Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
SEGUNDO MÓDULO
LISTA DE TEXTOS
1
TEXTO 2.1
San Justino mártir, Diálogo con Trifón: cap. 2, p. 3 – cap. 3,
p. 1; y cap. 8, p. 1.
2
ignoraba, me despidió. Como es natural me molestó haber
fracasado en mi esperanza, tanto más cuanto que yo creía
que aquel hombre sabía algo. Por otra parte, considerando
el tiempo que tendría que gastar en aquellas disciplinas, no
pude sufrir diferirlo para tan largo plazo.
[6] Estando así perplejo, me decidí, por fin, a tratar también
con los platónicos, pues gozaban también de mucha fama.
Justamente, por aquellos días había llegado a nuestra
ciudad un hombre inteligente, una eminencia entre los
platónicos. Con éste tenía yo mis largas conversaciones y
progresaba, así cada día hacía progresos notables. La
consideración de lo incorpóreo me cautivaba; la
contemplación de las ideas daba alas a mi espíritu (cf.
Platón, Fedro 249c; 255d); me imaginaba haberme hecho
sabio en un santiamén, y mi necedad me hacía esperar que
de un momento a otro iba yo a contemplar al mismo Dios.
Porque tal es la finalidad de la filosofía de Platón.
Capítulo 3. [1] Con esta disposición de ánimo, determiné un
día henchirme de abundante soledad y huir de los caminos
de los hombres, por lo que marché a un lugar retirado, no
lejos del mar. Cerca ya de aquel sitio, donde me proponía,
una vez que llegase, estar ante mí mismo, me iba siguiendo,
a poca distancia, un anciano, de aspecto no despreciable,
que daba señas de poseer bondadoso y venerable carácter.
Me dí vuelta, me detuve, y clavé fijamente en él mi mirada
(…)
Capítulo 8. [1] Esto dicho y muchas otras cosas que no hay
por qué referir ahora, marchóse el anciano, después de
exhortarme a proseguir la meditación, y yo no le volví a ver
más. Pero inmediatamente sentí que se encendía un fuego
3
en mi alma y se apoderaba de mí el amor a los profetas y a
aquellos hombres que son amigos de Cristo; y dialogando
conmigo mismo sobre las palabras del anciano, hallé que
ésta sola es la filosofía segura y provechosa.
TEXTO 2.2
San Justino mártir, Apología I: p. 20; 44, 10 y 46, 2.
4
5
TEXTO 2.3
San Justino mártir, Apología II, p. 13.
6
TEXTO 2.4
Clemente de Alejandría, El Pedagogo, Libro I, p. 1, 1 –
3, 3; 28, 1; 29, 1; 99, 1. Libro III, p. 1, 1.
7
8
9
10
11
12
TEXTO 2.5
Clemente de Alejandría, Strómata, Libro I, par. 11, 1-2; 12,
3; 13, 1-3; 14, 3 – 15, 1; 17, 4 – 18, 4; 28, 1 – 4; 30, 1; 32, 4.
13
14.3. En efecto, hay cosas de las que no recordamos nada
(pues aquellos bienaventurados hombres tenían una
extraordinaria capacidad [intelectual]); hay otras que, por
no tenerlas anotadas, las hemos recordado alguna vez, pero
ahora se nos han olvidado con el [paso del] tiempo; no
obstante, las [que escribo] no son otras que aquellas, que
permaneciendo en mi memoria casi habían desaparecido de
la misma, puesto que no es fácil memorizar a quien no está
bien ejercitado; precisamente ésas [quiero] reavivar en estas
notas. Hay cosas que, escogiendo de lo conocido, tengo que
14
pasar por alto voluntariamente, ya que tengo miedo de
poner por escrito incluso aquello que reservamos al hablar,
y no por envidia (pues no sería lícito), sino por respeto para
quienes las lean, no sea que se precipiten [en ellas] de
manera infundada, y venga a suceder que tendamos una
espada al niño, como afirman quienes gustan de
proverbios.
14.4. “Porque es imposible que haya escritos que no lleguen
a divulgarse” (Seudo Platón, Epístolas, II,314 B), aunque yo
no los haya dado a conocer [jamás]; sin embargo, lo que va
y viene anunciado de continuo y de modo uniforme por la
sola palabra escrita, no responde a un [posible]
interrogador nada más que lo que está escrito, puesto que
carece de la obligada ayuda, tanto del autor mismo como de
cualquier otro que [anteriormente] haya recorrido el mismo
camino(1).
Sobre la filosofía
18.1. Por tanto, estos Stromata recorrerán la verdad
mezclada a las enseñanzas de la filosofía, o mejor, envuelta
15
y oculta en ellas, como el fruto comestible de la nuez; me
parece que sólo a los labradores de la fe corresponde el
custodiar las semillas de la verdad.
18.2. No se me ocultan tampoco las murmuraciones de
algunos ignorantes timoratos que dicen que es necesario
ocuparse de lo más imprescindible, o sea, de lo que
contiene la fe, y prescindir, en cambio, de las cosas externas
y superfluas, que nos fatigan inútilmente y nos ocupan el
tiempo sin aportar nada al objetivo final.
18.3. Incluso hay quienes piensan que la filosofía es mala,
porque se ha introducido en la vida de los hombres para su
perdición por un malvado inventor.
18.4. Pero, yo mostraré a lo largo de estos Stromata que el
vicio (lit.: la maldad) es de naturaleza mala, de la que
ningún labrador puede jamás hacer crecer nada bueno, e
insinuaré de alguna manera que la filosofía también es obra
de la divina Providencia.
16
28.3. Quizás también la filosofía haya sido dada
primitivamente a los griegos antes de que el Señor les
llamara a la fe, ya que también la filosofía educaba a los
griegos, al igual que la Ley a los hebreos, hacia Cristo (cf.
Ga 3,24). En verdad, la filosofía, abriendo camino,
predispone al que va a ser perfeccionado por Cristo.
28.4. Por eso dice Salomón: “Haz acopio de sabiduría y te
ensalzará, y te coronará con diadema espléndida” (Pr 4,8.
9); una vez que tú la hayas fortificado con la almena (lit.:
coronación de un muro) de la filosofía y de toda clase de
bienes, la mantendrás inaccesible a los sofistas.
17