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Arqueología Histórica en América del Sur; Los desafíos del siglo XXI ........... 5
Pedro Paulo Funari y Andrés Zarankin
Arqueología de una villa operaria del siglo XIX en San Pablo ...................... 91
Cláudia Plens
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ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA EN AMÉRICA DEL SUR; LOS DESAFÍOS DEL SIGLO XXI
regiones (consideradas centrales desde los modelos hegemónicos), termina por oscurecer
y distorsionar interpretaciones sobre culturas y grupos diferentes (como pueden ser las
sociedades latinoamericanas). Así surgen cuestiones que actualmente están siendo
debatidas, como por ejemplo si es posible y adecuado hablar de grupos burgueses –
según su definición tradicional- en Latinoamérica con anterioridad al siglo XX?, o por
otra parte cuán valido es tomar como parámetros para hablar del mundo moderno lo
que está sucediendo en los centros de expansión?, será que no existen otras formas de
modernidad que no sean las definidas desde los sistemas centrales? Todas estas
preguntas merecen que sea generado un espacio de discusión que nos ayude a reflexionar
sobre aquellas particularidades que hacen a la historia de nuestras sociedades
latinoamericanas y vuelven necesario construir una Arqueología Histórica de
Sudamérica, o mejor aun de «Latinoamérica».
Este libro es resultado del Simposio «Arqueología Histórica en América del Sur; los
desafíos del siglo XXI», realizado en el marco de la III Reunión Internacional de Teoría
Arqueológica en América del Sur (Septiembre de 2002, Universidad de los Andes,
Bogota). Los distintos artículos que lo componen buscan discutir desde diversos enfoques
y posiciones, que van desde reflexiones teóricas a análisis de casos de estudio, los
múltiples desafíos y asignaturas pendientes a los que debe enfrentarse la Arqueología
Histórica en esta región del mundo.
LOS ARTÍCULOS
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Pedro Paulo Funari y Andrés Zarankin
aquí presentados buscan entender esta dinámica perversa, cuyos resultados son palpables
en nuestra cotidianeidad (exclusión, pobreza, hambre, injusticia, entre otros).
Por otra parte, si bien los artículos se encuentran ligados por la búsqueda de una
Arqueología Histórica Latinoamericana, son claramente heterogéneos en cuanto al
enfoque del problema y en su ubicación espacio-temporal (por ejemplo emplean marcos
procesuales o posprocesuales, trabajan en países como Colombia, Brasil o Argentina y
con un rango temporal variable (siglos XVII, XVIII, XIX y XX). Concluimos entonces
que probablemente una de las características de la arqueología histórica en la región
sea su pluralidad, su amplitud y su flexibilidad para combinar diferentes visiones (incluso
de ideas consideradas por muchos como opuestas e irreconciliables).
El libro esta compuesto por 7 artículos y una introducción, siendo 3 producidos por
arqueólogos brasileños, 2 por colegas de Colombia y otros 2 por investigadores argentinos:
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ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA EN AMÉRICA DEL SUR; LOS DESAFÍOS DEL SIGLO XXI
Por ultimo, Andrés Zarankin enfatiza que el principal desafío de los arqueólogos
históricos en el inicio del siglo XXI es la necesidad de construir una Arqueología Histórica
Latinoamericana con identidad propia. Para fundamentar su idea efectúa una análisis
general sobre las consecuencias de la adopción de teorías y arqueologías generadas en
el mundo anglosajón, concluyendo que estas influyen directamente en las concepciones
de pasado que construimos como «científicos», las que terminan validando sistemas de
poder asimétricos –funcionales al orden mundial vigente.
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Pedro Paulo Funari y Andrés Zarankin
AGRADECIMIENTOS
Quisiéramos agradecer muy especialmente a los organizadores de la «III Reunión
Internacional de Teoría Arqueológica en Suramérica», Carl Langebaek, Cristóbal
Gnecco y Lina Saldarriaga, por permitirnos organizar este simposio. También a los
participantes del simposio «Arqueología histórica en América del Sur: los desafíos
del siglo XIX», quienes contribuyeron a generar una fructífera discusión sobre el futuro
y el potencial de una arqueología histórica latinoamericana.
Gracias a Melisa Salerno por su colaboración en la revisión de las versiones en
español. También a las diferentes instituciones que nos apoyan FAPESP, UNICAMP
y CONICET.
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CONFLICTO E INTERPRETACIÓN EN PALMARES
En los últimos años, los arqueólogos históricos nos hemos interesado en explorar
cómo usar la cultura material para estudiar los conflictos y las luchas. Este tema parece
cada vez más actual e importante, sobre todo en esta reunión realizada en Colombia, en
el centro mismo de una serie de conflictos sociales que afectan a todo el mundo y, muy
especialmente, a América Latina. Los arqueólogos también nos hemos interesado en
las formas en que la interpretación del pasado es influenciada por las percepciones
modernas. Ambas preocupaciones son centrales en muchos capítulos del libro que
coedite con dos colegas en Routledge, Historical Archaeology, Back from the edge
(Funari, Hall, Jones 1999). Los conflictos en el pasado y en las interpretaciones se han
convertido en una cuestión de interés creciente en la disciplina.
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CONFLICTO E INTERPRETACIÓN EN PALMARES
durante el siglo XVII. Además, me interesa analizar las diferentes maneras en que el
pasado fue construido. La Arqueología puede ser una herramienta poderosa para
descubrir las historias subalternas (Franklin 1997: 800) y para dar poder a la gente. Las
luchas sobre la interpretación del cimarrón son un ejemplo de la importancia que puede
tener la Arqueología para la sociedad en general.
Para intentar describir e interpretar lo que pasó en las culturas del pasado, es útil
incorporar textos y artefactos (McKay 1976: 95; Ober 1995: 111; Orser 1987: 131).
Los documentos escritos y los datos arqueológicos pueden ser considerados como
interdependientes, complementarios y contradictorios al mismo tiempo (Little 1992: 4).
Una aproximación multidisciplinar es necesaria para sumar el análisis textual a los
aportes de la Sociología y la Antropología, entre otros (Small 1995: 15).
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Pedro Paulo A. Funari
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CONFLICTO E INTERPRETACIÓN EN PALMARES
En la década de 1980, «Palmares» (quilombo donde vivia el rey Zumbi), fue declarado
patrimonio nacional. Posteriormente, en la decada de 1990, un equipo brasileño/
norteamericano y con participación británica, desarrolló una serie de trabajos
arqueológicos en el lugar. Las tareas estuvieron comandadas por Charles Orser y Pedro
Paulo Funari, contando con aportes, de Michael Rowlands.
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Pedro Paulo A. Funari
Ibérica desde la Reconquista. Pudieron haber sido hechos en la costa del Brasil o en
Europa, pero siempre para un uso popular. La cerámica mestiza, de Palmares, está
trabajada en torno y cocida en un horno a baja temperatura. Los recipientes son pequeños
y de poca profundidad. No había cerámica tupinambá, ovimbundu o ‘africana’, sino
cerámica de Palmares.
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CONFLICTO E INTERPRETACIÓN EN PALMARES
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sobre sus territorios de la Patagonia austral. Para esto, los Ministros de la Corte de
Carlos III diseñaron un plan de poblamiento que consistió en el establecimiento de
enclaves en distintos puntos del litoral del Atlántico sur. Este plan no fue un hecho
aislado y de alcance local, sino que formó parte de una política continental de la Corte
que puso su atención en diversos puntos americanos que consideraba en riesgo de
ocupaciones francesas o principalmente inglesas (Ramos 1984: 503).
El plan representó una novedad en la política indiana, debido a los métodos empleados
que consistieron en la recluta de personas en España para poblar las nuevas colonias.
Los interesados debían celebrar un contrato con la Corona quien les ofrecía tierras,
semillas, útiles para las labores agrícolas, alimentación y habitación en Patagonia. En
contrapartida, estos individuos quedaban «sujetos a destino» es decir, se comprometían
a no abandonar los enclaves sin autorización. Así, en el marco de este plan de poblamiento
entre 1778 y 1784 la Corona trasladó alrededor de 1900 personas desde La Coruña a
Montevideo (Apolant 1970). Una vez en el Río de la Plata, el Virrey decidía a qué
establecimiento patagónico serían destinados. Durante ese lapso se fundaron Nuestra
Señora del Carmen en Río Negro, su subsidiario el Fuerte San José y la Nueva Colonia
y Fuerte de Floridablanca en San Julián.
30
María Ximena Senatore
Debemos tener en cuenta que en España, los principales impulsores de las ideas
ilustradas fueron Carlos III y sus ministros quienes implementaron un programa de
reformas que tuvieron la intención de revertir «el contraste entre la opulencia de unos
pocos y la vida miserable de un gran número de los desocupados» (Palacio Atard 1964:
18-19). Se sostenía que la felicidad de los súbditos del Rey era posible combatiendo las
injustas desigualdades mediante el «enriquecimiento del país por el trabajo de todos
sus hijos, por la explotación racional de una tierra mal repartida y mal cultivada hasta
ahora, y por la supresión de los abusos y de la desigualdad social» (Sarrailh 1992: 573).
Se afirmaba la supremacía de la agricultura y se le confería a la tierra un valor primordial
(Sarailh 1992: 546). Los mayores representantes de la Ilustración española ponderaron
la virtud de las poblaciones rurales asumiendo a la agricultura no sólo como fuente de
prosperidad general, sino también como fuente de la riqueza individual y de la renta
pública. Se decía que «sólo puede ser rico el erario cuando lo fueren los agentes de
cultivo» (Sarailh 1992: 547). La política agraria era muy importante en una sociedad en
que las tareas agrícolas eran la ocupación directa del 70% de la población.
Por otra parte, dentro del cuerpo discontinuo de los discursos ilustrados en el escenario
español, destacamos el ideal de «Igualdad» que constituye la base a partir de la cual se
cuestionan «las injustas desigualdades». En nombre del principio de la Igualdad los
ilustrados se interrogan acerca de la legitimidad de los privilegios (Sarrailh 1992: 519).
En efecto, una de las mayores preocupaciones expresadas en los escritos de la época
fue «cómo superar el contraste entre la igualdad de los hombres, exigida por la naturaleza,
y las diferencias reales que observan en la sociedad» (Mestre 1993: 45). De esto se
desprende la búsqueda de soluciones a problemas estructurales de la sociedad española
que se relacionan con los privilegios y las formas de propiedad de la tierra.
31
DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
Pero más allá de las reformas impulsadas por los ilustrados, la sociedad española
del siglo XVIII seguía siendo una sociedad estamental. El sistema de estratificación
feudal recibido de la edad media se mantuvo sin grandes cambios durante la edad
moderna. O mejor dicho, la sociedad se representaba a sí misma (o por medio de
aquellos que asumían esa labor) como una sociedad estamental, manteniendo vigente
esa construcción ideológica según la cual la sociedad se estructuraba en tres órdenes
básicamente constituidos por el clero, la nobleza y el campesinado (Marcos Martín
2000). Cada estamento tenía asignado una función y su cumplimiento garantizaba la
vida de todo el cuerpo social, cuya cabeza era el monarca.
