura no se diferencia deí
que hemos indicado mas arriba.
Cualquiera que sea la sutura de que se haya he- R»glas gene'
chouso, debe procurarse no comprimir uno contra
otro los labios de la herida : basta aproximarlos , pues
la hinchazon de las partes los pondrá en contacto con
mas exactitud que todas las operaciones artificiales;
y si no se les dejase un espacio para desarrollarse, se
hincharian , ejercerían una reaccion sobre los hilos,
se cortarian y se frustraría de este modo la operacion.
Á pesar de que cada una de las suturas que he des- "Debe prefe-
crito haya sido seguida de un buen éxito, sin embar- encfavY^'d"™
go, en el mayor número de casos debe preferirse la
enclavijada. En efecto, esta sutura dejala herida per
jan
fectamente
ácia adelante
libre, sin
y permite
ningun obstáculo;
que sus bordes
por este
se diri
me -

dio el fondo de la solucion de continuidad está apro


ximado mas exactamente todavia que su parte mas
superficial: finalmente, los rollos se estienden y dis
tribuyen en cierto modo la accion de los hilos sobre
todas las partes de los bordes de la herida á que cor-
20©
responden , de lo que resulta que esta accion es me
nos intensa en el punto que atraviesan.
MoJodequi- Cuando, pasados ocho ó diez días, la herida pare-
tar los lulos., ce■estar cicatrizada, sin que ningun accidente haya per-
, turbado el curso de la naturaleza , es necesario es
traer los hilos. Para esto se cortan los lazos que cor
responden al borde mas declive de la herida, y mien
tras que se sostiene el borde opuesto con la mano iz
quierda, se les estrae con la derecha, volviéndolos
sobre la solucion do continuidad. Cuando se há he
cho uso de la sutura enclavijada, conviene cortar pri
mero todos los hilos que corresponden al rollo infe
rior, y estraerlos, tirando del otro rollo. Despues de
esta operacion se necesitan todavía quince ó veinte
días de quietud, debiendo reemplazar la sutura con
emplastos aglutinantes, á fin de dar á la cicatriz to
do el espesor y solidez que sea posible. " "'
Reunion de Cuando las paredes del abdomen son divididas
lon»itudinales Parahílamente al eje del cuerpo , se las puede reunir
del abdomen, por medio del vendage unitivo de las heridas longi-
Modo de tudinales de los miembros. Para esto deben ponerse
practicarla se- en contacto ios iab;os de la solucion de continuidad,
gun el autor. '
las
hilas
lengüetas
vendage
con
su
Colocar
gruesas
del
en sentido
partes
misma
vendage.
ojales
y una
, áde
yypor
correspondientes
mantener
una
contrario
compresa
direccion
cubierta
cuerpo,
Laloscierta
solidez
ojales;
la
cortado
se
este
cuadrada,
dos
distancia
herida
fijan
delyaposito
compresas
aposito
tirando
en
por
con
con
else
de
un
por
otro.
una
alfileres
se
pasan
de
sus
lado
asegura
medianamente
planchuela
las
medio
Aproximadas
bordes
en
las
dos
al tiras,
eon
cuerpo
tiras
de
partes
y un
un
en
de

20t
segundo ven.lage de cuerpo aplicado del modo ordi-
. nario y medianamente apretado, el cual es preferible
al que se emplea generalmente. En efecto, este últi
mo que'se hace con un pedazo de lienzo de muchas
varas de largo, y de una anchura igual á ra longitud
de la herida, necesita grandes movimientos de parte
del enfermo para hacer los circulares al rededor del
tronco, despues de haber pasado las tiras por los oja
les; mientras que el que yo describo permite dejar
al enfermo en un reposo absoluto . tanto ai -aplicarle
como al deshacerle. . 1
Uno de los errores generalizados todavia consis- La esplicaelon
te en creer que las hernias que sobrevienen á conse- JJ'entese'da de
cuencia de las heridas de las paredes abdominales, '» formacion
, ¡ , . »• .... 11 . '•i de las hernias
dependen de que el peritoneo no ha sido reunido con á consecuencia
bastante exactitud. Pero ¿quién no ve que esta fnem- ¿e heridas
brana movible, delgada y estensible no puede en nin- es -viciosa. '
gun caso oponerse eficazmente á la salida de las vis
ceras abdominales? En consecuencia, en las heridas de
las paredes del vientre todas las partes divididas se
aproximan , se confunden y concurren ¿formar un te
jido celulo-fibroso que constituye la cicatriz. Pero este
tejido, siempre mas debil que las partes inmediatas, es
tensible y sometido incesantemente al esfuerzo de
las visceras, se dilata , se adelgaza y las da paso. El
peritoneo adherido á los bordes de la herida no sigue
este movimiento, y las hernias de esta especie estan
casi siempre desprovistas de cubierta serosa. Se ve,
pues, que en los casos que nos ocupan, se debe tra
tar menos de asegurar. la reunion, siempre insignifi
cante del peritoneo, que de favorecer la formacion de
un tejido celulo-fibroso, denso, corto, espeso y re-
203
sistente por medio de un contacto inmediato y pro
longado de los labios de la herida. Este principio es
el mismo que debe observarse en la curacion d$
las fracturas de la rótula, de las roturas tendino
sas y de las secciones trasversales de los músculos. Pe
ro para satisfacerle es necesario prolongar por mucho
tiempo el uso de los medios contentivos y el reposo
absoluto del sugeto.
Complicado- Tales son las operaciones que conviene practicar
den presentar en los casos ('e division simple de las paredes abdo-
las heridas ab. mínales; pero estas heridas pueden estar acompaña
das de hemorragia, de la salida del epiploon, ó delos
intestinos; y finalmente, de la lesion de uno ú otro
de estos órganos. . ,
1.* Hemorragia. La division de las arterias que serpean en el es
pesor de las paredes abdominales suministra algunas
Exige la liga- veces sangre. Si la situacion ó la direccion de la he-
<*ura, rida, la salida de la sangre ó los signos de su derra
me interno dan á conocer que está abierta la arte
ria epigástrica, convendrá volver acia dentro el labio
inferior de la division , y ligar este vaso. Si la solu
cion de .continuidad fuese demasiado estrecha para
permitir la ejecucion de esta operacion, sería nece
sario dilatarla sin titubear con el bisturí de boton,
pues esta es la única operacion que en un caso tan
grave pondria el enfermo al abrigo de todo riesgo.
6 la compre- Cuando la herida es muy estrecha y se ha, abierto
ddvasoa'bler- en su estensíon alguna arteriola de mediano volu-
to. men, se puede introducir en él un pedazo de bu
jía ó un cilindro de cera ablandada entre los dedos,
y que se amolde sobre todas las anfractuosidades de
la división. Pero este remedio, conveniente en las
203
hemorragias de los vasos pequeños que se distribu
yen por los músculos, seria evidentemente ineficaz
cuando estan heridas arterias mas considerables.
Por las heridas penetrantes del abdomen suelen 2.* SaKJn Ha
salir, con bastante frecuencia, las visceras que con- las
tiene esta cavidad , á lo que ' estan mas espuestos el
epipli-.on y los intestinos en razon de su estrema mo
vilidad.
La salida del epiploon por entre los labios de una a. Del epí-
berida abdominal es un accidente en general poco Ploon;
grave. Si este órgano está sano, y la herida es debas- es necesa-
tante estensiorí , debe introducírsele inmediatamente r,° *educ',rI.e
' cuando estall
en el vientre con los dos dedos índices, untados con brey sano:
una grasa cualquiera , y si estuviese puerco de lodo ó
de otras materias estrañas, seria preciso limpiarle
primero por medio de lociones de agua tibia. Su in
flamacion no debe servir de obstáculo para que se
le introduzca ; pero cuando está muy contuso ó des
organizado en parte, su reduccion presentarla el in
conveniente de introducir en el vientre partes que de
ben supurar ó desprenderse, y cuya presencia puede
ocasionar una peritonitis grave , y aun mortal. Cuando
la division abdominal es muy estrecha ,y el epiploon
que ha salido no pu; Je volver á entrar por ella, la
reduccion de este órgano no es tan importante que sea
necesario
semejantes,practicar
asi como
ningun
en losdesbridamiento.
que está gangrenada
En casos
una contrarlos
En los casos
Ja
... i reseccion y la
parte de la membrana epiploica , se ha empleado al- ligadura han
gunas veces la reseccion con el instrumento cortante ocas!°»adoac-
. , ementes gra
de
tica
refiere
las
ha partes
una
sido observacion
seguida
dislocadas
de hemorragias
óde enfermas.
un caso de
graves
Pero
esta ,especie
esta
y Manget
prác-
en ves.
ao 4
que sobrevino un derrame sanguíneo, que fue se
guido de la muerte. En su consecuencia la mayor parte
de los prácticos han pensado que en tal caso es pre
ferible ligar con un hilo encerado ti porcion de epi-
ploon que sale fuera del nivel de los tegumentos j mas
Sarp, Pouteau, Louis;Pipelet, Richter, Chopart, De-
sault , asi como tambien M. Scarpa y M. Dupuytren,
han visto á esta operacion producir dolores violentos,
la tumefaccion del vientre, la calentura y todos los
Vale mas a- fenómenos de laá hernias estranguladas. Debe, pues,
bandonarála proscribirse la ligadura del epiploon, y contentarse
separacion de con dejar el organo""fuera , y cubrirle don una com-
ha saUdo '*Ue presa m°jada eu un cocimiento emoliente , siempre
que no pueda ser reducido ,'ó que no se juzgue con
veniente introducirle en el vientre: entonces se leve
irse ajando' poco á poco , gangrenarse , desprenderse
ál nivel de la herida de las paredes del abdomen, y
contraer por la parle de dentro fuerces adherencias
con los labios de la división que precaven ¡a forma
cion de hernias. Si esto no obstante, la herida fuese
muy estrecha, y la tumefaccion de sus bordes produ
jese una inflamacion con estrangulacion en la> mem
brana hinchada que" comprende; si la dieta , los baños
y las sangrias generales y locales no bastasen paradisi-
pár este accidente,' ;seria necesario desbridar inme
diatamente la solucion de continuidad, conducién
dose despues como en' los casos precedentes.
s. De los in- Cuando salen por una herida del abdomen algu-
testmos, nas porciones mas 5 menos considerables del canal
es necesario . , ,, .
reducirles ¡n- intestinal , debe examinarse ante todo su estado ; y si
mediatamente
si estan íntac- jos intestinos no estan heridos se les debe
, , introducir
tos. inmediatamente en el vientre , cualquiera que sea el
ao5
grado de su inflamacion. Si la accion del aire lia se
cado su superficie , ó si contienen algunos cuerpos es-
traños que los ensucien, conv iene lavarlos , no con vino,
como generalmente se recomienda , que es un vio
lento irritante de las membranas serosas , sino con agua
tibia. Entonces no es difícil la taxis: con los dedos ín
dices , humedecidos con anticipacion, se introducen
alternativamente las partes, haciendo entrarlas pri
meras las que han salido las últimas, y acompañán
dolas hasta el vientre á fin de asegurarse de que no
se han deslizado por entre las aponevroses ó los pla
nos carnosos que componen la pared abdominal, como
se ha
Envisto
este algunas
caso hayveces.
muchas especies de obstáculos Pero loma»,

que hpcen imposible la ejecucion de la taxis, y depen- ^"hallen "es*


den casisiempre de la estrangulacion de los intestinos al trangulado»
, i i u •j . ~ entreles bor-
traves de la herida, ya porque esta sea muy pequena, ¿es ¿e la ^
ó ya porque los intestinos , que han salido de su lu- "da.,
gar, desarrollados en la parte esterior , y distendidos
por los gases, no puedan entrar de nuevo por ella.
contacto
En estas circunstancias,
del aire y de losirritados
vestidos,
los seórganos
enrojecen,
con seel . . *

ingurgitan de sangre, se ponen lívidos ó negruzcos, y


los sugetos esperimentan muy pronto todos los acci
dentes de las hernias estranguladas. ¡
Si en este caso las compresiones suaves sobre las Entonces ei
paredes intestinales no bastan para hacer entrar los ?ecesano e"
* ... lercer sobre
gases en el vientre y facilitar la reduccion , es necesa- ellos compre-
rio ensayar eli atraer
» acia
r • cfuera una porcion
• mayor de
j siones
¿ atraer
suaves.
ac¡,¡
intestino á fin de estender el fluido en un espacio fuera nuevas
mayor, y facilitar la entrada de las partes que le con- ^est"^" da
tienen. Cuando estos medios no son suficientes se lia Las picaduras
2o5
que se lmn a- aconsejado picar el canal intestinal con nna aguja
consejado ha- j i ~ ' ■i i.
cer e» estos gorda o con un pequeno trocar , guarnecido de su
casos son pe- ¿anula, á fin de dar salida á los gases ; pero ¿quién no
ligrosas.
a órgano .
ve que semelante
y puede ser . de
operacion
seguida aumenta i irritacion
■ ó- de■ la pe
la enteritis
la i i
del

ritonitis mas violenta ? Por otra parte si la herida es


demasiado estrecha para permitir que se estraigan nue
vas porciones de intestino, esta operacion será casi
siempre inútil , poique despues de su ejecucion las
paredes del tubo intestinal, que esta>n fuera de su lu
gar,
ses, quedan
si bien todavía
se han deprimido
ingurgitadas,
pory lapor
salida
lo mismo
de lostam
ga.-

Vale masdl- pocoLuego


será posible
que se observe
su reduccion.
que se oponen grandes di

latar la he- ficuitades ¿ la reduccion del intestino , no debe el Cr-


rirla del ab- '
domen, rujano perder un tiempo precioso, ya en fomentos
ó en curas supérfluas, ya en operaciones inútiles ó
peligrosas, sino recurrir inmediatamente á la íinica,
que es entonces realmente eficaz , esto es, á la dilata
cion de la herida abdominal. En todos los casos de
Modo de e5te género debe dirigirse acia arriba el desbrida-
practlcar esta miento , á fin de debilitar lo menos posible la parte in-
peracion. 'fdrior del abdomen y de hacer menos fáciles las her
nias Consecutivas. Es tambien necesario apartar cons
tantemente el bisturí del curso de los vasos , cuya le
sion pudiera ocasionar hemorragias graves ; y como la
vena umbilical no siempre está obliterada, conviene
"dar á las incisiones que se practican en la inmedia
cion del ombligo ó del hígado una direccion opuesta
ra la del ligamento suspensorio de este órgano.
Con la sonda Etíhado el sugeto del lado opuesto á la herida se
acanalada y puede ejecutar el desbridamiento , ya con la sonda aca-
207
Halada , y el bisturí comun , ó con el bisturí de bo- el b,,,un c0-
* * ' man,
ton. En el primer caso debe bajarse el paquete intes
tinal, y mantenerse con la cara dorsal de la mano iz
de
quierda
la herida
de modo
: despues
que sese descubra
introduceel con
ángulo
cuidado
superior
en •

tre él y las visceras la estremidad de una sonda acana


lada , obtusa y ligeramente encorvada sobre su ranu
ra. Luego que se la ha introducido á bastante profun
didad, se hacen con ella algunos movimientos latera
les á fin de apartar las paredes intestinales, y se la
vuelve acia la palma de la mano izquierda, en donde
se sostiene con el dedo pulgar. Tomado el bisturí co
mo para cortar de dentro á fuera , y de atrás á delante,
se introduce en la ranura del instrumento, que su
punta no debe abandonar jamas , y levantando el
mango se ejecuta el desbridamiento que se contemple
necesario. Se retiran á un mismo tiempo los instru
mentos, y se reconocen las dimensiones de la herida
introduciendo en ella el dedo, y si queda todavía al
guna brida que se oponga á la reduccion debe cor
tarse del mismo modo , c introducir en seguida Ios.in
testinos.
Cuando se hace uso del bisturí de boton , luego con e¡ b¡5(u.
que se han bajado los intestinos se coloca sobre ellos " <*e boton*
el dedo índice que sirve de guia al intrumento , el
cual se introduce de plano sobre la yema, levantán
dole en seguida de modo que haga cesar la estrangu
lacion. Se sigue con el dedo la direccion del boton
ciendo
del bisturí,
de este
apartando
modo mas del segura
filo los suintestinos,
accion. A y falta
ha- .Con el bistu-

del instrumento de Pott ó de Cowper se podrá des- ™ co»un con-


feridar coa «1 busturí común conducido sobre el dedo »i dodo índk».
2o 8
índice, el cuál aparta los intestinos al paso que se di—
. vide sucesivamente y con cuidado la piel y las partes
musculares, como yo lo he ejecutado una vez en el
ejército, sin experimentar dificultades demasiado gran
des; bien es verdad que la herida, que fue hecha con
una bíiyoneta , «ra muy estrecha.
Adherencia Pasadas veinte y cuatro ó treinta seis horas em-
¿e los intesii- ple2an \os intestinos dislocados á contraer adheren-
nos á las pare- r . .
desde la lieri- cias ya sólidas con las paredes de la solucion de con-
da* tinuidad por donde salen , y sobre todo con la parte
de peritoneo situada en sus inmediaciones; pero si
estos lazos son todavía recientes y flojos es necesario
, rasgarlos, dilatar la herida y proceder á la reduccion.
Si pasados cinco ó seis dias es ya la adherencia de
masiado íntima y fuerte para ser destruida de este
modo, y sin embargo es preciso remediar la estran
gulacion, debe hacerse esto dividiendo el intestino, y
practicando con cuidado el desbridamiento por su
cavidad. Finalmente, en el caso en que los intestinos,
aunque libres, no han sido reducidos en un princi
pio , y estan retenidos en la parte esterior por adhe
rencias fuertes, es necesario dejarlos fuera, curarlos
con compresas agujereadas , untadas de cerato y con
planchuelas mojadas en un líquido emoliente. Se les
comprime suavemente con el aposito, y muy pronto
se les ve, ó volver á entrar por grados en el abdomen,
ó cubrirse de una cicatriz rojiza que conviene soste
ner por medio de un vendage de pelota cóncava.
3 . bridas de ^os intestinos heridos pueden , ó estar todavia con-
los intestinos, tenidos en el vientre, ó haber salido por la herida es-
i terior. En el primer caso solo la salida de los gases
intestinales ó da las materias alimeo' icias indica su
209
lesion , y es necesario limitarse á mantener abierta la
herida esterior y á curar al sugeto por medio de los
antiflogísticos, no estando indicada, ni siendo practi
cable ninguna operacion. En el segundo caso, esto es,
cuando los intestinos heridos han salido fuera, es me
ce
nosrecursos
grave lamas
situacion
eficaces.
delCuando
sugeto,lay division
la Cirugia
consiste
ofre-? ¿, Division

en una picadura de poca estension , se la puede aban- depocaesten-


donar á sí misma y reducir el órgano , despues de ha
ber pasado por el mesenterio un hilo que mantenga
la parte herida cerca de la solucion de continuidad;
pero cuando la division tiene mas de cuatro líneas de *. Incision
longitud es necesario recurrir á la sutura; la cual may°r-
puede ejecutarse de tres modos distintos.
La sutura de pellejero es la que usaban los anti- Sutura de pe-
guos; y para practicarla toma un ayudante uno de ^eJero.
los ángulos de la herida, mientras que el Cirujano
sostiene el otro con la mano izquierda, con lo que
los labios de la division quedan aproximados, tiran
tes y prominentes. En esta situacion los atraviesa el
operador de derecha á izquierda, y á línea y media
de su borde libre con una aguja comun enebrada
con un hilo largo encerado , dejando fuera un cabo
de seis ú ocho pulgadas de longitud. De este modo se
siguen dando puntos semejantes hasta el ángulo
opuesto de la herida , y despues de la reduccion del
intestino se mantienen fuera los cabos del hilo reuni
dos, á fin de impedir que la parte herida se aleje de
la abertura esterior.
Ledran propuso sustituir á esta sutura la de asas. Sutura en
Esta exige tantos hilos encerados enebrados en sus asa'-
correspondientes agujas , y de ocho á diez pulgadas de
I. 14
3IO
de largos , cuantos sean los puntos de sutura que se
juzgue necesario practicar. Reunidos y mantenidos
como en el caso precedente los labios de la herida, se
jas ;atraviesa
les se reunensucesivamente con cada
entre sí los cabos una de
de estos las asfu-
hilos cor
o

respondientes á cada lado, y aproximados los dos ma


nojos opuestos , se retuercen juntos, de modo que
queden en contacto las partes que comprenden.
Sutura » piro- Bertrandi parece haber sido el primero que ha
to pasado. descrito la sutura de punto pasado. Para ejecutar
la, despues de haber introducido de derecha a izquier
da la aguja, se vuelve a' pasar de izquierda á derecha,
y asi sucesivamente sin que pase ninguna vuelta de
hilo por encima de los bordes de la division. Termi
nada la operacion y reducidas las partes , se mantie
nen fuera los dos cabos del hilo.
Inconveníen- De estas tres especies de sutura la primera está
íes de las rios desechada mucho tiempo hace, porque pasando el
primeras. encima de la herida, se opone á la pronta
aglutinacion de los bordes de esta con el peritoneo;
ademas de que, como describe una espiral en los te
jidos que comprende, no podría estraerse el hilo sino
á fuerza de tirones. En la sutura en asas también estan
interpuestos los hilos entre los labios de la division y
la membrana serosa abdominal; y el retorcimiento
que se hace sufrir á estos hilos frunce los labios de
Dete prefe- la ne"^a , 7 disminuye el diámetro del intestino. La
rirse la terce- sutura á punto pasado es la única que no presenta
1M' ninguno de estos inconvenientes. En efecto, los bor
des sangrientos de la division , libres en este caso de
todo embarazo, se dirigen por fuera acia el peritoneo;
y cuando pasados cinco ó seis dias despues de la ope
an
racion se quiere estraer el hilo , basta cortar uno de Modo de li
ma cabos cerca de los tegumentos, y tirar del otro careluil°-
con cuidado; pues como sigue una línea casi recta en
las partes blandas y húmedas, nada se opone á su
salida.
Pero si estuviese dividido todo el diámetro del C. Seccion
intestino , estos mediosson insuficientés. En tales oca- 'rasvers''1.1 de
' _ todo el diame-
siones se ha imaginado hacer entrar una en otra tro deliutesti-
las dos estremidades divididas del canal, y mante
nerle invaginado de este modo por medio de algu- Invaginacion,
nos pantos de sutura. Pero esta práctica, bien se eje
cute como proponen los cuatro Maestros, Duverger,
Sabatier, Ritsch, Chopart, Desault y M. Boyer, sos
teniendo las paredes intestinales por medio de un
tubo de carton ó de traquea-arteria, bien que, á
ejemplo de Ramdohr, se la ejecute sin hacer uso
de ningun cuerpo estraño, constituye una operacion
bárbara y aventurada, cuyo uso es verdad que pue
de ser seguido de una rápida curacion , pero tam
bien espone á los enfermos á una muerte precipita
da y cruel. Es pues preferible recurrir al estableci
miento de un ano artificial; operacion que se descri
birá mas adelante, y por cuyo medio pueden curar
se facilmente los sugetos.
Antes de recurrir á la invaginacion se debe dis- Modo de r»-
tinguir el estremo superior del intestino del inferior; conocer el es-
i • i j .i j • • treino suPe"
y el melor medio de conseguirlo es administrar un r¡or del inte*-
poco de jarabe de violetas, ó de aceite de almendras tmo*
dulces, el cual se ve muy pronto salir por la por
cion gástrica del canal. Al pedazo de traquea-arteria, Modo de
de que se ha hecho uso al principio, conviene sus- PracUcar la °"
* . peracion se-
tituir un cilindro hecho con un naipe mojado en gun los cuatro
212
Maestro». la esencia de trementina , y despues en aceite comun
á fin de hacerle menos alterable por la humedad; en
la parte media de este cilindro debe colocarse un hi
lo encerado , de tres cuartas de largo , por medio de
dos puntos de aguja dados de modo que quede li
bre el diametro interior del cuerpo estraño. En se
guida se introduce el naipe en el estremo superior
del intestino, y se le fija sobre él, atravesándole de
dentro á afuera y en las extremidades de su diámetro
trasversal con dos agujas enebradas con el hilo de
que acaba de hablarse. Finalmente, se hace entrar
este aposito en el estremo inferior , el cual se fija sobre
el otro , atravesándole con las mismas agujas é hilo
que el superior, y se introduce todo en el vientre,
dejando fuera los cabos del hilo.
De Ramdohr. Ramdohr introducía simplemente el estremo su
perior en el inferior, y le mantenía en esta disposi
cion por medio de dos puntos de sutura: con lo que,
introducido el órgano en el vientre y sostenido en
las inmediaciones de la herida, se verificó la cica
trizacion sin ningun accidente.
Noesverdad, M. Richerand ha establecido que la membrana
á pesar de mucosa no puede contraer adherencias con la super-
cuantosehaya 1 1
dicho. que la ficie peritoneal de los intestinos , y en su consecuen-
membrana
mucosa no cia ^a .. propuesto
. . despojar
,..al estremo inferior _ del
pueda adherir- canal intestinal de su túnica interna antes de intro-
se á la mmca ¿ucir en ¿\ e\ otro estremo. Pero los hechos demues-
peritoneal.
Modo de o- de
tran
ha ejecutar
tenido
la futilidad
una
la operacion
idea
de mas
esta que
objecion
ingeniosa,
recomienda.
y proponiendo
la imposibilidad
M. Jaubert
in-

perar de M. vaginar el estremo superior del intestino en el iufe-


Jaubert. rior,
8 despues de haber redoblado este ácia dentro en
términos de poner las membranas serosas de los dos
órganos en contacto. Pero de esto resulta un rodete
que estrecha el canal intestinal en el sitio de la ope
racion, y que puede ocasionar accidentes graves; y
esta práctica, aunque preferible tal vez á las prece
dentes, no puede eximir al método de la invagina
cion de los riesgos que hace sufrir a' los enfermos, y
por lo mismo valdrá siempre mas curar á estos len
tamente pero con seguridad, que esponerlos á acci
dentes mortales.
Cuando los intestinos salidos fuera del abdomen 4.' Cangrena
é inflamados esteriormente se ponen lacios, pardus-1*''0*
eos é insensibles , es evidente que la gangrena se ha
apoderado de sus paredes. En este caso, si las esca
ras son pequeñas y poco numerosas , debe mantener
se la parte gangrenada cerca de la herida esterior.
Parte de las materias fecales sale en seguida por la
division , la cual se va estrechando por grados y con
cluye por cicatrizarse. Cuando se gangrena una por
cion mas ó menos grande de una asa intestinal, es
necesario cortarla con las tijeras, y obrar despues
como si todo el diámetro del órgano hubiese sido
dividido trasversalmente por un instrumento cortante.
Las heridas del estómago son casi siempre mor- 5.* H»rúfai dil
tales , y deben curarse con arreglo á los mismos prin- estámas0'
cipios que las de que se acaba de hablar. El emético,
que algunos prácticos prodigan en estos casos , puede
ser funesto , ya irritando la viscera , ya aumentando
el diámetro de la herida, ó ya ocasionando un der
rame de materiales en el vientre.
Las heridas hechas por armas de fuego en las pa- e.* BeriJat do
redes abdominales o en las visceras que estas pro- go.
*i4
tegen, deben curarse como las que resultan de la
accion de los instrumentos cortantes ; pero con la
, las
diferencia
soluciones
que,desiendo
continuidad,
inevitable
no ladebe
supuracion
procederse
de

jamas á reunirías inmediatamente. , .. .


7.* Contusio- Las contusiones del vientre, cuando son tan fuertes
»p» abdomma- ^ue j|egan ¿ J¡vidir los músculos y á interesar las di
versas partes del canal digestivo, no reclaman ningu
na operacion quirúrgica, debiéndose únicamente so
meter al enfermo á un método curativo general y.
local, que precava ó combata los accidentes inflama
Reglas gene- torios
Cualesquiera
de que estáque
amenazado.
sean la naturaleza de las. heridas

rales relativas rj-.-i • »• < . •


á la curacion a"d°™inales, su estension y sus complicaciones m-
consecutiva de mediatamente que , á beneficio de las operaciones
que deben ejecutarse al momento, se han remediado
los desórdenes meca'nicos que las acompañan , es in
dispensable recurrir al método antiflogístico mas acti
vo. Los medios que debeu emplearse son el reposo
Absoluto de cuerpo y de espíritu, la relajacion do las
paredes del vientre, una abstinencia prolongada de
toda sustancia alimenticia, los fomentos emolientes
al abdomen , y las sangrías generales y locales pro-
.'. poreionadas á las fuerzas del sugeto y á la violencia
de los accidentes, proscribiendo severamente todo lo
qiie Seá capaZ' de escitar las contracciones intestina
les; y procurando por todos los medios mantener los
órganos héfidos en la quietud mas completa y calmar
W. irritacion.
s- n.

Cuerpos estraños detenidos en el canal digestivo.

Los cuerpos estraños que por el exófago han des- i.° Los cuer
een di do al estómago, ordinariamente son espelidos Jgtenidosenel
por el ano. Por consiguiente, los medios á que debe estómago, si
i •j i no son espeli-
buen
recurrirse,
éxito,y consisten
que las mas
en veces
favorecer
son seguidos
la espulsion
de un
de dos
traerse,
¿ei¡e^es.

estos cuerpos, haciendo tomar al enfermo sustancias


propias para embotar sus asperidades, ó administran
do un vomitivo ó un purgante, segun la indicacion.
Pero algunos de estos cuerpos, siendo muy volumi
nosos , suelen quedarse en el estómago y ocasionar
accidentes tan graves que es necesario recurrir á su
estraceion. Así dicen que en Prusia se ha estraido fe
lizmente un cuchillo que un hombre se habia traga
do; y Hubner de Rothembourg cita un caso seme
jante. En 1819 M. Cayroche, Cirujano en Mendos,
estrajo felizmente, por medio de la gastrotomia, un
tenedor detenido mucho tiempo hacía en el estómago.
Pero solo dos condiciones pueden autorizar la Delagastro-
ejecucion de una operacion semejante; la primera tomia,
es, que el cuerpo estraño detenido en el estómago
ocasione accidentes, cuya gravedad comprometa la
vida del sugeto; y la segunda que un tumor sensible
indique la verdadera situacion del cuerpo irritante,
en cuyo caso un hastío profundo y una ligera tume
faccion indican ordinariamente que la viscera está
adherida á las paredes del vientre, y que estas em
piezan á ser irritadas ; y este es el punto á donde de
be dirigirse el instrumento cortante. Se hace en la Ejecucion de
2l6
la operacion, piel con un bisturí convexo una incision de dos á
tres pulgadas, dirigida longitudinalmente si se opera
en la parte anterior del vientre , y en la direccion del
reborde de las costillas cuando se hace en el lado iz
quierdo. Deben dividirse los músculos de un segun
do corte de bisturí; y ligados los vasos abiertos, se
dirige el instrumento con mucho cuidado hasta la
cavidad de la viscera. Con el dedo índice, introdu
cido en la solucion de continuidad , reconoce el Ci
rujano el grosor de los tejidos que quedan por divi
dir, y se asegura de su mutua adherencia. Estraido
el cuerpo estraño, debe curarse simplemente la heri
da, mantener aproximados sus bordes sin recurrir á
la sutura, y esperar que se cicatrice espontáneamente.
Modo de eje- Si durante la operacion se reconociese que el estó-
cutarla en dos v . » . . , _ .
tiempos mao0> sl "ien contiene el cuerpo estreno, no esta
sin embargo adherido á la pared abdominal, se pue
de suspender su ejecucion y aguardar dos ó tres dias
antes de abrir la viscera. En efecto , la superficie del
estómago habia ya contraido para entonces adheren
cias con los labios de la herida, despues de lo cual
no será ya posible que se verifique ningun derra
me de materias estrañas en el peritoneo.
De la entoro- Las mismas reglas deben servir de guia al Cirujano
tomia. cuando el cuerpo estraño ocupa el canal intestinal.
Paré , Fabricio de Hildeny M. Dubois han visto per
foraciones del estómago , causadas por cuerpos estra-
ños voluminosos, que despues de haberle hecho adhe
rir al colon , han ocasionado en una de las regiones in
guinales la formacion de abscesos, con cuyo pus lian
salido despues. Por consiguiente, si pareciese que la
naturaleza se inclinaba á seguir este curso , deberia
ai7
esperarse el resultado de sus esfuerzos, y estar dis
puesto á ayudarla; pero en el caso contrario , la vio
lencia de los accidentes puede hacer forzosa la ope
racion, y siendo asi no debe titubearse en practicarla.

r'IV...r ■ .', •
CuandoLesiones
las heridas
del que
hígado
interesan
y del bazo.
la sustancia del !•* Herjdai

hígado se limitan á la superficie esterior de este ór* djJ ta velí^a


ano , no son muy peligrosas; pero cuando su profuu- de la h"1-
didad es considerable pueden ser seguidas de un der
rame bilioso mortal. En uno y otro caso no puede me
nos de oponérseles el método antiflogístico general y
local, de que anteriormente hemos hablado. Las divi
siones de la vejiga biliar, mortales casi de necesidad,
son igualmente superiores á los recursos comunmente
tan poderosos de la medicina operatoria, y solo pue
den ser combatidas con remedios generales, casi
siempre insuficientes. ■ . ¡
Los abscesos del hígado sobrevienen en dos cir- <¡ • Abscesos
cunstancias principales, y son, ó simpáticos ó produ- dcl hígado;
cidos por lesiones directas , seguidas de la inflamacion
especialidad
del parenquima
á consecuencia
hepático. Losdeprimeros
las heridas
se forman
de cabeza:
con Son
tadodeirrita-
el resul-
... . .- . ,' ciones simpá-
pero motivo
con tambien
deseciertas
les velesiones
manifestarse
fibrosasfrecuentemente
y articulares. Vvas
ticas óprimi-
**e este
La mayor parte de los cadáveres que yo he abierto, orsano'
constituidos en estas últimas circunstancias , presen
taban vestigios evidentes de irritacion hepática ; y los
autores no han puesto bástante cuidado en esta estre-
ai 8
cha simpatía que existe entre las articulaciones ó los
tejidos fibrosos y el órgano secretorio de la bilis. Las
hipotesis emitidas por Bertran di, Pouteau y M. Ri-
cherand para esplicar la lesión del hígado, á consecuen
cia de las heridas de cabeza , estan refutadas mucho
tiempo hace , y solo deben ya consignarse en la his
toria de los errores que se han sucedido en la fisiolo
gía patológica. En efecto, y sin negar que el hígado
pueda ser mecanicamente interesado al mismo tiempo
1" r que todas las otras partes del cuerpo, es evidente que
en
cionel simpática
mayor número
las irritaciones
de casos deben
y losreferirse
abscesosá que
su afee-
so

brevienen en él á consecuencia de las heridas del


cráneos" gi'.i . . -¡ . : ,.,. . . \
No deben Cuando á los signos generales de la hepatitis suce-
cuando se ma° ^en Pesaa*ez en *a region del hígado , escalofríos irre-
nifiestanales- gujares, un movimiento febril por las tardes, y el su?
tenor. ^eto m yez dfl restablecerse permanece amarillo , se
enflaquece y debilita, es probable que la enfermedad
se haya terminado por supuracion. Pero que el absceso
tenga un volumen mas ó menos considerable ; que su
» formacion haya sido rápida ó lenta; que ocupe la su
perficie ó el centro de la viscera, y en fin, que con
tenga, ya una materia amarillenta ú obscura y pura -
lenta ¿ ya una especie de heces producidas por los des
pojos del parenquima hepático, desleido y mezclado
-j-l"""1;' con> un líquido sanguinolento ; de cualquier modo que
.y > ,U esto suceda los socorros de la Girugia no son útiles
sino cuando la elevacion edematosa del hipocondrio,
y una fluctuacion mas ó menos manifiesta, , anuncian
que las cubiertas del i foco purulento han contraido
adherencias con la pared abdominal correspondiente.
En este caso debe abrirse el absceso con el bisturí , y
despues de ia evacuacion de la materia curar simple
mente al en termo hasta que la naturaleza efectue la
cicatrizacion de las pai tes.
Cuando el canal colidoco está obstruido , ó cuando 4-* Tumores
algunos cálculos formados por la bilis ocupan la vejiga ^{^fa"* "
que le sirve de receptáculo, este líquido se acumula en
la bolsa destinada á contenerle, distiende sus paredes
y forma debajo del reborde de las costillas asternales
derechas un tumor mas ó menos duro ó fluctuante,
segun que las materias que contiene sean sólidas ó lí
quidas. En todos los casos las túnicas de la vejiga ir
ritadas contraen adherencias ó con la pared abdomi
nal ó con los intestinos ; y su ulceracion tiene por efec
to un absceso esterior ó un derrame en el colon, y la
salida por el ano de. las materias que contenían. Pero
por positivos que parezcan los signos de la enfermedad
no puede emprenderse ninguna operacion hasta que la
ingurgitacion de las partes blandas súb-cuíáneas in
dica su irritacion y la adherencia de la vejiga al peri.
toneo. En los casos en que se abra espontáneamente
el absceso , y en los que resulten algunas fístulas , debe
mantenerse
los
procurando
cálculosdilatada
de
detenidos
este modo
su abertura,
en destruir
el receptáculo
estraer
las complicaciones
, -sies
de laposible,
bilis, , ,•' .-, '•*

de la enfermedad y ponerla en disposicion de que


pueda curarla la naturaleza. ¡ ;.
Las heridas del bazo son difíciles de reconocer, ¿. ijer¡l¡as
porque ni tienen signos especiales, ni pueden ocasio- Mtaxo*
nar mas que un derrame sanguíneo mas ó menos con
siderable en el peritoneo , siendo mas que dudoso el
que vayan siempre acompañadas , como se ha dicho,
320
de una hemorragia mortal. Su curacion se reduce al
uso de los medios antiflogísticos generales y locales; y
en cuanto á las otras enfermedades del bazo es toda
vía poco conocida su naturaleza , sus signos frecuen
temente inciertos , y casi nunca reclaman el socorro
de las operaciones quirúrgicas.

S. jv.

;. Derrames abdsminales. , , ».

l.# Derrames Cuando se abren en lo interior del vientre vasos


sanguineos. ^ ^ mediano volumen , la accion de las paredes de
esta cavidad sobre las visceras que contiene basta fre
cuentemente para terminar la hemorragia : en los otros
casos cuando la sangre no encuentra una libre salida
al esterior , forma un derrame en el abdomen , lo cual
Seformanrá- puede
con rapidez
Verificarse
ó de un
de modo
dos modos;
lento. En
ó saliendo
el primer
la caso
sangre
se

pillamente, manifiestan todos los signos de las hemorragias inter


nas, al mismo tiempo que se esparce por el vientre
un calor suave y húmedo , y esta cavidad se hace de
6 con lenti- ca<^a Tez raas voluminosa. En el segundo apenas son
tad. .sensibles los fenómenos relativos al flujo de sangre, y
aun es frecuente no advertir el derrame hasta ocho ó
diez dias despues de la herida, y cuando empieza á
irritar el peritoneo , en cuyo caso se desliza el líquido
por las paredes abdominales á la superficie de las cy-
.. .. cunvoluciones de los intestinos, y va á acumularse á
una de las dos regiones iliacas , en donde no tarda en
incomodar y producir al rededor adherencias que le
circunscriben en una especie de foco, En este estado*
aai
los signos de la flogosis del peritoneo, unidos á la ele
vacion de la region que ocupa la sangre , y á la fluc
tuacion que se percibe en ella , no permiten desco
nocer el derrame , el cual ocasionaría la muerte si no
se procurase dar cuanto antes salida al líquido.
Cuando no se ha detenido todavía la hemorragia Su metodo
interna.es preciso limitarse á combatirla con todos los c.uratlvO cou-
' _r siste:
remedios indicados en iguales casos , y que se espon
drán mas adelante; y solo cuando el flujo de sangre a. En com-
haya cesado será permitido dar salida á la que está hat,r '? I?e"
* 1 _ * morra gia m-
derramada. Esta operacion debe practicarse al mo- terna que lo»
mento que se reconozca la existencia de la coleccion prjdug°jar|e
sanguínea, -y ejecutándola inmediatamente despues salida al este-
de la herida escusa al enfermo del trabajo inflamato- rior'
río y de los dolores que mas adelante ocasionaría el
derrame; pudiendo tambien precaverse por su medio
el desarrollo de desórdenes mortales cuando aquel ha
ocasionado ya accidentes consecutivos. En uno y otro
caso , echado el enfermo de manera que las paredes
abdominales se hallen en estado de relajacion , se
hace en sus paredes y en el lugar correspondiente á
la coleccion sanguínea, una incision longitudinal de
una á dos pulgadas : se cuida de ligar los vasos al paso
que se les va dividiendo, y terminada la evacuacion
del líquido, se cura al sugeto conservando por algun
tiempo en la herida una mecha de lienzo desfilacha
do, por cuyo medio se evita que los bordes se aglu
tinen antes de tiempo.
La lesion de los vaso* quiliferos ó de la cisterna 2.* Derram*
lumbar suele ocasionar un derrame de quilo ó de lin- ^' ?»r'<>•
fa, apenas sensible, el cual casi nunca es seguido de
ningun accidente ; y si la seccion del canal torácico es
una lesion grave , y aun mortal , es menos por el der
rame que ocasiona que pOr la falta de nutricion que
3.' Derrame le esLa
consiguiente.
bilis derramada,
, • •aunque
./ en corta cantidad,

d* tilu, produce en el peritoneo una inflamacion muy aguda


que no tarda en propagarse á grande distancia y en
de orina, ocasionar la muerte. La orina produce unos efectos
semejantes, aunque acaso no tan rápidos, y no es
r de materias menos funesta la salida de materias fecales. En estos
fecales. casos , en que la Cirugia no puede hacer mas que
combatir los accidentes inflamatorios, no debe olvi
darse que muchas veces, y aun cuando el derrame
haya producido una peritonitis mortal , suele no en
contrarse en el cadáver ningun resto de los líquidos
que la han ocasionado, por haber sido totalmente ab
sorbidos; fenómeno que M. Dupuytren ha demostra
do con numerosos esperimentos.
4.- Derrame El derrame de pus, que es resultado de una infla-
de P"s macion aguda y violenta del peritoneo, se verifica
muy raras veces ; pero cuando llega á conocerse bien
se le debe dar inmediatamente salida, principalmente
si se advierte que propende á dirigirse i lo esterior;
en cuyo caso la operacion que debe practicarse no se
diferencia de la que se ha indicado mas arriba.
g» Derrame Irritado el peritoneo de un modo lento y crónico,
de serosidad ó suele hacerse con bastante frecuencia el asiento de
hidropesía. . . , ., ,- ,
una coleccion serosa mas o menos considerable, a
que se ha dado el nombre de hidropesía ascitis. Esta
enfermedad es facil conocer por el volumen del vien
tre y por el movimiento del líquido , cuya fluctuacion
se percibe aplicando una mano á uno de los lados de
esta cavidad, y haciendo con la otra ligeras percusio
223
nes en el opuesto. Cuando esta enfermedad se resiste Operacion de
a...
todos los remedios
...internos y esteraos empleados
, , la s¡s.paracente-
para curarla, si el abdomen se pone muy volumino
so, tenso y fluctuante en todos sus puntos, no queda
otro medio de conservar, ó al menos de prolongar
la vida del sugeto , que dar salida al líquido derrama
do; y la operacion por cuyo medio se consigue este
efecto ha recibido el nombre de paracentesis.
Para ejecutar esta operacion debe prepararse un tro- Aparato,
ear , instrumento cuya primera idea pertenece á Sane-
torio, y que ha sido sucesivamente mejorado hasta
J. L. Petit que acabó de perfeccionarle : deben tener
se ademas prevenidos algunos paños sobre la cama
del enfermo , una vasija grande destinada á recibir el
líquido , y de la cual debe encargarse un ayudante;
finalmente algunas compresas, un vendage de cuer
po ó una tira de franela de cuatro ó cinco dedos de
ancha, y algunas tohallas.
Puede sentarse el enfermo en un sitial, con las Situacion del
piernas separadas, entre las cuales debe tener la vasija !useto-
destinada á recibir el líquido ; posicion , que aunque
preferida en general por los Cirujanos ingleses, tiene
sin embargo el inconveniente de ocasionar con mas
facilidad los síncopes que suelen sobrevenir á conse
cuencia de la evacuacion del líquido, razon por la
que la mayor parte de los prácticos hacen echar al
enfermo á la orilla de la cama correspondiente al pa-
rage en que trata de hacerse la puncion. De todos
modos debe tener la cabeza y el pecho un poco le
vantados , y medio dobladas las piernas y los muslos.
En esta situacion se le rodea al cuerpo una tohalla
entre el diafragma y el ombligo con el objeto de em-
224
pujar el líquido ácia abajo, y de separar mas la pa
red abdominal de las visceras.
Parage en Es bastante indiferente operar en un lado ó en
que debe ha- otro; pero sin embargo algunos prácticos prefieren el
eerse la pun- , , , , , . ,
cion. "d0 derecho , porque en este parage desciende menos
elepiploon, y porque los intestinos delgados estan
mas inclinados á la izquierda. Esto no obstante, si al
esplorar el abdomen se percibiese en alguno de los
hipocondrios un tumor duro y escirroso, debe ope
rarse en el lado opuesto para no esponerse á herir la
viscera afecta. Se ha propuesto que debe introducirse
el trocar en la parte lateral y cuatro dedos mas abajo
del ombligo; pero es evidente que siendo desigual y
variable la dilatacion de las diversas partes de la pa
red abdominal , las relaciones de estas partes no pue
den ser constantemente las mismas. Por otra parte
se aventura poco apartándose demasiado del ombligo
y del borde esterno del músculo recto ; y por el con
trario, aproximándose a' estas partes, es espuesto he
rir la arteria epigástrica ; por cuya razon parece ser el
parage mas conveniente para introducir el trocar la
parte media del espacio comprendido entre el ombli-
Parageindi- 8o J ^a esPlna iliaca anterior. M. Lisfranc aconseja
cado por M. tirar una linea desde el apéndice xifoides hasta la
sinfisis del pubis: á cosa de dos tercios de pulgada
de la parte media de esta línea forma otra que es-
tieude hasta la espina superior y anterior del hueso
ileon, y la parte media de esta distancia es el punto
en que se ejecuta la puncion. Pero es evidente que
este cúmulo de líneas tiradas unas sobre otras no
sirve mas que para eludir la dificultad sin superarla.
Es menos se- Efectivamente , por lo mismo que en los hidrópicos
2a5
varían las relaciones de las partes, unas Teces estará guro y ma§
el ombligo situado mas arriba ó mas abajo respecto de™etermin«r
de la primera línea: otras el borde esterno del mús- que los otros,
culo recto estará mas ó menos próximo al centro de
la segunda; y en último resultado despues de todo
este aparato de exactitud no se conseguiria acaso ope
rar con tanta seguridad como -cuando se determina
simplemente el medio del espacio que separa el om
bligo de la espina iliaca.
No debe practicarse la puncion en el ombligo ni Las pu sem
en la ingle sino cuando exista en estas partes un tu- "es .umb' *c*'j
b r inguinal, rectal
mor prominente, cuyas paredes adelgazadas esten y vaginal es-
» / i • i . » tan abandoua-
proximas a abrirse: las punciones que se han pro- das
puesto hacer al través del recto en el hombre y de
la vagina en la muger, se hallan desechadas con razon.
Terminadas estas disposiciones, y despues de ha- Modo de
berse asegurado el Cirujano de que el trocar corre j^^oa la°"
con facilidad por la cánula, y habiendo untado su
punta en una grasa cualquiera, toma el instrumento
con la mano derecha, y apoyando el mango en la
palma , y estendido el dedo índice hasta el punto qua
debe penetrar, cuyo espacio debe ser tanto mayor,
cuanto mas gordo sea el sugeto, introduce el trocar
en la parte, pudiéndose asegurar de que ha penetrado
en la coleccion acuosa por la falta de resistencia que
esperlmenta. Tomando entonces la cánula y soste
niéndola con la mano izquierda , retira inmediatamen
te el punzon , sale el agua , y al paso que el vientre
«e va desocupando, los ayudantes encargados de te
ner la tohalla colocada en la parte superior, la aprie
tan y precipitan el líquido ácia la abertura. Luego qua
«e ha completado la evacuacion por medio de pre-
h i5
2a6
íiones suaves y bien dirigidas , debe retirarse tambiea
la cánula con la mano derecha , sosteniendo al mismo
tiempo las partes con los dedos pulgar é índice de la
mano izquierda , que puestos á los lados de la aber
tura sujeten las partes é impidan los tirones que sin
esto podria ocasionar la estraccion del instrumento.
En 'seguida se pone en la abertura un parche de
diaquilon gomado: se aplican á el abdomen al
gunas compresas , ó mas bien una franela , empapa
das en vino caliente, y se mantiene comprimida es
ta cavidad con una tira de franela bastante apretada
ó con un vendage de cuerpo.
Medio de re- Cuando durante la operacion se interrumpe de
mediar la in- repente e\ chorro del líquido, debe introducirse en
terrupcion del r * '
chorro del lí- la cánula un estilete obtuso , y apartar con él las par-
flttido, tes que pueden haberse aplicado á la estremidad de
ó la hemorra- aquella. Si despues de la estraccion de la cánula se
gia' presentase
en ella, á ejemplo
sangre endelaBellocq,
herida, un
convendrá
cilindro introducir
de cera ó

un pedazo de bujía á fin de comprimir directamente


el vaso abierto.
La inyeccion de un líquido irritante en el vientre,
propuesta por Brunner , y practicada por Varrick pa
ra curar radicalmente la hidropesía ascitis, e?tá des
echada de la Cirugia racional. Tampoco puede olvi
darse que Haler aconsejaba establecer una corrien
te de líquido irritante en el vientre por medio de
dos cánulas ; para que se vea á qué absurdos es ca
paz de dejarse arrastrar el espíritu humano.
€.• Hidropesía Aunque la hidropesia enquistada reside comun-
tnauiítada. mente en los ovarios de la muger, puede sin embar
go verificarse tambien, aunque rara vez, en algunos
Otros órganos abdominales. Se la conoce en que el
tumor se situa en su principio en una parte determi
nada del vientre, y de alli se va estendiendo sucesi
vamente á toda la cavidad , y en que el líquido con
tenido en la bolsa ó quiste, en vez de ser seroso,
trasparente y de color cetrino , como en la ascitis,
es casi siempre denso , turbio y á veces gelatinifor-
me. Esta enfermedad es por lo comun mortal ; y no
está indicado practicar en ella operacion alguna, co
mo no suceda que el volumen del tumor y la com
presion que este ejerce sobre las visceras digestivas
y sobre el diafracma, amenacen directamente la vida
del sugeto, en cuyo caso debe practicarse la puncion,
en el parage en que las cubiertas del quiste estan in
mediatamente aplicadas á la pared abdominal; pero
esta operacion casi nunca tiene otro resultado que
prolongar algunos dias la vida del enfermo.

s. v.

'* Enfermedades del recto y del ano.

