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Uso de EMDR y un enfoque positivo para corregir los hábitos negativos

John Hartung

2018

Vista panorámica

Cuando se oye la palabra adicción, se suele pensar en las adicciones a las sustancias. En
este taller hablamos de los hábitos desagradables para incluir en la conceptualización y el
tratamiento de las adicciones otros ejemplos, como el perfeccionismo, el hábito de
postergar las tareas, el trabajar día y noche, la pornografía, la codependencia, el ejercicio
físico excesivo, el andar de compras cuando uno realmente no necesita nada – y mucho
más. Todas estas adicciones tienen en común ciertos pensamientos, emociones, y
conductas compulsivas y obsesivas que perjudican a la persona adicta y/o a otras
personas. Los objetivos del taller son (1) estudiar algunos temas relativos a todas las
adicciones, (2) aprender métodos de intervención que sean útiles en todos los ejemplos
indicados, y (3) practicarlos.

Estudiar ciertos temas relativos a todas las adicciones, y poder emplear los cinco
protocolos de EMDR que se mencionarán, no es preparación suficiente; los terapeutas que
quieren trabajar en el campo de adicciones necesitan tener información y habilidades
adicionales, según la adicción que se trata. Sin duda hay características en común entre
las adicciones al alcohol, a las parafilias sexuales, a la comida, al tabaco, o a la
codependencia. Pero adicionalmente cada ejemplo implica aspectos distintos. Para
ejemplificar este tema – que cada adicción es única y que el terapeuta necesita
especializarse en el perfil de ella – se incluye en los apéndices una sección sobre un
programa para personas adictas a las drogas (tabaco, alcohol, cocaína, metanfetaminas,
y otras drogas). Otros programas especializados se podrían desarrollar según las
necesidades de personas con otras adicciones.

EMDR en el tratamiento de las adicciones

Se propone que EMDR se puede emplear con personas adictas (con “hábitos
desagradables”) en varias formas. Las cinco intervenciones más relevantes son:

Fortalecer los recursos internos es una intervención fundamental. La persona en este


casos enfoca en lo positivo, 100% en la memoria narrativa en el hipocampo. Se incluye la
estabilización y preparación para el procesamiento, parecido a lo que se aprende en un
curso básico de EMDR. Se da más atención a su propia importancia en este caso dado
que mucha gente adicta depende de ayuda de otros, por qué no han aprendido a confiar
en su capacidad interna para responder a los retos cotidianos. La terapia dialéctica
conductual, yoga, meditación, ejercicio físico, y el mejorar la dieta se recomiendan para
complementar el lugar especial de la fase 2 de la terapia EMDR.

Los disparadores se pueden trabajar en vez de los recuerdos específicos. La técnica de


la respiración contenida es especialmente útil para personas que no respiran óptimamente
1
(que incluye a casi todos los clientes).Otros disparadores son los que provocan el impulso
de usar la sustancia. Esta estrategia permite enfocar en las amígdalas pero con acceso
mínimo. Otra estrategia es emplear la metodología de EMD en vez de EMDR. Así se
pueden procesar los recuerdos traumáticos pero no directamente y sin mucha asociación
libre, en forma sutil, con personas lábiles. El protocolo DeTUR de A.J. Popky (2005) es un
ejemplo sobre cómo tratar estímulos que se han convertido en disparadores que ya
pueden provocar el deseo de usar una sustancia adictiva. DeTUR es parecido a un modelo
desarrollado por el expositor, que se mostrará durante el taller. En breve, consiste en
identificar un disparador, considerarlo como acceso a un recuerdo (y en este sentido
sustituye el ICES de la fase 3), medir su poder, tratarlo con estimulación bilateral, y
observar los cambios hasta que el disparador haya vuelto a ser un estímulo de nuevo.

Procesar recuerdos traumáticos se considera algo clave en los programas para


personas adictas donde atiendo consultas; el rol del trauma en las adicciones se detalla
abajo en el paso 9 del protocolo. Es especialmente importante respetar la ventana de
tolerancia emocional del cliente, y dosificar y el acceso y la estimulación bilateral. Los
clientes en este caso requieren más capacidad yóica que los que trabajan solo
disparadores.

Trabajar las emociones positivas vinculadas con las conductas adictivas es el tema del
protocolo que sigue.

El desempeño óptimo (Hartung, 2013) se puede hacer después de la resolución de los


recuerdos traumáticos, cuando el paciente, ya no tan atado al pasado puede imaginar un
futuro; o antes, cuando la persona necesita practicar más recursos específicos antes de
visitar su pasado traumático. Otra vez se supone que el enfoque está en el hipocampo,
como con la primera intervención (recursos), pero ahora con un enfoque específico. La
persona investiga cómo realizar las mismas experiencias emocionales positivas que antes
perseguía a través de las conductas adictivas/habituales.

El uso de estas 5 intervenciones con EMDR usualmente empieza con recursos:

recursos → disparadores → recuerdos → emociones → desempeño


++++ ---- ---- ++ pero - - ++++

Sin embargo, para seguir al paciente, a veces hay que modificar la secuencia. Hay
personas que requieren práctica en el desempeño antes de trabajar disparadores o
recuerdos traumáticos, como en el caso de una persona que se disocia, o alguien con
poca historia de éxitos. En algunos casos una persona puede trabajar las emociones
positivas no apropiadas sin mucha preparación. En todos los casos vale repetir que estos
cinco protocolos no son suficientes en el tratamiento de las adiciones a las sustancias (ver
la sección sobre este tipo de adicción en los apéndices).

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El protocolo EPACA: Emociones Positivas Asociadas con la Conducta Adictiva

Se supone en este protocolo que una persona adicta repite ciertas conductas en parte
para experimentar una emoción positiva. Este hábito tiene 2 efectos: por el reforzamiento
la persona va a continuar (o aumentar) sus conductas adictivas; y realizar esa experiencia
emocional positiva interfiere con su motivación de buscar la emoción en forma más
adaptativa y más difícil. Sin romper el vínculo entre la emoción positiva y la conducta
adictiva, es poco probable que la persona quiera desarrollar y practicar hábitos adaptivos y
saludables.

Este protocolo tiene el objetivo de romper ese vínculo.

Generalmente la emoción positiva relacionada a una adicción no se trata directamente en


los programas tradicionales de adicción. En este protocolo la emoción positiva sí se
enfrenta abierta- y directamente.

