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LA PSICOTERAPIA EN LA ANTIGÜEDAD

Javier Montaño Ulloa.

La relación entre el cuerpo y la mente y la explicación de su funcionamiento


han recorrido un complejo y controvertido recorrido desde la prehistoria de la
Humanidad

En los tiempos más remotos, la veneración a las manifestaciones de la


naturaleza y el temor a las fuerzas sobrenaturales, sobre todo aquellas
consideradas malignas o demoníacas, han marchado a la par en la racionalización
y la práctica para justificar y corregir los desequilibrios emocionales de los
individuos.

La mayoría de los pueblos primitivos veían en esas fuerzas naturales la


expresión de espíritus benéficos y malignos que traían salud o desgracias a las
personas, determinando el funcionamiento de su cuerpo y en ocasiones
provocando enfermedades.

La idea de espíritus perversos que dominan a las personas se perfila desde


las ceremonias totémicas para invocar la protección de las fuerzas naturales ante
supuestas energías maléficas que invaden las fronteras del mundo natural.
Probablemente este culto refleje ritos aún más antiguos dedicados a dioses de
supuestos mundos inferiores.

Paralelamente, en la historia del hombre siempre ha estado presente la


veneración y el temor a esas fuerzas oscuras.

Para conjurar dichas energías y alcanzar un estado de equilibrio y de fusión


con tales fuerzas naturales, los primitivos seres humanos recurrían a rituales y
conjuros de sus hechiceros y más tarde a las incipientes prácticas religiosas de
sus primeros sacerdotes. Así, desde la prehistoria, magia y religión se
entrelazaron para explicar el desarrollo y corregir las perturbaciones de la
personalidad.

Desde entonces la “curación del alma” ha transitado por un camino sinuoso


a través de los mitos, la magia, la religión, el arte, la literatura, la arquitectura y la
ciencia. En diversas épocas, la ética, la filosofía y la medicina también han tratado
de definir, explicar y contribuir a transformar los procesos cognitivos y emocionales
de las personas.

Esta sencilla monografía recoge ideas y textos de muy diversas fuentes y


es apenas una propuesta introductoria a este apasionante tema, que requiere un
magno esfuerzo de especialistas en diversas áreas del conocimiento:
antropólogos, arqueólogos, historiadores, filósofos, teólogos, médicos, psicólogos,
artistas y científicos de todas las ramas del conocimiento. Lo ofrecemos a los
lectores como una invitación a seguir explorando esta veta.
Prehistoria

Excavaciones arqueológicas en Europa, Perú, Bolivia y México han logrado


rescatar vestigios de algunos cráneos trepanados 8,000 años antes de nuestra
era. Tales hallazgos permiten suponer que en el Neolítico se realizaban
intervenciones primitivas para restaurar las funciones del cerebro y modificar las
perturbaciones de la personalidad.

Aunque en las comunidades primitivas se conocía el uso de extractos de


plantas con propiedades narcóticas y estimulantes, al parecer, realizaban esta
operación sin anestesia, como un remedio para la locura, la epilepsia y el dolor de
cabeza. Por un agujero abierto en el cráneo, se pretendía extraer el espíritu ajeno,
los demonios, una piedra o un gusano en el cuerpo del paciente, que
supuestamente ocasionaban tales trastornos de la salud.

Pinturas rupestres y grabados en piedra registran actos colectivos en los


cuales se pretendía expulsar a las entidades demoníacas también a través de
danzas, exorcismos, talismanes y varias otras medidas mágico-religiosas.

Existía la creencia de que el espíritu ajeno invasor se podía alejar con


brebajes que provocaban un vómito violento. En algunos casos, por medio de
palizas, torturas y dejando hambriento al paciente, suponían hacer inhabitable su
cuerpo para los demonios.

Las más de las veces, esos desequilibrios eran considerados como un


castigo divino o la consecuencia de infringir las normas morales de la colectividad

Chamanismo

El chamanismo fue una práctica común en los tiempos prehistóricos, que, al


igual que en el Norte de Europa, India y Asia, se utilizó entre casi todas las tribus
indias americanas, tanto en el norte como en el sur del Continente.

En esas sociedades, los médicos brujos, hombres o mujeres de quienes se


creía mantenían contacto directo con fuerzas sobrenaturales, eran considerados –
con distintos nombres-- chamanes o curanderos, pues se aseguraba que tenían
acceso a un mundo oculto y reservado para solucionar problemas como las
enfermedades mentales y de todo tipo, por lo que eran respetados por la mayoría
de los integrantes de su comunidad.

Al considerar que el chamán era intermediario entre los miembros de la


tribu y las fuerzas del mundo sobrenatural, debido a que poseía poderes
especiales y que recibía este poder de espíritus venerados o temidos por los
miembros de su pueblo, el chamán frecuentemente era el único individuo que
desempeñaba una función mágico-religiosa especializada.
Los chamanes, al contrario de los brujos y brujas malignas de otras
culturas, combatían las fuerzas del mal: además del poder para curar las
enfermedades, practicaban exorcismos para expulsar a los demonios que poseía
alguno de los integrantes de su comunidad o aplacaban a los que podrían volverse
agresivos; además de que extirpaban el mal, denunciaban a los delincuentes y
trataban de destruirlos.

En muchas colectividades se consideraba que las enfermedades,


especialmente las mentales, eran el resultado de un proceso espiritual. Las
enfermedades más delicadas serían las que tomaron el alma de la persona, la
que debía ser rescatada por el chaman y restaurarla al cuerpo.

En Latinoamérica, en muchas comunidades indígenas de la región


continental y en ritos como el vudú de Haití, Cuba o Brasil, los chamanes todavía
están presentes, practican ritos mágicos y la brujería, y utilizan plantas y drogas
para establecer contacto con el mundo espiritual y curar a los enfermos.

En el Continente Americano se han encontrado vestigios de piedras talladas


con una antigüedad superior a los 25 mil años. Desde la llegada de los primeros
habitantes a esta región, diversos grupos desarrollaron en grado diferente, una
enorme diversidad de manifestaciones culturales. Antes de la llegada de los
españoles en 1492, en este territorio floreció una enorme diversidad étnica y
cultural. Quizá las de mayor trascendencia por los avanzados conocimientos
religiosos, científicos y técnicos que lograron sintetizar fueron los incas, los mayas
y los aztecas.

Incas.

En Nazca, donde floreciera la cultura de Paracas (1200 a-C.-100 d.C.), se


han encontrado cráneos que demuestran el conocimiento que tenían en los Andes
con respecto a la trepanación.

Para los incas, el Dios Supremo era Viracocha, creador y señor de todas las
cosas vivientes. Se creía que Pachacamac, su hijo, rejuvenecía el mundo creado
originalmente por Viracocha y que había enseñado las artes a los seres humanos.

Las ceremonias y rituales incas eran numerosos y complejos,


frecuentemente relacionados con cuestiones agrícolas y de salud, en especial con
la curación de diversas enfermedades y con el cultivo y la recolección de la
cosecha

Los Incas consideraban que la enfermedad era consecuencia de una


transgresión ética, moral o espiritual. En sus tratamientos, los incas utilizaban los
números, por ejemplo, establecían un determinado número de días para ingerir un
fármaco a los hombres y otro número diferente para las mujeres.
Cada año, los Incas veneraban un día de purificación en los ríos, a cuyo
cauce acudían los reyes a confesar sus pecados, para que se fueran al mar. El
uso de los baños de vapor era muy conocido por los indígenas andinos como
parte de un ritual colectivo, religioso e higiénico para la curación de las
enfermedades.

Mayas

Aunque se presume un origen más remoto, los primeros vestigios de la


Cultura Maya se remontan al año 600 a.C. En el 300 d.C. se registra el mayor
desarrollo cultural de los mayas antiguos. Después de 600 años de un
impresionante desarrollo científico, por razones desconocidas, en el año 830 d.C.
el pueblo maya abandona ciudades, casas y templos ceremoniales.

Hacia 940 d.C. un Rey tolteca llamado Quetzalcoátl “Serpiente Emplumada”


huyendo de la invasión bárbara de los chichimecas del norte conduce a su pueblo
hacia el sur y llegan a poblar el antiguo territorio maya.

La época maya-tolteca perdura desde aproximadamente el año 1000 al


1350 d.C., cuando desaparece lentamente. Cuando llegan los conquistadores
(1500 d.C.) la mayoría de las ciudades mayas estaban nuevamente cubiertas por
la selva

Para los Mayas antiguos, el dios creador se llamaba Hunab Ku. En la


cosmogonía maya tiene mayor importancia su hijo, Itzamná, el Dios Sol, Señor del
Cielo, Dios de la vida, asociado a la fertilidad. Se le identifica como inventor de la
escritura jeroglífica y de los libros de augurios. También era adorado como Dios de
la Medicina y se le rendían honores durante el mes maya zip, (septiembre). Los
mayas lacandones lo llamaban Chi Chac Chob o Ah Kan Chob.

Según la mitología maya, Itzamná, o Zamná, fue el creador de todas las


cosas que existen en Yucatán. En algunas leyendas se le identifica como el
fundador de Izamal y como un gran cacique y sumo sacerdote, que creó la
organización social y religiosa de los pueblos mayas de Yucatán, Se le considera
descubridor de los atributos químicos de las plantas,

Se asegura que, en unión de Ixchel y Cit Bolon Tun, fundó la escuela


médica en la cual aprendieron su profesión los Ah-menes y curanderos. Su esposa
Ixchel, Diosa de la Luna, del Agua y las inundaciones; también venerada como
Diosa de la Medicina, era protectora de las parturientas. Los mayas lacandones la
conocían como Akna.

