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Resúmenes Literatura Latinoamericana I

Unidad I: Espacios y sujetos de la Coquista en la Crónica de Indias: México-Tenochtitlan. Las


miradas (des)encontradas de Hernán Cortés y de Fray Bernardino de Sahagún.

1.1 Subjetividades, espacio y conquista: la segunda carta de relación de Hernán Cortés


1.1.1 Las cartas de relación de Hernán Cortés: archivo, autoría y escritura cortesiana.
Legitimidad, modos de persuasión, escritura de la historia y tramas narrativas.
1.1.2 Las crónicas de la conquista y las representaciones urbanas: relato de viaje, discurso
legal, descriptio civitatis. La ciudad deseada y el orden del conquistador: “ojo imperial”
(Pratt), “colonización de lo imaginario” (Gruzinski)

Bibliografía general sobre crónicas de Indias


“Nuevas perspectivas en los estudios literarios coloniales hispanoamericanos” Adorno,
Rolena

La autora analiza la construcción cultural de la alteridad como fijación de las fronteras


de la identidad. Para eso tomará como unidad de análisis el sujeto colonial –tanto
colonizado como colonizador- en el discurso colonial hispanoamericano.

Uno de los conceptos principales que desarrolla es que en el siglo XVI la identidad
europea no se constituye creyendo en la alteridad sino en la identidad: es decir, qué
lugar ocupaba esta nueva humanidad dentro del esquema antropológico escolástico.
Esta similitud fue la que habilitaba la confección de distintos marcos comparativos;
junto con la antítesis –la oposición- como modo significativo de conceptualización y
conocimiento.

El sujeto colonial colonizador es concebido a partir de la focalización: no se define


según quién es sino según qué ve, según si posee o no esa visión europeizante que
concuerda con los valores de la Europa imperial. En esta cosmovisión se producen
discursos que destacan los valores de la cultura masculina, caballeresca y cristiana.

El discurso de caballería se encontraba presente en los poemas épicos –las celebraciones


de las conquistas latinoamericanas, por ejemplo- y las novelas de caballería. La relación
que traza Adorno entre el discurso caballerezco y el discurso sobre las de Indias a partir
de la focalización (relación entre el agente que ve, el que lo comunica y lo que es visto).
De esta forma cuestiona la idea de la visión como algo neutral.

El sujeto colonizado más destacado en el discurso caballeresco militar del colonizador


es la figura del cacique vencido. Detrás de esta configuración, Adorno encuentra ecos
históricos con el moro en relación con el pueblo cristiano (“siempre guerrean españoles
contra infieles”) con la particular diferencia histórica de que las tierras conquistadas por
los moros eran difíciles de recuperar, mientras que las tierras de los amerindios se veían
sencillas de acceder. Esta diferencia es la que marca, a su vez, una diferencia en cuanto
a la valoración de los amerindios: en muchos relatos de las conquistas latinoamericanas,
los amerindios representan una supuesta inferioridad cultural, son ejemplo de cobardía,
ineptitud y rudeza; y comparado, por ende, con las mujeres. En interpretaciones como la
de Sepulveda, la cobardía femenina y la crueldad feroz son dos caras de una misma
moneda: la entrega al apetito en vez de a la razón, a la violencia en vez de a la paz, a la
inhumanidad en vez de a la mansedumbre.

Este paradigma de las características femeninas era utilizado para marcar lo


culturalmente deficiente. Lo observamos cuando se toma al sujeto colonial como lector
potencial de discursos y se tienen las mismas reservas y preocupaciones que con las
mujeres –quienes accedían a las novelas de caballería- de quienes se temía que se
vuelvan herejes (por creer los hechizos y la magia que en esas ficciones estaban) o que
se arrojen a la liviandad sexual –y las relaciones fuera del matrimonio-. Así, se teme que
el amerindio no pueda distinguir la verdad de la ficción, lo bueno de lo malo, y que –
entonces- la lectura se convierta en una corrupción moral.

Por otra parte, los amerindios también eran esquematizados como niños –junto con las
mujeres, las criaturas defectuosas desde la jerarquía humana aristotélica-. Así, se los
consideraba también adultos en lo físico pero niños desde lo psicológico. De esta
consideración de inferioridad nace la transformación de la relación de dueño/esclavo a
tutor/alumno, ya que se cae en el supuesto de que el amerindio necesita un
acompañamiento, supervisión constaqnte.

A su vez, un segundo punto de contacto que marca Adorno con los discursos de
caballería es el lugar que ocupan las prácticas paganas/profanas desde la cosmovisión
europea. Así como los lectores de novelas de caballería se entusiasmaban con los
hechizos y magia porque creían que eran “reales”.

