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LA DEMOCRACIA
INTRODUCCIÓN
Por otro lado, la relación existente entre derechos y sistema político de un país
es un fenómeno contingente, ya que varía en cada momento histórico y de nación en
nación. Por lo tanto, la relación conceptual que se puede establecer entre la
ciudadanía y la democracia se expresa en la historia particular de cada tiempo y
espacio.
1
1. La concepción de democracia
1. 1. La democracia: concepto
2
monarquía (gobierno de uno), la aristocracia (para Platón gobierno de los
mejores, para Aristóteles, de los menos), y finalmente la democracia (gobierno
de la multitud para Platón y de los más, para Aristóteles).
3
limita a obedecer. La democracia supone ventajas tales como garantías,
libertad, tolerancia, pero a su vez requiere que todos asuman los valores
democráticos como propios.
4
acción (praxis) y el discurso (lexis), de los que surge la esfera de los asuntos
humanos […] de la que todo lo meramente necesario o útil queda excluido de manera
absoluta. (p.39)
A lo largo del tiempo y de los distintos espacios, las culturas han señalado cuáles
son los ideales en relación con la educación, es decir, qué tipo de hombre se querría
formar, de acuerdo con los ideales, valores y costumbres, en función de los cuales,
cada cultura ha fijado los fines y objetivos de la educación.
2
La mayéutica que proviene del griego y significa "dar a luz". Se le da este nombre pues Sócrates
tenía como ideología que el saber era dar a luz un nuevo conocimiento. Es el conocimiento a través del
cuestionamiento. Es una técnica que consiste en interrogar a una persona para hacer que llegue al
conocimiento a través de sus propias conclusiones y no a través de un conocimiento aprendido y
concepto pre conceptualizado. La mayéutica se basa en la capacidad intrínseca de cada individuo, la cual
supone la idea de que la verdad está oculta en el interior de uno mismo.
5
Aristóteles (384-322 a. C.) aporta un carácter más concreto y realista a la pedagogía y
coloca como fundamento de la obra educativa tres factores: naturaleza, costumbre,
discurso.
La técnica consiste en preguntar al interlocutor acerca de algo (un problema, por ejemplo) y
luego se procede a debatir la respuesta dada por medio del establecimiento de conceptos generales. El
debate lleva al interlocutor a un concepto nuevo desarrollado a partir del anterior..
La mayéutica cree que el conocimiento se encuentra latente de manera natural en el alma y que
es necesario descubrirlo. Este proceso de descubrimiento del propio conocimiento se conoce como
dialéctica y es de carácter inductivo.
6
derecho, artes, medicina).
7
En el siglo XIX se plantea el gran desafío de la alfabetización universal.
Disciplinas como la física, la biología, la historia, en claro detrimento de la filosofía, van
a surgir como modelos ejemplares de conocimiento. De aquí nace el positivismo, que
desdeña la metafísica y valoriza racional. A su vez, aparecen nuevas concepciones
políticas y económicas, como los ideales de democracia, igualdad, libertad y así el
Estado comienza a dirigir y supervisar la política educativa.
Sería imposible en este trabajo referirse a cada una de ellas, pero se puede
hacer algunas observaciones relevantes de la historia de nuestra educación que
pueden llegar a ser útiles.
3
Ramallo, Jorge María, Historia de la educación y política educacional argentina, Buenos Aires, Braga,
1989.
4
Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina,
Buenos Aires, Platero, 1991.
8
fueron principalmente el fomento de la enseñanza primaria y secundaria (se funda en
1863 el Colegio Nacional de Buenos Aires y los Colegios Nacionales de Catamarca,
Salta, Tucumán, San Juan y Mendoza).
Mitre sostenía que era necesario, que la inteligencia gobierne, que el pueblo se
eduque para gobernarse mejor, para que la razón pública se forme, para que el
gobierno sea la imagen y semejanza de la inteligencia, y esto sólo se conseguiría al
elevar el nivel intelectual y moral de los más instruidos y al educar al mayor número
posible de ignorantes para que la barbarie no venza5. Por lo tanto aquí predomina una
educación eminentemente elitista y aristocrática. Los colegios nacionales, creados
durante la presidencia de Mitre, tenían como objetivo formar a los hijos de la elite de
Buenos Aires y de las grandes ciudades para formar futuros dirigentes políticos.