Esta meta es sencilla, pero en mi experiencia los terapeutas que han tomado este curso lo
encuentran sumamente difícil de realizar. ¿Por qué será? Hay varias posibilidades:

■ La persona dando y la persona recibiendo tratamiento pueden favorecer lo negativo.


Muchos terapeutas tradicionales, y sus clientes, no hablan con comodidad de lo bueno.
Evitan, postergan, o se olvidan de lo positivo, y hablan más de los problemas, los
síntomas, la psicopatología, los diagnósticos. Esto es más común con una persona con
trauma no resuelto, y con los terapeutas que tratan el TEPT. Prestar atención a los
problemas interrumpe y distrae de la intención de hablar de lo positivo.

■ Hay gente, especialmente con el síndrome de DEPT, que evita el pasado totalmente,
usando distracción, el olvido, la disociación, u otras formas de suprimir la experiencia. Así
ignoran lo negativo y lo positivo.

■ Hay gente que no quiere confesar que su historia adictiva era positiva en alguna forma,
posiblemente para dar la impresión que están serias respecto a su rehabilitación.

■ Esta tendencia de negar el placer asociado con la adicción se fortalece si uno está
recibiendo terapia, se encuentra dentro del sistema jurídico, o tiene un anfitrión de AA.

■ Hay otros que le temen al poder de su adicción, y piensan que simplemente sentir algo
positivo asociado con ella, puede causar una recaída.

■ Muchos terapeutas se confunden con algo que parece ser positivo pero que es, mejor
dicho, la negación de algo negativo, como en los ejemplos, “reducir la ansiedad”, “bajar el
estrés”, o “controlar el impulso”.

Ignorar, evitar, o postergar una discusión de lo positivo ignora la oportunidad de identificar


una importantísima causa del impulso adictivo, y curarla. El EPACA ofrece procedimientos
para ayudarle a un cliente adicto dar atención adecuada a esa causa de su conducta
adictiva, neutralizar el poder de esa causa, y cambiar su vida.
3
Diez componentes del protocolo de la emoción positiva vinculada con el impulso
adictivo o habitual

Se describen diez pasos pero hay otros; por ejemplo, no se menciona la historia clínica, ni
la evaluación de alguna tendencia disociativas, dos temas sumamente importantes. Se
supone que el usuario del protocolo ya es un terapeuta que practica EMDR básico segura-
y efectivamente.

Paso 1. Consentimiento

Es un paso sencillo. Explicar el protocolo, dar información, y averiguar si la persona quiere


proceder. Por ejemplo, puedes decirle:

[“Hemos notado que cuando una persona quiere resolver un hábito desafortunado,
frecuentemente le ayuda el identificar y resolver la meta positiva que ha estado
persiguiendo. ¿Quiere usted tener más información sobre el tema?”]

Si la persona tiene la costumbre de no hablar del pasado:

[“Hay personas que creen que es peligroso hablar del pasado, especialmente del
placer o sentimiento de bienestar que produjo una conducta adictiva. Nosotros hemos
observado por el contrario, que enfrentar el pasado, inclusive la parte de gusto o
placer o bienestar, es necesario en algunos casos para poder resolver una adicción.
¿Quiere usted tener más información sobre el tema?”]

Paso 2. Probar la estimulación bilateral alterna (EBA)

Como es lo usual, probar las distintas modalidades, y preguntar al cliente cuales acepta y
con cual quiere empezar. Decirle a la persona que vas a usar tandas cortas y lentas, y que
vas a permitir que la persona tenga el tiempo adecuado para reflexionar sobre sus
experiencias. No hay prisa.

Paso 3. Identificar la emoción positiva

Es la parte más difícil. Hay terapeutas que no se sienten cómodos haciendo este paso y
dejan de completar el protocolo. Se debe persistir investigando lo positivo. La meta es
encontrar la emoción positiva que el cliente está buscando con su conducta adictiva.
Puede ser muy diferente de lo que le parece al principio, o conscientemente. No es la
eliminación de algo negativo, como el dolor físico o emocional, o la rabia, o el estrés, o la
ansiedad. Todos estos son resultados secundarios. Estamos buscando la causa primaria,
que siempre es positiva.

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Es útil conceptualizar la historia de la persona en forma gráfica, usando la línea de tiempo
que muestra el pasado, el presente, y el futuro:
_______________________________________________________________________

▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲
Edad: 14 18 30 33 40 50 ahora ¿futuro?

De la perspectiva del pasado. En el gráfico se han identificado 5 eventos durante los


cuales la persona recuerda haber experimentado una emoción positiva asociado con una
conducta adictiva. Estos eventos se identifican cuando el terapeuta dice, por ejemplo:

[“Quiero invitarte a volver al pasado para recordar momentos en tu vida en que


experimentaste algo especialmente positivo como resultado de tu conducta adictiva.
Te invito a buscar momentos o eventos especialmente positivos.”]

Si la persona dice que hay miles de eventos, pedirle que se concentre en los eventos
sobresalientes. He aquí un ejemplo de qué decir a una persona adicta al alcohol (o a
comer tanto pan que aumenta de peso exageradamente):

[“Es posible que hayas tomado alcohol (comido pan) muchas veces antes de que el
tomar alcohol (comer pan) llegó a ser una adicción parta ti. Quiero invitarte a buscar
un evento en que el acto de tomar alcohol (comer pan) te dejó con una experiencia
especialmente positiva.”]

De la perspectiva del presente. Si el cliente no puede identificar un evento del pasado,


se puede empezar con un detonador en el presente, pedirle al cliente que note el impacto
sensorial en su cuerpo, y volver al pasado buscando un momento en que sintió algo
parecido. Notar que no es necesario que el evento del pasado incluya la conducta adictiva.
Por ejemplo, una persona adicta al chocolate pudo decir solo que “Me gusta el chocolate”.
El terapeuta le ofreció una barra de chocolate y le dijo que prestara atención a su cuerpo,
que tocara la barra, y la moviera cerca de la boca. Con una sonrisa, el cliente puso la barra
al lado, alzó sus brazos, y dijo, “AHHHHH.” El terapeuta dijo:

[“Si me haces el favor, te invito a que repitas eso, con las manos arriba, con ese
sonido”. (El cliente lo hace.) “Otra vez, por favor… y ahora te invito a volver hacia tu
pasado, buscando momentos en los cuales experimentaste algo parecido.”]

