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RECTORA
Myriam Muñoz Polit
DIRECTOR GENERAL
Jorge Merino Pérez
COORDINADOR
Homero Ventura Tello
CONSEJO EDITORIAL
Eréndira Andrea Campos García Rojas
José Alberto Carreón Borja
Ángel Alberto Gerardo Elías
Helena González Vallejo
Andrés Martínez Acuña
Myriam Muñoz Polit
María Fernanda Muñoz Rodríguez
Gerardo Núñez Chapital
Erandi Eugenia Ruiz Caudillo
Homero Ventura Tello
EDICIÓN DE ORO
FFIGURA FONDO, Año XVII, revista semestral octubre-mayo 2015, Número
38 es una revista semestral editada por el Instituto Humanista de Psicoterapia
Gestalt A.C., África 6, col. La Concepción, Delegación Coyoacán. C.P. 04020,
México D.F. Tels. 56589012, 55544797 y 55544582. www.gestalthumanista.
com, Editor responsable: Homero Ventura Tello. Número de Certificado de
reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2010-
092213010000-102. Número de Certificado de Licitud de Título y Contenido
15009, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones
y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Domicilio de la
Publicación: África 6, col. La Concepción. Delegación Coyoacán. C.P. 04020,
México D.F. Impresor: Corporación Printescorp S.A. de C.V., Calle Toltecas
Lt. 35 Mz. 102 col. La Concepción, C.P. 04020, México, D.F., Distribuidor:
Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt A.C., África 6, col. La Concepción,
Delegación Coyoacán. C.P. 04020, México D.F. Este número se terminó de
imprimir el 30 de Septiembre del 2015 con un tiraje de 1,000 ejemplares.
CONTENIDO
Editorial
Jorge Merino Pérez ................................................................................ 7
Artículos
Sobre la configuración epistemológica del paradigma humanista
FIGURA FONDO 38 5
Palabras más, palabras menos
Puede decirse que nuestro proyecto editorial representa una metáfora, que
a mi juicio, ha definido al IHPG a través de estos años. Desde sus inicios, el
Instituto ha buscado la promoción y difusión de los principios y valores de
la Psicología Humanista y del Enfoque Gestalt. Gracias a nuestro proyecto
editorial hemos logrado que, hasta la fecha, más de cuarenta mil ejemplares
de las revistas y libros editados por el IHPG ocupen un espacio en bibliotecas
públicas y privadas en diferentes partes del mundo.
Por otra parte, en nuestro Instituto siempre hemos buscado constituir una
comunidad académica incluyente, que valore la diferencia y busque crear
espacios para todos. Por ello, en nuestra revista, durante estos años, han
participado con la aportación de algún artículo más de ciento ochenta
colaboradores, representando a nuestros alumnos, profesores, docentes
internacionales y amigos que han encontrado en las páginas de la revista un
espacio para la libre expresión de sus ideas.
FIGURA FONDO 38 7
Gianni Francesetti y Miguel Martínez, ambos formadores en sus respectivos
países, a quienes esperamos pronto puedan incorporarse a nuestra
comunidad como docentes invitados.
Resumen
Abstract
This article tries to present four key ideas that nourish contemporary
academic life dynamics and evolution: firstly, ‘’all human deep thinking’’
takes, consciously or in-consciously, an epistemic paradigm form; secondly,
this paradigm plays a fundamental role in academic life teaching and
research; thirdly, humanist paradigm, –in our times, and at an excellent
level–, covers and satisfies intellectual aspirations of human sciences
researchers; and fourthly, the article shows what are the current epistemic
urgencies in this humanist paradigm.
FIGURA FONDO 38 9
MARTÍNEZ
1. Introducción
El filósofo presocrático Heráclito, del siglo VI-V a.C., es famoso por una
frase muy conocida: “nadie se baña dos veces en el mismo río”; a lo cual
responde su agudo alumno Cratilo: “y ni siquiera una sola vez, porque
el agua está siempre fluyendo” (diálogos platónicos Cratilo, Teeteto).
Pudiéramos decir que, en la cultura occidental, nunca ha habido un “flujo”
de pensamientos, ideas, enfoques y teorías tan vasto y variado, ya sea a
nivel personal y familiar, o en el área social, política, económica, ética y
espiritual, como a lo largo del siglo XX. Pareciera que un tsunami epistémico
ha invadido todos los campos. Estos cambios continuos plantean a la
docencia e investigación universitarias un desafío y un problema muy serios:
¿qué es lo verdadero?, ¿cuándo algo está científicamente demostrado?,
¿con qué criterios debemos juzgarlo si la Ciencia y la Metafísica no pueden
separarse? ¿Es suficiente que un docente o un investigador terminen una
clase, un curso o una investigación afirmando: “eso es muy complejo y
¡punto!”?
A lo largo del siglo XX, hemos vivido una crisis de nuestro modo de pensar,
de nuestro modo de razonar y de nuestro modo de valorar. Esto nos
obliga a repensar la Ciencia con un enfoque distinto, a repensar la Ciencia
“sistémica y ecológicamente”, es decir, con un enfoque modular, estructural,
dialéctico, gestáltico, estereognósico, inter- y transdisciplinario, todo lo
cual pide una nueva “arquitectura semántica”.
FIGURA FONDO 38 11
MARTÍNEZ
FIGURA FONDO 38 13
MARTÍNEZ
FIGURA FONDO 38 15
MARTÍNEZ
Los más grandes problemas de nuestro tiempo son ahora los problemas
humanos, lo cual nos pide un enfoque humanista y desemboca en una
nueva filosofía o teoría de la ciencia: el paradigma humanista. Su tesis
básica sostiene que las teorías científicas son parte de todo el contexto
cultural, el cual, por consiguiente, las influencia en sus formulaciones. Por
lo tanto, toda teoría científica tiene su parte filosófica o una metateoría
con rostro humano.
había alertado que “el maduro juicio de nuestra época no quiere seguir
contentándose con un saber aparente y exige de la razón la más difícil de
sus tareas, a saber, que de nuevo emprenda su propio conocimiento” (p.
121). Esto, sobre todo, con el fin de superar lo que él y Heidegger (1974)
llamaron el realismo ingenuo, es decir, el conocimiento sensorial de lo
que está “ante los ojos” (p. 135).
FIGURA FONDO 38 17
MARTÍNEZ
El ser humano es una unidad irreductible; cada una de sus “partes” está
relacionada con todas las demás. La coordinación e interacción mutua
de los procesos no permite aislarlos sin que pierdan su naturaleza, su
relevancia y su significado. Haciéndolo, tenemos sen cillamente otra
cosa. Por esto, es necesario aprender la gran lección de la Psicología de
la Gestalt, la cual nos muestra que “el todo contiene propiedades que
no se encuentran en la suma de las partes”. De aquí, la necesidad de
una metodología holista, que sea a la vez científica y profundamente
respetuosa de la naturaleza humana.
FIGURA FONDO 38 19
MARTÍNEZ
FIGURA FONDO 38 21
MARTÍNEZ
FIGURA FONDO 38 23
MARTÍNEZ
Según Bateson (1972, 1980), nuestra mirada se desplaza desde los objetos
hacia las relaciones y hacia las diversas y paradojales formas de interacción
entre esas relaciones; se interesa por los procesos y sus “extrañas” lógicas
(lógica difusa, lógica modal, lógica polivalente, lógica paraconsistente,
lógica del caos, etc.) como también por las “lógicas” de las conexiones
de dichos procesos con la totalidad (contexto) que los contiene. En
esa búsqueda de relaciones y de “relaciones entre relaciones” (de los
“patrones –patterns– que conectan” y que se enmarañan unos con otros),
se percibirá la imposibilidad de todo “mapa” para contener el “territorio”.
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MARTÍNEZ
A esto conviene añadir que se puede apreciar lo que otra persona puede
decir, pero, al mismo tiempo, sentir cierto rechazo por su disciplina. Los
esfuerzos inter- o transdisciplinarios no tienen mayor éxito cuando los
participantes no sienten respeto por las áreas del saber o los métodos de
los otros. La mayoría de nosotros tiene pre-juicios sobre una u otra área
de la ciencia: contra los ingenieros porque “tienen la cabeza cuadrada”,
contra los médicos o algunas de sus especialidades porque son unos
“matasanos”, contra los filósofos o algunas de sus escuelas porque “viven
en las nubes”, con tra los teólogos o algunas orientaciones religiosas
porque “no viven en este mundo”, etc., etc.
FIGURA FONDO 38 27
MARTÍNEZ
Referencias
Capra, F., (2003). La trama de la vida: una nueva perspectiva de los sistema
vivos. Barcelona: Anagrama.
FIGURA FONDO 38 29
MARTÍNEZ
Clark, R., (1972). Einstein: the life and times. Nueva York: Avon Books.
Godet, M., et al., (1999, 2004). Análisis estructural con el método MIC-MAC,
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United Nations University.
Hegel, G., (1966, orig. 1807). Fenomenología del espíritu. México: FCE.
FIGURA FONDO 38 31
MARTÍNEZ
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Caracas: Universidad Central de Venezuela.
Schrödinger, E. (1967). What is life? & Mind and mater. Cambridge Univ.
Press.
Whitehead, A.N. (1929). The Aims of Education. Nueva York: The New
American Library.
FIGURA FONDO 38 33
Piedad de mí porque no puedo
consolarme1
Del sufrimiento de la impotencia según la
Terapia Gestalt
Resumen
FIGURA FONDO 38 35
VÁZQUEZ
Introducción
También, y por qué no, dejaré que hable mi corazón para tratar de mirar en
los abismos del alma, de ser humano a ser humano, haciendo una reflexión
más personal que didáctica sobre la dignidad humana y cómo no solo en
la psicoterapia y en la clínica en general sino en la sociedad necesitamos
urgentemente recuperar el misterio de la solidaridad y la cercanía entre
Por lo tanto, parece útil ampliar los términos de ambas definiciones. Las dos
nombran la palabra “poder”, y en la definición de Internet añade “fuerza” y
“competencia”. Así pues, busco el significado de estas tres palabras.