Las heridas hechas en el recto con instrumentos l 'Heridas del


punzantes, ó con los proyectiles movidos á impulso "ct0-
de la pólvora, son peligrosas á causa de que ocasionan
con frecuencia derrames de materias estercoráceas en
la cavidad del peritoneo, ó en el tejido celular de la
pelvis. Sin embargo, se han visto curar muchas de
ellas ; y el deber del Cirujano en casos de esta especie
es combatir la irritacion que sobreviene, y dar fácil
salida á las materias derramadas en el tejido celular,
dejando á cargo de la naturaleza el complemento de
la curacion,
i
2.* Cuerpos et- Entre los cuerpos estrafios que se lian encontrado
trinios deteni- , i •i • i •i i i
dos en el recto en el recto, unos han sido introducidos por la boca
y se han detenido por encima del ano; y otros por el
contrario se han introducido directamente en el in
testino por esta abertura. Pero á estos deben agregar
se las concreciones biliosas ó estercoráceas, como
cuerpos estraños de una tercera especie que ocasio
nan algunas veces accidentes graves.
Accidentes Cualquiera que sea el origen de estos cuerpos
que ocasi»- estra£os cuando son obtusos y redondeados en tér-
minos de llenar la cavidad del recto sin herir sus pa
redes , ocasionan una sensacion de pesadez en el ano,
un estreñimiento rebelde, y algun tiempo despues cóli
cos que estendiéndose á lo largo de los intestinos grue
sos, se terminan por náuseas, hipo y vómitos; y si se
prolonga la interrupcion del curso de las materias
fecales , se manifiestan todos los accidentes que acom
pañan á las hernias estranguladas, como en los casos
de atascamiento intestinal. Pero si estos cuerpos soil
agudos, ásperos ó escabrosos, irritan el recto, le per
foran, le inflaman y ocasionan dolores vivos, á qu«
sobreviene calentura, agitacion y muchas veces fenó
traer.
Se deben »»- tan
menos
urgente
La de
indicacion
la como
mayorpositiva,
que
consecuencia.
en tales
y consiste
casos seenpresenta
estraer es
la

causa ocasional de la irritacion y de la flogosis del


Modo da intestino. A este efecto , echado el enfermo de lado,
practicar esta con ]os muslos y piernas medio doblados y con el
^• introducirse
trasero un poco
el dedo
sacado
en del
el intestino
borde de , y lareconocer
cama , deba
coa

toda precision el volumen y situacion del cuerpo es-


traño , la fuerza que le comprime y el estado de la
"9
membrana mucosa que frecuentemente le abraza y le
retiene á causa de su tumefaccion. Adquiridos estos
conocimientos, se dirigen sobre el dedo las pinzas , y
cogiendo con ellas el cuerpo irritante , se le desenca
ja y se le estrae, aunque algunas veces es preciso di
latar antes el ano por medio de un speculum que se
oponga á las contracciones de los esfínteres : y todos
saben la historia de la cola de puerco que Marchectis
estrajo, encajándola en una cánula que introdujo por
el ano. Pero en algunos casos ha sido necesario hacer
grandes incisionts en el reborde de esta abertura pa
ra poder sacar los cuerpos estraños que no cabian por
ella, y que se temía romper con los instrumentos.
Finalmente, las materias estercoráceas endurecidas y
apelotonadas que atascan y obstruyen algunas veces
el recto , deben ser reblandecidas primeramente por
medio de inyecciones aceitosas y estraerse despues
con la cucharilla conducida sobre el dedo índice. Si
se introdujese una sanguijuela en el ano, sería facil
hacerla salir por medio de una lavativa de agua y vi
nagre ó de agua salada.
En las inmediaciones del ano se forman con bas-
_ . , , , 3.* 'Absceso*
tante frecuencia abscesos, que se hacen tanto mas en e¡ an0i
considerables , cuanto que esta region está abundan
temente provista de tejido celular y de gordura. Estos ^ reJUl^
abscesos dependen ó de causas accidentales ó de la tado de fle-
perforacion del recto y de la estravasacion de las ma- mo?,s or "!
teñas fecales en los tejidos inmediatos. Los abscesos
ordinarios, que son los menos frecuentes, son ocasio
nados por contusiones ó por otras causas esternas, y
precedidos de una hinchazon inflamatoria intensa^
acompañada de una viva rubicundez y de un doloc
23o
violento. En un principio deben aplicarse á estos fle
mones cataplasmas emolientes , y tan luego como
la fluctuacion empieza á manifestarse se los de
be abrir á fin de evitar que se convierta en pus
una cantidad demasiado grande de tejido celular y
de gordura.
¿ d»l derrame Pero los abscesos mas comunes y graves de las in-
de materia» mediaciones del ano dependen de la perforacion del
cstercoraceas. r r
recto
se danyá del
conocer
derrame
por un
de tumor
las materias
sólido estercoráceas,
, profundo y doy

lorido, que se va aproximando poco á poco á la parte


esterior. Los tegumentos inflamados secundariamente
presentan un color violado y obscuro ; y en las partes
afectas se percibe calor , tension y un dolor acre y
quemante. Segun que la grieta del intestino tiene mas
ó menos estension , se escapan las heces en mas ó me
nos cantidad, y ocasionan abscesos, cuyo volumen y
accidentes son proporcionados á la infiltración ; y esto
es lo que los ha hecho distinguir en pequeños , media
nos .y grandes abscesos estercora'ceos.
Los abscesos Tan luego como se reconozca la existencia de un
se
»stcrcoraceos
deben a- absceso estercoráceo debe procederse. á su abertura:
h'tir ínmedia- pues una demora prolongada no haria mas que dar
tamente. ocasion á que se aumentase el desorden. Para practi-
Modo de . , . , i . .
practicar esta car esta operacion debe echarse el sugeto sobre el
operacion. borde de la cama, con el lado afecto acia abajo, el
muslo opuesto doblado en angulo recto, el trasero sa
cado, la nalga del lado sano levantada por un ayu
dante, y la otra bajada por el operador y relajada por
la estension del miembro correspondiente : en esta dis
posicion se introduce un bisturí en el foco purulento,
y se hace en sus paredes una incision proporcionada
23l
í su volumen, y paralela al surco que separa las nal
gas ; y si existiese debajo del labio esterior de la herida
algun hueco , donde pudiera quedarse estancado el
pus, debe cortarse trasversalmente este labio, y dar
á la abertura la forma de una T. Hecho esto se intro
duce en el ano el dedo índice de la mano izquierda,
y el de la derecha en la herida, á fin de reconocer la
estension de la denudacion del recto, y la altura á
que está situada la grieta de este intestino. Con este
conocimiento , é introduciendo en el recto una de las
hojas de unas tijeras , y la otra en el foco del absceso,
pueden cortarse inmediatamente todas las partes com
prendidas entre uno y otro, siendo inútil prolongar
esta incision hasta los límites superiores de la denuda
cion, pues basta comprender en ella la abertura del
intestino. Esta operacion es tan sencilla como fácil de
ejecutar cuando la incision del absceso ha de hacerse
muy inmediata al ano; pero en el caso contrario debe
operarse como si se tratase de una fístula antigua.
Para no aumentar el destrozo que ocasiona la incision
del intestino difieren algunos Cirujanos practicar esta
operacion hasta que se hayan limpiado las paredes del
foco purulento y que se haya disminuido la violencia
de la inflamacion ; y seguramente debe preferirse este
método operatorio en dos tiempos siempre que se tema
que la incision del ano agrave la irritacion y aumente
la flogosis de las partes inmediatas.
Los objetos , cuya aplicacion constituye la cura, Cura,
consisten en una mecha untada de cerato , que debe
introducirse en el ano despues de su incision, lechi
nos parala herida, una cataplasma emoliente, con que
se cubren las partes inmediatas , y finalmente algunas
a3i
compresas y un veñdage de T que se rodea con anti
cipacion al cuerpo del enfermo.
4.*■ futalas Las fístulas del ano consisten en ulcerosas que se es-
del ano: tienden desde el recto á los tegumentos , y son casi
siempre producidas por abscesos estercoráceos mas ó
menos voluminosos , cuya abertura esterior ha queda
son completas do
materias
abierta
fecales
, y dalíquidas.
continuamente
Estas fístulas
paso alsonpuscompletas
y á las

cuando tienen dos aberturas , una en el recto y otra en


la piel : hay otras que se designan con el nombre de
o incompletas, incompletas porque solo tienen un orificio: de estas las
que tienen su abertura en el recto , permaneciendo in
tactos los tegumentos, se llaman internas; y por el
contrario esternas cuando su orificio existe en la piel
sin penetrar hasta dicho intestino. Pero de todos mo
dos es evidente que estas dos enfermedades no mere
cen el nombre de fístula., pues la una consiste en un
absceso estercoráceo , que todavía no se ha abierto al
esterior , y la otra en un absceso ordinario , cuyo ori
ficio ha quedado abierto por no haberse podido reu
nir sus paredes.
Curacion. Las fístulas incompletas esternas no exigen otro
cuidado que unas curas á propósito para favorecer la
aglutinacion de sus paredes. Las internas , al contrario,
reclaman la abertura del tumor para poner de mani
fiesto su existencia, despues de■lo cual, y hechas de
este modo completas , deben curarse como si hubiesen
tenido esta disposicion desde su principio. Ultima-
mente, el medio de curar las fístulas completas se re
duce á dividir los esfínteres del ano y las paredes in
testinales hasta su perforacion , de modo que la cavi
dad del recto se confunda con la de la fístula.
233
Para conseguir este objeto debe bacerse echar al Debe recono-
o J . cerse ante to-
sugeto del lado enfermo, y sostenido en la situacion <i„|a situacion
indicada mas arriba, debe reconocerse ante todo la de j*?h?'tu!|"
' : rectal de la
situacion del orificio interno de la fístula, introdu- fístula,
ciendo en el recto el dedo índice de la mano izquier
da, y dirigiendo al mismo tiempo con la derecha un
estilete por la cavidad de aquella. En algunos sugetos
penetra el instrumento de repente en la cavidad del
intestino ; pero en otros se necesita mucho tiempo para
buscar la perforacion en medio de la superficie de
mudada de las paredes del recto. Es un error , de
masiado general todavía , dirigir siempre la estremidad
del instrumento acia arriba para buscar la parte su
perior de la denudacion ; pues como han demostrado
MM. Larrey y Ribes , la abertura que en este caso se
busca existe casi siempre en la parte inferior, inme
diatamente encima del esfinter interno y en el punto
en que el recto , constriñéndose repentinamente, forma
un fondo de saco, cuyas paredes resisten la presion de
las matarias fecales y la acción de los cuerpos es-
traños agudos que van frecuentemente mezclados
con ellas.
Descubierta la abertura interna de la fistula solo y cortar en se-«
resta dividir las partes situadas debajo de ella : cuta 6ulJa las Par"
, * . ' J tes que sepa-
operacion es la unica capaz de curar al enfermo , y ran la fístula
á la cual puede procederse de muchas maneras. Los die ,la caT'dacl
J * del recto.
supositorios que se han propuesto introducir en el Método» o-
recto con el objeto de ablandar las callosidades, y Perator,os,
* J ¿4. L,OB sU»
de obliterar el orificio de la fístula, han caido en positorios.
un descrédito completo.
Los cáusticos aconsejados ya por Hipócrates, y í Lo, cáut,
preconizados de nuevo en tiempo de Dionis, tienen tico»-
*34
una accion demasiado lenta, muy dificil de dirigir y
capaz de producir desórdenes demasiado considera
bles para que sea todavia util indicar el modo de em
plearlos.
C. La escision. La escision ó la estirpacion , descrita con exacti
tud por Celso, se ha empleado por espacio de mu
cho tiempo de un modo general en la curacion de las
fístulas del ano, y yo mismo la he visto practicar to
davia al principio de mis estudios quirúrgicos. Para
ejecutar esta operacion introducía el Cirujano por la
fístula una sonda flexible de plata, cuya estremidad
conducía con el dedo á traves del ano ; y reunidos los
dos estrenios del instrumento estirpaba con un bistu
rí, tomado con la mano derecha , todas las partes que
comprendía y que consistían en una porcion mas ó
menos grande del recto, de los esfínteres del ano, y de
los tejidos inmediatos, los cuales sufrian una pérdida
de sustancia frecuentemente muy considerable, á cu
ya consecuencia sobrevenían hemorragias abundan
tes, una inflamacion muy viva, una supuracion pro
longada, y aun un estrechamiento incurable del ano
y de la parte contigua del recto: tales eran frecuen
temente los deplorables resultados de una operacion
que felizmente se halla desterrada de la Cirugía ilus
trada de nuestro tiempo.
D. Ligadurá. La ligadura, no menos antigua que las operacio
nes precedentes, es mucho menos dolorosa y mas se
gura en su accion , y se la practica con un hilo de
plomo ó de plata , cuya estremidad se introduce en el
orificio esterior de la fístula , como si se quisiese ha
cer penetrar por él un estilete comun: este hilo se re
cibe y dobla acia abajo , á medida que va penetrando,
a35
con un dedo que debe haberse introducido en el
recto, y con el cual se saca por el ano su estremidad.
Los instrumentos que se han inventado para asir el
hilo y atraerle acia fuera , son casi todos inútiles , y
aun puede ordinariamente prescindirse de las pinzas
en forma de gorgerete que empleaba Desault para el
mismo efecto. Pieunidos en la parte esterior los dos
estremos del hilo, se tuercen uno sobre otro y se les
envuelve en una compresa , y basta la presencia del
cuerpo estraño para cortar gradualmente los tejidos
que comprende el hilo y que se cicatrizan por debajo
de él; de suerte que cuando cae se halla ya curada
la fístula. Durante la curacion basta examinar las
partes cada dos ó tres dias y apretar el hilo á me
dida que se afloje; pues los aprietanudos y los otros
medios empleados para acelerar la seccion de los te-r
jidos, estan ea el dia universalmente desechados. Pe
ro en casi todos los sugetos oponen los tegumentos
una resistencia tal al fin de la operacion , que es pre
ciso cortarlos con el instrumento , lo que ocasiona ca
si tanto dolor, como si se dividiesen todas las partes
que el hilo ha comprendido. . ,
JLa incision, que ya era conocida de los antiguos, e. La incision,
no ha merecido una preferencia general hasta des
pues del último siglo ; y para ejecutarla la mayor par
te de los Cirujanos de esta época han adoptado la
práctica de Desault, que consiste en introducir por Modo da
la fístula una sonda acanalada, fuerte, de punta roma Prac,'carla'
' r segun Desauls.
y que no termine en recodo, asegurándose por me
dio del dedo índice de que su estremidad penetra
en el recto : entonces se introduce en este intestino un
gorgerete de madera , el cual recibe en el agujero ó
a36
- ; el
sobre
estremo
el pedazo
de la de
sonda
corcho
; y confiando
que presenta
el pavellon
su estremidad
de es

ta á un ayudante, sostiene el Cirujano con la mano


izquierda el gorgerete, insinua con la derecha la pun
ta del bisturí en la ranura del conductor, y divido
todas las partes comprendidas entre los dos instru
mentos. Para asegurarse de que la seccion ha sido
completa, se retira á un mismo tiempo la sonda y el
gorgerete, cuyos instrumentos forman entre sí un
ángulo mas ó menosagudo.
re*f8un Lar" Á este modo de operar ha sustituido M. Larrey
otro que es lodavia mas sencillo, y consiste en intro
ducir en la cavidad de la fístula un estilete acanala
do de plata, cuya estremidad se hace salir por el ano:
se dirige el bisturí por la ranura mas ó menos cón
cava de este instrumento, y con él se dividen de
un solo corte todas las partes que comprende.
Segun M. Cuando el orificio interno de la fístula tiene una
' ols' situacion muy baja , hace M. Dubois muchas veces
uso de un simple bisturí de Pott, cuya hoja intro
duce por la fístula de modo que , saliendo el boton
por el ano, puedan cortarse de una vez todas las
partes.
L» incision es Reducida así la incision al estado de mayor sim-
joio'de Td'3' p^c^a<^> e* seguramente el método que constantemen-
íos métodos *e debe preferirse para la operacion de la fístula del
precedentes. Ano- pues la ligadura no conviene mas que en los
sugetos débiles y pusilánimes que temen la accion del
instrumento cortante. Puede hacerse una observa
cion que no deben olvidar los prácticos, y es que es
inútil cortar el recto hasta el punto en que termina
la denudacion, siendo de admirar qúe M. Richerand
sostenga todavia una doctrina opuesta. Efectivamente,
es evidente que la parte fundamental de la operacion
consiste en dividir toda la porcion de intestino que
comprenden los esfínteres; pues verificada esta sec
cion, salen libremente las materias estercoráceas y
las paredes del intestino contraen nuevas adheren
cias con las partes de que habian sido separadas. Las
callosidades deben dejarse igualmente abandonadas á
sí mismas á escepcion de aquellas que, estando de
masiado seeas y sólidas, no pudieran disiparse espon
táneamente , las cuales seria preciso cortar con el
bisturí.
En las curas consecutivas á la operacion convie- Cura,
ne tener separados los labios de la herida del ano,
á fin de que se verifique la cicatrizacion desde la
fístula acia el intestino; pero debe evitarse con cui
dado el entorpecer sus progresos con la aplicacion
del tapon á la solucion de continuidad. Adoptando
nuestros predecesores este método vicioso, han cai-
do en un grande error; pero los Cirujanos ingleses,
curando simplemente la herida, sin interponer nada
entre sus labios, cometen, a ejemplo de Pouteau,
una falta opuesta y no menos grande. Es pues ne
cesario dirigir la naturaleza sin abandonarla á sí mis
ma, y sin estorbar sus esfuerzos.
Las hemorroides formadas, ya por la dilatacion s. -
varicosa de las venas inmediatas al ano, ya por la es- roidet,
travasacion de sangre en el tejido celular sub-cutá-
neo ó sub-mucoso del ano y del recto, ya en fin por
la degeneracion vascular y esponjosa de algunas por
ciones de este tejido, solo escitan la atencion del Ci
rujano para producir su flujo ó para disminuir su vo-
s38
lumen cuando es demasiado considerable , y ocurrir
Es fácil re. á los accidentes que ocasionan. La primera de estas
producir su indicaciones se satisface con la aplicacion de sangui-
tlulo. . ...
juelas al ano, ó con la incision delos tumores hemor
roidales mas voluminosas, haciendo sentar en seguida
al enfermo en un bañado que esté medio lleno de
agua caliente.
Su destruc- La segunda exige la práctica de operaciones que
cion puede frecuentemente son graves y difíciles. Sin embargo,
mucho» mo- no se trata en este caso de destruir todas las hemor-
d°s, 1 roides, sino mas bien de exonerar al enfermo de las
que le hacen padecer demasiado, ó que dan salida i
una cantidad escesiva de sangre; pero siempre es ne
cesario conservar muchas de ellas para no suprimir un
flujo que muchas veces es indispensable al sosteni
miento de la salud.
A. Lo» cáus- Apenas se puede concebir que haya podido pre-
ticos. ferirse la aplicacion de los cáusticos al instrumento
cortante para la destruccion de los tumores hemor
roidales. Sin embargo , algunos prácticos los han em
pleado ; pero esta práctica está en el dia abandonada
con justa razon, del mismo modo que el cauterio ac-
JB.E* cauterio tual, del cual usaba con buen éxito Moreau pasando
actual. un cuchillo candente sobre los rodetes hemorroidales
voluminosos que salian por el ano, y cuya estirpacion
completa no hubiera podido verificarse sin riesgo; y
no hay dificultad en concebir que escitando entonces
el cauterio una flogosis seguida de una evacuacion
saludable , pueda ser útil esta práctica y merezca
adoptarse todavia.
C.Laligadura. La ligadura parece á primera vista un medio tan
* sencillo como eficaz , y en efecto se la puede emplear
a39
sin riesgo contra los tumores hemorroidales esternos
cuando son prominentes y poco considerables; pero
aun en este caso las tijeras obran con mas prontitud y
seguridad. En cuanto á la ligadura de las hemorroi
des internas, como nunca es posible practicarla sin
comprender con los tumores una porcion de la mem
brana mucosa del recto, se la ha visto producir en
muchas ocasiones cólicos , inflacion del abdomen , hipo,
vómitos, y en una palabra, todos los accidentes delas
hernias estranguladas, y aun la muerte: por tanto
debe preferirse el instrumento cortante á un remedio
tan peligroso.
Una de las operaciones mas eficaces contra los tu- D ^ re
mores hemorroidales consiste en coger con una erina sion.
su parte mas prominente, y cortarla de un tijeretazo.
Esta operacion, que es seguida de una evacuacion rá
pida de las partes, y despues de un flujo sanguíneo
y purulento, produce el efecto deseado, y Dufouartla
ha empleado muchas veces con buen éxito.
Sin embargo, algunos prácticos creen necesario í.LaescisL
estirpar enteramente las hemorroides; y para esto ha
cen una incision en la piel ó en la membrana mucosa
que cubre el tumor, aislan este por medio de la di
seccion , y le separan. Esta operacion es bastante fácil
de ejecutar cuando las hemorroides son esternas ; pero
cuando tienen su asiento en lo interior, y no se las
ve salir por el ano , es necesario introducir en el recto,
hasta mas arriba de la situacion de estos tumores , un
grueso tapon , al que van atados dos hilos que se cru
zan sobre él : retirando estos hilos se aplana el tapon,
é impele ácia afuera el paquete hemorroidal, sobre
el cual ya se puede entonces operar.
24°
Deíie colu- La rescision , y mas particularmente la estirpacion
Lirse la he- de las hemorroides, suele ser seguida de una hemor-
morrajia. ' o
ragia abundante, que cuando resulta de una herida
situada al esterior , es fácil cohibirla, ejerciendo sobre
esta una presion metódica ; pero no sucede lo mismo
cuando es procedente de hemorroides internas ; en
cuyo caso se derrama la sangre en el recto, inunda el
{ colon
se anuncia
, y el por
sugeto
unaperece
sensacion
á pocas
de horas.
calor interior,
Este accidente
unida

á la tumefaccion del vientre , á la debilidad del pulso


y á la palidez del enfermo. Esta.hemorragia no puede
seguramente cohibirse ni con el doble tapon de J. L.
Metodo »pe- Petit , ni con la vejiga de carnero de Levret , ni con
ratorio de J. , , . c• •j i j i
L. Petit y de las lavativas trias y aciduladas; pues los cuerpos es-
Lebret, traños que destienden entonces el recto, le irritan,
producen el tenesmo , y son casi , siempre espelidos
con la sangre.
Esto no obstante, puede ensayarse el uso de di
chos medios ; pero cuando no producen el efecto que
se desea seles debe abandonar absolutamente, vaciar
el intestino por medio de lavativas, y encargar al
enfermo que haga esfuerzos como para espeler las he
ces ventrales, ó hacer uso del tapon de que hemos
ydeM.Du- hablado. Pero cuando la sangre sale de un punto si-
puytrea. tuado al esterior , se aplica á él un cauterio candente;
cuyo método, empleado por M. Dupuytren, es siem
pre coronado de un éxito tan pronto como favorable.
6.' Polipos del Los polipos del recto son muy raros, y comun-
r*tto. ' mente blandos , vesiculares, pediculados, poco volu
minosos , y casi nunca ocasionan accidentes graVes:
el único signo de su existencia es un dolor profundo
y gravativo , acompañado d« trastorno en la digestion.
a4i
Cuando estos polipos pueden ser reconocidos, intro
duciendo el dedo en el recto, ó cuando impelidos por
las contracciones intestinales salen fuera del ano , es
fácil cogerlos , desasir su pedículo y separarlos.
El recto está bastante espuesto á salir fuera del 1.° Caída del
ano, bien sea que esta inversion esté solo formada Tect0'
por la membrana mucosa del intestino, bien que de
penda de la invaginacion y de la caida de la parte su
perior del recto, ó de lo último del colon que se pre
cipiten acia el eslerior, lo que se observa frecuente
mente en los niños atormentados de diarrea y de te
nesmo , igualmente que en los viejos, calculosos y he-
morroidarios. La primera' variedad de este accidente
se reconoce en la pequenez del tumor, en su poca
prolongacion y en que introducido el dedo entre él y
el reborde del ano se halla inmediatamente detenido
por el repliegue de la membrana. Pero cuando se ha
lla invaginado el intestino , el tumor es casi siempre
mas considerable; tiene algunas veces de seis á diez
pulgadas, y aun un pie; pudiendo introducirse el
dedo entre él y el ano hasta que llega al parage en que
empieza la invaginacion.
Para reducir el intestino se debe situar al enfermo Debe redu-
de rodillas, apoyado sobre los codos, y comprimir con ^se el lutes"
los dedos untados en una sustancia grasa las partes '
que se hallan fuera de su lugar; pero si existiese en
ellas una tumefaccion considerable se las podria com
primir con los dedos , ó disminuir antes su volumen
por medio de un vendage circular. Finalmente, si el
tumor estuviese estrangulado, y se manifestasen ac
cidentes graves , convendría desbridar el ano, divi
diendo los esfínteres. De todos modos, una vez re-
I. 16
ü42
ducidas las partes, se precave su nueva salida á bene
ficio de baño3 frios , de lavativas tónicas y de una
y i yeces re- compresion inmediata ejercida en el ano. Mas si á
cortar
brana mucosa,
su mem- pesar de estos medios
, . continuase
. en salir la túnica
. . in-
.
relajada y sa- terna del recto , e incomodase al sugeto , no habria m-
liente. conveniente en recortar su parte escedente al nivel del
ano , cnya operacion es preferible á la aplicacion del
Modo de cauterio actual al tumor. Cuando la enfermedad pare-
practicar esta c¡a depender especialmente de la relajacion del ano,
operacion , se. r 1 .
gun M. üu- M. Dupuytren ha separado con buen exito muchos
puytren. de los repliegues que forman la piel cerca de esta par
te, la cual recobraba desde entonces el resorte que
habla perdido.
8.* Cáncerdcl El cáncer del recto es una enfermedad terrible, y
recio. en que solo puec¡e ensayarse el contener sus progre
sos á beneficio de los remedios que se emplean contra
las flegmasías crónicas y desorganizadoras , sin que
pueda intentarse ninguna estirpacion , á no ser que la
enfermedad esté muy circunscrita, en cuyo caso debe
el genio del Cirujano imaginar y ejecutar la operacion
Aplicacion que las circunstancias hagan mas conveniente. Sin em-
del speculum hariro , algunas úlceras cancerosas del recto pueden
rifen al diag- " ' B , . . r
nóstico, y cu- cauterizarse con buen exito con el nitrato de mercu-
racion df !al rio líquido, aplicado á ellas mediante el speculum ute-
entermedades ^ 1 r
del recto. ri, cuyo instrumento presenta en estos casos, asi co
mo en los de hemorroides internas y profundas, un
recurso precioso, tanto para reconocer positivamente
el sitio y estension de los afectos del intestino, como
para aplicar á ellos inmediatamente los tópicos qua
reclaman.
9.* Estrecha- Lew esfínteres del ano suelen a' veces padecer con-
mientoirfisura r .
M ano. tracciones espasmodicas y permanentes que se opo
a'45
tien á la escrecion Je las materias fecales; y en algu
nos sugetos esta constriccion es el resultado de una
inflamacion crónica venérea, que hace que el ano
vaya perdiendo gradualmente su dilatabilidad. En el
primer caso los baños, los antiespasmódicos, las po
madas relajantes y narcóticas son los remedios mas
convenientes; y en el segundo debe añadirse á ellos
el uso interno y local de los mercuriales. Pero cuan
do la enfermedad se resjste á este método curativo,
se hace indispensable hender el reborde y los esfín
teres del ano, cuya operacion es tambien necesa
ria en los casos de fisura en estas partes. Estas fisu
ras estan caracterizadas por una ulceracion superfi
cial, longitudinal y comunmente oculta en el fondo
de algunos de los repliegues del ano; va acompañada
de un dolor quemante insoportable al tiempo y par
ticularmente despues de la espulsion de las materias
fecales: rara vez se encuentran muchas, y solo la
operacion puede curarlas con seguridad.
Para hender el ano , se coloca de plano sobre la Método o-
yema del dedo índice izquierda un bisturí de hoja es- ^eoder «' ano*
trecha, despues de untado aquel en una grasa cual
quiera; se introduce en esta disposicion en el recto,
y dirigiendo con la mano derecha el corte del bistu
rí acia el ano, se practica la incision indicada. En el
caso de simple estrechamiento debe dirigirse la sec
cion á los lados ó á la parte posterior; pero cuando
existe una fisura importa dividir el fondo de esta úl
tima. De todos modos , para no hacer inútil la ope
racion, debe cortarse enteramente el rodete formado
por los esfínteres.
No es muy raro v«r nacer á los niños con el ano 10.° Imperfu^
radan'delano.
' imperforado,
¿44 cuya enfermedad presenta las varieda-
yfalta deirrcto. ^ siguientes-: i.° existen los esfínteres, la abertu-
Variedades o '
de esta con for- ra está organizada, pero cerrada por una membrana
roacion vicio mas ó menos densa que el meconio impele acia la
la.
parte esterior: 2.0 la abertura inferior del intestino
esta' libre, pero nada sale por ella, é introduciendo
en el recto el dedo ó la sonda, se percibe un tabique
membranoso situado mas ó menos superiormente:
3.° solo se observan los rudimentos imperfectos del
ano natural absolutamente imperforado, percibién
dose mas arriba la estremidad inferior del intestino
que el meconio llena y dirige ácia abajo; en cuyo ca
so un cordon fibroso, formado por las túnicas con-
, traidas
los esfínteres
del intestino,
y se estiende
pasa desde
frecuentemente
lo último por
del entre
canal

ácia los tegumentos: 4.° no existe ninguna señal de


ano ; pero esplorando la region que esta abertura de
be ocupar , se reconoce profundamente el tumor for
mado por la estremidad del recto : 5.° ni la vista ni
el tacto pueden hacer distinguir el ano, ni la parta
inferior del canal digestivo: fj.° finalmente, el rec
to se abre en la vejiga, ó en la vagina, estando
libre el ano, imperforado, ó no existiendo absolu
tamente.
Operaciones ^n todos los casos que se acaban de enumerar,
que exigen es- para practicar la operacion debe' echarse al niño bo-
nes. ' piernas
ca arribay ,muslos
sobre levantados
las rodillasy de
doblados
la nodriza
sobre, el
convien
las

tre, de modo que la region del ano y el perineo esten*


al descubierto y prominentes ácia afuera. Si entonces1
se ve cerrado el ano por una simple membrana, de
be hacerse en ella una incision crucial con el bisturí;
practicando la misma operacion con el instrumento
conducido por el dedo índice, en caso de que el obs
táculo existiese mas arriba. Cuando el ano está sola
mente estrechado en términos de no poder dar li
bre salida á las materias fecales, se debe hender su re
borde, y el esfínter demasiado apretado que le rodea,
como se practica en los adultos; y bien sea que exis
tan ó no rudimentos de ano natural, si se percibe
profundamente la estremidad del intestino distendi
do por el meconio , despues de haber desocupado la
vejiga, se debe introducir hasta este punto un bistu
rí de hoja larga y estrecha, y mejor aun un trocar
grueso, cuya cánula puede servir para dar paso á las,
materias estercoráceas. En esta operacion no debe
olvidar el Cirujano que el recto distendido y privado
de sustentáculo por el lado de la vejiga se dirige co
munmente acia la parte anterior; y que por lo mismo
es necesario buscarle mas lejos del sacro que en los
casos de conformacion natural. Finalmente, cuando
no existe señal del ano , ni tumor que haga distin
guir el intestino, se puede todavia intentar llegar á
este órgano , introduciendo el bisturí ó el trocar en,
la region del ano : pero en este caso prohibe la
prudencia introducir el instrumento mas de tres pul
gadas, y no encontrando nada á esta profundidad,,
no queda otro medio que establecer un ano preter
natural, de cuya operacion se tratará mas adelante.
Finalmente, en los sugetos en quienes el recto se
abre totalmente en la uretra ó en la vejiga, semejan
te desorden es superior á los recursos de la medi
cina operatoria. Pero cuando solo existe una fístu
la vesico ó uretro-rectal , se puede intentar curarla
a46
con las mismas operaciones que se emplean en los
adultos en casos de esta especie. La abertura del rec
to en la vagina es menos incompatible con el ejer
cicio de las funciones que las deformidades prece
dentes.
CAPITULO III.

De las hernias abdominales y de las operaciones


que reclaman.

§• I. _

De las hernias en general.

Las hernias, cuya formacion consiste en la disloca- Estas enfer»


cion de un órgano que pasa todo él ó alguna de sus meclades son
" 1 1 a muy irecuen-
partes de la cavidad que le contiene á otra nueva ó tes.
al esterior del cuerpo , son mas frecuentes en el ab
domen que en todas las demas partes del organismo;
y esta frecuencia depende, por una parte, de la na- Lo que da»,
turaleza de los órganos contenidos en el bajo vientre, l)en^e-
y por otra de las disposiciones que presentan las pa
redes de esta cavidad , y de las funciones que des.-
empeñan.
Los intestinos delgados y el epiploon, dotados de 'A. De lamo-
una movilidad escesiva , lisos, lubrificados en su su- jí'lda<' c'e las
' ' diversas vis-
perficie por una serosidad abundante, y susceptibles ceras abdomi-
de tomar toda especie de formas y de inclinarse en na'es'
todas direcciones, son por lo misino entre todos los
órganos abdominales los que con mas facilidad se
prestan á las dislocaciones que constituyen las her
nias, y los que se encuentran tambien con mas fre
cuencia en los tumores de este género. Despues de
estos órganos los intestinos gruesos, la vejiga , el es
tómago , la matriz, el bazo y el hígado estan ademas
espuestos á esta enfermedad, mientras que el duo
deno, los ríñones y el pancreas no parecen suscepti
bles de salirse á la parte esterior.
248
fe. De la dis- La pared abdominal anterior, estensible y con-
ías"p'aredés tractil , aunque formada de muchos planos carnosos
del bajo -vien- y fibrosos sobrepuestos que afectan diferentes direc
ciones, resiste sin embargo con menos ventaja que
las regiones posterior é inferior del abdomen al es
fuerzo con que las visceras propenden á dilatarse y
á dirigirse al esterior. En las partes laterales é infe
riores de esta pared estan las aberturas inguinales y
crurales acia las que son continuamente impelidos,
durante la estacion, los intestinos y el epiploon; y
asi tambien se observa que casi todas las hernias
abdominales se forman por estos parages; pues las
del agujero sub-pubiano, las del ombligo, de la es
cotadura isquiática y de las demas aberturas del ab
domen son incomparablemente menos comunes. Tam
bien suelen formarse hernias al traves del diafragma
y del perineo por la separacion de las fibras carnosas
ó aponevróticas que entran en su composicion. Final
mente, estos tumores pueden formarse en todos los
parages en que las paredes del abdomen se hallen ac
cidentalmente debilitadas por efecto de heridas, con
tusiones ó de otras lesiones del mismo género.
C. De las En todas las acciones musculares intensas ejecu-
fu nciones {acJas pQr \os miembros ó por el tronco, el esfuerzo
que deserope- ... ,
ña
mentehabitual-
el re- se
las propaga
paredes torácicas
y va en vcierto
abdominales.
modo aElconcentrarse
diafragma per a
cinto abdonii- r ' , i
nal. una parte, y por otra los musculos de la parte ante
rior del vientre, se contraen en estos casos, fijan las
costillas y la pelvis, y suministran un punto de apo
yo firme a los miembros que se mueven. Pero estas
contracciones no pueden verificarse sin que mude de
forma la cavidad abdominal, y sin que las visceras.
a49
contenidas en ella esperimenten una presion violenta;
las cuales comprimidas entonces acia la parte inferior
y anterior por el diafragma , empujadas ácia atras por
los músculos rectos, oblicuos y trasversos, »levan
las regiones inguinales y crurales, y se precipitan en
la pequeña pelvis. Si en tales circunstancias se hallan
las aponevroses debilitadas, ó presentan sus fibras al
gunas separaciones accidentales , se deslizan las vis
ceras por los parages que les oponen menos resisten
cia , y forman en ellos hernias mas ó menos volumi
nosas. Si las regiones ó las aberturas ácia las que se
dirigen estas mismas visceras no gozan de toda la re
sistencia que les oponen hahitualmente, será inevita
ble que pasen por ellas; pues las visceras mas movi
bles del bajo-vientre se conducen en los esfuerzos
musculares á que estan sometidas á la manera de un
líquido que la presion tiende á hacer salir por los
puntos mas débiles de la cavidad que le contiene.
Por numerosas que sean las causas de las hernias, Las causas de
todas obran, ó lentamente, destruyendo por grados. obran porgra-
el equilibrio que debe existir entre la resistencia de dos, y con lan
ías paredes del abdomen y los esfuerzos con que las pente °
■visceras tienden á dirigirse al esterior , ó de un modo
instantáneo,
cia contra unimpeliendo
punto del los
recinto
órganos
abdominal
con tal, violen-
que les '

hacen traspasar repentinamente las barreras que les


opone la naturaleza. Estas causas se reunen casi siem
pre para la produccion de las hernias; unas predispo- Lasunasson
niendo á ellas los sugetos , como la debilidad de la pa- predisponen-
i ■ i ti • i , tes, y las otra»
red abdominal anterior, la dilatacion de sus abertu- ocasionales,
ras etc.; y otras, como los ejercicios violentos, los es
fuerzos repentinos de la tos, los del parto etc. ocasio-
rian la enfermedad. Pero no siempre influyen oii igual
grado- estos dos órdenes de circunstancias en el des
arrollo de las hernias; pues unas veces un esfuerzo
muy violento ocasiona la salida repentina de las vis
ceras en un hombre robusto , y en quien las abertu
ras abdominales no presentaban ninguna relajacion
sensible; y otras por el contrario, un ligero sacudi
miento produce el mismo accidente cuando los teji
dos debilitados son incapaces de resistir al menor
choque.
Bases con ar- Se han llamado las hernias reducidles ó irreduci-
reglo a las lles segun que los órganos dislocados pueden ser in-
cualés se lia , , , - , . ,•
establecido la troducidos en el Vientre, o que vanas disposiciones
nomenclatura se opongan á la ejecucion de este movimiento. Se les
delas hermas. . , ,
lian dado tambien nombres especiales, segun las vis
ceras que las forman, y las aberturas ó partes por
donde salen: de aqtii, por una parte, las hernias en-
teroceles , epiploceles , cystnceles , kysteroceles , gastro-
ccles, hepatoceles ; y por otra las llamadas inguinales,
crurales , isquiáticas , perineales , ventrales , umbilica
les, diafragmáticas etc.; y combinando entre sí las pa
labras de estos dos géneros , se ha llegado á designar
todas las variedades de composicion y de sitio que
presentan las hernias: asi, por ejemplo, se llama en
tero -cpiplocele-inguinal la hernia formada por el anillo
supra-pubiano , y que contiene el intestino y el epi-
ploon. Pero esto es detenernos demasiado en deno
minaciones frecuentemente inútiles, y á veces ridicu
las por su complicacion.
Signos gene- Si á consecuencia de un esfuerzo mas ó me
tales de esta» nos Yi0lento sobreviene un tumor en las inmedia-
enterineda-
¿es. ciones de algunas de las aberturas naturales del bajo
a5i
tientre, ó de una division antigua de las paredes de
esta cavidad, es verosimil que este tumor sea una her
nia, de lo cual no quedará duda alguna si dicho tu
mor es blando , circunscrito y sin mudanza de color
en la piel; siesta formado de dentro á fuera y de arri
ba á bajo; si su volumen y tension se aumentan al tiem
po de andar ó estando de pie, al paso que disminu
yen ó desaparecen con la quietud y la situacion ho
rizontal ; si á cada esfuerzo de tos las partes que con
tiene chocan repentinamente contra la mano que las
examina; si estas partes forman una especie de pedí
culo, que introduciéndose por una abertura abdomi
nal, penetra dentro del vientre; y finalmente, si la
enfermedad va acompañada de cólicos, de tension en
el estómago y do desarreglos en la accion digestiva.
Estos fenómenos se manifiestan en todos los casos,
cualesquiera que sean , el asiento y naturaleza de la
hernia , y son inseparables de su existencia; solo
las variedades de la enfermedad estan caracterizadas
por algunas modificaciones particulares.
Ljs hernias formadas por los intestinos son re- s¡gnoi del
dondeadas y globosas: su reduccion es comunmente enterocele.
facil, y apenas se empieza á practicar cuando el ór
gano parece retirarse por sí mismo y volver á entrar
espontáneamente mediante una ligera compresion
ejercida con los dedos: este movimiento ocasiona ca
si siempre un murmullo perceptible, resultado de la
colision de los gases y de los líquidos intestinales: el
.volumen de este género de tumores varia segun que
los intestinos se hallen en un estado de vacuidad, ó
distendido por diversas materias; y en este último
caso tambien es diferente su consistencia ; segun que
a52
las sustancias contenidas en el tumor sean de natura
leza gaseosa, líquida ó sólida.
Del epiplo- Las hernias formadas por el epiploon son blan-
cele- das, pastosas, desiguales é invariables en su consis
tencia; su reduccion es bastante dificil; y al practi
carla, es preciso empujar con la mano hasta las últi
mas porciones del órgano, el cual entra sin ruido y
con lentitud.
Del entero- Las hernias formadas al mismo tiempo por el
epiplocele. epiploon y los intestinos presentan los dos órdenes
de fenómenos que acaban de indicarse: son á la vez
pastosas y susceptibles de ser distendidas por las ma
terias intestinales; y cuando se las reduce, la prime
ra porcion entra casi sin esfuerzo y produciendo el
murmullo de que se ha hablado, mientras que la otra
permanece obstinadamente fuera, y es mas difícil
poderla reducir.
Del cystocele. Las hernias de la vejiga son muy raras, y lo mas
comun es que se formen en el perineo ó al traves de
la vagina en la muger, y del recto en el hombre, ha
biéndose observado tambien algunas de ellas que se
elevaban delante de las aberturas inguinales ó crura
les. De cualquier modo que sea, cuando la orina
acumulada en la vejiga distiende la porcion disloca
da de este órgano, el tumor aumenta de volumen y
se hace fluctuante, disminuyéndose y deprimiéndose
por el contrario despues de la evacuacion de este
líquido. Cuando queda una porcion de orina en la
hernia, se puede hacerla volver á la vejiga, y en es
te caso se reproduce la necesidad de orinar que pa
recía satisfecha , y se repite la evacuacion de este lí
quido que al parecer se habia efectuado completa
a53
mente. Es bastante frecuente la formacion de cálcu
los en los cistoceles antiguos, los cuales pueden per
cibirse al través de las paredes del tumor.
Las bernias de la matriz, mas raras todavia que Delhystero-
las precedentes, pueden ser inguinales ó crurales; y c'le-
se dan á conocer por un tumor renitente mas duro
que los que forman las otras visceras, y de una
densidad y volumen invariables: en estos casos la
vagina se bajla alargada , dirigida ácia arriba i incli
nada al lado del tumor. Cuando la dislocacion es
completa no se puede llegar con el dedo hasta el
cuello uterino: en el caso contrario se encuentra es
te muy arriba, y los impulsos que se le comunican
con aquel, se transmiten inmediatamente al resto del
órgano. En este estado se ba visto recibir la matriz
el producto de la concepcion, y aumentar su desar
rollo en términos de sobresalir del recinto, abdomi
nal, en cuyo caso no puede haber equivocacion en
cuanto á la naturaleza de la enfermedad.
El hígado y el bazo no son susceptibles de for- Del hepato-
mar hernias propiamente dichas; y solo se ha obser- fJel es"
vado que algunas porciones exuberantes de estos ór
ganos han elevado uno ú otro hipocondrio, forman
do una eminencia ácia la parte esterior , pero sin que
ppr esto hubiesen abandonado su situacion natural.
Por tanto, nos limitaremos á estas pocas palabras so
bre los afectos de esta especie , los cuales, por otra
parte, no reclaman otros remedios que los que se
tisan contra las hepatitis y las esplenitis crónicas. Del gastro»
Debemos á Garengeot el conocimiento de las cele"
hernias situadas por encima del ombligo ó á las in
mediaciones del apéndice xifoides : estos tumores son
a54
pequeños , renitentes, globosos, apenas sensibles al
tacto en algunas ocasiones, acompañados de trastor
nos considerables en la accion digestiva y especial
mente de tension en el epigastro. Estas hernias ob
servadas despues por casi todos los Cirujanos se atri
buyeron en un principio al estómago; pero posterior
mente se pretendió que esta viscera no era suscepti
ble de dislocarse a=í, y se creyó deberlas considerar
como formadas por el cólon trasverso ó por el epi-
ploon gastro- cólico. Pero no habiendo decidido to
davía sobre esto la anatomía patológica , conviene
quedar en duda y no descuidar ninguna ocasion de
resolver este punto de doctrina.
Anatomía El estudio anatómico-patológico de las hernias ha
Euhernia» * hecho en estos últimos años progresos incalculables.
Los nombres de B. Travers , Cooper, Lawrens, Collet,
Ch. Bell, Pelleian, Dupuytren , Chaussier, Marjolin,
Breschet, Cloquet y algunos otros compiten en glo
ria, respecto de este punto, con los de Scarpa, Hey,
Monro, Scemmérring , Riciiter, Louis, Camper y Ar-
naud; y las obras de estos observadores nunca se
leerán y meditarán bastante. En toda hernia abdo
minal debe examinarse: i.° el estado de las aber
turas por donde han salido las visceras: 2.0 las dis-i
posiciones preternaturales que estas visceras han ad
quirido: 3.° las cubiertas inmediatas del tumor: 4.0 y
finalmente, las partes en que se ha desarrollado.
j. Estado Cuando las hernias se forman lentamente, snrt
de las ab^- precedidas dela debilidad gradual de las láminas
de han salido aponevróticas abdominales , las cuales se adelgazan,
las viscera». se separal,5 ensanchan las aberturas naturales que
circunscriben, ó dejan entre si algunas separaciones
ato
6 intersticios. Cuando las visceras llegan á la parte
esterior, no tardan en ensancharse las aberturas por
donde han salido, cuya circunferencia pierde su for
ma y su tonicidad; en una palabra, parece que las
aponevroses se desgastan y se convierten en tejido
celular, por la influencia de la presion suave pero
permanente que ejercen las visceras sobre ellas al
atravesar las aberturas que circunscriben. Cuando
las visceras atraviesan en su salida por canales mas ó
menos oblicuos y prolongados, se ve á estos endere
zarse, disminuir de estension y aproximarse y con
fundirse sus dos orificios. Las separaciones ó solu
ciones de continuidad que se forman accidentalmen
te en las paredes del abdomen , se dilatan con mas
rapidez por la influencia de las hernias que las aber
turas naturales, cuyos bordes son siempre mas fuer
tes y resistentes. Sin embargo , es de notar que en las
hernias formadas de un modo repentino en sugetos
robustos, sucede frecuentemente que estos tejidos fi
brosos, distendidos por el esfuerzo que sobrepuja su
resistencia , se rehacen en seguida sobre sí mismos,
como todos los cuerpos elásticos, y comprimen con
mas ó menos fuerza las partes que comprenden. La
te,
estrangulacion
segun este mecanismo,
de la hernia en
se el
verifica
momento
frecuentemen-
en que se -

forma el tumor; pero cuando este accidente no so


breviene inmediatamente, como despues quedan las
láminas aponevróticas sometidas á una distension
continua, ceden, como acabo de decir, y esto hace
que desaparezcan al momento la incomodidad, el do
lor y la ingurgitacion que residían en la hernia.
A medida que los intestinos ó el epiploon descienden ». Alteraci»*
a56
neS relativas á y se alargan por las aberturas que les dah paso, se
la forma de nace mas activa la nutricion de su tejido ; aumentan
las partes dis- ... • t ■ r i / >
locadas. en
donde
longitud,
jamas hubieran
y se estienden
podido finalmente
llegar en ela estado
puntos dea

salud. Este fenómeno no es el resultado de la relaja


cion delos intestinos ó del epiploon ; ni menos la cau
sa de las hernias, digan lo que quieran Warthon,
Benevoli, Brendel y Morgagni, sino mas bien el
efecto de la falta de resistencia que hallan estos ór
ganos en un punto del recinto abdominal. Al pa
sar el epiploon por la abertura herniaria se estrecha
y forma pliegues longitudinales: por la parte interior
presenta la figura de un triángulo , cuya base corres
ponde al estómago, y la punta al orificio abdominal:
por la estertor forma una especie de hongo, cu
ya parte mas ancha está situada ácia abajo , y el pedí
culo dirigido ácia arriba se introduce en el canal de la
hernia. Cuando el intestino está dislocado , si solo sale
fuera una parte de su diámetro, se forma en ella una
cavidad, mas ancha en el fondo que en el cuello,
que comunica con el resto del canal que ha quedado
en el vientre. Pero cuando la hernia está formada por
una asa entera de intestino, sus paredes sufren una
compresion en la abertura abdominal que incomoda
al ejercicio de sus funciones , al paso que por la parte
esterior se dilatan con mas libertad.
Alteraciones Comprimido el epiploon por las aberturas que le
de estas
estructura
par- ¿An paso
. , se hace casi siempre el. asiento de una
te, irritacion lenta y oscura que en las hernias anti
guas concluye por alterar y á veces por desorgani
zar enteramente su tejido': en algunos sugetos se
acumula en él la gordura: en otros casos se trans-
forma su porcion estraehada en un cordon fibroso y
resistente: á veces se desarrollan en el hidatides; y fi
nalmente, se le ha hallado convertido en un nucleo
cartilaginoso y huesoso: Las mismas causas producen
frecuentemente el engrosamierito y la induracion de
las paredes intestinales que destruyen su estensibi-
lidad y hacen permanente é incurable la constriccion
que ha producido en ellas la abertura herniaria. Ritsch,
Mertrud
esta especie,
y Cotartavoz
y Garengeot,
han visto
Arnaud
algunos
y Pott
ejemplos
han ende ■

contrado toda la parte del intestino contenida en cier


tas hernias , contraida sobre sí misma , disminuida de
Volumen , y casi completamente obliterada. Rigal ha
visto una violenta inflamacion que produjo en pocos
dias la adherencia de las paredes del intestino estran
gulado hasta el punto de interrumpir la continuidad
de su cavidad. En muchas hernias antiguas, privado
este órgano de resorte, se dilata; pero al mismo tiempo
se adelgazan sus túnicas, y pierden casi «meramente
la facultad de contraerse.
Todas las visceras abdominales que envuelve el c. Disposicio-
peritoneo en la mayor parte de su circunferencia, nes ¿e las Cl1"
111 11. bierus inme-
obran directamente sobre las aberturas por donde de- diatas al tu-
ben salir, y las dilatan, empujando acia adelante la mor'
porcion de membrana serosa que corresponde á estas
aberturas. Esta cubierta serosa que se forma la hernia
á medida que se desarrolla, constituye el saco hernia- Herniai des-
rio; saco que no falta jamas sino en los casos en que Provistas ,de
saliendo las visceras por una herida antigua del abdo
men dilatan la cicatriz sin poder dislocar el peritoneo
que se halla confundido con ella.
Sin embargo, algunas hernias no presentan mas Cubiertas
I. Jl
*58
rosas incom- que una cubierta serosa incompleta; y estas son las
gunashwiiias. ?ue forman las visceras , cuya superficie no cubre en
teramente el peritoneo, como el ciego, la vejiga y la
Mecanismo matriz. Estos órganos, aproximándose poco á poco á
cion" ^0nna uua abertura abdominal , se deslizan debajo del peri
toneo para llegar á ella , lo que verifican á efecto de
esta propension continua, y llegan á la parte esterior
sin. empujar delante de sí la membrana serosa, sino
Primer modo. vientre.
levantándola
Si la , hernia
y pasando
estápor
limitada
entre áella
la ydislocacion
la pared del
de

la porcion del órgano que no cubre el peritoneo , no


presenta ningun saco; pero cuando sale enteramente
la viscera arrastra consigo la membrana serosa, que
está adherida á su superficie, y que atraida al este
rior forma delante del tumor una bolsa serosa , en la
que se precipitan casi siempre los intestinos delgados
modo.Segundo je
ó ellaepiploon.
vejiga es En
consecutiva,
otros sugetos
y sobreviene
la hernia del
despues
ciegodeó

las hernias comunes , en vez de preceder y de favo


recer su aparicion. Sucede á veces, por ejemplo , que
haciéndose una hernia muy voluminosa atrae acia sí
el peritoneo de todas las partes inmediatas á la aber
tura que le da paso; pero puede suceder que estando
adheridos á este peritoneo el ciego ó la vejiga, sean
Tercermodo. mando
impelidos
la hernia
por él ácia
lo último
la parte
deesterior.
los intestinos
Otras veces
delgados,
for-

si el tumor continiia aumentándose suele ser tambien


atraido ácia fuera el ciego. En todos estos casos la
viscera dislocada de este modo se halla aplicada á uno
de los lados del saco herniario, del cual parece ser un
apéndice , y en cuya cavidad solo forma una eminen-j
Las hernias cia ó realce poco considerable. No existen otras her
a59
nias cecales , provistas de sacos herniarios completos, congemtas del
' r • , r ' ciegoestan cu
mas que aquellas cuya existencia han confirmado tuertas por to-
Wrisberg, Sandifort y M. Dupuylren en algunos n'* ¿"¿n^ca^vigí
ños de corta edad , en quienes el testículo adherido nal. /
al. ciego habia arrastrado este órgano a la túnica
vaginal.
El saco herniario se forma por la distension, y al Descripcion
mismo tiempo por la locomocion del peritoneo : la mo- generaldeUa-
11 r co hermano.
vilidad de esta membrana varía en los diferentes su-
getos, segun que el tejido celular que la une al vien
tre es- mas ó menos apretado : su espesor, su fuerza y
densidad no son menos variables; asi unas veces se
desarrolla el saco herniario , mucho mas por la dis- Deb* conȒ-
, . , • i i • derafse en él.
locacion que por la estension del peritoneo ; otras se
verifica esto por un mecanismo inverso. La porcion
del saco que corresponde á la abertura abdominal es '*El cuello,
estrecha y está aplicada á las visceras, y esto es lo
que se llama el cuello del saco herniario. Este cuelloi
blando laxo y surcado de pliegues longitudinaleSi
formados por la aproximacion de sus paredes , no ejer
ce al principio ninguna accion sobre las partes que
comprende; pero á medida que la hernia se hace an
tigua se le ve adquirir solidez , espesor y resistencja*
Los rppliegues que presentaba se adhieren entre sí, y
esto le da una densidad que no tenia antes. Desde este
momento el saco que hasta entonces hubiera podido
estenderse de nuevo y confundirse con el peritoneo,
constituye una bolsa permanente que es imposible
destruir
de sus paredes.
de otro modo que por la adherencia mutua ,

Llegada á la parte esterior la cubierta herniaria „,


» ii //.El cuerpo.
toma la forma de las partes , entre las cuales se situa: Variedades d«
26o
forma en las unas veces aplanada, otras conoidea ó cilindrica, se
hernias. , , , , , . , ,
acomoda a los obstaculos qu# encuentra , o sale por
las aberturas situadas en su inmediacion , formando
Sacos irregu- dimensiones
lobulos, apéndices
infinitamente
y cavidades
variables.
accesorias
A estas
de primeras
figuras y

causas que propenden á modificar la forma de las


hernias , debe añadirse otra menos frecuente acaso,
pero todavia mas variada y mas notable por sus efec
tos , la cual consiste en la acción que las visceras ejer
cen continuamente sobre el saco herniario y sobre su
cuello. Asi en el caso de que por un impulso cual
quiera se introdujesen repentinamente nuevas partes
en un saco , cuyo cuello estrechado no estuviese sino
débilmente adherido al contorno de la abertura que
le corresponde , si de este esfuerzo no resultase la es
trangulacion , la hernia podría descender, se desarro
llaría sobre ella un nuevo saco , y el tumor total pre
sentaria en su parte media un estrechamiento forma
do por el antiguo cuello. Si este mecanismo se repi
Sacos en for- llamados
tiese muchas
rosarios
veces; se
y si
formarían
en lugarlos
de sacos
estar herniarios
situada la

nía
r¡os de rosa- se
nueva ,hernia
hallase inclinada
exactamente. encima
ú alguno j lados,
de susdel, antiguo
resultarian
tumor,