Ahora bien, para pensar la sociedad de las colonias en Patagonia debemos tener en
cuenta que muchos de los proyectos ilustrados, que implicaron la administración de los
espacios y de las poblaciones, impusieron una profunda reorganización de los sistemas
de percepción y ordenamiento del mundo social (Chartier 1995: 30). Así, los orígenes
culturales de los cambios sociales del siglo XVIII, no residen en la supuesta armonía
que une los actos y la ideología que los rige, sino en las discordancias que existen entre
los discursos, que representando al mundo social, proponen su reorganización y las
prácticas que inventan en su ejecución nuevas distribuciones y divisiones.(Chartier 1995:
30). Por esta razón, siguiendo la idea de Marcos Martín (2000) nos interesamos en ver
cómo la sociedad se representa a sí misma en el Proyecto Patagónico. Utilizando sus
propias palabras, nos interesa conocer cuáles son «los esquemas ideológicos presentes
en y producidos por aquella sociedad para justificar una determinada estructuración
social y ofrecer una visión de la misma sesgada en origen». En este trabajo centramos
nuestra atención en el análisis de la forma en las que se representa a la sociedad de las
colonias patagónicas en los discursos oficiales. Abordamos entonces cómo se definen
las categorías sociales que estructuran la sociedad de Floridablanca desde los documentos
resultantes de su administración.
32
María Ximena Senatore
UN PLANTEO TEÓRICO-METODOLÓGICO
Sabemos que sin identidad social no hay sociedad (Jenkins 1996: 6). Los procesos
de construcción de la identidad social (Jones 2000, Meskell 2001) se definen como las
formas en la que los individuos y grupos son distinguidos en sus relaciones sociales de
otros individuos y otros grupos1. Similitud y diferencia son los principios dinámicos de la
identidad y el establecimiento y significación de las relaciones de similitud y diferencia
son el corazón de la vida social. En otras palabras, la identidad social es el entendimiento
de quienes somos y quiénes son los otros, y recíprocamente, el entendimiento de los
otros acerca de quienes son ellos mismos y los otros (que nos incluye). Las dimensiones
1 De acuerdo a Jones (2000) hay dos posiciones teóricas frente al proceso de construcción social de la
identidad cultural, la primera ligada al esencialismo, establece estereotipos, la segunda entiende a la identidad
dentro de la esfera de la percepción. Esta es la postura sostenida por Meskell (2001) en la cual la identidad
puede ser entendida como un proceso que posee dos niveles de operación simultáneos: uno social y uno
individual. El primero está ligado a las identidades definidas por asociaciones formales y el segundo a las
experiencias personales y la subjetividad del individuo.
33
DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
de la identidad cultural más estudiadas para comprender los ejes de diferenciación que
estructuran a la sociedad moderna en contextos coloniales son el género (Gilchrist
1994, 1999), la edad (Sofaer Derevenski 1994, 1997), la etnicidad (Jones 2000) y el
status social (Johnson 1999, Hall 2000), y sus articulaciones (Yentsch y Beaudry 2001,
Hall 1992, 1999, Delle et al. 2000, entre otros).
34
María Ximena Senatore
Existe una relación directa entre las prácticas sociales y la organización del mundo
ya sea material como escrito. En el proceso de estructuración social la cultura material
y sus representaciones cumplen un rol activo y variable. No reflejan a la sociedad sino
que pueden construir, mantener, controlar y transformar las relaciones sociales.
Esto es posible partiendo de la premisa que «la cultura material es activa y sus
significados son utilizados por los actores sociales, ya sea para mantener la estabilidad,
como para producir cambios en las normas y reglas que gobiernan las relaciones sociales»
(Johnson 1996: 6). El mundo material es un poderoso sistema de significación (Barrett
1988: 9), sin embargo los significados de la cultura material no son fijos, sino específicos
a un tiempo y lugar. Asimismo los registros escritos cumplien un rol particular en la
estructuración de las sociedades. Un punto crucial en el estudio de los documentos es
reconocer los roles diversos que la escritura puede jugar en la representación y
comunicación en una sociedad (Funari et al. 1999). Entendemos que la documentación
es un agente de transformación, muchas veces asociado a la centralización y el poder.
Los registros escritos son utilizados por las instituciones dominantes para organizar su
propio entendimiento de la vida social. Los documentos son representaciones de una
realidad que a su vez contribuyen a reproducir. Esto surge de asumir que los documentos
son instrumentos de la administración, y por lo tanto de un orden. Por esta razón, las
estructuras de los documentos pueden ser entendidos como discursos sobre un
determinado orden social (Morris 1997). Organizan, clasifican, establecen jerarquías, y
diferenciaciones y ordenan el mundo que representan.
35
DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
La relevancia de este tema para nuestro caso de análisis reside en que los
asentamientos patagónicos fueron construidos a partir de una tabula rasa, es decir
que no existían edificaciones coloniales previas en los lugares de emplazamiento. De
esta manera, entendemos al espacio construido desde un punto de vista dual, tanto
como marco de referencia inicial, creando un orden y determinando el desarrollo de las
prácticas cotidianas de los colonos, y a la vez que como representación de las ideas
subyacentes al plan de poblamiento. Desde un punto de vista metodológico, consideramos
que puede haber un paralelismo entre el tratamiento del espacio construido de la colonia
y la documentación escrita, porque ambas construyen y le dan una organización material
a la sociedad que representan.
Como una vía de estudio de la sociedad de San Julián entendemos que los documentos
pueden ser utilizados de diferentes maneras, no sólo como fuentes de información
priorizando su contenido, sino también prestando atención a su estructura (Johnson
1996: 97), de esta manera, las estructuras de los documentos pueden ser entendidos
como discursos sobre un determinado orden social. Esto surge de asumir a los
documentos como instrumentos de la administración, y por lo tanto de un orden, que a
la vez reproducen. De esta manera, las listas de la población de San Julián están
expresando cómo la sociedad se representa a sí misma y por lo tanto representan un
tipo de orden social. A continuación se presenta el resultado del análisis de la estructura
de los listados disponibles.
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María Ximena Senatore
Los listados mencionan los apellidos y nombres de las personas que componen la
colonia. Estos podrían estar ordenados de acuerdo a diversos criterios, por ejemplo
orden alfabético, sexo, edad, oficio, entre otros. Aquí nos interesa tratar cuáles son los
mecanismos que estructuran la sociedad, por lo tanto analizamos cómo se plantea la
diferenciación entre grupos e individuos, considerando las formas recurrentes de
agrupamiento y jerarquización.
• Funcionarios·
• Tropa (Infantería-Artillería)
• Maestranza (por oficios)
• Pobladores (por familias)
• Presidiarios
• Tripulaciones
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DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
LA FAMILIA TIPO
Pobladores
Santiago Morán
Lorenza Aparicio su mujer
Maria hija
Francisco Verde
Rosa Miguel su mujer
Manuel hijos
Toribio
Andres
Maria
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María Ximena Senatore
decir que aquí se incorpora una nueva distinción equivalente a la idea de «niño»2. Los
«agregados» siempre van al final de la familia, no importa la edad. Luego de la
enumeración de los grupos familiares, se presentan los nombres y apellidos de los
pobladores solteros, hemos hallado dentro de esta categoría a los hombres que por
muerte de su mujer y/o hijos ya no queda a la cabeza de su familia3.
Desde nuestra perspectiva entendemos que las estructuras de los listados hablan
acerca de un orden social, son representaciones de los discursos sobre la sociedad y
expresan esquemas de diferenciación y jerarquización entre y dentro de los grupos. De
acuerdo a la lógica de ordenamiento, entendemos que la categoría de los Pobladores se
diferencia del resto, es posible que esto haya funcionado como un eje de diferenciación
en la estructuración social. Nuestro interés se orienta a evaluar los mecanismos a partir
de los cuales estas diferencias se crean y reproducen, definiendo agrupamientos y
2 La definición de esta categoría de párvulo puede ser relacionada con la diferenciación que se hace en el
reparto de las raciones de alimentos, en la que a los menores de 6 años se les asigna media ración.
3 Un ordenamiento idéntico es identificado en los listados de el otro establecimiento patagónico denominado
Nuestra Señora del Carmen de Río Negro que funcionó contemporáneamente a Floridablanca. Ver AGN IX
16-4-1 «Padrón individual de los pobladores que existen en este destino con expresión de las edades que
tienen sus hijos», Río Negro, 1-X- 1784.
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4 Archivo General de Indias MyP Buenos Aires, 138. «Plano que manifiesta la Nueva Población y Fuerte
nombrado Florida Blanca en 28 de enero de 1781»
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María Ximena Senatore
El documento presenta un fuerte de claro diseño militar con bastiones en sus vértices
y una plaza en el centro (Figura 2). Analizamos la organización del interior del fuerte
prestando atención a los espacios de habitación que son asignados a la población de la
colonia. Así como identificamos un ordenamiento en la estructura de los listados, nos
interesa evaluar si las pautas de jerarquización, y diferenciación están representadas
en esta dimensión material.
Observamos que cada una de las categorías sociales identificadas en las listas
encuentran su representación material dentro del Fuerte (Figura 3). A cada categoría
se asigna un espacio diferenciado, es decir que estos grupos no se mezclan. La mitad
de los cuarteles estaba destinada a alojar a las familias pobladoras mientras que la otra
mitad cumplía mayoritariamente la función de habitación de el resto de la población
(Funcionarios, Tropa, Maestranza y Presidiarios). Los cuarteles laterales destinados a
los labradores españoles expresan una marcada homogeneidad siendo cada habitación
similar en sus formas y dimensiones, en contraste a los cuarteles correspondientes a la
entrada y su opuesto con mayor heterogeneidad funcional y social.
Figura 2. Detalle del Plano Histórico de «La Nueva Colonia y Fuerte de Floridablanca» (1781).
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DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
En el plano del Fuerte, el lugar para los pobladores ocupa la mitad del espacio
disponible, las dos alas laterales. Está organizado de forma diferenciada y segmentada
en unidades idénticas en forma y tamaño. La privacidad se entiende definida en el nivel
de la familia. Interpretamos que esta segmentación representa a la unidad familiar. Es
decir que las familias se representan como unidades iguales.
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María Ximena Senatore
Pobladores se separa del resto por presentar una lógica de ordenamiento distinta. Es
posible que esta separación haya funcionado como un eje de diferenciación en la
estructuración social de Floridablanca.
Las obras de ampliación del poblado, estuvieron financiadas por la Corona, dirigidas
por sus funcionarios en San Julián y llevadas a cabo por el personal de maestranza
contratado para ese fin. Durante 1781 se construyó el hospital, la herrería y panadería
y nueve casas para las familias de pobladores. A partir de ese momento el espacio de
habitación de todas las familias españolas estuvo fuera del fuerte. Dos años más tarde
se inicia la edificación de una segunda serie de casas para los pobladores enfrente de la
anterior cerrando uno de los laterales de la plaza central.
