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ALFONSO TAMAYO TAMAYO

Abogado especialista en responsabilidad


legal, ética médica y derechos de los pacientes,
con una trayectoria profesional y académica de más de 35 años.
Corredactor del Código de Ética Médica en Colombia.
Miembro de la World Association for Medical Law.
Miembro Fundador del Instituto Colombiano
de Estudios Bioéticos.
Ex asesor jurídico de los Tribunales Nacionales
de Ética Médica y Odontológica en Colombia.
Consultor y asesor legal de Clínicas y Hospitales.
Ex Catedrático universitario.
Conferencista Nacional e Internacional.
Ex Asesor Jurídico de la Asociación Colombiana
de Facultades de Medicina ASCOFAME para el estudio
y reglamentación del Código Sanitario Nacional.
(Trasplante de órganos humanos. Necropsias. Bancos de Sangre.)
Gestión Judicial reconocida en Tribunales, Corte Suprema de Justicia y
Consejo de Estado en Colombia.
EL MÉDICO DESAHUCIADO
ALFONSO TAMAYO TAMAYO

ELMÉDICO
DESAHUCIADO

NARRATIVA
Título original: EL MÉDICO DESAHUCIADO
Primera edición: Septiembre 2019
Primera impresión en Colombia: Septiembre 2019

Editor
Alfonso Tamayo Tamayo 2019

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la Ley


y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial
de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico,
el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la
obra, sin autorización previa y por escrito del titular del copyright.
Contacto: att.alfonsotamayo@gmail.com

Impreso en Colombia – Printed in Colombia


ISBN: (…)
Impreso por Editorial XPRESS Estudio gráfico y editorial SAS
Bogotá Colombia
A mi madre, in memoriam.
A mi esposa, amorosa compañera de todas las horas.
A mis hijos y nietos por estar expectantes.
A los médicos de todas partes.
A los enfermos que tanto esperan de la medicina.
A Mis amigos, Camilo Casas Santofimio, in
memoriam y Armando González Materón.
ÍNDICE

Agradecimientos 9
Salvedad legal y advertencia 12
Exhortación de Hipócrates 13
Los médicos podrían hacer grandes cosas 14
Introducción 15

Capítulos

1 El profesor Anthon Sander 21


2 Las enseñanzas del gurú 27
3 La magia de los bosques 89
4 Testimonio de una levedad impresionante 117
5 Un erróneo pronóstico de muerte 125
6 Sanación y curación por la Torá 151
7 El momento del retiro 169
8 La ausencia inesperada del Profesor Sanders. 195
9 La deportista accidentada y su diagnóstico
10 Una cirugía catastrófica 231
11 Una parálisis inexplicable 243
12 El traslado del Profesor Sanders a la Clínica de
Especialistas 255
13 Una sanación sorprendente. 259
14 El regreso del Gurú a la cátedra 313
15 La sanación mediante el perdón 321
16 Curaciones a la puesta del sol 325
17 Tenerlo todo sin tener nada 335
Agradecimientos

Durante algo más de treinta y cinco años muchos profesionales


de distintas disciplinas me brindaron su apoyo, su consejo
oportuno y sus invaluables enseñanzas para el buen suceso
de mi ejercicio profesional en el campo del derecho médico
y especialmente en lo concerniente a la responsabilidad legal
y ética por actos médico asistenciales; todo ello forma parte
de las inspiraciones y fundamentos que me estimularon para
escribir EL MÉDICO DESAHUCIADO.

Mi desconocimiento de las complejidades de las lides


literarias me obligó a consultar a muchísimas personas que me
indicaron cuál era el camino y cómo transitar por él. La lista
es extensa. Si hubiera intentado hacerla podría haber
excluido, sin querer, a tantas que me brindaron su apoyo
oportuno. Para con todos albergo en mi corazón un
gigantesco reconocimiento. Sus consejos fueron
invaluables. Ellos mismos están de acuerdo en que fue el
médico Camilo Casas Santofimio quien con una inmensa
generosidad y dedicación me indicó a donde ir para
encontrar el primer camino: el de la apertura de mi largo
recorrido por los campos en donde identifiqué la
simbiosis existente entre la medicina y el derecho. Lo
demás vino por añadidura y es bien conocido por la
comunidad médica y en el ámbito jurídico y ético.

9
Las narraciones de los hechos y conflictos que el lector
encontrará en este libro, fueron inspiradas en situaciones
reales sin que, por ello, las identifiquen con exactitud. La
presentación de los casos, el entorno, sus protagonistas, los
diálogos, la época, los lugares, las entidades mencionadas
y sus variaciones son todas creaciones del autor. Cualquier
parecido con acontecimientos particulares o públicos, son
coincidencias que, por lo mismo, no constituyen evidencias
en ningún sentido.

12
“La Vida es breve, el Arte perdurable, la Oportunidad fugaz,
el Experimento traicionero, el Juicio difícil. El médico debe
estar preparado no tan sólo para hacer su deber, sino también
para lograr la cooperación del paciente, de los ayudantes y de
su familia.”1

1 Hipócrates, Aphorisms, traducción de W. Jones. (Cambridge: Harvard University


Press.1967), p.99

13
Los médicos podrían hacer cosas muy grandes que nunca
han imaginado, si creyeran más en su propio poder interior y
fortalecieran el de sus pacientes conectándose con ellos. Para
lograrlo, no debieran desahuciar sus capacidades científico-
técnicas ni su fuerza espiritual como seres humanos.
Si su grandioso saber lo hermanaran con la fuerza descomunal
que emana del espíritu, una nueva forma de pensar y actuar
sorprendería a la ciencia médica y a los enfermos sin
esperanzas.

ATT 2

2 El autor: Alfonso Tamayo Tamayo

14
INTRODUCCIÓN

La medicina, a pesar del asombroso avance logrado por la


investigación científica y técnica, sigue siendo “una ciencia
imperfecta” y, por ello, también lo es de la incertidumbre y
las dudas. Mi experiencia de más de 35 años constatando de
cerca la evolución de la medicina, la tarea exigente de los
médicos y las actitudes de los pacientes como respuesta a la
utilización de los hallazgos de la ciencia para el tratamiento de
sus enfermedades, me permitió advertir y, paradójicamente,
concluir que las expectativas de éstos ahora se han tornado
más exigentes; pretenden, cada vez más, mejores result
ados del accionar terapéutico de los médicos; los ven más
poderosos pero menos cercanos.
Sorprendentemente, la relación entre ellos, como
sus protagonistas, en vez de fortalecerse, parece estar
debilitándose. No resulta así lógico ni aceptable que los
descubrimientos de la investigación científica puedan estar
distanciando los médicos de los pacientes. Por ello, aflora
la pregunta: ¿La ciencia y los sorprendentes recursos
tecnológicos, farmacológicos, de electro medicina y otros,
así como la precisión diagnóstica que se logra con la práctica
de métodos y medios computarizados o sistematizados de
alta confiabilidad o su eficaz utilización para tratamientos,
intervenciones o procedimientos invasivos, ¿estarán acaso
desvirtuando el talante esencial de los médicos que, a lo
largo de la historia de la humanidad, ha sido casi siempre,

15
de conmiseración y solidaridad para con la débil y maltrecha
condición de los enfermos? Pareciera que la abundancia de
recursos científicos y técnicos hubiera dado a los médicos
un nuevo poder y un estatus que, sin que lo hayan advertido,
los aleja de sus pacientes. Todo ello ha comenzado a generar
una crisis de confianza en esa relación que podría estar
perdiendo, salvo valiosísimas excepciones, su autenticidad
por ausencia de cercanía espiritual, amorosa compasión,
sensibilidad humana, cabal comprensión del compromiso
necesario de las partes y de una gran dosis de humildad.

Este libro, que no es científico, aunque se refiera


a materias propias de éste campo, dirigido a médicos,
pacientes, enfermos y al gran público, recoge algunas
vivencias mías sorprendentes, identificadas al examinar
casos para cuya atención la medicina y los médicos siguen
sin encontrar respuestas satisfactorias que, de haber sido
manejados utilizando recursos que la ciencia aun no
acepta o comprende cabalmente, tal vez los pacientes no
hubieran sido finalmente desahuciados ni sus expectativas
de salud frustradas. Mi experiencia profesional como
abogado especialista en derecho médico me permite
afirmar que en tales casos, casi siempre, los nefastos
resultados se atribuyen a errores o equivocaciones de
diagnóstico, cuando no a mala práctica profesional por
impericia, imprudencia o negligencia. Situaciones tales se
tornan más dramáticas cuando el enfermo desahuciado es
un médico quien, para salvar su vida, decide ir un poco
más allá de la ortodoxia de la práctica profesional.

Los pacientes generalmente no entienden la


complejidad de la tarea que caracteriza el saber

16
profesional y los médicos poco hacen para que aquellos
tomen conciencia de la importancia, significación, efectos
y riesgos que sus actitudes comportan, no solo como
enfermos que se lamentan de las dolencias que padecen
sino como seres humanos que podrían contribuir al buen
suceso del proceso de atención médica, si existiera mayor
cercanía con ellos, más allá del simple diligenciamiento de
documentos sobre consentimiento informado, ciertamente
carentes del profundo nexo que debiera existir entre
médicos y pacientes para evitar que surjan dudas, falta
de confianza, miedos, temores, aceptación forzada, falsas
esperanzas o silencios angustiados. Motivado así, recordé
las palabras de Don Pedro Laín Entralgo, prestigioso
médico y humanista español, quien en su Introducción a
la Historia Universal de la Medicina, aunque no justifica
las fallas de los médicos, le otorga un justo valor al aporte
de la medicina para el bienestar de la humanidad al
reconocer:

«Aunque tantas veces se hayan equivocado los


médicos a lo largo de la historia, la medicina en su
conjunto ha ido haciendo más gustosa o por lo menos
más llevadera la vida del hombre sobre la tierra.» 3

Mis lectores encontrarán en EL MÉDICO


DESAHUCIADO una visión coloquial y escueta de
pacientes y profesionales de la salud que se enferman
sin remedio y no encuentran en la medicina, a pesar de
su portentoso adelanto, la tabla de salvación que su caso
requiere y, a su vez, la actitud del médico que, enalgunos
casos, resulta desahuciado como ser humano porque no
3 Pedro Laín Entralgo. Historia Universal de la Medicina. Salvat Editores S.A.
Barcelona (España) Tomo 1 de 7, Prólogo XIII.

17
percibe con claridad el horizonte de su propia vida y ha
perdido las esperanzas de encontrarse a sí mismo como
persona y como fuente de una grandiosa energía en la
que debiera comenzar a creer para su propio beneficio y
el de sus pacientes. Pensé, por ello, que algunos de mis
hallazgos, muchos de ellos sorprendentes, inexplicables,
ocultos en otras realidades y, en ocasiones, misteriosos,
debían ser narrados en este libro, sin divulgar las
identidades de sus protagonistas ni revelar los lugares
de los acontecimientos para proteger así la reserva de su
intimidad como una forma de contribuir a la búsqueda
de caminos que, ojalá, puedan fortalecer, mediante el
encuentro con la verdad, el poder interior de médicos y
enfermos para que sea propicia, ante todo, la sanación de
éstos y luego el buen suceso de las prácticas ortodoxas de
la medicina alopática apropiadas para inducir, dentro de
lo posible, la curación de sus enfermedades.

Para transmitir mis conocimientos, mis percepciones


y mis experiencias, he utilizado la narrativa por ser un
género literario que llega a todos los públicos y facilita el
entendimiento de fenómenos extraños, incomprensibles
para la mayoría de las personas, desconocidos por la
ciencia médica, aceptados por algunas religiones cuando
se confunden con los milagros y sorprendente para todos
cuando las energías de otras realidades muestran sus
efectos incontrovertibles que sanan y curan enfermos
desahuciados, pero, por ahora, nuestra limitada capacidad
de entendimiento, incluyendo el de la investigación
científica, deben conformarse con el conocimiento de
aquello que perciben los sentidos. Algún día conocerán los
poderes ocultos en otras realidades. Con todo, mi narrativa
revela testimonios valiosos, identificando plenamente
los protagonistas de los hechos que expresamente me
han autorizado para hacerlo, salvo en los casos en que

18
deben quedar protegidas sus identidades para preservar la
reserva e intimidad de las personas. Creo que cuando se
tiene la posibilidad de conocer parte del universo se tiene
una mejor perspectiva del todo.

19
1

EL PROFESOR ANTHON SANDERS


Una mirada al talante de un buen catedrático

Con su reconocida puntualidad, al entrar en el aula


de clases de la Facultad de Medicina de la Universidad,
el doctor Anthon Sanders con ademán galante, como
siempre se quitó el abrigo negro que lo protegía del frío
intenso de esa mañana de invierno, lo colgó del perchero
dispuesto en la parte trasera de su escritorio e hizo lo
mismo con su paraguas. Solamente por un momento
tomó asiento, se quitó sus guantes, cogió con sus manos
las solapas de su saco de paño inglés y con dos rápidos
movimientos hacía arriba y hacia abajo lo recompuso
sobre el cuello de su camisa; con tres dedos de su mano
derecha tocó el nudo de su corbata, como si estuviera
siguiendo un libreto, sin ningún propósito especial;
reacomodó sus anteojos apropiadamente, deslizándolos
un poco por el filo de su nariz ganchuda y luego, mirando
por encima de ellos, escrutó la presencia de todos antes de
ponerse de pie.
Creía que la estética en el vestir nada tiene que ver
con la moda y que aquella es el resultado de un perfecto
equilibrio entre la figura humana y el conjunto del traje y
sus accesorios.
Se le distinguía con facilidad por su porte elegante,
impecable, de finas maneras. Vestía trajes invariablemente

21
oscuros, de preferencia azules y negros, frecuentemente a
rayas; camisas de colores planos pastel y blanco, corbata
de seda anudada al estilo Windsor, puesto de moda por
la aristocracia inglesa. El chaleco era una de sus prendas
preferidas; ocasionalmente se protegía con abrigo de paño
pesado; nunca le faltaba el paraguas negro usualmente
colgado de su antebrazo izquierdo. Cerraba los puños de
su camisa con mancornas de obsidiana o madre perla pero
le incomodaba utilizar pisa-corbatas del mismo estilo.
Sus anteojos, de aros redondos de metal y lentes gruesos
dejaban al descubierto su miopía. Era su costumbre llevar
guantes negros de cabritilla importada de Marruecos y
zapatos de acordonar del mismo color, muy bien lustrados.

En las épocas muy frías, generalmente al dejar de


lado los guantes para consultar su guía de clases, dejaba
ver sus manos bien cuidadas, propias del cirujano que
era, pero envejecidas; se descubrían así las pecas color
marrón, como las de su cara, y sus uñas cuarteadas y
colmadas de estrías por el paso de los años. Caminaba
sin apuro, levantando con facilidad los pies del suelo, sin
arrastrarlos al pisar, aunque era muy visible su espalda
encorvada pero sin giba.

Tradicionalmente los pacientes han identificado


al médico como un personaje distinguido no solo
por su sapiencia sino también por el decoro y
delicadeza en su forma de vestir. había dicho
alguna vez a los estudiantes, recabando que:
Aunque todos sabemos bien que ni la inteligencia
ni la sapiencia ni la dignidad profesional se reflejan en el
atuendo de los médicos y que «el hábito no hace al monje»,

22
es preferible que una descuidada forma de vestir no se
convierta en un indicio que induzca a pensar lo contrario.

Mientras dictaba su cátedra nunca se le vio sentado


en la silla de su escritorio; caminaba despaciosamente
mientras exponía sus ideas, dejando ver sus zapatos bien
cuidados; era peripatético, al más puro estilo de Aristóteles
cuando enseñaba en la antigua Grecia.
No llamó por lista para calificar la asistencia. Había
sido suficiente para él la mirada de reconocimiento que
acababa de hacer.
Los estudiantes, absortos, no le quitaban los ojos de
encima; seguían con curiosidad todos sus movimientos.
Esta vez, se le veía circunspecto y ceremonioso.
Todo parecía indicar que iba a referirse a un tema
trascendental. Normalmente prescindía de los protocolos
para dar paso a la informalidad, pero, por alguna razón
especial, era muy notoria la severidad de su postura que
lo mostraba ahora apegado a las reglas.
Su presencia hacia expectante el ambiente del aula de
clases. El doctor Sanders lo había inundado de una energía
que era imposible ignorar; a su alrededor todo el bullicio
que precedía su entrada se tornó silencioso pero amable.

El profesor había sido catedrático de la Facultad


de Medicina de Alta York durante 25 años. Con
su nombre se había identificado el del Hospital
Universitario más importante de la ciudad, destinado
a la atención integral de pacientes. Era un centro
hospitalario caracterizado por la visión semiológica

23
y no parcelada de las enfermedades y los enfermos.
Los estudiantes decían de él que era el “gurú de
la neurocirugía”. Cuando entre ellos familiarmente lo
mencionaban,simplementeloidentificabancomo“elGurú”. A
sus 77 años mantenía frescos y actualizados sus
conocimientos científicos; se le consideraba un hombre de
vasta cultura, cultivaba la historia, la filosofía, la literatura
y el arte. En sus disertaciones, las reflexiones filosóficas,
las citas de los personajes de la historia, la descripción de
los lugares y ambientes en que éstos expusieron sus ideas,
la crítica de sus formas de pensar y actuar, así como las
concepciones literarias y artísticas que han caracterizado
la puesta en escena del actuar médico, hacían de su
cátedra una resonante catarata de humanismo y sabiduría
científica cuyo impacto todos querían recibir.
Por considerarlo como la más connotada autoridad
en el campo de la bioética, la Facultad de Medicina le
había asignado la cátedra de Responsabilidad y Ética
Médica.
En la universidad nadie ponía en duda los
conocimientos científico-técnicos ni la formación
humanística del doctor Sanders; tampoco sus calidades
de excelencia en el campo de la investigación científica,
las cuales eran de reconocimiento en el campo de
la neurocirugía ni, mucho menos, las excepcionales
condiciones que tenía como expositor para presentar sus
tesis en el campo académico. Sin embargo, sin pretender
restarle méritos ni poner en tela de juicio sus virtudes y
capacidades, alguna vez, un estudiante, en voz muy baja,
como susurrando, le dijo a uno de sus compañeros:
Cuando uno observa las manos descarnadas y
huesudas del doctor Sanders, no puede dejar de pensar

24
hasta cuando tendrán firmeza y seguridad para manejar
el bisturí electrónico y acercarlo a esa masa maravillosa
que es el cerebro humano y recorrerlo con su visión
para abrirse paso entre esa maraña de neuronas y células
nerviosas desde donde se desencadenan las prodigiosas
funciones vitales del hombre, hasta hallar la localización
exacta en donde se encuentre la causa de la enfermedad
que padece su paciente. Una mínima equivocación de
identificación de la acción o del movimiento puede llegar
a convertirse en una tragedia. Ojalá ese momento, para
bien de la humanidad, se demore muchos años en hacer
presencia en una cirugía practicada por nuestro Gurú.

El profesor se cuestionaba pensando si las reflexiones


humanísticas y éticas que le apasionaba hacer, podrían
resultar aburridas para algunos de sus estudiantes y, al
mismo tiempo, deleitar a otros.
«Todo depende del momento y de la lente con que
se examinen los actos humanos y del valor o disvalor
que se les atribuya». decía para sus adentros, como para
curarse en salud y calmar así las dudas que tenía sobre las
posturas de los estudiantes.

Había llegado a la convicción de que los valores


identifican los puntos de equilibrio de los actos humanos
y que cuando éstos no se logran o de alguna forma se
afectan, el buen juicio pierde su identidad, cualquiera
sea el extremo de la línea vertical u horizontal en el
cual pretenda ubicarse el disvalor para darle un alcance
exagerado a una cualidad, un defecto o una percepción
contraria, tanto negativa como positiva.
Con frecuencia recordaba a sus alumnos que los
médicos tienen la obligación de ser diferentes de las

25
demás personas, no solo por sus conocimientos y la forma
de conducirse o vestirse sino también por la de hablar para
comunicarse con los pacientes.4
Cuando los estudiantes en la universidad
querían identificar algún personaje de excepcionales
modales y atributos, habían resuelto rotularlo
diciendo de él: «se parece al doctor Sanders».

A pesar de su prestigio y ser considerado como un


ser humano de excepcionales cualidades, el profesor
Sanders era una persona controversial y un tanto difícil
de comprender pero, por manera alguna, dogmático.
Sus actitudes paradójicamente desconcertaban a los
estudiantes. No era extraño que, en algunas ocasiones, se
le encontrara cómodo navegando, aparentemente, contra
la corriente o adoptando posturas un tanto intolerantes
en contra de las conductas que, en algunos casos, los
caracterizaban, las cuales denominaba como “facilistas”
y “del menor esfuerzo”.
Nada es necesario hacer para dejarse arrastrar por
la corriente de los acontecimientos.  les decía.
Quienes le conocían muy de cerca, como algunos
amigos íntimos suyos, afirmaban que sus contradicciones
eran una pose que él adoptaba para estimular las
controversias y los raciocinios sobre sus exposiciones.
Era extremadamente sagaz.
Aun en las oportunidades en que con vehemencia se
mostrabacomocontradictor intolerante, sus ademaneseran
respetuosos, su tono de voz enérgico pero acompasado,
nunca altisonante. Sabía controlar sus emociones para
evitar la imprudencia y no descomponer su exquisito
talante académico.
4 https://pt.scribd.com/document/366075710/Universidad-Vi-
na-Del-Mar-Actualizaciones-Para-El-Desarrollo-Organizacional

26
2
LAS ENSEÑANZAS DEL GURÚ
Una visión exigente y rigurosa de la medicina

Desde el campus exuberante, por entre el ramaje


de árboles frondosos y erguidos cipreses que parecían
conectar el cielo con la tierra, estaba llegando una oleada
de aire frío que susurraba a su paso como si fuera un aire
fantasmal que les hubiera arrancado algo de su energía
misteriosa.
Por favor, cierren bien la puerta, no me agradan ni
las bajas temperaturas ni los lenguajes que no entiendo
le dijo el profesor Anthon Sanders a los estudiantes de
medicina en voz muy baja.
Era evidente que tenía secretos escondidos, tal vez
esotéricos. Sólo quienes los conocen, aunque no los
entiendan, saben que existen y que los elementos de los
bosques tienen su propio lenguaje.
Sus alumnos se preguntaban así mismos si ¿acaso
su admirado gurú al querer significar que no entendía el
lenguaje del viento, estaba, sin pretenderlo, admitiendo
la existencia de otras extrañas y misteriosas formas
de comunicación existentes en la naturaleza, que él
comprendía y mantenía en reserva? Por unos instantes,
antes de que se iniciara la clase, en el mascullar de éstos
se adivinaba la búsqueda de respuestas.
Su mirada profunda era impactante. No obstante,
su expresión era, como siempre, cordial, sin distancias

27
atemorizantes con los estudiantes; su afable personalidad
se revelaba al insinuar tímidamente su sonrisa. Daba la
impresión de que pudiera estar pensando que si sonriera
de un modo franco, sin una motivación válida, podría
desdibujarse su sobrio talante que era su auténtica imagen.

Con su acostumbrado rigor académico les dijo:


Hoy comienza una larga jornada en sus vidas.
Tendrán que navegar por el río de la vida que ustedes
han escogido para ir hacia su destino profesional como
médicos. Deberán estar atentos a cada tramo que avancen;
en todo momento tendrán que observar el comportamiento
de la corriente; no siempre la serenidad del río es una
realidad; existen realidades que solo percibimos como
aparentes y otras muchas desconocidas y peligrosas; las
corrientes que no vemos en la superficie podrían estar
ocultas y arremolinar las aguas formando otras extrañas
y caprichosas con fuerza para hacernos naufragar. Los
imprevistos están por doquier. Encontrarán ustedes
tempestades que enfurecen el río y sequías que hacen
casi imposible su navegación. Un buen navegante debiera
saber que los secretos de los ríos y los mares se guardan
celosamente y que solo se revelan a los valientes que
se atreven a buscarlos en silencio y sin pretensiones de
haberlo descubierto casi todo.
La mayoría de ustedes están aquí ahora pensando,
tal vez, que en esta clase comenzarían a construir los
cimientos de su ejercicio profesional en el campo de la
cirugía. Puede ser que tengan razón porque van a iniciar
un exigente programa de prácticas. Pero, más allá de la
anatomía, la fisiología, la patología y la semiología que
absorbe su tiempo, no estoy muy seguro de que estén

28
ávidos por encontrarse con los cadáveres de la morgue
para familiarizarse con los descubrimientos minuciosos
que paso a paso debe hacer el patólogo para hallar las
causas de la muerte y emitir el diagnóstico de la misma
en cada caso.
Muchos de los pacientes que ustedes van a intervenir
en el futuro, tendrán extrañas malformaciones que, a pesar
de su sapiencia como cirujanos, no lograrán explicarse.
Algunos estarán putrefactos antes de tiempo. Muchos
terminarán sus vidas en el quirófano. Todos ellos, sin
excepción, por simple o sencilla que ustedes piensen
que es la cirugía que van a practicarles, constituye un
desafío; cada intervención puede presentar efectos o
manifestaciones imprevisibles. No existen vacunas que
impidan que ustedes como cirujanos puedan cometer un
error. No siempre la experiencia tiene cubiertas todas las
expectativas. En síntesis, no existe ningún médico que se
las sepa todas. Por eso, no deben hacerse ustedes muchas
ilusiones sin antes hacer reflexiones que les permitan
poner los pies sobre la tierra.

Es cierto que en su camino se encontrarán con el


respeto de pacientes agradecidos y recibirán todos los
elogios; serán calificados como los mejores, se ganarán
el reconocimiento y el afecto de sus familias que, en
algunos casos, divulgarán sus éxitos profesionales y,
por ello, se harán merecedores de la confianza social.
En otras oportunidades, si sus intervenciones culminan
con un resultado inesperado o adverso, serán tildados de
ineficientes y las reclamaciones, justas o injustas, por los
efectos de un real o supuesto fracasó profesional, serán
conocidas en todas partes como si con la malediscencia

29
pudiera elaborarse un delicioso bocado que muchos
apetecen degustar sin saber co fue fabricado; serán
expuestos, a la usanza de la antigua Roma, a la «vindicta
pública», y posiblemente a un proceso judicial de
responsabilidad profesional si la comprensión y bondad
del enfermo no hace presencia.
Esas reacciones divergentes hacen la diferencia. Solo
el encuentro con el sufrimiento del enfermo será siempre
un lugar común.

Alguna vez les dijo que con oportunidad de un viaje


suyo a New York, mientras caminada por la congestionada
avenida de Times Square, de paso hacia la estación del
metro que lo acercaría a una Universidad vecina del
Greenwich Village, miraba casi con asombro el rostro que
en casi todos los transeúntes era expresión de sus afanes;
algo así como una especie de imagen que ellos ignoraban
que estaban divulgando. Claro que a él no le importaban
sus rostros. Lo dramático, lo lamentable, lo triste era
que él, como médico bien informado, sabía que de cada
dos personas de entre las montoneras que caminaban en
tropel, una llevaba la pesada carga del dolor que causa el
sufrimiento. Ese solo conocimiento le hacía reflexionar
permanentemente en la necesaria conmiseración que los
médicos deben tener para con sus pacientes. El profesor
creía que: «muchos de ellos seguramente estarán
confiados en que el médico que visitan pueda ser un
bálsamo cicatrizante para sus heridas físicas o
psíquicas, lo cual amerita que en todos los casos las
dudas que encuentre en el camino estimulen la
compasión y la búsqueda rigurosa de la verdad.» Era
insistente en recordar su dimensión del paciente:

30
Cada paciente es un universo de reacciones,
complejidades y sorpresas; todos son distintos
somáticamente y difícil de conocer sus emociones y
conflictos psíquicos. Solo hay un factor que los identifica
a todos: son seres humanos con una evolución grandiosa
y asombrosa, además de una herencia genética que los
impacta sin remedio. Sin ellos y las enfermedades que
los han afectado a lo largo de la historia, la medicina
nunca hubiera existido; obviamente, el hombre como
individualidad precede a sus enfermedades. Muchísimas
veces su propio organismo las genera sin que en todos
los casos pueda saberse cómo; en otras, el descuido y
la negligencia, propia o ajena, las condicionan; el simple
quehacer o el envejecimiento biológico las hace
inevitables y algunas no pierden oportunidad y están
acechando para encontrar albergue en organismos que no
han podido cerrarle las puertas. A las anteriores, agreguen
ustedes las de carácter psicosomático que se originan en
la psiquis del individuo por causas emocionales, miedos,
angustias, ansiedades, fobias, trastornos de la personalidad
y desórdenes mentales propiamente dichos.

Antes de ir a la morgue a echar un vistazo a los


cadáveres y advertir en ellos la pequeñez y fragilidad de
los seres humanos y el triste y escabroso final de su
periplo terrenal, los invito a que miremos al hombre en
retrospectiva para no perder la noción de su grandeza.
Formar parte de uno de los eslabones de su cadena
evolutiva en función de ayudar a prevenir o curar sus
enfermedades, sin importar la época, procurando su
bienestar, debe ser inmensament e gratificante para los

31
médicos por la significación de ese aporte vital.
En sus primeros estadios evolutivos, imagínenselo
ustedes de baja estatura, bastante baja, como de un
metro con 30 centímetros; cuerpo musculoso como el
de un luchador pero sin el apoyo del gimnasio; pómulos
salientes, cabello largo y greñudo, mugriento y de mal
olor; frente angosta poblada de pelo como casi todo el
cuerpo, nariz abultada; maxilares de apariencia fuerte
y sobresalientes hacia adelante; dedos curvados con
habilidades conservadas para agarrar y trepar; dientes
de tamaño considerable apropiados para su dieta de
frutos, vegetales blandos y cortezas, habilitados para
desgarrar carne cuando tenían acceso a las sobras de
los depredadores, pues en sus primeras manifestaciones
humanoides pienso que fueron carroñeros de carne fresca.
Con los ojos de la mente observen su cuerpo encorvado,
dejando colgar sus largos brazos o levantándolos para
coger el fruto de un árbol sin tener que trepar por el
tronco, es decir aquerenciados con el suelo y caminando
con pasos firmes. Pueden ustedes imaginarlo enfrentado
con el medio; víctima de temibles animales depredadores
o sorteando los embates de la furia incomprensible de la
naturaleza, casi siempre indefenso pero decidido a poner
en marcha su valor y su ingenio para enfrentarlo todo y
tratar de sobrevivir. Piensen en su desconcierto y su actitud
resignada al entrar la noche antes de que fuera descubierto
el fuego y sus reverencias agradecidas en el momento en
que despuntaba el sol cada mañana. Somos pues el fruto
de sus temores, su tenacidad enfrentada a lo imprevisible,
sus necesidades, sus creencias ante las manifestaciones
de poder del universo y su maravillosa inteligencia al
servicio de su visionaria persistencia. Hemos heredado la

32
grandeza del hombre acumulada a lo largo de su historia.
Debemos cuidar de ella sin malgastarla.

Cuando tuve la oportunidad de leer «El


Ascenso del hombre», escrito por Jacob Bronowski, físico
matemático, filósofo y humanista de renombre universal,
quien consideraba que en los últimos años la atención
del mundo había cambiado de la física a las ciencias de
la vida y refería como “grandioso” el momento en que
en 1950 se le solicitó realizar una prueba matemática al
cráneo del Niño de Taung encontrado en el África en 1924
quien, por el examen de su dentadura, pudo ver cómo,
de pronto, sus conocimientos se desplazaron dos millones
de años atrás y proyectaron una luz en la historia del
hombre,5para concluir que el cuerpo que correspondía al
fósil que emocionado había sostenido en sus manos, era
la demostración de que el niño ha (había) registrado el
compromiso humano de caminar erguido y afirmar:

«Desconozco como se inició la vida del niño de Taung;


pero a mi parecer sigue siendo el infante primordial, a
partir del cual principió toda la aventura del hombre».

El descubrimiento había sido publicado en la


prestigiosa revista Nature por el profesor de
neuroanatomía de la Universidad de Witwatersrand de
Johannesburgo en febrero de 1925, Raymond Dart, un
distinguido antropólogo australiano.
A pesar de estas revelaciones y la grandiosidad que
se le dio al hallazgo del fósil del niño de Taung, voces
científicas discordantes consideran que pertenece más a un
5 Bronowky Jacob. El Ascenso del Hombre. Fondo Educativo Interamericano.
Pag. 30 1983

33
simio que a un humano. Habrá que esperar pacientemente.
Muchas veces la investigación se afana demasiado por
encontrar la verdad y otras tantas podrían extraviarse.
No obstante, una investigación posterior, adelantada
en 1974, divulgada por la National Geographic, refiere
que en la misma revista Nature se publicó la conclusión
de investigaciones que demostraron que Lucy, la
Australophitecus afarensis, es hasta ahora el más antiguo
ancestro del hombre moderno y que vivió hace 3.18
millones de años. Su esqueleto, descubierto por Donald
Johanson el 24 de Noviembre de 1974, aproximadamente
a 100 kilómetros de Adis Abeba en Etiopía, fue hallado
completo y es hasta hoy el espécimen más antiguo e
importante de la evolución humana. Precedió en más de
un millón de años al niño de Taung que tanto enorgullecía
a Jacob Bronowski.
De acuerdo con la investigación realizada en la
Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, por
las huellas del trauma sufrido en la cabeza y en su mano
derecha, es muy probable que hubiera caído de un árbol
desde una altura estimada en aproximadamente doce
metros. Al respecto, el geólogo John Kappelman, autor
del estudio, manifestó:

«Es irónico que el fósil que protagoniza el debate


sobre el papel arbóreo en la evolución humana muriera
posiblemente de las heridas sufridas en una caída de un
árbol.»

El profesor Sanders, en tono cauteloso, al citar la


antigüedad de los fósiles del niño de Taung y de Lucy,
le dio a entender a los estudiantes que la grandeza del

34
hombre viene de muy atrás y que ninguna razón tenemos
para pensar que nosotros la hayamos superado. Con esta
reflexión les dio un respiro para amonestarlos:
Los médicos no somos dioses ni tenemos la
naturaleza para serlo, aunque algunos puedan llegar a
creer que tienen la vocación. les dijo sin utilizar ningún
recurso que suavizara su franqueza. Luego agregó:
El ejercicio de la medicina es una tarea compleja.
Cuando es auténtico se torna exigente, sacrificado,
incomprendido, muchas veces injustamente juzgado. El
médico debe saber que en su recorrido encontrará un cauce
o un camino plagado de sobresaltos en cualquier recodo;
que su faena diaria será fatigante, que él no es más que un
puente entre la ciencia, los enfermos y las enfermedades;
no será más pero podría ser menos. En estar cierto de ser
ese vínculo de unión está su grandeza.
Alguna vez les había dicho que «El río de la vida
que lleva nuestra barcaza, arrastra a su paso muchos
deshechos que pueden lesionarnos. Pasan por nuestro
lado como si quisieran atropellarnos. Siempre será bueno
que nos cuidemos de no dejarnos llevar por la corriente
como un náufrago sin actitud de salvamento y, tal vez,
sin pretender navegar en contra suya, debemos procurar
sostenernos un poco a modo de freno que impida que, por
no ser previsivos, nos precipitemos al peligro. El buen
navegante aprende a conocerlos bien, a sortearlos y a
mantenerlos a distancia; saber hacerlo comporta una
permanente actitud de prudencia.»
«Si extravía su rumbo tratando de encontrar la
enfermedad en el río, en vez de acercarse, con seguridad,
primero al enfermo que navega en su pequeña barca aguas
abajo llevando la enfermedad consigo, no podrá curar

35
sus dolencias. Puede llegar a ser peligroso y extenuante
navegar buscando en su cauce algo que no conocemos,
enfrentando al tiempo la corriente. Los desechos del río
arrastran con fuerza todo lo que encuentran a su paso.»

Confío en que ustedes comprendan el alcance del


símil del río que les he propuesto.
Si el médico contacta primero al enfermo que navega
con dificultad, puede fácilmente conocer sus fortalezas y
debilidades para que, con su guía, él mismo se aliviane
de su pesada carga y se sane del sufrimiento que le causa.
Todo lo demás lo sabe el médico quien es un auxiliar
ocasional del viaje del paciente, pues ha sido formado
para la eventualidad de curar las enfermedades. «Tal
vez pienso», les dijo con una cadencia en su voz que los
invitaba a reflexionar, «que cuando el enfermo relaje su
mente para aligerarse del peso de la enfermedad, aunque
continúe en contacto con ella, el médico con su pericia
puede tratarla, incinerándola en la mente del enfermo
para que no contamine el río u ocultándola en una orilla
en donde la pierda de vista. Es así como se sana primero
al paciente y se cura después la enfermedad».

Para recordarles el recorrido histórico de las actitudes


humanas frente a las enfermedades les manifestó:
En los más remotos orígenes de la medicina
primero fueron los curanderos producto del instinto de
conservación engendrado por el miedo y la necesidad;
la observación aguzaba sus conocimientos y los intentos
repetitivos por utilizar los recursos de la naturaleza
forjaron sus experiencias y era en éstas que cifraban la
eficacia de la sanación espiritual y algunas curaciones.

36
Luego aparecieron las creencias, los dioses y los rituales
para honrarlos; así, antes que las religiones hicieron
presencia los primeros curanderos arcaicos que habían
evolucionado hasta convertirse en chamanes quienes, con
frecuencia, acaparaban dignidades hasta llegar a ser, en
muchas comunidades indígenas, chamanes curanderos,
brujos y sacerdotes.
Las necesidades del hombre y los tratamientos de las
enfermedades eran selectivos; cada práctica tenía fines
específicos para cada situación o dolencia que debía ser
enfrentada; muchos dioses podían ser invocados al mismo
tiempo o en diferentes oportunidades de acuerdo con las
circunstancias. Unas veces el enfermo estaba afectado por
muchas dolencias y, en otras, solo por una. El chamán era
simplemente un mediador que tenía el poder propiciatorio
para comunicarse con las fuerzas de la naturaleza y, a la
vez, con el enfermo; lo sabía bien y nunca pretendió ser
una especie de dios ni confundirse con la fuerza o energía
misma que invocaba.
El tratamiento de las enfermedades comportaba un
ritual mágico que era del dominio o conocimiento oculto
del chaman.
Su formación era la suma de la convergencia de
tradiciones que, de generación en generación, le eran
trasmitidas por sus ancestros. Las asimilaba recorriendo
el camino de la iniciación que excluía los dogmas, los
fanatismos, las ideas “inamovibles”, el miedo a lo
desconocido, el conocimiento inmodificable, el rechazo a
lo cambiante. Producía transformaciones en los campos de
la energía de la naturaleza que es universal y no exclusiva
de la tierra; en ésta encontraba, cuando era propicio, los
caminos y los medios de conexión con otras energías y

37
fuerzas superiores cuyos efectos aprendió a identificar sin
conocer las causas. Es decir, su poder interior propiciaba
la conexión del espíritu del enfermo con los poderes o
energías que invocaba y el suyo con el de éste.
Del ritual formaba parte la muerte simbólica de la
enfermedad y la consiguiente resurrección, restauración
o recuperación del cuerpo afectado. Primero debía ser
sanado el espíritu; solo así se abría la puerta de acceso que
permitía conectar con la enfermedad que se encuentra en
el plano físico del hombre. Intentar acceder directamente
a este plano era una tarea que hacía compleja, difícil y,
muchas veces, casi imposible la curación. El enfermo
tiene la tendencia a reencontrarse con la enfermedad y
únicamente el espíritu que la rechaza, puede impedirlo.
Tal vez el chamanismo, de alguna manera, en el campo de
la sanación, haya sido el origen de las creencias religiosas
y posiblemente de algunos mitos que purifican el espíritu
e invocan una divinidad o poder sobrenatural para que
intervenga en el proceso de curación.
Lo de las creencias religiosas me parece que no
tiene grandes dificultades para entender los alcances de
la fe de las personas, pero no logro asimilar bien como
se producen las conexiones espirituales con los mitos
a los que mucha gente acude para buscar curar sus
enfermedades, le manifestó confundido un estudiante.
Trataré de explicárselo de la manera más sencilla.
Los mitos son aparentes realidades, distintas de
las realidades perceptibles y de otras que no captan
nuestros sentidos pero que existen.
Aquello que escapa a la comprensión racional de los
sentidos tiene diversas formas de hacer presencia en el
mundo de lo entendible, propias para cada caso, según

38
correspondan a otra realidad existente que es causa de
hechos o resultados palpables o a leyendas que se refieren a
personajes heroicos, siniestros, intimidantes o divertidos,
así como a situaciones extrañas que no generan resultados
ciertos, los cuales, por ello, necesitan un lenguaje para
expresarse e identificarse.
Algunos personajes y hechos de la cultura
judeocristiana que no tienen una fuente histórica, son
conocidos mediante textos de la Biblia. Otros tienen
como fuente las tradiciones orales que se trasmiten de
generación en generación como ocurre con las culturas
nórdicas cuya riqueza mítica es abundante y con las de
otras latitudes, sin excluir, por supuesto, los mitos griegos
y romanos ni los de las diversas etnias indígenas en
muchas partes del mundo. El mito, por sí mismo, no tiene
poderes curativos; si bien, para las personas que en ellos
creen forman parte de otra realidad, ello corresponde
a creaciones individuales instaladas en sus mentes y
es la energía de sus pensamientos, potencializada con
profundas intenciones la que produce los resultados. Pero
las otras realidades a las cuales con frecuencia yo me
refiero, son diferentes, tienen su propia fuerza, extrañas
formas de manifestarse y son el complemento de las
realidades observables para conformar el todo.

Desde la parte trasera del aula de clases una estudiante


levanto su mano derecha y en voz alta preguntó:
Profesor Sanders: hemos estado escuchándolo con
mucha atención y, al margen de los mitos, con frecuencia
se refiere usted a la energía y al espíritu de los seres
humanos como determinantes, en algunos casos, de la
sanación de las enfermedades. También ha mencionado

39
usted “otras realidades” pero no ha quedado claro como
éstas se compatibilizan con la ciencia. Me considero
agnóstica. Usted comprenderá que las dudas son para mí
pan y carne de todos los días y, por eso, quisiera saber si
para usted el espíritu es lo mismo que el alma y si ¿esas
“otras realidades” podrían llegar a tener alguna conexión
con la ciencia o si solo debemos saber que existen al
conocer sus efectos pero no su causa?
El profesor, después de observar a la estudiante con
detenimiento, le manifestó:
Usted sabe bien que el término universidad es
sinónimo de universalidad. En mi cátedra expongo ideas
y hago reflexiones que puedan ser útiles para todos, así no
las compartan. No expongo dogmas ni tengo la autoridad
para hacerlo. Hablo para mentes libres. La libertad
de pensamiento es en esta universidad la esencia de la
formación que ustedes reciben; por ello, sus personales
investigaciones irán de su mano para que puedan tener la
oportunidad de elegir entre las muchas concepciones del
pensamiento universal.
Usted es agnóstica y yo cristiano. Es válido que usted
pueda dudar de todo cuanto yo exponga en mí cátedra; lo
que no sería válido es que lo que escuche de mi no le
induzca la necesidad de investigar. Con esta advertencia,
voy a resumir mi pensamiento sobre el contenido de su
pregunta.
Concibo el alma como el soplo Divino o impulso
vital de cada uno de los seres humanos. No se corrompe
ni se contamina; mientras haya vida, sana o enferma,
dispuesta para hacer el bien o el mal, plena o miserable,
el alma permanece inalterable.
Por ser emanación Divina, al momento de la muerte

40
del cuerpo que anima, regresa a su estado primigenio y se
confunde con el todo de Luz de donde había partido. Creo
que las almas constituyen individualidades solo cuando
están vinculadas al plano físico de los cuerpos humanos;
cuando lo abandonan por efecto del cese total de las
funciones vitales, pierden esa individualidad y regresan a
su fuente universal que es la Divinidad.

Ahora bien, voy a la esencia de su interrogante:


El espíritu es la dinámica del alma que se conduce
de forma esencial bajo el amparo del libre albedrío; éste
lo individualiza y lo caracteriza para formar la conciencia
personal. El espíritu se afecta y se contamina con los
pensamientos y acciones de los hombres; a su vez, por
estas motivaciones y desarrollos la conciencia puede ser
limpia, perversa o corrompida, sin que por ello contamine
el alma.
Los sentimientos íntimos los inspira la mente humana
para producir efectos desencadenantes, fisiológicos o
provenientes del entorno o el medio ambiente, los cuales
se convierten en pensamientos que el cerebro utiliza
para generar formas variables de respuesta o conducta;
es así como se moldea el espíritu del ser humano que
puede agigantarse para enfrentar la adversidad o disfrutar
de la felicidad o apocarse en presencia de las derrotas
o la tristeza; pero en las mismas situaciones el alma se
mantiene inalterable.
Los instintos, como el temor, el miedo, la alegría o la
ira, entre otros, son expresiones de los sentimientos.
Ahora dispone usted de un elemento más de juicio
para alimentar la orientación definitiva de su forma de
pensar. le dijo y, para recoger el hilo de su disertación

41
inicial, les manifestó:
Más tarde, aparecieron los primeros
acercamientos a la medicina como ciencia en las
diferentes etapas de la historia de la humanidad. Su
impresionante evolución ustedes ya la conocen pero no
ha sido intrascendente el que, con ella, apareciera
también, el ritual de la bata blanca.
Recuerden ustedes les expresó que en muchas
culturas antiguas las vestiduras blancas simbolizaban
la limpieza del espíritu y que ésta era la razón para que
formaran parte de los rituales religiosos de iniciación. Se
creía que favorecían la comunicación con los dioses y
propiciaban el encuentro con los espíritus.
En el antiguo Egipto, hace cerca de 3.600 años,
quienes ingresaban a las denominadas «casas de la vida»
o «Per Ankh», para conocer los secretos de las artes, las
ciencias, las medicinas y la curación, debían cubrirse
con ropa blanca.
En la edad media, los cirujanos, estaban obligados
a vestirse de blanco para establecer contacto con los
enfermos; además de su significación de la pureza
requerida para actuar, permitía distinguir las jerarquías
del oficio.
Cirujanos barberos o curadores de experiencia
básica para realizar intervenciones menores, utilizaban
batas blancas cortas y los cirujanos experimentados
y capacitados para enseñar y llevar a cabo cirugías
importantes, se distinguían por llevar una bata blanca
larga. De alguna manera, modernamente, en algunas
Facultades de medicina sigue siendo un ritual que relieva
un cierto carácter de integridad personal, respeto por la
ciencia y los enfermos, así como lealtad a los principios

42
de la medicina y a la ética profesional para con ella
distinguirse del común de las gentes en sociedad.
Pero una cosa es la apariencia física y su significado
y otra la actitud que el médico debe adoptar cuando se
trata de cumplir su misión ante las enfermedades, los
enfermos y la sociedad toda, porque en ésta se encuentra
la trascendencia de su accionar.
Deben ustedes tener clara conciencia de que la
medicina y la investigación científica nunca dejarán de
ser grandes ni desconocido su servicio a la humanidad
por el hecho de que lleguen a admitir resultados tangibles,
extraordinarios, incomprensibles, o con apariencia de
mágicos, pero que no lo son, provenientes de realidades
distintas de las observables a simple vista o descubiertas
por la ciencia. Habrá que tener templanza cuando de buscar
la verdad se trata. Las dificultades aparecerán cuando la
ética y la bioética pretendan condicionar las acciones en
uno u otro sentido. Ya lo veremos más adelante.

Sin embargodijo el profesor no quisiera dejar


la impresión de que estoy eludiendo una respuesta más
concreta sobre el interrogante relacionado con la ciencia
y “las otras realidades.”
Luego, tomó asiento solo para buscar algo en su
maletín. Después de unos pocos minutos respiró un aire de
tranquilidad, se puso de pie y manifestó con solemnidad:
aquí está el documento.

Los hombres de ciencia que se atreven a


entender como una realidad los resultados generados
por otras realidades que no entienden pero aceptan que
necesariamente son su causa, aun sin proponer hipótesis

43
de sustento para ella, habrán comenzado a sentir que la
ciencia puede llegar a ser un instrumento para buscar la
verdad dentro del todo y no solo en la parte. Son unos
intrépidos valientes que algún día procurarán remover los
actuales linderos de la ciencia.

Un ejemplo hace consistentes muchos


cambios que sorprenden en el campo de la investigación
científica: EL ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO, que
podría llegar, incluso, a la teletransportación, como una
propiedad estudiada en 1935 por Einsten, Podolsky y
Rosen al formular la denominada PARADOJA EPR.
Inicialmente pensaron que un conjunto de partículas
entrelazadas (entangled) no pueden definirse como
partículas individuales con estados definidos, sino como
un sistema con una función de onda única para todo el
sistema. Éste ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO,
obvio resultaba ser una formulación en contra de la
mecánica cuántica identificada desde esa época, porque
no se conciliaba con el principio del REALISMO
LOCAL que enseña que cada partícula se caracteriza por
manifestarse bien definida, “sin que sea necesario hacer
referencia a otros sistemas distantes.”

Escuchen con atención la lectura del siguiente


documento que ilustra bien como se podrían modificar
las posturas actuales de la ciencia, tan solo por vía de
ejemplo.

“Un equipo de investigadores ha conseguido que


este extraño efecto (el entrelazamiento cuántico) salga del

44
reino sub atómico y pase al «mundo real.” 6
“El entrelazamiento es, sin duda, una de las
predicciones más extrañas y sorprendentes de la Física
Cuántica. Se trata de un fenómeno por el cual dos objetos
distantes se «entrelazan» de una forma que desafía tanto
al sentido común como a las leyes de la física clásica. No
importa la distancia a la que estén dos partículas la una de
la otra. Si están entrelazadas, cualquier variación en una
de ellas afecta inmediatamente a la otra, incluso si ambas
se encuentran en extremos opuestos del universo.
“En 1935, Albert Einstein expresó su preocupación
por este concepto, refiriéndose a él como «acción
fantasmal a distancia».
“Hoy en día, sin embargo, el entrelazamiento es
considerado una piedra angular de la mecánica cuántica,
y una pieza clave para desarrollar nuevas tecnologías,
tanto en computación como en telecomunicaciones. ¿Se
imaginan un sistema de comunicación instantáneo? Baste
decir, por ejemplo, que con las actuales comunicaciones
por radio una señal (viajando a la velocidad de la luz)
tarda largos minutos (unos siete hasta Marte y unos veinte
hasta Júpiter) en llegar a su destino, algo que no resulta
demasiado práctico para las misiones espaciales.
“El entrelazamiento, sin embargo, no resulta sencillo
de «domesticar». Se trata, en efecto, de un fenómeno
extremadamente frágil, observado hasta ahora en
sistemas microscópicos entre fotones o átomos, y más
recientemente en circuitos eléctricos superconductores,
pero que se diluye y desaparece cuando se trata de aplicarlo
a distancias mayores. Por eso, muchos físicos trabajan
actualmente en el desarrollo de «repetidores cuánticos»
6 https://www.abc.es/ciencia/abci-logran-primera-entrelazamiento-cuánti-
co-objetos-macroscopicos-201804290058 noticia.html

45
que permitan mantener esta prometedora propiedad a lo
largo de distancias cada vez más largas. El «record», hasta
el momento, está en varios cientos de km.
“Ahora, algunas de esas limitaciones podrían
haber llegado a su fin. Gracias al trabajo de un equipo
internacional de investigadores, dirigido por Mika
Sillanpää, de la Universidad de Aalto en Finlandia, el
entrelazamiento cuántico, en efecto, ha abandonado por
primera vez el ámbito de lo sub atómico para pasar al de
los objetos macroscópicos. En un artículo recién aparecido
en Nature, los científicos aseguran haber conseguido
vínculos cuánticos, o entrelazamiento, entre pares de
objetos oscilantes fácilmente visibles con una lupa o
incluso a simple vista. Aunque los objetos entrelazados
apenas tenían 15 micras de diámetro, se trata de un paso
de gigante que abre las puertas al desarrollo de toda una
nueva generación de tecnologías.

“En su experimento, los investigadores lograron


llevar los movimientos de dos «osciladores», dos pequeñas
láminas de aluminio de cerca de un billón de átomos cada
una que vibraban como pequeños tambores en un chip
de silicio al son de haces de microondas, a un estado de
entrelazamiento cuántico. Los objetos en el experimento,
aunque pequeños, son verdaderamente enormes (y
masivos) en comparación con la escala sub atómica. De
hecho, las láminas circulares tenían un diámetro similar al
ancho de un cabello humano.
«Los cuerpos vibratorios -explica Mika Sillanpää-
se construyeron para interactuar a través de un
circuito de microondas superconductor. Los campos
electromagnéticos en el circuito se utilizaron para

46
absorber todas las perturbaciones térmicas y dejar solo
las vibraciones de la mecánica cuántica.
“Eliminar cualquier forma de ruido o interferencia,
en efecto, resulta crucial en esta clase de experimentos, que
deben llevarse acabo a temperaturas extremadamente
bajas (cerca del cero absoluto, a -273 grados
centígrados). Para sorpresa de los investigadores, el
experimento permitió que el estado de entrelazamiento
persistiera durante media hora, un periodo de tiempo
extraordinariamente largo para esta clase de fenómenos.
Según Sillanpää, «básicamente, nuestro entrelazamiento
podría durar para siempre».
“En palabras de Caspar Ockeloen-Korppi, autor
principal de la investigación, «estas medidas son
desafiantes, pero también extremadamente fascinantes.
En el futuro, intentaremos teletransportar las vibraciones
mecánicas. En la teleportación cuántica, las propiedades
de los cuerpos físicos pueden transmitirse a distancias
arbitrarias utilizando este canal de ´acción fantasmal a
distancia´».

“Estos impresionantes resultados demuestran


sin lugar a dudas que el entrelazamiento cuántico ha
conseguido abandonar el reino sub atómico y dar el salto
a nuestra realidad macroscópica. Sillanpää y sus colegas,
en efecto, han demostrado que ya es posible mantener
el control sobre objetos grandes, en los que se pueden
inducir y estabilizar extraños y hasta ahora inalcanzables
estados cuánticos exóticos. El logro no solo abre las
puertas a nuevos tipos de tecnologías cuánticas, sino que
también permite estudios de física fundamental, entre
ellos la aun poco comprendida relación entre la gravedad
y la mecánica cuántica.”

47
Espero que hayan quedado ustedes conformes con
esta breve pero ilustrativa referencia a las conexiones
entre la ciencia y las “otras realidades” que, en el ejemplo
propuesto, ya han comenzado a dejar de serlo, les dijo
para después exhortarlos a examinar “otras realidades”
pero dentro de un contexto diferente.

Es muy curioso pero pareciera que en estos


momentos de tan impresionante avance científico técnico
debiéramos actualizarnos con el conocimiento de recursos
ancestrales abandonados en nombre de la verdad científica
y la ética.
Existen ya valiosos ejemplos a seguir en este sentido.
Tan solo será necesario apartarnos de los prejuicios
y atrevernos a sentir, sin rubor, la energía de las otras
realidades para que forme parte de la medicina moderna.
Antiguamente se decía que no hay porqué tener miedo a
los desafíos de los tiempos nuevos, ahora tendremos que
decir que no debe asustarnos descubrir lo que ya existía
desde tiempos inmemoriales.

El primer hospital compartido por médicos alópatas


modernos y curanderos mapuches en Argentina es el
resultado de un maravilloso encuentro de poderes entre
la investigación científica y la medicina ancestral que,
en general, ha sido identificada como el «curanderismo
chamánico» y hoy como el conocimiento sanador de
los Machis de las tribus Mapuches. Es el resultado de la
unión de sabidurías con un mismo propósito: «garantizar
la salud de todos los habitantes, sea cual sea su origen,
creencias y modo de vida.» «En la provincia de Neuquén,

48
Argentina, el 8% de la población es mapuche, uno de los
pueblos originarios que habitan Chile y este país, desde
antes de la llegada de los españoles. Eso quiere decir que
8 de cada 100 personas se reconoce como originario y, con
ello, reconoce y practica su cultura. Pero, al momento de
algo tan importante y crítico como un problema de salud,
los originarios precisan atención, y no quieren
renunciar por eso a sus creencias.» 7
Cuando esta valiosa iniciativa se divulgó
públicamente, el mundo pudo conocer una visión
renovada, tal vez atrevida, del ejercicio de una medicina
que, sin distingo alguno, se ocupa primero del enfermo y
su entorno para abrir así el camino que le permite observar
el comportamiento de la enfermedad como diferente en
cada paciente. Fue identificada y hecha pública así:

«Por eso, en la provincia se decidió articular


las culturas que ya conviven en la vida cotidiana
y dar vida a un hospital intercultural, que tiene
como referencia las experiencias en salud
intercultural de Chile, donde la medicina pública
tradicional y la medicina mapuche se conjugan.»
«El centro se llamará “Ruca Choroy”, como
un espejo de agua que se encuentra en la provincia,
y allí médicos, científicos y curanderos tradicionales
trabajarán juntos, poniendo a prueba la convivencia,
el intercambio, el respeto y la valoración mutua.»
«De esta manera, quienes no adhieren a los
principios de la medicina occidental podrán contar
con una ceremonia religiosa o recibir los preparados
naturales a los que acostumbra su pueblo.»
«Es el producto de 15 años de experiencia junto con
estas comunidades Mapuches. En ese camino nos
acercamos a una relación entre la biomedicina y la
medicina mapuche. Cada una con su valor y sus téc-
7 http://noticierochaco.com/argentina-abrira-su-primer-hospital-de-medi-
cos-y-curanderos-mapuches/

49
nicas. La idea es que se aprovechen ambas», señala
Fabián Gancedo, médico del hospital de Aluminé.»
«El diseño del hospital tiene una forma de
medialuna con una superficie de 522 metros cuadrados
y funcionará en el paraje Epu Pehuén (territorio de las
Comunidades Mapuches Aigo y Hienguehiual). Como
comenta Fabián: “Habrá un lugar para hacer fogones,
para los curadores mapuches, los componedores de
huesos, para los yerbateros, y un espacio ceremonial
para el machi, la máxima figura de la ceremonia
curativa mapuche” porque, como también señala:
«La biomedicina no alcanza a suplir las necesidades
de salud de la comunidad, dejando de lado otros
aspectos que sí son considerados por la medicina
mapuche como la familia, el pasado y el ambiente.»
«Su creación se enmarca legalmente en el
convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo, que señala el respecto al derecho de los
pueblos originarios a ser consultados para ajustar
los parámetros de atención médica a sus
tradiciones y cultura.»
«Al respecto de la visión mapuche, Lorenzo
Loncón, “werken” (mensajero) de la Confederación
Mapuche Neuquina y lawentuchefe (especialista en
plantas curativas) señala que: “La concepción de la
medicina occidental es separar todo, al hombre de la
naturaleza, a la cultura de la naturaleza. Y para
nosotros es una unidad. La medicina milenaria ha
demostrado que si es natural es mucho mejor que
una combinación química o sintética. Y a d e m á s ,
si todas las culturas somos diferentes, también la
medicina tiene que ser apropiada a cada cultura y
tiene que haber disponibilidad. La naturaleza nos
brinda eso: que sea algo que está cerca de la gente
y que si vos la cuidas, la naturaleza te cuida a vos».
(…) «El ministerio de Salud de Neuquén
garantizó la continuidad de este proyecto que nació
en el 2008 y que pronto abrirá sus puertas a toda la
comunidad, convirtiéndose en un ejemplo de trabajo

50
conjunto entre dos culturas diferentes y en una
posibilidad de que los mapuches sean reconocidos y
puedan volver a empoderarse de sus conocimientos.» 8

Es cierto que en la medicina occidental encontramos


al hombre y su cultura separados de la naturaleza y
sus recursos ancestrales como fuentes de energías que
bien manejadas pueden fortalecer el poder interior de
los enfermos y que pareciera que la filosofía no cuenta
para nada cuando se trata de curar sus enfermedades.
Nos estamos olvidando de esencias que no han dejado
de existir a lo largo de la historia de la humanidad y
que permanecen latentes a la espera de ser llamadas a
participar. Lo expresó bien Hermann Hess cuando afirmó
que:

«El mundo es como un bosque en que los objetos


materiales tienen una existencia –no absoluta– y
una certeza de ser. Pero las sombras invisibles,
las intuiciones del alma y los destellos fugaces son
interpretados como enigmáticos designios del más
allá, y son igualmente reales, incluso más que el mundo
concretocon sus imágenescoherentesy sus reglasfijas» 9
Esas esencias que permanecen continuó
diciéndoles el profesor Sanders Hermann Hesse las
interpretó con acierto en algunos versos inolvidables:

«El tiempo pasa y la sabiduría queda.


Cambia sus formas y sus ritos,
pero en todas las épocas se basa
en el mismo fundamento;
8 https://www.bioguia.com/salud/el-primer-hospital-con-medicos-y-cu-
randeros-mapuches_29289385.html
9 El universo de Hermann Hesse Autor: José Valentín.
https://filosofia.nueva-acropolis.es/2012/eluniverso-de-hermann-hesse/

51
la integración del ser humano en la naturaleza,
en el ritmo cósmico».

Me ocuparé ahora de algunas reglas del juego en el


ejercicio de la medicina moderna que estimulan variadas
interpretaciones manifestó el profesor a los estudiantes:

La misión del médico debe ser una entrega de


servicio humanitario que se preste sin condiciones que
puedan alterar los propósitos terapéuticos, sin que, salvo
en casos de urgencia, los pacientes puedan malentender
que la retribución económica de sus servicios por esa
grandiosa tarea pueda significar un requerimiento
antiético. Algunas veces recibirá reconocimientos
expresos por su sacrificio y esfuerzo, independientemente
de los resultados del tratamiento que instaure, pero la
respuesta que debe esperar no es la gratitud de aquellos a
quienes bien sirve. Su misión será siempre admirable con
manifestaciones de gratitud o sin ellas.

Me preocupa mucho el exceso de regulaciones que


impactan sobre los sistemas de salud que existen en
casi todas partes del mundo, especialmente en cuanto
conciernen a las prestaciones de salud y la postura extrema
de garantizar de forma absoluta la calidad de los servicios
de salud en términos de oportunidad, integralidad y
eficiencia, cuando no se distingue entre la calidad del
servicio y los resultados de la acción terapéutica, como
si la medicina fuera una ciencia exacta, abriéndose así
una peligrosa compuerta que permite a los pacientes,
apoyados en esa garantía, creer que pueden exigir a los
médicos el que les sean garantizados los resultados de los

52
tratamientos.
A este mal entendimiento se ha llegado por la
frialdad y las distancias que caracterizan hoy, en general,
las relaciones de los médicos con sus pacientes. Porque
soy un crítico permanente de estos controles y vigilancias
legales en exceso, tengo el deber de procurar que los
distintos sistemas de salud en el mundo comprendan
bien que mediante disposiciones legales no es como se
fortalecen las relaciones de los médicos con lo pacientes.
El verdadero acercamiento entre ellos nace de sus propios
poderes interiores cuando se agigantan para producir un
encuentro de características sorprendentes que la ley no
puede propiciar.

Cuando ustedes ya sean médicos, deberán sentirse


orgullosos de haber alcanzado ese honroso estatus, pero
no se equivoquen pensando que es la bata blanca que los
distingue como pro hombres en la sociedad que los mira
con admiración y respeto la que identifica su transitar
seguro por los tortuosos caminos que deben recorrer,
es la sabiduría de la humildad que les puede enseñar
a conocerse a sí mismos y a penetrar en el interior del
hombre enfermo, la que les puede mostrar los rumbos de
la verdadera grandeza.