Cliente: [“Pero qué raro. Estoy saliendo de la casa, tengo 18 años de edad,
despidiéndome de mis padres, en ruta a una nueva carrera en otra ciudad distante. Me
siento profundamente liberado.”]

Terapeuta: [“¿Cómo te suena la posibilidad de que has estado comiendo chocolate


para poder revivir esa experiencia de liberación?”]

(Como es frecuente, el cliente tomó la barra de nuevo y dijo que no tenía mucho interés en
la barra. Le gustaría comérsela, pero no necesitaba hacerlo.)

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De la perspectiva del futuro. La tercera opción es identificar un evento pasado
empezando con el futuro. En el diálogo que sigue, el cliente se da cuenta que solo pensar
en la próxima vez le produce deseos de abrir un sitio pornográfico.

Terapeuta: [“Te invito a imaginarte abriendo tu computadora hoy en la noche. Tu


pareja ya está durmiendo. Sabes que con un solo toque puedes abrir el sitio que me
has mencionado. ¿Qué notas en tu cuerpo?”]

Cliente: [“Me da vergüenza decírselo. Siento algo allá, abajo. Entre mis piernas. Una
mezcla de placer, culpa, algo feo, algo agradable. Ansiedad con deseo.”]

Terapeuta: [“¿Cuándo sentiste esta mezcla en tu pasado, tal vez durante el niñez?”]

Cliente: [“Tengo, no sé, unos 7 años de edad. Estaba una mujer, no era mi madre. Tal
vez alguien que me cuidaba. Me tocaba. Me decía que era para calmarme. Me decía
que así los niños pueden dormir mejor. Pero no me calmaba, por lo menos no al
principio. Sentía una conexión con ella tan fuerte que quise que lo repitiera en otras
ocasiones. Tuve que fingir el insomnio para que me lo hiciera. Era nuestro secreto.
Hoy día creo que no era abuso deliberado, que ella de veras creía que tocar así a los
niños era nada más que una forma de relajarse y dormir, y dejar que los adultos
pudieran tener un tiempo libre.”]

Terapeuta: [“¿Es posible que lo que has estado buscando con la pornografía es en
parte una experiencia sexual y, en parte, una experiencia de apego?”]

Identificar la emoción positiva no es fácil. Se entiende que un terapeuta dedicado al trauma


preste atención a este último incidente como si fuera solo un ejemplo de abuso sexual de
un niño. El mismo terapeuta posiblemente dejaría la cuestión de la emoción positiva a un
lado, y hasta exigiría que el cliente hablara de sus síntomas traumáticos. Y claro, el pobre
cliente, ya avergonzado, culposo y ansioso, va a sentir alivio con esta distracción. Pero el
terapeuta y el cliente van a posponer, y posiblemente evitar para siempre, la oportunidad
de sanar el impulso adictivo que el cliente mantiene hacia la pornografía!

Esta tendencia de evitar esta oportunidad de identificar y trabajar un blanco adictivo es


común en el uso del protocolo EPACA. Para guiar al cliente y al terapeuta, he aquí una
lista de emociones que otros clientes han identificado durante su tratamiento, y de los
pioneros en esta disciplina. Incluso ahora cuesta identificar a la primera persona que
mencionó un tema. Se destaca especialmente el trabajo del psicólogo Robert Miller y su
modelo FSAP (Miller, 2010, 2014).

► Sentirse valorado, orgulloso, importante. “Me siento orgulloso” decía un psicólogo


cliente después de descubrir que su tendencia de permitir que sus clientes abusaran su
amistad, pidiendo que él les diera “unos minutos más”, lo hacía con el fin de conectarse
con su abuela quien se había comportado así. Y él había oído a su abuelita informándole
al nieto, que ella se sentía tan especial cuando pudo servir a los demás. Después de una
hora de tratamiento empezó a terminar las sesiones a tiempo.

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Otra persona de una familia pobre se acordó de haber recibido un premio que lo permitió
estudiar a nivel universitario. En el mismo instante le dio de comer su abuela y después de
ese momento él empezó a hacerse obseso, sin darse cuenta de que estaba tratando de
re-experimentar el momento de sentirse tan bendecido como cuando le dieron la beca
(junto con la comida).

[Sentirse simplemente “bien” puede no ser una causa suficientemente profunda.


Preguntarle: “¿Qué es lo que te hacía falta en ese entonces, que encuentras dentro de tu
ser, que pretendías llenar con esa conducta?”]

► El apego, el pertenecer. Dijo un hombre “Don Juan”, “Puedo decirles a mis


compañeros que había conquistado a otra mujer”. Se dio cuenta que sus conquistas
sexuales no tenían que ver tanto con el placer físico, ni con la rabia contra las mujeres,
sino con el deseo de sentirse conectado con sus amigos. Después del tratamiento informó
que sentía mucho más deseo de conquistar.

[Sentir “la amistad” puede no ser la meta. Buscar más profundo. Ver si hay deficiencia en
el apego infantil.]

► Sentirse eufórico, vivo, emocionado. Una mujer que volvió repetidamente a su pareja
violento decía, “Nunca me he sido tan conectada con la vida como cuando me abraza.”
Estaba buscando cómo compensar por una vida de negligencia como niña, con padres
fríos. Así entendió su codependencia, su promiscuidad, y su pasividad.

[“Me prestan atención” puede no ser suficiente para explicar la conducta adictiva de
codependencia. Además, en estos casos, averiguar si hay problemas económicos que
también hay que resolver.]

► Creativa, competente, productiva, exitosa. Hay personas que hablan de perder una
emoción negativa cuando terminan una tarea, como si tuvieran la meta de bajar la
ansiedad u otro miedo. No son emociones positivas básicas. Investigarlo más.

► Auto-estima, sentirse importante o especial. Frecuentemente no se permiten el


sentirse especial, y la persona puede experimentar un tipo de fobia confesando ese meta.
Hay gente a la que le cuesta más sentirse bien que mal. Vale considerar buscar un blanco
terapéutico de cuando aprendieron esa fobia, y trabajarlo.

► Seguridad, paz. “Nunca me he sentido tan segura y protegida.” Recordar tal


experiencia e identificarla como el origen de una adicción que refleja un sentido de apego
grupal. No es simplemente escapar de un peligro, sino sentirse rodeado por gente que lo
cuida a uno. Encontrar este sentimiento puede mantener una conducta adictiva.

