Mi testimonio

Mi llegada a Cambridge fue un shock cultural, dado que es una ciudad envuelta en tanta historia reconocida a nivel mundial. Durante toda la estancia me llamó
la atención no solo por su inmenso patrimonio cultural e histórico sino también por la alta calidad de su educación
superior.

Cuando se camina por Cambridge uno tiene cierta sensación de estar en un tipo de cuento o realidad alterna donde
todo está perfectamente cuidado. Todos los edificios son de la misma altura y con una estructura particular, el grass
se recorta cada día y los estudiantes van de un sitio a otro con sus y por medio de sus bicicletas; pareciera que todo
conspirara para la reflexión sin alguna distracción.

El campus se extiende a lo largo y ancho de toda la ciudad. Se puede llegar a cualquier sitio andando y por el camino
ver la ventana de la habitación de Charles Darwin (en el Christ's College), la habitación donde estuvo el pionero de la
Universidad de Harvard (en el Emmanuel College), el bar donde se difundió por primera vez el descubrimiento de la
estructura molecular del ADN (The Eagle) y no es raro transitar por el centro de investigación donde estuvo Stephen
Hawking. Es como si el peso de la historia presionara a los alumnos a querer parecerse por lo menos a todos los genios
que han pasado por Cambridge, que es un reto de escala titánica, ya que de ahí han salido 96 premios Nobel.

Poder recorrer las instalaciones de la Universidad de Cambridge, y de manera especial, el Laboratorio de Cavendish,
me aclaraba el sistema de su educación. Nos comentaba Hugo Lepage, supervisor en la Universidad de Cambridge,
que se le exige al estudiante su presencia en la universidad mientras dure el curso, sin embargo, gran parte del trabajo
académico se realiza durante las vacaciones. Además, los alumnos suelen estudiar bajo la supervisión de profesores que pertenecen a las facultades relacionadas
donde se mantiene una relación estrecha con los reducidos grupos de estudiantes que se encuentran a su cargo, al mismo tiempo que les ayudan a preparar
los exámenes universitarios. Tras nueve trimestres o tres años de residencia, y una vez finalizados y aprobados los exámenes, se concede el título de Licenciado.
Adicionalmente, mi percepción sobre la rigurosidad y efectividad de su educación superior se vio reflejada en un párrafo del diario El País: “El 99% de los alumnos
de Cambridge se gradúa, de ellos el 91% encuentra trabajo en los seis meses posteriores a la graduación. A la alta tasa de inserción laboral se suma el prestigio
que le otorgan algunos de sus ex pupilos”

En síntesis, ha sido una experiencia muy enriquecedora a nivel personal y social, el poder converger en esta cultura me permitió ver el mundo de una manera
más amplia donde no importa el país de procedencia sino las ganas de impactar el mundo para lograr resultados satisfactorios. Es así que este curso de corta
estancia me ha permitido entender el funcionamiento del sistema europeo: su política, sus mecanismos y reflexionar sobre los problemas relacionados con
cotidianidad. Decidido y motivado, desearía utilizar esta experiencia y mis competencias para participar activamente al desarrollo integral de mi localidad y por
qué no, de mi país.

Luiggy Reynaldo Espinoza Angulo