Una vez que la primera etapa de ampliación del poblado estuvo terminada se enviaron
informes al Río de la Plata en los que se describían el estado de avance de las obras, las
características de los edificios construidos y los planes futuros. Se hacen especificaciones
sobre la función de cada edificio, y en algunos casos se mencionaban las dimensiones
y los materiales utilizados. Pero el aspecto que nos interesa destacar en este trabajo, es
que al único grupo al que la Corona le construye una espacio de habitación fuera del
fuerte es a las familias pobladoras. Cabe mencionar que se tenía previsto continuar con
las obras del poblado edificando una tercera serie de casas cerrando la plaza central
frente al fuerte, pero no se llevó a cabo a causa del abandono de la colonia.
Las casas de los Pobladores fueron construidas en forma de alas laterales paralelas,
conservando la forma y función de los cuarteles laterales del fuerte. Un punto importante
a destacar es que la homogeneidad en los espacios de habitación de este grupo se
mantuvo, así como la regularidad y simetría en las formas de acceso al área central.
De las descripciones históricas puede inferirse que las casas asignadas a las familias
fueron idénticas en diseño y dimensiones, tenían aproximadamente 30m2 aunque sobre
la organización interna no tenemos mucha precisión. Algunos documentos mencionan
que las casas se conforman por una cocina, un cuarto y un corral. Es decir que puede
haberse diseñado una vivienda tipo, en la que se delimitan ambientes destinados a
dormir, cocinar y almacenar para cada grupo familiar. De acuerdo a las descripciones
halladas, interpretamos que el espacio privado se estableció en el nivel de la unidad
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DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
doméstica, dado que las divisiones internas de las casas mencionadas como «deseables»
o «necesarias» no sugieren espacios diferenciados para los distintos integrantes de la
familia.
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María Ximena Senatore
Es interesante destacar el contraste entre las casas construidas para las familias
de pobladores y el resto de los grupos presentes en Floridablanca. En principio se
observan condiciones diferenciales de habitación de las familias que involucran distinto
grado de privacidad y libertad para la organización de su vida cotidiana. En segundo
lugar notamos que las casas fueron edificadas con materiales «perdurables» como
adobes y techado de tejas lo que implicó una gran inversión para la Corona en tiempo
de trabajo, hombres empleados y recursos. Esto puede representar la proyección de
permanencia en el asentamiento de este grupo de familias que estaban «sujetas a destino»
al firmar el contrato con la Corona. Esto contrasta con las condiciones de habitación
dentro del fuerte principalmente de madera donde vivió el resto de la población que
estaba conformada por hombres solos cuya permanencia en el asentamiento era
temporaria. Es interesante mencionar que dentro de este grupo de hombres solos estaban
los Funcionarios de la Corona que ostentaban el poder político, y los altos cargos militares,
el personal de Maestranza que percibía salarios altos, y los Presidiarios que era el
sector más marginal de la población.
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DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
A modo de síntesis mencionamos los puntos que nos parecen relevantes a la luz de
los discursos ilustrados y que contribuyen a entender aspectos de la construcción material
de las relaciones sociales. Los análisis efectuados sugieren que el eje de diferenciación
entre las familias y el resto de la población puede haber estructurado la sociedad de
Floridablanca.
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María Ximena Senatore
PALABRAS FINALES
En este trabajo buscamos entender los mecanismos mediante los cuales una realidad
social específica es construida, explorando la relación entre la creación de determinadas
condiciones materiales y la estructuración de relaciones sociales. Para esto prestamos
atención a cómo formas dominantes de significado son producidas o mantenidas, es
decir cómo los discursos ilustrados estructuran la sociedad de los poblados patagónicos.
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DISCURSOS ILUSTRADOS Y SOCIEDAD MODERNA EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE PATAGONIA
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María Ximena Senatore
AGRADECIMIENTOS
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ENTRE ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA E HISTORIA AMBIENTAL:
RESIGNIFICANDO EL PAISAJE VOLCÁNICO Y LAS
REOCUPACIONES CULTURALES EN LA REGIÓN CAFETERA DE LA
CORDILLERA CENTRAL COLOMBIANA.
Nuestra reflexión se inicia sentados en una banca de una Catedral sui generis.
Con los ojos cerrados, invitamos a imaginar las curvaturas de esbeltas guaduas1
apuntando hacia el cielo. Pues bien, la «modesta» guadua fue usada como materia
prima en el año 2001 para construir provisionalmente una Catedral alterna y transitoria
de la ciudad de Pereira (Colombia). El arquitecto Simón Vélez logró diseñar y plasmar
una obra de arte; una «hermosa estructura aérea y líquida» como planteara un reconocido
columnista nacional. Enhorabuena, en pleno siglo XXI, se retomaron materiales
tradicionales y lenguajes estéticos locales, elementos en los que la perennidad no era lo
esencial, pero que permitieron probar modelos y alternativas propias; opciones que han
pretendido construir una mirada más «auténtica» de nuestra realidad. Esta «otra»
percepción, -diferente a la de una pétrea y monumental Catedral»-, hubiese sido
impensable décadas atrás, en nuestro medio. Este caso corrobora los cambios en las
percepciones en aspectos de la cultura material y su significado; esto explica como, la
popular y menospreciada pero abundante guadua, acabó penetrando en tiempos
modernos, los espacios de élite y ahora incluso los espacios sagrados.
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ENTRE ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA E HISTORIA AMBIENTAL
Figura 1. Mapa regional donde se detallar las distancias entre Pereira y cartago
en tiempos actuales
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Carlos Eduardo López Castaño • Martha Cecilia Cano Echeverri
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ENTRE ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA E HISTORIA AMBIENTAL
Además del papel que debía jugar el aporte de la arqueología histórica, y en general
toda la aproximación a partir de documentos, se dio también importancia a considerar
las perspectivas de la historia ambiental y ecología histórica, teniendo en cuenta las
particularidades del entorno. Era de significativa importancia considerar la vulnerabilidad
de los sistemas naturales regionales, además de las consecuencias positivas y negativas
de los impactos culturales. Se debe reiterar que el origen de esta investigación estuvo
motivado por los efectos de un movimiento sísmico de proporciones, que fue tan solo
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Carlos Eduardo López Castaño • Martha Cecilia Cano Echeverri
Para explicar la historia de la ciudad de Pereira, ha sido común dar todo el peso de
los orígenes de los actuales pobladores, al resultado del proceso de la llamada
colonización antioqueña (la cual se desarrolló hacia la segunda mitad de Siglo XIX
en el centro-occidente colombiano). Esta dinámica de poblamiento, liderada por
campesinos venidos de las montañas antioqueñas3, se ha vinculado además con una
mirada progresista relacionada a los procesos capitalistas de la expansión del mercado
cafetero. Esta «cultura del café» ha tenido una imagen y eco mundial; sus ingresos
sostuvieron no solamente la economía regional, sino también constituyeron por décadas
buena parte de la riqueza comercial del país (Bejarano 1996, Parsons 1979). No obstante,
este modelo económico está hoy en una fuerte crisis4.
2 Los aportes desde la ecología histórica han permitido considerar una perspectiva de larga duración, por una
parte desde la llegada primigenia y temprana intervención humana de áreas determinadas, así como
secuencialmente, identificando algunos eventos o factores naturales como marcadores, hasta llegar a la
relación actual de percepciones y usos del paisaje, estos a su vez condicionados por las ideologías, praxis y
tecnologías contemporáneas (Flórez 2001, García Montiel 2002).
3 Antioquia y Cauca son territorios que se han denominado históricamente como Estados o Departamentos.
Ambos se ubican en la zona Andina colombiana. En el centro-occidente colombiano se consolidó por más
de un siglo una región cultural denominada «Eje Cafetero». En general se han proyectado los valores
antioqueños. No es de extrañar que en el marco del modelo económico dominante, se tienda a fortalecer la
imagen del «paisa» (antioqueño), como comerciante exitoso, liberal en lo económico y conservador en lo
ético-religioso, e incluso con unas características fuertemente relacionadas con la «raza blanca» y la gesta
masculina de la colonización (Therrien 1999).
4 Por otra parte, son muchas las implicaciones ambientales consecuencia de los cultivos de esta planta
foránea, principalmente al talar los bosques y generar extensos monocultivos.
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ENTRE ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA E HISTORIA AMBIENTAL
Por otra parte, en todos los primeros escritos, los Cronistas españoles y los
historiadores del siglo XX, recordaron la presencia en la región de grupos aborígenes,
organizados socio-políticamente en distintos cacicazgos, que ocupaban hacia el siglo
XVI de manera dispersa la cuenca media del río Cauca y vertientes cordilleranas
(Duque et al. 1963). Desafortunadamente, por más de un siglo, el nombre de
Quimbayas, tomado de las crónicas, ha sido abusivamente extendido a todas las
evidencias aborígenes que se encuentran en la región6. Es así como, considerando los
elementos que brinda la arqueología podemos comprender que la mirada de lo llamado
quimbaya –o grupos vistos por los europeos- no cubre ni agota la complejidad de los
procesos de poblamiento aborigen. Este imaginario del omnipresente Quimbaya, se
aclara al reconocer la existencia de grupos que vivieron más de mil años atrás, utilizando
técnicas orfebres y alfareras de mayor complejidad.
5 En este orden de ideas, el monumento vivo de la Catedral en ladrillo de Nuestra Señora de la pobreza de
Pereira, puede ser visto como parte integral de este proceso ligada al desarrollo de ciudades de fundación
reciente-por ejemplo Pereira fue fundada oficialmente en 1863-, enmarcadas en el proyecto modernizador
de comienzos del siglo XX y sostenidos por los flujos económicos del intercambio cafetero internacional.
6 El apelativo de cultura Quimbaya se ha utilizado como un imaginario permanente, en particular desde finales
del siglo XIX cuando se quiso considerar como «civilizaciones» a nuestras culturas americanas más destacadas
por sus producciones materiales y monumentalidad. En particular para esta región siempre se enfatizó la
calidad técnica y estilística del trabajo orfebre. Vale la pena también mencionar que incluso una de las
motivaciones de los procesos de colonización decimonónica estuvieron vinculadas a actividades intensivas
de guaquería, cuyos productos llegaron también a tener dispersión mundial.
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Carlos Eduardo López Castaño • Martha Cecilia Cano Echeverri
7 La utilización de documentos escritos en arqueología histórica es según South (1977:1) «Those studies using
both archaeological and historical data have come to be called «historical archaeology». This term refers
to the data base, not a different kind of archaeology from any other».
