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Facilitadores:
Paola Ossandón M.
Ricardo Pastene B.
Equipo de Educadores
Biocéntricos de Chile
INDICE
Un informe realizado por el Ministerio de Educación año 2004 presenta cuatro hitos históricos en
el desarrollo curricular en el ámbito de la educación cívica o formación ciudadana en nuestro país:
b) Con la reforma del 60 el plan de estudios de Enseñanza Media, la Educación Cívica pasa
a ser una introducción a la Ciencia Económica y la Ciencia Política, por tanto desaparece la
asignatura como tal, el contenido se incluye en la asignatura de Historia y Ciencias Sociales.
Este cambio de paradigma operó a nivel latinoamericano, pues la mayoría de los países en la
región y el resto del mundo, desarrollaron sistemas eleccionarios, extendiendo el voto a la
mayoría de su población. Por tanto, la modificación se fundamenta principalmente en las nuevas y
exigencias necesidades que presentan la sociedad y el mundo globalizado. La Formación
1
Ver: Orientaciones e Instrucciones de Evaluación Diagnostica, Intermedia y Final en Formación Ciudadana.
http://portales.mineduc.cl/usuarios/media/doc/201402111023330.FormaciOnCiudadana8voABAsico.pdf
Ciudadana se presenta como una instancia para hacer frente a los desafíos globales, según
manifiestan instituciones como la OCDE, la OEA, entre otras.
De este modo se realiza un giro para preparar a los ciudadanos en sus derechos, deberes y
responsabilidades posicionando la Formación Ciudadana como una necesidad de la sociedad con
sentido de urgencia.
1.-Durante los años 1999 y 2000 Chile participa del Estudio Internacional de Educación Cívica,
CIVED, conducido por la IEA (The International Association for the Evaluation of Educational
Achievement). Este estudio incluyo a estudiantes chilenos que desarrollaron sus estudios antes de
la reforma, previo a 1998.
2.- En el año 2009 Chile participa del Estudio Internacional sobre Educación Cívica y Formación
Ciudadana ICCS de la IEA. Uno de los objetivos de nuestro país fue tener referentes en la materia
y comparar nuestro currículum y estándares con los currículos de otros países.
Por otro lado, el propósito del ICCS fue investigar, en un conjunto de países, las maneras en que
los jóvenes de 8° Básico están preparados para asumir sus roles como ciudadanos en el siglo XXI.
Al comparar los resultados a nivel general: Chile en la materia mantuvo su desempeño entre
ambos estudios. A nivel internacional, el desempeño tendió a bajar, lo que impone al Estado de
Chile, plantear el desarrollo de un Plan Nacional de Formación Ciudadana y Derechos Humanos,
con lo cual se refuerza el compromiso de fortalecer la educación cívica en todos los niveles
educacionales.
Pero sólo será en marzo de 2016 que, mediante la Ley 20.911, se cree finalmente el Plan de
Formación Ciudadana para los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado. La Ley
claramente expone que dicho Plan considerará la implementación de acciones concretas para
cumplir con cada uno de los objetivos expuestos, junto con ello, cada sostenedor podrá fijar
2
Ver: Educación Cívica. Fundación Piensa. http://www.fundacionpiensa.cl/sitio/wp-content/uploads/2015/09/36-
20-MAY14_EdCivica-Espectador-Protagonista_200514.pdf
libremente el contenido del plan de formación ciudadana y podrá ser incluido, además en el
proyecto educativo institucional. En sus disposiciones transitorias, la ley 20.911, establece la
creación de una nueva asignatura de Formación Ciudadana para los niveles de 3º y 4 º año de la
enseñanza media, con proyección 2017.
Proceso formativo continuo que permite que los niños, niñas, jóvenes y adultos
desarrollen un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que resultan
fundamentales para la vida en una sociedad democrática. Busca promover en
distintos espacios, entre ellos las comunidades educativas, oportunidades de
aprendizaje que permitan que niños, niñas, jóvenes y adultos se formen como
personas integrales, con autonomía y pensamiento crítico, principios éticos,
interesadas en lo público, capaces de construir una sociedad basada en el respeto, la
transparencia, la cooperación y la libertad. Asimismo, que tomen decisiones en
consciencia respecto de sus derechos y de sus responsabilidades en tanto ciudadanos
y ciudadanas.”
