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Artículo publicado originalmente en Libertarianism.org con el título Ancient Greece’s Legacy for Liberty:
The Tragedy of Politics
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el hombre pobre tiene los mismos derechos que el hombre rico. [1]
Cuando el heraldo, a modo de respuesta, se jacta de que su ciudad “es controlada
por un solo hombre, no por el pueblo”, Teseo responde con una defensa a la democracia y
una crítica a la dictadura:
Con leyes escritas, tanto la gente de pocos recursos como los ricos
Una de las ideas políticas mejor conocidas de la tragedia griega se encuentra en la Antígona
de Sófocles, en la cual la protagonista titular, acusada de quebrantar la ley por celebrar los
ritos fúnebres en honor de su hermano, un rebelde asesinado, a pesar de la prohibición del
rey Creón (o Creonte), apela a una ley moral más elevada que anula la ley del estado:
Esta idea de una ley más elevada es una de las que veremos analizadas en mayor detalle
por pensadores como Sócrates y los Estoicos.
El conflicto entre la justicia y la mera autoridad humana es uno de los temas que
Sófocles también aborda en otra de sus obras, Filóctetes. En la leyenda griega, Filóctetes,
miembro de la expedición griega a Troya, fue injustamente abandonado en una isla después
de que sufriera una herida, la cual se infectó y cuyo olor, combinado con sus gritos de
dolor, provocaron gran molestia entre sus camaradas quienes no pudieron aguantarlo.
Cuando los griegos se dieron cuenta que necesitaban su arco mágico para derrotar a los
troyanos, Odiseo navegó de vuelta a la isla para rescatarlo. El astuto Odiseo, se dio cuenta
de que Filóctetes estaba, desde luego, resentido por el trato recibido de parte de sus
antiguos camaradas y que no estaba dispuesto a deshacerse de su arco en forma voluntaria,
según el relato de Sófocles, dio instrucciones al joven Neoptólemo, hijo del difunto
Aquiles, de obtener el arco por engaño. Neoptólemo, de mala gana, aceptó el plan y
ciertamente logró engañar a Filóctetes para que le entregara el arco. Pero más tarde, en un
episodio que puede considerarse una innovación en Sófocles, Neoptólemo sufrió un cargo
de consciencia y decidió devolverle el arco a Filóctetes, desafiando las órdenes de Odiseo:
Así como Antígona presenta de manera favorable el desafío de una mujer ante la doble
superioridad de Creón, quien era a la vez su rey y tío, Filóctetes también presenta de
manera favorable la desobediencia de un soldado ante la orden directa de su comandante en
tiempo de guerra. En ambas obras, la autoridad de un superior es sobrepasada por una
autoridad más elevada: la de la ley moral.
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Referencias:
[1] Euripides, Suppliant Women 404-408; Frank William Jones translation, in David Grene
and Richmond Latimore, eds., Euripides IV (University of Chicago Press, 1958), p. 73.
[3] In Sophocles’ Oedipus at Colonus, written nearly two decades after Euripides’
Suppliant Women, an asylum-seeker arriving in Colonus, a suburb of Athens, asks
whether it is “[r]uled by a king? Or do the people rule?” and receives the
chronologically appropriate answer “The land is governed from Athens by Athens’
king,” namely Theseus again. (Sophocles, Oedipus at Colonus 66-67; Robert
Fitzgerald translation, in David Grene, ed., Sophocles I (University of Chicago Press,
1954), p. 82.) This may be a deliberate “correction” on Sophocles’ part of the passage
in Euripides’ play – just as Euripides in his version of the Electra story (Electra 513-
537) pokes fun at Aeschylus’s previously having Electra implausibly recognize her
long-lost brother Orestes’ footprint and a lock of his hair by their likeness to her own
(Libation Bearers 167-230).
[4] Sophocles, Antigone 447-456; Elizabeth Wyckoff translation, in David Grene, ed.,
Sophocles I (University of Chicago Press, 1954), pp. 173-174.
[5] Sophocles, Philoctetes 1224-1252; David Grene translation, in Richmond Lattimore and
David Grene, eds., Sophocles II (University of Chicago Press, 1957), pp. 242-244.