Sacos multi- sacos bilobulos, trilobulos ó multilobulos. Finalmen-


lobulos. l cerca de un saco antiguo , cuyo cuello no pue-
Hermas do- , . .
bies. de mudar de situacion , se forma otro nuevo , á con
secuencia de un esfuerzo violento, existirán dos tu
mores paralelos, cuyos cuellos, reunidos en uno,
corresponderán á la misma abertura abdominal. Todas
estas variedades han sido confirmadas por medio de
la diseccion ; y es de creer que se descubran todavía
otras á beneficio de nuevas investigaciones l pero lo
261
que acaba de decirse basta para dar á conocer el me
canismo , segun el cual pueden formarse todas.
El saco herniario es susceptible de contraer di- Enfermeda-
versas enfermedades que consisten, ó en lesiones físi- hemiario"00
cas, ó en resultados de la inflamacion aguda ó cróni
ca que ataca con mucha frecuencia á las hernias. Los
golpes recibidos en el tumor, y los esfuerzos que ejer
cen de dentro afuera las visceras , son causas que pro
ducen comunmente la rotura del saco. Sus inflama
ciones dependen casi siempre de la mayor ó menor ,
incomodidad que sufren las partes dislocadas; en
cuyo caso se halla su cubierta serosa , unas veces ru
bicunda y cubierta de concreciones albuminosas re
cientes, otras adherida á las visceras, en algunos ca
sos engruesada, lardácea y fibrosa, y finalmente, car
tilaginosa y aun huesosa.
Las partes que cubren esteriormente la hernia D. Dispo^-
sufren casi siempre alteraciones en su testura, á can- c'oues de !;
L ' partes sitiii-
sa de 5a distension y compresion que ejerce en ellas das al esten
el tumor cuando se hace antiguo y voluminoso. La d .' l as 1 e! '
o J mas.
piel se adelgaza ordinariamente por la estension que
esperimenta, y las hojitas celulosas y aponevróticas
se confunden muchas veces, se desgastan y desapa
recen ; de suerte que la hernia queda inmediatamente
sub-cutínea. En algunos sugetos se manifiesta un
estado apuesto, pues se engruesa el tejido celular, se
hace mas denso, y forma láminas, cuyo aspecto fi
broso ha engañado muchas veces á las mas hábiles
Cirujanos. En otras ocasiones se forman delante de
las hernias abscesos, quistes serosos y tumores de
gordura que obscurecen el diagnóstico.
Las adherencias que frecuentemente se observan. Adherencia*.
a6a
en los tumo- en las hernias, presentan muchas variedades, que son
re»g heruia-
Clamen- n
cientes,. blandas
o' inmediatas,
. y semejantes
i- . ió antiguas,
.Son iilamentosas y alestas
tocino,
pueden ser re-

tosas ó hnoe- , , ... * « , ,


das
diatas
ó sólidas;
blan- celulosas
débilmente
y solidas,
unidas jhn
y el
basta
primer
paracaso
separarlas
las partes
la trac
estan

cion mas ligera: en el segundo por el contrario estan


fuertemente pegadas, y su union es á veces tan ínti-
dascircunscri-
1 toda'k maespecie
que ^e
parecen
^as adherencias,
confundirse.unas
Cualquiera
veces soloque
invaden
sea la

heruia. parte de los órganos dislocados que se hallan unidos


en una mayor ó menor estension entre sí ó con el
saco herniario: otras existen en todas las partes del
tumor, y las visceras aglomeradas no forman mas que
una sola masa cubierta por la cara del saco hernia
rio que se une á ellas. Estas modificaciones no pue-
SigDos de den seguramente distinguirse por los signos esterio-
unas y otras. res que presentan las hernias. Sin embargo , la anti
güedad del tumor, el uso de bragueros mal hechos
que le comprimen sin contenerle, la imposibilidad de
reducirle total ó parcialmente, sin que esto dependa
del volumen de las partes ó de la constriccion de la
abertura; todas estas circunstancias, digo, son otros
tantos signos generales que dan á conocer la existencia
de las adherencias, y puede sospecharse que estas son
íntimas, fuertes y estensas cuando hace mucho tiem
po que existen, y cuando el tumor, contenido todo
en la pai te esterior , forma una masa compacta y sóli
da , al paso que las disposiciones opuestas indican que
la union de las visceras entre sí, ó con el saco, es dé
bil y parcial.
Accidentes ^as nermas simples y poco voluminosas pueden
producidos existir por espacio de mucho tiempo sin dar lugar
a63
á ningun accidente grave ; y los únicos fenómenos que -J- P°r .'»»
. i - i i hernias sim-
ocasionan son algunos desordenes en la digestion, ples.
embarazos intestinales y tension en el epigastrio. Pero s. Por las
cuando son mas antiguas y considerables van acom- g^"1** yo^"
panadas de síntomas mas alarmantes, como son do- minosas:
lores con bastante frecuencia despues de comer , ó
á consecuencia de estar mucho tiempo de pie, de an
dar demasiado etc. ; cuyas incomodidades van debili
tando poco á poco los sugetos, perturban las fun
ciones digestivas, y acarrean frecuentemente un es
tado de marasmo.
Cuando la irritacion es mas viva y aguda los ac- c. Por la?
cidentes caminan con mas rapidez : el tumor se hace bermas . ,r"-
r tadas y sin es-
mas voluminoso y renitente: se llena de materias es- trangulacion.
tercoráceas, cuyo curso queda detenido ó suspendi
do: sobrevienen entonces náuseas, hipo, vómitos bas
tantes raros de líquido', quimoso al principio, bilioso
y mucoso despues; y finalmente, de materias esterco-
ráceas, hallándose el sugeto sin calentura y la hernia
sin dolores vivos. Este estado de ingurgitacion y de ir- Mecanismo
ritacion gastro-intestinal puede durar muchos dias, y seg«n el cuat
, ... . . se desarrollan
aun muchas semanas ; pero los intestinos encarcelados entonces la
se inflaman al último, y rehaciéndose contra el cuello inflamacion y
..... . , - la estrangula.-
del saco hermano , se estrangulan mas o menos ruer- cion.
temente. Desde este momento empieza el tumor á po«
nerse dolorido , se distiende el vientre , los vómitos
son mas repetidos, se aumenta rápidamente la agita
cion del súgeto , el pulso se altera , se pone pequeño,
vivoy frecuente, y el estreñimiento que hasta entonces
no era siempre absoluto , se hace sumamente rebelde.
Estos fenómenos reconocen muchas veces por causa
primaria un depósito formado en la hernia, ó por las
af>4
materias estercoráceas abundantes, ó por lombrices,
huesos de cereza ú otros cuerpos estraños.
/). Por las in(lamacion aguda y violenta de las visceras
hermas cuya i . i •
flogosis es vi- dislocadas es á veces producida por la accion de cier
va^ y acora- tas rausas esteriores sobre la hernia; por irritaciones
panada de la 1
estrangula- gástricas ó intestinales que se propagan hasta el tu-
ci.ou ^e mor ; y finalmente, y esto es lo mas comun, por la
visceras. . . . . •
constriccion que resulta de la llegada de nuevas par
tes al saco herniario, á consecuencia de un esfuer-,
zo violento ejecutado por el enfermo. En todos los
casos se siente mas ó menos repentinamente un dolor
vivo en la hernia, se endurece el tumor , aumenta un
poco de volumen, se calienta y hace renitente, se
cierra el vientre, se contrae y pone dolorido á la pre
sion : se manifiestan y suceden rápidamente los vómi
tos: sobreviene una agitacion estrema, el pulso es
frecuente, pequeño y duro: el estreñimiento rebel
de, absoluto y constante, á no ser que haya que
dado espedita alguna corta porcion del diámetro del
intestino; pero entonces son menos intensos los acci
dentes, y su curso no es tan precipitado. De todos mo<
dos, despues de un tiempo, tanto mas corto cuanto
mas rápida é intensa haya sido la enfermedad , sobre
viene la muerte, precedida de la debilidad del pulso,
de la estincion de todos los dolores, del tinte cada
vérico del rostro , y frecuentemente de la gangrena
de las partes flogoseadas. .En estos casos se encuen
tran siempre en los cadáveres vestigios evidentes de
enteritis, de gastritis, y muchas veces de peritonitis.
En estos ca- Es fácil concebir que en las hernias antiguas, en
sos hay siem- jas que estan como suele decirse, atascadas, y final-
pre irritación, 1 ' .
la cual puede mente en las que se llaman estranguladas, los acci^
a63
dentes que se observan dependen siempre de la irri- ser ó cansa 6
tacion de los órganos dislocados. Esta irritacion unas estrangula-
veces ocasiona la estrangulacion por la hinchazon cion; pero e-
, , ■ . lia es la única
que comunica a las visceras , y otras es consecuencia ^KV¡ ocns¡ona
de la constriccion primitiva
... de estas. Pero
iral práctico '<Js
queaccidentes
se■ obser-
toca observar estas diferencias para poder formarse van.
una idea justa del modo como se producen y desar
rollan los accidentes en las hernias.
mores
Lasherniarios
indicaciones
simples
curativas
y reducibles,
que presentan
consisten
los tu-
en a.'*?Curacion
'ler,"as
. simples y re
volver á entrar las visceras al vientre y en mantener- dudoles.
las contenidas. Todos los otros remedios propuestos 1 Es menester
1 1 limitarse a re-
por el charlatanismo y adoptados por la credulidad pa. ducirlas y
ra curar radicalmente las hernias, son inútiles ó per- contener'as,
judiciales y dignos solo de desprecio; y los únicos á
que deben recurrir los prácticos instruidos son, por
una parte, la taxis, y por otra la aplicacion de un ven-
dage contentivo construido mecánicamente.
Para ejecutar como corresponde la operacion de Operacion de
la taxis, debe echarse el sugeto de espaldas, con la aWxls'
cabeza y el pecho , del mismo modo que las piernas,
los muslos y la pelvis sostenidos, medio doblados y
dirigidos acia el vientre: en esta disposicion abraza
el Cirujano con una mane el tumor, le levanta, y
comprimiéndole con suavidad, le dirige ácia la aber
tura por donde salió, y colocada la otra mano cerca
de esta abertura, va introduciendo en ella las partes,
y manteniéndolas dentro á medida que van entran
do, mientras que con la mano opuesta va dirigiendo
á ella otras nuevas. En esta maniobra el grande arte
del Cirujano consiste en obrar de un modo suave y
sostenido sobre la hernia ; en no introducir de una '
206
vez por su abertura mas partes que las que puede
admitir; y finalmente, en ejercer los esfuerzos en la
misma direccion que las visceras recorrieron para
salir.
Aplicacion Hecha la reduccion, se mantienen con una mano
del rendase. . , ...... .
° las visceras en lo interior del vientre , y con la otra
se coloca el vendagc, el cual ¿ para estar bien hecho,
debe obrar con su pelota en una direccion perpen
dicular á la de la abertura por donde salen las visce
ras: asegurado al rededor del cuerpo de un modo
invariable , no debe incomodar ni para los movi
mientos del tronco , ni para el desarrollo del vien
tre. Siendo demasiado oonvexa la pelota propende
ría á introducirse en la abertura abdominal , y de
bilitándola, la llegaría á dilatar al paso que si fuese
demasiado aplanada no contendría el tumor. Si la
presion que ejerce fuese demasiado fuerte, fatigaría
inútilmente al enfermo, mientras que en el caso con
trario sería insuficiente. Una vez colocodo el venda-
ge no se le debe ya quitar, pues en los sugetos jóve
nes basta muchas veces para producir la constriccion
de las aberturas dilatadas y la curacion radical de la
enfermedad.
B. Curacion Las hernias voluminosas que no pueden reducirse
antiguas™™- * causa de las adherencias ó del desarrollo de las
luminosas é partes en lo esterior , han cedido algunas veoes , me
iri educible».
diante la situacion horizontal prolongada, durante la
cual se repetían todos los dias los esfuerzos de la ta
xis, á fin de reducir las partes á medida que dismi
nuían de volumen , ó que se alargaban sus adheren
cias. En estos casos los chorros de agua fria diri
gidos con cuidado á la partí inferior de la hernia en
un principio, despues ¿ los lados, y finalmente so
bre toda su superficie, producen los mas felices efec
tos, principalmente contra los epiploceles enormes
que suelen formarse en algunos viejos, como lo ha
observado M. Verdier. Los mercuriales que tan
to se han alabado no obran en este caso sino ace
lerando el enflaquecimiento general y por consecuen
cia el de las partes dislocadas, y las fricciones mercu
riales sobre el tumor no producen comunmente nin
gun efecto. Por consiguiente basta un suspensorio
y despues un braguero, cuya pelota, cóncava al prin
cipio, se la vaya haciendo sucesivamente plana y aun
convexa, para contener la hernia, levantarla , seguir
los progresos de su reduccion , y finalmente para
mantenerla dentro del vientre.
Cuando sobreviene en la hernia ingurgitacion, c. Hernias
depósito é irritacion á consecuencia de una acumula atascada! e
inflamadas.
cion de materias fecales ó de cuerpos estraños en los
intestinos dislocados, es necesario procurar reducir
el tumor á beneficio de la taxis, ó vaciándole, me
diante una compresion metódica, é impeliendo den
tro del abdomen las sustancias que contenia , como
se ha practicado en algunas ocasiones. Los purgan
tes administrados por la boca no convienen en es
tas circunstancias ; los eméticos aumentan casi siem
pre sin provecho la irritacion gastro-intestinal ; fi
nalmente, las bebidas estimulantes son constante
mente perjudiciales é incapaces de ser útiles en nin
gun caso; y las aplicaciones calientes y laxantes al tu
mor no merecen tampoco ninguna confianza. Si el
dolor y la irritacion son vivos, las sanguijuelas pro
ducen frecuentemente escelentes efectos; los tópicos
ü68
frios y aun el hielo han sido eficaces aplicados por
Cheselden , Goulard , Schmucker etc. ; pero ocasio
nan una reaccion que puede llegar á. ser funesta, y
cuando al cabo de seis á diez horas de su aplicacion
no han permitido ejecutar la reduccion , es necesario
operar. Ultimamente, en los casos que nos ocupan, al
mismo tiempo que debe dejarse en quietud la parte
r punemente
superior del sucanal
porcion
digestivo
inferior
, se ypuede
escitarestimular
en ella con
inr-

tracciones espulsivas que , propagándose a la hernia,


puedan desembarazarla y restituir á las materias es-
tercoráceas su curso habitual. Entre los medios em
pleados en igual caso, las lavativas del cocimiento de
tabaco son las mas eficaces: Heister, Monró, Lawren-
ce, Marjolin y la mayor parte de los Cirujanos de
nuestros dias las consideran por tan útiles, que segun
ellos sería imperdonable operar una hernia estrangu
lada sin haber recurrido antes á ellas.
D. De las Si la inflamacion de las partes comprendidas en
hernias cuja una |iern¡a es viva, si se ha desarrollado primitiva ó
inflamacion ' r
está compli- consecutivamente la estrangulacion debe insistirse
tran'gulacion8" esclusivamente en el método antiflogístico; y es sin
Debe oponer- duda inútil decir que cuando sobreviene la constric-
seles al prin- • • j r n. r • .•
cipio los anti. clon a consecuencia de hallarse mucho tiempo atas-
flogísticos. cada la hernia , debe operarse sin mas tardanza. En
los casos contrarios deben emplearse las sangrías ge
nerales abundantes, los baños prolongados, las apli
caciones de treinta á cuarenta sanguijuelas sobre el
tumor y las cataplasmas emolientes , con lo que se
disminuye la flogosis y el dolor local , efecto que las
sanguijuelas han producido tan á satisfaccion en se
mejantes casos que ha sido facil reducir el tumor in
269
mediatamente despues de su caida. La taxis es inútil jj0 cocv;ene
▼ peligrosa en tanto que no se disminuya la irrita- 'a tax's sino
•. cuando estos
cion y que el tumor conserve su tension y su estre- remedios han
ma sensibilidad. Desault , Richter , Scaipa, y M. disminuido el
dolor y lairri-
Dupuytren se han convencido muchas veces de cuan tacion en la
arriesgados son los esfuerzos intempestivos y prolon- berma,
gados, ejercidos entonces sobre el tumor, y de cuan
ta prudencia se debe usar en la ejecucion de la taxis.
Cuando los remedios indicados mas arriba, á pe- Si estos re-
sar de haberse usado con la energia conveniente, no me los son
o ' ineficaces, oe-
producen el efecto deseado, debe recurrirse á la ope- be recurrirse
racion, empleando este ultimo recurso de la Cirugía *j Jj1 °Pera"
sin precipitacion, pero sin diferirle tampoco mucho;
pues es un axioma incontestable que hay menos pe
ligro en operar pronto que en dilatarlo demasiado. La
operacion de la hernia no es por sí misma peligrosa,
y solo puede tener resultados funestos en razon de
las alteraciones que la flogosis ha podido producir
en las visceras.
La operacion de que se trata tiene especialmente Tiene pór
por objeto destruir la constriccion que sufren las vis- íeVtrangula-
ceras contenidas en la hernia. Para conseguir esteob- cion-
jeto se han propuesto los tres métodos siguientes: i.° ejecutarmele
abrir la pared abdominal por encima del tumor, pe- tr»s modos,
netrar en el vientre y quitar la estrangulacion de
dentro á fuera: 2.° descubrir la parte de la hernia que
corresponde á la abertura abdominal, y desbridar sin
tocar al cuerpo del tumor : 3.° dividir este en toda su
estension , poner las visceras al descubierto , y redu
cirlas despues de haber ejecutado el desbridamiento.
El primero de estos métodos, descrito ya por a. Abrir el
Rousset y Pigray. (á pesar de, que la historia haya abJomen T.
27o
quitar la es- atribuido su invencion á Cheselden ), presenta los mas
trangulacinn . • tt 1
de dentro á graves inconvenientes, liscer en los tegumentos, en
fuera. los músculos y en el peritoneo de la pared abdomi
nal, á una pulgada mas arriba del cuello de la hernia,
una incision, por donde se intenta reducir el intesti
no dentro del vientre, ó por donde se introduce el
bisturí para ejecutar el desbrida miento, es obrar á
ciegas, puesto que no se ve el sitio que ocupa la es
trangulacion , que es imposible apreciar su grado de
violencia, y que se ignora en qué estado de adheren
cia, de libertad, de inflamacion ó de gangrena se en
cuentran las partes dislocadas, y por lo mismo hace
mucho tiempo que se proscribió este modo de operar
la hernia.
B. Hacer una El segundo método, inventado por J. L. Petit, y
herrnia 'al'nU combatido muy pronto por Mauchart , Heister, Le
ve! del cuello dran, Sharp, Bell, Fabre y Louis, es fácil de ejecu-
deshrldar'sin tar:. una in"5'o11 c^e dos pulgadas practicada en el
descubrir las origen de la hernia basta para descubrir el cuello d»l
partes. saco ^ encima del cual se (Jesl¡za e\ bisturí de bo
ton para desbridar la abertura abdominal; pero cuan
do la estrangulacion está formada por el mismo saco,
se debe hacer en él la incision y desbridar por dentro
haEste
sidometodo
reno- de
d ■ su(lecavidad.
ser bastante
Este sencillo,
método, estaba
que por
ya otra
casi parte
olvidado
no
vado con al- * ' .
gima» modifi- cuando lereprodujo M. Ollivier. Considerando este Ci-
£ÜC'™Ís. por miano el desbridamiento en las hernias como un rne-
M. OUivier. J
dio de hacer cesar la inflamacion de las partes conte
nidas en ellas, quiere que despues de haberle ejecu
tado se continúe combatiendo la flogosis de estas par
tes hasta que restituidas á su estado natural se las pue
da reducir. Pero la operacion de J. L. Petit no per
27*
mite jamas reconocer con exactitud el estado de las
visceras , y es por otra parte insuficiente contra las es
trangulaciones situadas debajo del cuello del saco; y
el medio aconsejado por M. Ollivier añade á estos in
convenientes los de dejar las partes fuera sin necesi
dad , y esponerlas á contraer adherencias que harían
irreducible una hernia , cuya introduccion hubiera
sido fácil en el momento de la operacion. Por otra
parte seria imposible que dejasen de formarse estas
adherencia^ en el sitio de la herida, y no es exacto
decir que los esfuerzos de reduccion practicados in
mediatamente despues del desbridamiento, son noci
vos ó arriesgados, principalmente cuando se ejecutan
con prudencia. Los prácticos han desechado el meto- De[,e 9er
do de J. L. Petit , y solo se recurre á él en ciertos ca- desechado ,
1 v 1 ' • j -i 1 esceptoenlos
sos de hermas muy voluminosas e irreducibles, que casoi deher-
seria espuesto poner enteramente al descubierto. En nías muy 'vo-
, 1 •1 1 1 1 •1 • 1 luminosas é
tales casos, conchudo el desbridamiento se reunen los irreducibles.
labios de la herida por medio de emplastos aglutinan
tes y desatascada la hernia se halla el sugeto en el mis
mo estado que antes de la operacion.
el queEl universal
tercero de mente
los métodos
se prefiere
indicados
en el dia.mas
Losarriba
objetoses cubiertas
c. Dividir las
de
. la herma en
recto
necesarios
y otropara
convexo,
la operacion
tijeras,
y lapinzas
cura son
de ligar,
un bisturi
una toda
"""^suJ esten-

sonda acanalada ordinaria , y otra cuya ranura no gulacion.


termine en recodo , un bisturí de boton , hilos ence
rados, esponjas , agua fria y caliente, una compresa ¿parato
agujereada, hilas, compresas y un vendage colocado
tuado
con anticipacion
en el bordedebajo
derecho
del de
sugeto.
la cama,
Este debe
con la
estar
pared
si- !?.Seí°»
Situacion del
' . r Cirujano y da
abdominal en un estado de relajacion ; y teniendo el los ayudantes.
27»
Cirujano enfrente de sí un ayudante instruido, y ásus
lados otros con luces , se coloca siempre al lado dere
cho del enfermo.
Modo de Estando todo dispuesto, para practicar con mas
practicar la o- Meuridad la primera incisión forma el Cirujano en la
peracion. » 1 ,
1.° Hacer piel un pliegue perperdicular al eje del tumor, le cor
ola piel'8r0" ta 7 *e ^^ata despues segun las reglas establecidas pa
ra la ejecucion de este género de incisiones : esta pri
mera division debe estenderse desde media pulgada
mas arriba de la abertura abdominal , basta la parte
mas declive de la hernia; y si esta fuese tan ancha que
no bastase la separacion de los labios de la herida pa
ra descubrirla bien , seria preciso hacerla crucial. Fi
nalmente , si Jos tegumentos estuviesen de tal modo
inflamados ó tensos que no fuese posible levantarlos,
deberían dividirse en el estado que se hallan con el
bisturí convexo.
hasta
2.*. Penetrar
los sacos cia „Debe
circunspeccion
el Cirujano enproceder
la division
con la
de mayor
las hojitas
pruden-
ce-
hernianos. J 1 . ' .
niario
lulosas, ycortándolas
fibrosas, situadas
por la parte
entre anterior
la piel y éelinferior
saco her-
de

la hernia. Para esto , aunque todavia se emplea la son


da acanalada, abierta y puntiaguda, de que hadan
uso Ledrand y Louis , se prefieren á ella por lo comun
las pinzas de ligar, con las cuales se va cogiendo su
cesivamente cada porcion de tejido, y cortándole con
el bisturí en una direccion oblicua , puesto que en el
dia no se acostumbra ya rasgar estas partes con las
uñas, como aconsejaban algunos prácticos, ni levan-
; .. tarlas
otros. por
Se distingue
medio deeluna
sacoherina
herniario
obtusa,
de las
como
hojitas
hacían
ce

lulosas que le cubren en su aspecto azulado, en los


273
vasos que serpean por su superficie , en la serosidad
que casi siempre contiene , y en su trasparencia, que
en el mayor número de sugetos permite distinguir al
traves de sus paredes las partes que contiene.
Para abrir esta cubierta, unos la cogen y sostie- 3.* Abrir el
nen con los dedos, otros introducen oblicuamente en s?co llemi*"
no.
su cavidad la punta de un bisturí; pero esto puede
hacerse como en las partes de que acaba de hablarse
con las pinzas y el bisturí. Debe abrirse siempre por
la parte mas declive en donde se halla acumulada la
serosidad entre el saco y las visceras : por esta aber
tura se desliza una sonda acanalada obtusa, la cual se
aplica en toda su estension á la cara interna del saco,
y despues de haberse asegurado de que no existe por
cion alguna de las visceras delante de la ranura del
instrumento , se practica sobre este la incision de aquel.
Las tijeras corvas por su borde, de que algunas ve
ces se hace uso, exigen que se introduzca primero una
delas hojas, y que sosteniendo con ella la pared an
terior del saco no se proceda á dividirla hasta despues
de haberse cerciorado de no hallarse ninguna parte
importante delante del corte. Se reconoce que el saco
está abierto en la superficie lisa y serosa de los intes
tinos, en su color obscuro y en lá disposicion de los
vasos que le cubren; y si existe en él alguna porcion
del epiploon, el aspecto de esta membrana , la distri
bucion de sus arterias, su consistencia y las alteracio
nes que ha sufrido no permiten confundirla con los
paquetes celulosos esteriores del saco. En todos los
casos se pueden entonces levantar las visceras y aislar
las de su cubierta, pasando el dedo al derredor de
ellas en todas direcciones, á no ser que se opongan á
a;4
ello algunas adherencias, las cuales son siempre fáci
les de distinguir por los productos de la inflamacion.
Si la primera incision del saco no basta, se la debe
dilatar tanto como la de la piel, y aun hacerla crucial.
Los vasos que se abren en esta parte de la operacion
deben ligarse inmediatamente.
4.* Destruir Tan luego como se han aislado las partes debí
cio^dUatan- destruirse la constriccion que esperimentan : para esto
do ó cortando se ha propuesto dilatar las aberturas demasiado es-
la forman.'*116 trechas, y Arnaud inventó un gancho obtuso, con
el que levantaba los bordes del orificio abdominal.
Leblanc se servia de una especie de gorgerete, cu
ya estremidad obtusa debia introducirse en la aber-
Estaúltima tura demasiado estrecha. Pero estos métodos ope-
operacion es rator¡os han ca¡do en un merecido olvido, y en la
la que gene- « ...
raímente se actualidad todos los Cirujanos prefieren la incision
prefiere. dg las partes que producen la estrangulacion. En el
dia no se hace ya uso, para ejecutar esta incision,
de la sonda alada de Mery, de las tijeras herniarias
de Morand, ni del bisturí de lima de J. L. Petit,
cuyos instrumentos se reemplazan muy bien con una
sonda acanalada y un bisturí ordinario ó de boton.
Bisturís de Entre estos últimos se ha sustituido con ventaja al
Pott, de Co- bisturí de Pott el de Cooper; sin embargo algunos
oper, de M, i i »«. tv
Dupuytren y prefieren el de al. impuytren que no se diferencia
de Chaumas. ¿e\
vexootro
de la
m!lshoja.
queFinalmente
en ser cortante
M. Chaumas
por el borde
ha inven
con-.

tado un bisturí alado que facilita y simplifica la ope


racion cuanto puede desearse.
Modo de ^as estrangulaciones situadas debajo del cuello
practicar la o- ¿¿[ saco se reconocen y destruyen con facilidad,' y
peracwn, ^ ^ tampoco dificil llegar á distinguir la cons
¿j5
triccion existente en el origen de la hernia, introdu
ciendo el dedo índice en la direccion de las vis
ceras por la abertura que les ha dado paso. Este
dedo, detenido por la brida que produce la estran
gulacion , guia al bisturí de boton ó á la sonda , la
cual sirve despues de conductor al instrumento cor
tante ; y en esta disposicion se dilata la abertura
cuanto se juzgue necesasio para hacer posible la re
duccion. Este desbridamiehto debe dirigirse ácia el
lado opuesto á los vasos que estan inmediatos al cue
llo del saco herniario; y para esto debe tenerse pre
sente esta regla general: siempre que se forma una Reglá gene-
hernia al traves de una abertura natural del abdomen. fal relativa a
... la direccion
las partes se deslizan por encuna de los vasos que pa- que conviene
san por la misma abertura . sin hacerlos mudar de si- d" ?' de*ril
* , damieuto.
iuacion ; de suerte que basta conocer que pared siguen
estos vasos, para estar seguro de evitarlos dirigiendo
la incision en otro sentido.
Despues del désbridamiento se introduce el de- &° Reducir
do en el vientre y se reconoce si existen algunos ¿J*^,1"
otros obstáculos; y si no hay cosa que contraindique
la reducción de las visceras, debe precederse á ella
sin tardanza; y las reglas establecidas mas arriba, ha
blando de. las heridas abdominales con salida de los
órganos interiores, tienen una rigorosa aplicacion en
el caso presente, cuidando solo de desplegar com
pletamente el epiploon antes de introducirle, por
que sucede algunas veces que contiene parte del in
testino y le estrangula.
Si las adherencias que se encuentran frecuente- Métodos ope-
rnente en las hernias son blandas y semejantes al to- r/t1on°9 <lu.e
* deben practi-
cino, se las debe rasgar con el dedo y proceder á carie cuando
ajó"
la hernia es la reducción como en los casos simples ; y si son laxas
complicada, ^ filamentosas , su seccion con las tijeras ó con el bis
turí es tan facil como poco peligrosa; pero cuando,
siendo mas íntimas y sólidas, unen fuertemente los
»<ttie- intestinos al cuello del saco, y confunden estas dos
rencias, ' *
partes, debe cortarse el mismo canal y desbridarse
por su caridad. Finalmente, cuando estan situadas
dentro del cuerpo del tumor, son tan íntimas y de
una estension tal que sería necesaria para dividirlas
una diseccion larga y dolorosa; y vale mas dejar
abandonadas las partes en el esterior y curarlas me
tódicamente, á consecuencia de lo cual se las ve
volver á entrar poco á poco, ó cubrirse de una ci
catriz que se sostiene despues por medio de un
B. del esire- vendage
Sucedede algunas
pelota cóncava.
veces, aun en las hernias re-
chamiento de °
los ¡atesónos, cientes , que la parte en que los intestinos correspon
den ala abertura abdominal ó al cuello del saco, se
estrecha en términos de no permitir que las mate
rias fecales recobren su curso habitual despues del
desbridamiento de la hernia. Cuando se presenta
un estado semejante, si el estrechamiento no es
antiguo , despues de haber dividido el órgano por
debajo de aquel, debe probarse á dilatarle con el
dedo: y en los casos opuestos se corta con las tijeras
la porcion estrechada, conduciéndose despues como
en los casos de heridas del canal digestivo con pér
dida de sustancia, en la inteligencia de que se ne
cesita ademas hacer una incision en los intestinos pa
ra estraer los cuerpos estraños detenidos en la
hernia.
¿.delagan- La gangrena de una asa intestinal exige que se
277 ,
conserve el órgano en la parte esterlor, y que se greña de estos
proceda como en los casos -en qüe este accidente es O,8ano5,
el resultado de una herida abdominal con salida del
órgano. Cuando la gangrena ocupa toda la esten-
sion de una hernia, y sale por muchas aberturas un
pus fétido, de suerte que parezca hallarse convertida
en un foco de putrefaccion, se la debe dividir de
un solo golpe en toda su longitud , separar las por
ciones desorganizadas del tejido celular, del saco y
de las membranas intestinales , y curar despues sim
plemente la herida, cuidando de que no se inter
rumpan las evacuaciones fecales. Pero si á pesar de
la incision del intestino gangrenado, las materias es-
tercoráceas no saliesen y persistiese la estrangulacion,
sería preciso introducir el bisturí en la cavidad del
órgano , y desbridar practicando en él algunas inci
siones con bastante cuidado para no interesar las ad
herencias que entonces existen casi constantemente,
y cuyos límites sería arriesgado traspasar.
Es tan íntima la simpatía con que estan unidas Las reglas
entre sí las visceras abdominales , que la estrangula- ^abie^ías"
cion del epiploon y de la vejiga suscita casi tan deben obser-
i j \ • i 'f ' ' varse, cual-
pronto como la de los intestinos, colicos, nauseas y vo- qUiera quesea
mitos, con solo la diferencia de que en este caso la el órgano que
• i, < « P , constituya la,
interrupcion del curso de las materias recales no es. bernia.
tan completa como en el otro ; pues á pesar de-
la
triccion
violencia
, nodedejan
los accidentes
de verificarse
que ocasiona
algunas laevacua
cons-.

ciones: por tanto, destruido este último síntoma, de


ben restituirse las partes dentro del vientre, si no
hay cosa que contraindique esta operacion. Cuando
se desarrolla el epiploon en la parte esterior y forma
478
un tumor sólido, se le debe cortar siempre que su?
pedículo sea denso y poco vascular ; pero en el ca
so contrario se le debe solo cubrir con algunos lien
zos mojados en un líquido emoliente, y dejarle fuera
en donde no tarda en afectarle la gangrena, la cual
exige que se corten con las tijeras las partes atacadas
de ella cerca de las que estan sanas , y que se aguar
de á que se separen las escaras para practicar la re
duccion. Si existiesen algunos cálculos en la vejiga^
se la deberia abrir, estraer los cuerpos estraños y no
proceder á la reduccion basta despues que se hubie
se cicatrizado su herida ; procedleudo del mismo mo
do en los casos de cistoceles no estrangulados, cuan
do existiesen cálculos en la parte dislocada; pues si
se les impeliese acia el vientre, exigirian despues la
operacion mucho mas grave de la litotomia. Se han-
observado casos en que la matriz fuera del vientre
contenia el producto de la concepcion; y en seme
jante situacion conviene introducir la viscera , si es.
todavia tiempo de verificarlo; pero cuando no se
puede menos de dejarla fuera, se la debe sostener
con un ceñidor en forma de suspensorio , y una vez
llegada la muger al término del embarazo estraer el
feto mediante una incision hecha en los tegumentos
y en el cuerpo del útero ; despues de lo cual y de
cicatrizada la herida se procura por todos los medio*
practicar la reduccion. ,
*79
§• II.

De las hernias inguinales.

La region inguinal presenta un canal estendido Disposicio-


oblicuamente de arriba á bajo y de fuera á dentro ¡nguinii™0**
entre los planos carnosos que forman esta parte del
recinto abdominal. De los dos orificios de este con
ducto el superior ó peritoneal está formado por la
Jascia transversales, que ofrece en este parage una,
abertura cubierta por el peritoneo , y cuya parte in
terna es gruesa y casi fibrosa, mientras que la es
terna es delgada y celular. El orificio inferior ó cu
táneo tiene el nombre de anillo supra-pubiano , y
«stá formado por la separación de las fibras de la par
te inferior é interna de la aponevrose del músculo,
grande oblicuo: de esta separacion resultan dos pi
lares que van á fijarse, el interno á la parte superior
de las sinfisis del pubis , en cuyo sitio se entrecruza
con el del lado opuesto, y el esterno ála espina pubia-
na en donde se confunde con la estremidad interna
del arco crural: la pared inferior de este canal está
formada por un surco aponevrótico que corresponde,
á dicho arco : la anterior presenta al principio por la,
parte esterna el músculo transverso, despues el obli
cuo interno , y por último la aponevrose del oblicuo
esterno. Estas tres partes se adelantan unas á otras y
se cubren de suerte que el canal, segun va descen
diendo, se va aproximando mas y mas á la piel, has
ta que finalmente se abre debajo de ella. La pared,
posterior que se va haciendo mas delgada á medi
da que asciende el canal dentro del vientre, está Ur
«8o
mitada tambien por el másenlo trasverso, el oblicuo
interno, y por el reborde del agujero supra-pubiano:
por el contrario la pared anterior va haciéndose
mas gruesa al paso que va subiendo por dicha es-
tension , la cual tiene cerca de una pulgada.
y de las par- El cordon espermático está al principio rodeado
te* que pasan i - i • • i i • i i i
por él. en el canal inguinal de una vaina celular que le su
ministra la fascia transversa lis ; al salir el testículo
de este canal arrastra consigo las fibras del músculo
pequeño oblicuo , cuyos arcos invertidos constitu
yen el músculo cremaster; y últimamente adquiere
otra cubierta celular formada por la Jascia superfi
cialis , que le acompaña en la parte inferior, en don
de se confunde con el tejido celular del escroto, y
por la superior está adherido al contorno fibroso del
anillo supra-pubiano.
Lashermasin- Las hernias inguinales mas comunes se forman
guinales son. ^ ^ aDt.rtura abdominal del canal que acabo de
describir en una fosita bastante profunda que pre
senta en este parage el peritoneo, á la parte esterior
de la arteria epigástrica ; en cuyo caso se las llama
A. Esternas, hernias inguinales esternas. Estas hernias estan con
tenidas en la vaina del cordon , se situan delante de
los vasos que constituyen este, y descienden á mas
ó menos distancia dentro del escroto , en donde se
colocan á la parte anterior y esterna de la túnica va-
Sus esracte- gmal : presentan un tumor oblongo, estendido obli-
jes. cuamente desde la espina iliaca esterna ácia el anillo,
y de este al escroto. Guando se limitan á la ingle to
man el nombre de bubonoceles ; y se las denomina os~
cheoceles ó escrotales. cuando se estienden al fondo del
eserpto,.
aSi
Algunas hernias inguinales , en lugar de salir por B. Internas.
la fosita del peritoneo que corresponde al orificio ab
dominal del conducto supra.pubiano, se forman hun
diéndose en otra fosita semejante, aunque menos pro
funda, que existe al lado interno de la arteria epi
gástrica y del ligamento formado por la umbilical; y
entonces han recibido el nombre de hernias inguina
les internas por oposicion á las precedentes. Estas her
nias rasgan la. pared interna ó posterior del canal in
guinal,
en salir ypara
penetran
presentarse
en su cavidad
al esterior,
de donde
dejando
no tardan
intac ■

tos el cordon espermático y sus cubiertas, y situándo


se debajo y á la parte interna de estos órganos ; y en el
escroto se deslizan á lo largo del lado interno y pos
terior de la túnica vaginal y del testículo. Los tumo- Disposicion?:
res que de estas hernias resultan son globosos cuan- quelasdiítm
do no pasan de la ingle; y las visceras que los cons- g
tituyen no siguen de un modo manifiesto toda la es-
tension del canal inguinál, sino que al salir de la
cavidad del abdomen se dirigen directamente de ar
riba á bajo y de atras á delante.
Pero estos caracteres no siempre son bastante mar- Alguna Tí
cados para no dejar al Cirujano incertidumbre acer- c*s . es .^¡^C1'
1 distinguirlas
ca de la naturaleza del tumor que examina. Efectiva- de las hemiaf
mente, las hernias esternas antiguas ensachan y apro- esternas,
siman las dos aberturas del canal, en términos que
disminuyendo y aun borrando la longitud de este, pa
rece que las visceras salen directamente del abdomen.
Por otra parte, esta hernias se apoyan continuamen
te en el cordon , le alteran y separan los vasos que
le forman, de suerte que muchos de ellos se presen
tan á los lados y aun delante del tumor. Pero es de Sin embargo,
I

»e consigue es- notar


282 que estas disposiciones solo se presentan en las
to con un po. , . . 1
codeatencion. hernias esternas muy »ntiguas, y que aun en estos ca
sos no pueden confundirse los vasos aislados del cor-
don con este misino órgano, el cual se halla íntegro
y rodeado de su vaina al lado esterno y anterior de
las hernias internas mas recientes y menos volumi
nosas.
C. Congenitas. Los niños estan espuestos á una especie de hernia
en la que las visceras descienden á lo largo del canal,
lodavia libre, de la túnica vaginal, y estan conteni
das en la misma cubierta que el testículo. Estas her
nias, á que se da el nombre de congénitas, son siem
pre esternas, en razon de que el origen de la túnica
vaginal esta invariablemente fijo en la parte esterior
Variedades de la arteria epigástrica. En este caso, unas veces con
de relaciones trae el testícuio adherencias con las visceras ; otras es
de las hernias ¡ '
con el testícu- empujado por estas acia atras y arriba , de modo que
1"' es dificil. averiguar su situacion; y otras finalmente
se halla detenido en el anillo al paso que los intesti
nos ó el epiploon dilatan su cubierta, se deslizan por
delante de él y llegan hasta el escroto. En algunos su-
getos se halla complicada la hernia congénita con un
hidrocele mas ó menos voluminoso. Ultimamente, las
Pueden ex!s- niñas presentan algunas veces hernias congénitas si-
ñas '** W" tua<las en la prolongacion peritoneal , que en ella*
acompaña al ligamento redondo de la matriz.
D. Pretcrnatu- Arnaud, Sandifort, Wilmer y otros muchos prác
rales. ticos han observado hernias inguinales dobles en un
mismo lado, las cuales resultaban de la coexistencia
de una hernia inguinal ordinaria con una hernia con
génita. Otras veces se han visto dos hernias semejan
tes, de las cuales la una era interna y la otra esterna.
a33 ' ->
J. L. Petit, Callisen y M. Dupuytren han indicado la
existencia de hernias formadas fuera del canal ingui
nal , al traves de las separaciones de la pared inferior
del abdomen. Ultimamente, las hernias que M. Coo-
pei ha presentado como una especie particular, no
son otra cosa que hernias comunes detenidas y desar
rolladas en el canal inguinal, por cuyo orificio infe
rior no han podido todavía pasar.
En esta especie de hernias es muy fácil ejecutar Reduccion
* , de la hernia
la operacion de la taxis, cuyas reglas generales han inguinal,
sido espuestas mas arriba. Efectivamente, no hay mas
que coger el tumor con la mano derecha, y compri
miéndole de modo que se disminuyala anchura de su
cuello, impelerle de abajo á arriba y de adentro á
fuera segun la direccion conocida del canal inguinal. , Desbrida-
Cuando, todo v metodo
' i curativo• miento deesta
interno y local hernia,
empleada contra la inflamacion y la estrangulacion
de la hernia inguinal es ineficaz , una vez descubier
tas las partes por medio de incisiones convenientes,
no resta mas que ejecutar el desbridamiento. La di
vision de los tegumentos y del saco herniario debe
estenderse por abajo hasta la parte mas declive del
tumor, y por arriba hasta mas allá de la parte supe
rior del anillo. En cuanto al desbridamiento, basta
representarse la situacion y la direccion del curso de
la arteria epigástrica para concebir cuan arriesgados
eran los consejos de Juncker, Dionis, Lafaye, Pott
y Sabatier, que querían que se dirigiese siempre ácia
Mauchart
afuera, asiy como
Richterlosque
derecomendaban
Platner, Heister,
dirigir
Bertrandi,
el bis J

turí ácia dentro y contra el pilar superior del anillo.


Chopart y Desault fueron mucho mas prudentes
284
cuando establecieron el precepto de desbridar constan
temente por el lado opuesto al que ocupa el cordon
espermático. Pero en algunas ocasiones pueden que
dar todavia dudas acerca de la verdadera situacion de
este órgano , el cual se halla aplanado y desfigurado
en las hernias antiguas; en cuyo caso, á pesar de este
juicioso consejo, quedaría el Cirujano en una penosa
incertidumbre y operaría á ciegas. Sharp habia ya
hecho observar que desbridando directamente por
arriba en tina direccion paralela á la línea alba , y
conduciendo el bisturí muy inmediato á la parte mas
superior del agujero supra-pubiano , se cortan las
partes dejando á un lado la arteria, sin esponerse ja
mas á dividirla. M. Scarpa fue uno de los primeros
que demostraron que esta práctica es igualmente
aplicable á las bernias esternas que á las internas, y
no tardó en ser adoptada por todos los Cirujanos há
biles de Europa. Por consiguiente, en todas las her
nias inguinales debe ejecutarse por la parte superior
un desbridamiento que sea lo menos estenso posible,
no porque pueda interesarse el cordon espermático,
como se lee en un manual recientemente publicado,
sino para no debilitar demasiado las partes con una
grande incision.
Herida de la Si se llegase á herir la arteria epigástrica, acci-
u'i't"'361' 8"' dente de cIue Gunz' Lcblanci Richter, Bertrandi,
MM. Scarpa, Hey, Cooper yLawrence han observado
algunos ejemplos , seria preciso dilatar la herida, des
cubrir el vaso, y hacer una ligadura en cada una de
sus estremidades.
Detras del arcoHernias
crural, crurales.
vacia la parte internaa85
de pUpo»¡«onei
§. III.

este repliegue fibroso, formado por la aponevrose del ral.


músculo grande oblicuo, existe una abertura, triangu
lar bastante ancha, circunscrita por tres lados, de los
cuales el anterior corresponde al arco crural , el pos
terior é interno á la rama horizontal del pubis, y el
posterior y esterno á la espansion aponevrótica situa
da delante de los músculos psoas é iliaco : el replie
gue fibroso , á que se da el nombre de ligamento de
Gimbernat, forma su ángulo interno. Por esta aber
tura es por donde salen del abdomen los vasos crura
les, y por donde se forman las hernias de este mismo
nombre : está cerrada por una especie de red , for
mada por la fascia transversales , encima de la cual
presenta el peritoneo una fosila muy notable. La
abertura crural superior se continúa con un canal de
una pulgada de largo , mas ancho supsrior que infe-
riormente, y que está formado en su parte posterior
por la aponevrose pelviaua que se estiende inferior-
mente sobre los músculos pectíneo, psoas é iliaco reu
nidos, y se confunde con la aponevrose crural, uno
de cuyos orígenes constituye. Él canal crural está li
mitado anteriormente por una hojtta superficial de la
aponevrose del muslo, que se ata á toda la estension
del arco crural. Esta hojita, mas densa y gruesa ácia
fuera qne ácia dentro, está agujereada en muchos pa-
rages para dar paso á los ramos vasculares, y presenta
exi su parte inferior una ancha abertura que da en-
a86
trada á la gran vena safena, y que termina el canal
crural. La abertura de que se trata, limitada esterior
é inferiormente por un repliegue fibroso falciforme,
tiene su diámetro mayor dirigido verticalmente. De
bajo de ella las doshojitasde la aponevrose del muslo,
separadas hasta entonces , se confunden enteramente,
y se hallan situadas delante de los vasos crurales, y
estos estan fijados á la pared posterior del canal cru
ral por un tejido celular muy apretado. La arteria
está ácia fuera , la vena, acia dentro, y delante de ellas
estan situados algunos ganglios linfáticos , mezclados
de arteriolas y de venillas. La arteria epigástrica nace
* debajo
al momento
del arco
en que
del mismo
el tronco
nombre
crural, se
y sube
introduce
al ángulo
por

esterno de la abertura superior del canal que acaba de


describirse : el eje de esta abertura es oblicuo de atrás
á delante, y de arriba abajo: el canal mismo es casi
vertical, y su orificio inferion está dirigido horizon-
talmente de atras á delante; de loque resulta que su
estension total tiene casi la forma de una Z.
Disposiciones Despues de haber vencido el orificio abdominal
de la hernia ¿e\ canal crural, descienden las visceras ¿ lo largo de
' ' una
este de
canal
las ,aberturas
y salen , ya
que
porpresenta
su orificio
su inferior
pared anterior:
, ya por

la arteria y la vena femorales estan constantemente á


la parte esterna y posterior del cuello del saco. Luego
que se situa debajo de la piel, el fondo de Ja hernia
se dilata, se eleva, se estiende de un lado á otro, y
forma un tumor oblongo y casi paralelo al arco cru
ral que muchos han confudido con el que produce la
hernia inguinal. A causa de este movimiento el orifi
cio inferior del canal crural se encuentra levantado
287
apareciendo
acia el abdomen,
por grados.
y aun En
el mismo
las hernias
conducto
antiguas
va pare
desV

ce que las visceras han salido directamente del vien


tre por debajo de la piel.
La hernia crural es mas difícil de reducir que la Reduccion de
inguinal, en razon de la rigidez de la abertura por ^ herma «m-
donde sale , y de la direccion tortuosa del curso que
sigue. Para practicar en ella la taxis es necesario de
primir primero el cuerpo de la hernia, á fin de colo
carle delante de la abertura por donde salió , y cu
briendo en seguida el tumor con la mano , aproxima
el Cirujano la circunferencia al centro de este , com
primiéndole al mismo tiempo en su parte media de
delante atrás, y un poco de abajo arriba : estos ligeros
movimientos de circunducion, comunicados a la her
nia, suelen favorecer su entrada. Pero en estas ma
niobras es necesario guardarse con cuidado de com
primir la parte superior del tumor contra la porcion
correspondiente del canal crural, porque se cerraría
este, y seria oponerse al buen éxito de la operacion.
sarioAlhacer
operar
unala incision
hernia crural
crucial casi
en las
siempre
partes esque
nece-
cu- miento
Desbrida-
de es-
, , ., , . ta hernia,
bren las visceras : en este caso el desbridamiento pre
senta una multitud de dificultades y de riesgos , y
el Cirujano se halla por todas partes rodeado de esco
llos. En efecto, se le presentan por delante los va
sos testiculares , separados del cuello del saco solo
por el poco espesor de la pared inferior del canal in
guinal, por fuera la arteria epigástrica, por atrás los
troncos crurales , y por dentro las ramas arteriales
procedentes de la sub-pubiana, y aun á veces esta
misma rama cuando nace de la epigástrica. Con el fin
288
de evitar estos escollos propuso Leblanc su (Mata
dor, y Arnaud su gancho, instrumentos que ya no
se usan.
Mododeprac- B. Bell quería que introduciendo un dedo en el
ticaHe^ segun arco cruraj se dividiese este de delante á atrás , adel
gazándole por grados, y evitando los vasos esperniáti-
Else, COS. ^u compatriota Else propuso hacer por encima
del arco crural una incision , é introducir por esta
abertura una sonda acanalada, que dirigida de den
tro á fuera por debajo dela estrangulacion, sirviese de
M. Cooper, guia al bisturí. Segun M. Cooper debe abrirse prime
ro el canal inguinal , y despues de levantar los vasos
testiculares , y de alejarlos del bisturí, practicar el
desbridamiento ácia adelante y arriba. Pero estas ope
raciones son complicadas, su ejecucion difícil, y es-
tan umversalmente proscritas.
y M. Scarpa. M. Scarpa hace , á ejemplo de Gunzio, Bertrandi
y Richter, una incision paralela al arco crural en la
hojita aponevrótica esterna que se ata á él, y que es
causa de su tension. Cuando esta seccion no basta
hace uso del gancho de Arnaud, ó practica algunas
ligeras ascarificaciones en la parte anterior de la aber
tura crural. Pero esta operacion es larga, muchas ve
ces insuficiente , y las escarificaciones de que se trata
no son eficaces sino cuando tienen la profundidad de
una incision que hubiera sido mejor practicar al
Operacion principio.
Otro de los modos de desbridar las hernias cru-

qae consiste rales mas generalmente adoptados en Inglaterra y aun


en dividir el D . 1 ° * ,
ligamento de en Italia , consiste en practicar en el ligamento de
Gimbernat. Gimbernat una incision dirigida ácia abajo y adentro,
Ea hacer una y paralela á la rama del pubis. En Francia se prefiere
289
hacer esta incision en el mismo arco crural, dirigién- incision en el
dola ya acia arriba y adentro, ya ácia arriba y afue- arco crural"
ra, de modo que en todos los casos, llegando el bis
turí al cordon espermático en una direccion casi para
lela á la de este, sea muy difícil el interesarla. Sin
embargo, el primero de estos modos, recomendado
por Sharp, esta' mas espuesto que el otro á la lesion
de las arterias espermáticas: el segundo , adoptado
por M. Dupuytren, quien le ha ejecutado muchas ve
ces con un éxito maravilloso, exige que se empiece el
desbrida miento á bastante distancia por el lado inter
no para que no sea necesario prolongar la incision
hasta la arteria epigástrica. Para la ejecucion de esta Estaúltimaes-
operacion es para la que especialmente conviene el tá adoptada
f r 1 r por M. Du-
bistun de boton de corte corvo y convexo de que usa puytren.
M. Dupuytren muchos años hace. Por lo demas, el
desbridamiento de la hernia crural no es tan frecuen
temente seguido de accidentes como pudiera creerse,
sea porque los vasos circunyacentes se deslizan y hu
yen del bisturí, ó bien porque basta una incision muy
pequeña en el cuello del saco ó en el contorno fibroso
de la abertura crural para permitir la reduccion de
las partes ; y aunque en este caso me parece preferible
el desbridamiento ácia arriba y afuera, sin embargo,
la esperiencia ha demostrado que se puede conseguir
tambien el objeto haciendo la incision ácia dentro ó
en el ligamento de Ginibernat.

*9
aoo
S. IV.

Hernias umbilicales.

Anatomía ^ ombligo presenta antes del nacimiento una


quirúrgica del abertura fibrosa, densa y fuerte por arriba, y menos
ombligo. exactamente terminada por la parte inferior, en la
que las fibras tendinosas estan adheridas á las arterias
umbilicales. El peritoneo que cubre los vasos que
pasan por esta abertura, la tapiza tambien sin intro
ducirse, en ella. Sin embargo, cuando se tira del cor-
don, esta membrana, arrastrada por las arterias y la
vena, forma una fosita semejante a un dedal, cuyo
fondo puede pasar por el plano de la abertura fibro
sa; lo que, esplica el modo de formarse las bernias
antes ó poco tiempo despues del nacimiento. Pero
una vez hec^a la, ligadura del cordon , 4 medida que
se organiza la cicatriz del ombligo, se contrae el ani
llo fibroso umbilical, y su contorno se confunde con
las extremidades de los vasos, que ya se han hecho
fibrosas , y con el tejido celular denso y sólido que
las une ; de sugrte que este sitio, constituye acaso el
punto mas resistente del recinto abdominal.
Las hernias La. hernia umbilical es algunas veces congénita,
umbilicales y entonces las visceras pasan por la abertura por don-
son frecuentes '• " , ,• 11 1 ,1
en los niños, de. sqlen, los va,sos, se deslvzan entre ellos, y q»n a 1*
y entonces se Dase ¿e\ Cordon un volumen y una forma conoidea
form m al tra- . * ' ' *
.vés He la aber- . que le son estranos. Poco tiempo despues del naci-
tura umbih- mient0 puede todavía formarse el tumor por este
mismo mecanismo, es decir, que la abertura umbili
cal es aun susceptible de darle paso , ya porque la ci
catriz que debe obliterarla no haya tenido tiempo de
agí
esta
haya
concluirse,
cicatriz
sobrepujado
ólesyaopone.
porque
la resistencia
Los
el sugetos
impulso
todavía
adultos
de las
débil
padecen
visceras
que gon mas ra,

rara vez esta enfermedad; sin embargo se la observa ras en 'os *"
con ibastante frecuencia
p en ilas mugcres que ihan tenido
. . se
dultos,
formonv por
no
muchos embarazos,y en aquellos sugetos en quienes e.' ombligo.
. .. ... 1 , sino en sus in-
el abdomen esta muy distendido, como en los casos mediaciones,
de ascitis. Entonces no sale el tumor por el mismo
ombligo, sino por los intersticios fibrosos formados
en su inmediacion , y casi siempre en su parte supe
rior ó á los lados , como lo ha hecho observar M. Sce-
merring. Estas hernias son susceptibles de hacerse VariedaWe»
muy voluminosas; sin embargo, permanecen á veces muy no"<Dles
L . .. , de estas her
ían pequenas que apenas se las percibe, y ocultas en nias.
el hoyo que forma la piel del ombligo , se necesita un
tacto muy ejercitado para reconocerlas. Estas peque
ñas hernias umbilicales, de que no se ha hablado bas
tante hasta ahora, ocasionan los mismos accidentes
que las que se forman en la parte superior de la lí
nea alba.
Las hernias umbilicales son ordinariamente fáciles Curaeion.
de reducir y de contener. En los niños recien nacidos
es siempre necesario reconocer con cuidado la ba.se.
del cordon ; y si se percibe algun tumor en ella , con
viene introducirle en el vientre, y practiear en se
guida la ligadura muy cerca del abdomen , de, modo
que se comprenda en ella el saco herniario. Desault Modo opeiv-
procedia, á imitacion de los antiguos, de un modo d* D'"
semejante cuando la hernia sobrevenía muchos meses,
despues del nacimiento: hacia que un ayudante le
vantase el fondo del tumor , y entretanto intruducia
éi mismo las visceras. Verificada la reduccion ataba i
202
sion
Laescompre-
mucho hernias
número
creian
con
visceras
curacion
abdominal,
que
su base
muy En
no
tumores
apretada,
curados,
los
quedando
umbilicales,
de
la
las
radical
niños
venciesen
sugetos
cubiertas
ningun
secundarios
yse
,debien
de
de
presentaron
laobstáculo
operados
este
óde
enfermedad
que
bien
nuevo.
la
caso
mas
modo
solo
hernia
que
por
podia
óobliterada
algun
esten
menos
creia
Así
tengan
;Desault,
con
pero
es
impedir
tiempo
dispuestos
conseguir
voluminosos.
que
una
es
ya
la yevidente
abertura
tumores
un
ligadura
despues
que
que
gran
áuna
las
se

mas
ble. preferí- de
, este género,
,■ debe colocarse al rededor del abdo

men un vendage medianamente apretado que sosten


ga una pelota pequeña, ó algunas compresas gruesas
que mantengan en el vientre las visceras. La media nuez
de Richter, la pelota de corcho de M. Scemmerring,
y el pedazo de marfil de M. Cooper son inútiles, y pue
den dañar si llegan a' introducirse de fuera á dentro
entre los bordes de la. abertura que se trata de cer
rar. Con una compresion metódica se consigue que
el anillo umbilical se vaya contrayendo gradualmen
te, y la curacion radical se verifica mas ó menos
pronto, segun sea la fuerza y la edad de los suge
tos cuya curacion suele por otra parte verificarse
espontáneamente,
merring y Brunninghausen.
como lo hanEn esperimentadü
los sugetos adultos
Soem-

un ceñidor elástico con una pelota estrecha y conve


xa, sostenida por un escapulario, constituye el apó-
MoSodeope- slto nias conveniente parai contener la hernia. Cuando
rar esta her' esta se halla estrangulada , debe hacerse en los tegu
mentos una incision crucial, con tanto mayor cuida
do cuanto que el saco herniario está inmediatamente
ag3
debajo de ellos; y en seguida conviene desbridar acia
arriba y á izquierda , á fin de salvar con toda seguri
dad la vena umbilical.

s- v.

Los niños nacen


Hernias
á vecesventrales.
con la parte superior de \° Xvemtla*

, ,, , . don con¡fenica
la linea alba enteramente abierta. Kn este caso apare- en ¿OJ„„j0,,
ce entre los dos músculos rectos un tumor oblongo
mas ó menos voluminoso que contiene algunas veces
la mayor parte del estómago , del hígado y del canal
intestinal; pero en el mayor mimero de sugetos sola
la línea alba esta' mas laxa que en el estado natural , y
la conformacion es menos imperfecta: esta le
sion se conoce por una tumefaccion , ó mas bien una
salida longitudinal que se estiende desde el cartílago
xifoides hasta el ombligo. En todos los casos de esta
especie debe sostenerse el abdomen con una venda
ancha, ó mejor todavía con un corsé atacado, á fin
de precaver el aumento del tumor, de restituir las,
visceras que han salido de su lugar al libre ejercicio
de sus funciones, y permitir á la naturaleza conso
lidar las partes, cuya organizacion ha descuidado con
cluir. Se ha visto sobrevenir la separacion y la dis
tension de la línea alba en las mugeres á consecuen
cia de los muchos embarazos; en cuyo caso debe em-
plearsé el mismo método , pero sin esperar conseguir
la curacion radical de la enfermedad.
En la parte superior de la línea alba se observan 2.° Bernias
muchas veces unos tumores muy pequeños que son. de laParte iU'
ao4
pcrior d* la l¿- mas frecuentes en la inmediacion del cartílago xi-
nca alba. fo¡des que cerca del ombligo , y que van acompaña
dos de tension en el epigastrio , de cólicos reiterados,
y de diversos trastornos en la accion digestiva. Estos
tumores, difíciles á veces de reconocer, cuando re
caen en sugetos de una gordura algo considerable,
han sido atribuidos, ya á el estómago, ya al colon
trasverso, ya en fin á la parte superior del epiploon,
y yo creo que todas estas partes son susceptibles de
formarlos. De todos modos exigen la aplicacion de
un ceñidor elástico guarnecido de una pelota peque
ña y muy convexa que los mantenga exactamente con
tenidos. En caso de estrangulacion es necesario des
bridar acia arriba y un poco á la izquierda.
5 . gemías MM. Scarpa, Pelletan, Lawrence y oíros muchos
precedidas de uan encontrado en la línea alba tumores formados por
'modas por "la la gordura que afectaban la figura de las bernias de
gordura,, esla reg¡on y que en algunos sugetos fueron operadosj
pero en el estado ordinario la consistencia, la impo
sibilidad de la reduccion y la insensibilidad de estos
tumores pueden hacerlos distinguir de las hernias
epiplóicas. Tambien se ha observado algunas veces
que unas producciones semejantes de gordura , for
madas entre el peritoneo y la línea alba, han llegado
á rasgar esta y á formar una salida en la parte este-
rior, llevando tras sí la porcion de la membrana se
rosa del abdomen que cubria su superficie posterior.
Esta mudanza de lugar de dichas partes ha ocasiona
do hernias, para cuya curacion ha sido preciso em
plear los medios contentivos de que se ha tratado an
teriormente: pero si se manifiestan accidentes de es
trangulacion , aun cuando el diagnóstico es incierto
a95
debe recurrirse á la operacion. M. Dupuytren ha ob
servado que la ablacion de estos tumores ha hecho
cesar los accidentes que esperimentaba el enfermo,
lo que es verosimil dependa de que esta operacion
pone término á la tension que el pedículo del paque
te de gordura ocasiona en el peritoneo.
A consecuencia de embarazos repetidos en las 4» Relaja-
mujeres, y de las hidropesías ú otras enfermedades cion delas Pa"
h ' J r , redes del ab-
ánálogas en los hombres , las paredes abdominales domen.
suelen quedar flojas, relajadas, pendientes é incapaces
de sostener el peso de las visceras. En este caso con
viene hacer llevar al enfermo un ceñidor que supla
la accion de las partes cuyo resorte está destruido.
Este es tambien el único remedio que puede em- S.° Hemlat
plearse en los casos de hernias formadas á conse- faThcTidaTdel
cuencía de las heridas de las paredes abdominales, abdomen.
cuyo mecanismo , causas y disposicion se han indica
do mas arriba.
s vi.