La autora luego evalúa los testimonios de los amerindios –es decir, el sujeto como
productor de discursos históricos-, los escritores autóctonos de 1580-1640. Estos
testimonios cuentan, en primer lugar, con la dificultad de tener que adoptar una lengua
ajena –la lengua del Imperio- y rechazar su lengua doméstica. En contraste con el
discurso colonial conquistador (objetivo, razonado, intelectual), el discurso del
conquistado será subjetivo, dominado por las pasiones y la sensibilidad. La
desfeminización de estos discursos se logrará a partir de la racionalización y la
erradicación de la magia, aliándose entonces, con el discurso de los valores de la milicia
cristiana. Los invasores son los que dependen de la superioridadde la t-actica politica y
guerrera de los principes aut6ctonos;los soldados europeos se caracterizan por la
cobardia y flaqueza descritas como femeninas.

Asi el sujeto colonial americano borraba los retratos ajenos que lo identificaban con la
naturaleza, la pasion, lo femenino, lo domes-tico, lo ru'stico y lo pagano, para identificarse
con los valores con-trarios: la cultura, la razon, lo varonil, lo puiblico, lo cortesano o ca-
balleresco, lo cristiano.
“En contra de la des-estetización del discurso colonial” Neil Larsen

En este texto Larsen debate con la propuesta de Adorno, quien distingue una
transformación de paradigma en el estudio de la historia de la literatura: desde la
transformación de las ideas estéticas hacia el discurso como práctica cultural,
sincrónica, dialógica (POSMO). Para Adorno, este cambio de paradigma tiene
impliucancias positivas: se da lugar para aquellas obrs “híbridas”, para que el “otro”
pueda tener lugar dentro del discurso.

Larsen hará las siguientes observaciones

1) Anti-estética. Ante la reducción del viejo paradigma como “transformaciones


estéticas” que invisibilizan las producciones “híbridas del otro” y muestran la
esterilidad de sus concepciones, Larsen analiza que el cambio de fondo es el
viraje desde la concepción de literatura a una mucho más amplia de discurso que
lo que hace en última instancia es otorgarle solo al eurocentrismo el derecho de
invocar criterios estéticos. En ese sentido, marca que el error radica en una
concepción errónea de la categoría estética como algo formal.
2) Anti-historicismo. El nuevo paradigma parecier desechar el modelo “lineal”
historicista: Ademas de desechar lo "estetico", el "nuevo paradigma", “la ilusi6n
de que existen modos sucesivos de producci6n cultural". Lo que subraya Larsen
es que entonces el “otro” pareciera posible únicamente en el “aquí y ahora”.
Debate: la historia sí progresa, a partir de elementos del pasado pero no siempre
des la misma forma que pensamos. Resultado hondamente trágico de la
conquista: ausencia de un sujeto revolucionario –herida aun abierta-., El nuevo
paradigma ratifica lo que tanto condena: el progreso pareciera ser un privilegio
exclusivamente europeo.
3) Desde esta perspectiva Cortés y Bernal Díaz se homogeneizan, se vuelven meros
“agentes discursivos”. Para Larsen es necesario volver a las diferencias de clase,
un orden de diferencia material e histórico y no solo cultural que permita
entender las variacioens narrativas en los textos coloniales. Recuperar/remodelar
la noción de estética (ni inexistente ni tampoco meramente formal)

“Literatura colonial hispanoamericana. En torno a la reorganización de un área


disciplinaria” Catherine Poupeney Hart

Ante el creciente interés de la crítica hispanoamericana y el declive del modelo anterior,


surge un nuevo paradigma. El modelo anterior –de transición de formas estéticas- para
Hart tiene la deficiencia de la consideración de la “Literatura colonial
hispanoamericana”. Este antiguo paradigma se acentuaba en la unidad de las prácticas
culturales latinoamericanas como “conciencia americana autónoma” y la consideración
de la narrativa historiográfico-administrativa colonial como literatura. (Causas políticas
del posicionamiento de España en decadencia respecto al resto de europa → conjunto
con Latinoamérica). La búsqueda de un origen/identidad termina reproduciendo el
modelo europeo (buscar la épica en los autores latinoamericanos)
Ante esto se agota el viejo paradigma y se propone uno nuevo cuyas consecuencias más
trascendentes son: el viraje desde una noción de literatura hacia una de discurso cuya
pluralidad semiótica pueda contemplar las interacciones discursivas. El método como
una crítica bifocal que reconoce esas voces del pasado.