Quienes padecían fuertes dolores y consideraban su mal como incurable,


se suicidaban ahorcándose para que la diosa Ixtab los llevara al cielo. Otros
dioses de la medicina eran Cit Bolon Tun y Ahau Chamahez.
Sacal Puc era el Dios de los yerberos en la región yucateca. Los llamados
Bacabs eran otros Dioses menores de la medicina; se representaban como cuatro
hermanos que, colocados en cada uno de los puntos cardinales, sostenían el
Universo. Uno de los documentos más importante en la literatura médica maya es
el Ritual de los Bacabes, que contiene amplios conocimientos en un lenguaje
codificado, privativo de la clase sacerdotal, con el que se apelaba a las fuerzas
cósmicas, se elegían los días favorables para las curas, ritos y tratamientos, y en
el cual se desplegaba un amplio conocimiento de botánica y medicina.

En los libros sagrados del Chilam Balam se hacía referencia a las


enfermedades y curaciones y se describen muchas plantas curativas.

Para la medicina maya, las enfermedades mentales y de todo tipo tenían


diversos orígenes. La etiología divina señalaba que la enfermedad se producía
como castigo por haber ofendido directamente a los dioses o desobedecido sus
leyes, ya fuera por la violación de diversos tabúes, por desobedecer a los padres,
por cometer abusos sexuales con parientes consanguíneos o por practicar la
sodomía.

Era frecuente que algunos dioses malignos, en particular Ah Puch, el Dios


de la Muerte, adoptaran diversas formas semihumanas para provocar daños entre
los humanos. También existían enfermedades producidas por la magia negra,
como el ah pul yaah o “mal de ojo”, practicado por algún hechicero o chamán
maligno.

Las causas naturales más comunes de enfermedad incluían el frío y el


calor, los alimentos fríos y calientes, el viento, las plantas tóxicas, venenosas o
urticantes y aquellas que habían sido utilizadas por los hechiceros en sus
ceremonias de curación y que podían ser pisadas accidentalmente.

El Ah-men (profeta y adivino) curaba los males espirituales de sus


pacientes, por medio de la inspiración divina que recibia en sus trances con los
espíritus y dioses que invocaba. El Ah-men utilizaba el "zaztún" o piedra
taumaturga y conocía el secreto de muchas yerbas curativas.

El Pul-yahob (Brujo hechicero) curaba las enfermedades a través de ritos y


usaba plantas y animales o figurillas de barro para ahuyentar los malos espíritus.

Los Dzac yahes eran curanderos que dominaban el conocimiento medicinal


de la herbolaria. Otros curadores mayas eran los Chilames, Ah Kines, Nacomes y
Chaques.

Al igual que los incas, los mayas veían la enfermedad con una idea de
transgresión ética-moral o espiritual.

La medicina maya reflejaba una concepción filosófica del hombre, al que


veía como producto de la energía cósmica y de su manera de vivir, de acuerdo
con leyes y principios de la naturaleza. El conocimiento de la salud fue
consecuencia de su avanzado desarrollo cultural.

Para hacer el diagnóstico se basaban en el diálogo, el interrogatorio, la


observación, la palpación, la reflexión, la percepción, y en algunos casos en la
inspiración y el uso de instrumentos.

Para alcanzar la salud física y mental, los Mayas hacían un uso de agua,
aire, vapores, alimentación, plantas medicinales, hongos, espinas, piedras,
masajes, deporte, equilibrio mental y conocimientos astrofísicos y esotéricos.

Clasificaban a las personas de acuerdo con algunos comportamientos


humanos en relación a la energía solar; conocían técnicas y procedimientos de
radiación y radiestesia, vibraciones físicas integrales y comprendían la dinámica
energética de los cuatro elementos principales de la Tierra: C, H, O, N

Algunos cráneos perforados que han sido encontrados en el suelo maya


evidencian que entre sus médicos existían grandes cirujanos que practicaban la
trepanación. Una de las grandes incógnitas que plantea esta antigua cultura es el
procedimiento y el objeto por el cual muchos individuos se aplanaban el cráneo.

Aztecas (Mexicas o Tenochcas).

Los Aztecas, la última de las tribus nahuatlacas en llegar al Valle de México,


dominaron casi todo el territorio mesoamericano desde el siglo XIV hasta la
llegada de los españoles en 1529.

Se cree que los aztecas descendían de un grupo ancestral que habitaba al


norte del actual territorio de la República Mexicana.

La Conquista española arrasó con todos los vestigios de esta incipiente


civilización, que sintetizó el desarrollo científico y cultural de los grupos que
poblaron la región, entre ellos, el de la civilización Olmeca (considerada como la
cultura 'madre' de México) que desde 1500 a.C. marcó patrones de cultura que
influyeron en todos los grupos mesoamericanos.

Una de las principales deidades aztecas, Coatlicue, es conocida también


como Ometecuhtli - Omecihuatl (Señor y Señora de la dualidad). Sus nombres, de
acuerdo con sus raíces se refieren a Ome: dos; tecuhtli: señor serpiente y Ome:
dos; y cíhuatl: señora águila. Para el pueblo Azteca, de este principio dual,
masculino y femenino, emanó todo el universo.

Según los nahuatlacas, este Dios y esta Diosa tuvieron cuatro hijos: los
cuatro Tezcatlipocas; Xipetotex, el Colorado; Tezcatlipoca, el Negro; Quetzalcoatl,
el Blanco; y Huitzilopochtli, el Azul. Así, del Dios binario original, nacieron los
cuatro colores de las cuatro razas que actualmente pueblan el mundo.
Los aztecas consideraban que las enfermedades eran originadas por los
dioses o por hechiceros enemigos. Cualquier padecimiento físico o mental,
también era considerado como enviado por "acción directa de los Dioses".

Los aztecas relacionaban todos los padecimientos con una causa divina,
pues creían que hasta en los sitios más elevados de las montañas moraban los
chaneques y otros espíritus malignos, expertos en empujones y zancadillas.

Entre los aztecas, el recién nacido recibía el nombre del día en que nacía y
este horóscopo regía su destino, profesión, enfermedades, salud y la duración de
su vida. Asimismo, diagnosticaban empleando el horóscopo y tomaban en cuenta
la influencia de los astros en el funcionamiento de los diversos órganos del cuerpo.

Varios dioses estaban relacionados con la medicina;, Tláloc, señor de la


Lluvia, con enfriamientos y catarros, neumonías y reumatismos; Xochiquetzal,
diosa del Amor y de la Fertilidad, con enfermedades venéreas y complicaciones
del embarazo y del parto; Tezcatlipoca o Titlahuacán con enfermedades graves o
letales; Xipe-Tótec, Nuestro Señor el Desollado, con enfermedades de la piel.

Quienes practicaban "el incesto" podían ser castigados por los dioses, con
lo que venía a ser una "Muerte de Amor". Las mujeres jóvenes muertas en su
primer parto eran adoptadas por Coatlicue, la Diosa de la Tierra y de la Muerte, y
convertidas en cihuateteo bajaban a la Tierra, a los cruces de caminos, para
asustar a los hombres y producir enfermedades a los niños, como parálisis facial,
atrofia de miembros, enfermedades convulsivas y otros padecimientos
neurológicos.

Uno de los padecimientos que ocasionaban el desequilibrio afectivo y


emocional era el Yollopoliuhqui (el que ha perdido el corazón) una especie de
cuadro psicótico que solo podía ser atendido por el tonalpouhqui (el intérprete de
los destinos), quien con palabras suaves le indicaba el origen de su mal y le
indicaba la ofrenda para cambiar la voluntad divina y liberar al paciente de su
estado de sufrimiento.

La consulta con el médico o tícitl incluía el diagnóstico y el tratamiento de la


enfermedad, así como la identificación del dios ofendido, lo cual resultaba muy
importante, porque los distintos dioses tenían ritos, rezos, sacrificios y exorcismos
diferentes. El tícil también empleaba medios terapéuticos naturales, como la
herbolaria.

El Sacerdote-medico

El Sacerdote-medico utilizaba una diversidad de objetos para crear un clima


de sugestión y magia; también era conocido como "Tetla-Acuicilique" (El que
extrae las piedras), ya que una de sus primeras acciones del Sacerdote-Medico
era la de reconocer con sus dedos, el cuerpo del paciente, para "localizar" un
punto denominado "la saeta encantada" sitio en el que había entrado al cuerpo del
enfermo una diminuta "flecha" con el mal.

En ocasiones, cuando eran incapaces de determinar el origen exacto de la


enfermedad, practicaban al enfermo una serie de masajes, después de suministrar
al enfermo un derivado de belladona, con el cual conseguían dormir al paciente y
por medio de preguntas, le inquirían como habría contraído "el Mal" para luego
encontrar una manera de curarlo.

El remedio más eficaz que aplicaban los Brujos-Sanadores era invocar la


protección del "Genio del Deseo". Acto seguido practicaban al enfermo a un
conjunto de rituales que consistían en una serie de baños de vapor (temascal) en
la que se hacía sudar al enfermo con vapores medicinales y posteriormente le
aplicaban baños de agua fría y masajes junto con el rezo de unas misteriosas
oraciones.

Los médicos aztecas distinguían las propiedades curativas en diversos


minerales y plantas. Sabían curar fracturas y mordeduras de serpientes. Vestigios
arqueológicos demuestran que sabían realizar intervenciones dentales. Al igual
que los mayas, utilizaban también la confesión expiatoria de los pecados del
enfermo.

El nahual es una figura que compartieron los aztecas con otras culturas de
la América precolombina, El Nahual era un ser que asumía forma humana o
animal supuestamente a voluntad; esa representación animal reflejaba un
comportamiento humano particular, cuya influencia en el tratamiento de la salud
mental convendría analizar con mayor profundidad.

Antigüedad

Si bien en las primeras civilizaciones el concepto de psique o “alma” tuvo un


desarrollo desigual, en todas ellas se realizaban prácticas que, con cierta reserva,
podemos identificar como los primeros intentos de psicoterapia.

