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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MAREATEGUI

“AÑO DEL DIALOGO Y RECONCILIACION NACIONAL”

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS EMPRESARIALES Y


PEDAGOGICAS

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

DOCENTE: JUAN ALBERTO GUITIERREZ RODRIGUEZ

ALUMNO: VILLEGAS MIRANDA JEANCARLOS HUGO.


CODIGO: 16206C038D

LIMA – PERU
2018

Villegas Miranda Jeancarlos Hugo


U.J.C.M – DERECHO 2018 – VI CICLO
UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MAREATEGUI

INTRODUCCION

Esta introducción al estudio de la criminología no tiene la intención de convertirse en


un tratado ni en un manual. Solo pretendemos que sea de utilidad a los estudiantes
que siguen cursis de criminología, al lector corriente y a las personas que de una u
otra manera se interesan por el estudio del fenómeno criminal. Este trabajo está
destinado a evitar esa ruptura que se produce a veces en el ánimo del lector cuando se
enfrenta a la lectura de un pasaje jurídico, de un artículo de periódico o revista, cuyo
sentido es un poco conocido o totalmente ignorado. Si hemos querido concentrarnos
sobre asuntos específicos del dominio de la ciencia criminológica, señalando en cada
capítulo los problemas principales en los que las investigaciones anteriores nos han
fijado pautas. De ahí la delimitación del título, que en principio parece difícil plantear
problemas, soluciones y debates sobre el criminal y la delincuencia. Cuando se tiene la
ocasión de consultar algunas de las obras que tratan sobre los problemas de la
criminalidad, se encuentran, sin duda, frases como esta: Siempre ha habido
criminales; el problema del criminal y la criminalidad, siempre se ha presentado en
todas las sociedades. En todas las épocas el crimen ha sido objeto y motivo de
preocupación general, y los poderes públicos y la sociedad han debido tomas en
algunas de ellas medidas inmoderadas con respecto al criminal. Las cosas, sin
embargo, han variado un poco en nuestro mundo, en el que la mayoría de las veces
esas mismas medidas han sido criticadas por no comparecerse con los avances de la
humanidad civilizada. He aquí un acuerdo sensato que parece haberse generalizado
entre investigadores y científicos de las ciencias sociales. Es una opinión compartida
y aceptada por todos: siempre ha habido y habrá personas que delincan y comentan
actos deshonestos. Antes de la creación de la antropología criminal,
se estudiaba el crimen como algo aislado de un contexto igual que como en el pasado
se estudiaba a la enfermedad en si. Cierto progreso se obtuvo cuando llego a decirse
que, tal y como no existen enfermedades, sino enfermos, no existen crimines, sino
criminales. Un error, sin embargo, persistía y persiste todavía y aparece de vez en vez
en la forma de estudiar al criminal arrancado de su contexto social, en la prisión donde
el no es el mismo. Cabe comprender que un delito o un crimen no representan el mal,
sino que son síntomas de un desarreglo o de una inadaptación manifestada por las
actitudes de una persona en un cierto medio y en un cierto momento. Al igual que la
terapéutica eficaz exige combatir no el síntoma, sino las causas profundas, tratado así
de una manera indirecta, pero eficaz, al enfermo, de igual forma el conocimiento del
criminal exige el estudio completo de la personalidad total de este, en acción si es
posible o, al menos, en libertad: el hombre y su medio socioeconómico y familiar, con
el cual constituye una unidad indivisible. En nuestro deseo que tanto los primeros
como los segundos se ocupen con amplitud de dicho fenómeno, ya que la criminología
ha sido colocada, con todo merecimiento, dentro del marco de las ciencias sociales, a
causa, precisamente del aspecto social e individual fenómeno sobre el cual gravita. Si
como lo creemos, la criminalidad con su cortejo de sufrimiento y desordenes es uno de
los problemas más angustiosos con que se enfrenta el hombre, parece evidente que
nuestra condición humana se vería enriquecida tanto con la multiplicación de los
criminólogos como con el incremento bajo todas sus formas, de la enseñanza y de
la difusión de la criminología.

Villegas Miranda Jeancarlos Hugo


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DEDICATORIA

Este trabajo monográfico de investigación se la dedico a Dios, quien supo guiarme por el
buen camino, darme las fuerzas para seguir adelante y no desmayar en los problemas que
se presentaban, enseñándome a encarar las adversidades sin perder nunca la dignidad ni
desfallecer en el intento.

A mi familia quienes por ellos soy lo que soy.

A mis padres por su apoyo, consejos, comprensión, amor, ayuda en los momentos difíciles y
por ayudarme con los recursos necesarios para estudiar. Me han dado todo lo que soy como
persona, mis valores, mis principios, mi carácter, mi empeño, mi perseverancia, mi coraje
para conseguir mis objetivos.

A usted; Mg. GUTIERREZ RODRIGUEZ JUAN ALBERTO, por su gran apoyo y motivación para
con el curso de CRIMINLOGIA, que nos servirá para nuestra carrera profesional y por la
elaboración de este trabajo monográfico de investigación.

Villegas Miranda Jeancarlos Hugo


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INDICE
DEDICACION:
INDICE:
INTRODUCCION:
- CUERPO DE LA INVESTIGACION

A) MARCO TEORICO:
a) CRIMINOLOGIA EN AMERICA LATINA.
b) POLITICA CRIMINAL EN AMERICA LATINA.
c) CRIMINOLOGIA EN PERÚ.
d) POLITICA CRIMINAL EN EL PERÚ.

B) MARCO PRACTICO
a) EL ALUMNO INVESTIGARA:

1.- (1) UN CASO PENAL JUDICIALIZADO EN DONDE SE DESARROLLE DELITOS EN


AMERICA LATINA.
2.- EN EL CASO EL ESTUDIANTE IDENTIFICARA Y RESALTARA:
a) EL HECHO PUNIBLE, LA ACCION PENAL, EL TIPO PENAL.
b) LA ANTIJURICIDAD, LA CONDENA O LA ABSOLUION.
c) QUE CORRIENTE DE LA CRIMINOLOGIA, SE DA EN SU CASO.
d) QUE ESCUELA DE LA CRIMINOLOGIA, SE DA EN SU CASO.
e) QUE TEORIA DE LA CRIMINOLOGIA, SE DA EN SU CASO.
f) QUE CLASIFICACION ESTADISTICA CRIMINAL EN MACRO SE DA EN SU CASO (cifra
blanca, negras, doradas).
g) QUE CLASIFICACION ESTADISTICA CRIMINAL EN MICRO SE DA EN SU CASO (Cuello
Blanco, Azul, Caki)

3.- (1) UN CASO PENAL JUDICIALIZADO EN DONDE SE DESARROLLE DELITOS DE


CRIMINOLOGIA EN EL PERÚ.

4.- EN EL CASO EL ALUMNO DEBERA IDENTIFICAR Y RESALTARA:


a) EL HECHO PUNIBLE, LA ACCION PENAL, EL TIPO PENAL.
b) LA ANTIJURICIDAD, LA CONDENA O LA ABSOLUION.
c) QUE CORRIENTE DE LA CRIMINOLOGIA, SE DA EN SU CASO.
d) QUE ESCUELA DE LA CRIMINOLOGIA, SE DA EN SU CASO.
e) QUE TEORIA DE LA CRIMINOLOGIA, SE DA EN SU CASO.
f) QUE CLASIFICACION ESTADISTICA CRIMINAL EN MACRO SE DA EN SU CASO (cifra
blanca, negras, doradas).
g) QUE CLASIFICACION ESTADISTICA CRIMINAL EN MICRO SE DA EN SU CASO (Cuello
Blanco, Azul, Caki)

CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA

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A) MARCO TEORICO:

a) CRIMINOLOGIA EN AMERICA LATINA.

CRIMINOLOGÍA LATINOAMERICANA

En Hispanoamérica, menos influidos por la tradición, se ofrece una menor resistencia a


las innovaciones que vienen desde Europa y así, desembarcó con fuerza el positivismo
criminológico, hacia finales del s. XIX siendo importantísima las figuras de Garófalo,
Lombroso y, posteriormente, la de Ferri, desde la gira que realizó por las capitales de
la zona desde 1910.

