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LA CUARTA DIMENSIÓN DE UN POEMA, DE M.H.

ABRAMS

Resumen de Ronald Campos1

Dimensiones de un poema
1ª: Lo impreso, el aspecto visible, los signos legibles que dan pistas visuales (sobre el ritmo,
pausas, paradas, escalas, intervalos) para la lectura.
2ª: El sonido de las palabras, cuando son leídas en voz alta o imaginariamente en silencio
3ª: El significado de las palabras leídas.
4ª: El acto y aspecto físicos de la actividad oral de la enunciación: la variedad de los sonidos
del discurso, la cual constituye la expresión de las palabras y contribuye a la
configuración semántica del contenido del texto. Palpar el medio material del poema,
encarnarlo, verbalizar la representación, replicar los sonidos que las palabras significan
en la expresión. Objetivo es enfatizar la importancia de 1) las sensaciones de los
movimientos y formas orales; 2) los gestos orales que hacemos al performar tales actos.
Permite mejorar los significados, sentimientos y estilo que las palabras transmiten.

¿Cómo saborear la cuarta dimensión de un poema?


• Es más que un tour-de-force (destreza o demostración) lingüística.
• No hay una sola forma correcta de leer un poema en voz alta o en silencio.
• Hay que leer muchas veces el poema para reconocer los significados de los sonidos.
• Ningún sonido está en el poema por accidente.
• Leer despacio, articulando cada fonema o las cadenas fonemáticas.
• Respirar espontáneamente.
• Sentir la naturaleza de los puntos de articulación: cierres, estallidos, fluidez, silbidos,
aproximaciones, dureza, suavidad, sonoridad, sordez, vibración, presión.
• Sentir los saltos de entonación, exhalaciones, vibraciones, arrastres, ecos,
combinación de consonantes, prolongaciones consonánticas o vocálicas, avances y
retrocesos de la lengua, cortes o encabalgamientos de las palabras.
• Proyectar los significados de las aliteraciones, onomatopeyas y todo material sonoro:
detenimientos, permanencias, atascos, estabilidad, suspensión, fluidez,
continuidad…
• Vivir lo placentero y bello de los sonidos; esto a parte importante de la reflexión de
la pronunciación.
• Considerar la cadencia de la combinación regular, irregular o libre de los versos,
aunque los patrones visuales de la métrica a veces no van a calzar con las unidades
métricas recorridas oralmente.
• Considerar aspectos morfosintácticos; por ejemplo: la interrupción de las
interjecciones; separar segmentos unidos por conjunciones y leer estas en el segundo
segmento; atender la (in)transitividad de los verbos y su (in)dependencia de los
complementos.
• Seguir la puntuación: suspensión (… u omisión de signos), pausas (,), cortes o
detenimientos mayores (.), énfasis o aclaraciones [:, ()], exclamaciones (¡!),
interrogaciones (¿?), diálogos (—).

1
La sistematización y ampliación de conceptos, siguiendo a López Casanova y otros autores, es mía.
• Realizar las pausas versales o estróficas.
• Realizar las sinalefas.
• Marcar los tonos de cada verso: grave (si el verso es impausado o con una pausa) o
agudo (polipausado).
• Identificar el pulso o pauta de la métrica: yámbico (oó), trocaico (óo), dactílico (óoo),
anfíbraco (oóo), anapesto (ooó).
• Entonar lo patético: afirmaciones, exclamaciones, preguntas, hipérboles, órdenes,
súplicas, maldiciones…
• Atender los contrastes del discurso.
• Asimilar la semántica de las palabras, encadenada mediante la rima cuando hay esta.
• Marcar los cierres de estrofa o estrofa final del poema.
• Percibir la dimensión espacial, movimientos de los elementos o actantes poemáticos.
• Ser histriónico, pero con moderación.
• Permitirse vivir lingüística, corporal y psíquicamente el poema.

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