3
“Por una Escuela Solidaria”, Batalloso Navas, Juan Miguel: Doctor en Ciencias de la Educación –
Universidad de Sevilla, España. Maestro de Educación Primaria. Miembro del Grupo de Investigación
ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia.
PARTE I: FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y EPISTEMOLÓGICOS
La Visión biocéntrica aparece y se disemina por el planeta con cautelosa fuerza desde
mediados de la década de los cincuenta4, en el siglo pasado. Su emergencia, desde
aquellos días, problematiza crítica y epistemológicamente la visión y el paradigma
antropocéntricos, que emergieron, lentamente, tras el fin del teocentrismo medieval,
bullendo prolíficamente por el Renacimiento, y asentándose con firmeza desde la
Ilustración. Desde entonces, han prevalecido prácticamente incólumes hasta nuestros
días, a pesar de las variadas corrientes y modelos que han intentado superarlo. En la
figura siguiente, podemos ver gráficamente la mirada y los efectos de uno y otro.
4
Pensadores, filósofos y científicos de esta nueva visión, pusieron en perspectiva los alcances del desarrollo
del pensamiento positivista-industrial y las bases filosóficas y epistemológicas desde las cuales, la sociedad
moderna pretendía seguir creyendo que podía observar el mundo de manera externa y no implicándose, y
sin poner en peligro el ecosistema que lo acogía.
Desde la formación ciudadana, la figura del antropocentrismo racionalista, podríamos
desagregarla, en términos de especie, en tanto esa figura simbólica “masculina”
representa, indiscutidamente además, a la figura del “hombre de raza blanca”, debiendo
por ende, colocarse en esta pirámide operacional, a todas las otras razas bajo aquella.
Asimismo, podríamos también desagregar otras miradas, pero que esencialmente, todas
terminan configurándose en torno a aquel sector de la sociedad que hoy tiene el acceso a
la educación y la información, a los recursos (tecnológicos y culturales), y a los espacios de
decisión, en definitiva, al poder.
Claramente, el enfoque biocéntrico se instala así desde una mirada que contrasta con el
paradigma imperante. Dicha mirada o visión, se sustenta hoy además en lo que se conoce
como el Principio biocéntrico, enunciado en 1971 por el chileno, Rolando Toro Araneda5.
La invitación o premisa fundamental como lo plantea su etimología, es “poner la vida al
centro”. Su presupuesto básico es que “el Universo existe porque existe la vida, y no al
revés,…” 6
Otra forma de comprender sus postulados se puede leer como que “para contar la
historia de cualquiera de nosotros es necesario contar la historia del Universo. Si éste fuera
diferente, nosotros también lo seríamos.”
Asimismo, muchos otros autores que han participado de esta nueva visión epistemológica
y cosmológica han hecho sus aportes:
“La evolución del Universo es, en realidad, la evolución de la vida y culmina en el fenómeno
de la conciencia.”
5
Poeta, pintor, profesor normalista y psicólogo chileno, creador del Sistema de Biodanza y co-creador de la
Educación Biocéntrica.
6
Que el Universo evolucionó para que la Vida surgiera tal y cómo la conocemos y no al revés, implica
entonces que la estructura bioquímica de nuestro cuerpo o la de cualquier ser vivo, no podría ser aquella, si
el Universo (planetas y galaxias), desde el Big Bang, no hubiese generado la red de secuencias y eventos de
alta complejidad que produjeron los elementos que nos/los constituyen como tales.
7
Prigogine, 1988; Bohm, 1980; Chew, cit. in Capra, 1988.
8
Prigogine, 1988, p. 74.
Soportes epistemológicos y metodológicos:
Estos planteamientos operan así como las directrices orientadoras de nuestros procesos
formativos y de gestión pedagógica biocéntricos, como un círculo coherente y virtuoso, y
que emergen desde los tres soportes metodológicos y epistemológicos que le dan
significado y sentido a la propuesta pedagógica que ellos encarnan:
9
Frade Rubio, Dra. Laura, “Criterios para la evaluación de la pertinencia e idoneidad del
nuevo modelo educativo”, México, 2016.
constructivista que también busca transformarlo, instalado o asumido en muchas
comunidades educativas actuales.