6
Domingo Faustino Sarmiento escribió el libro “De la educación popular” en el año 1848 al
regresar de un viaje por Estados Unidos y Europa que había realizado por encargo del gobierno
chileno –en particular del ministro de Educación Pública de ese país–, entonces interesado en obtener
información sobre la educación escolar, financiamiento y métodos pedagógicos en uso en aquellos
países antes de encarar la legislación correspondiente en Chile. Este texto posee un tinte político,
recuerdos y memorias de su juventud, de su gestión en San Juan y un gran espacio destinado a la
transcripción de normativas y regulaciones escolares, pero también a las innovaciones pedagógicas de
alcance mundial en aquel entonces. Sarmiento constituye un sistema completo de educación popular
comenzando por las llamadas cunas, las salas de asilos y la escuela primaria. Se trata de un sistema
que ofrece formación tanto en materia de conocimientos como de moral y ciudadanía. Este libro
contiene el espíritu de nuestro sistema educativo. Sarmiento considera que la instrucción debe cumplir
con cuatro características para impartir una buena enseñanza: el espacio físico –remite a precisiones
tales como cuánto debe medir un aula, cuál es la superficie que tiene que tener y cómo debe
ventilarse–, el material completo, la formación de los docentes y un sistema general de enseñanza y
métodos particulares para cada área.
9
La ley dividió a la provincia en distritos escolares. Esta ley fue precursora de la Ley
Nacional sancionada en 1884.
En 1878 se sancionó la Ley Nacional 934, impropiamente llamada de libertad de
enseñanza, en que se estableció que los alumnos de los colegios particulares tendrían
derecho de presentarse a examen parcial o general de las materias que comprendía la
enseñanza secundaria de los Colegios Nacionales.
10
En 1885 se dictó la Ley 1597, denominada Ley Avellaneda en homenaje a su
autor, el entonces senador nacional, rector de la Universidad de Buenos Aires y ex
presidente de la Nación, Dr. Nicolás Avellaneda. El eje de los debates de esa ley
estuvo centrado en la autonomía de las universidades.
7
Tesis expuesta en: Tedesco, Juan Carlos, Educación y sociedad en Argentina (1880-1945),
Buenos Aires, Solar, 1986.
11
3. El rol democratizador de la escuela
Para llevar a la práctica el propósito dentro de las aulas, los estudiantes deben
tener claras y concretas posibilidades de aprender a usar y de hacer uso del lenguaje,
a lo cual se llega a partir de acuerdos de trabajo y de convivencia, por medio del
diálogo y la palabra. Pero, además, deben aprender a renovar y reformular dichos
acuerdos en búsqueda del el bien común.
Muchas veces, la escuela es el primer espacio público que lleva a los niños a
tomar decisiones, asumir consecuencias, plantear argumentos, hacer conjeturas o
tomar la palabra frente a sus pares, entre otras cosas. Y es aquí donde se genera el
verdadero concepto de ciudadanía: participando, debatiendo, haciendo oír su voz,
compartiendo ideas, produciendo conocimientos. En concordancia con lo expresado
por Rodino9, el camino educativo para construir prácticas democráticas se realiza a
través de impartir ciertos conocimientos, valores-actitudes y destrezas.
8
Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires para el nivel primario.
9
Rodino, Ana María: “Educación para la vida en democracia: Contenidos y orientaciones
metodológicas”. Disponible en:
http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/educacion-para-la-vida-en-
democracia-contenidos-y-orientaciones-metodologicas.pdf.
12
¿Cómo educar para este tipo de prácticas? La cuestión metodológica es
medular. La teoría, la investigación y las experiencias exitosas muestran que una
estrategia educativa eficaz debe incluir tres componentes complementarios entre sí,
que se corresponden con los grandes objetivos o metas de la Educación Democrática.
Se trata de trabajar simultáneamente en la enseñanza y el aprendizaje de:
1. Saberes
2. Valores y actitudes.
3. Habilidades o destrezas (que, por mi parte, desde un enfoque de
psicología cognoscitiva, prefiero llamar competencias).
SÍNTESIS
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tolerancia de ideas y creencias, la vigencia del pluralismo político, la vigencia de la
libertad y respeto por los derechos humanos.
AUTOEVALUACIÓN
A modo de autoevaluación, conteste estas preguntas:
CITAS TEXTUALES
14
Dominguez, José. (2005). Democracia y Escuela. Aprender y vivir
la democracia.(Fragmento). Artículo presentado en Aula 2005, XIII Salón
Internacional del Estudiante y de la Oferta Educativa, que tuvo lugar en Madrid
del 9 al 13 de marzo del presente año. Disponible en:
http://www.revistadocencia.cl/pdf/20100731201035.pdf.
.
