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DOSSIER

sobre martirios y beatificaciones

Centro Tiempo Latinoamericano

Estamos convencidos que la beatificación de los mártires riojanos


ha sido una ocasión para poner, otra vez, en el centro de las
preocupaciones pastorales y políticas la vida concreta de los más
pobres de la sociedad. Por lo menos, para un sector de la iglesia
católica, el reconocimiento a estos testigos significa la apuesta a
que los pobres vuelvan a estar en el centro de la mesa, porque de
ellos es el Reino de Dios, junto con los que trabajan por la justicia.
Que estén en el centro de la mesa revela, por un lado, la
denuncia de estructuras que reproducen desigualdades e
injusticias; por otro, la fe en la construcción colectiva de tiempos y
espacios para su dignificación, participación y empoderamiento.
Como miembros del CENTRO TIEMPO LATINOAMERICANO queremos
compartir algunas de nuestras reflexiones surgidas luego de las
celebraciones en La Rioja y en Córdoba.

Sobre los mártires y el martirio podrán decirnos si sirvieron para cons-


truir y reconstruir, aquí en la tierra, la
1. Las efervescencias. Celebramos las organización popular que lucha por un
plurales reflexiones, escritos (libros, mundo más justo, más igualitario y fra-
folletos, cartillas, etc.) y celebraciones terno. O, por el contrario, solo se ha-
realizadas en los últimos meses sobre brán utilizado para responder,
el significado teológico-pastoral del nuevamente, a la demanda de héroes
martirio y la vida de los cuatro mártires mesiánicos dentro de instituciones
de la iglesia riojana. Ello significa un atravesadas por diversas crisis de legi-
avance inestimable en la toma de con- timación. No olvidamos la recomenda-
ciencia de una larga historia de memo- ción de nuestro amigo, el recordado y
rias incansablemente reconstruidas, prominente teólogo Arturo Paoli, de
investigadas, documentadas y defendi- que no dejáramos que a Angelelli lo
das. Sólo el tiempo y las consecuencias convirtieran en “santo de estampita”;
prácticas de esas reflexiones y escritos queriendo significar la elevación de su
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Sobre martirios y beatificaciones
testimonio a las alturas inalcanzables absoluto y trascendente celebrado y vi-
en que se suele colocar a los santos, vido en la iglesia. Es una fe que exige
desencarnándolos y vaciándoles las a Jesús, a los santos, beatos y mártires
energías y la fuerza de sus testimonios. “signos del cielo”. Es decir, signos ex-
El ahora beato Fray Carlos Murias es- traordinarios desligados de las prácti-
cribió en su homilía del cuarto do- cas históricas de seres humanos
mingo de Pascua, de 1976: concretos. Olvida esta interpretación la
...quieren fabricar una religión dul- fe DE Jesús, es decir, la fe de Jesús en
zona hasta la repugnancia, inmóvil, el Reino de Dios y en la prioridad bien-
que no cuestione, que no alerte al aventurada de los pobres; fe perseguida
pueblo acerca de los peligros que lo y crucificada. La fe en la fe de Jesús,
acechan. Esto les molesta, sobre es decir, en los valores y convicciones
todo que los curas hablen de nor- que orientaron su praxis, producto de
mas de vida; pretenden que se hable su encarnación, se vincula a lo relativo,
sólo de los misterios de fe y mien- histórico, particular y terrenal. Esa fe
tras más ‘misterioso’ sea, mucho no demanda signos del cielo sino el
mejor.1 discernimiento colectivo-comunitario
de los “signos de los tiempos”, siempre
2. Las ideologizaciones. i) No fueron signos históricos, con sus contradiccio-
pocas las expresiones de algunos sec- nes, sus ambigüedades, signos siempre
tores eclesiásticos, desde hace años, relativos. La demanda de signos del
que alertaban sobre la construcción de cielo es proporcional a la demanda de
la memoria martirial como si estuviera salvadores angelados y sus respectivos
animada por ideologizaciones y politi- administradores. Los signos de los
zaciones interesadas, mientras mante- tiempos, al contrario, exigen el es-
nían ese largo silencio que escondió fuerzo de hacerse sujeto de la historia
complicidades. Estas ideologizaciones en comunidad. Sobre esta dicotomía el