Sobre las cartas de Hernán Cortés

“Ciudad y escritura: la ciudad de México en las Cartas de Relación de Hernán Cortés”


Margo Glantz

Diferencia entre la expedición de Cortés y las Córdova y Grijalva: dicotomía rescatar o


poblar. La primera es un simple acto de comercio, establecer relaciones, pero Cortés
decide ir más allá y “calar hondo en la tierra y saber su secreto”.

Para poblar es necesario conquistar, fundar una nueva ciudad. Fundación de la Villa
Rica de la Vera Cruz. La conquista tiene dos caras para Cortés: la acción, la batalla y los
enfrentamientos; y la escritura, el nombramiento. Villa Rica primero aparece escriturada
en documentos legales –la justificación legal de su traición-. En la segunda carta de
relación dirá que dejó 150 hombres para asentarse allí: comienza la segunda fase de
asentamiento de la conquista.

Tenochtitlán es, a su vez, escritura mítica (Sahagún → destaca la cualidad de espacio


sagrado). Mientras estos cronistas reconstruyen las ciudades calcinadas, Cortés con
Villa Rica de la Vera Cruz construye la ciudad del barroco letrado.

La estrategia aparece como metáfora: luego de la fundación de Vera Cruz y dado que
algunos españoles temían y querían marcharse, Cortés decide quemar sus naves.
Cuando llega a Tenochtítlan, dada su arquitectura, observa que podrían quitar los
puentes y dejarlos morir allí de hambre y desidia. Por ello mismo construye nuevamente
las naves y, al final, los mexicas son los que terminan sufriendo este presagio.

En el proceso de cegar el agua de los canales estratégicos, para asediar la ciudad,


utilizan los cuerpos de los mexicas.

Luego de la victoria, construyen la ciudad de los Palacios, identificada con lo concreto.


En ese caso, Tenochtítlan es la ciudad de la memoria –no se compara las riquezas,
majestuosidad de ese pasado con la actualidad-.

“Cortés y el espacio de la conquista: la segunda carta de relación” Jorge Checa

El espacio de representación: Tenochtitlan como la ciudad preconfigurada por ciudades


anteriores –Tizatlán, Cholulteca- cuyas cualidades viene a magnificar y llevar a otro
grado. (Orden, armonía, aprovechamiento ingenioso de las cualidades naturales,
capacidad de organizarse civilizadamente). El recibimiento de Motecozuma acentúa esta
idea para los recién llegados de la civilización por sobre la barbarie, la forma por sobre
el caos.
Estructura radial de Tenochtitlan acentúa la idea de orden (filosofía de la época,
Vitruvio, Giorgio). Posee un centro en el que convergen amplias calles rectitlíneas de
longitud semejante.

Dimensión representativa evidenciada en la aparición del mercado como microcosmos


de la realidad natural, destacado por el orden y multiplicidad de sus productos.
Opulencia de los espacios de tiempo libre de Motecozuma, para el cacique esto
constituye una demostración de poder. Tenochtítlan es el núcleo hacia el cual confluye
la muestra de poder de Motecozuma.

Existe, entonces, ciertas correspondencias entre la representación del espacio y las


relaciones allí formuladas. Una de las figuras más utilizadas en la carta es la
sinécqdoque. El espacio de representación solo puede ser regido a través de un
representante cualificado para las tareas de mando. Cortés se autoconfiere ese lugar del
que no es referente último sino solo una conexión con el monarca Carlos V, al que
confiere esta misión (definitivo eslabón humano). Errores de delegación: derrotas como
la de Pedro de Alvarado.

Los representantes muchas veces se autoeximen de culpas, hablan de comunidades


rebeldes (intento de resistencia de camino a Tenochtitlan) o solo de estar obedeciendo
órdenes (Cholula). Cortés muestra cómo muchas veces Motecozuma hace uso de estas
representaciones a favor suyo.

Tenochtitlán para Cortés es un campo político de débiles e inciertas alianzas,


políticamente fragmentado y en disputa. La conquista, entonces, no solo es territorial
sino simbólica: impone nuevos signos, una nueva lengua –que es la del imperio
español- que reubica los elementos del ámbito indígena dentro de las coordenadas de un
sistema diferente. En ese nuevo campo las transformaciones son las siguientes: aztecas
→ vasallos, los gobernantes opuestos a Cortés → tiranos, enemigos → rebeldes
(violencia simbólica) Aquí se plasma el maquiavelismo de Cortés.