En efecto, en casi todos los primeros grupos civilizados se realizaban


actividades individuales o colectivas para modificar el comportamiento de aquellas
personas que no correspondían con la “forma de ser” de la mayoría de la
población, a quienes se identificaba como “trastornados“, “poseídos” o “locos”.

En varias de esas antiguas civilizaciones se creía que la única forma de


sanar la locura consistía en expulsar los demonios del cuerpo de aquellos que
evidenciaban trastornos de personalidad, quienes muchas veces eran sometidos a
estigmatización, escarnio y encarcelamiento. En otros casos se acudía a un trato
más suave, al uso de invocaciones, rituales y prácticas religiosas o filosóficas de
los médicos-sacerdotes, con el propósito de auxiliar a la víctima para recuperar el
equilibrio perdido en su estado de ánimo.
Aparentemente, el poder curativo de los primeros médicos radicaba en su
capacidad para manipular la fuerza psíquica del individuo afectado activando, con
sus ritos y la influencia de su magia, los recursos aparentemente
psiconeuroinmunológicos del paciente.

China

En diversos textos se menciona a Huang Ti, el Emperador Amarillo (2697-


2597 a.C.) como el fundador del Taoísmo, un complejo sistema de cosmogonía,
filosofía, yoga, misticismo, meditación, poesía, acupuntura, ciencias ocultas y
folcklore, que ha estado presente en la vida del pueblo chino durante milenios.

Este camino de conocimientos ancestrales recurre frecuentemente a la


ironía y la jocosidad así como a metáforas, relatos pintorescos y alegorías, que
hacen difícil la comprensión del Taoísmo para los profanos.

La síntesis que se comenta aquí solo refleja, en un mínimo, la sabiduría que


se ha trasmitido durante milenios a través del Taoísmo y que muchas veces, de
manera inocente, fue distorsionada por la religión popular.

La práctica del Tao (Camino) es un sendero que han seguido millones de


personas para alcanzar una forma armónica de estar en el mundo. Si bien es un
recorrido que se realizaba de manera individual, su aprendizaje siempre ha sido
colectivo y la mayoría de las veces a través de la enseñanza oral y directa de un
maestro versado en sus mensajes.

Los chinos antiguos sincretizaron la religión popular y el Taoísmo y a pesar


de que no representaban el propósito ni la base fundamental de esta filosofía,
veneraban a un conjunto de divinidades y demonios que a su parecer auxiliaban a
los individuos en su vida cotidiana

Así, la organización social china era una réplica del orden divino: la
jurisdicción celestial suprema estaba en manos de Yu Huang Shang Ti, El Señor
en el Cielo o El Emperador de Jade. La mayoría de los chinos, sin embargo,
preferían venerar a sus antepasados así como a una diversidad de deidades
inferiores, que formaban una compleja corte celestial.

En Asia oriental, la noción de un Dios como Ser Supremo es ocupada por la


noción de un Estado Supremo de Ser. El Tao es algo más que una divinidad; es
extenso, eterno, incognocible. Es la nada, es el ser, el vacío infinito. Como objetivo
existencial es el camino del Cielo, de la Tierra y del Hombre. No tiene límites y
está presente en la más minúscula semilla.

El Tao es el Uno, una entidad de la cual “derivan su ser todos los objetos sin
fin, cuyas ilusorias distinciones son elaboradas por la acción recíproca del Yin y el
Yang”.
El I Ching, el Libro de las mutaciones, una de las primeras obras escritas de
la Humanidad, siglos antes de la fundación del taoísmo, refiere que el yin es el
principio negativo, femenino, pasivo; el yang es el principio positivo, masculino,
activo. Ambos se complementan de una manera muy compleja que actualmente
sólo se puede comprender acudiendo directamente a fuentes escritas originales y
a la guía de un maestro.

Sin el ánimo de simplificar sus elevados propósitos, podemos sintetizar que


la relación dialéctica de estos principios se expresa en la fuente de los “tres
tesoros”: el Ching (esencia), el Chí (vitalidad) y el Shen (espíritu), que para el
taoísmo son elementos activos en todos los niveles del ser, desde el más simple
organismo hasta el macrocosmos; ya que para los taoístas, a partir de estos
elementos nacieron las miríadas de objetos que pueblan el Universo.

Los dos objetivos centrales del Taoísmo podrían ser: vivir en armonía con la
naturaleza, disfrutando de felicidad aquí y ahora y liberar la conciencia, que se
expande para contener el universo.

El núcleo esencial del Taoísmo es la refinación y trasmutación de los “tres


tesoros” para purificar el espíritu, alcanzar mayor vigor e incrementar el tiempo de
vida de las personas.

Al parecer, la teoría del yin y el yang dio origen, siglos más tarde, a la
doctrina del Wu Hsing "la ciencia de los cinco elementos" (madera, fuego, metal,
agua y tierra) que son, más que elementos, los principios que para el Taoísmo
gobiernan y aseguran la armonía del cosmos.

A estos cinco elementos se relacionaban fuerzas naturales que pueden


ayudarse, impedirse o estorbarse entre ellas, en una compleja interrelación con el
individuo, que incluye puntos cardinales, colores, números, clima, planetas,
sonidos, virtudes, horas del día, animales, plantas y signos zodiacales.

Existía la creencia entre los taoístas de que el individuo participa


indisociablemente en la armonía del universo.

Su íntimo conocimiento de la naturaleza y en particular de los astros, les


llevó a clasificar el carácter de las personas de acuerdo a la relación que guardaba
el momento exacto de su nacimiento con una de las doce secciones identificadas
en un cinturón imaginario de la trayectoria aparente del Sol en la esfera celeste
(constelaciones) y cuyas características se identifican con doce animales, cada
uno de los cuales corresponde a un diferente grupo de años en los que nace cada
persona.

Los astrólogos chinos consideraban que los movimientos posteriores de los


astros determinaban los cambios en la personalidad de los individuos.
Cuando alguna persona experimentaba desequilibrios en su vida o en su
salud física o emocional, podía recurrir a uno de los diversos caminos que señala
el Tao para recuperar la armonía: desde la meditación, el ejercicio psicofísico en
distintas modalidades como el Tai Ch'i Ch’uan, el Kung Fu, el Judo, el Kendo o el
“cultivo dual”, hasta el uso de acupuntura, moxibustión, drogas medicinales,
conjuros o hechizos.

Algunos sacerdotes taoístas utilizaban estados de trance, fórmulas y ritos


esotéricos para inducir el equilibrio físico y emocional y recuperar el camino de la
salud de los individuos quienes los consultaban.

En casos extremos de cuadros aparentemente psicóticos, que ellos


consideraban como “posesiones demoníacas”, aplicaban un procedimiento hasta
ahora desconocido, por medio del cual lograban restablecer el equilibrio emocional
del “poseído”. Así, los exorcismos que presentaban mayor dificultad, como sacar
los demonios que “poseían” a los locos, eran realizados en secreto por los
sacerdotes taoístas.

En efecto, algunas ceremonias importantes eran celebradas por sacerdotes


taoístas; cantantes especialistas locales o los fang shih (magos o curadores), y se
requería la presencia de todos ellos para practicar exorcismos y curaciones.

En su caso, los fang shih trabajaban con médiums, que actuaban como
receptáculos de dioses o espíritus de antepasados, cuyas palabras y actos eran
interpretados por él. El interesado en entender y superar las situaciones
existenciales o las enfermedades también podía acudir con los fang shih, quienes
poseían el secreto para conservar el vigor juvenil y vivir largos años.

El hsien jen (inmortal) era el maestro que ha consumado el sentido taoista y


lo trasmite al adepto. Una de sus primeras enseñanzas es la comprensión de que
cuando el individuo vive de manera tranquila, casi sin esfuerzo, en armonía con la
naturaleza, la serenidad se apodera de él y encuentra el Wu wei (no acción fuera
de las leyes de la naturaleza), uno de los factores que explican el éxito de los
taoístas para conservar sus facultades corporales y mentales hasta una edad
avanzada.

Lao Tsé (VII-VI a.C.) “el venerable señor” compiló magistralmente la filosofía
taoísta en el Tao Te Ching, La Escritura del Tao y su virtud. Sus enseñanzas fueron
la fuente en donde habría de nutrir sus conocimientos Chuang Tse (siglo V a.C.)

El desarrollo del pensamiento taoísta ha sido identificado erróneamente


como la filosofía Lao-Chuang; lo cierto es que ambos “inmortales” fueron dos entre
cientos de sabios que dieron unidad teórica a estas prácticas taoístas.

En una compleja evolución, el taoísmo se dividió en dos escuelas: la del


norte o de La Perfecta Realización, fundada por Wang Chung-Yan y la del sur, que
recibió distintos nombres y tuvo como principal maestro a a Lio Hai-Ch’an.
Después de casi 5000 años de vigencia, el taoísmo gradualmente se
dispersó, dejando como principal representante a la Secta del Maestro Celestial,
cuya doctrina se acerca más a una religión popular que a las enseñanzas de
Huang Ti, Lao Tsé y Chuang Tse.

Estas escuelas fueron raíz de diversas sectas, también causa indirecta del
confucionismo. Confucio (551-479 a.C.) desarrolló las bases de un sistema
filosófico conservador opuesto al taoísmo y una moral colectiva que posibilitó el
mantenimiento del orden social, la unidad política del país y un inmovilismo
científico y cultural que se prolongarían hasta el siglo XX.

Las sentencias y proverbios que compartía a sus discípulos proponían que


nada tiene objeto si no se supedita a un principio superior, por lo cual la auténtica
sabiduría consistía en adecuarse a ese principio que se conocía por que la
tradición lo enseña, desde el lugar que a cada uno corresponde.

La ética confuciana proponía alcanzar una virtud suprema: el jen (intuición


humana, amor, bondad y humanidad). Para el confucionismo, en las relaciones
entre una persona y otra, el jen se manifiesta como chung (fidelidad a uno mismo
y a los demás) y shu (altruismo) traducidos en la regla de oro del confucionismo:
"No hagas a los otros lo que no quieras que te hagan a ti mismo".