Fuerza psicológica significa “no ceder ante cuestiones que tienen solución,
la psique debe estar preparada para todo tipo de situación adversa, debe
ayudar y proteger a la persona contra todo mal5”.
4 Weber, M.: Sociología del poder: los tipos de dominación, Madrid, Ed. Alianza, 2012,
pág. 6.
5 En Yahoo respuestas: https://es.answers.yahoo.com/question/
index?qid=20090303143350AAr7WBs
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VÁZQUEZ
Si uno se siente débil o carente de poder, podría optar por fortalecerse. Pero la
impotencia tal como la estoy considerando en este artículo es el sentimiento
de completa desolación que resulta no solo de la improbabilidad de
conseguir un efecto deseado o de evitar cierta consecuencia indeseada, sino
de una verdadera imposibilidad de lograrlo o evitarlo por medios humanos.
Podríamos decir que es un sentimiento existencial ante la desolación
de lo inevitable e imponderable como la muerte de un ser querido, una
enfermedad “de pronóstico vital grave”, etc. Es este sentimiento, instalado
en la frontera-contacto, el que quiero considerar aquí y analizar cómo le
afecta al terapeuta en una sesión de psicoterapia.
nuestras heridas
E. Borgna
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VÁZQUEZ
El peor sufrimiento
A. Malraux
Dice Borgna8:
Son necesarias aptitudes para la búsqueda del camino misterioso que lleva,
como decía Novalis9, a las regiones de la vida interior, y actitudes para la
identificación de las miradas y de los rostros de los demás, si se quieren
conocer las muchas formas posibles del sufrimiento: del dolor del alma.
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VÁZQUEZ
El sufrimiento, que, como ya he dicho, es otra definición del dolor del alma,
es también una experiencia habitual en cada uno de nosotros: es la matriz
existencial (categorial) de las diferentes formas concretas con las que el
sufrimiento se revive, y (también) son las diferentes modalidades con las
que nos ocupamos de él: con sus mareas altas y bajas de las que nacen las
heridas del alma a las que estamos expuestos inevitablemente en el curso de
la vida: más allá de cada una de nuestras intenciones; y de las que salimos
con cicatrices que no siempre se resuelven hasta el final, y que en cada caso
nos pueden hacer más sensibles y más abiertos para captar los horizontes
de sentido y las contradicciones de la vida. El sufrimiento tiene que ver,
obviamente, con lo más profundo, con los abismos de nuestra vida interior.
El dolor del alma, resumiendo, es una experiencia que forma parte de la vida,
y no puede ser considerada como el resultado exclusivo de una patología.
El dolor del alma es también una fuente de reflexión y de interiorización de
los acontecimientos; y en cualquier caso, reconocer el sufrimiento, que es
del otro-de-nosotros, significa volver más humana la psicoterapia y al mismo
tiempo volver más humanas las relaciones interpersonales: tan a menudo
éstas, y aquella relevadas de su sentido radical existencial y cosificadas en
su razón de ser.
Tucídides
Zinker12, con sus palabras, hace una distinción entre actitud y técnica cuando
dice:
FIGURA FONDO 38 43
VÁZQUEZ
“Sin hacer nada”…, ¿hay algo más difícil para un terapeuta, para un ser
humano ante una situación de dolor extremo, que no hacer nada? Pero
Zinker dice antes de esto una palabra más: “acompañar”. “Acompañar sin
hacer nada”. Estar plenamente presente y disponible, con los cinco sentidos.
Y los cinco sentidos no incluyen el habla. “El silencio es el grito más fuerte”
decía Schopenhauer.
Siempre que buscamos algo fuera de nosotros y solos, nos alejamos, nos
distanciamos y nos separamos de esa presencia, que en el fondo nos basta
para vivir, que es lo primero, que es lo más imprescindible, que es ese
soplo de la vida. Si se desea algo que está más lejos del instante presente
compartido y todo lo más, del next, nos distanciamos del soplo de la vida,
de la presencia, de lo que nos inunda, de lo que nos llena, de lo que nos
abastece.
Sostenerse en la impotencia
Saberlo es el perdón.
S. Weil
FIGURA FONDO 38 45
VÁZQUEZ
Por último, otra forma de reacción del terapeuta y del paciente, además de
la desensibilización, la racionalización y la tristeza, es la rabia. Una rabia que
puede ser, como diría Goodman, de todos los colores. “En la rabia roja –nos
dice PHG- la consciencia inmediata es un poco confusa. En el furor blanco
suele ser aguda. […] En la rabia púrpura o congestionada, el self surge con
sus pulsiones frustradas: está verdaderamente confuso. En la cólera negra u
odio, el self ha empezado a destruirse en beneficio de su objetivo; ya no ve
la realidad sino sus propias ideas”. (PHG, 2002, pág. 155).
Salidas falsas que, como sugiere S. Weil, no nos liberan sino que nos
densifican, nos desarmonizan, desarmonizando el campo relacional.
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VÁZQUEZ
gracia en el sufrimiento,
Th. Mann
Esto quiere decir que el terapeuta no tiene que tener en cuenta, solo ni
siquiera en primer lugar, las habilidades o capacidades técnicas sino el
desarrollo de sus actitudes para el apoyo.
Quiero aprovechar estas páginas para ampliar la parte psicológica del apoyo
hablando de algunas cualidades que el terapeuta gestáltico debería de tener,
desarrollar y cultivar como parte fundamental de su formación y como
base de su quehacer profesional y que, con mucha facilidad, olvidamos
en el ejercicio de nuestra profesión. Estas habilidades o cualidades son,
entre otras, la amabilidad, la humildad, y el reconocimiento de la dignidad
humana de nuestros pacientes.
La amabilidad
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VÁZQUEZ
La humildad o mansedumbre
19 Borgna, E. (2013): La dignità ferita, Milano, Ed. Feltrinelli, 2013, pág. 163.
FIGURA FONDO 38 51
VÁZQUEZ
Es solamente la consciencia
L. Pareyson
Dice Saint-Exupèry22:
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VÁZQUEZ
La sonrisa y las lágrimas son modos que nos permiten acercarnos al dolor y
a la alegría, a la tristeza y a las inquietudes del alma, con un respeto pleno a
la dignidad, a la dignidad del otro y a la nuestra. Sin una sonrisa espontánea
y sincera o sin unos ojos húmedos de solidaridad es difícil conseguir
testimoniar con credibilidad nuestra inclinación a formar una comunidad
de curación y cuidados, y una comunidad de destino.
Dice G. Francessetti23:
La sonrisa está en los ojos y en la mirada que se abren al mundo, mucho más
que en los labios. Tiene una especial postura en las formas de expresión de
la mímica y tiene consonancias internas con la ligereza y la impalpabilidad
de los otros movimientos de la cara.
la simple consciencia,
24 Barthes, R. (1977): Fragmentos de un discurso amoroso, México, Ed. Siglo XXI, 1993.
FIGURA FONDO 38 55
VÁZQUEZ
Esta situación se encuentra precedida por un pasado, por las bases sobre
las que se está edificando este ser; además, permite modelar el next (lo
inmediatamente siguiente) y, por ende, el futuro que pretende tener, un ideal
que lo impulsa y lo anima a desplegar toda su fuerza. El pasado se muestra
como los cimientos del ser humano, y el futuro, como el ideal que moldea
su ser.
Dice Hannay25:
Sin duda, las tres dimensiones temporales, junto con la dimensión espacial,
son importantes; pero ¿qué es aquello que nos impulsa a ser?
El next y el futuro es lo que nos incita a ser nosotros mismos, y para eso
necesitamos distinguir las posibilidades que se nos presentan.
[…]
FIGURA FONDO 38 57
VÁZQUEZ
La vida no se ha hecho
para comprenderla,
G. de Santayana
Estos elementos que hemos visto a lo largo de estas páginas, como se puede
ver, no aportan soluciones fáciles ni de aplicación estándar. Ni siquiera
pueden servir de receta para una aplicación rápida. Son actitudes, modos
de ser y de estar que emanan de nuestra alma humana y resuenan en los
corazones de quienes sufren. Resuenan y vibran en el tejido fuerte y endeble
de la humanidad que entreteje nuestros destinos en un flujo y reflujo
permanente al que suelo llamar el latido de la vida.
27 Perls, L. (1992): Viviendo en los límites, Valencia, Ed. Promolibro, 1994, pág. 117.
La literatura es siempre
F. Kafka
28 Malzieu, M. (2005): La alargada sombra del amor, Barcelona, Ed. Mondadori, 2010.
29 McCarthy, C. (2006): La carretera, Barcelona, Ed. Mondadori, 2007.
FIGURA FONDO 38 59
VÁZQUEZ
Pero esta desolación continúa durante toda la novela como, por ejemplo:
Decidiendo, a veces, que lo mejor podría ser matar a su hijo y suicidarse él,
el padre entra en un soliloquio moral sobre el futuro que les espera creando
una tensión dramática en el lector debido no solamente a la descripción
abrumadora del paisaje, sino al sufrimiento de la duda interna sobre la
solución cuando ya no existe la esperanza:
FIGURA FONDO 38 61
VÁZQUEZ
Final
Referencias
FIGURA FONDO 38 63
VÁZQUEZ
Weber, M.: Sociología del poder: los tipos de dominación, Madrid, Ed. Alianza,
2012.
Gianni Francesetti1
Resumen
FIGURA FONDO 38 65
FRANCESETTI
Summary
1. Introducción
2 Por lo tanto, sin poder salir del círculo de la interpretación sobre la base de las
preconcepciones actuales, contextuales y personales.
FIGURA FONDO 38 67
FRANCESETTI
Sonrío, siento que es cierto, un hilo afectivo vibra intenso entre nosotros.