En 1878, se publica en Argentina la obra de José María Ramos Mejía, "Las neurosis de
los hombres célebres en la historia argentina". En 1893 se publica la obra de Martínez
Baca y Vergara "Estudios de Antropología Criminal" (Puebla. México).

En 1897, el mexicano Macedo publica "La Criminalidad en México"; en 1898 "Los


Hombres de Presa", del argentino Luis María Drago, tal fue el éxito de la misma que,
apenas dos años después, aparecía en Italia con prólogo del propio Lombroso y en
1921 volvía a ser editada, esta vez, bajo el título de "Antropología Criminal".

En 1888 se funda la Sociedad de Antropología Criminal, en Buenos Aires, gracias a la


iniciativa de Drago, Pinero y Ramos Mejía, directores, además, de un Boletín que
publicó los primeros estudios de la misma. A dicho Boletín le continuó la revista
"Criminología Moderna", muy influida por elementos anarquistas y socialistas y se
comienza a enseñar Criminología en la Cátedra de Derecho penal de la Universidad de
esta ciudad. Un año después, en 1889, se crea, en Río de Janeiro, la Asociación
Antropológica y de Asistencia Criminal.

En 1889 se publica en Argentina la obra "Ciencia Criminal y Derecho penal argentino"


de Cornelio Moyano Garcitúa, quien funda, en 1905, la Cátedra de Criminología en la
Universidad Colonial de Córdoba y publica "La Delincuencia Argentina ante Algunas
Cifras y Teorías" (Córdoba. Argentina, 1905). Este autor, junto con Pinero, Ramos
Mejía y otros forman la Comisión encargada de elaborar el Código Penal Argentino de
1906, con acusadas influencias de las nuevas teorías sobre la criminalidad.

En Brasil se publican, en 1896, la obra "Criminologia y Direito penal" de Clovis


Bevilacqua y, en 1897, la de Afranio Peixoto, "Epilepsia y delito". En 1898 se funda, en
Argentina, la primera revista de Criminología en América Latina: "Criminología
Moderna", por parte de Pietro Gori. Otros autores que publican obras durante este
período son Miguel Macedo (México, 1889); Octavio Beche (Costa Rica, 1890) y
Francisco Herboso (Chile, 1892).

Francisco Veyga funda en Buenos Aires, en 1898, el Curso de Antropología Criminal y


Luis Montané hace lo mismo en La Habana, en 1899. Mientras, en ese mismo año
enVenezuela, se publica la obra de F. Ochoa "Estudios sobre la Escuela Penal
Antropológica".

Otros países que no quedan al margen de este desarrollo son Bolivia, con la
publicación, en 1901, de la obra de Bautista Saavedra, "Compendio de Criminología" y
México, donde Julio Guerrero publica su obra "Génesis del Crimen en México" (1901).

En 1902, José Ingenieros funda en Buenos Aires la revista "Archivos de Psiquiatría y

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Criminología" y en 1913 publicará el primer tratado de Criminología Clínica en el


continente

En 1906 las publicaciones de Roumagnac "Los Criminales en México" (México. 1905) y


"Crímenes Sexuales y Pasionales" (México. 1906). El cubano F. Ortiz publica, en 1906,
"La Criminalitá dei negri in Cuba", en la revista "Archivo di Psichiatria" y "Los Negros
Brujos", primer trabajo de una serie sobre el "Hampa Afrocubana". En este mismo año,
el costarricense A. Alfaro, publica "Arqueología Criminal", revisión de antiguos causas
criminales con alusión a las nuevas orientaciones criminológicas. Un año después, en
1907, aparece en Uruguay la importante obra de Miranda "El Clima y el Delito".

En 1907 Antonio Ballde, Director de la Penitenciaría Nacional, propone la creación de


un gabinete de Psicología clínica y experimental destinado al estudio de los
delincuentes, así como con otras finalidades científicas de carácter general, poco
después, el 6 de junio, fue creado como Instituto de Criminología, siendo nombrado
Ingenieros como su primer Director, cargo que ocupará hasta 1914 en que es
sustituído por Oswaldo Loudet.

En 1912 se realiza la primera recopilación bibliográfica sobre Criminología, en la obra


del argentino Eusebio Gómez "Criminología Argentina" quien publicó, en 1908, "Mala
vida en Buenos Aires".

En México, en 1917, se crea la especialidad en Criminología en la Carrera de Leyes. Al


poco tiempo, José Almaraz crea la Escuela de Criminología.

En 1919, Oscar Miró Quesada funda la primera Cátedra de Criminología en la


Universidad de San Marcos (Perú). En Chile, Israel Drapkin funda el Instituto de
Criminología a semejanza del que José Ingenieros crea en la Penitenciaría de Buenos
Aires.

LA MODERNA CRIMINOLOGÍA LATINOAMERICANA


En 1933 se funda la Sociedad Argentina de Criminología. En 1934 se crea, en la
Universidad de México, la Carrera de Criminología para médicos y abogados, siendo
Quiroz Cuarón el primer licenciado y fundando poco después la Sociedad Mexicana de
Criminología. En la Universidad de Veracruz se forma la Maestría en Ciencias Penales
donde se enseña Criminología.

Desde finales de la II Guerra Mundial, se aiste a una gran expansión de los postulados
de la Criminología Crítica por Hispanoamérica (en paralelo la teología de la liberación),
como frente contra la injusticia social en la que vive el continente.

Autores de este período se pueden citar al brasileño Roberto Lyra Filho "Criminología"
(1964); al venezolano Elio Gómez Grillo "Introducción a la Criminología" (1966); al
colombiano Alfonso Reyes Echandía "Criminología" (1968) o al mexicano Luis
Rodríguez Manzanera "Criminología" (1982). Pero sin olvidar a los argentinos Osvaldo
N. Tieghi, Roberto Victor Ferrari, impulsor de la criminología social y a Eugenio Raúl
Zaffaroni, uno de los autores más críticos contra el sistema.

Por Resolución 106/1966, del Rector de la Universidad de Buenos Aires, se crea en


dicha Universidad la Licenciatura en Criminología.

En la actualidad, en México, existen varias maestrías y licenciaturas e incluso, a partir


de 1985, el doctorado, impartido por el Instituto Nacional de Ciencias Penales, fundado

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en 1976, imparte la maestría en Criminología en cinco semestres (uno de ellos


propedéutico), con 23 asignaturas divididas en tres vertientes: Biología, Psicología y
Sociología.

En Venezuela, entre otros, existe el Instituto de Criminología de la Universidad de


Zulia, dirigido durante años por Lola Aniyar.

Además existen Cátedras de Criminología en las Universidades Central de Venezuela,


Caracas, Simón Bolívar (como Instituto), Carabobo (Instituto de Estudios Penales y
Criminológicos), Los Andes (Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas).

En Colombia, se enseña Criminología en la Universidad de Medellín y en la del


externado, entre otras muchas.

En Panamá, funciona un Instituto de Criminología y en Uruguay, el Centro de Estudios


Criminológicos.

En Argentina se crea el 1er centro de Investigación en Criminología Social dirigido por


el criminologo Roberto Victor Ferrari

ESTADO ACTUAL DE LA CRIMINOLOGÍA.


La Criminología asume como objeto de estudio el análisis del delito, el delincuente, la
víctima, el control social, la inclusión de la víctima, el control social y procesos de
reinserción son los más recientes para ser estudiados. Su función está dirigida
esencialmente a explicar y prevenir el crimen e intervenir en la persona del infractor,
se interesa más en prevenir el delito que castigarlo, es decir, tiene orientación
prevencionista.
La Criminología está concebida dentro de las ciencias sociales, no es una ciencia
exacta. Trata de estudiar mediante la observación de los hechos, las diferentes
manifestaciones de la delincuencia y sus eventos concretos. Hace aproximaciones al
fenómeno delictivo sin prejuicio, procurando obtener una información directa de éste.

Su carácter interdisciplinario se encuentra en la utilización del saber científico de otras


ciencias que ayudan a comprender esa realidad y la nutren, ejemplo: biología,
sociología, psicología, es decir, disciplinas que estudian al hombre y la sociedad. Forma
una síntesis de los conocimientos aportados por estas disciplinas, ya que el delito es un
fenómeno que trasciende estas ciencias. La Criminología toma el conocimiento que
aportan esas ciencias, lo amplía y modifica, busca formular probabilidades. Coordina e
integra la información que obtiene de aquéllas que se interesan por el fenómeno
delictivo, retroalimentándose y se enriquece con el resultado de su propio saber.