Su énfasis en las virtudes y los valores lo llevan a exaltar la justicia. El


respeto, la sabiduría, la prudencia y la rectitud. Otros valores importantes que
enaltecía el confucionismo eran la honradez, la decencia, la integridad y la
devoción filial, ya que quien poseía todas esas virtudes era considerado un chün-
tzu (caballero perfecto).

El confucionismo contribuye al equilibrio emocional de las personas como


una filosofía práctica, como un sistema de pensamiento orientado hacia la vida y
destinado al perfeccionamiento de uno mismo. El objetivo, en último término, no es
la "salvación", sino la sabiduría y el autoconocimiento.

Confucio enfatizaba el camino recto o norma de conducta moral, la cual


debemos buscar en nuestro interior. Para él, no es verdadera norma de conducta
la que se descubre fuera del hombre, es decir, la que no deriva directamente de la
propia naturaleza humana.

De acuerdo con el Confucionismo, cuando el centro y la armonía han


alcanzado su máximo grado de perfección, la paz y el orden reinan en el cielo y en
la tierra, y todos los seres alcanzan su total desarrollo.

El medio más eficaz para combatir nuestros vicios y malas inclinaciones


consiste en no combatir los vicios y malas inclinaciones de los demás antes de
haber eliminado los propios.
Con sus seguidores, recogió y sistematizó los cinco grandes textos de la
tradición china, entre ellos, el célebre I-Ching (Yi King, Yijing, I Ging, Tao Te King o
Libro de las Mutaciones).

El Budismo, por su parte, se introdujo a China alrededor del siglo III d.C.
como una doctrina denominada Ch'an, que recogió las enseñanzas de Buda y las
adaptó a la idiosincracia del pueblo Chino.

Este cuerpo doctrinal propone diversos postulados filosóficos y psicológicos


para conservar la armonía de la personalidad y se identificaría siglos más tarde en
Japón como origen del Budismo Zen, cuyos principios y ritos abrevaron en el
Taoísmo y en la religión y el budismo hindúes

Sin duda, una de las más significativas influencias del Taoísmo fueron los
conocimientos alquímicos, que se también se retomarían durante la Edad Media
con tanto fervor por los ocultistas.

Entender las aportaciones de estas milenarias tradiciones chinas a la salud


mental y a la armonía emocional es motivo para minuciosos estudios y profundas
reflexiones.

Cultura occidental

La cultura de Occidente ha sincretizado un conjunto de formas de


producción, sistemas políticos, formas de organización política, normas sociales,
valores éticos, costumbres, tradiciones, creencias religiosas, avances científicos y
tecnológicos, entre ellos los sistemas y métodos de atención a la salud que
prevalecen en el territorio europeo, pero que han recogido influencias ancestrales
de pueblos circunvecinos y más allá de ultramar.

Mesopotamia

Marduk era el dios Nacional que inspiraba al soberano mesopotámico. Esta


antigua religión representaba la veneración del pueblo a las fuerzas de la
naturaleza: Asmas era Dios del Sol; Nanna, diosa de la Luna; Henill, Dios del
Viento; Ea, Dios del Mar; Isthar, Diosa del Amor era la gran madre, la Diosa de la
Fertilidad y la reina del firmamento.

En Mesopotamia, las afecciones de la personalidad eran atendidas por los


sacerdotes de Assipu, quienes aplicaban métodos mágico-religiosos para combatir
lo que también ellos consideraban posesiones demoníacas.

Los poderes curativos de la Diosa Isthar eran reconocidos incluso en


Egipto, lo cual en el II y III milenio a.C. convirtió a Nínive en principal centro
médico-religioso, debido a que en dicha ciudad se veneraba a esta Deidad.
La cultura de la antigua Mesopotamia y Babilonia fue asimilada
íntegramente por los asirios. Las creencias religiosas asirias eran idénticas;
inclusive, Assur, el dios nacional asirio, fue sustituido por el dios babilónico
Marduk.

Para los Asirio-mesopotámicos, la enfermedad mental era consecuencia de


la cólera y el castigo de los dioses. El tratamiento se basaba en el diagnóstico y en
un pronóstico obtenidos en un interrogatorio ritual complementado con la
astrología, la quiromancia y la hepatoscopía, ya que el hígado se consideraba el
asiento del alma. También se estudiaban los sueños, pretendiendo así descifrar
las intenciones de los dioses.

Para los asirio-babilónicos la enfermedad era producto del pecado; el


producto de una transgresión física y moral, de la cual el enfermo podía ser o no
consciente. La palabra “sbêrtu” significa, al mismo tiempo, pecado, cólera de Dios,
castigo y enfermedad. La clase sacerdotal estaba a cargo del diagnóstico, el
pronóstico y el tratamiento.

La terapéutica estaba sustentada en la oración, los sacrificios y la magia,


practicados por el âshipu y que iban encaminados a contentar a los dioses para
lograr su vuelta al cuerpo enfermo.

De esta manera, algunos de los ritos y hechizos practicados por los


sacerdotes babilónicos representaban una forma primitiva de psicoterapia.

Para Eduardo Schuré, la antigua teosofía practicada solo por iniciados en la


India, Egipto y Grecia, unía la ciencia, la religión y el arte y se agrupaba en cuatro
categorías: 1) La Teogonía: las matemáticas sagradas o ciencia de los principios
absolutos; 2) la Cosmogonía: realización de los principios eternos en el espacio y
el tiempo, o involución del espíritu en la materia; 3) la Física: ciencia de los reinos
de la naturaleza terrestre y 4) la Psicología, el estudio de la constitución del
hombre y la evolución del alma, a través de la cadena de existencias. A cada una
de estas categorías, correspondía un arte: la Medicina, la Genetliaca, las Artes
Psicúrgicas y la Teurgia, estas dos últimas relacionadas con el alma, la magia y la
adivinación; no obstante, todas estaban ligadas y armonizadas.

Los médicos sacerdotes de las primeras civilizaciones asumen distintas


posiciones hacia quienes padecían disturbios emocionales. Sin embargo, en la
mayoría de ellas se creía que una persona podía enfermar y “perder el alma” por
miedo súbito, un susto o accidente imprevisto.

Egipto
Existen evidencias de que en el antiguo Egipto también se aplicaba una
forma de trepanación, ya que “los discos de hueso procedentes de las
trepanaciones se tallaban y se utilizaban como amuletos religiosos”.

Aunque en su extenso recorrido histórico desde 3,200 a.C. hasta 323 d.C.
la antigua cultura egipcia no consolidó una fe consistente, el pueblo egipcio en
sus distintas épocas veneró a una diversidad de deidades principales entre las que
destacan Amón-Ra, Isis y Osiris y Atón.

El sol fue siempre el centro del complicado culto egipcio. También se


acostumbraba deificar a los dirigentes o personajes destacados de la sociedad.
Las castas sacerdotales se organizaban en torno a la figura de estas deidades, a
quienes veneraron durante varios milenios.

Al parecer, 2850 años antes de Cristo, durante la II Dinastía, en Egipto


surgió el médico escribano como una forma primitiva de científico, distinto del
druida o del sacerdote.

En el Templo de Imohtep (uno de los primeros médicos egipcios que fue


adorado después de su muerte como Dios de la Medicina) se aplicaba una forma
de psicoterapia denominada incubación, consistente en una práctica colectiva en
la cual los consultantes dormían en el piso del Templo cubierto de pétalos de
flores, en un rito especial, hasta que obtenían el sueño en el cual su Dios
establecía el procedimiento para su curación.

El tratamiento incluía la realización de previas excursiones, conciertos,


danzas, pinturas y dibujos. Entre los egipcios se creía que la danza y la vibración
de las ondas sonoras de la música despertaban las fuerzas dormidas de la
naturaleza y activaban los principios vitales de la regeneración.

La letanía de la victoria, de El Libro de los Muertos, invocada por un


sacerdote iunmutef se utilizaba para pedir la victoria de una persona viva sobre
sus enemigos y era considerada como fórmula para estar libre de daño, escapar a
todo fuego y no ser alcanzado por ningún mal.

Para protegerse de los maleficios, los hombres, las mujeres y los niños
egipcios portaban un amuleto o talismán por lo cual fueron considerados como un
pueblo de brujos, magos y hechiceros,

Sin embargo, en Egipto la hechicería era considerada una operación


mágica criminal; para contrarrestarla se acudía a distintos dioses: por ejemplo, en
Hermópolis se invocaba a Toth (Dios de la luna, la magia y la justicia) para
conjurar los efectos del veneno y de la enfermedad. Se creía que esta deidad
preparaba las recetas mágicas y medicinales con las que los hombres curaban
sus males.
En algunas ciudades egipcias se veneraba a Sekhmet (Deidad de la guerra
y de las luchas) como Diosa de la medicina y se le representaba como una leona
o una mujer con cabeza de leona.

En los misterios osiriacos celebrados al inicio del invierno, se repetían


fórmulas para proporcionar a los hombres, en vida, la certeza de felicidad para lo
que ellos consideraban la vida después de la muerte.

Los egipcios heredaron el interés del pueblo babilónico para acercarse al


conocimiento esotérico y oculto del Universo y sus fuerzas misteriosas, así como
para percibir situaciones y objetos más allá del alcance de los sentidos.

Para explicar los diferentes tipos de personalidad utilizaron las divisiones


del zodíaco y aplicaron el Tarot como método de autoconocimiento y desarrollo
personal.

Existen indicios, como el Papiro descubierto por Georg Moritz Ebers en


1873, que refiere remedios mágicos y rituales que se utilizaban en Egipto 1550
años a. C. para curar diferentes enfermedades; en el Papiro descubierto por
Edward Smith, de la misma antigüedad, se reconoce que el cerebro es el centro
de las funciones mentales.