Desde la Dialógica freireana que nos inspira y nos mueve, podemos co-construir los
aprendizajes significativos, de modo tal que las palabras y temas generadores
(significativos y plenos de sentido para cada comunidad) estén presentes, circulen y se
invoquen en cada instante, provocando la participación amplia y democrática, en donde
nadie queda sin expresar su “palabra” y en donde todos se sientan escuchados, para ser
incluidos en la acción a la que comprometen dichas palabras y temas comunitarios.
“No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión.
Decir la palabra verdadera es transformar al mundo.
Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr
concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa.” 10
El diálogo o el dialogar desde su etimología, nos conecta con la búsqueda del significado
de lo que se dice, releva una intencionalidad, por develar el significado que las palabras
cobran en el espacio y en el tiempo en que se “dialoga”. Es decir para dar nombre y
sentido a ese contexto, al mundo que compartimos como seres dialogantes.
10
De “Las 20 máximas de Paulo Freire” que sintetizan su visión del Programa de alfabetización que llevó
adelante. Fuente: http://educacion-orcasur.blogspot.cl/2010/07/
11
Ruth, Cavalcante, “Educación Biocéntrica: Dialogando en el círculo de cultura”. Revista Pensamiento
Biocéntrico Nº 10 jul/dic 2008.
adicional, que hasta el día de hoy sigue ausente al igual que el cuerpo, en los procesos
formativos: el rol activo y legítimo de los educandos (niños y niñas, y jóvenes).
“En primer lugar, queremos expresar a nuestro curso y a la comunidad del LMS, que
aunque somos niñas y niños, nosotros también tenemos una opinión sobre la
Educación, pero lamentablemente nunca nos la piden. Pensamos que hay varias
cosas importantes que debemos decir sobre la Educación que recibimos.”
12
Cabe recordar que en su objetivo formativo sobre DDHH, el PFC señala taxativamente su énfasis en
Declaración de los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos del Niño.
13
http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/06/11/la-conmovedora-carta-de-estudiantes-de-6to-
basico-del-manuel-de-salas-a-profesores-y-apoderados/.
de la solidaridad, vale decir, es incompatible conceptualmente con formas destructivas y
negadoras de la solidaridad. No es un concepto neutro, en cuanto derecho humano, sólo
se condice con todo lo que implique promoción de las energías más positivas y
propositivas de los sujetos.
Esto nos lleva a asumir una nueva mirada sobre los mundos infantiles, concibiendo a la
infancia como un fenómeno social. Dejar de mirar a la infancia de manera fragmentada y
aislada, para ser abordada en su complejidad, más allá del tiempo en el que a cada cual le
tocó vivir la infancia. Esto nos permite poder hablar de la heterogeneidad presente en los
mundos infantiles, al igual que en los mundos juveniles.
El rol del educador en esta nueva inclusión, tiene que entenderse como la posibilidad de
acompañar el proceso, donde la apuesta metodológica tiene que ir modificándose de
acuerdo al momento que va viviendo el grupo. Si entendemos que la vida de un grupo es
dinámica y que pasa por distintos procesos de desarrollo, el educador debería considerar
dos dimensiones:
Desde una mirada práctica, algunos de estos procesos serían, en un primer momento,
asumir el grupo más bien como una aglutinación de personas legitimadas como sujetos de
aprendizaje, y que se sienten invitadas a participar en algo que no alcanza a ser propio. En
este momento, el educador debe acompañar permanentemente el quehacer del grupo,
desde un rol de coordinador. Luego, afianzado dicho inicio, se conforman como
agrupación más autónoma, acordando normas propias, eligiendo sus coordinadores,
planificando algunas actividades, y sintiéndose parte del grupo. En un tercer momento, se
conformará una organización propiamente tal, donde ya tienen una orgánica, se plantean
planes estratégicos y el educador va tomando un rol de colaborador, que acompaña de
acuerdo a las demandas del grupo y a la mirada externa que se pueda tener del proceso
grupal.
Un proyecto educativo social que pretende la autogestión de los grupos exige una
responsabilidad institucional y del facilitador a cargo. Ello implica que, desde una relación
horizontal, se favorezcan y reconozcan las motivaciones, intereses y necesidades de los
integrantes. Así como dirimir, en la tensión constante que presenta la relación educativa,
entre los requerimientos institucionales, su apuesta educativa y su rol de respetar el
desarrollo de los participantes, para el despliegue de su propia potencialidad en la
construcción de un proyecto social común, independientemente de su condición etárea.