En el grupo una mujer tose, Alejandro se sobresalta, la mira furtivamente,
vuelve a mí y dice:
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FRANCESETTI
FIGURA FONDO 38 71
FRANCESETTI
FIGURA FONDO 38 73
FRANCESETTI
y perceptible como atmósfera por los presentes. Una persona que entra en
la sala puede advertir la presencia, puede sentirse contagiado o también
reaccionar a eso, o notar una discrepancia entre la atmósfera que encuentra
y su propio estado de ánimo si está alegre. El campo existe como semicosa
efímera entre los presentes. Esta tematización es relevante también para
la corporeidad: el cuerpo, en la concepción cartesiana, es reducido a una
máquina, separado del mundo y de la psique, es el Körper, en el lenguaje
de los autores alemanes, el cuerpo anatómico-funcional de la medicina (o el
cuerpo atlético o cosmético de la sociedad de los consumidores). El cuerpo
vivido (o cuerpo propio), Leib en alemán (con la misma raíz etimológica
de amor y de vida), es el cuerpo del que tenemos experiencia en nuestro
estar vivos y en contacto con el mundo. Mientras que el Körper es una cosa,
el Leib es una casicosa. Un experimento aclara eficazmente la diferencia:
puedes acercar tu mano a la de otra persona sin tocarla, pero vas a sentir,
en un cierto punto, un cambio en la experiencia recíproca: no estás tocando
su Körper (que acaba en la piel) sino que estás tocando su Leib (que existe
también más allá de la piel, en el espacio-tiempo entre y en torno a los
cuerpos). Las casicosas, a diferencia de las cosas, no tienen una continuidad
en el tiempo: pueden aparecer y desaparecer. En segundo lugar, no tienen
superficies netas y definidas y son difusas en el espacio. Una silla tiene
continuidad temporal (si no está mi silla en mi despacho tiene sentido que
me pregunte dónde está) y tiene superficies definidas y geométricas de las
que puedo tocar los bordes. Los campos fenomenológicos, y por lo tanto
los psicopatológicos, son, a su vez, describibles como casicosas. Existen
entre y en torno el sujeto y el objeto (y, preceptivamente, antes que éstos),
no reducibles ni a uno ni al otro. Cada uno de nosotros guarda y actualiza
según las situaciones, los campos propios psicopatológicos, las modalidades
propias de presencia y ausencia, y éstos dan origen a la atmósfera específica
que la presencia de cada uno suscita de manera inmediata en un cierto
momento.
Esta perspectiva nos permite repoblar9 el “mundo del medio” y dar dignidad
a los fenómenos que surgen: un modo del que Occidente ha perdido casi
la concepción (aunque manteniendo rastros en el lenguaje) aplastando las
casicosas sobre las cosas externas (en el ob-jectus) o en las vivencias internas
(en el sub-jectus). Pero los fenómenos experienciales (los cuales implican
indivisiblemente la corporeidad vivida y el campo fenomenológico) son
casicosas que continuamente vibran en el entre.
9 Max Weber apuntaba como la ciencia positiva había despoblado el mundo (cfr.
Weber, 2004).
10 Gestaltung es el proceso de hacerse de la Gestalt, esto es, del surgir de la figura sobre
un fondo, por lo tanto, es el devenir y el definirse de una figura de experiencia.
FIGURA FONDO 38 75
FRANCESETTI
11 “El paradigma perceptivo del que tomamos los movimientos hacia adelante no
es el que hay un sujeto que se refiere a un objeto. El hecho perceptivo básico para nuestra
investigación es anterior a cada escisión sujeto/objeto. Solo con la diversificación y la toma
de distancia se determinan un sujeto que percibe y un objeto percibido. El hecho perceptivo
básico consiste en el sentir la presencia. (...) El objeto perceptivo primaria es la atmósfera o
lo atmosférico (Böhme, 2010, p. 81). Se pueden consultar también los trabajos de Minkowski
(1936) y de Tellenbach (1961, 1968).
FIGURA FONDO 38 77
FRANCESETTI
FIGURA FONDO 38 79
FRANCESETTI
Nos miramos, su mandíbula tiembla, los ojos llenos de terror, después, poco
a poco se calma. Nos relajamos.
FIGURA FONDO 38 81
FRANCESETTI
Siento como terapeuta que podría haber perdido el miedo presente en este
campo si hubiese descuidado mi propio miedo. Confiando en la sensación
de que algo se derretía en mi respiración cuando Alejandro lo nombraba y
dando dignidad a mi propio miedo, éste ha podido actualizarse.
7. El actualizarse de la historia
FIGURA FONDO 38 83
FRANCESETTI
En este paso, los dos ponemos en juego “el valor de estar en la incertidumbre
en una situación difícil” (Spagnuolo Lobb, 2012, p. 41) en el desbloqueo de
mi respiración que me da confianza como terapeuta. Para hacerlo me apoyo
en el dominio de la confluencia (“Siento lo que ocurre entre nosotros”), de la
Aquí se abre una perspectiva más amplia que en este artículo podemos solo
mencionar. Un campo psicopatológico puede estar custodiado y transferido
a través de diversas generaciones: según esto, las ausencias y las presencias
pasan de padre a hijo. Los modos en los que los campos psicopatológicos
se transfieren pueden ser tanto relacionales como biológicos. Gracias a los
FIGURA FONDO 38 85
FRANCESETTI
T.: En la última sesión, desde hace años, finalmente David deja salir su
parte pequeña, afectiva, siento mucha ternura, estoy contento. Pero, de
repente, se cierra y vuelve a hablar de sus síntomas hipocondríacos. ¡Eh, no!,
pienso, ¡ahora no! Le digo sonriendo: ¿Pero qué estás haciendo? ¿Estabas
todo tú emocionado y ahora hablas de nuevo de los síntomas? David
siente vergüenza y dice, aunque irónicamente, que se siente reprendido.
Lo siento mucho: reprenderle es lo último que quiero. Este es su tema: que
debe siempre ser perfecto para no ser nunca regañado. ¡Qué rabia, lo he
fastidiado como un estúpido!
S.: Vale, creo que aquí has jugado con el campo psicopatológico que
surgía, una sensación de no ser adecuados ha entrado en juego, primero lo
ha vivido David (sintiéndose reprendido), después tú (lo ha fastidiado como
un estúpido).
T.: Sí, he pensado que David estaba haciendo una cosa que no iba bien…
Pero ¿qué podría haber hecho?
S.: (Siento una urgencia en esta pregunta que me hace sentir, al mismo
tiempo, malestar y me tienta: me gustaría decirle rápidamente qué hacer,
pero me falta un poco de aire, siento con desagrado que no soy capaz. Siento
salir una nota de tristeza. Entonces, me paro). Espera un momento... antes
de ver qué podrías haber hecho, ¿qué sientes ahora?
FIGURA FONDO 38 87
FRANCESETTI
S.: Esto me parece un punto importante, creo que era necesario que
esta tristeza surgiera también entre nosotros. Posiblemente el brusco paso
de la emoción al síntoma hipocondríaco evita, exactamente, el palpitar
del desagrado, de la tristeza. Y esto, probablemente abrirá un nuevo paso
terapéutico21.
21 La supervisión no se acaba aquí pero en este extracto está todo lo que es pertinente
con nuestro discurso.
FIGURA FONDO 38 89
FRANCESETTI
Hay todavía una consideración final que ilustra de qué modo considerar
la psicopatología como un fenómeno de campo influye el proceso de
supervisión en psicoterapia gestáltica: el paso en el que surge mi tristeza
durante la supervisión. Del mismo modo como en el proceso terapéutico
el éxtasis de la tristeza representa el next que recoge la intencionalidad de
contacto en juego, así en supervisión es mi malestar y mi tristeza lo que me
indica el camino. Existe un paralelismo entre lo que se actualiza en terapia y
lo que se actualiza en la supervisión, el campo es semejante. En supervisión,
con más apoyo, terapeuta y supervisor intentan dejar que se actualice lo que
en el encuentro terapéutico no se ha desvelado plenamente. En este caso,
esta antigua tristeza mía que vuelve a surgir siempre fresca cuando no sé
actuar inmediatamente para ayudar a alguno que está en dificultad es el
éxtasis de mi historia y de mi sufrimiento: cuando estoy presente y le soy
fiel de un modo que pueda liberarla en la frontera de contacto, sin ninguna
necesidad de nombrarla, se convierte en una presencia preciosa. Y le soy
grato debido a esta fidelidad: retomando a Ungaretti, el dolor es un aclararse
que se paga22.
Referencias
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FIGURA FONDO 38 91
FRANCESETTI
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Jean-Marie Delacroix1
Resumen
Introducción
Las tradiciones espirituales, al menos las que conozco, nos proponen todas
prácticas de meditación, “ejercicios” en los que el objetivo es permitirnos
acercarnos al Espíritu. El “estar consciente de” está en el centro de numerosas
prácticas meditativas y espirituales. También está en el centro del proceso
psicoterapéutico en terapia Gestalt.
En el contexto del Instituto Francés de Terapia Gestalt, del que fui co-
fundador y co-director durante 20 años, definimos la terapia Gestalt como
un análisis del curso de la presencia. La presencia de uno frente al otro y la
co-creación del vínculo, y de la relación en el hecho de estar en presencia
de uno con el otro. Esta filosofía terapéutica, que deriva de una teoría que
llamamos la teoría del Self, se apoya en el aquí y ahora, y en estar consciente
de lo que pasa aquí y ahora uno frente al otro. El aquí y ahora en relación,
en el continuum de su despliegue, y es en esta perspectiva muy taoísta
que Goodman4 recordaba: “¿Qué hay detrás del presente” El presente… el
presente… el presente”.
por algo que se le escapa todavía, pero que no debe de estar muy lejos de
la consciencia. Es entonces que puede introducir lo que yo llamo la postura
meditativa en el proceso terapéutico.
El paradigma de campo
• del paciente,
• del proceso que se crea, a partir del campo formado por nuestro
encuentro y que tiene una finalidad terapéutica y de apertura a lo
espiritual,
El todo es mucho más que la suma de las partes. ¿Qué es ese mucho más?