Los egipcios fueron los primeros en describir el trastorno emocional


denominado como "histeria" por los griegos, el cual atribuían a una malposición
del útero. Para corregirlo, como tratamiento, fumigaban la vagina de la afectada,
con el propósito de devolver el útero a su posición original.

En 392 a.C. Alejandría, el mayor puerto de Egipto, se convirtió también en


la mayor ciudad griega del mundo antiguo y un poco después sustituyó a Tebas
como capital de Egipto. Era la ciudad de la ciencia y el espíritu.

En su época helenística, la ciudad de Alejandría se identificó como sede de


la medicina griega. Ahí profundizaron en la vivisección, se interesaban en los
venenos y sus antídotos y en el estudio del uso de las drogas. Las recetas de
aquella época recomendaba el opio para combatir el insomnio, los cólicos y la
hidrofobía.

Fenicia

La intensa actividad comercial que desarrollaron los fenicios en el Viejo


Mundo les permitió también asimilar los rasgos culturales de sus vecinos. Los
fenicios desarrollaron una religión panteísta. Así, cada ciudad tenía su deidad
específica, generalmente identificada como Baal (Señor); el templo era el centro
de la vida cívica en todas las ciudades.
Ashtoreth, suprema divinidad femenina de los fenicios, Diosa del Amor y la
fertilidad, es equivalente de Astarté; de Afrodita, diosa griega y de Venus, deidad
romana de los mismos atributos.

Esmún fue el nombre de otra divinidad que representaba la función


terapéutica, y que al parecer representa el culto a Imohtep y Esculapio entre los
fenicios. La adoración a Esmún refleja la veneración de los fenicios a los muertos
ilustres y a los genios mágicos y benéficos que se encuentran en la literatura
poética del segundo milenio antes del nacimiento de Cristo.

India

La religión ha sido la base de la cultura en India. Desde tiempos


inmemorables, la organización social, económica y política indostaní ha estado
sustentada en sus creencias religiosas.

En este sistema complejo, la principal idea divina es Brahma, quien encarna


al Supremo Brahman y se identifica como el primer Dios de la trinidad hindú. En la
cosmología hindú, Brahma renace continuamente en un loto que crece en el
ombligo de Vishnú, segundo Dios de la trinidad.

La antigua religión de la India asegura que Brahma creó el Universo al abrir


sus ojos y al final de cada eón, el Universo muere porque Brahma cierra los ojos y
el loto se repliega dentro de Vishnú. En el siguiente eón surge un nuevo mundo al
nacer un nuevo loto del ombligo de Vishnú y otro Brahma.

La imagen de Brama se representa con cuatro cabezas. La tradición afirma


que Shiva, el aniquilador y tercer dios de la trinidad, destruyó su quinta cabeza.

Rudra (rugidor) es el segundo Dios de la trinidad hindú, encarnación de los


aspectos destructivos y creadores del Supremo Brahmán, mezcla de
características antagónicas, es a la vez destructor y reintegrador, gran asceta y
símbolo de sensualidad, custodio de la humanidad y su vengador iracundo.

Dios védico sanador de carácter maléfico y caritativo, más adelante se


convertirá en Shiva, el gran dios moderno del hinduismo, el "primer médico divino”
“curador y médico de médicos”.

Generalmente se representa portando un collar de calaveras y un símbolo


fálico

“El supremo Gran Señor de los Señores. La suprema deidad de las


deidades. El supremo amo de los amos. Más allá....El Dios único escondido en
todos los seres, el que penetra en todo, el alma interior de todos los seres. El
supervisor de las acciones, el que reside en todos los seres, el testigo, el
consciente, el aislado y sin cualidades...El crea el universo, él conoce el universo,
él nace de sí mismo y es el conocedor, el creador del tiempo, el poseedor de
cualidades, el que sabe todo.”

Shiva es conocido además con otros nombres, como Nataraja (Señor de la


Danza), Mahadeva (Gran Dios), Baraiva (el Terrible), Sundaresvara (el Señor
Hermoso), nombres que reflejan la diversidad de sus manifestaciones en la
Cosmovisión hindú.

Otros dioses curadores importantes son los gemelos Ashvin, especie de


Dióscuros con cabeza de caballo; a estos “caballeros gemelos de la aurora” el
Rigveda los invoca como los "médicos de los dioses", los "médicos divinos".

Los Vedas, textos sagrados védicos y brahmánicos escritos hacia 1,500


a.C. contienen un conjunto de conceptos terapéuticos sustentados en la magia y
la religión, que a su vez sirvieron de soporte a una incipiente ciencia médica.

En los textos védicos, la palabra "felicidad", sukha, se deriva del prefijo su


(bueno) y del sustantivo kha (los sentidos); así, para los hindúes, la felicidad
consiste, en el equilibrio de los sentidos, y se logra a través del control de éstos,
así como del desprendimiento y la disciplina de los deseos.

Los postulados básicos de la Medicina Vedántica se encuentran detallados


en dos obras: el Charaka, tratado médico conocido como el Charakasamhita, el
cual toma su presentación actual hacia del siglo I d.C.; y el Susruta, o
Susrutasamhita, reescrito y que adquirió su forma presente en el siglo VII d. C.

El Ayurveda enfatiza la estrecha relación existente entre el espíritu y los


sentidos y destaca la disciplina mental y psíquica en relación con el eficaz
funcionamiento mecánico del cuerpo. Así, lo que somos o lo que decidimos ser es,
al mismo tiempo, lo que sentimos, pensamos y creemos.

Por ello, es necesario favorecer el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el


espíritu. La salud se inicia cuando tomamos conciencia del flujo inteligente que
gobierna nuestro cuerpo físico y el mundo que vivimos.

Para esta doctrina, está en nuestra naturaleza buscar el gozo y evitar el


dolor. El cumplimiento de los deberes ciudadanos, la expansión psíquica de la
personalidad, la alegría, las actitudes altruistas, el apaciguamiento mental que
sigue a la meditación y todas las acciones que favorecen el equilibrio emocional,
tienen efectos directos y profundos sobre el estado saludable del cuerpo físico.

El Ayurveda coincide con la Teoría de campo al considerar que la totalidad


de la creación es una red interconectada de energía e información en constante
transformación, en la cual cada elemento se interrelaciona con todos los demás y
hasta los fenómenos más simples influyen sobre la totalidad.
En la medicina aryuvédica de la India se considera que la enfermedad es
producto del desequilibrio ético y moral en la relación del individuo con su entorno,
incluyendo su forma de alimentación, clima del lugar y forma de vida del individuo,
así como de su vínculo con la voluntad divina o con espíritus malignos.

Para el Ayurveda, las semejanzas y las diferencias entre las personas son
la expresión de tres tipos físicos de metabolismo conocidos como doshas: vatta,
pitta y kapha. La diversidad en la proporción de estas fuerzas presentes en cada
individuo en el momento de su nacimiento, determinan su relación con el universo
y su estado general de salud física y emocional.

En nuestro desarrollo, alteramos la proporción y el equilibrio del dosha


original, introduciendo desequilibrios físicos y emocionales en el organismo. Para
vivir en equilibrio es necesario comprender la influencia de los doshas, tanto en lo
físico como en lo emocional.

En particular, el Aryuveda considera que el estrés es una experiencia de


desequilibrio, ya que cuando existe un alto nivel de tensión de manera prolongada,
nuestras células interrumpen su proceso de renovación.

La función del terapeuta es la de ayudar a restablecer la reconstrucción del


orden físico, espiritual y moral y el equilibrio vital de sus pacientes. Son conocidos
los ritos colectivos de purificación corporal con agua, el ayuno, las dietas y las
purgas que se siguen en la India para el tratamiento de las enfermedades.

La toma de conciencia es uno de los principales caminos hacia la curación.


El Ayurveda enfatiza en la conveniencia de vivir en el momento actual; alejando
las lamentaciones por las cosas que nos ocurrieron en el pasado y sin
preocuparnos por las posibles circunstancias del futuro.

El Ayurveda propone diversos métodos para crear y recuperar la salud,


entre los más importantes están: la meditación, el ejercicio (especialmente el hata
yoga), la respiración, el masaje y la alimentación.

Los médicos ayurvédicos consideran que la meditación permite participar


en todos los planos del ser y trascender las distinciones entre mente, cuerpo y
espíritu. Cualquier forma de ejercicio permite establecer comunicación con nuestro
cuerpo. El yoga tiene como propósito fundamental unir la mente y el cuerpo y es
un camino hacia la experiencia espiritual.

La práctica individual y colectiva del yoga se utiliza en India desde el


periodo de los Upanishad. En el siglo II a.C. el sabio indio Patanjali, fundador del
yoga Sûtra, tomó su doctrina del Sâmkhya, el más antiguo de los sistemas de la
filosofía hindú.

Desde entonces, el hata yoga ejerció una poderosa atracción sobre los
hindúes a causa de los beneficios para la salud que se le atribuyen y porque ha
sido el sustento de la vida estricta a las que muchos hindúes están atraídos. Con
diversas variantes, la práctica del yoga se extendió y ganó muchos adeptos en
Occidente. Los ejercicios de yoga se han caracterizado como un medio para
tonificar el sistema nervioso y los músculos y, en general, para mejorar la salud y
prolongar la vida.

El yoga ha proyectado una gran influencia en otras religiones, como puede


advertirse en el budismo y sus diversas escuelas, en las que ha permeado por su
austeridad, por sus efectos espirituales y por los estados trascendentes que
propicia. No obstante, el Ayurveda acude a diversos ejercicios físicos específicos
para equilibrar la fisiología particular.

El Pranayama es la ciencia de la respiración que permite activar y dirigir


conscientemente la energía vital que nos anima a todos los seres vivos. Una
respiración equilibrada alivia la tensión y restaura el equilibrio fisiológico.