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ENTRE ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA E HISTORIA AMBIENTAL
ACTIVACIONES PATRIMONIALES
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Carlos Eduardo López Castaño • Martha Cecilia Cano Echeverri
En ese sentido, es posible cuestionar las visiones hegemónicas que han predominado
sobre el patrimonio. Está por ejemplo el interesante caso de la estructura en madera
que sostiene el techo de la Catedral. Este notable armazón estaba cubierto por un cielo
raso con pinturas, el cual fue retirado a partir de las obras de reconstrucción. El des-
cubrimiento de esta estructura fue un reconocimiento de las opciones exitosas
tradicionales de una arquitectura que permitió sobrevivir en pie a la Catedral durante
varios temblores. Allí reconocemos que elementos antes poco o nada valorados -o que
no fueron importantes de mostrar en otras épocas-, ahora son dignos de admiración en
términos tecnológico, estructurales, o estéticos ligados al arte de la madera, etc. Incluso
se acuñó el término de «arquitectura temblorera» (Robledo y Prieto 2002). Hoy día
cobra una importancia inusitada en la nueva visión de la Catedral de futuro que se
tiene. En este futuro de la ciudad, vuelven a tomar fuerza elementos o percepciones de
la naturaleza, en este caso representado en la madera como materia prima especial. En
contraste, la hegemonía de la visión religiosa de la iglesia, de los\ ángeles, de lo blanco,
de las pinturas, empieza a cambiarse un poco por nuevas percepciones, como pueden
ser las de lo natural, de lo rollizo, del ladrillo a la vista, etc10.
10 También desde el acercamiento ambientalista, podríamos preguntarnos cuánta madera se usó, de dónde salió,
y de cuantos bosque se acabaron para hacer ese armazón tan especial que logró el arquitecto Ochoa hacia la
década de los 20 de siglo pasado.
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ENTRE ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA E HISTORIA AMBIENTAL
monumento, sino de otros aspectos intangibles a los que les empezamos a dar un valor;
bienes que son este proceso de cambio de las ocupaciones humanas a través del tiempo.
Esta posibilidad de empoderarse de entornos o procesos, por ejemplo el poblamiento,
las diferentes etapas a través del tiempo, empiezan a constituir la nueva historia de la
ciudad, es decir, a darle significado a distintas experiencias humanas, mostrando por
ejemplo los usos del espacio y las construcciones que se han dado a través del tiempo
en procesos colectivos, señalando cuáles han sido los intereses y los propósitos
involucrados y cómo se han legitimado.
Finalmente, vale la pena enfatizar que los espacios rituales han sido siempre del
mayor interés para los estudios antropológicos. Los templos, iglesias y por supuesto las
catedrales, representan puntos de referencia centrales de cada cultura. Se constituyen
en ejes espacio- temporales donde se manifiesta, canaliza y centraliza el poder divino y
se proyecta también el poder humano. Sin lugar a dudas un espacio de estas
características constituye un epicentro histórico, donde prima lo colectivo sobre lo
doméstico, lo trascendente sobre lo cotidiano. Por eso se constituye en un referente
clave en el desarrollo urbano y regional, además de abrirse la posibilidad de pensar en
centros, caminos y áreas periféricas, esto implica una visión de conjunto o regional
amplia en el marco de una arqueología histórica del paisaje, que debe ser desarrollada
a futuro.
Sin lugar a dudas, el entorno del sector medio de la cordillera Central Andina
colombiana ha sido un escenario cambiante e inestable debido al activo vulcanismo y
tectonismo regional. En este sentido la mirada de larga duración de la arqueología
aporta evidencias fundamentales sobre orígenes y continuidad de la permanencia humana,
así como de distintas rupturas culturales, algunas de ellas producto de estos eventos
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Carlos Eduardo López Castaño • Martha Cecilia Cano Echeverri
La Catedral alterna de Guadua ya cumplió sus días por lo que debemos terminar
nuestro recorrido sentados ahora en una banca de la propia Catedral Nuestra Señora
de la Pobreza. Hoy día en el techo no prima el blanco, ni las pinturas de estilo
renacentista que antes adornaron la Catedral. Por el contrario se destaca el ladrillo y la
madera a la vista. Sin duda un estilo diferente, un conjunto con menos adornos y
«vestimentas», en la misma dimensión que atravesando la puerta se encuentra afuera,
en la plaza central de la ciudad, la imponente escultura del «Libertador Simón Bolivar»
desnudo. Así como en la década de los 60s, la desnudez del libertador de la Patria
causó conmoción, ahora la arqueología e historia también pueden generar cambios o al
menos reflexiones sobre la pureza y dirección de la historia tradicional o la historia
oficial.
AGRADECIMIENTOS
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ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO
EN RIO DE JANEIRO
71
ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO EN RIO DE JANEIRO
Las estratégias establecidas por los grupos en respuesta a las situaciones que le
fueron impuestas, pueden observarse en los registros arqueológicos y documentales
(Funari, 1991,1996, 1999). Por lo tanto un análisis de etnicidad en arqueología exige el
conocimiento de los contextos del pasado a través de un abordaje histórico con fuentes
e informaciones variadas (Rubertone, 1989; Paynter & McGuire, 1991; Altman &
Butler, 1994; Jones, 1997; Trigger, 1998). Sin embargo, no siempre es posible una
correlación directa entre los registros arqueológicos y las fronteras étnicas a través de
los símbolos materiales. De todas formas algunos elementos o conjuntos materiales
pueden interpretarse como indicadores de comportamiento étnico (McGuire, 1982).
Etnicidad, como una estrategia adaptativa a nuevos ambientes y situaciones, genera
nuevos comportamientos posibles de ser discernidos en los registros arqueológicos y
documentales que juntos, reflejan el grado de mantenimiento de fronteras entre los
grupos.
72
Nanci Vieira de Oliveira
como otras prácticas culturales, son plausibles de estudio por parte de la arqueología
(Noelli & Brochado, 1998, Noelli, 1999).
Para entender la realidad social a la que los colonos tuvieron que enfrentarse en
Río de Janeiro, es importante identificar la organización espacial, a nivel regional, así
como los indicadores culturales de comportamiento étnico, previos al contacto con los
europeos. Una de las vías para obtener esta información puede ser la revisión de las
fuentes de los cronistas portugueses.
Desde un principio, los europeos se preocuparon por dar coherencia a las poblaciones
que encontraron en América. Sin embargo América carecía de los modelos organizativos
europeos, en la que grupos o naciones distintas, podían ser identificada a través de
instituciones políticas y fronteras. Es por ello que decidieron crear nuevas denominaciones
que buscaban clasificar las comunidades indígenas, lo que dio como resultado una
diferenciación de etnias artificiales (Poutignart & Streiff-Fenart, 1998:80).
73
ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO EN RIO DE JANEIRO
un pueblo, tenía que ver principalmente, con la figura de su jefe, con sus parentelas y
alianzas, con su poder de oratoria y capacidad belicosa.
La red de caminos que ataron estos conjuntos inter-comunitarios también fue usada
por muchos grupos para desplazarse desde el interior a la costa para pescar. Existieron
campamentos para la pesca, con artefactos como flechas, anzuelos, trampas, piedras
de molienda y recipientes para transportar harina. Otros artefactos mencionados por
los cronistas, tales como los confeccionados en piedra, como cuchillos, raspadores y
hachas, u otros materiales como dientes de tiburón o raya, adornos de vértebras de pez
o de hueso, dientes de animal trabajados, coinciden con los que los arqueólogos registran
en varios sitios pre-cerámicos y cerámicos en la costa. A pesar de ello, un elemento
que a nuestro entender complica el trabajo del arqueólogo tiene que ver con la utilización
de ciertas características tecnológicas como diferenciador entre las culturas
arqueológicas.
74
Nanci Vieira de Oliveira
Los Tamoios fabricaron vasijas «tipo olla», de formas variadas según propósitos
como tostar la harina de mandioca y platos de varios tamaños para servir la harina
(estos últimos fueron los únicos cuya superficie interna se encontraba completamente
pintada,[1578]1980:232-234). Muchos grupos indígenas aplicaban en la cerámica el
mismo modelo observado en la pintura corpórea (Lima, 1986:177), lo que justificaría las
observaciones efectuadas por Lery ([1578]1980:234), en relación a la diversidad de
diseños en la cerámica Tupinambá. Como en otros Tupí, los modelos ornamentales en
los artefactos y en la pintura corpórea actúan como» insignias de identificación tribal»
(Ribeiro, 1986:265).
La forma como los indios interpretan «el cambio» se relaciona a estrategias culturales
específicas, al contexto histórico en que el contacto transcurre y al universo de relaciones
establecidas. La situación del contacto no debe observarse simplemente como una
relación de dominación y sumisión, sino como una serie de estrategias adoptadas por
ambos lados, en las que la dominación termina generando resistencias.
Hasta mediados del siglo XVI, los Tamoios de Río de Janeiro, estuvieron a salvo de
la violencia de los colonos europeos. La presencia francesa y las incursiones portuguesas
con fines comerciales no determinaron la pérdida de la autonomía tribal y la ocupación
definitiva de sus territorios. La conducta de los invasores, muchos veces traicioneras o
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ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO EN RIO DE JANEIRO
No sólo eran valorados los objetos obtenidos de los europeos por medio de un
sistema amplio de intercambios sino también los pertenecientes a otros grupos indígenas
que todavía no estaban en contacto directo con ellos. Así los propios objetos indígenas,
de gran valor en toda la costa, fueron incorporados para el portugués como objetos de
intercambio para la obtención de mujeres o el rescate de prisioneros (Cardim,
[1584]1980:92). Los productos tradicionales de las sociedades indígenas, limitados
previamente a la producción doméstica, empiezan a tener valor de cambio en la economía
regional y adquieren con esta una nueva dimensión.
Sin embargo, de alguna manera en esta primera fase del contacto, ellos cambian
sus prácticas culturales, como por ejemplo en el caso de los rituales funerarios. Ahora,
« ya no entierran más las cosas de valor como acostumbraban hacer» (Lery, [1578]1980:
247), debido a que los objetos dados por los europeos no fueron considerados de propiedad
del muerto (Cardim, [1584]1980:94).
El aumento de las hostilidades terminó por hacer que los diferentes grupos indígenas
maximizasen sus estrategias y habilidades para mantener sus autonomías culturales,
integridad territorial, identidad y movilidad física (Rubestone, 1987; Altman & Butler,
1994). A partir de la segunda mitad del siglo XVI, el proceso de cambio se acentúa y
complejiza debido a la conquista de Río de Janeiro.
Todos los cronistas, e incluso los Jesuitas, hacen referencias a la práctica del traslado
periódico de lugar de los pueblos, que sin embargo continúan conservando el mismo
nombre. Así, es frecuente encontrar varios sitios arqueológicos Tupinambá que podrían
corresponder a diferentes asentamientos de un mismo pueblo. Por otra parte, debido a
la gran movilidad en periodos cortos (lo que hace imposible establecer diferenciaciones
cronológicas), resulta difícil entender la dinámica en la que estos grupos eran trasladados.