► Rebelde. A veces uno se porta adictivamente como rebelde para ganar una experiencia
de liberación. No tiene que ver tanto con expresar la rabia, ni de dominar a otro, sino de
liberarse de algo. A veces uno se hace rebelde para oponerse a la injusticia, que es algo
diferente. Investigar la meta deseada y realizada: qué significa la conducta y el resultado
para la persona.
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► Libre, autónomo. El mismo deseo de sentirse libre, liberado, puede aparecer en casos
donde la persona habitualmente se ha sentido controlada o frustrada, donde los demás no
la respetan. Otras veces, la emoción positiva deseada no tiene que ver con expresar la
frustración (perder algo negativo) sino sentir la libertad. Ejemplos relacionados son la
conducta pasivo-agresiva, la falta de eficiencia, el llegar tarde, la falta de organización, y
en otras situaciones donde la persona sí realiza su tareas pero no óptimamente.

► El amor. Por algún motivo, esta palabra, esta meta, no aparece en varias listas de
emociones positivas. Pero buscar el sentimiento de dar amor o recibir amor es potente.
¿Será por qué la palabra ha sido tan frecuentemente contaminada? En este caso, la
persona adictiva no va a confesar que está buscando el amor a través de una conducta
aparentemente destructiva y negativa. Para ayudarla, el terapeuta puede preguntar sobre
qué es lo que le hace falta, para así entender mejor qué está buscando para resolver esa
deficiencia.

No es raro encontrar esta contaminación del amor cuando una víctima abusada
sexualmente por un familiar llega a ser adolescente o adulto/a.

► La esperanza, el optimismo. Si una persona vive siempre triste, acordándose de sus


errores y fallas, de lo que le hace falta, es obvio el por qué repite ciertas conductas
adictivas para sentir una intermitente emoción positiva. La posibilidad de una vida mejor
aparece, aunque temporal, pero suficientemente para mantener y repetir la conducta.

► Fluir. La palabra flow en inglés tiene que ver con una experiencia de estar
profundamente conectado con uno mismo y con el mundo. Hay personas que hablan de
“no saber dónde yo termino y donde la otra persona, o el ambiente natural, empieza.” Esta
experiencia puede producir un hábito adictivo donde la persona compite compulsivamente
no para ganar sino para captar esa experiencia de nuevo.

► Normal. Una persona adicta al tabaco me dijo una vez, “Nunca me he sentido tan
confortable dentro de mi propia piel que cuando estoy fumando.” Otra persona dice,
“Cuando fumo, es como SOY”.

Otras sugerencias para identificar lo positivo:

► Resistir la tendencia de buscar lo negativo. Los terapeutas y clientes tienden a


interesarse más por los problemas. Hay tiempo para trabajar los traumas, pero no ahora.

► ¿Qué te hacía falta? ¿Cuál era la deficiencia? ¿Por qué sigo haciendo esto? El
terapeuta pregunta sobre que le hacía falta al cliente durante el tiempo cuando la conducta
llegó a ser adictiva. No es fácil encontrar esa deficiencia ni identificar el evento clave.
Persiste. Considerar volver al primer evento o momento en que la persona identifica como
el momento en el cual la conducta se convirtió en algo adictivo. Ejemplo: una niña víctima
del incesto frecuentemente no tenía otra opción para tener una relación de afecto con su
victimario.

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► ¿Qué dice tu cuerpo? En otros casos, vale preguntarle al cuerpo. Por ejemplo:

“Quiero invitarte a que vuelvas a esas experiencias, empezando con la primera vez que
notaste que te estabas convirtiendo en una persona adicta, y ahora, cuando vuelves allí,
notar en tu cuerpo cualquier señal somática, por ejemplo la sensación de tensión, calor, o
frío, u hormiguero.”

He tratado a personas que no podían identificar ninguna sensación al principio, pero


quienes por fin pudieron hacerse conscientes de:

 dolores en la articulación temporo-mandibular


 el deseo de vomitar
 las zonas erógenas
 sensaciones de escalofríos
 boca seca
 lágrimas
 hiperactividad

A veces el cliente toma una postura o se mueve en forma que expresa un recuerdo
somático. El terapeuta que lo nota puede invitarle al cliente a repetir el movimiento.

Ejemplos:

 Una persona cerró las manos cuando hablaba; le invité a repetir la acción y se dio
cuenta de su rabia.
 Un cliente alzó sus brazos cuando hablaba de tomar cocaína; cuando le invité a que
mantuviera sus brazos para arriba, y que regresara a algún momento cuando había
hecho lo mismo, se acordó del momento cuando salió de la casa y se hizo libre:
usar cocaína le produjo la misma experiencia de libertad.
 A veces vale preguntarle a una persona rígida, que muestre una emoción que había
mencionado para que sienta esa emoción y el recuerdo que la produce.
 En general, cuando una persona encuentra algo, decirle que ponga la mano encima
de esa sensación para amplificar la experiencia.

► Invitar al cliente dibujar la adicción. Visualizar, dibujar, hacer escultura, usar algo
simbólico, usar el toque, todo puede ampliar la experiencia. Vale pensar en si la persona
puede usar olores o sabores para acordarse del momento cuando la conducta se hizo
adictiva. Recordarle que no es la sensación sino la emoción positiva que la acompaña lo
importante.

► Ver si hay fobias a la emoción positiva. Es cosa común. Frecuentemente la persona


busca algo que cree que no merece: otro objeto fóbico. Sentirse especial, vivo, querido,
sería una experiencia bonita, pero no se la permite conscientemente, y por eso lo tiene
que realizar bajo la influencia de una sustancia adictiva. Vale trabajarlo. Una opción es
usar EMDR con el blanco de la emoción fóbica. Otra sería hacer flow back al pasado para

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encontrar un recuerdo que mantiene la fobia, y trabajarlo. Otra opción sería trabajar una
creencia negativa relacionada. Siempre vas a incorporar una sensación.

► Se está buscando una fijación, no una experiencia temporal. Se está buscando una
emoción que forma y motiva la vida de la persona, y por eso es que causa la conducta
adictiva. Es tan básica a la vida que es difícil de encontrar.