¿Será el advenimiento del Espíritu, él mismo no siendo una especie de
identidad misteriosa aparte, sino siendo la esencia misma de aquello que da
sentido a lo que sucede y lo trasciende? ¿Cuál es ese self, agente integrador,
poder creador del que hablamos en Gestalt? ¿El self que definimos en
Gestalt como el proceso que se pone en movimiento entre un organismo
y su entorno y que va a permitir a uno y a otro encontrar ajustes creativos,
será acaso el camino que lleva al Yo? Es una pregunta que me hago desde
hace mucho tiempo y hoy me atrevo a tomar el riesgo de decir y de escribir
que: sí, en una perspectiva transpersonal el self así definido, es el proceso
energético que es puesto en movimiento por nuestra esencia misma de ser
humano, en busca de reconocimiento y de crecimiento bajo las capas de la
neurosis. Es esta energía que pide encontrar su fluidez y su orientación, para
permitir al ser humano unirse al mismo tiempo, consigo mismo, con los
otros, con el universo y con la Trascendencia. Es un agente de unión.
Lo veo muy afectado. Decido entonces eliminar los contenidos y entrar en esa
fase del proceso centrado en el desarrollo de la consciencia plena de lo que está
aquí, como lo presenté líneas arriba. Me centro al mismo tiempo en mí, en él,
en nosotros juntos e invito a que entremos juntos en el espacio terapéutico/
meditativo. Llora, lo acompaño en silencio, por mi presencia y por un ligero
gesto con la mano, sostengo su proceso de apertura de la consciencia y su
desarrollo emocional; me conmueve la angustia que percibo en él, me siento
muy presente y movilizado hacia él. Me gusta el contacto particular que tengo
con él en ese momento, de emociones a emociones concientizadas, de corazón a
corazón. No busco nada, él tampoco, simplemente estamos receptivos a lo que
surja. Espontáneamente elementos de su historia con su padre aparecen, lo que
amplifica su emoción. Lo invito a continuar, a seguir su experiencia emocional,
sin amplificarla como a veces lo hacemos en Gestalt, al mismo tiempo que yo
me quedo centrado en mi estado interior. Estamos los dos vinculados por esta
emoción y reunidos entonces en un entremezclado de la consciencia en sus
dimensiones sensorial, emocional y relacional, pero no me pierdo en él, sigo en
mí manteniendo esta empatía profunda y sutil.
Después surgen unas palabras de este estar juntos, unas que no había ni
premeditado ni preparado: “¿Si tu paciente estuviera aquí en este momento con
nosotros, que le podrías decir?”. La respuesta es rápida: “No es tu culpa…”. Lo
invito a completar la frase. “No es tu culpa… si tus padres no son felices, no es
tu culpa si tu padre no te quiere…”. La emoción se amplifica, llora, estoy tocado,
nos quedamos muy centrados él y yo sobre el desarrollo de lo que suceda. Toma
consciencia entonces de que sus palabras son ciertas, tanto para él como para
su paciente, que no es su culpa si su padre no lo quiere como hubiera querido
ser amado. Así, aparece el tema del niño que se siente culpable de la actitud
afectiva de sus padres hacia él. Y yo entro en plena consciencia de que soy
su supervisor, que tengo 69 años, él 38 y su paciente 28; me siento lleno de
ternura por ese joven terapeuta que toca ese punto de sufrimiento delante de mí
y conmigo, dada la circunstancia de aquél joven, que también padece de la falta
de reconocimiento. El tema del reconocimiento resuena en mí.
Así, existe una superposición de nuestra historia común, con los elementos
de la historia pasada; el sufrimiento vinculado con la relación con el padre
se trata en nuestra historia común presente. Es el hecho de estar juntos en el
continuum de la experiencia inmediata, que es nuestra experiencia común,
que es terapéutica.
Esta secuencia muy simple ilustra para mí, esos momentos en los que el
proceso psicoterapéutico y el proceso de espiritualización se hacen uno,
avanzan simultáneamente y lo terapéutico provoca una experiencia de
trascendencia que F. Perls llamaba un mini satori. Pasamos de lo profano a
lo sagrado. Estamos en una estética de la relación, como escribía en mi libro
La troisième histoire.8
Conclusión
Referencias
Resumen
Introducción
El presente escrito busca dar una respuesta más, desde el lado psico-social
de la persona, vista desde mi experiencia personal y profesional en el campo
de la facilitación del desarrollo humano, ojalá que estas ideas y reflexiones
aporten otra luz en la búsqueda de la felicidad del ser humano.
1. Los introyectos
Los introyectos
La gran trampa de los introyectos es que no sabemos que son ideas de otros
si no somos capaces de cuestionarlas y confrontarlas a la luz de nuestra
propia vivencia, pues las vivimos como ciertas y punto. Si me diera cuenta
de que tal idea es lo que otro piensa pero no necesariamente en lo que yo
creo, deja de ser un introyecto. Pero si me doy cuenta que es un introyecto y
sigo funcionando acorde a ello, porque se está acostumbrado a pensar así,
a creer en eso y actuar como si fueran una verdad, eso es más un asunto de
incongruencia interna.
que nos son significativas en algún sentido. Estos mensajes los recibimos
con la simple observación de la conducta de las personas, de su manera de
actuar al estar en relación con el entorno.
Cuando más ideas ajenas nos “tragamos” es cuando somos niños pues
tenemos aún poca experiencia, no tenemos buenos filtros para distinguir
qué es verdad y qué no; posteriormente seguimos introyectando pero en
menor cantidad, aunque no podemos negar que hay personas que parecen
niños y lo que digan, quien para ellos sea la autoridad, es lo que es “la
verdad”.
Tendríamos que cuestionar aún aquellas ideas que decimos que son verdad,
y que creemos en ellas, aquello que hemos adoptado aun conscientemente,
para ver si corresponden a nuestra realidad vivida. Algunas personas dicen
que ya saben que son introyectos, pero que en este momento creen en
éstos. Habría que preguntarnos en qué se basan para creer en ellos; de igual
forma, habría que poner a prueba esas creencias.
Puede ser muy cómodo no poner a prueba las ideas y simplemente seguir
actuando en automático. Es difícil romper con la inercia y con lo que
implicaría ponerlas en duda. La realidad es que algunas de ellas nos generan
infelicidad y hasta deterioro, ya que son una manera rígida de pensar: una
idea que no se revisa es peligrosa.
Podríamos decir que los introyectos deberían ser mensajes adaptativos que
facilitan la convivencia social, pero desgraciadamente muchos de ellos son
limitantes y nos deterioran porque impiden la apertura a la experiencia.
• Buscan mantener el “estatus quo” o sea que nada cambie y que las
cosas sigan igual.
• Son rígidos.
• Son prejuicios.
Experiencias obsoletas
Es una conducta, una actitud, o una postura existencial que me fue útil en
otra época, pero que se quedó como un patrón rígido de respuesta y que en
el presente incluso limita la vivencia.
Hay pautas vacías, por ejemplo la gente quejosa matinal, el primer paso es
darse cuenta que ya se quejó, luego observar ¿qué le habrá hecho quejarse
hoy?, a lo mejor nada, nada más la fuerza de la costumbre o a lo mejor que
no le gusta levantarse temprano, hasta que un día decide levantarse y no
quejarse, auto observarse en la nueva conducta. Entonces empiezan a pasar
cosas agradables que le ayudan a irse quejando menos.
Las experiencias obsoletas son las que se van a trabajar más en terapia,
pero actualizarlas es muy difícil, ya que están arraigadas en una forma
de ser, de pensar y de hacer. Estamos acostumbrados a ser así aunque no
necesariamente aparecen como las más dramáticas aunque sean altamente
dañinas. Trabajar emocionalmente con este tipo de experiencias implica un
esfuerzo por estar consciente, de revisar qué le pasa, de cambiar hábitos,
ideas y actitudes, por ejemplo hay gente que dice “yo siempre he sido
violenta y no puedo ser de otra manera” eso es mentira, sí puede dejar
de serlo, pero se requiere mucha fuerza y atención para parar la espiral
de violencia. Se requiere de consciencia y observación, de una consciencia
muy alerta para detener el automático, para dejar la repetición. Cuando nos
damos cuenta que estamos repitiendo es importante no regañarnos, más
bien aceptarnos, comprendernos y tratar de descubrir qué me hizo repetirlo,
cómo co-construí eso con mi entorno en ese momento. Hay que romper
con la repetición de la experiencia. Hay que parar el automático. Hay que
apoyar la actualización no solo desde mi awareness o consciencia inmediata,
sino tener una red de apoyo que nos ayude a hacerlo.
Ejercicio 1
Anota 3 rigideces que te hacen sufrir o que son molestas para ti. Cosas que
repiten aunque ya no las quieres. Puede ser algo de lo que otros se quejan
de ti. Revisa para qué te sirvió, para qué te sirve ahora y qué falta actualizar.
Ve si en el entorno actual eso funciona o no.
Éstas son preguntas claves para trabajar, a veces lo que toca actualizar es el
entorno.
Ejercicio 2
Heridas
la del amor,
la de la muerte, la de la vida.
Miguel Hernández
Herida primaria
1. De abandono
Según la herida que tengamos, así vamos a ser como personas y como
facilitadores de ayuda, por eso es importante trabajarla. Si nuestra herida
es de abandono vamos a tratar de estar en relación con alguien aunque esa
persona abuse de nosotros, vamos a permitir que nos ofendan o nos usen
porque el posible alejamiento del otro nos levanta el recuerdo sensorial y
nos genera una sensación angustiosa con la que nos es muy difícil de lidiar.
Por el otro lado, cuando nuestra herida es de ahogamiento, no vamos a
resistir mucha cercanía y las relaciones superficiales serán las mejores pues
nos sentimos a salvo de que intenten abusar, irrumpir o demandar algo.