tergiversarían la entrega gratuita de los teólogo uruguayo Juan Luis Segundo
mártires reduciendo sus praxis a mera afirmaba:
política o denuncia de las injusticias ol- ¿Y cuáles son los “signos” que
vidando la dimensión trascendente en Jesús opone a los del cielo? Los que
la vida de estos testigos. Sospechamos él llama “los signos de los tiem-
que opera en dichas acusaciones una pos”: transformaciones concretas
interpretación centrada en la fe EN realizadas por él en el presente his-
Jesús, es decir, fe en su poder, sus cua- tórico. Y encomendadas igualmente
lidades morales, taumatúrgicas o su en- a sus discípulos para entonces y
trega sacrificial. Así la fe en Jesús para el porvenir [...] y frente a la
(actualizada en la fe en sus santos, en pregunta de los discípulos del Bau-
sus beatos y en sus mártires) sería lo tista sobre “el que había de venir”,
1 Jesús responde con “signos” histó-
Baronetto Luis Miguel: Mártires del Evangelio, Ed.
Misiones Franciscanas Conventuales, Buenos Aires, ricos, relativos, tremendamente am-
2019, p. 83. biguos, a abismal distancia de lo
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absoluto y definitivo. Los sordos más conservador, reavivada por la ide-
oyen, pero ¿qué?; los cojos andan, ología de la seguridad nacional, que se
pero ¿hacia dónde?; los enfermos escudó en la “defensa de la civilización
son curados, pero ¿acaso no van a occidental y cristiana”, e instrumentó
sucumbir a nuevas y más decisivas la política del terrorismo de Estado. No
enfermedades?; los muertos resuci- hay fe sin ideologías. No hay fe higié-
tan, pero ¿valdrá la pena si, después nica, abstracta. Hay fe histórica, encar-
de dolores y angustias, habrán de nada, vivida en proyectos de sociedad
inclinarse de nuevo ante la muerte?; para pocos o, por el contrario; para
los pobres reciben la buena noticia, todas y todos. Negar la presencia de lo
pero ¿cuándo y quién cambiará su “ideológico” en la fe es ideología per-
suerte real?.2 versa que sostiene diversos infantilis-
mos cristianos que se expresan en
ii) Asimismo, más allá de estas senci- prácticas cotidianas, pastorales y litúr-
llas reflexiones teológicas, existe otra gicas. Y sirve para sostener, aprove-
respuesta frente a las denuncias por charse y legitimar sistemas sociales
ideologización y uso político de los basados en la opresión y las injusticias.
mártires. Y es la que señala la pregunta Todo lo contrario a lo afirmado por el
práctica en torno a quién los asesinó. obispo Angelelli:
Tanto la causa judicial como la canó- Vivir la fe cristiana hoy, exige sin-
nica presentan documentación y testi- ceridad de corazón, generosidad,
monios que fue la ideología la que comprometer la vida y jugarla co-
asesinó a Enrique, Carlos, Gabriel y rresponsablemente con los otros,
Wenceslao. No fue, eso creemos con con audacia y coraje quienes hemos
firmeza, el Espíritu Santo. Tampoco el sido marcados con la unción de los
santo sacrificio de estos testigos. “No testigos del ‘hombre nuevo’.[...] En
tengo vocación de héroe ni de mártir; esta gran tarea, seguiremos orien-
me parieron normalmente”, dijo Mons. tando esta Iglesia Diocesana para
Angelelli. Al mismo tiempo afirmó: que la liberación que urgentemente
“Sí, tengo miedo; pero no puedo es- reclama el hombre riojano, se vaya
conder el Mensaje debajo de la cama”. materializando en la óptica del
En esa tensión, que expresa la ambi- Evangelio y considerando a los po-
güedad de la condición humana, enten- bres como los privilegiados del
demos la “martirización riojana”. Fue Reino de Dios, como nos lo exige
la ideología que pusieron en práctica Jesucristo en las Bienaventuranzas3
los asesinos mediatos e inmediatos que
contenía elementos del catolicismo Por último, negar el asesinato de
Mons. Angelelli y cuestionar al Papa
2
Segundo, Juan Luis, (1977; 1ª edición en italiano Francisco por su beatificación, - algu-
1975), “Capitalismo-socialismo, crux theologica”, en
Gibellini Rosino: La nueva frontera de la teología en
3
América Latina, Sígueme, Salamanca p. 235. Las Angelelli, Homilía del 2 de julio de1972, Fiestas Pa-
cursivas son nuestras. tronales de San Nicolás.
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Sobre martirio y beatificaciones