Compendio de impactos comunitarios del acompañamiento biocéntrico
“Estos planes tienen como objetivo que cada escuela y liceo diseñe acciones que
permitan a las y los estudiantes participar de procesos formativos –curriculares y
extraprogramáticos– cuyo centro sea la búsqueda del bien común. Es decir, vivenciar
el respeto, la tolerancia, la transparencia, la cooperación y la libertad; la consciencia
respecto de sus derechos y responsabilidades en tanto ciudadanos.”
“Qué mejor espacio para pensar y diseñar aulas más inclusivas que la formulación
de las acciones del Plan de Formación Ciudadana. Es en la interacción diaria cuando
se aprende la ciudadanía, relevando el interés por lo público, por el bien común, en
definitiva, por el otro.”
“Los invitamos a convertir cada escuela y liceo en un espacio de construcción del país
que soñamos.”
(Seleccionados desde Orientaciones PFC, MINEDUC, 2016)
Precisamente estas citas nos instalan desde ya, respondiendo desde nuestra declaración
de intencionalidad del proceso, en el contexto de resultado esperado respecto del
impacto del Plan.
“El sistema educativo constituye el primer espacio de socialización fuera del hogar.
En la escuela y el liceo, las niñas, niños, jóvenes y adultos incorporan
progresivamente la conciencia del otro y de la pertenencia a una comunidad. Ambos
son espacios privilegiados de interacción donde se logra dotar de conocimientos y
actitudes a los actores de la comunidad con el fin de alcanzar una adecuada
convivencia democrática. Es decir, la escuela y el liceo se conciben como un espacio
primordial de socialización.
14
Ocampo-Talero, et al. Las subjetividades como centro de la formación ciudadana. Revista Universitas Psychologica, V. 7, N° 3.
2008.
PARTE II: ESTRATEGIAS Y METODOLOGIAS
Por ello, nuestra estrategia metodológica no puede sino abordarse desde el afianzamiento
prioritario de la Convivencia Escolar multiestamental o comunitaria, en donde el
desarrollo afectivo y saludable de los vínculos, intra- y extra- comunitarios, sean la base de
sustentación de todas las acciones y procesos formativos, y por ende, el caso particular de
la Formación ciudadana, tampoco escapa a ello.
Al respecto, y por lo mismo, vemos a partir de los riquísimos e ideales términos que
proponen y declaran las leyes y estatutos que rigen nuestra educación en general, y la ley
y orientaciones del Plan de Formación ciudadana, en particular, referentes absolutamente
cercanos a nuestra mirada, pero que, dadas las condiciones en que se implementarán
estos Planes, las comunidades educativas se verán enfrentados en su cumplimiento, a una
gran problemática de brechas formativas.
Al respecto, vemos que entre los textos y la realidad, dichas brechas, desde ya años
persistentes, nos alertan que no se está en el camino a superarlas. La evaluación que
hacemos de ello, focaliza el centro de la brecha en la implementación sustentable de
dichos textos. Principalmente de aquellos preceptos y alcances que se vinculan y se
desprenden de la formación de habilidades personales y sociales para la vida y la
consolidación sostenida de una sana y afectiva convivencia escolar intra y extra aulas.
15
Documento Orientaciones para un Plan de Formación Ciudadana.
16
López, Verónica, PUCV. En “APUNTES - Educación y Desarrollo Post-2015: Convivencia Escolar”, N°4, 2014.
Oficina Regional Santiago de Chile, UNESCO.
Hasta el día de hoy, en mayor o menor grado, ésta aun sigue apareciendo como
secundaria o complementaria apenas, frente al sobrevalorado desempeño académico. 17
Pero la vida siempre enciende nuevas luces y horizontes. Desde los ejemplos de buenas
prácticas en Formación Ciudadana del sitio ad-hoc del Mineduc, miramos con esperanza
las excepciones emergentes a esta situación. No nos asumimos por lo mismo, como
portadores de la verdad, y precisamente en base a eso, es que proponemos un decidido
asentamiento desde la convivencia escolar. Estamos ciertos, que desde ella, es donde la
verdad/realidad de cada contexto local empezará a rendir los frutos de aquellos
hermosos e ideales objetivos de la “buena ciudadanía” que nos propone y desafía el
Ministerio y el Estado. Los casos expuestos en el sitio web nos dicen y narran también, los
positivos impactos que han tenido dichas prácticas en la comunidad que los llevó
adelante.