Esto nos lleva a no poder tener relaciones que impliquen mucha intimidad
y cercanía, todo lo que implica un compromiso a mediano o largo plazo no
nos gusta.
Para esto es importante para la persona que facilita este proceso lo siguiente:
¿Cómo se nota que la persona está en shock? Hay varias señales tales como:
el ojo izquierdo parece que pierde su centro, la mirada se va o es fija y rígida,
hay poca capacidad para hablar, tienen una presencia ausente, como si no
quisiera ya estar, como si estuviera alucinando.
También encontramos en casi todos los casos una sobre reacción emocional
acompañada de ansiedad, de tal forma que la persona puede ponerse muy
agresiva, o infantil, como bebé. Esto es así porque está revivenciando a
nivel emocional algo traumático. Entre más fuerte sea esta reacción mayor
el nivel de trauma.
3. Cuando el dolor surja hay que ayudar a que la persona lo vivencie sin
aumentarlo ni disminuirlo. Es muy importante que se deje sentir su dolor y
cualquier emoción que esté sintiendo, tal cual está surgiendo en el momento
presente, pues la idea es que la persona se vuelva cada vez más capaz de
auto apoyarse y de darse cuenta de que es algo que puede resistir. Cada
vez que se logra hacer esto se promueve que en una siguiente ocasión la
experiencia sea menos intensa hasta llegar a no tenerle miedo y a que
pierda su fuerza emocional.
8. Estar presentes en una actitud lo más amorosa posible pero sólo buscando
transitar la experiencia. El que facilita debe ser capaz de comprender este
proceso como un momento de extrema vulnerabilidad ante el cual lo que
toca es sentir afecto, comprensión y compasión.
Heridas secundarias
Estas son las posteriores a nuestra primera infancia que nos han dolido y que
han dejado huella. Algunas de ellas pueden generar experiencias obsoletas,
pero otras son simplemente las huellas que deja el aprendizaje significativo.
Heridas naturales
Son todas aquellas que se han generado por el simple vivir, porque en
realidad nuestras necesidades no van a poder ser satisfechas ni en el preciso
momento en que las tenemos ni de la forma en que las queremos y tampoco
todas las que tenemos. Es por ejemplo inevitable que un bebé se asuste
porque pasó el camión de la basura tocando muy fuerte la campana, o que
sienta frustración porque la mamá no tenía la leche caliente justo en el
momento en que la deseaba; o que los otros no nos quieran como queremos
ser queridos, o que no quieran darnos algo.
Estas heridas son las que nos ayudan a ser realistas, a salir de nuestro
narcisismo primario, a ver a los otros y a ocupar un lugar en el mundo más
realista a nuestras particulares circunstancias.
Asuntos inconclusos
Situaciones no resueltas
Eduard Punset
Son cosas que no hemos concluido o que se nos han quedado pendientes
sin poderlas terminar. Por ejemplo el haber dejado de estudiar, el no haber
terminado una tesis, el no ir a buscar a alguien a quien quiero decirle algo,
etc. El problema de estas situaciones no reside en no haberlas terminado
como se “debería” sino en que se convierten deberías que nos generan
culpa y nos hacen gastar energía emocional.
Ante estas situaciones no resueltas me parece que lo que hay que desentrañar
es la razón por las que no se concluyeron y puede deberse a muchas causas,
algunas son las siguientes:
Asuntos inconclusos
Los asuntos inconclusos siempre tienen que ver con una necesidad que se
quedó pendiente con alguien significativo y que ha producido que la persona
se quede congelada en el tiempo tanto su necesidad como el satisfactor
deseado en ese entonces, rigidizando su manera de reaccionar ante personas
que simbolizamos como similares satisfactores.
• Son algo relacional, tienen que ver con una necesidad que se quedó
pendiente con otro.
1. División e identificación de las personas. Hay que poner en una silla vacía
al frente de la persona con quien se tiene el asunto inconcluso. Se le pide al
consultante que se imagine que en el otro lugar está esa persona con quien
no se concluyó algo tal y como era en ese entonces.
3. Escucha de las razones del otro. Sin que se cambie de asiento se le pide
al consultante que escuche a la persona que tiene en frente y se facilita un
diálogo entre ambas pero sin que la persona con quien se está trabajando
se cambie de asiento, pues es importante que no haya una identificación
con el otro, ya que esto lleva a justificarlo y a no acabar de diferenciarse y
separarse. El diálogo se mantiene entre ambas partes hasta que se sienta por
parte del facilitado que ha sido suficiente.
Muchas de las necesidades que tenemos quedan sin ser satisfechas, mientras
esto no sea exagerado, mientras la mayoría queden satisfechas, el desarrollo
no se ve afectado; es cuando son necesidades muy básicas o importantes
y muy crónicamente insatisfechas cuando esta insatisfacción genera un
deterioro en la persona.
fundamental o primaria)
Referencias
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Barcelona: Anagrama.
Morin, Edgar (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.
Barcelona: Santillana UNESCO.
Anita Duckles1
Frank Staemmler
Resumen
Lynne Jacobs también nos aclara que nuestro sentido de ser depende de
un contexto relacional, particularmente los aspectos que nos marcan como
individuos, entre los cuales están nuestro sentido de urgencia, nuestro estilo
emocional, y la capacidad para la intimidad, entre otros. Estos sentidos
los fuimos formando en nuestras relaciones con algunos y los fuimos
confirmando o re-evaluando y cambiando con otros.
Las palabras son buenas. Las palabras son malas. Las palabras
ofenden. Las palabras piden disculpas. Las palabras queman.
Las palabras acarician. Las palabras son dadas, cambiadas,
ofrecidas, vendidas e inventadas. Las palabras están ausentes.
Algunas palabras nos absorben, no nos dejan, son como
garrapatas, vienen en los libros, los periódicos, en mensajes
publicitarios, en los rótulos de las películas, en las cartas y
Raimundo Pannikar, (1980) dice que las palabras tienen una vida propia,
interna y un significado secreto. Él habla de tres terrenos de la Realidad:
el Yo, el Tú y el Ello, que son los pilares básicos de lo real, pues soy, eres
y es. La ciencia se ha interesado por lo que es y como resultado lo ha ido
despersonalizando todo. Hablar de lo que es, es hablar ‘acerca de’ en
ausencia. A la ciencia le importa lo dicho, no el acto de decir. La ciencia
no necesita palabras, sino que sólo requiere de signos cuantificables. La
ciencia ha establecido una serie de términos que permiten establecer un
sistema de relaciones causales coherentes entre sí. Estos términos son
ricos en información, pero nos han presentado un problema; la ciencia ha
tomado prestadas palabras para convertirlas en términos y la educación se
ha convertido en un proceso de suplantar las palabras con términos, con la
esperanza de unificar y objetivar el significado, y unificar el conocimiento
de lo real y lo observable. Esto ha sido muy útil para el conocimiento y los
avances científicos, pero su aplicación ha sido tan generalizada que hemos
aprendido a explicarlo todo, hasta nosotros mismos, mediante el uso de
términos en lugar de palabras vivas ligadas a nuestra experiencia presente.
Esto es un peligro cuando, como terapeutas, hemos convertido las palabras
en términos bien aprendidos para su aplicación, palabras que tratan de
abarcar nuestra teoría y que no pretenden ser verdades, sino tan solo puntos
de partida para nuestra mirada. Como dijera el filósofo Maurice Merleau-
Ponty, “hablar es cantar el mundo en una melodía de palabras.”
La palabra no es la cosa
ingrávida mariposa
Belinda Cornejo D.
En Las Semillas de la Cibernética, Heinz Von Foerster (1991) nos dice que el
lenguaje abre o cierra posibilidades dentro de la situación presente. Puede
tener diferentes intenciones, como tratar de mantener una fachada social,
o bien evitar la ansiedad o lo embarazoso del silencio. La verborrea puede
ayudar a aislar al individuo, protegiéndolo de su entorno y de sí mismo.
Para éste, el “tú” cambia poco dependiendo de la situación, y el contenido
suena ensayado y lleno de explicación. Es un discurso que tiende a aburrir.
Von Foerster propone que lo importante para el paciente es poder sentir que
“uno mismo es el que habla”, interrumpir la relación congelada entre figura
y fondo, y restablecer la curiosidad por el otro y por cómo está recibiendo
las palabras.
Von Foerster (1991) señala que los significados se pueden volver síntomas
cuando se sostienen como verdades únicas. Para él, hay una ética
implícita en nuestra elección de las palabras que utilizamos. En la terapia
Jean Marie Robine nos recuerda que la Terapia Gestalt es una terapia
centrada en el proceso y no en la elaboración de significado. Al hablar del
lenguaje dice que la Terapia Gestalt “surge de una cultura del verbo, más
que de una cultura del sustantivo” (2012 p. 203) y propone poner atención a
los verbos que el paciente utiliza en su hablar en terapia, pues “lo implícito
del contactar se vuelve explícito por los verbos utilizados.” (2012, p. 204)
puede dar con la integración del contexto del otro en nosotros y, por ende,
la correspondiente ampliación de nuestros propios horizontes.
y vivimos de manera
es la que él se ha de pensar.
Referencias
Saramago, José (1998). Las Palabras. En El Equipaje del Viajero, México, D.F.:
Alfaguara.
Resumen
Hace cerca de ocho años que me separé del IHPG. Son muchos considerando
además las casi dos décadas que ejercí como maestro. Actualmente
reconozco las huellas profundas que el instituto y la psicoterapia Gestalt ha
dejado en mi formación profesional que he llevado a otros ámbitos donde
continúo con mi hacer como docente y terapeuta. El Instituto fue mi casa
de “todos los días” y ahora sigue siéndolo aunque medie más distancia y
tiempo. Todo esto lo menciono por el gusto que me da escribir, para este 30
aniversario, una colaboración para la revista, cuyo número uno ayudé a crear.