nos obispos eméritos más “prudentes”, trar el martirio sólo en esas biografías
calificándola de apresurada -, como lo particulares puede hacernos caer en la
manifestado por sectores preconcilia- tentación de creer que esos testigos
res y reaccionarios en algunos medios “fueron elegidos para derramar su san-
de comunicación, desenmascara a gre” por su esmero personal sin contra-
quienes en la realidad han ideologizado dicciones, sin limitaciones, sin
y politizado a estos testigos. Sus pos- incoherencias y sin equivocaciones,
turas revelan una ideología antidemo- creando así un modelo individual de
crática que descree de los juicios participación y compromiso inalcanza-
sustentados en las leyes vigentes, inter- ble e inimitable por su intachable
pretan al terrorismo de Estado desde la moral. De este modo, la comunidad se
teoría de los dos demonios, y conciben achica menospreciando sus potenciali-
la política desde el poder de las elites dades emancipatorias y se ensancha al
que mantiene en la pobreza a la mayo- héroe elegido o al líder iluminado.
ría de la población. Nuestra fe está en la comunidad, por-
que allí es posible llevar a cabo esa “di-
3. De los mártires a la comunidad mar- ferencia humanizadora” que es la
tirial. El martirio de Enrique, Carlos, construcción de una sociedad donde
Gabriel y Wenceslao es signo de la per- quepan todas y todos, que en términos
secución y martirio a la pastoral conci- cristianos, es la utopía del Reino de
liar sostenida por muchos miembros de Dios. Porque la misma comunidad,
la comunidad eclesial riojana de aquel no posee aún, ni siquiera por el
entonces. No se trata sólo de reconocer hecho de entenderla, la verdad que
la vida de entrega y de “santidad” de Dios le comunica, mientras no con-
estas cuatro personas; sino, en ellas, re- siga convertirla en diferencia huma-
conocer la presencia de un deseo co- nizadora dentro de la historia.
lectivo de un mundo más humano y de Hasta que la ortopraxis se vuelva
una iglesia más comprometida con los realidad, no importa cuán efímera y
pobres e injusticiados de la sociedad. contingente sea, el cristiano no sabe
Porque es la comunidad el centro de todavía la verdad. 5
dignificación y por ello mismo, es la
comunidad la perseguida y martiri- Esa diferencia humanizadora es, en tér-
zada. La sentencia judicial consideró minos epocales, afirmada por Angelelli
“testigos directos” a los miembros de en su Mensaje de pascua:
la pastoral que declararon en el juicio Cuando hablamos de HOMBRE
y relataron las persecuciones sufridas, NUEVO también hablamos de CO-
y afirmó como móvil del crimen “la re- MUNIDAD NUEVA. No sólo el in-
levancia que tenía para el poder militar dividuo debe ser pascual, sino toda
la Pastoral de la Iglesia Riojana”.4 Cen- la comunidad…Y si la Iglesia en su
5
4
Homicidio del Obispo Angelelli, Sentencia Judicial. Segundo, Juan Luis, (1989), El dogma que libera,
(comp.) (2015), Ed. Tiempo Latinoamericano, p. 137. Sal Terrae, España, p. 369.
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misión irrenunciable de ser evange- múltiples formas, esa gracia fertili-
lizadora y santificadora de los pue- zante e higiénica no merecida. Tal in-
blos, entendida su misión como se terpretación sacrificial sigue abonando,
la entregó Cristo y no como la pue- en la vida contemporánea, la necesidad
den definir o indicar las opiniones de sacrificios humanos para el bien de
fluctuantes o intereses de los hom- la “humanidad”. La justificación del
bres que buscan sus propios intere- sacrificio, autosacrificio y la meritocra-
ses, es considerada ‘perturbadora cia, como conformismo ante sistemas
del orden establecido’, enemiga de injustos en la actual vida social, son al-
su pueblo a quien debe servir, sos- gunas de las consecuencias de dicha te-
pechada de ideologías distintas del ología de la sangre y la muerte.
Evangelio de Cristo, nos quiere
decir que la pascua es incompleta y 2. La interpretación moralizante. Esta