Hernias perineales.

Si se designa esclusivamente con el nombre de l ° gern;at


perineo el espacio triangular comprendido entre la perineales ea
parte anterior del ano y el escroto en el hombre , es '
incontestable que las hernias son en este punto muy
raras y casi imposibles, en razon del espesor y de
la solidez de los tejidos que cierran esta parte del es
trecho1 inferior de la pelvis. Pero si se comprende en
la region perineal el espacio que hay entre el ischíon,
el ano y el coccix, en este caso es necesario conocer
que las hernias perineales son muy comunes l y Char-
denon
296 , Verdier, Pipelet, y últimamente M. Scarpa
han observado ejemplos notables de ellas ; y las úni
cas partes que se han encontrado en estos tumores
son la vejiga ó los intestinos delgados. El saco her-
niario parece formarse al principio por la depre
sion del peritoneo, replegado entre la vejiga y el rec
to, al través de un intersticio del músculo elevador del
ano. Puede existir el tumor sin formar salida al este-
rior, y esto es lo que los autores han llamado hernia
Son incom perineal incompleta. Pero á proporcion que este tu
pletas,
mor se aumenta, desciende, sobresale inmediatamen
te acia atras por encima del músculo trasverso del
perineo, y se esliende muy pronto á todo el espacio
comprendido entre este punto, el ischion, el coccix y
el ano que está inclinado á el lado opuesto, y enton-
e completas, ees se dice que la hernia es completa. El cuello del
saco sigue el mismo movimiento que el resto del tu
mor; y cuando este forma salida al esterior, ya ha
llegado aquel al nivel y aun debajo del reborde infe
rior de la pelvis. Esta disposicion , contraria á lo que
se habia enseñado, hasta aqui, ha sido puesta fuera,
de duda por una diseccion muy exacta del profe
sor Scarpa. El tumor está cubierto por las fibras dis
tendidas y deprimidas del esfínter del ano , y por el
tejido celular y la piel.
2.* Bernias En la muger es demasiado reducido el perineo
vulvales en las para que puedan ocuparle las hernias ; y por lo mis
puigeres.
mo las ha designado M. Scarpa con el nombre de
hernias vulvales. Se forman casi del mismo modo que
en el hombre; pero en lugar de estenderse acia atrás
por el lado de la margen del ano, descienden á lo
largo de uno de los lados de la vagina, y vienen 4 ocur
*97
parla mitad posterior del grande labio correspondien
te. Estas hernias son mas frecuentes que las de que
acaba de hablarse: su volumen puede llegar á ser
enorme, y M. Scarpa ha visto una que se prolongaba
hasta la pierna , y que en su fondo tenia una bra
za de circunferencia y un palmo en su cuello, la cual
contenía una gran parte de los intestinos delgados,
el ciego, y casi todo el colon. En esta clase de her
nias el saco solo está separado de los tegumentos por
una capa celulosa muy delgada.
Los tumores formados, ya por la vejiga, ya por 3 ° Hernias
los intestinos delgados al través de la vagina , tienen vaginala.
la mayor analogía con las hernias precedentes. En
efecto , parecen no diferenciarse de la hernia vulval
sino en que cuando se forman cede la pared de la va
gina y se deprime ácia el centro de este canal, mien
tras que en el otro caso esta pared resiste y empuja
las visceras ácia el grande labio. La hernia vaginal se
limita comunmente á formar una salida en el con
ducto vulvo-uterino: sin embargo se la ha visto á
veces salir por el orificio de la vulva y aparecer al
esterior, de lo que entre otros cita un ejemplo San-
difort.
Es muy raro que las hernias perineales, vulvales Es muy ra-
y vaginales se estrangulen; sin embargo M. Scarpa y ra *a. estran-
M. A. Cooper han visto sobrevenir este accidente en f"tas tres e°
los dos primeros de estos tumores; pero en uno y pecies de her-
ptro caso la taxis ha sido suficiente para hacer en
trar las partes. La cabeza del feto en la escavacioh
déla pelvis, comprimiendo las visceras, puede oca
sionar síntomas de estrangulacion: este caso, de que
Smellie refiere un ejemplo, indicaría la aplicacion
2o9
del forceps, si no fuese posible hacer la reduccion;
pero esta es comunmente facil, y para proceder á ella
debe estar el sugeto echado de espaldas , con los mus
los levantados y doblados y la pelvis ligeramente sos
tenida sobre unas almohadas. El aposito que comun
mente se necesita para contener las hernias perinea-
Vendagepro- les y vulvales , consiste en un vendage de T, formado
pío para con- de un resort;e circular que abrace la pelvis y de una
tenerlas. * • ,
midad
tira decorrespondiente
badana fuerte, áconla hernia,
una pelota
destinada
en la á estre-
com

primirla. Puede tambien omitirse en este vendage la


parte de él que pasa por debajo del muslo destina
da á comprimir el tumor, y reemplazarla con un re
sorte semicircular que descienda de la parte poste
rior de la cintura y que tenga una pelota en su es-
tremidad: M. Scarpa ha empleado este aposito con
Las hernias buen éxito. Para contener las hernias ■vaginales bas-
vaginales exi- ta un pesario cilindrico'; y en el caso de estrangu-
gen la aplica- ... .
eion de un pe. lacion seria facil, una vez descubiertas las partes,
»ano cilíndn- iiegar hasta el cuello del saco y hacer en él una in-
co. cision
... con el bisturí de boton , con bastante cuida

do para no interesar la arteria pudenda interna , la


vejiga, ni el recto.
S. VIL

Hernias isquiáticas.

Estas her- ^sta hern*a na ñ&O■ observada p¡or Bertrandi,


»¡as son muy Gamper, Gtíopart y M. Cooper ; pero sin eri)bargo'
es muy rata. Leyendo con cuidado la observa cíofi¿
que ha llegado á ser célebre, de Papen, y la que
describe Bose, no parece deberlas referir, como se
ha solido hacer, á la hernia isquiática; pues estas
enfermedades han sido mas bien hernias perineales.
Pero sea de esto lo que quiera , cuando las visceras
salen por la escotadura isquiatica, el tumor, cu
bierto en parte por el músculo grande glúteo, so
bresale por debajo de la punta de la nalga , y se
le contiene facilmente con cualquiera de los dos
apositos descritos mas arriba. M. Cooper ha visto so
brevenir la muerte á consecuencia de la estrangu
lacion de esta hernia, cuya existencia no se habia
sospechado. En un caso semejante convendría des- Modo d»
cubrir las partes , llegar hasta el sitio de la estran- Fr!!c'.jar . el
* ' ° desbridamien-
gulacion , y remediarla practicando incisiones acia to , segun el
la parte posterior sobre el origen del ligamento sa- autor-
cro.esciático.
S. VIII.

Hernias sub-pubianas.

pubiano
Las hernias
son tanque
rarasse como
formanlaspor
precedentes,
el agujero ysub-
no nia*s.onrara,s
Estas he'i1-
* y difíciles de
han
ha
parte
especie,
verney
reconozca
interno,
del
reducido,
vendage
muydesconocido
tumor
sido
difíciles
superior
yreferido
deT,
pectíneo,
observadas
Garengeot.
se
una
ocasionó
lalos
cuya
hernia
del
debe
algunas
por
movimientos
grande
muslo
la
exacta
Mr.
hasta
comprimir
Como
semejante,
muerte
veces,
Cloquet,
ypor
aplicacion
despues
estan
medio
del
los
del
y con
despues
en
sugeto.
circunscritas
músculos
muslo.
adductores
la
deun
haria
una
estrangulacion
Arnaud,
caso
Cuando
de
Si
especie
sin
delgado
haberla
de
en
, se
duda
en
Du-
está
esta
las
de
se
la conocer.
Modo
bn<Iarla,
dedes-
ser
3oo
gnn M. Du- hernia sobreviniese la estrangulacion , se la podra re-
P1 > ren- mediar haciendo algunas incisiones dirigidas acia
dentro en el lado opuesto al parage por donde sa
len los vasos sub-pubianos.

S- IX.

Hernias diafragmáticas.

Estas her- Las hernias de esta especie, producidas comun-


rioresTlos're- mente Por esfuerzos violentos, nunca son suscepti-
«nrso» del ar- bles, ni de ser bien conocidas en el hombre vivo, ni
de reclamar la ejecucion de ninguna operacion qui
rúrgica ; y por esta razon creo inútil entrar en otros
pormenores respecto de este punto.

S- X.

Estrangulaciones internas.

Consisten en Hasta aquí solo se ha tratado de las hernias for-


eompresiones madJS en ei recinto de las paredes abdominales, y
ejercidas en el _ r ' *
vientre sobre cuya estrangulacion se manifiesta cuando tiene lugar,
tendel8 canal o á la Parte esterior , ó al nivel , ó muy poco fuera
intestinal. de la abertura por donde han salido las visceras. Pero
hay otros obstáculos que pueden oponerse al curso
de las materias fecales, y ser el resultado de la com
presion de una porcion de intestino dentro del mis
mo vientre. Estas lesiones han sido llamadas estran
gulaciones internas por M. Dupuytrer», quien ha se
ñalado una multitud de variedades de ellas, que res
pecto de la práctica quirúrgica todas pueden redu
cirse á los cinco puntos siguientes:
3o i
r.° Si suponemos que en una hernia que sale á la j. La estran-
parte esterior continuan los accidentes despues de ^"^^pesar
haberla desbridado y reducido, en este caso, que es de la opera-
bastante frecuente, ó la estrangulacion es debida á *¡°° «laher-
una brida preternatural situada mas ó menos profun
damente, y por debajo de la cual se deslizan los intes
tinos; ó encima del cuello dilatado del saco herniario
se halla otro segundo cuello, cuya existencia no se
habia sospechado, ó en fin el epiploon, perforado
ó enroscado al rededor de los intestinos, los compri
men dentro del vientre.
2.° En algunos sugetos se ha visto introducirse de Despues
repente la hernia por los esfuerzos de la reduccion ci»m en'masí
cubierta todavia de su saco peritonea), y continuar de una hernia,
estrangulada en lo interior del vientre por el cuello cte^'que^erii
de dicho saco. Mr. Dupuytren ha hecho observar que esterna se ha-
, , ., . ce interna.
en este caso el tumor esta sostenido por el peritoneo
de las paredes abdominales , y que por lo misino no
se aparta nunca mucho de la abertura que le dió paso,
y por donde ha sido reducido.
3.° En otros sugetos la estrangulacion interna ha C.Laestran-
sobrevenido á consecuencia de heridas abdominales, 8ulacion m"
7 terna sobre-
cicatrizadas despues de mas ó menos tiempo ó de viene á conse-
hernias anticuas ó inveteradas. En estos casos se ha cue1nc.la de
° una herida an-
encontrado
cias con los que
bordes
el epiploon
de la herida,
habia contraido
ó con lasadheren-
paredes vie"tr^
tigua en' ° ^e
el
7 r una hernia
del saco herniario, de suerte que formaba en el ab- que h* sido
d, c , . . reducida mu-'
fibroso,
ornen un
debajo
cordon
ó al
tuerte
rededor
, mas del
o menos
cual setirante
hallaba
y casi
es- hace.
cho tiempo

trangulada una porcion del canal intestinal.


4-° Las hernias diafragmáticas, congénitas algu- D. Las her-
ñas veces, producidas comunmente por esfuerzos a'** ^iafrag-
3o2
máticas y las violentos, y siempre acompañadas, cuando no produ.
incompletas cen repentinamente la muerte , de una dificultad ma»
del perineo ..... .
son otras tan- o menos grande en la respiracion, del mismo modo
tas causas de e las hernias incompletas del perineo y las del agu-
estrangulacio- * m i '
pes internas, jero sub-pubiano poco voluminosas, son otras tantas
causas de enfermedades, en las que, ó no puede co
nocerse la estrangulacion sino con mucha dificultad,
ó se halla esta situada en lo interior.
E. Laestran- 5.° Finalmente, las accidentes que resultan de
gulacion m- las estrangulaciones ipternas se han manifestado en
terna sobre- 1 .
viene sin que algunos sugetos, sin que haya sido posible recono-
haya cosa que cer m. la naturaleza ni el verdadero asiento del obs-
pueda indicar
su causa ni su taculo que las ocasionaba. En estos casos se ha visto
asiento. el intestino enroscado al rededor del mesenterio sin
poder dar paso á las materias fecales: otras veces
eran causa de la compresion del canal digestivo algu
nas adherencias, producidas por peritonitis antiguas,
«ntre el epiploon, los intestinos y la pared del abdo
men : en algunos sugetos,era producido este efecto por
el apéndice del ciego ; y últimamente, se ha verificado
en otras ocasiones que las intus-suscepclones intesti
nales, ó la reunion de .cuerpos estraños en un punto
estrechado del canal digestivo , han ocasionado la in
terrupcion del curso de las materias alimenticias, y
todos los accidentes que de esto resultan.
Los acciden. En todas las circunstancias que acaban de indi-
tes que enton- Capse los fenómenos de la estrangulacion interna son
«en sson l,os h>& mismos que presentan las hernias inflamadas y es-
presentan
mismos quelas trgncrriladas.
111.1 El dolor y" los cólicos empiezan. por
, un
hernias es- punto del abdomen, y muy pronto se estienden a
lW6ula^as' todo el vientre ; este se bincha y se meteoriza; sobre
vienen, hipo , ná«s,ea> y vómitos; la agitacion es es
3o3
fecales
acerca
mucha
tonitis
de
el
trema
arte
estreñimiento
lasno, materias
ysemejanza
en
de
ydestruyen
algunas
ella
losenfermo
verdadera
vómitos,
intestinales.
rebelde
con
gastro-entei
el obstáculo
sucumbe
losnaturaleza
ilustran
que
y laEstos
itis
ocasionan
presencia
sique
por
muy
lade
accidentes
impide
naturaleza
fin
laintensas
enfermedad.
ciertas
de
al materias
práctico
el tienen
; curso
peri-
pero
ó el

veces
siempre
los La
casos
superior
curacion
delicada,
de quealhe
depoder
frecuentemente
hablado
las afecciones
del esarte.
necesario
En
de
difícil,
el
este
primero
curar
ygenero
algunas
al en-
de
es Se
Curacion.
puede. o-

t en el primer
fermo , introducir el dedo en la herida, y buscar el caso:
asa intestinal estrangulada en sus inmediaciones; y
cuando esta pueda ser atraida ácia afuera debe diri
girse el dedo á lo largo de su superficie hasta llegar á
la brida que la comprime , é introducir por debajo de
ella el boton del bisturí de Cooper : M. Dupuytren
ha destruido de este modo estrangulaciones á muchas
pulgadas de profundidad. En el segundo caso, esto es, en el segun-
fuerzos
despues que
de lase reduccion
han hechototal
ejecutar
de laalhernia,
enfermosi no
losbas
es- do,

tan para hacerla salir , deben dividirse los tegumen


tos, introducir el dedo en el vientre , y atraer con él
ó con las pinzas el tumor, abriendo en seguida el saco
del modo ordinario antes de desbridar su cuello.
Cuando estas hernias son consecuencia de otras anti- y en el ier-
guas ó de heridas abdominales , si está bien conocida cero» ■
la naturaleza del mal , tambien se puede practicar la
incision en las inmediaciones de las partes en que
existe el obstáculo, y probar á remover este. Por in
cierta que sea esta operacion es mejor intertarla que
3o4
á veces se abandonar al enfermo á una muerte cierla. Es evi-
Sien*6 en"™! Reírte íue s* una bernia incompleta del perineo ú
cuarto. otra poco voluminosa del agujero oval estuviesen es
tranguladas y pudiesen ser conocidas, deberian divi
dirse las partes , atraer el tumor y destruir la estran-
La Cirugía gulacion. Pero en los casos de bernias diafragmar
es impotente cas en aquenos en qUe nada da á conocer la na-
en ías otras. .
turaleza ni la causa del obstáculo opuesto al curso de
las materias fecales , el arte es del todo impotente, y
no puede hacerse mas que insistir en los antiflogísti
cos de que ya se ha debido hacer uso.
A teces está Si al operar una estrangulacion interna no pudie-
iddicado esta- ra ueurarse hasta el sitio de la constriccion , y se en-
blecer un auo ° ... . .
artificial. confiase el intestino distendido por las materias, se
le podria atraer acia afuera, fijarle y dividirle de mo
do que se estableciese un ano artificial, cuya opera
cion seria la única capaz de hacer cesar los acciden
tes , y de conservar la vida del sugeto.
CAPITULO IV.

Del ano artificial, y de las diferentes operaciones que


. se emplean para establecerle , ó que sirven para
curarle.

Dos circunstancias principales exigen el estableci- Estableci


miento de un ano artificial. La primera consiste en la m,ento del
r ano artiucial.
todo
este
falta órgano.
del
el diámetro
ano natural,
del intestino,
y la segunda
ó enenlalagangrena
division de
de .. . ,

En aquellos niños en quienes el ano natural está l.° En el caso


itnperforado ,» sin que
■ • • » sea r_posible restablecer por
r esta de
ano fallar
natural.el
parte el curso de las materias fecales , no queda otro
arbitrio que el de proporcionar otra salida á estas ma
terias, cuya operacion, propuesta por Littre, ha sido Modo efe prac
ejecutada con feliz éxito por M. Duret. Echado el niño ,ICiír la °Pe"
■ ... racion segua
de espaldas , y sostenido en esta situacion , se hizo en M. Duret.
la region inguinal izquierda una incision de pulgada
y media á dos pulgadas de larga , por la cual se buscó
el colon, y se le atrajo acia afuera, sosteniéndole con
un hilo pasado por el mesenterio ; y en esta disposi
cion se hizo en él una incision longitudinal, cuya ope
racion fue seguida de una curacion completa. Callisen gegua. Calll-i
ha propuesto hacer la incision de las paredes abdomi- sen*
nales á lo largo del vacío izquierdo , y buscar por ella
el colon descendente; pero la herida hecha en este
punto es mucho mas incómoda y difícil de curar que
la que corresponde á la region inguinal.
Cuando en una hernia ha sido preciso practicarla g , Eneicaso
escision de una asa intestinal gangrenada, ó cuando de division
li ao
3o6
trasversal se na dividido completamente el intestino en la direc-
cotnpleta, 6 .. .
de gangrena C1on trasversal, quiere Littre que se ligue el estremo
del intestino. inferior del órgano , y que se mantenga el otro en !a
Modo de, ., n 6 '3 \ , ?
practicar la herida. Pero esta operacion , que nace incurable el ano
"un'uttre*'6* arlíncial, no na sido> segun creo , ejecutada, ni me-
Segun el mo- rece serlo jamás. En tal caso vale mas pasar un hilo
do ordinario. por el mesenterio y mantener los dos estremo3 del ca
nal intestinal en contacto con los labios de la division,
pues de esté modo podrán contraer adherencias
sólidas.
Variedades El ano artificial puede presentar en su organiza-
de que es sus- . . , , . -
ceptibie
artificial.elano existe
C10n variedades
en los intestinos
importantes:
una abertura
en electo,
pequeña
unas, yveces
solo

pasa por la herida una corta porcion de materias es-


tercoráceas: otras, por el contrario , siendo mas con
siderable la division de los intestinos, las sustancias qne
pasan por ellos se distribuyen casi con igualdad entre el
ano artificial y el ano natural ; finalmente, en algunos
sugetos , habiendo sido destruido todo el diámetro del
conducto intestinal, el estremb superior echa fuera,
todo el residuo de la digestion , y la porcion situada
inferiormente queda condenada á una inaccion casi
completa.
Organizacion En todos estos casos los bordes de la division del
fr.'jlífJ."!"
ras de esta es- intestino se adhieren á la superficie
r *peritoneal de los
pecie. labios de la herida del vientre, cuya reunion es inme
diata á consecuencia de las heridas intestinales, y ca
si siempre mediata despues de las hernias. Efectiva
mente, el intestino contrae en este caso adherencias
con el cuello del saco hemiario ; y cuando pasado al
gun tiempo tiende á recobrar su situacion natural,
arrastra consigo este saco , cuya cavidad forma una
I

3o7
especie de canal , que recibe las materias fecales y las
espele afuera por la abertura de las paredes del vien
tre. Este canal, llamado por M. Scarpa embudo mem"
bi anoso , és liso y pulido en su cara esterna , degene
rado en la interna en una membrana mucosa preter
natural, y muy variable en cuanto á su longitud y
latitud.
El intestino forma en el punto de la pared abdo- Disposiciones
minal , á que está adherido . un ángulo mas ó menos 9ue entonces
. presenta el m-
ogudo, segun que haya sido dividida ó destruida uná; testiuo.
porcion mas ó menos cocsiderable del diámetro de
este órgano. De esta disposicion resulta que el intes
tino está mas ó menos encorvado en el parage de esta,
abertura , y que su pared mesentérica forma en su ca
vidad una salida ó espolon , ya apenas sensible, ó y*
muy considerable. Pero las materias estercoráeeas es
fuerza que se deslicen por encima de esta prominen
cia , y que la rodeen para pasar del estremo superior
del intestino al inferior. Este movimiento no es muy
difícil cuando el espolon es poco prominente y está
distante de la abertura de la fístula ; pero lo es mas, y
aun liega á hacerse imposible cuando se adelanta has
ta cerca de la herida esterior. En este último caso los
dos estremos del intestino estan casi paralelos, y no
puede pasar nada del uno al otro, porque al llegar las
materias á la estremidad del espolon se hallan fuera
fíela cavidad intestinal, ¿impelidas al esterior.
Ademas de la incomodidad repugnante que resulta Accidentes
de la salida de una cantidad bastante grande, ó dela 511c acompa-
totalidad de las materias fecales , por uno de los pun- complican*"l
tos de la pared abdominal , el ano artificial ocasiona ano artificial,
una disminucion mas ó menos grande en la nutricion
3o8
del sugeto, segun sea la porcion afectada de los intes-
>r. Enflaque- tinos. Entonces salen los materiales antes de haber
cimiento del . , ,, , . . .
sugeto. s,"o
contienen:
privados
se de
enflaquece
todas lasel moleculas
enfermo, nutritivas
y poco á poco
que

los
B. Caida
intestinos
de Hega al último
... grado del marasmo.
. Sucede
. ■ algunas,
al traves dela veces que los intestinos, no estando contenidos por el
huida. ano artificial , como lo estan por los esfínteres del ano
natural, se precipitan fuera, volviéndose de modo que
forman tumores , frecuentemente muy considerables,
por cuya estremidad salen las materias fecales. Estos
tumores, cuya base es inferior, y la punta por con
siguiente superior, cuando son recientes tienen un
color rojo, y estan húmedos y lubrificados por la mu-
cosidad; pero cuando son mas antiguos se cubren de
una especie de epidermis delgada y ligera que hace
su superficie menos sensible al contacto de los cuer
pos esteriores ; y aun se ha visto á los intestinos, inver
tidos de este modo, hincharse, inflamarse y estrangu
larse. Otro accidente muy comun en el ano artificial
<¡. Inflama- «s la irritacion y la flogosis erisipelatosa , producidas
cion
cjon ydeulcera-
los te- €n los tegumentos
°i que
1 le rodean por
1 el contacto de
mediatos.
guínenlos in- nas
los materiales
veces seguida
que salen
de ulceraciones
por él, cuyaherpélicas,
flogosis es nias
algu-ó

menos vivas , dolorosas y profundas.


Curacion del Cuando á consecuencia de una herida con division
ano artificial. en las paredes intestinales , ó de una hernia compli
cada de gangrena del intestino , han sido detenidas
cerca de la abertura del vientre las partes afectas , se
debe procurar favorecer el paso de las materias es-
tercora ceas del estremo superior al inferior , á bene
ficio de curas metódicas , de lavativas administradas
con frecuencia , y de una compresion suave ejercida
3o9
sobre la fístula. Para disminuir la cantidad de estas i.° Abstínen-
„ _ , i , cía aconselada
materias, y favorecer por consiguiente la curacion del p0r Lapeyro-
ano artificial , queria Lapeyronie que se sometiese al nie.
sugeto á una abstinencia cada vez mas severa; pero en
este caso los intestinos permanecerían estrechadosen el
parage de la cicatriz, y cuando el enfermo volviese á
su régimen habitual, los cólicos, las náuseas, los vó
mitos y todos los signos de la interrupcion del curso
de las materias fecales obligarían á dividir las partes,
si es que estas materias no salian espontáneamente por
su rasgadura. Se ha visto en estos casos romperse los E» á veces el
intestinos por la parte del vientre, y el derrame de las °"Sen de ac"
r r _ ' J cidentes mor-
materias fecales ser seguido de una muerte pronta. De tales,
estos hechos resulta que en la curacion del ano arti
ficial no debe someterse jamás á los sugetos á una di
minucion de alimentos que podría tener los resulta
dos mas funestos.
La compresion de la abertura fistulosa esterior, 2.* La com-
que Richter tenia por tan eficaz, y que aconsejaba '"¡^¿j'"'
ejercer por medio de una esponja sostenida por un Richter, no
vendase elástico, solo conviene cuando el ano artifx- conviene mas
o ' que cuando la
cial no da paso mas que á una corta cantidad de ma- fístula solo da
terias fecales : pues cuando el espolon del intestino se ^'así> a "1?
7r t corta canti-
halla al nivel dela herida abdominal , esta compresion dad de mate»
se opondría á la salida de las materias, y produciría na'es*
los accidentes mas graves.
, Desault queria
ii. que introduciendo
• i• mechasi ■ en
. los
i 3.*
cionLadeldilat»-
estre-
dosestremos de los intestinos, se disminuyese el angulo m0¡nferior,y
que forman, y que enderezando despues el canal, se fa- el endereza-
. ,ii , • i . mientodelca-
voreciese el curso de las materias acia el ano natural. nai j practica-
Esta práctica le produjo buen efecto en algunos ca- dos Por Des"
c ■ • i ir. i ault,nosurtea
sos; pero fue siempre inutil en los mas difíciles, esto buea efecto.
3io
s?noen!osca- es, cuando los intestinos habiendo sufrido una pér-
sos menos gra- ... . . . ,
ves> dida grande de sustancia , formaban en sus dos estre
nios un ángulo demasiado agudo para poderle ende
rezar. Por lo demas, cuando üesault habia conseguido
la dilatación del estremo inferior y el restablecimien
to de sus funciones , comprimía la herida abdominal,
4.° Abertura y procuraba
Despues obliterarla.
de haber examinado atentamente el es-

pracucadapor tad0 de las partes en el ano artificial, concibió M.


M. Dutmytreo r . ...
estremos
eotre los Jos
de Uupuytren
los dos estremos
la idea
de de
intestino.
agujerearSuelprimer
tabique
designio
que separa
fue
in»estino. , .
perforar las membranas sobrepuestas dej estremo
inferior y del superior con tina especie de sacaboca
do ; pero esta operacion le pareció demasiado ariies-
/. Modo de gada, y prefirió pasar lo mas profundamente posi-
practicarla. -b¡e C{Jn una aguja redonda un hilo al través del
tabique de que se trata; lo que produjo .una inflama
cion que reunió las membranas de los dos estremos
de intestino. Algunos días despues introdujo en la
herida una mecha de hilas; y cuando esta'mecha cuyo
volumen se aumentaba en cada cura, adquirió el gro
sor del dedo pequeño, suspendió su aplicacion. Las
materias estercoráeeas empezaron entonces á pasar al
estremo inferior; y habiéndose rasgado algun tiempo
despues la parte anterior del espolon, se hizo mas
ancha la abertura practicada entre los dos estremos.
Sin embargo , se la quiso hacer todavia mas grande
cortando poco á poco con las tijeras lo que restaba
del tabique de los intestinos; pero el enfermo que es
taba ya en disposicion de curarse , sucumbió repenti
namente á la violencia de una peritonitis aguda.
//. Modo. Estos primeros ensayos se hicieron en i8i3, y no
3 ii
puede disputarse á M. Dupnytren el honor cíe haber,
sido el primero que los intentó. Sin embargo , no
permilian destruir el espolon sino lentamente, y por
medio de maniobras ó de secciones multiplicadas, que
sostenían en las partes una irritacion permanente
siempre peligrosa. Para remediar este inconveniente
imaginó M. Dupuytren dividir de un solo golpe y
en una estension bastante grande las membranas so
brepuestas del canal intestinal, y para esto hizo con?- Instrumento
truir unas pinzas de ramas separadas como las del que slrTe Pa™
r r esta opera-
forceps. Los bocados de este instrumento tienen cua- cion.
tro pulgadas de longitud, y presentan por un lado
una moldura de dos líneas de profundidad, cuyo fon
do está formado por undulaciones muy manifiestas;
la otra parte es delgada y aplanada lateralmente para
poder entrar en la moldura, y las undulaciones de su.,
borde se encajan en las de la otra parte del instru
mento. En vez de anillo, cada rama tiene un agujero
en su estremidad , y un tornillo los mantiene al grado
de aproximacion que conviene darles. Este entero-to
mo puede tambien construirse de modo que sus dos
partes esten enteramente separadas, y solo se junten,
por la aplicacion de sus bordes ; pero esta forma no
presenta ninguna ventaja real sobre la de las pinzas
de que acaba de hablarse.
Una vez descubiertos los dos estrenios del intes- Mododeprac
tino, se introduce, en cada uno de ellos una de las aoPeral

ramas del instrumento: eu seguida se aproximan es


tas ramas, se unen y se aprietan moderadamente. Al
dia siguiente las partes , que solo estaban puestas en
contacto , deben hallarse un poco mas comprimidas:,
y esta constriccion aumentada gradualmente debe He-
3ia
gar en cinco ó seis Jias á su mas alto grado de inten
sion. La parte esterior de las pinzas, rodeada de tra
pos, se coloca de modo que no cause ninguna inco
modidad; y no debe emprenderse la operacion sino
en el caso de no existir ninguna flogosis en los intes
tinos ni eti el peritoneo. Para precaver la inflamacion
de estas partes se somete al sugeto ¿ un estado de
reposo absoluto, á una dieta severa, y al uso de be
bidas emolientes ; debiendo quedar el Cirujano dis
puesto á combatir los accidentes, y á quitar la com
presion ejercida por las pinzas, si sobreviniese una ir
ritacion demasiado viva. Por lo comun nada de esto
sucede: se aprieta una ó dos veces todavia el torni
llo á fin de seguir la depresion de las partes ; y desde
el octavo al duodécimo ó vigésimo dia se separa el
instrumento, el cual lleva tras sí siete ú ocho pulga
das de paredes intestinales gangrenadas y reducidas
á una lámina muy delgada.
Debe farore- Despues de la caida de estas partes queda entre
da
eerseen
la oblitera
segui- los dos estremos
. de los intestinos una ''ancha abertura.
cion .lela he- que se va estrechando por grados, y que es necesa-
nda esterior. rj0 curar comprimiéndola del modo que queda dicho.
Pero ni la sutura que se emplea en este caso, ni la
rescision de los bordes de la fístula , ni su mutua apli
cacion á beneficio de pinzas ó de otros instrumentos
del mismo género, parecen ejercer una influencia no
table en la duracion de esta parte de la curacion , que
es la mas larga y la mas dificil.
remediar
Medios las
de fistulosos
Si el ano
estendidos
artificial por
estuviese
debajoacompañado
de la piel ádedistan-
senos
comjHicacio- r r
nes de la en- cías mas ó menos considerables, seria necesario di-
fcrmedad, co- jatarJ0S primero, y poner al descubierto la abertura
3i3
de la pared abdominal , a fin de poder obrar conve- mo los senos
nientemente sobre el intestino. Cuando este órgano cñtái»«o»
se invierte, conviene reducirle y precaver su salida '» inversion
ulterior comprimiendo la fístula ó introduciendo en e 1Dtestlno»
su cavidad mechas mas ó menos gruesas, que se sa
can tan luego como lo indica la necesidad. La.tume- su tumefac-
faccion de la parte del intestino que está fuera de su C1°n esterlor>
lugar, cede á la situacion horizontal y á la aplicacion
de un vendage circular que la comprima. Su estran- su estrangula-
gulacion exigiria que se desbridase la abertura abdo- c'on'
minal , como lo ha ejecutado Lange en un caso se
mejante. Las irritaciones y las ulceraciones esteriores las Inflamado-
deben combatirse por medio de aplicaciones emolien- nesv las.ulce-
r r ras esteriores.
tes y resolutivas , y ceden sobre todo á una esmera
da limpieza. Cuando no puede operarse el ano artifi- Máquinas pa-
cial , pueden disminuirse las incomodidades y el asco fa d,sn»nu'r
» J las mcomodi-
que ocasiona, haciendo llevar al enfermo una caja dades del ano
propia para recibir y contener las materias estereo- artlficial-
ráceas á medida que van saliendo. En estos casos de
be tratarse de sostener las fuerzas del sugeto, y de
mantener cuanto sea posible la actividad de su nu
tricion por medio de alimentos ric»s en principios
nutritivos y de fácil digestion.

-
LIBRO TERCERO.

BE LAS ENFERMEDADES DEL APARATO GENITO


URINARIO Y DE LAS OPERACIONES QUE RECLAMAN.

Los órganos de la generacion y los que sirven para


la secrecion y excrecion de la orina, tierren en ambos
sexos relaciones tan íntimas y se tocan por tantos pun
tos, que me ha parecido úiil reunir en un mismo li
bro las enfermedades de unos y otros. Solo he desaten
dido una parte importante de este trabajo, que es la
relativa á las numerosas operaciones que reclaman
los obstáculos que suelen oponerse a la salida del fe
to; pero lo he hecho con el designio de reuniría á la
historia de los partos , de donde es inseparable. Por
consiguiente me he limitado á la descripcion de los
métodos relativos a la operacion cesárea y a la syn-
¿chondrotomia; métodos que son demasiado impor
tantes para prescindir de hablar de ellos en este
lugar.
CAPITULO PRIMERO.

De las lesiones de la vulva y da la .vagina, y de las


operaciones que conviene practicarpara remediarlas.

i.* Union Es muy raro hallar los grandes labios unidos en-
eangímta de tre sl. pero cuando se presenta esta conformacion
los grandes Ict-
¡,¿0Ji preternatural, un surco longitudinal indica el parage
en que debia existir la separacion ; no puede descu
brirse el clítoris, el orificio de la uretra, ni el de la
vagina, y es imposible espelcr la orina. Por consi-
. ■ queOperacion
reclama,
guíente es necesario recurrir inmediatamente a la 1
operacion y cortar la membrana que une las dos par
tes de la vulva con un bisturí conducido sobre una
sonda acanalada, la cual se introduce por una aber
tura pequeña becha al principio en el medio de esta
membrana; y puede precaverse una nueva aglutina
cion de las partes con la aplicacion de algunas tiras
untadas de cerato.
El clítoris es susceptible de adquirir en ciertas 2.* Longitud^
mugercs un volumen análogo al del miembro en el dUoiis.
hombre; y esta disposicion ha sido causa de muchas
equivocaciones respecto de los pretendidos herma-
froditas; y se la ha, visto servir para los desórdenes
mas vergonzosos. Consultado el Cirujano en un caso Esciiion.de
i • , , • . , ii este órgano.
ae esta especie, el unico partido que debe tomar es
el de cortar el elitoris; operacion facil de ejecutar de
un corte de bisturí, pudiéndose despues contener fa
cilmente la hemorragia por medio del cauterio ac
tual. Esta operacion probablemente no remediaría la
ninfomanía, piense lo que quiera Levret acerca de
este punto; pero sí puede oponerse con buen éxito á Esta opera-
los furores de la, masturbacion en las jóvenes, como _OI,el.
lo ha probado M. Dubois. mino á la mas-
La longitud demasiado considerable de los pe- 3 . iWo».
queños labios, muy comun en las mugeres de algu- gañon Jema-
t, siado comide-
nas provincias de Ariica, es muy rara en Jtoiropa, rab¡e ¿c ¡of
casi siempre accidental y consecuencia de par.tos la- pequeño! la
boriosos. Pero si las ninfas, sobresaliendo del nivel de
los grandes labios, fuesen irritadas y estregadas ó con
tusas por los muslos al tiempo de andar ó al hacer
otros ejercicios, deberian cortarse por su base con
Rescision las
3iiStijeras. Esta operacion no presenta ninguna difi-

nos'o'nurfóto- c,,bad; y bastan algunas lociones de agua fria para


núa. . detener el flujo sanguíneo sumamente ligero que so
breviene á consecuencia de ella. En ciertos pueblos
mahometanos la ninfotomia es una especie de cir
cuncision á que estan sujetas todas las doncellas.
4.' Imperfo- Del mismo modo que los otros canales que se
racion de la abren en la superficie esterior del cuerpo puede la
'vagina
vagina estar imperforada; y en otros casos la mem
brana hymen es demasiado densa, y estrecha de tal
modo su abertura que parece capilar, cuyas confor
maciones preternaturales rara vez se reconocen antes
de la época de la pubertad , y lo mas comun es no
echarlas de ver sino por la imposibilidad de ejecutar
el coito, ó por los signos de la retencion del flujo
menstrual^ cuyo producto se acumula ya en la matriz,
ó ya en la misma vagina, á la cual dilata por encima
S.° Falta de del punto de la obliteracion. Algunas veces falta en-
este órgano. teramente el conducto vulvo-uterino, y solo se en
cuentra en su lugar una sustancia celulosa y vascu
lar que se prolonga á mas ó menos altura entre la
6* Agluti- uretra y el recto. Finalmente, en muchas mugeres
nac¡0n de sus ]as inflamaciones vivas, producidas por los partos la-
paredes. Doriosos , han ocasionado la mutua aglutinacion de
las paredes de la vagina, y la obliteracion mas ó me
nos completa de este órgano.
Operaciones Cuando el Cirujano es llamado en un caso de
que necesitan
estas disposi- oc]usion o de estrechez_ estrema
.... del orificio de la
ciones. vagina, ya que esta disposicion impida la salida de
las reglas, ya que haga imposible el coito, ó ya que
no permita salir al feto, de todos modos debe cor
tar el tabique membranoso que se opone a la eje
3i7
cucion de las funciones genitales. Si solo se trata de
una membrana simple puede hacerse en ella una in
cision crucial, introduciendo por su parte media un
bisturí, y manteniéndola abierta hasta la cicatrizacion
de sus bordes á beneficio de la introduccion de al
gunas mechas. Si las paredes vaginales estan unidas y
como pegadas en una grande estension , es necesa
rio proceder con mas circunspeccion y separar po
co á poco las partes, haciendo uso de un bisturí muy
convexo envuelto en un lienzo hasta cerca de su
punta ó del hysterotomo de M. Flamant.
Finalmente, en los casos en que falta la vagina, Cuando fal'
si no se manifiesta ningun accidente, ni se percibe ,f enterameu-
o ' r te la vagina,
ningun tumor; en una palabra, si la persona con- solo debeopa-
tinua disfrutando de perfecta salud, no debe propo- p*sos en que
nerse ninguna operacion, y solo en los casos contra- se manifies-
. .iii • ,en accidente»
rios graves
mas en que ylaamenaza
retencion
la vida
de lasdereglas
la enferma
ocasiona
, es sinto-
cuan graves.

do se hace indispensable operar. En casos semejantes Operacion


quisiera yo que se reconociese ante todo la situa- fautor'**""
eion y las relaciones del tumor formado por la ma
triz, introduciendo el dedo en el recto. Para apar
tar de los instrumentos la vejiga, podria vaciarse es
te órgano por medio de una algalia introducida en
su cavidad, con lo que se podria tambien apreciar
el espesor de las partes comprendidas entre la uretra
y los intestinos; y en fin, dirigiéndola acia arriba se
ensancharia el espacio que separa el ano del conduc
to escretorio de la orina ; y por este espacio es por
donde debe introducirse el bisturí , cuya accion debe
ser dirigida por los conocimientos anatómicos mas
positivos, y por la mas consumada prudencia, En
3.8
jano
una observacion
la vejiga, y referida
pereció por
la enferma.
Dehaen , cortó
Sin embargo,
el Ciru.-*

casi constantemente falta solo la parte inferior de la


vagina ; y si la abertura que fe practica no puede
servir para el ejercicio de todas las funciones genita
les, con todo es facil mantenerla abierta en términos
que pueda dar libre salida á los menstruos.
7.° Rasgadu. Las rasgaduras de la vagina ó los desprendimien-
ras de Uvagi. (os de e»te or,,ano del cuello del útero son casi siem-
pre consecuencia de partos laboriosos ó de mamo-
la Solo
quietud
exigeny una
bras „uletIlt[
mal dirigidas
absoluta
parayestraer
las aplicaciones
el feto. En emolientes
este caso
las aplicacio. ~ * . r
nes emolien- son los vínicos remedios que deben emplearse, á be-
u°' neficio de los cuales, rehaciéndose el conducto sobre

tiempo.
*mismo, se cicatriza espontáneamente en muy poco

8.* Rasga- Cuando las rasgaduras del perineo son superfícia-


horquilfa'y leí les se curan con facilidad; pero cuando se prolongan
perineo. hasta el ano y á lo largo del tabique vaginal, resulta
la deyeccion involuntaria de los escrementos, la vul
va y el intestino se confunden en una sola abertura,
ycialaque
muger
hacen
no despreciable
goza en adelante
la incomodidad
sino de unayexisten^
el fas-

Cuando son tidio que inspira semejante situacion. MM. Noel y


estensasselas Saucerotte han imaginado remediar una enfermedad
puede reme- i a .
diar por me- tan deplorable á beneficio de la sutura.
dw de la su- E| se«undo c]e estos Cirujanos, habiendo intro-
tura. " _ .
Modo de ducido en la vagina un speculum uteri, avivó la parte
^un^Sauce mas suPerncial oe la division por medio de las tije-
iotte. ras, y la mas profunda con el bisturí, al que servia
de punto de apoyo un gorgerete de madera introdu
cido en el recto: practicó en seguida la sutura de
3i9
pellejero , y despues colocó una canula en el recto,
y un paño untado de bálsamo del Perú en la vagina,
Pero á pesar de haber empleado todos los medios
convenientes , la operacion no produjo el efecto de
seado ; y fue necesario practicarla de nuevo, quitar
la cánula del recto y mantener el vientre libie á be
neficio de lavativas y de bebidas laxantes.
, M. Noel tuvo la precaucion de administrar al Segun M.
• . . , , • - i , Noel,
principio algunos laxantes, avivo las partes con las
tijeras, y las reunió por medio de dos puntos de su
tura entortillada, dados, un» en la entrada de la va
gina, y otro una pulgada mas arriba entre este oriíi-
ficio y el ángulo superior de la division: la cicatriza
cion se verificó al cabo de poco tiempo , y ningun
accidente perturbó el curso de la naturaleza. Este
modo de practicar la operacion es mas sencillo , mas
facil de ejecutar y no menos seguro que el prece
dente.
Es necesario distinguir con cuidado las caruncu- 9.* Escres-
las myrtiformes de las excrescencias venéreas ó de de la
•r membrana mu
ías coliflores que suelen pulular en la entrada de la cosa de ¡a va-
vagina, las cuales deben cortarse con las tijeras, em- s"">'
picando al mismo tiempo los mercuriales al interior.
Los polipos eomumente poco voluminosos que nacen
de la membrana mucosa-vaginal, deben tambien cor
tarse ó practicar su ligadura. En algunas mugeres la
inflamación crónica de esta membrana produce el
desarrollo de fungosidades rebeldes que obstruyen
la vagina y dan á sus paredes un aspecto esponjoso
y como carnoso, cuya enfermedad es ocasionada
mas por abuso de los irritantes, que por la falta de
energía de Jas partes afectas, y conviene combatirla
3ao
con lociones emolientes, baños tibios, un régimen
severo etc. Sin embargo los bañus alcalinos, las lo
ciones con una disolucion de sulfato de zinc ó el co
cimiento de nuez de agalla, los semicupios frios, di
solviendo en el agua media ó una onza de tartrito
acidulo de hierro (i), son remedios que producen
algunas veces los mejores efectos, cambiando el mo
do de irritacion de las partes afectas.

(1) Deuto-tartrato de potasa y da hierro, ó tártaro marcial


soluble. Nota d» los Traductora.
CAPITULO II.

De las lesiones de la matriz , y de las operaciones que


se practican en esta viscera.

s heridas de la matriz son muy raras en las mu- 1." Beridns.


geres, en quienes este órgano no está distendido por
el producto de la concepcion ; y los signos que dan á
conocer estas lesiones son la situacion , la profundidad
y la direccion de la herida, y la salida de sangre por
la
puesta
vagina.
la matriz
Durante
á conmociones,
el embarazoá está
contusiones
mucho masy á es-
so

luciones de continuidad, á causa de su desarrollo y


del peso del cuerpo que contiene. En todos los casos
estas heridas solo exigen un método antiflogístico ge
neral y local ; y si la muger está en cinta se debe in
sistir principalmeute en el uso de los remedios mas
adecuados para precaver el aborto y sus malos re
sultados.
El cuello de la matriz suele, aunque rara vez, obli- 2.° imperfo.
terarse, ya antes del nacimiento, ó ya á causa de la raciones.
aglutinacion de los bordes del orificio uterino , des
pues de un parto laborioso que haya ocasionado una
viva inflamacion en esta parte; y en algunas mugeres
se ha encontrado adherida á las paredes vaginales toda
la porcion sobresaliente del cuello de la matriz. En
tales casos , detenidas en esta viscera las reglas,
ocasionan accidentes mas ó menos graves, como la
falta del flujo menstrual, la tumefaccion del vientre,
que
se percibe
se va aumentando
en la cavidadcada
de mes,
este órgano.
y la fluctuacion
Para reme-
que Operacion

L ai

\
322
que necesi- diar este estado debe echarse la muger de espaldas
1 al traves dela cama, con las piernas y muslos sepa-
rajos, y sostenidos por ayudantes: en seguida se in
troduce acia el útero un trocar, ó mejor todavía un
bisturí , con la hoja envuelta en un paño hasta cerca
de la punta , el cual se dirige á lo largo del dedo ín
dice de la mano izquierda , y se hace una abertura
por donde salga el líquido. Se da a' la herida bastante
estension y una forma crucial, manteniéndola abierta
á beneficio de algunos lechinos introducidos entre sus
labios, hasta que estos se hayan cicatrizado por se
Esta especie parado.
En las operaciones de este género , del mismo dio-

de aberturas
espone á las i 1ue cn *as
£*° , ql1*3 se necesita
. practicar
. i imper-
en la .
metritis mas foracion de la vagina , es menor lu dificultad que pre-
violcntas. . .
scntan en su ejecucion, i riesgos a que esponen
que los
alas enfermas. La sangre, cuyo flujo ocasionan, es
negra, fluida, viscosa y sin olor desagradable: dilata
con mas ó menos fuerza la matriz , y aun á veces pe
netra hasta las trompas. Su salida es casi constante
mente seguida de una inflamacion del útero y sus de
pendencias tal que múchas enfermas han sucumbido
á ella eh pocos dias, como ha observado M. Dupuy-
tren. Por consiguiente no deben practicarse jamás es
tas operaciones sin haber examinado antes el estado
de los órganos abdominales , y sin estar dispuesto á
precaver y combatir sus irritaciones , demasiado vivas,
con los remedios mas enérgicos.
3* Disloca- Colocada la matriz entre dos órganos, cuyas di-
eimes de la mensiones varían á cada instante , y fijada por otra
lanCriz ó hys- . , . .
teroloxias. parte en su lugar por vinculos membranosos, estensi-
bles y poco resistentes,- está muy espuesta á disloca
3a3
clones graves y considerables, siendo las mas nota
bles las que se verifican de delante á atrás, y de
atrás á adelante , las cuales se conocen con los nom
bres de antevenían y de retroversion. En el primer ca- ¿_ jnteoer-
so el fondo de la matriz se dirige ácia adelante, y su s'°" y retrovcr-
cuello ácia atrás; y el segundo está caracterizado por
una situacion opuesta. Uno y otro pueden verificarse,
ya
tresenprimeros
el estadomeses
de vacuidad
del embarazo;
del órgano,
y sonyamas
durante
ó menos
los .

tuacion
graduados
oblicua,
, segun óque
quelasuviscera
fondohaya
estétomado
á la misma
una al
si- *

tura que el cuello ; ó en fin , que la primera de estas


partes haya descendido mas que la segunda; pero de
cualquier modo que esto se verifique estas lesiones
siempre .van acompañadas de accidentes graves. La Esta es ma»
retroversion. que es mas comun que la situacion comun y mas
* , x. grave que ia.
opuesta, suele ser tambien mas grave; y aun se la ha otra,
visto ocasionarla muerte en el caso en que habiéndose
afectado la matriz , despues de la concepcion , viene á
quedar esta encajada en la pelvis. En todos lús casos
de esta especie puede reconocerse fácilmente con el
tacto la naturaleza y la estension de la dislocacion
.del útero.
Para remediar estas lesiones debe procurarse ante Operaciones
todo evacuar las materias fecales y la orina, y si la íue reclaman
. , , . , . ... estas disloca-
muger padece mucho, o si las partes estan irritadas ciones.
y doloridas , aplicar sanguijuelas á la vulva, y hacer
entrar á la enferma en un baño de bastante dura
cion. Hecho esto, y echada la enferma de espaldas, y
relajadas las paredes del vientre, mediante la flexion
de todas las partes superiores é inferiores del cuerpo,
si es el casodeanteversion, debe el práctico esforzarse
3a4
en restablecer la matriz á la profundidad de la region
hypogástrica , valiéndose de los dedos de la mano iz
quierda, introducidos por encima del pubis ; y por
el contrario , cuando la matriz está vuelta acia atrás,
es muchas veces indispensable hacer que la muger se
ponga de rodillas y apoyada áobre los codos. En esta
situacion se introducen en el recto dos dedos de la
mano derecha , y se empuja el cuerpo del útero ácia
arriba y adelante , asiendo al mismo tiempo el cuello,
' y atrayéndole á su situacion natural con uno de los
dedos de la otra mano introducido en la vagina. Tam
bien se pueden introducir dos ó tres dedos en la va
gina, y empujar con ellos el fondo del útero, opera
cion que aun es mas sencilla y á veces mas eficaz que
la otra, porque permite obrar mas inmediatamente y
con mayor fuerza sobre el órgano dislocado.
Sinosepuede Cuando habiendo llegado la matriz al cuarto mes
' á u lu- ^e ^a gestacion, J hallándose vuelta ácia atrás, y en-
gark'matriz"
distendida por cajada en la pelvis no se la puede restituir á su situa-
el producto de . , ■ ,' . ,,
la concep- C10n natura' i es absolutamente necesario recurrir a la
cesario
cion, esabrir-
ne- puncion
_, ó ,.á la incision de esta viscera
. . por
. , la, vagina.
la_ Jtste remedio estremo , que es seguido del aborto, es
el único capaz de conservar la vida de la muger : se le
ha empleado muchas veces con buen éxito , y se le de
be preferir á la symphyseotomia , propuesta en este
caso por M. Gardien (i).
B. Oblicuida- Las situaciones oblicuas de la matriz pueden servir

(1) Aun cuando do fuese absolutamente posible restituir la


matriz á su situacion natural , ó á lo menos inclinarla de modo
que pudiera terminarse el parto en la epoca prescrita por la na
turaleza , es de nuestro deber advertir que esta operacion , ni nin-
.guna que tenga semejante resultado , no debe ponerse en prácti
325
de obstáculo al parto ; y se las remedia haciendo echar Jef Je la ma*
á la muger del lado á que corresponde el cuello de la
viscera , y empujando su fondo ea el mismo sentido.
Si la matriz, abandonando su situacion natural, 4.= pro¡apsus
se dirige acia abajo , segun sea el grado de su disloca- <*» matriz ó
. . • i i • hjsteroptose.
cion , asi se dice o que existe un simple descenso , o ¿. Descens0.
una caida , ó una precipitacion de este órgano. En el Caída.
, , C. Precipita-
primer caso el utero solo desciende hasta cerca de la c¡on ¿e¡ ¿tsro.
mitad del. conducto vaginal: en el segundo llega su
cuello al orificio de este órgano; y en el tercero sale
fuera , y el cuerpo de la viscera se situa entre los mus
los de la enferma. Estas dislocaciones dependen ó de
la relajacion de los ligamentos de la matriz, ó de la
depresion del tejido celular que sostiene este órgano,
y frecuentemente son producidas por caidas , por es
fuerzos violentos etc.; siendo en todos casos segui
das de diversos accidentes , como son : una sensacion Accidentes
de pesadez en la pelvis , tensiones en el epigastrio , y ertasTesUmes™
fenómenos nerviosos muy variados. Cuando la matriz
sale fuera se agrega á estos accidentes un tumor co
noideo , mas ancho por arriba que por abajo , cubier
to por la vagina que éstá replegada sobre él, y pre
sentando en su punta el orificio abierto del cuello
uterino. Irritado este tumor por el contacto del aire,
de los vestidos y de la orina , se inflama frecuente
mente, se cubre de un moco puriforme, y algunas ve
ces de úlceras profundas. En otros casos se seca y se
hace casi insensible la membrana mucosa de la vagina.