La narración de cedición de Motecozuma en las Cartas es particular porque es el único


momento donde aparece el discurso referido directo. Aquí se puede hablar de una
ventriloquia literaria ya que Motecozuma dice todas las ideas afines y convenientes a
Cortés y su empresa. A su vez, simbólicamente resulta violenta la transfiguración de los
vocablos tales como “natural” y “extranjero” → dentro de los primeros se incluye a
Motecozuma y los españoles, dentro de los segundos a aquellos vasallos de
Motecozuma que no aceptaban la cedición. En esta plasmación se evidencia la
complicidad entre Motecozuma y Cortés: uno finge creencias y el otro simula
aceptarlas.

En el discurso de Motecozuma hay elementos interpretables a partir de la tradición


indígena así como de la europea: por eso hablamos primero de una bifurcación y luego
de una convergencvia. Cortés utiliza insidiosamente las creencias de su rival a la vez
que en el espacio extratextual se dirige a Carlos V (¿)
“Prólogo” a l Segunda carta de relación y otros textos de Hernán Cortés, Valeria Añón

La manía escrituraria cortesana: el capitán Cortés escribe mucho más allá de sus cinco
cartas de relación, cartas públicas y reservadas, recomendaciones, instrucciones, notas,
testimonios escritos, descargos, memoriales, ordenanzas, etcétera.

Contexto escriturario: las cartas tienen un rol central en la defensa de Cortés, están
atravesadas por disputas, ilegitimidades, rebeldías, persecusiones. Exhibieron las
tensiones entre lo conocido y lo nuevo, lo legítimo y lo ilegítimo, los límites de lo legal.
Hay un fuerte cariz de rebelión en Cortés hacia el gobernador de Cuba, que no le había
dado autorización para emprender la conquista. Cortés escribe con una distancia mínima
respecto de lo narrado: apenas rebelado contra Velázquez luego de fundar el cabildo y
nominalmente Villa Rica (Carta de Veracruz); después de huir de Tenochtitlan bien
terminada la noche triste, estableciendo alianzas con los tlaxcaltecas (Segunda carta);
apenas caída la ciudad de México e iniciada su reconstrucción (tercera carta).

El discurso de Cortés va más allá de las necesidades legales: también está atravesado
por lo informativo de la epístola o carta de relación (silencios de decoro, amplio detalles
y descripciones geográficas, pol´tiicas y militares), etc. Por eso Añón habla de una
mirada estrábica: con un ojo atento a las contingencias del momento, con otro ubicando
la importancia de esta empresa para el imperio español.

En 1519 Cortés obtiene de Velázquez las captiulaciones para una expedición de


exploración y rescate, que el ahora capitán convertirá en avanzada de conquista. Cortés
y sus hombres llegan a las costas mexicanas en 1519. En agosto de 1521 Tenochtitlan es
conquistada.

Cortés justifica la desobediencia a Velázquez a lo largo de toda la carta: la justificación


legal atraviesa el discurso (las descripciones de las riquezas de estos pueblos y la
pérdida que significaría para la coroña española no conquistarlos).

La conquista puede dividirse en dos fases: la primera abarca desde la fundación de Villa
Rica de la Vera cruz, el avance dificultoso por el territorio mexicano, con negociaciones
y batallas, con las poblaciones de la costa y el centro de México hacia la majestuosa
Tenochtitlan y la Noche Triste. La segunda fase abarca los extensos preparativos para
sitiar México llevados adelante desde la vecina ciudad de Tlaxcala, enemiga de los
mexicas y culmina con la caída de Tenochtitlan. Sobre este nucleo de dos años se
construyen las tres primeras cartas de relación, la segunda atiende a la primera fase de la
conquista.

La primera carta no habilita la enunciación en primera persona, dado el aún provisorio


avance de las tropas españolas y la rebelión contra el gobernador de Cuba. La epístola
se organiza en una trama opositiva dual entre dos personajes: el valeroso y esforzado
Cortés y el interesado y codicioso gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Relata las
primeras escaramuzas, el providencial hallazgo del náufrago-cautivo Jerónimo de
Aguilar, la primera Batalla (Cintla).
La segunda carta (1520) está fechada en Villa Segura de la Frontera, la ciudad en la que
los españoles se asientan ayudados por los tlaxcaltecas, luego de la huida de la noche
Triste, y desde donde organizan el sitio de Tenochtitlan. Es una carta escrita a partir de
la derrota pero en ella no hay nostalgia ni resignación. Hay tres zonas en ella:

A) El derrotero por territorio mexicano, plagado de escaramuzas y alianzas y


masacras como la de Cholula y la entrada a Tenochtitlan
B) La entrada la aciudad, los recorridos, la descripción de mercados, templos y
palacios
C) La llegada de las huestes de Narváez, enviadas por Diego de Velázquez, la
matanza del Templo Mayor y de la Noche Triste.