Un estudiante, después de presentar sus excusas al


profesor Sanders por interrumpirlo de nuevo, le manifestó:
Profesor: acaba usted de decirnos que es la sabiduría
de la humildad de los médicos la que puede enseñarles a
conocerse a sí mismos para que puedan llegar al interior
del enfermo. Pregunto a usted: ¿qué ocurre cuando esa
sabiduría de la humildad, a la cual usted se refiere, no

53
aparece por ninguna parte porque los seres humanos
somos imperfectos y estamos llenos de pasiones de todo
orden que muchas veces no permiten que alcancemos la
humildad?
La reflexión que hice a ustedes no puede asimilarse
bien si se valora en términos absolutos. Es cierto que no
somos perfectos; por consiguiente, frente a esta verdad,
el simple deseo de conocernos a nosotros mismos debe
inducir una clara intención de ser tolerantes con nuestras
imperfecciones y tener el propósito de disminuirles
su fuerza perturbadora, no creyendo que así podemos
liberarnos de ellas sino para procurar ser mejores seres
humanos y sobrellevarlas sin causar daño a nadie. Esta es
también una demostración de humildad.
Recuerdo a usted que la exhortación Conócete a ti
mismo, inscrita en el templo de Delfos en Grecia, no es
de inspiración mitológica, como algunos piensan, sino
humana, aunque aparezca como una fórmula de liberación
en el mito de Prometeo Encadenado.
Si usted lee o relee sus hermosos contenidos,
encontrará que posiblemente fue Heráclito o Quilón,
quien inspiro esa exhortación tan sabia, pues no está muy
claro quien fue, pero lo que si no admite duda es que los
dos tenían los pies sobre la tierra, dando así a la misma
una inspiración humana que, a hurtadillas, la mitología
puso en boca de IO para que le indicara a Prometeo como
liberarse del encadenamiento al cual había sido condenado
por haber sido un Titán que al compartir el fuego de
las deidades con los mortales de los cuales era muy
complaciente o cercano, no pudiendo hacerlo, resultaba
ser merecedor del castigo. Como fórmula de liberación,
IO le dijo que debía donarse así mismo el fuego y para

54
responder a Prometeo sobre el cómo, le explicó la forma
de hacerlo, indicándole que se lograba siendo el mismo y
cuando éste se conoció a sí mismo, se vio desencadenado.

Todas estas dificultades nos invitan a reflexionar


sobre el verdadero alcance del ejercicio de la medicina y a
considerarla como una profesión privilegiada que se nutre
de la investigación científico técnica, al tiempo que puede
ser también un arte de dimensiones extraordinarias que, en
cualquier caso, por el sólo hecho de tener como objetivos
la investigación, diagnóstico, pronóstico, tratamiento y
rehabilitación de las enfermedades, amén de los recursos
paliativos aplicables cuando ya no hay esperanza de aliviar
la enfermedad, no es excluyente del sentido humanitario
que comporta, pues nunca debiera olvidarse que en el
epicentro de su accionar se encuentra el hombre y que,
por ello, tiene “implicaciones humanísticas que le son
inherentes” 10

El médico no es importante por sí y ante sí aislado en


el universo de la ciencia; debiera recordar frecuentemente
que sin la presencia de los enfermos, los pacientes y las
enfermedades que los afligen, la medicina no tendría
ninguna razón de existir. Por lo mismo, se impone como
primordial la lealtad mutua entre médicos y pacientes. De
la lealtad forma parte el decoro que permite al médico
que al honrar su profesión pueda en ella cifrar su medio
normal de subsistencia, sin ambiciones desmedidas, sin
aprovechamiento del paciente y sin pretender a toda hora
tener la sartén por el mango.
No se obnubilen ustedes pensando que en su
10 Ley 23 de 1981. Declaración de Principios. Colombia.

55
ejercicio profesional tiene plena vigencia el viejo
aforismo que predica que las ventajas se logran cuando
se tiene «la sartén por el mango» y en el otro que exhorta:
«Son lentejas, las tomas o las dejas.» El paciente debe
ser siempre tenido en cuenta para prestarle sin abusos los
servicios médicos que requiera.
La Biblia narra que a Jacob, aunque no le
correspondían los derechos de la primogenitura porque
le pertenecían a Esaú, su hermano mayor, logró acceder
a ese privilegio aprovechando que tenía la sartén por el
mango y que los aromas del suculento guisado de lentejas
habían despertado desde lejos su apetito convertido en
ansiedad. Pero no siempre ha sido así.
Esaú, generoso y bondadoso como era, no fue
correspondido por su hermano al llegar a casa hambriento
y cansado por la fatiga que supone una larga jornada
de cacería. Para saciar el hambre que lo acosaba debió
acceder a la aprovechada ambición de Jacob y cambiar
por un plato de lentejas las honrosas y significativas
ventajas que para entonces tenía su progenitura. Así
ocurrió por efecto de las deslealtades de la sangre entre
hermanos y ocurrirá siempre cuando surjan tensiones
entre contendientes, pero tendrá la sartén por el mango,
no solo la sagacidad, la ambición y la astucia de quienes la
sostengan, como se infiere del pasaje bíblico, sino la parte
que se encuentre protegida por el derecho, la justicia y la
ley, lo cual también ocurre en múltiples oportunidades.

La relación médico-paciente es un encuentro entre el


honor del profesional y la dignidad del enfermo; entre un
saber científico y una esperanza; entre la incertidumbre
de la medicina y la ansiedad del paciente.

56
Para que esa relación sea auténtica, debe estar
soportada sobre una lealtad y consideración mutuas entre
el médico y su paciente; las dos son un precepto de la
ética médica cuyo cumplimiento es esencial para que,
además, pueda resultar exitosa.
Tal relación compromete el honor médico porque es
la comprensión de sus valores como ser humano y como
depositario de un saber excepcional. Es un intangible
que no debe mancillar ni permitir que sea erosionado por
nadie, en ninguna situación y por ningún motivo, al paso
que sobre su dignidad traducida como la razón que da
valor a su propia existencia bajo cualquier circunstancia, el
enfermo deposita en aquel su confianza y sus esperanzas.
Cuando el sentido de la dignidad sufre un quebranto,
el ser humano que así resulte afectado, diríase que tiene el
deber de asumir una motivación válida para recuperarla o
resignarse a padecer su precaria condición y llegar hasta
el final soportando la pesada carga de su desgracia moral.
La dignidad, pues, es subjetiva y solo puede lesionarse
desde nuestra conciencia interior. En cambio, el honor
puede ser herido, si es vulnerable, cuando los propios
actos o los de otras personas lo demeritan como un
valor individual. Las posturas desleales, de cualquier
lado que provengan destruyen, al tiempo, el honor y la
dignidad y deshonran a quien las adopta.
Los médicos pueden enseñar a sus pacientes a
reflexionar sobre el sentido de la dignidad y como utilizarla
para ser fuertes frente a la enfermedad; también a revisar
patrones de conducta que, por estar arraigados en su
mente, podrían modificar para sentirse mejor dispuestos
para enfrentar la adversidad. No pueden darles lecciones
de dignidad; al contrario, deben r espetar l as formas

57
variadas como su individualidad la asume y manifiesta.
Un hombre es digno cuando entiende el ámbito en
que puede o le corresponde enfrentar su destino y busca
los mejores caminos para conducir sus esperanzas y andar
por ellos sin miedo y sin pena.

La evolución de la humanidad nos ha dejado


grandes lecciones. Es el producto de las necesidades
insatisfechas de los hombres enfrentados con el medio.
La indefensión, los temores a lo desconocido, el valor
y el primario instinto de conservación, estimularon su
imaginación y sus iniciativas. Los sanadores de la era pre
técnica de la medicina se vieron forzados a intentar curar
cuando se encontraron inevitablemente con el dolor y las
enfermedades. Nunca adivinaron que estaban siendo los
precursores de la medicina y mucho menos que su destino
era el de ser reemplazados por los médicos de academia
que, tantas veces, han olvidado o ignorado sus lejanos
orígenes.

Para la mayoría de los estudiantes era un verdadero


deleite escuchar al profesor Sanders; no querían perderse
sus clases profundas y aleccionadoras. Para otros, no
tenía ningún sentido dedicarle tiempo a las humanidades
y a la historia de la medicina, cuando podía ser utilizado
de mejor forma examinando el moderno desarrollo de la
investigación científica en el campo delas enfermedades.
El doctor Sanders tenía bien claro que las
humanidades eran en su clase una especie de “costura” 11
que no congregaba fácilmente los afanes de los estudiantes.
A sabiendas de que su insistencia en exponer sobre los
11 “costura” como sinónimo de algo de realización elemental o no esencial en
el lenguaje coloquial de algunos países de América.

58
adelantos de la medicina dentro de un contexto histórico
incomodaba a muchos de ellos, los estimulaba para
que controvirtieran la evolución científica, expresaran
libremente sus ideas y fueran contestatarios cuando
lo quisieran pero dentro de los límites del respeto y la
decencia.

A pesar de sus múltiples cualidades, sapiencia


y reconocimientos, el ego no había erosionado su
grandeza. El doctor Sanders sabía bien quien era sin
que ni las adulaciones ni los elogios detestables de la
pleitesía tuvieran que recordárselo a cada momento. Los
estudiantes raras veces lo confrontaban. Sin embargo,
cuando les habló sobre el quehacer médico antiguo, uno
de ellos le pregunto:
Profesor, ¿cuál es la utilidad práctica que en
beneficio de los pacientes tiene el conocimiento sobre
Esculapio, Hipócrates, Alcmeón, Galeno, Avicena,
Vesalio y todos los demás médicos de la antigüedad que
usted menciona con frecuencia? ¿Con todos los recursos
que la medicina ha puesto hoy a nuestro alcance, de qué
nos sirve conocer la historia de esos personajes si ya sus
enseñanzas no se acomodan al mundo actual?
Con ademán severo, sin que hubiera logrado
disimular su visible molestia, el profesor le respondió:
Una pregunta como la suya solo puede ser
formulada cuando se carece de la sensibilidad que debe
tener quien aspira a ser un médico bien fundamentado.
Recuerde que en el campo de la medicina, por no decir
en todos, la sensibilidad va de mano con la gratitud y
el reconocimiento por todo aquello que ha permitido a
la humanidad explorar lo desconocido y abrirse pasos

59
esperanzadores hacia un mundo mejor. El progreso del
hombre ha sido el producto de múltiples sacrificios y
esfuerzos de superación. Los adelantos científicos actuales
que usted tiene tanto afán de conocer, no existirían sin
los propósitos de cambio que comenzaron con Hipócrates
mediante sus observaciones sobre el comportamiento de
los enfermos y sus reacciones orgánicas en presencia de las
enfermedades. Esa maravillosa dedicación se encuentra
reflejada en los cincuenta y tres escritos contenidos en
su obra «Corpus Hippocraticum»; por ello, la historia lo
reconoce como el padre de la medicina técnica.
El profesor hizo una prolongada pausa que parecía
dar a entender que estaba esperando las opiniones de los
estudiantes; como nadie reaccionó, se levantó lentamente
de su silla con la cabeza inclinada; mientras levantaba sus
hombros con desgano, miró a los estudiantes por encima
de sus gafas de aros metálicos, como era su costumbre, y
con ademán de frustración hizo un corto balanceo de su
cabeza hacia los lados, dio unos pocos pasos y luego en
tono mayor, les dijo:
Fue así como en Grecia comenzó una tarea titánica
que la humanidad y especialmente los médicos tendrán
que agradecer todos los días. Las huellas que dejaron
sus pasos aun están frescas y a nosotros, los médicos,
nos corresponde impedir que la fragilidad de la memoria
permita que se borren con el tiempo. 
Turbado, tratando de esconderse de la mirada del
doctor Sanders, el estudiante que lo había interrogado,
con una inclinación de cabeza quiso demostrar que sentía
pena por el despropósito de su pregunta, pero su actitud
no logró impedir que continuara la reprimenda que estaba
recibiendo. Para finalizar su respuesta el profesor le dijo:

60
Sugiero a usted que revise la decisión que tomó
al optar por dedicar su vida al ejercicio de la medicina.
Hay otras profesiones que no exigen tanto compromiso
humanístico. Si persiste en llegar a hacerse médico,
deberá recordar siempre que para curar una enfermedad
es necesario, antes de conocerla, sentir al enfermo que
la padece. Conocer las expresiones de ese sentimiento
como de bondad, angustia o desesperanza, no es materia
superflua que pueda llegar a considerarse despreciable.
Los médicos de la Grecia antigua a quienes usted
despectivamente se ha referido, nos enseñaron a ver a
los enfermos como seres especialmente merecedores
de compasión y solidaridad humana. Los avances de
la moderna investigación científica y técnica están
mostrando a la medicina nuevas perspectivas para curar
las enfermedades, pero para que su utilización práctica
tenga eficacia tendrá que valorar en su esencia y actualizar
o acomodar, a tono con los tiempos nuevos, el antiguo
modelo de conexión de los médicos con los pacientes.
Ciertamente, le anotó en tono paternal para
tranquilizarlo con la observación metódica del
enfermo y la enfermedad, comienza la evolución de un
esfuerzo gigantesco que ha avivado permanentemente el
conocimiento científico y que tiene anclados en el pasado
puntos de referencia que han debido ser conservados,
transformados, eliminados o amoldados a la época actual,
tal como ya está ocurriendo, por vía de ejemplo, con la
convicción que se tenía entonces sobre la conveniencia
bondadosa de mantener al enfermo en la ignorancia total
de los efectos de la enfermedad para que guardara silencio
frente a lo desconocido, mientras el médico le procuraba
su accionar terapéutico.

61
Los tiempos y las concepciones de solidaridad con
los enfermos han cambiado; el respeto por su dignidad
impone ahora el deber médico de mantenerlo informado
sobre la enfermedad que lo afecta, aun más, cuando su
condición sea grave; la callada actitud del médico, su
silencio y el ocultamiento de la verdad no pueden
identificar un gesto de bondad o caridad con el enfermo.
Por ello, sin el examen de esos antiguos puntos de
referencia la medicina de hoy no hubiera alcanzado el
sitial que ocupa como gestora de inmensos beneficios
para la humanidad entera.
Pero más allá de aquello que ha sido necesario
modificar, adecuar o eliminar, permanecen intactas
convicciones y acciones que representan la esencia de
una buena medicina, sin las cuales su buen suceso es
solo aparente. Por eso continuó diciéndole a jóvenes
como usted, que seguramente pretenden ser unos buenos
médicos, conviene mirar las raíces de la medicina y
rescatar muchas esencias desconocidas u olvidadas, sin
que con ello debamos ignorar sus falencias ni las
posiciones tantas veces absurdas en que incurrieron
algunos médicos de entonces.
Pensar que no tiene sentido dar una mirada a la
historia de la medicina como parte de la formación
académica de los médicos, es una concepción rechazada
desde siempre. Recuerde usted que cuando Paracelso
manifestó que «la ciencia no debe nunca mirar hacia
el pasado», toda la medicina reconocida de su época se
pronunció en su contra, igual que lo hago yo ahora con
usted para reconvenirlo por su posición incongruente
con las referencias humanísticas que deben informar hoy
aun responsable estudiante de medicina.

62
He llegado a pensar que esas reacciones que en
tropel acosaron a Paracelso por sus dogmáticas palabras,
aunque la historia de la medicina no lo mencione,
pudieron haber sido una especie de cuenta de cobro por
su notoria inobservancia del tratado sobre “Los preceptos
y la decencia” que Hipócrates predicaba.
Las conductas humanas y especialmente las
médicas no pueden desconocerse o reprocharse a ultranza
su utilidad  le dijo y, mirándolo fijamente a los ojos, le
advirtió:
La historia universal, la de la medicina y su propia
historia personal usted no pude soslayarla si quiere que
su profesión tenga fundamentos humanísticos, como debe
ser. Aunque Paracelso era reconocido como un personaje
ajeno a las complicaciones, desordenado, muchas veces
contradictorio, de posiciones difíciles de asimilar por no
tener consistencia algunas de ellas y ser ocasionalmente
absurdas, para poder mirar la medicina con sentido
práctico, profundizó sobre muchos temas que le ganaron
fama, especialmente los relacionados con la precisión
de los diagnósticos, porque consideraba que una seria
búsqueda de la verdad de los mismos solo podía hacerse
procurando ir al fondo de las cosas. Esa simple pero
valiosa actitud distinguía su ejercicio profesional.
Muchas veces necesitaremos escudriñar los
antecedentes de las enfermedades para poder encontrar el
hilo que conduce a la verdad. Ciertamente la vida privada
de Paracelso no parecía ser ejemplar; de él se ha dicho
que disfrutaba persiguiendo los encantos de las mujeres y
no se abstenía de embriagarse con los estudiantes, lo cual
obviamente desdibujaba el fondo de su prestancia como
médico, pero al tiempo pensaba que para hacer un buen

63
diagnóstico, antes de tratar la enfermedad, hay que tocar,
sentir y percibir al hombre de forma directa.
Nadie tan autorizado  agregó como el médico
y humanista español, don Pedro Laín Entralgo para
recordarnos  en su obra “La medicina Hipocrática” un
texto del Corppus Hipocraticum que en “Los Preceptos
y la Decencia” afirma: «donde hay amor al hombre, hay
amor al arte» y que «El amor al hombre es debe ser, más
bien el fundamento del arte de curar. El conocimiento
del hombre debe constituir, por tanto, la base del saber
médico.»12

El doctor Sanders, en su cátedra de ética médica,


había hecho a los estudiantes planteamientos claros que
identificaban la solidaridad con los enfermos como fruto
del amor universal planteado por Hipócrates.
Este tipo de reflexiones generaban controversias
y la necesidad de que el profesor Sanders abundara en
explicaciones que las justificaran. Algunos creían que los
excesos de solidaridad con los pacientes erosionaban la
autonomía de los médicos.
Ciertamente les había dicho la relación médico-
paciente es una cuestión de derechos y deberes que debe
tener un punto de equilibrio. Era muy tozudo en sus
posturas éticas. Sostenía que:
En el moderno mundo de las comunicaciones,
cuando el silencio se rompe se convierte en grito. Los
enfermos tienen muchas cosas que decir y reclamar
cuando acuden a los médicos para convertirse en sus
pacientes. Tal vez este ya no sea hoy el calificativo
12 Pedro Laín Entralgo. La Medicina Hipocrática. http://www.cervantesvir-
tual.com/obra-visor/la-medicina-hipocratica/html/eb4cdfa6-c5c0-11e1-
b1fb-00163ebf5e63_2.html

64
apropiado para identificarlos. Ellos han comenzado a
sentirse personas con derechos; su silencio ha dejado
de ser una manifestación de humildad, podría ser una
actitud de inconformidad que demanda diálogo para que
la relación sea fluida. No puede ser exitosa si se aparta del
contenido humanitario que debe informarla.

En el lenguaje científico técnico de los médicos


no puede ser excluyente la necesidad de que aspectos
esenciales como el diagnóstico, la terapéutica de elección
en cada caso y el proceso de informaciones previas al
consentimiento, sean siempre del conocimiento de sus
destinatarios naturales: los pacientes. La solidaridad con
éstos los debe vincular necesariamente. Ningún sentido
tiene adoptar posturas extremas que enfrenten la ciencia
con la justicia o la medicina con el derecho.
Pero la historia de la medicina hay que revisarla,
como dicen los juristas, con beneficio de inventario,
porque el conocimiento del médico ancestral del hombre
enfermo muchas veces estuvo impregnado de conductas
que hoy son reprochables porque so pretexto de un mal
entendido poder y autonomía de aquel, fueron cercenados
derechos de los pacientes que por fortuna hoy tienen pero
que para entonces no se consideraban tales.
Al igual que la medicina moderna tiene una deuda
muy grande con Hipócrates, también tiene reparos que
hacerle abonada su buena intención a algunos consejos
suyos que concebía como necesarios y obligantes para
evitar preocupaciones de los pacientes agregadas a las
propias de su enfermedad.

El profesor Sanders se dirigió a su escritorio, tomo

65
las cuartillas que contenían su guía de clases y luego de
pasar dos hojas, dijo a los estudiantes:
Tengo aquí algunas anotaciones de consejos que
Hipócrates en su obra Decorum, dio a los médicos. Voy
a leerlos:

«Cumplan sus obligaciones con tranquilidad y


habilidad y oculten al paciente lo más posible mientras
se le atiende. Dar órdenes necesarias con alegría
y serenidad, alejar su atención de lo que se le hace;
a veces reprobar incisiva y enfáticamente y otras
reconfortarlo con solicitud y atención sin revelarle
cosa alguna sobre su condición futura o presente.»
Las palabras de Hipócrates parecían concretar el
pensamiento de Platón quien mucho tiempo antes había
manifestado que «el diálogo no es lo indicado para el
tratamiento médico de los esclavos,»
En su libro Las Leyes, el filósofo revela el alto grado
de omnipotencia que era manifiesto en el ejercicio de la
medicina, al expresar:
«el médico prescribe lo que le sugiere la simple
experiencia, tal como si tuviera conocimientos exactos
y (en cuanto) ha dado sus órdenes, como si fuera un
tirano, se ausenta enseguida.»
En el mismo escrito, pareciera indicar la
necesidad de aproximación al paciente, cuando anota:

«Ningún buen médico recetará a un paciente libre y


rico sino hasta cuando se haya persuadido de que el
tratamiento será eficaz. Solo cuando haya logrado
colocar al paciente, más y más, bajo sus influencias
persuasivas y en la senda de la salud, se esforzará por
lograr su curación.»

66
A los estudiantes les parecía sorprendente escuchar
las anotaciones del profesor Sanders sobre la forma como
Hipócrates recomendaba a los médicos mantener los
tratamientos fuera del conocimiento de los pacientes.

El estudiante que había preguntado sobre la utilidad


práctica de conocer el pensamiento de los antiguos
prohombres de la medicina, de nuevo alzó la mano
derecha y le dijo al profesor:
Sus anotaciones sobre algunos de los consejos de
Hipócrates a los médicos, revelan el trato discriminatorio
que se daba a los enfermos. De allí no se deriva ninguna
enseñanza que sea de utilidad para la moderna medicina.
¿No le parece a usted, profesor Sanders, que lo estamos
haciendo mejor hoy que entonces?
No ha entendido usted la importancia de la historia
y las humanidades en el campo de la medicina porque
tiene el convencimiento de que únicamente las acciones
que considera bondadosas dejan lecciones útiles, sin
percatarse que aquello que es vituperable es igual o más
importante dado que enseña lo que debemos proscribir o
prohibir le dijo el profesor y agregó:
A usted y a las nuevas generaciones de médicos
corresponde, siguiendo, aunque con reservas, esa valiosa
enseñanza, conocer primero al hombre enfermo y luego
la enfermedad que lo aflija para así sanar primero y
curar después. Conectarse con su mundo de confianza,
angustia o desesperanza y permitirle que, a su vez, él se
conecte con su sapiencia, su compasión y su amor, es un
deber profesional. Esos principios sobre «el médico, los
preceptos y la decencia» fue lo que trató de enseñarnos
la medicina hipocrática durante aproximadamente

67
trescientos años.
El profesor se detuvo por un instante para tomar
respiro y luego le dijo:
En este recordatorio de Hipócrates las enseñanzas
aparecen por todas partes. Le aconsejo que no tome usted
el toro por los cachos porque podría resultar lesionado si
no tiene la fuerza suficiente para derribarlo.
Si ustedes se ganan la confianza de sus pacientes, se
hacen merecedores de su respeto y hacen causa común
con sus esperanzas de recuperar su salud en entredicho,
seguramente lograrán penetrar su poder interior y
propiciarán así el encuentro con la propia energía interior
de ustedes mismos. Eso les permitirá navegar con mayor
seguridad y salvar conjuntamente los obstáculos que
se presenten; pero si no logran ese cometido, quedarán
expuestos a que sus actos profesionales en momentos
adversos sean juzgados no solo a la luz de los
mandamientos de la medicina sino también a los del
derecho, la ley y la ética.
He querido hacerles esta advertencia porque el
ejercicio de la medicina transcurre por entre los espacios
de la ciencia, el derecho, la justicia y la ley. Lo acompaña
siempre la inseguridad porque, como les he dicho muchas
veces, la medicina es la ciencia de la incertidumbre. Lo
que predica la ley es frío, duro e implacable, pero es
neutral. En cambio, el derecho es una ciencia humanística
que podría hermanarse muy bien con la medicina, pero no
es un instrumento para ocultar los errores.
La filosofía es un recurso que la medicina y el derecho
utilizan para darle sentido a sus alcances mediante las
reflexiones pertinentes; así es como avivan sentimientos,
controversias, inquietudes y exámenes en rofundidad

68
para buscar las esencias.
No puede confundirse el derecho con la ley. Ésta es un
instrumento que aquel utiliza para hacer justicia. Cuando
el derecho la interpreta para precisar su alcance, otorgar
derechos y brindar garantías a los sujetos de la misma,
utiliza la filosofía y cuando así la justicia se pronuncia
en el campo de la medicina, se consolida un conjunto
armónico del cual emerge el derecho médico como una
compleja ciencia jurídica y humanística. Pero además,
en la valoración de los actos médicos, necesariamente
concurren los sentimientos sobre la moral individual y,
más allá de ésta, los de contenido ético. De allí que sea
conveniente establecer muy bien los linderos entre la
moral, la ética, la ley y el derecho.
Veamos los enunciados fundamentales:
El tema de la moral no ha pasado de moda, muchísimo
menos en el campo de la práctica médica. Desde siempre la
moral ha estado inmersa en la génesis de los sentimientos
humanos, acompañada de una impresionante carga
genética.
El sufrimiento, el dolor, la subsistencia, la
autoprotección y las elementales necesidades del hombre,
han generado el sentimiento de aquello que para él es
bueno porque le produce satisfacción o bienestar y, en
sentido contrario, el de rechazo, como malo, de todo
cuanto impide o limita su satisfacción o su bienestar.
Piensen bien como se desencadenan esas alternativas
que mueven al hombre. La percepción de cuanto es bueno
o malo es un sentimiento que pone en marcha diversas
maneras de pensar sobre aquello que mi fuero interno
individual impulsa para la protección de lo que es bueno
para mi vida y el rechazo de todo cuanto la afecte o pueda

69
llegar a afectarla. Este es a grandes rasgos el universo de
la moral.
Pero en ese universo se congregan concepciones
disímiles porque hay sentimientos diversos y éstos afloran
de manera diferente en cada individuo, según sean las
circunstancias que le corresponda enfrentar.
Como cada enfermo es un universo aislado de
sentimientos y reacciones, el médico debiera procurar
conocerlo, pues como son manifestaciones individuales
no son permanentes ni inmodificables, pueden cambiar
de acuerdo a como se presenten las circunstancias o se
modifiquen las costumbres.
Aristóteles decía que las costumbres están arraigadas
en la «morada del ser» y que los sentimientos, que son
los que las inspiran «habitan un lugar íntimo, en el sitio
en donde se refugia la persona y se forma la actitud
interior.» En síntesis, la moral es un universo de mínimos
que condicionan el pensamiento individual al reflexionar:
“es así como debería ser.”

La inquieta estudiante que acosaba al profesor con


sus preguntas, esta vez le pidió una aclaración:
¿Si la moral es individual como usted acaba de
explicarlo y las normas sobre ética médica son
aplicables a cada médico por sus conductas propias,
entonces la moral y la ética son la misma cosa?
Su pregunta es pertinente y muy importante, le dijo
cortésmente el profesor Sanders y le explicó:
En principio, pareciera que fueran la misma cosa si
nos atenemos a que moral es un término derivado de la raíz
latina mos moris que significa costumbre y ética, aunque
tiene su origen en la raíz griega e- thos, también significa

70
costumbre, pero hay una diferencia sustancial entre uno y
otro vocablo. La moral maneja sentimientos
individuales. La ética se ocupa de los valores de la
persona dentro de un ámbito que excede su
individualidad para impactar en una colectividad.
Enseguida preciso a ustedes este enunciado:
La ética se manifiesta como un deber moral que
ha abandonado su individualidad y, al hacerlo, se ha
convertido en un valor ético.
Para Kant, en función de la ética, la persona obra
por el motivo de la acción de la voluntad en si misma,
mas no por temor a contrariar los sentimientos morales
ni como una adaptación de estos a las reglas. En su obra
«FUNDAMENTACIÓN DE LA METAFÍSICA DE LAS
COSTUMBRES» sostiene que «lo que es bueno o malo
no son nuestros actos sino la misma voluntad. Solo la
voluntad es buena o mala. Un fin puede parecer bueno
pero ser egoísta.»13 Por ejemplo: Decido dar ayuda a los
desvalidos porque mis sentimientos morales me indican
que haciéndolo obro bien; a su vez, cuando mi voluntad
impulsa mi acción para prestar esa ayuda, si no existen
condicionamientos para ello, se cristaliza un acto ajustado
a mi moral; pero si ayudo porque espero que con esa
buena acción pueda obtener el premio a la generosidad,
mi voluntad ha dejado de actuar en cumplimiento de un
deber moral para ser impulsada por un propósito egoísta.
Si debiera juzgarse la conducta a que se refiere el
ejemplo anterior, habría que hacer un juicio de valor no
sobre su moralidad sino sobre la intención que pone en
marcha la voluntad para obtener un resultado que se
extiende más allá del concretado por la acción. En otras
palabras, decidir sobre si tal acto fue o no ético. Dicho de
13 http://www.alertamilitante.com/opinion/1448-como-mantener-la-
voluntad-politica-sin-cumplir-con-el-presupuesto.html

71
otra forma, muchas veces las acciones pueden contrariar
los principios morales.
Los principios universales sobre ética no son
absolutos. La ética no puede pretender señalar los linderos
de la investigación científica porque ésta es dinámica y si
bien se puede prever su objeto, no así sus resultados. Por
tanto, tampoco la ciencia puede trazarle rumbos a la ética,
pero debiera estar claro que la integralidad y el bienestar
de los seres humanos debe imponerse siempre como un
valor privilegiado. Los resultados de las investigaciones
científicas no pueden ignorarlo ni menoscabarlo, aunque
nada impide que con ella se contribuya al mejoramiento de
la especie humana, tal como lo predican algunos códigos
de ética médica.
Creo que la ética, en general, identifica consensos
relativos de impacto social que, por lo mismo, no pueden
ser idealizados, pues de alguna manera se traducen como
la dinámica de la moral y ésta es absolutamente individual.
En el universo de la ética, tanto médica como aquella
que surge en el campo de los derechos humanos, el
ejercicio de las libertades públicas, el respeto por la
autonomía de las personas y su intimidad, el libre
desarrollo de la personalidad, las nuevas concepciones
sobre la naturaleza jurídica de la familia, el aborto no
penalizado, el debate sobre el momento en que comienza
la vida humana con vocación de persona, los conflictos de
género, la eutanasia, la ayuda al suicidio, la manipulación
genética, la clonación humana, el cambio de sexo, las
terapias experimentales con sujetos humanos, la adopción
de niños por parte de parejas homosexuales, el derecho
a morir con dignidad, el ensañamiento terapéutico, la
ingeniería sobre el genoma humano y tantas otras

72
situaciones generadoras de conflictos éticos y bioéticos,
crean grandes conflictos que deben ser resueltos al
margen de cualquier condicionamiento que cercene los
derechos individuales y el bienestar social. Una rigurosa
independencia mental se impone para reflexionar sobre
éstos temas.
En síntesis, la moral propone lo que debería ser,
al paso que la ética reflexiona sobre lo que debe ser y
el derecho concreta aquello que es traducido como
ley o mandamiento que impone obligaciones, permite
conductas y señala prohibiciones.
El derecho tiene casi siempre un trasfondo ético y
moral que es como un trasunto o reflejo de los sentimientos
que en los hombres identifican posturas dignas de ser
imitadas o están socialmente arraigadas. Es como si el
derecho estuviera constantemente apoyándose en la moral
y la ética aunque la ley, como instrumento suyo, no sea en
sentido estricto un precepto moral ni ético.
Como mi cátedra no está destinada a trasmitir
conocimientos jurídicos, ni yo los tengo, creo que con las
consideraciones generales expuestas es suficiente.
Enseguida un estudiante se puso de pie, levantó su
mano y le solicitó:
Aunque su exposición es clara, sería muy práctico
e ilustrativo para nosotros escuchar un ejemplo o que nos
refiriera una situación en donde podamos distinguir bien
los contenidos de la moral, la ética, la ley y el derecho.
¿Es posible profesor?
Los ejemplos abundan respondió el doctor Sanders
y continuó: Su solicitud me brinda la oportunidad de
reiterar mis convicciones sobre la importancia de las
humanidades en los estudios de medicina. Es edificante

73
ver las distintas actitudes de los hombres en disímiles
momentos de sus vidas y reflexionar sobre sus móviles.
Detrás de cada paciente hay una historia personal que,
de alguna manera, para bien o para mal, podría estar
impactando sobre la etiología de la enfermedad que
padece o su evolución.
Tal vez el ejemplo más elocuente sea la tragedia
griega de Sófocles, «Antígona». Voy a resumirla,
advirtiendo que mis palabras pueden no estar ceñidas al
texto original, que no tengo a la mano, pues usted me ha
tomado por sorpresa.14

Primero les haré una corta introducción antes de ir


al grano:
Layo era rey de Tebas en la antigua Grecia. Por la
profecía anunciada en el Oráculo de Delfos él sabía que
si llegase a tener un hijo, éste cuando fuera adulto, le
quitaría la vida. Por eso, huía de la posibilidad de llegar a
engendrarlo y evitaba las relaciones sexuales plenas con
su esposa.
Observarán ustedes que aun los reyes confiaban en
el Oráculo y temían sus predicciones. El oráculo estaba
situado en una ladera del monte Parnaso, en el templo
del dios Apolo. Allí acostumbraba concurrir quien
pretendiera que Pitia, una anciana sacerdotisa dotada de
poderes sobrenaturales, estableciera una comunicación
directa con el dios Apolo. Si el mensaje del Oráculo no
era suficientemente claro, el profeta que la acompañaba
lo interpretaba y señalaba su verdadero alcance mediante
una profecía.
14 La exposición del doctor Sanders no es un resumen de transcripciones del
texto original de Sófocles; es su propia adaptación para darle un contenido
más didáctico.

74
No tengo la seguridad, continuó diciendo el
profesor pero debo suponer que, igual que ahora, muchos
enfermos desahuciados acudían a consultarlo para conocer
su destino. Para entonces, las enfermedades incurables no
las pronosticaban los médicos; por ello, Pitia se abstenía
de hacerlo, salvo en los casos en que los consultantes
fueran médicos. Éstos, al consultar el Oráculo describían
muy bien la gravedad del enfermo y, al considerarlo así, el
oráculo podía interpretar su condición como desahuciado
para quien se imponía la simple observación de su
evolución y la administración de los calmantes posibles,
sin que el médico pudiera revelarle su triste condición.
Si la profecía se cumplía, con ello quedaba manifiesta
la verdad del Oráculo; si los hechos la desmentían,
cualquiera que fuera el sentido de la misma, era una clara
manifestación de la voluntad de los dioses para modificar
sus propios designios.
Encontrándose Layo ebrio, con oportunidad de
una celebración palaciega, perdió el control, su razón y
sus previsiones. Dominado por su pasión y presa de sus
instintos, accedió sin limitaciones a su esposa Yocasta
sin pensar en el riesgo de que pudiera quedar en estado
de embarazo. De esa unión nació un niño a quien
pretendiendo burlar el oráculo le atravesó sus pies y
los unió con fíbulas.15 Para no matarlo, ordenó que lo
llevaran al monte Citerón y que allí lo abandonaran, con el
convencimiento de que nadie tendría interés en proteger o
hacerse cargo de un niño lisiado. Aunque la tragedia no lo
dice, porque atribuye su acción a un acto de piedad para
no acabar con la vida del recién nacido, es fácil adivinar
15 Fíbula: Broche de metal con un punzón a modo de elemento de sujeción,
utilizado en la Grecia antigua para unir o mantener prendas sobre el cuerpo.

75
que esperaba su muerte o que, si llegare a crecer hasta la
edad adulta, nadie pudiera saber que era hijo del rey Layo.

Unos pastores que hallaron al niño se lo entregaron a


Pólibo, rey de Corinto. Para restablecer la salud del niño,
el rey Pólibo quien era médico y había sido discípulo de
Hipócrates, le brindó los cuidados apropiados y Peribea,
su esposa, hija de Hipócrates, lo colmó de compasión y
ternura y se encargó de su crianza. Al ver que sus pies
se encontraban hinchados por efecto de las heridas
propinadas por las fíbulas, le puso por nombre Edipo.16
Como es de suponer, Edipo no sabía que el Rey
Pólibo y su esposa Peribea no eran sus verdaderos padres.
Cuando llegó a tener los 14 años de edad comenzó a
enterarse de episodios de su niñez, pero le extrañaba
que ninguno se relacionara con su nacimiento. Sospechó
entonces que ellos no eran sus verdaderos padres.
Intrigado por conocer su origen, visitó el Oráculo
de Delfos y aunque no logró por éste medio resolver
las dudas que tenía sobre su lugar de nacimiento y sus
progenitores, quedo destrozado con el augurio de que
mataría a su padre y después se casaría con su madre.
Horrorizado con semejante presagio, pensó en que
si el rey Pólibo y la reina Peribea fueran sus padres y el
oráculo estuviera en lo cierto, estaría llegando el momento
en que daría muerte a su padre para casarse con su madre.
Vinieron a su mente todas las bondades y el amor recibido
de ellos. En tan deplorable expectativa, hubiera querido no
estar vivo. Un temor inmenso y una angustia desesperante
se apoderaron de él y, en un instante, tomó una decisión
que le impidiera encontrarse con su padre: no regresar al
16 “Edipo” en la antigua Grecia significaba “pies hinchados”

76
palacio y para huirle al destino, emprendió viaje hacia
Tebas.
En un angosto recodo del camino se encontró
con Layo, ignorante de que fuera el Rey de Tebas y su
verdadero padre. Un heraldo suyo, con razón, consideró
que Edipo debía cederle el paso, lo cual desato la ira de
éste quien creyó tener ese derecho por haber llegado un
poco antes y tener la condición de hijo del rey Pólibo.
Estaba aun cerca de Corinto, en tierras bajo la dominación
de quien creía era su padre.
La ira alteró su conciencia, desequilibró su razón
y, sin que mediara discusión alguna o se invocara algún
derecho, resolvió, para abrirse paso, dar muerte primero
a Polifontes el heraldo 17 de Layo y después a éste, sin
piedad.
Vacante el trono de Tebas, Creonte en su calidad de
hermano de la viuda Yocasta, lo asumió temporalmente
mientras lo entregaba a quien descifrara correctamente los
acertijos planteados por la Esfinge, peligroso monstruo
enviado por Hera para causar inseguridad, miedo y
angustia en toda la región.
El hábitat del monstruo era el monte Ficio, una
colina cercana a Tebas. Su cabeza, la cara y las manos
eran como las de una hermosa doncella; su voz fuerte y
amenazadora como la de un hombre rudo. Era espantoso
ver como exhibía con furia su cuerpo de perro con cola
de serpiente, alas de murciélago y poderosas garras de
león, pero era atrayente para quienes aspiraran a descifrar
sus acertijos, porque quien lo hiciera adquiría el derecho
a ser coronado como rey para premiar así la inteligencia
humana y dar tranquilidad y paz a las gentes en la ciudad,
17 Heraldo era en la antigua Grecia un guarda armado de segundo rango.

77
pues si eso llegara a suceder la Esfinge desaparecería.
Entre quienes aspiraban a resolver el enigma se
encontraban Hemón, hijo de Creonte, e igualmente Edipo
cuyos verdaderos padres eran Yocasta y el rey Layo
asesinado sin que se hubiera descubierto al autor del
crimen.
Quien se enfrentara a la Esfinge con tal propósito, si
no lo resolvía perdía la vida en sus garras y era devorado
por ella. Cuando el atrevimiento de casi todos había sido
castigado con la muerte por no acertar, se presentó Edipo
dispuesto a correr el riesgo.
La Esfinge le preguntó:
«¿Cuál es el ser vivo que camina durante el día en
dos patas, por la tarde en cuatro y por la noche en tres?»
«El hombre», respondió correctamente Edipo y
explicó:
«Cuando es bebé gatea, utilizando sus dos brazos y
sus dos piernas; cuando es adulto camina sobre sus dos
piernas y cuando es anciano se apoya en estas y en un
bastón.»
Enseguida el monstruo le preguntó:
«¿Qué representan dos hermanas, una de las
cuales engendra a la otra y, a su vez, es engendrada por
la primera?»
Edipo contesto:
«Son el día y la noche»

Las respuestas acertadas de Edipo llenaron de cólera


a la Esfinge. Sin la posibilidad de continuar causando
daño no podía vivir, ese era su alimento y su soporte de
vida. Enloquecida por no encontrar otro nivel de maldad
en donde refugiarse, resolvió suicidarse lanzándose desde

78
la montaña al vacío.
Edipo es entonces aclamado como gran defensor y
salvador de Tebas. Con todos los honores es coronado
como su rey. Piensa que Yocasta, viuda de Layo y hermana
de Creonte, merece y debe continuar siendo reina y decide
casarse con ella, sin saber que era su verdadera madre.
De esa unión nacieron cuatro hijos: Antígona, Ismene,
Etéocles y Polinices.

A partir de este momento comienzan para Edipo y


Antígona los tormentos de una verdadera tragedia.
Una plaga inmisericorde recae sobre Tebas. La peste
comienza a cobrar víctimas. Edipo se siente imponente.
Ni siquiera con el aislamiento de los enfermos logra
detener el contagio. El hambre debilita a su pueblo.
Únicamente le queda una opción: intentar conocer
las lecturas del Oráculo de Delfos para encontrar consejo.
Pide a Creonte que acuda a consultarlo en busca de las
causas de la plaga que extermina su pueblo o alguna
iluminación que oriente una salida para tan terrible
situación. Con ansiedad, Edipo espera noticias para poder
organizar un plan de salvación.
A su regreso Creonte le dice:
«Nos espera una difícil búsqueda. El Oráculo atribuye
la peste y las demás calamidades que estamos
sufriendo, a que quien dio muerte al antiguo rey Layo
no ha sido descubierto ni, mucho menos, vengada tan
oprobiosa acción. Creo que, por bando, todo Tebas
debiera conocer ésta lectura.»
Edipo, creyéndolo conveniente, ordenó que el
bando pregonara la lectura del oráculo.
Será muy fácil encontrar al asesino, pues según
se sabe el cadáver de Layo fue encontrado muy cerca

79
de Corinto; posiblemente sea alguien de esa ciudad»,
pensó, mientras ordenaba sus ideas para dar pronto con el
responsable. Sus propias cavilaciones lo alertaron:
Si se logran identificar los nombres de los
ciudadanos extranjeros que por esos días entraron a
Tebas, entre todos ellos necesariamente debo aparecer
yo. Recuerdo que no muy lejos de Corinto di muerte a
dos hombres que se atravesaron en mi camino, sin que
nada me hubieran hecho, ni yo siquiera sospechar que
uno de ellos podría ser el rey de Tebas. Su acompañante
se limitó a tratar de abrirse paso a la fuerza sin decir
absolutamente nada. Sin embargo, pudo haber sido.

Edipo, a partir de ese momento, comenzó a dudar y a


sentirse culpable. Sentía que su conciencia le atormentaba
y le demandaba una reparación, no solo moral sino
ejemplarizante y proporcional al daño causado. Haber
guardado silencio después de asesinar a dos personas era,
de por sí, grave, sin importar que una de ellas hubiera sido
o no el rey Layo. Pero aun así, guardaba la esperanza de
que no hubiera sido él. Tratando de engañarse así mismo,
confuso por la situación y sus eventuales desenlaces,
reflexiona pensando:
«Como únicamente yo conozco esa verdad, el
tormento que sufro y altera mi paz espiritual, como
sanción moral podría ser suficiente, pero los ojos de mi
pueblo quieren ver al responsable de la muerte injusta de
Layo. Como yo podría ser el asesino y de tan atroz crimen
no hay testigos, para darle una satisfacción a las gentes
que ya saben que la causa de sus padecimientos es la
impunidad del responsable, acudiré a Tiresías, el adivino
ciego, quien, tal vez, puede ser el único que me ayude a

80
encontrar la verdad.»

Hallándose frente al adivino le preguntó quién


era el asesino causante de las desgracias que estaban
destruyendo a Tebas y éste le respondió:
El asesino que buscas, quien por no haber sido
descubierto y castigado ha causado tanto dolor y penas
en Tebas por causa de la peste, lo has hallado: eres tú
mismo, hijo del rey Layo y de Yocasta su esposa y madre
tuya, con quien decidiste contraer matrimonio y tener
cuatro hijos.
Desconcertado y aturdido, sin saber de si,
Edipo presuroso se dirige a su palacio sin haber decidido
aun como proceder.
Unos pasos adelante del pórtico de entrada, en
el hemicírculo central, encontró a Yocasta ahorcada con
el largo cordón que bordeando su vestido, lo adornaba. La
figura de su cuerpo colgando, con su túnica escurrida y sus
pies asomándose como si fuera un fantasma suspendido
en el aire, era conmovedora. Ella había consultado a
Tiresías antes que Edipo.
Descolgó cuidadosamente su cuerpo, le quitó el
cordón que rodeaba su cuello, cerró con delicadeza sus
ojos, retiró de su túnica de lino blanco una hermosa fíbula
de metal de bronce que lo adornaba y lloró desconsolado.
Luego, con el punzón del broche de metal que sostenía en
sus manos, desesperado se sacó ambos ojos.

Auto desterrado de su propia ciudad y huyendo de su


propio palacio de la mano de su hija Antígona, comenzó
a administrarse lentamente la pócima de su soledad que
fue minándolo poco a poco. Maldijo a sus hijos Etéocles y

81
Polinices quienes se sintieron avergonzados de su padre y
sin ninguna consideración le abandonaron. Éstos, siendo
los legítimos herederos de la corona, hicieron un pacto de
hermanos para alternársela por ciclos de 12 meses.
Pasado algún tiempo, la obnubilación por los honores
y el poder hizo que Etéocles incumpliera el compromiso
de entregar el turno de la corona y que Polinices, al
ser desterrado por su hermano, armara un ejército y le
declarara la guerra para restablecer su derecho.
Enfrentados en la llanura los dos bandos, llegó
un momento en que Etéocles y Polinices lucharon
cuerpo a cuerpo con sus lanzas, sin que ninguno de los
dos sobreviviera. Sus cuerpos sin vida, expuestos en el
campo de batalla, eran el símbolo de la arbitrariedad y el
derecho. El incumplimiento de lo pactado, estimulado por
la ambición y el abuso del poder, habían sido el detonante
de una tragedia injusta y sin sentido.

Los estudiantes estaban casi hipnotizados por las


palabras del profesor Sanders, quien no ocultaba su
satisfacción al verlos cautivados con sus narraciones
humanísticas. Se le veía radiante, viviendo un momento
inesperado en su larga trayectoria en la Facultad de
Medicina.

Tal como lo acostumbraba, se quitó sus anteojos,


posó dos dedos de su mano derecha en la parte superior
del tabique de su nariz para masajearlo por un instante y
después de colocarlos de nuevo en su lugar, manifestó a
los estudiantes:
Ahora ya puedo entrar en materia para contestar
el interrogante que me formularon. La introducción que

82
acabo de hacer no era necesaria. Ustedes, sin proponérselo,
se dieron cuenta que las humanidades son el reflejo de la
historia del hombre y que al ser éste el objeto esencial
de la medicina, conjuntamente mantiene con ésta una
indisoluble unión.
Vacante el trono, Creonte, cuñado de Layo, lo asumió
de inmediato con todos los poderes: dictar las leyes, hacer
justicia, mantener el orden y defender a cualquier precio
su tierra y las catorce puertas de la ciudad. Así mantenía
las instituciones que conformaban juntas el derecho.
Después vendrían los honores.
En Tebas todos identificaban sus sentimientos con la
obligación de ir a la guerra para la defensa de su suelo y de
su rey. Nadie ignoraba que la traición a la ciudad era una
grave falta que se castigaba con la muerte. La lealtad a la
tierra que los había visto nacer y a la corona era una forma
de sentir y pensar que nadie les había enseñado. Eran, por
naturaleza, los principios éticos que los mantenían unidos.
No obstante los principios éticos que para todos eran
un deber de ineludible observancia, Creonte consideró
necesario, dadas las circunstancias, ordenar mediante un
mandato de ley el destino de los cuerpos de Etéocles y
Polinices, tendidos aun en el campo de batalla. El decreto
real señalaba:

Toda forma de traición a la patria será castigada


con la muerte del traidor. En los casos en los cuales éste
haya perdido la vida, su cuerpo será despojado de sus
vestiduras y expuesto a la orilla del río sobre la arena
sin que a nadie le sea dado cubrirlo de forma alguna. Su
desnudez permitirá que las aves rapaces que surcan los
cielos, los cuervos, los animales carroñeros y los perros

83
hambrientos den cuenta de sus carnes para que luego
el sol se encargue de calcinar sus huesos. Esta será la
condena post mortem y la disposición final de los restos
de Polinices para que no pueda ser sepultado, quede
privado de la oportunidad de hacer un tránsito digno del
valle de los vivos al mundo apacible de los muertos y su
alma vague eternamente por la tierra.
La lealtad a la patria será premiada y exaltada
como digna de ejemplo. Si se tratare de un ciudadano
fallecido en combate, se le rendirán todos los honores
y en su funeral se observará el rito acostumbrado para
honrar nuestros héroes hasta disponer su cadáver en una
sepultura que nos recuerde su valor. Así se procederá con
el cuerpo de Etéocles.
Ordeno que estos mandatos sean pregonados por
bando en los cuatro costados de la ciudad y en todos los
rincones de Tebas en donde fuere menester su escucha.

Cuando Antígona se entera de la muerte de sus


dos hermanos enfrentados cuerpo a cuerpo en combate,
un dolor superior a su resistencia se apodera de ella e
inconsolable rompe en llanto.
Su amargura se acrecienta al conocer el severo
decreto de Creonte y a sabiendas de que todo cuanto ha
sido pregonado es la Ley, decide acudir prontamente a su
hermana Ismene para pedirle su ayuda con el fin de dar
sepultura secretamente al cuerpo de Polinices.
Ismene, compungida llora la muerte de sus dos
hermanos pero se niega al pedimento de Antígona y le
suplica que desista de su propósito de oponerse a la Ley.
La consternación de las dos no logra que sus lazos de
sangre sean más fuertes que los mandatos de la Ley y

84
entristecida y pesarosa Ismene se mantiene firme en su
posición.
Antígona no desiste de su propósito. Aprovechando
que estaba comprometida en matrimonio con Hemón, hijo
del Rey Creonte y que en Tebas el anuncio de la boda ya
se conocía, de forma subrepticia se acerca a unos soldados
peltastas18 de infantería que no estaban de servicio, les
hace saber que ella es la prometida del hijo del rey y les
solicita apoyo para ir a las orillas del río y cubrir con ramas
y hojas el cuerpo de Polinices y esconderlo así de los
ataques de los cuervos. Era una petición comprometedora.
Los soldados creyeron haber tenido una oportunidad para
ganarse en el futuro los favores de Hemón y Antígona y
decidieron ayudarla.
A la luz del día ocultaron, en la forma prevista
por Antígona, el cuerpo de Polinices. Los guardas
intencionalmente no se percataron del suceso. Protegidos
por la oscuridad, bajo las sombras de la noche, regresaron
al río, trasladaron su cuerpo a un lugar escondido y
prontamente le dieron sepultura. Los rituales funerarios
se realizarían después.
Un guardia, temeroso de perder su vida por haber
prestado su concurso para violar la Ley, resuelve revelar
lo ocurrido para disminuir su pena y acude al rey Creonte
a quien le confiesa que fue de Antígona la iniciativa para
enterrar el cuerpo de Polinises.
El rey no ordena de inmediato la detención de
Antígona. Decide que el cuerpo de Polinises sea
desenterrado y se observe e identifique a quien intente
sepultarlo nuevamente.
La decisión de Creonte es conocida en todo Tebas y
18 Peltasta: soldado de infantería en la antigua Grecia que portaba un escudo
pequeño, liviano y ligero llamado “pelta”.

85
cuando Antígona se entera, acude al lugar para intentar de
nuevo enterrar a su hermano y realizar los ritos funerarios.
En ese mismo momento es retenida por los guardias y
conducida al palacio para ser juzgada.
Ante la presencia del rey Creonte, Antígona
permanece con la cabeza agachada. No se atreve a mirarlo
a los ojos. Sabe bien que va a ser severamente castigada por
violar la Ley. Su actitud es de una conmovedora serenidad
que se acompaña de una fortaleza imperturbable.
«¿Por qué lo hiciste? ¿Te volviste loca? ¿Acaso
no sabías que estaba prohibido enterrar el cuerpo de
Polinises?», le preguntó el rey.
Oh si mi Señor, claro que lo sabía, tu decreto había
sido pregonado por bando en toda la ciudad; ¿cómo no
habría de saberlo? Pensé que ««los dioses Manes, 19
jamás impusieron leyes tales a los hombres y yo no pude
creer nunca que tus pregones tuvieran fuerza superior a
la de las leyes no escritas, pero infalibles y eternas de
los dioses (…) Si tu calificas de locura mi conducta, me
consideraré juzgada de insensata por un insensato.» 20
Esas otras leyes que yo no sé quién las hizo ni de
dónde vienen ni cuando aparecieron, que son infalibles
por el querer de nuestros dioses y permanecerán por
siempre, están ocultas en el fondo de mi conciencia,
han fortalecido mis convicciones y no permiten que se
extravíe mi razón. Esas leyes conmovieron mi corazón,
iluminaron mis pensamientos y fortalecieron mi acción
para que yo no dejara insepulto el cadáver de mi difunto
19 En Grecia antigua eran dioses que se negaban a recibir después de la
muerte las almas no purificadas y las rechazaban por no haber sido sepulta-
das. En Roma eran dioses domésticos.
20 La cursiva entre comillas dobles pertenece al texto original de la tragedia
de Sófocles. https://es.slideshare.net/edwin70/antigona-y-la-legitima-
cin-de-la-ley

86
hermano.

Creonte mantiene en firme su decisión. La


desobediencia de Antígona la hace merecedora de ser
condenada a muerte. El rey la sentencia a vivir en un
encierro hasta el final de sus días, igual que si fuera
sepultada viva. Ella sabía que ese era su triste destino
pero prefirió adelantar su deceso para evitar semejante
suplicio. La encontraron colgada por el cuello; «con un
nudo corredizo que había hecho trenzando su cinturón,
se había ahorcado.»
Hemón, se sume en la desesperación por la muerte
de su prometida. Se propone matar a su padre, el rey
Creonte, pero su intención se frustra porque al aferrarse
abrazado al cadáver de Antígona, prefiere morir a su lado
y se suicida.
Al conocer el lamentable desenlace, Eurídice la
madre de Hemón y esposa de Creonte prefiere acompañar
a su hijo en la eternidad y sin dar espera a ninguna reflexión
termina con su vida.

Mientras el profesor Anthon Sanders disfrutaba


exponiendo la forma como concebía las humanidades,
el derecho, la ley, la ética y la moral incrustadas en la
formación profesional de los médicos, se encontraba
de turno de llamada en el servicio de urgencias del
hospital ubicado en edificación contigua a la Facultad de
Medicina. Había dado instrucciones para que en cualquier
caso de urgencia vital en el campo de la neurocirugía, lo
llamaran prontamente e interrumpieran el curso de su
cátedra. Todos estaban al tanto de que en presencia de
una urgencia vital, cuando el especialista de turno no

87
se encontrara presente, la inmediatez de su llamado se
impusiera sin dilación alguna.
La asignación de responsabilidades en los servicios
de urgencias debe ser estricta, no puede eludirse, el
protocolo debe indicar claramente cómo se deben asumir
cuando sus titulares requieren ausentarse por razones de
fuerza mayor. Como su nombre lo indica, allí todo es
urgente pero, aun así, nada se puede improvisar había
dicho a los estudiantes.

Como si el profesor Sanders hubiese preparado


una prueba para demostrar a los estudiantes el tráfago
permanente de los servicios de urgencias, por el altavoz
se escuchó:

«Profesor Anthon Sanders, se le requiere en el


Servicio de Urgencias del Hospital para valoración de
paciente. Es una urgencia vital.»

Por un instante el profesor guardó silencio; miró a


los estudiantes y, de inmediato, reacomodó los anteojos
en su abultada nariz, tomó rápidamente su abrigo, colgó
su paraguas de mango curvo en el antebrazo izquierdo y
con voz tenue, más no débil, le manifestó a sus alumnos:
Ustedes ya saben bien de que se trata. Hay una vida
en peligro. Creo que por hoy es suficiente.

88
3

LA MAGIA DE LOS BOSQUES


La extraña percepción de otras realidades.
Un hecho de la vida real 21

María Luz se detuvo por un instante. No estaba


enferma. Tampoco se sentía fatigada; era una costumbre
suya. Siempre lo hacía al finalizar su diario paseo por la
alameda que daba acceso a EL CAMPANARIO, la vieja
casona de la estancia en donde el amor filial le había
brindado generoso albergue. Suspiró profundamente y
enfocó su mirada emocionada hacia la perspectiva que le
ofrecían los álamos y los fresnos que entreverados con
bambúes y enfrentados en perfecta alineación, al paso del
viento mecían rítmicamente sus frondosos ramajes. Poco
antes, las sucesivas inclinaciones de la tupida hojarasca
habían impedido que el sol de la tarde castigara su sensible
humanidad.
Se encontraba sola. No le agradaba que la
acompañaran en su usual recorrido. Conocía bien el
sendero y estaba segura de no necesitar apoyo alguno.
Creía que con frecuencia la compañía no querida se
21 En correo de fecha 16 de Abril de 2019, dirigido al autor, Fabio, un hijo de
la paciente a quien se refiere este Capítulo, manifestó: Ref. Su manuscrito “ El
médico Desahuciado”. Capítulos relacionados con “María Luz”. Me honro en dar
testimonio de que lo allí narrado es LA VERDAD Y TODA LA VERDAD de cómo
sucedieron los hechos.
En la misma fecha, Mario, otro de sus hijos mediante correo electrónico,
manifestó: En relación con los hechos narrados el capítulo sobre LA MAGIA
DE LOS BOSQUES, especialmente sobre la vida y la enfermedad de María Luz,
mi madre, ocurridos en EL CAMPANARIO, su accidente cerebro vascular y su
larga enfermedad después de haber sido desahuciada y esperarse su muerte
en pocas horas, según el manuscrito que he leído, los viví personalmente.

89
convierte en un estorbo. Acostumbraba decir: «La soledad
en algunas ocasiones puede ser una forma de libertad.
No se requiere estar acompañado para ser libre».

Disfrutaba mucho la soledad de sus diarios paseos


por los alrededores de El Campanario. La placidez de la
naturaleza era suficiente para ella. Desde cuándo comenzó
a no verse atractiva en el espejo, se dio cuenta que había
llegado el momento de avivar sus ya muy lejanas y
pequeñas vanidades y que nada mejor le resultaría que
comenzar a coquetearle a la soledad para sentirle así un
cierto encanto, despreocupada de quienes pudieran estar
pendientes de sus idas y venidas, de las marcas y las
huellas de los años reflejadas en su rostro y alejada de los
decires de las gentes y sus murmuraciones sobre lo que
hiciera o dejara de hacer. Pensaba que «aunque la vejez
no es una enfermedad, ni los cosméticos un medicamento,
algo ayudan para disimularla».
Le parecía que si no fuera contradictorio una
soledad amable podría ser para ella una buena compañía.
En ese momento asaltaron su cerebro pensamientos
que le parecían contradictorios. Eso no le agradaba, pero
cuando llegaban no permitía que pudieran generarle
ninguna preocupación; los dejaba pasar de largo. Creía
que la perspectiva de la vida debía transcurrir siempre
hacia adelante como el cauce de los ríos, pero al detenerse
y mirar el camino que acababa de recorrer, creyó que tenía
en presente una clara perspectiva de su pasado reciente.
«No me parece pensaba ella que el pasado, así
sea cercano, tenga alguna perspectiva, pero la estoy
viviendo. Puede ser que ahora me encuentre en el punto
final de mi perspectiva de vida reciente. Debiera mirarla
como si estuviera en el otro extremo para poder

90
entender mejor que acabo de llegar al punto angosto
que veía desde lejos cuando me disponía a iniciar el
recorrido por la alameda. Sin embargo, esta visión
imaginaria, en su momento, pudo ser más bien una
perspectiva terrenal y ahora una retrospectiva, pues si
así no fuera, mi recorrido por la alameda recordando mi
niñez, mis esperanzas, los buenos y difíciles momentos,
lo que di con amor y lo que pude haber retenido por
egoísmo o, en síntesis, las idas y venidas, los saltos y
sobresaltos propios del diario peregrinar, pudo ser algo
así como un inventario anticipado de mi vida antes de
morir.»

A lo lejos alcanzó a distinguir una yegua zaína


correteando con su potrillo sin ningún control; le parecía
que esa era la más bella imagen de la libertad y el amor.
Por un instante muy fugaz, recordó su niñez, el campo en
donde había crecido y a su madre enseñándole a montar
a caballo sin montura, como lo hacen aun hoy muchas
tribus indígenas. Su padre se había desempeñado como
experto en administración ganadera y de crianza de
caballos de paso fino en una gran hacienda en donde los
aperos cómodos y bien dispuestos estaban reservados
para ensillar los mejores ejemplares. Ocasionalmente
le permitía concurrir a las ferias con el ánimo de que
aprendiera el arte de la exhibición y monta previa a las
negociaciones de compra y venta de animales, pero María
Luz tenía otras aspiraciones: quería tener la oportunidad
de estudiar o aprender un oficio productivo para ser
independiente y no fincar su existencia en un salario
exiguo.
En esa época la mujer era como se acostumbraba
decir «de su casa» y se debía al cuidado y crianza de los

91
hijos que, para entonces, eran tres mujeres.

El diario laboreo de su padre comenzaba todos los


días muy temprano y, por ello, debía salir a la carretera,
cercana de su casa, a las cinco de la mañana a esperar el
paso del tractor que lo transportaba. Si no estaba allí a la
hora convenida, el administrador general de la hacienda
le descontaba el tiempo de su tardanza. Esos afanes le
significaban un desgaste grande físico y emocional,
aunque él no lo advertía porque los caballos eran su
gran pasión y sus aspiraciones tener algún día su propio
criadero.
«Para eso estoy ahorrando. No deseo que mi
mujer herede una pobre pensión de vejez obtenida por
mi dedicación de toda una vida a criar y amaestrar
caballos ajenos. Tengo la ilusión de que cuando yo falte
no hereden mis ahorros sino briosos y cotizados caballos
de paso fino que les permita multiplicar el criadero y
vivir cómodamente, sin que nada les falte.», repetía con
frecuencia.
«He pensado» le dijo un día a su esposa María de Jesús
«que puedo aprovechar mis contactos para que cuando
deje este empleo pueda comenzar por la compra necesaria
de algunas hectáreas suficientes para la construcción de
las caballerizas y, con ayudas muy calificadas, que las
tengo, escoger los fenotipos de los caballos que desde
hace mucho tiempo han estado cabalgando a toda hora en
mi mente. Creo que este momento pronto llegará si Dios
no dispone otra cosa. El trabajo duro y los sacrificios
tienen su compensación. Los ahorros ya son suficientes.»
Ignoraba que las emociones no solo impactan sobre
la mente sino que pueden hacerlo también sobre el cuerpo

92
y ser causa de malestar y enfermedades. Tampoco sabía
que detrás de cada dolencia existe un caudal de emociones,
miedos y mortificaciones aprisionadas que pareciera que
se liberaran cuando encuentran refugio en el cuerpo de
las personas. Los médicos dicen que cuando ello ocurre
las manifestaciones son psico-somáticas, pero poco o casi
nada hacen para establecer contacto con la psiquis de sus
pacientes. Se ocupan de la enfermedad y dejan de lado al
enfermo.
Cuando correspondía visitar al herrero, generalmente
en día sábado, para la revisión periódica de los cascos
de las bestias, se hacía acompañar de su esposa quien,
en el entre tanto, se encargaba del cuidado de los
caballos y, a hurtadillas, permitía que su hija María Luz,
ocasionalmente, montara alguno de los de paso fino.

Una memoria fiel de ese pasado lejano se recreó


por un momento en su mente para que la película de sus
primeros aprendizajes en la hacienda, en su casa y en la
escuela no pudiera ser olvidada. Había aprendido que la
lealtad de los caballos con quien bien los cuida y monta
nace de unas relaciones exquisitas y exigentes muchas
veces difíciles de comprender. Pensaba que la ausencia
de una cercana, afectuosa y genuina relación con los
caballos, al igual que con los perros, no es tan solo una
deslealtad de parte de su amo para con la nobleza que
los caracteriza sino una gravísima y descuidada actitud
que afecta necesariamente los resultados de las tareas
de crianza y enseñanza de los animales, porque creía
que, al contrario, cuando hay amor todo es posible y se
preguntaba si lo mismo podría ocurrir entre los humanos.