ca; pues nuestras leyes prohiben espresa y terminantemente que


se procure el aborto por ningun medio ni por objeto' alguno.
cualesquiera que sean las circunstancias de la madre y del pro
ducto de la concepcion. Nota de los Traductores.
3a6
esEn necesario
este caso ;ndicacion
Los desórdenes
de reducir
que lanos
matriz
ocupan
á supresentan
situacion lanatural,
doble
reducir y con
tener la ma. y de mantenerla en ella por medio de un pesario bien
triz" hedio; indicacion que casi siempre puede satisfacer-
De los pesa- se cou facilidad. A los pesarios de madera, de plata,
ri°?- de marfil, y do corcho se han sustituido los de go
ma elástica, cuyas formas, variadas hasta aqui casi
al infinito,. se han reducido á las de pesarios ovales,
redondos y cilindricos. Los primeros y segundos son
los quemas se usan; pero los últimos convienen cuan
do se necesita sostener al mismo tiempo una parte de
la circunferencia de la vagina, como se observa en las
personas afectas de hermas vaginales. Los pesarios de
ben introducirse despues de haber suavizado conve
nientemente su superficie con una sustancia grasa, y
sostener exactamente el útero , sin ocasionar dolor;
manteniéndose en su situacion por la contractilidad del
orificio vaginal, y no por los lados internos de las tu
berosidades isquiáticas á las cuales es imposible que
lleguen, diga lo que quiera M. Richerand, á no te
ner unas dimensiones que jamas se da á estos cuer
pos; los cuales debe cuidarse de eslraer y de limpiar
con frecuencia. Como el cuello uterino descansa so
bre el agujero que presentan, se alarga y se intro
duce en él, distendiéndose á veces acia fuera en tér
minos de hacer difícil La estraccion del instrumento;
en cuyo caso debe elegirse otro pesario cuya aber
tura sea mas pequeña.
inversiones La inversion del útero que siempre se verifica,
de la matriz.. ya en e] comento en que se termina el p.irto, ya.
poco tiempo despues de este acto, consisto ó en el
simple hundimiento del fondo de este órgano, ó ea
•327
Ta salida por el cuello de una parte de su cuerpo , ó Exlstenentres
_ , ... , , , grados dife-
íinalmente en la precipitacion completa cíe toda su rentes.
estension, en la que su cara interna se hace esterna
y reciprocamente , cuyos desórdenes pueden conocer
se fácilmente por medio del tacto. Cuando el útero se
halla á un mismo tiempo invertido y precipitado fue
ra de la vulva , forma un tumor mas ancho y pesado
por abajo que por arriba, el cual está suspendido de
la vagina que se redobla sobre él. En la union del cuer
po del tumor con el canal que forma su pedículo, se
nota un rodete circular sobresaliente, que está forma
do por el cuello uterino invertido. Las inversiones de
la matriz dan ocasion á diversos accidentes, como las.
hemorragias abundantes, la irritacion y la flogosis del
útero; dolores y tensiones insoportables en la pelvis,
y en el vientre; agitacion, calentura, movimientos
convulsivos y aun la muerte. Sin embargo , algunas
mugeres han sobrevivido á esta lesion, conservando
entre los muslos un tumor inflamado cubierto de ul
ceraciones, y algunas veces degenerado en cancer.
sisten
Las en
indicaciones
restituir á que
su lugar
en tallacaso
porcion
se presentan
dislocadacon-
del ^^'"queTea
Se la debe re-,

órgano, y en mantenerla reducida; indicaciones tanto posible,


cidente.
mas fáciles
Para
de esto
satisfacer
conviene
cuanto
emplear
mas reciente
diferentes
sea reme
el acT

dios segun los diversos grados de la enfermedad, y se


reducen á escitar la constriccion de la matriz, soste
niendo su fondo con uno ó dos dedos hasta que se
rehaga sobre sí mismo ; coger con los dedos, untados
en una sustancia grasa , el tumor formado por el ór
gano, y reducirle al traves del cuello haciendo en
trar las primeras las partes que salieron últimamen-
3a8
fe; y en fin restituir la matriz á su situacion, des
pues de reducida á su forma natural , cuando sobre
sale ácia fuera ; siendo suficiente para oponerse á la
reproduccion de la enfermedad una situacion hori
zontal prolongada , los baños frios y el uso de pesa-
rios. Pero en el caso de que la matriz deba permane
cer fuera, por ser imposible su reduccion, se la debe
mantener en un estado constante de limpieza , com
batir su irritacion y sostenerla con un suspensorio.
€.* inversion Algunos escritores han admitido una inversion
tte™"*T aislada de la membrana interna de la matriz ; pero
matriz. esta membrana es demasiado fina y delicada, y está
fijada al parenquima uterino con demasiada solidez
para que pueda existir semejante enfermedad; y es
verosímil que se hayan tenido por tal ciertas mem
branas preternaturales formadas en el útero , las
, cuales desprendiéndose despues suelen presentarse en
la abertura de su cuello.
?.• Hidropesía Ciertas irritaciones dela matriz ocasionan, al mismo
del uceru. tiempo que la oclusion de su cuello, la secrecion de
una cantidad mas ó menos grande de serosidad, que va
dilatando por grados su cuerpo , y que por último lle
ga á constituir una verdadera hidropesia; en otras
ocasiones se llena el útero de hidátides que dan lu
gar á los mismos accidentes que las colecciones se
rosas. Estas afecciones parecen constituir algunas ve
ces concepciones , y el líquido está contenido en un
quiste adherido á las paredes uterinas. En cuyo caso
la enfermedad emula perfectamente el curso del em
barazo. Sin embargo, cuando ademas de su antigüe
dad y de los signos negativos de la presencia del
feto, se reconoce la existencia de la hidropesia, debe
procurarse la salida del líquido haciendo una pun
cion al través del cuello del útero , despues de lo cual
bastan algunas inyecciones emolientes para desemba
razar las paredes de la matriz , y para asegurar la cu
racion. *
El feto puede ser retenido en la matriz, ya por 8.* Ketenáoi»
los obstáculos que la rigidez estrema del cuello de ^at'i* "'
este órgano, su imperforacion ó la grande oblicui
dad de su cuerpo oponen á su salida , ya por la poca
estension de los diámetros de la pelvis, ó por la obs
truccion de esta cavidad, ocasionada por tumores de
diferente naturaleza y consistencia. En el primer caso,
estando de parte de la matriz el único obstáculo que
se opone al parto, debe obrarse en ella por la va
gina, á fin de que pueda pasar el feto por las vias
naturales. En las otras circunstancias, siendo la mis-
rea pelvis impropia para dar paso al feto, es preciso,
ó ensanchar esta cavidad, ó sacar el niño por una in
cision que debe hacerse en las paredes del abdomen
y en las del útero. Estos principios generales bastan
para hacer conocer en qué caso está indicada cada
operacion , y detenerme yo en pormenores mas es
tensos seria traspasar los límites que me he pres
crito.
Cuando el cuello de la matriz está muy constri» j. Histcroto-
ñido, duro v calloso, y la muger se consume en es- "?la u °Pfra'
» J 1 J o cion cesarea
fuerzos
bisturí
puntos
se oponede
de
inútiles,
á boton
su
la circunferencia
dilatacion
yconviene
cortardel
con
introducir
orificio
el éltejido
en uterino.
dos,
inestensible
en tres
la vagina
Esta
ó cuatro
ope-
que
un ticarla
Mododeprac-
vaginal.cuando

racion , que se ,ha practicado


, muchas
, , elutero
cuello del
veees con buen es ,ju.
éxito, no presenta dificultades ni ocasiona casi nin- ro y calloso:
33o
gurí dolor, y solo da, lugar á la salida de una cortísi
ma cantidad de sangre. Debe cortarse hasta mas allí
de los límites de las collosidades del cuello, a' fin de
que los esfuerzos de espulsion dilaten las partes in
mediatas del órgano que no estan' alteradas.
■ cuando el Cuando despues de la concepcion , ó acaso inme-
perforado,,nÍ" {'ia'301615*6 despues del acto que. la produce, se aglu
tinan los labios del cuello de la matriz, y esta adhe
rencia se opone á la dilacion del orificio uterino,
debe ante todo hacerse con cuidado una corta in
cision en esta parte por medio de un bisturí con
vexo con la hoja envuelta en un paño ó con el hys-
terotomo. Estos instrumentos deben ser precedidos
y guiados por el dedo índice, con el cual se empu
ja ácia adelante el feto, á fin de preservarle de toda
lesion. Hecha la primera abertura se la dilata cuanta
sea necesario , y se la da la forma crucial con el bis
turí de boton.
y cuando la En los casos en que la matriz se halla de tal modo
matriz tiene inclinada ácia adelante, que su cuello sube por la
«na
muydireccion
oblicua parte posterior. mas arriba del alcance del dedo, * si
acia adelante. iOc|0S ios esfuerzos para restituirla á su situacion son
inútiles es necesario dividir, del modo que acaba de
indicarse , la parte de su cuerpo que sobresalga en la
vagina. Vuelto un poco sobre sí mismo el útero por
la salida de una parte de las aguas, introduce el Ci-
• ■ rujano en la herida el dedo pulgar de la mano iz
quierda, procurando al mismo tiempo descubrir y
cocer el cuello con los otros dedos de la misma mano,
á fin de reducirle á su situacion natural : esta accion
se favorece á beneficio de las presiones bien dirigidas,
ejercidas sobre la matriz con la otra mano; y si por
33 1
este medio se consigue el objeto propuesto , se favo
rece la dilatacion del cuello, y se abandona la herida
á sí misma: en el caso contrario se dilata la herida,
y se la hace servir para la salida del feto.
La gastro-histerotomia puede ser necesaria, no b. Gástro-nU
solo en los casos de vicio de conformacion de la pel- teroToima u o-
r pera cion ce-
vis, sino tambien por la muerte de la mnger despues sárea abdo-
del sesto mes del embarazo; y aun entonces no debe m'na'-
recurrirse á ella sino cuando es imposible sacar el
feto por las vias naturales. Para practicar esta ope
racion es necesario proveerse de dos bisturís , uno de
corte convexo, y otro recto. y de boton ; y despues
un gancho obtuso, pinzas de ligar, hilos encerados,
tijeras, agujas, esponjas y agua completan el apara
to. Debe colocarse debajo de la enferma un vendage
de cuerpo con escapulario, y tener preparadas com
presas, hilas y emplastos aglutinantes. La enferma
debe ser colocada en una cama fuerte, cubierta de
grandes paños, poniéndola una almohada debajo
de los lomos para aumentar la salida del vientre. Fi
nalmente, conviene que el Cirujano, situado al lado iz
quierdo de la cama , tenga delante de sí dos ayudantes
inteligentes, que aplicando las manos á los lados del
abdomen, fijen la matriz y se opongan á que salgan
los intestinos por la herida.
Tomadas estas precauciones se puede elegir el
modo de practicar la operacion que mejor parezca de
los tres siguientes: . .
Rotisset describe el mas antiguo, que consiste en Modo anti
hacer una incision oblicua en el abdomen entre el BV° Prac"
, . ii# ticarla,osec
borde
da vertical
estenio
mente
deldesde
musculo
la espina
recto,
iliaca
y una
al cartílago
línea tira-
de cion
oWlcua-
lateral y
33a
la última costilla, debiendo empezar la division un
poco mas arriba del nivel del ombligo, y estenderse
hasta una pulgada del pubis. Cortados la piel y el te
jido celular se introducen con cuidado en el ángulo
inferior de la herida el bisturí de boton y el dedo ín
dice de la mano izquierda que debe guiarle, y se di
lata con aquel de abajo á arriba la division de los
músculos y del peritoneo en la misma estension y di
reccion que la de la piel.
Concluida esta abertura conviene hacer doblar las
piernas de la enferma, levantarla un poco la cabeza,
y quitar la almohada que tiene debajo de los lomos,
á fin de relajar la pared abdominal. Se examina en
tonces el útero, y si presenta uno de los lados se le
reduce á su rectitud natural ; y fijada esta viscera por
los ayudantes , hace el Cirujano en la parte inferior
de sus paredes una incision de una pulgada de esten
sion que no debe comprenderlas membranas del feto:
mensiones
en seguida que
deben
á la darse
de las áparedes
esta herida
abdominales
las mismas
con di-
el

bisturí de boton guiado por el dedo índice izquier


do; é introducido en el ángulo superior de la abertu-
tura de la matriz el gancho obtuso ó el dedo índice
de un ayudante, á fin de precaver su dislocacion, se
abren las cubiertas del feto , teniendo cuidado de no
herirle. Algunas veces se dividen á un mismo tiempo
la matriz y las membranas: en todos los casos es fa
cil estraer el niño , ya por la cabeza ó ya por los pies,
y en seguida se ejecuta la estraccion de las secundi
nas como en el parto natural. Los vasos abiertos en
el espesor de las paredes abdominales deben haberse
ligado, y los de la matriz desaparecen por la contrac
333
clon de esta viscera , cuya accion debe solicitarse
cuando es demasiado lenta, escitando su cara in
terna.
Muchos comadrones lian pensado que debe ha- Modo, de
cerse la incision á lo largo de la línea media, desde peracion,* a-
media pulgada mas arriba del pubis hasta las inme- doptado por
diaciones del ombligo, ó aun mas allá de esta cicatriz \earyl*y lau
que
i se deja á la i derecha de la incision.
, ni Este
■ ■ modo
n incision
delinque me-
, ó
de operar, que algunos atribuyen a Platner o aGue- ¿\at
rin, y otros á Varoquier, debe ejecutarse segun las
reglas establecidas mas arriba.
La incision trasversal , recomendada por Lauver- y Por Lauver-
,ii i ti. i iat , ó incision
jat, debe hacerse entre el ombligo y el punto mas su- trasversal,
perior de la matriz dilatada, y estenderse desde el
borde esterno del musculo recto á la region lumbar.
Situada la enferma de modo que el latio en que se
opera esté mas prominente que el otro, se practican
las divisiones del vientre y de la matriz en los térmi
nos que quedan espresados.
Segun el modo mas antiguo de operar se cortan Criterio de
i . i i ru i estos diferen-
vróticas
trasversaimente
de la pared
todasabdominal;
las libras musculares
lo que espone
y apone-
á herir operar,
tes mo¿os <¡,

las trompas uterinas y los vasos que las acompañan,


siendo muy dificil salvar la arteria epigástrica ó sus
divisiones. En la incision media es dificil que se ve
rifique la reunion de lss fibras aponevróticas de la
línea alba : la que se practica en la matriz es, como en
el caso precedente, demasiado baja, y los loquios tie
nen demasiada tendencia á salir por la herida. En el
de Lauverjat no existe ninguno de estos inconvenien
tes: efectivamente, en él no se hace mas que separar
las fibras del músculo trasverso , y la cicatriz que su-
334
cede á la herida presenta una solidez bastante gran*
/ , de; la matriz abierta cerca de su parte superior se
desembaraza de los loquios por su orificio inferior,
las trompas no pueden ser interesadas, los derrames
. . en el vientre son difíciles, y en una palabra todo con
curre á la curacion. Sin embargo esta no suele ■veri
ficarse sino una vez por cada dos operaciones, á cau-
■ ;■ i . sa de la estension de las divisiones que es necesario
.practicar y de la importancia de las partes que se in
teresan ó se irritan. . t '
Cuidados La cura que debe hacerse despues de la opera-
conseculivos ■ i ■ i i i i. • i
que
las enfermas,
reclaman simples
CIon es del
a mlsma
abdomen;
1ue *apues
"e lalaslaxitud
heridas
de penetrantes
las paredes

del vientre hace inútil la sutura, y permite limitarse


á la aplicacion de emplastos aglutinantes, bastando
algunas inyecciones hechas con el mayor cuidado en
la vagina para mantener la libre salida de los loquios,
y debiendo emplearselos antiflogísticos generales y lo
cales mas activos, á fin de precaver ó combatir la me
tritis y la peritonitis que tienden á desarrollarse.
i C. Sympalr- La symphyseotomia es una operacion absoluta-
Tynchondro-° mente moderna que se debe á Sigault. Echada de es-
tomia. paldas la muger, y rasurada la region del pubis, el
Cirujano, situado al lado derecho de la cama, hace
en la piel una incision que descienda de la parte su
perior de lo sinfisis del .pubis á la union de los gran
des labios. Dividido el tejido celular se corta el libro-
cartílago inter.pubiano L.on un escalpelo fuerte y ob
tuso por su estremidad, cuidando de evitar que se
escape el instrumento al terminar la seccion y caiga
en la vejiga ó en su cuello, que inevitablemente di
vidiría si su hoja fuese aguda. Cuando esta primera
335 .
seccion no basta para conseguir con facilidad' la
separacion que se desea, se puede inclinar el filo del
instrumento á derecha ó izquierda y cortar el liga
mento triangular á lo largo de la rama descendente
del pubis, lo cual facilitará mucho la separacion de
los huesos, debiéndose reunir inmediatamente la he
rida despues del parto. Pero los tirones que la sepa
racion de los huesos de la pelvis ocasionan en las sin-
fisis sacro-iliacas, hacen la symchondrotomia casi tan
arriesgada como la gastro-hysterotomia. . •i
Hace poco que M. A. Boudeloeque ha imaginado D. Gastro-
una operacion , que segun dice, ptt©de sustituirse á eI- trotoni'a"
la division abdominal de la matriz, y consiste en di
vidir el abdomen por el lado izquierdo y á lo largo
go
del hasta
bordeuna
esterno
pulgada
del músculo
del pubis,
recto,
economizando
desde el ombli-
con '

mucho cuidado el peritoneo. Despues de esta seccion


es menester abrir la bolsa de las aguas por la vagina,
y doblando entonces la enferma las piernas y los
muslos, se separa de arriba abajo el peritoneo, que
se encarga sostener á un ayudante, é introduciendo
en seguida en la vagina el dedo índice y el de cora
zon de la mano izquierda, y separándolos uno acia
adelante y otro acia atrás , se esliende con ellos el con
ducto, y cerca de su estremidad superior entre la
vejiga y el recto se hace en él una incision trasversal
bastante estensa para que pueda descubrirse^ el cue
llo dela matriz; cuidando de inclinar el cuerpo de
esta viscera al lado opuesto al de la operacion , á fin
de aproximar su cuello á la herida esterior , y de po
ner con mas facilidad su orificio en correspondencia
con la division vaginal. Esta es la disposicion en qu«
336
debe esperarse el resultado de las contracciones ute
rinas que deben espeler el feto por la herida.
Juicio acer- Esta operacion parece difícil de ejecutar, y aun-
peraciou',a ° 1ue no interesa, partes tan importantes como la gas-
tro-hystesotomia, como hasta ahora solo se ha prac
ticado en el cadaver, es necesario aguardar para
adoptarla á que la esperiencia decida acerca de su
valor.
9.- Rotura de Guando se oponen á la salida del feto obstáculos
¡a macnz. insuperables , ó cuando alguna parte de las paredes
de la matriz se halla en un estado de debilidad, pue
de esta viscera romperse durante el trabajo del par
to, pudiendo tambien producir este efecto los golpes
ó las conmociones violentas sufridas por este órga
no. En el primer caso esperimenta la muger un nue
vo dolor mas vivo y agudo que los precedentes , mu
chas veces percibe una sensacion de rasgadura, el
vientre se deprime y pierde su forma, y el feto pue
de percibirse al través de las paredes abdominales. En
el segundo caso se manifiestan los mismos fenómenos,
pero casi siempre ha perecido antes el feto á causa de
la misma violencia que ha rasgado las membranas que
le cubren. Se concibe cuan violenta debe ser la he
morragia, y qué riesgo amenaza entonces la vida del
cucion
Exige la
deeje-,
la niño
cursoy que
la depuede
la madre.
emplearse
En talessituacion
la gastrotomia,
el únicopara
re-
gastrotomia. * * r ° ' r
lo cual, echada de espaldas la enferma, se hace en
las paredes abdominales, y en uno de los parages en
que se practica la gastro-hysterotomia, una incision
de sws á siete pulgadas de larga, y por ella se estrae
el producto de la concepcion , empleando en segui
da los mismos cuidados que se han aconsejado pa.
337
ra despues de la operacion cesárea abdominal.
Cuando el feto esta vivo en el momento que se Ventaja» de
. , . . . esta opera-
rompe el utero, solo la gastrotomta permite su ton- c¡on;
servacion
to practicar
; pero
la operacion
cuando está
quemuerto
dejarleesabandonado
menos espues-
en

el peritoneo. No puede prescindirse de operar sino


cuando el feto es todavía demasiado pequeño , ó cuan
do la rotura es antigua; en cuyo caso debe esperarse
todo de los esfuerzos de la naturaleza , la cual elimi
na las porciones degeneradas del embrion, ya por los
intestinos ó ya al traves de la pared abdominal an
terior.
Las mismas consideraciones son aplicables á las ,n.» Concep.
_ ,n cion extra.utC"
concepciones, casi siempre funestas, que se veriti- „„a-
can fuera de la cavidad del útero, las cuales exigen
algunas veces la abertura del abdomen y la de la par
te que sirve de receptáculo al feto.
Los polipos de la matriz constituyen una enfer- 11.* Polipos
medad muy fiecuente: son casi siempre de natura- d'lamatra.
leza fibrosa , y se desarrollan en el fondo ó en el
cuello de este órgano. Los primeros se forman co- JSTacen riel
i m. •• i i i' _ fondo ó del
munmente en el telido mismo de la matriz; y segun cueli0 jci ^r-
que se aproximan á una ó á otra de las superficies de gano.
esta viscera , sobresalen en su periferia ó en su ca
vidad. En el primer caso solo incomodan por su peso; Accidentes
en el segundo ocasionan los mismos accidentes que 3ue ocfsionan
° . ; * los primeros.
todos los cuerpos estrauos que ocupan y dilatan el
útero; pero asi como van creciendo estimulan las pa
redes de la matriz, las cuales se contraen, los impe
len ácia la parte inferior, y obligándoles á ensanchar
el cuello los precipitan en la vagina. Este trabajo oca
siona en algunas mugeres dolores y esfuerzos análogos
I. aa
338
á los del parío : en otras se observa que las paredes de
la matriz permanecen en un estado completo de iner
cia , continúan dejándose distender, y adquieren un
desarrollo que emula un verdadero embarazo; y en
otras finalmente, se adelgaza el cuello , se hace fibroso
é inestensible , y sirve de cubierta al tumor, con el
cual desciende. Todas estas variedades pueden reco
nocerse con facilidad por medio del tacto.
que
Alteraciones
esperi- las producciones
^os cuerpos fibrosos
orgánicas
uterinos
preternaturales
tienden, como
, á mudar
todas
mentan. de estado
r , y a, destruirse
*. ; pero
r cuando el elemento
' ce

luloso que entra en su composicion es muy abundan


te, se inflaman y pasan con facilidad al estado de tu-
Selesvepasar morés cancerosos. Sin embargo, no se verifica esta
al esudo can- degeneracion mientras que el polipo se halla conte-
' nido en la matriz y al abrigo del contacto del aire;
pero cuando habiendo descendido á la vagina está so
metido á la impresion del fluido atmosférico y de los
líquidos estimulantes, de que suelen hacer uso las en
fermas, se les ve ablandarse, ingurgitarse de sangre,
y hacerse el asiento de hemorragias mas ó menos
abundantes que amenazan á veces la vida de la pa
ciente^ se van manifestando en ellos dolores vivos y
lancinantes hasta que llega á hacerse evidente el car-
tilagmosos
ó hacerse car.y en
cinoma.
„ue eiEntumor
los casos,
es muy
masduro
raros
, yque
prepondera
los precedentes,
mucho
huesosos. 1 J J 1 *
Algunas
se desembara-
veces concluye
endurece,
en
hacerse
En
él , el
algunas
elemento
huesoso.
por
se transforma
ocasiones
encostrarse
fibroso,
estos
en
. en
de
una
.poli
lugar
fosfato
masa
pos de
secalcáreo,
cartilaginosa,
desprenden
ablandarse
. . y por
es-
.se
y•

k» de ellos 1» pontaneamente; y en muchas mugeres se han visto salir


339
por la vulva tumores que llenaban la vagina, y delos naturaleza os-
cuales fluían líquidos purulentos ó fétidos : otras ve- P°ntuneainel1-
ees queda el tumor pendiente fuera de la vulva, y
suele caer espontáneamente; y muchos de estos casos
han sido presentados como ejemplos de caidas ó de
desprendimientos de la misma matriz. Ultimamente,
cuando los polipos han llegado á hacerse huesosos
pierden casi constantemente su pedículo , quedan li
bres en la cavidad de la viscera que los contiene , y
constituyen en ella la mayor parte de esos cuerpos
que se han designado con el nombre de cálculos de
la matriz. '
Los polipos del cuello del útero se presentan al jj0'3 polipos
principio en la vagina, y el labio del cuello en que aelcuelloute-
., . i i ri-i rino son me-
residen, esta comunmente alargado y contundido con nos graves,
su pedículo, en términos que muchas veces es impo
sible asignar sus verdaderos límites. Estos tumores son
frecuentemente de naturaleza fibrosa; pero algunas
veces tambien son de una testura carnosa, vascular y
aun mucosa ; y en algunas mugeres que han padecido
la sifilis no es raro encontrar un número, á veces con
siderable, de vegetaciones vasculares ó vesiculares
pendientes del cuello de la matriz. Los polipos que
residen en esta parte no ocasionan tanto dolor en el
fondo de la pelvis, tanta tension en las ingles y en los
lomos, ni tantos esfuerzos para espeler el tumor como
los que ocupan el cuerpo del útero; pero estando mas
espuestos al contacto del aire , y de los cuerpos este-
riores , se alteran mas pronto y pasan con mucha
mas facilidad al estado de reblandecimiento y de
cáncer. " .
Despues de los trabajos de Levret y de Desault la Curacion;
34o
curacion de los polipos del útero se ha hecho tan sen
cilla como eficaz. Los desecativos y los cáusticos que
consiste en se. los antiguos aplicaban á estos tumores, estan univer-
parwelttimor sa]mente proscritos; y en el dia solo merecen la acep
tacion de los prácticos la ligadura y la escision.
'A. De la liga- La ligadura, que antiguamente estaba limitada á
ura' . los solos casos en que el polipo salla por la vulva, ha
Modo de sido empleada por Levret hasta en los tumores con-
se^n'Lebre't t60^o5 todavía en la vagina; y su modo de practi
carla es de los mas sencillos: en una cánula doble de
siete á ocho pulgadas de larga , terminada en dos glo-
bulitos por un lado , y teniendo en el otro dos anillos
colocados alas partes laterales, se recibe un hilo largo
de plata de copela, quemado, cuya asa debe ser an
cha y corresponder á la punta del instrumente, que
dando sus dos cabos detenidos en los anillos situa
dos en la base de las cánulas. Hechos estos preparati
vos , y echada la muger de espaldas sobre el borde de
la cama, se introducen Üos dedos de la mano izquier
da, untados de una grasa cualquiera, entre el tumor
y la pared posterior de la vagina , y se desliza por en
cima de ellos la doble cánula con el asa que cuelga de
su estremidad ; y haciendo que esta llegue tan arriba
como sea posible sobre el pedículo del tumor, se in
troduce este último en el asa, la cual se va levantan
do acia adelante á medida que un ayudante tira de
una de las estremidades del hilo. Por la porcion de
este que sale del instrumento, se puede juzgar. del
volumen de las partes que comprende y del grado de
constriccion que ejerce sobre ellas; y cuando parece
obrar con bastante fuerza se sujeta el hdo en el ani
llo , y se termina la operacion.
34i
Desault practicaba la ligadura de los polipos ute- Según De-
rinos por medio de dos porta-nudos y de un aprieta- Su3 p0rta_nu.
nudos: los primeros consisten en dos pinzas metidas ¿os.
en unas cáuulas, y cuyas ramas se separan á causa de
su elasticidad : cuando se sacala varilla de estas pinzas
se aproximan las ramas opuestas y forman un anillo,
siendo la separacion de las ramas el resultado del mo
vimiento contrario.
El aprieta-nudos presenta una varilla de plata de Su aprieta nu-
unas seis pulgadas de largo , bifurcada en una de sus"
estremid.ides , y teniendo en la otra un anillo doblado
en ángulo recto sobre lo restante del instrumento.
Situada como corresponde la muger , pasa el Ci- Modo de
rujano una hebra larga de seda por los anillos de los °Perar*
porta-nudos: aproximados estos instrumentos, y co
locados en la mano derecha, paralelos uno á otra, se
introducen a lo largo de la pared posterior de la va
gina hasta el pedículo del tumor, guiados por los de
dos de la mano izquierda, la cual se retira despues;
y tomando en cada mano uno de los instrumentos se
les dirige por la circunferencia del tumor, reuniéndo-
los despues delante de este, de modo que su pedículo
quede rodeado por el asa del hilo : en seguida se in
troducen las estremidades de este hilo en el anillo del
aprieta-nudos, el cual se hace deslizar acia arriba, y
empujando despues las varillas de los porta-nudos
abandonan el hilo, cuyas estremidades se van sacando
cada vez mas hasta dejar fuertemente ligado el pedí
culo del tumor.
Bichat ha simplificado los. instrumentos de De- Correccion
sault, reemplazando uno de los porta-nudos por el e 10 a •
mish.o aprieta-nudos, á cuya estremidad bifurcada
34a
se atan los cabos del hilo á fin de asegurar la cons
triccion que se desea practicar.
Conviene a- Una de las cosas que debe fijar especialmente la
Süra'de'modá atencion del Cirujano en la aplicacion de las hgadu-
que intenum- rasa los polipos uterinos, es el grado de constriccion
QJpor "grados 1ue conviene ejercer en el pedículo del tumor; la
la circulacion cual ó ha de ser bastante fuerte para hacer cesar
en el tumor. , .... i i• • i i
de repente la circulacion en el polipo, o no ha de
producir este efecto sino insensiblemente y aumen
tando por grados la accion del hilo. Lo primero es
facil de ejecutar en los tumores poco voluminosos, los
cuales se marchitan entonces y caen al cabo de poco
tiempo: lo segundo espone á que los polipos se hin
chen, se inflamen y den origen á los mas graves fe
nómenos y aun á la muerte. Por consiguiente de
be procurarse por todos los medios destruir entera
mente y de un solo golpe la accion vital en los tumo
res cuando se liga su pedículo; pero algunas veces es
el polipo tan voluminoso, que despues de aislado es
necesario usar de tenacillas para estraerle.
_ 27.De latee- M. Dupuytren prefiere comunmente á la ligadura
culo del poli- ^e los polipo* uterinos la seccion de su pedículo. Pa-
P0, atrae
ra estocon
coge
cuidado
el tumor
acia con
fuera,
las saca
pinzas
su de
pedículo
Muzeux,
de la
le

vulva y le corta con unas tijeras, cuyo filo obtuso


contunde las partes y magulla los vasos, lo cual se
hace con el objeto de precaver un flujo escesivo-de
sangre; y cuando el polipo se halla unido á la va
gina por medio de algunas adherencias, lo primero
que debe hacerse es rasgarlas. En una ocasion en que
el cuello de la matriz estaba duro, fibroso é ines-
tensible, el práctico que acabo de citar cortó esta
343
parte, atrajo el polipo y practicó su ablacion sin que
fuese
sobreviniese
grueso ningun
y pareciese
accidente;
contener
pero
vasos
si elconsidera
pedículo r

bles , sería preciso ligarle y cortarle despues por enci


ma del hilo. Apenas se desembaraza la matriz del tu
mor , recobra su elevacion natural y todos los acciden
tes desaparecen.
Casi todos los pretendidos cálculos de la matriz 12.* cálculos
ji. i/. i , n de la matriz.
estan, como queda dicho, formados por tumores n- prov¿enen 0
brosos osificados , y Duncan habia ya hecho observar de polipos fi-
, i brosos osifi
que entre esta clase de cuerpos, unos estan libres ca¿os,
y flotantes en la matriz, mientras que otros se ha
llan adheridos á su fondo ó a' su cuello , y que mu
chos parecen estar engastados en su sustancia. Los ¿ ¿e •„, ¿]es'
despojos del feto muerto detenidos en el útero pue. P°j°s del fe,°
den servir de base a incrustaciones producidas por do á hacerse
la mucosidad que fluye "de las paredes de la matriz, so'"*05>
y ciertas producciones preternaturales conocidas con ¿demolasque
el nombre de molas, pueden tambien pasar al esta- han pasado al
d, .i , , -ii » estado hueso-
o huesoso y ser tenidas por verdaderos calculos. A s0i
estas tres causas generales deben referirse todos los
cuerpos de esta especie de que se ha hablado, y
que por desgracia fueron observados en una época
en que la química y la anatomía patológica estaban
todavía en la infancia; y no puede olvidarse quo
Miguel Morus los administraba interiormente en pol
vo como sudoríficos, asegurando haber conseguido
por su medio escelentes resultados. Tan luego como Deben e»-
se reconozca la existencia de estos cálculos se les de- traerse,
be estraer con las pinzas ó por medio de las tenazas;
y si el cuello del útero estuviese demasiado estrecha
do , sería conveniente hacer en él algunas incisiones
344
con un bisturí de bolon, segun el método indicada
mas arriba, cuya operacion es facil y exenta de
peligro.
13.* Osifica- Tambien deben referirse á los polipos fibrosos
»;üü j£*ír^la" osificados, ó á la irritacion lenta que ha hecho pasar
cion ae la ma- ' * r
'«'*• al estado cartilaginoso y huesoso las paredes uteri
nas, esas observaciones de petrificaciones del útero
de que hay tantos ejemplos^en los fastos del arte. Pe
ro estos hechos nada tienen de estraordinario., y de
ben referirse á la historia de las alteraciones que oca
siona la inílainacion crónica en los tejidos de nues
tros órganos, y á las cuales po es aplicable ninguna
operacion.
14.° Cancer Sometida la matriz en la mayor parte de la du-
' rdcion de la por
disfrutando vida otra
á unaparte
escitacion
de unaperiódica
grande muy
actividad
viva,

vital, y espuesta á una multitud de causas de irrita-


■ cion directas y simpáticas, es por lo mismo frecuen
temente el sitio de,un aumento de accion y de fleg
masías crónicas, imperceptibles en su principio, obs
curas en sus progresos, y comunmente funestas en
sus resultados, entre los cuales debe contarse el can-
Afectn el cer. Este afecto unas veces invade el cuerpo del ór-
cuerpo
cuello deo este
el 0orano yJ otras su cuello ; pero
r en el primer
* caso es di-
órgano. íicíl de reconocer antes de que haya hecho grandes
progresos, y entonces es ya absolutamente incu->
rabie.
Forfnascon Los cánceres del cuello del útero, que son los
que se presen. únicos susceptibles de operaciones quirúrgicas, se
tan los canee- .,
res del cuello presentan bajo dos formas opuestas: en la una la par-
ile la matriz, te afecta está hinchada, dura en ciertos parages, re
blandecida en otros, cubierta ó no de vegetaciones
fungosas, y representando una especie de hongo , de
donde fluye una sanies pútrida : en la otra se halla es
ta misma parte corroida por una ulceracion mas ó
menos estensa y análoga á las erosiones cancerosas
que con tanta frecuencia invaden á los tegumentos.
A la primera de estas formas deben referirse los in
fartos escirrosos y lardáceos del cuello uterino; in
fartos que en algunas ocasiones adquieren un volu
men considerable , y que en el mayor número de su-
getos preceden al verdadero carcinoma del órgano.
El cancer de la matriz se estiende en sus progresos á
la totalidad de esta viscera, invade la vagina, el rec
to y la vejiga , y forma en medio de estas partes una
cloaca inmunda, por donde fluyen continuamente las
materias fecales, la orina y una sanies pútrida é in
fecta.
Los primeros síntomas quedan á conocer la exis- Fenómenos
tencia del cancer del útero son un ardor incómodo 1ae ^an A c&"
nocer sus pro-
en el fondo de la vulva, tensiones en los lomos y en gresos.
las ingles , trastornos habituales en la accion diges
tiva, flulo leucorraico, abundante y acre, y mayor fre
cuencia en la aparicion, cantidad y duracion de las
reglas. A medida que va haciendo progresos la en
fermedad, se hacen mas vivos y permanentes los do
lores; se manifiestan hemorragias, precedidas de la
exacerbacion de los accidentes, y seguidas de alivios
momentáneos; el flujo purulento se hace de cada vez
mas fétido, y no tarda en salir mezclado de copos
parduscos formados por las partes que se han des
prendido del cancer; se enciende una calentura que,
poco sensible al principio, y algo mas por la tarde
y durante la noche, adquiere cadq dia mas fuerza y
346
consume á la enferma, á quien la diarrea acaba de
conducir al sepulcro (i).
Aplícaciondel Hasta aqui solo se ha empleado el tacto para re-
speculum uteri , . . . , - .
al diagnóstico conocer la existencia y los progresos del cancer que
de estas enfer. nos ocupa; pero M. Recamier ha inventado á este fin
un tubo ancho de seis á ocho pulgadas de largo, que
introducido en la vagina, cujas paredes separará, per
mite examinar claramente con la vista el cuello de
la matriz. Este instrumento , á que se ha dado el nom
bre de speculum uteri, ha sido perfeccionado por M.
Dnpuytren , quien le ha hecho añadir un mango, y
le emplea para los usos mas variados é ingeniosos.
Curacion. Son dignas de la mayor compasion las enfermas
Errores de los que afectadas de irritaciones lentas del útero, se po-
practicos
tologistas on-
en nen en manos ¿e esos Cirujanos fatalistas imbuidos
la curacion de en los principios de Brown, que separando el cancer
dadeseUferme ^e to^os ^os estados anteriores de los órganos, no
ven en los flujos dela vagina mas que los efectos de
una pretendida relajacion de esta parte. Para estas

(i) Nadie ignora que las heridas del útero son frecuente
mente mortales por su naturaleza , por la importancia de esta
viscera, y por la inSüencia en el sistema general de la vida;
¿y estas mismas razones no» serán suficientes para que sea
tambien mortal su desorganizacion cancerosa ? ¿ Será necesario
que en este último caso , todavia mas grave que el primero.
venga la diarrea á acatar de conducir la enferma al sepulcro f
No negamos que la afeccion simpática de los intestinos gruesos
ocasione muchas veces este síntoma , el cual creemos debe
acelerar la ruina de la enferma ; pero tambien estamos per
suadidos que si esta, en vez de diarrea , tuviese estriñimiento
de vientre , no por eso dejaria de perecer , si la enfermedad
se hallase ya adelantada como pinta el Autor. Nota de los Tra
ductores,
347
desgraciadas no hay ninguna especie de curacion ; y
aun cuando no debiera sobrevenir el cancer , los es
citantes de que se les manda hacer uso bastarian
para producir su desarrollo. Mas adelante , cuando
la enfermedad está ya mas caracterizada , y el infarto
del cuello uterino permite prever su próxima ulce
racion , se limitan estos prácticos á combatir los sín
tomas mas graduados de la enfermedad ; oponen á
los dolores los narcóticos , á la calentura la manza
nilla ó la quina, ala tumefaccion del cuello ute
rino la saponaria y la cicuta; y creyendo haberlo he
cho é intentado todo , permanecen espectadores ocio
sos y desconsolados de los progresos de un mal siem
pre terrible, frecuentemente rebelde á todos los re
medios; pero que ellos no saben combatir sino á la
ventura, y siguiendo las huellas del mas grosero em
pirismo.
Para el Cirujano ilustrado la irritacion crónica Consiste en el
.y el cancer incipiente del cuello de la matriz recja- uso de los r<:"
J r medios anti-
man el uso enérgico y continuado por mucho tiem- flogísticos y
po de los antiflogísticos y de los revulsivos mas po- revulsiT0s-
derosos , como las sangrías locales reiteradas, segun la
violencia de los accidentes y la fuerza del sugeto, las ♦
bebidas emolientes y emulsivas , las lavativas atem
perantes, y los baños de asiento mucilaginosos; re
curriendo despues á los cauterios, y aun á la aplica
cion pasagera de la moza por encima de la pelvis y por
los muslos ; en cuya época suelen producir tambien es-
celentes efectos las aplicaciones continuas del yelo. Este
sistema de terapéutica ha producido ya los mas felices
resultados , y todo promete que se verán multiplicarse
cada dia las curaciones conseguidas por su medio.
348
S!
dadla enferme-
no cede no quetla
Si el uso
mas de
recurso
estos que
remedios
la operacion
no fuese
, la suficiente^
cual con-
á estos reme- 1 .
Puede
carseentonces
dioses preciso
operar.practi- partes
co.
sisteEsta
importante,
enafectas,
separar
práctica
ócon
en
yestá
es
el
destruirlas
que
instrumento
fundada
en todos
por
en cortante
medio
los
unacasos,
observacion
deltodas
ycáusti-
prin-
las

Ja escision ola J . r , J t. >J r


cauterizacion cipalmente en los de ulceracion cancerosa del cuello
rino"6"0 UtC" ^e la niatriz, las partes afectas estan bastante separa
das de los tejidos sanos, de suerte que á distancia de
algunas líneas de la úlcera ó del tumor-está el órgarife
comunmente intacto y sin ningun vestigio de irrita
cion ; lo que permite separar el mal totalmente y con
bastante facilidad. La eleccion entre el instrumento
cortante y el cáustico debe hacerse con arreglo á la
densidad de las partes; pues si son sólidas y capaces
de ser atraidas ácia abajo , es fácil cortarlas , como
lo ha propuesto y ejecutado el primero M. Ossian-
der; pero cuando son blandas, pulposas y fáciles de
rasgarse , se las debe cauterizar en el sitio que ocupan.
Modo de ope- En los casos en que se juzgue practicable la resci-
) ai" sion , despues de haber colocado á la muger en una
situacion conveniente , debe introducirse en la vagi-
A. Cuando se na el speculum uteri; y dirigiendo al través de este
Lace uso del instrumento las pinzas de Muzeux, se coge con ellas
instrumento r °
cortante. y se atrae ácia abajo el cuello del útero : en esta dis
posicion se conducen á la parte unas tijeras corvas
por el plano de las hojas, ó un cuchillo de la misma
forma y de dos filos, con los que se corta exacta
mente toda la porcion afecta; pudiéndose estender
impunemente esta escision, no solo á todo el cuello,
sino tambien á parte del cuerpo de la matriz. Si se ha
abierto algun vaso, es fácil contener la hemorragia
349
aplicando un boton de fuego á su orificio; pero cuan
do sale la sangre por toda la superficie dividida, bas
tan algunas inyecciones frias para detenerla. Lo de
mas de la curacion consiste en el uso de inyecciones
emolientes que calmen la irritacion de las partes, ar
rastren el pus ácia fuera y favorezcan la cicatriza
cion de la herida.
La cauterizacion del cuello uterino puede prac- B. Cuando se
ticarse por medio de cáusticos líquidos ó sólidos: en- cauterizacion!
trada
tre losdeprimeros
nitrato se
de prefiere
mercuriounaendisolucion
el ácido concen-
nítrico; .

siendo el mas usado de los cáusticos sólidos la po


tasa
ta obtusa
pura en
y laforma
base de conos
dos á truncados
cuatro líneas
, con
delaancha.
pun- ,

Situada convenientemente la enfermaré introducido


el speculurn, deben cortarse primero con el bisturí
ó las tijeras las vegetaciones que nacen del cuello
del útero; en cuyos casos se ha atrevido M. Duptiy-
tren á dirigir el instrumento hasta dentro de la ca
vidad de la matriz, y á cortar con él las fungosida
des que la obstruían. Descubierto asi el carcinoma,
debe enjugarse su superScie por medio de pelotones
de hilas, colocando una de ellas dentro del speculum
y á la parte inferior de la herida para que reciba la
materia irritante que fluye sin cesar durante la ope
racion. En seguida se aplica á las partes un pincel
mojado en el líquido de que se ha hecho mencion,
ó el trocisco de potasa colocado en un lapicero ; de
biendo durar la cauterizacion cerca de un minuto,
y hacer despues una buena inyeccion que arrastre
fuera todo lo que haya separado el cáustico, cuya
operacion conviene repetir cada ocho ó diez dias
35o
hasta que presente la herida un color bermejo y una
disposicion manifiesta á la cicatrizacion. En algunas
ocasiones se emplea el cáustico despues de la reseccion,
cuando la herida conserva todavía el aspecto cance
roso ; pero en todos los casos debe prescribirse á la
enferma durante la curacion los remedios mas apro
piados para precaver ó combatir las inflamaciones de
la matriz y del peritoneo.
Resultados Estas operaciones que han sido practicadas mu-
generales
estas opera-
de chas veces por
1 M. Dupuytren,
r ' ' á >
quien pertenecen
1
ciones. los diferentes modos de practicarlas descritos mas
arriba, han tenido por efecto mejorar la situacion
de un gran número de mugeres que parecían ser incu
rables. En otros casos el cancer ha desaparecido , se1
ha cicatrizado *1 cuello del útero, y la enfermedad no
se ha reproducido, hasta pasados muchos años, en
cuya época era todavía posible combatirla con los
mismos remedios. Finalmente, la mayor parte delas
enfermas han sido curadas radicalmente , y* aun en
términos que algunas de ellas han podido hacerse
embarazadas y parir con felicidad despues de la ope
racion; y á pesar de cuanto se ha dicho acerca de
este método, ni la practica de la escision, ni la apli
cacion del cáustico han empeorado jamas de un mo
do sensible el estado de ninguna muger. Por el con
trario, puede creerse que en lo sucesivo el número
de víctimas de los cánceres uterinos será cada día
menos considerable , gracias á estas operaciones y
al método curativo racional que prepara y asegura su
buen éxito.
15." imputa- Muchos autores han asegurado haber amputado la
cion á* l* ma- « ' ° •
i™. matriz , o haber sido testigos de esta operacion ; pero
35r
semejantes asercioues necesitan de demostracion. Efec
tivamente, es demasiada la importancia del útero , y
demasiado considerables los vasos de que está rodeado
para que pueda practicarse su ablacion total sin es
poner las enfermas á los mas grandes riesgos ; y todo
lo que ha podido hacerse hasta aqui es cortar el fondo
invertido de esta viscera cuando no se le ha podido
reducir, y cuando las hemorragias á que daba oca
sion, amenazaban la vida de la enferma. En tales ca
sos no dudo que muchos Cirujanos hayan podido prac
ticar impunemente la escision del tumor, ó favorecer
su caida por medio de la ligadura; pero las circuns
tancias que reclaman estas operaciones son muy ra
ras, supuesto que no conviene recurrir á ellas sino
cuando son las únicas capaces de salvar á las enfer
mas de una muerte próxima y segura.
CAPITULO III.

Enfermedades de los pechos, y operaciones que


reclaman.

Despues de los órganos genitales debemos hablar


de los pedios, cuyas enfermedades, raras en el
hombre, son tan variadas nomo frecuentes en la
muger.
1.» Df»arrello Sucede muchas veces que en la época del primer
imperfecto de .
los pezones, parto el pezon es pequeño, corto, duro y casi atro
fiado, sin que rezume nada por él acia ei fin del em
barazo. Este estado preternatural se remedia aplican
do á la parte tópicos emolientes, preservándola por
medio de pezoneras de la compresion ejercida sobre
ella por los vestidos; y finalmente , escitando su des
arrollo por medio de succiones convenientemente, re-
• petidas.
2. * Irritado- Durante la época de la lactancia está espuesto el
nes r críelas , ... . -ir • . •
de este órgano, pezon a una irritacion viva y a la formacion de grie
tas , que favorece la estrema sensibilidad de este ór
gano, y que suele ocasionar la falta de limpieza ; pero
que son mas comunmente el resultado de succiones
fuertes, ó de la aGcion de las encías y aun de los dien
tes del niño , siendo las aftas otra de las causas que
frecuentemente ocasionan estas incomodidades. Para
remediarlas debe lavarse la muger muchas veces al
dia la parte con un cocimiento de malvas y de cabe
zas de adormidera; preservar el pezon del rozamien
to de los vestidos por medio de pezoneras , y comba
tir las aftas del niño con los remedios apropiados ; fi
353
nalmenle, si existen ulceraciones aplicar á ellas po
madas atemperantes y desecantes , suspendiendo al
mismo tiempo, si fuese necesario, la lactacion en el
pecho afecto.
No trataré en este lugar de las úlceras sifilíticas,
cuyo método curativo debe ser mas bien interno que
local.
Las heridas de los pechos deben curarse como las 3." Heridas y
i _ i i i ii. i contusiones de
de todas las demas partes del cuerpo; pero las con- ¡osf,echos.
tusiones de estos órganos tienen la particularidad de
que deben escilar tanto mas la atencion del Cirujano,
cuanto que son acaso la causa mas frecuente del cán
cer mamario. Por consiguiente, en casos de esta es
pecie deben aplicarse al pecho contuso tópicos emo
lientes , hacer en él algunas sangrías locales , é insistir
en el uso de los anti-flogísticos hasta que haya des
aparecido todo vestigio de la enfermedad.
El tejido delos pechos se inflama con bastante fre- 4." injlama-
cuencia de un modo agudo, bien sea porque la conges- aS"da cle
. 11 ° estos organos.
tion láctea que se manifiesta siempre despues del par
to , y que en el estado natural no exige ningun mé
todo de curacion activo, sea demasiado intensa , bien
que estos órganos hayan sido violentamente magulla
dos ó contusos. Esta enfermedad es fácil de conoce^
y su método curativo no se diferencia del de las de-
mas flegmasias.
Cuando la flogosis de que se trata se termina por 5 ^scesoii
supuracion, no debe tardar mucho en abrirse el abs
ceso, prefiriéndose el instrumento cortante á todos los
otios medios para ejecutar esta ligera operacion. En
algunas ocasiones se forman muchos abscesos de ej
tos, los cuales comunican entre sí; y sea que se for-
I. a3
men
354 cavidades en do:;de queda el pus detenido, sea
que las paredes deprimidas del foco no puedan reu
nirse , lo cierto es que las aberturas que se practican
Y fístulas en ellos se hacen con bastante frecuencia fistulosas. En
martas.
el primer caso es necesario ó estender las incisiones
ó practicar contra-aberturas ; y en el segundo debe
esperarse la curacion local del restablecimiento de la
salud general y de la gordura que volverá á los tejidos
su volumen , y llenará las cavidades que ha formado
la enfermedad.
Z.° Tumores fácilLos
confundir
tumorescon
enquistados
las ingurgitaciones
de los pechos
escirrosas
, que dees
enquistados.
los pechos. estos órganos, deben separarse con arreglo al mismo
método que se emplea en los casos de glándulas hin
chadas y dispuestas á degenerar en cáncer.
7.* Cáncer de E1 afecto canceroso es una de las enfermedades
mas frecuentes y graves de los pechos; y bien sea que
proceda de una violencia estertor, como un golpe,
bien que desarrollado por grados insensibles no pue
da averiguarse su origen, de todos modos esta enfer
medad reconoce siempre por causa próxima la irrita
cion crónica de las partes que ocupa: sus síntomas son
fáciles de conocer: su curso unas veces es lento y otras
Se presenta rápido , y sus formas muy variadas. En algunos suge-
baio diversas . . . , , .
formas. tos principia el cancer por un tumor sub-cutaneo,
circunscrito
que
la
fijapiel
en
haciéndose
ios
quetejidos,
le
, movible
cubre
cada
é está
invade
vez
, casi
adherida
mas
la
insensible
mayor
duroá su
yparte
ávoluminoso
superficie
la presion
del pecho:
: , se
sey

-sienten en él dolores lancinantes ; y por último , sobre-


vieue una ulceracion profunda que surca y destruye
iodo su tejido. En otras mugeres empieza la enfer
355
medad por la misma glándula mamaria , la cual se
rendurece y se seca por decirlo asi: el pecho se atro
fia, el pezon se hunde enmedio de un surco que di
vide la glándula, y del cual fluye un humor amari
llento é irritante. En algunas ocasiones adquiere el
órgano mayor solidez y se hincha : parece que todas
sus partes se dilatan por un esceso de nutricion: ad
quiere la dureza del mármol, y las mas veces perma
nece indolente por espacio de mucho tiempo.
Todas estas formas y muchas otras aun, que seria En la práctica
.•i • i • i debe atender-
mutil enumerar ', no exigen o una grande
n consideracion se.„
menos a es-
cn la práctica; pero sí deben observarse con suma tasformasque
. ! .i , . al estado ee-
atencion, por una parte los accidentes simpaticos, nerai <le[ ,u_
producidos por la lesion local, y por otra la esten- get°t y á la
. » ,. , , , ,. , , . estension del
sion y la profundidad de esta lesion ; y solo el resul- afecto locai.
curar
operacion
revulsivo
tado deal este
sugeto,
apropiado,
quirúrgica.
examen
ya con
puede
ya mediante
unengendrar
método
la práctica
antiflogístico
la esperanza
de una
de y

Esia operacion varía segun que el tumor sea pe- La operacion


queílo y movible , ó mas voluminoso y adherido á los ^"«"gím los
pecho.
tegumentos, ó finalmente que afecte la totalidad del casos.

Cuando el tumor es circunscrito , movible y poco a. Modo de


voluminoso se hace sentar á la enferma en una silla Practicar J*
estirpacion de
y
seque
practica
la sostenga
en la piel
un del
ayudante
pecho ,una
en cuya
incision
disposicion
longitu- PetIuenos,
los tumores
Clr"
r r r o cunscritos y
dinal, cuya estensíon debe ser proporcionada á la movibles,
magnitud de la glándula : la porcion morbosa se coge
y separa con la mano izquierdá mediante una erina
doble ó las pinzas de Muzeux, mientras que con mi
bisturí, cogido con la derecha, se acaban de aislar
356
las partes y de cortar los lazos celulosos, por cuyo
medio estan unidas: en seguida deben aproximarse
los labios de la division , y la curacion no tarda en
verificarse.
u. Modo de Cuando el cancer ocupa una gran parte del pe-
pracucarUfr- ch<> y los" tegumentos alterados estan adheridos á su
cánceres
blacion mas
voluminosos,
de superncie,
tumor.c Para
• es esto
indispensable
• j- se circunscribe
11 separarlos
la1 porcion
con el1 afecta
resto del
11
de

la piel por medio de dos incisiones semi-elípticas, y


disecando los bordes de la herida, se levanta y sepa
ra en seguida la masa cancerosa.-
practicar
C. Modo_ de
la colocar
Si ellacáncer
enferma
afecta
como
la totalidad
queda dicho
del pecho,
; y cogiendo
se debe
el
amputacion * . .
completa del Cirujano el órgano con la mano izquierda le circuns-
pecho. modo
cribe por
quemedio
la herida
de dos
presente
incisiones
su diámetro
semicirculares,
mayor de

arriba abajo y de fuera ¿ dentro : en este caso con


viene hacer primero la incision inferior para que la
sangre que fluye de la otra no cubra las partes en
que se la debe practicar. Hecho esto se prosigue la
diseccion de la masa cancerosa, teniendo cuidado
de separar todo lo que esté enfermo , y dirigiendo el
bisturí de abajo á arriba y de dentro á fuera. Con
cluida la separacion examina el Cirujano si exis
ten otras glándulas ó porciones endurecidas de teji
do celular, á fin de estirparlas; debiendo fijar su
atencion el aspecto amarillento de las láminas celu
lares y de la gordura , aun cuando no esté acompaña
do de ingurgitacion , y en su consecuencia estir-
par, cuanto sea posible, todo lo que presente se
mejante aspecto. Finalmente, despues de haber liga
do los vasos se aproximan los labios de la herida,
357
pero sin reunirlos inmediatamente, y se aplican so
bre ella algunas planchuelas de hilas y compre
sas, que se sostienen por medio de un vendage con
veniente.
. El cáncer del pecho se complica muchas veces Estirpacion de
con la ingurgitacion de los ganglios axilares: en al- los ganglios
b. 6 . 6 fa ,. axilares,
gunas ocasiones se restituyen estos ganglios a su esta
do natural despues de la estirpacion del tumor prin
cipal ; pero mas comunmente continúan aumentando
de volumen, y reproducen la enfermedad, y en cier
tos casos estan unidos al pecho canceroso mediante
un cordon duro y escirroso formado por los vasos
linfáticos. Entonces dehe prolongarse la incision has
ta este cordon, desprenderle, y al llegar á la axila
servirse de él para atraer los ganglios ingurgitados
en los cuales termina; y si estos solo estan adheridos
á las partes inmediatas por medio de láminas celulo
sas muy delgadas , es facil cortar estas adherencias;
mas cuando el pedículo que los retiene parece con
tener vasos , se le dehe ligar antes profundamente, y
cortarle despues por encima de la ligadura. Cuando
los ganglios de que se trata estan independientes del
pecho, deben hacerse sobre ellos algunas incisiones,
levantarlos con la erina y estirparlos en seguida, ya
inmediatamente,
culo , en inteligencia
ya despues
de que las
de haber
heridasligado
se reunen
su pedí-,
in

mediatamente.
T • j i ' i i i La operacion
La operacion del cancer del pecho es un recur- <jehe ser pre
so estremo q^ue no debe emplearse sino cuando los cedida 7 se~
antiflogísticos y revulsivos hayan sido ineficaces , fe'ios antiflo-
y cuyo éxito no pueda asegurarse sino por el uso gíst'cos y de
, , ii • , los reyulsL-
de los atemperantes y de los exutorios antes y des- yos.
358
pues de la ablacion de lss partes afectas.. Esta regla
de práctica quirúrgica la he esplanado ya en otra
obra , y creo inútil repetir aqui lo que dije en
ella (i).

