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¿SE SALVÓ EL FÚTBOL?

: UN PROCESO CONCURSAL A LA
MEDIDA DEL “OUT SIDE”

Jairo Cieza Mora1

Fernando Capuñay Chafloque2

El presente comentario desarrolla de manera breve el Decreto de


Urgencia 010-2012, publicado en el Diario Oficial El Peruano el 05
de marzo de 2012, titulado “Medidas de urgencia para la
reestructuración y apoyo de emergencia a la actividad deportivo
futbolística”.

Dejamos a los constitucionalistas la opinión jurídica referida a la


viabilidad constitucional del Decreto de Urgencia materia de
comentario; sin embargo, nuestra impresión al respecto es que este
decreto no cumpliría los requisitos para que el Poder Ejecutivo regule,
a través de la mencionada norma, la denominada reestructuración del
fútbol peruano.

Sin embargo, el Decreto es un hecho objetivo y tiene eficacia


inmediata; por lo que, constitucional o no, viene teniendo incidencia
concreta en el desarrollo societario y concursal peruano, por lo tanto,
es de obligatorio comentario.

El motivo o considerando principal del decreto de urgencia se


sostiene en que “el impacto económico y social de la actividad
deportiva futbolística a nivel mundial y en el Perú es muy
significativo, constituyendo fuente de transacciones económicas
importantes; (…) la actividad futbolística, con independencia de la
forma jurídica a través de la cual se desarrolla, genera, un conjunto
de actividades económico-financieras de impacto directo en diversos
sectores de la economía nacional”. Como se pude apreciar, se señala
que hay un impacto directo de la actividad futbolística en las finanzas
y en la economía nacional, situación muy discutible, por lo que,
nuestra opinión al respecto, es que hay una motivación política y un
accionar improvisado para la dación de este decreto de urgencia, ya
que el fútbol, por historia, ha sido una herramienta del poder político
para tratar de legitimar gobiernos en dificultades o para consolidar
ascendencias gubernamentales. Debemos decir, como señala Alfredo
Bullard, que los procedimientos concursales no son para clasificar al
1
Docente de la Universidad de Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Socio del estudio
Capuñay & Cieza

2
Docente de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (UNIFE). Arbitro. Socio del estudio Capuñay
& Cieza.
mundial ni para ganar la Copa Cable Mágico. Los procedimientos
concursales son para cobrar las obligaciones de los deudores a través
de diversos mecanismos concursales que pueden, por ejemplo,
expresarse en la reestructuración patrimonial o en la disolución y
liquidación en caso de inviabilidad de la empresa o persona jurídica
no societaria. El procedimiento concursal busca la satisfacción del
cobro del crédito de los acreedores y también la protección del
patrimonio del deudor para evitar la “canibalización del crédito”. Por
tal motivo, lo señalado por el decreto de urgencia en el sentido que
“se han producido en el país hechos muy graves que atentan contra
el desenvolvimiento y desarrollo de la actividad futbolística (…) tales
como huelga de jugadores, suspensión, retiro o cancelación de la
participación de los clubes deportivos (…)” es un absurdo desde todo
punto de vista.

El artículo primero del Decreto de Urgencia (D.U.) señala que “la


presente norma tiene por objeto dictar medidas urgentes,
excepcionales y transitorias a fin de establecer reglas expeditivas,
destinadas a asegurar las reestructuración y apoyo a la actividad
deportivo futbolística que permitan la adopción oportuna de las
medidas para su saneamiento y organización”. El artículo segundo
que regula el ámbito de aplicación de la norma señala:

“2.1. El presente Decreto de urgencia se aplica a todas las personas


jurídicas, cualquiera sea su naturaleza, que realicen actividades
deportivo futbolísticas.

2.2. Durante la vigencia del presente Decreto de urgencia, las


personas jurídicas a las que se hace referencia en el párrafo anterior,
sólo podrán acogerse al procedimiento concursal establecido
en el presente norma.”

Lo señalado en el numeral 2.2 anteriormente transcrito constituye un


imperativo para las asociaciones o sociedades que funcionan como
clubes de fútbol, pues los obliga acogerse a este procedimiento
concursal “especial”. Así como las personas naturales tienen la
decisión de hacer lo que consideren con su esfera privada, siempre
que no vulneren normas imperativas, de la misma manera, las
personas jurídicas, incluyendo los clubes de fútbol, pueden optar por
la decisión de ir a un procedimiento concursal voluntariamente o ser
llevados al mismo por sus acreedores, tal como lo establece la Ley
General del Sistema Concursal (Ley 27809, en adelante, LA LEY) y
decidir, a través de la Junta de Acreedores, si se reestructuran o si se
disuelven o liquidan. Lo que está haciendo el D.U. es imponer, bajo el
manto de un artificial salvataje, el obligatorio paso de los clubes de
fútbol por un sistema concursal “especial”, lo que constituye una
intromisión en la autonomía de los entes colectivos.

