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EJEMPLOS DE MICROCLASES
MICROCLASE
Fecha: 04-05-06
Duración: 45 minutos
Ambiente: Aula
Participantes: Carol Armao,Delis Martínez,Iveth Ramírez,Luisa, Tania
Mosqueda, Yuleimi
Una amenaza es un gesto, una expresión o una acción que anticipa la intención de dañar a
alguien en caso de que la persona amenazada no cumpla con ciertas exigencias. El concepto
también puede emplearse con referencia al inminente desarrollo de algo negativo.
Los riesgos constituyen realidades cotidianas con las que convivimos. Un riesgo es cualquier
causa capaz de producir un daño o una perdida (a personas o patrimonios). Por tanto, un
riesgo implica una "situación potencial" que puede actualizarse (suceso no deseado, accidente)
en cuyo caso, se producen los daños o perdidas.
La adolescencia es una etapa de profundos cambios. Estos cambios hacen que a pesar de
ser uno de los periodos más sanos de la vida, también sea una etapa muy vulnerable
para los jóvenes, que están propensos a padecer, por ejemplo, episodios de violencia,
accidentes, problemas con el consumo y situaciones de riesgo en la sexualidad.
La adolescencia supone el cambio de niño a adulto, un gran cambio tanto a nivel físico
como mental. A esto se suma una inestabilidad emocional y una fuerte presión social
por adaptarse a determinados cánones y que se cumplen ante el miedo de quedar
excluido del grupo. Esto supone la exposición a algunos riesgos que pueden suponer la
caída en trastornos como la depresión o la realización de actividades peligrosas como el
consumo de alcohol.
Para prevenir estas situaciones se realizan campañas de prevención, sin embargo, tal y
como explican desde OMS los adolescentes no son adultos. Si bien su capacidad de
raciocinio es mayor que la de los niños, esta no es tan alta como para entender todos los
riesgos derivados de estas conductas. Los jóvenes no muestran un pensamiento a largo
plazo y viendo la ausencia de consecuencias inmediatas, continúan con estos
comportamientos.
Familia y prevención En este punto la OMS recuerda el papel fundamental que tiene la
familia en la prevención de todos los riesgos de la adolescencia. Si bien es inevitable la
incertidumbre causada por esta etapa repleta de cambios, o la aparición del sentimiento
de rebeldía, el apoyo de sus parientes más cercanos puede prevenir más de un problema.
La familia puede posicionarse como un modelo de ayuda y del que aprender buenos
comportamientos. En este punto los padres tienen la r
La familia puede posicionarse como un modelo de ayuda y del que aprender buenos
comportamientos. En este punto los padres tienen la responsabilidad de promover el
desarrollo y la adaptación de los adolescentes y de intervenir eficazmente cuando surjan
problemas. Para ello nada mejor que mostrarse como su apoyo y el hombro en el que
reposar cuando aparezcan problemas:
- Hablar sobre los sentimientos de los adolescentes, interesarse por su día a día, en
especial cuando parezcan triste.
No menospreciar sus problemas. Algunos padres creen que las cosas de la adolescencia
son cosas sin importancia, un error que puede desembocar en un distanciamiento entre
el padre y el hijo.
Charlar sobre los efectos a largo plazo de las conductas peligrosas como el consumo de
alcohol o tabaco que en el tiempo pueden suponer la aparición de un problema
irremediable.
Predicar con el ejemplo. ¿Cómo se le puede decir a un adolescente que no beba cuando
los padres se muestran como unos consumidores habituales de alcohol? Velar por los
propios comportamientos es el primer paso.
La adolescencia es una etapa marcada por una mayor autonomía e independencia de los
adultos y del entorno familiar, lo que puede llevar a la adopción de conductas de riesgo,
entendidas como aquellas que son potencialmente dañinas o nocivas para su salud física
y mental, como puede ser el consumo excesivo de alcohol o tabaco; el abuso de drogas
ilegales, como marihuana, cocaína y otras; la conducta sexual temprana o muy activa; el
aislamiento, incomunicación o desánimo, etc.
“Estas conductas no son enfermedades en sí, pero pueden llevar a una enfermedad. El
consumo de drogas aumenta la posibilidad de que el adolecente tenga después
problemas de salud mental, como angustia, depresión o psicosis”, explica el Dr. Ramón
Florenzano, siquiatra de Clínica Universidad de los Andes.