2.2. “Las características de la educación democrática, según Rousseau:
15
universal a una educación básica de calidad y el comienzo de la doctrina de la
igualdad de oportunidades.
5. La educación básica de todos los ciudadanos, para ser democrática,
debe ser igualitaria en sus fines, en sus contenidos y en sus métodos.
Lo primero que hay que suprimir es la educación clasista y elitista. Un estado
democrático no puede establecer una educación básica diferente para las distintas
clases sociales, ni organizarla en sus fines, contenidos y métodos, exclusivamente
desde los intereses económicos, sociales y políticos de las clases hegemónicas. Esto
chocaba con la tradición escolar y educativa de las Iglesias y de las élites.
6. La educación democrática debe ser pública.
“Público” se deriva del término latino arcaico “populicus”, que significa “popular”.
De acuerdo con el sentido fuerte que da Rousseau a la democracia como
autogobierno, una educación será “pública” o “popular”, si es para todo el pueblo y
está dirigida y controlada por todo el pueblo. Es obvio que las escuelas de las distintas
confesiones religiosas y las escuelas privadas que habían surgido para la formación
de las élites burguesas no podían aceptar este planteamiento. Por eso, a partir de la
Revolución Francesa, los Estados tienen que montar un sistema de escuelas
“públicas”, en las que puedan entrar alumnos procedentes de familias que profesan
diferentes creencias religiosas y políticas: creyentes de las distintas confesiones,
deistas, agnósticos, ateos, anarquistas, socialistas, librepensadores, etc. A esta
escuela también la llamaron “laica”, que es sinónimo de “pública”, porque “laikós” viene
del griego “laós”, que significa “pueblo”.
Esto generó dos polémicas encarnizadas, que continúan hasta hoy. “Escuela
pública” se interpretó como “escuela estatal” y se empezó a discutir la estatalización
de la enseñanza y si el Estado tiene derecho a dirigir la educación, etc. La otra
polémica fue la de la “laicidad”, que cuestionaba que el Estado pudiera organizar
escuelas, aplicando el principio de neutralidad religiosa e ideológica. Estos dos
malentendidos siguen generando debates interminables, enconados y estériles. […].
La escuela pública no es la escuela estatal, sino la escuela del “populus” o
pueblo, la escuela “laica” del “laós” o pueblo, la escuela “democrática”; es decir, la que
está organizada y controlada por el “demos” o pueblo y, consecuentemente, está
abierta a todos los miembros del pueblo por igual sin distinción de raza, de credo, de
sexo o de ideología.
Para ser pública, la escuela debe practicar el principio de neutralidad religiosa e
ideológica, en el sentido de que no puede estar subordinada ni promover una
determinada creencia religiosa o una determinada ideología. Esto debe ser compatible
con la libertad para expresar públicamente las propias creencias, convicciones y
opiniones con una tolerancia respetuosa a los demás. Los centros financiados con
fondos públicos o “populares” no prestan un auténtico servicio público o popular, si no
son democráticos en sentido fuerte y si, consecuentemente, no practican el principio
de neutralidad religiosa e ideológica.[…]
7. Una educación democrática debe formar a los educandos como
ciudadanos para desarrollar la convivencia democrática en todos los ámbitos de la
sociedad civil y para el control democrático del Estado. Esto implica que los contenidos
y los métodos educativos sean en sí mismos democráticos.
16
Tedesco, Juan Carlos. (1996). La educación y los nuevos desafíos
de la formación del ciudadano, Revista Nueva Sociedad Nro. 146. Noviembre-
Diciembre 1996, pp.74-89.
[…]El sistema educativo que hoy consideramos tradicional tuvo su origen a fines
del siglo pasado y respondió a los requerimientos políticos de construcción de la
democracia y de los Estados nacionales. Con diferencias según los países y las
culturas políticas, lo cierto es que a fines del siglo pasado se expandió la idea de una
sistema educativo articulado en niveles primario, secundario, superior –
correspondientes a las edades de las personas y al lugar que cada sector social
ocuparía en la jerarquía social. Este sistema, especialmente en su base, sería
responsable de difundir contenidos, valores y normas de conducta destinados a crear
vínculos sociales basados en el respeto a las leyes y la lealtad a la nación, por encima
de las pertenencias culturales o religiosas particulares. Los contenidos de la formación
del ciudadano estaban basados en las exigencias de la democracia y la nación, razón
por la cual las asignaturas más significativas fueron la historia nacional, la instrucción
cívica y moral y la lengua.