La Criminología se considera como ciencia, debido al tipo de sistema de conocimientos


que ha formado a lo largo de la historia, es independiente y defiende un espacio de
actividad científica profesional, la cual es compartida con otras ciencias. Se establece
que tiene un objeto compartido, cuyo método es empírico, pues el crimen, es un
fenómeno humano y cultural. Nace de distintas ramas del saber científico, aportando
información válida, fiable y contrastada sobre el problema criminal, dispone de un
objeto del conocimiento propio y móvil, debido a sus cambios a largo de la historia y
sus investigaciones son referentes a problemas de la práctica social, cuenta con un
sólido cuerpo de doctrina sobre el fenómeno delictivo e integra la teoría a la práctica
y a su vez, esta lleva a la investigación.

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Es una ciencia compuesta por un conjunto de conocimientos racionales, exige el uso de


la razón y la sistematización coherente de enunciados fundados y contrastables. Son
verdades parciales sujetas a correcciones cuando nuevos datos empíricos o
experiencias demuestran la necesidad de rectificación, según ciertas convenciones
científicas. Esta ciencia hace referencia a objetos de una misma naturaleza, a objetos
que pertenecen a un determinado aspecto de la realidad y que guardan cierta
homogeneidad entre sí y sus conocimientos son susceptibles de ser trasmitidos a
través de un lenguaje que le es propio.

RETOS DE LA CRIMINOLOGÍA.
Uno de los retos que busca la criminología es el de transformar su objeto de estudio en
América Latina. La actual necesidad del derecho penal y la criminología de cumplir una
función que ayude al cambio social. El criminólogo debe procurar una delimitación
correcta y adecuada de las problemáticas con las que trabaje. Debe estar consciente
de las dificultades de las ciencias sociales que afrontara para lograr captar un trazo
óptimo de la realidad. Debe buscar averiguar cómo suceden las cosas en la realidad y
de estudiar las causas de la realización entre sociedad y orden jurídico.
Otro reto es lograr la desmitificación del estigma de la criminalidad, el definir el
problemático concepto de criminalidad, a partir de discursos generados por
construcciones sociales del fenómeno de criminalidad, elaborados por los políticos, la
ciencia jurídica, los medios de comunicación masiva y la opinión pública. El someter a
estudio la imagen construida en la percepción social de la criminalidad en general y sus
elementos mistificadores, se convierte en un reto más para los criminólogos.

La introducción de la opinión de la víctima en el proceso de reforma penal, a través de


la presión que los medios de comunicación que se ejerce sobre la población, las
agresiones sexuales contra los niños y niñas; la violencia contra las mujeres, y las
muertes violentas ocasionadas por atracos con el empleo de armas, han sido
recurrentes para mostrar la gravedad de un delito por la gran desproporción del
delincuente frente a la víctima, por lo que la criminología debe cederle más
importancia a las víctimas en los procesos penales, tomando en cuenta que cada caso
se debe tratar de una forma en particular y buscar la prevención de los delitos.

El buscar un proceso adecuado que lleve a cabo una eficaz reinserción social de los
delincuentes representa uno de los retos más importantes y actuales de los
criminólogos. Tratan de refundar esta ciencia a través de una ideología que necesita
ser reincorporada en el discurso científico a través de elaboraciones racionales,
tomando su función auxiliadora de las ciencias penales.

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CAMPO PROFESIONAL.
La licenciatura en Criminología es importante en la formación y preparación de
profesionales relacionados a un conjunto de ámbitos de actividades relacionados con el
delito, la atención al criminal y a la víctima.

La Procuraduría General de la República (PGR), las procuradurías de los Estados, los


Cerezos, Tutelares, escuelas, corporaciones de seguridad pública, o de manera
individual en especialidades como detective o investigador privado, son algunas de las
opciones en donde puede trabajar un criminólogo.
A continuación mencionaremos algunos de los ámbitos donde se puede desarrollar un
criminólogo.
· Ámbito de seguridad pública: funcionarios de policía, fuerzas y cuerpos de
seguridad y fuerzas armadas.
· Ámbito penitenciario: funcionarios y profesionales de prisiones —desde educadores,
psicólogos, juristas criminólogos, miembros de las juntas de tratamiento, hasta los
mismos gestores y directores de centros penitenciarios.
· Funcionarios y profesionales en centros de menores (protección y reforma).
· Profesionales de la Administración de Justicia: desde peritos, médicos forenses,
abogados penalistas o psicólogos forenses, hasta fiscales y jueces del ámbito penal y
vigilancia penitenciaria.
· Profesionales de centros de asistencia a las víctimas y servicios sociales y de
mediación.
· Profesionales dedicados al ámbito de la prevención y del tratamiento de
comportamientos desviados patológicos (programas para el tratamiento de adicciones,
trastornos de la personalidad, problemas de rehabilitación y reinserción,
desintoxicación u otros programas específicos).
Investigadores privados, detectives, mediadores, directores de seguridad, directores de
recursos humanos.
· Criminólogos, analistas delictivos en el ámbito privado o público. Profesionales en el
ámbito de la Administración Pública que ejerzan funciones con relación al estudio y la
prevención del delito y las causas, la reinserción social, la prevención y gestión de
riesgos y cualquier política social de prevención primaria, entre las cuales hay, por
ejemplo, las políticas de familia y las de juventud.

LÍMITES AL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD CRIMINAL: LAS ESTADÍSTICAS


CRIMINALES.

La Criminología contiene una serie de limitaciones para conocer tanto la realidad


criminal como los efectos que produce una determinada política criminal. A
continuación mencionaremos algunas limitaciones que se presentan a la hora de
aproximarse al conocimiento de la realidad social a través de la ciencia criminología,

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prestando especial atención a aquéllas referidas a los instrumentos de medición del


delito. La primera limitación radica en sus propias restricciones estructurales o
epistemológicas, de la cuales podemos destacar tres: la primera, referida al limitado
conocimiento humano a la hora de acceder a la realidad social; la segunda, la limitada
asignación de recursos, especialmente escasos en este ámbito, que incide
directamente en las posibilidades de cualquier estudio criminológico; y la tercera,
acotada a las ciencias sociales, se deriva del hecho de que Criminología es una ciencia
construida en un mundo de hechos políticamente delimitado, un acto de poder político
señala el límite epistemológico de la criminología.

La segunda cuestión que limita el conocimiento de la Criminología radica en si resulta


realmente posible una ciencia de la Criminología ausente de valores. Si bien, los
valores no deben sustituir al método científico como mecanismo de aproximación a la
realidad, resulta problemática una Criminología científica carentes de éstos: ¿es
posible efectuar cualquier tipo de investigación sin estar ligado a ningún juicio de valor
a priori? y ¿es posible obtener conocimiento a partir de los datos puramente empíricos
sin utilizar ninguna categoría o experiencia preconcebida? Por lo que respecta a la
segunda pregunta, entendemos que, incluso desde la metodología positivista, los
juicios de valor son necesarios o, al menos inevitables, en el proceso de selección de
objetos y en las preguntas que habrán de investigarse.

Las teorías o investigaciones con implicaciones sociales, como es el caso de la


criminología, inevitablemente se ven afectadas por las propias vivencias y
concepciones del mundo del propio investigador. Así, por ejemplo, en el caso de las
teorías parten de la racionalidad del delincuente, demostrado a través de los
instrumentos técnicos, para fundamentar sus propuestas de prevención del delito. Pero
a la vez, toda investigación social contiene una serie de proposiciones que no se
apoyan en un sistema lógico material. Nos referimos al inevitable reflejo de las
vivencias e ideología del investigador, que sin duda, influyen en la elección del tema de
investigación y en su posterior estudio influirá sus propias vivencias y manera de
entender el mundo. Por tanto, puede suceder que no exista audiencia interesada en
conocer los resultados empíricos, tanto respecto del impacto social de la criminalidad
como de la propia criminalización. Así, el rol de la Criminología es tener una
perspectiva pragmática y no sólo descriptiva debe ofrecer evidencias no sólo empíricas
sino hacerlo accesible a los órganos decisorios y al público en general.