93
Un día en que, por un dolor persistente de cabeza, su
madre decidió consultar a un médico a quien no conocía,
María Luz le reveló lo que pensaba su padre sobre la
lealtad con los animales y le manifestó:
Tal vez, así ocurre con todas las personas; ojalá
que el médico la atienda con cariño y le mande «buenos
remedios» para que el dolor de cabeza se le quite pronto.
Eso es muy cierto y no debemos olvidarlo nunca
respondió su madre.
Ahora, cuando ya su niñez estaba muy lejana y creía
haber superado todas las nostalgias, una vivencia extraña
e incomprensible pasó por su memoria como si hubiera
ocurrido ayer.
Cuando su hermana, la hermosa y tierna Rosabel,
había cumplido escasos doce años de edad, descubrió
que el pensamiento, la intención y la fe fuertemente
amalgamados, generan una poderosa energía capaz de
impactar sobre la materia. Al principio no lo podía creer
pero al final lo comprobó con sus propios ojos.
Recordó que un día sábado, después de la jornada de
estudio, Rosabel llegó a su casa llevando una rosa blanca
en su mano derecha y que la había dispuesto en un vaso con
agua frente a una imagen de la Virgen María para después
hacer en silencio una corta oración. Al sábado siguiente
hizo lo mismo y, sin que se lo preguntaran, manifestó a su
madre: «Estoy pidiendo un favor muy especial para mí a
la Virgen María.»
Al tercer sábado, de nuevo se repitió la escena. Llegó
con la rosa blanca, amorosamente la puso en el vaso con
agua y oró por más tiempo del que acostumbraba. Después
de observarla con atención, María Luz le preguntó quién
le había enseñado ese ritual y para qué servía. Rosabel

94
enseguida respondió:
Mi maestra de religión, la madre Martha, nos
reveló hace tres semanas que cuando una niña virgen y
de pensamientos puros quisiera ir directamente al cielo
antes de contaminarse con las maldades de la tierra, podía
solicitárselo así a la Virgen María con una firme intención,
mucha alegría y llena de fe, honrándola, para demostrarle
la claridad de sus pensamientos, con la ofrenda de una
flor blanca durante tres sábados consecutivos. Acabo de
cumplir mi pedimento y quedo ahora en sus manos.
Como si estuviera viviendo el momento, María Luz
se estremeció y su ánimo se conturbó. Por su mente pasó
el instante en que, con asombro, se habían encontrado las
miradas de su hermana Laura y su madre con la suya.
No podían entender ni aceptar semejante decisión. El
pedimento de Rosabel era un hecho cumplido. Nada se les
ocurrió para intentar echarlo para atrás. Estaban aterradas,
pero, a su vez, confiadas en que con el paso de los días
la niña se olvidaría de ese pedimento a la Virgen y dejaría
de esperar que ocurriera.

Esa tarde Rosabel dijo a su madre que se sentía


cansada y que deseaba reposar. Hacía mucho calor. Su
respiración se torno agitada, como si la hubiera afectado
un episodio de taquicardia; parecía como si estuviera
aumentando la temperatura de su cuerpo pero, a simple
vista, según le pareció a su madre al tocarle la frente con
la palma de su mano derecha, no presentaba una fiebre
franca. Después de ingerir una taza de agua de yerbas del
campo se durmió profundamente, lo cual tranquilizó a
todos.
Hacia las once de la noche, María Luz fue a vigilarla.

95
La encontró exageradamente pálida, tomo sus manos
amorosamente y las sintió frías como un témpano de
hielo. Miró sus ojos abiertos como si estuvieran mirando
un punto fijo en el techo de la habitación pero estaban
inmóviles. Angustiada al ver el estado de su hermana,
colocó una mano en su corazón y percibió que había
dejado de latir. Al darse cuenta que Rosabel no respiraba,
con una ternura profunda y un dolor conmovedor
deslizó sus párpados para cerrar sus ojos. Hacía algunos
momentos había fallecido. El llanto y el dolor aparecieron
para revelar la tragedia incomprendida. Toda la familia
de inmediato abandonó su descanso y entre sollozos,
aun conociendo los antecedentes del ritual de las tres
flores blancas, se lamentaban de esa decisión, para ellos,
inaudita y desafortunada.
Apesadumbrada por la muerte de Rosabel, mientras
en la sala de su casa se realizaba la velación del cadáver,
María Luz dijo en voz baja a su madre:
La muerte de mi dulce hermana es una realidad que
no entiendo, no la puedo asimilar; no sé cómo pudieron
juntarse el pensamiento, la intención y la fe para
convertirse en un arma poderosa que acabó con la vida
de una niña completamente sana, alegre y llena de
virtudes. No puedo aceptarlo. Ella no estaba enferma ni
tenía preocupaciones, pero así lo quiso y ocurrió. Mi tía
Antonia me acaba de decir que, tal vez con el tiempo,
mediante una poderosa fortaleza espiritual, el mismo
ritual para que un deseo de muerte se cumpla, pueda
llegar a servir también para que la intención y firme
voluntad de conservar la vida pueda permitir curar
enfermedades y salvar vidas y que los que saben de esas
cosas tendrán que decir cuál es el color de la vida que
deberían tener las rosas para lograrlo.

96
Los recuerdos cabalgaban en la memoria de María
Luz más rápido que los caballos en la hacienda. La
víspera del quinto aniversario de la muerte de Rosabel,
su padre, por primera vez llegó a la casa antes de la hora
acostumbrada y visiblemente fatigado.
No tengo apetito, solo quiero tomar un vaso de agua
y descansar. Mañana debo primero inscribir los caballos
que participarán en la próxima feria y estar pendiente
del tractor que me recogerá en el pueblo a las nueve de
la mañana  dijo a modo de justificación para que no lo
despertaran muy temprano y agregó:
Guárdenme la cena para un buen “calentado”
como desayuno.
Cerró los postigos22 de las dos ventanas de la
habitación, dejó la puerta abierta para que circulara mejor
la ventilación, tomó tan solo medio vaso de agua, dejó su
reloj de pulso sobre el nochero,23 bloqueó las campanillas
del despertador de mesa, apagó las bombillas y, de
inmediato, se sumió en un sueño profundo. Estaba muy
fatigado.
Pasadas las seis de la mañana del día siguiente, al
ver que su padre no se levantaba, su hija menor se
acercó para despertarlo pero él no respondió. Por
consideración, dejó que durmiera quince minutos más y
luego, en tono de preocupación, le dijo:
Padre, creo que te está cogiendo el día, es hora de
levantarse.
22 Postigos: En algunos países de Sur América son pequeñas ventanas que
generalmente están ubicadas en la parte alta de las puertas de acceso a una
casa.
23 Nochero: Pequeña mesa al lado de una cama, dispuesta para colocar
lámparas de mesa y pertenencias personales. Sinónimos: Mesa de noche.
Mesa auxiliar. Mesa de servicio-

97
Al ver que parecía no haber escuchado nada, se
acercó y en dos oportunidades puso la mano derecha en su
espalda tratando de moverlo un poco sin lograr respuesta.
Llamó entonces angustiada a su madre y entre las dos
voltearon su cuerpo. Estaba muy pálido. Las dos tomaron
amorosamente sus manos que sintieron yertas. Un hilo
muy delgado de sangre había hecho aparición desde la
comisura de sus labios. Se dieron entonces cuenta que
durante el sueño había muerto “de repente”. Sus hijas
y su esposa, anegadas en llanto, se abrazaron con fuerza
durante un momento prolongado que no querían que
terminara y entre sollozos se preguntaban: «¿Por qué
Dios mío, por qué?»
Este episodio triste y definitivo para sus vidas, así
como la extraña muerte de Rosabel, ocurridos ambos,
durante el sueño, nunca los olvidaría María Luz.

Su vocación permanente de sobrevivencia erguida


como la de un guerrero en trance de iniciar una batalla,
la hizo sentirse realizada en la vida y sin tristezas que
lesionaran la paz espiritual que con los años había
conquistado.

De regreso a la realidad, pensó:


«Creo que ahora tengo por delante otra perspectiva
que no veo con claridad. En fin, así es la vida o las vidas.
Estoy confundida con el recuerdo de la muerte de algunos
de mis seres más queridos precisamente en el momento
en que acabo de ver una retrospectiva parcial de mi vida.
Siempre será mejor no mirar para atrás, salvo las cosas
que nos producen satisfacción al recordarlas, sin dudas
ni remordimientos» concluyó María Luz mientras se

98
volteaba para cambiar su punto de mira. Ahora todo lo
veía más próximo; era extraño, pero ya no le interesaba
otear la lejanía.

Al reanudar su recorrido, recobró su talante y


aterrizó sus sentidos; percibió entonces que la tibieza
del clima le estimulaba y le jalonaba las ganas de vivir
haciendo que la disfrutara más al sentir en su rostro la
frescura de la brisa sin que le importara que a su paso,
una y otra vez, desordenara su corta cabellera. A pesar
de sus años, un delicado gesto de vanidad impulsaba su
mano derecha para apartarlo de su frente con delicadeza
e impedir que cubriera sus ojos. Continuó disfrutando así
del verdor y los contrastes del colorido de las flores en un
entorno pincelado por la magia de la naturaleza. Era fácil
adivinar que ella hubiera querido que ese momento fuera
solamente suyo y no terminara jamás.

En su andar parsimonioso, sin fatiga, huérfano de


los afanes que impiden ver las cosas como son en vez
de como parecen, cada día era para ella una jornada
de sorpresas y descubrimientos. De pronto, se quedó
completamente inmóvil, como si fuera una de esas
estatuas humanas que en las calles de muchas ciudades
impresionan a los turistas. Con su vista estaba siguiendo
el revoloteo de un colibrí en su delicada y sorprendente
faena para obtener el néctar de una flor. Se dio entonces
cuenta que era verdad que podía hacerlo sin tocar ninguno
de sus pétalos, suspendido y estático en el aire mediante
el incesante aleteo de sus atornasoladas alas multicolores,
como si estuviera haciendo un truco de levitación.
Mientras su curiosidad se extasiaba con la belleza y

99
asombrosa habilidad del colibrí, recordó que su madre,
María de Jesús, le había dicho que si en algún momento
llegaba a presenciar una escena tal, mantuviera la calma,
permaneciera quieta, no intentara acercarse y esperara,
porque algunas veces esas pequeñísimas maravillas de la
creación, luego de alimentarse, rondan la cabeza de quien
las observa, captan sus deseos y los llevan a su destino
para que se conviertan en realidad. Los Mayas creían que
eran aves mágicas creadas para que fueran mensajeras
de los dioses.
La avecilla sobrevoló su cabeza pero María Luz
no pensó en ningún deseo. Creía que para ella vivir en
paz era suficiente privilegio en un mundo convulsionado
por la intolerancia, los odios y la falta de amor, lo demás
carecía de importancia.
Salvo en las épocas de lluvia intensa que la obligaban
a recogerse cuando el aire se tornaba frío, en su diario
acontecer todo conspiraba para que su vida transcurriera
de forma despreocupada y apacible. Suele ser así cuando a
las personas no las maltratan ni incomodan los recuerdos
porque no permiten que se queden y saben que ya no hay
tiempo para abrigar esperanzas.
Después del revoloteo del colibrí dando vueltas
alrededor de su cabeza, quiso seguirlo con su mirada pero
en un instante desapareció de su vista. Dejó entonces la
rigidez de su postura y se acercó parsimoniosamente a
un árbol añoso que tenía al frente suyo. Con un gesto de
compasión, posó con cuidado sus manos sobre algunos
cascarones notoriamente envejecidos, a punto de
desprenderse. En ese momento advirtió que el jardinero
de la casa la observaba mientras amontonaba hojas secas
con un rastrillo.

100
¿De dónde sale usted en forma repentina sin que
nadie le llame?  le dijo con molestia pero sin muestra
alguna de alteración.
«Otra vez le encuentro pendiente de cuanto hago
en mi diaria caminata; es un entrometido» dijo para sus
adentros María Luz, no obstante que no le tenía recelo ni
desconfianza pues lo consideraba un hombre tímido, buen
trabajador y bondadoso, pero había algo muy extraño en
él que no había logrado descifrar. Parecía que estuviera
rondando algún misterio.
El campesino, en una demostración de su inmensa
humildad, inclinó la cabeza como si se hubiera sentido
regañado, pero no lo estaba; su patrón, el hijo de María
Luz, le había dado instrucciones de mantener vigilada
de cerca a su madre para prevenir la ocurrencia de un
accidente. Hágalo con prudencia para que ella no se
sienta incómoda fueron sus órdenes.

Venga Aurelio, estoy preocupada por la salud de


éste árbol que ha comenzado a descascararse; quiero que
lo revise de inmediato le dijo en forma seca pero sin
dejar de lado sus buenas maneras.
Presuroso, como si se tratara de una cosa de vida o
muerte, el trabajador acudió a responder al llamado de
María Luz; se quitó el sombrero de jipa que lo protegía
del sol, dejó al descubierto su piel cobriza en donde se
alcanzaban a ver algunos pocos pelos de su barba rala y su
cabello lacio que caía casi sobre sus hombros y respondió:
En las plantas leñosas, como los árboles, con el
tiempo se forma una capa gruesa llamada corteza rugosa
o corcho por donde ya no circula savia ni nutrientes ni les
llega el agua. Es una capa muerta que no alimenta al árbol

101
pero protege la vida que se desarrolla en su interior,
respondió cordialmente y agregó:
Perdóneme usted señora que le refiera mi
experiencia, pero una vida entera dedicada al cuidado de
las plantas y a ver crecer los árboles me ha enseñado de
ellos muchas cosas que para mí eran antes difíciles de
imaginar y mucho más de entender. Alguna vez llegué a
pensar que si ellos pudieran tener algún deseo o llegar
a sentir gozo o satisfacción por algo, seguramente lo
expresarían diciendo que la vejez es el único estado que
les permite arraigar sus raíces con fuerza a la energía de
la madre tierra y, al mismo tiempo, elevar sus copas muy
alto como para acercarse cada vez más a otra energía más
poderosa de donde proceden todas las formas de vida. Los
humanos no podemos hacer eso; cada vez nos alejamos
más de la otra energía, la grande, y poco nos interesa tener
bien puestos los pies sobre la tierra.
María Luz estaba sorprendida. Había escuchado de
labios de un campesino humilde una gran lección de
vida.
El jardinero inclinó su cabeza en señal de respeto y
esperó la reacción de la anciana.
¿Podríamos hacer algo para que no se caiga tan
rápidamente esa cáscara protectora? inquirió ella en tono
de preocupación por el árbol, sin hacer ninguna mención
a las palabras de Aurelio. Quien sabe qué pensamientos
comenzaron a estimular su mente inquieta.
Puede usted estar tranquila señora. No se requiere
hacer nada. Los árboles tienen vida como los humanos
pero en su vejez no requieren de tantos cuidados como
nosotros. Sus energías son impresionantes; a medida que
envejecen; como ya le dije, adquieren mayor fortaleza
que de jóvenes y requieren menos cuidados.
102
No lo sabía. Siempre habrá tantas cosas por conocer.
Ahora comprendo por qué algunos seres humanos han
aprendido a recibir la energía de los árboles. manifestó
satisfecha.

Al tiempo que Aurelio se retiraba con presteza, María


Luz no dejaba de observarlo. Las palabras del jardinero
la habían intrigado. Su agudo sentido de mujer con toda
la experiencia de la vida y su perspicacia exacerbada
hicieron que lo observara con mucha atención. Creyó estar
dándose cuenta de la ocurrencia de un hecho increíble,
pero pensó que no podían ser ciertas las imágenes que
advertía; no lograba salir de su asombro. Observaba
como sus botas de caucho no dejaban huellas en el suelo
humedecido y fangoso por la lluvia de la noche anterior.
Sintió una extraña sensación que crispó sus nervios; sin
embargo, su curiosidad pudo más; se adelantó un poco
y se agachó para comprobarlo de cerca: ninguna marca
de pisadas pudo identificar, el suelo estaba intacto, no
había sido tocado. Con los dedos índices de sus manos
frotó al tiempo sus ojos como queriendo aclarar su visión
y nuevamente escrutó la tierra pero ninguna huella pudo
encontrar. Se sintió obnubilada. No parecía estar en sus
cabales.
«Es muy extraño lo que estoy sintiendo. Algo muy
anormal me está ocurriendo. No puede ser que esté
afectada por visiones que engañan mis sentidos. Creo
que debo pedir a mi hijo que me lleve pronto a consulta
con mi médico», pensó temerosa por su estado de salud
mental.
Desconcertada, se levantó dispuesta a continuar su
paseo. Se resistía a creer lo que acababa de comprobar.

103
Parpadeó varias veces hasta ver con claridad el césped
verde que como un inmenso tapete se extendía frente
a ella. Se inclinó nuevamente y arrancó manotadas de
césped para comprobar que no estaba alucinando. Para
calmarse reflexionó: «Puede ser que desde mi realidad
haya visto por un momento lo que pudo ocurrir en otra
realidad. Hay muchas energías poderosas que existen y
nos pueden afectar pero no podemos comprobar cómo se
producen, a menos que estemos inmersos en ellas», En
ese momento le hubiera gustado que alguien le tendiera
la mano para ponerse de nuevo en pie. La tierra y el pasto
entre sus manos no eran pues para ella una prueba de que
aquello que había visto no hubiera ocurrido.

María Luz no tenía la formación necesaria para


entender desde el punto de vista de la física cuántica el
Principio de la Incertidumbre de Heisenberg en cuanto
atañe a la forma como se comportan los electrones para
permitir que puedan estar al mismo tiempo en uno y otro
punto o localización ni si la teoría es solo aplicable a lo
micro cósmico con exclusión de casos como el que ella
había creído haber visto dentro de su dimensión terrenal
con tiempo y espacio.
Ella era “la observadora” y el jardinero “lo
observado”. ¿Si el observador pudiera crear la realidad
mediante lo observado, Aurelio aunque no se hubiera
movido del lugar en donde se encontraba, hubiera podido
ser visto en otra ubicación, si tuviera la capacidad para
trasladarse mediante un fenómeno de bilocación y María
Luz lo observara inmersa en una dimensión sin tiempo
ni espacio, es decir en otra realidad? Esto tiene que ver
fundamentalmente con las percepciones del “observador”

104
y la forma como advierte lo “observado”, las cuales,
aunque tienen como punto de partida aquello que percibe
el observador, finalmente identificarían una sola instancia
con lo observado, o sea que el observador y lo observado,
aunque se encuentran en dimensiones diferentes, son la
misma cosa. Los científicos aun hoy denominan esas
convicciones como una seudociencia.

María Luz Necesitaba tranquilizarse. Tomó una


profunda bocanada de aire para estabilizar su respiración
y recordó un ejercicio que le había enseñado su madre.
Desde lejos, cumpliendo la tarea de vigilar y cuidar
a María Luz, oculto tras un frondoso árbol, el jardinero
observó como ella juntaba las palmas de sus manos,
dejando unidos, uno contra otro, los dedos meñiques y
los pulgares; veía como los apretaba con fuerza tres veces
sin que los otros dedos se tocaran; después, rápidamente
invertía esa posición para que los meñiques quedaran
apoyados en los pulgares y los juntaba con fuerza en tres
oportunidades; muy atento, se percató de que la anciana
había hecho esta inversión de posición tres veces y en
cada una de ellas el mismo ejercicio repetitivo de fuerza.
Cuando se dio cuenta que Aurelio la observaba, con
su mano derecha dirigida hacia él en señal de llamada le
pidió que se acercara y al tenerlo cara a cara, timorato y
acobardado con su sombrero en las manos, le reclamó:
Le he dicho que no me gusta que me espíen.
No tengo nada que esconder. El ejercicio que usted
me vio hacer con los dedos de mis manos lo realizo
frecuentemente para mantenerme vital y tranquila. Es un
maravilloso mudra 24 que practican rutinariamente en la
24 https://ecoosfera.com/2016/05/11-ancestrales-mudras-para-curar-el-
cuerpo-y-la-mente/ . “Para la cosmovisión oriental, cuando uno de los dedos, el

105
India. Cuando tenga tiempo le explicaré cuáles son sus
beneficios físicos y mentales.
Al ver que el jardinero estaba apenado y casi
petrificado por el regaño, le manifestó:
Esta no es una situación que deba preocuparle
demasiado. Veo que la curiosidad lo entretiene
permanentemente. No es posible querer saberlo todo a
cada instante.
Yo le he visto a usted actitudes muy extrañas, mas no
por estarlo vigilando sino dentro de mi diario acontecer y
no le he pedido explicación alguna porque soy respetuosa
de la manera que cada persona utilice para vivir, siempre y
cuando no se cause daño a nadie. Pero como está avivada
su curiosidad, le explico:
Hay caminos ocultos que facilitan un fortalecimiento
espiritual para alcanzar el poder interior, los cuales solo
pueden ser descubiertos con los ojos de la mente y a ellos
acceder utilizando las enseñanzas que se nos han trasmitido
de diversas formas desde los comienzos mismos de la
humanidad. Algunas de esas verdades, como el manejo
de los dedos índices y los pulgares para recuperar la paz
espiritual, las he aprendido en mi propio hogar:
María Luz sintió estabilizadas sus emociones y se
acercó de nuevo al árbol que la había inquietado. Posó
sus manos con delicadeza sobre los agrietados cascarones
que revelaban el paso de los años. Parecía como un ritual
inadvertido para ella que le permitía propiciar que desde
muy adentro los dos pudieran trasmitirse sus amorosas
energías. Luego quedó como fortalecida por su acción,
serena y tranquila.

cual representa un elemento de la naturaleza, entra en contacto con otro, se crea


un balance de los elementos.”

106
En medio de la monotonía del paso aletargado de las
horas, por las mentes de los humildes que no necesitan
nada, pasan, sorprendentemente en tropel, sonidos
extraños, fantasías que son como visiones instantáneas que
no demoran mucho pero se ausentan y regresan pronto sin
avisar nunca; son sensaciones curiosas e incontrolables
que, tantas veces, pueden hacer que se ignore la percepción
del tiempo y que pueda llegar a confundirse el resplandor
de una tarde soleada con la claridad de los amaneceres.

A pesar de lo ocurrido, nada la atormentaba; los


miedos no la perseguían, de nadie desconfiaba; desde hacía
mucho tiempo se había perdonado a sí misma e invocado
la Divina gracia para perdonar a otros y ser perdonada por
ellos. El tiempo para los pesares, remojados en lágrimas,
se había quedado atrás como los viejos relojes de cuerda
que pocos quieren conservar o ya no se pueden reparar.
Algo muy especial que como los secretos bien
guardados nadie puede adivinar, seguramente sentía o
percibía; pudiera ser la energía de los árboles añosos de los
bosques que busca comunicarse con vidas en reposo, como
las de ellos, o el magnetismo de tantas manifestaciones
que se sabe que existen pero no entendemos.
Muchas leyendas revelan los misterios de los bosques
y las habilidades ocultas que los niños y algunos ancianos
tienen para conectarse con sus fuerzas. La naturaleza
tiene mandamientos y reglas mágicas qué hay que saber
conectar, conocer e interpretar. En esos entornos habitan
espíritus que pueden ser generadores de tranquilidad o de
miedo. La paz se transmite de ida y vuelta; los miedos
también.

107
María Luz, a pesar de su avanzada edad,
anímicamente se comportaba con normalidad; tenía,
como se dice, la cabeza muy bien puesta. A sol abierto o
protegida bajo el tejado del corredor de la casa grande en
donde permanecía la mayor parte del tiempo, Merlín, el
perro guardián que, con su zalamería plena de lealtad,
había conquistado su cariño, no le perdía paso alguno,
siempre estaba a su lado y ella atenta a sus movimientos.
Decía que «después de Dios y mi familia Merlín no me
desampara».
De todo se percataba, nunca se la encontraba
distraída. Para ella su mayor deleite era escuchar el trino
de los canarios y turpiales que abundaban en la estancia
y contemplar el pavoneo de las gallinetas de pintas grises
y blancas, la agilidad de la gata de Angora cazando una
perdiz, las zancadas presurosas de los pellares sobre el
pastizal y sus gritos de angustia, estridentes y desafiantes
para proteger sus huevos y sus polluelos de cualquier
intruso.
Se entretenía mirando fijamente el balanceo de los
gorriones sobre las más débiles ramas de los mangos
cargados de frutos; ese vaivén parecía hipnotizarla. Así
mantenía en alerta sus sentidos y ágil el funcionamiento
de su cerebro.
Comía poco; aun sus platos preferidos tenían bien
aquerenciadas las sobras que dejaba su apetito reprimido;
por eso, sus hijos le decían que quien bien no se alimenta
hiere el cuerpo y el espíritu y que sería bueno atender
las enseñanzas de Don Quijote de La Mancha, quien con
frecuencia recordaba a su escudero, el fiel Sancho, para
tratar de proteger su salud física y mental: «En el yantar
está el pensar».25
25 El verbo “yantar”, en español antiguo, significa comer.

108
La fragilidad de su armadura humana le exigía un
cuidadoso andar; desde hacía unos pocos años había
dejado sus afanes al caminar con una cierta tendencia a
perder el equilibrio e irse de bruces. Ahora lo hacía con
menos acoso pero con pasos firmes; a pesar de su edad
parecía sentirse libre como el viento.
Cada día el sueño la llamaba más temprano y, en
ocasiones, de sus manos descarnadas y temblorosas se
soltaba, mientras recitaba en voz muy baja sus oraciones,
el rosario de chaquiras silvestres que había heredado de
su madre y nunca había abandonado.
Ese día, a la hora de la cena les comentó a su hijo y
a María Claudia, su esposa el diálogo que había sostenido
con Aurelio.
Me parece que tienes un buen jardinero; es
respetuoso, amable y muy servicial. les dijo complacida.
Hoy me explicó los cambios que se producen en
los árboles leñosos y como se forma la corteza rugosa
que yo conocía como cascarones podridos. Pero además,
pude darme cuenta que tiene creencias extrañas que
expone con mucha propiedad y convencimiento, además
de comportamientos increíbles que yo pude presenciar
muy asustada. Su lenguaje no me pareció propio de
un jardinero. ¡Estoy sorprendida!  les manifestó con
vehemencia.
Eso es bien cierto, respondieron en coro los
anfitriones.
Aurelio ama la naturaleza, conoce las propiedades
de casi todas las plantas y sus efectos bondadosos o
perjudiciales recalcó la esposa del sacerdote anglicano,
hijo de María Luz.
Recién llegado al cercano caserío en donde vivía

109
con su esposa y una hija, los lugareños inicialmente no
le hicieron amable la vida. Decían de él que estaba loco
porque varias veces habían visto y oído como hablaba con
las plantas y abrazaba los árboles como si fueran personas,
pero con el tiempo, resulto ser más importante que el cura,
el corregidor y el juez. Se ganó el respeto, la admiración
y el afecto de las gentes. Algunos decían que en la plaza
del pueblo lo veían con frecuencia sentado en una banca
de madera tomando el sol y que, de pronto, sin saberse
como, dejaban de verlo. Años después descubrieron que
era conocedor de los secretos de los bosques, la energía
de los elementos de la naturaleza y la magia del amor.
Podía sanar ansiedades y preocupaciones de los enfermos
y después curar, muchas veces, sus enfermedades; casi
todos lo consideraban un poderoso chamán -continuó
diciendo María Claudia, mientras su marido, a cada
expresión que escuchaba, asentía con una leve inclinación
de cabeza.
Alrededor de las actividades de Marco Aurelio
se han tejido toda suerte de comentarios, versiones y
fantasías  dijo el sacerdote y añadió:
Yo creo que por los conocimientos que tiene,
heredados de sus ancestros, él es un buen yerbatero porque
conoce las propiedades de las plantas medicinales, pero
no puedo afirmar que sea un chamán. De todas maneras
las gentes en el pueblo saben de su bondad y que con
bebedizos y emplastos ha sabido aliviar algunos dolores y
el malestar que producen muchas enfermedades.

La conexión con las energías existentes en otras


realidades va más allá de los simples conocimientos y
utilización de las plantas; es un poder que permite acceder

110
a estados alterados de conciencia desde donde se pueden
establecer comunicaciones fácilmente con poderes
superiores que propician facultades para integrarse con
el interior de los enfermos y predisponer su mentes y sus
cuerpos para la sanación.

Recientemente María Luz había cumplido 90 años;


era como uno de esos robles centenarios que no lo parecen.
Ella estaba plenamente consciente de su edad pero
le incomodaba que se la recordaran. Creía que Calderón
de la Barca tenía razón. Su vida le parecía que había sido
como un apacible y muy corto sueño en el que la fatiga
no puede hacer presencia ni los afanes acosar al soñador.
En un instante, mientras disfrutaba del campo al
término de su caminata por la alameda, María Luz había
rememorado casi un siglo de existencia.
Son cosas de Dios- decía cuando le preguntaban
cuál era el secreto de su longevidad y siempre
contrainterrogaba:
¿Por qué la gente se preocupa tanto por la edad de
los ancianos? Son Sus designios. Yo no creo en el destino.
En apariencia, y solo en apariencia, la vida es más fácil
para unos que para otros pero todos tenemos que hacer
la travesía sin que nadie pueda programar su tiempo.
No estoy segura que el nacimiento sea un comienzo y la
muerte un final. Tal vez el tiempo y el espacio no existan
o sean los mismos para todos.

Como de costumbre, después de la siesta del


almuerzo, dedicaba un rato para compartir con los suyos
mientras se deleitaba con cada sorbo de una taza grande
de café que ingería con satisfacción similar a la de un niño

111
que disfruta de su golosina preferida.
En estas oportunidades era recurrente, aunque a ella
le incomodaba, que resaltaran su vigor y su porte erguido,
pues a pesar de los años, suscitaba la admiración y la
curiosidad de todos.
Hace muchos años dijo escuché decir a uno de
mis hijos que «nadie se muere antes de tiempo» y que
el final de los seres humanos obedece a los ajustes que
necesariamente se producen en el todo que congrega,
interconectados, a los seres humanos. Si a pie juntillas
se cree que no existen otras realidades, por ahora,
incomprensibles a la luz de la ciencia, será muy difícil
comprender el “todo universal”.
Ahora viene a mi memoria la forma como mi madre
concebía una vejez tranquila. Me decía que «los recuerdos,
buenos o malos, cuando los vivimos se convierten en
presente y, en muchas oportunidades, al igual que en
la canción llanera, “vienen y no se van”. Por eso para
no sentir la fatiga del viaje y la carga pesada del fardo
que representa el recuerdo de aquello que conturba
el ánimo por lo ingrato o provienen de personas que
nada en sus vidas hicieron bien, hay que saber cuáles
llamamos porque, de pronto, algunos que no queremos se
aquerencian en nuestra mente y no se van.»

Cuando sus hijos le anunciaron una reunión especial


que le habían preparado para celebrar su cumpleaños, le
recordaron que sólo le faltaban diez años para el centenario
y ella respondió con desparpajo:
-No me parece que haya pasado tanto tiempo. Creo
que ustedes me están haciendo fiestas de cumpleaños muy
seguidas. Así era su talante, ajeno a complicarse ante la

112
realidad y sin las presiones de la impaciencia de algunos
viejos que quieren tener prontamente ahora lo que antes
en su juventud menospreciaron.

No había pasado mucho tiempo desde cuando María


Luz concurrió a la celebración de sus noventa años de
edad. Salvo una hipertensión moderada, cuidadosamente
controlada, su salud física y mental era sorprendente;
caminaba erguida y sin apoyo alguno; se molestaba
cuando la tomaban del brazo para ayudarla a subir o bajar
escaleras; en su porte no se reflejaban los achaques de la
vejez. Cuando ocasionalmente observaba las limitaciones
físicas de alguna persona en condición desvalida, siempre
elevaba su mirada al cielo y decía: «Señor, miradnos con
ojos de piedad». Sentía una amorosa compasión por los
enfermos sin esperanza.

Todas las viandas que en ese día a la hora del almuerzo


fueron dispuestas en la mesa, eran producto de la cocina
regional que ella prefería y disfrutaba moderadamente.
Mientras los invitados las degustaban con avidez, un
excelente conjunto de música de cuerda animaba la
reunión entonando hermosas canciones andinas del
Sur de América. Cuando escuchó “Como se adora el
sol”, un viejo pasillo que el padre de sus hijos le había
dedicado cuando apenas la pretendía, se transformó en un
instante; al mismo tiempo su expresión transmitía alegría
y nostalgia, como algunos de esos fados portugueses que
son canciones que llegan al alma de quien las escucha.
Había faltado a su promesa de no recordar nada que
estimulara añoranzas, pero así son los recuerdos; su
cerebro los procesaba vívidamente y ella se sentía feliz

113
como si hubiera vuelto a ser joven. Inclinó su cabeza,
cerró sus ojos, posó su frente en el arco formado por los
dedos índice y pulgar de su mano derecha y suspiró con
ternura. Aunque no lloraba con facilidad, en ese momento
eran visibles sus emociones. Sonreía como si fuera una
niña al tiempo que sus ojos se encharcaban sin dejar rodar
las lágrimas. Su sensibilidad estaba a flor de piel.

Al atardecer, cuando escuchó el sonido de los


cascos de los caballos que un grupo de avezados jinetes
y hermosas amazonas hacían que resonaran contra un
tablado de exhibición de ejemplares de paso fino y briosos
corceles de concurso, miró de nuevo hacia su pasado y
fueron patentes las imágenes mentales viéndose muy
joven paseando a caballo por el campo acompañada de
su madre. Creyó que tantas emociones juntas no le hacían
bien; se sintió fatigada y agradecida dijo a sus hijos:
Ha sido muy emocionante que hubiera podido
Compartir este almuerzo con todos mis amores,
escuchando buena música y viendo la presentación de
los caballos.
¡Que preciosas sillas de montar las de estas cabalgaduras!
y que hermosos los arreos que las adornan. Cuando yo era
niña montaba con frecuencia en el campo caballos mansos
y nobles pero sobre monturas humildes. Vi muchas
veces a su abuela montar, sin ellas, algunos muy briosos;
de vez en cuando me permitía, a escondidas, que yo
sintiera sus pasos acompasados y su fuerza- dijo
dirigiéndose a sus tres hijos y luego agregó:
Creo que ya es hora de regresar a casa.

Poco a poco se sentía más lejano el tropel de las


bestias y más cercana su querencia y el descanso. Al final

114
de la tarde, con el sol ya escondido, comenzaron a sentirse
los primeros chirridos de los grillos, el croar de las ranas y
el canto de las cigarras.
Ese día su cena en casa fue tan sólo un café con
tostadas. Muy temprano se refugió en su habitación como
para sacarle el cuerpo al cúmulo de sentimientos que la
habían acompañado durante la celebración de sus noventa
años de edad.

115
4

TESTIMONIO DE UNA LEVEDAD


IMPRESIONANTE.
El caso de María del Tránsito Morales Laverde

Mientras María Luz continuaba asombrada mirando


el césped que sostenía entre sus manos, profundas
concepciones religiosas le hicieron pensar:
«Además de Jesús de Nazaret, hombres que hicieron
milagros como San Francisco de Asís, San Antonio de
Padua, Santa Teresa de Ávia y San Juan de la Cruz tenían
el don de poder estar en dos lugares al mismo tiempo.
Igual que el Padre Pío y San José de Copertino26 Pero
Aurelio, al caminar sin apoyar sus botas en el suelo, está
muy lejos de ser un santo como ellos aunque conozca bien
los secretos del bosque y sea un buen jardinero.»
En ese momento, su mente se iluminó con el
recuerdo de una visión real que con asombro le había sido
compartida a uno de sus hijos por parte de un hermano de
su esposa, merecedor de toda credibilidad, de mentalidad
matemática, escéptico sobre cualquier manifestación
extraña que pudiera ser sospechosa de un montaje o una
truculencia. Con sus padres y algunos de sus hermanos
habitaban una casa de dos plantas que tenía una entrada
principal y, al fondo, en el primer piso, una puerta de
26 http://www.guioteca.com/fenomenos-paranormales/la-bilocacion-el-
inexplicable-don-de-estar-en-dos-partes/

117
acceso que daba paso a un jardín interior alinderado
con una importante extensión de terreno perteneciente a
una urbanizadora que, para entonces, no había iniciado
construcción alguna, lo cual la hacía vulnerable y ponía
en riesgo la seguridad de la familia; por ello, se hacía
necesario estar vigilantes.
La matrona de la familia, María del Tránsito, era
una mujer católica, de aquilatadas virtudes, llena de fe en
Dios, amorosa con todas las personas, madre ejemplar,
esposa incomparable y de una gran fuerza espiritual que
irradiaba una energía de bondad que no era fácil ignorar.
Posiblemente, por un pequeño golpe inadvertido,
sus efectos, formaron lentamente un hematoma
cerebral que hizo necesario que fuera intervenida por
un famoso neurocirujano, quien lo drenó exitosamente.
Posteriormente sufrió patologías que la comprometieron
sistémicamente. Su organismo se fue deteriorando. La
medicina hizo sus aportes sin lograr recuperarla a plenitud.
Prácticamente estaba desahuciada.
Después de su última hospitalización, habían
transcurrido varios días sin que fuera posible que pudiera
levantarse de su cama sin ayuda; su peso había aumentado
de manera considerable y preocupante. La familia, con
tristeza, veía como su fortaleza languidecía día tras día.
Su habitación y la de su hijo estaban localizadas en la
segunda planta de la casa. Para protegerse del frío durante
las noches, todas las puertas permanecían cerradas.
Un día en que ella había permanecido estable y
tranquila, al amanecer, aproximadamente a la una de la
mañana, su hijo, el ingenier27 escuchó que alguien estaba
llamando a su habitación. Presuroso se levantó de su
27 El ingeniero Germán, y sus hermanas Patricia y Myriam residen en la ciu-
dad de Bogotá.

118
cama y, al abrir la puerta, frente a él encontró a su madre
de pie sin apoyo alguno ni ayuda de nadie. Le resultaba
difícil creer que pudiera haberse levantado por sus propios
medios. Sorprendido le preguntó qué estaba pasando y
qué la inquietaba. Ella se limitó a responder:
«Es que vino el señor».
La anterior respuesta suscitaba muchas
interpretaciones: ¿a qué señor se refería?, ¿acaso había
entrado en la casa algún extraño?, ¿se había perpetrado
o consumado un robo? ¿Cómo y en qué momento había
visto a ese “señor”? ¿Entró acaso a la habitación estando
la puerta cerrada? ¿Cómo era su figura? ¿Dijo algo?
María del Tránsito no refirió nada sobre la extraña
presencia; simplemente guardó un silencio comprensible;
German se abstuvo de hacerle más preguntas, prefirió ser
prudente y esperar. La observó detenidamente mientras
pensaba que hacer; no mostraba ninguna preocupación,
no tomaba ninguna iniciativa, pero no se la veía
asustada. Lo primero que se le ocurrió fue conducirla a
su habitación, acostarla y vigilarla por unos momentos;
Luego pensó que era menester encontrar una respuesta
que explicara lo ocurrido. Decidió ir apresuradamente al
primer piso para revisar las puertas de acceso.
Sorprendentemente ella quiso acompañarlo y los dos
descendieron por la escalera sin que María del Tránsito
le pidiera su apoyo para pasar de un escalón a otro. Él se
sintió preocupado, quiso tomarla del brazo y percibió
que su cuerpo no estaba pesado, como era de esperarse;
al contrario, era leve, demasiado leve, y parecía que no
estuviera posando sus pies sobre el suelo. Hicieron un
completo recorrido por la casa subieron de nuevo a las

119
habitaciones. A ella no se la veía hacer el más mínimo
esfuerzo para caminar al subir las escaleras. No estaba
fatigada. Guardaba silencio. No parecía asustada. Su
hijo decidió ocultar su expresión de angustia para no
perturbarla. Una sensación de incredulidad sobre lo que
estaba viviendo no logró descontrolarlo. Por un instante
sintió que solo por el poder y la voluntad de Dios pueden
ocurrir cosas grandes y maravillosas como esta vivencia.
Decidió entonces mirar el rostro de su madre y lo percibió
con una serenidad plena que no reflejaba su estado de
enfermedad. Sin pronunciar ni una sola palabra, ella con
una expresión de inmensa ternura le hizo llegar el mensaje
de su amor.
Cuando su hijo quiso ayudarla para que continuara
su reposo en la habitación, se dio cuenta de algo
sorprendente: encontró que las barandas de la cama
hospitalaria que habían acondicionado para facilitar su
atención, estaban subidas; no era posible que su madre,
a pesar de su peso corporal, se hubiera bajado de la cama
por encima de las barandas de protección dispuestas para
impedir que sufriera una caída; luego la tomó fácilmente
por los pies para levantar sus piernas y subirla a su lecho
de enferma. A pesar de la caminata, los sintió fríos como
si no hubiera hecho ningún ejercicio. Normalmente para
su movilización participaban dos personas, pero en ese
momento tenía el peso de un niño.

María del Tránsito se había movilizado por si sola


de forma tal que su impresionante levedad podría haber
sido una extraña manifestación de levitación a mínima
altura que el largo de su camisa de dormir cubriendo sus
pies impedía a su hijo la directa comprobación de alguna

120
distancia entre éstos y el suelo. Pero si algún grado de
levitación no hubiera ocurrido, ¿cómo se explica el
fenómeno descrito por él?
Su hijo pensó que lo ocurrido debía darlo a conocer
a toda la familia y que, a primera hora del día siguiente,
debía enterar a sus hermanas Myriam y Patricia, quienes
a esa hora del amanecer se encontraban reposando en su
habitación del segundo piso.

Al día siguiente ella parecía otra persona; daba


la impresión de que estuviera recuperándose. Habló
animadamente con todos y dejaba asomar una amorosa
sonrisa. Su estado de permanente somnolencia había
desaparecido.
Algunos días después comenzó nuevamente a
debilitarse. Poco a poco, aceptando los designios de Dios,
entre los sollozos de los suyos se fue desprendiendo de
este mundo hasta llegar el momento de su partida sin
retorno un día domingo 10 de Mayo de 1993.

La grandeza espiritual suele, muchas veces,


revelarse en momentos en que las almas de quienes tienen
ese don Divino, están próximas a desprenderse de su
hábitat temporal para trascender a su morada primigenia
en donde no existe ni tiempo ni espacio.

Después de relatar la visión que le había sido


confiada, María Luz refirió a su hijo Mario, y a su esposa,
María Claudia, que ese recuerdo lo había tenido mientras
paseaba por el bosque aledaño a El Campanario y que
lo ocurrido a María del Tránsito había tranquilizado su
espíritu porque en verdad la movilización que había

121
presenciado del jardinero Aurelio sin dejar huellas en un
trayecto de unos pocos metros, no era un caso aislado
dentro del universo de extrañas realidades.
El sacerdote reflexionó diciendo que no había porqué
preocuparse y que la grandeza de Dios se manifiesta
de múltiples maneras. Le recordó que sus estudios de
sacerdocio católico los había iniciado en un seminario
franciscano en donde las vidas de Francisco de Asís y otros
santos con desconcertantes facultades eran ejemplares y
de lectura obligada. Por eso, quiso hacer una mención
histórica:
Me parece muy valiosa la revelación que algún
día hizo Santa Teresa de Ávila, quien fue fundadora de
la orden de las Carmelitas Descalzas, en el capítulo XX
de su autobiografía:

«Esa sí que me parecía, cuando quería resistir,


quedes de debajo de los pies me levantaban fuerzas
tan grandes, que no sé cómo compararlo… Y aun yo
confieso qué gran temor me hizo, al principio
grandísimo; porque verse así levantar un cuerpo de la
tierra, que aunque el espíritu le lleva tras sí y es con
suavidad grande, si no se resiste, no se pierde el
sentido; al menos, yo estaba de manera en mí, que
podía entender que era llevada.»

Hay muchas referencias históricas en las vidas de


los santos de la iglesia; la mayoría de ellas se pueden
consultar en sus biografías o en la web, pero la que me
parece más impactante, la menciono y complemento
ahora:
«No se trata de la única levitación de Teresa de Ávila.
Sor Ana de la Encarnación, monja de su convento declaró
en las investigaciones episcopales para la beatificación:

122
«En otra ocasión, entre la una y las dos de la tarde, yo
estaba en el coro esperando a que sonara la campana,
cuando Teresa entró y se arrodilló durante la mitad
de un cuarto de hora. Mientras miraba, le levantó
casi una media ana28sobre el suelo, sin que sus pies
lo tocasen. Al ver eso me quedé aterrada y, en cuanto
a ella, le temblaba todo el cuerpo. Me acerqué a ella
lentamente y puse mis manos bajo sus pies, que bañe
con mis lágrimas mientras duró el éxtasis, quizás una
media hora. Entonces, de pronto bajó…»
«El obispo Yepes también relata estas levitaciones
de la santa destacando:

«El éxtasis se apodera de ella, hizo un esfuerzo


desesperado para resistir el efecto físico de la
levitación y trató, inútilmente, de asirse a los barrotes
de la verja lanzando gemidos de angustia. Otro día,
presa con violencia de un éxtasis en el coro, se asió a
las esteras del suelo y fue levantada al aire con ellas
en la mano»29

«Al igual que Santa Teresa, otros 200 santos cristianos


habrían gozado –o padecido– la capacidad de elevarse por
los aires. Muchos de estos casos se hallan extensamente
documentados, ya que se producían con cierta frecuencia
y ante multitud de testigos. San Francisco de Asís, San
Juan de la Cruz, Santo Tomás de Aquino y San José de
Cupertino se hallan entre los “santos voladores” más
conocidos. Pero además también existe documentación
de otros cientos de casos de místicos que no llegaron a ser
28 “ana”: sesenta centímetros.
29 https://books.google.com.co/books?id=BWGpxLJWXVQC&pg=PA254&l-
pg=PA254&dq=desde+debajo+de+los+pies+me+levantaban+fuerzas+tan+-
grandes,&source=bl&ots=na5fxfU0wE&sig=ACfU3U3D7o0MN3NqmVYbf-ql-
fAMHgMrN_Q&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjqz47Ohc7hAhXCjVkKHWBpAzY-
Q6AEwBXoECAYQAQ#v=onepage&q=desde%20debajo%20de%20los%20
pies%20me%20levantaban%20fuerzas%20tan%20grandes%2C&f=false

123
canonizados.»30

Creo que la primera referencia que acabo de


hacerles es testimonial; la del obispo Yepes, analizado el
texto transcrito, no lo parece dijo finalmente el sacerdote
anglicano.

30 https://codigooculto.com/2016/07/los-enigmas-de-la-levitacion-des-
de-antiguos-santos-hasta-civilizaciones-ancestrales/

124
5
UN ERRÓNEO PRONOSTICO DE MUERTE
El apresuramiento del diagnóstico

Pocos meses después de la celebración de su


cumpleaños, luego de un día de intenso calor y moderada
brisa, María Luz se sintió sofocada y prefirió apresurarse a
rezar sus oraciones más temprano que de costumbre para
reposar plácidamente. Antes de hacerlo, quiso recibir algo
de brisa en el amplio corredor de la casa que da acceso
a los jardines. Con frecuencia expresaba que le parecía
sorprendente que el silencio de la noche emitiera algún
sonido y que ella lo filtraba entre el canto aturdidor de
las chicharras que les precedía antes de reventarse para
morir y el grillar de los chapulines que, más que un canto,
es una estridencia producida por los machos al raspar
sus alas anteriores con sus patas traseras para iniciar un
cortejo sexual.
A cada pocos pasos se detenía, cerraba sus ojos, y
miraba el cielo estrellado. Daba la impresión de que
estuviera sintiendo una sensación extraña; como si la
eternidad estuviera presente. Era una especie de invitación
al recogimiento. Luego inició un reposo tranquilo en su
habitación.

Al día siguiente, como era usual, en gesto de


consideración con ella, la empleada de la casa de su hijo,
poco después de las siete de la mañana tocó a la puerta

125
de su habitación para ofrecerle un café negro que ella
familiarmente denominaba “mis primeros tragos”. Al
no escuchar la autorización para pasar, insistió dos veces
más sin obtener respuesta. Preocupada y temerosa abrió
entonces tímidamente la puerta y se sorprendió al verla
inmóvil y sin muestra alguna de que quisiera levantarse
de la cama. La anciana la miraba con los ojos muy abiertos
como cuando alguien que no puede hablar implora ayuda.
-¡Doña María Luz está muy mal! -dijo en voz alta y
tono de alarma. Al escucharla, su hijo apresuradamente
acudió a su lado; percibió que algo grave le había ocurrido,
pues ella no lograba articular palabra alguna pero emitía
unos quejidos que indicaban el esfuerzo que estaba
haciendo por querer hablar. Aunque no estaba
inconsciente, su hijo la observaba completamente
desorientada; su mirada reflejaba angustia y
desconcierto. La impotencia dio paso a la sensatez y él
asumió serenamente la gravedad de la situación. De
inmediato solicitó telefónicamente una ambulancia
medicalizada que tardó más de una hora en llegar. El
tiempo estaba corriendo en su contra.
Cuando por fin llegó la asistencia, el médico valoró
rápidamente a la paciente; preguntó sobre los antecedentes
de lo ocurrido y cuando examinó sus pupilas con el rayo
de luz brillante de su linterna, dijo en tono de alarma:
Sus pupilas están anisocóricas; las veo desiguales,
muy dilatadas y no se contraen; parece que hay un
compromiso cerebral. Es una extrema urgencia. Debemos
llevarla prontamente al Hospital.

Sin pérdida de tiempo la paciente fue trasladada


en camilla a la ambulancia para iniciar de inmediato
el desplazamiento hasta el HOSPITAL ANTHON

126
SANDERS al norte de la ciudad. Desafortunadamente, la
distancia y la congestión del tráfico en una hora pico, a
pesar del fuerte sonido de las sirenas para abrirse paso,
hicieron tortuoso su traslado y demoraron el transporte
durante un poco más de una hora.

Al llegar al Hospital, el médico de la ambulancia


ordenó que en la camilla bajaran rápidamente a la paciente
y la ingresaran por la puerta del servicio de urgencias.
Afanado, dijo a la enfermera del puesto de admisiones:
Traigo una paciente grave con posible accidente
cerebro vascular.
Antes de que la burocracia hospitalaria decidiera
sobre el ingreso de la paciente, su hijo pudo observar el
deprimente espectáculo de la sala de urgencias.
Todos los enfermos en espera para ser atendidos
consideraban su caso como una urgencia que ameritaba
atención inmediata, sin que para ellos importara la
clasificación del Triage.31
En ésta, como en todas las salas de espera de los
hospitales públicos, eran evidentes muchas de las miserias
humanas disfrazadas de enfermedad. Las desgracias
alteran los ánimos, la cólera estimula la altanería, la
impaciencia no se aviene con la comprensión.
El silencio de los humildes que respetan su turno
sin protestar, injustamente se interpreta como tolerancia.
La algarabía que identifica la inconformidad de los más
exigentes, el llanto impotente de los niños y la actitud
mendicante de todos reclamando sus derechos en una
31 Triage es una palabra de origen francés que significa establecer un orden
de prioridades para seleccionar o elegir el turno que corresponde a un
paciente para ser médicamente atendido. Concretamente, el Triage comporta
la evaluación rápida de los pacientes y su ubicación en la lista de espera para
la atención médica.

127
atiborrada sala en donde se percibe mucho dolor, ansiedad
y angustia de enfermos pendientes de escuchar su nombre
como una llamada de esperanza, descubre la indolencia
de poderes públicos invisibles e insensibles. Su silencio
permite que la protesta, la injuria y el mal trato se dirija
a los médicos que son víctimas del atropello verbal que
esas emociones estimulan, pero que como prestadores del
servicio ninguna culpa tienen.
El encuentro de los enfermos que se congregan
en las salas de urgencias médicas produce imágenes
deplorables:
El herido con arma de fuego o corto-punzante en
una riña o en un atraco callejero cuyo sangrado no pone
en peligro su vida pero demanda ser atendido antes que
aquellos que no presentan hemorragias pero se encuentran
en la antesala de la muerte;
el suicida frustrado por haber preparado mal su cometido;
el obrero que en un andamio perdió el equilibrio y cayó
al vacío por no haber utilizado el arnés de protección;
el herido por una bala perdida en una refriega callejera;
el sobreviviente víctima de un asalto a mano armada;
el que refiere dolor de cabeza persistente con varios días
de evolución inexplicable;
el afectado por vómito, náuseas y un dolor insoportable
en su abdomen;
el quemado con agua hirviente, por su propia culpa, en
un accidente casero;
la víctima de atentados criminales que con bombas
incendiarias alteran el orden público y martirizan gentes
de bien;
la mujer que recibió un baño de ácido que desfiguró su
rostro como venganza de un celoso desequilibrado;
las víctimas poli-traumatizadas en accidentes de tránsito;
el motociclista que se estrella o es arrollado en la vía
pública;

128
los hipertensos en crisis que respiran con dificultad y
sienten adormecidos sus miembros superiores;
los hipotensos de quienes huyó el sentido
momentáneamente y creyeron estar perdiendo la vida;
los infartados y los taquicárdicos;
las embarazadas a término en período expulsivo;
el bebé que padece un cólico que no cesa y llora sin
consuelo;
la madre que se abre paso a gritos llevando en sus brazos
un niño que no puede respirar porque se le obstruyó la
tráquea con un caramelo;
el que perdió la audición por haber roto uno de sus
tímpanos con la punta de un lápiz;
el de la espina de pescado atravesada en la garganta;
el anciano agitado por una crisis de asma;
los intoxicados por alimentos contaminados, licores
alterados u otras causas desconocidas;
el drogadicto que consumió una sobredosis;
el que la policía encontró deambulando desorientado
después de cautivarse con los atractivos de una chica
que lo narcotizó con escopolamina para despojarlo de
sus haberes;
las mujeres y niños maltratados por la intolerancia
enfermiza;
la mujer que presenta múltiples hematomas, a quien su
marido le propinó una golpiza;
la muchacha que sangra copiosamente por efecto de
manipulaciones abortivas;
los que se acercan a la muerte por paro cardíaco;
el que protesta con dificultad hablando de medio lado
porque se le torció la cara y la boca;
el del oído tapado y el de la uña encarnada;
el de los ojos enrojecidos por una conjuntivitis o con la
cara inflamada sin sospechar porqué;
la humilde trabajadora sexual que recibió una puñalada
por reclamar a un vándalo el pago de su modesto
estipendio;
el niño indígena que lejos de su tierra, sin aliento para

129
llorar, en brazos de su angustiada madre que espera
su turno con silenciosa humildad, mientras sus ojos
desorbitados muestran las pupilas escondidas bajo los
párpados y exageradamente visible la blancura de su
esclera;
En fin, todos los consuntos desgarbados y enjutos
por enfermedades incurables producto del abandono
social o el vicio y aquellos que de alguna manera por
causas nimias creen que se les está acabando la vida o
consideran que el sistema de salud debe atender resfriados
sin importancia y recetar medicamentos siempre, como
una forma de obtener alguna retribución a cambio de la
cotización mensual con que aportan a la seguridad
social.
Cuando la soberbia se destaca entre la racionalidad
y la humildad de los enfermos, los gritos de protesta se
escuchan acompañados de improperios en situaciones
incomprensibles en las cuales se advierten los oportunistas
en manguala con los insolentes que invocan su importancia
social o política o referencian nexos inspiradores de
reverencia o temor a fin de utilizarlos como «palanca»
para burlar el precario orden existente y hacerse distinguir
entre los enfermos que paciente o airadamente esperan
ser atendidos.
También aparecen los que pretenden burlar los
turnos para obtener una atención médica privilegiada
infundiendo miedo a quien hace las valoraciones del
triage, gritándole en tono intimidante: «usted no sabe
quién soy yo».
En fin, allí concurren los enfermos y accidentados
por temeridad, imprudencia o negligencia; los iracundos,
los pendencieros, las víctimas indefensas y los que
respondieron injurias sin medir los riesgos y hasta los
indigentes habitantes de la calle, malolientes, cubiertos de

130
raídos harapos colmados de suciedad acumulada, quienes
han logrado esquivar el agente de guardia de la portería
e ingresan, incomodando, estorbando, fastidiando en el
tumulto con el costal de fique o plástico a sus espaldas que
con todo tropieza por su abultamiento en el que guardan
una olla de aluminio, una botella de plástico, algunos
harapos, un tendido de cartón para dormir y una cobija
encontrada entre los desechos de las canecas de basura,
pero que no necesitan atención médica sino acceder a los
sanitarios públicos. No solo las enfermedades identifican
urgencias que no dan plazo y siempre maltratan la dignidad
humana; son otro tipo de urgencias y casi una agonía para
quienes se encuentran en ese difícil trance.
Bajo miradas repulsivas y actitudes despreciables, la
intimidad casi expuesta de los desposeídos, a su paso por
ese escenario de limitaciones y carencias personales, deja
ver la falta de solidaridad humana que es lo único que los
identifica a todos.
Muchas veces se producen enfrentamientos como el
de quien sufre un severo dolor en su pecho que amenaza
su vida y tiene a su lado el de la garganta adolorida e
inflamada por una laringitis que no le permite gritar pero
golpea con sus puños la puerta de acceso a la consulta
tratando de inútiles a los médicos y de irresponsable el
servicio, al paso que su vecino de espera, casi a punto de
infartarse lo trata de imbécil desconsiderado y le exige que
deje su pataleta de niño y espere su turno con decencia, lo
cual promueve de inmediato apoyos de parte y parte que
exaltan los ánimos de todos como si fuera una refriega
alicorada de política partidista.

Al cabo de un corto lapso, por el altavoz de la sala

131
se escuchó:
«María Luz en camilla de ambulancia puede pasar
al servicio de medicina interna.»
La atención fue inmediata. Con mucha diligencia fue
valorada su condición clínico patológica; en la casilla de
la Historia Clínica donde aparecía “motivo de ingreso”,
el médico anotó: «Urgencia vital» e inmediatamente,
fue trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos UCI
con el fin de que se iniciara una atención especializada
con monitoreo permanente de su evolución por parte de
médicos intensivistas.
Reportada a los servicios de neurocirugía y medicina
interna, los especialistas a cargo ordenaron los exámenes
paraclínicos de rutina, administración de líquidos
parenterales y, para fines diagnósticos, una Tomografía
Axial Computarizada de Cerebro cuyo infortunado
resultado fue preocupante: mostraba una isquemia
importante en la arteria cerebral media en el lado izquierdo
de su cerebro.
Por efecto de la lesión, toda la parte derecha de
su cuerpo se encontraba completamente paralizada;
respondía a estímulos auditivos pero no podía hablar
ni deglutir ningún tipo de alimento. Conectada a una
multitud de equipos de electro medicina, estaban siendo
monitoreados sus signos vitales; recibía suministro de
oxígeno y líquidos por vía parenteral y alimentación
mediante sonda nasogástrica.
Su familia presenciaba la dolorosa escena, pero
ignorante de la significación de su diagnóstico y la certeza
de su condición, guardaba la esperanza de que su fortaleza
de siempre contribuyera a su recuperación. En esos
momentos, tal vez sin quererlo, su hijo mayor presa de la

132
desesperanza, abrió las puertas de sus pensamientos a una
ráfaga incontenible de incredulidad que le hizo decir:
La veo más cerca de la muerte que de la vida.

El cuadro de un ser querido en esas condiciones,


conocida la gravedad del diagnóstico, era realmente
desgarrador. A pesar de la confianza que él tenía en los
adelantos de la medicina, se sentía abrumado por lo que
parecía el fin y como para perdonarse el escepticismo,
agregó:
Estamos en las manos de Dios.

El sacerdote anglicano colocó sobre su cuello la


estola para iniciar el ritual de la «extremaunción» y
procedió a la aplicación amorosa de los santos óleos a su
madre moribunda. Pocas ceremonias como esta conjugan
la gratitud, la paz, el dolor, la ternura, la impotencia y la
despedida frente a lo irremediable.
Un silencio conmovedor que invitaba a la reflexión
se apoderó de la escena. No era un momento para opinar
sobre nada pero sí para buscar interiormente fortaleza y
comprensión. Todos permanecieron callados. Al paso que
el silencio de María Luz había sido impuesto por el daño
cerebral que la afectaba, el de los médicos era calculado
y estratégico; en el de las enfermeras se adivinaba la
complicidad que se genera cuando se comparten las dudas
y el de sus familiares era fruto de la aceptación estimulada
por la impotencia. La fragilidad humana se reflejaba en
las lágrimas de algunos que no resistieron la necesidad de
sollozar. Todos habían caído en un profundo desconsuelo.

Para hacer menos pesado el ambiente, familiares y

133
amigos pasaron a la sala de espera; las palabras, como
un nudo atorado en la garganta de todos, no se hicieron
esperar. Alguien afectuosamente dijo:
No puede ser que debamos aceptar este triste final
de María Luz sin una información clara que nos permita
entender su verdadero estado y si algo o nada se puede
hacer ya.

Los diagnósticos médicos contundentes y


desesperanzadores causan mucho estupor cuando se
trasmiten o comunican con la frialdad propia de formas o
contenidos deshumanizados. Se reciente así la sensibilidad
de quien los conoce si con ello se hieren los afectos que
puedan tenerse por el enfermo a quien corresponden. Casi
siempre quisieran recibirse esas noticias acompañadas de
un bálsamo que las mitigue y haga menos dolorosas.

Permítanme intentar hacer un esbozo de lo que


pudo haber ocurrido dijo con sorprendente serenidad un
hijo de la paciente y luego les manifestó:
Son tres los pares principales de arterias que
irrigan el cerebro: la cerebral anterior, la cerebral media
y la cerebral posterior; en este caso ella presenta ocluida,
de acuerdo con el diagnóstico de isquemia apoyado en
un TAC cerebral, una porción importante de la arteria
cerebral media del lado izquierdo. Por ello es que ustedes
han visto completamente afectado el lado derecho de su
cuerpo y que la lesión ha comprometido además el habla
y la deglución.

Alguien de la familia de la paciente sugirió que sería


importante escuchar las explicaciones sobre el caso sin la

134
carga de las emociones de los sentimientos de la sangre,
para conocer en profundidad todas las expectativas sobre
el caso, pues hasta ese momento ni el neurocirujano
de turno, ni el médico internista ni los intensivistas a
cargo habían cumplido con su deber ético de informar el
diagnóstico en términos comprensibles para la familia y
amigos presentes.
La explicación que hemos recibido del hijo de
María Luz manifestó el interesado la entendemos como
una muestra de afecto suyo para con la familia, en vista de
que los médicos no han hecho presencia.
Como respuesta, el hijo de la paciente expresó:
La verdad no es patrimonio de nadie; es objetiva
e incontrovertible, identifica un todo esencial, no es
emocional, es fría como el agua congelada. Pero como
no conocemos al neurocirujano que hizo el diagnóstico,
voy a buscarlo para pedirle que nos explique a todos
con palabras entendibles pero objetivas, los efectos de la
isquemia cerebral que la afectó.

El cuadro patológico de María Luz se había iniciado


durante el sueño, no se sabe si con presencia de hipotensión
arterial durante el mismo, condición ideal para que, al
disminuir la presión de la perfusión cerebral (circulación
de sangre) se afecten las arterias que tengan una estenosis
(obstrucción) importante, lo cual no debía descartarse en
su caso debido a sus antecedentes de hipertensión arterial
y los noventa años de edad que recientemente había
cumplido.

La familia resolvió que las informaciones pertinentes


al caso las recibiera su hijo mayor.

135
Después de algunos días en que éste, a pesar de su
insistencia, no logró entrevistarse con el neurocirujano
que había hecho tan grave diagnóstico, pues el contacto
regular que procedía era con los médicos intensivistas de
turno, dialogó con el médico tratante asignado dado su
interés por conocer el real estado de su madre o, al menos,
el pronóstico de su caso. Se encontró con el doctor Cristian
Thompson, un especialista en medicina interna con larga
trayectoria en el Hospital, de trato amable y buenas
maneras, solidario con sus sentimientos pero reservado
y cauteloso sobre cualquier grado de compromiso con
respecto al tratamiento posible.
Les informo dijo el médico que el Jefe del
Departamento de Neurocirugía, Dr. Anthon Sanders,
convocó una reunión para el estudio del caso con el
residente de turno de la especialidad, un médico
intensivista, un anestesiólogo y mi participación como
especialista en medicina interna. Se examinaron
exhaustivamente los antecedentes de María Luz; los
resultados de la Tomografía Axial Computarizada de
cerebro muestran una isquemia cerebral extensa en la
arteria media del lado izquierdo. Fueron claras sus
explicaciones para descartar una solución quirúrgica. Se
consideró que su corazón y su respiración estaban
bastante alterados, tenía el pulso muy débil y era
preocupante el riesgo de la administración de anestesia
por haber cumplido ya noventa años de edad, además de
los riesgos propios de la cirugía de cerebro aun en manos
de otro excelente neurocirujano, pues el doctor Sanders
a quien cariñosamente en el hospital le consideramos un
gurú en su especialidad, de tiempo atrás, sin ninguna
explicación, nos ha anunciado su retiro de las
actividades quirúrgicas, aunque no sabemos aun la

136
fecha en que dejará de realizar los procedimientos de
neurocirugía.

