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Karl Marx

Miseria de la filosofía
DEL TRABAJO DE C. MARX:

CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA
DE LA ECONOMÍA POLÍTICA

Berlín, 1859, págs. 61-64

La teoría del tiempo de trabajo como unidad directa de medida del dinero ha sido
desarrollada por vez primera sistemáticamente por John Gray[1]. Propone que el Banco
Central nacional, con la ayuda de sus sucursales, certifique el tiempo de trabajo empleado en
la producción de las distintas mercancías. A cambio de su mercancía, el productor recibe un
certificado oficial de su valor, es decir, un recibo acreditando la cantidad de tiempo de trabajo
contenido en su mercancía[2]; estos billetes de banco por una semana de trabajo, por una
jornada de trabajo, por una hora de trabajo, etc., sirven a la vez de certificado para obtener el
equivalente bajo la forma de cualquiera de las demás mercancías de los depósitos del banco[3].
Este es el principio Básico de Gray, concienzudamente elaborado por él en todos sus detalles
y adaptado en todas partes a las instituciones inglesas vigentes. Con este sistema, dice Gray,
“sería tan fácil en todo momento vender por dinero como ahora lo es comprar con dinero; la
producción sería una fuente uniforme e inagotable de demanda”[4]. Los metales preciosos
perderían su “privilegio” con respecto a las demás mercancías y “ocuparían el lugar que les
corresponde en el mercado junto al aceite, los huevos, el paño y el percal, y el valor de los
metales preciosos no nos interesaría más que el de los diamantes”[5]. “Debemos mantener
nuestra ficticia medida del valor, el oro, inmovilizando así las fuerzas productivas del país, o
bien debemos recurrir a la medida natural del valor, al trabajo, y abrir campo libre a las fuerzas
productivas del país?”[6].

Si el tiempo de trabajo es la medida inmanente del valor, ¿por qué al lado de ella existe otra
medida exterior? ¿Por qué el valor de cambio tiene su desarrollo en el precio? ¿Por qué todas
las mercancías estiman su valor en una mercancía exclusiva, que se transforma así en la
existencia adecuada del valor de cambio, en dinero? Este es el problema que Gray debería
haber resuelto. En lugar de resolverlo, se imagina que las mercancías podrían tener una
relación directa las unas con las otras como productos del trabajo social. Pero sólo pueden
tener una relación entre si por lo que realmente representan. Las mercancías son, directamente,
productos de trabajos privados aislados e independientes, que a través de su enajenación en el
proceso del intercambio privado deben mostrar su carácter de trabajo social general; con otras
palabras, el trabajo sobre la base de la producción mercantil se convierte en trabajo social
únicamente a través de la enajenación integral de los trabajos individuales. Pero si Gray
concibe el tiempo de trabajo contenido en las mercancías como directamente social, lo concibe
como tiempo de trabajo social (gemeinschaftliche) o como tiempo de trabajo de individuos
asociados directamente. En tal caso, efectivamente, una mercancía especifica cualquiera, como
el oro y la plata, no podría oponerse a las demás mercancías como encarnación del trabajo
general, el valor de cambio no se transformaría en precio; pero, a la vez, el valor de uso no se
transformaría en valor de cambio, el producto no pasaría a ser mercancía, y por tanto sería
destruida la base misma de la producción burguesa. Pero ésta no es en modo alguno la opinión
de Gray. A juicio suyo, los productos debenproducirse como mercancías, pero no deben
cambiarse como mercancías.

Gray encomienda la ejecución de este piadoso deseo al Banco nacional. Por una parte, la
sociedad, bajo la forma del banco, independiza a los individuos de las condiciones del
intercambio privado, y, por otra parte, les permite continuar produciendo sobre la base del
intercambio privado. Por eso, la lógica interna obliga a Gray a negar una tras otra las
condiciones de la producción burguesa, aunque sólo quiere “reformar” la moneda, surgida del
intercambio mercantil. Así, convierte el capital en capital nacional[7], la propiedad de la tierra
en propiedad nacional[8], y si examinamos atentamente su banco, veremos que, además de
recibir con una mano las mercancías y de entregar con la otra los recibos por el trabajo
aportado, regula la producción misma. En su última obra, Lectures on money, en la que trata
tímidamente de presentar sus bonos de trabajo como una reforma puramente burguesa, Gray
se embrolla incurriendo en despropósitos aún más evidentes.