El masaje y cualquier tipo de contacto terapéutico producen en el


organismo la producción de antidepresivos, hormonas y potentes sustancias
antioxidantes; el contacto de una mano en la piel favorece la generación de
neuroquímicos, fortalece el sistema inmunológico, alimenta las emociones, calma
la mente, disminuye la ansiedad y la ira y mejora la fisiología en general.

El Ayurveda enfatiza la importancia de comer a conciencia, con una dieta


que satisfaga las necesidades de nuestro dosha dominante, o que equilibre el
dosha alterado. Para ello es necesario elegir alimentos que satisfagan las
necesidades físicas y emocionales. Como complemento, los hindúes practican
profusamente la herbolaria. Una antigua droga hindú derivada de la raíz de una
planta india, la Rauwolfia, es la fuente del primer tranquilizante moderno.

En conjunto la medicina tradicional de la India es colectiva y abiertamente


comunicativa entre el terapeuta y el paciente. La terapéutica hindú pretende
ayudar a la reconstrucción del orden físico, espiritual y moral, individual y
colectivo, alterado por la enfermedad.

Una rama de medicina tradicional con menor importancia en el


subcontinente Indio y común a las áreas musulmanas es el denominado Yunani o
Unani, que pone énfasis en la medicina interna y, en menor grado, en la
psiquiatría.

Budismo

Para la religión de India, Vishnu ha encarnado en nueve avatares de los


cuales Krisna es el avatar supremo, algo más que una encarnación de Vishnú, se
revela como dios mismo y un poderoso guía espiritual, destructor de monstruos y
demonio
Otro Avatar que ha sido asimilado en la religión tradicional de India, es
Siddattha Gautama, Buda o El Iluminado (485-405 a.C.), quien desarrollo un
sistema de creencias con enorme trascendencia religiosa en India, aún cuando no
aceptaba a Los Vedas como fuente de revelación divina.

A pesar de que tampoco concede importancia a las deidades, para el


Budismo temprano el Dios principal es Brahma; el Budismo tardío concede a los
Budas o a los Bodhisattva (budas futuros) la categoría de grandes dioses.

Los textos canónicos del budismo reflejan los discursos expresados por
Buda durante su vida. Estos textos se organizan en tres apartados, uno de los
cuales, el Abhidanma Pitaka, contiene varias obras técnicas sobre metafísica y
psicología.

Las doctrinas fundamentales del Budismo son:


 las cuatro verdades nobles y el camino noble de las ocho etapas.
 la no existencia de un alma, asociada a la aceptación de la idea de
un karma.
 el ciclo de la originación independiente.

La primera verdad es que el síntoma básico del ser humano es el dolor en


un sentido amplio y existencial. La segunda es que el dolor tiene una causa: la sed
de placer, la sed por la vida y la sed de poder. La tercera es que ese dolor tiene
remedio; la extirpación de esa sed. La cuarta es que existe una receta para
extirpar esa sed, o sea el camino noble de las ocho etapas: la opinión recta, la
resolución recta, el discurso recto, la conducta recta, la subsistencia recta, el
esfuerzo recto, el pensamiento recto y la meditación recta.

Naturalmente una vida en esas circunstancias disminuye las posibilidades


de enfrentar desequilibrios emocionales. Además, para el Budismo, siguiendo este
tratamiento, cualquier individuo puede alcanzar la iluminación, que produce el fin
del dolor y la liberación del ciclo de transmigración.

Para esta doctrina, los individuos no tenemos un alma, esencia o identidad


permanente; somos una cadena continua de cinco elementos psicosomáticos:
cuerpo, sentimientos, percepciones, estados mentales y conciencia.

El ciclo de originación dependiente sostiene que los individuos somos el


resultado de doce eslabones que se crean y suceden unos a otros: la ignorancia,
las formaciones mentales, la conciencia, el nombre y la forma, los seis órganos de
los sentidos, el objeto de los mismos, las sensaciones, la sed y el apego, la
existencia, el nacimiento, la vejez y la muerte. Al romper cualquiera de ellos,
escapamos del ciclo y alcanzamos la iluminación.

Hasta la fecha, para muchos hindúes, la meditación budista es considerada


como un instrumento eficaz para enfrentar los conflictos emocionales y los
trastornos de la vida diaria. De hecho, en muchos países se ha recurrido a la
meditación budista como una forma colectiva de psicoterapia. Una de las mayores
aportaciones del budismo a la salud emocional es la supresión del interés hacia el
mundo externo y su orientación hacia el interior del individuo. Lamentablemente el
Budismo prohibió el estudio de la anatomía; lo cual, sumado a las severas
prohibiciones de la conquista musulmana, provocó que la medicina hindú se
estancara y declinara.

En la India, algunas tribus o miembros de las castas más bajas todavía


acuden a consultar a sus brujos para combatir las enfermedades. Los hindúes de
las castas más altas recurren a los hechiceros, principalmente en tiempos de
sequía o hambruna. En muchas regiones asiáticas los chamanes constituyen una
parte importante de la vida cotidiana.

Persia

Los persas sintetizaron las tradiciones culturales de Mesopotamia y Egipto.


Aceptaron a otras religiones vecinas y consiguieron el respeto de los judíos, a
quienes permitieron completar la reconstrucción del Templo de Jerusalén en el 516
a.C.; consultaban a los sumos sacerdotes de los egipcios y los oráculos de los
griegos de Asia Menor.

El mazdeísmo fue la religión oficial del Imperio Persa y estaba basada en


las doctrinas de Zaratustra (Zoroastro), un profeta del siglo VII a,C. quien afirmaba
recibír las revelaciones de Ahura Mazda, el Señor de la Sabiduría.

Zaratustra promovía el monoteísmo y la conducta moral de los hombres y


prohibió el sacrificio a Ahriman y su séquito, divinidades subordinadas en el
panteón persa, a las que Zoroastro convirtió en los principios del mal de su nuevo
credo, y rechazó los ritos orgiásticos que acompañaban en los sacrificios a los
antiguos dioses persas.

El Venidad (ley contra los demonios) es uno de los volúmenes del


Zendavesta, fuente original de la filosofía persa de Zaratustra. El Venidad contiene
varios capítulos dedicados a la medicina, en los cuales refiere que existen 99,999
enfermedades, todas ellas causadas por demonios.

Entre los antiguos Persas existían los “médicos de la palabra”, que podrían
ser uno de los antecedentes más remotos de los psicoterapeutas. Aún más,
cuando su labor fracasaba, el paciente acudía al “curador del alma”, quien era
considerado el curador de curadores, el que curaba con la palabra sagrada.

Israel

Los médicos de Israel tenían restringido atender a las perturbaciones


emocionales, ya que los religiosos las consideraban como una consecuencia de la
influencia de espíritus malignos enviados por Dios.
La enfermedad mental, al igual que todas las demás, se consideraba
siempre como un castigo de Yahvé a un pecador.

Para ellos, el único médico, el único sanador, era Dios; los sanadores judíos
se conocían como “ayudantes del Señor” y sólo a los extranjeros se les otorgaba
el rango de médico, pero siempre con ciertas reticencias.

El Antiguo Testamento también contiene algunas referencias al poder de la


sanación, como es el caso de algunos patriarcas que utilizaron la oración y
algunas técnicas milagrosas para despojar a los enfermos de sus dolencias. Quizá
la contribución israelita más importante a la salud mental fue el conjunto de
preceptos morales que introdujeron en la sociedad.

Según antiguas tradiciones recogidas por autores clásicos como Pico della
Mirandola, Johannes Reuchlin y Wilhelm Schickard, “la cábala no sería sino un
saber de carácter esotérico que Dios habría revelado primero a Adán, después a
Abraham y luego a Moisés en el monte Sinaí, al tiempo que le hacía entrega de
las Tablas de la Ley, que los judíos situaban alrededor del siglo XIII a. C. También
se pretende que Dios enseñó sus verdades y misterios a través del ángel Raziel
tras la caída del primer hombre”.

Para los cabalistas, “la Cábala precede a cualquier religión o teología y fue
dada a la humanidad por el mismísimo Dios, sin pre-requisitos ni pre-condiciones.
Según las enseñanzas cabalísticas, el universo funciona de acuerdo a ciertos
principios supremamente poderosos. Al entender estos principios y al aprender a
actuar de acuerdo con ellos, la vida mejora enormemente en lo inmediato, y se
logra a mediano y largo plazo la verdadera plenitud, para uno mismo y para toda la
humanidad”.

“Así, de la misma manera en que las leyes físicas básicas, tales como la
gravedad y el magnetismo existen independientemente de nuestra voluntad y de
nuestra conciencia, las leyes espirituales del Universo influyen en nuestras vidas
cada día y a cada momento. La Cábala brinda el poder de entender y vivir en
armonía con estas leyes, y además, de usarlas para beneficiarnos a nosotros
mismos y al mundo”.

“La Cábala es mucho más que un sistema filosófico intelectualmente


convincente. Es una descripción precisa de la naturaleza entrelazada entre la
realidad espiritual y la física; y es un compendio total de métodos poderosos, a la
vez que prácticos, para lograr objetivos dignos dentro de esas realidades. Dicho
de manera simple, la Cábala da las herramientas que se necesitan para obtener
felicidad, plenitud y para llevar la Luz del Creador a la vida propia. Es la manera de
alcanzar la paz y la alegría que todo ser humano desea y merece, en la más
profunda esencia de su ser”.
“La Cábala práctica, refieren investigadores, persigue fines como la
curación de un enfermo, la expulsión de un demonio, mediante la invocación o
escritura del tetragramático nombre (Adonay) o ciertos pasajes o palabras de la
Biblia, en tablillas colgándolas del cuello del paciente”.

Grecia

En los templos griegos se veneraba a Apolo como Dios del Oráculo y la


Medicina, quien más tarde fue sustituido por su hijo Asclepio, bajo cuya protección
los sacerdotes practicaban el arte de curar en los templos construidos en su honor.

