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Enfermedad de Crohn

Introducción

Patología crónica de origen desconocido, asociada a una respuesta inmune


inadecuada, es uno de los tipos de enfermedad inflamatoria intestinal que afecta a cualquier
parte del intestino delgado, pero con mayor frecuencia al íleon y colon. Representa un
problema de salud grave, con una mayor prevalencia en la población joven de 15 a 30 años
especialmente en las zonas urbanas y con una mayor incidencia en el estrato social alto
(Lopez, 2017). Puede afectar a todas las capas de la pared intestinal y una de las
características principales es su discontinuidad ya que se pueden encontrar áreas sanas y
afectadas a lo largo del intestino (Kathleen, 2013).

Los síntomas van a depender de la gravedad de la inflamación y la zona afectada,


entre los más comunes se destacan: dolor abdominal tipo cólico, diarrea, pérdida de peso,
fiebre, anemia, fatiga, desnutrición y puede dar lugar a manifestaciones extraintestinales a
nivel de hígado, piel, ojos y articulaciones. Sus principales factores de riesgo son:
antecedentes familiares, consumo de antiinflamatorios no esteroides, hábito tabáquico, abuso
de consumo de productos industrializados (Mayo Clinic, 2017)

Puede dar lugar a complicaciones caracterizadas por la presencia de fistulas, abscesos,


engrosamiento submucoso y obstrucción parcial o total de la luz intestinal (Kathleen, 2013).
Con relación a su diagnóstico se basa en un examen clínico, exámenes de laboratorio y
endoscopia intestinal que en conjunto van a revelar la presencia de la enfermedad. Por otro
lado, para su tratamiento es de suma importancia considerar los períodos de activación y de
remisión que se presentan en esta patología (National Institute of Health , 2016).

Fisiopatología (Sara)
Tratamiento nutricional.

Durante muchos años los pacientes han auto-gestionado su alimentación mediante el


método ensayo-error que funcionaba para controlar la enfermedad, ya que, la existencia de
molestias al ingerir ciertos alimentos es inmediata y por lo general los pacientes saben qué
tipo de alimentos les perjudican. Pero ello llevaba a los enfermos a estados de malnutrición
y en varios casos deshidratación. Por lo que, con la entrada de expertos en nutrición este
efecto se puede paliar (García, Lillo, Sanjuán & Richart, 2015).

El tratamiento nutricional tiene como objetivo prevenir y evitar la desnutrición y


deshidratación que puede aparecer en muchos de los pacientes. No existe una dieta única y
exclusiva, por lo que se debe mantener una alimentación variada, equilibrada y sólo deben
suprimirse aquellos alimentos que al ser consumidos provoquen síntomas de dolor
abdominal, diarrea, gases u otros (Gómez, 2008).

Lo ideal para la distribución de macronutrientes es mantener las recomendaciones


establecidas para la población sana considerando algunos alimentos que deben ser limitados.
En el caso de las proteínas se recomienda un consumo del 15 a 20% de la ingesta diaria total,
lo ideal es que se consuma de origen animal especialmente a partir de huevos, pollo y pescado
blanco (3-4 veces en semana) y disminuir el consumo de carnes rojas. En el caso de los
carbohidratos su aporte debe ser de mínimo el 60% de la ingesta diaria total, lo ideal es que
su aporte venga de carbohidratos con bajo contenido de fibra insoluble y elegir aquellos que
sean de fácil digestión tales como arroz, caldos desgrasados, pan blanco, tubérculos, entre
otros. Con respecto al consumo de grasas, se recomienda evitar alimentos con altos
contenidos de ácidos grasos saturados y comidas muy copiosas ya que, las grasas al ser
difíciles de digerir pueden aumentar el número de deposiciones. Se recomienda emplear
técnicas culinarias que no incrementen el nivel de grasas de los alimentos (cocinados, al
vapor, a la plancha, cocido y estofados) (Ortiz, 2019).

De igual forma, es sumamente importante considerar el aporte de hierro y calcio. En


cuanto al hierro su principal aporte puede venir de carnes rojas y frutos secos en cocciones
que faciliten la digestión de los mismos y el calcio a pesar de que los lácteos se consideran
como la fuente de calcio por excelencia, en muchos de los pacientes se presenta intolerancia
a la lactosa por lo que, su uso puede dar lugar a diarreas y gases. En estos casos lo ideal es
restringir o disminuir el consumo de lácteos o utilizar bebidas de origen vegetal o lácteos sin
lactosa.

Para poder establecer un plan de alimentación hay que considerar el estado de


gravedad de la enfermedad de Crohn. En este caso, se tomará en cuenta dietas de ingesta oral,
donde el paciente es reintroducido a una nutrición normal, o se le adaptan las pautas a seguir
para tratar de paliar su sintomatología. Entre estas tenemos:

Dieta de exclusión: se basa en recomendaciones de tipo general (dieta con alto grado de
proteínas y calorías, baja en grasas, con agua suficiente y de fácil digestibilidad para nuestro
organismo). Se deberán limitar o eliminar, aquellos alimentos que por su sintomatología sean
contraproducentes en el proceso como podrían ser los casos de los alimentos que contienen
grasas saturadas, mucha fibra sobe todo aquella insoluble y por supuesto control en el
consumo de lácteos y productos derivados como los quesos o nata.