► Puede haber emociones positivas múltiples. A veces una persona trabaja bien una
emoción inicialmente sin que haya cambios en su deseo de usar o repetir la conducta
adictiva. En este caso, considerar que la primera emoción identificada era la más fácil de
reconocer. Es frecuente que después de trabajar el primer blanco emocional, aparece
otro, como si el primero hubiera servido como una capa encima de la otra.

► Buscar otra conducta. Unos de mis clientes se dio cuenta que su adicción se había
iniciado con otra conducta que hoy día ya no es relevante, pero que produjo la misma
experiencia positiva que explica, mantiene y provoca su adicción actual.

Paso 4. Localizar la parte somática positiva y medir la fuerza del vínculo entre ésta y
la conducta adictiva.

Una vez identificada la emoción positiva, y si el cliente todavía no la ha encontrado


somáticamente, preguntarle sobre el lugar de la emoción en su cuerpo. Se le puede pedir
al cliente que la mida, para que enfoque mejor en ella. Usar la escala 0 a 10, donde cero
no indica ningún sentimiento. Dar nombre a esta escala según su gusto. [Para adicciones
a una sustancia, puede ser “la Escala del Deseo de Usar (una sustancia)” o EDU.]

El propósito de medir la sensación que representa la emoción positiva es el de asegurarse


que el cliente realmente se haya conectado con esa experiencia, en cuyo caso es usual,
dar un 5 o más a la sensación y emoción positiva.

Entonces hay que medir la asociación o el vínculo entre la parte positiva y la conducta
adictiva. Preguntar sobre “De cero a 10, ¿Qué tan fuerte es el vínculo entre tu
sensación positiva y tu hábito negativo?” Como ejemplo, con una persona adulta que
está trabajando un recuerdo de haber sido un adolescente rebelde, podrías decirle:

[“Ahora que vuelves al momento cuando saliste de la mesa y tiraste el plato con la
comida, lleva tu atención hacia esa emoción que llamas, SOY POTENTE. Observa lo
bien que te sientes y donde lo sientes en tu cuerpo. Por favor, pon tu mano encima de
esa zona o parte de tu cuerpo. Y nota que acaba de hacer tu cara. Muy bien. ¿Qué
número, cero a 10, darías a la conexión entre lo que sientes y lo que recuerdas?”]

Otro ejemplo con una persona recordándose del momento cuando tomar una cerveza llegó
a ser una conducta adictiva:

[“Cuando te acuerdas de tomar la cerveza, mirando a tus amigos y la sensación de


apego que sientes al estar con ellos, ¿Cuánto quieres tomar esa cerveza ahora?”]
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Paso 5. Tratar

Sin demorar, hacer unos pocos movimientos EBA, posiblemente solo uno. Decirle:

[“Muy bien. Ahora quiero invitarte a prestar atención al lugar dónde has puesto tu mano y a
esa experiencia de „soy potente‟ Dale un número a la sensación bajo tu mano“).
Comenzar con la estimulación bilateral.

Paso 6. Pedir información durante el procesamiento

Cuando un terapeuta usa el protocolo estándar de EMDR, se suele trabajar sin hablar
mucho con el cliente. El protocolo EPACA permite, y hasta requiere, un diálogo continuo
entre terapeuta y cliente porque frecuentemente la persona encuentra recuerdos negativos
y queremos notar cuando esto ocurre. En tal caso, hay opciones:

■ Volver a lo positivo, consistente con este protocolo. A veces vale introducir


estrategias adicionales para que la persona pueda regular sus emociones y establecer
un estado de tranquilidad y balance (Hartung, 2014).

■ Trabajar lo negativo, si es algo que interfiere con el procesamiento de lo positivo, si


hay tiempo suficiente, y si el cliente está de acuerdo, después de que se le ha
informado sobre el cambio en el enfoque. Aunque es sumamente importante
enfocarse en la resolución de las emociones positivas no apropiadas, a veces hay que
desviarse un poquito para trabajar asuntos que pueden distraer. La situación puede
fortalecer al cliente, con una experiencia de poder y esperanza.

■ Posponer el procesamiento y discutir con la persona lo que le surge, ya que esto


frecuentemente es algo que merece discusión. Me acuerdo del padre quien no pudo
despedirse de su hijo, que había muerto en una guerra civil; descubrió su rabia contra
el gobierno, su ambivalencia respecto a esa guerra, y la necesidad de hablar de la
realidad de sus emociones, antes de tratar de procesarlas.

Los recuerdos traumáticos pueden aparecer repentinamente, y por eso es importante


mantener atención a la posibilidad de que algo surja que pueda distraer. Continuar
despacio con la Estimulación Bilateral, y pedir información sobre el impacto de la
estimulación en el cliente. De vez en cuando, hay que averiguar sobre cuál es la
puntuación en la escala, cambios corporales y en las conductas, modificaciones cognitivas
(tales como, la forma en que persona habla de sí misma, y otros elementos similares).
Para ayudar, se sugiere pedirle al cliente que describa cambios en la experiencia somática
tales como peso, tamaño, temperatura, color, forma, etc. La meta es continuar hasta que
el vínculo entre la emoción positiva y la conducta adictiva, se haya roto. Cuando ha
realizado su meta terapéutica, la persona va a poder recordar una parte de ese vínculo
(por ejemplo, pensar en una sustancia previamente adictiva), sin sentir la otra (la emoción
positiva).

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Paso 7. In vivo

La mejoría o cambio terapéutico durante una sesión, no garantiza éxito en la vida real, y
siempre hay que probar los resultados terapéuticos in vivo o in situ, para ver si se han
generalizado. Revisar si todavía hay detonadores, ya que es difícil replicar todos los
detonadores dentro de una oficina. Se trata de la memoria accesible por situaciones (MAS)
que antes se llamaba la parte no consciente; la palabra situación (por eso, in situ) implica
que las puertas al MAS se abren, cuando la persona se encuentra en una situación en la
que los sonidos, los olores, las imágenes u otros estímulos específicos, le recuerdan o
evocan el evento olvidado.

Paso 8. Seguimiento

En las sesiones que siguen, repetir el tratamiento si es necesario – y frecuentemente es


necesario repetir. Pensar en cómo la resolución de una capa puede permitir que aparezca
otra. Sugerir al cliente que se observe para ver si aparecen otros síntomas en el
futuro, dado que no es raro que haya:

 emociones múltiples
 adicciones múltiples
 recuerdos múltiples
 sensaciones múltiples, y
 blancos múltiples

Durante estas sesiones recordarle al cliente que es normal encontrar otros detonadores,
emociones, adicciones, recuerdos, sensaciones, y blancos. Recaídas no son fracasos
sino información adicional. Así, la persona va aprendiendo cada vez más, respecto del
poder del ambiente de producir detonadores, y del desarrollo de la capacidad de
controlarlos. Entender mejor qué es lo que dispara el impulso adictivo, permite extinguir el
poder de ese disparador.