Por otra parte, los diferentes grupos locales Tamoios poseían diferentes
asentamientos, según actividades específicas cuya organización espacial y material
difieren unos de otros (Assis, 1997). El techaba, como era denominado por los
Tupinambá, se refiere a una red de grupos de un mismo pueblo que compartían un
mismo territorio y sus áreas para la caza, pesca, cultivo y recolección de recursos
(Noelli, 1996:35). Un análisis espacial de estos asentamientos, que abarquen a su pueblo,
76
Nanci Vieira de Oliveira
los espacios y campamentos, caminos y senderos, etc., dentro del mismo, no debe
perder de vista la articulación existente entre los grupos locales dispersos en toda la
región. La compleja red de relaciones existente entre los pueblos, unidos por lazos de
parentesco y alianzas, era reforzada por la realización de rituales comunes y actividades
belicosas, lo que a su vez posibilitaba el establecimiento de toda una red de asentamientos
estacionales por parte de las comunidades que componían esa red.
Un análisis espacial de sitios que podrían formar parte de este sistema del techaba,
exige precisión en relación a su contemporaneidad, algo que generalmente resulta difícil
de demostrar. En el mapa de De Vaulx (1579), podemos percibir la organización espacial
Tupinambá en la costa central de Río de Janeiro, que se mantuvo incluso después de la
conquista portuguesa. Al observar este mapa del siglo XVI realizado por De Vaulx,
preocupado en registrar los caminos existentes y los puntos vulnerables para un ataque
a la ciudad de San Sebastián, podemos ver gracias al detalle con el que fueron relevadas
las tierras desde Guanábana a Macaé, y especialmente el área de Cabo Frio, la compleja
red de caminos así como la ubicación de algunos pueblos Tamoios. Un análisis de las
informaciones proporcionadas por el cartógrafo francés permite identificar los diferentes
asentamientos integrados en un mismo territorio y los caminos de conexión entre éstos.
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ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO EN RIO DE JANEIRO
El detalle del mapa indica que De Vaulx viajó por el área de Cabo Frio y relevando
los pueblos que visitó y los caminos que observo hasta la bahía de Guanábana. Diferentes
puntos en la laguna de Araruama fueron marcado como» scalla», allí donde avistaba
embarcaciones francesas. Los demás puntos de «scalla» pueden relacionarse con
asentamientos de pueblos no visitados y no visualizados en la laguna. Debe notarse que
la «scalla» localizada al fondo de la laguna de Araruama corresponde al área donde
están los sitios arqueológicos de Tres Vendas (Kneip, 1980) cuyas dataciones indican
que a medios del siglo XVIII algunos nativos fabricantes de cerámica Tupinambá ya se
encontraban en el área.
La demarcación de las tierras concedidas a los indios de San Bernabé, refiere a las
tierras detrás de la «tapera de Araçatiba». Un pueblo denominado Araçatiba también
es mencionado por Lery ([1578]1980) y caracterizado como una población del interior
de la bahía de Guanabara. Cartas de Sesmarias1 concedidas a partir de 1568 hacen
referencia al camino hacia Araçatiba. El jesuita Anchieta también llamó a uno de los
pueblos destruidos por los portugueses Araçatiba. La destrucción del pueblo de Araçatiba
se relacionaría al comienzo de los ataques portugueses contra los Tamoios de Cabo
Frio (Serafim Leite, 1938).
Todos estos antecedentes dejan abierta la posibilidad de que este pueblo corresponda
al de «tapera de Araçatiba», y el sitio arqueológico de San Bento, en Sas José de
Imbassaí, en Maricá, a uno de los asentamientos de Araçatiba. Como este ultimo se
1 Sesmarias eran distribuciones de tierras efectuadas por le Rey de Portugal durante la colonia.
78
Nanci Vieira de Oliveira
encuentra camino y en dirección al océano Atlántico, puede ser por consiguiente, uno
de los asentamientos de pesca que continuaron siendo usado por los indios de San
Barnabé.
El rol de los nativos en la defensa de la ciudad, sobre todo los de San Barnabé,
según los cronistas y Jesuitas, fue fundamental (Serafim Leite, 1938; França, 1999).
Además de los problemas políticos externos, los enfrentamientos políticos internos que
existieron, corresponden a un juego de fuerzas entre la ciudad de Río de Janeiro y el
gobierno colonial con sede en la ciudad de Salvador. Estos involucraron tanto a Jesuitas
como indígenas, ya sea de poblados o de indios que trabajaban en propiedades privadas.
Esto indica la existencia de una comunicación eficaz entre pueblos y aldeas. Por
otra parte aunque estos indígenas hacia tiempo que se encontraban en contacto con los
colonos, mantuvieron la tradición de sus culturas en lo que hace a las armas que
utilizaban. Tal vez este hecho pueda relacionarse con la prohibición del uso de armas de
fuego por parte de los nativos. Incluso es interesante notar la incorporación de armas
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ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO EN RIO DE JANEIRO
indígenas por parte de los propios europeos, ya que por ejemplo eran mas eficaces que
los arcabuces por una cuestión de velocidad de tiro. Así, en términos de producción
indígena, habría un aumento en la fabricación de arcos y flechas, probablemente para
comercializar por hachas u otros objetos. Otro elemento interesante de mencionar es
que la mayoría de los hombres europeos habían terminado viviendo con mujeres indígenas,
lo que facilito la introducción de la tecnología cerámica y otros productos indígenas en
el propio contexto de la vivienda colonial.
Las tierras de Macacu se encontraban divididas entre las que serían de uso de los
Jesuitas y las del poblado. Los arrendamientos de las tierras de San Barnabé, indican
que previamente existía otra disposición espacial, estando las tierras próximas al río
Macacu (que es la área que se designó como Itambi), destinadas a los indios hasta
principios del siglo XVIII. En el periodo entre 1747 y 1750 reaparece una iglesia dedicada
a Nuestra Señora del Destierro, que en 1755 daría nombre a la Freguesia de la cual
pasaría a formar parte el poblado de San Barnabé. Las capillas de N. Señora del
Destierro de Itambi y de San Bernabé, se construyeron en la primera mitad del siglo
XVIII, lo que estaría confirmando cambios en la situación del núcleo misionero del
poblado de São Barnabé.
Destacándose sobre el paisaje del lugar, la iglesia se encuentra frente a una plaza.
Con la típica nave en forma de cruz, en uno de sus brazos se encuentra la residencia de
los sacerdotes y en el otro el cementerio. Este grupo configuró el espacio sagrado,
usado como espacio pedagógico, donde los indios participaron en representaciones y
procesiones religiosas (Barros, 1995; Brandão, 1997, Neves, 1997). Este lugar era
también donde se hacia la administración, las reuniones, la lectura de las leyes y los
castigos (Petrone, 1995:229).
80
Nanci Vieira de Oliveira
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ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO EN RIO DE JANEIRO
A pesar de los esfuerzos coloniales para transformar los indios, estas comunidades
de San Barnabé habían preferido mantener sus actividades de subsistencia basadas en
el cultivo de roza, pesca y caza. La resistencia a través del mantenimiento de técnicas
tradicionales demuestra opciones propias en la búsqueda de sus autonomías. Aunque
no se menciona la recolección de moluscos, la presencia de desgaste dental en los
restos óseos estudiados en el lugar, así como otras evidencias, demuestran que tal
actividad fue mantenida por estas poblaciones hasta el siglo XIX.
De la misma manera que los nativos de San Barnabé, los Guaraní actuales fabrican
cestas multicoloridas. Nuestras observaciones en un pueblo Guaraní indican que tales
grupos, mismo abandonando la fabricación de la cerámica, continuaron reproduciendo
sus códigos de identidad en las cestas. El grafismo existente en las cestas presenta
elementos diferenciadores sociales y étnicos, o sea, indicativos sociales del artesano y
diferencias entre pueblos.
82
Nanci Vieira de Oliveira
CONSIDERACIONES FINALES
El poblado de San Barnabé y su historia son parte del pasado de la ciudad de Río de
Janeiro ya que entre otras cosas constituyó una fuerza de defensa fundamental contra
los ataques extranjeros. La presencia de los indios de este asentamiento en varias
luchas en Río de Janeiro, mencionadas en los documentos, fue significativa y frecuente.
Sin embargo, su autonomía parece haber sido la razón de las presiones para su
desmantelamiento durante el siglo XVIII.
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ARQUEOLOGIA E HISTORIA: ESTUDIO DE UN POBLADO JESUÍTICO EN RIO DE JANEIRO
AGRADECIMIENTOS
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ARQUEOLOGÍA DE UNA VILLA OPERARIA DEL SIGLO
XIX EN SAN PABLO
Cláudia Plens
91
ARQUEOLOGÍA DE UNA VILLA OPERARIA DEL SIGLO XIX EN SAN PABLO
92
Cláudia Plens
La Villa de Paranapiacaba, en la Sierra del Mar, así como el trayecto de las vías de
la São Paulo Railway Co. Ltd., se ubica en las adyacencias de las antiguas sendas
indígenas de los Tupiniquim. Una de las rutas más utilizadas del Brasil Colonial/ Imperial
fue el Camino del Mar, como es más comúnmente conocido. Este camino fue el resultado
de los cambios ocurridos a través de los años en las rutas originales Tupiniquim, a fin de
que los portugueses evitasen ataques indígenas. Hasta cerca del siglo XVII el camino
fue transitado por troperos que hacían sus viajes con muchas dificultades. Los problemas
del camino demoraban la circulación por el trayecto entre el litoral y el interior del
Estado de San Pablo.
Volviendo al proyecto de una vía ferroviaria que atravesase la Sierra del Mar, uniendo
las ciudades de Santos y Jundiaí, fueron contratados el ingeniero inglés Robert Milligan,
el ingeniero residente en la Villa de Paranapiacaba, Daniel Makison Fox, de la empresa
de Londres y James Brunlees. En un primer momento, todos ellos fueron responsables
por el levantamiento topográfico del área.
La población de las ciudades brasileñas durante los primeros años del siglo XIX se
encontraba concentrada en ciudades pequeñas, sin planeamiento urbano o sanitario.
Ese modo de vida reflejaba la creencia de las personas sobre la poca necesidad de
utilizar los recursos económicos con la finalidad de tener una vida material más cómoda.
Por lo tanto, la manera elegida por los europeos de aumentar la clase consumidora es
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ARQUEOLOGÍA DE UNA VILLA OPERARIA DEL SIGLO XIX EN SAN PABLO
por medio de los esclavos. Éstos debían tener condiciones de consumo y, para eso,
recibirían un salario que les permitiera adquirir bienes. Los ingleses comenzaron,
entonces, a incentivar la liberación de los esclavos. En realidad, era más que un incentivo:
los ingleses coaccionaban al gobierno de varias maneras para que se manifestara a
favor del trabajo asalariado. Solamente con la condición de acabar con el tráfico negrero,
éstos reconocerían la independencia de Brasil. A pesar del rechazo del gobierno, en
1831 fue promulgada una ley que declaraba libres a todos los africanos que llegasen a
Brasil. Pero esa ley no fue cumplida, y los estancieros continuaron utilizando esclavos
(De Fiore, 1987). Asimismo, empezó la propaganda liberal en Brasil a través de
intelectuales que, llegados de Europa, defendían el ideal inglés. Fue entonces en 1850,
con la Ley Eusébio de Queiróz que terminó el tráfico de esclavos.