Nuestra mirada biocéntrica, creemos y confiamos, posee elementos concretos que hacen
posible y eficaz su implementación, para satisfacer esos resultados y procesos de
aprendizajes, profundamente sensibles y significativos, desde el “querer ser”, y no desde
‘el-deber-ser’ o sólo desde ‘el pensar’.
17
Bellei, Cristián; Morawietz, Liliana (CIAE-UCh), “La Enseñanza y el Aprendizaje para el siglo 21: Objetivos
Educacionales, Políticas y Currículos de Seis Naciones”, en cap. 3, “Contenido Fuerte, Herramientas Débiles:
Competencias del siglo XXI en la reforma educativa chilena”. Editado por la Iniciativa de Innovación en
Educación Global de la Escuela de Posgrado en Educación de la Universidad de Harvard, 2016.
http://nubr.co/yFji1L
Sólo hay un concepto en el PFC del Mineduc que nosotros quisiéramos cambiar porque es
esencialmente pernicioso: la tolerancia. Para nuestra mirada, este término sólo reviste
una cualidad pasajera, y por ende, de alta peligrosidad: “Yo te tolero hasta que reviente…”.
Creemos que un término como éste, que requiere de explicaciones subordinadas para
entenderlo como parte de una buena ciudadanía, entorpece los predicamentos globales
de dicha formación. Nosotros preferimos adoptar la formación en la “aceptación
incondicional desde el respeto por el/la otro/a y su diversidad”.
Esto es, a nuestro juicio, -y no nos perdemos en ello-, lo que la autoridad espera de la
tolerancia. Sí. Pero así planteado, nos queda la posibilidad de que, por su esencia
condicional y dependiente de un umbral incierto e individual, esa “tolerancia” se agote.
Por ello es que ponemos en nuestra distinción, el aceptar al otro, tanto desde el respeto,
como en su carácter de incondicional. Eso constituye nuestro primer mecanismo de
resolución de conflictos. Puesto que establece un aprendizaje que implica un soporte de
autodefensa para toda la comunidad. La viabiliza ética y participativamente, para resolver
con autonomía, la separación o suspensión de alguno de sus miembros por trasgredir
dicho precepto: el derecho de la comunidad a convivir en la diferencia y la diversidad. La
tolerancia tiende muchas veces a (en)cubrir a quienes precisamente trasgreden dichos
derechos, sean estos, estudiantes, profesores, padres o directivos, a través de callar, de no
conversar, de generar tabúes conversacionales, o reglamentos taxativos que prediseñan
cualquier conflicto o diferencia, en base a declarar a priori qué es lo correcto, y qué lo
incorrecto. Nuestro enfoque busca proteger a los vulnerables, a los que no tienen derecho
a expresarse por no “calzar” con prerrogativas o premisas morales, sociales, culturales o
religiosas, ajenas a una propuesta de formación ciudadana coherente consigo misma.
La mirada biocéntrica propone entonces para su abordaje in situ, sea cual sea el ámbito
formativo, pero especialmente, en el de la Formación ciudadana, y en función de su
enfoque afectivo, complejo y transdisciplinar, un abordaje circular (que se vuelve a iniciar
en cada nueva etapa) que contempla al menos seis principios de acción/gestión:
Este abordaje del proceso formativo invita a un desafío permanente al conjunto de los
participantes de la comunidad, y en este caso particular de la Formación ciudadana,
conlleva e implica romper con la linealidad cartesiana de causa→efecto,
productor→producto, tanto en el diseño, como en la planificación, realización y
acompañamiento de dicho proceso y las acciones que de él derivan.
El desafío consiste también por eso, en no dejar de mirarnos como producto del proceso
en curso, en un intercambio flexible de roles entre cada involucrado, en un permanente
vaivén entre ser aprendiz y ser maestro.
Creemos que es necesario enmarcar esta parte de nuestra conversación, incorporando los
lineamientos de desarrollo del Plan de Formación ciudadana, por parte del Mineduc. De
allí que ponemos como referente su marco de directrices:
“El Plan deberá considerar la implementación de acciones concretas que permitan cumplir
con estos objetivos, entre las que se podrán considerar:
Asumimos entonces que dicho marco es al cual estamos también convocados a desarrollar
y dar cumplimiento con resultados y procesos sobre todo, coherentes con los objetivos del
Plan, pero esencialmente con la transformación educativa de todos los miembros de la
comunidad escolar.