Paso 9. Trabajar los recuerdos traumáticos y otros blancos

Es necesario repetir algo del paso 6: si aparecen recuerdos negativos que se posponían
hasta ahora, recordárselos al cliente y ofrecerle la oportunidad de trabajar los eventos
traumáticos ahora. Vale reflexionar sobre estos temas:

■ A veces un problema objetivo puede ser percibido por el cliente como una solución. Los
resultados del estudio ACE, basados en entrevistas con más de 17.000 sujetos, nos
recuerdan que las experiencias tempranas traumáticas son más comunes de lo que se
espera. Los autores del ACE, Felitti and Anda, contaron casos de personas que habían
manejado sus adicciones (a la comida) y perdieron mucho peso, pero luego lo habían
recuperado, después de haberse detonado, con algún estimulo, un recuerdo traumático no

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resuelto (Stevens, 2012). En su libro The body keeps the score, Bessel Van der Kolk
(2014) escribe sobre sus conversaciones con Felitti and Anda y cita sus planteamientos,
respecto a los eventos negativos tempranos y cómo estos pueden vincularse a las
adicciones:

Se supone que cierta conducta (fumar, tomar alcohol, usar drogas, consumir comida
exageradamente) puede ser dañina para la salud. Al contrario, la persona adicta a
estas sustancias puede experimentar su conducta como algo adaptativo, y cada una
de estas adaptaciones puede resultarle muy difícil de dejar de hacer. Dentro de la
comunidad profesional, no es usual considerar la posibilidad de que una conducta
dañina para la salud a largo plazo, sea beneficiosa para la persona, a corto plazo; por
ejemplo, cuando la conducta adictiva baja la ansiedad y permite que la persona evite
acordarse de algún recuerdo perturbante. Cuando el problema es una solución, nos
recuerda que fuerzas opuestas coexisten regularmente dentro de los sistemas
biológicos. … Lo que observamos, el problema con que el cliente se presenta, es
frecuentemente nada más que una señal del problema real, que queda enterrado en el
tiempo, escondido por la culpa, la vergüenza, los secretos, y a veces incluso la
amnesia del cliente – puede tener el sentido de buscar proteger al terapeuta de su
incomodidad. (pp. 147, 389).

Considere que si el abuso temprano en América fuera erradicado, la incidencia del


alcoholismo se reduciría a una tercera parte de lo que es actualmente. Hoy día, es difícil
decir que es sólo hipotético que los recuerdos traumáticos tempranos no resueltos,
contribuyen significativamente a las adicciones. A los terapeutas que trabajan con
personas adictas, se les recomienda estar atentos a lo que dicen sus clientes sobre su
historia de abuso y trauma, especialmente del abuso temprano; el abuso durante la niñez
temprana tiene el potencial de avergonzar a la persona abusada de tal forma, que no le
permite ni hablar de lo que le pasó. Y cuando la persona consume drogas para poder
olvidar del trauma inexpresable, es posible apreciar cómo el problema puede convertirse
en una solución.

■ Los recuerdos traumáticos frecuentemente aparecen espontáneamente. Usar el juicio


clínico para decidir, si es mejor trabajar los recuerdos que interfieren con el enfoque en las
emociones positivas, o volver a estas emociones, y posponer el procesamiento del trauma.

■ ¡OJO! Si decides trabajar el trauma, primero pedir permiso al cliente y segundo, iniciar el
procesamiento (fase 4) con mucho cuidado: despacio, con pocos movimientos bilaterales,
acceso disminuido, y con mucho acompañamiento. No es posible predecir qué tipo de
recuerdo – evitado, olvidado, disociado – pueda surgir. Una vez resuelto el recuerdo que
surgió, volver al enfoque en las emociones positivas. Es en este punto, que muchos
terapeutas se olvidan de la importancia de trabajar las emociones positivas. ¡No te olvides!

■ Considerar hacer EMD en vez de EMDR para contener el acceso: en vez de decir
después de una (corta) tanda de estimulación, “¿Qué te viene?” vas a llevar la persona
primera al blanco, y preguntarle sobre qué cambios hay en ese blanco. Prestar atención
especial a la respiración del cliente. Preguntar sobre alguna tendencia disociativa.

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■ Si es necesario aumentar el acceso, usar un puente afectivo o cognitivo y trabajar el
recuerdo que la persona encuentra.

■ Usar los apéndices para trabajar disparadores y dilema.

■ Enfocarte en el desempeño para fortalecer recursos (Hartung, 2009).

■ Para personas adictas a los opiáceos, trabajar sus dolores físicos crónicos.

Paso 10. Experimentar las emociones positivas adecuadamente

Solo eliminar el deseo adictivo no es suficiente; hay que encontrar alternativas para
acceder a las emociones positivas que la persona estaba experimentando, a través de la
conducta positiva. Hay que encontrar sustitutos que reemplacen la conducta adictiva. El
protocolo no es nada mágico: dejar las adicciones requiere que la persona, y su terapeuta,
reconozcan las tentaciones que existen en el mundo.

Mantener en mente que lo que la persona estaba buscando y encontrando con su


conducta adictiva, no era nada menos que una vida significativa: cómo conectarse con los
demás, cómo sentirse especial o importante, cómo sentirse vivo…

¿Cuándo dedicarse a los sustitutos? Depende. Cuando un cliente está apenas empezando
el tratamiento, es normal no poder enfocarse en las alternativas. Pero no se puede
postergar demasiado; en la ausencia de una alternativa saludable, pueden surgir otras
conductas adictivas.

Frecuentemente, se nota que la persona ha estado practicando durante un buen tiempo


conductas alternativas, pero no han funcionado por la competencia de la conducta
adictiva. A veces vale retar a la persona, para ver cuánto valoriza la conducta alternativa, y
ver cómo la puede valorizar más. Ver si hay pensamientos limitantes que se pueden
trabajar, o recuerdos alimentadores, o – siempre una posibilidad – ganancias secundarias,
especialmente de la familia que puede estar a punto de perder a su “chivo expiatorio”.