Los integrantes de una secta semisacerdotal, denominada Asclepíades, se


consideraban descendientes del Dios de la Medicina y practicaban la incubación
en los Templos, que eran visitados por los enfermos para ofrecer sacrificios y
elevar plegarias al Dios Asclepio quien, aseguraban, se aparecía en sueños a los
enfermos y les entregaba remedios para sanar su enfermedad.

El rito de incubación también se realizaba entre los romanos desde el siglo


VIII a. C., en el Templo de Esculapio, nombre que adoptaron para representar al
Dios de la Medicina y que era simbolizado con su emblema, un bastón en torno al
cual se enrosca una serpiente, que más tarde se convirtió en el caduceo de la
clase médica. Los enfermos debían pasar una noche en su templo, acostados
sobre la tierra, para recibir en sueños las prescripciones terapéuticas
correspondientes.

En Epidauro, ciudad cercana de Atenas, existió un santuario muy


importante en el cual un médico que asumió el nombre de Esculapio asistía a
miles de enfermos que acudían de todo el litoral del Mediterráneo. Según la
tradición que trasmitían los sacerdotes de Epidauro, mientras los pacientes
soñaban en el Templo, las serpientes de Esculapio chupaban sus heridas y se
conseguían curas milagrosas.

Este Santuario de Esculapio contaba con uno de los mayores teatros del
mundo antiguo; allí muchos de los enfermos encontraban alivio a sus
perturbaciones mentales.

En la Grecia antigua, además del teatro se emplearon también como


prácticas terapéuticas , la música, la danza y los sonidos dedicados a expulsar los
agentes causales de los desequilibrios físicos y emocionales.

El culto a Esculapio se extendió por todo el mundo griego y romano; se


erigieron templos en Atenas, Delfi, Trikkala, Cnidus, Cos, Pergamo y en muchas
otras ciudades.

Si bien en la antigua Grecia se consideraba que los sueños eran mensajes


de los dioses y del mundo espiritual, científicos como Alcmeón (600 a.C) se
propusieron investigar el funcionamiento del cerebro y los órganos sensoriales.
Pitágoras (582-500 a. C.) aconsejaba el silencio y el hábito del autoanálisis.
Fue Pitagórica la idea griega del justo medio, del metron, (la medida equilibrada de
las cosas), así como la perfecta relación del ejercicio y del reposo, el sueño y la
vigilia, el alimento y la abstinencia, cólera y burla, el control del vino y los placeres
del amor y el equilibrio en todas las situaciones de la vida.

La terapia pitagórica se basaba en la higiene, ejercicios corporales y el


empleo de la música. La dieta tenía como objeto mantener la armonía de cuerpo y
alma.

Pitágoras proponía la terapia por la música para restablecer la armonía


natural entre el cuerpo y el alma. Consideraba a la lira el más útil de los
instrumentos musicales para reencontrar el equilibrio y prefería a este instrumento
acompañado del cántico, para sanar la cólera y la melancolía.

Heráclito (480 a.C.) aseguraba que los sueños sólo tenían el significado
que le otorgan los pensamientos de los propios individuos.

Para Sócrates (470-399), la filosofía era la “Cura del alma”. El creador de la


Mayéutica (arte de alumbrar a los espíritus) pensaba que toda persona tiene
conocimiento pleno de la verdad última contenida dentro del alma y sólo necesita
ser estimulada por reflejos conscientes para darse cuenta de ella. En sus diálogos
persuadía, principalmente a grupos de jóvenes seguidores, a realizar un examen
de conciencia y a ocuparse más del alma.

Hipócrates (460-377 a.C) en su Corpus Hipocráticos afirmaba que “El


cerebro es el órgano más poderoso del cuerpo humano: ojos, oídos, lengua,
manos y pies actúan de acuerdo con su discernimiento...es el intérprete de la
conciencia”.

Al Padre de la Medicina se deben las primeras clasificaciones de los


temperamentos: colérico, sanguíneo, melancólico y flemático, así como las
primeras categorías del trastorno mental: manía, melancolía y frenitis.

La medicina hipocrática propone como terapia el empleo de la influencia


psíquica y de medios dietéticos como régimen de vida. Para la cura de los
padecimientos mentales, la escuela hipocrática empleó diversos tratamientos
somáticos y aplicaba tres tratamientos psicoterapéuticos: la inducción del sueño,
la interpretación de los sueños (que realizaban los sacerdotes) y el diálogo con el
paciente.

Para Hipócrates era importante escuchar, tomar en cuenta lo subjetivo, lo


sentido por él paciente. Además, eran necesarios los ejercicios corporales, el
masaje y los baños, principalmente en el mar, así como estudiar las relaciones que
establecía el paciente con los demás, los cuales podían ser auxiliares en la
curación
Platón (427-347 a.C.) uno de los principales alumnos de Sócrates, clasificó
a la locura en cuatro tipos: profética, ritual, poética y erótica y consideró que los
trastornos mentales eran en parte orgánicos, en parte éticos y en parte divinos.

Como tratamiento, Platón postuló la dialéctica verbal entre paciente y


médico, un diálogo destinado a la curación mediante el conocimiento filosófico.

Aristóteles (384-322 a.C.) discípulo de Platón, atribuyó el origen de las


enfermedades mentales a cambios en la temperatura, la bilis negra y las
emociones; daba especial importancia a las enfermedades psicosomáticas al
afirmar que el alma y el cuerpo se enferman juntos; para Aristóteles no hay
dicotomía, el alma y el cuerpo sufren uno con el otro y para curarlos utilizaba una
psicoterapia basada en la catarsis verbal enérgica.

Alrededor de 330 a.C. Alejandría se convierte en la sede de la ciencia


médica griega y de la Escuela de Medicina. Ahí se atendían a los individuos con
trastornos de la personalidad de una manera muy particular: se les cuidaba en
sanatorios especializados, con un tratamiento que incluía fiestas, ejercicio,
relajación, hidroterapia, música y paseos.

En esta ciudad se cultivaron los mejores especialistas médicos de la


Antigüedad: la primera clasificación de los nervios en sensitivos (receptores de las
sensaciones) y motores (estimuladores del movimiento) se debe a la disección de
cadáveres humanos que ahí realizó Herófilo (335-280 a. C.) quien con Erasistroto
(350-204 a.C.), explicaban la inteligencia superior de los seres humanos en
función del mayor número de circunvoluciones que tiene su cerebro.

Los antiguos egipcios creían que para garantizar la vida después de la


muerte era necesario conservar intacto el cuerpo del difunto, por lo cual
prohibieron las disecciones de cuerpos humanos que se realizaban en Alejandría,
e interrumpieron dichos estudios, situación que por cuestiones éticas y religiosas
se generalizó en el mundo occidental y se prolongó durante toda la Edad Media.

El trabajo en grupos fue una técnica frecuente entre los griegos para
trasmitir los conocimientos. Fue también una práctica reiterada para favorecer el
equilibrio emocional, el desarrollo de la conciencia y promover la salud a través de
la Filosofía.

Estudiantes de ambos sexos de toda Grecia y Asia Menor acudían para


incorporarse a la escuela de Epicuro (341-270 a.C.), quien sostenía que el placer
constituye el bien supremo y la meta más importante de la vida. Aseguraba que
eran preferibles los placeres intelectuales que los sensuales, ya que estos últimos
tienden a perturbar la paz del espíritu.
El fin último de la especulación epicúrea era alcanzar la serenidad y
eliminar los temores a los dioses, a la muerte y a la vida futura, en lo que cifraba la
verdadera felicidad.

Para los antiguos griegos fue muy importante la catarsis o ceremonia lustral
(repetida cada cinco años), que consistía en eliminar del cuerpo del enfermo las
manchas que daban testimonio de su impureza y producían la enfermedad, para lo
cual se empleaban agua, fuego y fumigaciones.

La escuela de Cos estudiaba las enfermedades desde un punto de vista


centrado en la interpretación de sus manifestaciones en relación con el ambiente
en el que vivían los enfermos.

Roma

Muchos médicos y filósofos romanos siguieron las escuelas griegas estoica


y epicúrea, que postulaban que las pasiones y los deseos insatisfechos actúan
sobre el alma, produciendo las enfermedades mentales, y sostenían que tales
padecimientos pueden controlarse alcanzando la ataraxia, un estado mental sin
perturbaciones.

En los primeros años del siglo III a. C. la veneración de Esculapio se


extendió por todo el Imperio Romano. Las fiestas que realizaban en su honor eran
conocidas como Esculapias.

En el siglo II a.C. en el territorio etrusco existían importantes fuentes y


edificios termales, utilizados en hidroterapia y balneoterapia las cuales,
posteriormente, fueron convertidas por los romanos en lujosas termas, templos y
piscinas.

Los seguidores de la escuela Ecléctica ocupaban mucho la hidroterapia;


Aulio Cornelo Celso (primera mitad del siglo I) aconsejaba el ejercicio constante y
era partidario de la esgrima, del juego con balón, de los paseos y del correr. En la
terapéutica ecléctica se recomendaba que después del ejercicio, se aplicara un
baño con agua tibia, así como unciones de aceite. También se recomendaba la
aplicación de agua fría, con la que pretendían curar casi todas las enfermedades.

Celso clasificó a las enfermedades en locales y generales, y dentro de


últimos padecimientos incluyó las enfermedades mentales; las que a su vez dividió
en febriles (delirios) y no febriles (locura).

Celso consideraba necesario el confinamiento y los procedimientos


restrictivos, como el hambre, las cadenas y los grilletes para el control de la
violencia, y recomendaba los sustos súbitos como tratamiento para los enfermos
mentales.
Muchos médicos griegos se trasladaron a vivir a Roma. Un médico que se
hacía llamar Asclepiades (124 a.C.) ciudadano romano y nativo de la antigua
Bitria, Grecia, sugiere por primera vez en la Historia, la influencia del ambiente en
el comportamiento patológico de algunos individuos; distingue entre alucinaciones,
ilusiones y delirios; propone una división entre males mentales crónicos y agudos.
Se pronuncia en contra de la reclusión y el trato inhumano que en Roma se daba a
los enfermos mentales y propugna, como curación, los baños, la dieta, el ejercicio
y el masaje.