Para concluir su información sobre los resultados de


la junta médica, el internista a cargo contundentemente
afirmó:
La operación de cerebro se descartó por el riesgo
alto de que la paciente pudiera fallecer en la sala de
cirugía; se adoptó el tratamiento de elección para su caso
consistente en mantener la anticoagulación, el monitoreo
permanente de sus signos vitales, controles periódicos
usuales de laboratorio, las pruebas necesarias para
vigilar su función renal y hepática, conjuntamente con
las demás medidas de soporte que sean pertinentes, sin
que se requiera su permanencia en la Unidad de Cuidados
Intensivos UCI. Ya se dio la orden para que sea trasladada
a una cama hospitalaria normal.

Los hijos de la paciente escucharon con atención


el informe sobre el diagnóstico y la conducta médica
adoptada. Aunque la contundencia de las palabras del
médico internista no daba lugar para solicitar
explicaciones complementarias, uno de ellos se atrevió a
manifestarle:
Como habla usted de la anticoagulación como
el tratamiento de elección ordenado para el caso de la
paciente, pregunto si, ¿tratándose de una isquemia extensa
en la arteria media del lado izquierdo de su cerebro,
considera usted que habiendo pasado ya varios días de
evolución, la simple anticoagulación pueda revertir la
gravedad de su condición clínico patológica? o si ¿se
trata de una medida paliativa o dispuesta con otros fines
de carácter preventivo pero sin efecto directo que
pudiera
137
eliminar el taponamiento de esa arteria por causa de la
isquemia?
El médico se sorprendió con ese interrogante y para
eludir la respuesta manifestó:
Al respecto debemos atenernos al criterio del
neurocirujano tratante que valoró el caso de la paciente
y agregó:
Antes de la autorización de su salida, la incluiremos
en un programa de hospitalización en casa que le permitirá
tener atención de enfermería, fonoaudiología, fisioterapia
y terapia respiratoria.
Era notorio que el médico ya había decidido la
finalización de la internación hospitalaria de la paciente y
que las medidas paliativas ordenadas permitían deshacerse
de una anciana enferma sobre quien había recaído una
sentencia a muerte inminente. El poder del médico se
había manifestado de forma contundente e irrevocable,
omitiendo disponer una cobertura asistencial con alcance
integral.
Los hijos de María Luz, asaltados por las dudas y
huérfanos de argumentos para controvertir la decisión
médica, solo tuvieron la opción de guardar silencio y
aceptar esa postura unilateral definitiva. Por ello, después
de su egreso hospitalario, debieron instaurar una acción
judicial de tutela que, por fortuna para ellos y su familia,
fue resuelta con el reconocimiento que hizo el Juez sobre
los derechos de la enferma a recibir una atención médica
integral.

El silencio no es tan solo la antesala de las palabras


sino también su refugio. Muchas veces se convierte en
la llave que abre las puertas que permiten el acceso a

138
verdades ocultas que afloran sin llamarlas. En otras,
estimula la reflexión que las descubre. Con su silencio,
los hijos de María Luz, esta vez, estaban simplemente
aplazando el conocimiento de la verdad.
Por un momento sus hijos llegaron ingenuamente
a pensar que existía la posibilidad de la recuperación de
María Luz, pero después de recibir explicaciones sobre
el alcance de los servicios de la seguridad social, se
sorprendieron cuando el médico internista, Dr. Thompson,
les manifestó:
No se preocupen ustedes por nada, mantengan
la calma y comuniquen a su familia que el estado de la
paciente es irreversible por el tamaño de la isquemia que
le afectó el cerebro, para luego pronosticar:
Mañana sábado podrán trasladarla a su casa en una
ambulancia del Hospital y como se espera su fallecimiento
para las horas de la noche y éste puede ocurrir en cualquier
momento, en el tercer piso del Hospital, en el puesto de
enfermería, podrán solicitar el certificado de muerte que
ya dejé firmado, necesario para el sepelio y los trámites
notariales del caso. La muerte había sido certificada
medicamente antes de que ocurriera.

Las esperanzas no estaban logrando superar las dudas


y aquellas se desmoronaron totalmente. Las palabras del
médico que parecían bondadosas, eran en realidad la
sentencia de muerte inmediata para la paciente; sus hijos
así lo habían percibido. Como parecía que todo estaba
terminándose, al día siguiente sus hijos presurosamente
hicieron los arreglos para el funeral de su madre.

Con premura, uno de sus hijos acondicionó el

139
apartamento que habitaba en un céntrico lugar de
la ciudad a fin de que María Luz y las enfermeras del
servicio domiciliario dispusieran de él y no se presentaran
dificultades para las visitas rutinarias del médico general
y las profesionales en terapia física, fonoaudiología
y respiratoria, destinándolo exclusivamente para la
asistencia de hospitalización en casa que la paciente
requería. Trasladó, por ello, provisionalmente, todos sus
enseres y efectos personales a una habitación localizada
en las instalaciones de su empresa de orfebrería.
Todo cambió a partir de ese momento. La vida para
ellos nunca fue la misma. Al dolor y la tristeza se había
sumado el desconcierto y el sacrificio que, cada uno a
su manera, debía enfrentar. En esos momentos todos los
familiares y amigos sintieron la necesidad de expresar su
solidaridad y preguntar con frecuencia por el estado de
la enferma. Luego, esas emociones se fueron apagando
y apenas si perduraron las que eran muy cercanas por
mandato de la sangre.
El amor de los suyos se manifestaba sin importar
las dificultades ni las distancias. Estaba siendo para su
familia un símbolo de fortaleza. Sus hijos le prodigaban
sus cuidados con generosa presencia y con denuedo.

Pasado algún tiempo, en una oportunidad en que uno


de sus hijos estuvo visitándola, aprovechó para atender
la solicitud de la familia sobre la evolución de su estado
y su pronóstico después de varios años de sufrimiento
silencioso. Para corresponder a ese obligante pedido,
mediante un correo electrónico les refirió así su estado:

«La encontré reclinada en su lecho de enferma sin

140
esperanza alguna. Han pasado ya casi siete años
desde cuando una muy grave isquemia cerebral
la afectó para siempre. Tal vez por su avanzada
edad los médicos trataron su caso con una frialdad
impresionante. Nunca percibí en ellos manifestaciones
de amorosa compasión. Si se las hubieran prodigado,
muy seguramente habrían brindado alivio a su
espíritu. Aceptamos con la humildad de la impotencia
las decisiones de los médicos y llegamos a pensar que
el pronóstico de la muerte inminente de mi madre tenía
fundamento científico y que, en tal caso, ningún sentido
tenía prolongar su agonía. No ocurrió así; los médicos
se habían equivocado.
“Paradójicamente, yo la miré con dolor y ella a mí
con compasión. Conserva plena su reciedumbre
anclada ahora en su rostro. Su expresión es tierna,
como si percibiera el amor entrañable que los suyos
le profesan. No refleja desesperación ni angustia; se
muestra apacible y sin rictus de dolor físico o mental.
Inmersa en su mundo interior desvía fácilmente su
mirada y uno no adivina si hay recónditas emociones
que pudieran afectarla o si existen otros estímulos que
la cautivan de mejor manera que su entorno.
“Ha establecido sus propios mecanismos de
comunicación. Se las ha ingeniado para dar a entender
que, ahora, no le agrada permanecer sola. Los colores
de la TV parece que reclaman su atención. Ella es
un ser grandioso acostumbrado a batallar sin tregua
contra cualquier obstáculo; por ello, no me sorprende
verla inerme resistiéndose a aceptar las invitaciones
de la muerte.
“Los incomprensibles designios de Dios que los suyos
hemos aceptado entre sollozos, tal vez nos hacen
entender que debe existir un porqué espiritualmente
válido para ella que la mantiene aferrada a la vida,
pero que a sus hijos se nos atraganta como un guijarro
en la garganta
“Hay un hilo de luz que, cuando no estoy junto a ella,

141
advierto como un puente entre su ya debilitado corazón
y el mío que acelera sus latidos presintiendo a cada
instante su presencia. La veo como a una guerrera
que después de haber ganado todas las batallas,
especialmente la del amor, no ha logrado descansar su
espada y la mantiene todavía aferrada a su mano, pero
ya sin fuerzas para blandirla».

Esos difíciles momentos de dolor y angustia su hijo


los describía pensando en que una infundada certeza
de la medicina sobre la inmediatez de su muerte nunca
debió haber existido y que el doctor Anthon Sanders en su
calidad de neurocirujano a cargo, conocido como el gurú
de su especialidad, tenía el deber de dar la cara desde el
primer momento en que advirtió su estado para explicar
los fundamentos ciertos de su pronóstico de muerte a
plazo inmediato.
«Creo que la comunicación directa y oportuna de
los médicos tratantes con los familiares o responsables
del enfermo, especialmente cuando consideran que éste
se encuentra en estado de gravedad, es un deber ético
ineludible que no admite intermediarios» manifestó su
hijo en la comunicación dirigida a su familia.

La medicina algún día establecerá los efectos de la


energía del espíritu que de diversas maneras se mueve en
todos los enfermos.

Para finalizar su mensaje a la familia, expresó:


«Mi madre se encuentra ahora en las manos de
Dios y casi nada necesita en su peregrinaje final; verla
tan indefensa y tan protegida al mismo tiempo, me hace
recordar las palabras de Francisco de Asís quien dijo

142
alguna vez: «Necesito poco y lo poco que necesito
lo necesito poco».
Su angustia, desesperanza y rabia justificada pero
controlada, había resuelto cubrirla con los ropajes de la
resignación.

Pasados, desde entonces, algo más de siete años,


sus signos vitales se mantenían estables; todos sus
órganos y sistemas, salvo la afección cerebral, habían
estado funcionando normalmente. La hipertensión estaba
controlada e igualmente su función renal y hepática;
no requería administración de oxígeno y su frecuencia
respiratoria, así como su ritmo cardíaco eran igualmente
normales. Los marcadores de sus cuadros hemáticos se
encontraban dentro de los rangos aceptables y los tiempos
de sus deposiciones y orina se sucedían con la regularidad
esperada.

Después de tantos años de haber sufrido la isquemia


que lesionó su cerebro, sus pulmones sensibles por la
inmovilidad que comporta permanecer durante tanto
tiempo en cama, fueron afectados por una neumonía que
adquirió con oportunidad de su traslado al Hospital para
un cambio rutinario de la sonda de alimentación enteral,
es decir conectada directamente al estómago.
Fue necesaria su hospitalización durante cinco días.
Los médicos del servicio de urgencias consideraron
prudente advertir a la familia que a la edad de 97 años
ésta enfermedad se consideraba muy grave y que las
posibilidades de recuperación eran pocas e inciertas.
Durante la estancia hospitalaria el representante
de la familia dialogó en la cercanía con cada uno de los

143
tres médicos que la asistieron en sus respectivos turnos
rotatorios. La doctora Robinson se mostró sorprendida
cuando él le solicitó información sobre los resultados de
los cuadros hemáticos que le habían practicado.
Están con tendencia hacia la normalidad; no se
preocupe le dijo y agregó:
El sistema respiratorio de los ancianos de muy
avanzada edad es muy frágil y tiende a complicarse con
mucha facilidad, pero a ella la estamos controlando muy
bien. Luego le manifestó:
Cuando recibí el turno, el doctor Arizmendi me
hizo saber que en la Oficina de Admisiones le habían
comentado que un hijo de la paciente había instaurado
una acción legal de tutela algunos años atrás a fin de que
le fueran autorizados servicios integrales y suministros
especiales que no estaban incluidos en el Plan Obligatorio
de Salud de la Seguridad Social. Su interlocutor, de forma
muy cordial, le respondió:
Así es. Fue necesario hacerlo porque la Constitución
Política y la Ley en este país privilegian los derechos
de los niños y los ancianos, pero cuando el Sistema de
Salud debe reconocerlos objetivamente, muchas veces los
hospitales, clínicas o centros asistenciales a su servicio
eluden sus responsabilidades invocando las normas
reglamentarias internas que los regulan. Al parecer,
las decisiones de los médicos están supeditadas a las
previsiones administrativas. El principio de la autonomía
científico técnica de los médicos únicamente existe en la
prestación de servicios de carácter particular o privado;
así, la protección general de los enfermos ha dejado de ser
una garantía frente al derecho humano fundamental a la
salud y la vida. Luego, le manifestó:

144
Muchos países tienen más presupuesto para la
guerra que para la salud. El quehacer de los médicos en
casi todas partes del mundo no tiene vía libre para dar
cumplimiento a los mandamientos de su formación
académica en beneficio de los enfermos y cuando en
algunos países se garantiza a los médicos legalmente la
libertad terapéutica, normas reglamentarias los limitan
mediante exclusiones de diverso orden. Usted, doctora
Robinson, sabe bien que su ejercicio profesional está
condicionado por el manejo presupuestal de la salud y
sometido a las concepciones burocráticas que se mueven
sin orden ni concierto porque no constituyen una
prioridad, no obstante que la mayoría de las
constituciones políticas del mundo han establecido la
prevalencia de los derechos protectores de la salud y la
vida por sobre cualesquiera otros. Usted no puede
formular los medicamentos que considera que su
paciente requiere sino aquellos que el sistema de salud
le permite. Tampoco puede ordenar los tratamientos que
en su sentir son de elección para enfrentar los quebrantos
de salud del enfermo si previamente no son aprobados y
autorizados por el sistema de salud oficial. Ustedes los
médicos teóricamente tienen una libertad relativa para su
ejercicio profesional. Yo creo que las libertades a medias
solo sirven para demostrar su inexistencia.
La médica, sin pronunciar palabra, se sintió turbada
por las verdades que escuchaba. En sus gestos se
adivinaba el deseo de hablar, pero se contuvo. Cuando se
disponía a continuar su rutina hospitalaria, su interlocutor
encargado de recibir la información que había solicitado,
le insistió en su derecho a conocer la secuencia de los
cuadros hemáticos para establecer así las variaciones
de los recuentos de leucocitos o glóbulos blancos y su

145
desviación hacia la izquierda o la derecha.
En múltiples casos judiciales de responsabilidad
médica que él había atendido, los profesionales de la
medicina demandados le habían enseñado a valorar estos
resultados para saber si un proceso infeccioso es de origen
viral o bacteriano.
La doctora Robinson no opuso objeción; con una
sonrisa socarrona pero sin perder su delicadeza femenina,
se dirigió al ordenador y puso en la pantalla del monitor
los resultados.
Mírelos usted mismole dijo, al tiempo que
explicaba:
La secuencia leucocitaria muestra un descenso
comparativo importante y neutrófilos casi normales
después de su marcada desviación hacia la izquierda.
La neumonía que afectaba a la paciente era de origen
bacteriano agudo y su proceso de resolución está
prácticamente terminado. Asimiló sin dificultad ni efectos
secundarios la antibiótico terapia y se puede considerar
recuperada plenamente de tan grave infección.

María Luz era un ejemplo viviente de que la medicina


es la ciencia de la incertidumbre. Por su gravísima
condición, debió haber fallecido hace más de siete años o
al enfrentar a sus 97 una delicada afección pulmonar, pero
la medicina no es una ciencia exacta que pueda garantizar
o descartar la recuperación de la salud o el mantenimiento
de la vida. Para la ciencia médica debió haber fallecido
ese fatídico fin de semana en que fue pronosticada su
muerte inmediata, pero su espíritu, que no reside en su
cerebro, había decidido otra cosa.
Llegará el día en que la medicina y los médicos

146
piensen que en cada paciente, además de la energía de
la materia se mueven otras fuerzas poderosas impulsadas
desde afuera, programadas por otras realidades. Tal vez,
finalmente se logren consensos que las identifiquen con
extrañas manifestaciones de la energía cuántica o de otras
realidades que desconocemos.

Los hijos de la paciente se habían preguntado muchas


veces si el médico, antes de firmar su certificado de muerte
o sea cuando supuestamente tuvo la certeza de que en un
corto lapso de horas ella iba a fallecer, ¿habría valorado
el estado de sus órganos y sistemas para establecer las
posibles respuestas, reacciones o manifestaciones de
éstos como efecto de la isquemia cerebral que la había
afectado? Se había informado acaso que médicamente
es bien sabido que en estos casos, por grave que sea la
condición clínico patológica del enfermo, es mandatorio
el estricto seguimiento de su evolución Pensaba que si
lo hubiera hecho, habría seguramente advertido que,
salvo su cerebro, todo su organismo se había fortalecido
y organizado, solo Dios sabe cómo y porqué, para en ese
momento enfrentarse a la muerte.
Un error de diagnóstico, creían los hijos de la
paciente, puede causar tanto daño como un pronóstico
apresurado cualquiera que sea su alcance; sus efectos en
uno y otro caso impactan sobre los pacientes e igualmente
producen zozobra, inseguridad e incertidumbre en quienes
atendiendo a los mismos deben adoptar medidas, muchas
veces sacrificadas e inaplazables, a corto, mediano o largo
plazo.
A propósito de la sorprendente fortaleza de María
Luz, su pobre calidad de vida y la paradoja que representa

147
el que en semejante estado de postración y sin la utilización
de los denominados “recursos heroicos” continuara dando
batallas por vivir, pareciera una demostración palpable de
que los seres humanos, por el sólo hecho de su condición
de tales, tuvieran una predisposición natural y una
grandeza moral que no se debe ignorar y que les permite
«esperar las más estupendas realizaciones.»32
Las reflexiones de Luis Gil, producto de sus
profundas investigaciones sobre la historia de la
medicina, hacen pensar en ¿cuál sería en la medicina
moderna el resultado del pensamiento del médico
tratante en su afán de curar, si se entrelazara o
amalgamara con el pensamiento del paciente que quiere
sanarse, mientras al mismo tiempo se utilizan los
recursos de la ciencia y la técnica, todo dentro de un gran
trasfondo de fe, amor y verdad que podría surgir de una
más estrecha relación médico paciente inspirada en el
saber y la compasión del médico y en la confianza y
esperanza del enfermo? No lo sabemos, pero los
resultados de las investigaciones sobre la energía
cuántica del pensamiento y el poder del amor universal
del cual forma parte la compasión, son increíblemente
sorprendentes cuando convergen en una misma dirección
para dar paso a una energía sanadora que médico y
enfermo así generan. Pareciera que lo sobrenatural ya no
lo es tanto.

A pesar del lamentable estado de la paciente, quienes


la visitaban pareciera que tuvieran la impresión de haberse
puesto de acuerdo para decir a sus hijos, como queriendo
reconfortar sus espíritus: «Lo último que se pierde es la
esperanza.» Puede ser que tuvieran razón. El pensamiento
32 TERAPEIA. LA MEDICINA POPULAR EN EL MUNDO CLÁSICO. LUIS GIL.
Ediciones Guadarrama. Madrid. 1969. Págs. 81 y 82

148
de Theilard de Chardin, aunque parezca contradictorio,
invita a la reflexión; alguna vez él expresó: «lo imposible
es lo único que tiene posibilidades de ser cierto.»

Visto ahora en retrospectiva todo este doloroso


cuadro que reflejaba, en su momento, una inaudita
certidumbre médica, hace pensar en la urgencia de dar
validez ética y científica permanente a dos principios
fundamentales: la medicina no es una ciencia exacta y,
mientras ésta reflexión identifique una verdad, la
medicina seguirá siendo la ciencia de la incertidumbre.

Al abrirse la puerta de la casona de la estancia que da


acceso al amplio corredor que comunica con sus jardines,
apareció la enfermera de turno conduciendo la silla de
ruedas de María Luz. Uno de sus hijos había venido a
visitarla después de que con sus hermanos estimaron
conveniente regresarla de la ciudad al campo. Lucía,
como siempre, impecable; estrenaba un hermoso camisón
salteado de flores azules que a ella le encantaban, regalo
de Inés, la esposa de uno de sus hijos a quien ella miraba
fijamente y con ternura. Sorprendía que después de
tantos años no se la viera disminuida en su vigor sino
fortalecida; su postura erguida sobre la silla de ruedas le
permitía dirigir su cabeza y su mirada a cualquier lado. En
ocasiones pareciera que trataba de emitir algún sonido.
Los movimientos que percibía como rápidos la
alertaban. De pronto, fijó su mirada, como extasiada,
para seguir los veloces saltos de una ardilla roja que
en un instante escaló el samán que su vista alcanzaba a
divisar desde el corredor y sólo dejó de observarla cuando
después de advertir que se balanceaba con agilidad y

149
gracia de una rama a otra, había desaparecido dentro
del follaje. Levantó entonces su mirada y quedó como
embelesada al ver la silueta de la veleta de metal que,
con la forma de un gallo atravesado por una flecha para
orientar la dirección del viento, había sido colocada en
la parte alta del campanario. Desde su posición la veleta
parecía suspendida en el aire y, por encima de ella, María
Luz permanecía largos ratos contemplando el cielo.

150
6
SANACIÓN Y CURACIÓN POR LA TORÁ
Una conexión con los ocultos poderes de la Divinidad
Testimonio del Dr. Mario Javier Sabán33

El profesor Anthon Sanders consideraba que las


otras realidades a las cuales se refería con frecuencia en
sus disertaciones, no son patrimonio de nadie. Al respecto,
había dicho a los estudiantes de medicina:
Ellas forman parte del todo universal y se
manifiestan y nos afectan querámoslo o no. Son energías
y fuerzas que nos rodean sin que necesariamente las
percibamos. Cualquiera puede aprovecharlas en su
beneficio personal. Ni la incredulidad ni el escepticismo
de las gentes menoscaba su potencia ni disminuye su
magnetismo. El aforismo que predica que Todos los
caminos conducen a Roma, es bien cierto, pero unos
son mejores que otros. Las religiones, las creencias, los
rituales, las oraciones, los ensalmos, el chamanismo, la
meditación, el pensamiento y cualesquiera otras formas
destinadas a estimular nuestro poder interior para
conectar o reconectar con ellas, son tan solo medios o
instrumentos para tender puentes de comunicación de los
cuales, por nuestra limitada capacidad de comprensión
que nos mantiene inmersos en las realidades perceptibles,
inicialmente solo vemos el punto de partida pero en la
medida que avancemos, poco a poco iremos apartando
33 En forma escrita, mediante correo electrónico de fecha 14 de Abril de 2019,
el Dr. Mario Javier Sabán, autorizó al autor la publicación de sus propias pala-
bras en la forma como aparecen en éste capítulo.

151
las nebulosas que nos impiden descubrir el otro extremo
desconocido. De todas maneras, todos sin excepción, para
bien o para mal, recibimos su influjo. Las energías del
universo ignorado, también utilizan medios para llegar a
las realidades conocidas. No olvidemos que el sol sale
para todos y, la luna, también.

La hija de un banquero de Buenos Aires en Argentina


estaba desahuciada, conectada a un respirador sin ninguna
esperanza. La medicina ya no podía hacer nada por ella.
Se encontraba en un coma profundo, recluida en una
Clínica de la ciudad de Buenos Aires en Sur América. Si
fuese desconectada, se esperaba su muerte inmediata.
Su padre había hecho todos los esfuerzos posibles
buscando los mejores recursos de la medicina para el
tratamiento de su hija. Fue de público conocimiento que
ya nada más había por hacer. Lamentablemente, solo
esperar el momento de su deceso. Sin embargo, no había
sido autorizada su desconexión de los equipos de electro
medicina.

El caso fue divulgado por el doctor Mario Javier


Sabán, un ser humano de excepcionales calidades como
investigador y una vasta formación académica, Doctor
en filosofía de la Universidad Complutense de Madrid,
doctor en antropología de la Universidad de Rovira de
Tarragona y doctor en psicología de la Universidad
Ramón Llull de Barcelona en España. Presidente de la
Fundación Tarbut Sefarad para la difusión de la cultura
judía y un connotado profesor de Cábala. Es, además,
escritor y autor de numerosos libros de entre los cuales
destaco: La Cábala y la Psicología del misticismo Judío de

152
Editorial Kairos, El judaísmo de Jesús, Matriz
intelectual del Judaísmo, El sábado hebreo en el
cristianismo, Las enseñanzas rabínicas de Jesús de
Nazaret y Raíces judías del cristianismo.
Resultaría muy interesante para ustedes que algún
día pudieran consultar esos valiosos textos.

Haciendo un riguroso seguimiento de su exposición


sobre Los poderes sobrenaturales de los cabalistas y,
especialmente Rabi Yitzhak Kaduri34 en una entrevista
públicamente conocida, que concedió a un medio audio
visual de comunicación35para relatar un acontecimiento
sobrenatural ocurrido durante la visita del rabino
mencionado a la ciudad de Buenos Aires, de viva voz
se refirió, al comienzo de la entrevista, a los aspectos
sobresalientes del caso que los identifica:

«Para empezar, decir que a lo largo de los siglos


los grandes pensadores judíos han construido un
impresionante edificio místico que conforma la propia
mística del judaísmo, pues en ese sentido a lo largo de la
historia ha habido cabalistas que mediante la disciplina
y el estudio de este pensamiento esotérico han podido
realizar un milagro o un acto paranormal.»

Antes de entrar a exponer el fondo de su intervención


en esa oportunidad, hizo la siguiente aclaración, muy
pertinente, anotó el profesor Sanders:

«El tema es el siguiente: Hay como un problema


cuando hablamos de paranormal porque en un nivel
34 Rabi Yitzhak Kaduri es uno de los más grandes cabalistas del siglo XX
35 https://www.youtube.com/watch?v=PZJtjWfk3dY&t=827s

153
superior es normal; entonces, claro, a mí me cuesta hablar
de temas paranormales porque si en el nivel superior
es normal, es paranormal para el nivel inferior; si lo
que estamos viendo es desde el nivel inferior, cuando
llegamos a poderes paranormales, el poder paranormal no
está fuera de la naturaleza, está dentro de la naturaleza, lo
que pasa, lo que hace, es profundizar sobre la mecánica
oculta que tiene esa naturaleza. Entonces yo te diría que
podríamos ir directamente al grano, justamente en esta
entrevista. Vamos a ir directamente al foco y recoger
algunas experiencias de diversos cabalistas a lo largo de la
historia para que se pueda comprobar con la experiencia
qué es lo que sucedió.»
«Yo podría empezar por mi experiencia personal;
no mía en cuanto a Mario Sabán, sino que me pasó con
un cabalista que yo conocí cuando no estudiaba Cábala.
Estamos hablando del año 1992. Yo en ese momento
estaba con mis investigaciones sobre historia judía, y sobre
el tema de la inquisición. Todavía estaba en Argentina
y sucede que llega a la Argentina con 90 o 91 años el
cabalista Yitzhak Kaduri. La gente que lo quiere buscar
en Google, es fantástico éste cabalista, quien murió en el
año 2006 con 105 años de edad.»
«A Kaduri lo conocí de manera totalmente casual.
Ni lo fui a ver. Que ni magino que no se si lo hubiera
podido llegar a ver porque es un hombre que recibía
cientos y cientos de personas todos los días. La fama de
éste hombre… No escribió nada; no tenía ningún escrito,
pero si te puedo contar una anécdota que la puedo, de
alguna forma, como corroborar yo, con lo cual no te estoy
contando una anécdota como… me lo contaron desde el
siglo XVII, sino que estoy contando una anécdota que es

154
directamente conmigo.»
«En el año 92 llegó Yitzhak Kaduri a la Argentina.
Yo no sabía por qué había llegado, porque una persona
con 91 años en las condiciones en que se encontraba él,
era como bastante extraño que viajara (13 horas en avión);
él vivía en Jerusalén. Después me enteré por qué motivo
había viajado Kaduri. La cuestión empieza así:»
Uno de los banqueros que yo creo que falleció
en Argentina, judío, Adolfo Saffir, y que puedo dar el
nombre porque yo a él lo conocí también personalmente,
su hija tuvo un accidente de tránsito, entró en coma y los
médicos la tenían enchufada y dijeron:
“No hay nada que hacer con ella, si la
desenchufamos muere”.
«Este hombre dijo:
“Yo no sé qué hacer.”
«Se conectó con Estados Unidos. El hombre y su
hija en coma, desesperado, queda claro. Una persona muy
religiosa de su entorno le dijo:
“Mira, si ya la medicina hasta aquí llegó, creo que
sería la última opción ir al más grande cabalista del
pueblo de Israel en el siglo xx”
«Entonces él dijo:
“¿Quién es?
“ Es un hombre muy austero y devoto que está en
el barrio antiguo de Jerusalén, es Yitzhak Kaduri”.
«Él dijo:
“Por mi hija cualquier cosa. Tenemos que contactar
con Yitzhak Kaduri”
«Contactó con Yitzhak Kaduri a quien lo primero
que le dijo (después de referirle los antecedentes del caso)
fue:
“¿Usted qué es lo que puede hacer?”
“Yo voy a hacer lo que pueda. Lo que Dios me dé
como energía yo podré hacer, pero no más, ya veré; yo
pondré todo mi conocimiento y toda mi experiencia en la

155
Cábala al servicios de ayudar a su hija, como he ayudado
a mucha gente”,
«Porque no es por la hija de él que iba a ayudar sino
que era consultado habitualmente.»
«Yitzhak Kaduri viajó. Antes del viaje, por supuesto,
el banquero le dijo:
“¿Cuánto es lo que me va a costar esto?”
«Yitzhak Kaduri le dijo:
“Piense una cifra, pero no me la diga”
«Parece que el banquero pensó una cifra y entonces
esto es lo que dijo Kaduri:
“La cifra que usted pensó se la tiene que donar a
los pobres, porque si yo recibo ese dinero no sale lo que
vamos a hacer. Yo no puedo recibir dinero por lo que voy
a hacer, pero la cifra que usted tiene en la cabeza la tiene
que donar a los pobres.” Eso fue lo primero que le dijo.

«Kadduri voló de 13 o 16 horas desde Israel a Buenos


Aires y lo curioso fue que el viernes en que Kaduri estuvo
en Argentina el primer día, luego fue su primer sabbat
y asiste a la sinagoga que, justo es a la que asistía yo en
Buenos Aires y justo fue a la que asistió Kaduri. Esto
también es una casualidad. Y lo que más me impresionó,
porque yo esta historia de la hija del banquero no la sabía,
es que me entero después, porque no sabía por qué había
venido Kaduri a la Argentina.»
«Lo curioso y lo que más me impresionó fue que
estaban todas las autoridades religiosas de todas las
religiones y las sinagogas; estaban los luteranos, estaba
el episcopado de la iglesia católica, estaban los imanes
de las mezquitas de Buenos Aires. Todos, a medida que
Kaduri avanzaba hacia el púlpito, se arrodillaban. Nunca
había visto en mi vida y jamás me voy a olvidar de esa
imagen porque me pareció que si, en la sinagoga, ver
que hay judíos que se estén arrodillando ante el rabino

156
que viene, es normal, pero lo que estaba pasando allí es
una cosa que yo no la volví a ver nunca y es que ante un
sabio de tal calibre los religiosos, muy religiosos, sabían
la potencia de quien estaba ahí frente a ellos.»
«Caminaba muy despacio hasta que llegó al púlpito;
tardó casi media hora y la gente a medida que él avanzaba
se doblaban, de todas las religiones, y cuando llegó al
púlpito de la sinagoga saludó con la mano y volvió a
bajar; es decir, no dijo nada.»
«La gente no entendía que pasaba y volvió a bajar.

«Pasan los meses; no me entero yo, realmente, de lo


que pasó.»
Estoy en un cumpleaños, en una reunión social; me
encuentro con una mujer ahí; estamos hablando y le digo:
“Bueno ¿cómo te llamas?” «Porque yo a ésta mujer
no la conocía.» «Me dice:
“Soy la hija de Adolfo Saffir”
«Le dije:
“¿Qué es esto, qué paso?
“«Entonces me dice:
«¿Que, quieres que te cuente? como no
«Yo… esto no es un chiste; ésta mujer estaba en
coma.»
«Me dice:
«Bueno, yo te explico lo que pasó.”
«Por supuesto, me contó toda la primera parte, que
ya la sabemos.»
«Yitzhak Kaduri pidió que la habitación de ella
estuviera totalmente oscura, que él iba a entrar allí con
unos libros de Cábala que tenían relación con los nombres
de Dios; pidió que se apagaran las luces de ese sitio y
que la desenchufaran a ella de la máquina y que él iba a
hacer una serie de oraciones en esa habitación para ver
que podía hacer.»

157
« Nadie supo que paso en esas 3 o 4 horas; la chica no
recuerda nada y el hombre sale de allí; por supuesto
el padre de ella está afuera con una responsabilidad
inmensa porque la chica podía morir inmediatamente,
según los médicos.»
«Entonces le dice Saffir a Kadduri:
“¿Y ahora qué va a pasar?”
«Kaduri le dice:
“Ella a los tres días resucitará.”
«Toma el vuelo y se va.
«¿Qué pasó?
«Que a los tres días se levantó».

«La pregunta es: ¿qué pasó ahí? Primero, no sabemos


qué pasó porque estaba todo oscuro y Kaburi nunca
contó lo que pasó ahí, pero si sabemos con qué libros
entró Kaburi allí. Quiere decir que tenemos los mantras
meditativos de los libros y los libros son los de un
cabalista de Laitman del siglo XVIII que se llama Shalon
Sharabi, uno de los grandes místicos más ocultos de la
tradición de la Cábala. Sharon Sharabi es el que escribe
los mantras más potentes de la meditación de la Cábala
con los nombres de Dios.»

El profesor Sanders explica a los estudiantes de


medicina:
El doctor Sabán ha investigado estos libros y los
considera “muy extraños para la mente lógica” Él es un
formidable estudioso e investigador de la Cábala que nos
ha dejado grandes inquietudes y enseñanzas: “Los mantras
meditativos abren canales” “Yo creo que hay un nivel
simbólico que nos conecta con un tipo de energía que se

158
mueve a través de lo simbólico y no de lo conceptual.”
Son según él, aclara el profesor Sanders “fuerzas
a las que hay que tener mucho cuidado y respeto” “Son
niveles de energía por fuera del campo de lo racional”.

El rabí regresó a Israel y pasados los tres días de su


pronóstico, sorprendentemente la niña regresó del estado
de coma irreversible en el cual se encontraba. Los médicos
debieron aceptar el hecho de la sanación seguida de la
curación. El poder de la Cábala había hecho presencia. El
rabí durante el tiempo que permaneció solo con la paciente
nada solicitó como apoyo para su accionar. Solo estaba
acompañado de la limpieza de su espíritu, generadora de
un monumental poder interior. Consigo mantuvo en todo
momento La Torá. Tenía el poder para utilizar sus secretos
y convertirse en instrumento de la Divinidad.

Debo decir a ustedes, manifestó el profesor


Sanders que les autoricé para que grabaran las palabras
del doctor Sabán en ese impactante reportaje, porque
como habrán observado no hice una cita refiriendo el caso
con mis propias palabras sino que dado el inmenso respeto
que tengo por éste cabalista, preferí dar lectura textual a
la parte del reportaje por el concedido, extractada, en lo
pertinente al caso, del video público que aparece en la
web.
En mis exposiciones he venido distinguiendo los
contenidos de la sanación de aquellos que se contraen
a los tratamientos para curar las enfermedades. En la
sanación previa a una curación, el intermediario, médico
o no, que cumple la tarea de penetrar el poder interior del
paciente, conectarlo con el suyo propio y luego propiciar

159
la reconexión del enfermo con fuerzas superiores que
he venido denominando energía del todo universal, se
ponen en marcha, mediante una adecuada inducción, las
percepciones de los sentidos del paciente. Aunque no esté
alerta, como en el caso narrado. Cuando la reconexión
se logra, el paciente se sana espiritualmente y se abre un
camino apropiado que facilita a la medicina ortodoxa el
cumplimiento de su misión de curar.
En algunas oportunidades, el paciente se encuentra
inconsciente y el intercambio de sentimientos previos
a la sanación no es posible. Recordemos que Jesús de
Nazaret resucitó tres personas que habían fallecido, los
cual es tanto como haberlos sanado, curado y devueltos
a la vida. Así ocurrió con la hija de Jairo 36, el hijo de la
viuda de Nain 37 y con su amigo Lázaro.38 Con las demás
personas que curó, mediaron algunas palabras previas a
la sanación.

En el caso que acabo de referirles en forma


documental, manifestó el profesor el rabino sanó y
curó a la hija del banquero mediante una sola acción suya
por el poder oculto de la Torá  y enseguida distinguió:
Diferente fue la situación que en alguna oportunidad
les referí, que encontró Pedro Wilca cuando visitó al
Profesor Anthon Sanders en la Clínica de Especialistas,
pues éste no presentaba ninguna patología física ni
psíquica pero estaba desahuciado por la medicina
tradicional y los médicos ortodoxos, aunque se
encontraba afectado por una cuadriplejia y no se había
logrado establecer un diagnóstico. Pedro solamente debió
conectar con su poder
36 Mateo 9:18, 23-26; Marcos 5:22,24,35-43 y Lucas 8:40-42, 49-56
37 Lucas 7:11-17 Bible Gateway
38 Juan 11:38-44 Bible Gateway

160
interior para facilitar la reconexión del profesor con la
energía universal; eso fue suficiente para que se levantara
de la cama y volviera a caminar.

En el caso que refiere el doctor Sabán mediante el


reportaje que concedió, habrán observado ustedes que
él se pregunta así mismo qué fue lo que pasó durante el
encuentro del rabino con la hija del banquero mientras
ésta se encontraba en estado de “coma profundo” para
responderse que: no sabemos porque estaba todo oscuro
y Kabury nunca (lo) contó. Pero reveló que lo que si se
sabía era con qué libros entró Kaburi a la habitación
de la desahuciada enferma, para indicar que tenían los
mantras meditativos de los libros y los libros son los de
un cabalista de Laitman del siglo XVIII que se llama
Shalon Sharabi.

Quise investigar al respecto un poco para ustedes


porque supuse que tendrían muchos interrogantes sobre
lo que allí ocurrió dijo en profesor a los estudiantes.
Encontré que «Michael Laitman39fue un connotado
cabalista, Fundador y Presidente del Instituto de
Educación e Investigación de la Cabalá, dedicado a
enseñar y compartir la auténtica Cabalá. Profesor de
Ontología, Doctor en Filosofía y Cabalá y Master en bio-
Cibernética. Padre de tres hijos y abuelo de tres nietos.
En alguna oportunidad le preguntaron sobre el sentir de
un cabalista cuando conoce la información y lo que puede
ver, inclusive en las letras de La Cabala. Su respuesta,
tomada de la Lección de Cabala en idioma ruso del 17 de
Julio de 2016, fue la siguiente:
39 https://laitman.es/2016/12/libro-cabalista-de-oracion

161
«En uno de mis primeros libros di un ejemplo de una
página del Libro de oración de Rabí Shalom Sharabi.

«Es posible ver lo que dice un libro de oración


cabalista, así es como, desde abajo, se puede influir
en el liderazgo superior para recibir su influencia
en respuesta. Es un libro de oraciones o manual de
instrucciones para la guía del sistema superior.»

En otro documento se puede identificar un poco mejor


su pensamiento 40

“NO TEMAS A LA OSCURIDAD EN ELLA HAY LUZ”

Las criaturas. Todo este sistema es el Creador. Estamos


leyendo el Zohar y deseamos unirnos, para despertar
la influencia de este sistema sobre nosotros; para que
empiece a trabajar sobre nosotros y nos haga sus
partes activas, las que entienden, avanzan y actúan
independientemente».

«El Zóhar habla sobre el trabajo del sistema en toda


su profundidad, en toda su diversidad, la cual aun
no comprendes. Te revelarán sólo lo que necesites en
cada momento de tu desarrollo. Actualmente, estamos
leyendo lo que queda del libro original del Zohar,
que era veinte o treinta veces más grande de lo que
ha llegado hasta nuestros días. ¡Y no olviden que todo
esto fue escrito hace 2000 años!» (,,,)

“LO OCULTO SE DESCUBRIRÁ Y LO OBVIO SE


OCULTARA”

40 https://laitman.es/category/estudiando-el-zohar/

162
«El Zóhar, Capítulo Ki Tissa, Punto 81: “… algo que
necesita exponerse, para revelarse después, necesita de
un lugar para ocultarse y cubrirse primero. Primero,
debe esconderse del ojo y después el artesano deja que
su artesanía sea expuesta. De ahí que lo que necesita
cubrirse necesita ser revelado primero.»

Esto es así, porque “Dios lo ha hecho uno opuesto al


otro”. Todo lo que existe en los grados de santidad
tiene su opuesto en Sitra Ajra.»

«Todo se descubre a través de su opuesto/contrario.


La ventaja de la Luz se revela en la oscuridad.
El Creador no puede revelarse a la creación si antes
la creación no lo descubre en Su forma opuesta, y en
todas estas formas invertidas se aprende cuál es la
forma directa.»

«¡Nosotros sólo podemos percibir la oscuridad!;


leemos las letras negras sobre fondo blanco, o sea,
percibimos lo que falta! No descubrimos al Creador,
sino que Su ausencia. No somos capaces de descubrir
Sus cualidades. Todo nuestro trabajo consiste en
descubrirle desde Su lado opuesto, como se le ha dicho
a Moisés: “Me verás de espaldas, pero no verás Mi
Rostro».

«Por eso, aquel que verdaderamente quiera


descubrirle, tiene que ir por el camino de la fe por
encima de la razón y, ante todo, recibir la fuerza del
otorgamiento, Bina. ¡Pero él es incapaz de descubrir
esta fuerza del otorgamiento, porque no la siente! Sólo
puede descubrirla con la condición de que sienta en
él dentro de su oscuridad y de su deseo egoísta una
carencia, es decir, la necesidad del otorgamiento.»

Tenemos que descubrirle desde Su opuesto, porque


llegamos del lado de la oscuridad, del lado del egoísmo

163
y vemos el mundo invertido. Cuando descubramos lo
espiritual diremos: “He visto el mundo invertido”…
Ni siquiera nos damos cuenta de hasta qué punto lo
espiritual es contrario a nosotros.»
(Extracto de la lección sobre El libro del Zohar,
correspondiente al 09 de febrero 2010).
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-Después de haber conocido la sanación y curación


de la hija del banquero argentino, la cual, aun hoy,
puede encontrarse publicada en la web y las opiniones
de Michael Laitman, ahondé un poco sobre el oculto
poder de la Torá y logré conocer el pensamiento de un
experto en Cábala quien me solicitó la reserva de su
nombre. Él no se aventuró a sugerir siquiera la forma
o ritual que hubiera podido haber utilizado el rabí que
curó a la hija del banquero de Buenos Aires. Tan solo
me dijo:

«Los profundos secretos de La Tora nadie puede


afirmar que los conoce en sus completas
manifestaciones. Su alcance no puede identificarse de
manera general; las situaciones particulares para las
cuales el cabalista considera que puede utilizarlos,
como para casos de sanaciones y curaciones de
enfermos, requieren un grado de iluminación que le
permita acceder a su significado para poder entender
cómo puede utilizarlo. Me enseño que los grandes
cabalistas tienen por cierto que “solo mediante la
unión de una profunda humildad con una vasta
sabiduría puede encontrarse la Luz Divina que
resplandece en el camino” y me sugirió, como
ejemplo para descubrir esos grandes poderes,
consultar el Tomo 23 de los 23 libros del Zohar y no
leerlo por curiosidad sino con amor a la Divinidad y
convencimiento pleno de la grandeza que esos textos
encierran. “Solo así podrás comenzar a asimilarlos”,
me dijo, advirtiéndome que lo que sigue presupone un

164
largo camino de mucho estudio y perseverancia.
Les he traído algunos extractos de esa maravillosa
revelación, les manifestó el profesor Sanders. Los entrego
a ustedes con respeto y reverencia por su contenido. Allí
encontré:

«64. La luminosidad brilla e ilumina toda la Torá.


QUE ES EL SECRETO DE JOJMÁ,41para todo. Ésta
es vista, CUANDO RECIBE A JOJMÁ porque todos los
colores están escondidos dentro de Ésta. Y tres colores
son vistos arriba de Ésta. Todo es recibido de los TRES
arriba, Y SIN EMBARGO, no son vistos. PORQUE NO
RECIBEN A JOJMÁ DIRECTAMENTE ELLOS MISMOS.
Y Ésta centellea con doce centellas y luces que emanan
de Ésta. En total hay trece,DE ACUERDO CON EL
SECRETO DE “TOTALIDAD” QUE LOS INCLUYE A
TODOS, por el secreto del nombre sagrado, YUD HEI
VAV HEI, dentro del secreto del mundo infinito (heb. Ein
Sof). ESO QUE LOS INCLUYE A TODOS ES LLAMADO
Yud Hei Vav Hei, MIENTRAS QUE LOS DOCE GRADOS
DE LA NUKVÁ 42 SON LLAMADOS ADONAI.» 43
«65. Cuando la luminosidad inferior, QUE ES LA
LUMINOSIDAD DE LOS DOCE LLAMADOS Adonai,
se juntaron a la Luminosidad superior, QUE ES ZEIR
ANPIN, LLAMADO Yud Hei Vav Hei, formaron un
nombre por medio del cual los profetas verdaderos
logran SUS PROFECÍAS y miran en la luminosidad
celestial. El nombre es Yud-Alef-Hei-Dálet-Vav-Nun-Hei-
Yud EL CUAL ES UNA COMBINACIÓN DE YUD HEI
41 JOJMÁ: Sabiduría
42 NUKVÁ: Femenina.
43 Rav Shimon bar Yojái. El Zohar. Kabbalah Centre International , Inc.
Págs. 288 -64 y 289. »

165
VAV HEI Y ADONAI. POR MEDIO DE ÉSTE NOMBRE
COMBINADO, ELLOS LOGRAN visiones sublimes,
PORQUE POR ESTE NOMBRE LA VISIÓN DE LOS
SECRETOS OCULTOS PUEDE SER LOGRADA, como
está escrito: «…como ojo de ángel llameante desde
dentro del fuego”

Los estudiantes estaban asombrados. El Profesor


les había dado a conocer un pequeño pero grandioso
fragmento del Zohar que revela el secreto alcance y
potencia del misterio de la totalidad y, dentro de ésta, el
sagrado nombre YUD HEI VAV HEI y su poder oculto
dentro del mundo infinito.

Una estudiante, conocida cariñosamente como “la


agnóstica” se puso de pie, levantó su mano derecha y con
un respeto inmenso que se advertía en el tono de su voz,
manifestó:
Estoy muy impresionada. Nunca antes un texto
me había impactado de la forma como ahora me estoy
sintiendo. Nadie aquí podría desentrañar el por qué
estoy temblando. Entiendo ahora cabalmente el relato
maravilloso del doctor Mario Sabán al describir las
reverencias que inspiró Yitzhak Kaduri a su paso
por entre gentes de diferentes credos, convicciones y
creencias. Creo que necesariamente él era un iluminado
con el poder de pronunciar correctamente el nombre de
Dios y desencadenar sus efectos. Quiero aprovechar este
maravilloso momento para preguntarle ¿cómo debiéramos
entender la totalidad que se impregna con el nombre YUD
HEI VAV HEI , es decir la noción del “mundo infinito” a
que se refiere el texto del Zohar que usted nos ha traído?

166
El profesor inclinó su cabeza y reflexionó por un
muy corto lapso. Luego respondió:
Antes que exprese mi pensamiento al respecto,
debo advertirles que no soy un cabalista. Le daré una
explicación sencilla pero le recomiendo consultar un
especialista en estos delicados temas que requieren
extensos y profundos estudios. Para que tenga una visión
coherente, pudieran serle de mucho beneficio los libros
del Dr. Mario Saban.
Creo que todo lo que tiene un comienzo es finito.
Igualmente lo es aquello que tiene un final. Por ello,
quienes consideran que el universo comenzó con el
denominado Big Bang, pareciera que necesariamente
creen que el universo no es infinito. Pienso que no se
avanza por el infinito; tampoco se retrocede dentro de
él, simplemente estamos siempre inmersos en ese todo.
Tampoco venimos desde un punto específico del infinito.
Lo infinito ya es, no será ni dejará de ser; no crece ni se
achica; no tiene linderos. No se puede limitar nada dentro
de lo ilimitable. No es un espacio, es el todo universal. No
comprende un universo; es activo y permanentemente, sin
que se pueda saber cuándo, se auto expande y produce
las manifestaciones de otros universos (como si fueran
sucesivos Big Bang) que no tienen comienzo ni tendrán
fin, pues no forman parte de una comprensión. El infinito
es, en síntesis, UN MULTIVERSO con su propia pero
indescifrable e imprevisible inteligencia que, como verdad
absoluta, no tenemos capacidad para saber cómo se formó,
no habiendo tenido un comienzo. Es una manifestación
grandiosa sin causa. Yo la identifico con la divinidad.
Para finalizar, instó a los estudiantes a estudiar estos

167
complejos temas con mucha profundidad y, para ello, les
dijo:
No se ocupen ustedes de perder su tiempo leyendo
charlatanes, que los hay en abundancia. Consulten
los maestros; aprendan de cabalistas reconocidos
mundialmente.

168
7
EL MOMENTO DEL RETIRO
Un autoexamen responsable y necesario

El profesor Anthon Sanders estaba siendo demasiado


exigente consigo mismo. Había comenzado a darse cuenta
que la imposibilidad de garantizar a sus pacientes de
neurocirugía el resultado de las intervenciones quirúrgicas
que les practicaba, estaba desequilibrando sus emociones.
Su repentina desconfianza e inseguridad con respecto a
decisiones que tomaba o cirugías que practicaba se había
convertido en un infierno en el que estaba purgando una
pena que sentía como un castigo por alguna conducta
suya inadecuada o indebida que él lograba identificar
claramente sin que hubiera podido restarle importancia.
Estaba perturbado. Había perdido la serenidad del Gurú.

El día en que el tráfico de la ciudad no estaba tan


congestionado llegó con veinte minutos de anticipación a
la cita de rutina con su psicoanalista, Dr. Wiston Harris.
Sentado en la recepción del consultorio esperando
la hora de su sesión, se le veía inquieto y nervioso. Algo
muy extraño estaba preocupándole constantemente. Era
una sensación que no lo abandonaba.
La secretaria del doctor Harris sabía bien quien era
el personaje que esperaba su turno para una sesión de
psicoanálisis todos los jueves a las ocho de la mañana.
Observaba de reojo como el paciente miraba su reloj de

169
pulso casi permanentemente y luego el del consultorio
en la parte superior de la pared, detrás de la silla de su
escritorio.

Cuando el reloj de pared mostraba las ocho y cinco


minutos, le hizo una reclamación:
Señorita, mi sesión está programada para las ocho
y en ese reloj  dijo señalando el de la pared ya son las
ocho y cinco minutos.
Tiene usted razón le respondió ella con una
inmensa delicadeza que le desarmó su tiesura y de
inmediato calmó sus nervios.
Rita había sido seleccionada por el doctor Harris
para desempeñar el cargo de secretaria de su consultorio
y tener que lidiar con toda suerte de pacientes cuyas
complejas personalidades, en su mayoría, no ocultaban
sus ansiedades y angustias, precisamente porque un porte
señorial acompañado de belleza y buenas maneras es
un arma poderosa para enfrentar cualquier desafío, pero
especialmente el temperamento de sus pacientes Así era
Rita, trigueña, de ojos verdes, bello rostro, hermosa
sonrisa, espigada, de porte sensual y bien vestida.
Cautivaba a todos los pacientes quienes disfrutaban
viendo su esbelta figura mientras esperaban el turno para
ser atendidos. Ella logró que el doctor Sanders no
convirtiera en un tormento sus afanes, pero sus encantos
no fueron suficientes para impedir la molestia que
expresó al momento de retirarse del consultorio.
La paciente que se encuentra ahora con el doctor
Harris requiere, a veces, de un tiempo adicional de
atención por la delicadeza de su caso. En pocos minutos
él seguramente le atenderá con mucho gusto. Le ruego

170
que comprenda el imprevisto, se tranquilice y espere unos
pocos minutos más le manifestó Rita mientras extendía
su mano derecha invitándolo a tomar asiento.
El profesor Sanders miro de nuevo el reloj del
consultorio y de inmediato, mostrando una serenidad
fingida, le manifestó a la secretaria:
El doctor Harris sabe que mi sesión de los jueves es
muy importante para mí porque la necesito para relajarme
un poco antes de dictar una conferencia sobre ética médica
y luego iniciar una jornada de seis horas en el quirófano.
Él debe entender que de mi tranquilidad depende el buen
suceso de las delicadas intervenciones que debo realizar en
los cerebros de mis pacientes. Ellos ponen en mis manos
su salud y sus vidas, confiados en mis conocimientos y
mi pericia, pues mi serenidad la presumen. Mis manos
no pueden reflejar ninguna alteración de mis emociones.
Mi caso requiere de una atención que también debe ser
oportuna.

Como si estuviera obsesionado con el reloj, después


de advertir que ya eran las ocho y quince minutos de
la mañana, se caló el sombrero, tomo su paraguas y se
despidió cortésmente.

La severidad del profesor Sanders era proverbial.


Cuando advirtió que comenzaban a aparecer fallas en
la motricidad de los dedos de sus manos, aunque en el
quirófano los integrantes de sus equipos quirúrgicos
nunca lo notaron, consideró que no debía seguir operando
porque sin una perfecta motricidad fina, podrían resultar
comprometidas su pericia y sus habilidades quirúrgicas;
le importaba mucho estar en paz con su conciencia y con

171
la ética profesional. Consecuente con su pensamiento, ese
día manifestó en su conferencia de neurocirugía:

--Todo profesional cuya tarea se cifre en el


cumplimiento de obligaciones en beneficio de otras
personas, especialmente en el campo de la cirugía,
debiera, como un imperativo ético y de responsabilidad
social, identificar con claridad el momento en que sus
conocimientos comiencen a nublarse, su capacidad de
trabajo a disminuir o a fatigarse con sus acciones, su salud
física o mental convertida en un impedimento, su atención
a perder concentración, su sentido y manejo de las
previsiones a ser inoportuno; sus reflejos, lentos o tardíos,
su motricidad fina comprometida, su visión alterada o que
su interés por servir haya perdido su mística y el empuje
de su fuerza, lo cual comporta una delicada y responsable
observación, pues no ocurrirá de forma intempestiva o de
un momento para otro. Así podrá serenamente reflexionar
sobre la oportunidad del retiro.
Desde luego, --agregó-- todo lo que he mencionado
puede ser consecuencia de múltiples afecciones de salud
con variadas manifestaciones de evolución en el tiempo,
al margen del repentino ataque de enfermedades graves,
ocurrencia de accidentes y el simple paso de los años
que inexorablemente vuelve viejos a los hombres y les
va dejando, casi siempre muy visibles, las cicatrices del
desgaste y el cansancio biológico. Por eso, yo mismo, muy
a mi pesar, he decidido que ha llegado la oportunidad de
mi retiro, antes de que un mal momento me asalte.
Sean ustedes muy prudentes y tengan siempre en
cuenta que los conocimientos científicos y técnicos de la
medicina pueden permanecer intactos y ser transmitidas

172
las experiencias adquiridas a lo largo del ejercicio
profesional, siempre y cuando se mantengan plenas las
facultades mentales del médico.
En el campo quirúrgico, además de los
conocimientos, merecen especial consideración, las
destrezas y habilidades que el cirujano es el primero en
darse cuenta si se mantienen intactas o de alguna manera
afectadas. No se les vaya a ocurrir pensar que con el
ocultamiento de la verdad se puede amparar una mala
práctica médica.
Hay, además, otras consideraciones sobre
condiciones personales previas al ejercicio de la cirugía.
Ustedes y únicamente ustedes tendrán que conocerse bien
así mismos para luego juzgarse con honradez absoluta. Si
su auto juzgamiento oculta la verdad, pueden estar seguros
de que cuando aflore es porque estarán en presencia de
una situación que podría comprometer la integridad o
la vida de sus pacientes y representará para ustedes una
verdadera catástrofe que puede acabar con su profesión y
afectará seriamente sus vidas.
A qué se refiere profesor, nos está usted asustando, le
dijo un estudiante con visibles muestras de preocupación.

Me refiero a la denominada Dispraxia, conocida


también como Trastorno del desarrollo de la coordinación
(TDC). Las investigaciones realizadas y las estadísticas
conocidas dan cuenta que cuando la enfermedad se
manifiesta de forma supremamente leve puede pasar
desapercibida en aproximadamente un 6% de los casos.
Las formas severas que afectan la coordinación se
presentan en un 2% de los casos. Confío en que ninguno
de quienes entre ustedes aspira a ser un buen cirujano se
encuentre en esa dramática situación, pero son ustedes

173
quienes deben estar ciertos de no padecer la enfermedad.
De diferentes formas se afecta la coordinación de
quien la padece, pero especialmente impacta sobre la
coordinación física en términos de movimientos que
revelan en la persona actitudes de cierta torpeza. No
quisiera imaginarme un cirujano inseguro por una torpeza
que, posiblemente, solo él advierta mientras practica una
cirugía. Al parecer, los mensajes que el cerebro trasmite
al cuerpo se perturban o alteran de alguna manera que
produce la inseguridad de los movimientos sin que, por
ello, de manera alguna se afecte la inteligencia de la
persona enferma.

Los problemas y conflictos que surgen cuando, por


estar presente la duda, un diagnóstico no llega a tener
certeza o los errores de práctica quirúrgica aparecen
unas veces sin culpa profesional y otras por imprevisión,
cual si fueran diablos buscando causar daño, eran los
que mayormente resultaban preocupantes para el
profesor en el tratamiento de sus pacientes.

Era reiterativo en que sin un buen diagnóstico médico


la medicina y mayormente la cirugía se convierten en una
aventura de navegación en aguas de mares procelosos.
Pensaba que desde los albores de la medicina, hasta
ahora, en el accionar de todos los médicos siempre estuvo
presente la incertidumbre.
Sostenía que el término “incertidumbre” significa
“carencia de un conocimiento certero” y explicaba cómo
puede comportar indecisión, contingencia, inseguridad o
expectativa sobre un resultado, pero que también puede
ser inducida por ausencia de información o conocimientos

174
adecuados para un fin determinado que, cuando así se
busca, abre una puerta que puede conducir a los caminos
de la impericia profesional, la imprudencia y el error.
Los médicos temerarios acostumbraba decir
creen que la incertidumbre debe enfrentarse con prontitud
porque tarde o temprano nos asaltará con cara de riesgo.
Resulta paradójico, pero precipitarse al encuentro con
éste es tanto como partir a librar una batalla con un
enemigo que no conocemos y, por tanto, ignorantes de
sus fortalezas y debilidades; es despreciar los recursos de
la investigación científica para conformar nuestro arsenal
de combate.
La incertidumbre médica es un enemigo invisible que
acecha a cada instante sin que podamos advertir cuándo
y cómo arremeterá contra el enfermo; sin embargo, con
humildad, podemos suponerlo por el conocimiento de sus
formas de acción y por la experiencia que nos ha dejado la
individual capacidad de lucha que pueda tener el paciente
si se establece una sólida alianza entre éste y su médico
tratante. La búsqueda y el encuentro de la verdad son una
tarea conjunta del médico con su paciente. En la medida
que esta alianza se acerque a la verdad, la incertidumbre
necesariamente se irá debilitando hasta casi desaparecer.
En la incertidumbre están inmersos los riesgos de
los tratamientos y los procedimientos médicos. Cuando el
profesional conoce los riesgos, bajo qué forma se presentan
y el modo como se concretan, está saliéndole al paso a
la incertidumbre y, entonces, su oportuna intervención
deja de ser temeraria para convertirse en prudente. Son
las actitudes injustificadamente apresuradas las que
identifican la temeridad que en el lenguaje jurídico es
sinónimo de imprudencia.

175
Igual ocurre con las conductas negligentes. Si
frente a lo incierto el médico no hace lo que debe hacer,
sabiéndolo hacer y pudiéndolo hacer, la incertidumbre se
convierte en una amenaza que engendra la culpa médica.
No obstante, aun teniendo el conocimiento y sabiendo
cómo se debe proceder, en muchas ocasiones,
circunstancias ajenas a su voluntad le impiden cumplir
su cometido terapéutico. Si tales impedimentos hacen
muy difícil, riesgoso en alto grado o imposible actuar y el
propósito médico se frustra, su responsabilidad frente al
paciente quedará a salvo.
Pero cuando el médico omite una actuación que
hubiera podido ser de beneficio para su paciente e invoca
para sustentar su postura la existencia de circunstancias
ajenas a su voluntad, deben ustedes tener claro que esta
fundamentación de una omisión no es un simple enunciado
teórico; el profesional debe demostrar fehacientemente
la imposibilidad que tuvo para actuar. De lo contrario,
aparecerán los problemas de responsabilidad legal que los
pacientes, en todas partes del mundo, están planteando ante
los Tribunales de Justicia y de Ética para exigir, muchas
veces, cuantiosas indemnizaciones que compensen el
error médico.
Me parece muy grave que se pretenda criminalizar
el ejercicio de la medicina y que los médicos estén
expuestos a enfrentar juicios legales cuando no tienen la
certeza de un diagnóstico o fallan los resultados esperados
de un tratamiento. ¿De qué forma podemos salirle al paso
a estas exigencias de una exagerada responsabilidad
profesional que pareciera convertir la medicina en una
ciencia de la certidumbre, al contrario de lo que debe
ser, de acuerdo con sus enseñanzas, o sea un ejercicio

176
en donde la incertidumbre la encuentran los médicos a
cada paso que dan? Preguntó un estudiante visiblemente
alarmado.

El profesor Sanders levantó sus dos manos a la


altura de sus hombros y las balanceó por dos veces como
queriendo significar con este gesto: es a esto a lo que
estamos expuestos y procedió a contestar la pregunta.
El tema planteado por su preocupación es
precisamente el relacionado con la medida de la
responsabilidad médica que hoy estamos examinando.
Cuando ustedes asuman la prestación de sus servicios a
un paciente, en el momento mismo de iniciarse la relación
para los fines de un tratamiento, un procedimiento
menor o una cirugía mayor, su saber médico deberá
aparecer sólidamente cimentado. Son varios los pilares
que sustentan el desarrollo del compromiso profesional
que el médico asume. Ustedes deberán tenerlos siempre
frescos en sus mentes. Es una carta de navegación que
permanentemente deberán estar siguiendo con rigor. Que
no llegue la oportunidad en que puedan pensar que ya
todo lo tienen claro, que todo lo saben y que nada hay que
amerite estudio, examen profundo o actualización de los
conocimientos.
Los pilares de esa cimentación, bajo una perspectiva
muy generalizada, necesariamente deben ser:
Una sólida formación académica obtenida mediante
el desarrollo de sus estudios para obtener el título de
médicos, lo cual comprende prácticas que en ningún caso
puede ser superficial. Tengan en cuenta ustedes que los
pacientes, en principio, siempre presumirán que ustedes
saben lo que hacen; no tendrán la prevención de que

177
ignoran los fundamentos de su formación para actuar
correctamente. Por tanto, serán ustedes y solo ustedes
quienes le podrán abrir interrogantes a su propio quehacer
profesional y sus pacientes percibirán esas falencias,
especialmente cuando se vean afectados por ellas.
Recuerden que no todos los médicos se gradúan
con calificaciones de excelencia, ni con honores ni con
tesis de grado laureadas o Cum Laude. Por tanto, de
esta realidad nace una obligación elemental que genera
responsabilidades: las áreas de la medicina en las cuales
no se alcanzó la excelencia, deben perfeccionarse
estudiándolas en profundidad para que en ninguna
circunstancia el médico mismo, por el solo hecho de
su precaria formación o su deficiente actualización
represente un riesgo para su paciente. En síntesis, todos los
médicos, teóricamente, deben ser buenos profesionales.
Los pacientes nunca indagarán por sus calificaciones
académicas; son ellos quienes saben si su presunta
sapiencia tiene cargas que para desvirtuarla pesen en
sus conciencias, pues de existir, estarían exponiéndose a
incurrir en errores.
El anterior es el pilar fundamental pero no suficiente
para sostener el andamiaje del trabajo médico. Deberá
estar rodeado de otros que le dan fortaleza y conforman
la cimentación total. Los enunciaré de forma general sin
entrar en los detalles:
La actualización médica permanente para que la
investigación científica y los adelantos técnicos no resulten
extraños en nuestro accionar profesional. Aun los médicos
especialistas en diferentes áreas de la medicina requieren
mantener actualizados sus conocimientos. Ningún médico
corre más peligros que un especialista desactualizado

178
porque la naturaleza misma de la especialización confiere
grados importantes de confianza en los pacientes, que el
profesional no puede permitir que se menoscaben por su
propio descuido en profundizar sobre la información más
actualizada.
Tener mucha claridad sobre los contenidos, alcances y
efectos de los principios médico-legales de la imprudencia,
la impericia, la negligencia y los mandamientos de la Lex
Artis, así como sobre los contenidos de las disposiciones
legales y éticas vigentes en cada país.
No presumir que se conocen cabalmente los
protocolos de acción médica y gestiones colaterales.
Preguntar siempre si existen actualizaciones o cambios
cuyo conocimiento constituya una previsión.
Todo lo anterior, cubierto por el ropaje de una muy
sólida relación médico paciente que presuponga una
verdadera compenetración de los dos grandes poderes
internos que genera esa mutua confianza: la conciencia
del médico y la del paciente, consolidando el saber
profesional con la esperanza del paciente fundada en su
clara intención de sanar y sanarse.
La medicina es hoy una profesión de altas exigencias
científico técnicas, vigilada, controlada y auditada por
organismos especializados de los distintos países, además
de reglada por disposiciones legales que muchas veces
nacen en los escritorios de los servidores públicos sin
anclaje en las realidades y complejidades del ejercicio
profesional de los médicos y valorada éticamente por
Tribunales competentes para profundizar sus actuaciones,
así como sujeta a las competencias judiciales en materia
civil, administrativa y penal, destinadas a establecer
responsabilidades en los distintos campos y a dictar

179
sentencias que pueden imponer condenas para fines
indemnizatorios que, además de las afectaciones
patrimoniales que comportan, pueden suspender a los
médicos en su ejercicio profesional, lo cual es ciertamente
una verdadera catástrofe para quien ha dedicado su
vida al noble ejercicio de proteger la salud y la vida
de las personas. La problemática grande aflora como
consecuencia de que los pacientes han tomado conciencia
de sus derechos y no están dispuestos a perdonar ningún
error que los afecte, venga de donde venga.
En los últimos tiempos los Tribunales de Justicia y
las altas Cortes en casi todos los países del mundo han
comenzado a incursionar y profundizar en el examen de los
diagnósticos médicos y las responsabilidades que emanan
de su adopción. Tal vez tengan razón en profundizar en
ese campo, porque el diagnóstico médico es la compuerta
que abre las posibilidades de la acción profesional. Si la
puerta que se abre para dar paso al quehacer médico es la
equivocada, el profesional necesariamente transitará por
un camino que puede conducir a un desastre que causará
daño a la medicina, los médicos y los pacientes.
Quiero, para dar una mayor dimensión y comprensión
a mi postura como catedrático, referirme a un caso
relacionado con una severa sentencia proferida por una
Corte Suprema de Justicia, relacionado con la necesaria
precisión de los diagnósticos cuando existe la posibilidad
de hacerla. Resumo la situación presentada, sin los
detalles del proceso en sus dos instancias previas antes de
que llegara a la Corte.