1 Alejandro Unikel Spector. Logoterapeuta. Sociedad Mexicana de Análisis Existencial y
Logoterapia. SMAEL. Psicoterapeuta Gestalt. Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt. IHPG.
Psicoterapeuta Existencial. Circulo de Estudios Existenciales Especialidad en Programación
Neurolingüística PNL. Docente en Logoterapia, Psicoterapia Gestalt y Psicoterapia Existencial.
Publicaciones: Logoterapia dentro y fuera del campo de concentración. Editorial LAG. Mexico
2007. Pensar la Logoterapia. Invitación a un trabajo terapéutico actualizado. Editorial LAG.
México. 2014. en coparticipación: Diez voces y un rostro. Homenaje a Viktor E. Frankl. Editorial
LAG. Mexico. 2005. Perspectivas en Psicoterapia Existencial. Una mirada retrospectiva y actual
Editorial LAG. México. 2011
Editor Fundador de la Revista Figura Fondo del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt
IHPG
Desde hace mucho tiempo uno de los temas que me han preocupado
más es la actualización en la que debemos estar constantemente los
psicoterapeutas; me refiero a la apertura que debemos tener frente a lo que
acontece alrededor de nuestro consultorio: ¡hay un mundo allá fuera! un
mundo plural y complejo que no podemos desconocer y que va más allá
del terreno especializado de la psicoterapia. Incide en nuestro trabajo la
política, las artes, los descubrimientos científicos, una pléyade de nuevas
profesiones, un ritmo de acontecimientos que sobrepasa cualquier cálculo
y todo ello (y mucho más) enmarcado en una avalancha de información
imposible ya no de asimilar, sino tan sólo de acomodar. Los psicoterapeutas
no podemos estar ajenos a esos fenómenos porque, queramos o no, entran
– o mejor dicho, están dentro de nuestro consultorio. Muchos de nosotros
como personas y terapeutas tenemos un pie (sino es que el cuerpo entero)
aún atrapado en el modernismo. Estamos en el siglo XXI, inmersos en
pleno posmodernismo, es decir —sobre simplificando— en lo que se viene
construyendo por encima del modernismo, como producto de un cambio
radical en la cosmovisión de muchos de los habitantes del planeta.
La vida líquida
Ahora puedo “estar” en muchos lugares teniendo que jugar roles muy distintos
entre sí, en un periodo brevísimo de tiempo y a velocidad vertiginosa. En
estas condiciones ¿qué sucede con mi sentimiento de identidad, qué soy,
quién soy…? Me siento en una red de múltiples protagonistas, a algunos
los conozco pero a muchos no, sin embargo están involucrados conmigo
y con mi vida. Esa red es mi mundo y se mueve constantemente. Cada
día acumulo más información, más relaciones, me encuentro con más
personas, experimento tensiones inesperadas, etcétera. Vivo la saturación
social, pero, como dice Gergen, ésta genera “la saturación del yo”; mi yo
“está colonizado” por contenidos múltiples y heterogéneos que no dejan
5 Kenneth J. Gergen, El yo saturado. Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo,
Paidós, Barcelona, 2006, p. 96.
6 Idem.
Nadie puede enarbolar ya “la verdad”, ahora existen “las verdades” y muchas
son divergentes, porque éstas son construcciones sociales. Prácticamente
en todas las ciencias hay un discurso que relativiza toda certeza. Lo
importante nos es encontrar la verdad sino tener una actitud que cree
construcciones que reflejen la diversidad de la experiencia humana, con
todas sus contradicciones. Diversidad y contradicción es otra característica
del posmodernismo.
Desde el primer cuarto del siglo XX se viene dando una revolución en las
ciencias de la cognición y en las ciencias en general; las nuevas teorías
En la terapia cada participante cuenta su propia historia, que es tan real como
la de cualquiera otra. En la terapia ya no existe el experto y el ignorante,
están frente a frente dos expertos:
allá del lenguaje”.12 El terapeuta tiene que ser capaz de generar relaciones
estrechas en cuya base se encuentra el círculo virtuoso de escuchar a mi
cliente-dejarme impactar-comunicar lo que me pasa-volver a escuchar, e ir
creando así una red que no es de él (o ella) ni mía, sino una co-construcción
de ambos. Y el instrumento esencial es el lenguaje, creador y emisario de
nuestros significados, de nuestros “mapas del mundo”. Esta red donde
se entretejen los significados es lo que constituye la auténtica relación,
el encuentro indispensable para generar cambios que retroalimenten el
crecimiento de ambos participantes. Para Rafael Echeverría la conversación
crea el tejido de la relación significativa:
12 Ibid., p. 24.
13 Rafael Echeverría, Ontología del lenguaje, J. C. Sáez editor, Buenos Aires, 2006, p.
257.
14 Ibid., p. 258.
Por ejemplo, una mujer divorciada de 42 años de edad, con dos hijos
adolescentes, huyó de un matrimonio infeliz a los tres años de casada.
Ahora, diez años después, ha tenido tres parejas razonablemente profundas,
muy distintas entre sí, con las que ha creado en su momento un proyecto
fugaz. En cada caso ha asumido roles diferentes para mantener la relación:
entregada, sumisa, audaz, modosa ama de casa, rebelde, conservadora...,
todos ellos jugados con sinceridad. En la base de estos grandes esfuerzos,
muchos dolorosos, está su gran necesidad de cariño y compañía, su horror
a la soledad y a otras circunstancias típicas de la mujer divorciada. ¿Quién es
esta mujer en realidad?, ¿es uno o todos esos papeles divergentes?, ¿cuáles
valores son los auténticos, cuáles caducos o falsos? Creo que cada rol en su
momento fue verdadero en función del contexto que los cobijaba.
¿Cuál es el proyecto personal al que pueden aspirar las personas que tratamos
en el consultorio?, ¿cuáles sus valores inmersos en esas experiencias?, ¿qué
les da identidad?, ¿dónde está su hogar, su barrio, su música, su comida…?
quiénes son sus amigos “del alma”? etcétera. Este tipo de vidas —y son
muchas— son rompecabezas de muchas piezas regadas en los cuatro puntos
cardinales. ¿Cómo trabajar terapéuticamente estas situaciones?, ¿desde qué
perspectiva?, ¿dónde me sitúo para ser útil?, ¿cómo afecta mi persona en
formar parte de esa fuerza centrífuga que jala a muchos de mis clientes?,
¿dónde colocar la frecuente impotencia de sólo acompañar, muchas veces
además, desde la confusión? No lo sé; pero intuyo que no puedo partir
de generalizaciones “verdaderas”, que el “yo” que tengo enfrente es más
producto de una red intrincada de relaciones nunca inmóviles, que somos
más presente y futuro que pasado, que cada sesión es un caleidoscopio
nuevo, que si carezco de la humildad y hondura humana para asumir el
riesgo de ponerme en la relación, etcétera, etcétera; más una constante
actualización de mis conocimientos y experiencias, difícilmente haré un
trabajo terapéutico digno.
Tal vez la soledad que experimenta este hombre posmoderno es más intensa
que en otros momentos, a pesar de estar rodeados de comodidades, gente
(mucha gente), diversiones de todo tipo, etcétera. La soledad es recipiente
de miedo, inseguridad, falta de sentido, sufrimiento, desencanto. La soledad
me puede llevar a “tocar la nada”, esa sensación de desencuentro conmigo
y con todo, que es la angustia. Ambas —soledad y angustia— pueden ser
un coctel terrible de sobrellevar; entonces es explicable que cada quien
haga lo imposible por sobrevivir, cualquier opción sirve: alcohol, droga,
apoltronamiento en la mediocridad, huida de la conciencia que confronta,
sobre-individualismo, levedad de la ética y los valores, enajenación,
aturdimiento, soluciones inmediatas y fáciles, vértigo, etcétera. Pero la
vida se encarga —como lo ha hecho desde el principio de los tiempos— de
regresarnos a nuestra realidad, y en esos momentos de prueba sólo tenemos
dos opciones: dejarnos morir o conectar con la existencia auténtica, aunque
sea a ratos. Hay gente prematuramente muerta que vive ochenta años;
aunque me queda claro que el esfuerzo de cada quien es respetable y nadie
tiene derecho de juzgar. A partir de la reflexión anterior me pregunto si la
psicoterapia de corte humanista-existencial puede ser una ayuda, un apoyo
importante en la época de la vida líquida. Intuyo que sí porque invoca las
fortalezas que necesitamos frente a varias de sus condiciones. Menciono
algunas ideas al respecto.
hoy en día. Puede representar “un regreso a mí mismo” aunque sea por
un momento; un volver a contar conmigo, un apoyarme en mí frente a las
presiones del mundo. Estar cerca de mí. “Darme cuenta” de este —creo que
inevitable— yo saturado que diluye o despliega sin contornos precisos mi
identidad.
Cualquier situación de vida, por compleja y difícil que sea, ofrece ambas
caras: la oscura y la brillante. Cuenta Bauman que un entrevistador le
pidió que resumiera en un párrafo sus preocupaciones sociales, y evocó la
siguiente frase de Albert Camus: “Está la belleza y están los humillados. Por
difícil que sea la empresa, quisiera no ser nunca infiel ni a los segundos ni a
la primera”.15 Y prosigue Bauman:
A manera de conclusión
15 Zygmunt Bauman, 44 cartas desde el mundo líquido, Paidós, Barcelona, 2011, p. 207.
16 Idem.
17 Erick Fromm, El arte de escuchar, Paidós, Buenos Aires, 1993, pp. 105-106.
Giuliana Ratti
GR: Michael, es un gusto estar contigo aquí en Nueva York, aunque también
me alegra saber que te veré pronto en Milán cuando vayas a enseñar de
1 Giuliana Ratti. Psicóloga, formada en Italia y en el USA alla Psicoterapia della Gestalt,
entre sus supervisores y docentes se encuentra Michael Vincent Miller fundador del Boston
Gestalt Institute. Miembro de la European Association for Gestalt Therapy (EAGT), Miembro
asociado del New York Institute, Acreedora de la European Certificate of Psychotherapy.