En esta segunda carta también aparece fuertementela opisicón entitética entre Cortés y
Velázquez (contrario a los intereses reales). Se pone de relieve cómo el saber narrar es
concatenar hechos que erijan las causlaidades y responsabilidades en victorias o
desastres.

La tercera carta es un año y medio después de la anterior. Existen en ella dos zonas:

A) La de los preparativos para sitiar Tenochtitlan hasta la caída de la ciudad


B) Donde se detalla la organización posterior: reconstrucción, alianzas varias,
estruturación de cierta convivencia entre conquistadores, aliados y conquistados.

Por ello el texto a su vez tiene un tono dramático (toma de Tenochtitlan), pródigo en
esecenas de batalla.

La cuarta carta (1524) continúa con la construcción de un Cortés que ahora es


gobernador de la Nueva España- hábil y dúctil para gobernar e incomovible y astuto
para sofocar rebeliones y evitar otras nuevas.

La quinta carta (1526) está escandida por el tono de la decepción, el agotamiento y la


nostalgia; en ella se narra la desastroza expedición a la Hibueras y un descargo contra
las acusaciones que se habían formulado contra él.

Los vínculos entre las crónicas de indias y el discurso legal.

Enunciar por escrito requiere inevitablemente un posicionamiento social que activa la


selección de distintas estrategias retóricas y el ajuste de ciertas pautas formales –uso de
paratextos, formas de referirse a la autoridad-. Todo un aparato retórico que asegura el
buen decir y que se encuentra en diálogo con la tradición discursiva del momento –
donde la producción, circulación y lectura estaban fuertemente regladas-. El vínculo de
la retórica con el discurso legal también se hace latente, ya sea por la formación (casi)
letrada de Cortés; la justificación de su rebelión y conquista.

El vínculo con la retórica puede ser pensado en dos sentidos:


1) Con respecto a la tradición de la epístola como tipo discursivo (dispositio,
inventio y elocutio como estructuras), latinismos y sintazis, férreo control sobre
la materia narrada (comentarios metatextuales).
2) Con respecto a las necesidades propias de las crónicas de Indias: mirada ajustada
en lo contextual, atenta a las sutiliezas

En ese sentido también es necesario tomar la carta de relación como un informe


vinculado al mandato de “inquirir e saber el secreto de aquellas tierras e islas”.

La figura del autor

Las salutaciones: la colocación del enunciador en una posición de humildad, lealtad,


reconociendo la relación de jerarquía y vasallaje.

A lo largo de los textos Cortés construirá una imagen propia de control, astucia y
autoridad. Quien narra es también quien conoce entre líneas, debarata complots y
traiciones, conduce a sus hombres a salvo en tierras desconocidas. La imagen de la
primera persona enunciadora reúne, entonces, dos modos de saber: el de la experiencia
y el del saber letrado.

Sin embargo, también se da lugar al asombro y encantamiento: en las descripciones de


la Nueva España abunda una paropiación personal, simbólica, vinculada con el
profresivo conocimiento del espacio americano.

Como ya se dijo, en las cartas de relación se perciben distintas tradiciones discursivas:


el discurso historiográfico y legal, el discuurso bélico,. Incluso el relato bíblito que
concibe la caída de Tenochtítlan en términos de la caída de Jerusalén.

El capitán exhibe la inevitabilidad de la conquista frente al a hostilidad de los indígenas,


la negativa a aceptar la palabra divina o reunciar a sus dioses, ante el peligro de que su
conquista sea declarada injusta o ilícita y deba renunciar a todo lo ganado (expone las
causas justas de la guerra).

El relato de la batalla en la segunda carta de relación

Luego de la batalla de Cintla –que prefigura la victoira final- el capitán y sus hombres
avanzan –se menciona la predicación de la palabra divina, la destrucción de los dioses
locales y la colocación de la cruz (argumentos teológicos legales de la conquista). El
capitán sabe bien que debe asegurarse aliados. A medida que transcurre la carta se
enfrenta con cempoaltecas, cholultecas y tlaxcaltecas –estos últimos se unirán a ellos
por la rivalidad con Tenochtiltlan-.

Se reitera el ciclo ya anunciado antes de la batalla de Cintla: negociaciones y


comunicaciones varias.

El castigo ejemplar: a medida que avanza por el territorio mexicano en forma


profgresiva el epsñaol se apropia del cuerpo del otro (la masacre indicriminada en
Cholula reiterará esta lógica).
A partir del abandono de Tenochtitlan y la Noche Triste, la trama de la segunda carta
exige un nuievo aprendizaje narrativo. La estructura es similar a la batalla de Cintla –se
omiten los erroes de cálculo de Cortés-. El combate es narrado a partir del asedio, de lo
simultaneo: reiteración de escenas, abrumadora insistencia, paratazis.