Apéndice A: Breve historia del tratamiento de las emociones positivas

Los antecedentes de este protocolo son varios.

El conductismo

En los años 70, fui parte de un equipo dedicado al tratamiento de personas que
consultaban a un centro forense, dentro de la comunidad. Nuestros clientes,
frecuentemente se presentaban con parafilias y adicciones sexuales. Muchos de los
tratamientos que ofrecíamos venían de la tradición del Conductismo, y por eso
aceptábamos que nuestros clientes se comportaran adictivamente con el objetivo de
experimentar algo positivo, placentero. Nos resultaba difícil de entender cuál era el

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propósito de repetir conductas que les producían tanto dolor, miseria, y auto-sabotaje. No
tenía sentido.

El sado-masoquismo era un ejemplo obvio de esta paradoja. ¿Por qué causar dolor físico,
y repetir esa conducta habitualmente, a pesar de las consecuencias negativas? El
conductismo nos ofreció una posible explicación: el objetivo de la persona no era sentir el
dolor, sino tolerar el dolor para poder sentir placer, eventualmente en forma sexual.
Aparentemente, durante algún momento de placer sexual, una experiencia de dolor físico
había surgido – al azar y no conscientemente – y en el cuerpo/mente de la persona se
asociaban o apareaban, desde ese momento en adelante. Así se entendía dentro del
modelo de aprendizaje clásico. Adicionalmente, cuando la persona, luego, precedió la
conducta sexual con algo doloroso, experimentó la misma consecuencia positiva, y según
el modelo de Skinner de acondicionamiento operante, se incrementó la probabilidad de
que esa secuencia se repitiera. La parte de dolor físico había llegado a ser un recordatorio,
o disparador, o detonador (cue o trigger en inglés), y desde ese momento en adelante,
estaría vinculado con la conducta y la consecuencia, en forma estímulo-respuesta.

Algunos conductistas utilizaban el castigo, para romper ese vínculo. Otros, de acuerdo con
Skinner, pensaban en cómo eliminar el reforzamiento; según la teoría, si el placer sexual
no se asociara al dolor, ese dolor eventualmente se extinguiría y el vínculo con el placer
también, terminaría.

Otra aproximación era el Fading procedure de Wickramesekera (1972, 1976; Hartung,


1982). Con esta estrategia era necesario permitir a la persona sentir placer sexual no
apropiado al principio, luego sutilmente mover la emoción positiva (el placer sexual en este
contexto) de un objeto no apropiado, a uno apropiado (el sentido de “fading”). Las primeras
investigaciones de esta estrategia produjeron resultados que indicaban una reducción en
la conducta sexual no apropiada (Laws & Payloski, 1974). La meta no era eliminar las
emociones positivas, sino modificar sus asociaciones.

La aproximación fading era importante porque combinaba los 3 factores claves en el


tratamiento de las adicciones: aceptar la realidad de metas positivas que motivaban a la
persona adictiva; romper el vínculo entre lo positivo y el hábito negativo; y formar un nuevo
vínculo entre lo positivo y una conducta sana y apropiada. Desgraciadamente, los
tratamientos en esos tiempos no fueron muy efectivos con estos tres factores, ni
separados ni en combinación, y hoy día, casi no se sabe de lo que Wickramesekera
estudiaba.

En el protocolo EPACA se habla de un vínculo entre la conducta adictiva y una emoción


positiva. Este vínculo, que originalmente no existía, se aprende y se hace habitual cuando
la persona experimenta una emoción positiva profundamente importante, mientras está
ejecutando la conducta. Es curioso que una persona pudo haber repetido esa conducta
(por ejemplo, tomar cerveza, andar de compras, sentir estimulación sexual) varias veces,
sin que fuera nada adictivo. Pero en otra ocasión, al experimentar esa emoción positiva en
relación a la misma conducta, ésta se convierte en una conducta adictiva, cosa que la
persona repite en el futuro, para experimentar esa emoción tan fuertemente positiva.
Rápidamente llega a ser algo compulsivo.
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EMDR

En el caso de adicciones, varios terapeutas han experimentado con la metodología de


EMDR, para ver si esta terapia pudiera ofrecer más beneficios al cliente, si fuera
modificada. El método DeTUR de A.J. Popky (2005) es un ejemplo de cómo adaptar
EMDR al tratamiento de adicciones, con un enfoque específico en los eventos traumáticos
y en los disparadores. Otros protocolos son el “addiction memory” (la memoria de una
adicción) de Hase, Schallmayer, y Sack (2008), “cravings and consequence of use” de
Larry Andersonand, y “chemotion and EMDR” de Omaha (1998) donde uno de los blancos
terapéuticos es la resistencia por parte del cliente. Respecto a las adicciones sexuales,
Ricci y Clayton (2009) ofrecen una teoría sobre como EMDR disminuye respuestas
somáticas asociadas con recuerdos traumáticos, y cómo el deseo adictivo es un aspecto
del trauma almacenado somáticamente, hasta que no se procese.

Probablemente Knipe (2005) desarrolló el primer protocolo de EMDR para tratar


directamente las emociones positivas, asociadas con conductas adictivas. Su enfoque es
parecido a lo de intención paradójica de Jay Haley y su equipo. Knipe ha continuado con
aplicaciones a las obsesiones, compulsiones, y otros hábitos negativos, usando como
blancos las emociones positivas almacenadas “no adaptivamente,” o las emociones
positivas no racionales (“irrational positive affect” en inglés).

Miller (2012) ha desarrollado un protocolo sobre cómo tratar emociones positivas no


apropiadas en su “feeling-state addiction protocol” (FSAP). Hay casos basados en el
diseño n=1 que sugieren que el método da resultados en algunos casos. El protocolo de
Miller es uno de los pocos que combina los 3 factores mencionados: aceptar la realidad de
una meta positiva; romper el vínculo entre lo positivo y la conducta adictiva; y sustituir un
nuevo vínculo entre la meta positiva y una conducta-hábito apropiada.