Villegas Miranda Jeancarlos Hugo


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CONCLUSIÓN
Mediante la información que obtuvimos, podemos concluir que la criminología no es
una disciplina de la cual no valga la pena estudiar, ya que es importante para la
sociedad, desde sus diferentes campos de estudio ayuda a la seguridad, a la
prevención de los delitos y la ayuda hacia las víctimas, por lo tanto es importante su
estudio, La criminología es de vital importancia para la vida en sociedad, dependemos
de la eficacia de nuestros cuerpos de seguridad para el bienestar colectivo. El grado en
criminología abarca ámbitos como: la justicia, la seguridad, la legislación actual, etc.
Los estudios de Criminología tienen como objetivo la formación de profesionales
especializados en temas relativos a la delincuencia y seguridad ciudadana, tanto en su
dimensión preventiva, como en aquellos otros aspectos relativos al proceso después de
que se ejecuta un delito y superación.

El campo profesional de un criminólogo es basto como se muestra en la información,


hay muchas alternativas en donde un criminólogo puede trabajar. Si habrá limitantes y
diferentes retos a los cuales el criminólogo se enfrenta al momento de tratar un
problemática que es tan diversa y cambiante, el cual es el delito.

En cuanto al código que maneja un criminólogo, se establece principios como la


honestidad, el respeto, la solidez al momento de hacer sus investigaciones y escritos,
el procurar el cumplimiento y preservación de los derechos humanos en cualquier
ámbito de la sociedad, así como también el tratar con respeto y confidencialidad a sus
clientes y jamás aprovechar sus situaciones para fines personales.

En referencia al artículo donde se muestra una crítica errónea y muy poco


fundamentada, se puede concluir de la información expuesta en el artículo, que carece
de solides y valides, por lo que su investigación no es verídica ni se puede comprobar,
por lo que rompe el código por el cual se debe regir un verdadero criminólogo.

Villegas Miranda Jeancarlos Hugo


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b) POLITICA CRIMINAL EN AMERICA LATINA.

POLÍTICA CRIMINAL EN AMERICA LATINA


Al hablar de política criminal es la misión pública que adoptan los Estados dirigida a
prevenir, proteger y a reducir la criminalidad y los fenómenos sociales delictivos que
aquejan a nuestras sociedades dentro de un marco internacional y nacional, merece
una adecuada atención donde el mundo presenta constantes cambios conforme a los
avances tecnológicos, científicos que obligan a pensar y actuar en función de la
globalización moderna del entorno social como hemos podido establecer la
problemática en países desarrollados se debe dar un tratamiento diferente ya q los
delitos provienen con la utilización de medios electrónicos(pornografía, genética, y el
abuzo de la informática) Los gobiernos estatales deberán presentar programas,
acciones y normas adecuadas e instrumentos legales tanto nacionales e
internacionales aplicables en materia de prevención y la descriminalización teniendo
como base un modelo plan preventivo de la criminalidad y una adecuada estructura
jurídica garantista de derechos humanos.

El presente trabajo tiene el objetivo de analizar cómo ha evolucionado la criminalidad a


nivel mundial, latinoamericano y su incidencia a nivel nacional que acciones han
realizado el poder ejecutivo en nuestro país en cuanto a establecer una política
criminal y sobretodo saber qué es lo 2 que se está haciendo para evitar su crecimiento,
donde las autoridades o a los que corresponde presenten propuestas coordinadas en
beneficio de la sociedad, y así evitar brotes de violencia y crimen. Introducción En
presente trabajo investigativo versa sobre el tema “Evolución de la Política Criminal”,
dentro de una sociedad que convive, evoluciona y se desarrolla en medio de los
diferentes entornos sociales, resulta indispensable estudiar el rol que cumple la política
criminal, como interviene el estado, como el contorno social. La concepción de la
política criminal ha pasado, a través de la historia por diversos cambios significados.

En un primer momento se le consideró como “ciencia independiente” al derecho penal,


el conocimiento de la pena como uno de los medios para la lucha contra el crimen,
puesto en manos del Estado, nos lleva más allá del derecho vigente. En un segundo
momento se ha entendido por la posición de algunos autores, que se empeñan en
sobredimensionar a nuestro juicio el valor histórico de esta institución; en
consecuencia consideramos que esta posición doctrinal hace inoperante e insostenible
la política criminal; aunque no podemos dejar de decir que el valor histórico de
cualquier ciencia es importante porque la misma necesita para su desarrollo un punto
de partida, un origen, que inciden notablemente en el esclarecimiento de algunos
conceptos y categorías entre otras cuestiones.

CAUSAS O FACTORES SOCIALES DE LA CRIMINALIDAD COMO POLÍTICA DEL


ESTADO
La política criminal ha tenido una evolución que ha respondido a diferentes fenómenos
sociales, económicos, políticos determinantes del tipo de estado que los gobierne. Las
diferentes conductas sociales de la criminalidad como política del Estado es
considerada por (DELMAS, 2002)p 23, “El cambio es un elemento propio de todo grupo
social. Su naturaleza e intensidad varían en función de la sociedad en la cual se
produce. En las sociedades desarrolladas, el progreso de orden científico y técnico
produce modificaciones sociales profundas, que repercuten de manera evidente en la
legislación. Es el caso, por ejemplo, de la evolución de la informática, de los medios de
comunicación y del gen ético. La libertad de las personas, la formación de su
personalidad y su supervivencia son afectadas, directamente, por estos progresos: así,

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por ejemplo, el intento de emplear abusivamente la informática en la realización de


censos poblacionales en Alemania Federal, la invasión indetenible de la pornografía
gracias a la electrónica y las experiencias de fecundación humana en probetas.

La estabilidad social y política reinante en esos países permite canalizar los cambios
evitando perturbaciones sociales de carácter radical. Diferente es la situación en los
países subdesarrollados, donde el contexto socio-económico se caracteriza por una
violencia e inestabilidad 16 subyacentes a todo el sistema. Las desigualdades sociales
son enormes. La desocupación es crónica y afecta a una gran parte de la población.

La organización política es insuficiente, no ofreciendo a los individuos la posibilidad de


participar en el gobierno del país. Esta descripción, necesariamente esquemática, debe
ser apreciada considerando que la estructura social de estos países no es homogénea”.
Es importante destacar los factores incidentes para los actos delictivos usualmente
provienen de los distintos contextos de los fenómenos sociales que se caracterizan por
una violencia e inestabilidad de las desigualdades sociales, la desocupación en algunos
países subdesarrollados es crónica y afecta a una gran parte de la población, dando
lugar a que se cometan actos antijurídicos al margen de la ley para satisfacer sus
necesidades por la falta de oportunidades.

Los Estados deben adoptar medidas de prevención para que los detenidos no se
organicen dentro de las prisiones con el fin de dominar su territorio con la ley del más
fuerte y así prevenir el tráfico ilícito de drogas, bebidas alcohólicas con complicidad de
funcionarios o empleados del mismo establecimiento de rehabilitación social, mientras
que en países desarrollados el Estado debe tomar alternativas en el desarrollo de la
criminalidad en un orden científico-tecnológico el cual produce modificaciones sociales
profundas que repercuten de manera evidente en la sociedad por ejemplo; la evolución
de la informática los medios de comunicación y la genética que dan lugar al
cometimiento de actos delictivos.

La Política Criminal Durante la Última Década (ZUÑIGA RODRIGUEZ, 2001)p 156, nos
dice; “En este sentido, las Naciones Unidas en su resolución 36/21, de 1981, sobre
justicia penal, le pide a los gobiernos que se lleven a cabo los necesarios esfuerzos
para establecer sobre tal base, una justicia penal teniendo en cuenta factores políticos,
económicos, culturales, sociales y otros a fin de establecer una justicia penal basada
en los principios de una justicia social. Bajo este prisma el Comité de Prevención y
Control del Crimen de las Naciones Unidas, en marzo de 1984 adoptó los Principios
Rectores en Materia de Preven La prevención del crimen debe estimarse como
instrumento de Política Social.

Debe establecerse acceso ilimitado a la justicia penal, así como asegurar en ésta la
participación de la comunidad, tener debidamente en cuenta los derechos humanos,
crear una justicia social penal. La prevención del crimen sea eficaz en la formulación
del sistema penal y en su funcionamiento han de tenerse muy presente el estudio
cuidadoso de los costos directos e indirectos del crimen, así como las consecuencias
sociales que entrañan su aumento.