(i) Aplicacion de la doctrina fisiológica a ¡a Cirugía: Paris, 4824.


CAPITULO IV.

Lesiones del testículo y de sus dependencias , y


operaciones que reclaman.

I-jas contusiones del escroto na son peligrosas sino j.« Contasia,


porque se estienden ordinariamente al misino testí- delescroco.
culo, y producen casi siempre una extravasacion de
sangre, ya en el tejido celular subcutáneo , ya en la
túnica vaginal ó en la sustancia del testículo. Este ac- Ocasionan
cidente no ofrece ninguna indicacion particular: y frecuen,emen-
° r 7 * te el hematoc$r
solo debe cuidarse de mantener en quietud al enfer- le.
mo , de hacer aplicaciones emolientes á la parte afec
ta, practicar sangrías locales y generales proporcio
nadas á la violencia de' los accidentes, é insistir en el
uso de estos remedios hasta la completa desaparicion
de la flogosis y del dolor ; despues de lo cual sera'n
útiles los resolutivos para asegurar la curacion. Si
hubiese una gran cantidad de sangre estravasada en,
el tejido celular del escroto , y no desapareciese por
la absorcion , se la debe dát* salida por medio de una
larga incision practicada en esta parte, debiendo con
tinuar despues el mismo método curativo.
Sé dési£<na con el nombre de hidrocele todas las 2.° Hidrocele:
colecciones serosas del escroto; pero segun el sitio
que ocupan, se las distingue en hidrocele por infiltra- sus especies.
cion, hidrocele de la túnica vaginal, é hidrocele en-
quistado del cordon espermálico.
La primera de estas variedades, ó el hidlocele por /. uidrocele
infiltracion, consiste en la distension del tejido celu- P°r infdtra-
cion.
lar del escroto producida por la serosidad. Este afee-
36o
to , que con ba.'tante frecuencia es resultado de la
hidropesía ascilis, va casi siempre acompañado de
la anasarca, y aun suele constituir uno de los prime
ros fenómenos de esta enfermedad. Es rara vez idio-
pático, y en este caso solo se observa en los niños re
cien nacidos ó en los viejos. Para combatir esta infil
tracion debe tenerse sostenido el escroto por medio
de un suspensorio, aplicar á él tópicos resolutivos y
fortificantes., como lienzos ó franelas calientes ó em
papadas en cocimientos de plantas aromáticas ; y cuan
do el afecto es considerable dar salida al líquido por
medio de ligeras escarificaciones: pero estos remedios
solo son eficaces cuando el tumor es idiopátieo; pues
en los otros casos son siempre insuficientes en razon
de que el mal depende de causas remotas que no
pueden combatirse con ellos.
n.Bidiocele La acumulacion de la serosidad en la cavidad de
de la tumea la tun¡ca vaginal constituye la mas comun de todas
vaginal. " • J
£s accidental las variedades del hidrocele , y segun que la cubierta
ocongenito. serosa del testículo está entonces enteramente sepa
rada del peritoneo , ó que comunica todavía con la
cavidad del vientre, así toma la enfermedad el nom
bre de hidrocele accidental ó el de hidrocele con-
génito.
Fenómenos El hidrocele está caracterizado por un tumor li-
q.ue caracte- so , iffual , blando y íluctuante al principio , sin mu-
listan
mero. el pn- danza
» » de ' color enJ la piel, y que rnaciendo
r > del fon

do del escroto, se acrecienta de abajo á arriba y se


aproxima por grados al anillo inguinal: es de forma
oval, de un peso específico, casi igual al de el agua,
trasparente á la luz, y los tegumentos que ie cubren
estan adelgazados y tensos. Los esfuerzos del enfer»
. 36i
ITio, las situaciones variadas del tronco , hila influen
cia del frio ó del calor sobre el escroto , no produ
cen ninguna variacion en el volumen ni en la densi
dad del hidrocele , el cual separado del anillo supra-
pubinno por un pedículo que forma el cordon esper-
mático , es casi siempre indolente, menos cuando el
líquido, distendiendo desmesuradamente la membra
na que le contiene, se rehace sobre el testículo y le
comprime; y este órganQ, fijo por detras , por arriba
y por dentro á la túnica vaginal, se halla comun
mente situado á la parte posterior interna y un poco
superior de la coleccion serosa. • .'• .,: ."
siempre
El examen
reconocer
atento
el hidrocele,
de estas ydisposiciones
no permitiráhará-que Fijando es.ff"
la a-
. . . . ' J 1 1 cil distinguirle
el práctico juicioso le confunda con las', hernias, los de los otros tu-
depósitos por congestion, los cirsoceles ó los: otros mo,'es del '*?
» r o > _ erolo , y del
tumores
co peso ledeldistinguen
escroto. Labastante
forma, del
la indolencia
sarcoeele^ y el po-' saicocelev '

teran
Sinalgunas
embargo,
veces
haylosmuchas
signos circunstancias
del hidrocele,que
'hacen
al- Tariac'as
Alteraciones
1ue
n i n pueden jire-
desaparecer muchos de ellos, y obscurecen y diheul- semar la túni-
tan el diagnóstico. Así el tumor fuertemente ¡tenso y f.a vaiP-n . ' el
" • « liquido que
ro
muyquevoluminoso
no puede sepercibirse
pone en en
ciertos
él la sugetos
fluctuacion:
tan dü-
su contiene
™'s""í t?$ücu-.
y el'

punta aproximada al anillo dilata á veces esta aber


tura,
de él, penetra
formando
en un
el abdomen,,
tumor secundario
y se desarrolla
separado
dentro
del . . u • i .•

otro por una estrechez. . Eri Jos hidromeles antiguos


la túnica vaginal, en vez- de ser delgada, celulosa y
diáfana, se engruesa con bastante frecuencia, $e ha
ce fibrosa y aun cartilaginosa y huesosa, y esto des
truye la trasparencia y la fluctuacion del tumor. Los
3í)2
hidroceles de esta especie son comunmente poco va
luminosos; el líquido contenido en la cubierta del
testículo ordinariamente es claro, de un color lige
ramente cetrino y diáfano; pero cuando la enferme
dad eslá complicada con la degenerapion de la túnica
vaginal , ó cuando esta membrana lia sufrido alguna
violencia estertor, y se ha desarrollado en ella una
inflamacion viva , este líquido se pone frecuente
mente obscuro, opaco , filamentoso y semejante a' las
heces del vino ; desaparece entonces la trasparencia
del hidrocele, y al mismo tiempo se aumenta su peso.
Por último, el mismo testículo disminuido habitual-
: .,r . . mente de volumen , y atrofiado en parte dentro del
tumor , presenta en ciertos sugetos un desarrollo mas
considerable ó una degeneracion profunda que tien-
3 • Del sarco- oe á aumentar todavia el peso del tumor. En este
hidrocele. caso ba recibido la enfermedad el nombre de hidro-
sarcocele; pero le conviene mas el de sarcohidroccle,
porque la afeccion del testículo es siempre la prime
ra que se desarrolla y la que ocasiona la coleccion
■ ... serosa.
En este caso En la espl oracion del hidrocele deben fijar dos
debe el Ciruja- o]i:etos to¿.¿ \a atencion del Cirujano: uno es la pre
no dedicarse ' 1 r
principalmen.
la * "résencia p0sitiva
sencia deldelliquido
testículo.
en elLatumor,
túnica yvaginal
el otrocede
la situacion
algunas

del liquido y veces a' causa de su desarrollo en términos que el or


la situacion . j i i_ 11 ■ v j > •
del testículo. gano secretorio del esperma se halla inclinado acia
afuera, acia abajo y aun acia adelante de la coleccion
serosa que le baña^ y por consiguiente era fácil he
rirle si no se reconociese esta situacion. Pero la tras
parencia del hidrocele puede hacer evitar esta clase
de errores, y no debe dejarse nunca de recoger los
363
signos que suministra este fenómeno, el cual puede Modo de
evidenciarse haciendo echar al enfermo del lado sa- ronseoulí' ■
ito con los muslos doblados y separados, y aislando
entonces el tumor, se coloca detras de él la llama de
una cerilla, mientras que el ojo del Cirujano,, coloca
do en la parte anterior recibe á través de él la im
presion de la Inz, la cual se aumenta formando con
los dedos de una mano una especie de tubo oscuro,
y aplicando sü estremidad al hidrocele. Esplorado de
este modo el tumor en todas sus partes, se reconoce
por el punto oscuro que forma el testículo la situa
ción real de este órgano, y de este modo es faoii
salvarle. •■¡ ; i¡ ■ •¡ ¡
De todas Jas complicaciones de que es suscepti~ Complicacion
ble el hidrocele , la de la hernia inguinal merece una del V r'íT0^^
1 o con la hernia
consideracion especial. Efectivamente, las visceras inguinal,
abdominales descienden entonces, ya por delante y
afuera , ya por detrás de la coleccion acuosa ; y es
preciso procurar con mucho cuidado distinguir los
límites de los dos tumores, y no operar el hidrocele
hasta despues dé haber reducido y contenido las vis
ceras; y si estas estuviesen estranguladas, y fuese ne
cesario operar la hernia, debería estenderse .la inci
sion del saco hasta1 la túnica vaginal, á fin de conse
guir á un mismo tiempo la curacion de las dos en
fermedades. •r • ■■ ■
El hidrocele congénito , observado y descrito por Caracteres
la primera vez por Viguerie, presenta un tumor bian- del hidrocele
, „ ■ .L1 • i i congenito.
do, tluctuante, insensible a la presion, y que desa
parece del todo ó en parte por los esfuerzos de reduc
cion ejercidos sobre él, ó por la situacion horizontal
del sugeto; pues comunicando entonces la túnica va
3ñ4
ginal con la cavidad del peritoneo, puede el liquido;
segun las circunstancias, ó acumularse en la primera,
Se halla á ye. ó refluir á la segunda. Esta variedad del hidrocele se
ees complica. ,. , P , • .
do con la he-. comp',ca con bastante frecuencia con la hernia con-
uia congenita. génita , y entonces presenta el tumor una mezcla no
table de partes líquidas y de sustancias mas sólidas
que se hacen entrar fácilmente en el vientre; y en fin,
un cuerpo oblongo y redondeado que" permanece en
PueJe existir el fondo del escroto ; y M. Dupuytren ha Visto exis-
ann cuando tu. este hidrocele congenito, aun hallándose el testí-
el ,estículo no ° *
haya salido culo detenido en el abdomen , en el canal inguinal,
por el anillo ó en el anillo suprapubiano. En estos casos se habia di-
supra.pnbia- * '
no. latado la porcion de peritoneo que se repliega sobre
el órgano secretorio del esperma , y llegada á la par
te esterior habia formado el tumor, el cual se reducía
• . . totalmente y con facilidad mediante una presion sua
ve, y despues de su desaparicion se podía reconocer
ó la verdadera situacion del testículo ó la taita de es
te órgano.' . ••. •.
o
Pronóstico. El hidrocele rara vez es una enfermedad peligro
sa: sin embargo, no deja de incomodar por su peso,
y la. inquietud que causa á los enfermos les hace casi
Curacion: siempre pedir que se les desembarace de ella. La cu
es paliativa ó racion que se le opone es paliativa ó radical : en la
radical. primera, que es la única que conviene usar en los
sugetos de edad avanzada, valetudinarios, que no
pueden soportar operaciones dolorosas ni inflamacio
nes vivas , basta evacuar el líquido acumulado en el
tumor por medio de punciones, renovadas tantas ve
ces-, cuantas se reproduzca el derrame : en la segunda
la evacuacion de la serosidad no es mas que un me
dio preparatorio para otras operaciones, que tienen
36i
por objeto destruir ó inflamar y obliterar la túnica
vaginal ; y las operaciones empleadas para conseguir Metodo» ope-
este objeto son muy numerosas. ra tonos.
La escision de la túnica vaginal, descrita por A. La escision
Celso , Albucasis y Falopio , adoptada por Saviard , y dveag'„altuatca
preconizada por Douglas, es una operacion bastante
grave. Para practicarla debe estar el sugeto echado
sobre el borde derecho de la cama, con la pared ab
parados
dominal yenmedio
un estado
doblados
de relalacion,
(i): en esta
y losdisposicion,
muslos se- ■

colocado el Cirujano al lado derecho del enfermo, co


ge la parte posterior del tumor con la mano izquierda
á fin de estender los tegumentos que la cubren , y con
un bisturí convexo hace una incision en toda la esten-
sion vertical de la eminencia que forma. Si el hi [ho
cele fuese muy voluminoso, seria preciso circunscri
bir en su parle anterior un colgajo formado por dos
incisiones semielipticas ; y continuando despues en
estirar la piel acia atrás, se acaba de hacer'salir la tú
nica vaginal, se la abre, y se recortan todas sus par
tes libres con unas tijeras bien afiladas, cerca del pa-
rage en que se repliega sobre el testículo.
Una vez ligados los vasos se restituye y mantiene Cura.
el testículo en el fondo del escroto : se aproximan y
reunen en seguida los bordes de la herida ; y algunas
planchuelasde hilas , compresas y un suspensorio hecho
con una compresa larga , cuyas estremidades se atan
áun vendage de cuerpo, completan el aposito.
(i) Esta es la situacion que conviene dar al enfermo para to
das las operaciones que se practican en el escroto , el testículo ó
el cordon formado por sus vasos , de lo que no volvere á hacer
mencion.
366
V. La incision. La incision, descrita tambien por Celso y por Pa
blo de Egina , consiste en dividir de un solo corte de
bisturí toda la estension del hidrocele. Evacuado el
líquido se llena la herida de pedazos de lienzo lino ó
de hilas suaves, de las cuales se colocan algunas me
chas á lo largo del testículo á 6n de lienar la cavi
dad del tumor, y el resto del aposito es el mismo que
el que acaba de mencionarse. Las curas consecutivas
tienen por objeto mantener abierta la cavidad de la
túnica vaginal hasta que los mamelones celulosos y
vasculares, nacidos de todos los puntos de su super
ficie,
dola alla testículo.
hayan obliterado completamente, «¡unién

C. La caute- Algunos Cirujanos habian aconsejado abrir el hi-


nzacion. droeele con el cauterio actual, ó por medio ríe una
linea de cáustico; pero Guy-de-Chauliac reconoció que
no hay necesidad de obrar entonces mas que sobre la
parte anterior del tumor. Para este efecto se emplea
un pedazo. de potasa, proporcionado para producir
una escara como de media pulgada de diámetro ; y una
vez formada esta se la cubre con una planchuela bien
untada de un digestivo : se sostiene el escroto por me
dio de un suspensorio, y se hace guardar al enfermo
una quietud absoluta. Al otro dia , ó al tercero de la
operacion, sobrevienen dolores en el escroto, el tu
mor se pone duro y tenso, se manifiesta en la túnica
vaginal una viva irritacion que ocasiona á veces calen
tura., y aun vómitos; cuyos accidentes se calman en
el discurso de veinte y cuatro ó cuarenta y ocho ho
ras: la escara empieza entonces á desprenderse, y si
la túnica vaginal no hubiese sido abierta por la pota
sa , seria necesario introducir en ella la punta de una
36;
lanceta. El líquido que entonces sale es opaco , ■visco
so, amarillento y cargado de exudaciones membrano
sas: á medida que sale se aproximan las cubiertas del
se
hidrocele
enteramente,
: la túnica
y envaginal
el sitioconcluye
de la cauterizacion
por obliterar-
se • >

forma uña pequeña cicatriz que se adhiere al testí


culo. Esta operacion , practicada mucho tiempo hace
en el hospital de S. Bartolomé, en Londres, ha si
do muy bien descrita y preconizada con ardor por
Else.
casiEntrasparente,
los niños, seria
cuyoinútil
escroto
la accion
es delgado,
permanente
diáfanode
y ?utar
Mododeeje-
cau"
r ' r terizacion en
la potasa : por lo mismo solo se toca la parte que se los niños,
desea cauterizar con un pedazo de nitrato de plata
fundido, hasta que la escara penetre á la túnica va
ginal, cuya práctica puede emplearse hasta la edad
de diez á doce años.
Algunos sugetos han propuesto aplicar un vejiga- A El vejiga
torio á la superficie del hidrocele , de cuyas resultas "°' .
ha visto M. Dupuytren producirse una irritación en
la túnica vaginal, seguida de la reabsorcion del líqui
do y de la curacion radical de la enfermedad.
Para colocar el sedal, cuyo uso, indicado pop B. El sedal.
Galeno , ha sido descrito por la primera vez entre los
modernos por Guy-de-Chauliac, y que Pott hizo
adoptar á muchos prácticos , puede introducirse pri
del
meramente
hidroceleel; ytrocar
despues
en de
la evacuado
parte anterior
el líquido
é inferior
se le- Primer modo
, . , , . . , , , . de aplicarle
vanta acia adelante la parte superior de la tunica va- 8egUn Pott.
ginal, mediante un estilete introducido de abajo á ar
riba en la cánula del instrumento, sobre el cual se.
practica despues una incision por donde puede
368
Segundo mo- atraerse ácia afuera la mecha' de algodon que debe
do. dejarse introducida en la parte. Pott, á quien se debe
esta práctica , la modificó colocando en la cánula grue-
sa del trocar otra cánula mas pequeña que servia de
conductor á un estilete agudo con el cual introducía
el sedal. Pero este estilete solo y la cánula del tro
car serian suficientes para ejecutar esta operacion de
un modo todavia mas sencillo.
F. Torunda. La torunda empleada por los Cirujanos del si
glo xvi y xvn , y descrita primero por Franco, consis
tía en una mecha de hilas que se introducía por la
túnica vaginal , y que se renovaba de cuando en cuan
do hasta la cicatrizacion de las partes; pero esta
práctica está abandonada mucho tiempo hace.
G. La cánula Mouró propuso sustituir á la torunda las frota-
de plata ó de , . . , . .
goma elástica ciones practicadas en lo interior de la tunica vaginal,
deM.Larrey. con el gn de irritarla y de escitar su inflamacion;
pero es dudoso que esta operacion se haya ejecuta
do jamas. M. Larrey, por el contrarío, ha puesto en
uso muchas veces una operacion que consiste en in
troducir en la túnica vaginal , mediante la cánula del
trocar con que acaba de hacerse la evacuacion del lí
quido , una cánula pequeña y aplastada de goma elás
tica. Este cuerpo estraño produce á su derredor una
inflamacion que se estiende al resto de la membrana,
y no se le estrae hasta que disminuyendo de violen
cia los fenómenos de esta inflamacion anuncian la
obliteracion de la túnica vaginal.
U. Las in- Las inyecciones que segun Monró fueron pro
yecciones, puestas al principio por un Cirujano ingles de su mis
mo nombre, han llegado á ser de un uso casi univer
sal. Al alcohol, á las disoluciones de potasa, y á otros
36?
líquidos de la misma especie, de que se hacia uso en
un principio, se prefiere en el dia el cocimiento de
rosas en vino tinto de buena calidad, cuya actividad
se aumenta, caso de ser necesario, añadiendo una
cierta cantidad de aguardiente. Este liquido, calenta
do hasta la temperatura de treinta y dos á treinta y
cinco grados , se inyecta por medio de una geringa
de la capacidad de medio cuartillo, cuya estremidad
del
debetrocar.
adaptarse exactamente á la abertura de la cánula .

Untado este último instrumento en aceite ó en Modo de eje-


. .
una grasa cualquiera, iii-ii
preparado • cioni
el liquido, la gerin- cutar la rpuu-
ga y una vasija para recibir la serosidad , situado con
venientemente el sugeto , y cerciorado el Cirujano
del lugar que ocupa el testículo, coge el tumor por
el lado de este con la mano izquierda, y estendiendo
la piel empuja al mismo tiempo el líquido acia el
lado opuesto , que , como se sabe , es casi siempre la
parte anterior é inferior del hidrocele. Tenido en la
mano derecha el trocar con el dedo índice estendido
sobre la cánula hasta el punto que se le quiere hacer
penetrar, se introduce de una vez en el tumor y en
una direccion tal que la punta suba por entre el tes
tículo y la pared anterior de la túnica vaginal , y la
falta de resistencia indica la penetracion del instru
mento: se toma entonces la cánula con la mano iz
quierda, y retirando la varilla del trocar empieza á
salir el líquido. Durante su evacuación no debe el
Cirujano dejar un solo instante la cánula, sino seguir
con ella los progresos de la retraccion de las partes,
é impedir que vaciándose la túnica vaginal la aban
done; y se acaban de hacer salir los últimos restos
I. a4
del líquido á , beneficio de presiones suaves ejercidas
sobre el escroto.
fen este esta Si solo se desea conseguir la curacion paliativa de
do se termina la enfermedad se retira en este estado la cánula, se cu
la operacion
cuando no se bre el escroto con una compresa empapada en viuo, y
desea conse se le coloca en un suspensorio; pudiendo el enfermo
guir mas que
la curacion á pocos dias volver á sus ocupaciones ordinarias.
paliativa.
Modo de prac Para ejecutar la inyeccion introduce el Cirujano
ticar la inyec el sifon de la geringa en la estiemidad de la cá
cion.
nula , y empuja poco á poco el líquido hasta que
se haya distendido la túnica vaginal: se detiene la
inyeccion uno ó dos minutos aplicando el dedo indi-
ce sobre la abertura , y despues se deja salir el líqui
do. Se hacen a continuacion una ó dos inyecciones
del misino modo , esceptuando los casos en que la
primera ó la segunda hayan ocasionado dolores vivos;
y el enfermo suele esperimentar entonces una sensa
cion penosa que se propaga por el cordon espermáti-
Cura. co hasta los lomos. Evacuada la última inyeccion se
retira la cánula, se cubre el escroto con compresas
empapadas
Al segundo
en vino,
dia,y óse pasado
aplica un
este,
suspensorio.
se hinchan las
Método cu
rativo conse partes, se ponen calientes y doloridas, y en algunas
cutivo.
ocasiones se enciende una calentura muy viva: en
tonces debe guardar el sngeto.la quietud mas abso
luta; se le deben administrar bebidas diluyentes, cu
brir con tópicos emolientes el tumor, y cuando se
han calmado los accidentes y se ha reabsorbido el lí
quido que la irritacion acaba de hacer exhalar en la
túnica vaginal , queda confundida con las adheren
cias la hoja escrotal del testículo, y se concluye la
curacion.
371
La escision constituye una operacion larga, dolo- Examen com-
rosa y seguida de una inflamacion violenta del tes- parativodees-
tículo y del escroto; y aun el primero de estos ór- metodo».61"**
ganos, hinchado desmesuradamente, ha rasgado al
gunas veces la cubierta fibrosa inestensible en que
está envuelto; y aunque este método parezca deber
preservar de toda recidiva , M. Boyer ha sido testigo
de su ineficacia una vez en seis casos en que creyó
deberle emplear. La incisión es mucho menos segu
ra, sin ser menos abonada para producir inflamacio
nes violentas. La cauterizacion no preserva de una
irritacion demasiado intensa de las partes, y solo es
eficaz cuando el hidrocele es poco voluminoso, sien
do por otra parte bastante larga la curación consecu
tiva que exige y las curas siempre incómodas. El ve
jigatorio es verdad que no presenta ninguno de estos
inconvenientes; pero debe confiarse poco en su efi
cacia. En cuanto á los cuerpos estraños, como la to
runda, el sedal y la cánula que se dejan colocados en
la túnica vaginal, reunen al peligro de una flogosis
violenta ei de inflamarlas partes inmediatas, dejando
intacto el resto de la membrana serosa , á que se
agrega su ineficacia en muchas ocasiones. La sencillez Lasínyeccio-
del método que consiste en introducir un líquido ir- íes merecen la
, . 1 1 <• .i. 1 1 preferencia en
rítante en la túnica vaginal; la facilidad con que este loscasos órdi-
líquido penetra en todas las anfractuosidades del hi- OB"os re»Pec-
* 1 io ne los otro»
drocele, la posibilidad de graduar al arbitrio la fuer- metodo»,
za de su accion disminuyendo ó prolongando el tiem
po de su permanencia en las partes, ó añadiéndole
alguna cantidad de alcohol: finalmente el poco riesgo
dela operacion , que permite recurrir á ella de nuevo
si no es suficiente la primera vez; tales son los moti-
:572
vos mas importantes que han hecho adoptar el uso
de las inyecciones, como método general para curar
la enfermedad que nos ocupa, método que puede
tambien emplearse sin inconveniente aun cuando
quede alguna tumefaccion en el testículo ó en el epi-
didimo, y que ha producido muchas veces la resolu
cion de estos infartos cuando no estaban acompaña
dos de la dureza desigual y escirrosa del órgano. Si,
abandonando la cánula del trocar la túnica vaginal,
se iny«ctase el vino en el tejido celular del escroto,
como yo he visto suceder una vez, sería preciso sus
pender al momento la operacion, hacer en los tegu-
, mentos una larga incision que diese salida al líquido,
y recurrir á las aplicaciones emolientes. Este acciden
te, que se reconoce en la infiltracion del escroto y
en la imposibilidad de hacer que vuelva á salir el li
quido por la cánula, combatido á tiempo no produ
ce consecuencias graves.
La incision Guando el hidrocele no es trasparente y parece
convienecuan- üai|arse complicado con la alteracion del testículo ó
do la enferme- 1 .
dadescompli- de la túnica vaginal, debe recurrirse á la incision del
cada. tumor; pues este es entonces el único medio de re
conocer bien el estado del testículo y de su cubierta.
La escision Si el primero de estos órganos está escirroso, se le
puede tam. debe estirpar inmediatamente: y si la segunda se ha-
bien
ees necesaria.
ser enton- Ha ulcerada, ubrosa o, cartilaginosa
.. . , conviene
.. prac

ticar en ella la escision del modo que queda dicho.


Metodo de ^n los casos de hidrocele congénito queria Vigue-
Viguerie para rie que despues de haber introducido el líquido en
curar el liidro- , . .. _
cele congeni- e' centre se comprimiese el cordon espermatico con
to. la pelota de un braguero, á fin de aislar la cavidad en
que se halla contenido el testículo, y de producir la
373
obliteracion del cuello de la membrana ; pero este
método es casi siempre infiel. Desault sacaba mejor Metodo de
partido haciendo que un ayudante comprimiese pri- Desault.
mero con el dedo el origen de la túnica vaginal , y
ejecutando despues la puncion y la inyeccion del
modo acostumbrado. Concluida la operacion reem
plazaba la mano del ayudante con un braguero , y se
verificaba la curacion del mismo modo que en los
adultos. En este caso, la compresion impide, que el
líquido penetre en el vientre en el momento de la
inyeccion , y ademas sostiene en cierto modo la irri
tacion esterior y favorece la obliteracion del cuello
del tumor. Pero antes de operar es necesario asegu
rarse de que el testículo ocupa el fondo del escroto,
porque si se hallase en el anillo ó dentro del abdo
men, deberían emplearse otros medios, y si existie
se una hernia congénita , seria preciso reducirla pri
mero exactamente á fin de impedir la inflamacion de
las visceras.
El hidrocele enquistado se desarrolla comunmen- m.BiJrocele
te en el espesor del cordon espermático en un saco enlmstado'
herniario antiguo obliterado por su vértice, ó en un
quiste celuloso preternatural. El tumor es blando, Sus signos,
trasparente, presenta una fluctuacion siempre sensi
ble , y desciende poco á puco desde la region ingui
nal, en donde empieza casi siempre a'cia el fondo del
escroto; y el examen atento de los caracteres que
presenta
hernias inguinales.
le hacert constantemente
El tumor que nosdistinguir
ocupa debe
de ser
las Reclama or-

, .i i i .i i i. . dinariamentc
combatido, como los hidroceles ordinarios, por me- la pUnc¡on v
dio de inyecciones y con el uso sucesivo de la com- la inyeccion,
presion, á fin de poner en contacto sus paredes y de
374
asegurar su mutua aglutinacion. Esta operacion debe
ser igualmente aplicada al hidrocele enquistado del
epididimn, enfermedad rara de que hace poco he
observado un ejemplo. La incision y la escision no
convienen sino cuando el diagnóstico de la enfer
medad presenta alguna obscuridad, ó cuando las
paredes del quiste son demasiado gruesas para que
se las pueda deprimir y poner en contacto con fa
cilidad.
4.' infiltra- A la historia del hidrocele se reune la infiltracion
cion serosa del . . .. j . , . . . . .
cordon esper- serosa del tejido celular del cordon de los vasos es-
mático. permáticos. Esta enfermedad, á queM. Scarpa da el
nombre de hidrocele difuso , es algunas veces dificil de
distinguir del cirsocele: forma un tumor blando, ob
longo, pastoso, poco fluctuan te, mal circunscrito, sin
nudosidades flexuosas y estendido desde el anillo in
guinal, al cual dilata hasta el fondo del escroto. Si
este tumor se resiste á las aplicaciones resolutivas y
tónicas é incomoda al enfermo , debe hacerse en él
una incision longitudinal, con lo que, una vez eva
cuado el líquido, se inflama el tejido celular y se veri
fica la curacion radical.
6S Cirsocele. El cirsocele, formado por la dilatacion varicosa
de las venas espermáticas, presenta un tumor blando,
pastoso, indolente, y estendido desde el abdomen
Sus caracteres, hasta el fondo del escroto. El calor y el estar mucho
tiempo de pió aumentan su volumen , el cual dis
minuye por la impresion del frio y por la sitivneion,
horizontal; y m la tos ni los esfuerzos violentos la
comunican. movimiento alguno. Por medio del ta«to»
se reconoce que está compuesto de cordones blandos,
nudosos, formados por la dilatación de las venas es-
375
permáticas, á cuyos fenómenos se agrega uña sen
sacion incómoda de plenitud y peso en el escroto, á
veces dolores mas ó menos vivos en el testículo , y
tensiones en los lomos.
El cirsocele es mas frecuente en los viejos que Sus causas,
en los adultos, y mas que en los robustos en los Porqueesmas.
sugetos débiles, y las mas veces afecta al lado iz- lado izquierdo
quierdo, lo que depende, segun Morgagni, del modo queeneldere-
con que la vena espermática izquierda se abre en la
renal; y segun J. L. Petit, Richter,Callisen, MM. Du-
bois y Richerand de la presion que ejerce la parte ,
inferior del colon sobre los vasos espermáticos. De
cualquier modo que esto sea, el cirsocele es suscep
tible de adquirir un gran volumen , y se le ha visto
igualar al de dos puños. Las venas varicosas penetran Sus resulta*
algunas veces hasta dentro del testículo, desorgani- <Jo8,
zan y destruyen su sustancia , ocasionando en algu
nos sugetos dolores atroces , y en otras circunstancias
el testículo atrofiado y endurecido parece que se pier
de en medio del paquete varicoso , ó se pone escirro-
so y canceroso.
El cirsocele reclama el uso de un sírsperisorio Metodo cura-
bien hecho que sostenga exactamente el testículo; y Uv0'
los remedios á beneficio de los cuales se llega algu
nas veces á curarle , y casi siempre á limitar sus pro
gresos, son los baños frios, las aplicaciones tónicas y
astringentes, un régimen corroborante y el elercicio
moderado. Cuando es antiguo y voluminoso el tumor,
y ocasiona tales dolores é incomodidad que reduci
do el enfermo á una inmovilidad absoluta, esta re
suelto á que se le: libre de cualquier modo del mál¿
debe recurrirse á la operacion ; pero siempre des-
3^6
pues de haber ensayado inútilmente el uso de los
remedios indicados mas arriba,
ta escision Esta operacion que ha sido practicada por A. Paré,
de las ven.cs l L p ¡ l p Cumano Consisle en descubrir el
varicosas pue. J '
de llegar á ser cordon espermático en toda su estension, despojarle
r.^c^sana. {je cubiertas que le suministra la fascia-superficia-
lis, los arcos invertidos del músculo cremaster , y la
Jascia-internahs ; finalmente, en separar de las otras
venas varicosas y cortarlas inmediatamente , ó despues
de haber hecho en ellas dos ligaduras para mas seguri
dad. Una operacion de esta clase no me parece ni
muy larga ni muy dificil de practicar; y M. Delpech
no ha tenido razon para desecharla, porque vale cier
tamente mas recurrir á ella en algunos casos estrenios
y raros, que abandonar el sugeto á los dolores que
padece.
6.' Detencion El testículo suele quedarse á veces detenido den-
el anillo"10 tro ^ víentre, en el canal inguinal , ó en el anillo
supra.pubiano. En el primer caso es imposible reco
nocer su presencia; y como no se manifiesta por nin
gun accidente, la Cirugía no puede servir de nada.
En el segundo y tercero debe procurarse favorecer
la estension de los lazos que retienen el órgano por
medio de baños emolientes, de aplicaciones laxan
tes y de un ejercicio moderado ; y cuando ha des
cendido bastante para que pueda introducirse el de
do entre él y el anillo, conviene ejercer presiones
suaves de ahajo á arriba sobre la prominencia gne for
ma, y aun colocar entre esta prominencia y la pared
del vientre la pelota de un braguero, cuyo destino
principal es evitar la salida de las visceras que pro
penden á escaparse del abdomen. Si estando el tes«
377
ticulo detenido mas arriba del anillo se estrangulase
al pasar por él, deberia tratarse de obliterar esta
abertura , ó á lo menos procurar cerrarla á beneficio
de baños frios, de modo que el órgano quedase de
tenido por encima de ella.
Casi todos los testículos supernumerarios que han 7.* Testículo
descrito
, ,los autores, estaban
' formados
, por algunas
. supernumera-
porciones del epiploon que habiendo salido por el No está de-
•ii c u i i- i j mostrada su
anillo, formaban en el escroto tumores peoiculados existencia.
de estas
gordura;
producciones
lo rual es yfácil
la falta
conocer
del canal
por ladeferente.
densidad

Las heridas del escroto que penetran hasta el tes- 8.° Heridas del
tículo reclaman unas curas las mas suaves y ejecuta-
das con mucho cuidado. Debe procurarse precaver
una flogosis demasiado intensa que destruiría la sus
tancia propia del órgano , y sobre todo guardarse
bien de estirar y de estraer los filamentos de color
pajizo que se presentan en la herida , y que no son
otra cosa que los conductos seminíferos que se des
prenden de su cubierta albugínea. Los aplastamien
tos completos del testículo exigen la ablacion de este
órgano; pero antes de practicar esta operacion es ne
cesario asegurarse bien de que es indispensable , y es
tos casos son raros.
La flogosis intensa del testículo es un afecto siem- 9.» inflama-
pre grave; y aunque producido algunas veces por
causas estertores , es en el mayor número de suge-
tos producida simpáticamente por 'la inflamacion de
la uretra en la blenorragia. En uno y otro caso re
clama esta enfermedad el uso de los antiflogísticos
generales y locales, y sobre todo la aplicacion reite
rada de sanguijuelas al escroto; y en los casos de
378
flegmasia de la uretra se añade casi siempre con ven
taja á estos remedios la introduccion de una cande
lilla en este canal, á fin de llamar a él la irritacion y
el flujo que la hinchazon del testículo habia hecho
desaparecer. En la curacion de esta enfermedad no
convienen los resolutivos sino cuando habiendo des
aparecido enteramente el dolor, tarda la absorcion
demasiado en apoderarse de los materiales deposita
dos por la irritacion.
10. Absceso de lqs aDscesos de ios testículos deben dilatarse tan
este organo. r
luego como se conozca su existencia de un modo
evidente. Este afecto ra comunmente acompañado
del infarto escirroso , ó de la desecacion y atrofia de
estos órganos.
11. Esperma- Se ha dado frecuentemente el nombre de esper-
matocele á ingurgitaciones producidas por la irrita
cion crónica del testículo, las cuales deben curarse
como todos los afectos del mismo género.
12. Sarcoceleó El testículo está muy espuesto á las inflamaciones
cancer del tes- / • / i i • j
ticulo cronicas y a la degeneracion cancerosa en razon de
su situación , y acaso mas todavía á causa de las sim
padas que le unen á la uretra, y del modo con qae
puede abusarse de su accion. No se ha observado
bastante , que durante una gran parte de la vida son
los testículos el asiento de una escitacion reproduci
da casi continuamente, y cuya intension es muy con
siderable ; escitacion que en algunos sugetos debe de
jar vestigios', y preparar, digásmolo asi, los elemen
tos de una¡ irritacion desorganizadora que la causa
mas ligera basta despues para desarrollar.
Sus síntomas Todas las causas irritantes- son susceptibles de
»ou los de las producir el satcocele, y es facil reconocer la existen»
379
eia de este afecto en que á los síntomas de la flogo- inflamaciones
sis aguda sucede usa tumefaccion variable del testí- cronicas,
culo , cuyo peso se hace nias considerable de lo que
su volumen parece indicar, y en los fenómenos si
guientes: la forma regular del órgano se va alterando
poco á poco; es comunmente oval, su estremidad
mas gruesa corresponde acia arriba y adelante , y la
pequeña a'cia abajo y atras: pasado algun tiempo se
hace el tumor desigual y abollado , y permanecien
do mucho mas indolente y duro , llegan por último á
desarrollarse en él dolores lancinantes que le traspa
san en todos sentidos hasta que finalmente se ablan
da: la piel intacta hasta entonces empieza á irritar
se; contrae adherencias con algunos de los puntos
prominentes del tumor; se forma un absceso, y la
abertura que da salida al pus permanece fistulosa: al
gunas veces se elevan de ella vegetaciones fungosas , y
la supuracion , la calentura y la diatesis cancerosa ge
neral acarrean siempre la muerte del enfermo des
pues de un tiempo que en ciertos sugetos es muy lar
go. El cancer del testículo es uno de aquellos cuyo
éxito es en general funesto de un modo mas lento.
Muchos sugetos piensan que una vez declarado el Debe comba-
sarcocele necesita constantemente la ablacion del tes- tl"e Por me"
dio de los an-
tículo ; pero esta opinion no está afortunadamente tiflogísticos.
apoyada en las pruebas , siempre decisivas , de la prác
tica. Yo he visto , y ún gran número de prácticos han
podido observarlo tambien , sarcoceles voluminosos,
duros , desiguales ,. y que eran el asiento de dolores
vivos, resolverse gradualmente y desaparecer despues,
no por el influjo de k>s mercuriales, de los funden
tes ó de la cicuta, sino á beneficio de la quietud , d©
38o
un régimen severo , de baños frecuentes , de cata
plasmas emolientes , y sobre todo de sangrías locales
practicadas cada dos ó tres días, mediante la aplica
cion de tres, cuatro ó seis sanguijuelas, segun la
fuerza de los sugetos. M. Gama, uno de los gefes mas
distinguidos de la Cirugía militar, ha conseguido un
gran numero de curaciones de esta especie; y aun
está inclinado á creer que no hay sarcocele aunque
se halle, en el estado de induracion , que no pueda
ceder á este método curativo , empleado con la ener
gía y perseverancia convenientes. Los mercuriales no
convienen sino en los casos en que la enfermedad pa
rece ser debida á una sífilis que no ha sido hasta en
tonces curada metódicamente, y la cicuta y los pre
tendidos fundentes, que se preconizan todavía, no
han curado acaso jamás un solo sarcocelei
S¡ la enferme- Cuando estos remedios no bastan conviene ope-
tlad no cede rar antes que la ingurgitacion escirrosa se estienda al
debeoperarse. , , . , , .. ,. . , ,
cordon espermatico y a los ganglios linfaticos de la
fosa iliaca ó de los lomos , en cuyo caso debe esplo
rarse con el mayor cuidado el estado del abdomen y
Circunstan- del cordon. Siempre que las partes enfermas no pue-
ciasque con- den ser totalmente separadas, las ingurgitaciones que
traindican es- . r > o o i
ta operacion, mortales.
quedan progresan
Sin embargo,
rápidamente,
seria conveniente
y no tardan
no arredrar
á hacerse

don;
se á presencia
y sobre todo,
de unanoinfiltracion
confundfr indolente
con el tumor
del cor-
de

este órgano las porciones dislocadas del intestino ó


del epiploon , de lo que refieren algunos ejemplos Ga-
rengeot y Sharp.
Aparato. Despues de haber preparado un bisturí convexo,
tijeras, pinzas de ligar, hilos encerados $ hilas, com.
38i
presas
como siy se
untratase
suspensorio,
de operar
debe
unacolocarse
hernia inguinal.
al enfermoSi jato.rlj
Metodo' ope-
a"
r n doptado por
el tumor es mediano, y los tegumentos que le cubren M. Dupuy-
estan sanos, se practica una incision longitudinal■que
se estienda desde el anillo supra-pubiano hasta debajo
del escroto : cuando , por el contrario, el sarcocele es
muy voluminoso, y la piel está alterada y adherida á
su superficie, es necesario circunscribir , por medio
de dos incisiones semi-elípticas, un colgajo de mas ó
menos anchura , y separarle juntamente con el tu
mor. Cualquiera de estos dos modos de operar que
se haya creido conveniente adoptar, debe cogerse el
tumor con la mano izquierda por su parte posterior,
de modo que se le empuje acia adelante, estirando
los tegumentos que le cubren. Apenas se dividen es
tos sale al momento el testículo por la incision, el
cual se acaba de ■aislar dando algunos cortes con el
bisturí de abajo á arriba; y despues de aislado el cor-
don se hace sostener por un ayudante antes de con
cluir la ablacion del tumor.
Este método es de una ejecucion incomparable- Es preferible
mente mas sencilla y fácil que el que consiste en ais- a' antl6U0*
lar primero el cordon espermático, y en hacer en él
una ligadura de reserva antes de cortarle y de separar
el tumor.
Despues de la operacion puede sobrevenir la he- precailc;oneS
morragia, ó del cordon espermático ó de los vasos que deben to
que han sido divididos dentro del mismo escroto: en ^a^he6-
el primer caso la frotacion de la estrení idad del cor- morragia.
don es insuficiente, y su ligadura total ha ocasionado
accidentes graves. Por consiguiente es preferible ligar
por separado cada una de.las arterias espermáticas,
38a
cuyo orificio se percibe al momento que el ayudante
encargado del cordon disminuye la presion que ejerce
sobre ellas , debiéndose practicar la ligadura de los
otros vasos del modo ordinario ; pero es preciso no
apresurarse durante esta parte de la operacion , y li
gar hasta las mas pequeñas arterias, porque la sangre
tiene entonces una tendencia singular á salir y á in
filtrarse en el tejido celular que forma las paredes de
la herida : conviene reunir despues los bordes de esta,
y las curas sencillas bastan para completar la cu
racion.
13.° Atrofia Al sarcocele puede oponerse en cierto modo la
del ustícuh. atrofia del testículo, enfermedad muy rara, y cuya
causa próxima no se conoce todavía bien. Este afecto
se manifestaba con bastante frecuencia entre los es
citas , segun refiere Hipócrates : durante nuestra es-
pedicion á la Siria hubo muchos sugetos afectados de
él ; y Pott ha creido notar que sobrevenia algunas ve
ces á consecuencia de la aplicacion demasiado pro
longada de los resolutivos y de los astringentes al es
croto. En ciertos sugetos se han verificado sin dolor
la reduccion y la atrofia del testículo: en otros ha sido
acompañada la enfermedad de latidos muy conside
rables ; pero esta atrofia no se limita casi nunca
á uno de los órganos secretorios del esperma , y la
Cirugía no puede oponerle ningun método curativo
1 eficaz.
lá.' CAnoer Pott ha descrito , bajo el título de cáncer de los
'de tes desolit- desollinadores , una ulceracion cancerosa del escroto
nadorts.
a la que estan en Londres muy espuestos los sugetos
de este oficio; y parece depender de la impresion que
hace en ellos el ollin del carbon mineral. Según M.
383
Earles esta enfermedad no afecta en general mas que
á los sugetos de 3o á 4o años : principia por una
escrescencia berrugosa , que despues de mas ó menos
tiempo degenera en una úlcera cancerosa , situada or
dinariamente debajo del escroto , y algunas veces en
otras partes del cuerpo. En ciertos sugetos invade este
afecto al testículo ; y se le combate á beneficio de apli
caciones atemperantes con la quietud y con la mas es
crupulosa limpieza; y si se resistiese á estos remedios
deberia practicarse la ablacion de la porcion ulcerada
de los tegumentos.
El tejido celular laxo y seroso que entra en la Degene-
composicion del escroto, está espuesto á ser el asien- rac'°" Mf
* . . . . - . croto en ele-
to de ingurgitaciones linfáticas y de una degeneracion fantiasis.
análoga á la que constituye la elefantiasis , en cuyo
caso los testículos quedan casi siempre sanos en me
dio del desarrollo , á veces enorme , de sus túnicas.
Dionis, Sandifort yM. Larrey han referido ejemplos
de este afecto singular: los tejidos que ocupa parecen
infiltrados de una linfa espesa que los distiende y se
confunde con ellos ; y el pene es atraido rápidamente
acia el tumor, el cual es siempre causado por la ir
ritacion crónica de las partes. El método con que Solo debe o-
, . , , ,. poner la abla-
conviene combatir este mal se compone de aplica- c¡on tu_
ciones emolientes, de sangrias locales, reiteradas con mor-
frecuencia , de baños , de revulsivos etc. ; y si estos
remedios no bastan deben cortarse las partes afectas,
conservando colgajos con que cubrir los órganos des
nudos. Estas operaciones no son susceptibles de des
cripciones detalladas, porque deben modificarse segun
las disposiciones de las partes enfermas. M. Imbert
de Lonnes cortó uno de estos tumores que pesaba Observado.
384
nes de MM. unas 27 libras ; y otro que separó M. Delpech llegaba
Lonnes Del- nasta ^6- La enfermedad que nos ocupa no exime á
perh y Gal- las mugpres : invade algunas veces los grandes labios de
1 ' la vulva , y M. Galrich de Perpiñan ha practicado con
el mejor éxito la escision de un tumor de esta espe
cie que tenia su asiento en dichas partes.
CAPITULO y.

Lesiones dt los ríñones l de los uréteres y de la vejiga:


operaciones que pueden practicarse en estos órganos.

JLios cuerpos vulnerantes que despiles de haber atra- j " #e„¿ai d»


vesado la region lumbar penetran hasta los ríñones, l°i ríñones.
pueden herir estos órganos sin interesar el peritoneo,
y por consiguiente, sin ocasionar derrame de orina
en el abdomen. Las lesiones de este género no indu
cen otro peligro que el de una nefritis mas ó menos
viva , á la cual se oponen los remedios antiflogísticos
generales y locales, y las bebidas emolientes que pro
ducen en estos casos escelentes efectos, diluyendo
los materiales de la orina, y haciéndola por lo mismo
menos irritante. Las fístulas urinarias de los lomos
que sobrevienen algunas veces á consecuencia de
estas lesiones, son casi siempre incurables.
La inflamacion aguda é intensa de los ríñones sue- „.
le terminar en una supuracion , que no puede cüno- de estos ó>$a-
cerse sino por las señales generales que acompañan su nos-
formacion. No puede proponerse ninguna operacion
hasta que la pastosidad de la region lumbar y el des
arrollo de un tumor que se aproxima sucesivamente
á la piel, anuncian que no solo está formado el abs
ceso, sino que procura abrirse paso acia afuera, en g ^
cuyo caso debe el arte ayudar los esfuerzos del orga- practicar su
nismo. Echado el sugeto sobre el vientre debe hacer- abertura»
se una incision de dos pulgadas en el centro del tu
mor, que penetre hasta la coleccion purulenta, y
I. a5
386
basta una mecha de hilas introducida en la herida
para mantenerla abierta, continuando la aplicacion
de cataplasmas emolientes basta que empiece á veri
ficarse la cicatrizacion. En este tiempo es preciso opo
nerse, si es posible, á que la herida degenere en una
fístula incurable, valiéndose de curas sencillas y me
tódicas.
3 ° Cálculos de kos c álculos Urinarios formados en los ríñones y
los ríñones, detenidos en sus pelvis ocasionan accidentes algunas
veces poco sensibles, pero mas comunmente muy gra
ves. Dolores vivos y dislacerantes en la region lum
bar, y la presencia de arenillas en la orina, tales son
los fenómenos producidos por estos cuerpos estra-
ños. Es casi increíble que se haya 'recurrido jamas
para estraerlos á la operacion de la nefrotomia , ya
sea porque se ha creido muy peligrosa , ya porque
siempre hay dudas sobre la existencia real de los cál
culos, á pesar de la claridad aparente de los signos
Han sido exa- de la enfermedad; sin embargo, concediendo que
ficuludes s esta 0peracion es bastante aventurada en estos casos,
peligros de la me parece que se han exagerado las dificultades de
nefrotomia. , . —, « , ,
cer
Modoestadeope-
há- su
becho
ejecucion.
en el cadáver,
Jin electo,
colocando
en los elensayos
sugeto que
bocayoaba-
he
racion. . , ., ..... . .
jo,
posterior
me ha del
sidoriñon
siempre
, porfacil
medio
penetrar
de unahasta
incision
la cara
de

dos á tres pulgadas practicada a lo largo del borde


esterno del músculo sacro-espinal inmediatamente
debajo de la'última costilla. Durante la operacion solo
han sido cortadas algunas ramificaciones poco impor
tantes de las arterias lumbares , y descubierto el ri
ñon es muy facil hacer en él la incision. Me parece,
pues, que si el diagnóstico pudiese dar una certi
387
dumbre de la presencia de los cálculos en los nilo
nes, el práctico no debería arredrarse por la dificul
tad ni el riesgo demasiado grande de la operacion,
que no seria mas peligosa que lo es una simple heri
da del órgano que se ti ata de operar,*
Los remedios diluyentes y atemperantes, á cuya 4." Cálculos
administracion se limitan en ¡os casos de cálculos ve- á'umdos en
' los ureteres.
nales , son igualmente los úuicos que se pueden em
plear cuando esta-n detenidos en los uréteres. Enton
ces, obstruido este conducto por el cuerpo estrafio,
no puede dar paso á la orina, y. esta refluyendo al
riñon le dilata, le desorganiza y trasforma en un
quiste, que se percibe al través de las paredes del ab
domen , en cuyo caso está muy espuesta á grandes
inconvenientes la puncion , de la cual cita un ejem
rplo J. L. Petit,' Jy que
l _ presenció
r Corvisart. Sin em- c ,
Entonces pue-
bargo, si se creyese indispensable dar salida al líqui- de estar indi-
do, es preciso penetrar con el instrumento al través nefro"
de la region lumbar, con el fin de evitar la lesion de
la membrana serosa abdominal y el derrame de orina
en su cavidad. Para que esta operacion sea útil no
debe practicarse muy tarde, y entonces puede su
plir acaso á las funciones del ureter una fístula uri
naria lumbar.
Las heridas de la vejiga son muy graves, sobre ¿ „ i¡erija¡¿»
todo cuando el peritoneo ha sido interesado al mismo la vejiga.
tiempo; pero los instrumentos punzantes, y aun las.
balas, pueden penetrar en su caridad inmediatamen
te por encima del pubis, y aun atravesarla de modo
que se lleguen á detener en el recto , sin que por eso
se siga precisamente la muerte, de lo que se encuen
tran muchos ejemplos en los anales de la Cirugia mi-
388
litar y en la coleccion de M. Larrey. Dilatar entonces
las aberturas esteriores de modo que permitan fácil
mente la salida á los líquidos, buscar y estraerlos
cuerpos estraños (i), introducir una sonda perma
nente en la vejiga, prescribir al enfermo la quietud,
/ un
y practicar
régimen sangrias
severo, bebidas
generalesemolientes.,
y locales; tales
semicupios,
son los

remedios que deben emplearse contra estas lesiones,


que fácilmente pueden reconocerse por la situacion
y la direccion de la herida , por la orina que sale de
ella y la sangre que corre por la uretra.
6.° Paralisis La vejiga, como todos los demas órganos someti-
* eUa entra' dos al influjo de la voluntad, puede padecer la para
lisis, cuya enfermedad, bastante comun en los viejos,
es producida algunas veces por la distension de la
Sus causas, vejiga á consecuencia de no haber satisfecho la nece
sidad de orinar. Las lesiones cerebrales ó del raquis,
bastante fuertes para suspender la accion de la parte
inferior de la medula espinal, ocasionan siempre esta
paralisis. Ultimamente, las gastro-enteritis intensas la
ocasionan tambien, no tanto por la irritacion del cue
llo de la vejiga, como cree M. Broussais, cuanto por

