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POEMAS DE WALT WHITMAN muchas leguas

y asuman formas multitudinales,


Una hoja de hierba es vano que el océano esculpa
Creo que una hoja de hierba, no es calaveras
menos y se oculten en ellas los monstruos
que el día de trabajo de las estrellas, marinos,
y que una hormiga es perfecta, es vano que el aguilucho
y un grano de arena, use de morada el cielo,
y el huevo del régulo, es vano que la serpiente se deslice
son igualmente perfectos, entre lianas y troncos,
y que la rana es una obra maestra, es vano que el reno huya
digna de los señalados, refugiándose en lo recóndito del
y que la zarzamora podría adornar, bosque,
los salones del paraíso, es vano que las morsas se dirijan al
y que la articulación más pequeña de norte
mi mano, al Labrador.
avergüenza a las máquinas, Yo les sigo velozmente, yo asciendo
y que la vaca que pasta, con su hasta el nido
cabeza gacha, en la fisura del peñasco.
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente, Una araña paciente y silenciosa
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles. Una araña paciente y silenciosa,
vi en el pequeño promontorio en que
Descubro que en mí, sola se hallaba,
se incorporaron, el gneiss y el vi cómo para explorar el vasto
carbón, espacio vacío circundante,
el musgo de largos filamentos, frutas, lanzaba, uno tras otro, filamentos,
granos y raíces. filamentos, filamentos de sí misma.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros, Y tú, alma mía, allí donde
que hubo motivos para lo que he te encuentras,
dejado allá lejos circundada, apartada,
y que puedo hacerlo volver atrás, en inmensurables océanos de
y hacia mí, cuando quiera. espacio,
Es vano acelerar la vergüenza, meditando, aventurándote,
es vano que las plutónicas rocas, arrojándote,
me envíen su calor al acercarme, buscando si cesar las esferas
es vano que el mastodonte se retrase, para conectarlas,
y se oculte detrás del polvo de sus hasta que se tienda el puente que
huesos, precisas,
es vano que se alejen los objetos
hasta que el ancla dúctil quede asida, Pues cada átomo mío es también
hasta que la telaraña que tú emites tuyo.
prenda en algún sitio, oh alma mía. Vago al azar e invito a vagar a mi
alma.
¡Oh yo, vida! Vago y me tumbo sobre la tierra,
Para contemplar un tallo de hierba.
¡Oh yo, vida! Todas estas cuestiones
me asaltan, Mi lengua, cada molécula de mi
Del desfile interminable de los sangre formada por esta tierra y este
desleales, aire.
De ciudades llenas de necios, Nacido aquí de padres cuyos padres
De mí mismo, que me reprocho nacieron aquí y
siempre, pues, Cuyos padres también aquí nacieron.
¿Quién es más necio que yo, ni más A los treita y siete años de edad,
desleal? gozando de perfecta salud,
De los ojos que en vano ansían la Comienzo y espero no detenerme
luz, de los objetos hasta morir.
Despreciables, de la lucha siempre
renovada, Que se callen los credos y las
De los malos resultados de todo, de escuelas,
las multitudes Que retrocedan un momento,
Afanosas y sórdidas que me rodean, conscientes de lo que son y
De los años vacíos e inútiles de los Sin olvidarlo nunca.
demás, Me brindo al bien y al mal, me
Yo entrelazado con los demás, permito hablar hasta correr peligro.
La pregunta, ¡oh, mi yo!, la triste Naturaleza sin freno, original
pregunta que energía.
Vuelve: «¿Qué hay de bueno en todo
esto?» Con estrépitos de músicas vengo
Y la respuesta: Con estrépitos de músicas vengo,
«Que estás aquí, que existen la vida y con cornetas y tambores.
la identidad, Mis marchas no suenan solo para los
Que prosigue el poderoso drama y victoriosos,
que quizás sino para los derrotados y los
Tú contribuyes a él con tu rima». muertos también.
Todos dicen: es glorioso ganar una
batalla.
Me celebro y me canto a mí mismo Pues yo digo que es tan glorioso
Me celebro y me canto a mí mismo. perderla.
Y lo que yo asuma tú también habrás ¡Las batallas se pierden con el mismo
de asumir, espíritu que se ganan!
¡Hurra por los muertos! son lunas accesibles,
Dejadme soplar en las trompas, recio son la vida más alta.
y alegre, por ellos.
¡Hurra por los que cayeron, Sobre espaldas oscuras
por los barcos que se hundieron el la las olas van gozando.
mar,
y por los que perecieron ahogados! Hacia el final
¡Hurra por los generales que
perdieron el combate y por todos los Llegamos al final,
héroes A la etapa final de una existencia.
vencidos!
Los infinitos héroes desconocidos ¿Habrá un fin a mi amor, a mis
valen tanto como los héroes mas afectos?
grandes de la Historia. Sólo concluirán
Bajo el tajante golpe decisivo.