94
Cláudia Plens
De esa manera, fueron contratados otros 2000 trabajadores, los cuales fueron
acomodados en la villa junto a sus familiares. De un lado de la vía férrea, en la parte
este, se ubicaron los equipos, los materiales ferroviarios y las habitaciones de los operarios,
asentados a lo largo de un eje principal: del otro lado de la calle, donde las construcciones
se distribuían desornadamente, sin una definición clara del lote. En el sector oeste del
asentamiento (en el Morro), se localizaron los comerciantes y prestadores de servicios
sobre un terreno accidentado, con caminos estrechos que definían cuadras subdivididas
en pequeños lotes. Es necesario resaltar que en el punto más alto de la villa fue construida
la casa del ingeniero-jefe.
La Villa de Paranapiacaba, construida para ser habitada por los nuevos trabajadores
asalariados de la ferrovía The São Paulo Railway Co. Ltd. que unía Santos-Jundiaí,
fue inaugurada en 1865 haciendo que tanto los brasileños como los inmigrantes,
dependiesen -directa o indirectamente-, de la red ferroviaria como fuente de empleo.
También se hizo necesaria la distribución de nuevos productos que atendiesen a las
necesidades del nuevo mercado y, al mismo tiempo, el desarrollo de nuevos espacios y
lugares en los cuales los trabajadores pudieran buscar una nueva forma de convivencia
social, desconocida hasta entonces.
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ARQUEOLOGÍA DE UNA VILLA OPERARIA DEL SIGLO XIX EN SAN PABLO
METODOLOGÍA
96
Cláudia Plens
Con la finalidad de comprender las estrategias de los habitantes para adaptar sus
vidas a un sistema que les fue impuesto, se analizaron diversos puntos de la villa que
representaban ejemplos de sectores públicos y privados y, también, de clases sociales
diferenciadas, tales como el Hospital, la Iglesia, y las habitaciones de los ingenieros y
funcionarios de clase social baja, respectivamente.
Los lugares de orden público eran cinco: el hospital, la «calle», el basurero público,
la Iglesia (presbiteriana), y el Hotel de los Ingenieros; mientras que los lugares de orden
privado de clase alta eran: el «Castelinho» (como es llamada la casa del ingeniero-jefe),
la casa del ingeniero, la casa del médico; y los destinados a las clases bajas eran tres:
dos residencias familiares y una de un grupo de solteros (mapa 01).
RESULTADOS
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ARQUEOLOGÍA DE UNA VILLA OPERARIA DEL SIGLO XIX EN SAN PABLO
ASFALTO
AZULEJOS
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Cláudia Plens
LADRILLOS
En las construcciones de la villa fue empleada una gran diversidad de ladrillos, tanto
en lo que respecta al tamaño y calidad, como en los códigos de identificación. A partir
del análisis de ese material se verificó que los ladrillos podían representar las
transformaciones sociales de la región adyacente a la Villa de Paranapiacaba.
BASUREROS
Los materiales arqueológicos de uso cotidiano que se remontan al siglo XIX fueron
ubicados solamente en algunos puntos de la villa: la casa del Ingeniero-Jefe, el Hotel de
los Ingenieros, el hospital y la casa de los solteros.
* Este cuadro-resumen considerase solamente loza lo fragmentos de mayor reprentatividad, las personas y
las faianças
99
ARQUEOLOGÍA DE UNA VILLA OPERARIA DEL SIGLO XIX EN SAN PABLO
En cuanto a la loza del Hotel de los Ingenieros, se pudo notar que en ese edificio la
diversidad de fragmentos era mayor en relación a la del Castelinho. La interpretación,
en ese caso, es que, en un ambiente donde las personas se establecían por apenas un
período y no se reunían todas en una sola mesa, no había necesidad de un juego de
lozas con el mismo patrón decorativo ni de una mesa amónica como lo requería una
ceremonia de finales del siglo XIX. Como consecuencia de una mesa suntuosa, como
podía llegar a ser la del Castelinho, la basura doméstica presentó, además de algunos
fragmentos con diferentes decoraciones, loza blanca en mayor cantidad y en diferentes
piezas, haciendo pensar en la posibilidad de que representara juegos de loza blanca, de
moda en la época.
AGRADECIMIENTOS
100
Cláudia Plens
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101
DANDIES EN BOGOTÁ:
INDUSTRIAS PARA LA CIVILIZACIÓN Y EL CAMBIO,
SIGLOS XIX - XX
Monika Therrien
Esta situación ha llevado a dejar por fuera del estudio arqueológico a la gran población
de individuos que una y otra vez, como estrategia de supervivencia o como situaciones
impuestas, se han unido para configurar grupos disímiles (por su condición social, económica,
política o religiosa, étnica, de género o edad), estables o temporales, y confrontarse entre
sí para intervenir, alterar o magnificar las prácticas e ideologías del otro.
103
DANDIES EN BOGOTÁ
De otro lado, en el análisis se busca reflexionar sobre cómo a éstos hechos materiales
se les confieren sentidos explícitos y cómo permean aún hoy las interpretaciones del
pasado y la marginalidad hechas por los arqueólogos, así como las incidencias actuales
de esos significados en las políticas de gobierno locales y las representaciones populares.
DE ACULTURACIONES A HIBRIDACIONES
104
Monika Therrien
Si bien es cierto que las recientes discusiones en las ciencias sociales han sido
críticas frente al manejo de la historia como recurso de legitimación de las elites (Coronil,
1998; Fabian, 1983), la arqueología histórica aún aparece apegada a los sucesivos
discursos nacionalistas oficiales emanadas de éstas. No en vano, un rápido repaso de
su producción bibliográfica en América Latina, y más específicamente en Suramérica,
muestra como el grueso de los estudios recae en la época colonial (de preferencia el
siglo XVIII, c.f. Zarankin y Senatore, 2002), estatuyéndola como crucial en la
conformación de la sociedad contemporánea. La sociedad de las colonias ha sido
caracterizada de acuerdo a diferentes enfoques: aquellos más tempranos en los que se
alude a la hispanización de sus costumbres, basados en nociones como aculturación o
aniquilación, y los más recientes, en los que se sublima la presencia de indígenas y
africanos, bajo términos como transculturación (Deagan, 1998; Ortíz, 1963), usado de
preferencia para describir los procesos sociales de la época colonial e hibridez (retomando
a García Canclini, 1983), adecuado para los cambios más recientes. En todos estos
enfoques se presume la autenticidad de los grupos étnicos al momento del contacto con
nuevos grupos, como entes homogéneos en sus prácticas culturales e indiferenciados
en su estructura social (a los que automáticamente en la confrontación se les confiere
un lugar marginal), cuyas expresiones desaparecen (en el caso de la aculturación), o se
exhiben y negocian en el intercambio cultural o en la resistencia, como estrategias de
persistencia.
Para sustentar estos enfoques, los arqueólogos han tomado como base del análisis
la cultura material, huella física de la presencia humana, y de esta aparece como objeto
privilegiado la cerámica. Son varios los criterios empleados en su caracterización, los
que dependen a su vez del enfoque aplicado: así, para mostrar la permanencia o la
desaparición de los grupos étnicos, la cerámica es disgregada de acuerdo a la presencia
o ausencia de tipos cerámicos de origen foráneo o local (Correal, 1994), mientras que
la condición de estos grupos en la negociación e hibridación de sus culturas se hace
evidente a través del estilo decorativo y la cantidad presente de cada tipo cerámico en
105
DANDIES EN BOGOTÁ
Aún hoy persisten estos enfoques y sus aproximaciones metodológicas que conducen
a describir situaciones ajenas a los conflictos sociales, la desesperación y la agresión,
las tácticas de supervivencia o las estrategias de represión presentes en la configuración
continua de la sociedad soportada en individuos que se integran y se excluyen de acuerdo
a las opciones a las que tienen acceso y que no necesariamente se resume en grupos
de blancos, indígenas, africanos o mestizos negociando sus posiciones como unidades
culturales o en clases socioeconómicas perfectamente delineadas. Más aún, no es
frecuente encontrar entre la literatura de la arqueología histórica latinoamericana una
postura dirigida a cuestionar cómo se conducen estos conflictos (independientemente
del periodo histórico) y cómo se implementan estrategias para mantenerlos o
sobreponerse a ellos (obteniendo ventajas en la desestabilización y atomización de los
grupos), o erradicarlos (con la regulación física y del comportamiento de quienes son
considerados los transgresores). Tampoco son cuestionadas las atribuciones otorgadas
a los objetos en su calidad de «reflejo» de la situación de los grupos étnicos en el
intercambio y la resistencia cultural, generalmente frente a grupos foráneos, atribuciones
que, en muchos casos, se sustentan en interpretaciones emanadas de los discursos e
ideologías constituidas por las mismas elites que les confirieron tales potenciales
representativos (Paynter y McGuire, 1991).
ARQUEOLOGÍA DE LA MARGINALIDAD
106
Monika Therrien
107
DANDIES EN BOGOTÁ
Las narraciones en torno a este barrio y antigua fábrica oscilan entre versiones
aparentemente antagónicas, aun cuando es factible la identificación de un origen común
a ellas. Estas van desde las crónicas urbanas, pasadas y presentes, que, mediante sus
crudas y rudas descripciones, difunden, para quienes no conocen su realidad, imágenes
de «territorios de miedo» de ciertos sectores o barrios de la ciudad y en las cuales se
sustentan las políticas de exterminio de estos espacios para el bienestar colectivo. A la
vez, la literatura arqueológica contribuye con la descripción sobre los usos y significados
de la loza industrial, la que, generalmente, se orienta a dar cuenta del refinamiento del
gusto y, en general, de la distinción de quienes la poseían, sustentada en criterios como
el costo del producto, la belleza artística de su decorado y su singularidad, aquellos
mismos que condujeron a convertirlos en objetos museales.
Y aunque ambas versiones aparentan no tener relación entre sí, derivan de discursos
constitutivos del poder y la diferenciación de la sociedad decimonónica. Ellas se tejen a
partir de los argumentos esgrimidos por una elite política y social del siglo XIX, que
creía haber constatado la capacidad inherente tanto de la producción industrializada
como del producto industrial, en este caso de la loza, para inducir a la población recién
independizada a modos más civilizados de comportamiento. Además ésta había de
servir a sus propios menesteres de clase, es decir, exacerbar el gusto, que como instinto
ya existía inherente en ellos, como por ejemplo en los usos cada vez más refinados de
la vajilla, o de administrar las fábricas, dados sus niveles de civilización y de autoridad
natos. Dadas estas virtudes de las industrias y sus productos, difundidas desde los
centros productores y mercantilistas europeos, era evidente que la fundación de una
fábrica de loza se considerara como un vehículo de transformación de una buena parte
de la sociedad, representada ésta como carente de virtudes morales y sujeto potencial
de ser controlado y regulado. Para ello, había que describir y marcar un antes y después
de la inducción al progreso, preclaro elemento de distinción social, lo cual incluyó construir
escenas macabras de la existencia de esa población y así justificar la intervención y el
sometimiento de ella.