(i) Este precepto de buscar y estraer los cuerpos estraños,


de que ya hemos hablado en la pág. 131 , debe tener en nues
tro concepto algunas esdepciones en el caso presente. En una
herida de la vejiga hecha con arma de fuego , puede muy bfen
suceder que el proyectil vaya á parar al tejido celular que exis
te entre la vejiga y el intestino recto; y en tal caso empeñarse
en buscarle y estraerle por la herida seria inútil y tal vez perju
dicial : lo mismo sucedería si siendo los proyectiles pequeños se
encajasen entre las membranas del receptáculo de la orina. No
es difícil conocer la conducta que en estos casos y otros seme
jantes debería observar el Cirujano. Nota de los Traductores.
38o
la perturbacion y suspension del influjo nervioso , que
es su consecuencia. El principio de la enfermedad se Sus signos,
anuncia por un peso incómodo, acompañado de una
sensacion de plenitud y distension en la pelvis; y
bien pronto la vejiga, dilatándose mas , se eleva por
encima de los pubis, distiende la region hipogástrica,
y se estiende y aun pasa mas allá del ombligo. En
tonces, llegando al término de su dilatacion las pa
redes de la vejiga, se rehacen por su elasticidad so
bre el líquido que las distiende, el cual impelido
por ella sale gota á gota y como por regurgitacion.
Ultimamente se irrita la membrana mucosa del ór
gano, se desarrolla la inflamacion en ella, y apare
cen todos los signos de la cystitis, unidos á los de
la reabsorcion de la orina.
La curacion que esta enfermedad exige es muy Método cu-
sencilla, y consiste por una parte en introducir en rátivo que re
ía vejiga una algalia propia para vaciar este órgano; c*anxa"
y por otra en combatir las causas remotas que han
ocasionado la paralisis. El cateterismo es la prime
ra operacion que debe practicarse, debiendo dejar
se introducida la sonda, ó, lo que es mejor, repetir
la introduccion á ciertos intervalos hasta que la
yejiga haya recobrado el ejercicio regular de sus fun
ciones. En las paralisis delos viejos, las fricciones
irritantes en la columna vertebral, las moxas aplica
das al sacro ó al hipogastrio en los que han sufri
do heridas en el cerebro ó en el raquis, y en los
que padecen gastro-cnteritis , y los remedios propios
para curar estas lesiones; tales son las bases del mé
todo curativo que debe emplearse. Las paralisis pro
ducidas por la distension de la vejiga , cuando se
ha
3gotardado en satisfacer la necesidad de1 desocupar

la, se disipan espontáneamente despues de la eva


cuacion del líquido.
Valices de La vejiga y especialmente su cuello estan llenos
la veiig«
de vasos , sus venas se dilatan algunas veces y for
man tumores varicosos, cuyo volumen puede llegar
á causar hasta la obstruccion casi completa del cue
llo del órgano, la cual enfermedad es en los viejos un
resultado frecuente de las reiteradas escitaciones y
de las congestiones sanguíneas de estas partes , duran-
Sus signos, te el ejercicio de las funciones genitales. Entonces el
enfermo arroja algunas veces con la orina una san
gre negra, aunque sin dolor alguno: la algalia pe
netra cómodamente en la vejiga, sin otra dificultad
que una pequeña resistencia ocasionada por los cor
dones varicosos, su introduccion va frecuentemente
acompañada de la rotura de uno de estos cordones,
y por consjguiente del derrame de una pequeña can
tidad de sangre. Esta enfermedad por lo comun es
incurable; y los remedios que conviene oponerla
son la aplicacion de sanguijuelas al ano, algunas
inyecciones ligeramente escitantes y un régimen ade
cuado.
8. ° Polipos, En cuanto a los polipos, los tumores fungosos ó
fungosidades y |as MlGeras de ja vejiga es imposible tener certeza de
ulceras de este « , >.
órgano. su existencia, mientras que no se abra el órgano en
que residen. Estas enfermedades no ocasionan mas
fenómenos que los de la cystitis crónica ó los del cál
culo de la vejiga, cbn cuyas afecciones se complican
OfdinariarrtetiCe, ó a las que es debida su aparicion.
9. " Catarro El «atarro de la vejiga, que 'frecuentemente es
de la vejiga, efecto de los escesos en el régimen ó del abuso de las
3o i
funciones genitales, es mas comun en los viejos que
en los adultos; y en muchos casos es producido por
ciertos obstáculos que se oponen á la libre escrecion
de la orina. Nada mas comun que ver arrojar peque
ñas porciones de una orina turbia , espesa y viscosa,
que sin duda ha sido alterada en la vejiga y que ha
irritado la membrana interna de esta viscera en los
sugetos afectados de estrecheces de la uretra, y las
sondas que se hacen permanecer en la vejiga, permi
tiendo al aire que penetre en ella, ocasionan tam
bien con frecuencia el catarro de esta viscera. Los
principales síntomas de esta enfermedad son un do
lor mas ó menos vivo en el fondo de la pelvis , y la
espulsion de una orina cargada de mucosidades fila
mentosas amarillentas ó de un aspecto purulento , y
debe combatirse removiendo primeramente las causas
remotas ó inmediatas, y recurriendo despues á las
bebidas atemperantes y á las sangrias locales repeti
das en el perineo y en el hipogastrio. Cuando han
disminuido los síntomas de irritacion , -producen las
mas veces escelentes efectos la trementina , y aun el
bálsamo de Copaiva, administrados en dosis que pue
dan aumentarse gradualmente, En este estado se han
propuesto las inyecciones astringentes, alcalinas etc.
en la vejiga; pero estos remedios son mas perjudicia
les que provechosos: M. Julio Cloquet ha creido que Uso de ra
se lograrían mejores resultados por medio de la son- f°n<^a do-
° , * ble corriente,
da de doble corriente, cuyo instrumento, usado ya
en el siglo xvi por los Cirujanos que trataban de di
solver los cálculos en la vejiga, estaba enteramente
olvidado cuando este autor ha renovado su uso. Con
siste en una sonda ordinaria, cuya cavidad está divi
dida en dos partes por un tabique intermedio; un
receptáculo colocado cerca del enfermo y elevado
sobre él contiene el líquido y comunica con uno de
los lados de la sonda; y del otro lado de este ins
trumento nace un tubo destinado á descargar el lí
quido en una vasija colocada debajo de la cama. Una
vez dispuesto el aparato se da paso al agua por me
dio de unas llaves, y llegando esta á la vejiga, la lle
na, la lava y vuelve á salir por el tubo del instru
mento que queda libre: de este modo pueden- intro
ducirse en la vejiga enormes cantidades de líquido
en corto
po es lo tiempo
mas á propósito
; y el aguapara
á la estas
temperatura
inyecciones
del«uer-
que

ban producido la curacion en muebos sugetos, sin


que jamas bayan parecido molestas.
10.* Ineon- Puede suceder que baya dificultad en que se de-
llne«ela Je orí- tenga |a orina en la vejiga , ó que este líquido salga
de ella á medida que los uréteres la vierten , ya sea
por relajacion del cuello de la vejiga, ya por dismi
nucion de la influencia nerviosa sobre esta parte, y
• en algunos sugetos la orina, detenida durante la vi
gilia, se sale luego que se duermen. Se conoce la in
continencia de orina absoluta, en que se encuentra
la estremidad del glande mojada por este líquido, y
la vejiga enteramente vacía en todos los momentos
del dia y dela noche; pero cuando esto no sucede,
la enfermedad es fingida. Los baños fríos,, un régi
men corroborante, el pjercioio moderado',' los- veji
gatorios y aun la moxa aplicada á la region lumbar,
al sacro, al hipogastrio y al perineo; los chorros írios
ó aromáticos dirigidos á estas regiones, v aun A gal
vanismo son los remedios que el arte puede oponer
3g3
con la mayor ventaja á la enfermedad que nos ocupa.
Al tratar de las operaciones que reclaman los cal- 11.° Cálculos
i , • i i i • urinarios vesi-
cutos detenidos en la vejiga, es cuando mas importa- ca¡es
recordarlas disposiciones anatómicas de este órgano.
La vejiga ocupa en el hombre la pai te anterior Anatomía qu¡-
del fondo de la escavacion de la pelvis, y es de una rur8'ca de la
r 7 J vejiga.
figura tal que su porcion mas estrecha ó su cuello Forma y pi
es largo, dirigido acia adelante y abajo, y situado, 'llaV'on ts~
sin embargo,
o > »mas arriba que su Jporcion
J ) posteiior
J é>te
el hombre,
organo en

inferior que se deprime para formar el fondo de ella:


este presenta una ancha superficie que está en con
tacto con el recto , y á cuyos lados vienen á insertar
se los uréteres. En la parte anterior, cerca del cuello
y á los dos lados de este , se encuentran las vesículas
seminales, los conductos deferentes y los eyaculado-
res que van á abrirse á la campanilla de la vejiga,
cuyos órganos, aproximados por delante á la línea
media, se alejan por detras y dejan entre sí un espa
cio bastante considerable. El fondo de la vejiga tan
pronto está como levantado en su parte media por
el recto, sobre cuyos lados se estiende ácia atras,
tan pronto por el contrario deprime la pared ante
rior del intestino que cubre sus partes laterales. Las
otras regiones de la vejiga nada presentan de parti
cular y forman una cavidad conoidea, cuyo vértice
está cubierto por el peritoneo, el cual se repliega
en la parte anterior por detrás de los músculos rec
tos,, en la posterior sobre el intestino recto y en los
lados ácia las paredes laterales de la escavacion de
la pelvis. Para practicar la operacion del cateterismo,
es muy importante tener presente que cuando el rec
to se halla distendido por las materias fecales levan-
394 , '
ta siempre la vejiga , principalmente si esta' vacía, y
encorva la porcion sub-pubiana de la uretra ; y que
al contrario, cuando la vejiga csiá llena y el recto
vacio , se deprime aquella dirigiéndose ácia atrás, y
la uretra queda casi derecha.
Sus rtlacio- La situacion de la vejiga es tal que no es aece-
ne* sible á los instrumentos sino por tres puntos: i.° por
encima del pubis: a.° al través del perineo: 3.° cor
A. Con la re- lando
Cuando
el anoest»
y elentraña
recto. está vacia y contraida, se

gu.n hipogas- ocuita detras de la sinfisis del pubis, y es casi inac-


ll lCui . cesible por el abdomen * : por 1el contrario
* •/ , cuando

está llena y dilatada, se eleva su parte anterior por


detras de los músculos rectos, desalojando al perito
neo que la cubre, y formando por encima de la sin
fisis del pubis una eminencia que varia desde algu
nas líneas hasta dos ó cuatro pulgadas. Las partes
que entonces cubren la vejiga , y que es preciso cor
tar para penetrar hasta ella , son los tegumentos del
vientre, un tejido celular, algunas veces grueso y
lleno de gordura, las fibras aponevróticas que en
trecruzándose forman la línea alba y por los lados
los músculos rectos y piramidales.
B. Con el pe- La region perineal forma un triángulo , cuyos lí-
r 10 "' mites son por delante el arco del pubis, por detrás
una línea que tirada de una tuberosidad isquiática á
la otra pasaría por delante del ano, y por los lados
las ramas descendentes de los pubis y ascendentes
de los isquios : el vértice de este triángulo está ácia
adelante, su base toca al recto , y está dividido por
el rafe en dos partes laterales simétricas cuya figura
es análoga á la suya. El cuello de la vejiga no está si
3<P
triado delante de esta region y fijo debajo de la sinfi-
si*,. corno generalmente se dice todavía, sino que por
el contrario está á la parte posterior cerca del recto,
y es susceptible de ser elevado ó deprimido, segun
qüe este órgano y aun la misma vejiga se hallen lle
nos ó vacíos.
En la línea media del perineo se encuentra el es- Partes qne
' , , , se hallan en la
croto por delante y por detras los tegumentos esten- ¡¡nea me<i¡a.
didos entre esta bolsa y el ano, debajo de las cuales
existe un tejido celular bastante grueso y lleno de
gordura. Despues de haber levantado estas partes se
descubren de atrás á adelante las fibras circulares del
esfínter esterno, la reunion de los músculos trasver
sos del perineo, los bulbo-cavernosos, el bulbo de
la uretra, y últimamente la porcion esponjosa de es
te canal: mas profundamente se encuentra entre el
bulbo y el ano la porcion membranosa de la uretra,
la prostata y el cuello de la vejiga : por la parte pos
terior se estiende la estremidad inferior del recto
separada de esta parte solo por venas y pequeñas ar
terias: delante del bulbo y por encima de la uretra
estan situados los cuerpos cavernosos, el ligamento
triangular del arco del pubis, los ligamentos prosté
ticos , y últimamente en la pelvis la parte mas infe
rior de la cara anterior de la vejiga.
dos Por
del debajo
perineo,deexiste
los tegumentos
una línea que
celular,
cubren
estendida
los la- dasáloslados
Partes situa •
r ' 7 de esta region,
oblicuamente de delante á atrás, y de dentroáfuera,
desde el bulbo -de la uretra hasta el espacio compren
dido entre el ano y la tuberosidad del isquion. La ar
teria superficial del perineo serpea por toda la lon
gitud de este linea , la cual forma por delante un án
3y6
guio recto con la arteria trasversa y con la del bulbo,
en cuya parte esterior se encuentra el músculo isquio-
cavernoso , el principio de los cuerpos cavernosos y
la rama del isquion , que sostiene y defiende la arteria
pudenda interna. Entre estas partes , y las que cor
responden á la línea media, hay una especie de canal
celular que penetra por arriba hasta el cuello de la
vejiga y el músculo elevador del ano : este canal está
serpeado de vasos en toda su estension, y correspon
de por detras á un plexo venoso, algunas veces muy
considerable. El intervalo que separa las tuberosida
des isquiáticas tiene unas dos pulgadas y media, y el
espesor del perineo varía desde una pulgada y algu
nas líneas hasta tres pulgadas y media , segun la gor
C. Con el duraEldel
fondo
sugeto.
de la vejiga corresponde
/ al recto en una

recto. estension de cerca de tres pulgadas : este intervalo se


para e! doblez posterior del peritoneo del borde pos
terior de la prostata , y en su longitud no se encuen
tran vasos ni nervios considerables. Este espacio es
mas ancho por arriba y por atras, que por abajo y
por delante, y mucho menor en los sugetos cuya ve
jiga está poco desarrollada, disminuyendo tambien
Disposicion durante los esfuerzos violentos del diafragma. En la
de la vejiga muger está situada la vejiga delante de la matriz: el
en lamuger. ° , . ,. . „ .
el
fondo
cuello
se no
apoya
está en
rodeado
Ja vagina,
por laa prostata
la cual se
: últimamen
adhiere, y

te, á los lados y delante de la uretra, y por debajo del


arco hay un espacio lleno de tejido celular y de ra
mos veno sos, ai traves del cual se puede penetrar has
ta la parte interior de la cara anterior de la vejiga.
Cálculos un- „ . . .
parios. Los calculos urinarios , formados tan pronto es
397
pontáneamente como por la sobreposicion de los prin
cipios cristalizables de la orina al rededor de los cuer
pos estraños que han llegado hasta la vejiga, se dife
rencian entre sí por su figura, su número, su volu
men, la lisura ó escabrosidad de su superficie, y la
densidad
cion no varía
de lamenos,
materiaaunque
de que laconstan.
base de Su
ellacomposi-
está for ?u composi

mada generalmente por el ácido urico, el oxalato de


cal y los fosfatos de amoniaco, fie cal y de magnesia.
Se encuentra en todos estos cálculos una materia ani
mal, de naturaleza mucosa: ¿será acaso indispensa
ble para unir las moléculas que los forman? ¿La se
crecion mas abundante de esta materia podrá influir
en su desarrollo ?
De cualquier modo que sea , los accidentes que los Accidentes
que ocasio
cálculos ocasionan son tanto mas graves cuanto son nan. .
mas antiguos , mas considerable su volumen y mas
desigual su superficie. Los fenómenos mas leves que
estos cálculos producen son una sensacion continua
de peso en la vejiga, conatos frecuentes de orinar , una
comezon muy viva á lo largo de la uretra, que es
pecialmente se fija en la cstremidad del glande: la es-
crecion de la orina se hace con dolor al acabarse de
vaciarla vejiga: el enfermo procura entonces estru
jarse y estirar el miembro : el chorro de líquido se in
terrumpe frecuente y repentinamente sin causa, vol
viendo á aparecer luego que el enfermo muda de si
tuacion. Algunas veces arroja este con abundancia
mucosidades blancas , filamentosas y mezcladas de are
nillas : el ejercicio violento aumenta el dolor, y oca
siona frecuentemente la escrecion de alguna cantidad
de sangre.
398
Alteraciones Irritadas sin «esar por la presencia del cálculo las
n"n eiiTa '"ve- Pai*edes de la vejiga , se inflaman y se contraen con
jrép. violencia sobre el cuerpo estraño, el cual suele pre
sentar entonces un gran volumen, y hendirse por sus
lados, formando dos surcos que dan paso á la orina
continua é involuntariamente. La membrana mucosa
de la vejiga se hace gruesa y fungosa con. mucha fre
cuencia, y algunas vegetaciones que nacen de su super
ficie se implantan á veces en las asperidades del cál
culo de tal modo que le retienen fuertemente y ha
cen difícil su estraccion : los dolores suelen ser en
tonces continuos é intolerables: huye el sueño, y la
calentura conduce al enfermo con mas ó menos rapi
dez al marasmo y al sepulcro. Los cálculos que se des
arrollan en las cavidades formadas algunas veces
entre la membrana mucosa de la vejiga y las fibras de
la túnica carnosa, como estan inmóviles pueden exis
tir largo tiempo sin ocasionar accidentes graves, y
aun sin que pueda reconocerse su presencia.
Dia'uóitico. ^ examen atento de los fenómenos arriba indi
cados casi siempre da lugar á creer que existe un
cálculo en la vejiga : sin embargo , todavía es posible
y aun fáeil engañarse,' y solo el cateterismo puede
dar un conocimiento cierto de la existencia de este
Importancia cuerpo estraño. Es preciso recurrir á él siempre , sien-
■del cateteris- ¿o un precepto que no debe olvidarse en ningun caso
que jamas se ha de operar sin haber percibido el cál
culo con el cateter en el mismo instante de la ope
racion.
La esploracion de la vejiga exige una atencion es
pecial , un tacto fino y ejercitado , y un grande hábito
de practicar esta operacion. La sonda coa que se eje
399
cuta, es ordinariamente de plata, y el estilete que
contiene debe tener una especie de cabeza , que apli
cándose á los ojos de este instrumento, los tape e im
crea
pida conveniente.
que la orina Las
penetre
sondasen por
la sonda
lo comun
hasta6on
quede-
se Las sonrhs

• i •, i con que se ba
rri astado corvas ;' pero
r no necesitan mas que
T una leve „ ...
ga esta opera-
inflexion en su estreinidad, y aun levantando el miem- cion no deben
biií-
ro de modo que lorme un angulo #i recto con eli eje una
tener mas
|¡gera
que
del cuerpo puede introducirse , en caso de necesidad, corvadura cer-
por la uretra una algalia enteramente recta. Los ins- e ^,c°"
trunientos muy corvos se dirigen difícilmente: su
punta se apoya con demasiada fuerza en la pared su
perior de la uretra , y sucede algunas veces que tro
piezan en el ligamento triangular, ó que levantan de-
rnasiado la porcion membranosa del canal por donde
pasan , en lugar de penetrar en el cuello de la vejiga.
Para ejecutar el cateterismo debe estar el sugeto Mododeprac-
de pie, con los muslos separados y medio doblados, ucar la °Pe"
apoyando la espalda en un plano solido, ó bien echa
do sobre el borde izquierdo de lá cama con la pared
anterior del tronco en relajacion: el Cirujano coge
lateralmente el miembro con la mano izquierda, por
detras del glande, de modo que los dedos pulgar é
índice de que hace uso, no compriman la uretra, y
quede descubierta la abertura de este canal: despues
de estirar el miembro y levantarle ácia el abdomen,
se introduce suavemente en el orificio de la uretra la
punta de la sonda untada en aceite : á medida que el
instrumento es empujado con el pulgar y los otros
dos dedos de la mano derecha, de modo que su' con
cavidad esté vuelta acia el arco del pubis , se es
tiende con la otra mano el pene sobre el cateter, y
cuando
4oo este ha llegado por debajo de la bóveda que

forman los pubis, debe dirigirse gradualmente con


el miembro acia los muslos, y al instante entra en
la vejiga. En el momento en que. se ejecuta este mo
vimiento de básculo , es preciso levantar un poco el
cateter, para hacerle deslizar con mas facilidad por
Señales que debajo de la base del ligamento perineal. La uretra
que lafVonda no tlene mas ^e ocno á nueve pulgadas de longitud;
ha penetrado y se conoce que la sonda ha penetrado en la falta de
en avejiga. resis{enc¡a que se esperimenta , en la facilidad con
que se la puede mover, de modo que se haga des
cribir á su punta arcos de círculo mas ó menos esten
sos, y últimamente en la salida de la orina.
Modo de eje- Los antiguos litotomistas , mas celosos de hacer
cutar la vuel brillar su destreza que de operar con seguridad , in
ca de Maestro
troducían la sonda de modo que su concavidad cor
respondía ácia abajo : luego que llegaba debajo de la
sinfisis, la liaciau describir con rapidez un semicír
culo por medio del cual la colocaban en mejor situa
cion , al mismo tiempo que penetraba en la vejiga.
Este movimento llamado vuelta de Maestro está des-
Segun M. A- echado en el dia ; pero M. Abernethy lo usa todavía,
bernethy. ua necno en él algunas modificaciones poco im
portantes, o . • . r . ..
Modo de eje- Es mas facil sondar á las mugeres que á los liom-
cutar el catete- Dres. Despues de separar los grandes y pequeños la-
rismo en las . ....
mugeres. bios de la vulva con la mano izquierda, se introdu
ce cómodamente la punta del instrumento en el ori
ficio de la uretra, y se empuja en seguida hasta que
penetre en la vejiga. Esta operacion debe ser tan fa
miliar al Cirujano, que pueda ejecutarla sin necesi
dad de ver las partes en que opera.
4o t
Para esplorar la vejiga es preciso que contenga Esploraclon
orina, y dirigir sucesivamente el pabellon de la son- ^e !a vej'f!a-
da de arriba á abajo y á los lados, comunicándola
movimientos de rotacion, que en cierto modo hagan
que su punta recorra toda la estension de las pare
des de la vejiga. Cuando estas tentativas son inútiles
conviene hacer salir la orina y reiterarlas durante su
emision ; y rara vez deja de percibirse entonces el
cálculo, á no ser que esté adherido y cubierto en
casi toda su estension por las membranas de la vejiga.
Cuando la punta de la sonda tropieza en el cálculo,
se siente un .golpe seco y como el roce de dos cuer
pos sólidos entre sí; algunas veces se oye el ruido, y
lo llegan á percibir aun los circunstantes.
Cuando el cálculo se toca en todas las partes de signos reían
la vejiga , puede creerse que su volumen es conside- vos al cálculo.
rabie; pero si la sonda 'no le toca sino rara vez, de
modo que le pierda al momento, entonces es peque
ño. Es duro cuando la sonda tropezando en él da un
sonido claro y encuentra mucha resistencia: últi
mamente se cree que su superficie es lisa ó esca
brosa , segun que el instrumento se resbala ó se de
tiene en él.
Para asegurarse todavía mas del volumen del cálcu- Es necesar¡0
lo y del estado de la vejiga, conviene echar al enfermo examinar eli
de espaldas, é introducir uno ó dos dedos en el recto, Vejiga/"*6 *
comprimiendo al mismo tiempo la reglon hipogás-
trica , y procurando de este modo tocar y agarrar el
cuerpo estraño: se reconoce ademas por este medio
la longitud del recto ó de la vagina, y las relaciones
de estos órganos con la vejiga, lo mismo que el es
tado da flacidez y relajacion, ó de encogimiento y
I. " »6
4oa
contraccion de este órgano; conocimientos importan
tes para practicar en seguida la operacion.
El método A los arcanos proclamados por el charlatanismo
curativo de Los y adoptados por la credulidad, han sustituido los
calculos vesi- . , ,
cales consiste químicos sustancias mas á propósito a' primera vista,
en
o estraerlos.
destruirlos para
* d¡solver ¿ descomponer
*. los cálculos en la ve-
a. Uso inte- jiga ; pero ni el agua de cal propuesta por Wiht,
rior de los h- ni la magnesia en la cual parecen confiar MM. Home,
toutripticos. OI J
Brande y Hatchett, ni los alcalis fijos ensayados por
Fourcroi, en fin, ni las sustancias que carecen do
azoe, á cuyo uso continuo quiere que se recurra M.
Magendie, tienen hasta ahora una eficacia positiva
en los casos hien demostrados de cálculos vesicales,
jj. Uso delas Lo mismo puede decirse de las inyecciones disol-
inveccionesdi- yentes, que si son demasiado débiles no producen
solventes. ..
efecto, y si fuertes ofenden la vejiga. Sin embargo, se
ria posible que en este caso fuese útil la souda da
doble corriente, supliendo á la actividad del líqui
do su cantidad y la continuidad de su accion; pero
parahacerpe-
C Maniobras solo paraMM.
lahacer
esperiencia
Amussat
pedazos,puede
Leroy
los cálculos
decidir
y Civiale
sobre
de lahan
este
vejiga,
propuesto
punto.
unos

»lazos la pie- ¿nstrUrnentos que se componen de pinzas de tres ó


ara
ga. en la veji- ó cuatro ramas1 contenidasr en una cánula,
r y propias

para agarrar la piedra , en tanto que una especio de


taladro colocado en el centro del instrumento y pues
to en accion por un arco , penetra en el cuerpo es-
traño y le hace estallar : en seguida se estraen los
pequeños fragmentos, y los mas gruesos se someten
de imovo al perforador. La accion de estos instru
mentos es demasiado incierta, demasiado peligrosa,
y quizá también muy inútjl por la dificultad de es
4o3
traer toJos los fragmentos de la piedra , para que se
recurra á ella en el hombre vivo: sin embárgo , esta
idea no debe ser desechada , pues puede conducir á
resultados felices, y es de desear que las dificultades
que presenta no desanimen á aquellos que han em
prendido vencerlas. Por consiguiente, la estraccion D. Estraccion
es hasta el dia el medio mas seguro para curar los jel.os caLculos
D 1 de la veiiga.
sugetos que padecen de cálculos urinarios, y la ope
racion que entonces se practica se llama litotonua;
sin embargo, como no es la piedra la que se corta
sino la vejiga , creo que la conviene mejor el nom
bre de cistotoniia. Se la puede practicar segun mu
chos métodos y de una multitud de modos, y las si
guientes reglas deben servir de guia en la eleccion
de unos y otros: i.° llegar a la vejiga por el camino Condiciones
mas corto, mas directo, y en el cual se encuentre debf sa"
' ' J tistacer la o-
menor número de vasos: 2.0 abrir al cálculo un ca- peiacion de '»
mino bastante ancho para estraerle con facilidad, c'st"tom,a'
sin rasgar ni contundir las partes divididas, cualquiera
que sea el volumen de aquel : 3.° hacer una herida
que despues de la salida de la piedra, no pueda oca
sionar ni inflamacion peligrosa , ni infiltracion de
pronta
orina, ni
cicatrizacion
hemorragia vuelva
grave; áuna
losherida,
órganosenque
fin,hacuya
in ,

teresado el instrumento el libre y completo ejercicio


de sus funciones.
racion
El de
método
la cistotomia
de los antiguos
era muypara
sencillo:
practicar
fue conocido
la ope- Puede
carse Por
procu
'os
„ 1 i, , ~ , metodos si-
prímero por Celso, y llamado pequeño aparato en el guientes.
siglo xvi, con el fin de distinguirle del método de
Mariano, que acababa de descubrirse, y no podia re-
currirse á él hasta que el enfermo tuviese 12 ó i5
4o4
l . peqUeño años. Elsugeto debia echarse sobre las rodillas de un
aparato. ó me. hombre robusto, ó sobre las de dos sentados el uno
todo de Celso. .
al lado del otro, y atadas luntamente; y entonces so
bresalia el perineo, teniendo el enfermo los pies
muy separados y atados á las manos. En esta dispo
sicion introducia el Cirujano los dedos índice y me
dio de la mano izquierda en el recto, los colocaba
en supinacion , recibia el cálculo en su concavidad,
y le empujaba con fuerza ácia adelante contra el lado
izquierdo del perineo: en seguida hacia con la mano
derecha en la piel una incision curva, cuyos estrenios
se dirigian ácia el muslo izquierdo , y penetraba hasta
el cálculo , cuya estraccion concluia con una cuchara
pequeña introducida en la herida por detras de él.
2 . Grande El grande aparato, llamado asi por los muchos ins-
«parato. trunientos que exigia, está hace mucho tiempo mas
general y completamente proscrito aun que la opera
cion de Celso; á pesar de esto se debe á los que le
practicaron el modo de colocar y sujetar al enfermo
que todavia se emplea en el dia. Inventado este mé
todo en i5a3 por Juan Romani, descrito por Ma
riano Santo de Barleta en 1 535 , y comunicado en
seguida á Octavio de Villa, fue trasmitido por él á
Lorenzo Colot , en cuya familia permaneció como se
creto durante cuatro generaciones , aunque A. Paré,
En que con- Fabricio de Hilden y Covillard le describieron. Esta
tiste. operacion consistía en hacer en el perineo una inci-
, ' sion
abajoá del
lo largo
escroto
delhasta
lado un
izquierdo
dedo dedel
distancia
rafe, desde
del ano;
mas

abierta la uretra se introducian en la vejiga, ya los


dos conductores, ya el dilatador , ó ya en fin el gor-
gerete , con los cuales se dilataban , ó mas bien se ras
4o5 ,
gaban fuertemente la porcion membranosa Je la ure
tra, el cuello de la vejiga y la prostata , con el fin de
abrir camino para la introduccion de las tenazas, y
la estraccion del cálculo.
El aparato lateralizado presenta el caracter de que 3.. Aparato
la incision que se practica para ejecutar la operacion laterahzado.
empieza en la línba media, en el parage en que con- res.
cluia la del grande aparato , y se prolonga acia atras
y á. afuera, entre el ano y la tuberosidad del isqniou
izquierdo: la incision profunda sigue la misma direc
cion , es decir , que empieza en la uretra y se estien
de á las partes laterales del cuello de la vejiga y de
la prostata. Este método, descubierto por Fr. Jacobo,
se hizo luego el objeto de las mas acaloradas disputas,
y de los trabajos mas multiplicados: puede ejecutar
se de muchos modos , de los cuales la mayor parte se
han olvidado, pero que pueden reducirse á tres, se- jj0<j0 gene.
gün que, despues de hecha la incision esterior, se ral de practi-
dividen las partes mas profundas con el bisturí ó fae»on1*
por medio de una hoja ó lámina cortante mas ó me
nos ancha que las divide al penetrar en ellas, ó en
fin segun que se introduce en la vejiga un instru
mento capaz de desplegarse en ella , y de cortar las
partes al tiempo de retirarle.
Antes de practicar la operacion de la cistotomia, e» preciso
importa mucho examinar bien el estado general del PreParar an-
enfermo; debiéndose abstener de practicarla si hay ** * suseto.

signos manifiestos de enteritis ó de peritonitis cróni


jacion
cas. Es, necesario
y disminuir
producir
la disposicion
un estado
de general
las visceras
de rela-«
á la

irritacion yá la flogosis, por medio de preparaciones


convenientes, y la víspera de la operacion se admi-
4o(i
nistrará al enfermo una lavativa, y otra una ho
ra antes de practicarla, con el fin de desocupar el
recto.
Despues co- Tomadas estas precauciones, que vuelvo á decir
locarle, como i , ■ ■ • i i
ayudantes.
tambien á los enfermo,
son e disponiendo
mayor importancia,
para recibirle
es preciso
una mesa
colocar
fueral

te con colchones, sábanas y paños: el paciente de


be estar colocado de modo que las tuberosidades is-
quiáticas sobresalgan una pulgada por lo menos del
plano que le sostiene. En esta disposicion se le hace
agarrar los talones, con las manos, y se fija la ma
no á la parte esterna. del pie con un lazo que forma
en su medio tin nudo corredizo, colocado al rededor
de la muñeca, rodeando ambos con sus vueltas : dos
ayudantes apoyando una de sus, manos sobre el dor
so del■ pie asegurado de este modo, y la otra á la
parte interna de la rodilla , separan estos miembros
ysario
ponen
quebien
el tronco
á descubierto
del enfermo
el perineo.
esté muyNolevantado:
es nece -

esta situacion favorece los esfuerzos de los músculos


abdominales,. y aumenta la tendencia que tienen las
visceras á dirigirse sobre la vejiga y á deprimir su
vértice , y se cree mucho mejor colocar al sugeto en
una situacion casi horizoatal , poniendo solamente
algunas almohadas debajo del pecho y de la cabeza:
una persona situada .detras impide los movimientos de
la parte superior del tronco : otra colocada al lado iz
quierdo del enfermo estará encargada de mantener la
placa del cateter con la mano derecha y levantar con
la otra el escroto. Finalmente se presentarán los ins
trumentos al Cirujano de quien los recibirá otro ayu
dante despues que aquel haya hecho uso de ellos.
4c)7
Los objeto» que deben prepararse de antemano Aparato.
son un cateter, cuya ranura sea ancha, honda y per
pinzas,
fectamente
hiloslisaencerados,
, un bisturí
agua,
convexo
vasijas,
, otro
esponjas,
botonado,
una i

geringa, cuyo sifon termine á modo de regadera, y


el sorjjerete de Hawkins, ó el litotomo oculto de Fr.
Cosme, si se cree conveniente servirse de él.
La practica empleada para ejecutar la operacion Práctica eje
de la litotomia por el método laterab'zado , puede ¿a °Peraclon.
dividirse en dos tiempos, de los cuales el uno con
siste en cortar las parles blandas esteriores y abrir la
uretra , y el otro en dividir la última porcion mem
branosa de este canal, el cuello de la vejiga y la
prostata. El primer tiempo jamas ha variado, cual
quiera que sea el modo de operar que se adopte , y
solo la ejecucion del segundo es la que ha ejercitado
el genio inventor de los Cirujanos del último siglo.
Situados el enfermo y los ayudantes del modo pr¡mer t;era.
que va dicho, y asegurado el Cirujano por última . .
vez de la presencia del cálculo, se coloca delante del laipartesblan-
perineo del enfermo, introduce el cateter en la veii- das este,10r"
,. 111 • i • i i V abertura ds
ga, e inclinando la placa acia la ingle derecha, al mis- ¡a uretra,
mo tiempo que le pone en una direccion perpendicu
lar al eje del cuerpo , le confia al ayudante encarga
do de mantenerle fijo en esta posicion. Levantado el
escroto, estira el operador los tegumentos del peri
neo con los tres primeros dedos de la mano izquier
da, cuya palma estará inclinada ácia arriba, despues
cogiendo el bisturí con la mano derecha como una
pluma de escribir, hace con él en los tegumentos una
incision de ocho á doce líneas de estension por de
lante del ano, hasta el espacio comprendido entre
I

4o8
este orificio y la tuberosidad del isqftion izquierdo;
y de un segundo corte dirigido en el mismo sentido,
divide el tejido celular de que estas partes abundan.
Se lleva entonces el dedo índice izquierdo-, cu yo bor
de cubital e5tá dirigido acia arriba, al ángulo supe-
perior de la herida, y su uña debe undirse en la ra
nura del cateter, que es facil percibir al través de la
pared de la uretra: esta uña sirve de guia á la pun-
V ta del bisturí que se introduce por encima .de ella , y
que despues de haber llegado al surco del catéter
debe dirigirse acia abajo en la . extension de dos ó
tres líneas, con el fin de cortar la porcion membra
nosa de la uretra. Aquí concluye el primer tiempo de
la operacion: el dedo índice debe permanecer en ta
herida , y su uña no abandonar <d áureo del ca
teter.
Segundo Ledran y Pouteau, con el fin de practicar con mas
fin
'■"incision
de la parte
del prostata,
seguridad introducían
la division del
en aquella
cuello de
porlalavejiga
ranuray del
deca-
la

r.iemhronosa , , , . i • i
<!» ia uretra, teter una sonda acanalada, que despues de retirado
la
delvejiga
cuelloy de .este. .servia de guia
° al bisturí
i ■ con que practicaban la
la prostata,
Modo de n¡vel
incision.
de La
agua
ssnda
para depoder
routeau
medir
tenia
exactamente
en su mango
la in-
un
practicarla se. . . • 1 » i
fíiin Ledran, clinacion que se daba a su ranura.. A estos modos de
Pouteau y Le. 0peraF se agrega el de Lecat, con cuyo cistototno,
ó el gorgerete cistotomo conducidos por la ranura
del cateter, se dividian las partes al mismo tiempo
que se introducían en ellas. Pero estos instrumentos
y operaciones no se han vuelto á usar.
Segtmllaw- El gorgerete de Hawkins es el único que. se ha
k'ns. conservado, y de él se hace todavía uso en Inglater
ra, Italia y Alemania; pero á pesar de las modificado
4°9
nes que han hecho Bliclse , Cline , B. Bell , Cruicks-
ham.k, Desault y M. Scarpa de este instrumento,
consta siempre de una hoja mas ó menos corva, ancha
y cortante por el borde que está inferior cuando se
vuelve su cavidad ácia la derecha, cuya hoja está
montada en un mango corvo por el lado de su con
vexidad. Para servirse del gorgerete es preciso coger
le de modo que su borde cortante este.dirigido en el
mismo seniido que la herida esterior, y llevar su es-
tremidad á la ranura del cateter sobre el dedo índice
izquierdo, y el roce que se percibe, resultado del
contacto inmediato de dos cuerpos metálicos, anun
cia que el instrumento ha llegado á la uretra. Cogien
do entonces con la mano izquierda la placa del cate
xime
ter, yalelevándole
pubis, introduce
de modoelqué
Cirujano
su concavidad
con la derecha
se apro-

el gorgerete en la vejiga á dos ó tres pulgadas de pro


fundidad; durante cuyo movimiento debe conservar
el instrumento una direccion horizontal, y su estre-
midad no abandonar la ranura del cateter. Se ha que
rido disponer de tal modo esta ranura y el boton del
gorgerete, que no pueda separarse este de aquella sino
despues de haberla corrido enteramente ; pero este
mecanismo aumenta las dificultades de la operacion
sin hacerla mas segura. • • •■ ► '
El litototno oculto es demasiado conocido para segUn Fr.
que sea necesario describirle 'aqui : su mango debe Cosme,
estar colocado desde luego de modo que no permita
á la hoja mas que el grado de abertura que se crea
conveniente. Para liacer uso de este instrumento es
preciso cogerle con la mano derecha, y deslizar la .
lengüeta en que termina su vaina sobre el dedo ín-
4to
dice izquierdo , hasta la ranura del cateter; se conoce
que ha llegado á él por el contacto metálico, de que
ya hemos hablado. Entonces el operador toma el ca
teter y le levanta al paso que desliza el litotomo en
la vejiga ; la salida de la. orina anuncia que el instru
mento ha penetrado en ella, y suelto el cateter , se le
retira. Se coge en seguida el litotomo con las dos ma
nos, colocandola derecha en el mango y la izquierda
al nivel de la nuez de la cigüeña, é inclinando la hoja
en la direccion de la herida esterior. En este momen
to se comprime la cigüeña, se abre el instrumento en
la vejiga, y se retira acia afuera horizontalmente y
con cuidado.
Modo de o- Cheselden terminaba la operacion con el cuchillo
pernreon solo corto, convexo por su filo, y cóncavo por el lomo, el
el i,,s,urí. , ;.j ,
cual le habia servido para empezarla, y que se re
emplaza con el bisturí convexo comun. Este instru
mento, despues de abierta la uretra, debe deslizarse
por la ranura del cateter, sobre el dedo índice iz
quierdo, que no la ha abandonado, y cogiendo des
pues el Cirujano la placa del conductor con la mano
izquierda, le levanta, y con la derecha introduce la
hoja
lida mas
del bisturí
abundante
en ladevejiga,
la orina
anunciándose
que se ha penetrado
por la sa'

hasta aquella entraña. Entonces se corta el cuello de


la vejiga y laprostrata, dilatando, al retirar el ins-
• truniento, el canal de la herida en la direccion de la
abertura esterior. Si se teme herir el recto á causa de
n
tonces
Puede,
ser útil su dilatacion,
en- empleado ' se puede
primeramente
r . recurrir al modo
por Moreau, y quedeconsiste
operar
1

perar de Mo- cn dividir el cuello de la vejiga y la prostata, y reti-


»■eau. rar el bisturí levantando su hoja de modo que se eco-
4it
nomice el tejido celular que rodea el intestino, y que
está surcado da vasos en todas direcciones. Entonces
la herida parece formar dos triángulos unidos por su
vértice en lugar de tener la figura de un trapecio,
cuyo lado posterior sea el mas largo.
M. Guerin ha inventado un cateter, que aunque i11s|,.„meiílo
no aumenta las ventajas del aparato lateralizado , hace c'c M. Guerm.
mas facil su ejecucion. Este intrumento, en lugar de,
presentar una placa, se encorva y termina por un agu
jero cuadrado que atraviesa una sonda acanalada , fuer
te y aguda: empujada acia adelante esta sonda va á jun
tarse á la ranura del cateter , que desde entonces jamas
necesita buscarse, y que conduce el bisturí á la veji
ga de uri solo golpe.
Los dos tiempos que acabo de describir pueden Modo que
ejecutarse en uno solo. Para esto el Cirujano coge el conslsle erl
. practicar la o-
tateter, un ayudante levanta el escroto y estiende el peracion en
perineo, y despues de haber percibido al través de u" so'° tlem"
los tegumentos la ranura del conductor, se introduce
por ella la punta del bisturí, y aun mejor la de un
pequeño cuchillo de amputar , que se hace llegar in
mediatamente hasta la vejiga, indicándose por la sa
lida de la orina la abertura de este órgano : bajando
entonces la mano se relira el instrumento, y se dila
ta la herida por el lado de la tuberosidad isquiática.
Esta operacion empleada hace mucho tiempo por los ge ^a atrj
sugetos acostumbrados á operar , ha sido atribuida á huido á M.
M. Lisfianc, aunque sin fundamento (i). . Llsfranc.

(t) El Sr. D. Antonio Gimbernat, para practicar la opera


cion de la talla por este metodo 4 los sugetos en quienes la
gordura no permitia percibir el cateter introducido en la uretra,
inventó una especie de sonda ó algalia, cuyo estilete se halla
4I2
A.' Aparato El aparato lateral , inventado por Foubert, en la
lateral. ¿poca en que los Cirujanos franceses, alemanes é in
gleses se esforzaban á porfía para descubrir el méto
do de Raw, tiene por caracter una incision hecha en
el perineo y en la vejiga, paralela á las ramas ascen
dente del isquion y descendente del pubis , dejando
intacto el cuello de la vejiga. Esta operacion exige
que el receptáculo de la orina esté lleno, ó por este
líquido , ó por una inyeccion de agua , que se detie-
Morln de o- ne comprimiendo el miembro. Hechos estos prepara-
neiardeFou- tivos introducía Foubert cerca de la tuberosidad is-
quiática izquierda un trocar de cinco pulgadas y me
dia de longitud, y cuya cánula tenia un surco que
debia colocarse acia arriba. La proiundidad á que lia
llegado el instrumento, la falta de resistencia que se
encuentra , y la salida de algunas gotas de líquido,
advierten al operador que ha penetrado en la vejiga.
Entonces se introduce por el surco del trocar un cu
chillo largo , estrecho , y cuyo mango está inclinado
acia el corte de la hoja , el cual sirve para hacer la in
cision. ■
de Tliomas. Thomas empleaba para este efecto una especie de
litotomo oculto recto, cuya vaina terminaba en una
punta aguda, el que introducia hasta la vejiga por
el lado izquierdo del perineo , cerca del arco del pu-

dispuesto de modo que tirando de el , despues de ocupar aque


lla la cavidad de la vejiga, se hace salir por un agujero que hay
en la convexidad de la cánula una punta como de lanceta ó dar
do ; la cual divide la uretra y forma una eminencia que indica el
sitio en que debe hacerse la incision hasta descubrirla , e introdu
cirse despues el litotomo para cortar la vejiga y las demas par
tes. Nota de los Traductores.
4i3
bis. Abierto este instrumento en la vejiga y vuelta
ácia abajo la hoja, dilataba al salir la herida que ha
bia hecho, haciéndola semejante á la que practicaba
Foubert.
El alto ap.irato inventado por Franco apenas se 6.\ Alt° ap»-
habia
rand en
usado
Francia
antesle que
reprodujesen
Douglas en, aunque
Inglaterra
Cheselden
y Mo- rat°'

lo habia adoptado antes. Sin embargo, acaso hubiera


sido desterrado de la práctica si Fr. Cosme no hubie
ra perfeccionado su ejecucion. Franco habia opera- Modo de
do en la prominencia que forma el cálculo cuando Franco,
se empuja ácia el hipogástrio con los dedos introdu
cidos en el recto. Rousset quería que se dilatase an- de Rousset,
tes la vejiga por medio de inyecciones, con el fin de
hacerla sobresalir por encima del pubis; pero estos
modos de operar hace tiempo que se han aban
donado.
Para ejecutar el de Fr. Cosme, mas metódico, de Fr. Cosme,
mas arreglado y el único que se practica en el dia, se Aparato.
debe preparar un cateter, un bisturí recto, una son
da acanalada fuerte ó un bisturí botonado, una cá
nula y una sonda de dardo, especie de algalia agu
jereada en su punta, que recibe un estilete, cuya es-
tremidad es puntiaguda y acanalada por el lado de
la concavidad del instrumento.
Estando situado y sostenido el sugeto del mismo Mecanismo
modo que para la ejecucion del grande aparato, é in- ¿<J* °Per**
troducido el cateter, hace el Cirujano en el perineo
una incision de cerca de una pulgada, la cual se ter
mina en el lado izquierdo del ano. En seguida se abre Primer tiem-
la uretra en la misma estension ; y antes de retirar el po*
cateter, se introduce por su ranura la sonda acana-
4i4
lacla recta que sirve de conductor a la sonda de dar-
Segundo do. Cuando esta ha llegado á la vejiga, se desata al
tiempo. enfermo y se le echa de espaldas, con la caheza, el
pecho y las piernas dobladas y aproximadas al vien
tre: entonces hace el Cirujano en los tegumentos de
la region hipogástrica una incision de tres pulgadas
de larga, paralela á la línea alba, y que por su parte
inferior termine en la sinfisis del pubis. Despues de
puestas á descubierto las fibras apotievróticas, intro
ducía Fr. Cosme en la parte inferior de la herida su
bisturí trocar, cuya hoja, separándose por arriba del
punzon, dilataba la herida; pero este instrumento es
inútil, y es mejor cortar con el bisturí la parte infe
rior de la línea alba, é introducir en la pequeña aber
tura que se ha hecho, ya la sonda acanalada, ya el
bisturí botonado , y dilatar la herida con la primera
ó con el segundo, hasta que tenga la misma esten sion
Tercer tiem. que la de los tegumentos. Hecho esto, se introduce
P°- el dedo índice de la mano izquierda en la herida del
hipogastrio , y cogiendo con la derecha el pavellon
de la sonda de dardo, se dirige la punta de ella de
abajo á arriba , desde el pubis hasta los límites de las
adherencias del peritoneo con la vejiga. Llevando en
tonces el instrumento acia la herida , se levantan con
su estremidad las paredes de la vejiga, y se las hace
formar una eminencia que coge el Cirujano con el
dedo pulgar é índice de la mano izquierda : un ayu
dante empuja «1 talon del estilete que coutiene la
senda, y la flecha sale por entre los dedos del ope
rador, quien se apodera de ella: quedando confiado
á el ayudante el pavellon de la sonda , toma el Ci
rujano un bisturí, dilata de arriba á abajo la herida
/fió
de la vejiga , y divide cuanto puede la cara .anterior
de esta entraña. En este momento, encorvando el de
do Índice de la mano izquierda en forma de gancho,
con el fin de sostener las paredes de la vejiga en el
ángulo superior de la herida, ordena al ayudante
que vuelva á envainar el dardo en la sonda, y que
retire este instrumento; y hecho esto, procede á
buscar y estraer el cálculo.
Tal era el estado de la ciencia cuando M. San- c■'
, recto-vesical%
son ideo de
laciones penetrar
estos dos
en laórganos
vejiga hacian
por el fácil
recto.deLas
ejecu
re-r

tar este proyecto, y para llegar á practicarlo se en


contraban dos caminos: el uno consiste en cortar el debido á M.
fin de la uretra, el cuello de la vejiga y la prostata, _
y el otro en penetrar al fondo de la vejiga por detras
de la base del cuerpo foliculoso que rodea su cuello,
sin tocar á las partes arriba dichas.
Estando todo dispuesto, el ayudante debe tener Primer modo.
el cateter en una situaciou perfectamente recta, de
be introducirs e entonces el dedo índice izquierdo en
el recto , y por su yema se desliza la hoja de un bis
turí comun, cuyo filo dirigido en seguida ácia ar
riba , sirve para cortar de un solo golpe y en la di
reccion del rafe el borde del ano y la parte del in
testino que está inmediata. Entonces queda al des
cubierto la prostata, y llevando el dedo índice por
delante de ella, se reconoce la porcion membranosa
de la uretra , sirviendo la uña de guia al b isturí para
penetrar en el surco del cateter. En seguida se divi
den cómodamente el cuello de la vejiga y la prosta
ta por la linca media, economizando el recto cuan
to sea posible, é introduciendo despues el dedo en la
4r6
herida se reconoce su estension y se facilita con él la
entrada de las tenazas, despees que se ha retirado el
cateter.
2.' Modo. Con arreglo al segundo modo, que podria llamarse
•vesical, para distinguirle del precedente , que tomaria
el nombre de uretral ó de prostético , despues de cor
tado el borde del ano , dirige el Cirujano el dedo por
la parte mas profunda de la herida, reconoce la base
de la prostata y descubre detras de ella la ranura del
cateter , en la cual coloca el bisturí , y con el corte
de este instrumento, introducido casi horizontahnen-
te en el órgano, se divide la vejiga por mucho mas
arriba del recto , y se hace una ancha abertura en el
primero de estos órganos.
Práctica de Deseando economizar cuanto es posible la parte
tren Dupuy"inferior del recto , y destruir el paralelismo entrela
herida de este órgano y la de la vejiga, se ha propues
to M. Dupuytren abrir la uretra , y en seguida dividir
lateralmente el cuello de la vejiga y la prostata despues
de haber cortado el ano, y tocando apenas la mem
brana mucosa intestinal; y de este modo espera sea
mas fácil de cicatrizarse la abertura por donde se co
munican el recto y la vejiga.
7 • Metodos d* Thomson ejecuta la operacion de la talla de la,
MM. Dupiij- manera siguiente : despues de haber cortado los te-
trcn y Thom- gumentos y la uretra, como en la talla lateralizada,
introduce en el cuello de la vejiga la sonda acanala
da comun, y segun que el cálculo es mas ó menos
voluminoso, dirige el surco de la sonda entre el ano
y el isquion , ó ácia la rama del pubis , ó por el lado
de la sinfisis , y con un bisturí recto hace una inci
sion ,' que segun los casos , es oblicua ácia atras y a
417
fuera, ó trasversal, ó vertical, y dirigida acia ade
lante.
M. Dupuytren, por el contrario, divide los tegu- De M. Du-
mentos del perineo á lo largo de la línea media des- Puytren'
orificio
de una ;pulgada
y abiertadelante
la uretra
delenano
la misma
hasta cerca
estension
de ,este
in •

troduce en la vejiga una sonda- acanalada; retira en


tonces el cateter , y dirigiendo acia arriba la ranura
de la sonda , corta con un bisturí la parte superior del
cuello de la vejiga, de la prostata y de la porcion
membranosa de la uretra. " •
Se ve fácilmente que los modos que acabamos de Juicio acer»
. j. . , v i « *i ca de todos
les,
indicar
ducen queen
para
se último
pueden
ejecutar
resultado,
distinguir
la operacion
con
á tres
losde
métodos
nombres
la talla genera-
, de
se ab-
re- yPerar'
estos
modos
métodos
de o-

domino-vesical, perineo-vesical y recto-vesical.


El primero de estos métodos no espone á hemor- ¿- Juicio so-
, , , . . hre el método
ragia alguna; y pueden estraerse comodamente por la abdomiuo-ve-
herida que resulta de su ejecucion los cálculos mas sica'*
voluminosos, á pesar de que en algunos sugetos son
tan fuertes las contracciones de los músculos rectos,
que suele ser necesario cortarlos al traves. Si como
queria Rousset.se distiende primero la vejiga, es es
puesto que este órgano se rompa ó se inflame violen
tamente á consecuencia de la irritacion que ha sufri
perior,
do; y la no
abertura
da pasodeálalavejiga,
orina sino
situada
conen dificultad,
la parte su*y

fácilmente se derrama en la pelvis, produciendo en


ella algunos abscesos. Cuando para evitar este incon
veniente se corta primero el perineo, como lo hacia
Fr. Cosme , se rompe la vejiga por dos parages, y por
consiguiente se la dispone mas y mas á la inflamacion.
I. 27
4i8
El modo ma"¡ Sin embargo, este peligro es menor que el anterior, y
ventajoso de merece ]a preferencia el modo de operar del monge
operar , segun r 1 t>
este metodo. litotomista. Pero si la talla hipogástrica presenta a'gu-
Cosme nas probabilidades
número de inconvenientes,
de curacionestas, en
probabilidades
medio de undesa
sin

parecen casi enteramente cuando se recurre á ella


despues de haber hecho violentos é inútiles esfuerzos
para estraer el cálculo por el método lateralizado,
pues entonces es mortal por lo cpmun. Es preciso no
persuadirse de que la presencia continua de una cá
nula, colocada en el cuello de la vejiga, ó la de una
algalia , introducida por la uretra , precave siempre
el derrame de orina; pues se observa demasiadas ve
ces todo lo contrario para que pueda admitirse esta
proposicion.
¡¡ Sobre el ^as operaciones que llevan el nombre de Celso
metodo peri- y de Mariano estan desechadas de la práctica ; la pri-
Las operado- mera , porque es impracticable en los adultos , y es-
""d *M ^?'s0 puesta a herir los órganos mas importantes; y la se-
estaíi desecha" gunda , á causa de las infiltraciones de sangre y de
das. orina que ocasiona en el escroto, las inflamaciones
violentas que suceden á ellas , y las incontinencias de
orina ó fístulas urinarias que quedan á los enfermos
La talla late. que no sucumben á ella. En la talla lateral es espues-
ral ha sufrido i • ■ . j i •• i i i
la misma suer- to errar la incision de las vejiga , y despues de la sa-
te. lida de la orina , no siendo paralela la herida de las
paredes de esta entraña á la del perineo, pueden efec
tuarse con facilidad infiltraciones de orina muy es
tensas : por manera que este método acaso no ha
Lo
los mismo
de MM.
que vuelto
ma»i Laá usarse
operacion
desde
deelM.tiempo
Dupuytren,
de Foubert
aunque
y Tho-
está
Dupuytren y , r r J ' 1
Thomson. exenta de estos inconvenientes , espone á otros, peh
4'9
gros, pues exige que se divida de afriba á abajo la
porcion membranosa de la uretra, de tal modo, que
el cálculo tiene que salir necesariamente por la aber
tura que presenta; pero este movimiento no puedo
verificarse sin esponerse á las distensiones mas vio
lentas, y aun á la completa destruccion del conducto
escretorio de la orina. Añádese , que la incision he
cha cerca del vértice del arco del pubis correspon
de al parage menos á, propósito para dar salida al
cálculo, de modo que el mismo M. Dupuytren ha
renunciado á este método.
La operacion lateralizada ha reunido por el con- La talla late-
trario la unanimidad de votos hasta en estos últimos fizada es la
, . , , , unica que se
tiempos; y de todos los, modos con que puede eje- ha adoptado
cutarse, los de Hawkins y Fr. Cosme son los úni- seuci^mente-
eos que generalmente se han conservado en la prác
tica. Sin embargo, se engaña quien crea que los ins
trumentos de estos dos litotomistas hacen en la veji
ga y la prostata una abertura igual en todos los ca
sos , pues la esperiencia prueba que el gorgerete
lleva algunas veces delante de sí el cuello dela ve- Elgorgeretey
jiga sin herirle; que en otros casos dirigido por una el hiotomo o-
mano mas ligera ó mas pesada, ú obrando en tejidos sentanlasíen-
mas densos ó mas laxos, hace tan pronto una ancha ?ajas queseles
* ha atribuido.
abertura, y tan pronto apenas roza las partes que de
biera dividir , á que pudiera añadirse que se le ha
visto introducirse en la vejiga y herir su fondo, es
capándose, por decirlo asi, de las manos del Ciruja
no. En cuanto al litotomo, ¿quién no ve que en una
abertura de igual estension puede hacerse una inci
sion pequeña ó grande en el cuello de la vejiga y
en la prostata, segun que aquella se halle situada
4ao
cerca de la sinfisis, ó inclinada ácia el lado del is-
quion? Si los tejidos son fuertes y resistentes, se les
podrá cortar; pero si, por el contrario, son flojos,
la hoja del instrumento los distenderá sin cortarlos.
Si el gorgerete es poco corvo ó mal manejado, ó
se dirige demasiado adentro la hoja del litotomo , se
podrá herir el recto : por consiguiente estos dos ins-
. frumentos no son de ninguna utilidad real, y lo mis
mo puede decirse de todos los de su clase. Ellos en
ninguna manera precaven los accidentes que pue
den resultar de la falta de destreza , y hacen casi ine
vitables los que dependen de la disposicion irregu-
zan
Se reempla-
siempre lar
servirse
de lassolamente
partes. Pordel esta
bisturí
razon: instrumento
es mas ventajoso
con
ventajosamen- >
te con el bis- el que se pueden limitar y dirigir las incisiones se
turí. gun se crea conveniente ; pues no obra sino á volun
tad del Cirujano, el cual es siempre dueño de mo
dificar la operacion segun lo exige el estado de las
partes que tiene á la vista. Ultimamente , siempre re
sultará la ventaja de desembarazar la Cirugia de esa
multitud de instrumentos especiales, de que está to-
davia sobrecargada.
En cuanto al método en sí mismo, y considerado in
dependientemente del modo con que se ejecuta, es es
puesto á hemorragias , ya de la arteria trasversa del pe
rineo , ya del vulvo , situadas por delante de la herida,
ya de la arteria perineal superficial que pasa por su
lado esterior , ó ya en fin de las hemorroidales y las
vesicales situadas profundamente ácia atras. Esta he
rida presenta ademas un canal de dos ó tres pulga
das de largo, frecuentemente demasiado estrecho res
pecto de las dimensiones del cálculo, y que está es
puesto á roces considerables ó dislaceracíones de mu
cha gravedad ; y algunas veces despues de largos es
fuerzos es preciso abandonarlo todo y recurrir al
alto aparato. A tan poderosas causas de irritacion su
ceden frecuentemente violentas inflamaciones de la
vejiga, del tejido celular de la pelvis y del peritoneo;
y finalmente, un enfermo por cada cinco, y aun por
cada cuatro, es por lo comun víctima de este modo
de operar.
La talla recto-vesical presenta menos peligros; pues C. Del meto-
cortándose únicamente el ano, la parte contigua del c"l rect0"ve""
recto , y el cuello ó la parte inferior del fondo de la
vejiga, no hay que temer hemorragia alguna. La par
te mas ancha del estrecho inferior de la pelvis, á la
cual corresponde la herida, permite fácilmente la es-
traccion de los cálculos mas voluminosos ; y como
las partes divididas son blandas y estensibles, ceden
fácilmente y nunca se inflaman con violencia. Se di
ce que es espuesto herir uno de ios conductos eya-
culadores , y la vesicula seminal correspondiente;
¿pero no hay el mismo peligro en la talla lateraliza-
da? Y si en este último caso no resulta de ello nin
guna incomodidad grave, ¿ por qué temerla en el otro?
Ademas , de que al cortar el fondo de la vejiga pue
den muy bien respetarse los receptáculos del semen:
el recto, cortado mas arriba que la vejiga, forma de
lante de la herida de esta una válvula , que impide que
las heces penetren en ella : la orina en los primeros
dias sale por el ano, pero despues se divide entre la
uretra y la abertura artificial, y se verifica una cu
racion completa. Ultimamente , la talla recto-vesical
practicada muchas veces , tamo en Francia como en-
Italia, jamas fea sido seguida de los terribles acci
dentes, tan comunes en el método lateralizado ; y
perceptibles
si al.runos sujetos
, su número
han conservado
apenas llegafístulas
al de casi
los que
im-

morian víctimas de la otra operacion.