POEMAS DE JORGE GUILLÉN ¿Habrá un fin al saber?


Nunca, nunca. Se está siempre al
Amor dormido principio
De una curiosidad inextinguible
Dormías, los brazos me tendiste y Frente a infinita vida.
por sorpresa
rodeaste mi insomnio. ¿Apartabas así ¿Habrá un fin a la obra?
la noche desvelada, bajo la luna Por supuesto.
presa? Y si aspira a unidad,
tu soñar me envolvía, soñado me Por la propia exigencia del conjunto.
sentí. ¿Destino?
No, mejor: la vocación
El mar es un olvido Más íntima.
El mar es un olvido, Tú, tú, tú, mi incesante
una canción, un labio;
el mar es un amante, ¡Tú, tú, tú, mi incesante
fiel respuesta al deseo. primavera profunda
mi río de verdor
Es como un ruiseñor, agudo y aventura!
y sus aguas son plumas,
impulsos que levantan ¡Tú, ventana a lo diáfano:
a las frías estrellas. desenlace de aurora,
modelación del día:
Sus caricias son sueños, mediodía en su rosa,
entreabren la muerte,
tranquilidad de lumbre:
siesta del horizonte, poemas de Luis Cernuda
lumbres en lucha y coro: Deseo
poniente contra noche,
Por el campo tranquilo de
constelación del campo, septiembre,
fabulosa, precisa, del álamo amarillo alguna hoja,
trémula hermosamente, como una estrella rota,
universal y mía! girando al suelo viene.

¡Tú más aún: tú como Si así el alma inconsciente,


tú, sin palabras toda Señor de las estrellas y las hojas,
singular, desnudez fuese, encendida sombra,
única, tú, sola! de la vida a la muerte.

Y los ojos prometen Contigo

Y los ojos prometen ¿Mi tierra?


mientras la boca aguarda. Mi tierra eres tú.
Favorables, sonríen.
¡Cómo íntima, callada! ¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
Henos aquí. Tan próximos.
¡Qué oscura es nuestra voz! El destierro y la muerte
La carne expresa más. para mi están adonde
Somos nuestra expresión. no estés tú.

De una vez paraíso, ¿Y mi vida?