Dieta reducida en alimentos FODMAD: los alimentos FODMAD se caracterizan por ser
hidratos de carbono de cadena corta y por lo tanto poco absorbibles. Ello provoca la
fermentación y la aparición de gases y líquidos, proceso normal que en los pacientes con
Crohn deriva en grandes molestias. Con la intención de redimir esta sintomatología, con este
tipo de dieta se limita, pero no se elimina por completo el consumo de alimentos que
contienes: lactosa (lácteos), fructosa (miel, frutas), fructanos (trigo, cebolla, ajo, etc.),
galactanos (leguminosas), y polioles (alimentos etiquetados como light, la coliflor, etc.).

Dieta anti-inflamatoria: se toman en cuenta las siguientes recomendaciones

 Eliminación de hidratos de carbono (hidratos refinados, procesados y la lactosa).


 Consumo de prebióticos (kéfir, miso, queso fresco, yogurt natural). Que favorecen la
renovación de la flora intestinal.
 Ingesta de fibra controlada y preferiblemente en su forma soluble (plátanos, avena,
endibias, etc.)
 Revisión de las grasas que se ingieren (limitar las grasas saturadas y las grasas trans)
 Modificación de las texturas, con el fin de favorecer la absorción de nutrientes.
Alimentos Permitidos y Alimentos a Evitar

Los alimentos recomendados variarán en función de si el paciente se encuentra en fase de


remisión o en un brote agudo de la enfermedad, variando incluso según la gravedad del
mismo.

Fase de remisión:

En esta fase el objetivo es mantener una alimentación equilibrada, saludable, una correcta
hidratación y conseguir que el paciente sea capaz de reconocer aquellos alimentos que le
causan alguna molestia gastrointestinal. Y se recomienda como medida general evitar
aquellos alimentos que favorezcan la irritación intestinal.

Alimentos permitidos Alimentos a evitar


Legumbres Café, incluso descafeinado, bebidas
Verduras: crudas o cocidas, eliminando la alcohólicas
piel si no se tolera bien. Alimentos muy grasos (mantequilla y
Pescado azul, carnes blancas, carnes algunas carnes rojas)
magras, evitando los cortes más grasos, Lácteos en caso de pacientes intolerantes a
huevos la láctosa.
Grasas: aceite de oliva aguacates y frutos Refrescos, cereales integrales, coles.
secos

Brote:

Alimentos permitidos Alimentos a evitar


Granos refinados: pan y pastas sin gluten Quesos enteros.
Carne roja y embutidos.
Patata o boniato, hervidas o al horno
Bollería.
Bebidas vegetales o leche sin lactosa Mantequilla, margarina y nata.
Frutas con bajo contenido de fibra (plátano,
manzanas, peras y frutas sin piel cocidas)
Pescados blancos
Carnes magras, preferiblemente pollo o
pavo sin piel
Huevos o claras

Recomendaciones

Realizar varias comidas al día de pequeña cantidad cada una. Preparaciones tipo puré pueden
ser mejor toleradas

Asegurar una adecuada hidratación.

Evitar alimentos crudos y comidas muy condimentadas.

Evitar el consumo de alcohol, cafeína, fructosa, azúcar y edulcorantes artificiales.

Tener precaución con los alimentos ricos en fibra.

Conclusiones
Bibliografía:
García, S., Lillo, M., Sanjuán, A. y Richart, M. (2015). Hábitos dietéticos y creencias sobre
la alimentación de las personas con Enfermedad de Crohn. Nutrición Hospitalaria.
Vol. 32 (6), 2948-2955.
Gómez, A. (Abril de 2008). Elsevier. Recuperado el 16 de Noviembre de 2019, de
Enfermedad inflamatoria intestinal. Terapia nutricional: https://www.elsevier.es/es-
revista-farmacia-profesional-3-articulo-enfermedad-inflamatoria-intestinal-terapia-
nutricional-13120121?referer=buscador
Kathleen, L. S. (2013). Krause Dietoterapia (13. a Edición ed.). Barcelona: Elsevier.
Lopez, A. D. (2017). Quality of life of patients with Crohn's disease. Enfermería Global ,
353-368. doi:10.6018/eglobal.16.3.266341
Mayo Clinic. (18 de Noviembre de 2017). Recuperado el 17 de Noviembre de 2019, de
Enfermedad intestinal inflamatoria: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-
conditions/inflammatory-bowel-disease/symptoms-causes/syc-20353315
National Institute of Health . (Noviembre de 2016). Recuperado el 17 de Noviembre de
2019, de Diagnóstico de la enfermedad de crohn: https://www.niddk.nih.gov/health-
information/informacion-de-la-salud/enfermedades-digestivas/enfermedad-
crohn/diagnostico
Ortíz, T. (25 de Marzo de 2019). Recuperado el 17 de Noviembre de 2019, de Asociacion
de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa. Conferencia Dieta en enfermedad
inflamatoria intestinal: http://www.accudesevilla.org/noticias/dieta-en-la-eii-
tamara-ortiz/

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