[…]La historia de los Estados nacionales así como la historia del sufragio
universal muestran la enorme importancia que tuvo la educación, entendida como
proceso de socialización, en la consolidación de la nación democrática. La
incorporación universal a la educación fue el instrumento a través del cual operó la
integración política y, como lo muestran los análisis históricos del proceso de
construcción nacional, la formación de la ciudadanía implicó una adhesión a la nación
por encima de cualquier otro vínculo de tipo ya sea religioso, cultural o étnico.10
La nación y la democracia son construcciones sociales y, por lo tanto, deben ser
enseñadas y aprendidas.[…]. En este sentido, lo propio de la formación del ciudadano
en el período de construcción y consolidación de los Estados nacionales y la
democracia fue el énfasis en los aspectos simbólicos, en los rituales y en la autoridad
con la cual fueron dotados los actores y las instituciones encargadas de difundir las
pautas de cohesión social, es decir, de aceptación de las reglas de la disciplina social.
[…]Si bien éste no es el lugar para una larga exposición histórica, parece
importante recordar aquí que la escuela, especialmente la escuela pública obligatoria,
como institución social encargada de socializar al conjunto de la población dentro de
ciertos códigos culturales, fue diseñada y se expandió como una institución que
reemplazaba a las agencias tradicionales de socialización: la familia y la Iglesia. […]
En el momento que la escuela fue diseñada como una institución especializada y
cuya responsabilidad no era de todos los actores sociales sino responsabilidad
fundamental del Estado en tanto institución que asume la representación de la
10
Pierre Rossanvallon: Le sacré du citoyen. Histoire du sufragge universel en France, Gallimard,
París, 1994.
17
voluntad y los intereses generales, el mensaje socializador de la escuela tuvo un
carácter innovador muy importante. Dicho mensaje representaba lo que se entendía
como la modernización frente al tradicionalismo de las otras agencias socializadoras.
La historia de la educación nos muestra que el proyecto educativo democrático tuvo en
sus orígenes una fuerte capacidad socializadora. Esta capacidad de incorporar al
conjunto de la población no sólo desde el punto de vista cuantitativo sino cualitativo
estuvo asociada a la concepción transformadora con la cual los actores del proceso
educativo, los maestros, los directores de escuela, los profesores, enfocaban su tarea
y con la manera como la sociedad en su conjunto percibía esta función. La literatura
pedagógica de la época refleja claramente esta concepción de la educación como
regeneración, como re- socialización, en el sentido sociológico del término11.
Buena parte de la eficacia socializadora del proceso de formación del ciudadano,
tal como fue concebido y aplicado especialmente en algunos países europeos en el
proceso de construcción de los Estados nacionales democráticos, se debe justamente
al carácter innovador de sus mensajes y a sus potencialidades integradoras. La
confianza en la educación y en la educabilidad de las personas eran elementos
fundamentales del éxito de la empresa de resocialización. En síntesis, la formación del
ciudadano basa- da en las categorías de democracia y nación tuvo un contenido
específico, actores claves y un diseño institucional y curricular coherente. La fertilidad
socializadora de este proyecto radicaba en que era portador de un sentido, en la triple
dimensión de su significado: fundamento, unidad y finalidad. El fundamento de la
propuesta estaba dado por el principio de la Nación como eje articulador sobre el cual
se apoya el proyecto colectivo; la unidad se basaba en el nivel significativamente alto
de articulación de las «imágenes del mundo» que brindaba una propuesta ideológica
capaz de ofrecer a todos la visión de un sistema donde había un lugar para cada uno
en la estructura social; la finalidad, por último, estuvo basada en la proyección de la
posibilidad de un futuro siempre mejor, de una ampliación progresiva de los espacios
de participación, de libertad y de justicia12.
BIBILOGRAFÍA
11
5 Berger y Luckman: La construcción social de la realidad, Amorrortu, Buenos Aires, 1968.
12
6 Zakï Laïdi: Un monde privé de sens, Fayard, París, 1994.
18
Dominguez, José: Democracia y Escuela. Aprender y vivir la democracia.(Fragmento).
Artículo presentado en Aula 2005, XIII Salón Internacional del Estudiante y de la Oferta
Educativa, que tuvo lugar en Madrid del 9 al 13 de marzo del presente año. Disponible
en: http://www.revistadocencia.cl/pdf/20100731201035.pdf.
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Tedesco, Juan Carlos. (1996). La educación y los nuevos desafíos de la formación del
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Rodino, Ana María. Educación para la vida en democracia: Contenidos y orientaciones
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para-la-vida-en-democracia-contenidos-y-orientaciones-metodologicas.pdf.
19