Toda mercancía es directamente dinero. Tal era la teoría de Gray, derivada de su análisis de
la mercancía, incompleto y, por lo mismo, falso. La construcción “orgánica” de los “bonos de
trabajo”, del “banco nacional” y de los “depósitos de mercancías” no es sino un espejismo en
el que el dogma se presenta en forma ilusoria como una ley universal. Desde luego, el dogma
según el cual la mercancía es directamente dinero o el trabajo privado individual contenido en
ella es trabajo directamente social, no será exacto por el hecho de que el banco crea en él y
opere de acuerdo con él. Por el contrario, en ese caso la bancarrota asumiría el papel de crítica
práctica. Lo que en Gray sigue siendo secreto y desconocido para él mismo, a saber, que los
bonos de trabajo son una frase económica sonora que encubre el buen deseo de destruir el
dinero, y con el dinero el valor de cambio, con el valor de cambio la mercancía y con la
mercancía la forma burguesa de producción, es expresado clara y terminantemente por algunos
socialistas ingleses, parte de los cuales escribieron antes de Gray y otra parte después de él[9].
Pero sólo al señor Proudhon y a su escuela le estaba reservada la misión de preconizar en serio
la degradación del dinero y la apoteosis de la mercancía como esencia del socialismo,
reduciendo así el socialismo a una incomprensión elemental de la conexión necesaria entre la
mercancía y el dinero[10].
_________________________
[1] John Gray: The social system. A Treatise on the principle of exchange, Edimburgo, 1831.
Véanse también sus Lectures on the nature and use of money, Edimburgo, 1848. Después de la
revolución de Febrero, Gray elevó al Gobierno Provisional francés un memorandum, en el que le
hacía ver que Francia no necesitaba una “organización del trabajo” [“organisation of labour”], sino
una “organización del cambio” [“organisation of exchange”], cuyo plan, totalmente elaborado, se
contenía en el sistema monetario ideado por él. El incomparable John no sospechaba que,
dieciséis años después de haber aparecido su Social system, la patente de este mismo
descubrimiento sería usurpada por el ingenioso Proudhon.

[2] Gray, The social system, etc., pág. 63: “El dinero sólo debe ser un certificado acreditativo
de que su poseedor, bien ha contribuido con un cierto valor al fondo nacional de riquezas, bien
ha adquirido el derecho a recibir ese mismo valor de una persona que ya había contribuido con
él”.

[3] “Cuando un determinado valor haya sido ya materializado en el producto, puede ser
depositado en el banco y retirado de él tan pronto como sea necesario; pero estipulando como
condición, mediante el consentimiento común, que la persona que haya depositado un bien
cualquiera de su propiedad en el proyectado Banco nacional, puede retirar un valor igual bajo
cualquier otra forma, sin que esté obligado a retirar precisamente el mismo objeto que había
depositado en el banco”. (Loc. cit., pág. 68).

[4] Loc. cit., pág. 16.

[5] Gray, Lectures on money, etc., págs. 182-183.

[6] Loc. cit., pág. 169.

[7] “Los negocios de cada país deben ser llevados a cabo sobre la base del capital nacional”.
(John Gray: The social system, etc., pág. 171.)

[8] “La tierra debe pasar a ser propiedad de la nación” (Loc. cit., pág. 298).

[9] Véase, por ejemplo, W. Thompson: An inquiry into the distribution of wealth, etc., Londres,
1827; Bray Labour's wrongs and labour's remedy, Leeds, 1839.

[10] Como compendio de esta melodramática teoría del dinero se puede ver el libro de Alfred
Darimont: De la réforme des banques, Paris, 1856.

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