Después de una brillante y extensa carrera


profesional, un distinguido médico, especializado en

180
patología, fue condenado a diez meses de prisión y al
pago de una considerable suma de dinero a título de
indemnización en beneficio de una paciente a quien le
practicaron una mastectomía por presentar un cáncer de
seno que, en realidad, no tenía. La comunidad médica de
la ciudad en donde ocurrieron los hechos se pronunció en
contra del fallo que calificó de exagerado e injusto.
La Corte Suprema condenó al médico patólogo no
por una lectura equivocada de los exámenes médicos
que tuvo a su vista sino por la omisión de ordenar otro
examen y análisis que le permitiera tener mayor certeza
sobre la patología que afectaba a la paciente, al señalar
que el profesional comprometido no había adoptado las
medidas para evitar las consecuencias que originaron la
investigación (penal) sino que tras apreciar la vista al
microscopio, aplicar su propia experiencia y considerar
los antecedentes familiares de la paciente, se limitó a
diagnosticar el carcinoma. La Corte considero que, todo
ello, por sentido común, no le permite al médico que
actúa con previsión diagnosticar el cáncer sin practicar la
prueba de inmunohistoquímica, más aun cuando se sabe
que es difícil la distinción entre el carcinoma y la adenosis
esclerosante, por lo que la mayoría de las veces se recurre
a la prueba que el médico omitió.
El cirujano oncólogo que practicó la cirugía fue
separado del proceso yno condenado. El patólogo afectado
por el fallo lo fue por el delito de «deformidad física de
carácter permanente» que afectó a la denunciante.
El interrogante que surge frente al mencionado fallo
es si, en este caso, vista la experiencia del patólogo y los
antecedentes de la paciente, ¿podría existir un margen de
error por encontrarse dicho diagnóstico dentro del campo

181
de la racionalidad científica?
Sin que el caso haya ocurrido en Argentina, en
una Sentencia proferida por la Cámara Nacional de
Apelaciones de lo Civil en éste país, se dijo lo siguiente:
«La obligación de un médico que supone la emisión de un
diagnóstico patológico común basado en el análisis de un
tumor, es una obligación de resultado»
Lo anterior se aparta de las consideraciones
generales que con ustedes hemos hecho en el sentido
de que el ejercicio de la medicina, por regla general,
comporta obligaciones de medio y no de resultado. Por
ello los alerto a mantener de forma rigurosa actualizados
sus conocimientos, aun cuando lleguen ustedes a ser
especialistas en cualquier campo de la medicina.

De tiempo atrás el doctor Sanders se había interesado


en el estudio de los antecedentes de las enfermedades, las
percepciones de los enfermos y los fundamentos de un
buen diagnóstico médico.
Era insistente en sostener que la incertidumbre
en el campo de la medicina nace cuando fracasan los
esfuerzos por encontrar la verdad; por consiguiente, no
sólo se frustran en presencia de negligencia, imprudencia
o impericia médica sino también por efecto de una débil
relación médico – paciente que impide que salgan a flote
antecedentes, reacciones e informaciones que, muchas
veces, solo éste puede aportar y que son indispensables
para enrumbar exitosamente un tratamiento. Alertaba
a sus estudiantes para que fueran previsivos de esas
contingencias en su práctica profesional y les decía:

Las dificultades comienzan cuando el diagnóstico

182
del enfermo no es certero y el médico decide optar
por estructurarlo con algún grado de incertidumbre, la
mayoría de las veces como consecuencia del denominado
“diagnóstico diferencial” para cuya elaboración se
impone la necesidad de tener en cuenta los signos,
síntomas y manifestaciones del enfermo, así como las
pruebas o exámenes a él practicados, como comunes
a varias patologías. Optar por alguna de ellas para
establecer el diagnóstico es una decisión compleja por
las diversas consideraciones y distinciones rigurosas que
deben hacerse para identificar el cuadro en donde mejor
puedan enmarcarse las percepciones de la enfermedad y
la manera como estas impactan sobre el paciente. Pero
además de compleja, la decisión es difícil y se torna
peligrosa cuando el conocimiento profesional se pone a
prueba y en su interior el médico se siente inseguro de sus
capacidades o tiene dudas para hacer el examen valorativo
del caso, pues si con esa falencia procede el resultado de
su actuar no solo será temerario por estar reñido con la
ciencia sino, a todas luces, contrario a la ética profesional
como producto de la impericia. Deberá entonces tener en
cuenta que frente a las dudas nadie puede constreñirlo
para que adopte un diagnóstico que pudiera apartarse de
la verdad científica. El derecho al ejercicio de la libertad
profesional se impone pero, al tiempo, aunque parezca
paradójico, está no es absoluta para los fines del ejercicio
de la medicina, pues la condiciona la búsqueda de la
verdad.

Profesor: En ese complejo encuentro entre la


búsqueda de la verdad, las dudas y la libertad profesional,
¿qué nos recomienda usted? preguntó un estudiante.

183
No es fácil responder su pregunta de forma concreta
porque cada caso médico conforma un universo de
posibilidades de análisis de sus múltiples componentes,
pero con alcance general podría ser válido pensar que
cuando el hombre busca la verdad en cualquier campo y
en el camino que recorre tratando de encontrarla lo asaltan
las dudas, si siente la necesidad de persistir es porque sus
convicciones éticas han hecho presencia y, alimentado
por ellas, ha encontrado una auténtica libertad profesional
que lo impulsa a transitar por el camino correcto. Si
desfallece, habrá comenzado a ser víctima de los riesgos
de la incertidumbre frente a la cual los mandamientos de
las previsiones legales y la ética profesional son estrictos al
exigir enfrentarla con los recursos de la investigación que
estén a su alcance antes de hacer un diagnóstico diferencial.
Pero si el monstruo de la incertidumbre le causa miedo
y agobiado por las dudas resuelve hacer un diagnóstico
de impresión sin antes haber adelantado la búsqueda de
la verdad mediante una investigación apropiada que le
permita utilizar los recursos que la medicina pone a su
disposición, comenzará a ser visible la punta del icebeg
que en el mundo del derecho se denomina «mala práctica
médica»

Refiriéndose a la incertidumbre dentro del campo de


las relaciones entre la energía cuántica y la medicina, en
una reciente conferencia magistral suya había expuesto
unas tesis que ahora recordaba:
Cuando estaban desarrollándose las primeras
investigaciones sobre física cuántica en el siglo XX,
Werner Heisenberg, premio Nobel de Física en 1932,
expuso el “Principio de Incertidumbre”, fundamentándolo

184
en una relación de “indeterminación” que demuestra que
“es imposible medir simultáneamente de forma precisa la
posición y el momento lineal de una partícula”.
Me parece dijo que ésta conclusión indica que
una partícula cuántica podría estar al mismo tiempo en
distintas posiciones. Es decir que cuando tal posición
no se puede medir con precisión, necesariamente hay
incertidumbre sobre su localización.
El profesor Sanders consideraba que este mismo
principio podría aceptarse como válido, aunque ello es
controvertible, cuando los médicos, utilizando pruebas
de laboratorio y otros recursos de la moderna medicina
para apoyarse, no logran ubicar con claridad el soporte
de sus conclusiones para decidir sobre el diagnóstico
de una enfermedad, si se tiene en cuenta que todo ser
humano está formado de moléculas y éstas, a su vez, se
componen de átomos que están integrados por partículas
sub-atómicas cuya localización exacta y movimientos
lineales no se pueden precisar como una constante en el
tiempo. Es así como, probablemente, podrían originarse
algunos falsos positivos y falsos negativos, cuando en la
prueba la localización de los átomos sea importante.
Esto, podría fácilmente confundir a los más
sofisticados equipos que se utilizan para hacer pruebas de
apoyo para muchos diagnósticos.
Los estudiantes que lo escuchaban en el auditorio
de la Universidad se mostraron sorprendidos con
éstas afirmaciones; nunca antes habían oído hablar del
“Principio de Incertidumbre” y mucho menos de su
posible validez en el campo de la medicina. Parecían
sorprendidos. El profesor lo notó y para ahondar sobre la
materia, reafirmando lo expuesto, expresó:

185
 Como pueden ustedes darse cuenta, no siempre es
fácil encontrar la verdad; en este sentido, en el siguiente
texto que quiero que recordemos, Sir William Osler,
médico canadiense quien ha sido uno de los promotores
de la medicina moderna, después de haber permanecido
durante largos años al servicio del Johns Hopkins Hospital,
hasta alcanzar la categoría de Profesor Honorario, en
1905 se trasladó a la Universidad de Oxford en donde con
notables reconocimientos durante 14 años ocupó el cargo
de Profesor Real de Medicina, en conferencia que dictó
ante la Academia de Medicina de Nueva York manifestó:
(…) «la educación es «una preparación” para
reconocer que la verdad es difícil de conseguir, que los
errores deben ser admitidos, lamentados y, sobre todo,
que se debe aprender de ellos». La ciencia y el
humanismo no pueden evitar incidentes originados por
los errores; «Confíen tan poco como sea posible.» Los
riesgos de equivocarse no pueden ser separados de la
adquisición y aplicación del conocimiento. «Empiecen
con la convicción de que la verdad absoluta es difícil
de alcanzar en asuntos que se relacionan con nuestros
prójimos, sanos o enfermos, que las patinadas en la
observación son inevitables aun con las facultades
mejor entrenadas, que los errores de juicio ocurrirán en
la práctica de un arte que consiste esencialmente en
balancear las probabilidades.» (…) «El mejor doctor,
como el general exitoso, es el que se equivoca menos»44
(…) «La buena práctica clínica siempre es una
mezcla del arte de la incertidumbre con la ciencia de la
44 An. Fac. med. vol.76 no.1 Lima ene./mar. 2015 MEDICINA CENTRADA EN
LA PERSONA Recordando a Sir William Osler a 100 años de su
fallecimiento http://dx.doi.org/10.15381/anales.v76i1.11078

186
probabilidad».45

Luego, el profesor Sanders, explicó:


En el tratamiento de los enfermos la incertidumbre
pareciera que fuera inherente a la práctica médica. Las
decisiones médicas la generan en algunas ocasiones por
el convencimiento pleno de que están identificando con
certeza el diagnóstico y los medios adecuados para
combatir una enfermedad sin tener en cuenta las
particularidades propias de cada paciente y, en
consecuencia, las diferentes reacciones heterogéneas
exclusivas de los enfermos que pueden producir un
resultado inesperado o, en otras oportunidades, por
someter al azar la probabilidad de un diagnóstico.
Muchos ejemplos prácticos pero sorprendentes,
algunos de los cuales en otra oportunidad examinaremos,
ilustran sobre casos inesperados que, como consecuencia
de un diagnóstico impreciso, una valoración apresurada o
incompleta del enfermo o un pronóstico infundado, nos
muestran la cara de la incertidumbre médica.
Todos los cirujanos estamos expuestos a enfrentar
la incertidumbre que por todas partes aparece como un
fantasma que nos sigue persistentemente, pero no quiero
yo que mi vejez la alimente y la consienta.
Los estudiantes se dieron cuenta que, de pronto, su
talante había cambiado. Era notoria su mirada de tristeza
pero difíciles de adivinar las emociones que la producían.
Por primera vez le vieron tomarse un respiro para luego
expresar en tono sentimental la justificación de su actitud,
dando explicaciones que no le habían sido solicitadas.
 No se requiere de mucha perspicacia para que se
45 https://encolombia.com/medicina/personajes/william-osler

187
abran interrogantes al ejercicio quirúrgico de un hombre
anciano como yo. No descarto que ustedes puedan
haberlos formulado en el silencio de sus afectos.
A veces pienso que mi vida transcurre ahora
sosegadamente. Atrás he dejado los afanes, tal vez sea
porque ya no me preocupan las alturas que hacen duras
las jornadas, ni la búsqueda de más honores, pues los he
tenido casi todos, ni las vanidades de paso ni los egos
desbordados ni las frivolidades; claro, ahora ya no tengo
arrestos para subir cuestas empinadas y, si los tuviera,
las ganas me faltan.
Nuevamente hizo una prolongada pausa, respiró
rítmicamente; del bolsillo trasero de su pantalón sacó
un pañuelo blanco como la nieve, lo desdobló sin
afán, se quitó sus anteojos y desempaño los lentes
cuidadosamente mientras los observaba. Luego, guardó su
pañuelo arrugado, en uno de los bolsillos de su chaqueta,
recompuso su postura y prosiguió su disertación. Estaba
emocionado. Los estudiantes sabían bien que era uno de
los trucos que ocasionalmente utilizaba cuando sentía que
comenzaba a quebrársele la voz.
Tengo la sensación de que casi toda mi vida ha sido
como una película de ficción que ya pasó y no quisiera
volver a verla; me aburre el cine de repetición sobre
acontecimientos que estimularon mis viejas vanidades y
que ahora no tiene sentido revivir al recordarlas.
Pero en esa película hay vivencias que no se olvidan
nunca: los amores del alma que han sido de entrega total,
tolerantes, ciegos, incondicionales, bondadosos y tiernos
como los de mi esposa, mis hijos y mis nietos. También
el compartir con algunos pocos amigos que siempre han
estado ahí, de cerca o de lejos, desnudando su entereza,

188
brindando apoyos y disimulando mis defectos, sin esperar
nada en cambio
Solo esos amores, mis amigos y ustedes como mis
alumnos, me dejan un gran recuerdo. Rescató pues de
mi pasado y dejó a salvo del olvido el verdadero amor,
las amistades sin sombra, mis alumnos en la facultad de
medicina y el quirófano que ha sido como una especie de
altar en donde he oficiado casi toda mi vida para procurar
el bienestar de mis pacientes.
Distingo bien entre el olvido y la ingratitud. El
primero puede ser fruto del paso del tiempo porque la
memoria se torna frágil, pero la segunda pertenece al
espíritu y reside en la mente aunque así no lo percibamos
y viaja con nosotros aun después de la última parada
temporal. Fue por ello que Jesús de Nazaret, después de
haber curado 10 paralíticos y recibir el agradecimiento
de solo uno de ellos, visiblemente molesto preguntó:
«¿Acaso no fueron diez los curados? ¿Los otros nueve en
dónde están?»
Otros ires y venires, también acuden a mi memoria
en estos momentos en que anuncio mi retiro y se incrustan
en mi espíritu como un bálsamo que mitigó sinsabores y
calmo muchas de mis angustias juveniles: la templanza,
el honor y la dignidad; la satisfacción de haberme sentido
útil escrutando las múltiples circunvoluciones y surcos
del cerebro humano para que las vidas de mis pacientes
después de tantas cirugías que he practicado, pudieran
tener algún sentido.
Desde luego, en mis recuerdos estarán ustedes
todos con sus inquietudes intelectuales y sus afanes por
encontrar la verdad que en ocasiones se le envolata a la
ciencia.

189
El tiempo parece que rueda más fácil por terreno
plano en donde no existen obstáculos ni miedos, ni
ansiedad ni zozobra ni se precisa tratar de ser valientes.
Uno se da cuenta que ningún sentido tiene recordar
honores y derrotas cuando con ello nada aportamos a las
exigencias de la vejez que solo requieren paz, armonía y
un decoroso sustento compartido con amor.
Tengo la certidumbre de que ustedes han comenzado
a darse cuenta que en mi los achaques de la vejez irrumpen
sin previo aviso. Uno se sorprende cuando aparecen
porque no los espera. Es más, no sé si el miedo o la
confianza nos hacen pensar que se demorarán en aparecer.
Independientemente de nuestra postura mental, en el orden
del desarrollo biológico de los seres humanos; pareciera
existir para cada caso una programación inexorable que
debemos aceptar.
Me espera una vida austera que quiero vivir en calma
y sin pesares. Me alejaré poco a poco de las exigencias
de la neurocirugía y de la cátedra. Cumpliré mi deber
de practicar los procedimientos que ya se encuentran
programados y los que se hagan necesarios para los
pacientes que valore en el servicio de urgencias. Aceptaré
con humildad los designios Divinos y estaré presto y sin
angustia para continuar mi viaje hasta donde el tren de la
vida se detenga.
Mis grandes amigos y amigas de muchas partes del
mundo, católicos, musulmanes, cristianos, escépticos,
ateos, hedonistas, agnósticos, videntes, chamanes,
esotéricos, humildes, vanidosos, de espíritu libre, de vasta
cultura, de pocas letras, científicos, empíricos y muchos,
tal vez, huérfanos de espiritualidad, de quienes nada me
separa porque mi pensamiento no tiene talanqueras ni

190
cortapisas, cada uno, a su manera, me ha dado lecciones de
vida y yo he aprendido que cada día nos damos cuenta que
sabemos menos porque no perseveramos en la búsqueda
de la verdad y que no nos conocemos ni siquiera a
nosotros mismos. En muchas oportunidades ellos me han
socorrido con sus luces y, por ello, me resulta obligante
participarles, igual que a ustedes, del mensaje que recibí
hoy, precisamente cuando la nostalgia por el anuncio de
mi retiro me golpea. Un amigo de Beirut, en momentos
en que las dudas sobre mi difícil decisión profesional
me habían hecho prisionero y me mantenían absorto en
su penumbra, me hizo llegar el siguiente mensaje que
apareció en una esquina del monitor de mi ordenador:
«Solo Dios puede poner risas en tu boca y gritos de
alegría en tus labios. Cree en Él.» Yo creo ciertamente
que Él ayuda sin que sea necesario pedirle nada y que
mis amigos y ustedes se mantendrán cercanos, como
siempre.
Uno de los estudiantes se puso de pie, levantó una
de sus manos y le expresó en nombre del grupo sus
sentimientos de gratitud, diciéndole:
Todos esperamos que algún día podamos continuar
recibiendo el caudal de su sabiduría y todo el cúmulo de
las experiencias que distinguen su vida y lo han convertido
en un catedrático excepcional. Confiamos en que su retiro
de la cátedra sea producto de una íntima decisión suya y
no de ninguna otra consideración en el orden interno de
la Universidad.
El profesor Sanders, con una visible emoción que se
reflejaba en la luminosidad de su rostro, respondió:
He procedido consultando únicamente mi
autonomía personal. La libertad es una opción mental que
nos permite pensar o actuar siguiendo o no los dictados
191
de la consciencia. Pero, a su vez, ésta no es una camisa de
fuerza que constriña nuestro accionar; le deja a la mente
la tarea de estimular formas de pensar que identifican
una escogencia con la cual puedo inducir mis formas de
actuar.

Podemos serenar la mente pero no aquietarla. A


ella los planos de consciencia o inconsciencia le son
indiferentes. 46 La mente permite que en variados estados
o niveles de conciencia podamos haber elegido caminos
que nos llevaron a ser sabios, ignorantes, guerreros,
ricos, pobres, valientes, cobardes, delincuentes,
mezquinos, envidiosos, humildes, soberbios, de disipado
vivir o a disfrutar placeres desordenados, al tiempo que
en el estado de vigilia plena la consciencia recobra su
liderazgo y, cuando es clara y firme, elige sin dificultad;
pero si la mente traviesa la alimenta de conflictos y
resulta difícil decidir cuál es la mejor opción, el ejercicio
de las libertades puede llegar a convertirse en un proceso
complejo, pudiendo llegar a estar condicionadas por los
vaivenes en que la mente tal vez obliga a que maniobre la
consciencia. Hay quienes sienten vergüenza y miedo por
el uso de sus libertades en ciertos estados de consciencia,
47
pero ese no es mi caso.

Me parece que no debo ausentarme de la cátedra sin


dejar en sus manos un sentimiento de vida que participo
a ustedes en el documento que les entregaré al final.
Son las palabras del teólogo y espiritualista alemán

46 https://pt.scribd.com/doc/201426278/Metodos-Para-Analisis-de-Textos
47 https://edoc.site/chatterjee-parthala-nacion-en-tiempo-heteroge-
neo-4-pdf-free.html

192
Berth Hellinger, 48las cuales a modo de despedida quiero
hacerlas también mías:

«La vida te desilusiona para que dejes de vivir de


ilusiones y veas la realidad.
«La vida te destruye todo lo superfluo, hasta que
queda solo lo importante.
«La vida no te deja en paz, para que dejes de
pelearte, y aceptes todo lo que es.
«La vida te retira lo que tienes, hasta que dejas de
quejarte y agradeces.
«La vida te envía personas conflictivas para que
sanes y dejes de reflejar afuera lo que tienes
adentro.»
«La vida deja que te caigas una y otra vez, hasta
que te decides a aprender la lección.
«La vida te saca del camino y te presenta
encrucijadas, hasta que dejas de querer controlar y
fluyes como río.
«La vida te pone enemigos en el camino, hasta que
dejas de “reaccionar”.
«La vida te asusta y sobresalta todas las veces que
sean necesarias, hasta que pierdes el miedo y recobras
tu fe.»
«La vida te quita el amor verdadero, no te lo concede
ni permite, hasta que dejas de intentar comprarlo con
baratijas.»
«La vida te aleja de las personas que amas, hasta
que comprendes que no somos este cuerpo, sino el
alma que él contiene.
«La vida se ríe de ti tantas veces, hasta que dejas de
tomarte todo tan en serio y te ríes de ti mismo.
«La vida te rompe y te quiebra en tantas partes
como sean necesarias para que por allí penetre la luz.»
«La vida te enfrenta con rebeldes, hasta que dejas
de tratar de controlar.
«La vida te repite el mismo mensaje, incluso con
48 https://escueladelafelicidad.org/2018/12/09/berth-hellinger-la-vida-te-
desilusiona-para-que-dejes-de-vivir-de-ilusiones-y-veas-la-realidad/

193
gritos y bofetadas, hasta que por fin escuchas.
«La vida te envía rayos y tormentas, para que
despiertes.
«La vida te humilla y derrota una y otra vez hasta
que decides dejar morir tu EGO.
«La vida te niega los bienes y la grandeza hasta
que dejas de querer bienes y grandeza y comienzas a
servir»
«La vida te corta las alas y te poda las raíces, hasta
que no necesitas ni alas ni raíces, sino solo desaparecer
en las formas y volar desde el Ser.
«La vida te niega los milagros, hasta que
comprendes que todo es un milagro.»
«La vida te acorta el tiempo, para que te apures en
aprender a vivir.»
«La vida te ridiculiza hasta que te vuelves nada,
hasta que te haces nadie, y así te conviertes en todo.»
«La vida no te da lo que quieres, sino lo que necesitas
para evolucionar.
«La vida te lastima, te hiere, te atormenta, hasta que
dejas tus caprichos y berrinches y agradeces respirar.»
«La vida te oculta los tesoros, hasta que emprendes
el viaje, hasta que sales a buscarlos.»
«.La vida te niega a Dios, hasta que lo ves en todos
y en todo.»
«La vida te acorta, te poda, te quita, te rompe, te
desilusiona, te agrieta, hasta que solo en ti queda
AMOR.»

194
8
LA AUSENCIA INESPERADA
DEL PROFESOR SANDERS.
Cuando la sabiduría deja de hacer presencia

Por primera vez en su ya larga vida como catedrático


en la Facultad de Medicina de la Universidad de Alta
York, el doctor Anthon Sanders no había concurrido
puntualmente al aula de clases. Los estudiantes estaban
sorprendidos y extrañados.
Alguna situación imprevista debió habérsele
presentado. Han pasado ya veinte minutos y no llega;
confiemos en que no sea nada preocupante. Por lo
pronto, debemos avisar a la secretaria de la Decanatura
propuso alarmada una estudiante.
El tiempo corría apresuradamente. Los estados de
angustia aceleran no solo los latidos del corazón sino
también las formas de pensar y actuar. Las reflexiones
negativas parecen surgir más rápidamente, al paso que
las positivas, más cautas, se asientan sobre la calma y
encuentran caminos para salir de ese estado de agonía
mental.

Pasado un corto lapso, el coordinador académico de


la Facultad se presentó ante los estudiantes y les dijo:
El doctor Sanders ha tenido un percance de
salud; fue hospitalizado en la tarde del día de ayer, pero
no conocemos aun que ocurrió ni como se encuentra.

195
Avisaremos a ustedes cuando el profesor pueda y decida
reanudar su cátedra; mientras tanto le asignaremos un
reemplazo.
Confiemos en que las palabras del profesor hace
quince días en la cátedra de ética médica no hayan sido
premonitorias manifestó compungida otra estudiante y
justificó su preocupación recordando:
Nunca, como en el día de su disertación sobre la
oportunidad para la toma de decisiones de significación
en la vida, se le vio tan insistente en advertirnos después
de hablarnos de las enfermedades como una de las
causas de retiro del ejercicio profesional, sin que nos
hubiera manifestado que se encontrara enfermo sobre la
importancia que tiene saber elegir el momento del retiro.
Recuerdo que fue explícito en hacernos saber que creía
que esa decisión comportaba no solo un acto de profunda
responsabilidad ética sino también una manifestación de
valor, inteligencia y respeto por la profesión. Me parece
ver su rostro entristecido cuando nos dijo que el momento
de su retiro había llegado y que no debía esperar a que
una mala hora lo asaltara.
Apenas comenzando a digerir la noticia, los
estudiantes apesadumbrados recordaron la forma como
exponía complicados temas médico científicos,
haciéndolos de fácil comprensión gracias al magnetismo
casi mágico que imprimía a sus palabras de forma que,
casi siempre, los cautivaba y atrapaba. Se preguntaban si
en la Facultad alguien podría tener los conocimientos, la
cultura y el talante para reemplazarlo.
Buscando motivos para validar su turbación,
recordaron que en la clase anterior él les había enseñado
que para que la medicina pudiera ser considerada como

196
ciencia y arte, su estudio comportaba el conocimiento
del hombre interactuando con el medio y utilizando los
recursos que a su paso encontraba, no solo para subsistir
utilizando los elementos de la naturaleza sino también
para enfrentar múltiples desafíos, vencerlos y sobrevivir.
Fue así como se encontró con la necesidad de agudizar
su ingenio para poder subsistir, elaborando instrumentos
para su defensa personal, la caza y la pesca, al tiempo que
buscando recursos para protegerse de las enfermedades
les había dicho.
Muchos episodios de su cátedra se estaban
agolpando ahora en la memoria de todos. Sus palabras les
habían hecho entender que el calificativo de la medicina
como arte no es, pues, gratuito sino conquistado por el
esfuerzo, la inteligencia y el ingenio del hombre en su
lucha constante por recorrer el empinado ascenso que lo
ha traído hasta nuestro presente.
Él sabía que la neurocirugía es una simbiosis
armónica del conocimiento científico y el arte más puro
que cualquier persona pueda imaginar. El día que anunció
su retiro como neurocirujano, con una emoción que
revelaba sentimientos muy profundos que se delataban
por su voz entrecortada, les dijo emocionado:
Para incursionar por el cerebro humano,
además de una depurada formación científico técnica se
requiere de un ánimo sereno que proviene de una gran
paz espiritual; así, la búsqueda y localización del daño o
afección cerebral del paciente se lleva a cabo sin
premura, con la seguridad que nace de estar recorriendo
caminos conocidos en donde podemos encontrar lo
previsto y también lo inesperado. Cuando ello ocurre, se
amalgaman en una sola acción el saber científico y el

197
delicado manejo del bisturí electrónico o computarizado,
conjuntamente con todos los demás recursos y apoyos
que puedan requerirse en ese momento dramático y vital,
según sea el caso; emerge entonces el arte de salvar
vidas. Con seguridad serán requeridas delicadas
manipulaciones que exijan una motricidad muy fina o un
sentido riguroso de las previsiones. El cerebro del cirujano
tiene almacenados los recursos, pero el pensamiento y las
acciones no pueden ser entorpecidas por las emociones.
A cada instante deberá recordar que es un simple mortal
convertido en instrumento idóneo de la medicina y la
ciencia, pero que no está por encima de ninguna de las
dos, ni mucho menos del poder de la Divinidad.

Gracias a sus maravillosos conocimientos, le había


dado un lugar al arte médico al afirmar:
Si nos atenemos a la historia de la evolución
humana, el arte apareció primero que la ciencia. Lo
comprenderán cabalmente ustedes si algún día visitan en
la Cantabria española la población de Santillana del
Mar y suben la colina hasta encontrar Las Cuevas de
Altamira en donde, seguramente con asombro, sus
miradas recorrerán grandiosas manifestaciones del arte
paleolítico y sus mentes darán un grandioso valor a la
imaginación, el impulso de las ideas, la utilización de los
recursos para obtener colorantes duraderos y la
motricidad del hombre primitivo para reflejar su
pensamiento y sus percepciones en esas manifestaciones.
Allí encontrarán, distribuidas a lo largo de la cueva,
especialmente al final, el lugar de los Policromos el cual
ingeniosamente ha sido mencionado como La Capilla
Sixtina del Arte Cuaternario. Se cautivarán ustedes con

198
el gran número de ciervos grabados, caballos y extraños
signos o símbolos. En esas maravillosas cuevas hay
manifestaciones de diferentes épocas, siendo las más
antiguas, según los expertos, las clasificadas como del
Solutrense Superior al Magdalenense Arcaico y las
policromías del 14.500 antes de nuestra era. El hombre
primero se dispuso para el arte sin saber que algún día su
primaria sensibilidad artística, de tanta significación en
las pinturas de las Cuevas de Altamira, sería manifiesta
conjuntamente con la ciencia en el campo de la medicina.
De alguna manera, ese conocimiento adquirido por
la necesidad ha evolucionado y se ha perfeccionado a tal
punto que ustedes podrán identificar en el maravilloso
recorrido del hombre, desde entonces hasta ahora,
muchos logros que seguramente se reflejarán en sus
mentes al realizar exigentes cirugías previamente
proyectadas con el auxilio del arte.. Guardadas las
descomunales distancias existentes, la perspectiva ha
cambiado: ahora el arte se funde con la ciencia. Tenemos
la obligación de ser al mismo tiempo científicos y
cultores del arte de la medicina.
A todos les parecía imposible que pudieran estar
pensando que es acatarata de conocimientos, advertencias
y consejos pudiera llegar a perder su caudal y dejara de
resonar su caída acompasada.

¿Qué pudo haberle ocurrido? preguntó el


estudiante monitor de cirugía y el mismo se respondió:
No creo que hubiera sido una enfermedad
progresiva que lo hubiera afectado dada su edad. Lo
hubiéramos percibido con facilidad al menos que pudiera
ser una patología oculta y grave. Por exclusión debió

199
haberle ocurrido un accidente. No tenemos alternativa
distinta que esperar y confiar en que nada grave le haya
afectado.
Ese era su estilo y su forma de exponer; hilaba con
facilidad la historia y la filosofía para elaborar una
compacta madeja de enseñanzas. Esas recientes
expresiones tan elocuentes por percibirse en ellas el
convencimiento de un investigador nato, retumbaban
ahora en los oídos de los estudiantes como si estuvieran
absortos escuchándolas mientras observaban su
peripatético andar.
Un nuevo catedrático significaría un repentino
cambio de estilo y otra forma de exponer los contenidos
de la cátedra; eso sería como un salto mortal que a
todos afectaría manifestó otro estudiante.

Una sorprendente reacción profesional.

El día anterior el neurocirujano había estado de


turno en el Hospital como especialista de disponibilidad
y había practicado una delicada cirugía para él
rutinaria a una joven deportista de bicicross.

200
9
LA DEPORTISTA ACCIDENTADA Y SU
DIAGNÓSTICO
Una compleja decisión médico quirúrgica

Desde dos días antes de la competencia de bicicross,


había estado lloviendo torrencialmente. Los jueces de la
carrera estuvieron a punto de suspenderla por el estado
de la pista en algunos de sus tramos, especialmente en las
curvas de altura después de una recta. Las condiciones
meteorológicas preocupaban a todos los competidores.
Uno de ellos solicitó a los jueces comisionados
reconsiderar su decisión de no aplazar la competencia
deportiva. El presidente de la comisión respondió:
La carrera ha sido programada con sujeción estricta
al reglamento y teniendo en cuenta las condiciones
meteorológicas.
El deportista, contrariado, replicó:
Aunque en la primera recta el ancho de la pista
tiene una anchura mínima reglamentaria que para
competencias de alto rendimiento es de 8.00 metros, por
la lluvia persistente no ha alcanzado a tener un drenaje
suficiente y, así, el agarre de las llantas de las bicicletas no
es seguro como para impedir el riesgo de deslizamientos
y accidentes cuando el grupo no alcanza a disgregarse
para tener holgura de maniobrabilidad al llegar con
mucha velocidad a la primera curva y luego iniciar un
descenso. Una pista en estas condiciones dificulta a los

201
bicicrossistas, aglomerados, disgregarse adecuadamente
para tomar la curva.
La deportista de dieciocho años, dadas las malas
condiciones de la pista, había sufrido un percance al
descender a gran velocidad por una de sus pendientes y
perder el equilibrio al contactar con el codo de su brazo
derecho a otra bicicrossista. Estaba compitiendo por una
posición que le diera la clasificación para una competencia
continental. En la práctica de cualquier deporte de
velocidad el más mínimo roce entre los competidores
generalmente ocasiona graves accidentes.
Las dos deportistas fueron despedidas
estrepitosamente de sus bicicletas. Después de rodar
varios metros por el suelo, Charlotte se levantó ilesa de la
resbaladiza pista, pero Geraldine no tuvo la misma suerte.
En su casco de protección era visible una abolladura
profunda. Había recibido un fuerte golpe al chocar con el
filo de uno de los postes de la baranda de separación del
público. No intentaba moverse; parecía haber sufrido un
desmayo porque se percibía su respiración.
Dos inspectores de la competencia llegaron
presurosos con una camilla para auxiliarla.
Debemos trasladarla prontamente a la Carpa de
Primeros Auxilios dijo uno de ellos.
¡No la toquen!, podría ser peligroso; no sabemos
que lesiones haya sufrido. les advirtió Charlotte.
¡Mejor llamen pronto una ambulancia! Informen que
se trata de una emergencia y que la deportista accidentada
requiere atención médica; esto puede ser grave y para
trasladarla es posible que requiera inmovilización. les
suplicó, alarmada.
Los inspectores comprendieron que el caso era muy

202
delicado y se comunicaron de inmediato por radioteléfono
con la Carpa de Primeros Auxilios; solicitaron con
urgencia una ambulancia medicalizada con apoyo de
enfermería.

Tenemos un accidente grave con una paciente


inconsciente y, al parecer, con trauma importante de
cabeza. informó uno de ellos.
De inmediato fue atendido el llamado. La ambulancia
se puso en marcha y a los pocos minutos arribó al lugar
del accidente. Un médico general y una enfermera
procedieron a la valoración inicial de Geraldine.
Para conocer los antecedentes del caso el médico
preguntó:
¿Cuánto tiempo hace que ocurrió el accidente?
Aproximadamente veinte minutos contestó
Charlotte.
¿Ha dicho algo, se ha quejado, se ha movido o
alguien ha tratado de levantarla?
 Ha permanecido como usted la ve. Yo no he
permitido que la toquen. Estábamos esperando su llegada
para colocarle una almohada bajo la cabeza.
Menos mal que no lo hicieron. Si movemos su
cuello podríamos causarle daños adicionales a los que
pudiera haber recibido. Su cabeza debe permanecer en la
posición en que se encuentra.
Dirigiéndose a Charlotte el médico le dijo:
Veo, por su traje deportivo yel casco que tiene bajo el
brazo, que es usted una de las competidoras. Necesitamos
de su ayuda para que con muchísimo cuidado podamos
retirar del casco de su compañera el visor ahumado para
proceder a examinar sus pupilas.

203
No es posible doctor. respondió Charlotte. No
es un visor de quitar y poner. En este tipo de cascos
profesionales de fibra de carbono el visor es pivotante, lo
cual permite que se desplace hacia arriba para descubrir
una parte de la cara y establecer en cualquier momento
una visión directa sin protección. Desafortunadamente,
en la caída resultó averiado el sistema de escualización
por cremallera del visor; intentar retirarlo manualmente
implica movimientos bruscos en el casco.
El médico entendió y asintió sin pronunciar
palabra; deslizó las manos sobre su cabello en actitud
de impotencia y agilizó su trabajo. Cuando se disponía
a examinar los miembros de la paciente para constatar
o descartar fracturas u otras lesiones, un hombre y una
mujer llegaron al lugar; acababan de descender de un
lujoso automóvil de alta gama. Preguntaron por el médico
a cargo. En la expresión de sus rostros eran visibles la
angustia y los nervios. Intentaron abalanzarse sobre el
cuerpo de Geraldine tendido en el suelo, pero el médico y
la enfermera se lo impidieron.  Moverla puede causarle
daño, les advirtieron.
Somos los padres de Geraldine, la niña accidentada.
Queremos saber cuál es su estado. dijo la madre.
Tuvo un accidente al iniciarse la competencia de
bicicross. Ha perdido el conocimiento pero su frecuencia
respiratoria se encuentra dentro de un rango aceptable;
su sistema cardiovascular está respondiendo, la presión
arterial se encuentra un poco baja; hizo un episodio de
taquicardia que ya superó. No hemos podido identificar
los signos para evaluar su estado neurológico inicial
originado en el trauma sufrido en la cabeza, porque el
casco de protección nos lo ha impedido; en este momento

204
no se debe intentar retirárselo, ni se puede examinar
la reacción de sus pupilas a la luz y, por su estado de
inconsciencia, ignoramos si presenta amnesia, confusión,
dolor de cabeza, incapacidad, dificultad para hablar,
mareo o parálisis de alguna parte del cuerpo.
Un accidente como este puede causar daños severos
si el casco de protección de su cabeza no fue suficiente
para evitarlos. Tengo el deber legal y ético de informar a
ustedes que este tipo de traumas suelen comportar riesgos
imprevisibles que pueden llegar a manifestarse de forma
grave que afecte su salud con múltiples consecuencias,
desde tipos diversos de discapacidad hasta la propia
muerte. Si hay lesiones directas del encéfalo o de las
meninges, podría presentarse un deterioro en el
funcionamiento del cerebro cuyas consecuencias no
conocemos. Les manifestó el médico.
Lo urgente es llevarla prontamente al servicio de
urgencias de una Clínica de tercer nivel o al Hospital
Anthon Sanders que es el más cercano; no es aconsejable
conducirla a un servicio de primeros auxilios; se retardaría
su atención oportuna y no se lograrían evitar los daños
secundarios que generalmente se presentan cuando el
accidentado no recibe atención neurológica especializada.
Es importante que el cerebro se mantenga oxigenado y
que si hay alguna hemorragia pueda ser controlada antes
de que se produzcan daños irreversibles.
Un neurocirujano tendrá que determinar si el trauma
que sufrió la paciente le ha causado algún daño en el
cerebro, el cerebelo o en el tallo encefálico. Tengamos
confianza en que la niña pueda recuperarse y que cualquier
lesión que tenga pueda ser tratada.
Utilizando las técnicas adecuadas para el transporte

205
de accidentados inconscientes, Geraldine fue inmovilizada
y trasladada a la camilla de la ambulancia con la ayuda
de Charlotte, la enfermera y otras dos personas. En el
momento en que intentaron subirla en la camilla a la
ambulancia, la paciente reaccionó, recobró la conciencia,
dijo inicialmente palabras incoherentes, pero luego:
¿En dónde estoy? ¿en dónde estoy  repitiéndolas con
insistencia mientras volvía del desmayo.
Tenga calma. No tenga miedo. Todo está bien.
Sufrió un accidente en la competencia de bicicross pero
ya vamos a trasladarla al Hospital para que la examinen.
Le manifestó la enfermera tomándola de la mano para
inspirarle confianza.
No quiero que me lleven detenida; no he atropellado
a nadie. manifestó, haciendo evidente su estado de
confusión.

La ambulancia encendió la sirena e inició su


recorrido hacia el Hospital. Su ensordecedor sonido
hacía más dramática la situación. El médico y la
enfermera, en silencio, cruzaron sus miradas en gestos
desesperanzadores. Aunque habían visto fallecer muchos
pacientes en similares circunstancias mirando a la
joven tendida inmóvil en la camilla para ellos era fácil
adivinar las metas que como deportista se habría trazado
al momento de tomar la partida. La ansiedad vivida en
ese momento en que todo está ganado y nada perdido,
cuando sus ganas de luchar y triunfar seguramente
agobiaban sus pensamientos. Sabiéndola una deportista
de alta competición, era impresionante verla en ese estado
de indefensión, ataviada con el colorido uniforme usual
para competir en el que resaltaban las insignias y logos de

206
marca de las entidades que la patrocinaban, con el casco
de protección aun cubriendo su cabeza, pero vencida
como una guerrera que pierde su espada antes de alcanzar
a disputar la gloria.
«Las ilusiones solo necesitan de un instante
para desvanecerse» pensó la enfermera reflejando el
pesimismo en su rostro.

Una brusca frenada detuvo la ambulancia para no


atropellar un peatón que imprudentemente quiso atravesar
la calzada por fuera de la zona de seguridad.
Hay quienes en las urgencias del diario vivir
confunden la diligencia con los afanes temerarios. dijo
el médico a la enfermera.
Era la segunda conmoción que afectaba a Geraldine
en un corto lapso. Sus acompañantes fueron desplazados
a la parte trasera del vehículo. Como la camilla estaba
anclada al piso, el impacto que recayó sobre su cuerpo lo
removió con fuerza horizontalmente hacia atrás sin que lo
desalojara de la camilla.
Debemos anotar este incidente en la Historia Clínica
del traslado. No sabemos qué consecuencias dañosas para
la paciente pueda haber tenido este impacto. manifestó
el médico a la enfermera, molesto y preocupado.

Cuando la ambulancia que transportaba a Geraldine


se aproximaba al Hospital, la enfermera, conocedora de las
dificultades de acceso aun para pacientes graves, sugirió
al médico: Procuremos un ingreso directo de la paciente
a hospitalización para evitar los trámites del servicio de
urgencias. Su delicada condición así lo permite.
La condición crítica de la paciente la libró de un

207
deprimente paso por el servicio de urgencias del Hospital
público al que acababa de llegar, bien distinto del que se
presta en las clínicas que atienden cotizantes especiales
por tener coberturas complementarias de la seguridad
social.
La ambulancia que transportaba a Geraldine había
llegado al servicio de urgencias de un “hospital de
guerra.” Al mismo tiempo arribaron también sus padres
acompañados de Charlotte. La deportista, por su gravísimo
estado, no requería ser valorada por el Triage. Su caso era
una Urgencia Vital.
El médico de la ambulancia informó al Jefe de
Urgencias sobre los antecedentes de la paciente y le
entregó una copia de la Historia Clínica del traslado. En
ese momento estaban presentes los padres de Geraldine.
Les hizo saber que para hacer un diagnóstico integral
del caso, dado que no se podía remover manualmente el
casco de protección que resultó abollado en el accidente,
solicitaría de inmediato la orden de trasladarla a un
quirófano para poder separarlo de su cabeza utilizando una
sierra eléctrica apropiada bajo la dirección y observación
de un neurocirujano.
Está de turno el doctor Anthon Sanders. Ella
queda en las manos más expertas. Les dijo el médico de
urgencias para tratar de tranquilizarlos.
En el quirófano, el neurocirujano y el residente de
último año de neurocirugía esperaban el traslado de la
paciente; era la primera vez que éste en ejercicio de su
profesión utilizando una sierra eléctrica debía retirar
un casco de protección de la cabeza de una paciente
deportista. Antes de comenzar, el doctor Sanders lo
instruyó:

208
Estimo prudente que de inmediato nos
comuniquemos con la casa fabricante o distribuidora del
casco de protección que debemos retirar, con el fin de
conocer con exactitud el espesor y sus componentes de
amortiguación; en la sala de espera están los padres de la
paciente, ellos pueden informarnos los datos necesarios
para que rápidamente lo identifiquen en la agencia
distribuidora o almacén deportivo en donde fue comprado.
En el momento en que el médico residente contactó
a los padres de Geraldine y les solicitó los datos que
requería para averiguar por las características del casco
que debía retirar de su cabeza, Charlotte interrumpió para
decir:
Mi casco de bisicross es exactamente igual al de
Geraldine. Son de los que brindan mayor protección
en casos de accidentes. El material de fabricación de la
carcasa y el bucal es fibra de carbono. En su interior tiene
un revestimiento de distintos materiales técnicamente
dispuestos para distribuir los impactos que reciba y tiene
protector cervical. El visor es de poliuretano, pivotante
con mecanismo de cremallera. No conozco el dato en
milímetros del espesor medido desde el exterior del casco
hasta el punto del revestimiento que hace contacto con la
cabeza, pero tengo el mío aquí y puedo facilitarlo para
que usted mismo haga las mediciones necesarias.
Establecido con precisión el espesor del casco,
más un margen de seguridad de 2 mm., se hicieron los
ajustes de protección en la sierra quirúrgica a fin de que
la profundidad del corte fuera constante a lo largo de su
trayecto, sin peligro de contacto con el cuero cabelludo.
El doctor Sanders solicitó a la paciente mantener
cerrados los ojos permanentemente hasta cuando se le

209
indicara que podía abrirlos.

No va a correr ningún peligro, procure estar


tranquila, vamos a proceder a retirar el casco dividiéndolo
en dos partes para evitar cualquier daño en su cerebro
causado por la manipulación que tendríamos que hacer
si quisiéramos intentar retirarlo manualmente. Luego
de esto podremos hacer un diagnóstico integral de su
caso, incluyendo un procedimiento de Tomografía
Axial Computarizada de cerebro TAC. Si ésta no fuere
concluyente para fines diagnósticos, ordenaré una
Resonancia Magnética Nuclear. le explicó a la paciente,
de igual forma que minutos antes lo había hecho a sus
padres en la sala de espera.
El corte debe iniciarse en el borde del protector
cervical y en línea divisoria continua terminar en el borde
inferior del bucal. Como el visor pivotante no fue posible
retirarlo manualmente por haberse averiado la cremallera
que permite su escualización,  antes de realizar este
procedimiento debemos proteger los ojos de la paciente
para que no reciban el polvillo que se desprenderá al cortar
el poliuretano, pasando por debajo del visor una lámina
delgada de plástico. Deberá usted tener mucho cuidado
porque la sierra solo debe incidir en esta parte de forma
muy superficial le advirtió al residente de neurocirugía.
El procedimiento se desarrolló con estricta sujeción
a las instrucciones del doctor Sanders. Las dos partes
del casco fueron separadas sin ninguna dificultad. No
se observó sangrado en la parte exterior del cráneo de la
paciente.
Por fortuna no se evidencia clínicamente fractura
de cráneo ni lesión penetrante, a pesar de la abolladura

210
que pudimos ver en el casco protector. Tampoco hay
lesión de columna cervical ni fracturas en ninguna otra
parte. Presenta buena movilidad de miembros superiores
e inferiores. Los protectores de codos y rodillas hicieron
un buen trabajo. dijo con satisfacción el doctor Sanders.

El neurocirujano se apresuró a tomar los signos


vitales de Geraldine, iniciando así una evaluación
integral de su condición clínico patológica; encontró
el pulso, la frecuencia respiratoria y la saturación de
oxígeno dentro de rangos de normalidad pero la tensión
arterial con tendencia a la baja. Los reflejos respondieron
adecuadamente.
La valoración neurológica resultó preocupante. La
dilatación de las pupilas y sus reacciones a la luz brillante
le indicaron al médico la existencia de una afección
neurológica cuya causa debía investigarse de inmediato.
La paciente podía abrir los ojos cuando el médico se lo
solicitaba verbalmente. Aunque un poco desorientada en
el tiempo, podía hablar de forma coherente, especialmente
para responder a las preguntas del médico; al parecer
había superado el estado de confusión que presentaba
anteriormente. Movía los brazos y las piernas para
responder estímulos; cuando sintió cosquillas en la planta
de su pie derecho, de inmediato lo retiró y se quejó cuando
el médico pellizcó una de sus manos.
El doctor Sanders anotó en la Historia Clínica de la
paciente los datos de la evaluación. El Glasgow, que es
una escala de 1 a 15 para valorar el nivel de conciencia
de un paciente dentro del conjunto de respuestas verbales,
motoras y de apertura de ojos, se encontraba en 10/15.
Ordenó, con urgencia extrema, la práctica de una

211
Tomografía Axial Computarizada de Cerebro TAC y la
convocatoria y disponibilidad del grupo quirúrgico para
una posible intervención de urgencia. Telefónicamente
se comunicó con el coordinador de cirugía y le solicitó
preparar el microscopio para cirugía de cerebro, revisar
los datos de su mantenimiento preventivo y todos los
requerimientos técnicos y de monitoreo para operar a
Geraldine en cualquier momento.
Me temo le dijo que la paciente pueda estar
afectada por una hemorragia causada por el trauma y
seguramente encontraremos un hematoma. La abolladura
de su casco de protección indica que el trauma recibido
por ella debió ser muy fuerte; de todas maneras el TAC nos
dirá la última palabra. Voy a dar la información pertinente
a sus padres; ellos están en la sala de espera seguramente
muy ansiosos.
Los padres de Geraldine, cuando vieron al doctor
Sanders, se levantaron presurosos de sus sillas y fueron
a su encuentro.
¿Cómo está la niña? le dijo la madre muy
angustiada.
Les explicaré en detalle, manifestó el médico en
actitud afectuosa y agregó:
En este momento la están trasladando al área de
escanografías para practicarle un TAC de cerebro. Este
examen nos permitirá conocer, mediante imágenes
de cortes trasversales de la cabeza y el cerebro, si
hay fracturas, hematomas, edema del tejido cerebral,
hemorragias o contusiones y, además, su localización.
El casco de protección de la deportista fue retirado sin
ningún problema después de dividirlo en dos partes con
una sierra eléctrica especial para estos casos.

212
Clínicamente no encontré fractura de cráneo, pero
debemos esperar los resultados del examen. Geraldine
no ha presentado convulsiones, vomito ni náuseas; sus
extremidades se encuentran bien, coordina adecuadamente
y el estado de confusión que se manifestó inicialmente
ha desaparecido por completo. Su estado, en principio,
es alentador, pero como presentó dilatación de ambas
pupilas como respuesta a la luz brillante, no sabemos
si pueda existir una contusión severa, edema cerebral o
rotura de vasos sanguíneos.
Los padres de Geraldine quedaron perplejos. Se
miraron en silencio y luego se tomaron por las manos.
La franqueza y objetividad del doctor Sanders los había
dejado atónitos. El estado de la deportista era alentador
pero el pronóstico incierto.

El diagnóstico médico.

Presuroso, el doctor Sanders solicitó a la enfermera


que lo acompañaba el documento sobre consentimiento
informado previo a una neurocirugía de cerebro. Explicó
a los padres de Geraldine que después de las amplias
informaciones que les había trasmitido tenían el derecho
a expresar sus dudas y pedir aclaraciones o ampliaciones
sobre su contenido antes de manifestar sus opiniones
sobre la cirugía de elección en caso de que los resultados
de la Tomografía Axial Computarizada de cerebro TAC
revelaran la existencia de hematomas, sangrados dentro o
alrededor del cerebro u otro tipo de daño que únicamente
pudiera ser tratado con cirugía.
En este documento les dijo lo más relevante es
que ustedes sean conscientes de que la medicina no es

213
una ciencia exacta y que, como neurocirujano, desde el
punto de vista científico y ético no les puedo garantizar
los resultados exitosos de la intervención. Una vez que se
conozca la lectura de la Tomografía Axial Computarizada,
daré a conocer a ustedes mi diagnóstico, el plan quirúrgico
y las alternativas existentes, si acaso las hubiere. Tengan
ustedes en cuenta que les estoy dando esta información
por su condición de padres de Geraldine, siendo así
consecuente con mi costumbre de procurar obtener
consensos familiares en casos de tanta delicadeza como
este, pero no porque tenga la obligación legal de hacerlo,
pues la paciente es mayor de edad, está en pleno uso de
sus facultades mentales y puede decidir autónomamente
sobre el consentimiento específico para los fines del
procedimiento quirúrgico a que haya lugar. A Geraldine
ya le he dado las explicaciones pertinentes.
Después del estado de confusión que presentó hace
apenas pocos momentos, ¿podemos tener seguridad de
que se encuentra razonando plenamente, sin restricciones
de su condición psíquica y que su discernimiento sobre
lo que consienta o no, sea confiable para usted como
cirujano? preguntó con preocupación el padre de la
deportista.

Creo estar seguro de que se recuperó plenamente de


su episodio de confusión, pero frente a su preocupación,
confirmaré con el médico psiquiatra de turno su capacidad
decisoria con respecto a la intervención que corresponda
de acuerdo con los resultados del TAC.

Por el altavoz se escuchó en tres ocasiones una alerta


de llamado:

214
Dr. Anthon Sanders se le requiere en el área de
Tomografías.
Todos en la sala de espera escucharon el llamado. El
doctor Sanders se excusó y les manifestó: Es probable
que ya tengamos los resultados del TAC. Confiemos en
que sean los mejores.
El Jefe de Radiología le entregó al neurocirujano los
resultados de la Tomografía de cerebro al tiempo que le
manifestó:
Tenemos una sorpresa: el TAC revela lo que parece
ser un aneurisma congénito de hallazgo incidental, pero
es usted quien finalmente determina su origen.
En el reporte del TAC cerebral aparecía:
“1. Contusión cerrada de cráneo con hematoma
subdural en el tejido cerebral producto de la ruptura de
vasos sanguíneos en relación directa con el antecedente
de fuerte trauma recibido en el accidente deportivo que
sufrió la paciente y lesión de contragolpe por sacudida
del cerebro de adelante hacia atrás.
“2. Aneurisma cerebral en la bifurcación de la
arteria cerebral media de 3.0 mm. de posible origen
congénito.”

De inmediato el neurocirujano se puso en contacto


con la paciente y solicitó la presencia de los padres de
Geraldine, el anestesiólogo y el doctor Hildebrando
Nasim quien desde hacía varios años lo acompañaba y
asistía como ayudante de neurocirugía.
Tenemos ya los resultados del TAC de cerebro de la
niña. Voy a dar lectura al reporte; explicaré su contenido
en términos que sean comprensibles para todos, dijo,
dirigiéndose a la paciente y a sus padres después de

215
haberlo leído claramente:
Contusión cerrada de cráneo significa que no hay
evidencia de fractura. Cuando el cráneo ha sido fracturado,
el TAC identifica la lesión como una contusión abierta de
cráneo.
El hematoma subdural en el tejido cerebral producto
de la ruptura de vasos sanguíneos, quiere decir que se
presentó un san-grado entre la dura madre y la membrana
aracnoidéa del cerebro. La dura madre es una capa de
un tejido de especial conformación que se encuentra
prácticamente adherida al cráneo, la cual entre otras
muchas funciones que no es del caso explicar ahora
cumple la de proteger el cerebro que se encuentra cubierto,
a su vez, por una de las tres meninges denominada
membrana aracnoidéa.
Por lo que puedo apreciar en las imágenes del TAC,
por fortu-na, el sangrado se está produciendo lentamente,
pero se irá exten-diendo. La paciente debe ser llevada a
cirugía en forma inmediata para evitar que el sangrado
pueda rápidamente llegar a comprimir el tejido cerebral.
Es una urgencia vital.
Me resulta claro que la causa primaria de la lesión
haya sido el accidente de la paciente en la competencia de
bicicross, pero como el reporte refiere también lesión de
contragolpe por sacudida del cerebro de adelante hacia
atrás, ésta es una concausa sobre-agregada, producto
del movimiento brusco que afectó a la paciente después
de la frenada intempestiva de la ambulancia cuando era
trasladada al Hospital. Así consta en el registro clínico
diligenciado en la ambulancia, agregado a la Historia
Clínica de la paciente. Esto es bueno que se entienda bien
para los fines de la responsabilidad legal a que haya lugar,

216
pues en estos casos puede producirse arrancamiento o
estiramiento de vasos sanguíneos con la consi-guiente
hemorragia. Por lo tanto, con mayor razón, se impone
la cirugía para tratar de contener la hemorragia que
en este momento, poco a poco, está produciéndose y
extendiéndose.
El Aneurisma cerebral en la bifurcación de la arteria
cerebral media de 3.0 mm, según el reporte del TAC,
es de posible origen congénito. Lo considero probable
porque un porcentaje aproxima-do del 90% lo son, pero
no estoy absolutamente seguro que así sea, pues también
pudo haber sido causado por la lesión de contragolpe
producto de la sacudida fuerte que la afectó cuando era
trasladada en la ambulancia. En este momento no podemos
determinar con precisión la causa. Lo importante es que,
aun considerándolo de origen genético, por su tamaño
de 3:00 mm., que no es exagerado como para presumir
la inminencia o riesgo cercano de que pueda romperse,
debo ser cauteloso dado que, si su causa es traumática,
por su mediana configuración y el cuello tan reducido
que se observa, la perspectiva de su rotura pudiera ser
preocupante. En fin todo lo veré con claridad cundo me
encuentre inmerso en el universo de su cerebro; será
entonces el momento para las decisiones quirúrgicas,
pues en este caso aunque considero que el tratamiento
de elección es quirúrgico, existe una segunda opción de
tratamiento que es la embolización del aneurisma. Ésta se
realiza mediante un procedimiento menos invasivo que la
cirugía. El método se ha mostrado confiable y, por ello, ha
venido ganando popularidad mundialmente. El proceso
para la embolización es si-milar a un cateterismo: “El
cirujano inserta un catéter en una ar-teria, generalmente

217
en la ingle, que es empujado a través de su cuerpo hasta
el aneurisma. Al llegar al aneurisma, un hilo de pla-tino
maleable es implantado dentro del mismo, interrumpiendo
el flujo sanguíneo y provocando una trombosis del
aneurisma.”
Con su consentimiento debo escoger la oportunidad
y el pro-cedimiento quirúrgico de mayor conveniencia
para su caso  ma-nifestó a Geraldine y de inmediato
agregó:
Usted requiere ser intervenida quirúrgicamente por
haberse identificado mediante el TAC una hemorragia
sub-aracnoidéa cuyas características ya le expliqué, pero
además existe en su cerebro un aneurisma que pareciera
ser congénito pero no estoy completamente seguro, pues
también podría ser de origen traumático.
Sabemos en donde se encuentra el aneurisma y su
tamaño. Inicialmente durante la cirugía debe ser contenida
la hemorragia cerebral ya existente y decidirse si, en el
mismo tiempo quirúrgico, se interviene el aneurisma.
Para los fines de su consentimiento debe usted saber
que tanto la cirugía como la embolización para tratar un
aneurisma como el localizado en su cerebro, no están
exentos de riesgos; al contrario, existen posibilidades de
complicaciones en cualquiera de los dos procedimientos
que ya le he explicado.
Sería más conveniente para usted que enfrentáramos
hoy la hemorragia en curso y, más adelante, cuando se
encuentre plenamente recuperada, sin premura, decida
la opción que resulte más aconsejable luego de una
evaluación más a fondo del estado en que se encuentre el
aneurisma.