La tecnología debe utilizarse, pero no hacer uso indebido de ella. Es preciso una mayor
cooperación internacional, nacional y regional. En las últimas dos décadas,
Latinoamérica y el Caribe han pasado por una tremenda agitación. Si bien la región se
ha alejado de las guerras civiles hacia democracias representativas, y ha

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experimentado un crecimiento en el tamaño de su clase media, así como un


importante crecimiento económico, incluso en medio de una recesión mundial, también
se ha convertido en el lugar más violento del planeta. Las cinco principales naciones
más homicidas en el mundo están en América, cuatro de ellas en Centroamérica. Parte
de la explicación de esta dicotomía se encuentra mirando a los mercados criminales en
sí. Nuevos mercados de drogas, en particular de cocaína, en Europa, Asia y África, han
llevado a los grupos criminales a 19 cambiar sus rutas, socios y medios de transporte.
Los cambios resultantes han coincidido con una mejor aplicación de la ley y con leyes
más estrictas que regulan, por ejemplo, el movimiento de dinero.

Las organizaciones criminales más grandes han respondido al cambiar su ubicación y


modus operandi, dando así más poder a los grupos criminales de menor nivel, en
países de todo el continente americano. Estos grupos criminales de menor nivel han
aumentado su tamaño y sofisticación, y han ayudado a los mercados criminales locales
desarrollados, en particular alrededor del tráfico de drogas.

El resultado es un panorama criminal en Latinoamérica y el Caribe que se ha vuelto


más fragmentado, violento y diversificado en los últimos años”. Como podemos
analizar la política criminal en la última década se a constituido en un gran debate para
poder erradicar la criminalidad en las naciones, las cuales no deberían quedar en
programas o estrategias planteadas sino se debería atacar en una forma directa este
fenómeno social con una buena estructura judicial, especialmente en el ámbito penal
que los gobiernos deberán destinar recursos para asegurar y enfrentar la política
criminal, con un buen tratamiento preventivo a los sistemas carcelarios a fin de que no
se organicen o se perfeccionen en actos delictivos haciendo mal uso de la tecnología y
más métodos electrónicos que a través de ellos se prolifera más crimines, secuestros,
extorción, explotación sexual y el comercio discriminado de todo tipo de droga que con
lleva a que nuestra sociedad caiga en decadencia por la falta de 20 concienciación por
parte de los organismos estatales de velar por la seguridad e integridad de nuestra
ciudadanía en general.

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c) CRIMINOLOGIA EN PERÚ.

CRIMINOLOGIA EN EL PERU
A fines de la década de 1850 la visión del delito como un “problema social” –es decir,
un fenómeno que iba más allá de la acumulación de violaciones individuales de la ley y
que aparecía como un tipo de patología que amenazaba el orden social, moral y
político del país– emergió en el Perú (específicamente, en Lima) como una reacción
autoritaria conservadora a una serie de cambios sociales y políticos recientes. Las
inquietudes generadas por reformas sociales tales como la abolición de la esclavitud
(1854) y la abolición de la pena de muerte (1856) y por sucesos dramáticos como los
violentos motines de artesanos de diciembre de 1858 dieron origen a la percepción
crecientemente generalizada entre juristas, líderes políticos, periodistas, viajeros y
otros analistas de la elite de que la “criminalidad” se había transformado en un
problema social de envergadura para el país. Una vez inventada, esta descripción de la
criminalidad como un problema social fue aceptada por expertos y políticos de diversa
persuasión ideológica quienes, a pesar de sus diferencias, compartían la misma
obsesión por la “decadencia moral” y el “desorden social” y una misma aversión por
formas populares de socialización. Las sucesivas situaciones de crisis económica y
social (acentuadas dramáticamente a partir de la Guerra del Pacífico) y las crecientes
distancias culturales entre las elites europeizantes y los grupos plebeyos multiétnicos,
adicionalmente, contribuyeron a la interpretación de la criminalidad como un
“problema social” cuyas dimensiones, sin embargo, no fueron siempre consideradas
“alarmantes”.

Esta visión acerca de “la cuestión criminal” no respondía solamente a causas o


acontecimientos inmediatos; reflejaba, además, una serie de discursos pre-existentes
acerca de las clases populares y multiétnicas que generalmente cristalizaban en una
idea central: la pretendida “degeneración moral” de las clases populares de Lima, un
fenómeno que supuestamente afectaba a grupos sociales y raciales específicos
(negros, indios, chinos, la plebe urbana), zonas específicas de la ciudad (ciertos barrios
de Lima) y hasta ciertos oficios (sirvientes domésticos, jornaleros, ambulantes). La
falta de moralidad fue una condición asociada a múltiples manifestaciones de la cultura
de las clases populares y que era explicada por una combinación de factores, de los
cuales uno de los más influyentes era la falta de castigos severos.

La opinión tradicional de que la manera más efectiva para alcanzar el orden y la


obediencia era la aplicación de la violencia y los castigos severos, dio origen a una
verdadera paranoia una vez que ciertas formas tradicionales de control social tales
como la esclavitud o la pena de muerte fueron suprimidas. Hacia fines de la década de
los 80 del siglo XIX la criminología, la nueva ciencia del delito, llegó al Perú, y con ella
la promesa de ofrecer explicaciones científicas del delito y de proponer políticas
eficaces para su control. Al igual que sus colegas europeos, los expertos peruanos se
enfrascaron en discusiones en torno a las explicaciones científicas de las conductas
delictivas.

La importancia relativa de los factores sociales y biológicos para explicar las tendencias
criminales fue un tema de intensa polémica. Este artículo analiza la adopción y
desarrollo de la criminología positivista en el Perú, y demuestra que las versiones más
radicales del determinismo biológico fueron rechazadas por los criminólogos peruanos
en favor de una interpretación “social” del delito. Sin embargo, al hacerlo, los
criminólogos peruanos enfatizaron aquellos elementos sociales que estaban más
cercanamente relacionados a los rasgos morales de los grupos populares y de color,

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reforzando así en lugar de superar la perspectiva tradicional que veía al delito como
un fenómeno moral asociado con ciertos grupos raciales, sociales y laborales.

La delincuencia en el Perú afirmando que el crimen debía ser tratado como “una
manifestación de actividad biológica”, terminó sosteniendo que los factores “exógenos”
eran particularmente importantes en el estudio de la criminalidad indígena. Según él
“en un ambiente de servilismo, bajo un régimen de opresión incesante, son fácilmente
explicables las reacciones violentas. Y porque esas condiciones, lejos de atenuarse, se
acentúan más y más, persisten y tienen marcada tendencia a crecer las cifras de la
delincuencia de la raza indígena” (Valdizán 1910:147). La Sociología criminal peruana
de Víctor Modesto Villavicencio comprendía extensos debates acerca del bandolerismo,
el delito indígena, la prostitución y la influencia de factores económicos en la
criminalidad. Por ejemplo, argumentó que todos los defectos atribuidos a los indígenas
–crueldad, holgazanería, ignorancia, y la ausencia de sentimientos de honor,
nacionalismo, o clase– eran resultado de un sistema feudal explotador. “Todas sus
aptitudes y energías no las ha empleado [el indio] para hacerse un tipo biológico de
selección, sino para defenderse desesperadamente de la opresión económica, política y
social que ha pasado sobre sus hombros” (Villavicencio 1930:65).

La falta de entusiasmo entre los criminólogos peruanos respecto a las explicaciones


biológicas de la criminalidad respondía a múltiples causas, la más importante de las
cuales fue la naturaleza cambiante de los discursos raciales entre las elites
intelectuales peruanas en el tránsito del siglo XIX al XX, un proceso que ha sido
comentado por diversos estudiosos. Las formas más radicales de racismo (aquellas que
describían a los indígenas, negros y chinos como biológicamente inferiores) fueron
perdiendo gradualmente su atractivo –aunque no fueron suprimidas totalmente– y las
razas “degeneradas” especialmente los indígenas ya no fueron consideradas
irremediablemente “perdidas” sino “redimibles”, ya que su degeneración fue localizada
no en la biología sino en ciertas características culturales.