108
Monika Therrien
Como lo señala Reckner (2002), sin esta reflexión se contribuye a mantener vigentes
las estrategias de estigmatización usadas en el pasado para representar áreas y
actividades criminales, marginales, pobres y diferentes, mientras se subliman las de las
elites. Al no ofrecer propuestas alternas de explicación, se llena de argumentos a quienes
por intereses propios los usan hoy como instrumento para denigrar o eliminar lo marginal
en forma de limpieza social, aludiendo a su trayectoria histórica como sectores al margen
de la ley y del control.
Planteado así, este análisis pretende alejarse de esas formas de narración derivadas
de las etnografías clásicas en las que el autor es quien designa y describe lo que considera
es una realidad de hecho, como la marginalidad en este caso, y la que es encarnada por
distintos individuos, generalmente de acuerdo a tres criterios separados: grupo étnico,
el género o la clase. Dichas aproximaciones sólo contribuyen, una vez más, con
representar el conflicto como polarizado entre grupos antinómicos, excluyentes y
distanciados en el espacio (privado/publico, rural/urbano, femenino/masculino) y el tiempo
(tradicionales/modernos, estancados/dinámicos, indígenas-negros/blancos). Se propone
aquí una etnografía de las formas de ejercer el poder y constituir la diferencia,
auscultándolas en sus huellas materiales diversas, desde el paisaje, los documentos
escritos y los objetos, que han sido manipulados y usados, bajo discursos e ideologías
concretos, para cambiar e incidir en las rutinas diarias, estableciendo prácticas que
afianzan un orden y un sentido de la vida particular a cada momento.
Las propuestas narrativas alternas que sean críticas y generen políticas y programas
conscientes de ellas, contribuyen a entender nuestra situación presente frente al pasado.
109
DANDIES EN BOGOTÁ
Para ello no había sino que mirar alrededor y retomar ejemplos republicanos recientes,
y gracias al recurso del cosmopolitismo, hecho posible por «la participación de las elites
locales en el universo cultural europeo», se aseguraría «una fuente externa de legitimidad
e inspiración política, principalmente europea [bajo el convencimiento que de allí emanaba
la civilización y que esta debía ser impuesta en el Nuevo Mundo], en los debates políticos
nacionales». (Martínez, 2001:37-38).
El cosmopolitismo configuraba y hacía más afines a las capas dirigentes latinas con
ciertos sectores sociales de las urbes de Europa y, en consecuencia, más distantes de
sus poblaciones locales. Por sus viajes, por las lecturas, por el correo y la socialización
de algunas noticias en ciertos círculos exclusivos de la sociedad, estos dirigentes
participaron del entusiasmo que el progreso brindaba para observar una vida culta y de
abundancia, tal como lo describe Simeon Shaw en 1829, en el poema que introduce su
Historia de las locerías de Staffordshire y el surgimiento y progreso de la
manufactura de cerámica y porcelana, veamos el poema:
110
Monika Therrien
PAISAJE INDUSTRIAL/CULTURAL
Muchos otros diarios y cartas fueron publicados a partir de la segunda mitad del
siglo XIX, aunque algunos se referían a viajes hechos en las primeras décadas del siglo
y otros a la lectura de los relatos de otros viajeros, en todos se compartía un mismo
111
DANDIES EN BOGOTÁ
fervor por la vida europea, la cual podría resumirse en las impresiones ofrecidas por
Nicolás Pardo:
112
Monika Therrien
Mientras que los mismos locales contribuían con identificar y describir como distantes
y ajenos otros modos de vida dentro del mismo territorio, como aquel de los chircaleños,
trabajadores de los tejares y fuentes de arcilla localizados en la periferia de la ciudad:
...son mas sucios que los gitanos y pertenecen a todas las razas,
porque a primera vista se comprende que son la hibridación de los
rezagos de los indios que por cualquier causa abandona la ciudad
para llevar una vida salvaje, sin sujeción a ninguna autoridad, y que
dan al mismo tiempo, aunque inconscientemente, rienda suelta a los
instintos brutales que los dominan. (Cordovéz Moure, 1997:597)
Tanto en los procesos criminales como en las crónicas urbanas, esta población de
delincuentes se localiza en las márgenes del área urbana, donde comete la mayoría de
sus fechorías; en reiteradas ocasiones se hace mención de los cerros orientales de
Bogotá como su lugar de procedencia. La misión de disminuir la violencia y la agresión,
someter lo marginal, obligaba a los dirigentes a implementar diferentes mecanismos
que de manera paralela indujeran el progreso social y económico. La industria europea
hacía gala de sus posibilidades de disciplinar a sus operarios y a la vez enriquecer a las
naciones que optasen por esta alternativa.
113
DANDIES EN BOGOTÁ
Por otro lado, este entorno industrial se convirtió en punto central y estratégico
dentro de un triángulo inculto particular, delimitado al nororiente por el cementerio de
los suicidas, sitio de vergüenza y sacrilegio, en el extremo sur por los chircales y tejares
frecuentados por los bárbaros y proscritos que inspiraron a la prensa y algunas novelas,
y en la esquina noroccidental, con el punto de encuentro de los capuchinos hedonistas,
«enemigos acérrimos de las virtudes cardinales y decididos partidarios del mundo,
del demonio y de la carne», según Cordovéz Moure (1997:596).
114
Monika Therrien
CONTROL Y REGULACIÓN
¿Por qué una fábrica? A diferencia de los talleres artesanales donde se producía
loza vidriada y que funcionaban en las viviendas y espacios domésticos donde también
se desarrollaba la vida familiar y social, la fábrica se constituía en un nuevo espacio
construido en función de la producción, aunque también en ella estuvieran contenidas
las habitaciones de los operarios. Sin embargo, la vida doméstica y social pasaba aquí a
un segundo plano.
115
DANDIES EN BOGOTÁ
116
Monika Therrien
Con tal propósito la fábrica contó con un total de sesenta y un operarios locales y
cuatro extranjeros, además de dos directores y el administrador1, toda una organización
sobre la cual se debía implantar un orden en la producción y una estructura administrativa
desde la cual ejercer el poder regulador durante la misma.
En este escenario se pretendía abrir paso a una producción de loza fina, con quienes
habrían de constituirse en operarios industriales bajo una división del trabajo y con
funciones productivas definidas. En apariencia, esta forma de producción los haría
diferenciarse de los artesanos, caracterizados como población «suburbana» y dedicados
a la fabricación doméstica de la cerámica de barro, corriente y barata, sin control ni
regulación y sin sentido de la estética.
Dado que el equipamiento para fabricar estos bienes fue importado en su totalidad
desde Inglaterra, muchas de las decoraciones originalmente creadas o reproducidas de
motivos pictóricos europeos se repitieron en la loza de Bogotá (haciendo difícil la
diferenciación de la procedencia de los artefactos), aunque localmente también se
elaboraron algunos diseños, tal es el caso de la representación de la fábrica misma en
una bandeja que hoy reposa en el Museo del Siglo XIX o la del sagrado corazón en un
plato recuperado en la antigua Quinta de Bolívar (Gaitán, 2001; Lamo y Therrien, 2001;
Therrien et al. 2002).
Era de esperarse que el constante contacto con los paisajes románticos tales como
almuerzos campestres, actividades de esparcimiento, como la música, el montar a caballo
1 La población total de la ciudad de Bogotá para la época era de aproximadamente 25mil habs.
117
DANDIES EN BOGOTÁ
o remar en lagos, y los jardines floridos rodeados de monumentos que ornaban platos,
jarras, tazas y otras tantas piezas de loza, infundirían cambios en el comportamiento
tanto de los operarios como de los consumidores en general e inspirarían la
transformación de sus entornos domésticos y sucios en hermosos parajes; de esta
manera lograrían experimentar vidas semejantes a las representadas en esas imágenes.
Era pues una de tantas estrategias usadas para inculcar en los demás lo que para las
elites eran de por sí sus dotes naturales de civilidad.
Estas y otras razones de carácter más comercial hicieron que la loza, bien fuera de
producción local o importada, llegara a todos los lugares. Criminales o no, lo cierto es
que toda la población de una u otra manera accedió a esta cerámica sin que por ello se
disminuyera la delincuencia, se ascendiera socialmente o se transformaran el buen o
mal gusto. La loza se incorporó a sus prácticas y rutinas, posiblemente introduciendo
cambios en el significado de sus usos, o probablemente reforzando los ya existentes.
118
Monika Therrien
Por tanto, intentar una identificación y asociación de estos materiales simplemente con
un status social o económico alto, con una población blanca o con actividades exclusivas
es por lo demás inútil si no se identifican los sentidos otorgados por quienes los poseían.
Es así como hoy, por ejemplo, para la población que habita el edificio de la fábrica
o los alrededores, los fragmentos y piezas que poseen constituyen «tesoros» que pueden
eventualmente brindarles un dinero rápido para acceder a los objetos que ellos más
precian o necesitan, más nunca han demostrado interés por usarlos o exhibirlos como
piezas que les puedan conferir distinción.
CONSIDERACIONES FINALES
A pesar de este gran esfuerzo económico y social, la fábrica de loza nunca obtuvo
los resultados anhelados y alimentados por el entusiasmo cosmopolita. Recién inaugurada,
Cuervo y Acosta venderían su participación y ésta quedaría en manos de Nicolás
Leiva. Durante todo el siglo XIX la fábrica se mantuvo lánguidamente hasta que
finalmente en los albores del siglo XX esta cesó su funcionamiento mientras la
criminalidad, la depresión económica, las pugnas políticas y religiosas y un cada vez
más complejo entramado social seguían su curso. A pesar de ello, organizados en
pequeños grupos familiares sus operarios mantuvieron la producción hasta mediados
del siglo XX, aunque ya sin una estructura administrativa visible como la anterior sino
más bien dependiente de la autoridad de unas familias sobre otras, mediante mecanismos
de control donde más que la disciplina primó la agresión. A su vez, el espacio confinado
y demarcado como de la fábrica paulatinamente se fue urbanizando y convirtiendo en
referente de identidad de quienes lo ocuparon; el área ha sido reconocida por ellos
como de la Antigua Fábrica de Loza, pero en las crónicas urbanas es identificado como
El Túnel, oscuro y sin salida. Estas transformaciones contribuyeron a que las narrativas,
con las que inicialmente se estigmatizaría el área como inculta y marginal y que motivaron
la implantación de la fábrica, se fortalecieran, siendo el edificio y su entorno representados
continuamente en la prensa como iconos de inseguridad. Los barrios circundantes aún
hoy miran con recelo y se refieren de manera despectiva de los habitantes del sector de
la Antigua Fábrica de Loza, lo que ha conducido a sus moradores a acudir a la
criminalidad para aislarse de quienes reiteran estos estereotipos y así defender su
identidad y su autonomía como barrio. Una forma de identidad desconcertante para los
científicos sociales, especialmente los arqueólogos, para quienes generalmente la
desigualdad o la diferencia es simbolizada de manera positiva, en el sentido de que está
plena de vestigios que indican la presencia de grupos opuestos discretos, que se confrontan
con «armas culturales».