218
 ¿Cuáles son los riesgos concretos de cualquiera
de las intervenciones que necesita mi hija? preguntó el
padre de Geraldine un tanto alarmado.
Antes de responder su pregunta, debo hacerle
algunas aclaraciones de importancia que a todos ruego
tener muy presente. les anunció el doctor Sanders.
Entiendo muy bien la ansiedad que en estas
circunstancias invade a todos los pacientes y a sus
familiares o responsables. Ustedes no son la excepción. La
condición cerebral de la niña es muy grave. La medicina,
la ética, el avance científico técnico, la capacidad y
experiencia del cirujano, así como las condiciones
propias de cada enfermo, crean un complejo universo
de esperanzas, dudas, temores, incertidumbre, confianza
o desconfianza que es bien distinto en cada caso y no
es susceptible de ser asimilado a éxitos o fracasos que
puedan invocarse como referencias.
Los resultados de la Tomografía Axial
Computarizada son una excelente ayuda diagnóstica,
pero no revelan con absoluta precisión el cuadro que
como cirujano voy a encontrar una vez haya descubierto
el cerebro de Geraldine. Piensen tan solo en que la
hemorragia, por el simple paso del tiempo, será distinta
de la que reflejan las imágenes diagnósticas; la observaré
más abundante y estará extendida mayormente sin que
en este momento podamos conocer la orientación de su
recorrido. De otra parte, solo la visión directa del
aneurisma podrá indicarme sus características y los
riesgos de su evolución.
¡Geraldine rompió en llanto! La imposibilidad de
prever lo que ocurriría en la cirugía la habían turbado. Sus
padres conmovidos, sin decir nada, acariciaron su cabeza
con ternura. Los médicos respetaron la intimidad de ese

219
momento y esperaron a que regresara la calma. Cuando la
deportista dejó de sollozar, el doctor Sanders se acercó y
les dijo:
Para realizar la intervención quirúrgica será
necesario acceder al cerebro de la niña mediante una
craneotomía que consiste en abrir una especie de
ventana en su cráneo mediante un procedimiento
especial muy técnico hoy en día, el cual, por lo general,
no tiene complicaciones. Esto me permitirá incidir sobre
su cerebro para contener la hemorragia y, con una
cánula, aspirar con mucha delicadeza el hematoma, es
decir la sangre que se haya expandido.
Luego tendré que buscar el aneurisma en la arteria y
examinar, con un microscopio electrónico apropiado para
este tipo de cirugía, sus características, localización exacta,
tamaño y forma del cuello por el cual la sangre ingresa al
globo o protuberancia que lo ha formado. Como es lógico,
la causa de su formación es el debilitamiento genético o
traumático de la pared de la arteria que permite que, en un
punto dado, ceda a la presión de la sangre, produciéndose
así el globo o bomba que debe erradicarse para evitar el
riesgo de su ruptura y sus graves consecuencias.
Como ya lo anoté les dijo considero que la
cirugía en este caso es procedente cuando se haya
descartado la embolización mediante cateterismo, salvo
que en la cirugía inicial que voy a practicar se advierta
la inminencia o riesgo elevado de que pueda llegar a
romperse. El tamaño del aneurisma es de 3.00 mm. No
alcanza a considerarse crítico como para que deba ser
objeto de una cirugía inmediata; los aneurismas saculares,
como éste, para que alerten sobre una ruptura inminente,
se encuentran entre los 4 y 7 mm. Debemos esperar a los

220
hallazgos quirúrgicos.
Si mediante observación directa, por sus
características, considero que, con su autorización, debo
operarlo, el procedimiento se denomina “clipaje” y
consiste en colocar sobre el cuello del aneurisma un clip
metálico que al cerrarlo impide el paso de sangre de la
arteria al globo, pero se conserva la circulación normal
en la arteria intervenida para que en ninguna parte del
cerebro llegue a faltar el riego sanguíneo. Es una cirugía
compleja, de un alto riesgo cuyo resultado final no puede
ser garantizado, pues con exactitud, en este momento,
no conozco ni su localización exacta ni su forma; solo
dispongo de la información que me aporta la lectura de
las imágenes diagnósticas.
La franqueza de las informaciones previas al
consentimiento para la cirugía, produjo reacciones
inesperadas. La madre de Geraldine en tono hosco y
descomedido manifestó:
Me parece que usted, doctor Sanders, está
intentando dejar a salvo su responsabilidad frente a
cualquier resultado, ya sea que se concreten los riesgos
quirúrgicos si opera el aneurisma o si se presentan los que
son consecuencia de no hacerlo. Nos está trasladando la
carga de asumir los efectos de nuestro consentimiento.
La información que hemos recibido es clara pero muy
generalizada; necesitamos conocer las expectativas de
cualquier decisión que tomemos.
Sorprendido por las desobligantes afirmaciones
que acababa de escuchar, en tono pausado, delicado y
caballeroso les dijo:
El consentimiento informado no es tan solo un
documento que suscriben el paciente o sus responsables;

221
es un proceso que estoy cumpliendo para que ustedes
puedan asumir con pleno conocimiento de causa las
decisiones que legalmente les conciernen frente a la
delicada situación en que se encuentra Geraldine. Lejos de
mi está constreñirlos para que adopten una u otra posición.
Ustedes deciden en ejercicio pleno de su libre albedrío
que, además, forma parte de los derechos humanos a la
autodeterminación consiente, aquello que, debidamente
informados, consideren bueno para la salud y protección
de la vida de la paciente, ahora puestas en peligro. Pero
como desean conocer con mayor precisión los riesgos de
intervenir o no el aneurisma de Geraldine, debo hacerles
algunas consideraciones previas a la decisión pertinente.
El consentimiento que la paciente otorgue, pues
a ella es a quien corresponde hacerlo por ser mayor de
edad, no tiene legalmente un efecto liberador de mis
responsabilidades profesionales como neurocirujano, si
llegare a presentarse durante la práctica del procedimiento
un resultado adverso que pueda calificarse como un
daño causado por negligencia, imprudencia, impericia
o incumplimiento de los ordenamientos, protocolos
o mandamientos de la Lex Artis en el ejercicio de mi
especialidad; aunque medie su consentimiento, el único
responsable soy yo.
Los riesgos existentes en este delicado tipo de
intervenciones quirúrgicas son previsibles o imprevisibles.
Éstos, precísamente por serlo, no pueden ser advertidos
previamente. Los previsibles son aquellos que la práctica
médica universal tiene conocidos por haberse presentando
en alguna oportunidad. Ahora bien, del hecho de que
sean previsibles, no necesariamente se sigue que sean
prevenibles. Enumeraré los que considero de ocurrencia

222
más fre-cuente en el campo de la neurocirugía:
Si se decide no operar el aneurisma y se retarda
su emboli-zación, puede crecer llegando a comprimir
una parte del cerebro y producir una isquemia o un
embolismo, es decir una interrupción del riego sanguíneo
que puede ser de consecuencias fatales. Creo que
ustedes lo comprenden sin que sea necesario ocuparme
ahora de explicaciones científico técnicas de orden muy
especializado. Pero aunque no se produzca un crecimiento
considerable, existe el riesgo de que se rompa y produzca
una hemorragia cerebral suba-racnoidea como la que en
este momento afecta a la paciente como consecuencia del
traumatismo que sufrió en el accidente.
 Si se decide intervenir el aneurisma y el
procedimiento se lleva a cabo oportunamente, utilizando
el microscopio electrónico, podré identificar todas sus
características, especialmente su tamaño y la
conformación del cuello en donde debo hacer el
“clipaje”. Ya expliqué a ustedes en que consiste el
procedimiento.
Solo me faltó decirles que el clip metálico con el cual
debe lograrse impedir el paso de la sangre de la arteria
al globo, por seguridad para la paciente, no se retira del
cerebro. Si todo sale bien, como espero, eso no le causará
a Geraldine ningún problema hacia el futuro, pero la
colocación del clip en el cuello del aneurisma no
estáexenta de riesgos que están relacionados con la
calidad de la pared arterial comprometida y el grado de
debilitamiento que pueda tener en el punto exacto en
donde deba colocarse el clip. Cuando el debilitamiento
de la pared es excesivo, lo cual es observable
comparativamente con las estructuras sanas de la arteria,
la conducta médica aconsejable es el procedimiento
quirúrgico mediante el clipaje, practicado en el
223
mismo tiempo quirúrgico que amerita la hemorragia
actualmente existente.
Los padres de Geraldine, visiblemente ansiosos, se
acercaron a ella y le transmitieron su preocupación y las
dudas que tenían después de escuchar las explicaciones
y advertencias del doctor Sanders.
Creemos le manifestó su madre que aunque
la decisión sobre el consentimiento para la práctica del
procedimiento quirúrgico, según se nos ha informado,
es exclusivamente tuya porque estás en pleno uso de tus
condiciones mentales, como padres no dejamos de tener
en cuenta que tus emociones como deportista podrían
hacerte pensar en la necesidad de una pronta recuperación
que te permita participar en futuras competencias y, por
esta razón, queremos que escuches los interrogantes que
ameritan respuestas claras que debes evaluar con atención
antes de optar por alguna de las alternativas que el profesor
Sanders nos ha planteado.
Geraldine expresó su asentimiento y les dijo:
Hagan las preguntas necesarias, pero pronto,
porque el tiempo está corriendo y el profesor considera
que mi cirugía es una urgencia vital.
Profesor Sanders: Hemos entendido sus
explicaciones pero las consideramos muy generales.
¿Podría usted, por favor, ser un poco más concreto sobre
los riesgos de la intervención en cuanto se relaciona con
el aneurisma que muestra la Tomografía? ¿Cuáles son las
complicaciones y secuelas posibles?
Con mucho gusto puedo ser más específico sobre
los riesgos existentes, pero como advierto muchas dudas y
les observo un poco ansiosos, me gustaría que, además de
Geraldine y ustedes como sus padres, mis explicaciones

224
las escuchen igualmente mi ayudante de cirugía,
neurocirujano como yo, y la instrumentadora quirúrgica,
para que en ningún momento vayan a presentarse
interpretaciones equívocas de cara a los resultados del
procedimiento quirúrgico.
Ya he dicho a ustedes que esta intervención es
extremadamente compleja y delicada, así como las
reacciones de Geraldine a la administración de los
agentes anestésicos y su comportamiento post operatorio,
especialmente en la Unidad de Cuidados Intensivos.
En cuanto a la cirugía propiamente dicha, los
riesgos existentes en caso de un aneurisma cerebral
como el de Geraldine, se advierten en todos los casos
de igual manera, pero las reacciones de cada paciente
al procedimiento son individuales, muy propias de cada
persona y en ellas influye no solo su condición patológica
en el momento de la cirugía sino también su psiquis y
la manera como ella mentalmente ingrese al quirófano.
Es una niña muy llena de expectativas que quiere vivir y
quiere triunfar en su vida deportiva. Advierto fortalecido
su poder interior y eso representa un factor de inmenso
beneficio para su respuesta al procedimiento.
Las complicaciones que habitualmente se presentan
en cualquier parte del mundo cuando se practican cirugías
en casos de aneurismas cerebrales, identificadas con la
medida de la experiencia universal, son variadas.
Puede existir una mortalidad operatoria hasta de
un 15% de los casos, dependiendo del estado previo del
paciente y del tamaño y localización del aneurisma. En el
caso de Geraldine, parece ser congénito y por su pequeño
tamaño la situación es favorable. Sin embargo, será solo
en el momento de visualizarlo y valorarlo objetivamente

225
en el campo quirúrgico, cuando podré apreciar el estado
de las paredes de la arteria y el del cuello del aneurisma.
No puedo anticipar el riesgo específico o concreto que
pueda existir; eso es imprevisible.
Podría presentarse un déficit neurológico que
puede ser transitorio o permanente, como una paresia,
problemas del lenguaje, trastornos sensitivos, afectación
de pares craneales, alteración hipotalámica; Infección;
Problemas en el clipaje; Hemorragia intracraneal;
Síndrome psico-orgánico; Epilepsia o Hidrocefalia, pero
deben ustedes tener en cuenta que la presencia de otras
enfermedades que puedan estar afectando la paciente y que
no conocemos en este momento, podrían incrementar la
cantidad de complicaciones que reportan las estadísticas,
así como su gravedad.49
Pueden presentarse también complicaciones
post-operatorias relacionadas con la cirugía tales como:
“hemorragia, infección, fístula de líquido
cefalorraquídeo; con la manipulación de las arterias:
isquemia cerebral; además, entre otros riesgos:
contusión cerebral, edema cerebral, ataques epilépticos
o de los nervios craneales: parálisis facial, parálisis de
otros nervios craneales. Cualquiera de estas
complicaciones puede llevar a un empeoramiento
neurológico transitorio o permanente de los síntomas de
la paciente o a la aparición de otros síntomas nuevos
como hemiplejia, afasia, trastornos visuales, trastorno
de funciones superiores o coma. También hay
complicaciones no relacionadas directamente con la
cirugía tales como infección pulmonar, trombosis
venosa,
49 Estadísticas tomadas de informaciones de la Sociedad Española de
Neurocirugía, según cita en CIRUGÍA DE LA PATOLOGÍA VASCULAR
INTRACRANEAL: http://www.san.gva.es/documents/151744/512084/
Cirugia+de+la+patologia+vascular+intracraneal.pdf
226
embolismo, hiponatremia, anemia, hemorragia digestiva,
etc). Finalmente, es posible que algunos problemas sean
consecuencia de la propia hemorragia producida por la
rotura del aneurisma y no a la intervención realizada.”50
Geraldine estaba sorprendida; sus padres asustados.
Se miraron sin decir palabra. No podían creer lo que
acababan de escuchar. Los riesgos de la cirugía eran
mucho mayores de aquello que hubieran podido
imaginarse. Con su insistencia en conocer los detalles
habían presionado al doctor Sanders para que se saliera
del marco de la prudencia que debe observar un cirujano
al advertir los riesgos de un procedimiento quirúrgico. El
exceso de información en materias de contenido médico
científico puede, muchas veces, causar más daño que bien
al paciente y a sus responsables. El miedo no es un buen
consejero; la temeridad tampoco. Los puntos de equilibrio
ético se imponen cuando se trata de hacer este tipo de
advertencias.
El profesor se dio cuenta de la inseguridad que los
había invadido y, para tratar de que entendieran de mejor
forma la información, les dijo:
No obstante que el desarrollo de la cirugía y su
resultado final, así como cualquier complicación en el
quirófano o en el post operatorio dependen del estado
actual de Geraldine, cualesquiera que sean los riesgos
incluyendo el de muerte, deben ustedes tener en cuenta
que los beneficios esperados se compensan con los riesgos
que se asumen y se aceptan y que la operación debe ser
realizada cuanto antes; no hay alternativa posible. No
50 Estadísticas tomadas de informaciones de la Sociedad Española de
Neurocirugía, según cita en CIRUGÍA DE LA PATOLOGÍA VASCULAR
INTRACRANEAL: http://www.san.gva.es/documents/151744/512084/
Cirugia+de+la+patologia+vascular+intracraneal.pdf

227
existe otra opción. Por favor decidan de inmediato.
Que aconseja usted profesor Sanders, preguntó
Geraldine.
La prudencia médica, visto que el aneurisma es
pequeño, según lo que muestra la Tomografía, y que no
se aprecia la inminencia de su ruptura, salvo que ésta
se advierta durante la cirugía, es preferible que en un
primer tiempo quirúrgico, es decir hoy, contengamos el
sangrado que se ha presentado por causa del accidente y
un eventual sobreagregado originado en el efecto de la
frenada intempestiva de la ambulancia durante el traslado
de la paciente, a fin de que se recupere plenamente.
Posteriormente estudiaremos las alternativas para
enfrentar el aneurisma incidental que, al parecer es de
origen congénito, lo cual podrá decidirse cuando
dispongamos de todas las pruebas y evaluaciones
especializadas que el caso amerita.
No estoy de acuerdo afirmo en forma vehemente
Geraldine y prosiguió:
La simple posibilidad de que el aneurisma pueda
estallarse me pone muy nerviosa. Una situación de
incertidumbre en la espera, necesariamente afectará mi
carrera deportiva. Yo no quiero eso. Prefiero que las dos
intervenciones se lleven a cabo hoy mismo.
Ya se nos explicó que el consentimiento válido
legalmente es el que tú otorgues al doctor Sanders; sin
embargo, tu madre y yo creemos que lo conveniente es
seguir el consejo del profesor y dar un tiempo de espera
para la segunda intervención. Tú estas muy joven, apenas
comenzando tu carrera deportiva, puedes darte el lujo de
proceder con calma, es tu salud y tu vida. Aun no sabemos
si el procedimiento deba ser necesariamente quirúrgico o

228
si es posible y viable la embolización del aneurisma. Tú
decides terminó diciendo el padre de la paciente.
Sin comentario alguno, enseguida Geraldine se
pronunció:
Estoy plenamente de acuerdo con mis padres y
con el consejo del profesor Sanders. Creo que me estaba
apresurando. Quedo más tranquila y me siento más segura
si hoy se realiza únicamente la cirugía para enfrentar el
sangrado primario. El procedimiento necesario para evitar
una ruptura del aneurisma, que se haga después.
Sin emitir ninguna opinión complementaria de sus
explicaciones, de inmediato el profesor Sanders dispuso
todo lo concerniente para la práctica del procedimiento de
Neurocirugía.

229
10
UNA CIRUGÍA CATASTRÓFICA
Inesperados sucesos en la práctica quirúrgica

El anestesiólogo sol icitó la hoja de vida de los


distintos equipos de electro medicina, usceptibles de ser
utilizados durante el procedimiento de neurocirugía que
requería Geraldine. Comprobó que el mantenimiento
preventivo oportuno de cada uno de ellos estuviera
certificado por el Jefe de Mantenimiento del Hospital. Se
hizo la comprobación de que todos los requisitos previos
se hubieran atendido y las disponibilidades listas para
funcionar correctamente.
El profesor Sanders pregunto si la Historia Clínica
de la paciente estaba disponible en el quirófano con todos
sus anexos, incluidos los consentimientos informados
para cirugía y anestesiología.
El ayudante de cirugía preguntó a la Instrumentadora
quirúrgica si todos los paquetes quirúrgicos requeridos
estaban ya disponibles en el quirófano. La respuesta
fue afirmativa. Ella informó que, además, ya se había
realizado el conteo pre quirúrgico de instrumental, gasas,
compresas, torundas y de los demás insumos que pudieran
ser requeridos para la intervención.
Antes de iniciar el procedimiento quirúrgico,
el profesor Sanders interrogó de forma general a los
integrantes del equipo quirúrgico:

231
¿Conocen todos el caso de la paciente que vamos a
intervenir?
¿Conocen todos la noxa que es determinante de
esta intervención?51
¿Revisaron todos ustedes la Historia Clínica de la
paciente y sus anexos?
Confío en que hayan realizado rigurosamente las
comprobaciones de la lista de chequeo protocolario. Si así
es debemos proceder con la cirugía dijo con resolución
el profesor Sanders.
En ese momento, con su mirada hizo un paneo por
el grupo quirúrgico, deteniéndose por un instante en el
rostro de cada uno de ellos y, sorprendido, manifestó:
Por qué no aparece el doctor Michael Courtis.
Le dije que para esta cirugía quería que estuviera en el
quirófano a la expectativa de cualquier complicación que
pudiera presentarse y para enfrentarla fuere necesario
contar con la participación de un segundo ayudante de
neurocirugía muy calificado como él. Aunque no es
lo usual que en esta clase de cirugías se requieran dos
ayudantes especializados, siempre ha sido mi costumbre
abundar en previsiones.
En ese preciso momento, agitado por su afán, ingresó
a la sala de cirugía el doctor Courtis.
Excúsenme ustedes. Estaba atendiendo una
situación de última hora que hacía obligante de mi parte
impartir instrucciones para que una anciana paciente
nuestra a quien se le desconecta con frecuencia de
su abdomen la sonda de alimentación enteral, fuera
atendida prontamente y necesitaba contactar para ello al
51 Noxa: Todo factor causal determinante de la afectación física o psíquica
de un organismo que, al manifestarse un desequilibrio en su funcionamiento,
produce como efecto una patología.

232
gastroenterólogo. Además, el subway, sin previo aviso,
cambio intempestivamente las paradas en ruta y resolvió
hacer el último tramo sin detenerse. Esa situación me hizo
retardar, lo siento mucho.
¿De quién se trata? ¿La conozco? preguntó ya
tranquilo el doctor Sanders.
Claro que la conoce usted profesor; mejor dicho,
no a la paciente sino su lamentable caso. No sé si recuerda
a María Luz, quien sufrió hace años un accidente cerebro
vascular que usted calificó como terminal con pocas
horas de sobrevida y fue el doctor Christian Thomson
quien en un día sábado, creyendo en la inminencia de su
fallecimiento, dejó, por instrucciones suyas, firmado su
certificado médico de muerte para los fines del funeral
y el registro notarial de su defunción, sin que hubiera
fallecido ni su pronóstico de muerte cumplido; la anciana
continúa con vida y es muy conocida en el Servicio de
Urgencias por el problema de la expulsión espontánea de
la sonda. contestó el doctor Courtis.
El profesor guardó silencio. Fue fácil para todo
su equipo quirúrgico percibir su mortificación después
de escuchar las razones que había esgrimido el médico
ayudante para justificar su demora en llegar al quirófano.

El anestesiólogo se disponía a administrar los agentes


anestésicos apropiados para la intervención de Geraldine.
El campo quirúrgico estaba preparado. Un instante más
y se daría comienzo a la cirugía.
Pareciera como si el doctor Sanders, por alguna razón,
estuviera demorando el comienzo del procedimiento. Su
ánimo resuelto y seguro no estaba presente. Había perdido
la concentración previa que siempre se requiere antes de

233
una cirugía. Recordó el caso de María Luz, la anciana
paciente que se encontraba en el servicio de urgencias y
pensó:
«Cuando el doctor Thompson, después de la
isquemia cerebral que afectó a la paciente, me entregó
para valoración su Historia Clínica y los resultados
de la Tomografía Axial Computarizada que se le había
practicado, debí haber hecho presencia en su habitación
para, al menos, conocerla y dialogar con sus hijos quienes
estaban esperando mi decisión. Hubiera sido para mí
muy fácil trasladarme del cuarto piso del Hospital al
tercero. Debí explicar a ellos la gravedad de la situación
que la afectaba, antes de encomendar al Jefe de Medicina
Interna la tarea de informar a ellos que su señora madre
había sido desahuciada. Al fin y al cabo se trataba de un
caso de mi especialidad y yo era quien debía explicar
por qué no la intervenía quirúrgicamente y mi pronóstico
sobre su fallecimiento en cuestión de pocas horas.
Nunca supe en qué términos el doctor Thompson
había cumplido ese penoso encargo. Él mismo me
informó haber atendido mis instrucciones y que le había
dado de alta a María Luz, indicando a sus familiares que
el certificado médico de su fallecimiento había quedado
a su disposición en la Clínica. Eso nunca debió haber
ocurrido. Creo que maltraté a su familia. Y saber ahora
que después de pasados más de siete años se encuentra en
el primer piso de este Hospital esperando a ser atendida
para que le cambien la sonda de alimentación enteral,
ciertamente me hiere el alma.
Al profesor le parecía que había pasado un siglo
mientras recordaba el caso. De pronto se llenó de ánimo
y manifestó:

234
Estando todo en orden, vamos a comenzar a operar.
Hizo en la piel del cráneo de Geraldine una incisión
que le permitiera tener visible la parte ósea. De la manera
por él acostumbrada practicó una craneotomía; retiro una
porción del cráneo, una especie de tapa, técnicamente
denominada colgajo óseo, para poder ver expuesta la
parte del cerebro en donde la TAC había identificado el
hematoma formado por el golpe recibido por la deportista.
En el momento en que estaba drenando
cuidadosamente el hematoma, volvió a recordar a María
Luz. «Ella está en el Servicio de Urgencias y yo ni siquiera
la conozco», pensó.
No obstante, ese recuerdo que lo maltrataba, con
una gran pericia, propia de su experiencia, terminó sin
ninguna complicación el drenaje del hematoma. Se
mostró satisfecho. Miro el reloj del quirófano y manifestó
a su equipo quirúrgico:
Excelente. Muchas gracias. Hemos utilizado menos
tiempo del que habíamos calculado.
Al observar la parte visible del cerebro de la
paciente, sin tener en cuenta lo acordado con ella y sus
padres y ver expuesto el pequeño aneurisma descubierto
incidentalmente, decidió que tenía el deber de intervenirlo,
pues le parecía que su clipaje52 era viable y procedente
quirúrgicamente sin que advirtiera ninguna dificultad
para hacerlo.
Los integrantes del equipo quirúrgico se miraron
sorprendidos. Todos conocían bien los antecedentes del
caso y los alcances del consentimiento otorgado por
52 El clipaje consiste en la colocación de una pinza especial de metal y
tamaño apropiado en la base o cuello del aneurisma para evitar que si
continúa aumentando su tamaño, por la presión de la sangre, pueda llegar
a abrirse o romperse, con la consiguiente hemorragia que puede poner en
peligro la vida del paciente intervenido.

235
Geraldine para que el aneurisma fuera intervenido en otro
tiempo quirúrgico, en caso de que no fuera conveniente
practicar un procedimiento endovascular con el cual se
evitaría una neurocirugía.
Vamos a proceder con el clipaje. Aunque el cuello
del aneurisma es bastante corto, en la bandeja de clips
disponemos de los apropiados para evitar que se rompa la
arteria manifestó con mucha seguridad el profesor.
El ayudante quirúrgico creyó su deber recordar al
profesor Sanders la decisión final sobre consentimiento
informado de la paciente. Si a usted le parece, le dijo
podemos refrescar los contenidos de la autorización de
la paciente para esta cirugía.
No es necesario, recuerdo muy bien el
consentimiento de Geraldine, pero igualmente la
autorización que se me confirió para intervenirla frente
a la existencia de alternativas de conveniencia para ella.

La preocupación de los integrantes de su equipo


quirúrgico desapareció como por encanto. La autoridad
del doctor Sanders se imponía siempre.

La noche anterior su esposa Mariana le había


expresado su extrañeza y preguntado ¿por qué si estando
ya decidido que el momento del retiro de sus actividades
neuro quirúrgicas había llegado y así estaba formalmente
anunciado en la Universidad, insistía en permanecer como
catedrático y seguir operando?
Tómese un descanso y después, aunque deje de
operar, podrá regresar renovado a la cátedra, pero no
más le había sugerido con cierta dureza en sus
palabras, suficiente para alterar la relación de la pareja.

236
Ahora, a punto de realizar un procedimiento
quirúrgico no autorizado, las palabras de Mariana
retumbaban en su cabeza y ocupaban todos sus
pensamientos. Estaba desconcentrado.
Tomó de la bandeja el clip que consideró adecuado
para colocar en el corto cuello del aneurisma de la paciente.
Este es el preciso pensó.
Sin embargo, revisó de nuevo las opciones de
escogencia del clip. Tenía dudas y quería asegurarse.
La molestia de su esposa y las diferencias que
con ella había tenido sobre la conveniencia de un retiro
oportuno del ejercicio quirúrgico, lo estaban acorralando,
pero continuó el delicado procedimiento.
Al momento de realizar el clipaje, estando ya
sobre el cuello del aneurisma, regresó a su memoria la
cantaleta de Mariana y revivió ese difícil momento. Las
mismas emociones de entonces hicieron presencia en el
recuerdo que ahora lo castigaba y perdió la serenidad
del gran cirujano. Se dio cuenta que no tenía seguridad
en sus manos, estaba tembloroso; su pulso firme había
desaparecido. Ese justificado reclamo que no se apartaba
de su mente había afectado su equilibrio psíquico; estaba
descontrolado, comenzó a sudar copiosamente. Por la
posición del neurocirujano en ese momento, resultaba
incómodo para una de las enfermeras secarle el sudor
con una compresa. Sintió completamente empapada su
camisa. Por primera vez en su vida supo qué era estar
mareado y comenzó a ver borroso.
En semejante estado, no logró la precisión que se
requiere para hacer un clipaje técnicamente correcto sobre
el corto cuello del aneurisma y al tratar de colocar el

237
clip sin una visión nítida de su accionar, rompió la
arteria. La presión de la sangre impulso una hemorragia
abundante, casi cataclísmica. Sintió miedo y las fuerzas
comenzaron a abandonarlo. Entonces dijo al primer
neurocirujano asistente:
No puedo continuar el procedimiento, esto es una
catástrofe, termínelo usted.
Todos los integrantes de su equipo de colaboradores,
sin decir nada, se miraron unos a otros sorprendidos; no
fijaba sus ojos en nada ni en nadie. Con la cabeza inclinada,
como si estuviera sintiendo pena de principiante, les
dijo:
Necesito hacer una llamada telefónica.
Se retiró a una esquina del quirófano y estableció
comunicación con alguien de quien nunca se supo
su nombre; el silencio permitía que algo se alcanzara
a escuchar; le dio a su interlocutor el tratamiento de
doctor en varias oportunidades; terminó prontamente
la comunicación y regresó a la mesa de cirugía en
momentos en que el ayudante de neurocirugía, con
muchos años de experiencia y amigo personal del doctor
Sanders, estaba tratando de salvar la vida de la paciente.

El profesor, comportándose deforma extraña e


inaudita, observaba, sin decir absolutamente nada, el
dispendioso trabajo de su ayudante. Al cabo de un lapso
no muy prolongado, se escuchó la voz del ayudante de
neurocirugía:
Ya está restablecida la circulación normal de la
arteria. Vamos a terminar el procedimiento y a esperar
confiados el post operatorio.

Al terminar la cirugía, el ayudante, con ademán


respetuoso quiso dirigirse al profesor, pero antes de que
se manifestara, él levantó su mano derecha hasta la altura
de su pecho con la palma extendida y los dedos juntos
hacia arriba, como queriéndole pedir: “No digas nada”.
A pesar de esta actitud, la instrumentadora quirúrgica en

238
tono cariñoso, tímidamente le dijo:
Profesor, todos sabemos que para usted la
neurocirugía demanda un alto grado de perfeccionismo en
la aplicación de la ciencia médica y el depurado manejo
de la técnica quirúrgica, pero también recordamos sus
palabras en la conferencia que dictó recientemente sobre
los riesgos quirúrgicos y las situaciones imprevisibles que
pueden llegar a presentarse durante un acto operatorio.
El momento difícil que se presentó hace unos momentos
es perfectamente explicable. No es bueno que se sienta
afectado en exceso por lo imprevisible y, mucho menos,
culpable. Seguramente todo terminará bien.
La instrumentadora, obviamente estaba refiriéndose
a los hechos por ella observados, pero desconocía la
verdad de sus causas.
El doctor Sanders, sin dar ninguna muestra de
haber escuchado a la instrumentadora, en voz baja
indicó:
 La paciente requiere soporte y monitorización
permanente en la Unidad de Cuidados Intensivos, TAC
cerebral de control post operatorio y, por seguridad,
una angiografía de cerebro. Las siguientes cuatro horas
son críticas. Se requiere observación permanente.
Manténganme informado.

En ese momento parecía un extraño en el quirófano;


se le veía desorientado, estaba siendo víctima de
un impresionante ataque de pánico, muy lejano de
representar la figura de Gurú de la neurocirugía con la
cual se le identificaba en la Universidad y el Hospital.
Sin propiedad, como si no estuviera familiarizado con el
área y sus dependencias contiguas, caminando como un
zombie, se dirigió a la puerta de acceso a los vestiers.
Por un momento estuvo completamente solo
sentado en una banca. Pasados unos pocos minutos,
mientras el profesor se cambiaba su ropa de cirujano,
advirtió la llegada del anestesiólogo. Ninguno de los
dos, a pesar de sus buenas maneras, tomó la iniciativa
para decir algo, no se saludaron, ni siquiera se miraron.
239
En momentos como este es lo usual regocijarse por
el resultado exitoso de una cirugía cuando acababa de
realizarse, o lamentarse de una complicación o un
fracaso y, cuando las cosas no salían bien, dilucidar
sobre lo ocurrido buscando motivos confidenciales de
justificación. Otras veces, se aprovechaba la oportunidad
para hablar de cosas baladíes, hacer bromas, llamar por
teléfono, revisar correos electrónicos o ver noticias por
TV, pero en esta ocasión el silencio había desplazado
cualquier forma de relajación o descanso conveniente
después de las exigencias quirúrgicas.

El anestesiólogo, a espaldas del cirujano, alzó los


brazos hasta la altura de su cabeza, como interrogando con
ellos e hizo un gesto de sorpresa con sus ojos, frunciendo el
ceño, al ver salir al cirujano sin despedirse. Se preguntaba
cuál podría ser la causa de ese comportamiento tan
extraño en una persona de educación refinada, delicadeza
y buenas maneras como las del doctor Sanders. «A la
falla de sus excesivas exigencias quirúrgicas durante el
procedimiento, debió habérsele sumado alguna noticia
telefónica personal o familiar de última hora que lo ha
preocupado», pensó para sus adentros.

Por solidaridad con su amigo y como deber de colega


trató de seguirlo, pero desistió al darse cuenta que el
profesor caminaba arrastrando los pies y prefirió, mejor,
alertar al ayudante de neurocirugía para que se le uniera
y lo apoyara. Algo preocupante estaba comenzando a
afectar su salud.

Antes de retirarse del lugar en busca de ayuda, el


anestesiólogo le dirigió una mirada compasiva al profesor
Sanders. Observó angustiado el cuadro deprimente de su
dificultad para movilizarse autónomamente; no podía
creer lo que le estaba ocurriendo. Le vio detenerse. Había
perdido la fuerza necesaria para mantenerse en pie y,

240
en un instante, al intentar dar un paso más, sin lograrlo,
perdió el equilibrio y cayó.

241
11
UNA PARÁLISIS INEXPLICABLE
Un efecto conocido de causa medicamente extraña

Luego de haber caído desde su propia altura cuando


estaba a punto de llegar al puesto de enfermería, el doctor
Sander creyó que podía levantarse, pero al intentar hacerlo
ninguno de sus miembros respondió; habían perdido
completamente su fuerza; su cuerpo estaba totalmente
paralizado. Sintió que el pánico lo había asaltado sin darle
tiempo de reaccionar; estaba indefenso, desconcertado y
abatido, perdiendo la batalla más importante de su vida.

El anestesiólogo gritó en voz alta:


¡Auxilio, auxilio! Vengan pronto todos. El profesor
Sanders acaba de sufrir un accidente.
Sin pérdida de tiempo todo el equipo quirúrgico
concurrió afanosamente al lugar para auxiliarlo. El
anestesiólogo tomó sus signos vitales. Lo encontró
consciente pero respirando con dificultad y muy agitado.
Ordenó entonces que prontamente lo trasladaran a la
Unidad de Cuidados Intensivos.
Enterado de lo ocurrido, el Director Médico del
Hospital asignó como médico tratante del profesor al
doctor Miguel Ángel Altamariz, Coordinador de Medicina
Interna de la Institución.
El profesional, en su calidad de médico tratante del
profesor Sanders, consideró que el caso debía manejarlo

243
inicialmente en forma conjunta con un neurólogo clínico.
Como el paciente había recibido un fuerte impacto
emocional y, además, sufrido una caída desde su propia
altura, consideraron de elección ordenar una Tomografía
Axial computarizada de todo su cuerpo, pues el profesor
no tenía control de ninguna de sus extremidades. Todas
sus funciones motoras estaban alteradas. Movilizaba sin
dificultad la cabeza; su vista, olfato, gusto y oído no habían
sufrido alteración alguna. Su raciocinio era perfecto. Sus
capacidades mentales eran plenas. No obstante, sin haber
sufrido, aparentemente, una lesión en la médula espinal,
clínicamente presentaba una Cuadriplejia, denominada
también Tetraplejia. No presentaba dificultad para
respirar. No se observaba ninguno de los signos clásicos
que identifican las causas de una cuadriplejia, pero la
tenía.

Cuando se conoció el resultado de la TAC, los


médicos tratantes no salían de su asombro; el profesor
Sanders no estaba afectado por una patología neurológica
y aunque estaba completamente paralizado el resultado
del procedimiento fue normal, es decir que, en efecto,
no presentaba lesiones o afecciones que sustentaran un
diagnóstico de cuadriplejia.
Para comenzar a descartar otras causas, le fueron
ordenados todos los exámenes rutinarios y los altamente
especializados de elección para el caso; todos resultaron
normales.
Una Historia Clínica completa con los anexos de
todas las pruebas y procedimientos de apoyo diagnóstico,
permitieron al doctor Altamariz y al neurólogo clínico
iniciar contactos para inter-consultar el caso con los más

244
prestigiosos especialistas en el exterior, sin que hubiera
sido posible una impresión diagnóstica ni, mucho menos,
un diagnóstico certero. Siendo así, resultaba improcedente
cualquier intento de tratamiento. El profesor Sanders
padecía una extraña enfermedad y la medicina y los
médicos se habían declarado impotentes para enfrentarla.

El doctor Sanders estaba sorprendido. Le resultaba


difícil creer que después de dos semanas de hospitalización
en manos de los más calificados colegas suyos en las
diversas especialidades médicas, no se hubiera logrado
establecer ni siquiera un diagnóstico de presunción para
su caso.
Para los médicos a cargo resultaba aterrador ver
a diario la parálisis total del cuerpo de su paciente.
Todos ellos, al ser interconsultados, en profundidad
habían valorado su condición clínico patológica
utilizando, sin exclusiones, los más avanzados recursos
de la investigación científica apropiados para su caso
y, además, en tres oportunidades se habían reunido en
junta médica para examinar los resultados de las diversas
pruebas, intercambiar opiniones sobre su interpretación
y tratar, sin éxito, de ponerse de acuerdo para establecer
un diagnóstico de impresión. Los más sorprendidos eran
los neurólogos, los Jefes de Ortopedia, fisiatra y medicina
interna, así como dos especialistas en medicina nuclear y
el endocrinólogo porque todos ellos, por pedimento del
doctor Sanders, en conjunto, habían sometido el caso a
la valoración y estudio de tres connotados especialistas
en Estados Unidos de Norte América, Alemania y Cuba,
sin que hubieran logrado establecer la etiología de su
enfermedad.

245
Ningún sentido tiene que continúe internado en este
Hospital. A la medicina nada le queda por hacer ya en mi
beneficio. He decidido pedir a mi médico tratante mi alta
del Hospital y refugiarme en mi casa, aunque con ello no
quiero significar que me de por vencido. dijo el profesor
Sanders a su esposa Mariana, dejando ver en su rostro la
molestia por la frustrada actividad de sus colegas.
De inmediato, la enfermera auxiliar que tenía a su
cargo la vigilancia del paciente, haciendo uso del timbre
de llamado, alertó a la central de enfermería.
Sin demora alguna el Dr. Altamaríz concurrió a la
habitación.
Estoy desconcertado. No puede ser posible que
en el hospital más importante de la ciudad, después de
una estancia prolongada y mediando interconsultas con
prestantes autoridades médicas del exterior, no se haya
logrado llegar a un diagnóstico para mi caso. Pareciera que
a la luz de la ciencia médica yo no me encuentro enfermo,
pero a los ojos de todo el mundo soy un cuadripléjico
sin causa y desahuciado. le dijo el profesor Sanders y
agregó:
Como ningún tratamiento puedo esperar de este
Hospital, por mi propia voluntad he decidido solicitar
a usted la autorización para mi egreso hospitalario. Mi
esposa Mariana se encargará del pago de la cuenta.
El doctor Altamaríz, visiblemente apenado, hubiera
querido no tener que mirar en ese momento a los ojos
indignados del profesor Sanders. Se sintió acomplejado.
Sentía que la bata blanca le estaba quedando grande.
Acobardado por la situación como si fuera un débil ciervo
en las fauces de un león, tímidamente le dijo:
Antes de su egreso hospitalario quisiera su

246
beneplácito para que en su residencia lo visite el doctor
William Simonds, Jefe de la Unidad de Psiquiatría
del Hospital, a quien le hemos pedido ahondar en la
evaluación de la profunda ansiedad y depresión que, al
parecer, lo están afectando y trate de encontrar sus causas.

El especialista asignado visitó al doctor Sanders


en su casa para una primera evaluación. Encontró al
enfermo en una silla de ruedas, cubierto con una manta
de lana, protegida su calva con una gorra francesa y sus
pies con pantuflas de fieltro. Contemplaba absorto, a
través del amplio ventanal de su biblioteca, el verdor de
la arboleda que rodeaba su casa y el colorido de las flores
del comienzo de la primavera. Aun podía sentirse el frío
rezagado del invierno que se había prolongado insistente.
Esa visión parecía calmar un poco su ansiedad y su mal
genio desbocado a toda hora. Mientras el psiquiatra
caminaba hacia el enfermo lo saludo cortesmente en voz
alta desde la puerta del estudio levantando, a su vez, su
mano derecha.
Cuando el profesor volteó su cabeza para ver quien
lo saludaba, la mirada cordial del terapeuta se cruzó
con la suya; era fácil percibirla como antipática, tal vez
escéptica; había aceptado esa visita, más por cortesía
con su médico tratante del hospital que por confianza en
que pudiera lograrse algún resultado en beneficio de su
salud. Saberse desahuciado le producía una desazón y un
coraje muy notorios, difíciles de disimular. «Gajes del
oficio» dijo para sus adentros el terapeuta y tomó asiento
cerca del paciente, en su costado derecho, sin ninguna
expresión que revelara molestia, pues no la sentía, y, sin
más preámbulos, le manifestó:

247
- Conocidos los antecedentes de su caso, las
circunstancias desencadenantes de su parálisis y los
efectos que han ameritado la valoración psiquiátrica que
debo practicarle, es necesario un examen integral de su
vida emocional. Usted sabe que eso es muy importante
y que en el campo de la psiquiatría, en donde menos
se piensa puede saltar la liebre. Debemos agotar todas
las posibilidades que puedan orientarnos hacia un
diagnóstico. Para comenzar, le ruego que me hable, sin
omitir circunstancias y, si fuere posible, con detalles,
sobre la historia de su niñez.
El neurocirujano guardó un instante de silencio y,
después, le respondió con desgano:
Los niños, claro, forman parte de la historia pero
ellos nunca perciben que la están haciendo; no les importa
la historia de su familia ni la de su país ni la del mundo y
menos aun la de la ciudad donde nacieron o los sucesos
que caracterizaron sus primeros años de edad. Así fue en
mi caso. Si de niño esas cosas hubieran sido importantes
para mí, se habrían grabado para siempre en mi mente.
Por eso, mis recuerdos no son muy precisos.
Hizo un alto para que su auxiliar de enfermería
colocara en su boca un pitillo, tomó un sorbo de agua y
agregó:
Como ellos no saben que están siendo parte de la
historia, no les importan muchos sucesos que después
tendrán múltiples significaciones y, dentro de ellos, la que
ahora persigue usted con avidez. Creo que la niñez es la
edad de oro para las cosas intrascendentes. Si así no fuera
la niñez perdería gran parte de su encanto: la inocencia
frente a lo mundano, la espontaneidad, la imaginación
sorprendente que los viejos no tenemos, la intrepidez
sin medida de los riesgos, las visiones de tantas cosas
que después nunca recordarán porque muy temprano se
cierran las puertas de acceso a los universos mágicos.

248
Casi todo, paradójicamente es improvisación y rutina.
La hora del recreo en la escuela es, para la mayoría,
más importante que la jornada de estudio; reírse, de los
maestros, a escondidas, no intimida. Yo tampoco sabía
que estaba formando parte de una historia. Nunca pensé
que yo mismo fuera o tuviera alguna importancia o que
mis padres estuvieran cifrando en mí algunas esperanzas.
A los niños solo les interesa la casa que habitan y
sus personales pertenencias, especialmente aquellas que
esconden; no se preocupan por la decoración ni por las
obras de arte ni por el mobiliario ni por la elegancia de los
trajes y cuando se les pregunta que quisieran ser cuando
lleguen a grandes, casi todos responden emocionados
mencionando oficios humildes como el de bombero,
chofer de tren, policía o mago que hace desaparecer
las cosas. Algunos, según el caso, dicen que como su
papá o su mamá; a mí nunca se me ocurrió, yo quería
ser maromero de circo; me parecía grandioso ver como
hacían malabares en las alturas y caminaban sobre una
cuerda sin caerse. En lo demás, son sus padres quienes a
ellos les imponen sus gustos y les enseñan extravagancias
que aprenden a regañadientes. Eso es lo que generalmente
les complace o disgusta. Les produce satisfacción
identificar la calle donde viven y a sus pequeños amigos,
la escuela, sus juegos, sus aventuras, sus miedos y, desde
luego, no entienden el talante de sus padres frente a su
conducta siempre carente de previsiones; es una especie
de aparente independencia que los cautiva; yo la asimilo
a una especial forma de egoísmo que aprovecha esas
situaciones para sentirse alimentado con su infancia. Así
fue mi niñez o, mejor dicho, es así como la recuerdo.

El psiquiatra escuchaba con atención, admirado,


sorprendido y preocupado porque el paciente no
identificaba conductas concretas para evaluar. Estaba
recibiendo la respuesta de un maestro en sociología, no
de un enfermo psíquicamente traumatizado. Sin embargo,
no lo interrumpió.

249
- El paso de los aconteceres de los años transcurre
para ellos en silencio. Durante algún tiempo no lo
recordarán. Vendrán a la memoria cuando tengan hijos a
quien contárselos o cuando comiencen a volverse viejos.
Serán entonces críticos a posteriori sin poder sancionatorio
de los extravíos que por falta de conciencia hayan dejado
de ser importantes porque ni cuando ocurrieron, ni ahora,
se pueden juzgar.
Como muchos de los recuerdos de la niñez son
infieles, con el tiempo se preguntarán por las vidas de sus
ancestros y sus costumbres; querrán saber el destino de
los locos del pueblo que los asustaban e indagarán sobre el
origen de los cuentos de fantasmas que les narraban en las
noches de invierno, el miedo a dormir solos, el lenguaje
del viento, los ruidos extraños de los bosques, los ríos y
los montes y traerán a sus mentes muchos momentos de
silencio, de paz y de contento. Se darán entonces cuenta
que ellos también hicieron la historia.
El doctor Sanders se dio cuenta que su psiquiatra
tratante estaba sorprendido y confundido. La parálisis total
del cuerpo del neurocirujano sin que se hubiese logrado
establecer un diagnóstico claro que permitiera instaurar
un tratamiento, había sido la razón para que, por descarte,
se concluyera que su enfermedad había sido causada por
una gigantesca crisis emocional que el paciente no había
logrado superar a pesar de que en la Universidad se le
identificaba como un catedrático que tenía los pies bien
puestos sobre la tierra, de ánimo sereno y equilibrado que
no perdía nunca su norte.
Sentía que había comenzado a perder la batalla
más grande de su vida: primero una parálisis total de su
cuerpo y, ahora, verse frente a un prestigioso psiquiatra

250
a quien parecía que se le hubieran embolatado las llaves
apropiadas para abrir las puertas que dan paso a múltiples
reacciones neuronales que extrañamente se producen de
forma desordenada y se salen del patrón conocido para el
funcionamiento normal de la psiquis de las personas.
Los hallazgos de una solución parecían estar huyendo
del psiquiatra. Se sintió impotente, vencido, enfrentando
manifestaciones desconocidas como si fueran un enemigo
invisible muy difícil de vencer.
El psiquiatra pensó entonces que debía indagar sobre
las creencias y convicciones desconocidas que pudiera
tener el doctor Sanders, las cuales, en algunos casos,
sirven de ayuda. Tal vez en ese campo podría encontrar
algún filón que explorar. Sin embargo, consideró que
debía ser muy cauteloso porque también era conocido el
rigor con que el doctor Sanders manejaba su vida privada,
su intimidad y su soledad.

Los estudiantes le habían escuchado hablar con


frecuencia de Dios pero nunca le habían visto asistir a algún
oficio religioso. Algunos decían que como el profesor era
un investigador científico reconocido, era muy difícil
saber si, más allá de la verdad científica, pudiera creer en
algo que no estuviera objetivamente comprobado.
El psiquiatra quiso ser cauteloso y proyectó su
indagación con interrogantes de contenido general, con
la esperanza de que poco a poco podría descubrir sus
posturas personales y dar así con la clave que necesitaba
para examinar a fondo sus emociones.
A sus 77 años, ¿cómo siente usted la perspectiva de
su ejercicio profesional?
Cada vez la expectativa de vida de los hombres

251
es mayor. Por consiguiente es menester considerarla
como un tiempo de vida sin años. La edad no tiene por
qué estorbar a nadie. Pero claro, requiere de un manejo
responsable para que sea amable y no produzca desazón.
La vejez es como un cuenco que se ha ido llenando
de realizaciones gratificantes pero también de ilusiones
marchitas. Si usted pudiera examinar el cuenco de cada
persona encontraría en todos gritos y silencios, así como
dichas pasajeras y algunos encantos.
En mi caso no hay razones para que yo manifieste
lamentaciones y disgustos, la vida me ha tratado bien y
mi profesión de médico ha sido el más dignificante de los
ejercicios: el de servir con amor a los enfermos. Todavía
siento la tibieza de mi juventud y su empuje que es como
mantener una llama encendida iluminando el camino.
En mi cuenco, las vivencias, los alborozos, los
recuerdos, las andanzas, las luchas, las caídas, los dolores,
las alegrías, las tristezas, lejanas y las nuevas esperanzas,
como las que tengo ahora, todo se apretuja allí.
Profesor: Los estudiantes consideran que sus
exposiciones, aun sobre materias complicadas de entender,
las asimilan con gran facilidad. ¿Cuál es e secreto para
mantener viva su atención?
Tal vez sea algo que casi ya no se usa: la dialéctica
que es una forma atrayente de exponer una argumentación
o confrontarla con otra de forma tal que quien la escuche
decida compartirla aunque antes ni siquiera hubiera
pensado que mi verdad fuera una opción. Procuro que
perciban lo que escuchan como si estuvieran viendo una
obra de arte y que la retraten en sus mentes. Es un ejercicio
de la inteligencia que intuye primero la existencia de
formas diversas de pensamiento y, luego, viste las razones

252
propias con un atavío que atrae por la belleza de la forma
e impacta por la belleza del estilo que la exhibe, para
que la fuerza del conjunto genere el mágico deleite del
convencimiento que, en ocasiones, arrebata y demanda
entonces apropiadas y dosificadas dosis de mesura y
prudencia que eviten que se exacerben los ánimos. Mis
exposiciones no son dogmáticas pero procuran el interés
de los estudiantes. El secreto consiste en que las ideas
no se trasmitan atropelladamente sino con el recato y la
prudencia que tenía la mujer de Ulises.

El profesor Sanders tenía el convencimiento de que la


cátedra en la Universidad era un especial e incomparable
amor que debía mantenerse cautivo para que cuando por
cualquier causa se ausentara, al regreso la encontrara como
si nunca la hubiera dejado. Algún día regresaré como si
nada hubiera pasado ni el tiempo hubiera transcurrido.
Entonces diré a mis estudiantes de medicina como lo
hiciera en su momento Fray Luis de León al regresar a
su cátedra en la Universidad de Salamanca, después de
haber sido juzgado y puesto preso por la Santa Inquisición
Española: «Decíamos ayer».
El psiquiatra estaba siendo atraído por la elocuencia
del doctor Sanders y dándose por vencido en su propósito
por encontrar un punto de acceso a las emociones propias
del neurocirujano, pero éste, sin proponérselo, no le estaba
dando la oportunidad para lograrlo.
Después de varias visitas a la casa del paciente, el
psiquiatra dio por terminada la interconsulta. No había
logrado establecer un vínculo o nexo entre la condición
psíquica del doctor Sanders y la parálisis total de su
cuerpo. No tenía un diagnóstico, pero había llegado a

253
una conclusión: Inexistencia de relación de causa a
efecto entre el estado psíquico del paciente, cuya
valoración es normal, y la parálisis total de su cuerpo.

Antes de dar a conocer sus conclusiones al grupo de


médicos interconsultados, visitó al enfermo y, con mucha
delicadeza, le manifestó:
- Tengo la satisfacción de informar a usted que no
está afectado por una patología psiquiátrica o un desorden
mental. Así lo informaré a sus médicos tratantes y demás
profesionales que han evaluado su caso.

254
12
EL TRASLADO DEL PROFESOR SANDERS A LA
CLÍNICA DE ESPECIALISTAS
Buscando una tabla de Salvación

El doctor Karl Smith, Director General de la Clínica


de Especialistas, viejo amigo del doctor Anthon Sanders,
recibió la llamada telefónica de la esposa del prestigioso
neurocirujano. Desde el otro lado de la línea dejo escuchar
su voz:
Dr. Smith: Soy Mariana la esposa de su amigo
Anthon. Como usted bien sabe, durante su prolongada
estancia en el Hospital su equipo de médicos tratantes
no logró establecer un diagnóstico de la parálisis total
que lo afecta. Se hicieron múltiples interconsultas con
prestigiosos médicos del exterior y, ni aun con su apoyo,
disponemos en este momento, al menos, de una presunción
diagnóstica. Hace dos días el Dr. William Simonds, Jefe
de la Unidad de Psiquiatría del Hospital, para concluir un
ciclo de visitas de evaluación de la condición psíquica de
Anthon, le entregó el siguiente diagnóstico psiquiátrico:
Inexistencia de relación de causa a efecto entre el estado
psíquico del paciente, cuya valoración es normal, y la
parálisis total de su cuerpo.
Comprenderá usted que un hombre de estudio como
él, teniendo la mejor medicina a su alcance, se encuentra
viviendo la más grande e incomprensible tragedia de su
vida. No logra aceptar que la medicina y los médicos lo

255
hayan desahuciado.
Él considera que ya nada puede esperar de sus
colegas pero que ello no significa que deba dejar de hacer
un nuevo intento que a usted sorprenderá; ha decidido no
darse por vencido y dar su última batalla en un campo
distinto del que ha sido su escenario durante su ya largo
ejercicio profesional.
Por mi conducto le solicita su ingreso a la Clínica
de Especialistas que usted dirige, a fin de que estando
hospitalizado le escuche usted su decisión final. Él desea
que, de ser posible, sea ubicado en un piso de la Clínica
que no se encuentre congestionado de pacientes, ojalá en
el extremo más aislado de uno de sus costados.
Al doctor Smith aunque le parecía que ciertamente
ya nada podía hacer la medicina por su amigo Anthon
ofreció todo su apoyo para atender el obligante pedimento
de su esposa Mariana y dispuso lo concerniente para su
hospitalización en la forma como él lo había sugerido.
Será en el tercer piso de la Clínica, costado oriental, en
donde en este momento tenemos solo un paciente que de
inmediato, vamos a trasladar ordenó diligentemente el
Dr. Smith.

El día de su hospitalización en la Clínica solicitó al


doctor Smith que buscara en los contactos de su teléfono
celular el nombre de Pedro Wilca.
Él es un viejo amigo mío que reside en Cuzco Perú,
cerca de Machu Pitchu. Le ruego contactarlo y hacerle
saber que estoy hospitalizado en esta Clínica y que lo
necesito con urgencia. Dígale que es un asunto de vida
o muerte y hágale llegar, por mi cuenta, pasajes aéreos
y algún dinero para gastos; resérvele un hotel y acuerde

256
el día y hora en que pueda visitarme. . Me gustaría que
usted personalmente pudiera recibirlo,  le dijo como si
estuviera implorando el favor.
Igualmente le había pedido al doctor Smith que si
en algún momento su esposa Mariana llegare a solicitarle
información sobre la evolución de su enfermedad, no
se abstuviera de brindársela. Ella está enterada de la
gravedad de mi estado y le he revelado mis más íntimas
convicciones y creencias, más allá de mi conocimiento
científico, pero es una mujer escéptica y de pensamiento
rígido, aunque todos sabemos que los escépticos son
curiosos le había revelado en ese momento de íntimas
confidencias.
Había resuelto confiar en el doctor Smith. Muchas
muestras de mutuo afecto le permitían pensar que era la
persona indicada para darle a conocer, con seguridad, un
secreto que guardaba celosamente. El paso del tiempo
había consolidado entre ellos una férrea amistad. Pensó
que una reserva rigurosa de sus convicciones debía
mantener a salvo su prestigio en el campo de la
neurocirugía. Luego de algunas cavilaciones decidió dar
un paso trascendental en su vida. Para comenzar indicó
al doctor Smith:
Hágale saber que me encuentro desahuciado y que
él es mi última esperanza. Asuma usted todos los gastos
a que haya lugar y procure concretarlo para que me
visite prontamente.

Procederé así de inmediato. Pero antes asumiré


personalmente como su médico tratante y ordenaré
algunos procedimientos de apoyo para diagnóstico y una
batería completa de pruebas de laboratorio. Con estas
decisiones abriremos su Historia Clínica y señalaremos

257
como motivo de ingreso: Cuadriplejia de origen
desconocido a investigar.

258
13

UNA SANACIÓN SORPRENDENTE


La conexión con otras realidades

Después de dos meses de incesantes interconsultas


con el mundo científicamente más reconocido, el doctor
Sanders se encontraba ahora hospitalizado en la Clínica
de Especialistas.
El neurocirujano estaba defraudado. Resultaba
difícil para él comprobar en su propia humanidad que la
medicina fuera la “ciencia de la incertidumbre”. Había
solicitado al doctor Smith, su amigo y compañero de
estudio en la facultad de medicina, los diligenciamientos
para que el señor Pedro Wilca prontamente lo visitara.

Fiel a las instrucciones que había recibido, al tercer


día siguiente, muy temprano, después de vestirse con la
bata blanca que lo distinguía como médico, el doctor Carl
Smith se ubicó en el punto de acceso a la puerta de entrada
principal de la Clínica de Especialistas Siglo XXI en donde
se desempeñaba como Director Científico. Estuvo atento
a la llegada de cualquier taxi. Observaba con atención a
las personas que se bajaban frente a él; todas se dirigían
al ascensor; dedujo que seguramente eran visitantes de
enfermos hospitalizados; ninguna correspondía a las
señales que debía reconocer para identificar a su extraño
invitado.

259
Miró su reloj de pulsera; faltaban pocos minutos
para las ocho de la mañana. La ansiedad comenzaba a
hacer presencia como ocurre siempre con las emociones
de quien espera.
A la hora acordada un taxi amarillo con vidrios
ahumados se detuvo frente a la puerta del centro
asistencial. El doctor Smith observaba atento. Se
tranquilizó cuando vio descender del vehículo al hombre
de sombrero negro que esperaba.
El ansiado visitante retiró del taxi una pequeña
maleta de color negro y sin vacilación se dirigió al lugar
en donde se encontraba el director de la Clínica quien de
inmediato se adelantó a su encuentro.
Usted debe ser el doctor Smith. afirmó con
seguridad el invitado.
Así es, lo estaba esperando respondió el médico
amablemente y agregó: Voy a conducirlo a la habitación
de su amigo el doctor Anthon Sanders. Se encuentra en la
327.

Con la mano derecha parsimoniosamente se quitó


su sombrero negro e hizo una leve inclinación de cabeza
como señal de respeto y reverencia.
Mi nombre es Pedro Wilca. Gracias por recibirme
en su Clínica. Soy amigo del doctor Sanders desde
hace muchos años. Procuro, como ustedes, dar apoyo a
los enfermos, pero no exactamente como lo hacen los
médicos de academia, manifestó el extraño visitante al
tiempo que descubría plena su mirada.
No hubo más palabras. La voz del extraño visitante
había impactado al doctor Smith; su tono era alto pero
cautivante, igual a como ocurre en un concierto

260
sinfónico cuando los instrumentos de viento enfatizan
los tiempos fuertes sin que desaparezca la delicadeza de
la melodía. Su mirada y su voz tenían algo poderoso y
atrayente que no era fácil descifrar.
Antes de iniciar el recorrido que los separaba del
ascensor, uno de los porteros de la clínica se acercó al
lugar.Buenos díasdijo y se inclinó como siempre lo
hacía para alivianar de su equipaje a los pacientes que
ingresaban a la Clínica; él suponía que el visitante era uno
de ellos.
No es necesario, yo mismo la llevo,manifestó en
tono que no daba lugar a que le insistieran.
El doctor Smith no se había interesado antes en
observar con detenimiento la maleta de Pedro; era de
color negro desteñido por el tiempo y el uso; su cierre no
era de cremallera sino mediante dos pequeñas chapas de
ajuste directo. En las cuatro esquinas de la tapa de cierre
era notorio el desgaste. No estaba acondicionada para su
movilización con ayuda de ruedas.
En el momento en que se disponían a dar los primeros
pasos hacia el ascensor, el extraño visitante, en gesto de
agradecimiento fijó su mirada en los ojos del médico por
un instante que a éste le pareció una eternidad. Los suyos
de color miel eran brillantes, impactantes pero serenos,
muy expresivos, inspiraban una confianza que invitaba a
seguirlo, como cuando la atracción de un imán poderoso
no la puede resistir un pequeño objeto de metal.
Nunca pudo olvidar la mirada limpia y profunda de
ese hombre; no le inspiraba ningún temor, era como la
de un niño que todo lo escruta y descubre sin esfuerzo
mundos maravillosos en los cuales se recrea sin sorpresa
ni miedo.

261
Parecía conectarse con su interior. En ese momento
los poderes que creía tener como médico y como director
de la Clínica sucumbieron para que quedara expuesta, sin
que nadie lo notara, la pequeñez de una cierta arrogancia
interior más propia de su jerarquía que de su talante
personal.
Su sombrero negro que parecía ser de fieltro, era del
estilo “Fedora” o “Borsalino” de ala ancha como los que
usan algunas tribus indígenas que se han adaptado a la
modernidad. Alrededor de su copa una cinta del mismo
color se anudaba en forma de moño con la apariencia de un
corbatín. Era fácil advertir que había recibido mucho sol;
algunas partes se mostraban atornasoladas con tendencia
amoratada.

Vestía un atuendo humilde: Camisa blanca con


una corbata que por su anchura se hacia notoria; estaba
anudada con despreocupación, sin ninguna vanidad. El
paso del tiempo era evidente; una leve decoloración se
advertía en la textura de sus ropas por el desgaste del
uso frecuente. Sus zapatos negros sin lustrar revelaban
falta de mantenimiento pero no descuido. Su humildad no
lograba ocultar el halo de grandeza que lo distinguía.
En su piel cobriza resaltaban arrugas profundas pero
firmes, sin flacidez. No tenía barba poblada; en sus cejas
se asomaban algunas canas; sus manos impresionaban
por lo alargadas, sus nudillos pronunciados y descarnados
parecían una réplica de alguna pintura del Greco.
Aparentaba unos 70 años de edad. No era un hombre
común y corriente; podría tener un metro con setenta
de estatura; delgado pero de contextura fuerte y pasos
seguros. Para nadie pasaría desapercibido. La energía que

262
irradiaba hacía imposible ignorarlo.
Algo en él era muy difícil de descifrar. Se le percibía
como impregnado de una poderosa energía que se
irradiaba en el ambiente.
El doctor Smith tenia bien claro que a un
neurocirujano de tanto prestigio y reconocimiento como
el doctor Sanders, le resultaba comprometedor ante la
comunidad científica divulgar los resultados prácticos
de sus ocultas convicciones y creencias al margen de
su ejercicio profesional en el campo de una moderna
medicina que él calificaba como “la más avanzada” . Por
ello, la visita del hombre del sombrero negro tenía un
carácter estrictamente reservado.
Mientras lo observaba con curiosidad, recordó que
el doctor Sanders le había comentado que en Sur América
tenía valiosos contactos con médicos que conocían el
método para reconectar la energía del cuerpo humano
con el todo universal del cual forma parte el espíritu que
lo sostiene. Él le había dicho que, por ese conocimiento
que tenía, en su cátedra de ética médica en la Universidad
le insistía a los estudiantes sobre los grandiosos efectos
que produce tratar los pacientes mediante una relación
que establezca un puente que conecte la fuerza interior
o espiritual del médico  quien con sus conocimientos y
experiencia desea curar al enfermo con la confianza y
esperanza que haya logrado despertar en su interior, para
enfrentar así la enfermedad con la fuerza de una unidad
espiritual integradora del saber médico y la confianza del
enfermo.
¿Será este el secreto conocimiento, del cual
últimamente ha venido hablándose, para acceder a
la profundidad cuántica de las células y reconectar el

263
ADN de las personas con la energía universal que puede
fortalecerlo y aun modificarlo? se había preguntado
pensativo el doctor Smith mientras observaba con
curiosidad la maleta negra de su invitado, haciendo
cábalas sobre su contenido.
«Debo suponer pensaba que si tiene
conocimientos de medicina haya dispuesto en ella un
buen tensiómetro, termómetro, martillo para reflejos y
un fonendoscopio, si es que maneja medicina alopática,
pues los demás datos que quisiera conocer se supone
que están consignados en la Historia Clínica del
paciente, la cual será puesta a su disposición; pero si,
además, practica algún tipo de medicina alternativa, es
posible que haya incluido agujas de acupuntura,
esencias florales, algún medidor de energía como el
péndulo o las varas de zahorí, así como también
cristales de cuarzo u otros que algunos alternan con
figuras geométricas tipo dodecaedro que, según se dice,
les facilita la obtención del diagnóstico.»
«No creo que sean aceites, ungüentos o bebedizos
que la medicina moderna ni conoce ni acepta se aventuró
a pensar,- pero...necesariamente deben ser ayudas que
faciliten la reconexión de las células del cuerpo del doctor
Sanders con la energía universal de la cual alguna vez me
habló cuando quiso compartir conmigo sus vivencias y
convicciones sobre la medicina no reconocida ni siquiera
como complementaria de la ortodoxa.»
«Entonces, cuáles podrían ser esas ayudas
especiales». caviló inquieto el doctor Smith.
«No se me ocurre ninguna que no pueda tener
cabida en la cabeza de un científico de las exigencias y
rigor del doctor Sanders. Para él las especulaciones sobre
los significados de la verdad solo pueden hacerse en el

264
campo filosófico. En el mundo de la ciencia  afirmaba
lo verdadero debe ser comprobado o corroborado aun
empíricamente para que la teoría que lo sustente se
mantenga vigente. ¡Sí!, eso fue lo que me transmitió,
pero…¿cuál era para él la verdad que conocía como
producto de sus investigaciones como neurocirujano,
aunque estuviera marginada de la ciencia?»
«Como buen científico recordó él sostenía que
ni siquiera para la ciencia existen verdades absolutas. La
verdad reconocida y vigente admite prueba en contrario.
Son muchas las verdades científicas que no lograron
permanecer porque teorías nuevas derrumbaron sus
fundamentos. así lo afirmaba frecuentemente en su
cátedra en la Universidad.
Para sustentar su exposición, le encantaba recordar
como Galileo Galilei, continuador del método científico
investigativo experimental de Francis Bacon por haber
roto con las teorías de la física aristotélica de la época
desvirtuando la teoría geocéntrica de Claudio Tolomeo
el griego, quien en el siglo II en su obra, el Almagesto,
había descrito a la tierra como centro del universo, para
dar plena credibilidad al heliocentrismo de Copérnico
había sido puesto preso por la inquisición italiana que
representaba la iglesia católica romana y no aceptaba que
la tierra girara alrededor del sol; lo amenazaron de tortura
y muerte por estar buscando una verdad que finalmente se
impuso científicamente.»