Las agresivas declaraciones racistas como las de El porvenir de las razas en el Perú, de
Clemente Palma, perdieron vigencia. El historiador Frederick Pike ha llamado
“neopositivistas” a aquellos intelectuales que, a finales de la década de los 80 del siglo
XIX, comenzaron a reconsiderar las teorías raciales Darwinistas sostenidas por ciertos
intelectuales peruanos y se mostraron más preocupados por “ayudar y elevar a los
indígenas en vez de eliminarlos y desaparecerlos” (Pike 1967: 159). Durante el cambio
de siglo, los debates políticos e ideológicos sobre el destino de la nación peruana y los
diferentes roles que los grupos étnicos y sociales desempeñarían en la construccion del
futuro del país, también empezaron a reflejar estas influencias.

En la mayoría de estas intervenciones, el racismo biológico fue reemplazado por una


propuesta más optimista que enfatizaba la contribución potencial de los indígenas y los
mestizos –los negros y los chinos no eran del particular interés de estos autores– en la
creación de una comunidad nacional. Ideólogos y críticos sociales como el anarquista
Manuel Gonzales Prada, el marxista José Carlos Mariátegui, y el aprista Víctor Raúl
Haya de la Torre, por mencionar a los más prominentes, fueron incluso más lejos,
presentando el problema indígena como la cuestión social central del Perú
contemporáneo. Según ellos, la así llamada “cuestión indígena” no era un problema
racial sino social, cuya solución demandaban radicales reformas sociales y políticas.

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CONCLUSIONES
Se ha intentado mostrar que los criminólogos peruanos de comienzos del siglo XX por
lo general rechazaron las explicaciones biológicas de la criminalidad y optaron por
describirla como el resultado de múltiples causas, la mayoría de ellas relacionadas con
prácticas sociales y culturales y, en algunos casos, con la injusticia social y la
desigualdad. Aunque los criminólogos peruanos aceptaron la mayoría de dogmas de la
criminología positivista (la exigencia de la investigación científica del criminal, la
atención que debía brindarse a los rasgos biológicos y hereditarios, la importancia
atribuída a la medicina en el tratamiento de criminales), se inclinaron por rechazar las
versiones mas extremas del determinismo biológico lombrosiano cuando intentaron
explicar las conductas delictivas.

Esta actitud está estrechamente vinculada a ciertos cambios intelectuales y políticos en


el tránsito del siglo XIX al XX, y sobre todo, al abandono o disminución de las tesis
vinculadas al racismo biológico. Los debates en torno al futuro de la “nación” peruana
obligaron a la mayoría de ideólogos a dejar de lado el racismo biológico si es que se
quería dejar abierta alguna esperanza para la materialización de dichos proyectos. Esa
especie de toma de conciencia obligó a los ideólogos peruanos a alejarse de las
posturas racistas biológicas pero no de otras formas, más imperceptibles pero no
menos efectivas, de discriminación, exclusión y represión.

Los indígenas y los criminales fueron considerados “redimibles” pero, para las elites
modernizantes peruanas, esa redención requería una obligatoria operación de rescate
por parte de las fuerzas de la civilización. Sólo después de un proceso de sanitización
cultural y social la población indígena podía ser aceptada como miembro de la
comunidad nacional. La tan mencionada propuesta “social” en torno a la criminalidad
fue elaborada de tal manera que llegó a ejercer una fuerte atracción entre las elites
modernizantes.

Las causas “sociales” de la criminalidad tales como la prostitución, el juego, el


abandono infantil, el concubinato, la holgazanería y la carencia de principios morales,
tal como fueron presentados por los criminólogos peruanos, solían culpar a las clases
populares y sus prácticas sociales y culturales “incivilizadas” por la perpetración de
crímenes.

En realidad la criminología “científica” tendió a reproducir, adornado con un nuevo


lenguaje, un viejo discurso: las clases populares y no blancas carecían de “principios
morales”, producto de lo cual habían sufrido un proceso de “degeneración”, mostraban
signos de peligrosidad y resultaban propensos a la conducta delictiva, todo lo cual
requería, en defensa de la sociedad, un mayor esfuerzo intervencionista del estado a
través de la legislación “tutelar” y un proceso de “civilización” compulsivo.

La criminología como disciplina posee una naturaleza dual. Es, al mismo tiempo, una
estrategia de investigación acerca de los seres humanos y de problemas sociales
específicos –tal como eran definidos por los criterios científicos y legales de la época–,
y también una serie de proposiciones en favor de formas más intrusivas de
intervención estatal y regulación de la vida de la población. En ambos aspectos, la

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criminología aparece como una disciplina claramente moderna. Pero en el caso


peruano, su 16 aceptación resultó fuertemente sesgada, pues por un lado demostró un
compromiso muy débil con la investigación científica, y por el otro una fuerte
propensión hacia el lado intervencionista.

La criminología en el Perú reprodujo generalmente lo que parecían ser interpretaciones


ampliamente demostradas, presentándolas como descubrimientos “científicos” dirigidos
por los métodos positivistas. Como tal, reforzó las imágenes tradicionales sobre las
clases populares y grupos de color, y recicló nociones de degeneración moral como las
causas centrales de la criminalidad.

Los criminólogos, al presentarse bajo el halo de la “ciencia”, ganaron una creciente


audiencia entre los funcionarios del estado, los legisladores y la opinión pública, así
como una creciente legitimidad profesional.

Esto los llevó a involucrarse en el escenario político, especialmente durante la década


de 1920 cuando los miembros más prominentes de ese grupo (Villavicencio,
Bambarén, y otros) trabajaron para el gobierno de Leguía y, desde esa posición,
trataron de influenciar las políticas del estado en relación a la delincuencia y la reforma
carcelaria. Las “soluciones” propuestas por los expertos en criminalidad (especialmente
aquellas relacionadas a la investigación y el tratamiento médico-criminológico, la
implementación de gabinetes antropológicos, y varios aspectos de la reforma
carcelaria) fueron más fácilmente adoptadas en la legislación y la doctrina que en la
práctica. Pese a ello, sin embargo, los criminólogos contribuyeron a legitimar las
políticas excluyentes del Estado hacia los indígenas y las clases populares y a justificar
la represión política y cultural de aquellos a quienes se les consideraba moralmente
inferiores.

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d) POLITICA CRIMINAL EN EL PERÚ.

POLITICA CRIMINAL
No existe un concepto claro acerca de lo que es la Política Criminal; sin embargo, se ha
afirmado que ésta es una disciplina que está vinculada con una serie de ciencias y que
se nutre de diferentes saberes, cada uno de los cuales posee un fondo de
conocimientos históricamente configurados, tales como el Derecho Penal, la
Criminología, la Sociología, las Ciencias Políticas (Zúñiga, 2001, p. 21); o, quizás,
como señala Delmas-Marty (1986, p. 19), puede ser que la Política Criminal no sea
más que palabras vacías o demasiado llenas de pluralidades de significado. Por otra
parte, los límites de la Política Criminal son difusos y, tradicionalmente se ha entendido
como parte del Derecho Penal o de la Criminología, condenándola a no tener materia
propia (Zúñiga, 2001, p.21). La verdad es que a pesar de la importancia de la Política
Criminal en la vida social y para la política en general, sigue resultando una materia de
fronteras científicas borrosas (De Sola Dueñas, 1986, p. 245), donde sus límites se
confunden entre la Criminología y el Derecho Penal, es decir, es una disciplina que
hasta ahora no está dotada de un mérito científico de racionalidad, de claridad en el
objeto y en el método (Zúñiga, 2001, p. 21).

Esa dependencia de otras disciplinas hace que su sistematización y su estudio sean de


una enorme complejidad; pues como dice R.Hippel, (López Rey y Arrojo 1985, p.148),
la Política Criminal no es una disciplina independiente, sino una actividad del Derecho
Penal que ha de irse adaptando a las transformaciones del presente y futuro
inmediato. 101 La evolución conceptual del término Política Criminal, dice López Rey y
Arrojo (1985, p. 148), muestra que ésta fue abordada casi exclusivamente por
penalistas y correccionalistas, los primeros sumergidos con predominancia en el delito
como ente jurídico, y los segundos, en la rehabilitación del delincuente sin ocuparse
detenidamente de la correlación existente entre criminalidad y desarrollo, que dicha
correlación era fenoménicamente inherente a toda sociedad y que sólo modificando
amplia y profundamente la estructura de ésta podría reducirse la criminalidad a una
extensión soportable. Definir la Política Criminal es un proceso complejo y
problemático, dice Baratta (1986). Sin embargo, algunos criminólogos han tratado de
dar aproximaciones conceptuales sobre Política Criminal, así Zipf (1979, pp. 3-4)
señala que la Política Criminal es un sector objetivamente delimitado de la política
jurídica general, en consecuencia, ésta se refiere a la determinación del cometido,
función de la justicia criminal, consecución de un modelo determinado de regulación en
este campo, su configuración y realización práctica en virtud de la función.