Como se planteó al final de la parte anterior, asumimos dicho abordaje con una estrategia
circular, retroactiva y recursiva. La aplicación del abordaje circular tiene una lógica fractal,
es decir, éste puede visualizarse tanto en el diseño y creación de las etapas de todo el
Plan, así como en las sesiones de talleres formativos individuales o específicos.
Es importante considerar que las etapas del abordaje circular promueven de manera
recursiva, en la realización del proceso formativo y en la gestión de las acciones, una
permanente autoevaluación (individual y comunitaria) como “Productores” y ”Producto”,
simultánea y retroactivamente.
Una consideración fundamental desde este abordaje es que las temáticas de la Formación
ciudadana no se agotarán en una sola actividad o conjunto de actividades. Desde la
emergencia de una o más temáticas, como contexto relevante formativo desde la
comunidad, se sostendrá en el tiempo como un Programa autogestionado para desarrollar
el Plan, realimentándose de manera permanente, en su vida cotidiana al inicio, y con el
andar de los años, en el devenir histórico de la comunidad, de generación en generación,
instalándose participativa y orgánicamente, no sólo como parte distintiva y diferenciadora
de sus sellos PEI, sino que fundamentalmente como el desarrollo saludable y coherente
entre su identidad pública (externa) y privada (interna).
Más allá de cumplir con la exigencia ministerial, la decisión de abordar cualquier temática
debe surgir desde la Comunidad o alguno de sus estamentos. Esto puede aparecer a partir
desde un diagnóstico participativo intencionado o planificado, o desde una conversación
en Consejos de Curso, en reunión de profesores, UTP, Reunión de apoderados u otras
instancias comunitarias.
18
El desarrollo del abordaje circular es una propuesta sistematizada por nuestra colega brasileña Paula
Scherre, y de Rosamaria de Medeiros Arnt, (Grupo de investigación ECOTRANSD – Ecología de los saberes,
Transdisciplinariedad y Educación, Universidad Estatal de Ceará) en “Principios transdisciplinares del
Programa Generación de Paz: Los puntos de partida para extensión, investigación y formación”, 2016.
Al surgir la inquietud o interés, el primer paso es generar acciones para producir la etapa 1
del abordaje circular y así seguir con el resto de las etapas de este abordaje.
1. Apertura
La idea del diagnóstico participativo es quizás uno de los inicios más adecuados
cuando estas preguntas no hayan sido sistematizadas con anterioridad, al interior de la
comunidad, pues no basta con que se declaren dichos valores en un PEI escrito por
unos pocos o en contextos diferentes a los que sugiere y reclama este Plan de
formación ciudadana. Tampoco es suficiente realizar “exposiciones discursivas” con
“trabajos escritos” posteriores, sobre las mismas. Ello no generará una mejora
vivencial, sino sólo la adquisición estática y eventual de una información al respecto,
teniendo en cuenta que ella está disponible sin duda ya en Internet, para cualquier
persona, por ende, no implicando una diferencia sensible.
El espacio entonces deberá tener considerado, como propósito amplio, que los
asistentes tendrán un rol activo para problematizar in situ dicha presentación en
relación a su propia cotidianeidad. Desde acá aparecerán diversas propuestas,
palabras, vivencias, situaciones, positivas o negativas de la convivencia de la propia
comunidad, y que deberán recogerse y sistematizarse.
Desde el plano de sesiones particulares, esta primera etapa nos advierte de preguntar
a los participantes qué saberes traen, qué conocimiento y visión permanece en ellos, y
cuál es su relación con ella, cómo los o las toca o afecta, o les es indiferente.
Serán éstas las semillas del abordaje para iniciar el Plan o una sesión, y como insumos
para generar las acciones y tiempos de la escucha comunitaria, ya focalizados en los
ámbitos diagnosticados o que aparezcan de estas primeras acciones (objetivo de la
sistematización).
La escucha atenta y sensible es el medio por el cual podemos salir de nuestro punto de
vista, siempre parcial, incompleto, fragmentado y fragmentador, reduccionista y
reductor.
3. El diálogo
El diálogo no es una discusión que tiene como objetivo cerrar preguntas o convencer a
los interlocutores o defender ciertas ideas. Por el contrario, promueve la comprensión
y el surgimiento de nuevas ideas, las que sólo pueden emerger por el establecimiento
de nuevas relaciones que surgen en la interacción, el intercambio de ideas similares,
escuchando con atención a lo que es nuevo, en ir más allá de lo que aparentemente es
antagónico.