Reconozco y agradezco el trabajo, la creatividad, y la generosidad de todos estos


maestros. Aunque he aprendido varias ideas de ellos, el modelo que se ha presentado es
original, y acepto toda responsabilidad por los conceptos y su desarrollo. Muchos
terapeutas han usado el protocolo, en varios países y hasta el momento nadie – ni
terapeuta ni cliente -- me ha dicho que ha causado daño. Al contrario, varias personas me
han dicho que el protocolo puede ser uno de los elementos que hacía falta en el
tratamiento de personas adictas, y que puede completar, para muchos clientes, su
tratamiento con EMDR. Sin embargo, es nada más que un recurso, una herramienta, un
método entre varios, y las personas que lo empleen, tienen toda la responsabilidad por su
uso y por los efectos que resulten, de él.

16
Apéndice B: Formación especializada

Poder emplear los 5 protocolos de EMDR mencionados no es suficiente, dado que cada
adicción requiere información y habilidades especializadas, según el tipo de ésta, adicción
al alcohol, a las parafilias sexuales, a la comida, al tabaco, a la codependencia; estos
ejemplos tienen características en común y cada ejemplo implica aspectos distintos. Para
ejemplificar este tema, en seguida se da un resumen de un programa para personas
adictas a las drogas (tabaco, alcohol, cocaína, metanfetaminas, etc.).

Las adicciones a las drogas

En el cuento del elefante y los ciegos, cada ciego tocaba una sola parte del elefante y
concluyó que esa parte era el elefante. Algo parecido ocurre en los programas de
tratamiento de personas adictas: hay una tendencia de enfatizar una sola intervención,
como por ejemplo el uso casi exclusivo de la terapia cognitiva, la neuroretroalimentación, o
la meditación y yoga, o el más usual, los 12 pasos de AA. Se propone en este taller que
cada uno de estos ingredientes – y otros – son importantes y que un programa ideal es
donde el equipo ofrece una variedad de servicios eficaces. En el taller se habla del “Circle
Program”, un proyecto comprehensivo del hospital estatal de Colorado (EUA) donde el
expositor ha sido consultor durante 10 años. El equipo del programa, bajo la dirección de
la psiquiatra Elizabeth Stuyt, ha llevado a cabo hay varias investigaciones hechas y
publicadas, que muestran la eficacia del programa (Stuyt, 2014a). Los resultados son
generalmente positivos, a pesar de que los clientes de este programa frecuentemente
cumplen los criterios de desorden de personalidad, bipolaridad, trauma complejo,
disociación, u otras condiciones de enfermedad mental severa, a pesar de que han sido
abusados y han abusado a otras personas durante largo rato en sus historias y a pesar de
que la gran mayoría ya han recibido tratamiento, sin beneficio permanente. Por ejemplo, la
lista que sigue, incluye los componentes que consideramos los más importantes, para la
mayoría de los clientes. Recomendamos que cada componente se tome en cuenta, no
siendo requisito que cada persona adicta necesariamente cumpla, con cada uno de ellos.

Tratamiento comprensivo para personas adictas a las drogas

1. Se prohíbe el uso de tabaco en todos lugares del hospital; según nuestros datos
2. (Stuyt, 2014b) las personas que dejan de fumar reportan más éxito en resolver
otras adicciones, en comparación a las personas que siguen fumando. (Note que
ofrecemos el mismo tratamiento para pacientes, terapeutas, y otros empleados del
hospital.)
3. Comunidad terapéutica para fortalecer la conducta responsable, atención a las
4. necesidades de las demás personas
5. Mínimo de 90 días de tratamiento residencial
6. Posibilidad de participar en el ejercicio físico diario; educación sobre los beneficios
de un estado de bienestar físico
7. Comida saludable – 3 comidas nutritivas al día; educación sobre el mismo
8. Educación sobre los efectos cerebrales y físicos del alcohol, otras drogas, y el
tabaco
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9. Educación sobre la neurobiología de las adicciones y del trauma
10. Educación sobre los efectos de la medicación
11. Educación sobre el control de las enfermedades transmitidas por actividad sexual
12. Terapia cognitivo-conductual; terapia dialéctica conductual
13. Exposición a los disparadores adictivos
14. Prevención de las recaídas; educación sobre cómo manejar los síntomas
15. Bioretroalimentación (Heartmath)
16. Neurobioretroalimentación
17. Acudetox (acupuntura auricular, NADA)
18. Técnicas para manejar el estrés: EFT, TAT
19. Grupos sobre el procesamiento del trauma – específicos al género
20. Grupos para el manejo de la rabia: educación, práctica
21. Terapia grupal experimental: el duelo, níño interno, la comunicación efectiva
22. Lectura, tareas
23. Tratamiento relacionado a los sistemas, a las familias
24. Terapia individual con EMDR para las emociones positivas adictivas
25. Terapia individual para el trauma
26. Terapia individual para fortalecer los recursos internos

Otro: La importancia de un equipo de personas expertas en comunicación y en relaciones


humanas, no se puede exagerar. Frecuentemente un programa falla porque ciertos
miembros del equipo no respetan los límites personales, no quieren resolver conflictos,
compiten uno con el otro en forma no saludable, y confunden un rol con otro. Además de
ser modelos no adecuados para los clientes, provocan el estrés negativo que interfiere con
la terapia. Esencial es contar con un director clínico que muestra respeto hacia todos, y
que sepa resolver los desacuerdos, dentro del equipo.

En vez de promover una terapia específica para todos los clientes, se debieran ofrecer
opciones. Se le informa al cliente sobre los posibles beneficios y limitaciones de las varias
terapias, y basado en esta información, el cliente da su consentimiento, o no. Es
importante, pues, que cada miembro del equipo clínico tenga varias herramientas que
ofrecer. La lista arriba contiene los métodos más eficaces hasta ahora, pero la lista no está
completa ni cerrada. Uno de los principios que nos guían es: si lo que estás haciendo no
da resultado, pues, haz algo diferente.

Una vez terminado el programa, la persona continua en tratamiento individual, grupal o


familiar, según lo que se considere pertinente. Participar en grupos de AA, y colaborar con
gente profesional en la comunidad.

Dependiendo del programa, se puede ofrecer servicios para una adicción específica. En
otros casos, el equipo puede abordar los factores comunitarios y trabajar con personas
con varias expresiones adictivas: adicción a las sustancias, a la pornografía o a cierta
actividad sexual, al andar de compras, a la rabia, al trabajo o a las actividades deportivas
excesivas, a la auto-mutilación, a la codependencia.

Se supone además que la persona que usa este protocolo, ya está capacitada en el uso
de EMDR para fortalecer recursos internos y para trabajar con recuerdos traumáticos.
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