La Política Criminal, por lo tanto, está en constante revisión de acuerdo con las
posibilidades de mejorarla. Por su parte, Delmas-Marty (1986, p. 19) define a la
Política Criminal como el conjunto de métodos con los que el cuerpo social organiza las
respuestas al fenómeno criminal. Como se observa, ambas definiciones son diferentes
en cuanto a su contenido, ya que mientras Zipf plantea que la Política Criminal es el
conjunto de respuestas penales del Estado; es decir, tiene como ámbito la justicia
criminal, Delmas-Marty señala que se trata del conjunto de respuestas de la sociedad
frente a un fenómeno social que es la criminalidad, es decir, parte de una concepción
social del fenómeno criminal. 102 La Política Criminal, como parte de la política general

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de un Estado, tiene las características básicas de cualquier actuación política, o sea, es


un conjunto de estrategias para un determinado fin (Zúñiga, 2001, p. 23); ya que una
de las funciones del Estado es la de coordinar, disciplinar y organizar la vida en
comunidad, y en la medida de lo posible, debe tratar de solucionar los conflictos y
tensiones sociales o individuales para que la vida social sea estable y fecunda,
lógicamente esta labor la cumple en un contexto social y político en el que tiene su
origen y se desarrolla, por lo que no se trata de una actividad neutra o imparcial.
Todos sabemos que el control social es una expresión concreta de la política general
del Estado y uno de los aspectos de esta política es precisamente la Política Criminal.

Esta política plantea los criterios básicos del sistema de justicia penal, pero no toda
reacción estatal dirigida a evitar comportamientos delictivos o suprimir ciertas
situaciones criminógenas forman parte de la Política Criminal; aunque ésta goza de
una cierta autonomía en el marco de la política estatal, se integra, más bien, en una
perspectiva vasta de política social, ya que una buena política social constituye una
condición indispensable para organizar y desarrollar una Política Criminal eficaz. Sin
embargo, no todo el ámbito social abarcado por la Política Criminal constituye un dato
objetivo, pues las nociones de delincuencia, crimen o criminal, son el resultado de
discusiones sobre criterios de Política Criminal; criterios que condicionan la
determinación de los comportamientos que deben ser criminalizados.

Para planificar la Política Criminal de manera más o menos racional, es indispensable


profundizar en investigaciones tendentes a establecer las características y la amplitud
del fenómeno delictivo. Con los resultados de estas investigaciones, y si se logra una
aplicación adecuada de ellos, la 103 reacción organizada de la colectividad dejará de
ser espontánea, incoherente y motivada sólo por la satisfacción de impulsiones
instintivas de la opinión pública. Respecto del fin general de la Política Criminal, puede
decirse que es la realización de los derechos fundamentales; no obstante, se discute si
es un fin jurídico o social. Si se dice que es la vigencia material de los derechos
fundamentales reconocidos, se parte de una concepción del Estado Social y
Democrático de Derecho y de los derechos fundamentales que lo sustentan como
principios guías a partir del cual se legitima la coerción de los poderes públicos y toda
su actuación pública, y por lo tanto, también sus actuaciones políticas y jurídicas. En
suma, toda Política Criminal tendrá que ser necesariamente el modelo de Estado
personalista de realización positiva de los derechos fundamentales y limitado
negativamente en su actuación por el respeto de éstos por encima de cualquier interés
general.

Además debe señalarse que el reconocimiento de los derechos fundamentales y la


construcción del Estado Democrático de Derecho que la acompaña como paradigmas
del derecho legítimo, obedece a que ambos conceptos representan la más importante
invención de Occidente. Los derechos fundamentales y el concepto de Estado de
Derecho constituyen una legitimación axiológica. Los derechos fundamentales
concebidos como paradigma de legitimidad del derecho vigente y de la actuación de los
poderes públicos deben entenderse con los caracteres tradicionalmente atribuidos a los
derechos humanos, sólo que están positivizados: igualdad, universalidad,
indisponibilidad, atribución ex lege y rango constitucional, por ello se encuentran supra

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ordenados en las normas jurídicas. La Política Criminal está estrechamente relacionada


con la Criminología y con la Teoría de la Pena. Antes de la aparición de la Criminología
como 104 ciencia, que tiene por objeto el estudio del delito, del delincuente y la
reacción social ante la delincuencia; la actividad del Estado para enfrentar estos
fenómenos se inspiraba en las concepciones básicas del derecho penal, las cuales
estaban fundadas sobre la culpabilidad y sobre la retribución.

La pena era así concebida como el único medio para disuadir a las personas de
cometer infracciones y una vez cometidas, para restablecer el orden perturbado, por lo
que en un primer momento se creyó que el fin de la Política Criminal era la mera
represión del delito.
Esta era la postura de Feuerbach (Delmas-Marty, 1986, p.19), para quien la Política
Criminal es el conjunto de métodos represivos con los que el Estado reacciona contra
el crimen. Sin embargo, las últimas tendencias apuntan hacia una concepción más
amplia de los fines de las actuaciones políticas y jurídicas del Estado en relación con la
delincuencia, considerando no sólo a la prevención de la delincuencia, sino también al
objeto de controlar todas sus consecuencias, como pensaba von Liszt (Zúñiga, 2001,
p. 38), para quien la Política Criminal adquiere su naturaleza gracias a que con el
surgimiento del Estado Social, se considera que la prevención de la delincuencia debe
ser uno de los objetivos de la Política Criminal, de tal manera que con el positivismo y
el advenimiento del Estado Social se sustentó como fin concreto de la Política Criminal
la prevención de la delincuencia. Con el positivismo italiano, que está en el origen de la
Criminología y constituye un fruto del desarrollo de las Ciencias Naturales en el siglo
XIX, la negación del principio de culpabilidad y de la pena retributiva provocó una
renovación del discurso y de la práctica del Estado en relación con la delincuencia.

Por esto, la Criminología, nacida de este movimiento positivista, 105 impulsó las
investigaciones dirigidas a individualizar, a nivel biológico, psicológico o sociológico, las
causas de la criminalidad y la actividad del Estado, la cual debía estar orientada a
neutralizar los factores criminógenos mediante procesos de tratamiento, reeducación y
resocialización. Si se parte de la idea de que el delincuente y el crimen sólo
constituyen creaciones del sistema penal, ya que el delito no tiene realidad ontológica,
sino que es una creación de la sociedad, puede afirmarse que la Criminología debe
ocuparse del análisis del proceso de criminalización, y que la Política Criminal debía
tratar de delimitar el poder punitivo del Estado y sus efectos severos, caso contrario,
dejaría de ser una Política Criminal preventiva para convertirse decididamente en una
Política Criminal represiva. Al ser la prevención de la delincuencia, el objetivo
fundamental del sistema y del control social en general, viene a constituir el eje de
toda Política Criminal moderna, afirma Zúñiga (2001, p. 39), ya que la cuestión de la
racionalidad de la prevención estará centrada en sus límites, en el respeto a los
parámetros de licitud y en la actuación de los poderes públicos y privados.

Por otra parte, no debe olvidarse que la prevención, sin el contrapeso de sus límites
centrados en el respeto de los derechos fundamentales de las personas, puede

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desembocar en el terrorismo penal; ya que la mera prevención fundada en la


intimidación y la disuasión mediante la amenaza del castigo, configurarían un tipo de
Política Criminal autoritaria y regida por el miedo (Crespo, 1999, pp. 97 y ss.), en
donde la espiral de mayor represión no se detiene y al delito se responde con mayor
castigo, pero éste no desaparece, por lo que esta política organizada a base del miedo
al castigo, de la represión, tiene efecto contraproducente, como sucede con el tráfico
de droga, que en lugar de tener efectos inhibidores en los sujetos, constituye, 106 más
bien, un factor criminógeno, como ha sucedido en la Costa Caribe nicaragüense.