hay que seguir, aún con mucho interpretación, muy presente en el sen-
dolor, construyéndola6 tido común cotidiano, afirma que las
acciones llevadas a cabo por los indi-
La beatificación: interpretaciones viduos están orientadas siempre por los
vicios o las virtudes morales radicadas
1. La interpretación sacrificial. Aun- en el “corazón del hombre” que, al pa-
que hubo algunas de estas expresiones recer, no necesita de ninguna estructura
en ciertos sectores conservadores, sería social ni está condicionado por éstas.
un anacronismo entender la beatifica- Para el caso de los beatos, se profundi-
ción de los cuatro mártires desde una zarían aquellos aspectos personales
perspectiva sacrificial. Dicha perspec- virtuosos por los cuales fueron procla-
tiva está ligada a una larga tradición en mados como tales. Alegre, cercano,
la que subyace el convencimiento de la comprensivo, sensible, buen padre de
muerte sangrienta como dadora de familia, con convicciones intachables;
vida. La sangre derramada es aquí, por son algunas de las virtudes que suelen
un lado, fertilizante para que crezcan vincularse a sus biografías. Insistir o
nuevos testigos individuales; por otro, quedarse sólo con este énfasis puede
gracia higienizadora de toda falta y llevar a la conclusión que el homicidio
pecado individual, no de las estructu- fue consumado sólo por ser “buenas
ras. Estas dos características (fermen- personas”. La moralización reside en
tador en la masa y garantía de higiene el hecho de reducir las praxis comuni-
espiritual) harían del mártir el merece- tarias históricas a los actos individuales
dor inexcusable de la bienaventuranza de personas de buen corazón. Se trata-
divina. Y los demás que no alcanzaron ría de compromisos individuales desli-
esta beatitud, se ubicarían siempre gados de las estructuras sociales, de las
como deudores, obligados a pagar de contradicciones históricas y de las de-
6
cisiones colectivas de personas de
Angelelli, Mensaje de Pascua, 1974. Misas Radia-
les, T. IV, (2014), Ediciones Tiempo Latinoameri- carne y hueso, con sus ideales; pero
cano, Córdoba, pp.73 y 75.
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Sobre martirio y beatificaciones
también con sus límites y errores. Así cuencias de su compromiso hasta el
se sacraliza el individuo incorruptible martirio, remarcan el carácter comuni-
y se desconfía de las construcciones y tario de la vivencia y la tarea. “La Igle-
prácticas comunitarias, siempre sospe- sia deberá jugarse hasta el martirio si
chadas de interesadas, conflictivas o li- fuere necesario, en el cumplimiento de
gadas a algún tipo de corrupción moral la misión, para que los hombres y los
o política. Y, desde esta interpretación, pueblos sean siempre templos vivos de
la “comunidad incorruptible de segui- Dios y tratados como a tales”.7 La sa-
dores” se piensa a sí misma como un cralidad inviolable de “templos vivos”
centro autónomo de “salvación”, refu- exige jugarse hasta el martirio por la
giada de la historia y, lo que es más dignidad de los hombres y los pueblos.
grave aún, alejada y guarecida de los Es la Iglesia, comunidad pobre y ser-
pobres, de sus demandas, de sus len- vidora, constituida en comunidad mar-
guajes, de sus olores, de sus sufrimien- tirial. Es la vida cristiana como opción
tos, de sus imperfecciones. personal, vivenciada necesariamente
en forma comunitaria. “Con y desde el
3. La comunidad beatificada: Los cua- pueblo”, según la repetida consigna del
tro mártires beatificados, tomados pastor riojano. Desde su raíz trinitaria,
como referencias concretas de la co- la fe de Jesús no admite el individua-
munidad martirial, resumen el conte- lismo. Aceptar la paternidad de Dios,
nido de una práctica colectiva, que obliga a comprometerse por la frater-
ellos mismos se encargaron de señalar nidad humana. El Espíritu que la
con actividad y sus escritos. En Wen- anima, la constituye en pueblo cons-
ceslao, su pertenencia al Movimiento tructor de la felicidad, como fruto del