con mi ansiedad completo. Dime, mi vida,
La piel reveladora ¿qué es, si no eres tú?
se tiende al embeleso.
Diré cómo naciste
¡Todo en un sólo ardor
se iguala! Simultáneos Diré cómo nacisteis, placeres
apremios me conducen prohibidos,
por círculos de rapto. Como nace un deseo sobre torres de
espanto,
Pero más, más ternura Amenazadores barrotes, hiel
trae la caricia. Lentas, descolorida,
las manos se demoran, Noche petrificada a fuerza de puños,
vuelven, también contemplan. Ante todos, incluso el más rebelde,
Apto solamente en la vida sin muros.
Corazas infranqueables, lanzas o Adonde no llegan realidades vacías,
puñales, Leyes hediondas, códigos, ratas de
Todo es bueno si deforma un cuerpo; paisajes derruidos.
Tu deseo es beber esas hojas lascivas
O dormir en esa agua acariciadora. Extender entonces una mano
No importa; Es hallar una montaña que prohíbe,
Ya declaran tu espíritu impuro. Un bosque impenetrable que niega,
Un mar que traga adolescentes
No importa la pureza, los dones que rebeldes.
un destino
Levantó hacia las aves con manos Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y
imperecederas; la muerte,
No importa la juventud, sueño más Ávidos dientes sin carne todavía,
que hombre, Amenazan abriendo sus torrentes,
La sonrisa tan noble, playa de seda De otro lado vosotros, placeres
bajo la tempestad prohibidos,
De un régimen caído. Bronce de orgullo, blasfemia que
nada precipita,
Placeres prohibidos, planetas Tendéis en una mano el misterio.
terrenales, Sabor que ninguna amargura
Miembros de mármol con sabor de corrompe,
estío, Cielos, cielos relampagueantes que
Jugo de esponjas abandonadas por el aniquilan.
mar,
Flores de hierro, resonantes como el Abajo, estatuas anónimas,
pecho de un hombre. Sombras de sombras, miseria,
preceptos de niebla;
Soledades altivas, coronas Una chispa de aquellos placeres
derribadas, Brilla en la hora vengativa.
Libertades memorables, manto de Su fulgor puede destruir vuestro
juventudes; mundo.
Quien insulta esos frutos, tinieblas en
la lengua, El viento y el alma
Es vil como un rey, como sombra de
rey Con tal vehemencia el viento
Arrastrándose a los pies de la tierra viene del mar, que sus sones
Para conseguir un trozo de vida. elementales contagian
el silencio de la noche.
No sabía los límites impuestos,
Límites de metal o papel, Solo en tu cama le escuchas
Ya que el azar le hizo abrir los ojos insistente en los cristales
bajo una luz tan alta,
tocar, llorando y llamando piedras,
como perdido sin nadie. La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.
Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza Adiós, dulces amantes invisibles,
de que tu cuerpo es hoy cárcel, Siento no haber dormido en vuestros
fue viento libre, y recuerda. brazos.
Vine por esos besos solamente;
He venido para ver Guardad los labios por si vuelvo.

He venido para ver semblantes


Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras POEMAS DE ALEJANDRA
PIZARNIK
Que desde lejos me sonríen.
CENIZAS
He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente, La noche se astilló de estrellas
He venido para ver las cosas, mirándome alucinada
Las cosas soñolientas por aquí. el aire arroja odio
embellecido su rostro
He venido para ver los mares con música.
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas, Pronto nos iremos
El trabajo, los tejados, las virtudes
Arcano sueño
De color amarillo ya caduco.
antepasado de mi sonrisa
He venido para ver la muerte el mundo está demacrado
Y su graciosa red de cazar y hay candado pero no llaves
mariposas, y hay pavor pero no lágrimas.
He venido para esperarte
¿Qué haré conmigo?
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Porque a Ti te debo lo que soy
Un día abrí los ojos: he venido.
Pero no tengo mañana
Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Porque a Ti te…
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La noche sufre.
La libertad del color de mis ojos;
Cuarto solo
Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como
Si te atreves a sorprender fantasmas en dulce erección,
la verdad de esta vieja pared; sacerdotes de espuma,
y sus fisuras, desgarraduras, y sobre todo ángeles,
formando rostros, esfinges, ángeles bellos como cuchillos
manos, clepsidras, que se elevan en la noche
seguramente vendrá y devastan la esperanza.
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.

Despedida Hija del viento

Mata su luz un fuego abandonado. Han venido.


Sube su canto un pájaro enamorado. Invaden la sangre.
Tantas criaturas ávidas en mi silencio Huelen a plumas,
y esta pequeña lluvia que me a carencias,
acompaña. a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
Exilio y a la soledad
como a dos animales pequeños
A Raúl Gustavo Aguirre perdidos en el desierto.
Esta manía de saberme ángel,
sin edad, Han venido
sin muerte en qué vivirme, a incendiar la edad del sueño.
sin piedad por mi nombre Un adiós es tu vida.
ni por mis huesos que lloran Pero tú te abrazas
vagando. como la serpiente loca de
movimiento
¿Y quién no tiene un amor? que sólo se halla a sí misma
¿Y quién no goza entre amapolas? porque no hay nadie.
¿Y quién no posee un fuego, una
muerte, Tú lloras debajo del llanto,
un miedo, algo horrible, tú abres el cofre de tus deseos
aunque fuere con plumas, y eres más rica que la noche.
aunque fuere con sonrisas?
Pero hace tanta soledad
Siniestro delirio amar a una sombra. que las palabras se suicidan.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,

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