119
DANDIES EN BOGOTÁ
Durante casi 100 años, el sector de la Fábrica ha sido amenazado con la construcción
de una avenida. Ahora este hecho se ha vuelto realidad, trayendo consigo el anhelado
progreso para este sector de la ciudad
120
Monika Therrien
En aras de materializar este nuevo paradigma, desde el que está siendo «‘ordenado’
el caos urbano por los planificadores» de la ciudad, es decir, de dar vía libre al flujo y
comunicación como vectores de la nueva habitabilidad de los centros urbanos y con
ello recuperar el control y la gobernabilidad, en Bogotá se han diseñado y puesto en
marcha un sinnúmero de obras de infraestructura que han traducido esta idea en parques
y vías de rápida circulación, principalmente.
CONCLUSIONES
En 1832 se iniciaron las gestiones, por parte de particulares, de fundar una industria
de loza para satisfacer las necesidades básicas de la ciudad de Bogotá, así como las de
otras regiones dentro del naciente Estado colombiano. Esta y otras acciones similares,
dieron inicio a la tarea de «industrializar» al país y de enfrentar las expectativas
cosmopolitas de progreso social y económico que esto implicaba con la falta de
experiencia, conocimientos e infraestructura tecnológica locales. El establecimiento de
la Fabrica de Loza Bogotana buscaba contribuir con darle otra cara a la ciudad y a la
sociedad: paralelo a la construcción y consolidación de la fábrica como ente físico y
productivo, se organizó un grupo de operarios que, con el tiempo, conformaron un
paisaje industrial/cultural y unos límites controlados y regulados en la periferia o área
marginal del centro tradicional. Aunque la fábrica dejó de funcionar totalmente a
comienzos del siglo XX y fue abandonada a su suerte, uno de tantos fracasos de la elite
del siglo XIX por impulsar estos proyectos, el grupo de operarios sí se arraigó y hoy,
tanto las edificaciones como el área total que abarcó la fábrica se encuentran ocupados
por familias descendientes de estos así como por nuevos migrantes que lucharon por
constituir este territorio en barrio.
121
DANDIES EN BOGOTÁ
122
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HACIA UNA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA LATINOAMERICANA
Andrés Zarankin
Este trabajo intenta discutir algunos aspectos que a nuestro entender deberían formar
parte de una Arqueología Histórica Latinoamericana. Consideremos que desde las
primeras experiencias de este campo en Sudamérica en la década de 1970, y
posteriormente con su consolidación en la década de 1980, la arqueología histórica, ha
funcionado básicamente siguiendo recetas derivadas de arqueologías históricas
anglosajonas. De esta manera luego de varias décadas han crecido las investigaciones
pero no las respuestas.
Así por ejemplo debemos preguntarnos por qué la mayoría de los estudios de arqueología
histórica sudamericana trabajan con descripciones pasivas de artefactos, análisis
tecnológicos-funcionales, o simplemente como correlatos materiales de documentos
históricos? No resulta extraño que casi exclusivamente sean las arqueologías del «primer
mundo» las que generan estudios que discuten problemas como dominación, explotación
y marginación, a pesar de ser nosotros los que las sufrimos cotidianamente como individuos
y como sociedad? Tal vez para comprender el porque de esta situación en la Arqueología
Latinoamericana debamos observar nuestro presente y analizar críticamente algunos de
los principios sobre los que mayoritariamente funciono nuestra disciplina.
Con el comienzo del siglo XXI, Latinoamérica experimentó de manera cruda, las
consecuencias de años aplicación de un modelo socio-económico perverso. Los
resultados están a la vista, economías pseudo-liberales, donde las ganancias se concentran
en manos de una pequeña elite dominante, mientras que la gran mayoría de la población
engrosan una nueva categoría social, los marginados o excluidos del sistema, aquellos
que ni siquiera pueden «aspirar a ser explotados» (Forrester 1996, 2000). Podemos
mencionar a la Argentina como un buen ejemplo sobre las consecuencias de esta
ideología. Así siendo uno de los mayores exportadores mundiales de alimentos, y con
un índice de pobreza de aproximadamente el 15% en la década de 1980, actualmente el
53 % de su población es pobre y el 30% desocupado (además es un proceso que
continua creciendo).
127
HACIA UNA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA LATINOAMERICANA
Por el contrario, la gran mayoría, de los países del llamado «primer mundo»
experimentan desde hace varias décadas de una estabilidad y un nivel de vida sin
comparación con el resto de las Naciones de la tierra. Esta brecha que crece
cotidianamente es justificada en parte detrás de discursos particulares sobre el pasado
(«y como conocerlo»), generados en los centros de poder y luego expandidos al resto
del planeta.
Ello resulta claro al analizar los paradigmas más difundidos y de mayor aceptación
en la arqueología americana a lo largo de los últimos 100 años:
Arqueología en América
CORRIENTES TEORICAS Y CONTEXTOS IDEOLOGICOS
1 Cuando nos referimos a posprocesualismo lo hacemos conscientes de que estamos antes una serie de
corrientes diferentes (pos-estructuralismo, simbólica, cognitiva, «marxista», entre otras), cuyo punto común
central es desarrollar una critica hacia las visiones procesuales de estudio y concepción del pasado.
2 Una critica interesante en esta dirección puede ser leída en McGuire y Wurst (2002)
128
Andrés Zarankin
Podemos reforzar aun más este planteo si profundizamos nuestro análisis, centrando la
atención sobre los ejes explicativos en cada caso:
129
HACIA UNA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA LATINOAMERICANA
Así, pensada desde principios que hacen a sociedades del tercer mundo
latinoamericanas, trabajó temas como explotación, poder y dominación. El énfasis de
su análisis se centró principalmente sobre los modos de producción, discutiendo
cuestiones ligadas a la producción y la distribución de objetos. Si bien tuvo su auge en
la década de 1970, aun en día en algunos países como Venezuela continúa teniendo una
presencia marcada en la arqueología que allí se desarrolla. En términos teóricos se
caracterizó por tener una concepción materialista de la historia compatible con los
postulados de Marx y Engels. Sin embargo no es su aspecto académico, que ya ha sido
criticado por diversos investigadores (Patterson 1989, 1994, Oyuela Caycedo 1994,
Oyuela Caycedo et. al. 1997, McGuire 1992, Politis 1992, Fournier 1997, 1999), el que
nos interesa discutir, sino destacar su dimensión política como alternativa ante los modelos
hegemónicos mencionados.
Por último creemos interesante mencionar cual fue la respuesta desde el sistema
ante la Arqueología Social Latinoamericana, la marginación académica, la persecución
física y en muchos casos el exilio de sus miembros.
130
Andrés Zarankin
Es necesario aclarar que los puntos suspensivos a lado de las fechas tienen que ver
con la convivencia de las diferentes corrientes a través del tiempo. De todas formas
cabe destacar que la mayor parte de los trabajos en arqueología histórica en América
han funcionado hasta nuestros días bajo una concepción normativa y tradicional de
arqueología. El siguiente cuadro ejemplifica esta visión a través de las investigaciones
mas frecuentes realizadas en arqueología histórica en Latinoamérica:
131
HACIA UNA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA LATINOAMERICANA
132
Andrés Zarankin
En primer lugar quisiera aclarar que si el lector buscaba una serie de puntos
organizados y digeridos que definieran una arqueología histórica latinoamericana no los
encontrara aquí. No me interesa proponer de manera autoritaria como ésta debe ser y
funcionar. Como señala Foucault (1981: 110) «Mi posición es que no tenemos que
proponer. Desde el momento que se «propone», se propone un vocabulario, una
ideología, que no pueden tener sino efectos de dominación. Lo que hay que
presentar son instrumentos y útiles que se crea que nos pueden servir».
De esta manera me propongo tan solo reflexionar sobre algunos aspectos que
personalmente considero relevantes para comenzar a pensar y discutir una arqueología
histórica pluralista y con identidad propia.
Considero que una arqueología histórica latinoamericana debe funcionar como una
herramienta para cuestionar nuestra realidad desigual y como mecanismo de cambio
social. Para ello es fundamental un compromiso político del arqueólogo, asumiendo su
responsabilidad en la construcción de un pasado plural.
Se vuelve necesario así trabajar en escalas locales, intentando comprender las micro
dinámicas que caracterizan e identifican a la sociedad o al grupo cultural estudiado
(Funari, Jones y Hall 1999). Evidentemente tampoco debe obviarse un interjuego con
otras escalas mayores (incluso mundiales), a los fines de buscar entender de una manera
más amplia el contexto histórico en el cual se enmarca el problema analizado.
En relación a los temas centrales de investigación, pienso que todos son igualmente
importantes, dependiendo del arqueólogo la manera en que estos conocimientos que
generó puedan pasar a formar parte de un discurso más amplio de reivindicación de la
pluralidad, de denuncia de la desigualdad y la opresión, contribuyendo así a cambiar el
presente. Considero que no puede continuar justificándose en Latinoamérica una
arqueología histórica sin compromisos, que se contente con descripciones pasivas y
lejanas de un supuesto pasado «verdadero».
3 Las ideas desarrolladas en este punto son igualmente validas para cualquier tipo de arqueología desarrollada
en Latinoamérica (ya que trascienden el límite artificial que diferencia el campo de la arqueología histórica
del resto de la arqueología).
133
HACIA UNA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA LATINOAMERICANA
a) nuestra amplitud académica, que nos permite trabajar, al mismo tiempo, con la
producción de colegas (de nuestro país o latinoamericanos)2 , además de lo que se
genera en Europa y Norteamérica. Esto es producto de la formación que recibimos.
Como ejemplo basta mirar el programa de estudios y la bibliografía de una carrera de
arqueología, la que generalmente mezcla temas y textos de autores de varios países y
suele exigir al estudiante el dominio de uno o más idiomas (además del nativo).
b) A diferencia de muchos colegas del «primer mundo», conceptos como
explotación, desigualdad, asimetría, no son solo palabras de moda vacías de contenido.
Por el contrario, considero que somos nosotros, aquellos que las experimentamos
cotidianamente, los más capacitados para referirnos a ellas, para así contribuir a cambiar
nuestra realidad.
PALABRAS FINALES
134
Andrés Zarankin
AGRADECIMIENTOS
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HACIA UNA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA LATINOAMERICANA
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FILIACIÓN INSTITUCIONAL DE LOS AUTORES