"En un diálogo las personas no intentan tornar en comunes ciertas ideas o fragmentos
de información ya sabidos por ellas. En vez de eso, se puede decir que los
interlocutores generan algo en común, esto es, crean juntos, una cosa nueva" (BOHM,
2005, p.29). El diálogo provee una mejor comunicación entre personas, por medio del
desarrollo de significados y sentidos comunes que surgen de la interacción.
(MARIOTTI, 2005)
"Es importante percibir (hacer consciente) aquello que el hablar (o el silencio) del otro
produce en nosotros: ¿Impaciencia? ¿Inquietud? ¿Malestar en algunas partes del
cuerpo? ¿Alteraciones del ritmo cardíaco y/o respiración? ¿Odio? ¿Ansiedad o que
más?" (MARIOTTI, 2005, p.5) Con esto, el diálogo asume una perspectiva no sólo
intelectual, sino global.
4. La flexibilidad
Flexibilidad, según el diccionario, es una característica de quien es comprensible. Una
habilidad para resolver problemas o problemas difíciles. Una capacidad de no atenerse
sólo a modelos o patrones rígidos de pensamiento o de comportamiento. Una
propiedad de aquello que es dócil a la transformación.
La flexibilidad, como principio, nos lleva a reconfigurar las propuestas, a buscar nuevas
alternativas, sin atarnos a modelos o patrones pre-formados, por muy buenas que
hayan sido las experiencias vivenciadas con ellos. Integrar un nuevo contexto es
siempre un desafío.
Del mismo modo, las modificaciones, los ajustes no deben ser decididos sólo por una
parte de los involucrados del Plan. Es preciso compartir, para que los participantes se
sientan todo el tiempo parte del proceso, como autores comprometidos e integrados,
como protagonistas.
5. El compartir
Compartir una propuesta, un plan y las acciones derivadas del mismo, nos dan algunas
certezas. Certeza de que los pasos son los más adecuados, pasando por el diálogo
capaz de reajustar cada paso. Certeza de que no nos apartaremos de la realidad local,
por la tentación de echar mano a lo conocido, reviviendo (como si fuera posible) lo ya
experimentado, dejando de lado los desafíos de los nuevos contextos y situaciones
que se configuran.
6. La auto-organización
El concepto de auto-organización nos recuerda la autopoiesis de Maturana y Varela
(1995), que caracteriza a los seres vivos. Autopoiesis es la capacidad de un ser vivo
para enfrentarse al caos natural de lo nuevo en su entorno, causado por la inserción
de un contexto diferente y/o por las diferentes interacciones con el medio ambiente.
En esta perspectiva, las propuestas y acciones del Consejo Escolar deben dar cuenta,
como la institución coordinadora del Plan de Formación ciudadana al interior de la
comunidad, de cómo se piensa, genera, desarrolla y articula la auto-organización,
transformándose en su referente virtuoso en tanto su coherencia pública y privada.
Conclusiones finales
El abordaje circular propuestos con sus seis principios apenas conforma una entre muchas
otras posibilidades de abordaje para el Plan de Formación ciudadana.
Este abordaje así planteado, propicia una contextualización de la realidad local, pero
sobre todo, una incorporación con significado y sentido para/hacia todos los miembros
comunitarios, plasmándose, en nuestra perspectiva y estrategia metodológica, en un
impacto sensible y palpable, principalmente, en la cotidiana convivencia comunitaria.
Por coherencia, las acciones del Plan de Formación Ciudadana de cada comunidad,
deberán poder visualizarse tangiblemente como parte de la formación de los educadores
y educandos, y de todos los estamentos comunitarios, dentro de una mirada compartida y
consensuada sobre el ser ciudadano. Su rostro ciudadano debe emerger.
Dicho de otro modo, la formación ciudadana no es sólo para formar “ciudadanos”, como
una entelequia fragmentada y separada del resto de la realidad, sino que es para formar
seres humanos integrales. Por ende, estos principios deben atravesar cada uno de los
niveles de acción de la comunidad educativa: gestión, formación, extensión, y vinculación
con el medio y/o territorio.
Paola Ossandón M.
Ricardo Pastene B.
Coordinación de Equipo
Educadores Biocéntricos de Chile