El artículo 3 del D.U. es el aspecto central de la norma y regula el


ingreso de la solicitud de inicio del procedimiento concursal por parte
del deudor, y la correspondiente administración temporal de la
persona jurídica. Asimismo, regula el caso de que sea el acreedor
quien solicite el inicio del procedimiento concursal, una vez verificada
la existencia de los créditos (reconocimiento de créditos). Los órganos
de la persona jurídica, luego del reconocimiento de los créditos, ceden
paso a una administración temporal la misma que será determinada
por INDECOPI y ratificada por la Junta de Acreedores.

Esto es lo que se conoce como el “desapoderamiento” y significa que


los órganos de la persona jurídica serán sustituidos por un
administrador temporal designado por INDECOPI, y en su caso,
ratificado por la Junta de Acreedores, en concordancia con el artículo
120 de la Ley.

Estos administradores temporales figuran formalmente adscritos a


INDECOPI así como los liquidadores; sin embargo, su labor, implicará
armonizar la relación empresarial con la deportiva, cosa que no
resultará del todo sencilla. La Federación Peruana de Fútbol, a través
de su abogado, ha señalado que asesorará a INDECOPI y a los clubes
“en la reestructuración”, sin embargo, la FPF no tiene competencia
para esta labor, de ahí que su participación jurídicamente es
intrascendente.

El numeral 3.5 es realmente revelador pues señala textualmente lo


siguiente: “en estos casos el procedimiento concursal no
contempla la posibilidad que los acreedores opten por la
liquidación de la persona jurídica”. Este aspecto nos parece que
contradice la naturaleza misma de un procedimiento concursal pues
sólo permite la reestructuración patrimonial de la persona jurídica. Me
pregunto ¿Qué pasa si luego del análisis de los balances o de la
información financiera respectiva, se llega a la conclusión que es
imposible reestructurar a ese club de futbol? Estaríamos ante una
reestructuración impuesta a la fuerza, carente de contenido,
superficial y ficticia, y lo peor, no resolvería el problema del Club ni de
los acreedores y menos el llamado “interés nacional”. Nos parece que
un procedimiento concursal sin liquidación, la misma que de acuerdo
al artículo 74 de la Ley tiene como presupuesto la disolución, es
totalmente anti técnico. La disolución y liquidación es el régimen por
el cual el deudor cesa en la realización de sus actividades y
posteriormente se transfieren sus bienes para, con ello, obtener
recursos necesarios y proceder al pago de los créditos reconocidos. La
ejecución de los actos necesarios para el cumplimiento de las normas
propias de este régimen corresponde al liquidador, quien participa en
el procedimiento concursal a partir de la suscripción del Convenio de
Liquidación (acto inscribible en los Registros Públicos) celebrado con
la Junta de Acreedores. Asimismo, la liquidación permite el cese de las
actividades del deudor y, para algunas personas jurídicas en las que
se pretende dar mayor valor a los bienes del deudor como unidad
productiva, se permite la denominada “liquidación en marcha”. De
otro lado, al no permitir la disolución y liquidación, el D.U. no acoge el
llamado “fuero de atracción concursal” que incorpora todos los
créditos que se hayan generado con anterioridad o posterioridad a la
fecha de difusión del concurso.

El numeral 3.9 del D.U. que sanciona a los órganos del consejo
directivo que se nieguen a brindar la información correspondiente al
administrador, impone el elemento coactivo de la norma, pues en
caso de negativa hay responsabilidad civil y penal e inclusive
descerraje para ingresar a las instalaciones del Club. Si bien el
numeral 3.10 del D.U. establece, al amparo de los artículos 18 y 19 de
la Ley el marco de protección patrimonial en la esfera del deudor,
este solo factor no es suficiente para contra restar los
cuestionamientos señalados. Cabe resaltar que una de las
características de este Procedimiento concursal “especial” es su
celeridad ya que el numeral 3.15 señala que para la aprobación del
plan de reestructuración se tiene 60 días hábiles computados desde
la designación del administrador.

Ya anteriormente se ha criticado a la Ley 29504 pomposamente


llamada “Ley que promueve la Transformación y Participación de los
Clubes Deportivos de Fútbol Profesional en Sociedades Anónimas
Abiertas”. Ningún club se acogió a esta norma, pues no se generaban
incentivos para incorporarse, además de ser una norma pésimamente
redactada que generaba confusión más que claridad legislativa.
Consideramos, que desde una perspectiva institucional, la actual
norma comentada, si bien no adolece de las obvias falencias de la
demagógica Ley 29504, es contraria a la naturaleza del proceso
concursal y lamentablemente no resolvería el problema de los entes
involucrados.

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