Las imágenes de las ciudades

Distintas ciudades parecen ponerse en conflictivo contacto: la ciudad medieval, la urbe


romana, las concepciones renacentistas del espacio urbano, las ciudades originarias. Las
ciudades mesoamericanas son como nucleos organizadores de la trama. Con mirada
retrospectiva, las cartas recuerdan, evocan ciudades mesoamericanas o españolas, las
comparan con la España natal o con ciudades famosas, admiradas, extrañas, modélicas.

Primeras imágenes

Violencia, fagotización ,posesión (Carta de Veracruz). Para poder poblar es necesario


fundar, para poder nombrar es necesario conquistar, para la conquista fue necesario
transitar, batallar, vencer y quemar. La ciudad funciona a partir de sus valencias
simbólicas: permite organizar el poder de la expedición y marca el pasaje definitivo de
la exploración a la conquista.

Luego atraviesan Cempoala. Las cartas organizan la narración del espacio en pares
opuestos y complementarios: Cempoala y Veravruz, Tlaxcala y Tenochtitlan. En
Cempoala se dstacan las primeras referencias a Motecozuma y Tenochtitlan.

La anécdota más resonante en la ruta hacia Tenochtitlán es la matanza que tiene a la


ciudad de Cholula como escenario. El impacto de esta selección de espacio para el
castigo ejemplar asombra a los naturales y singulariza a los españolas: es una ciudad
mítima vinculada con la compleja imagen de Quetzcalcoatl.

Cholula se caracteriza por sus afinidades con lo español y con aquello que la hace
habitable: las tierras de cultivo, los regadíos, la cría de ganado. Se mencionan la
cantidad de mezquitas y la existencia de pobres que piden entre los ricos por las calles.
Esta alusión a las cosmovisiones y modos de organización social que hacen a una idea
de civilización a partir de la alteridad conocida –el moro- y la diferencia popr otro. Aquí
se puede connotar, también, la traición posterior.

Cholula también es la ciudad del aprendizaje en el enfrentamiento y en la venganza:


aquí pelean tlaxcaltecas y españoles por primera vez. La desacralización de la ciudad
mítica comienza allí, la percepción del fin de un orden conocido gana los relatos
indígenas.

Tenochtitlán

Es la ciudad anhelada, imaginada, asombrosa de la primeras imagens y del primer


encuentro con Moctezuma –a partir de la metonímica muestra de su poderío-. Aparece
para sintetizar expectativas, leyendas y miedos.
Está representada por dos espacios paradigmáticos: el mercado y el templo. Hay tres
momentos centrales en la caracterización de la ciudad.

1) Las primeras imágenes que aparecen de manera gradual, como culminante de un


recorrido- En estas breves pinceladas se identifican los elementos que
posteriormente reaparecerán magnificados en Tenochtitlan: las casas sobre el
agua, las torres, las calles, los puentes.
2) La entrada a la ciudad y el encuentro con Moctezuma. El tópico de lo inefable:
la imposibilidad de narrar racionalmente lo que los sentidos experiemntan. Uso
hiperbóolico del calificativo “gran”; términos no frecuentes en las cartas
cortesianas: “extrañas y maravillosas cosas”, “tanta admiración que no se podrán
creer”, la enumeración. Todo este asombro y magnificiencia tiene su correlato
en la figura de Moctezuma como es percibido en el primer encuentro. La mirada
española lo caracteriza en torno a la riqueza y el cuerpo. A Cortés le es negado
el contacto físico con Moctezuma –intenta pasar el límite de lo permitido-.
3) La descripción de los dos espacios paradigmáticos y antitéticos. Mercado
(asombro, admiración, apreciación del otro como detalle exótico), y templo
(templos y escenas de sacrificios humanos, otro bárbaro, escándalo).

Los silencios de Cortés

Dentro de las cartas no aparecen las voces del bando propio que denuncias
irregularidades, reclaman o se subleveban, tampoco los distintos pareceres de sus
capitanes o las verdaderas inflexiones de la rebelión con Velázquez. Se callan las
crueles aristas de las matanzas, su premeditación, la manipulación de rumores y
versiones para justificalas. En el bando de los indígenas se callan y desconocen nombres
propios y procedencias, nobles asesinados durante la huida de la Noche Triste, también
la amplia y compleja naturaleza de las alianzas sin las cuales la conquista de
Tenochtitlan no hubiese sido posible.