La prevención del delito está ligada a un modelo básico de sociedad. En este modelo
básico moderno de la prevención del delito, los ciudadanos no solamente son
beneficiarios pasivos de las políticas estatales, sino también partícipes activos en este
proceso preventivo, debiendo éste mantener un equilibrio adaptativo, dinámico entre
los derechos del individuo y los intereses de la sociedad.

De ahí que la noción de delito en una sociedad democrática está limitada a ciertas
normas de conducta, particularmente definidas por la ley, que atacan o ponen en
peligro valores fundamentales que son vitales tanto para el individuo como para la
sociedad, tales como la vida, la integridad física y moral y la propiedad.

La prevención, entonces, sugiere evitar futuros resultados indeseables, por lo que esta
idea incluye la legislación, la intervención policial, la instalación y administración de los
sistemas penitenciarios y cárceles, y una gama de actividades dirigidas a la evitación
de delitos futuros.

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B) MARCO PRÁCTICO
1.- UN CASO PENAL JUDICIALIZADO EN DONDE SE DESARROLLE DELITOS EN
AMERICA LATINA.

CASO JORAN VAN DER SLOOT


El 30 de mayo del 2005 fue el último día en que Natalee Holloway , por entonces de
18 años, fue vista con vida en un pub-discoteca de Oranjestad, capital de Aruba, país
del Caribe perteneciente al Reino de los Países Bajos. Natalee, recién graduada de la
escuela secundaria, disfrutaba en la paradisíaca isla de un viaje de promoción con sus
compañeros. Ellos dieron las pistas que condujeron hacia Joran Van der Sloot y los
hermanos Deepak y Satish Kalpoe, residentes locales con quienes estuvo Natalee
aquella fatídica noche. Joran Van der Sloot fue arrestado dos veces por su presunta
implicación en la desaparición de Natalee Holloway y los Kalpoe fueron detenidos
tres veces cada uno. En diciembre del 2007, los tres fueron liberados sin cargo alguno
debido a la falta de pruebas. Tras la infructuosa búsqueda en Aruba la familia Natalee
Holloway siempre criticó a sus investigadores por la falta de progresos, los papás de
Natalee solicitaron la extradición de Joran Van der Sloot. No solo existía la sospecha
del crimen, sino también había cargos por extorsión. En junio del 2010 pidió a la
familia 25 mil dólares para dar información sobre el paradero de la infortunada joven.

CASO JORAN VAN DER SLOOT

Hecho del delito Estrangulamiento


Acción Dolo
Accionante Joran Van Der Sloot Tipicidad
Art. 108 inciso 1 homicidio calificado (ferocidad – lucro) y 188° Robo
Antijuricidad Medios probatorios (video en el casino donde se le ve conversando con su
víctima)
Ferocidad Golpe en la cabeza y estrangulamiento
Culpabilidad Se encuentra culpable al sr. Joran, al haberse reunido todas las pruebas
pertinentes.
Exegesis de la tipicidad
Bien jurídico Vida de Stefany Flores Ramírez
Descripción típica Art. 108 inciso 1 (ferocidad – lucro) y robo
Tipicidad objetiva Sujeto activo Joran Van Der Slot
Sujeto pasivo Stefany Flores Ramírez
Tipicidad subjetiva Dolo
Intercriminis Ideación Al encontrarse sin dinero vio a su víctima para robarle.
Ejecución golpe en la cabeza y estrangulamiento.
Consumación La muerte de Stefany Flores Ramírez
Teoría Clínica (Persona psicótica – mentirosa) y sociológica (Carencias afectivas del
padre y la madre desde la niñez y la muerte temprana del padre).
Corriente Conservadora
Escuela Escuela Positivista

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3.- UN CASO PENAL JUDICIALIZADO EN DONDE SE DESARROLLE DELITOS DE


CRIMINOLOGIA EN EL PERÚ.

CASO PERIODISTA YACTAYO


La ruta del carnicero: lunes 27 de febrero, Wilfredo Zamora sale de su casa en Breña y
se dirige a la cdra. 17 del jirón Aguarico, y bota las herramientas y la ropa de Yactayo.
Hora después se enrumba a Huaura y abandona el dorso y parte del brazo del
periodista. Regresa a su departamento y vuelve a salir a la cuadra 8 de la Riva Agüero
- San Miguel y arroja parte de la pierna. Seguidamente se va a las avenidas Elmer
Faucet y Morales Duárez, donde lanza la cabeza y parte del brazo al río Rímac. Luego
se encamina al “barrio chino”-Centro de Lima y tira en un contenedor de basura parte
de otra pierna. Finalmente se dirige al Puente del Ejército por Caquetá y se deshace de
otras fracciones de las piernas.

CASO PERIODISTA YACTAYO

Hecho del delito: Homicidio Simple


Acción: Dolo Eventual
Accionante: Wilfredo Zamora Carrión
Tipicidad: Art. 106 y 438
Antijuricidad Medios probatorios: (videos del complejo habitacional del homicida,
conversaciones, llamadas y mensajes, usando el chip del periodista desde otro móvil
para hacer creer el periodista esta aún con vida, era un sicario)
Medios probatorios: (interceptaciones telefónicas con amigos del periodista)
Culpabilidad Se encuentra culpable al Sr .Wilfredo Zamora Carrión por todo lo
ocurrido en la antijuricidad.
Punibilidad: Homicidio Simple
Exegesis de la tipicidad
Bien jurídico: La vida de José Feliciano Yactayo Rodríguez
Descripción típica: 108 inciso 1 (lucro ferocidad)
Tipicidad objetiva:
Sujeto activo: Wilfredo Zamora Carrión
Sujeto pasivo: José Feliciano Yactayo Rodríguez
Tipicidad subjetiva: Dolo Eventual
Intercriminis
Ideación: Entro a su departamento con engaños a la victima
Ejecución: Sustancia RIVOTRIL en sobredosis desencadeno la muerte
Consumación: Muerte por Sobredosis ( RIVOTRIL)
Escuela: Escuela positivista (identifica al sujeto activo, pasivo y el delito)
Teoría Clínica y Sociológica: (tiene que ver la subcultura, el mundo del delincuente,
Gigolo)
Corriente: Moderna

Villegas Miranda Jeancarlos Hugo


U.J.C.M – DERECHO 2018 – VI CICLO
UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MAREATEGUI

CONCLUSIONES
Luego del estudio de todo este compendio teórico, se puede observar el como todos y
cada uno de estos autores, desde los inicios del siglo pasado han venido tratando de
interpretar el porqué de la delincuencia.
Desde el punto de vista criminológico, estos temas son totalmente importantes para
distinguir los basamentos teóricos necesarios para llevar a cabo cualquier estudio
o investigación en esta área, permitiendo así la comprensión de todos y cada uno de
los posibles escenarios que se puedan presentar, basados en rangos de edades, con
textos socioeconómicos determinados y hasta de factores geográficos.
Particularmente, el estudio de todas estas teorías en su conjunto permitirá solventar
cualquier vacío hipotético, dejado por el uso o aplicación de una sola teoría.
A modo de reflexión se puede inferir, entonces, que los Códigos Penales que rigen hoy
en nuestros países, son, por una parte, reflejo de nuestra sociedad y de su capacidad
de asimilar las nuevas realidades, y por otra parte, de su voluntad de redefinir sus
instrumentos y modernizar sus instituciones que hagan viable operar los cambios que
deberán estar orientados a procurar la justicia social y garantizar el respeto a la
dignidad humana.

Villegas Miranda Jeancarlos Hugo


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BIBLIOGRAFIA

CARRARA, FRANCHESCO. Programa del curso de Derecho Criminal, tomo I.


Depalma. Buenos Aires, Argentina. 1944.

FERRI, ENRRICO. Los nuevos horizontes del Derecho y del Procedimiento Penal.

Centro Editorial de Gongora. Madrid, España. 1887.

FERRI, ENRRIQUE. Principio de Derecho Criminal. Editorial Reus. Madrid,

España. 1933. JIMENEZ DE ASUA, LUIS. Tratado de Derecho Penal, tomo II. Buenos

Aires. Argentina. 1950.

PEREZ, ALVARO. Curso de Criminología. Editorial Temis. Bogotá, Colombia. 1986.

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