Rural Diocesano y su rol articulador en amor, la justicia y la paz.
la Coordinadora de Cooperativa; en En términos eclesiales el desafío y
Gabriel y Carlos, su práctica en la co- la riesgosa apuesta es:
munidad apostólica de Chamical que ser una Iglesia cada vez más libre
integraron con las religiosas, en el de- de ataduras que le impiden ser fiel
canato de los Llanos y la explícita par- a Cristo y a su pueblo, más pobre,
ticipación en las distintas iniciativas y más metida en el corazón de nues-
actividades de la pastoral diocesana. Y tro pueblo y más misionera...
en el Obispo Enrique, especialmente cuando una Iglesia es fiel a la mi-
en el aliento a la corresponsabilidad en sión confiada por Cristo, debe ser
la planificación y ejecución de la mi- perseguida y ser signo de contradic-
sión de la Iglesia, tantas veces explici- ción.8
tadas en sus homilías.
La permanente referencia de Mon- 7
señor Angelelli a la misión de la comu- Angelelli, 9 de junio de 1974, en la solemnidad de
la Santísima Trinidad, Misas Radiales, T. IV, ibíd.,
nidad eclesial como servidora del p.105.
pueblo pobre, asumiendo las conse- 8
Angelelli, 25 de agosto de1974, Misas Radiales,
T. IV, ibíd., p. 154.
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Sentido de la beatitud los necesitados, pobres, enfermos, pre-
sos, carenciados y angustiados de todo
La muerte violenta padecida por los tipo. En realidad es una convocatoria
cuatro mártires, que resume el grado universal. El horizonte de felicidad
extremo de la persecución padecida como destino colectivo - el reino de
por la comunidad diocesana, es resig- Dios, la nueva sociedad - tensiona la
nificada con el reconocimiento oficial marcha. Por eso son “Felices los po-
del martirio, que institucionaliza la me- bres en el Espíritu... y los perseguidos
moria martirial alimentada y preser- por causa de la justicia”. A ellos perte-
vada por las comunidades que nece el Reino de Dios. (Mt. 5,). Las
necesitan fortalecerse en su marcha. demás “bienaventuranzas” - que están
Ellos sintetizan y expresan el testimo- en futuro - constituyen el proyecto de
nio diocesano del pueblo pobre de La su construcción.
Rioja, tantas veces golpeado y otras La declaración de “beatos” es un re-
tantas resucitado. conocimiento público al compromiso
Para una amplia franja del cristia- junto a los pobres. Los mártires son de-
nismo, no sólo latinoamericano, el re- clarados “felices” para que sepamos
conocimiento del martirio significa valorar los avances históricos por
revalidar el compromiso que sin estri- mayor fraternidad y justicia, conside-
dencias se viene concretando en los rando las dificultades a superar, que
sectores signados por las injusticias so- siempre son muchas, porque difícil es
ciales y el abandono de las políticas el camino a la felicidad de todas y
públicas de derechos humanos y socia- todos.
les. Y en esa tarea, el despertar de nue- La comunidad martirial nos desafía
vas conciencias acerca de las causas a no bajar los brazos, a tener energías
profundas generadoras de las situacio- para sobreponernos a lo que nos limita
nes de explotación y miseria. o nos impide vivir “felices”. No la fe-
La beatificación de esta comunidad licidad egoísta del sólo “me siento
martirial debería inspirar y alentar el bien”, ni como logro de un esfuerzo in-
surgimiento de nuevas expresiones co- dividual por la “perfección”. La beati-
lectivas y organizadas en la perenne tud es una convocatoria a todas y
lucha por la justicia, la solidaridad y la todos; es la utopía humana que debería
fraternidad, respondiendo a las deman- alentarnos la marcha colectiva. Nunca
das de hoy por “vida y vida en abun- solos; siempre con otras y otros, como
dancia” (Jn.10,10) para todas y todos. comunidad, como pueblo.

Utopía humana

La beatitud - como lo indica la palabra


- señala el horizonte de “felicidad”, de
“bienaventuranza” especialmente para

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