Recuerdo que en alguna oportunidad manifestó


a los estudiantes de medicina: «lo que todo el mundo
ve no se puede ocultar bajo la manga como si fuera
un truco de magia. Para la ciencia no debieran existir

265
únicamente como resultado de la investigación, verdades
absolutas no demostradas, ni ser desconocidos resultados
tangibles y observables, simplemente porque se ignoran o
desconocen sus causas.»
La búsqueda de la verdad en el campo de la medicina
-les decía- no puede ser un ejercicio condicionado
por creencias, posturas de fe, sentimientos religiosos,
apariencias, fanatismo, conveniencias, políticas estatales
o cualquier otro sesgo que los aparte a ustedes de la
esencia de las materias que investiguen. Desde luego, no
se debe investigar sin método y el que es propio para el
estudio del hombre y las enfermedades es la investigación
científica, lo cual no significa que deban ser rechazados a
ultranza fenómenos que vemos, percibimos o sentimos,
por el solo hecho de que no encajan en ninguno de los
modelos de investigación.
-En la Universidad y en el Hospital durante muchos
días circuló un escrito que contenía la “Sentencia de
Galileo Galilei.”53 Se supo que el doctor Sanders la había
entregado en clase para que la hicieran circular como una
demostración de aquello que no se debe hacer cuando en
materias científico técnicas se está buscando la verdad
pero los condicionamientos de conveniencias e intereses
ajenos a ella la ocultan o ensombrecen. Los cargos
principales contenidos en el texto señalaban:

«Por cuanto tú, Galileo, hijo del difunto Vincenzio


Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste
denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, porsostener
53 http://recuerdosdepandora.com/personajes/galileo-galilei/sentencia-de-
la-inquisicion- a-galileo/
En la pag. Web citada aparece: “Nota: Texto ha sido extraído del libro de
Bertrand Russell El Panorama de la Ciencia, que a su vez toma la información
de los documentos publicados sobre el proceso a Galileo Galilei en 1870.

266
como verdadera una falsa doctrina enseñada por
muchos, a saber: que el Sol está inmóvil en el centro
del mundo y que la Tierra se mueve y posee también
un movimiento diurno; así como por tener discípulos
a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por
mantener correspondencia sobre el mismo tema con
algunos matemáticos alemanes; así como por publicar
ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que
desarrollas la misma doctrina como verdadera; así
como por responder a las objeciones que se suscitan
continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando
dichas Escrituras según tu propia interpretación; y por
cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de
carta, redactada expresamente por ti para una persona
que fue antes tu discípulo, y en la que, siguiendo la
hipótesis de Copérnico, incluyes varias proposiciones
contrarias al verdadero sentido y autoridad de las
Sagradas Escrituras; por eso este sagrado tribunal,
deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde
entonces proceden y aumentan en menoscabo de
la sagrada fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad
y de los eminentísimos cardenales de esta suprema
universal Inquisición, califica las dos proposiciones de
la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra,
según los calificadores teológicos, como sigue:»
«La proposición de ser el Sol el centro del mundo e
inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa
y formalmente herética, porque es precisamente
contraria a las Sagradas Escrituras».
«La proposición de no ser la Tierra el centro del
mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también
con un movimiento diurno, es también absurda,
filosóficamente falsa y, teológicamente considerada,
por lo menos, errónea en la fe.» (…)

A su vez decía el profesor Sanders hay otras


verdades que, habiendo sido comprobadas por sus efectos,

267
no son reconocidas porque para la investigación científica
forman parte de lo sobrenatural o inexplicable y ese es,
precisamente, el universo que la ciencia no ha logrado
escrutar para explicarlas. La reconexión del ADN de los
seres humanos con su fuente primigenia, es una de ellas.
Con ésta forma de argumentar le gustaba retar a
los estudiantes a que investigaran y propusieran nuevas
concepciones de la verdad, aplicables en diversos campos
de la medicina.
Mientras así reflexionaba, paseando por su memoria
el pensamiento científico de su amigo, el demonio de la
duda asaltó al doctor Smith, quien para tratar de aclararla,
pensó:
-¿Qué tal que el doctor Sanders tenga razón y que
algún día llegue a demostrarse científicamente que las
células tienen memoria y que, por ello, los recuerdos no
solo tienen origen en el cerebro sino en cada célula de
nuestro cuerpo? ¿Sería posible entonces que las células,
haciendo uso de esa memoria, pudieran recordar el
campo energético de donde provienen como si fuera una
querencia que las atrae?
Mientras caminaba al lado del hombre del sombrero
negro, el doctor Smith recordó que cuando su amigo ejercía
como neuro cirujano en Alta York, le había confiado
íntimas convicciones e investigaciones reservadas. A
modo de explicación fácil de entender, estableciendo un
contraste de posturas, en una ocasión le había referido
como los meridianos de energía que en múltiples
direcciones se pueden localizar en el cuerpo humano,
son utilizados en acupuntura para tratamientos de
enfermedades localizadas exclusivamente en el cuerpo

268
de los enfermos utilizando agujas especiales que se
insertan en los puntos que el acupunturista, por sus
estudios y experiencia, sabe que producen algunos
efectos en beneficio del enfermo.
A diferencia de ese tipo de medicina alternativa
y muchos otros  le había dicho  existen otras formas
incomprensibles para la medicina alópata que sanan
los enfermos y curan las enfermedades sin la necesidad
de localizar esos meridianos o puntos de energía como
un recurso físico alternativo, concluyendo que para
restablecer el funcionamiento celular de cualquier
órgano, se puede penetrar, sin ningún instrumento, hasta
la profundidad de las células enfermas, más allá de los
átomos y sub átomos, es decir hasta alcanzar las partículas
cuánticas denominadas quantos y, desde allí, estimular la
reconexión del ADN con la energía universal de la cual en
algún momento se desconectó.
En esa oportunidad, el doctor Sanders quiso ser un
poco más amplio que de costumbre en sus confidencias.
Fue magistral haciéndole entender al doctor Smith que
cuando el ADN se eleva a un nivel de vibración alto es
cuando se logra su reconexión con la fuente en donde se
encuentra la información de donde proviene todo cuanto
almacena para distinguir la individualidad del ser humano.
-Voya tratar de hacer a usted planteamientos sencillos
y para que sean comprendidos sin dificultad los expondré
de manera didáctica. -le dijo-.
-A esa maravillosa memoria cósmica con la cual
puede reconectarse el ADN, algunos teorizantes la
denominan “Rejilla Cristalina”. Aquello que se pierde
o se debilita en nuestro organismo puede ser recuperado
o fortalecido mediante una sorprendente pero sencilla
comunicación entre la profundidad de nuestras células y

269
esa Rejilla. Pero claro, para hacerlo se requieren algunas
condiciones especiales que la ciencia no se ha preocupado
por reconocer mediante la investigación.
El doctor Smith le había escuchado con atención y
recreaba su memoria recordando que el doctor Sanders se
lo había dicho con un aire de frustración que se advertía
en el balanceo de su cabeza para luego, con una sonrisa
socarrona que no le impedía mantener su postura de
científico, decirle:
Espero que no sea usted como quienes piensan que
cuando el astro físico norteamericano Carl Sagan dijo
que “Somos polvo de estrellas,” estuviera haciendo una
frase poética, porque, aun así, esa expresión contiene una
maravillosa verdad científica. No es tan complicado de
entender; basta con recordar que la ciencia admite que en
el ADN solo existen dos filamentos biológicos. Esta es
una concepción de la física nuclear; es lo que se alcanza
a ver utilizando un potente microscopio electrónico que
muestra la rosca espiral de doble hélice del ADN. Pero
hay otros diez filamentos que no son visibles porque están
en capas sobrepuestas que son inter-dimensionales. A
propósito, antes que Carl Sagan, en 1929 el astrónomo
Harlow Shapley había dicho: «We organic beings who
call our selves humans are made of the same stuff as the
stars.» 54
El polvo de estrellas que somos, me continuó
explicando es el producto de una evolución asombrosa
que comenzó después del big bang, a partir de átomos de
hidrógeno que eran la materia existente en ese momento;
no había absolutamente nada más. A lo largo de miles de
54 (Nosotros los seres orgánicos que nos llamamos humanos estamos hechos
de la misma materia que las estrellas.)

270
millones de años (eones) se formaron las primeras estrellas
y en el interior de éstas se generaron los demás elementos:
carbono, hierro, azufre, etc., los cuales “nos rodean en
nuestro día a día y de hecho forman los cimientos de
nuestra propia existencia a nivel molecular.” 55
Las reacciones que se producen por efecto de la
formación de una estrella, transforman el hidrógeno en
helio y, como consecuencia de altas temperaturas de
varios millones de grados, éste se transforma en carbono;
a su vez, la fusión del helio y el carbono da lugar al
oxígeno. A mayores y variables temperaturas se forman
elementos como hierro, magnesio, níquel y otros. De esta
fusión se forman estrellas que, unas veces, permanecen
como cuerpos inertes y, en otras, por el tamaño y las altas
temperaturas, colapsan estallan como una supernova
que lanza al espacio un huracán de polvo estelar que
provoca la formación de condensaciones de materia que
forman nuevas estrellas en una sucesión que dura miles
de millones de años. Al agruparse la materia pesada se
condensa alrededor de estrellas en forma de planetas y en
algún momento dado, si las condiciones son adecuadas,
los “ladrillos” fundamentales de carbono que algún día
nacieron en el interior de una estrella se transforman en
vida orgánica. 56
«Cuando, en su momento, escuché al doctor Sanders
no salía de mi asombro y ahora, recordando sus lecciones,
me doy cuenta de la huella que en el cosmos han dejado
55 fle:///Users/user/Documents/‘Somos%20polvo%20de%20estrellas’%20
y%20qué%20significado%20tiene_%20_%20Ya%20está%20el%20listo%20
que%20todo%20lo%20sabe.html

56 Fle:///Users/user/Documents/‘Somos%20polvo%20de%20estre-
llas’%20y%20qué%20significado%20tiene_%20_%20Ya%20está%20el%20
listo%20que%20todo%20lo%20sabe.html

271
nuestras vidas.»
Al llegar al tercer piso de la Clínica el ascensor abrió
sus puertas justo en frente del puesto de enfermería. El
Director de la Clínica y su acompañante avanzaron sin
premura hasta el punto de acceso a las habitaciones.
Las dos enfermeras jefes que hacían la guardia para que
nadie accediera al pasillo hasta cuando recibieran órdenes
para permitirlo, se sorprendieron al ver el poder de la
medicina encarnado en el doctor Smith con su impecable
bata blanca, acompañado de un ser humilde imposible de
olvidar por su sombrero negro y su maleta con chapas de
presión y correas de seguridad.
Por el alto estatus de la Clínica en el país, nunca
habían visto la visita de una persona así y mucho menos en
un plan totalmente restringido para el público, al tiempo
que muy cercano al interés personal del Director.

El doctor Sanders se encuentra en la habitación


327; solo puede pasar el señor del sombrero negro,  les
informó una de las enfermeras.
Yo lo sé, dijo secamente el doctor Smith y agregó:
Permaneceré aquí con ustedes hasta cuando la visita haya
terminado.
Luego, la licenciada, dirigiéndose al extraño
visitante, le informó:
 En la habitación se encuentra el Doctor Sanders.
Todo su cuerpo está paralizado por una desconocida
enfermedad que los más distinguidos científicos del
mundo no han logrado diagnosticar. Él quiere conversar
a solas con usted. Ignoro que quiera decirle o pedirle. En
medio de esta dolorosa tragedia que conmueve hoy al
mundo científico, al menos puede oír y hablar. Le ruego

272
que no se tarde mucho; se mortifica cuando alguien lo
observa en el penoso estado en que se encuentra.
Mientras el doctor Smith esperaba, en su mente se
recrearon múltiples caminos para pasear sus dudas. Pensó
que el hombre que estaba con su amigo podría ser un
curandero empírico de pueblo que por alguna razón se
había ganado su confianza.
Descartó que fuera un hechicero porque conocía bien
al doctor Sanders y estaba seguro de que él no aceptaría
nunca ayudas de ese tipo conocidas como magia negra
traída del África.
A lo mejor puede ser un yerbero o yerbatero
conocedor de plantas exóticas de gran poder para curar
el cuerpo físico y también despertar el poder interior para
que él enfermo se sane así mismo. Es una misteriosa visita
para quien como yo la medicina lo es todo: la vida misma,
una pasión y una manera de servir, reflexionaba el doctor
Smith en su examen de posibilidades.
Descartó que fuera un mago, agorero o adivino de
alguna de las tantas layas que existen para hacer
encantos y desencantos echando las cartas del tarot o
presagiando el futuro por medio del agua, la bola de
cristal u otros elementos, porque su amigo no creía en
ese tipo de personas; las consideraba manipuladoras y
aprovechadas de la ingenuidad de los incautos. “Esos
manejan hábilmente el arte del engaño” le había dicho
alguna vez.
Desde luego, no podría tratarse de un practicante
de medicina alternativa o complementaria; ellos
generalmente no atienden enfermos a domicilio ni tienen
autorización abierta para tratar pacientes hospitalizados
y, si la tuvieran, no usarían atuendos como el del visitante
del doctor Sanders. Por exclusión, solo me quedan

273
los chamanes.pensó inseguro mientras continuaba
meditando.
El director de la Clínica observó cómo su visitante
al llegar a la puerta de la habitación del doctor Sanders,
pasaba la maleta negra a su mano izquierda para poder
abrir la puerta con la derecha. Sin decir palabra alguna
accedió de inmediato. Al escuchar el golpe de cierre, el
doctor Smith se dirigió a la esquina del pasillo en donde
prestaban guardia las dos enfermeras.
Debemos estar muy pendientes de lo que suceda,
pues solo el doctor Sanders sabe quién es su visitante
dijo preocupado a las enfermeras.
Como la curiosidad se agiganta cuando hay silencio,
el doctor Smith pensó que sería conveniente estar más
cerca de la puerta.
Es mi responsabilidad saber qué ocurre en cada
una de las habitaciones de mi clínica manifestó a las
enfermeras para justificar su decisión de dar algunos
pasos de aproximación.Había pasado ya un cuarto de
hora sin que nada se percibiera.
Luego de haber avanzado unos pocos metros, un
golpeteo de pies contra el suelo, proveniente de la
habitación del doctor Sanders, hizo que se detuviera
prudentemente. Era acompasado y rítmico en tres
tiempos. La sucesión de sonidos en medio del silencio
producía un efecto hipnótico que encadenaba a quien lo
escuchara. El solo contacto de los pies sobre el piso de
la habitación era cautivante y atrayente. Luego vino un
silencio como de unos tres minutos y de nuevo se escuchó
similar golpeteo, pero ahora acompañado del sonido de
una maraca (una sola) sin ritmo, como el tic tac de un reloj.
Dejaron de escucharse estos sonidos y enseguida irrumpió

274
el maravilloso redoblar de un tambor similar al toque
marcial que precedía en las bandas de guerra del siglo
XVIII al momento de entrar en batalla pero no se mantuvo
la intensidad del sonido sino que fue disminuyendo poco
a poco y se fue alejando hasta desaparecer llevándose la
ilusión de la realidad que estábamos viviendo desde
afuera, como cuando el sueño que está a punto de
vencernos arrastra, a profundidades inconscientes nuestra
sensación de vivir. Después se escuchó una especie de
canto indescifrable, como si no se pronunciaran palabras.
La modulación de la voz era encantadora, parecía como
si fuera un mensaje mágico transportándose por entre las
montañas. Estábamos viviendo algo incompresible para
nosotros pero que percibíamos como grandioso.
Curiosamente se estaban fundiendo en uno solo el
rítmico sonido de una forma de saltos de danza, con los
sucesivos compases que producía el sobre puesto shiss,
shiss, shiss de la maraca que daba paso a que se escuchara
el poderoso: tan tan tan; tan tan tan; tan tan tan con que
finalizaba el redoblar del tambor, cuyo sonido se iba
perdiendo lentamente y cada vez menos perceptible, al
tiempo que el canto se iban apagando como si su energía
muriera en la lejanía y fuera así inductor de un sueño
profundo.
Sin duda alguna era una danza ritual indígena.
¡El hombre del sombrero negro podría ser un chamán!

Seguramente estaba induciendo la reconexión


celular de la cual el doctor Sanders había platicado a su
amigo, expectante ahora en el pasillo del tercer piso de
la Clínica,mediante los acompasados pasos de la danza
acompañada del sonido de una maraca de mate y semillas

275
que es la que se usa en algunos rituales indígenas de tribus
de origen precolombino. Es bien sabido que para lograr
esa comunicación se requiere de la inmersión del enfermo
en su mundo interior a fin de que pueda integrarse con la
del sanador, lo cual se logra con esos cautivantes saltos,
el chasquido de la maraca, el redoblar del tambor y el
canto susurrante. No se sabía si en esta oportunidad se
hubiera ingerido un usual bebedizo destinado a producir
alucinaciones y estados alterados de conciencia, como el
yagé, la ayahuasca y otros. Seguramente el doctor Sanders
no lo hubiera permitido.

Para estar seguro de sus impresiones, mientras la


habitación del doctor Sanders continuaba en silencio, el
doctor Smith tomó su teléfono móvil y se comunicó con
un médico amigo suyo que había conocido en un congreso
de medicina complementaria en Paracas, población del
Perú.
Después de un saludo cordial le manifestó su
interés por conocer la verdad sobre las prácticas que, al
parecer, en algunas partes del mundo están comenzando
a establecerse entre los chamanes modernos que las
complementan con algunos de los recursos de la medicina
alopática para sanar y curar.
Al doctor Samael Sariri, médico general, le pareció
que una respuesta telefónica resultaría incompleta, pero
ante la insistencia del doctor Smith, a vuelo de pájaro le
manifestó:
Los chamanes han existido desde cuando
aparecieron las primeras civilizaciones. Descubrieron el
poder de los elementos de la naturaleza y aprendieron
a utilizar inicialmente las fuerzas ocultas del agua, la

276
tierra, el aire y el fuego, en forma separada o conjunta, de
acuerdo con los propósitos de su accionar.
Se dieron cuenta que los resultados obtenidos
estaban relacionados con el grado de su fuerza espiritual
o poder interior. Para facilitar la inmersión en las
profundidades de su espíritu y lograr conectarlo con la
grandeza del todo, desde siempre han accedido a ellas
desde un entorno sagrado que puede ser un espacio real o
creado en su mente. Bajo la influencia de representaciones
de los elementos de la naturaleza crearon diversos rituales
que inducen o propician resultados sorprendentes e
increíbles.
A los elementos inicialmente utilizados en los
rituales antiguos, los chamanes chinos adicionaron el metal
y la madera; en su evolución, a la tierra contrapusieron el
cosmos; así, todo quedaba comprendido: el norte, el sur,
el este, el oeste, el cielo y la tierra.
Para complementar sus reflexiones dijo al doctor
Smith:
En un maravilloso libro editado en Colombia,57
denominado “CHAMANISMO - La palabra que cura”,
de Marcel De Lima Santos, al citar a James George
Frazer en su obra The Golden Bough,58 señala que «la
religión apareció cuando el hombre reconoció su propia
impotencia frente a fenómenos naturales y seres mucho
más poderosos, aunque invisibles, que dominaban lo que
estaba fuera de su alcance.»

57 Marcel De Lima Santos. CHAMANISMO La palabra que cura. Ed. SAN PABLO.
Coedición de la P0ntificia Universidad Javerianas. Facultad de Teología1ª.
Edición. 2009. p. 129
58 Frazer James Georger. Ther Golden Bought. Oxford University Press. Lon-
don 1994, p.57

277
Creo, que esos poderes sobrehumanos con los cuales
se identificaba la divinidad, continúan representando una
especie de camino desconocido para la religión y la ciencia.
Mientras que la medicina acepte curaciones inexplicables
que algunas religiones identifican como milagros pero no
logran demostrar el cómo de los mismos, tendremos que
convivir con los efectos de actividades incomprensibles
que pueden ser excluidas pero, no por ello, desconocidas.
Aquello que no esté probado o que estando
suficientemente demostrado mediante el método científico
no es comprendido, generalmente es ubicado dentro del
marco de lo misteriosamente oculto, lo mágico o lo no
revelado.
Me parece esencial anotó que Frazer, al referirse
a las condiciones necesarias para acceder al conocimiento
profundo de lo inexplicable para la religión, las atribuyó
a “inteligencias superiores que poseen una amplitud
de visión necesaria para comprender lo vasto que es el
universo y lo pequeño que es el hombre.” Tal vez sea el
caso del doctor Sanders. concluyó.59
Me parece importante que conozca usted una
complementación de lo anotado por Frazer: 60
«Obviamente, Frazer se coloca entre los creyentes
que poseen una comprensión más amplia y explica los
motivos por los cuales los hombres se someten a lo divino.
Sin embargo, en las sociedades occidentales, en las cuales
pareció que se dio ese tipo de conversión de la magia a
59 Marcel De Lima Santos. CHAMANISMO La palabra que cura. Ed. SAN PABLO.
Coedición de la P0ntificia Universidad Javerianas. Facultad de Teología1ª.
Edición. 2009. p. 129

60 Marcel De Lima Santos. Chamanismo La palabra que cura. 2009. Ed. San
Pablo Universidad Javeriana,129, 130

278
la religión, o sea, de las prácticas rituales a las creencias
religiosas, del ceremonial a los temores reverenciales,
también fue dándose otros cambios, igualmente intensos
y desoladores, a lo largo del camino de la magia.»
Igualmente anotó:
«El chamanismo está en el corazón no solo de
los indígenas norteamericanos, sino también de todas
las religiones, el chamán es una figura central para
comprender la religión de los nativos. El chamán,
asumiendo el papel de hechicero, curandero y poeta,
es alguien que puede retirarse de la vida cotidiana y
profundizar en otras capas de la conciencia a través del
vuelo mágico. En otras palabras, él puede transferirse
del mundo racial del buen sentido al dominio mágico del
reconocimiento sobrenatural, a través de la búsqueda
de la visión, que de hecho determina eventualmente el
poder chamánico del curandero. Esa habilidad, bastante
primitiva y misteriosa, viene a reforzar la idea de la
paradoja y de la ambigüedad que envuelve a la figura
chamánica. Seres que necesitan pisar en el dominio
espiritual, o sea en la tierra de los muertos, a fin de ganar
la vida, los curanderos están, al menos, unidos al dominio
de lo absoluto y de lo desconocido de una forma muy
común. Tal comprensión cuasi divina del mundo no sería
bien vista por los defensores de las religiones monoteístas
establecidas, como el cristianismo, ni por los guardianes
del status quo occidental en general.»
«Fue solo en un período relativamente reciente
cuando los investigadores occidentales catalogaron a
los chamanes como tales y empezaron a considerar a los
curanderos americanos bajo esa perspectiva.»
Dentro de las tareas de los chamanes que le he

279
mencionado, quienes no excluyen los avances científicos
de la medicina, la sanación del enfermo precede a la
curación de las enfermedades. Si el espíritu del enfermo
no está dispuesto para sanar, la enfermedad no se cura.
Esta práctica antigua que parece corresponder a un
enunciado elemental, tal vez sea la magia que requiere
la medicina moderna para fortalecer su impresionante
aporte al bienestar de los seres humanos. Muchos médicos
ortodoxos están hoy aprendiendo esas maravillosas
prácticas. Llevan los bosques y los elementos de la
naturaleza en sus mentes. le dijo para finalizar la
comunicación telefónica.
El doctor Smith miró su reloj. La conversación
con el doctor Samael Sariri, sin proponérselo, lo había
alivianado de la tensión de la espera en la Clínica; hacía
ya una hora y quince minutos que el hombre del sombrero
negro se encontraba en la habitación del doctor Sanders.
Las dos enfermeras parecían cansadas y ansiosas.
Una de ellas preguntó a la otra en voz muy baja:
¿Qué se supone que pueda estar ocurriendo?
Ni siquiera el doctor Smith lo sabe.
contestó su colega.
Ese golpeteo de pies y el sonido de la maraca me
parecieron muy extraños en la habitación de un científico
como el doctor Sanders. Teniendo la mejor medicina del
mundo en sus manos para que querría él la visita de ese
hombre que la Clínica no sabe quién es ni de dónde vino.
He sabido que en muchas clínicas se permite el apoyo
de las técnicas del Reiki para ayudar a los enfermos
hospitalizados, pero todo lo hacen con la autorización de
los médicos tratantes y a la luz del día. Desconocemos si
esta visita fue autorizada por su médico internista tratante.

280
Tampoco sabemos si al doctor Sanders le han dado algo
para ingerir o practicado alguna terapia especial, pues
nadie pudo conocer el contenido de la maleta negra.
terminó diciendo la enfermera.
El silencio total durante la espera permitía percibir
cualquier sonido por leve que fuera. Las enfermeras
permanecían inmóviles en sus puestos de guardia. El
doctor Smith caminaba sin parar en un corto ir y venir de
un lado para otro. Ni por las escaleras ni por el ascensor
era posible acceder al tercer piso de la Clínica.
El golpe de una puerta que se cierra se escuchó
claramente. Cuando las enfermeras y el Dr. Smith
se alertaron y orientaron sus miradas a lo largo del
pasillo, sorprendidos se dieron cuenta que provenía
de la habitación del doctor Sanders quien había salido
acompañado del hombre del sombrero negro. Era
muy impresionante. Parecía apoyarse en el brazo de
su visitante; se le veía caminar con inseguridad, como
cuando se sufren calambres en las piernas y luego que
han cesado sus efectos intentamos caminar. El Director
de la Clínica avanzó sorprendido para recibirlos. Advirtió
en ellos una sonrisa franca que iluminaba sus rostros y les
hacía lucir radiantes.
Un intercambio de saludos con amable estrechón de
manos hizo que el doctor Sanders se soltara del brazo de
su amigo; no obstante, se mantuvo erguido sin dificultad
alguna. No se estaba apoyando en él; era un gesto afectuoso
de la unión de dos amigos que no ocultaban su cercanía.
Pedro levantó su mano derecha en un movimiento
que dirigido hacia las dos enfermeras las invitaba a
unírseles. Visiblemente emocionadas se acercaron al
grupo y saludaron respetuosamente.

281
Una de ellas le dijo en voz baja a la otra:
Creía que los científicos y los cirujanos tenían el
corazón duro como una piedra, pero no es así; el profesor
Sanders parece que ha llorado mucho. Ahora mismo, con
los nudillos de sus dedos índices está impidiendo que las
lágrimas rueden por sus mejillas.
Está muy emocionado les manifestó Pedro y les
solicitó:
Esperemos un poco a que se recupere. La sanación
seguida de la curación en un solo tiempo, produce un
grande impacto energético que es como una sucesión de
reacciones que comienzan por la incredulidad y la duda
sobre lo ocurrido. Después aparece la certeza de su nueva
realidad, seguida de un gozo indescriptible acompañado
de llanto.
En el momento en que el profesor Sanders se
dio cuenta que podía moverse, se abalanzó sobre mí y
me abrazó con todas sus fuerzas; no dejaba de llorar. Yo
correspondí su abrazo en igual forma y también lloré.
Las lágrimas son expresiones del alma, manifestó
emocionado el doctor Smith.

Una vez recobrada la serenidad de su talante, el


doctor Sanders, les dijo:
A partir de ahora Pedro Wilca dejará de ser
una persona extraña para ustedes; él se presentará y
les explicará que ha ocurrido para que yo pueda estar
recuperado de mi parálisis. Como pueden verme ¡estoy
sano! Tengo la impresión de estar comenzando una vida
nueva. Le he pedido que rompa el silencio para que su
bondadosa acción no llegue a ser interpretada por nadie

282
como una interferencia con la práctica médica ortodoxa.
Por eso, he llamado para que esté con nosotros al
doctor Miguel Ángel Altamariz, médico internista tratante
que durante mi permanencia en el Hospital y con rigor
semiológico se apersonó de mi caso, puso a mi disposición
todos los adelantos de la medicina e interconsultó los
resultados obtenidos con los mejores especialistas
norteamericanos, cubanos y europeos en cada área de
la medicina, quienes ya conocían los antecedentes y no
habían logrado concretar un diagnóstico claro de la causa
de mi parálisis. Él adoptó un manejo multidisciplinario
mediante la conformación de una Junta Médica compuesta
por cinco especialistas: neurólogo clínico, internista,
cardiólogo, fisiatra y psiquiatra. Todos aportaron sus
vastos conocimientos aunados a su gran experiencia
sobre la mejor forma de utilizar los descubrimientos
de la investigación médico científica susceptible de ser
aplicada a mi caso.
Algo, muy extraño para la ciencia, estaba
impactando el funcionamiento armónico de mi organismo
y mi mente. Nunca, a pesar de sus esfuerzos compartidos
para el estudio de mi enfermedad, lograron identificar
su causa. Por ello, los componentes necesarios para
estructurar un diagnóstico, al menos de impresión, no
aparecieron, estaban ocultos, su comportamiento parecía
huidizo; siempre consideré desafiante para la medicina y
los médicos no encontrar en mis antecedentes ni siquiera
indicios del fenómeno que se había desencadenado.
Solo estaba clara la noxa, anotada en mi Historia Clínica
como un severo impacto emocional sufrido después de la
práctica de una neurocirugía cuyos nefastos resultados no
esperaba.

283
Pedro es mi amigo desde hace muchos años.
continuó diciendo el Dr. Sanders Hubiera podido
pedirle su apoyo en cualquier momento; sin embargo,
solicité su presencia en mi habitación de enfermo solo
cuando habían sido agotados los recursos de la medicina
actual que mi prestigio como científico me permitían
tener a disposición.
Llegué a esta Clínica en silla de ruedas,
completamente inválido; no podía mover ni brazos ni
piernas, en un estado de incapacidad general que hizo
pensar a mis médicos que pudiera tratarse de una extraña
y avanzada fibromialgia que había comprometido de
manera grave mi sistema neurológico; exámenes muy
especializados demostraron que no era así. Había perdido
mis intereses personales y profesionales; la alegría de
vivir había cedido su lugar a la sensación de que iba a
morir.
Estoy agradecido con los esfuerzos que hicieron
los médicos para procurar alivio al deprimente estado
que presentaba; aprecio mucho la dedicación que me
brindaron y las investigaciones que realizaron tratando de
encontrar la causa de mi enfermedad, independientemente
de que no hubieran podido diagnosticarla. Me pareció
que el exhaustivo examen de las garras y dientes de una
enfermedad que mostraba su agresividad al evidenciarse
los daños causados a mi salud, por alguna razón no les
dejaba identificar la fuente de la poderosa energía que les
imprimía su fortaleza, les manifestó el doctor Sanders.
La incomprensión de cuanto ocurría se había
convertido para ellos en una obsesión y un reto para su
pericia profesional.
Abandono ahora esta Clínica lleno de confianza,

284
con la mirada puesta en un horizonte de esperanzas,
presuroso por reasumir mis responsabilidades en el
campo académico de la medicina, sin mirar hacia atrás y
agradecido con la vida.

Antes de comenzar a hablar para atender el pedido


del doctor Sanders, Pedro se quitó el sombrero; su cabello
lacio, colmado de canas plateadas, caía sobre sus hombros.
En tono familiar que, al tiempo, revelaba su humildad y
su grandeza, amorosamente les dijo:
 Más allá de las realidades que fácilmente se
constatan mediante el uso de la razón y los sentidos, hay
otras realidades paralelas que siempre han existido pero
que el escepticismo de las gentes, algunas religiones y
una buena parte de la ciencia ignoran o desconocen. Unas
y otras normalmente están interconectadas; sin embargo,
la percepción, tanto individual como colectiva, de los
seres humanos, la ciencia médica y el tratamiento de los
pacientes, se enfoca en realidades tangibles en las cuales
pueden observar las causas determinantes de múltiples
resultados. Cuando esas causas no logran identificarse, los
efectos no tienen explicación racional que los justifique,
sin conocerse el cómo ni el porqué, la investigación de
los hechos o las enfermedades se frustra en muchos casos
porque se extravían las acciones para la búsqueda de la
verdad.
Si el observador desconoce o no acepta la existencia
de las realidades paralelas que se interconectan con
las que si conoce, sus sentimientos, pensamientos y
acciones se movilizan en un universo limitado y, por ello,
igualmente, sus recursos de búsqueda podrían resultar
insuficientes; así sucede en el campo del tratamiento de

285
las enfermedades. En tales casos, el único camino
posible es modificar la realidad aparente para que se
integre con la paralela y al conformarse el todo aparezca
la causa que habíamos estado buscando en la dimensión
equivocada.
Soy un chamán que ha evolucionado pacientemente
hacia los tiempos nuevos. Mis dones tienen origen en una
larga cadena genética; no se decir cuando se manifestaron
por primera vez; los he cultivado no solo para honrar
a mis ancestros sino por una profunda vocación de
servicio arraigada en mi espíritu. Nací predestinado para
percibir sin dificultad aquello que normalmente no captan
los sentidos; a pesar de ello, debí fortalecer mi poder
interior, aprender conocimientos ocultos, hermanarme
con la naturaleza y sus elementos, disfrutar de su energía,
observar las realidades tangibles y descifrar la forma
como se conectan con las paralelas.
La purificación, que es como una limpieza
espiritual, permite que energías negativas que causan
daño en el cuerpo y la mente de cualquier persona, al
ser incompatibles con la luz que sana, dejen libres los
espacios que ocupan para que ésta se manifieste cuando
logramos traerla hacia nosotros mediante la utilización de
sencillas prácticas y la actitud apropiada.

El enfermo que quiere curarse, debe primero sanarse


o ser sanado. La medicina actual con su maravilloso
avance científico y técnico ha puesto en manos de los
médicos los métodos, instrumentos y medicamentos para
procurar tratar las enfermedades de los pacientes, pero no
estoy seguro de que los haya formado académicamente
para fortalecer su poder interior y el de los enfermos como
parte esencial de su ejercicio profesional.

286
Para que pueda producirse un encuentro espiritual
entre esos poderes, que tenga la virtualidad de propiciar
condiciones extraordinarias para alcanzar mejores
posibilidades de éxito, les explicaré como me enseñaron
a hacerlo mis ancestros.
La células de un cuerpo afectado por la enfermedad,
al desconectarse de la energía universal de donde
provienen, por causas que no siempre pueden fácilmente
identificarse, impiden el flujo normal de la energía que
las alimenta y, a su vez, el funcionamiento pleno del
órgano que conforman, resultando comprometido así
el armónico funcionamiento de un sistema orgánico.
Aparecen entonces bloqueos del flujo energético que se
manifiestan en la realidad aparente pero que tienen origen
en la dimensión que corresponde a la realidad paralela.
La tarea del sanador es convertirse en canal
para que en las células de un cuerpo afectado por la
enfermedad, inicialmente se produzca una disposición
para la reconexión con la energía universal de la cual se
desconectaron
Luego, millones de hilos invisibles, cual si fueran
cadenas de fotones, interconectan las células humanas
con la energía universal de donde provienen. Pareciera
que es lo que en el mundo científico de la física hoy se
conoce como entrelazamiento cuántico. No estoy seguro
de que así sea, pero pudiera ser.

Al doctor Sanders le preocupó la inseguridad de


Pedro sobre el “entrelazamiento” que mencionó; le pidió
permiso para hacer una acotación y manifestó:
Escuchando a Pedro hablar de la interconexión de
los seres humanos con la energía universal, me parece que

287
la opinión de un médico con autoridad para referirse al
tema, respalda sus palabras. El doctor Christian Boukaram,
oncólogo, especialista en física nuclear, en entrevista
publicada en el diario La Vanguardia, manifestó: «somos
básicamente vacío.” (…) “El universo está reflejado
en cada una de nuestras células” y “nuestros cuerpos
interactúan con el Universo».61. Enseguida agregó:

 Los hombres de ciencia que se atreven a


entender como una realidad los resultados generados
por otras realidades que no entienden pero aceptan que
necesariamente son su efecto, aun sin proponer hipótesis
de sustento para ella, habrán comenzado a sentir que la
ciencia puede llegar a ser un instrumento para buscar la
verdad dentro del todo y no solo en la parte. Son unos
intrépidos valientes que algún día procurarán remover los
actuales linderos de la ciencia.
Un ejemplo hace consistentes muchos cambios que
sorprenden en el campo de la investigación científica: EL
ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO, que podría llegar,
incluso, a la teletransportación, como una propiedad
estudiada en 1935 por Einsten, Podolsky y Rosen al
formular la denominada PARADOJA EPR.
Inicialmente pensaron que un conjunto de partículas
entrelazadas (entangled) no pueden definirse como
partículas individuales con estados definidos, sino como
un sistema con una función de onda única para todo el
sistema. Éste ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO,
obvio resultaba ser una formulación en contra de la
mecánica cuántica identificada desde esa época, porque
61 http://horizontes-manuel.blogspot.com.co/2013/08/entrevista-al-
doctor-christian-boukaram.html

288
no se conciliaba con el principio del REALISMO
LOCAL que enseña que cada partícula se caracteriza por
manifestarse bien definida, “sin que sea necesario hacer
referencia a otros sistemas distantes.”
El siguiente documento62 ilustra bien cómo se
pueden modificar las posturas de la ciencia, tan solo por
vía de ejemplo.

“Un equipo de investigadores ha conseguido que


este extraño efecto salga del reino subatómico y pase al
«mundo real.”
“El entrelazamiento es, sin duda, una de las
predicciones más extrañas y sorprendentes de la Física
Cuántica. Se trata de un fenómeno por el cual dos objetos
distantes se «entrelazan» de una forma que desafía tanto
al sentido común como a las leyes la física clásica. No
importa la distancia a la que estén dos partículas la una
de la otra. Si están entrelazadas, cualquier variación en
una de ellas afecta inmediatamente a la otra, incluso si
ambas se encuentran en extremos opuestos del Universo.
En 1935, Albert Einstein expresó su preocupación por
este concepto, refiriéndose a él como «acción fantasmal
a distancia».
“Hoy en día, sin embargo, el entrelazamiento es
considerado una piedra angular de la mecánica cuántica,
y una pieza clave para desarrollar nuevas tecnologías,
tanto en computación como en telecomunicaciones. ¿Se
imaginan un sistema de comunicación instantáneo? Baste
decir, por ejemplo, que con las actuales comunicaciones
por radio una señal (viajando a la velocidad de la luz)
62 https://www.abc.es/ciencia/abci-logran-primera-entrelazamiento-
cuántico-objetos-macroscopicos-201804290058 noticia.html

289
tarda largos minutos (unos siete hasta Marte y unos
veinte hasta Júpiter) en llegar a su destino, algo que no
resulta demasiado práctico para las misiones espaciales.
“El entrelazamiento, sin embargo, no resulta
sencillo de «domesticar». Se trata, en efecto, de un
fenómeno extremadamente frágil, observado hasta ahora
en sistemas microscópicos entre fotones o átomos, y más
recientemente en circuitos eléctricos superconductores,
pero que se diluye y desaparece cuando se trata de
aplicarlo a distancias mayores. Por eso, muchos físicos
trabajan actualmente en el desarrollo de «repetidores
cuánticos» que permitan mantener esta prometedora
propiedad a lo largo de distancias cada vez más largas.
El «record», hasta el momento, está en varios cientos
de kms.
“Ahora, algunas de esas limitaciones podrían
haber llegado a su fin. Gracias al trabajo de un equipo
internacional de investigadores, dirigido por Mika
Sillanpää, de la Universidad de Aalto en Finlandia, el
entrelazamiento cuántico, en efecto, ha abandonado por
primera vez el ámbito de lo subatómico para pasar al de
los objetos macroscópicos. En un artículo recién
aparecido en Nature, los científicos aseguran haber
conseguido vínculos cuánticos, o entrelazamiento, entre
pares de objetos oscilantes fácilmente visibles con una
lupa o incluso a simple vista. Aunque los objetos
entrelazados apenas tenían 15 micras de diámetro, se
trata de un paso de gigante que abre las puertas al
desarrollo de toda una nueva generación de tecnologías.
En su experimento, los investigadores lograron llevar
los movimientos de dos «osciladores», dos pequeñas
láminas de aluminio de cerca de un billón de átomos cada

290
una que vibraban como pequeños tambores en un chip
de silicio al son de haces de microondas, a un estado de
entrelazamiento cuántico. Los objetos en el experimento,
aunque pequeños, son verdaderamente enormes (y
masivos) en comparación con la escala subatómica. De
hecho, las láminas circulares tenían un diámetro similar
al ancho de un cabello humano.
«Los cuerpos vibratorios -explica Mika Sillanpää-
se construyeron para interactuar a través de un circuito
de microondas superconductor. Los campos
electromagnéticos en el circuito se utilizaron para
absorber todas las perturbaciones térmicas y dejar solo
las vibraciones de la mecánica cuántica.
“Eliminar cualquier forma de ruido o interferencia,
en efecto, resulta crucial en esta clase de experimentos,
que deben llevarse acabo a temperaturas
extremadamente bajas (cerca del cero absoluto, a -273
grados centígrados). Para sorpresa de los
investigadores, el experimento permitió que el estado de
entrelazamiento persistiera durante media hora, un
periodo de tiempo extraordinariamente largo para esta
clase de fenómenos. Según Sillanpää, «básicamente,
nuestro entrelazamiento podría durar para siempre».
“En palabras de Caspar Ockeloen-Korppi, autor
principal de la investigación, «estas medidas son
desafiantes, pero también extremadamente fascinantes.
En el futuro, intentaremos teletransportar las vibraciones
mecánicas. En la teleportación cuántica, las propiedades
de los cuerpos físicos pueden transmitirse a distancias
arbitrarias utilizando este canal de ´acción fantasmal a
distancia´».
Estos impresionantes resultados demuestran sin

291
lugar a dudas que el entrelazamiento cuántico ha
conseguido abandonar el reino subatómico y dar el salto
a nuestra realidad macroscópica. Sillanpää y sus colegas,
en efecto, han demostrado que ya es posible mantener
el control sobre objetos grandes, en los que se pueden
inducir y estabilizar extraños y hasta ahora inalcanzables
estados cuánticos exóticos. El logro no solo abre las
puertas a nuevos tipos de tecnologías cuánticas, sino que
también permite estudios de física fundamental, entre
ellos la aun poco comprendida relación entre la gravedad
y la mecánica cuántica.”
Así es dijo Pedro complacido y expresó:
El lenguaje del doctor Sanders es muy técnico
y científico. Sobre el mismo asombroso tema recibí
explicaciones elementales, que entendí bien, de parte de
una médica en quien confío mucho.

La forma de purificación que se requiere para ser


canal conductor de energía sanadora no es única. No
existen escuelas de chamanes pero si linajes que de
generación en generación han venido trasmitiendo sus
conocimientos propios. Todas las prácticas y rituales
tienen validez si logran la limpieza espiritual que prepara
la reconexión. Por distintos caminos puede alcanzarse
ese maravilloso estado. Si los médicos modernos
quisieran hacerlo en beneficio de su práctica y de sus
pacientes, pudieran aprenderlo fácilmente con un poco
de entrenamiento y fortaleza espiritual.
Tener conciencia de nuestro propio poder interior
permite lograr una fuerza espiritual generadora de una
energía descomunal que tiene la capacidad de modificar la
realidad física observable. La mente de los seres humanos

292
la canaliza a través del pensamiento; es necesario querer
pero ello solo no basta para llegar hasta esa profundidad;
una firme intención es indispensable para lograrlo.
Algunas condiciones mínimas son necesarias para iniciar
el camino que se debe recorrer. Yo ignoraba que si
mediante el poder interior del enfermo, estimulado por el
poder interior del sanador se logra conectar con el ADN
primigenio de las células debilitadas o enfermas, mediante
lo que se denomina entrelazamiento cuántico, en ese
mismo instante se inicia la recuperación del paciente. Lo
hemos venido haciendo desde antes de la existencia de las
religiones y las primeras manifestaciones de la medicina
en la historia del hombre. En las causas de tan maravillosos
efectos, además de la participación de la energía cuántica,
seguramente existen otras fuerzas que, solo con el tiempo
o tal vez nunca, pudieran ser descubiertas por la ciencia.

Desde niño aprendí que se requiere un entorno


que conecte al sanador con la naturaleza y sus
elementos, es decir, con el mundo que vemos o
percibimos que es lo que normalmente captamos como
información pero luego, con el tiempo, comencé a darme
cuenta de la existencia de fuerzas invisibles que
pertenecen a otras dimensiones que paralelamente lo
interconectan todo, especialmente a los seres vivos,
como ya lo mencioné.

Para la iniciación del camino debe abrirse la puerta


de acceso estableciendo como punto de partida un lugar
sagrado en donde se oficia un ritual o ceremonial que
puede ser físico, tal como mis ancestros me lo enseñaron,
o inmaterial, construyéndolo en la mente del sanador. Los
médicos actuales podrían, sin dificultad, encontrar en sus
293
mentes un lugar que les permita abrir la puerta de esta
maravillosa conexión con sus pacientes.
El amor universal y la compasión son los
sentimientos que desencadenan esa maravillosa energía;
sin ellos no tiene sentido iniciar el ritual. No puede ser
una pantomima superficial que no logra estimular el poder
interior de su paciente. Una persona puede engañar a otra
pero no puede engañarse a sí misma.
Nada castiga más que la conciencia. El asesino sabe
Que lavando varias veces sus manos manchadas con
sangre, puede dejar limpio su cuerpo, pero no su
conciencia. En quien engaña se presupone una cierta
habilidad para que la víctima acepte su acción como una
manifestación de la verdad. Así puede ocurrir en la
realidad aparente, pero no trasciende a la realidad
paralela.

Los problemas de las relaciones entre los seres


humanos aparecen cuando se afecta la credibilidad o
la lealtad. Si una de las partes no merece credibilidad,
la relación entre ellas se deteriora aunque la otra no lo
advierta. En otras palabras, la conciencia de cada una de
las partes es determinante de la fortaleza y autenticidad
de su relación. Así es como se aborda y fortalece el
poder interior propiciatorio de la sanación que prepara al
enfermo para ser curado.
He dicho que para sanar se requiere amor y
compasión. El amor no puede coexistir con el odio,
la envidia, el resentimiento o cualesquiera de las
manifestaciones de la maledicencia; ni la compasión
con el desprecio, la falta de sensibilidad, la crueldad o la
indiferencia.
El entorno natural y sus elementos han sido para

294
mí el lugar sagrado que aprendí a utilizar para sanar al
enfermo. Hace ya algún tiempo que no lo utilizo; ya no es
necesario, está impreso en mi como un carácter indeleble.
Lo llevo en la mente y con ella puedo sentir el murmullo
del río, el silbido del viento, la sensibilidad de los árboles,
el olor de la tierra, la libertad de las aves y el fuego que
quema y purifica con solo imaginar la fogata.
En el ritual que acabo de practicar para sanar
al doctor Sanders, fiel a mis tradiciones convertí su
habitación en un lugar sagrado. Me vestí completamente
de blanco. Una balaca del mismo color sostuvo sobre mi
cabeza, en la parte frontal, una pluma de águila. Sobre la
mesa de servicio frente a él coloqué un vaso con agua,
una vela de color blanco encendida y sobre una servilleta,
igualmente blanca, un puñado de tierra. Con un pañuelo,
que debe ser blanco agité el aire sobre su cuerpo para
que pudiera sentirlo. Luego le manifesté que mi espíritu
estaba limpio y dispuesto para ayudarle con amor y
compasión. Le pedí que se perdonara sus imperfecciones
como ser humano y olvidara, perdonando las de quienes
justa o injustamente le hubieran causado daño, molestias
o alterado sus emociones. Luego solicité su permiso
para iniciar el ritual y, con su asentimiento, bajé con
delicadeza los parpados de sus ojos. Le manifesté que no
tenía que hacer ninguna invocación ni esfuerzo alguno;
solo respirar plácida y rítmicamente. Se trata de fortalecer
su poder interior le dije para que usted mismo pueda
estimular las reacciones necesarias en sus células a fin de
que puedan disponerse para volver a conectarse con la
dimensión de donde provienen, es decir, con su realidad
paralela. Yo solo propicio la conexión convirtiéndome en
un canal que la facilite.

295
Con la danza alrededor de su cama, mediante
un rítmico golpeteo de mis pies descalzos, le recordé
que la tierra que habitamos es, dentro del universo, un
lugar de llegada, pero no la realidad completa. En otra
dimensión está el punto de partida, la realidad paralela
que es complementaria para formar el todo. El sonido
intermitente de la maraca, como una sucesión de
instantes, dejaba en su mente la sensación del comienzo
de un recorrido, cual si fueran pasos hacia una querencia.
El redoblar del tambor cuando se escucha sin dificultad
identifica el estar aquí, el ahora, mientras que el lento y
paulatino desaparecimiento del sonido que poco a poco va
disminuyendo su intensidad, al tiempo con el murmullo
de mi voz, revela la trascendencia hacia lo que no es
perceptible en el mundo reconocible.
Después de un corto lapso en que solo se escuchaban
los sonidos del silencio, la respiración del doctor Sanders
se aceleró, como la de quien aceza al final de un recorrido;
fue durante solo un instante para luego recobrar su
normalidad plácidamente. ¡Había logrado reconectarse!
Su enfermedad había sido causada por una emoción
muy fuerte que lo desconectó de su energía universal
primigenia. En verdad, no necesitaba de un tratamiento
médico, tan solo requería de inducir el contacto con su
poder interior a fin de que su propia fuerza espiritual lo
reconectara con la otra realidad paralela y el mismo se
sanara. 63
Pero no crean ustedes que revelándoles mi
experiencia pretendo convencerlos de algo en lo que yo sé
que ustedes no creen o de lo que no están conscientes. No
63 El ritual descrito corresponde a las enseñanzas que el chamán recibió de
sus ancestros, trasmitidas de generación en generación. No hay escuelas de
chamanismo; hay aprendizajes.

296
es cuestión de pruebas sino de creencias fortalecidas desde
la conciencia. Si tan solo fueran necesarias las evidencias,
observen al doctor Sanders plenamente recuperado de su
calamitoso estado.

Pedro Wilca estaba recibiendo con inmensa humildad


la energía de las miradas de las enfermeras, de los doctores
Smith y Altamariz, así como de los integrantes del equipo
médico que a su ingreso a la Clínica le había sido asignado
al doctor Anthon Sanders. Ver al Gurú de pie y del brazo
del sanador a quien despectivamente habían señalado
entre ellos como «el hombre del sombrero negro», les
hacía sentirse ignorantes, sorprendidos y admirados de que
fuera verdad la realidad que estaban observando. Hacía
apenas un par de horas el profesor estaba completamente
cuadripléjico, desahuciado por la medicina que a lo largo
de dos meses no había logrado establecer un diagnóstico
para su caso.

Muchas autoridades que se han manifestado en un


lenguaje más apropiado que el mío les dijo explican
bien este complicado tema de las realidades circundantes,
observables o no. Recuerdo ahora al antropólogo Fernando
Guevara Morales de Colombia, quien en dos párrafos de
un maravilloso escrito hace un excelente resumen sobre
lo que les estoy explicando. He traído algunas fotocopias
de ese texto porque sabía que si el doctor Sanders se
recuperaba, ustedes podrían tener interés en conocer
algún fundamento académico. Aquí lo tienen: 64

64 Guevara Morales Fernando 1999. La Nostalgia del Héroe. Esbozo para


una mito historia. Tesis de grado en Antropología. Universidad Nacional de
Colombia. Bogotá.

297
«Existen otras realidades o dimensiones de lo real.
«Los mitos en las diferentes culturas reflejan la
cosmo visión de las gentes que las componen, dan
cuenta de las creencias, de los comportamientos, de las
creaciones, así como del porqué del hombre, del ser
humano. En fin, dan cuenta de un orden del
conocimiento que debe poseer el individuo y la
colectividad para su relación con el medio natural, con
sus semejantes, consigo mismo y claro, con sus dioses y
antepasados
«Con lo anterior se puede afirmar que la identidad
de un pueblo está dada en la compenetración que éste
pueda tener con sus mitos, y por consiguiente esa es la
“realidad que vive”. Bien lo dice Mircea Eliade: «El
mito es como la realidad» y afirma el mismo autor que el
hombre construye su realidad a partir del mito.»
Permítanme ayudar a entender el pensamiento del
antropólogo citando sus propias palabras, les dijo Pedro:
«Los acontecimientos que usted me ha referido,
seguramente representan un desafío al sentido común y,
en una primera instancia, no parecieran ser creíbles, pero
ustedes mismos han conocido la sanación del profesor y
aun cuando les resulten inexplicables, no por ello van a
dejar de ser verdaderos. Lo anterior aplica a diferentes
situaciones que por “extraordinarias” entran en la esfera
de lo incomprensible, lo cual, por lo general, conduce a
poner en duda que en realidad haya acontecido y esto
ocurre porque se duda de su sentido de verosimilitud.
Tengo el convencimiento de que lo mismo ocurre con
la ciencia porque ésta considera que lo verdadero se
equipara con lo real y, para ella, únicamente lo es aquello
que se percibe con los sentidos; esa es su concepción,

298
enmarcada dentro de formas de pensar y percibir muy
cerradas que niegan las otras realidades no perceptibles,
simplemente porque para éstos no son creíbles por falta
de pruebas.
El sentido común de la realidad debería reconocerse
solo como parcial, dado que restringe el universo de lo
verdadero solamente al mundo de lo sensible, «lo cual
equivaldría a tener una apreciación limitada de la
realidad, similar a la que pudiera tener aquel cíclope que
únicamente podía ver con un ojo.»65
Para quienes creen en la Divinidad, Dios es la
causa de todas las causas, al paso de que para los ateos
o los agnósticos, Dios es un mito. Pero cualquiera que
sean las dos formas de pensar, si mediante el impulso de
una causa desconocida se produce un efecto sobrenatural
o incomprensible pero observable, como ocurre cuando
quien padece una enfermedad incurable y se encuentra
médicamente desahuciado se cura, la causa
desencadenante de la energía que produce el resultado,
necesariamente se encuentra en las otras realidades, lo
cual no quiere decir que no existan.

En ese momento, las palabras de Pedro debieron


interrumpirse al escucharse el repicar del teléfono móvil
del doctor Smith quien de inmediato contestó la llamada
y escuchó:
La señorita María Clara Wilca se encuentra en la
recepción y me ha pedido que informe a usted que el
señor Pedro Wilca la está esperando.
¿María Clara Wilca?
Es mi hija  aseveró el chamán y dirigiéndose al
65 Texto extractado de una complementación no publicada hecha al autor por
el antropólogo Fernando Guevara M.

299
doctor Smith le solicitó:
 Por favor, autorice su ingreso al tercer piso; quisiera
presentarla a ustedes.
En pocos minutos María Clara salió del ascensor,
se dirigió al grupo y dio un afectuoso abrazo a su padre.
Todos la escrutaron con sus miradas. Su figura delgada
y grácil la mostraba lejana de la herencia paterna. Se la
veía atractiva vistiendo a la moda, sin que nada pudiera
revelar su cultura indígena. Debieron esperar un poco
para identificar su talante.
Quiero presentarles a mi hija, manifestó Pedro y
agregó:
 Ella es médica cirujana de academia como
ustedes y actualmente ejerce su profesión. Conoce a
fondo las enseñanzas de mis ancestros, pero no las
practica mediante rituales de sanación. Ella prefirió, con
mi apoyo, trasmitir a los enfermos que trata su amor y
compasión para penetrar así en su mundo interior y avivar
sus sentimientos de confianza y esperanza. Cuando eso
se logra me dice ella el enfermo comienza a sanarse;
después la medicina moderna se encarga de curar la
enfermedad. La sanación modifica la realidad de las
células que carecen de capacidad para reconectarse con la
energía universal. La comunicación dada así produce, por
el solo efecto de esos sentimientos que se encuentran, una
sorprendente energía interior en los dos protagonistas, sin
que para ello se requiera de ningún ritual. He dicho a mi
hija que genéticamente muchos rituales seguramente se
encuentran inmersos en las profundidades de su mente
y se activan, sin que ella lo perciba, cuando el enfermo
abre las puertas de su espiritualidad para permitir que la
energía que genera su bondadosa actitud como médica

300
contacte el reprimido poder interior del paciente.

Concibo la espiritualidad dijo la hija del chamán


de una forma muy simple pero común a todos los seres
humanos.
Mis amigos ateos, que son muchos y a todos aprecio,
aunque yo no lo soy, en sus diversas formas de pensar,
como es obvio, descartan la creencia en un DIOS que
todo lo dispone y gobierna. Me pregunto, con respeto, a
propósito de muchas curaciones de graves enfermedades,
especialmente estados terminales de cáncer, cuando
dentro de los límites de lo entendible racionalmente,
aparecen resultados o efectos sobrenaturales que
sorprenden porque ignoramos su causa desencadenante,
¿habrán pensado alguna vez ustedes que podría ser obra
de una DIVINIDAD no necesariamente identificable con
un Dios específico pero común a todas las religiones y no
patrimonio exclusivo de ninguna?

En otras palabras, por vía de ejemplo, más allá de


la aceptación del Big Bang o de las teorías creacionistas
o evolucionistas sobre el origen y desarrollo de los seres
humanos, el comportamiento complejo pero preciso y
ordenado de todos los componentes del universo y, dentro
de ellos, el hombre como criatura dotada de inteligencia,
podría identificar las fuerzas, energías, magnetismo y su
dinámica conjunta como el desarrollo de un plan de la
DIVINIDAD y, a su vez preguntarnos, ¿si la excluimos a
ultranza, con qué forma o acción lo podríamos reemplazar?
Tal vez, para responder sea indispensable distinguir
entre religiosidad, misticismo, dogmatismo, creencias,
agnosticismo, moralidad, racionalidad, ciencia, verdad y

301
espiritualidad, para llegar a la conclusión de que solo ésta
última, en su esencia, no está condicionada por sesgos de
intereses creencias o conveniencias personales; por tanto
la espiritualidad es un atributo de toda forma de pensar
dado que es un sentimiento que nos impulsa a entender
quiénes somos, de dónde venimos, qué lugar ocupamos
en el universo, para qué existimos y cómo nos realizamos
o quisiéramos que fuera nuestra vida y su perspectiva
hasta el final. Ese sentimiento es el que considero que
puede ser común a médicos y enfermos en la búsqueda de
la sanación y la curación de las enfermedades.

Escuchando las manifestaciones de su voz,


respetuosa de la medicina moderna, mientras al tiempo,
Pedro orgulloso de la presencia de su hija y de cómo
exponía con humildad y firmeza el alcance que debiera
tener una nueva medicina que primero sane al enfermo y
después cure su enfermedad, con el sentimiento de haber
juzgado en forma apresurada e injusta al chamán, los
doctores Smith, Altamariz y las dos enfermeras
inclinaron sus cabezas mientras un sentimiento
incontenible daba paso a un discreto llanto que
encharcaba sus ojos. Mientras tanto, el doctor Sanders y
su amigo Pedro se habían fundido en un emocionado
abrazo.

Después de las emociones del momento, todos


permanecieron en silencio y expectantes. Pedro percibió
que estaban esperando algunas palabras suyas antes de la
despedida. Miró con detenimiento sus rostros y les dijo:

El doctor Sanders, mi hija y yo hemos creído en la


existencia de otras realidades paralelas. Hemos aprendido

302
a conectarnos con ellas, pero no entendemos la maravillosa
forma como se moviliza la energía, el magnetismo y
la fuerza necesaria para restablecer los hilos de luz
invisibles que la conectan con nuestra realidad aparente.
No disponemos de fórmulas matemáticas para entregar a
la ciencia una prueba del cómo de ese entrelazamiento.
La sanación de hoy solo podemos reconocerla como un
resultado grandioso, inocultable e incontrovertible de los
efectos de la compasión y la magia del amor universal.
Tengo muchos amigos médicos, como ustedes, y
científicos como el profesor Sanders, quienes en algún
momento de sus vidas han venido a verme. Algunos de
ellos de profundas convicciones religiosas, otros ateos o
agnósticos con quienes, al igual que lo hace mi hija, he
compartido, como ahora, las poderosas manifestaciones
de la energía del pensamiento y la intención que han
comenzado a identificarse como cuánticas. Yo eso de la
cuántica no lo entiendo, pero hemos coincidido en que
apropiadamente utilizada genera estados que, mediante el
fortalecimiento de nuestro poder interior, potencializan las
facultades sensoriales que nos permiten optimizar nuestro
sistema inmunológico, aquerenciarnos con la calma,
combatir el estrés, ser tolerantes, sentir la satisfacción
de vivir, abrigar esperanzas y, en fin, ser mejores seres
humanos. Esas energías no son patrimonio de ninguna
religión, creencia o convicción.
Yo se, por experiencia, que la ciencia en su
búsqueda de verdades, aunque en ocasiones no
admita las manifestaciones Divinas, no las rechaza
caprichosamente. Simplemente se atiene a las realidades
perceptibles y comprobables e ignora otras realidades
paralelas que albergan poderes asombrosos cuyos efectos

303
son inexplicables porque no se advierte en ellos una
causa racional. Mi hija me ha enseñado que tenemos
un entendimiento muy limitado. Todos ustedes como
médicos saben eso. Al parecer utilizamos una mínima
parte de nuestro potencial cerebral de entendimiento; ella
me dice que aproximadamente el diez por ciento.
Como la enfermedad se encuentra en el paciente
que la padece, la tarea del médico se torna muy compleja
si pretende, así sea con la ayuda de la ciencia, curarla
o erradicarla sin antes haber propiciado la sanación del
enfermo.
Claro que en muchísimos casos los médicos logran
la curación de las enfermedades sin haber establecido
una profunda conexión con sus pacientes para sanarlos
primero. Cuando así ocurre vemos tan solo un cuadro de
apariencias en el que no podemos ver el poder interior
de los enfermos que, sin la participación de los médicos,
lo fortalecen de tal manera que se sanan a sí mismos y.
Por ello, el accionar curativo de los médicos culmina
exitosamente.
No se trata de que los médicos alópatas se conviertan
en chamanes ni, mucho menos, en brujos; tampoco que la
medicina científica abandone la investigación para buscar
sus fundamentos en otras realidades. Lo que conviene a la
humanidad, la medicina y los médicos es una nueva toma
de conciencia de lo que significa una simbiosis producto
del amalgamiento de esos tres componentes, es decir
una conciencia ampliada que propicie una comprensión
de mayor alcance que la que está fundamentada en una
realidad limitada por la desconfianza, los miedos y la
inseguridad frente a lo desconocido.

304
Muchos, tal vez ustedes mismos, demandarán
evidencias científicas de la reactivación celular apoyada
desde afuera. Me agradaría mucho que María Clara
refiriera a ustedes sus convicciones sobre la forma como
la energía impacta las células de los seres vivos; yo no
tengo la formación académica para poder hacerlo con
propiedad.

Un paciente desahuciado por la medicina ortodoxa


puede darse por vencido y con humildad esperar sin
esperanza el momento de su muerte manifestó la médica,
para proceder a aclarar Pero podría también pensar en
que una sentencia tal está apoyada tan solo en las verdades
científicas conocidas mediante investigaciones que no van
más allá de aquello que perciben los sentidos dentro de la
realidad parcial dentro de la cual aquellas se movilizan; es
decir en una realidad incompleta con apariencia de total,
sin nexo alguno con otras realidades incomprensibles que
la razón desconoce o ignora.
Si yo dijera que no se piensa únicamente con
nuestro cerebro y que éste es un instrumento de la mente
alimentada por nuestro poder interior que no se encuentra
bajo el dominio de la medicina y que cuando se fortalece
abre extrañas comunicaciones que permiten que las
células también piensen, es muy posible que me tildarían
de loca. Pero la verdad se encuentra oculta en las sombras
de lo desconocido y, por ahora, es imposible que pueda
ser captada ordinariamente por los sentidos.
Si permitiéramos a nuestra mente pensar que los
seres humanos formamos parte del todo universal, que
no estamos sueltos como individualidades y que vivimos
interconectados mediante un orden cósmico complicado

305
de entender en su causa pero de efectos conocidos,
podríamos restablecerlo con respecto a nuestro propio
organismo porque su estado normal, cuando está integrado
con el todo, es su desarrollo funcional, desde las partículas
sub atómicas de las células, su conformación propia como
tales, su organización especializada para formar órganos
y la inteligencia de éstos para integrar sistemas orgánicos;
por lo tanto, una energía cuántica inconmensurable
que moviliza la conformación primigenia del conjunto
orgánico, podría reorganizar su funcionamiento si nuestro
pensamiento tuviera la firme intención de contactar
nuestras propias células, “dialogar” energéticamente con
ellas y restablecer su información primigenia cuando se
han desconectado del todo universal. Ello comporta un
aprendizaje complejo al comienzo, mientras se logra con
constancia la seguridad que comporta el impacto de la
energía de la mente, que es cósmica, sobre la materia.
Comprendo que lo que acabo de decir no es fácil de
asimilar mientras la ciencia no se atreva a creer sin ver el
proceso completo a partir de sus causas.