Miembro del Consiglio Direttivo dell’International Gestalt Therapy Association.
GR: También nos reunimos en París, donde asistí a uno de tus seminarios
sobre psicopatología. Nos conocimos originalmente en 1996 en una
conferencia en Cambridge, Massachusetts. Diste una conferencia con un
título interesante: «Lo vacío de la terapia Gestalt», que ahora es un ensayo en
tu libro. Recuerdo que me impactó el título y cuando escuché tu presentación
decidí que eras la persona con la que deseaba continuar mi educación en
la Gestalt. Un año después tuve la oportunidad de invitarte a Milán a dar un
seminario.
MVM: ¿Qué crees que sería útil que discutiéramos para las personas que
leerán nuestra conversación?
Erving y Miriam Polster eran muy diferentes. Igual de inventivo que Fritz,
Erv es juguetón, travieso, irónico y tierno. Miriam, quien murió de cáncer
demasiado joven, era artista-actriz, algo extravagante y muy creativa. No sólo
era psicóloga, también tenía entrenamiento como vocalista clásica. Nótese
que casi todos los fundadores y primeros terapeutas Gestalt importantes
estuvieron profundamente involucrados con las artes: Perls se tomaba en
serio el teatro; Goodman escribía muy buena poesía, así como novelas y
obras de teatro; Laura Perls tenía estudios de música, tanto de piano clásico
como de danza moderna. La excepción es Isadore From, quien estudió
filosofía. Pero no era una gran excepción. Isadore también amaba el teatro,
así como la música y la literatura. Una vez me dijo que había aprendido más
sobre las relaciones y el comportamiento humano gracias a Henry James y
a Proust que a Sigmud Freud.
GR: Eso me recuerda que aún no hemos hablado de tu relación con Laura
Perls e Isadore From. Sé que From fue especialmente importante en tu
desarrollo.
MVM: A Laura la conocí hasta por ahí de los años setenta, cuando
Richard Borofsky, quien estuvo conmigo en el grupo de Perls en Boston,
y yo fundamos el Instituto Gestalt de Boston. Llevábamos casi diez años
dirigiendo el entrenamiento ahí. Entrenamos a quienes se convirtieron en
la primera generación de terapeutas Gestalt en Nueva Inglaterra. Al inicio
invitamos a Laura a que viniera a Boston de Nueva York. Nunca fui su
GR: ¿Qué es lo que aún recuerdas de esos talleres de Fritz Perls en los que
estuviste?
Otro aspecto de esto me cautivó en ese tiempo. Ahí estaba yo, estudiante
de literatura y a punto de volverme profesor de literatura, profundamente
involucrado con la poesía y la metáfora. Sin embargo, en mis estudios de
posgrado la metáfora tendía con demasiada facilidad a convertirse en un
tema abstracto para un reseco análisis académico. Y ahí estaba ese tal Fritz
Perls, sacando provecho de la naturaleza metafórica de las representaciones
oníricas, no interpretándolas, sino ayudando a quien la soñó a convertirlas
en acciones que podían cambiar su vida para bien. Esta experiencia renovó
mi sensación de que la metáfora era como un receptáculo que podía llenarse
de energía y vida para hacer nuevos descubrimientos sobre uno mismo,
que es como me había sentido originalmente al respecto en la poesía. El
trabajo de Perls con los sueños era metáfora aplicada, llevada a influir nada
menos que en mover a las personas de los sitios atorados en sus pasados a
la situación presente de sus vidas. Eso de verdad me entusiasmó.
GR: ¿Podrías también dar uno o dos ejemplos del tipo de cosas que aprendiste
de Laura e Isadore?
MVM: Puedo contar un episodio revelador que experimenté con cada uno
de ellos. Cada uno de estos dos episodios fue bastante sencillo en sí mismo,
pero para mí los dos estarían entre esos raros e inolvidables momentos de
revelación. En una ocasión mientras Laura era maestra visitante dirigiendo
un grupo avanzado de Borofsky y mío -debe haber sido como en 1980
cuando Laura tenía setenta y cinco años- dedicó lo que pareció ser una
cantidad excesiva de tiempo a un miembro extremadamente desafiante del
grupo que se había ofrecido a ser el «paciente» para una demostración. Yo
estaba ahí como siempre para mirar, y observé con cuidado para ver qué
podía aprender. Este voluntario resultó ser del tipo que Fritz Perls llamaba
«atrapa osos». Te atraen seductoramente comunicando la idea de que van a
hacer un trabajo importante en ellos mismos y te hacen sentir que eres un
excelente terapeuta. Y después te sabotean a cada oportunidad. En este caso
el estilo de resistencia del voluntario era contradecir o negar con bastante
sarcasmo cada una de las interpretaciones o sugerencias que hacía Laura.
Laura no se movió. Ni contraatacó ni se retiró. Fritz hubiera hecho lo uno o
lo otro, quizás los dos a la vez, retirando a la persona de la «silla caliente».
No era reconocido por su paciencia. Pero Laura simplemente persistió. Al
final resultaba bastante claro que había sucedido algo positivo y útil para
este voluntario.
En esos días yo aún fumaba, igual que Isadore, aunque él prefería pequeños
puros delgados a mis cigarrillos. Muchos de nosotros fumábamos en las
sesiones de entrenamiento y supervisión, algunos incluso en las sesiones
de terapia. Fritz fumaba un cigarro tras otro mientras trabajaba, al igual,
sin duda, que el resto del tiempo. Probablemente así se mató, pues murió
de cáncer pancreático. De cualquier manera, en algún punto en una sesión
de supervisión, me incliné hacia una mesa que estaba junto a mi silla para
apagar mi cigarrillo en un cenicero. Después de unos segundos Isadore me
dijo, “¿Te das cuenta de que te estás tomando más tiempo del necesario
para apagar ese cigarro?” Me sorprendí y me di cuenta de cómo mi golpeteo
me ayudaba a evitar cierta ansiedad en mi contacto con Isadore en ese
momento al girar a un lado y desviar mi atención. Como consecuencia de
eso se abrió todo un panorama de ansiedad respecto a las relaciones y la
autoridad en mi vida. Fue un descubrimiento valioso.
Isadore From tenía el mejor ojo y oído que se pueda tener para captar las
retroflexiones. Podía recogerlas y usarlas para la terapia aunque se trataran
de tan solo un matiz, una sombra, un tono, una palabra o una pausa. Henry
James decía que el novelista es aquel que no pierde detalle. Lo mismo
podía decirse de Isadore cuando trabajaba en psicoterapia. Sostenía que
ya que, a diferencia de las proyecciones e introyecciones, las retroflexiones
eran observables, casi siempre eran el punto de partida de una sesión de
terapia. Son como un revestimiento conductual que está por encima de la
introyección y la proyección de la persona. Cuando yo aplasté mi cigarro, la
actividad extra que realicé para hacerlo sin duda se desprendió de mi deseo
agresivo de lanzarle a Isadore una crítica, sosteniendo así la introyección de
que no debía decirle una crítica o algo descortés a una figura de autoridad
cuya aprobación deseaba. Aunado a esto estaba la proyección de que
Isadore, como un padre o un maestro, me castigaría si lo hacía.
MVM: Eso va mucho más allá de su interés o involucramiento con las artes.
Tampoco implica que la terapia Gestalt sea tan sólo una forma de “arte-
terapia”. Creo que en un artículo que escribí en 1980 llamado “Notas sobre
el arte y los síntomas”, fui uno de los primeros en explicar detalladamente
cómo el desarrollo mismo de la terapia Gestalt está basado en principios
estéticos más que científicos. Jean-Marie Robine, un importante terapeuta
Gestalt en Francia, es el único otro teórico que, hasta donde sé, tenía la
misma tendencia de pensamiento en esos tiempos.
¿En qué sentido puede decirse que un momento presente existe como un
momento de experiencia? Creo que es difícil de explicar. Para cuando cobras
conciencia de ello, ya habría pasado, como un electrón que muestra que
estuvo ahí por los rastros de vapor que deja atrás en un acelerador lineal
de partículas. El concepto «momento presente» me parece un concepto
perfectamente correcto y útil siempre y cuando uno no lo trate como una
realidad que puede objetivarse, como lo hacía el difunto Daniel Stern. Él
escribió un libro donde afirmaba que el momento presente dura de siete a
diez segundos.
GR: Muy bien. Pero, ¿qué puede hacer un terapeuta Gestalt para generar
cambio?
GR: A las personas que están contigo en terapia, ¿les dejas “tarea”, por
decirlo así?
MVM: A veces. Una cosa que les recomiendo con frecuencia a muchos
pacientes como práctica diaria es la meditación, como la Soto Zen o la
vipassana. Nada ayuda más a liberar la propia atención de ese estar cautivos
a los viejos hábitos, especialmente los que han servido como defensas contra
las ansiedades infantiles. Sólo así podemos prestarle atención a nuestra
situación presente real. Todo lo importante tiene que ver con aquello a lo
que le prestas atención. El amor es un tipo especial de atención; la oración
es atención; la terapia es ante todo mucha atención. Vamos con gusto al
gimnasio o a realizar otros tipos de ejercicio para mantenernos en forma
físicamente. La meditación es ir a un gimnasio mental para tener en forma
la atención -para liberar y desarrollar los músculos de tu atención.
GR: Así que esa es una de las conexiones que estableces entre la psicoterapia
y las prácticas budistas. ¿Hay otras?
GR: Leí en uno de sus libros su relato de haber estado en terapia contigo.
MVM: Sí, eso fue hace mucho tiempo, cuando estaba por terminar la escuela
de medicina y después durante un periodo en el que se estaba convirtiendo
en psiquiatra y psicoanalista. Creo que puedo hablar al respecto puesto que
él escribió de ello abiertamente. Yo le di a conocer la terapia Gestalt. Cuando
terminamos lo envié a entrenarse con Isadore From, quien fue importante
GR: ¿Acaso el mismo Perls no vio también el vínculo entre su terapia Gestalt
y el budismo al grado de que fue a Kioto a aprender más?