“Crueldad feroz y antinatural: Cortés y la conquista de México” de Inga Clendinnen

¿Cuál es el motivo de la victoria de la conquista española?

La figura de Moctezuma para Sepúlveda → temeroso y cobarde.

Todorov → los otros en un sentido que los condena. El Cortés de Todorov se mueve
libre y eficazmente, porque cuenta con el “dominio” de los signos (una capacidad
cultural europea fundada en la habilidad para leer y escribir).

Clendinnen propone una revisión de estos fundamentos. Revisar la idea de la


invencibilidad hispánica y la vulnerabilidad india –que cuenta con amplio consenso-.
Para ello es necesario ser respetuosos de las limitaciones del material fuente que
tenemos (critica la vehemente aceptación de los documentos de la época como
descriptivos de la realidad, dice que son construcciones míticas).
Marco enunciativo: el comdante Cortés se había rebelado de las órdenes de Velazquez,
por eso está desesperado en establecer sus credenciales desplegando un extenso
repertorio de estrategias retóricas. Sus cartas son espléndidas ficciones, marcadas por
sagaces elisiones, omisiones, invenciones y un transparente deseo de impresionar a
Carlos V con su propia indipensabilidad. Hay una necesidad funcional en la estrategia
legalista de Cortés. Reivindica el arte de la adaptación e improvisación. La teoría del
retorno del gobernante-dios fue fuertemente reforzada por el Códice Fiorentino de
Sahagún.

Motecozuma

El mito en torno a la figura de Moctezuma (no conocemos su extensión de autoridad o


el real grado de coerción y control físico impuesto sobre él durante el cautiverio).

En la primera fase de conquista Cortés se compromete con su rey a llevarle a


Mcotezuma encadenado o hacerlo súbdito de su majestad real (intenciones de guerra
claras). La hipótesis de Clendinnen es que existe un error de comunicación a raíz de la
puesta en uso de un sistema de códigos / simbólico totalmente distinto. Por ejemplo,
Moctezuma no esperaba que los españoles ataquen sin advertencia formal. Además, lo
que nosotros leemos como “regalos” del cacique, noción de vasallos, para este atribuían
el sentido de ser declaraciones de dominio.

Otro ejemplo es la conducta de Moctezuma. Para Cortés el agudo respeto que mostraba
lo establec´`ia como la suprema autoridad de la ciudad y el imperio. Moctezuma,
podemos deducir, llevaba la especial responsabilidad para clasificar y enfrentar a los
recién llegados. No podemos saber cómo categorizó a los recién llegados o qué intentó
con su aparentemente determinada y ciertamente impopular cooperación con sus
captores: sea salvar su imperio, su ciudad, su posición o meramente su propio pellejo.

Cortés

De él sabemos mucho más. Sabemos que no era tan destacado combatiente como su uso
de la oratoria. Su especial habilidad fue la de saber cómo montar un evento teatral para
lograr un máximo efecto: cortando las manos de cincuenta o más emisarios de Tlaxcala,
mutilarlos, la msacre de Cholula, el encadenamiento de Moctezuma, etc.

También se distinguía por una particular indiferencia hacia su fe. Pero aun con todo eso
la fe de Cortés era ardiante ante la religiosidad del enemigo. En Cempoalla, con los
nativos intimidados, destruyó los ídolos existentes, blanqueó el templo, lavó a los
servidores y cortó sus cabellos, los vistió de blanco yenseñó a estos rápidamente
acicalados sacerdotes a ofrecer flores y velas ante la imagen de la virgen. Hay aquí una
intrigante supresión de los signos.

La relgión y su Dios es tal vez su aliado menos ambiguo en el contexto de escritura de


las cartas, dado que en el entero proceso de la Coqnuista Cortés no tenía noción acerca
de la replica del rey español a sus acciones.
Ninguno de sus indudables instintos hace de Cortés el modelo de cálculo, racionalidad y
control por el que comúnmente se lo toma (en su plan de postas desde Vera Cruz hasta
Tenochtitlan). Es siempre tentador otorgar a las personas del pasado el tener pol´tiicas
excepcionalmente claras y resueltas.

Después del episodio del discurso de Moctezuma, este supo que su desacralización
había sido consumada (por la acción de Cortés y una acción ritual que permanece oculta
para nosotros); y que un nuevo Gran Orador había sido elegido mientras el viejo todavía
vivía. Cortés no pudo reconocer la impotencia de Moctezuma.