En el Imperio Romano también proliferó el culto a Dionisio, aquien


denominaban Baco, Dios del vino, que era bueno y amable con quienes lo
honraban, pero que llevaba a la locura y a la destrucción a todos aquellos que lo
despreciaban o que denostaban las orgías rituales de su culto, en las cuales los
participantes lograban un estado transitorio de trance y muchas veces de delirio a
través de la embriaguez y la danza a un ritmo frenético. De manera colectiva se
alcanzaba un éxtasis que, interpretado como unión con el Dios, sanaba las
enfermedades.

La leyenda de Orfeo dio lugar a la teología órfica, que suponía que después
de viajar al inframundo en busca de su amada, Orfeo había desvelado la manera
de llegar a la tierra de los Bienaventurados, evadiendo los obstáculos con los que
se encuentran las almas tras la muerte. El orfismo llegó a ser un modo de vivir,
caracterizado por ritos de purificación, utilización de pócimas mágicas y múltiples
prohibiciones.

De acuerdo con esta leyenda, la teología órfica ofrece una explicación de


los orígenes de la vida, de los orígenes del hombre y de su destino. El
pensamiento griego estuvo muy influenciado por esta teoría, pues respondía a
unas necesidades espirituales que religiones tradicionales no satisfacían.

Más tarde, Séneca, como representante máximo de la escuela Estoica,


condenaba el lujo y la falta de moral de esa época, y también estaba a favor de
una vida frugal, sencilla, mesurada y de fortalecimiento físico y emocional.

La escuela Metódica dio gran importancia a la terapéutica colectiva:


introdujo las grandes instalaciones termales y la aplicación del agua fría; sus
seguidores afirmaban que la salud se recupera mediante masajes, irrigaciones,
gimnasia, paseos, equitación, juegos de balón, y diversas actividades grupales.

La escuela Pneumática, que se introdujo en Roma a mediados de siglo I d.


C. y cuyos principales seguidores fueron Posidonio de Apoema y Atanco de Atala,
también recomendaban los baños y la hidroterapia, debido a una supuesta
relación múltiple con los elementos constitutivos del organismo.

En su obra De causis et signis morborum, Areteo de Capadocia (50-130


d.C.) estableció descripciones clínicas de diversas enfermedades. Se opuso a la
idea de "locura divina" de Platón, a las medidas coercitivas sugeridas por Celso y
se preocupó por el bienestar de los pacientes.

La medicina grecorromana se consolidó con las aportaciones de Claudio


Galeno de Pérgamo (130-200 d.C.) quién describió el funcionamiento del sistema
nervioso y realizó una nueva clasificación de los trastornos de la psique, los que
identificó como a) orgánicos (debidos a lesiones, exceso de alcohol y cambios
menstruales) y b) mentales (ocasionados por miedos, angustias y desengaños).

Galeno realiza una síntesis del conocimiento médico y filosófico de los


romanos y los griegos. Entre sus múltiples descubrimientos, sostenía que la salud
anímica dependía del equilibrio entre las partes emocional, irracional y sensual del
alma. Sus teorías prevalecieron en la teoría y la práctica de la medicina durante
más de 1400 años.

Cristianismo

Durante el apostolado de Jesús de Nazareth fue evidente el uso que hizo


de facultades extraordinarias para la curación de los enfermos. Desde entonces, la
religión católica consideró especialmente a la enfermedad mental como una
manifestación de la presencia de espíritus malignos.

Con la divinización del Nazareno, la Iglesia Católica proclamó el poder de


Jesús para acabar con las enfermedades, como una demostración evidente de
que el Poder de Dios se encontraba en su persona. De acuerdo con el texto de La
Biblia, Jesús transmitió a sus discípulos ese poder curativo y la Iglesia se adjudicó
y ha ejercido este ministerio curativo durante 2,000 años.

Para el apóstol San Pablo, la curación es uno de los dones especiales del
Espíritu Santo y existe la posibilidad de que algunas personas posean este don.
No obstante, el cristianismo pregona que el verdadero agente de curación es el
Espíritu Santo

Desde el siglo III d.C. existe la creencia del poder curativo de algunas
reliquias y lugares considerados como “santos”, de ahí la práctica de conducir a
los enfermos a los santuarios de la Iglesia católica en búsqueda de la salud.

La identificación del pecado con la enfermedad en la religión cristiana


conlleva a la confesión del pecado como imperativo para la sanación. Así, la
confesión precede a la unción de los enfermos, la imposición de manos y las
oraciones que se utilizan en la liturgia cristiana para la curación.

Los exorcismos eran utilizados frecuentemente para arrojar a los espíritus


de los demonios fuera del cuerpo de los “poseídos”.
A la caída del Imperio Romano, con la Toma de Constantinopla, en
Occidente las enfermedades mentales nuevamente fueron consideradas como
posesiones demoníacas.

Islam

El mundo árabe o islámico, que surge paralelamente al imperio Bizantino en


el año 622, incorporó en su acervo médico la sabiduría griega, especialmente los
conocimientos de Galeno, Aristóteles y Dioscórides y algunos elementos de la
medicina clásica de la India.

La traducción al árabe de obras médicas escritas originalmente en griego,


consolidó el sistema de la medicina islámica, que estaba íntimamente ligada a la
religión y a las costumbres de la sociedad y su cultura.

Al inicio de la era islámica, Mahoma propone una nueva religión monoteísta,


sustentada en las religiones hebrea y cristiana, que asume a Allah como el Dios
único y verdadero al que los fieles debían someterse con humildad, hacer oración
todos los días, practicar la limosna y el ayuno durante el mes de Ramadán, así
como la realizar cada año una peregrinación a la Meca y la guerra santa en
defensa de su fe.

Los islamitas adoptaron una medicina a la que incorporaron estrictas


normas de vida, dietas y reglas de higiene que llegaron a formar parte de su
camino de salvación.

Algunas de estas normas fueron incluidas por Mahoma en El Corán y luego


las agruparon en el Tibb-Al-Nabi, Medicina del profeta, documento en el cual se
integra la salud espiritual con la corporal, que había separado teóricamente la
medicina hipocrática.

Para el Islam, el hakim es el médico filósofo, que busca la sabiduría, guiado


por elevadas normas éticas.

La patología explica la enfermedad como un desequilibrio en la armonía


natural de los hombres. Como factores etiológicos aceptaba las alteraciones en las
seis cosas no naturales de Galeno. Otro factor etiológico era el alimento y la
bebida, ocupando la dieta una posición importante como causa de enfermedad y
como factor terapéutico.

En las academias de El Cairo y otras ciudades se enseñaba la medicina


según planes de estudio adecuados, con facilidades clínicas en hospitales bien
dotados, cocinas orientadas a la preparación de dietas apropiadas, baños,
farmacias, jardines botánicos y ricas bibliotecas.
Se utilizan algunas formas griegas de terapia, como los masajes,
especialmente en los baños o “hamman”, la música y la ocupación. Para
conservar la salud se tiene en cuenta una decoración plena de sensualidad.

La terapéutica en el mundo árabe, consta de las tres ramas tradicionales; la


dietética; la farmacología y una cirugía poco desarrollada.

La dietética, entendida como una regulación total de la alimentación y del


género de vida, estaba dirigida a evitar la enfermedad mediante reglas muy
sencillas para que los pacientes aprendieran a regular aire y ambiente; comida y
bebida; sueño y vigilia; trabajo y descanso; ingesta y excreta y estados de ánimo.

Eran también importantes la luz, el agua, la situación geográfica y las


condiciones climatológicas, así como mantener el ritmo de trabajo y descanso, la
higiene, en particular la higiene sexual y el equilibrio en los “afectos del alma”.

La dietética era la base del tratamiento, incluso muchas veces era todo el
tratamiento si la enfermedad no requería recursos más enérgicos “Ni la cirugía, ni
la farmacología estaban autorizadas antes de ensayar todas las posibilidades de
la medicina dietética ".

Lo que más distingue a la medicina islámica es su enorme sentido ético y


su gran sentido de compasión y fraternidad hacia los enfermos. En la mayoría de
los tratados médicos del Islam se refleja una elevada formación ética de los
médicos.

Los hospitales eran caminos terapéuticos de primer orden; en ellos, además


del tratamiento dietético se practicaban actividades terapéuticas como la música,
danza, teatro e hidroterapia. El trabajo fue de las actividades terapéuticas de
mayor trascendencia que incorporó el Islam al cuidado de la salud. El sufrimiento
corporal era atendido con la misma diligencia que el dolor espiritual. Los médicos
árabes se distinguieron por su enorme interés a la psicoterapia y utilizaban una
forma de sugestión para atender a los enfermos.

En la introducción del Maimónides "Tratado del Asma", se reconocía que no


se podía realizar la terapia de las enfermedades de manera directa, ya que era es
preciso esforzarse antes de nada en conocer el temperamento del enfermo.

La curación era, para los médicos islámicos, sinónimo de vuelta a un


equilibrio anterior momentáneamente perturbado y para conseguirlo convenía
utilizar no solamente capacidades del cuerpo sino también las facultades del
espíritu.

Diocles de Caristo (300 a.deC.), discípulo de Aristóteles, escribió el primer


tratado de “dietética” preventiva. Muchos sabios de su época afirmaban que había
igualado a Hipócrates en la práctica médica. Además escribió el primer libro de
anatomía y un herbario con las propiedades nutritivas y medicinales de las
plantas.

Estos antecedentes, aunque sea de manera introductoria, nos señalan


inicialmente el tamaño del reto y la conveniencia de continuar investigando los
primeros pasos de la psicoterapia en el devenir de la humanidad.

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