MVM: Así es. Por eso él siempre solía decir que él no inventó la terapia
Gestalt; la redescubrió. Y sí fue en una ocasión a Japón a visitar monasterios
Zen. Pero hasta donde yo sé él nunca incluyó el pensamiento budista o la
práctica de la meditación de manera explícita en su enseñanza o en sus
otros trabajos.
GR: ¿Qué otras conexiones has encontrado? ¿Qué tanto crees que se acercan
estos dos métodos para lidiar con la mente?
La literatura budista clásica -los suttas y otros escritos que registran lo que
enseñó el Buda hace unos 2600 años sobre la experiencia humana, también
hace énfasis en el phassa, que es la palabra Pali para el “contacto”, como
un estado de la mente que precede a los sentimientos y percepciones, a los
apegos y al sentido del self. En las enseñanzas budistas de las que se tiene
registro el phassa se describe como un encuentro entre la conciencia, los
sentidos y los objetos de los sentidos. Lo que se establece como primario
es que los sentidos y sus objetos dependen uno del otro, no que los objetos
estén ya sea “afuera” o “adentro” de la mente. Eso se acerca mucho al
concepto del contacto en la Gestalt.
V. Inocencia y curiosidad
MVM: Creo que siempre me ha interesado el amor erótico como uno de los
terrenos más anhelados pero también más obstaculizados, incluso cuando
estaba involucrado sobre todo con la poesía. Uno de los primeros poemas
que publiqué entonces -en un número de la revista Atlantic Monthly en
1965-trataba sobre una triste historia de lucha y fracaso en el amor. Después
mi primer libro después de volverme terapeuta, Terrorismo íntimo, trata
sobre todas las dificultades que quejan al amor. La mayoría de las otras
preocupaciones que se han vuelto importantes en mi trabajo durante los
últimos veinte años más o menos tienen sus raíces en la visión filosófica
fenomenológica subyacente a la terapia Gestalt. Claro que también tienen
que ver con mi acercamiento a la intimidad. Siempre he realizado mucha
terapia marital y de pareja. La terapia Gestalt hace énfasis en la cualidad
inmediata del contacto entre las personas en la sesión de terapia en sí
misma. La meditación budista se enfoca en un observar consciente de lo
que va surgiendo en el momento sin tan sólo reaccionar y perderse en
ello. Ambas visiones juegan un papel importante en lo que les ofrezco a las
parejas.
averiguar cosas como las siguientes: ¿Dónde hay comida? ¿Hay refugios
seguros? ¿Por dónde podrían llegar los depredadores? ¿Hay posibles parejas
sexuales para la procreación? Los animales reúnen información para
orientarse y para domesticar el territorio. Cuando en los humanos no hay
curiosidad o está demasiado limitada, no pueden hacer ninguna de las dos
cosas. Están desorientados respecto a donde se encuentran.
A partir de este tipo de ideas, tomé dos rutas. Descubrí que cada tipo de
neurosis tiene sus propias dificultades características con la curiosidad. La
neurosis deja a las personas desorientadas de modo que no saben del todo
dónde están, al menos no en su vida presente. Tienden a vivir en una especie
de alucinación fina del pasado o un futuro predeterminado mentalmente.
Estas son las fuentes de los trastornos depresivos y de ansiedad.
La otra cosa que exploré fue ver cómo se ve cuando haces de la curiosidad
un ingrediente clave en el desarrollo humano. Dado el énfasis en la terapia
Gestalt en la calidad del contacto presente de un individuo con su mundo,
los terapeutas Gestalt nunca han prestado mucha atención a la manera en
que los seres humanos se desarrollan a partir de la infancia. Pero, ¿cómo
llegaremos a una teoría psicológica completa de la condición humana sin
una idea de cómo se desarrollan las personas? Más específicamente, puesto
que la psicoterapia tiene que ver con dar apoyo al cambio y al crecimiento,
¿cómo hacer esto de una manera sabia sin una comprensión algo amplia de
cómo las personas cambian y crecen?
MVM: Bueno, espero que eso sea verdad. En general me siento muy vivo
cuando estoy trabajando, al grado que puedo quedarme absorto en el
contacto con mis pacientes. Debes considerar que los pacientes generalmente
están haciendo exactamente lo que fueron a hacer -hipnotizándote con
GR: Hay aún otro tema que quería comentar contigo. ¿Qué opinas del
diagnóstico en la terapia Gestalt, y cómo lo realizas? Lo mencionaste al
hablar de la curiosidad, pero me gustaría oír más.
MVM: Eso tiene que ver con lo que acabo de mencionar sobre las definiciones
prematuras, pero hablaré de eso en un minuto. Te encuentras a personas
que se consideran terapeutas Gestalt que dicen que deberíamos prescindir
por completo del diagnóstico junto con la interpretación. Esas son tonterías,
y además tonterías peligrosas. ¿Quién se creen que son? ¿Seres espirituales
tan intuitivos y tan alojados en el «aquí y ahora» que pueden pasar por alto
la teoría psicológica y a sus propios cerebros?
GR: ¿Me puedes dar un par de ejemplos del mal uso del diagnóstico?
MVM: Te daré dos. Uno lo conozco personalmente porque tiene que ver con
una amiga que he conocido por unos años y el otro me lo contó un colega.
Cuando mi amiga tenía veintitantos años pasó por un periodo muy doloroso
en su vida con circunstancias familiares extraordinariamente difíciles. Sufrió
GR: ¿Qué haces cuando llega a verte con alguno de estos diagnósticos en la
mano? ¿Cómo trabajas con ello ¿Cómo reaccionas en una circunstancia así?
GR: Además de los vínculos con el budismo, también veo una gran conexión
entre lo que dijiste de la inocencia y lo que dijiste después sobre la curiosidad.
¿Qué hay con eso?
GR: Entonces estás diciendo que el aprendizaje está de fondo, pero sigue
disponible si lo necesitas.
De hecho, eso es exactamente lo que puede suceder entre dos personas que
llevan casadas mucho tiempo. El tomarse uno al otro por sentado mediante
la creación de estereotipos es un peligro ocupacional de las relaciones
íntimas como el matrimonio. La trayectoria desde el enamoramiento hasta
el aburrimiento en el matrimonio es equivalente a lo que mencioné sobre
mirar un atardecer. Proviene de personas que viven juntas como si se
estuvieran mirando continuamente la una a la otra. El reto de la intimidad es
cómo mantenerla nueva y con alimento fresco. Este es otro lugar donde la
curiosidad puede jugar un papel esencial. Si puedes aceptar que nunca podrás
conocer por completo a otra persona, incluso a aquella con la que llevas años
viviendo, podrás retener tu curiosidad acerca de quién es, especialmente en
la novedad del momento presente. Eso no es sencillo. Tendemos a preferir
la certeza antes que el no saber. Para permanecer curiosos hace falta la
paciencia del no saber, especialmente de un no saber prematuro. Si las dos
partes de la pareja puede permanecer curiosos respecto a quien es el otro
ahora, hoy, que es un poco como conocer a un extraño a pesar de la historia
compartida, su intimidad puede refrescarse continuamente. La curiosidad
no está tan alejada del deseo.
Por eso es tan importante la poesía para mí. La buena poesía usa las palabras
de maneras frescas y desarrolla para ellas contextos poco comunes. Te
obliga a esforzarte para entender sus significados. Creo que a eso se refería
Frost al comentar que la poesía es una noticia que se mantiene nueva. La
poesía renueva al lenguaje.
MVM: Exactamente por eso. Para hacer las cosas más factibles de explicar
científicamente, la psicología occidental ha tendido con gran ímpetu a reificar
las ideas de la ciencia, es decir a convertir a los conceptos y a las metáforas
en objetos, o en estados objetivados. Podemos ver esta tendencia en ideas
como “el inconsciente”, o “el superego”, o “el self”, todas las cuales han
sido tratadas como objetos existentes. Esto puede sucederles, y en algunos
casos les ha sucedido, a conceptos útiles de la Gestalt como “la frontera
de contacto” o “la función personalidad del self”. También, como sugerí
anteriormente, puede sucederle a “el momento presente”. Ese artículo “el”
es lo que mata, porque puede fijar al concepto como sustantivo.
Una de las cosas que más me gustan de la terapia Gestalt bien entendida es
que es una psicología de verbos más que de sustantivos, porque hace énfasis
en el proceso, acción y cambio temporales. Como sabes, llevo algunos años
trabajando para redefinir conceptos psicológicos ampliamente aceptados
como carácter, ansiedad y depresión en términos temporales. El trabajo
tanto de los filósofos fenomenológicos -Husserl, Heidegger, Merleau-Ponty
y Levinas- como la teoría original de la terapia Gestalt en Perls, Hefferline y
Goodman me han ayudado a lograr esto.
Tienes razón al decir que no me agrada mucho la jerga donde quiera que surja.
Creo que la jerga en particular se presta fácilmente al proceso de reificación
que describí antes -creando conceptos para después tratarlos como objetos
reales existentes. Cuando enseño terapia Gestalt, naturalmente no puedo
evitar usar y explicar los términos en los que se le formuló originalmente,
como campo organismo/medio ambiente, la frontera de contacto, y la
formación de Gestalts, aún cuando termino redefiniéndolos. Si no encuentro
la manera de darles nueva vida, todo va en picada. Por eso considero que
la poesía es tan importante para la psicología. La buena poesía utiliza las
palabras de maneras nuevas y desarrolla contextos extraños para ellas. La
poesía renueva al lenguaje y por lo tanto el conocimiento.
MVM: Espero nunca haberla abandonado del todo. La necesito -creo que todos
la necesitamos para evitar que nuestras teorías y prácticas se endurezcan
en la repetición, las fórmulas y los estereotipos. Junto con todo lo demás
que hemos estado comentando, para mí la poesía en su mejor aspecto -su