Es bien cierto dijo Pedro pero difícil de


comprender en toda su profundidad.
Cuando cumplí sesenta años de edad, mi hija me
regaló una biblia cristiana con esta hermosa dedicatoria:

«Para mi padre quien me enseñó a ver con los ojos del


alma.» Al abrir el libro en la página que separaba una
cinta de color morado, encontré el siguiente texto en
Juan 20:»

« 24 Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no


estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Entonces los

306
otros discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor!
Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de
los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y
pongo la mano en su costado, no creeré. »
« 26 Ocho días después, sus discípulos estaban otra
vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas
cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y
dijo: Paz a vosotros.
27 Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis
manos; extiende aquí tu mano y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28
Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! 29
Jesús le dijo: ¿Por qué me has visto has creído?
Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron.»

Tal vez no logremos entender las energías que se


mueven para que muchas enfermedades que han estado
latentes, silenciosas y ocultas desde siempre en nuestras
vidas puedan manifestarse cuando menos lo esperamos.
La medicina no puede prever el momento en que se inicia
el proceso de la enfermedad en estos casos, pero todos
podemos impedir o retardar las manifestaciones de la
enfermedad.
Tal vez no entendamos que muchas enfermedades
son manifestaciones de energías producto de extrañas
evoluciones celulares en nuestros organismos que están
cumpliendo una programación biológica ineludible, pero
que podemos enfrentar.
Tal vez debamos saber que para enfrentarlas existen
posibilidades que escapan al entendimiento humano y al
escepticismo de la ciencia.
Tal vez sea conveniente siempre, más allá de
los simples deseos de curación de las enfermedades,
convertir lo que esperamos en un proceso de intención

307
que presupone cambios importantes en nuestras vidas.
Solo así es válido creer y esperar.
Mi hija María Clara como médica cirujana que es y
yo, hemos llegado al convencimiento de que la medicina
moderna alcanzaría grandes logros si estimulara el
fortalecimiento de la relación médico paciente con el fin
de propiciar el encuentro de la energía interior del médico
con la del enfermo para primero sanarlo y después intentar
su curación.
El médico y el paciente, tal vez debieran primero
hacer una limpieza a fondo de sus espíritus;
Tal vez deban primero tener certeza de que han
abierto las puertas al amor universal;
Tal vez deban primero sentirse libres de
odios, rencores y envidias y haberse perdonado sus
imperfecciones humanas.
Si así ocurre, tal vez lleguen a sentir que la
humildad ha encontrado albergue en sus corazones y que
el amor universal ha traído paz a sus espíritus y que la
enfermedad se siente incómoda en el organismo enfermo
porque desde la mente se ha fortalecido una sorprendente
y poderosa energía o fuerza interior que la rechaza y que
hace que desaparezcan los miedos y retorne una genuina
esperanza. En ese momento el médico puede realizar la
terapia teniendo al enfermo como aliado.

Después de una mañana intensa de emociones,


manifestaciones increíbles y conocimientos sorprendentes
que habían dejado a todos en la Clínica de Especialistas las
enseñanzas de Pedro Wilca, el doctor Smith, presintiendo
que se aproximaba la hora de la partida de este maravilloso
ser humano y tan reciente como estaba la presentación que

308
nos había hecho de su hija María Clara como una médica
alópata de academia quien, al avance de la medicina y
la investigación científica unía conocimientos ancestrales
que le permitían una grandiosa comunicación con sus
pacientes, se dirigió a ella y le preguntó:
¿Cuál fue la formación que usted recibió de su
padre para que sucesos tan evidentes como la sanación
y curación del doctor Anthon Sanders que él acaba de
realizar, puedan darse sin una intervención directa de la
medicina?
María Clara, antes de responder, miró a su padre
con una luminosidad que se desprendía de sus ojos y
no ameritaba interpretaciones. Era un gesto de respeto,
reverencia y reconocimiento de su autoridad y jerarquía
sobre ella, como queriendo decirle «Es usted quien debe
contestar el interrogante»
Una leve inclinación de su cabeza y su mano derecha
extendida, sin decir nada, dieron paso para que la joven
médica se pronunciará.
Mi padre me ha trasmitido muchas enseñanzas y
muchos secretos que, a su vez, el recibió de sus ancestros,
pero yo nací con la disposición para recibirlos y guardarlos
celosamente para que formen parte de mi poder interior.
Los rituales que inmerso en la naturaleza él practica para
mover la energía de los elementos, yo los tengo instalados
en mi mente y tan solo requiero de mi firme intención
para conseguir sus maravillosos efectos. Pero en el caso
de los médicos eso no se requiere. La auténtica voluntad
de servicio a la humanidad es una herencia genética que,
por razones complejas, en un momento dado se despierta
y emerge la decisión de hacernos médicos. Claro, en la
vida todo puede ser mejorado para potencializar nuestras

309
acciones profesionales. Por eso, unos lo hacen mejor
que otros; es igual que el manejo de las destrezas y las
habilidades que hacen un buen cirujano. Sin embargo, el
proceso no es tan elemental. Es cierto que las energías
nos rodean en todo momento y eso, de por sí, ya es una
ganancia; lo importante es que aprendamos a utilizarlas
porque ellas están conectadas con el todo universal de
donde les viene su inmenso poder.
Para lograrlo, aunque estoy cierta de que ustedes ya
lo saben, antes de cualquier intento es necesario tener,
sin lugar a toda duda, el convencimiento de que todo
en el universo es energía y que, la luz que la transmite,
que se forma mediante miles de cadenas que son como
fotones, puede impactar la materia y aun, en ciertos casos,
modificarla.
Los oncólogos, para solo poner el ejemplo de esta
especialidad médica, saben de casos en los cuales muchos
tumores bien identificados en pacientes desahuciados,
desaparecen completamente sin ninguna explicación
racional. Preguntémonos cuáles han sido los factores
o causas intervinientes para que esos resultados se
produzcan. Como la ciencia no tiene las respuestas, están
abiertas las compuertas para que los médicos libremente
accedamos o nos aproximemos a esas otras realidades.
El perfeccionamiento de todo en la vida es el producto
de la persistencia. Dejaré a ustedes hoy, como un recuerdo
de mi padre y de las enseñanzas que él me trasmitió, la
primera de las guías que, inicialmente, conviene seguir.
Más allá de los deseos que se inspiran en la bondad
de las personas, pero que no generan energía, debemos
concentrar nuestro propósito en la intención. Esto
quiere decir que ésta debe ser clara y que conocemos el

310
camino para transitar hacia los objetivos. La intención no
permite improvisaciones; requiere, por lo tanto, que no la
hayamos afectado por los condicionamientos que generan
las dudas. Es lo que al identificar los instrumentos que
utiliza el guerrero espiritual, se denomina «EL ARTE DE
MIRAR INAFECTADO».
Ahora bien, si el médico es el observador y no está
afectado o estándolo se ha desafectado, puede considerarse
libre. Así no tendrá ni conflictos ni tensiones pues está
inspirado únicamente por la firma voluntad de cumplir
sus objetivos. Así «acrecienta la conciencia y ensancha la
comprensión» «El fuego interior se despliega y quema las
impurezas de la mente, deflagrando los hábitos coagulados
y permitiendo que surja una implosión de comprensión
que proporciona un giro a la mente y una manera hasta
entonces insospechada de ver˝ Podrá entonces mirar y ver
donde los demás no pueden hacerlo.66
Pedro, orgulloso de su hija y admirado por lo que
acababa de escuchar, se acercó a ella, le prodigó un fuerte
abrazó y le trasmitió su energía dándole un beso en la
frente.
Al momento de la despedida, por entre las profundas
arrugas que marcaban la cobriza piel del chamán, rodaron
dos grandes lágrimas que con su sonrisa le iluminaron el
rostro dejando en todos la sensación de estar viendo partir
un hombre humilde y sabio que les había dejado lecciones
profundas sobre la forma como el amor y la compasión
producen una maravillosa energía que fortalece el poder
interior de los enfermos para que puedan sanarse a sí
mismos conectando la realidad aparente de sus vidas
con otras realidades paralelas y abrir así los caminos
66 https://barcelonalternativa.es/decalogo-del-guerrero-espiritual/

311
que con los adelantos de la medicina moderna permiten
a los médicos y cirujanos, cuando es posible, curar las
enfermedades.

Después de dirigir a todos una miranda cautivante


y hacer una leve inclinación de su cabeza para brindarles
una reverencia, con la mano derecha se caló el trajinado
sombrero que lo distinguía, tomó su maleta negra con la
misma mano y comenzó un despacioso andar hacia la
puerta de salida de la Clínica.

Nadie quiso moverse del sitio en donde habían


escuchado las amorosas palabras del sanador. El doctor
Sanders, entristecido por la ida de su amigo, permanecía
tomado del brazo por el doctor Smith. No era el momento
de hacer ningún comentario. Todos tenían sus miradas
enfocadas en la figura debilucha y los pasos plenos de
humildad y grandeza del hombre del sombrero negro que
poco a poco iba desapareciendo de su vista acompañado
de su hermosa hija, María Clara Wilca.

312
14
EL REGRESO DEL GURÚ A LA CÁTEDRA
El reencuentro con su vocación de maestro

El profesor Anthon Sanders, como siempre, llegó


puntual al aula de clases de la Facultad de Medicina de
donde era catedrático desde años atrás. Después de su
grave enfermedad que mantuvo completamente paralizado
su cuerpo y los increíbles sucesos que propiciaron su
sanación, regresar a la cátedra era para él una especie de
renacer académico.
Se había propuesto disertar sobre los efectos de
la relación médico paciente. Introdujo su exposición
alertando a los estudiantes sobre la gravedad y el peligro
de una mala conexión del médico con el enfermo. Estaba
cumpliendo un deber moral.
Cuando quiera que se produce el encuentro entre
un médico y su paciente,  anotó bien sea para los fines
de la atención de las afecciones de salud o dolencias
que estén presentes, o con el propósito de emitir una
opinión o brindarle una consejería u otro servicio
relacionado con su estado de salud o enfermedad, aunque
no sea propiamente un tratamiento, existen de cada lado
concepciones, conocimientos, dudas, preocupaciones,
condicionamientos, creencias, temores ocultos,
incertidumbre y actitudes que inducen el accionar de
uno y otro.67 Ello es tanto como un cara a cara entre el
67 ÉTICA Y RESPONSABILIDAD MÉDICA. Capítulo de Alfonso Tamayo Tamayo.
Publicación del Tribunal Nacional de Ética Médica. Colombia. Giro Editores

313
conocimiento y la conciencia del médico, con la esperanza
y emociones del enfermo.
Un buen médico no debiera olvidar nunca que sus
conocimientos, su especialidad profesional, su prestigio,
su fama, los éxitos en las intervenciones o tratamientos
que sus pacientes se encargan de divulgar, o simplemente
su figura de médico reconocido, le confieren un poder
que no necesita demostrar cuando se encuentra con un
enfermo y, además, una autoridad, mas no un poder, que
éste debiera sentir desde el momento mismo del primer
contacto con el cual nace la relación médico-paciente.
El primer encuentro del médico con su paciente
determina el ámbito en el cual se desenvolverán las
relaciones entre los dos protagonistas. Es la oportunidad
para que se revelen las caracterizaciones de la postura de
beneficencia del médico y de la autonomía del paciente.
Los dos tienen el deber de impulsar las manifestaciones
que identifiquen el saber médico, es decir su autoridad
profesional, así como la percepción que el paciente tiene
de su enfermedad y su autonomía.
Les recomiendo,  dijo a los estudiantes en tono
paternal tener en cuenta que esa es una relación asimétrica
en donde la tarea esencial de ustedes es lograr el alcance
de un punto de equilibrio que genere la confianza entre
los dos.
En ese preciso momento afloran múltiples efectos
que comprometen el accionar de uno y otro. Nace un
quehacer profesional cuyos instrumentos de acción son los
principios y exigencias científico técnicos que identifican
la Lex Artis de la medicina y una correspondencia del
paciente que debe ser leal y auténtica para que el propósito
Ltda. Bogotá. 1994. Pag. 51

314
de curar tenga posibilidades de éxito. Diríase que el
médico es el gestor imprescindible para la utilización
de los medios que la medicina pone en sus manos para
sanar al enfermo, pero si éste no se quiere sanar, o sus
temores y la desconfianza se lo impiden, poco o nada
podrá lograrse con un tratamiento o intervención. Así es
porque el propósito de la medicina debe ser tratar tanto la
enfermedad como al enfermo.
Cuando el médico decide por sí y ante si hacer
valer su poder, generalmente para él es intrascendente
mostrar la cara de su autoridad científica y técnica;
cuando lo hace dentro del entorno de su poder, lo
disfraza con una máscara de autoridad que,
necesariamente, se manifiesta como un autoritarismo
que tiene como contraparte el silencio, el temor y la
desconfianza del paciente.
Aun en los casos en que el poder del médico se
viste de paternalismo, puede erosionar o maltratar la
autonomía del paciente al inspirarle un impedimento para
manifestarse ante los excesos de una bondad que no hace
bien a la autenticidad de la relación.
Solo cuando la verdadera autoridad del médico se
traduce en información, educación y enseñanza que
generen en el paciente una confianza que le permita
sentirse sujeto y no objeto del tratamiento, por la simple
inercia de la relación surgirán los principios bioéticos que
deben informarla: autonomía, beneficencia, seguridad y
justicia.
La experiencia nos ha enseñado que cuando esa
relación no logra armonía ni concierto, emergen múltiples
dificultades y conflictos inimaginables.
Veo que están todos. Qué bueno que así sea porque
hoy voy a hablarles también de la semiología, no solo
315
como el riguroso ejercicio de la medicina que escruta
física y psíquicamente al ser humano como un todo
integral y no parcelado, es decir analizando las múltiples
manifestaciones patológicas de los enfermos y sus
conexiones con los órganos y sistemas que pudieran
estar comprometidos para así poder interpretarlas con
validez y dar a cada razonamiento una jerarquía válida
para la búsqueda del diagnóstico que cada caso amerite,
sino también de otras conexidades, ciertamente extrañas,
desconocidas o incomprendidas.

No logro entender a qué otras conexidades se refiere


usted Profesor- le dijo un estudiante como pidiéndole una
explicación.
- La semiología que conocemos y por la cual
propugnamos -contestó el Dr. Sanders- corresponde a
realidades perceptibles por la ciencia y el rigor de un
buen ejercicio de la medicina. Un entrañable amigo mío,
quien curó finamente mi parálisis, se salió de ese molde
ortodoxo que denomina como “el mundo incompleto de
la medicina”, pues, según él, a lo que vemos o percibimos
como médicos le falta algo que desconocemos, ignoramos
o no aceptamos; la incertidumbre y las dudas lo convierten
en un mundo ilusorio. Él maneja una parte importante que
la medicina moderna no utiliza. Si lo hiciera, dejaría de
ser incompleto su mundo para acceder a la percepción
del todo. Mi amigo reconoce las bondades de la medicina
actual, pero dice que, algo que él conoce, le está haciendo
falta.
Las claves para descodificar los secretos que
encierran los códigos de la formación y transformación
de los seres humanos desde el horizonte de las realidades

316
perceptibles, es decir a partir del mundo conocido en
el cual vivimos, se encuentran en nuestro propio poder
interior, en nuestra conciencia. En la tarea de descifrarlas
y entenderlas llegará el momento en que comprendamos
que su origen no es tan simple como su gestación, su
nacimiento y su evolución; hay algo más: existen hilos
invisibles que los conectan con el todo universal y que
a su causa solo es posible acceder cuando nos liberamos
de los condicionamientos pensamientos o acciones
determinantes de que nos hayamos desconectado. Existen
pues en otras realidades, que los sentidos no perciben,
energías y fuerzas que, sorprendentemente, pueden
trasformar nuestras vidas mediante la reparación de esos
hilos cuánticos debilitados o rotos. Eso fue lo que hizo
conmigo el señor Pedro Wilca. Él reconectó mis energías
con su fuente primigenia para que yo pudiera levantarme
de la cama hospitalaria en la cual estaba confinado.
La ciencia cree que la única verdad es la perceptible
objetivamente por nuestros sentidos, pero esa sería una
verdad parcelada. De la verdad forma parte también lo
desconocido para poder hablar de una verdad unificada.
A ella se puede llegar mediante el conocimiento que nos
permita percibirla, sentirla, pensarla y, por lo tanto, ser
ella misma.
Ahora bien, si no tenemos el conocimiento, podemos
descubrirla por sus efectos perceptibles aunque esté oculta
su causa. Pero también podemos crearla mediante un
claro proceso de intención de producirla y observarla; así
es como uno puede ser ella misma en un mismo instante
o momento.
El médico que quiere curar debe primero sanarse
así mismo, sanar a su paciente y luego sí, diagnosticar la

317
enfermedad para luego instaurar la terapia, administrar los
medicamentos o practicar los procedimientos de elección.
Si ustedes hacen un recorrido por la historia de la
medicina, desde la más remota antigüedad hasta hoy,
advertirán que el sanador, llámese médico alópata,
alternativo, energético, curandero o chamán, ha logrado
siempre la conexión con el enfermo si tiene el alma limpia,
el pensamiento positivo de su accionar, la intención clara
de llegar a su interior y hacerle sentir su bondad, su amor,
su compasión y su confianza.
Hay muchas búsquedas que realizamos sin la
profunda intención de querer encontrar aquello que
buscamos. Ya les he dicho e insisto en que el deseo es
distinto de la intención. Ésta presupone la decisión de
utilizar todas las herramientas necesarias para alcanzar el
logro.
Los deseos son producto de las emociones que se
estimulan desde el cerebro, al paso que las intenciones
estimulan el cerebro. El verdadero amor, por ejemplo, es
la culminación de la profunda intención de amar.
Cuando las neuronas detectan una intención,
comienza el trabajo cerebral. ¿Será acaso el cerebro un
esclavo de las intenciones? Si así fuera, ¿en dónde se
forjan las intenciones?
La única respuesta posible es que se estructuran en
la mente.
La sanación ciertamente no está condicionada por
rituales; ni los de la bata blanca que distingue la jerarquía
del médico de hoy ni por danzas, cánticos, chasquido de
maracas, acompañamiento de tambores o pases mágicos.
Tan solo requiere que dos intenciones positivas se
encuentren: la del médico que quiere sanar y hace que el

318
enfermo la sienta y la de éste que la recibe agradecido y
confiado.
De ese encuentro de energías nace una luz que
irradia un campo propicio para el tratamiento de las
enfermedades.
Hay extrañas energías y fuerzas que emergen de
ese encuentro, pero no intenten moverlas si estuvieren
mentalmente trastornados, confundidos o físicamente
disminuidos o enfermos porque podrían generar un efecto
contrario.
Las curaciones asombrosas, sobrenaturales, creíbles
portodos, cuando las conocemos por intermedio de
nuestros propios sentidos, experimentando los efectos de
energías sanadoras de inmenso poder y fuerza
inconmensurable o cuando son divulgadas públicamente
por medios masivos de comunicación, el internet o las
redes sociales y se dan a conocer los nombres de sus
protagonistas para que cualquier persona pueda hacer
comprobaciones sobre los antecedentes de las
enfermedades, su condición de incurables, las
expresiones de los enfermos desahuciados y las de sus
médicos tratantes sobre la impotencia de la medicina en
esos casos, han sido conocidas casi siempre, en ocasiones
evidenciadas mediante estudios rigurosamente ajustados
a los principios de la investigación científica sobre el
antes y el después de las curaciones y en otras ocasiones
con resultados observables pero acompañados de dudas
y preguntas sin respuestas contundentes, manifestaciones
de consenso en el sentido de que frente a la objetividad
de los resultados necesariamente debe existir una causa
generadora de los mismos que la ciencia por manera
alguna puede desconocer, aunque dude o no acepte la
existencia de otras realidades.

319
15
LA SANACIÓN MEDIANTE EL PERDÓN
La limpieza de la energía interior

Recuerdo también un caso que revela la forma como


el perdón, acompañado de la firme intención de sanar
el espíritu, limpiar la mente y curar el cuerpo, produce
resultados que provienen de fuentes que la ciencia no
entiende pero que hablan por sí solos, expresó el profesor
Sanders.
Conocí la difícil situación de una médica gineco-
obstetra quien tenía firmes convicciones de la existencia
de la vida después de la muerte. Había recibido amplia
información sobre la lectura de los Registros Akashicos
de cada persona y, por ello, sabía que todas nuestras
acciones a lo largo de nuestras vidas pasadas y la presente,
se encuentran en la memoria de esos registros y que es
posible consultarlos para obtener información y guía
pertinente para entender el origen de muchas de nuestras
formas de pensar y conductas que conviene revisar para
encausarlas de forma que puedan contribuir a realizar
cambios consecuentes.
Estaba afectada por una grave inestabilidad
emocional y los efectos devastadores de una fibromialgia
irreversible, quien cuando ya la medicina nada tenía que
hacer y persistentes sesiones de psicoanálisis no habían
logrado estabilizarla, resolvió acudir a un experto en la
lectura de los Registros Akashicos a quien le confió su
vida de tristeza y angustia, su ansiedad, su depresión y sus

321
insoportables dolores. Había sido recurrente en actitudes
desobligantes para con mujeres jóvenes que acudían a su
consulta con el ánimo de iniciar bajo su control el programa
del Hospital para primigestantes. A todas las menores de
20 años les reprochaba su conducta sexual y las calificaba
de irresponsables. Generalmente les procuraba abortos
programados en los casos permitidos por la Ley, pero
cuando las pacientes tenían dudas sobre la continuidad
del embarazo, se había abstenido de remitirlas a consulta
psicológica y asumía un papel orientador sesgado. Tenía
muchas cargas en su conciencia que estaban impidiéndole
una mínima paz espiritual. Como médica y como paciente
estaba desahuciada.
Después de consultados, con su permiso, los
Registros Akashicos, el guía le dijo:
-«Los odios y los rencores, entre otras
manifestaciones de los seres humanos que contaminan
con energía negativa sus mentes, hacen oscurecer el
espíritu y maltratan el alma, frenan el crecimiento del
poder interior y frustran siempre el camino del ascenso
a otras realidades que permiten encontrar la fuerza de
la verdad, la inmensa energía sanadora física y mental,
el magnetismo que atrae el poder de sus bondadosas
vibraciones, el amor universal y la plenitud de la paz que
genera la alegría de vivir».
«Haz mentalmente el escrutinio de tu vida y luego
un inventario de tus sentimientos negativos; revisa tus
imperfecciones y debilidades como ser humano: iras,
odios, envidias, deseos de venganza, intolerancia,
maledicencia, arrogancia, altanería, vanidad
exacerbada, tiranía hacia los humildes, egoísmo,
deslealtades, impaciencia, abuso del poder, engaños,
prácticas desobligantes o insanas,

322
chantajes, delitos, inmoralidades y todas las demás fallas
o faltas que te hayan hecho sentir culpable, despreciable
o injusta. Todos los seres humanos de alguna manera lo
somos. Nadie puede tirar la primera piedra. Se trata de
una reflexión íntima y sincera que no deje nada oculto.
Si tienes alguna religión es el momento de orar
en silencio. Debes hacer una mirada profunda hacia
tu interior. En ese estado de conciencia el poder del
perdón produce efectos inconmensurables si decides
sin condicionamiento alguno PERDONAR A QUIENES
DEBES PERDONAR, PEDIR PERDÓN POR CUÁNTO
CONSIDERES QUE LO REQUIERE Y PERDONARTE
A TI MISMA. Se genera así la luz que tiene el poder
de transformar tu vida física y mental; se fortalecerá
entonces tu poder interior cuya energía, magnetismo y
fuerza inducen la sanación espiritual y permiten que la
medicina pueda hacer mejor su tarea y tu conciencia
estimule las rectificaciones.
La humildad arraigada en tu corazón y tu mente,
puede llegar a tener más fuerza que la palabra. Al igual
que una potente voz puede romper un cristal, la fuerza de
tu espíritu puede modificar, si tienes aunque sea una fe
comparable con un pequeño grano de mostaza, muchas
realidades físicas y transformar tu espíritu, como lo
dijo Jesús de Nazaret al referirse al poder que ella tiene
para mover una montaña., en oportunidad en que sus
discípulos, a pesar del poder para curar que Él les había
trasmitido, por falta de confianza no lograron liberar de
fuerzas negativas a un poseído.
Ahora, coloca todas esas malas vivencias en un
cuenco de barro, procúrales el fuego de una hoguera
de leña e incinéralos en la profundidad de un bosque

323
hasta cuando veas desaparecer el humo que se produce.
Luego, viste tu mente de blanco, siente que te inunda una
maravillosa y relumbrante luz que proviene de la Fuente
y disfruta de la serenidad espiritual que produce sentirte
libre de las ataduras del desamor y la maledicencia.
Vuelve a nacer, no mires hacia atrás para recordar
sentimientos negativos que ya viste desaparecer
esfumados, llénate de amor universal y sánate a ti
misma. Estando limpia de espíritu, no brindes nunca más
albergue a la maledicencia, disfruta ayudando a otros
para así sentir que te estás ayudando a ti misma.
La médica se sintió inicialmente mareada. El guía
le indujo una rítmica respiración que la fue estabilizando
poco a poco; tomó tres sorbos de agua pura, sin gas, y
después, con una sonrisa franca, manifestó:

Me encuentro tranquila, creía que nunca volvería


a estarlo. He perdonado, me perdono y espero que mis
extravíos sean perdonados. Me siento leve como el viento.
Mis dolores han desaparecido. Ahora he comenzado
a sentir en mí el poder de la Divinidad. Quisiera que
quienes se encuentren en un trance igual o similar,
pudieran aprovechar mi experiencia sanadora, la cual me
he propuesto divulgar.

324
16
CURACIONES A LA PUESTA DEL SOL
CRÍTICA AL LIBRO DE Urantia 68
Una curación masiva en Cafarnaun

La estudiante que se había declarado agnóstica


se puso de pie y después de solicitar a sus compañeros
de estudios de medicina comprensión para sus dudas
permanentes, preguntó al profesor Sanders:
-A sabiendas de que las curaciones por la fe tienen
tanto de largo como de ancho y que, aun para la propia
iglesia católica y los seguidores de los evangelios en
muchísimas iglesias cristianas solo deben ser tenidas como
milagrosas las que representan remisiones o curaciones
espontáneas, además de las referencias bíblicas conocidas
y las contenidas en los denominados evangelios apócrifos,
¿existen otras que puedan tener esta connotación?

68 El Libro de Urantia (conocido también como Los documentos de


Urantia o La quinta Revelación) es una obra literaria espiritual, teológica y fi
losófica acerca de Dios, el hombre, la religión, la filosofía y el destino. Fue
escrita entre 1922 y 1939 y publicada por primera vez en Estados Unidos en
1955; en el texto se señala que ha sido escrito directamente por criaturas
celestiales -que ocasionalmente hablan en primera persona al final de algunos
documentos- empleando un ser humano dormido como modo de contacto.
Existen controversias sobre su contenido e interpretación, mientras para
algunos es una revelación espiritual y obra filosófica, para otros no pasa
de ser ciencia ficción. Una característica distintiva del Libro de Urantia es
que no existe una interpretación oficial de su contenido, no existe ninguna
organización que defina la ortodoxia Urantiana, cada lector debe interpretarlo
de acuerdo a su buen juicio..
https://es.wikipedia.org/wiki/Libro_de_Urantia

325
-Recordando a usted que mi cátedra se caracteriza
por ser universal y que, a pesar de ello, debo exponer
conocimientos y opiniones personales, sin perjuicio de
las necesarias reflexiones que inducen mi interés porque
profundicen ustedes los temas e investiguen hasta llegar
a sus propios convencimientos, encuentro que en El
Libro de Urantia aparece la maravillosa narración de una
curación masiva, espontánea y sorprendente hasta para el
propio Jesús de Nazaret y sus discípulos. Como no tengo
a mano el texto, haremos un corto receso mientras lo
encuentro y ordeno copias para todos ustedes.
Después del receso, todos los estudiantes recibieron
sendas copias con el siguiente contenido tomado del Libro
de Urantia:69
«145:3.1 (1631.6)
Cuando Jesús y sus apóstoles se preparaban
para compartir su cena al terminarse este sábado
memorable, ya en Capernaum y sus alrededores
había cundido la curiosidad y la zozobra por los así
llamados milagros de curación; y todos los que estaban
enfermos o afligidos empezaron a prepararse para
ir adonde Jesús o para que sus amigos los llevaran
allí en cuanto se pusiera el sol. Según las enseñanzas
judías no está permitido ni siquiera ir en busca
de salud durante las horas sagradas del sábado.»
El profesor Sanders dice a los estudiantes que el texto
anterior le parece que no es coherente con la posición de
Jesús quien en otra oportunidad había hecho curaciones
en día sábado, lo cual le acarreó los reparos de miembros
del Sanedrín que consideraron que así se estaba violando
la Ley de Moisés que lo prohibía.
69 The Urantia Books. Chicago. 1955. Pag. 1631 y ss.

326
-Pueden continuar la lectura de otros textos-, les dijo.
«145:3.2 (1632.1)
Así pues, tan pronto como el sol desapareció
detrás del horizonte, decenas de hombres, mujeres y
niños afligidos se encaminaron a la casa de Zebedeo
en Betsaida. Un hombre salió con su hija paralítica
en cuanto se ocultó el sol tras la casa de su vecino.»

La referencia anterior nos permite advertir que en


este caso es el padre de una niña paralítica quien hace que
la muchedumbre con muchos enfermos que pretendían
ser curados, deba esperar hasta la puesta del sol, dando así
espera a que termíné el día sábado les alerta el profesor.
«145:3.3 (1632.2)
Los acontecimientos de todo ese día venían
preparando el escenario para este extraordinario
espectáculo a la puesta del sol. Hasta el texto que Jesús
eligiera para su sermón de la tarde parecía sugerir que la
enfermedad se desterraría; ¡él había hablado con tanta
autoridad y poder! ¡Y tan apremiante había sido su
mensaje! Sin apelar a la autoridad humana, había
hablado directamente a la conciencia y al alma de los
hombres. Sin recurrir a la lógica ni a la sutileza legal,
ni a la elocuencia ingeniosa, había apelado poderosa,
directa, clara y personalmente al corazón de sus
oyentes.»

Un estudiante cristiano interviene, con el permiso


del profesor Sanders, para sugerir que se tenga en cuenta
que ninguna versión bíblica atribuye a Jesús de Nazaret
el liderazgo para la preparación de esa multitudinaria
reunión de enfermos.
El profesor Sanders interviene para precisar que,
de acuerdo con los evangelios, precisamente cerca de
Cafarnaun le habían reclamado a Jesús que porqué hacia

327
milagros en todas partes y ninguno en su tierra, que era
Nazaret. Sin que tenga una biblia a la mano, me parece
que la respuesta de Jesús fue: Porque nadie es profeta en
su tierra. Por tanto, la respuesta de Jesús contradice el
liderazgo que se le endilga en el sentido de que de tiempo
atrás hubiera estado preparando unas curaciones masivas
que suponían su decisión de hacer en esa región no una
sino varias al mismo tiempo.
«145:3.4 (1632.3)
Ese sábado fue un gran día en la vida de
Jesús en la tierra y en la vida de un universo. Para el
universo local, la pequeña ciudad judía de Capernaum
era en ese momento realmente la capital de Nebadon.
El puñado de judíos que se encontraban en la sinagoga
de Capernaum no eran los únicos en escuchar las
palabras estremecedoras con que Jesús concluyó su
sermón: «El odio es la sombra del temor; la
venganza, la máscara de la cobardía». Tampoco
podían los oyentes olvidar sus palabras benditas, que
declaraban: «El hombre es hijo de Dios; no es hijo
del diablo».
Las palabras de Jesús en la sinagoga eran las de
una intervención, como tantas por Él acostumbradas, sin
que necesariamente fueran la preparación de una jornada
masiva de milagros simultáneos, recalcó el profesor y de
forma concreta expresó a los estudiantes:
Ustedes han escuchado mi convicción sobre la
importancia que tiene para la ciencia y la investigación
el hecho de que cuando se suceden sanaciones y
curaciones extraordinarias, aunque no se conozca la
causa que las impulsa, debiéramos reconocer esos efectos
maravillosos, como una realidad incontrovertible cuando
los antecedentes de los enfermos así lo demuestran, pero
resulta muy difícil aceptar, sin ninguna observación, las

328
curaciones masivas para validar su causa en el campo de
la medicina, si se tiene en cuenta que el ejercicio de esta
profesión a lo largo de la historia no menciona la atención
o tratamiento de pacientes en forma multitudinaria. Por
consiguiente, la referencia de las curaciones contenidas
en el documento que les he entregado, solo atienden a
mi interés de no dejar interrogantes sin respuesta. Los
exhorto a que procuren que las preguntas que formulen en
mis clases, tengan alguna coherencia con la formación de
ustedes como médicos y la práctica de su futuro ejercicio
profesional. Sin embargo, no deseo dejar incompleta la
respuesta. Continúen examinando el documento.
«145:3.7 (1632.6)
El espectáculo de estos mortales afligidos,
hombres, mujeres y niños sumidos en el sufrimiento,
debido en gran parte a los errores y malas obras de
sus propios Hijos confiados, de la administración del
universo, conmovió profundamente el corazón humano
de Jesús y puso a prueba la misericordia divina de
este benévolo Hijo Creador. Pero Jesús bien sabía
que no era posible construir un movimiento espiritual
duradero sobre los cimientos de milagros puramente
materiales. Se había abstenido constantemente de
exhibir sus prerrogativas de creador de acuerdo
con su política fijada. Desde el episodio de Caná no
había habido ningún acontecimiento sobrenatural ni
milagroso durante su enseñanza; sin embargo, esta
multitud afligida conmovió profundamente su corazón
compasivo y apeló fuertemente a su compasivo cariño.»
La anterior dijo el profesor Sanders es una
afirmación sin ningún respaldo ni bíblico ni histórico.
Jesús era compasivo de toda la humanidad según su
pensamiento y su prédica, mas no necesariamente fue una
multitud afligida y enferma la que estimuló su compasión

329
para inducir un milagro de curación colectiva.
«145:3.10 (1633.1)
Jesús había pasado la responsabilidad
de esta decisión de curación al fallo de su Padre.
Evidentemente la voluntad del Padre no puso objeción
alguna, porque ni bien pronunció el Maestro estas
palabras, el séquito de personalidades celestiales que
servía bajo el mando del Ajustador de Pensamiento
Personalizado de Jesús entró en poderosa actividad.
El vasto séquito descendió en el medio de esta
multitud abigarrada de mortales afligidos, y en un
instante de tiempo 683 hombres, mujeres y niños
fueron sanados, perfectamente curados de todas sus
enfermedades físicas y de otros trastornos materiales.
Un espectáculo semejante no se había visto en la
tierra nunca antes de este día, ni tampoco después.
Y para todos nosotros que estuvimos presentes, el
contemplar esta oleada creadora de curaciones
fue en verdad un espectáculo estremecedor.»

Estos hechos, me parece, que no identifican fielmente


la vida del Maestro, al igual que muchos otros que no
tienen sustento alguno al examinarla de forma coherente
manifestó el doctor Sanders un tanto sorprendido con
ese texto.
Si Jesús era quien más sorprendido estaba con estas
curaciones masivas, sabiéndose hijo de Dios, difícil es
sostener que el mismo las hubiera propiciado. Si se tiene
el poder, el resultado de su ejercicio no sorprende. No
se conoce que Jesús hubiera tenido el propósito de dejar
en manos del Padre esa curación masiva que el Libro de
Urantia le atribuye. Este pasaje del Libro de Urantia es
contradictorio con los diversos textos bíblicos conocidos.

330
«145:3.13 (1633.4)
Desde ese momento en adelante y hasta
el fin de su carrera terrestre, Jesús fue considerado,
sobre todo debido a esta demostración no deliberada
de curaciones físicas, tanto médico como predicador.
Aunque sí continuó enseñando, su obra personal
consistió mayor mente en ministrar a los enfermos y
a los angustiados, mientras que sus apóstoles hacían
el trabajo de predicación pública y bautizaban a los
creyentes.»

Un estudiante observa que de acuerdo con el pasaje


antes transcrito, Jesús de Nazaret prefería que su accionar
portentoso a favor de los enfermos se diera en forma
personal y no masiva.
«145:3.14 (1633.5)
Pero la mayoría de los que recibieron
esta curación física sobrenatural o creadora en esta
demostración de energía divina después de la puesta
del sol, no tuvieron un beneficio espiritual permanente
de esta extraordinaria manifestación de misericordia.
Unos pocos fueron incitados a la virtud por este
ministerio físico, pero el reino espiritual no progresó en
el corazón de los hombres debido a esta extraordinaria
erupción de curación creadora instantánea.»

Una estudiante, quien dijo ser Testigo de Jehová dijo:


Conozco bien la biblia y se, por ello, que todas
las curaciones llevadas a cabo por Jesús de Nazaret lo
fueron de forma permanente, independientemente de las
conductas impropias de los curados. Es decir que ninguna
de ellas fue hecha de forma condicionada.
El profesor Sanders alerta a los estudiantes a
considerar el alcance que debiera darse al anterior pasaje
del Libro de Urantia y pregunta:

331
¿Significa acaso que los efectos de las energías
provenientes de otras realidades, hablando en general y no
sobre milagros o energías provenientes de la Divinidad,
se diluyen o pierden fuerza cuando están dirigidas a
una multitud para producir efectos masivos? ¿Ilustra
acaso sobre que las conexiones para sanación y curación
debieran hacerse de forma individual?
«145:3.15 (1633.6)
Los portentos curativos que de cuando en
cuando se hicieron presentes durante la misión de
Jesús sobre la tierra, no formaban parte de su plan de
proclamación del reino. Eran incidental mente
inherentes al hecho de que hubiera en la tierra un ser
divino de prerrogativas creadoras casi ilimitadas, en
el contexto de una combinación sin precedentes de
misericordia divina y compasión humana. Pero estos
así llamados milagros dieron a Jesús muchos
problemas, porque producían una publicidad que
fomentaba prejuicios y se permitían mucha
notoriedad no deseada.»

Después de conocidos los anteriores textos del Libro


de Urantia, el profesor Sanders sintió la necesidad de
manifestar sus convicciones al respecto y de forma un
tanto tímida dijo a los estudiantes:
Aunque ustedes no han solicitado mi opinión
general sobre estos contenidos del Libro de Urantia, debo
reiterarles que en esta Universidad las opiniones son libres
y que no tenemos ni camisas de fuerza ni lineamientos
filosóficos o doctrinarios que alinderen sus pensamientos,
no obstante lo cual, de acuerdo con mis convicciones, me
parece que se atribuyen a Jesús de Nazaret sentimientos
o posiciones que, a la luz de relatos bíblicos de diferente
origen, no los considero coherentes con el contexto de su

332
vida pública y que podrían corresponder más a contenidos
de ficción que a revelaciones de la Divinidad.

Cuando en el ejercicio de la medicina ustedes se


encuentren con sanaciones y curaciones sorprendentes
o milagrosas que, de acuerdo con mis enseñanzas,
pudieran tener sus causas en las que he denominado
las otras realidades, deberán tener en cuenta que los
resultados constituyan una manifestación instantánea,
vistos los antecedentes de los enfermos y la magnitud de
sus padecimientos, especialmente ocurridas cuando la
medicina ha declarado desahuciados a los pacientes, como
en mi caso y el de la hija del banquero curada mediante
el poder oculto de la Torá para conectar con la
Divinidad.

333
17
TENERLO TODO SIN TENER NADA
Una visión distorsionada de la vida

En el diván de su consultorio, el Dr. Simonds,


médico psiquiatra de Karen, chica sumergida en lo banal
y lo superfluo, escuchaba con frecuencia las confundidas
voces de su vanidad exacerbada que le hacía creer que lo
tenía todo cuando ciertamente estaba allí reclinada porque
en su realidad interior nada valioso tenía. Compleja terapia
instaurada esta, destinada a escrutar el subconsciente
en donde el médico percibía que estaban alojados los
grandes conflictos de su paciente. Pretendía que Karen
lograra llegar a la profundidad de su conciencia y pudiera
entender y valorar que cuando una persona poco o nada
objetivamente tiene, las expectativas de tenerlo todo
pueden ser una grandiosa fuerza moral que impulsa el
ánimo para tener esperanzas, ascender las cuestas y lograr
las metas, pero si, como en el caso de Karen, pareciera
tenerse todo al alcance de la mano, a pesar de lo cual
menosprecia su vida, su entorno, su familia y sus amigos,
tal vez se tiene muy poco, el espíritu empobrecido y muy
oscuro el horizonte de la felicidad. Procurar que desde el
fondo afloren las emociones que empobrecen el espíritu
es una ardua tarea porque los cambios que se esperan no
se producen en el cerebro sino en la mente.
 Karen: debes aprender a controlar ese potro
desbocado que es tu mente  le había manifestado el doctor
Simonds, buscando calmar un poco los sentimientos

335
encontrados que la atormentaban, mientras intentaba
conectarse con ella diciéndole:
 Nada ni nadie podrá garantizar que tu fortuna,
tus disipados y sofisticados gustos, tu anclaje social, las
viandas exquisitas que consumes, tu apariencia glamorosa,
tus recorridos por un mundo de oro y fantasías, las galas
que luces o el lujoso yate de tu padre, mitiguen o eliminen
la depresión y la ansiedad que te afectan y te impiden sentir
el disfrute de la calma espiritual que ahora ansías.  Tal
vez continuó diciéndole el psiquiatra  podamos lograr
que vivas en paz con lo que tienes, pero no creyendo que
lo tienes todo. Te hace falta el amor universal, aceptar que
los humildades tienen también un espacio interconectado
con el tuyo, sentir el deseo de compartir el pan abundante
de tu mesa, valorar lo que significas como un ser humano
que así mismo debe conocerse para que puedas entender
por qué vale la pena vivir y porque no se pueden alcanzar
nuevos propósitos si continúas creyendo que lo tienes
todo»
Esta vez, Karen parecía impactada con las palabras
de su psicoanalista; mientras le escuchaba en silencio su
respiración se aceleró y los sollozos irrumpieron en la
escena. Se estaban abriendo lentamente las puertas de la
sanación.

Mimada por la fortuna, su niñez había transcurrido en


la opulencia. De porte distinguido, su talante era delicado
y de buenas maneras heredadas de sus progenitores.
Cuando su psicoanalista logró establecer una
comunicación fluida con ella, sus reservas fueron
desapareciendo poco a poco.
 ¿Qué recuerdas de tu niñez y de tus padres? le

336
preguntó el psicoanalista.
¡Karen no respondió de inmediato. Durante un
momento pensó la respuesta. El médico en ningún
momento la urgió; respetó su silencio, lo entendió y
valoró. Luego, tímidamente respondió:
 De mis primeros años de vida no recuerdo mucho,
salvo la severidad con que ellos me trataban. Después
de cada reprimenda o amonestación repetían siempre las
mismas palabras: “Es por tu bien Karen, con el tiempo lo
entenderás y agradecerás”.
Con mi padre compartía pocas veces. Salía temprano
de la casa y regresaba generalmente tarde en las horas
de la noche cuando yo ya me había recogido. Cuando
excepcionalmente regresaba temprano parecía muy
cansado y mi madre no permitía que fuera molestado.

Su padre le había enseñado a mantener distancias


con la gente del común, insinuándole que debía proteger
sus haberes de manos inescrupulosas y a mantener una
absoluta reserva de su intimidad, sin compartir sus
secretos con nadie; a ser selectiva de sus amistades, a
escoger escrupulosamente sus amigos, no poner sus
ojos en personas desconocidas y desconfiar siempre
de cualquier persona, procurando no hablar nunca más
de lo estrictamente necesario; le había dado excelentes
lecciones de egoísmo.
De su madre aprendió a mantener esbelto su cuerpo
mediante una gimnasia de rutinas apropiadas, a cuidarlo
para que luciera como una porcelana y a vestirse con las
mejores creaciones de los modistos de moda. Desde los
once años concurría al spa día de por medio a recibir
masajes de relajación con aceites esenciales importados,

337
piedras volcánicas, exfoliación con algas traídas del mar
muerto y baños de luna, así como sofisticadas terapias
personales, para luego someterse a un enjuague final de
tina, rodeada de rosas flotantes y otras flores apropiadas
para la limpieza y aromatización del cuerpo.
Su gusto por la buena mesa, especialmente la cocina
francesa, lo disfrutaba más en su propia casa que en lugares
públicos. Su padre, con aire de una engreída suficiencia,
acostumbraba decir que con el dinero se puede comprar
todo.
Sin embargo, Karen desde muy niña comenzó a sentir
un deseo irreprimible de estar sola. Quería permanecer
apartada de la gente, aun en su propia casa. Su contacto
con las personas era tímido y distante, cuando no agresivo
pero, paradójicamente tratando de mostrar delicadeza.
Tenía la sensación de que en cualquier momento alguien
le podía causar daño. Asistía al spa más para complacer a
su madre que por su propia satisfacción.
Sus alteraciones de salud se habían incrementado
desde cuando la pubertad tocó a su puerta. Apenas dos
meses después de haber cumplido once años, comenzó
a sentir los cambios biológicos propios de esa época de
la vida de las mujeres. La menarquia resultó para ella
una sorpresa que le produjo miedo al creer que algo
grave le había ocurrido. Su madre no la había preparado
para este momento. En su caso todo lo relacionado con
la sexualidad era un tabú. Estaba iniciando los estudios
de secundaria en un colegio de monjas y aun no había
recibido educación apropiada. Sus hormonas habían sido
el detonante de sus desequilibrios emocionales.
Cuando su madre se enteró que a Karen le había
llegado la primera menstruación, sin ninguna delicadeza

338
le hizo una advertencia rotunda:
Ahora deberás cuidarte más que nunca. Comenzaras
a sentir una mayor atracción por los muchachos y ellos
por ti. Las hormonas te harán ver como una mujer más
interesante que antes, pero no será solo eso, debes cuidarte
de quien pretenda cortejarte abusivamente. La satisfacción
sexual dura solo un instante pero un embarazo normal
llegará hasta los nueve meses. El sexo produce placer
pero tiene sus peligros.

En el spa me han dicho que soy una mujer de


hermoso cuerpo y que debo cuidarme de cualquier intruso
en los vestieres de la piscina del club porque en cualquier
momento inesperado podría ser asaltada.
El psicoanalista la escuchaba con atención y, cuando
advirtió que había terminado su narración, le aconsejó:
Es cierto que las mujeres en la pubertad corren
algunos riesgos, más por sus actitudes personales que
por inseguridad en el medio social. No debes exagerar
para que tus primeros amores no vayan a convertirse
en una pesadilla. Debes hacer con rigor tus controles
ginecológicos programados y tener presente que tu
capacidad reproductiva es ahora plena y que si llegares a
tener una relación sexual sin protección adecuada, podrías
resultar en estado de embarazo. Conviene que hables con
tu médico sobre la oportunidad de los anovulatorios, sus
propiedades y sus efectos secundarios.
Debido a la crisis emocional que estaba afectando a
Karen, el psiquiatra estimó conveniente que las sesiones
de psicoanálisis se programarán cada semana.
Sus delicados modales comenzaron a cambiar para
convertirse en bruscos. Sus nervios frente a situaciones

339
nimias que no debían estimularlos la hacían fácil presa
del miedo que la mantenía a la defensiva. Sus dolores
de cabeza, que eran frecuentes, y el insomnio le estaban
pasando una cuenta de cobro por la sobre protección y
exceso de cuidados y mimos que sus padres le habían
prodigado.
Cuando Karen terminó sus estudios de sociología
que había realizado como una forma de terapia para tratar
de escapar de su aislamiento, lo cual no logró, se sintió
defraudada y adoptó el papel de víctima. Procuraba que
le sintieran pesar porque así le parecía que ella no era
culpable de su lamentable estado.
Se dio cuenta que estaba comenzando a manipular
exitosamente a las personas; manejaba las mentiras sin
desparpajo alguno ocultando la verdad con gran facilidad;
consideraba que el engaño imperceptible era un arte de
inteligencia y audacia.
Curiosamente los miedos ocultos que generalmente
la hacían insegura, desaparecían cuando se disponía a
satisfacer sus íntimos deseos. Era mañosa y taimada; se
había convertido en una mujer peligrosa. Cada vez más
se le veía acorralada por lo intrascendente y lo superfluo.

Al día siguiente de la fiesta de graduación de su amiga


Margareth, Karen llegó ansiosa al diván de su psicoanalista
quien al verla percibió la intensidad de la energía negativa
que se desprendía de su muy notoria actitud de enfado y
pendencia. Esta vez no saludo de beso a su médico; le
tendió la mano con desdén, tiró groseramente su bolso en
una silla, se reclinó en el diván y le manifestó:
Anoche debí ausentarme de una recepción de final
de estudios de una amiga mía que cree que con dinero

340
se consigue todo. Verla vestida con un traje del modisto
Grahan Daniels no me hacía ninguna gracia. Me parecían
estúpidos tantos elogios y el exceso de congratulaciones
de sus obsecuentes invitados. No pude soportar esas
ridículas escenas ni la exacerbada vanidad de mi amiga;
sentí que la odiaba y preferí ausentarme en silencio.
Aquí me tiene usted ahora perturbada por lo ocurrido.
Quiero que analice mi actitud y me tranquilice.
El psiquiatra estaba sorprendido. Había logrado
rescatar a Karen de la depresión profunda en que se
encontraba meses atrás, precisamente por creer que
lo tenía todo y descubrir que no tenía nada. Con la
sensación de haberse perdido los logros alcanzados con
el psicoanálisis, después de pasearse pensativo de un lado
al otro de su consultorio, se sentó detrás de su paciente y
le dijo:
-El resentimiento, el odio y la envidia son los
ingredientes de un veneno que ingiere quien se mortifica
con quienes estimulan esos sentimientos. Debes
comprender que los efectos nocivos de la pócima
corrompen la conciencia, oscurecen tu espíritu y podrían
afectar, además de tu equilibrio psíquico, también tu
salud física dado que debilitan tu sistema inmunológico,
aunque es complejo entender el mecanismo de acción
psicosomático que desencadenan esos pobres
sentimientos.

El psiquiatra hizo un prolongado silencio y agregó:


-Si permites que, de nuevo, se instalen en tu mente
sentimientos negativos que no necesitas para vivir y te
causan daño, tendrás que pensar que, salvo que quieras
suicidarte, no tiene sentido tomar ese veneno que
ningún efecto produce en la amiga que dices odiar y
pareces envidiar. Si estás aquí es porque quieres vivir;

341
vamos entonces a trabajar para que no intentes tomar
otra vez ese veneno que, por falta de amor a ti misma,
has aprendido a fabricar.

-El doctor Simonds estaba frustrado. Un psicoanalista


como él, curtido por los años analizando las tragedias de
sus pacientes no podía estar sintiendo pesar por la triste
condición de Karen. Debía recuperar su autenticidad
para no perder objetividad.
-Puedes continuar diciéndome lo que sientes- le dijo a
su paciente con un aire fingido de distancia profesional
para tratar de ocultar la ternura de su mirada.
Karen se reacomodó en el diván y le manifestó:
- Creo que algún reclamo me está haciendo la
conciencia. Yo sé que debo hacer cambios necesarios que
podrían cambiar mi vida pero, por más que lo intento no
he podido lograrlo.
- Tal vez, no hayas podido perdonarte los daños
que ha causado tu insoportable vanidad y tu irrefrenable
soberbia. Necesito que reflexiones y me ayudes a sanarte.
No quisiera verte hospitalizada. - le dijo el médico
intentando conmoverla.
Aterrorizada por la expectativa de una posible
Internación en un hospital psiquiátrico, respondió a su
psicoanalista:
- ¿Qué puedo hacer para evitar que mi conciencia me
atormente y me castigue? ¿Cómo puedo impedir que mi
cerebro me atropelle a toda hora con esas voces que no
me dejan en paz?
El médico guardó un calculado silencio, confiado en
que Karen reflexionara sobre lo que acababa de expresar
y luego le respondió:
No es tu cerebro el que gobierna tu conciencia.
No es tu cerebro el que alimenta tus odios; es tu mente

342
que aprendió unas pautas de conducta que tú misma le
enseñaste y ahora debes entrenarlo para que las olvide.
Si continúas mirando con tanta persistencia hacia atrás,
terminarás convertida en estatua de sal, como la mujer de
Lot, el personaje de la biblia.
Karen se sintió una paciente complicada, de muy
difícil manejo y luego tímidamente le manifestó:
-No sé cómo explicarle lo que siento. Tengo miedo
de morir pero también me produce pánico vivir sin vivir,
como actualmente me está ocurriendo. Usted ha logrado
que pudiera comprender que todo lo tengo sin tener nada.
Es cierto, no he logrado saber quién soy, no me conozco, no
sé si pueda aprender a amar y encontrar en mi camino una
pasión que pudiera redimirme. En nada creo. Pienso que
cuando uno nace es así y ahora no creo en las enseñanzas
que recibí. Puede ser que, sin pretenderlo, mis padres
me hubieran vuelto atea o agnóstica; usted encontrará la
respuesta doctor Simonds - le dijo cuando ya sus sollozos
estaban expirando y luego le reveló:
-No tolero el silencio porque ruidos extraños lo
aprovechan y me asaltan. Aun sabiéndolo, las estridencias
de la vocinglería de los niños me asustan y la altisonancia
de los viejos me maltrata. No sé quién soy; todo me
espanta. Huyendo estoy, callada sin remedio no se para
dónde voy.
El médico guardó un silencio entristecido. Había
dejado de ser un psicoanalista para sentir compasión por
Karen y quería huir con ella de la dura realidad que a los
dos acongojaba. Asumiendo la tarea de un buen guía, le
dijo a su perturbada paciente:
-En las profundidades de tu conciencia hay
muchísimas herida sin cicatrizar que duelen y signan tus

343
complicadas formas de pensar y actuar de manera egoísta
y siempre a la defensiva, pero también huellas escondidas
de nobleza y profundo amor y dignidad que si las
analizamos sin prejuicios, como es tu deseo, encontrarás
que están dormidas y solo tú puedes despertarlas. Tus
influencias genéticas no son solo las de tus padres o
tus abuelos; algunas puede venir desde muy lejos en el
tiempo, formándose lentamente, modeladas por el medio
ambiente en que has debido vivir y luchar. Las lecciones
aprendidas de tus padres han estimulado las primeras y a
ti corresponde despertar las otras.
Debes pensar que en el curso de la vida todos
tenemos sentimientos que nacen en la conciencia y nos
procuran paz. Son impulsos autónomos que dan forma a
los derechos que tenemos a pensar y opinar con libertad
con la única condición de no dañar a nadie.
Esta vez Karen se sintió protegida por el doctor
Simonds; había comenzado a descender al sótano de
su conciencia. Las palabras del doctor Simonds la
habían atrapado y conmovido. Verse recostada en un
diván desnudando su alma ante un sapiente analista de
sus graves conflictos interiores, le había producido una
estremecedora sensación como si hubiera sentido la
sacudida de un shock eléctrico en todo su cuerpo. Los
sollozos primero, seguidos de una catarata de llanto
incontenible le habían permitido a Karen comenzar a
descubrirse a sí misma.
Para que puedas vivir en paz,le dijo en tono
paternal el psicoanalista debes tener muy claro que el
desprecio por las formas de pensar o hacer de los demás,
como te ha ocurrido, no hacen las tuyas más creíbles.
La credibilidad no es generada por la razón sino por las

344
convicciones íntimas que sobre una cosa puedas tener en
un momento dado, verdaderas o falsas. Tienes derecho
a equivocarte, más no a ser vacía y superficial. Tal vez
puedas extraviarte al hacer juicios de valor sobre ellas; es
decir, por el juzgamiento que haces de ti misma cuando
crees estar opinando sobre lo que piensan los demás. Por
tanto, la credibilidad no siempre está emparentada con la
verdad.
Por primera vez miró fijamente a los ojos del doctor
Simonds. Hubiera querido que alguna vez estas palabras
se las hubiera dicho su padre. Sintió que estaba siendo
rescatada y con una dulzura, extraña en ella, le dijo:
gracias.

El doctor Simonds tenía claro que Karen había


perdido la conciencia de su realidad y fuerza interiores. Su
tarea como psicoanalista era en este caso muy exigente;
debía realizar la necesaria búsqueda de los mecanismos
de adaptación de Karen a un mundo de realidades que
excluyera sus fantasías como causa de una enfermiza
forma de vida.
Encontrar el camino correcto demandaba un sondeo
que debía hacer de forma insistente hasta lograr despertar
el interés de su paciente por navegar en el desconocido mar
de su propia conciencia cuyo rumbo, paradójicamente,
había perdido. Cuando ese descubrimiento se logra,
comienza la batalla entre la fantasía, que se muestra
llena de una aparente fortaleza y la débil realidad de la
conciencia que apenas trata de aflorar.
Debes saber le dijo el médico que el psicoanálisis
no sirve para cambiar el mundo observado; el mundo que
te ha tocado vivir es como es y solo eso; las realidades no

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cambian por el hecho de que todo cuanto mires y sientas
lo aprecies de forma distorsionada.
No puedes confundirte. Las personas y las cosas de
tu entorno cercano, tu ciudad, el campo, la naturaleza,
el verdadero amor, las amistades íntegras, los ritmos
agitados de los sucesos diarios, las catástrofes, las guerras,
las injusticias, la pobreza, él hambre, los delitos, las
desigualdades sociales, los niños sin amparo, los ancianos
abandonados, los malos gobiernos, las dictaduras,
la corrupción en todos los órdenes, los depravados, los
indolentes, los acaparadores, los que roban para
enriquecerse, los que piden limosna y los que atracan
por hambre; los vendedores callejeros de utensilios
domésticos, abalorios y cosas que nadie necesita pero
compra impulsivamente, todos y todo ello identifican
realidades que conturban el ánimo, deprimen el espíritu
y nos hacen sentir impotentes frente a desgracias que no
podemos ocultar ni solucionarlas todas, pero también
valores ejemplares que las enfrentan y que tienen mayor
significación que la riqueza y el poder, pero tú, Karen, has
venido ignorándolas porque es tan alta tu torre de cristal
y tu actitud que no alcanzas a distinguir lo qué hay abajo.
El mundo no es diferente ni cambia porque el
observador lo perciba de forma distorsionada. Pero debes
saber que tiene el poder para cambiar la realidad para
poder apreciarla en su esencia.
Otra cosa bien distinta es le agregó de forma
reflexivaque tú puedas crear una realidad en la que se
confundan el observador y lo observado; así, no vivirás
una ficción sino una adaptación de tu fuerza interior al
mundo lleno de dificultades que podrás enfrentar con
decisión y coraje. Qué bueno es que hoy hayas visto un

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pequeño rayo de luz en la oscuridad.
Oír, reflexionar y analizar es la esencia de este tipo
de terapia. No se puede analizar sin reflexionar.
El psicoanálisis presupone una ardua tarea destinada
a descubrir las motivaciones que impulsan desde el
inconsciente las formas de pensar y las actitudes humanas.
Es lo que estamos tratando de sacar a flote.

Durante cuatro semanas Karen dejó de concurrir a


su sesión semanal de psicoanálisis. Cuando regresó, el
doctor Simonds la recibió con mucha cordialidad y le
expresó su extrañeza por el abandono del tratamiento.
Como de costumbre, le sugirió recostarse cómodamente
en el diván y comenzar a expresar sus sentimientos sin
ninguna condición ni interrogante previo.
Creí que había recuperado con seguridad el manejo
de mis afectos. Estaba muy tranquila y creí llegado el
momento de compartir mi vida con alguien que me
comprendiera, fuera tolerante y me amara.
Karen primero suspiró. El doctor Simonds espero
en silencio hasta que se calmara pero sus emociones
impulsaron una catarata de llanto. Su psicoanalista estaba
sorprendido; creía que ella había superado la crisis de
ansiedad y depresión que la mantenía en el diván desde
hacía ya varias semanas.
¡No logro vencer esta agonía!
No puedo vivir sin él, le dijo compungida.
Su ausencia enloquece mis sentidos. Lo estoy
amando sin medida y no soy correspondida. Si no lo veo
o lo siento, desconfío de mí, de mi sombra, del silencio.
Tengo celos de todo: De cuanto tocan sus manos o
perciben sus miradas, de que reciba la lluvia sin el abrigo

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mío, del camino que pisa, porque guarda sus huellas, sus
destinos y sus prisas, de sus mundos de ensueño cuando
de mi lo alejan y me ocultan su vida y sus anhelos sin que
cuenta se dé si sufro desvarío o muero por el dolor en que
me dejan.
Quisiera ser sus noches y sus días, su espacio y
su tiempo sin medida, su mágico espejo, su mirada, su
esquiva piel, su sombra, sus cadenas.
El psiquiatra la miró con ternura y compasión; quiso
extenderle su mano pero se detuvo; prefirió palabras de
consuelo y le dijo con su voz de anciano:
Podrás calmar esa amargura; no te vas a morir de
amor ni de despecho. En la nueva vida que te espera,
otros amigos vendrán y amores que consuelan. Dejarás
la depresión en el olvido. Podrás vivir sin él; no habrá
motivos que te hagan pensar en lo sufrido.

Karen sintió miedo, parecía ser pánico; se sintió


vencida; su llanto no cesaba, estaba enferma de amor, en
una sin salida.
Por un instante regresó la calma y dijo a su médico
con voz queda:
Cerrar las puertas del pasado es igual a morir para
vivir, tal vez no pueda.
Mientras trataba de encontrar acomodo en el diván del
consultorio, le manifestó a su psicoanalista que, además
de la ansiedad que padecía por ese amor no correspondido,
ahora se encontraba desconcertada y asustada.
Estoy viviendo, al mismo tiempo, un romance
imposible que no he logrado abandonar. Necesito su
ayuda para recuperar un poco de calma y de sosiegole
dijo atormentada y agregó:

348
Son unos amores escondidos que me resulta difícil
revelar. En sueños, mis pasiones desbocadas me apartan
de la realidad y cuando despierto me doy cuenta que son
visibles a la luz del sol. Estoy muy asustada
El psiquiatra se dio cuenta que el caso de Karen era
más complicado de lo que al inicio del tratamiento había
pensado. Decidió, por un momento, dejar de hacerle
reflexiones. Ese silencio a ella, le pareció una eternidad.
Se sintió reconfortada cuando nuevamente escucho su
voz:
Respira lentamente, sin afanes. Trata de escuchar
con placer el sonido de tu respiración. La vida, para
todos tiene su tiempo y su medida. El equilibrio en el
manejo de tu personalidad y tus conflictos interiores
está por llegar. Los dos amores que ahora te atormentan
son un indicio. Primero de todo desconfiabas; a nadie te
acercabas. Ahora puedes elegir, bien o mal pero puedes
hacerlo. Estás viviendo. Ahora solo te falta vivir para ti,
no para los demás. Estarás viviendo para ti cuando seas
libre y entonces podrás elegir de la mejor manera, pero
podrás vivir sin agonía. Debes pensar que en la vida
pueden existir sueños dichosos de romances imposibles
que no pueden subsistir porque mueren cuando despiertas
y para ellos puede haber refugio en el olvido. Pero hay
situaciones reales que, son como los sueños pero las
tienes que enfrentar y superar. Tú puedes tapar el sol con
una sombrilla pero no lo puedes ocultar. Puedes soñar que
recoges el agua del mar en el cuenco de tus manos, pero
cuando despiertes y te percates de su inmensidad te darás
cuenta que eres un ser humano. La vida no es un sueño;
vamos a enfrentar la realidad con calma.

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-Debes tener en cuenta que hasta cuando llegue la
hora final, la vida es una necesaria sucesión de “esperas”.
Cualquier vivencia es una “espera” aunque para hacerla
no tengas esperanzas, pero no se puede calificar
la “espera” como si fuera una esperanza.
Corta o prolongada, la “espera” es casi siempre
tediosa, molesta y muchas veces despiadada, aun en los
casos en que refleje como sombra una ansiedad
alborozada. Sin embargo, en ningún caso puedes ser
indiferente;
ni siquiera cuando nada ni a nadie esperes ya ni tampoco
a ti te esperen, porque en tales casos estarías expectante
sin motivo y eso sería tanto como esperar una cosecha sin
cultivo.
Deberás esperar lo mejor pero con esperanzas. Ahora
que te conoces un poco más podrás comenzar a distinguir
bien los caminos de la vida y, aunque la pasión adormezca
tus sentidos, algo podrás ver mejor que un camino con
espinas.
Respira profundo. Quiérete un poco más. Espanta
los nubarrones que oscurecen tus formas de pensar. No
estás prisionera. Eres una mujer libre y valiosa. Muchos
también libres querrán tu compañía. No quiero que
llegues a sentirte como una paciente desahuciada ni que tu
egoísmo y tu tormento hagan también parecer que como
médico yo también me encuentre desahuciado.

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Alfonso Tamayo Tamayo
Bogotá D.C.
att.alfonsotamayo@gmail.com
www.derechomedico.co

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