Introducción
Metodología
La revisión bibliográfica se realizó en las bases de datos Scielo, Science Direct,
Pubmed y Cinahl. Los resultados se limitaron a artículos de investigación y otros
que aportaran elementos relevantes al tema, publicados desde el año 2005 en
adelante, cuyo texto completo fuera accesible sin costo. Las palabras claves
utilizadas fueron family, prevention, risk conducts, adolescents, parental styles y
sus equivalentes en español. Se obtuvo un total de 150 trabajos, de los cuales se
seleccionaron 43 artículos: 25 artículos de investigación, 23 reportan metodología
cuantitativa, 2 cualitativa, y los 18 restantes aportan elementos relevantes. Se
utilizaron documentos institucionales obtenidos de los sitios web del Ministerio de
Salud chileno, Organización Mundial de la Salud y Organización Panamericana de la
Salud.
La adolescencia es, después de la niñez, la segunda etapa más vulnerable del ciclo
vital y en donde se adquieren la mayoría de los hábitos que pueden tener
consecuencias para la salud a largo plazo, originando conductas de riesgo tales
como el tabaquismo, sedentarismo, malnutrición, consumo de drogas adictivas,
actividad sexual sin protección, las cuales tienen repercusiones biológicas y
psicosociales negativas tales como el embarazo, obesidad, complicaciones
metabólicas, drogadicción, deserción escolar, pobreza e incluso causar invalidez o
muerte, como los accidentes, suicidios y homicidios.16 Las conductas de riesgo,
pueden ser potencialmente prevenibles en la adolescencia temprana, sin embargo
se observa a nivel mundial una franca tendencia al aumento, siendo un motivo de
preocupación para las autoridades de salud. La adolescencia es una etapa de gran
importancia en términos de consolidar formas de vida que permitan mantener la
salud y retrasar el daño.17-20
Dado lo anterior es que la Convención por los Derechos del Niño y del Adolescente
los reconoce como sujetos portadores de derechos, paso fundamental para la
protección de esta etapa y la construcción de una sociedad democrática que cautela
el mismo respeto y derecho a participar que los adultos. La protección del
desarrollo integral, la no discriminación, la autonomía progresiva, participación y
expresión son principios básicos planteados por la Convención que deben ser
respetados y promovidos en todo contacto con el adolescente, tanto en su familia,
su comunidad y todos los sistemas de atención.1,4,8
Situación similar con el resto del mundo donde los traumatismos derivados de los
accidentes de tránsito constituyen la principal causa de muerte entre los
adolescentes, originado por la propensión a tomar riesgos, situación que los lleva a
consumir tabaco y alcohol, se estima que la mitad de los 150 millones de
adolescentes que fuman morirán por causas relacionadas con el consumo de
tabaco.1
Rol de la Familia y conductas de riesgo adolescente
Simpson recopila una serie de investigaciones que coinciden en demostrar que los
padres son una fuerte influencia en el crecimiento saludable del adolescente y
menciona cinco pilares básicos del rol para ser padres de adolescentes: (a) ofrecer
amor y conexión; (b) controlar la conducta y el bienestar del adolescente; (c)
aconsejar, incluyendo negociación y fijación de límites; (d) ofrecer información y
consulta para entender, interpretar y transitar por el mundo, a través de un
proceso de ejemplo y diálogo continuo; y (e) proveer y abogar por recursos,
incluyendo otros adultos a quienes les importe.30
Discusión
Los adolescentes son el sector de la población más sensible a las influencias del
entorno. Se trata de una etapa decisiva en la adquisición y consolidación de los estilos
de vida, ya que se reafirman algunas tendencias comportamentales adquiridas en la
infancia y se incorporan otras nuevas provenientes de dichos entornos de influencia.
Así pues, en la adolescencia se pueden iniciar una amplia gama de conductas de riesgo
que afectan a la salud biopsicosocial de los chicos y chicas de esta etapa. Estas
conductas son acciones voluntarias o involuntarias realizadas por un individuo o la
comunidad que pueden llevar a consecuencias nocivas.
Por todo ello, es esencial que padres e hijos hablen y, en caso de ser necesario,
consulten con un profesional.
Principales conductas de riesgo en los jóvenes
La conducta suicida engloba varios fenómenos entre los cuales destacan el suicidio
consumado, la tentativa suicida y la ideación suicida. Algunos signos de alerta
relacionados con esta conducta de riesgo son:
Las dificultades para compartir el malestar o sufrimiento con familia y/o amigos.
El aislamiento.
El papel de la familia
Por todo ello, los modelos parentales y de otros adultos significativos en la vida del
adolescente desempeñan un papel trascendental, ya que ejercen una importante
influencia en el desarrollo de hábitos de vida, formas de expresar afectos, relacionarse
con los demás, de resolver conflictos y de desarrollar conductas de autocuidado. Por
este motivo, el trabajo conjuntamente con los padres, en muchos casos, será uno de los
pilares del tratamiento.