De cualquier modo que se haya hecho la incision
Modo pura de la vejiga, es preciso, luego que se ha concluido
huscar, coger estaparte de la operacion , introducir el dedo índice
y estraer los , • 1
cálculos de la izquierdo en la herida con el fin de apreciar sus di-
veJ'Sa* mensiones y su profundidad , y deslizar sobre este
dedo las tenazas, cuyos anillos bien juntos se apo
yan contra la palma de la mano derecha. En la talla
lateralizada el dedo que sirve de conductor debe co
locarse á lo largo del lado posterior de la herida para
impedir que las tenazas se estravien entre el recto y la
vejiga; y luego que el instrumento ha llegado á esta
viscera se procura reconocer la situacion del cuerpo
estraño antes de abrirle. Hecho esto es fácil cogerle,
para lo cual, teniendo cada anillo con una mano , se
los separa y se hace describir al instrumento abierto
de este modo un cuarto de círculo, mediante el cual
se situen una de sus cucharas á la parte de arriba , y
la otra abajo. Se conoce que se ha cogido el cálculo
por el obstáculo que opone al cerrar las tenazas:
que está bien agarrado cuando es mediana la separa
cion de las dos piernas, y cuando se percibe que está
fuertemente comprimido : entonces se atrae el cuerpo
estraño á la abertura de la herida. Cuando la incision
está en el hipogastrio, deben colocarse las cucharas
una
da seá cada
dirigen
lado:
la una
cuando
ácia searriba
practica
y lalaotra
talla acia
lateraliza-
abajo:

en fin , en la talla recto-vesical conviene colocorlas á


4a3
derecha é izquierda. Los dos anillos de las tenazas de
ben reunirse en la mano derecha , en tanto que con,
la izquierda se coge el cuerpo del instrumento cerca
de la herida, y se sostiene á esta al mismo tiempo
que se favorece con aquella la estraccion : siendo un
principio que constantemente debe observarse, tirar
con lentitud , inclinando alternativamente las te
nazas de arriba á abajo, y á derecha é izquierda, de
modo que se las retire sin violentar demasiado las
partes.
Cuando el cálculo está detenido en el fondo de la Dificultades
vejiga , y no pueden alcanzarle las tenazas rectas , es yencer^uan-
preciso levantarle con los dos dedos introducidos en do el cálculo
... ti . está caído en el
el recto, o sacarle por medio de tenazas corvas; y si fondode lave-
está mal agarrado se le suelta para cogerle mejor, se j'S?» "ial co"
i • i i r \» gido,oesmuy
le ba vuelta y pone de un modo mas favorable por voluminoso,
medio del boton colocado entre los bocados del ins
trumento. En los casos en que el cálculo es muy vo
luminoso se debe recurrir á la talla hipogástrica, sino
puede rompérsele mediante algunos esfuerzos mode
rados. Sin embargo, si despues de haber puesto en
práctica el método lateralizado pareciese que podia
salir por el ano, yo creo que seria mejor cortar este
orificio y el recto que ir á hacer una nueva herida en
el hipogástrio.
Cuando el cálculo está adherido, si es con poca ó está adhe-
fuerza se le puede separar con cuidado de las pare- 11 °'
des de la vejiga ; pero en el caso contrario conviene
moverle todos los dias, dirigir á él inyecciones, por
el método de Ledran , y despues estraerle.
Cuando el cálculo está encadenado, es decir, en- ó encadenado.
cerrado en un quiste , formado á espensas de la mera-
4*4
Práctica de brana mucosa de la vejiga , proponía Littre que se fro-
' tasen las paredes de la bolsa que le contiene, ya con
un estilete, ya por medio de las tenazas, y que se
esperase á que la supuracion le desprendiese; pero
esto seria impracticable en el mayor número de casos,
de Gareugcct, Garengeot introdujo en la vejiga un bisturí envuelto
en un lienzo basta cerca de la punta , y con él des
prendió un cálculo retenido en esta viscera ; en cuyo
caso convendría mejor un bisturí botonado , y aun
deberla preferirse al quistotomo ó corta-bridas que
de Dpinuh. inventó Desault para este efecto. A pesar de esto,
üegla general. la
<jespues
bolsa preternatural
,]e.[iauer COrtado
que encierra
el borde el
de cuerpo
la abertura
estraño,
de

es mejor dilatarla que adelantar demasiado el instru


mento y exponerse á cortar las paredes de la vejiga
en todo su espesor.
Curacion con- Estraido el cálculo, y despues de haberse asegu-
secutiva. . .. .
rado con el dedo de que la vejiga no contiene otros,
debe desatarse al enfermo y colocarle en la cama. Si
la piedra se hubiese hecho pedazos, podrá hacerse uso
de las tenazas para estraer los fragmentos mas grue
sos, y de inyecciones de agua tibia para arrastrar los
otros ácia fuera', siendo la talla hippgástrica la tínica
que exige alguna cura. En este caso se colocará una
cánula en la herida del perineo, é introduciendo en
lida
la vejiga
por eluna
abdomen
tjra de ,lienzo
cuya herida
desfilachado
se curará
, se al
la plano:
da sn-

pasados algunos dias se puede reemplazar la cánula


con una sonda de goma elastica, y quitar la mecha
para que no impida la cicatrizacion de la herida. Los
métodos perineo-vesical y recto-vesical no exigen
otro cuidado mas que el de dejar al sugeto en quie-
¿*6
tudconlos muslos juntos y medio doblados por me
dio de una sábana arrollada, colocada por debajo de
las corvas.
Despues de la operacion de la talla lateralizada Medio» de
. , i t j i . • contener la he
la hemorragia es lo que debe njar toda la atencion morra„ia ¿es.
del Cirujano. Si procede de un vaso situado superfi- pues de la talla
cialmente, es necesario ligarle y aun dilatar, si fuese Ligadura,
preciso para conseguirlo-, la abertura esterior. Guando
la sangre procede de la profundidad de la herida y se
distingue el punto de donde sale, el mejor medio
que puede emplearse es la cauterizacion con un esti- _ Cauteriza
nte candente. Pero cuando la hemorragia se verifica
por toda la superficie , lo que sucede las mas veces
sin que se pueda distinguir el orificio de los vasos
abiertos, debe recurriese al tapon. Para aplicarle es Tapon.
, . • Modo de a-
preciso tomar una canula de plata de cuatro a cinco pilcarle de M.
pulgadas de larga , contenida en una especie de bol- Dupuytren.
sa de tela, é introducirla hasta la herida de la vejiga:
en seguida se acumulan al rededor de la cánula pelo
tones de hilas que llenen dicha bolsa y compriman
las partes por todos lados. Estendido así el borde es
terior de la bolsa se cierra sobre las hilas y se aumen
ta , apretándolas mas, la presion que ejerce. Sucedo
rara vez que este tapon, empleado por M. Dupuytren,
deje de aprovechar; sin embargo cuando la sangre se
acumula en la vejiga, es preciso levantar el aposito,
limpiar esta entraña por medio de inyecciones, y vol
ver á aplicar la cánula mas metódicamente:'
La poca longitud y la grande estensibilidad de la De la talla tu
uretra de la muger hace que los cálculos urinarios * m"Ser-
sean en eüa menos frecuentes que en el hombre. La
dilatacion del conducto escretorio de la orina ha
4*6
parecido un medio tan seguro como fácil para hacer
-rf. Dilatacion salir estos cuerpos estraños; pero esta dilatacion, ya
de la uretra. se la ejecute lentamente por medio de un cuerpo es
ponjoso colocado en la uretra , ya se la practique de
repente por medio de los dilatadores , es siempre
dolorosa y las mas veces seguida de incontinencia de
orina; por lo que se la ha abandonado, escepto en
los casos de cálculos pequeños (i).
B. Incision La incision de la uretra y de la vejiga que ha pa-
de la uretra. ... , . . . .
recido menos espuesta a inconvenientes , se la ha
practicado al principio, dirigiendo el instrumento
acia abajo y afuera, como en la talla lateralizada; pe
ro este modo de operar esponia á herir la vagina y á
Modo de cortar vasos de consideracion ; pero Louis sostituyó
practicarla se ^ una ¿0\y\e incision practicada trasversalmente á
gun Louis, r
cada lado de la uretra ; mas á pesar de esto muy po
cos han adoptado este modo de operar que su inven
tor practicaba con una hoja cortante, la cual introdu
cía á lo largo de una vaina colocada de antemano en
la uretra.
M. Dubois, M. Dubois, adoptando la talla uretral en la mu-
ger , dirigia acia arriba la incision: colocada la en
ferma, como si se tratase de hacer á un hombre la
operacion por debajo de los pubis, se introduce en
la vejiga una sonda acanalada , y sobre la ranura de
este instrumento, que debe mirar ácia la sinfisis del
pubis, se desliza la hoja de un bisturí que sirve para

(1) El Sr. D. Agustin Ginesta habilitó por medio de bordones


- de diversos tamaños y de cilindros de genciana , de esponja pre
parada etc. la uretra de una muger hasta, poder introducir unas
tenazas y verificar la estraccion de un cálculo del tamaño de un
huevo de gallina. Nota de los Traductores.
427
ejecutar la incision. M. Dupuytren se sirve entonces y jf. Dupuy-
con ventajas del litotomo oculto ; pero este modo de treD*
operar, mucho mas metódico que los precedentes,
presenta sin embargo el grave inconveniente de. no
permitir la estraecion de los cálculos, sino depri
miendo el cuello de la vejiga, la uretra y la vagina
áoia el recto, estirando y desgarrando los tejidos que
estan en contacto con el cuerpo estraño; porque
para salir se ve obligado á deslizarse acia atrás y ácia
la parte mas ancha del arco formado por los pubis.
De siete enfermas operadas de este modo vio M. Ri-
cherand perecer cuatro de inflamacion , y de las tre<
que sobrevivieron la una quedó padeciendo una in
continencia de orina.
Colocada la enferma como acaba de decirse , M. Práctica de
Lisfranc introduce en la uretra un cateter, cuya vari- M.Lisfrancpa-
J ra dividir la
lia dirigida ácia abajo debe inclinarse ácia el ano. vejiga entre la
Ensanchado así el espacio que separa el canal secre- g^j^ ^tibiT
torio de la orina de la sinfisis, se pone al descubier
to por un ayudante que separa los pequeños labios
de la vulva: entonces el Cirujano, estirando las par
tes con la mano izquierda y tomando un bisturí co
mun como una pluma de escribir, hace una incision,
que empezando por la derecha entre la rama del pu
bis y la uretra , se prolonga por delante de este canal
y viene á terminar al lado opuesto, de modo que
forme un semicírculo completo, y el dedo introdu
cido en la herida sirve de guia al bisturí, con el
cual continuan dividiéndose los tejidos" mas profun
dos. Luego que se ha profundizado diez ó doce lí- "
heas, se perciben las paredes dela vejiga, las cuales
se abren sobre la ranura del cateter, haciendo en
ellas
4a8 una incision longitudinal ó trasversal bastante

estensa para permitir tanto la introduccion de las te


nazas, como la extraccion del cálculo.
Inconyeiiien Es fácil conocer que esta operacion tiene, mas
tes de esta o
peracion. que ninguna de las de que se ha hablado, el inconve
niente de hacer una herida estrecha, y situada en el
parage menos ancho del arco del pubis ; pues las ras
gaduras, distensiones é inflamaciones, tan frecuente
mente funestas en el modo de operar de 11. Dubois,
deben temerse aun mas en este. Muchas veces se corta
en los cadáveres la uretra ó el cuello de la vejiga
en lugar del cuerpo de este órgano, lo que destruje
todas las ventajas atribuidas á la operacion: última
mente, el labio inferior ó uretral de la herida que
se hace en la vejiga de .la orina, forma una especie
de válvula que se rasga por lo comun al querer es
traer el cuerpo estraño; por consiguiente no debe
adoptarse
La tallaesta
poroperacion.
encima del pubis puede ejecutarse
C. Metodo hi.
pogástrico. en la muger sin abrir el perineo; pues la uretra pue
de dar paso á la sonda de dardo , y en seguida á la
cánula de derivacion. Esta operacion es pues mas sen
cilla y fácil en la muger que en el hombre , y por esto
la prefieren muchos prácticos á los métodos de que
acabamos de hablar, siendo el mecanismo operatorio
el mismo
Segun los
que hechos
se ha dicho
referidos
mas por
arriba.
Rousset , Tolet y
D. Metodo va
ginal. algunos otros observadores, Fabricio de Hilden y Me-
ry habian propuesto estraer por la vagina las piedras
detenidas en la vejiga de la muger, cuya operacion se
ha practicado en nuestros dias, entreotros ,con elmsjor
resultado, porMM. Gooch, Clemot,Flaubert y Rigal.
429
Fabricio de Hilden quería que se introdujese por Modo de ope.
. , , ... i.i rar de Fabri-
la uretra en la veliga una cucharilla , con la cual se c¡0 ¿e Hilden.
fijase el cálculo acia abajo y se le hiciese sobresalir
al traves de la vagina , levantando el n\ango del ins
trumento, que entonces debía confiarse á un ayudan
te, y el Cirujano debia hacer la incision sobre el
cuerpo estraño , separando con la mano izquierda las
paredes de la vagina.
Mery creia que una sonda acanalada, encorvada DeM. Mery.
poco mas ó menos como el cateter , introducida en la
vejiga y apoyada en su fondo, podria servir de guia
al bisturí, con el cual debian cortarse las paredes
unidas de la vagina y de la vejiga.
M. Clemot ha creido mas seguro introducir en la DeM.Clemot.
vejiga una sonda acanalada fuerte, la cual mantuviese
un ayudante: deprimida del lado de su ranura, é in
troduciendo en la vagina un gorgerete de madera,
apoyado por su estremidad en la sonda, se descu
bren las partes que se han de cortar , al misino tiem
po que con el mango , deprimido ácia el ano, se separa
y defiende la pared posterior de la vagina. Entonces
es fácil hacer una incision longitudinal que penetre
en la vejiga siguiendo la sonda , y pasar en seguida a
agarrar y estraer el cálculo.
Este método tiene la ventaja de dejar siempre Ventajas de
ileso el cuello de la vejiga, y de permitir fácil salida '
á los cálculos mas voluminosos : ningun accidente gra
ve ha resultado de él; y casi todas las personas en
quienes se ha practicado han curado, sin que les haya
quedado incontinencia de orina ni fístula urinaria.
La talla vaginal es menos dolorosa, espone á menos
peligros , y presenta por consiguiente menos inconve-
43o
nientes de toda especie que la talla hipogástrica , ó
que la incision de la uretra y del cuello de la vejiga.
Curacion con- La curacion consecutiva no se diferencia de la que
»«cutiva. se ha ¡naicacl0 anteriormente, y es casi inútil añadir
que despues de todas las operaciones de la cistotomia
el cuidado del Cirujano debe ocuparse en precaver ó
combatir las inflamaciones que estan espuestas á pa
decer la vejiga, el tejido celular de la pelvis, el pe
ritoneo y el canal digestivo.
CAPITULÓ VI.

Lesiones de la prostata y de la uretra , y operaciones


que reclaman.

La mayor parte de las lesiones de la uretra y de la i.° La Reten-


prostata son ó la causa ó el efecto de obstáculos que «""el^resúha"
se oponen á la emision de la orina; y la indicacion do de la ma
que presentan consiste casi siempre en hacer que est'as^'enfer*
este líquido salga con libertad. La retencion de orina medades.
no es una enfermedad; es mas bien el resultado de
diversas lesiones que es preciso conocer y combatir
con remedios apropiados. Lo mismo sucede con la 2.* La hema-
i . , . . , it turía es tara-
nematuria, en la que puede provenir la sangre de di- li¡en un »m.
ferentes
Cuandopartes
la tumefaccion
que es precisodeocuparse
la glándula
en descubrir,
prostata 3.°
toma.Tumefac-

afecta auna de sus partes laterales, ó al centro de este c™^delaPros"


órgano, eleva ordinariamente las paredes del cuello
de la vejiga, y estrecha ó cierra el principio de la
uretra, y la lesion de lo que M. Everard Home de
signa con el nombre de lobulo medio de la prosta
ta , es mas frecuente que la de las otras porciones de
esta glándula. Una pesadez incómoda en el cuello de
la vejiga , frecuentes conatos de orinar , un dolor mas
ó menos vivo durante la escrecion de este líquido, y
con particularidad inmediatamente despues de con
cluida , son los síntomas de la enfermedad. Nada se per
cibe con el dedo introducido en el ano , á no ser que
el órgano hinchado se dirija al mismo tiempo acia el
intestino, haciendo mas difícil la salida de las mate
rias fecales ; y no es raro ver la tumefaccion de la
43i
prostata producida por la irritacion que ocasionan las
Metodo cura- estrecheces de la uretra. En tanto que la enfermedad
Uto- no impida que la vejiga se vacie completamente, es
preciso combatirla por medio de sanguijuelas al pe
rineo , fomentaciones emolientes , baños de asiento,
dieta y bebidas diluyentes, y si es necesario el cate
terismo debe practicarse con la mayor presteza y pre
ferir á todas las demas las sondas de goma elástica que
tengan una corvadura independiente de la del esti
lete. Despues de la evacuacion de la orina se insistirá
en el uso de los antiflogísticos hasta que se haya res
tablecido el libre ejercicio en las funciones del órga
no afecto.
4.* Cálculos Los cálculos urinarios ocupan algunas veces el
delcuello cíela cuell0 ¿e Ja \ejiga, v esto sucede principalmente
vejiga, dela . J *> ' J r K
prostata y de cuando detenidos en esta parte, siendo muy peque-
la uretra. fips , se han desarrollado en ella, quedando por lo
comun entre ellos y las paredes de este conducto es
pacios libres para la salida de la orina. Se han visto
cuerpos estraños de este género detenidos por espacio
de veinte y treinta años en el cuello de la vejiga, y
adquirir allí el volumen de un huevo de paloma ; y
tal era el caso de un hombre á quien opéró " M. Du-
Observacion puytren hace siete ú ocho años. Otras veces se desar
de M.Dupuy- rol|an algunas concreciones en el tejido de la pros-
tata, levantan la pared de la uretra, la desgastan , la
ulceran y penetran en el canal, cuyo diámetro estre
chan ó cierran enteramente; y finalmente se han vis
to pequeños cálculos , arrastrados por la corriente de
la orina , llegar á la uretra y detenerse en ella , oca
sionando dolores y todos los accidentes que acompa
ñan á las retenciones de este líquido acumulado en
433
la vejiga. Las señales positivas de la presencia de es
te cuerpo estraño en la uretra son el tumor que for
ma, el obstáculo que encuentra la sonda y el roce
que esperimenta al pasar sobre el cálculo. Cuando es- Deben es
te es movible , pequeño y bace poco que está en el medicó jep°r
canal, se puede esperar sacarle á fuera, ya por medio compresion,
de compresiones ejercidas sobre él de atrás á delante,
ya á beneficio de las pinzas de Hunter: la succion del de las pinzas
miembro ha producido alguna vez buenos efectos; de ^"uc^ón
pero no se debe confiar en su eficacia; y si estos me
dios, ayudados de inyecciones oleosas, de baños de
asiento y de sangrías locales , no producen buen re
sultado, ó si el cálculo es antiguo , voluminoso é in
móvil, es preciso cortar los tejidos que le cubren , y ó de la ind.
estraerle colocando en seguida una sonda en la veji- S10n de las
, partes,
mas
cortar
corresponde
en
ga ysuadelante,
reuniendo
tejido.
esta parte
aló la
escroto
empujarle
yherida.
de evitar
, seGuando
a'cia
debe
laatrás,
infiltracion
procurar
el con
cuerpo
elófin
deatraerle
estraño
de
orina
no

Debe adoptarse la misma conducta cuando se de- s.° Cuerpos


tienen en la uretra algunos cuerpos estraños, como est™ñot ^rfríe-
cabos de sonda, alfileres, pedazos de pluma etc. ;y tm.
es preciso tener cuidado cuando se les quiere coger
con las pinzas, de fijarlos antes, comprimiendo el ca
nal por detras de ellos con el fin de no empujarlos
acia la vejiga. Las pinzas de M. Cooper, especie de
cateter, cuyas partes laterales se abren f cierran co
mo las de Hunter, no tienen ventajas manifiestas su
periores á las de este.
La membrana mucosa de la uretra está muy es- 6.° Uretrítít.
puesta á una inflamacion que ocasiona la escrecion
I. a8
434
abundante de un líquido amarillento, purulento, y
que se acompaña de dolores violentos, mayormente
durante las erecciones del miembro. Este afecto, lla
mado blenorragia ó gonorrea , exige en su primer
periodo sanguijuelas al miembro, antiflogísticos y en
seguida ligeros astringentes; y cuando el dolor es mo
derado se la cura muy bien con el bálsamo de Co-
paiva administrado en alta dosis desde el principio.
.• F.streche- Prolongada á un estado crónico ó renovada mu-
e auretra. c}ias veces ]a uretritis , deja frecuentemente un en-
grosamiento mas ó menos considerable de la mem
brana mucosa que tapiza el conducto escretorio de
la orina. Este engrosamiento, limitado á un solo
punto del canal, ó existiendo en muchos parages, for
ma algunas veces una prominencia de longitud varia
que estrecha la uretra y opone un obstáculo mas ó
menos grande á la salida de la orina : otras veces un
filamento delgado y membranoso ocupa el canal y
tapa una porcion de su diámetro; y últinn^pente en
algunos sugetos parece que la membrana mucosa de
la uretra ha sido él asiento de una erosion mas ó me
nos profunda, y que su estrechez resulta de la cica
triz que queda despues de curada la llaga.
Accidentes Cualquiera de estas lesiones que exista , el primer
áan ocasl°" accidente que ocasiona es una dificultad notable en
la escrecion de la orina: el chorro de este líquido se
va haciendo de cada vez mas delgado, y últimamen
te no sale sino gota á gota y con estraordinarios es
fuerzos: la vejiga, no pudiendo vaciarse enteramente,
se irrita: la orina alterada por su larga detencion en.
ella se presenta turbia y llena de mucosidades; los
enfermos estan atormentados de dolores insoporta
435
bles; se enciende la calentura y llega á producirse
la enfermedad mas peligrosa de una lesion al parecer
ligera y poco importante; y en algunos sugetos los
esfuerzos para arrojar la orina ocasionan cefalalgias
habituales, y disponen á la apoplegia , de lo que hace
poco he visto un ejemplo. Dilatada estraordinaria-
mente la porcion de la uretra que está situada de
tras del obstáculo, se rompe con bastante frecuencia,
lo que da margen a accidentes graves. Ultiirlamente
la estrechez, ya sea por la continuacion de sus pro
gresos, ya por una irritacion accidental que hincha
las partes que la forman, llega á tal grado que im
pide enteramente la salida de la orina , y produce la
completa retencion de este líquido.
En cualquier situacion que se encuentre un hom- Método
hre afectado de estrechez de la uretra , es preciso re- rativo.
conocer ante todo exactamente el sitio y la disposi- nocer^pHme-
cion del obstáculo , y para satisfacer la primera de ro la situacion
.... , ^ , y la forma del
gruesa,
estas indicaciones
que se detiene
basta
en una
el parage
sondaestrechado:
medianamente
para obstáculo.
tjso de- la

cumplir con la segunda se introduce otra sonda ar- s°nda esplo


mada en su estremidad de un pincel de seda empa- °ra"
psda en cera de amoldar, que recibiendo la impre
sion de la parte del obstáculo, sirve para dar una
idea de su figura, cuyo instrumento ha recibido el
nombre de sonda esploradora. Para hacer uso de ella
es preciso untarla con aceite, introducir su estremi
dad hasta el parage estrechado, apoyarla allí ligera
mente durante cosa de un minuto , y retirarla en se
guida, y entonces se hallará que la cera forma una
especie de cono ó de cabeza obtusa, de la cual se ele
va un tallo mas ó menos largo, cuyo volumen y si-
436
tuaclon corresponden ¿ la capacidad y sitio de la por
El ínstru- cionDucamp,
del canalá que
quien
queda
se debe
libre.
este instrumento , habia

mento desti- , i - i i. . j i
el
nado
espesor
á medir
de parage
imaginado
estrechado,
otro que se
penetrando
desplegabapor
aciala atras,
abertura
y des-
del

ha sido aban- pues de retraido acia adelante, servia para medir la


donado. estension del obstáculo. Pero con motivo de la blan
dura de las partes, los conocimientos que este instru
mento proporcionaba eran poco exactos, por lo que
ha sido generalmente' abandonado, y se le reempla
za bastante bien con una candelilla delgada, untada
de cera , la cual , introducida en la abertura de la es
trechez, conserva una ranura circular mas ó menos
ancha y profunda.
En
preciso
seguida
ocu-es de jas
Instruido
dimensiones
del parage
de la parte
que ocupa
del canal
el obstáculo
que dejali-
, y
parse en des- _ 1 .
truiresteobs- bre , debe dedicarse el Cirujano á destruirle, para lo
táculo. cual
de lasnay
partes.
dos mecjios s ia cauterizacion y la dilatacion

a. Uso del La cauterizacion propuesta hace mucho tiempo,


caustico. usada en diferentes épocas, especialmente en Ingla
terra , pero siempre desechada á causa de los acci
dentes que producia, no ha sido remedio seguro y
racional , hasta despues de los trabajos de Ducamp.
Porta-cáus- El porta- cáustico de este práctico consiste en una
campde DU sonda de goma elástica medianamente gruesa, cuya
estremidad está cerrada por una birola de platina agu
jereada en su centro: esta sonda contiene una cande
lilla delgada, cuyo estremo es de platina, surcado en
una de sus caras por una ranura, en la cual se pone
el cáustico , que no es mas que nitrato de plata fundi
do , el cual debe llenar perfectamente la ranura , cuya
437
longitud es de cuatro ó seis líneas. Con el fin de evi
tar con seguridad la separacion de la candelilla de
esta porcion de platina cargada de cáustico , y su caí
da en la uretra , tiene en su base una prominencia cir
cular que no le permite salir enteramente de la son
da. Ultimamente, cuando el orificio del punto estre
chado no corresponde al centro del canal , se puede
adaptar á la sonda un cabo de platina que tenga una
eminencia lateral, destinada á dirigir su abertura
acia uno de los dos lados.
Despues de haber preparado todo lo necesario se Modo de cau-
introduce el porta-cáustico hasta que llegue al obstá- ter.izar con es"
r . te ínstrumen-
culo
que la, yranura
empujando
llena entonces
de cáustico
la candelilla
toque la parte
de modo
mas to.

prominente del punto estrechado, se quema este, ha


delilla
ciendo que
algunos
contiene
movimientos
el nitrato,de cuya
rotacion
operacion
con la debe
can-

durar medio minuto á lo mas; despues del cual se


hacer volver á entrar el cáustico en la sonda , y se re
tira esta última. Es prudente inmediatamente despues
hacer en el canal una inyeccion de agua de malvas
para limpiarle de las porciones de nitrato de plata
que hayan quedado , como también de las mucosida-
des que se hayan impregnado de esta sustancia. Al
dia siguiente, ó al tercero despues de la operacion,
se cae la escara que sé habia formado , y el chorro
de la orina sale mucho mas grueso. Despues de haber
dejado descansar al canal dos ó tres dias es preci
so volverle a' reconocer por medio de la sonda esplo¿
radora , y reiterar la cauterizacion si no se ha destrui
do la estrechez; siendo suficientes en el mayor nú
mero de casos dos ó tres introducciones del cáustico
438
para quitar la mayor parte de la prominencia forma
da por el obstáculo, y en seguida se acaba de poner
libre el canal por medio de candelillas.
En seguida Los instrumentos de esta especie de que hasta
cumrC'á° ía» el presente se ha hecho uso, tenían un volumen casi
candelillas, igual en toda su estension, y por esta razon molesta
ban al conducto en los parages en que no habia ne-
Uso de la» cesidad de dilatacion; pero Ducamp remedió este in-
candehllas de conven¡ente valiéndose de las candelillas llamadas de
vieulre. _ .
vientre, porque tienen en su tercio anterior una emi
nencia ó bulto mas ó menos grande, mientras que en
el resto de su estension son poco voluminosas. Estas
candelillas > que tienen dos, tres y aun cuatro líneas
de diámetro, deben introducirse hasta que la parte
media de su vientre corresponda á la estrechez, y
esta introduccion debe repetirse cada tres, cuatro ó
seis dias. La candelilla puede quedar introducida
desde algunos minutos basta media hora , ó una y
aun mas, y entonces la habilidad consiste en consul
tar de tal modo la sensibilidad de los tejidos, que se
. los dilate cuanto se pueda, sin causar dolores vivos,
sin escitar .su irritacion, y sin violentarlos. Conviene
continuar el uso de las candelillas hasta que entren
cómodamente las mas gruesas, y que no resudando
ya pus por el canal , pueda creerse que las partes
cauterizadas se han cubierto de una ancha y sólida,
cicatriz*
Juicio acerca Tí1l es el método al que Ducamp ha dado su nom-
de este nieto- ],rei cuya reciente pérdida lloran la ciencia y la amis
tad. Este modo de combatir las estrecheces de la ure
tra no es , sin embargo , tan generalmente convenien
te ni tan seguro como algunos pretenden, y sobre to
439
do , las curaciones que con él se consiguen no son
tan radicales como se habia creido á primera vista.
Segun me permite juzgar una práctica, todavía lhni- Circnnstan-
tada en estos casos , creo que las cauterizaciones pro- c'as favora
bles o contra
ducen mejor efecto en las estrecheces que estan situa- rías á su, uso.
este
uretra
das
una
producen
de
cuando
doraátabique
canal
brida
es
cuatro,
que
, estan
de
y aun
mas
la
fuerte
en
figura
perpendicular
impresion
cinco
solamente
los
contra
inmediatas
, casos
cónica,
resistente
ó los
seis
que
en
engrosadas
obstáculos
regular,
ápulgadas
que
alla
yrecibe
eje
que
vejiga.
ocupan
del
forma
larga
la
que
del
las
Mejores
conducto
sonda
paredes
porciones
provienen
orificio
yuna
terminada,
esplora-
especie
efectos
,dela
deque
de.
de
la

' en una punta medianamente aguda. Ultimamente, la


insensibilidad de las paredes de la uretra , y la soli
dez del obstáculo , son circunstancias favorables á la
cauterizacion ; al paso que la existencia de dolores vi
vos, habituales, que se exasperan introduciendo las
" candelillas , como tambien el reblandecimiento de la
membrana mucosa , deben hacer desterrar el uso del
cáustico , ya como inútil , porque sin él puede ven
cerse el obstáculo, ya como peligroso, porque enton
ces es capaz de ocasionar accidentes graves , y aun la .
degeneracion cancerosa de las partes afectas.
Por lo demas ni la esten sion de las porciones es
trechadas del canal, ni la multiplicidad de los obstá
culos son contraindicantes de la cauterizacion; pues
los que estan acostumbrados á manejar el cáustico han
destruido gradualmente en muchas ocasiones obstácu
los los mas estensos, y aun combatido con buen éxito dos,
tresó mayor número de estrecheces en un mismo sugeto
44<,
B. Dilatacion Cuando algunas circun stancias particulares se opo-
Íior medio de . , . ,
as candelillas. recurrir
nen a' 113o
á este
del caustico
medio, deben
, o cuando
usarse
no las
haycandelillas;
valor para

pero entonces ha de favorecerse su efecto con baños


generales ó de asiento , con inyecciones del cocimien
to de malvas en el canal, un régimen severo, eon be
bidas diluentes etc. Las candelillas de vientre son
entonces muy preferibles á las antiguas, y debe repe
tirse su introduccion todos los dias, ó cada segundo
ó tercer dia, segun la susceptibilidad del sugcto y los
progresos de la curacion. ' :
Siempre debe Cuando el punto estrechado tiene una sensibilidad
anadirse a eí- esquisit» , yo me he servido siempre con ventaja de
tus medios el 1 ' J 1
uso de losan- las sangrias locales repetidas en el punto dolorido, de
tiflogisticos. jas ¡njecciones emolientes en el canal , y delos demas
remedios antiflogísticos indicados mas arriba. Debe
insistirse en su uso, abstenerse de la introduccion de
candelillas hasta que hayan desaparecido todos los fe
nómenos de la irritacion aguda, y seguirse este mé
todo curativo aun durante la aplicacion del cáustico,
pues apresura los buenos efectos de la cauterizacion,
y evita sus peligros.
Metodo cura. Cuando la uretra ha llegado á estrecharse de mo
tivo ,)e lases- do que. la orina no puede absolutamente salir , los ac-
treehecet que ., , ,
ocasionan
completa re- la Cldentes
tes que essepreciso
hacen algunas
darla salida
vecesinmediatamente.
tan graves y urgen-
Aun
tencion de la , . , , , . .
or¡lia en estos casos lo primero que debe nacerse es la in
troduccion de la sonda esploradora, con el fin de co
npeer la figura y la situacion del obstáculo , como
Uso de las tambien el parage de su abertura. Entonces si la re-
sangnas loca- tencion ha sobrevenido repentinamente por efecto de
algun esceso, y la uretra está sensible é irritada, es.
44 1
preciso aplicar inmediatamente veinte ó treinta san
guijuelas al perineo , y prescribir despues que estas se
desprendan un baño tibio prolongado , en el cual se
deje correr la sangre, y por lo comun el enfermo
orina antes de salir de él ; á lo menos yo lo he visto
muchas veces, y entre otras en un joven á quien la
retencion habiá durado mas de veinte horas. Por otra
parte las sanguijuelas y el baño tienen siempre la ven
taja de desahogar las partes , destruir su estrema irri
tabilidad y hacer mas fácil su dilatacion.
Si la estrechez no cede se puede llegar á ella con Uso del con-
una sonda redonda y agujereada en su estremidad ^candelillas
por una abertura, que tan pronto corresponde á su delgadas,
centro, como está separada de él. En esta sonda de
be introducirse una candelilla delgada , cuya estremi
dad casi siempre viene á fijarse en la abertura de la
estrechez: se la deja alli por espacio de una ó dos ho
ras; despues se la saca para sustituirla otra mas grue
sa , y al fin se llega á restablecer en poco tiempo el
curso de la orina. Si la candelilla no se detiene en el
obstáculo , se la puede fijar y dejarla en contacto con
la abertura de este, segun el método empleado por
M. Dupuytren, concibiéndose desde luego cuánto mas
fácil y seguro puede ser en este caso el uso de este
instrumento dirigiéndole por el conductor.
Algunos prácticos prefieren á estos medios el ca- Cateterismo
teterismo forzado, el cual es mas pronto y mas bri- forzado,
liante en sus resultados: esta operacion se ejecuta
con una sonda de plata, de paredes fuertes, poco
gruesa, cónica en su estremidad , y poco encorvada.
Habiendo untado su superficie en un poco de aceite,
y despues de haber situado al enfermo de un modo
44a
conveniente se la introduce con cuidado hasta llegar
al obstáculo: se dirige entonces la punta acia arriba,
abajo ó á uno de los lados , segun el parage en que
la sonda esploradora ha hecho ver que se halla la
abertura de la estrechez: en seguida se procura ha
cerla vencerel obstáculo, economizando con pruden
cia los esfuerzos , y ejecutándolos en la direccion del
canal ; siendo frecuentemente útil para vencerle los
movimientos de rotacion , cuyo centro es la punta de
la sonda , y que tienden á hacerla girar sobre la es
trechez. Estas tentativas, hechas con cuidado, y diri
gidas por los conocimientos anatómicos mas exactos,
pueden ser útiles; pero la sana práctica reprueba es
tos esfuerzos cuando son violentos , ciegamente eje
cutados con la sonda cónica , sin un conocimiento
anterior del parage estrechado, y en medio de los do
lores, de la irritacion y del espasmo que producen.
Modo de fijar Cuando se quiere dejar permanente en la uretra
las sondas ó una sonda ó una candelilla, es preciso aplicar al en-
lla«. ferino un suspensorio y atar desde la estremidad de
la sonda á este vendage cuatro cintas de algodon
que impidan que salga el instrumento. De este mo
do queda libre el miembro ; y si sobrevienen ereccio
nes no son dolorosas ni esponen á este órgano á que
se estrangule, como se ve demasiadas veces cuando
se hace uso de ataduras que no le permiten estender
se. Mr. Boyer coloca en el pene un anillo elástico,
al cual ata las cintas de la sonda; pero este medio
no es tan sencillo como el anterior. Las sondas per
manentes deben taparse, y no puede prolongarse sin
inconvenientes su permanencia en la vejiga mas de
diez ó doce dias; y las algalias de plata aun no po
443
drian estar mas de veinte y cuatro á treinta y seis
horas , pues incomodan el canal, le rozan y algunas
veces producen la gangrena de su parte media. Debe
servir de regla general que es mejor repetir el cate
terismo dos ó tres veces al dia, cuando esto es facil,
que dejar permanente una sonda en la vejiga.
Es raro que la retencion de orina no ceda á los Puncion de
. , , la vejiga,
remedios que acabo de indicar; sin embargo es a ve
ces tan grande el peligro, que se hace necesaria la
puncion , cuya operacion puede practicarse por el Se la puede
perineo , por el hipogastrio ó al traves del recto. En ^p^eiperi-
el primer caso, estando situado y sostenido el enfermo neo,
como para la operacion de la talla , se introduce ho-
rizontalmente en el lado del perineo y á una pulgada
por delante del ano, un trocar largo, cuya punta pue
de ser aplanada á manera de una lanceta; pero en el B- Por e'
segundo es preciso hacer uso del trocar corvo de Fr. P< gastrlo'
Cosme. Entonces estando echado de espaldas el en
fermo, con las paredes abdominales relajadas, intro
duce el Cirujano el trocar por la línea alba á distan
cia de pulgada y media del pubis , cuidando de que
la concavidad del instrumento mire acia los muslos.
Ultimamente, en el tercero debe colocarse el enfer- C. al través
mo como si se tratase de operar una fístula en el rcct°,
ano; y reconociendo con el dedo índice de la mano
izquierda la eminencia que forma la vejiga en el rec
to, se dirige ácia ella la punta de un trocar corvo
menos largo que el de Fr. Cosme.
La puncion por el intestino ocasiona síntomas in- Reglas gene-
flamatorios, menos intensos que las del hipogastrio ra'es'
ó el perineo, y espone menos á infiltraciones de ori
na en el tejido celular de la pelvis. En todos casos
444
debe quedar fija Ja cánula del trocar y dar paso d la
orina , hasta que se haya restituido su libertad á la
uretra; pero como esta cánula es de plata se acomo
da mal á las sinuosidades de las partes por donde
Correcciones pasa; y por esta razon yo quisiera que fuese de goma
propuestas el¿st¿ca y tuviese en su estremidad una birola de pla-
por el autor * r
para la cánu- ta que la hiciese capaz de adaptarse con exactitud á
a del trocar la superficie ¿e\ punzon que entra por elia.
que sirve para r r » r
penetrar eu la El cateterismo mal dirigido ocasiona con frecuen-
ye^° 'y4bice¡os cia rasgaduras ^e la uretra > las cuales pueden depen-
ulmarios. der tambien de la distension demasiado violenta del
canal que está detras del obstáculo, en cuyo caso la
orina se infiltra en el tejido celular, se estiende hasta
el escroto, ¿ inflama y gangrena estas partes. Se co
nocen los abscesos de esta especie por las circunstan
cias que los han precedido , por el color obscuro de
los tegumentos, y por la estension rápida de la flogo
sis; y es preciso abrirlos inmediatamente y procurar
disipar la ingurgitacion de los tejidos, colocar en la
uretra una sonda de goma elástica , y esperar de los
esfuerzos de la naturaleza la caida de las escaras , la
detersion y la cicatrizacion del foco purulento.
9.* Fútuhs Las fístulas urinarias producidas igualmente en
"neaies"" el mayor numero ue sugetos por los obstáculos que
se oponen al curso de la orina, reclaman la introduc
cion de sondas en la vejiga y su permanencia en ella,
pues dando de este modo paso libre á la orina , se ve
aproximarse y unirse sus paredes. Las aplicaciones
emolientes, los baños de asiento y una compresion
metódica son frecuentemente útiles para ablandar las
callosidades que rodean estas aberturas preternatu
rales, favorecer su obliteracion , y en algunos casos
445
se han usado con buen éxito la incision, la cauteri
zacion
desprender
y aunde la
lossutura.
tegumentos
M. A.del
Gooper
escrotohadellegado
un suge-á Operacion
6ei"osa de ¡n-
M.
r ° "A. Cooper pa
herida
to una avivada
porcion de
triangular
la uretra,que
se ha
vuelta
reunido
y aplicada
á ella yá ha
la ra curarlas.

suplido la pérdida de sustancia que allí habia.


Las fístulas vesico-rectales exigen el uso de son- 10. Fístulas
das permanentes en la vejiga. Los Cirujanos italianos ModTde'eau-
alaban mucho para curarlas al nitrato de plata, que terizarlas.
se puede aplicar á sus labios , por medio de un di-
latador hendido en toda su longitud, ó de una son
da de goma elástica al lado de cuya estremidad se
engasta el cáustico; pero este medio que algunas ve
ces ha producido buenos efectos, tambien ha perju
dicado en muchos casos. Conviene entonces procu
rar sostener la salud general , precaver ó combatir
las enteritis crónicas y nutrir al sugeto ; indicaciones
que satisfechas son frecuentemente mas poderosas
para curar la enfermedad que todos los otros re
medios.
Se ha visto á la orina infiltrada gota á gota en n, cálculos
el tejido celular del perineo formar allí cálculos mas unna'ws A'
, ... , tejido celular
o menos voluminosos, que se estraen haciendo una del perineo.
incision en la piel. Conviene que el enfermo lleve
despues una sonda de goma elástica hasta que se ha
ya consolidado la cicatriz de la herida de los tegu
mentos, y la de la abertura de la uretra.
CAPITULO VII.

De las lesiones del miembro viril.

1 • Longitud Í^P algunos sugetos siendo muy largo y grueso el


»scesiva del frenillo que une al prepucio con el gljnde, se halla
Arni(7o del pe <jfjl;)|a{la ¿cia aDaj0 la estremidad del miembro du
rante la ereccion , y se impide la eyaculacion direc
ta, cuyo estado se remedia con un corte de tijera;
y si á esta ligera operacion sobreviene alguna hemor
ragia , debe contenerse cauterizando el orificio del
vaso abierto.
2. ° Epispa- es una
La abertura
conformacion
de la uretra
viciosa
en muy
la cararara
dorsal
y casi
del siem
pene,

pre incurable.
3. ° Hipospa- abertura
Mas comun
de la uretra
es la disposicion
por la caraopuesta,
inferior esdeldecir
miem, la

bro, en cuyo estado tan pronto orina el enfermo


por el parage que corresponde á la fosa navicular,
como por un punto mas ó menos inmediato á la
raiz del miembro. En el primer caso se ha propues
to perforar el glande, y prolongar el canal hasta la
estremidad de él : pudiendo bastar en seguida el uso
de sondas para obliterar la abertura preternatural,
y hacer permanente la que el arte ha practicado. M.
M.
Práctica
Dupuy-
de Dupuytren
operacion enseunha caso,
atrevido
en que
á poner
faltaban
en cerca
práctica
de esta
dos
tren, ' ,
pulgadas en la parte anterior de la uretra , intro
duciendo en esta abertura un trocar, y despues
un canuto de cauterio. Despues de haber cesado
la inflamacion que llegó á un alto grado de vio*
447
lencia , completó la curacion por medio de sondas.
En los sugetos en quienes la abertura del prepu- fa!c'.rlo!
cio es muy estrecha
° , la * orina se acumula en esta
r bol-
r urinarios
tenidos encon- el
sa antes de salir, la distiende, y forma en ella con PTtPu"°'
bastante frecuencia cálculos mas ó menos considera
bles, que fijándose en la estremidad del miembro,
adquieren algunas veces un volumen muy grande: yo
he tenido, en mi poder uno de estos cálculos del ta
maño de un huevo de paloma, y que tenia en su
centro un hueco para recibir el glande. La ope
racion que reclaman estas lesiones es muy facil, y
consiste en dividir el prepucio y estraer el cuerpo es-
traño.
La estrechez de la abertura del prepucio impide S' ' F,mns,s ■'
, . . puede ser con
que el glande pueda ponerse al descubierto; cuya dis- genito.
posicion puede ser congénita, ó el resultado de una ó accidental,
inflamacion que haya hinchado ó estrechado esta par
te, y se remedia con una operacion, que en los su- Mododeprac.
_ tiCúirií.1.
getos sanos se ha llamado circuncision. Algunos la Según el me-
practican dividiendo toda la estensioti antero-poste- l?do ordl"a-
rior
inconveniente
del prepucio;
de dejar
pero este
á los
modo
lados
de del
operar
glande
tienelos
el

colgalos
que
las
estirar
cortarla
funciones
es mucho
acia
de
membranosos
un
adelante
genitales.
mas
golperacional.
con
laque
Muchos
estremidad
las
embarazan
Finalmente
tijeras
prácticos
ódelelel prepucio,
ejercicio
M.
bisturí,
aconsejan
Ferrier
de
loy SegunM. Fer-

• rier.
ha propuesto cortar solamente el rodete circular que
cierra el prepucio, y llevándole despues acia atras,
continuar la division de su membrana interna hasta
la base del glande, dejando la piel intacta. Yo he Segun el au'
usado en una ocasion de un método semejante; ha-
448
biendo agarrado el prepucio con el índice y pulgar
de la mano izquierda , é introducido una de las ho
jas de las tijeras corvas por el plano en la abertura,
hice una incision desde la parte mas inmediata al fre
nillo hasta el medio de la cara dorsal; y volviendo
entpnces el instrumento sobre este punto, concluí el
corte en el lado opuesto , y de este modo quedó cor
tada toda la estremidad estrechada y fibrosa del ór
gano , y descubierta la parte anterior del glande. En
seguida continué la incision de la membrana inter
na del prepucio por la línea media hasta el repliegue
que esta forma ácia atras, y despues de la cura
cion no quedó absolutamente ningun vestigio de de
formidad.
Operacion del Los principios que acabo de sentar deben empeñar
fiuio3is acci- á economizar los tegumentos mas que lo que se acos-
dental. tumbra cuando se practica
6 . la operacion• del
jicnmosis ac
cidental. A lo menos es inútil cortar la piel ácia atrás
hasta mas allá de la base del glande , pues basta que se
pueda descubrir este y curar las úlceras que le afec
tan. Para esto es preciso estirar la piel ácia atrás;
despues introducir de plano entre el glande y el pre
pucio la hoja de un bisturí delgado y estrecho , cuya
punta debe estar embotada con una bola de cera;
cuando ha profundizado este instrumento hasta don
de se crea conveniente, se dirige su corte ácia arri
ba ; y rompiendo el prepucio con la punta , se hace
la division de atras á adelante, y de un solo golpe.
Esta, aunque no llegue mas que á la mitad ó al ter
cio anterior del prepucio , basta sin embargo para di
sipar la ingurgitacion de las partes , y producir en
ellas una relajacion saludable; y en el mayor nú
449
mero de casos seria inútil llevar mas adelante la ope
racion.
Cuando el prepucio demasiado estrecho se retrae 6." Parafimo-
por bajo del glande, sucede en algunos sugetos que
no puede volver á colocarse en su situacion natural,
y entonces las partes situadas delante de él se hin
chan , se irritan, se inflaman , y se ven espuestas ala
gangrena. En estos casos el Cirujano debe esforzarse
en disminuir el volumen de las porciones del órgano
que estan hinchadas , ó en impeler detras del punto
de la constriccion la sangre y la linfa que las distien
den. Para esto bastan las compresiones suaves pero
reiteradas; y despues de haber untado conveniente
mente el glande con un cuerpo graso , cede fácilmen
te á los dedos que le soban , por decirlo asi, y des
pues que se le ha reducido á su dimension ordinaria,
se puede casi siempre hacerle pasar por la abertura
del prepucio. Sin embargo si se frustran estas tentati
vas es preciso, por una parte, hacer pequeñas escari
ficaciones en las partes hinchadas, y por otra cortar
las bridas del órgano que las estrangulan.
En los momentos de estravio ocasionados por el * " Cuerpos
delirio erótico se han solido aplicar al miembro un estrqñoi apli-
sinnúmero de cuerpo estraños , tales como eslabones, W^,*'"í<^
llaves etc. , cuyos cuerpos ocasionar! casi siempre la
hinchazon de la parte anterior del órgano, y una
constriccion dolorosa que tienden á gangrenarle. En
tonces debe procurarse, como en la parafimosis, dis
minuir el volumen de las partes hinchadas, y sacar el
cuerpo que las oprime ; y si esto no basta, ó si el uso
de este medio pareciese peligroso por causa de la du
racion y violencia de la inflamacion, conviene cortar
I. ao
45o
el cuerpo estrafio con la lima , la sierra, las tenazas
ú otros instrumentos análogos, procurando no tocar
al miembro , á lo menos en cuanto sea posible.
8.' Cancer■del Se ha observado que el mayor número de los su-
micmbro. getos que padecen cánceres en el miembro habian te
nido anteriormente úlceras en el glande ó parafimo-
sis. Estos afectos anteriores ¿podrán acaso haber dis
puesto las partes á padecer flegmasías desorganizado
ras? Sea de esto lo que quiera, el carcinomia, cono
cido en esta parte por todos los caracteres que le
blacion
Exige la del
a- ci0n
distinguenraj^mJ)roijD¿|fc
en las demaspracticar
del cuerpo,
esta operacion,
exige la abla-
co-
pene. r r 7
coge
locadocon
el sugetp.
la manoen izquierda,
el borde derecho
la partede anterior
la cama ,del
sa

miembro, estirairtjo la^pielácia adelante mientras que


un ayudante sostiene cerca del pubis la parte del ór
gano que debe quedar; y en. esta disposicion se corla
el miembro de un salo golpe con un bisturí de hoja
larga. Despues de ligar los vasos se coloca una son
da en la vejiga ; y la herida , cubierta con un aposito
Ablacion y mu7 sencillo, se cicatriza luego fácilmente. M. Du-
<leítmccioiide puytren , operando un cáncer muy estenso del miem-
las úlceras car. . „ i . i <
ciuomatosas bro , persiguio la enfermedad hasta el origen de los
superficiales, cuerpos cavernosos con el fin de eslirparla toda. Cuan
do un» úlcera corrosiva afecta solo los tegumentos
del miembro, ó interesa superficialmente el tejido
celular, es preciso, ó separarla con el instrumento
cortante, ó desorganizar su superficie, ya sea por
medio de la pasta arsenical , ya con el cauterio actual,
de modo que pueda conservarse el órgano.
se Cangrena La 8gangrena
h del miembro jamas
J exige
h la amputa
r .
¿el miembro. cton de esta parte , y es preciso esperar la separacion
45 r
espontánea de las escaras. La dilatacion de los cuerpos io.» Jneurit-
cavernosos, enfermedad rara, de la que se encuen- ma delos cu»r'
tra un ejemplo en la obra de Albino , se deberia com- fo,.
batir con la quietud , la compresion y las aplicaciones
frias y astringentes.

FIN DEL TOMO PRIMERO.


.


ÍNDICE

13 Pág;
í rologo de los Traductores 5
Prólogo* ........ 9

LIBRO PRIMERO.

De las enfermedades que pueden afectar á todas


las partes del cuerpo, y de las operaciones
que reclaman.

Cap. I. Generalidades sobie las operaciones y las


curas , 16
Cap. II. De la inflamacion, y de las operaciones
que reclama, 3g
Cap. III. De los productos de la inflamacion , y
de las Operaciones que reclaman . . . - . gi
Cap. IV. De las soluciones de continuidad , y de
las operaciones necesarias para su curacion. . . tío

LIBRO SEGUNDO.

De las enfermedades del aparato de la digestion,


y de las operaciones que reclaman.

Cap. L De las enfermedades de la porcion supra-


cliafragmática del aparato digestivo , y de las
operaciones que en ellas se practican . , ,y i4o
§. I. Lesiones de los labios , y operaciones qué ne~ -
cesitan . ... . id.
454
§. II. Lesiones de la mandíbula inferior i!58
§. III. Enfermedades de la mandibula superior. . 16a
§. IV. Lesiones de los dientes i63
§. V. Lesiones de los carrillos y de los órganos sa
livales i65
S- VI. Lesiones de la lengua 174
§. VII. Lesiones del velo del paladar y de las
amígdalas 179
§. VIII. Lesiones de la faringe y del exófago. . . i84
Cap. II. De las enfermedades de la porcion sub~
diafragmática del aparato digestivo, j de las
operaciones que reclaman ig5
5- I. De las heridas del abdomen id.
S. II. Cuerpos estraños detenidos en el canal di
gestivo ai 5
§. III. Lesiones del hígado y del bazo 217
§. IV. Derrames abdominales 220
§. V. Enfermedades del recto y del ano 227
Cap. III. De las hernias abdominales , y de las ope
raciones qne reclaman 246
J. I. De las hernias en general id.
§. II. De las hernias inguinales 279
§. III. Hernias crurales 285
5. IV. Hernias umbilicales 290
5. V'. Hernias ventrales 2g3
5. VI. Hernias perineales .; 2g5
5. VII. Hernias isquiáticas 298
5. VIII. Hernias subpubianas .. 299
5. Hernias, diafragmáticas , 3oo
§. X. Estraru^iff^jí(Skes internas id.
Cap. Vfy.^Deí ano tiHificial , y de las diferentes
'yperacione*if[& fe emplean para establecerle^
4^5
¿ que sirven para curarle id.

LIBRO TERCERO.

De las enfermedades del aparato génito-urinario,


y de las operaciones qne reclaman.

Cap. I. De las lesiones de la vulva y de la va


gina , yde las operaciones que conviene prac
ticar para remediarlas 314
Cap. I T. De las lesiones de la matriz , y de las
operaciones que se practican en esta viscera. 3a i
Cap. III. Enfermedades de los pechos, y operacio
nes que reclaman 35a
Cap. IV. Lesiones del testículo y de sus depen
dencias, y operaciones que reclaman 359
Cap. V. Lesiones de los ríñones, de los uréteres
y de la vejiga , y operaciones que se practi
can en estos órganos 385
Cap. VI. Lesiones de la prostata y de la uretra,
y operaciones que reclaman. . : 43 1
Cap. VII. Lesiones del miembro viril 446

ERRATA CONSIDERABLE.

En la página i4o, línea 6.a, dice sub'diafragmú-


tica en vez de supra-diafragmática.
** *

Вам также может понравиться