La segunda fase de la conquista

La mayoría de los analistas se han concentrado solo en la primera fase, atribuyendo a la


victoria española una superioridad tecnológica. Sin embargo, es necesario destacar que
luego de la expulsión de los españoles de Tenochtitlan los mexicas quedaron
fuertemente favorecidos en términos materiales, más particularmente por el poder de sus
hombres, con el que compensaron el desequilibrio en equipamento. La tecnología
española, a su vez, tenía sus problemas: enfriamento o cansancio de los caballos, el
fango, el peso de los cañones, el desabastecimiento. La viruela, a su vez, había
afectadotanto a los aliados españoles como a los mexicas. En este sentido, los dos lados
estaban aproximadamente emparejados en el conocimiento.

El valor de la guerra para los mexicas se centraba en ser un duelo sagrado entre pueblos,
la batalla, entonces, era un duelo sagrado entre guerreros enfrentados. El gran guerrero
era aquel que tenía cicatrices, estaba pintado, con plumas, vistiendo los recuerdos de sus
victorias en sus insignas, emergiendo de su escondite o apareciendo súbitamente de las
cenizas, luego exclamando su grito de guerra. Los guerreros estaban entrenados para
proyectar su ferocidad. SSu legítimo oponente era aquel que podía vencer su terror para
permanecer y luchar.

Los mexicas solo esperaban herir a sus oponentes, ya que no podían ser sacrificados a
los dioses en ese espacio profano. Los guerreros mexicas no podían asesinar al líder
neemigo en forma casual: si moría, debía hacerlo en el templo de Huitzilopochtili frente
a su santuario.

Sin embargo, hacia el final de la batalla la inhibición de estos para matar en el cmapo
de batalla se fue reduciendo. Los mexicas, a su vez, respondieron con flexibilidad a los
desafíos de la guerra de sitio. Leían las tácticas de los españoles. También leyeron el
miedo de los españoles a la muerte por sacrificio y a la canibalización del cadáver. Pero
la medidad más básica para medir el precio de un hombre, tomar vivos a los
prestigiosos cautivos, no pudo ser quebrantada. Los mexicas tenían reglas muy precisas
sobre los asaltos violentos en el cuerpo, que estaban claras en las normas de sus
sacrificios rituales, pero la noción de msacre preventiva de guerreros no estaba dentro
de su vocabulario. Cada acción prohibida, mucho más que una política de destrucción
colocaba a los indios en desventaja.
Los caballos de Cortés, otro elemento en el programa de su mistificaciónh, habían sido
minuciosamente verificados y examinados por los mexicas. En una ocasión secuestran
un caballo, lo asesinan y cortan su carne para repartirla.

Estrategia final para la reducción de la ciudad imperial como muestra final de una
comunicación errada. Su arma crucial era la necesidad. Para los mexicas, el sitio era la
antítesis de la guerra. Conocían la estrategia de rodear ciudades para persuadir a los
guerreros no dispuestos a salir, también la destrucción cuando un insulto lo requería.
Pero el deliberado y sistemático debilitamiento de la oposición antes de la entrada en
batalla y la deliberada implicación de los no combatientes en lacontienda, no tenía lugar
en su experiencia.

Mientras el sitio contibuavba, los guerreros mexicas seguían buscando un combate cara
a cara con su insatisfactorio oponente que se escondía y rechazaba la batalla.

Concepción de tiempo de los mexicas: en múltiples dimensiones y eternamente


recurrente, y los hombres intentaban comprender esos movimientos complejos mediante
la utilización de recuentos de tiempos superpuestosd que se engranaban unos con otros
y completaban sus complejas permutaciones de cincuenta y dos años.

Lo que importaba a los indios era la caída del estandarte, más que un golpe al orgullo
colectivo era una declaración: un signo de que la batalla iba a volverse contra ellos.

Durante el sitio los mexicas se subordinaron a su destino, cuando este se hizo evidente.
El periodo de la dominación mexica y la primacía de Tenochtitlán se había terminado.

Cortés no entiende por qué no quieren rendirse los mexicas ante la ciudad sitiada.
“Crueldad feroz y anti natural” una indiferencia contra natura hacia el sufrimiento, hacia
la muerte. Aquí, el maestro de Todorov ha encontrado sus límites.

A pesar de esa presunta comprensión mutua del ataque y el contraaataque, esa no


traducibilidad final del vocabulario de la batalla y los modos de concluirla dividieron a
los españoles de los indios en nuevas y decisivas maneras. Si los guerreros indios
aprendieron tempranamente que sus oponentes eran bárbaros, para los españoles y para
Cortés esa lección fue aprendida más profundamente recién en la última etapa donde los
mexicas revelaron no estar sujetos a la razón natural.

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